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Las relaciones a través del estrecho de Taiwan
El verdadero origen del actual estancamiento de los vínculos
Por ZHU SONGLING*
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DESPUÉS de que el Partido Progresista Democrático (PPD) de Taiwan volviera al poder en 2016, los cambios políticos en la isla han aumentado la incertidumbre en las relaciones a través del estrecho de Taiwan. Las autoridades del PPD no reconocen el Consenso de
1992 y su connotación central, lo que ha sacudido los cimientos políticos de cara a la interacción a través del Estrecho y ha llevado a la suspensión de los mecanismos de comunicación entre ambos lados.
Desde 2020, esta situación se ha vuelto más severa debido a la pandemia y los cambios sin precedentes registrados en el mundo. En 2022, la visita a Taiwan de Nancy Pelosi, entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, desencadenó la “cuarta crisis del estrecho de Taiwan”, dejando las relaciones entre ambos lados en una situación tensa nunca antes vista. Si la situación permanece así, es de esperar que se agraven los malentendidos, los juicios erróneos e incluso se generen mayores consecuencias debido a la falta de comunicación. En ese sentido, cabe preguntarse en primer lugar cuál es el origen del estancamiento de las relaciones a través del Estrecho.
A contracorriente de la historia
Después de que el PPD llegó al poder en 2016, cambió de rumbo y se negó a reconocer el Consenso de 1992 como la base política común entre ambos lados del Estrecho. La decisión política de las autoridades del PPD ha estancado las relaciones y ha destruido por completo los dividendos para el pueblo taiwanés de cara al desarrollo pacífico de este vínculo.
En 2008, Ma Ying-jeou llegó al poder y reconoció el Consenso de 1992, según el cual ambos lados del estrecho de Taiwan pertenecen a una sola China. Dicho consenso define claramente la naturaleza básica de las relaciones y es la clave para asegurar su desarrollo pacífico, por lo que el hecho de haberlo posteriormente negado ha conducido inevitablemente al estancamiento e incluso al retroceso de los vínculos.
Si bien la comunicación a través del Estrecho se suspendió tras la llegada al poder del PPD, los intercambios entre personas seguían siendo activos.
La dirigencia del PPD, que tiene como objetivo “desvincular” a los dos lados, comenzó a tomar una serie de medidas administrativas, tales como aprobar, modificar y reinterpretar la ley para intimidar a la gente de la isla, lanzando con frecuencia acusaciones contra quienes han participado en intercambios entre ambos lados del Estrecho y creando una atmósfera hostil. En consecuencia, mucha gente en la isla prefiere no ir a la parte continental, ni participar en intercambios, ni expresar públicamente su apoyo al desarrollo pacífico de la relación entre ambos lados. Durante los dos comicios celebrados en la isla en 2020, las autoridades del PPD intensificaron sus actividades separatistas e intervinieron con el respaldo de fuerzas externas en la cuestión de Hong Kong, atizando conflictos y distorsionando los hechos a modo propagandístico con el fin de incitar a la confrontación a través del Estrecho.
Durante su segundo periodo en el poder, las autoridades del PPD intensificaron su colusión con fuerzas externas y aceleraron el ritmo de desvinculación y confrontación con la parte continental. En esta línea, ha habido un aumento en la compra de armas y equipos a Estados Unidos, con el fin de alcanzar la “independencia” y rechazando la reunificación mediante el uso de la fuerza. Asimismo, las autoridades del PPD utilizaron la pandemia como excusa para impedir que los habitantes de Taiwan que se encontraban en la parte continental regresaran a la isla, toda vez que suspendieron los vuelos directos entre una serie de ciudades a ambos lados del Estrecho e interrumpieron la comunicación comercial, aérea y postal a pequeña escala entre Kinmen y otras zonas costeras de Fujian.
Interferencia extranjera
La interferencia de fuerzas extranjeras también es un factor importante que ha perjudicado las relaciones. Se trata, en síntesis, de fuerzas externas que no desean relaciones afables y un desarrollo pacífico e integrado entre ambos lados del Estrecho, sino que han interferido en la resolución de la cuestión de Taiwan y la consecución de la reunificación completa de China.
El presidente Xi Jinping señaló claramente quiénes eran estas fuerzas externas en una videoconferencia con el presidente estadounidense, Joe Biden, el 16 de noviembre de 2021. “La situación en el estrecho de Taiwan se enfrenta a una nueva ronda de tensión porque las autoridades de Taiwan han intentado repetidamente aferrarse al apoyo de Estados Unidos para buscar la ‘independencia’, mientras algunas personas en Estados Unidos tienen la intención de contener a China utilizando a Taiwan”, manifestó el mandatario chino.
Como bien se sabe, la cuestión de Taiwan es un asunto interno de China, pero que a la vez tiene complejas connotaciones internacionales. Su origen se remonta a la Séptima Flota de Estados Unidos, que intentó convertir el estrecho de Taiwan en un “Muro de Berlín en el mar” y en el primer frente entre China y Estados Unidos. El apoyo a las autoridades de Taiwan por parte de las fuerzas occidentales encabezadas por Estados Unidos es lo que ha hecho que la tarea de resolver la cuestión de Taiwan se haya complejizado y prolongado en el tiempo.
Las fuerzas externas desean que ambos lados del Estrecho permanezcan en un estado de confrontación política, ya que ellas mismas se benefician de ello.
“China no puede ser reunificada, porque la reunificación de China dañará los intereses de Estados Unidos”, aseveró de manera flagrante Carlos del Toro, secretario de la Marina de Estados Unidos, en el Foro de Seguridad de Aspen (EE. UU.) el 5 de noviembre de 2021.
Las fuerzas extranjeras, especialmente Estados Unidos, no solo han vendido armas, entrenado tropas y proporcionado tecnologías, sino que también han apoyado a las autoridades de Taiwan en su búsqueda de la “independencia”. Por un lado, han afirmado su adhesión a la política de una sola China y han defendido los tres comunicados conjuntos entre China y Estados Unidos, pero, por otro, fueron los artífices de la Ley de Relaciones con Taiwan, la cual no gozaba de respaldo entre China y Estados Unidos, y de las Seis Garantías, un documento interno del Departamento de Estado de Estados Unidos, en un intento de crear “dos Chinas” o “una China, un Taiwan”.
Sistema distorsionado en la isla
Además de los dos factores antes mencionados, existe otro factor institucional que merece una reflexión detenida. Ya sea por acción u omisión, las autoridades de Taiwan se han adherido a la ideología occidental a través de la reforma de las “elecciones directas” y han recurrido a Estados Unidos, que ha utilizado la “carta ideológica” de forma permanente y librado una guerra fría.
Como era de esperar, este enfoque también ha llevado a las autoridades a un punto sin retorno, al estar en pleno conocimiento de que las “fuentes del derecho” y de la “tradición constitucional y legal” en la isla procedían del antiguo gobierno chino anterior al 1 de octubre de 1949. Antes, conscientes de que la mayor parte de la población en la isla abogaba por la reunificación, las autoridades de la isla también respaldaban esta consigna en reiteradas ocasiones. Por ende, su “reforma democrática” no se atrevía a declarar públicamente la “independencia legal de Taiwan”, sino abrir gradualmente elecciones directas de líderes en la isla.
El “documento constitucional” en la isla estipula claramente que ambos lados del estrecho de Taiwan pertenecen a una misma China, y que todos los chinos a ambos lados del estrecho son “sujetos de derecho”. La paradoja es que solo los votantes de la región de Taiwan participan en las elecciones de líderes y representantes de la opinión pública, que declaran que representan toda China. Dichos políticos electos han expresado cada vez con mayor ahínco su intención de defender la “Comunidad de Taiwan”. Tras la “reforma de los libros de texto” impulsada por Lee Tenghui y Chen Shui-bian, la línea de educación separatista en la isla ha logrado con éxito manipular la mente de los jóvenes. En el pasado, el río Yangtsé, la Gran Muralla, el monte Huangshan y el río Amarillo eran símbolos inequívocos de la patria, mientras que en la actualidad solo se hace mención de la montaña Yushan y el río Zhuoshui.
Estas personas, que identifican a Taiwan con la llamada “República de China”, son quienes han sido educadas y guiadas intencionadamente para generar desviaciones en la memoria y diferencias que se apartan del sentido común con la parte continental. De este modo, cada elección se ha convertido en una campaña para que las fuerzas políticas de la isla se pronuncien a través de consignas de “lealtad” y “defensa” en pos de Taiwan. Bajo esta espiral viciosa, las fuerzas políticas de Taiwan están cada vez más lejos de la reunificación, lo cual también dificulta crecientemente llegar a una resolución por medios pacíficos.
Solo al ver la raíz y la clave del problema, podremos encontrar una salida. Reducir temporalmente las tensiones a través del estrecho de Taiwan y reanudar gradualmente los intercambios e interacciones representan un remedio temporal, pero no constituyen una solución fundamental al problema. Para salir del estancamiento, debemos pensar en cómo poner alto al sistema distorsionado y la contradicción lógica en la isla que obstaculizan la reunificación del país.