6 minute read

Una visita a Luis Echeverría Álvarez

El expresidente mexicano fue quien tomó la decisión de establecer relaciones con China

Por FENG XIUWEN*

Advertisement

EN el verano de 2007, cuando mi libro Relaciones China-México salió a la luz, estuve en dicho país como académico visitante del Colegio de México. Un día recibí una llamada desde la vivienda del expresidente mexicano Luis Echeverría Álvarez, en la que me dijeron que él estaba muy contento por la publicación de mi libro y quería invitarme a su casa.

El expresidente Echeverría fue quien tomó la decisión de establecer relaciones diplomáticas con China. El 5 de octubre de 1971, en la 26.ª Asamblea General de las Naciones Unidas, el Gobierno mexicano reconoció a la República Popular China como el único gobierno legal de China y apoyó la restitución de sus derechos legales en la ONU. Una sección de mi libro habla específicamente sobre el proceso histórico del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países. Por lo tanto, yo ya tenía la idea de visitar personalmente a Echeverría y hacerle, además, algunas preguntas relacionadas.

Momentos históricos

El 12 de septiembre de 2007 fue el día de la cita. Era la primera vez que lo veía: era alto y sano, lleno de energía, para nada parecía un señor de ochenta años. Echeverría había estudiado derecho de joven, pero estaba muy interesado en la historia, por eso teníamos muchos temas en común. Me presenté y me estrechó la mano con fuerza. Me ​dijo: “Es un placer conocer a un historiador chino. Me he enterado de la publicación de tu libro y has hecho un gran trabajo, pero debes traducirlo al español, si no, cómo puedo leerlo”. Sus amables palabras acortaron la distancia entre nosotros y me calmaron. Nuestra conversación también fue rápidamente al grano.

El expresidente me dijo que después de dejar la Presidencia, trabajó para la Unesco durante varios años y ya estaba completamente jubilado. “Aunque dejé la oficina, sigo trabajando, pensando y haciendo cosas por la amistad México-China”.

“Sí, todos sabemos que usted es un buen amigo del pueblo chino y ha hecho mucho por la amistad entre China y México. ¿Puede decirme cómo fue que tomó esta decisión histórica?”, le pregunté.

“Fue una decisión que había considerado mucho. Históricamente, China siempre había estado a la vanguardia en el mundo. Nuestro país y esta antigua nación del Oriente siempre habían estado juntos y conectados, y esta relación nunca fue interrumpida durante el período colonial, de independencia, revolucionario y la Segunda Guerra Mundial. Después de 1949, esta conexión se cortó artificialmente, lo cual era anormal. ¿Por qué no íbamos a poder restablecerla? Las Naciones Unidas no podían estar sin China y el tercer mundo tampoco. Entonces, después de asumir la Presidencia, decidí restaurar los contactos con China”.

Primera visita a China

“Usted visitó China al año siguiente de la restitución de su puesto legítimo en las Naciones Unidas. Fue el segundo dirigente de más alto nivel de un país latinoamericano en visitar China, después de Cuba. ¿Cuál fue su impresión sobre China en ese momento?”, le pregunté.

“Fue la visita más memorable de mi vida. He estado en muchos países del mundo, pero nunca me había sentido tan cordial y emocionado como en China. El primer ministro Zhou Enlai estaba tan ocupado, pero siempre me acompañó durante mi estancia y visitamos la aldea de Dazhai. También conocí a Deng Xiaoping, quien acababa de regresar de una fábrica en el sur y había reanudado el trabajo. No hablaba mucho, pero noté que era un hombre previsor. Nuestras pláticas eran agradables”.

“En aquella visita, albergué el deseo de ver al presidente Mao Zedong, una leyenda en la historia de China. Expresé mi deseo muchas veces, hasta que un día, Zhou me llevó a la residencia de Mao, que también servía como su oficina. Era como una biblioteca, con muchos libros en la estantería. Cuando le estreché la mano a Mao, nunca me había sentido así, tan emocionado. Su mano era muy grande y fuerte. Nos estrechamos la mano un buen rato. Mao fue un gran hombre y tenía una visión de futuro y sabiduría sobresaliente, lo que le permitió tomar siempre la dirección correcta en las crisis”.

En ese momento, Echeverría hizo otra pausa, inmerso en los recuerdos de aquella época. “Hoy, su decisión ha dado resultados fructíferos. La amistad entre los dos países se fortalece cada día más, lo que demuestra lo correcta que fue su decisión”, le dije.

“Sí, desde entonces, la situación mundial ha tenido tremendos cambios. Todos los países se están desarrollando y México también, pero China ha logrado una mayor rapidez al superarnos y quedarse a la vanguardia del mundo. Nos ha dado un ejemplo. Es un orgullo tanto de nosotros como del mundo”.

Durante casi dos horas, el señor expresidente habló de China, del mundo, de la historia y del futuro. No dio señales de cansancio. Con un ingenio rápido, un rico conocimiento y gran energía, no parecía para nada un anciano, sino todavía un líder en el escenario mundial.

Charlamos hasta muy tarde. Después de disfrutar juntos de una cena típica mexicana, me dijo: “China es un gran país, un amigo. Al igual que ha pasado a lo largo de la historia, China tiene mucho que hacer por el mundo. Es mi expectativa”.

Contribución a la amistad

El 14 de febrero de 1972, Huang Hua, representante de China ante las Naciones Unidas, y el representante de México firmaron un comunicado sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países en Nueva York. Bajo la iniciativa del expresidente Echeverría, los líderes de México y China establecieron estrechos lazos. Echeverría visitó ocho veces China y atendió a muchos invitados chinos en México, y sus sucesores también hicieron muchas visitas de Estado a China. En 1997, él presenció la ceremonia de retorno de Hong Kong a China. En 2001, cuando China solicitó la sede de los Juegos Olímpicos, Echeverría convocó a más de 20 descendientes suyos a Beijing para asistir al concierto de Los Tres Tenores, organizado en apoyo de la solicitud. Tras enterarse de que Beijing había ganado en las elecciones, se quedó despierto toda la noche y llamó a la embajada china para expresar sus felicitaciones e invitó al personal de la embajada a su casa para celebrarlo juntos.

Muchos líderes chinos, como Jiang Zemin, Wen Jiabao y Jia Qinglin, han visitado a este viejo amigo. La Asociación de Amistad del Pueblo Chino con el Extranjero le otorgó el título de “Enviado de la Amistad del Pueblo”, el mayor honor para los amigos internacionales, en reconocimiento a sus destacadas contribuciones al desarrollo de la amistad entre China y México.

Este 2022 es el año del centenario del expresidente Echeverría. Este político de todo un siglo ha sido testigo del desarrollo de la humanidad, de los grandes cambios en el mundo y del progreso de China. Las semillas de la amistad entre China y México que él plantó han florecido y dan sus frutos. Es, precisamente, el mejor reconocimiento de su dedicación a la causa de la paz mundial.

*Feng Xiuwen es investigador del Instituto de Historia Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales.

This article is from: