Mazzuca Busquets abril / Mayo 2017
Museo provincial de bellas artes emilio pettoruti
Mazzuca Busquets abril / Mayo 2017
Museo provincial de bellas artes emilio pettoruti
La afirmación del sujeto en la volatilidad contemporánea Analizar una producción artística implica necesariamente generar, antes de cualquier estudio posterior, un marco de situación. Las artes visuales, como producción simbólica por excelencia, son producciones situadas. ¿Qué implica la situacionalidad? Entenderlas no sólo en un entorno histórico y social, sino además geográfico y cultural. Sólo a partir de ello se establece un vínculo interpretativo, que, sin ser relativo, no es ni universal, ni progresivo. Una verdad emergente y relacional, que no se basa en juicios o conceptos, sino en experiencias, que pueden o no sistematizarse. Si no se sistematizan serán experiencias efímeras; si se sistematizan tendrán aspiración de tener dimensión epistémica y podrán ser herramientas que posibiliten la construcción de otras experiencias relacionales, en diálogo con la producción analizada. En el caso de la obras de Christian Mazzuca y Gabriel Busquets, que se presentan en las salas del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, una apreciación rápida y periférica -lo que en el análisis de la cultura musical se denomina primera capa- tipificaría a su producción en el marco de lo que en los años 80 del siglo anterior se denominó transvanguardia -desde una perspectiva más vinculada al lenguaje visual, la reivindicación del lenguaje pictórico- luego de años en que la obnubilación tecno-progresista, debatía el denominado fin del arte o muerte de las artes plásticas. Una mirada todavía anclada en el criterio progresivo de la vanguardia entendería esta primera tipificación como una desvalorización de su obra, ya que, a casi treinta años de la aparición de dicha tendencia, ellos están operando con ese tipo de estructuración del lenguaje plástico. Sin embargo, analizando con más detenimiento, no sólo el circuito y la tendencia, sino deteniéndonos en su obra y disponiéndonos a relacionarlos desde el modo de la época clásica y la moderna, que es el de la contemplación, emergen una serie de variantes que dimensionan de otro modo su proceso creativo. En primer lugar, lo que se puede denominar como la afirmación del sujeto. En tiempo de un proceso creativo operativo, más cercano al diseño que a la plástica, tanto Christian como Gabriel reafirman el papel del artista. Un sujeto que tiene cosas para plasmar en la interacción con la obra, no desde la ilusión literaria del relato o la imagen desde la concepción mediática, sino desde los elementos constitutivos del lenguaje visual: línea, color, valor, textura, estructura, composición, espacio plástico. Una dialéctica operativa en el sentido clásico del término, que materializa en la obra un universo interior y simbólico del sujeto y el espectador, indagará a partir de disponerse a contemplar e introducirse en el mundo de las obras. En segundo lugar, cabe destacar en ambos la tensión enriquecedora entre gesto y estructura. Las obras presentan desde una primera impresión la idea de un caos, pero a su vez inquieta y llama a su indagación el hecho de ser un caos contenido, conducido, de modo
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que el sujeto artista controla sus efectos y por tanto lo hace más efectivo en la acción comunicativa. Aquí la obra de Busquets está más vinculada a los elementos constitutivos del dibujo, mientras que la de Mazzuca se vincula más a lo pictórico. Finalmente, como para destacar algunas facetas que nos permitan dialogar con sus obras, lo que termina de dimensionar esta afirmación pictórica de los sujetos artistas y su acción simbólico comunicativa, es el tema de la escala. Y aquí viene bien recordar la frase de Gauguin, acerca de que “un kilo de verde es más que medio kilo”, porque la escala de trabajo de ambos es un punto a destacar que potencia a las obras. Sus dimensiones implican un dominio de lo compositivo, no sólo como destreza técnica operativa, sino como herramienta simbólica y comunicativa. A más tamaño, la experiencia pictórica se va desplazando de una contemplación ilusoria, en el sentido que Gombrich le da al concepto de ilusión, a una experiencia entre esa ilusión contemplativa y una instalación en términos de presencia y vivencia concreta. Potencia los efectos de modo directamente proporcional al tamaño. Esa tensión no es simple de manejar si no se tiene una destreza técnico-conceptual y dominio del lenguaje visual, cualidad que los artistas aquí presentados poseen con holgura. Afirmación del sujeto artista, tensión enriquecedora entre gesto y estructura y una utilización de la escala, que nos permite llevar al límite el acto contemplativo de la ilusión pictórica y presentarlo en la frontera de la experiencia de instalación, son algunos indicadores que nos permiten situar la producción de Christian y Gabriel en la escena artística contemporánea, no desde la volatilidad de las tendencias, sino desde la firmeza del oficio y la voluntad de vincularse con los semejantes.
Lic. Daniel Sánchez
Curador del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti
CUANDO LA LÍNEA SIENTE Una obra de arte que no inició en emoción no es arte. Paul Cézanne Ya no es novedad que presenten juntos, aunque sea un hecho infrecuente en la historia de las artes visuales. No hay un porqué, son muchos los motivos que los conduce a exhibir sus obras hasta entremezclarlas. En principio, los une un oficio mudo como el del artista visual y la pasión que desata casi maniática. La comunión se fortalece a través del empleo de un lenguaje geométrico que permite crear formas o proyectar objetos desde el plano, el punto y la línea, que significan unas de las máximas abstracciones del pensamiento humano; aunque a diferencia del dibujo técnico aplicado a la edificación arquitectónica o la fabricación de bienes económicos, el diseño –delineare en italiano- en el arte moderno deja de reproducir imitativamente la realidad física visible. En cambio, el artista resignifica las cosas y les da un sentido poético, creando formas en ruptura con las objetivas, como un descubrimiento de lo oculto y no visible de nuestro universo. Por último, los vincula inspirarse en la figura humana, que fue tan descalificada como fuente de imágenes desde los años 90 por los curadores y críticos, que están colonizados para imponer los criterios neoliberales de autorización y legitimación. Ambos pertenecen a una familia de sospechadores del cosmos fabricado por el establishment y de contrabandistas metidos de perfil en la cultura. Pero la amistad y su compartida adhesión ideológica y estética a la figuración no los funde en una suerte de dúo José Razzano y Carlos Gardel, o como los dos intérpretes que tocan el piano a cuatro manos y que deben usar también un doble pentagrama musical. No. Hay una manera de crear, técnicas, herramientas y una factura y hasta temperamentos tan distintos que nos recuerdan que afortunadamente el proceso creador se da desde un yo. Por eso el espectador va a contemplar en la muestra, más que un concierto, un contrapunto por momentos desconcertante, aunque la curación de la misma con acierto halla una secuencia en sus obras por la prioridad que los dos dan a la línea, y por la emoción que transmiten en sus trazos respectivos. De modo que yo defino, parafraseando el nombre del espacio que titulariza Luis Felipe Noé en el Centro Cultural Borges, que a través de estos artistas la línea más que piensa, siente. Gabriel Busquets trabaja la obra sobre el piso que impone un peculiar ángulo y una distancia apropiada a trabajos de formato grande, para lo cual inventó talentosamente una herramienta adecuada a estas características de trabajo: una varilla dotada de un aparato en su extremo que larga pintura (látex negro) espesada como una tinta, con trazo homogéneo a voluntad. Sin embargo, es bastante indomable para que no obedezca en demasía al automatismo de la mano, y para provocar una suerte de torpeza sensual que supere la tentación del virtuosismo propio de muchos dibujantes que poseen un talento en habilidad manual. La intención de Busquets es ideológica y responde a no decaer en un realismo formalmente rígido por el que ya incursionó. Procura una figuración suelta, despojada, y con alta valoración de la línea tan asociada a nuestra identidad de seres únicos al igual que la huella digital o las rayas en las cebras. Así, su línea reforzada por esa suerte de tinta negra es –a decir de Vasily Kandinsky- “la traza que deja un punto al moverse, por lo tanto, su existencia siempre está vinculada al punto”. Ese movimiento del punto con forma y grosor ilimitados –más con la vara de la que se sirve-, es sobre un plano pantalla cuyo blanco no representa el vacío como en la pintura, o la ficción del volumen, en donde no hay fondo y figura clásica: simplemente representa el espacio recorrido por la línea y limitado por ella. Este relacionar punto, línea y plano es
evidente en la obra de Busquets, lo que lo convierte en un dibujante por excelencia. No menos magnífica me resulta la obra y propuesta de Christian Mazzuca, donde el límite entre dibujo y pintura se torna difuso, al punto que me atrevo a definir sus trabajos como dibujopinturas. Mazzuca tiene una sólida formación teórica y es un docente reconocido, pero además es escultor, por lo que su obra responde a una concepción plástica, donde dibujo y pintura son tributarias de las esculturas occidentales –en contrapartida a Busquets, que puede tener un parentesco con el dibujo oriental de las estampas-. Este oficio de escultor le ha permitido desarrollar la conjunción extraordinaria del sentido visual con el táctil – función háptica-, lo que se patentiza en la factura de su obra, donde la línea teje una trama como una red que construye con una extraordinaria fuerza que desgarra y rompe las figuras hasta modular “formas deformadas”, de un modo que cuando el color aparece, no es el resultado de una pura función óptica sino esa amalgama mencionada con la háptica. Por otra parte, el artista toma como punto de partida y hace suyo el concepto de Diagrama elaborado por Deleuze y compartido con Bacon, definido como una catástrofe acontecida sobre el lienzo, que se provoca al dejar de lado clichés o cánones de legitimación de la pintura. Como dijo Paul Klee, no se trata de reproducir lo visible sino de volver visible lo invisible. El hecho pictórico es la forma deformada. No se trata de transformar sino de deformar, la deformación como concepto pictórico es la forma en tanto que una fuerza se ejerce sobre ella. Salir de la mímesis exige plantarse en el lugar de las fuerzas a través de elementos plásticos puros. Deformar y no transformar. Transformar mantiene su referencia con aquello que ha sido transformado. La trama de los dibujos-pinturas de Mazzuca (algunos de proporciones monumentales como el tríptico de 2,7 x 2,7 m), en blanco y negro como en color, es muy suya y la utiliza en la construcción de un plano/volumen que a su vez contiene otros planos medios, chicos y micro planos. Así, el creador parece servirse de la trama como herramienta de acuerdo a su necesidad de espacio para hacer volumen. Las líneas que la componen tienen distintos valores, pero, cuando trabaja color, superpone otras tramas de distintos colores casi buscando una construcción óptica de los mismos. Pero esencialmente en sus cuadros hay una fuerza inmanente gigantesca que ata, clava, eleva, acuesta, despelleja y agita el litoral oculto de venas y arterias de los cuerpos y que trasciende tras lo sórdido y lívido y se elevan como un grito de poema colgado. A mí, como espectador, las obras de Busquets y Mazzuca me llegan al espíritu golpeando en la retina su intensa sugestión extraña y fascinante. Espero que quienes visiten la exposición se sientan tentados a admirar cuadro por cuadro hasta penetrar en el alma que las nutre, y se sientan convocados a volver por segunda y tercera vez, para encontrar lo invisible por sobre lo visible de ellos.
Buenos Aires, madrugada del 15 de marzo del 2017. De colega a colega, de alma a alma. Aníbal Cedrón.
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Christian
Mazzuca
Christian Mazzuca nació en la ciudad de La Plata el 19 de abril de 1970. Inició sus estudios de Pintura con Oscar Levaggi y Alicia Sottille. Egresó en 1988 del Bachillerato de Bellas Artes “Francisco A De Santo”. En la Facultad de Bellas Artes Estudió Dibujo y Escultura con Rubén Elosegui. Entre los años 1992 y 1998 concurrió al Taller de Aurelio Machi. Ha realizado numerosas exposiciones tanto en Argentina como en el exterior. Actualmente desempeña su actividad docente dictando clases de Dibujo, Pintura y Escultura en “Espacio-a”, Centro Cultural que coordina desde el año 2017. Desde el 2016 es profesor de la cátedra pintura IV en la Escuela de Arte Ricardo Carpani de Campana.
“Lux Aeterna II” - Detalle. 4
Técnica mixta s/ tela - año 2015 4,32 x 2,00 m (1,44 x 2 m cada panel)
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“ Figura cayendo” Técnica mixta s/ tela - año 2015 1,40 x 2,00 m
“Lux Aeterna II” - Detalle.
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Técnica mixta s/ tela - año 2015 4,32 x 2,00 m (1,44 x 2 m cada panel)
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“Estudio de desnudo I” Técnica mixta s/ tela - año 2014 1,50 x 1,50 m
“Estudio de espalda” Técnica mixta s/ tela - año 2014 1,20 x 1,50 m 8
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Gabriel
Busquets
Nació en la ciudad de La Plata en el año 1958 donde cursó sus estudios en el Bachillerato de Bellas Artes y la Facultad de Bellas. Es Profesor en Artes Plásticas orientación Escultura Fba- UNLP y Licenciado en Artes Plásticas orientación escultura Fba- UNLP. Sus principales maestros fueron Osvaldo Attila y Rubén Elosegui. En los últimos años ha realizado seminarios con Martín Kovenski y Marcia Schavtz. Actualmente se desempeña como docente regular en la cátedra de Dibujo Básica de la Facultad de Bellas Artes de La Plata, donde también dicta cursos de extensión de Escultura y dibujo. Colabora anualmente con la cátedra de Mural FBA dirigida por Cristina Terzaghi, dictando seminarios de dibujo gigante. Desde el año 2006 hasta el presente viene exhibiendo su obra ininterrumpidamente, realizando muestras en OSDE, Teatro Argentino y Centro Cultural Islas Malvinas, entre otros. Su especialidad se basa en el Dibujo de gran formato sobre tela con técnicas mixtas.
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“Paseando al perro” Técnica mixta - año 2017 2 x 1.5 m
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“Apunte gigante 2” Acrílico - año 2017 Díptico / 2,5 x 3,1 m 12
“Hambre” Técnica mixta - año 2017 2 x 1.5 m
“Sin título” Técnica mixta s/ tela - año 2017 2 x 1,50 m 13
“Sin título” Técnica mixta s/ tela - año 2017 2 x 1,50 m
“Apunte gigante 1” Acrílico - año 2017 Díptico / 2,4 x 3,1 m 14
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Christian Mazzuca y Gabriel Busquets exponen en conjunto desde el año 2014. Han realizado desde entonces numerosas muestras, destacándose el Salón Cultural Fundación OSDE de La Plata, Salón “Ronald Nash” Casa de la Cultura de Campana, Sala Pettoruti del Teatro Argentino y Casa Curutchet, ambas de la ciudad de La Plata, teniendo como finalidad que las muestras sean un espacio vital de reflexión y comunicación más allá de las obras exhibidas. Los artistas, ambos docentes, tal como vienen haciendo en muestras anteriores, darán charlas, encuentros, y dictarán talleres de dibujo con modelo vivo en las instalaciones del Museo Provincial durante cuatro jornadas posteriores a la inauguración.
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