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El camino hacia una China verde

Entre bicicletas, scooters y campañas de reciclaje, el país vive una “revolución ecológica”

Por FLORENCE VALENDUC*

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FRENTE a la urgencia de luchar contra la contaminación, China ha tomado la preservación del medio ambiente como una de sus prioridades. “Necesitamos establecer firmemente el principio de una civilización ecológica socialista y llevar a cabo un plan que permita una coexistencia armoniosa entre el ser humano y la naturaleza, haciendo todo lo posible para proteger el medio ambiente para las generaciones futuras”, ha indicado el presidente chino, Xi Jinping.

Sin embargo, en términos concretos, ¿qué significa esto para China en el diario vivir? ¿Cuáles son las acciones cívicas que han de ser implementadas? ¿los resultados ya son visibles? ¿Qué es la conciencia ecológica?

Movilidad urbana

Hace apenas unos años, el Gobierno destacó el servicio de las empresas chinas de bicicletas compartidas como una alternativa ecológica al transporte público abarrotado en la mayoría de las ciudades del país. Sin embargo, la popularidad de estas bicicletas no logró el resultado deseado.

Si bien las bicicletas compartidas no eran una idea nueva, la llegada de las “bicicletas sin paradas” fue toda una innovación y han tenido una gran acogida en las zonas urbanas desde su inicio. Ofo fue una de las primeras empresas en lanzar este tipo de bicicletas en Beijing. luego, impulsadas por el apoyo del Gobierno y el entusiasmo de los usuarios, una serie de compañías adoptaron la misma idea. El COVID-19 también ha contribuido al éxito del transporte personal. De acuerdo con la firma Hellobike, desde abril pasado se han duplicado los viajes de más de tres kilómetros en todas las ciudades chinas donde esta compañía se encuentra presente.

Hoy en día, tanto la bicicleta eléctrica como los vehículos eléctricos se han vuelto muy populares. Según datos ofrecidos por Hellobike, en 2019 se realizaron casi 300 millones de viajes diarios en bicicletas convencionales, pero más del doble en bicicletas y scooters eléctricos: aproximadamente unos 700 millones de viajes. Estos medios de transporte han conquistado la capital china, principalmente por un deseo de las autoridades de limitar las emisiones de carbono de la ciudad, con lo cual también se ha producido una notable disminución de la contaminación acústica debido a la casi desaparición de los vehículos motorizados de dos ruedas. la transición se ha llevado a cabo de forma expedita gracias, en parte, a los propios fabricantes de bicicletas, quienes han reaccionado rápida y favorablemente a esta voluntad política. Multiplicando prototipos y nuevos modelos, empresas como Beijing Niu Technology y Evoke Motorcycles están compitiendo en ingenio para satisfacer las necesidades de los usuarios y ganar su cuota en el mercado del transporte eléctrico. las empresas extranjeras tampoco se han quedado al margen en este prometedor sector. Desde 2010, la italiana Vespa viene haciendo furor en Shanghai y la francesa Peugeot ha abierto un punto de venta en Nanjing. Todo esto, sumado al bajo coste de un scooter en China, que bordea los 300 a 600 euros aproximadamente, lo han convertido en un medio de transporte ecológico muy rentable.

Embalaje y gestión de residuos

Este 2021, China ha decidido eliminar el uso de pajitas y bolsas de plástico desechables. A partir de septiembre pasado se empezó a multar a quienes desobedecieran las restricciones respecto a productos de plástico desechables de un solo uso, y desde 2022 estará prohibido el uso de bolsas de plástico no degradables en todas las ciudades del país.

Con el desarrollo de las grandes ciudades y un mayor poder adquisitivo, el consumo ha ido creciendo, pero también la cantidad de residuos. Esto ha sido especialmente notorio con las ventas en línea, que han permitido una entrega rápida de alimentos, ropa y otros bienes de consumo a domicilio, pero que desafortunadamente producen una gran cantidad de residuos debido al uso de envases y envoltorios.

En este contexto, el Gobierno se ha comprometido seriamente a que el reciclaje se convierta en una práctica generalizada en todo el país, instando a los ciudadanos a “liderar la batalla de la clasificación selectiva” de residuos. De esta manera, han aumentado las campañas de sensibilización, así como la dotación de envases de diferentes colores, papeleras públicas compartimentadas y centros de clasificación municipales.

Metas cumplidas

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21), China se comprometió a reducir sus emisiones de carbono en un 45 % para 2020, objetivo que ya ha sido alcanzado gracias a una disminución

3 de octubre de 2020. Ciudadanos montan bicicletas compartidas en Beijing. VCG

del 46 % con relación a la tasa de 2005.

China ha tomado medidas importantes para desmantelar las centrales eléctricas de carbón, reducir la emisión de carbono y disminuir las tasas de emisión de partículas, gracias a los cuales se ha logrado un progreso notable en la calidad del aire y la disminución del número de días con esmog en las principales ciudades del país. Con ello, los días con cielo azul en Shanghai y Beijing han aumentado de forma constante, haciendo el aire mucho más respirable, incluso durante las horas pico.

Por otro lado, en estos últimos 40 años se ha llevado a cabo un plan de reforestación a gran escala con el objetivo de construir una gran muralla verde de 4800 km de longitud y 1500 km de ancho para frenar el avance continuo del desierto de Gobi. Esto, de acuerdo con los departamentos gubernamentales correspondientes, también ha hecho que las tormentas de arena sean ahora mucho menos frecuentes.

China espera, asimismo, promover una transición del uso de combustibles fósiles a energías renovables, de modo que el país es actualmente el mayor productor mundial de energía solar y tiene la intención de seguir desarrollando la industria de energías verdes.

A nivel de la ciudadanía, se han establecido múltiples asociaciones sin fines de lucro en todo el país que tienen como objetivo llevar a cabo acciones a favor del medio ambiente y proteger la biodiversidad. En septiembre de 2019, un grupo de voluntarios de una asociación medioambiental hicieron un llamado para limpiar la playa Bangchui en la ciudad de Dalian, provincia de liaoning (noreste de China). De esta forma, llegaron más de 150 personas que recolectaron, clasificaron y desecharon 76 kilos de residuos. Esta medida fue apoyada por los gobiernos local y nacional, y además ha servido como ejemplo para que otras personas lleven a cabo acciones similares, en lo que se ha convertido en un verdadero despertar de conciencia en pos de la protección de la naturaleza.

Bajo el mismo espíritu, Alipay, el sistema de pago en línea del Grupo Alibaba, lanzó una iniciativa ecológica en 2016. los usuarios de Mayi Senlin (“Bosque de hormigas”, en español), un miniprograma de Alipay, pueden recibir puntos verdes en caso de tomar una decisión ecológica en su vida cotidiana. Estos puntos verdes pueden ser intercambiados por la plantación en zonas afectadas por la desertificación, gracias a lo cual se han plantado hasta la fecha 120 millones de árboles en una superficie total de 933 km2. En 2019, el proyecto fue galardonado con el premio Campeones de la Tierra de la ONU por alentar a los consumidores a reducir su huella de carbono, en lo que ha sido la mayor iniciativa de reforestación del sector privado en China.

Gracias a una mayor conciencia medioambiental, estas iniciativas ecológicas han sido bien recibidas por la ciudadanía, lo cual sin duda facilitará el camino hacia el objetivo final de una China verde.

*Florence Valenduc es periodista de Beijing Review.

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