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Bioseguridad insular para conservar las aves de las islas de México

En los laboratorios naturales que son las islas, diversas especies de aves terrestres nos cuentan historias fascinantes de evolución y supervivencia. Las aves de las islas oceánicas (islas que emergieron debido a un evento tectónico, es decir, que surgieron como volcanes) tuvieron que experimentar toda una odisea para llegar a su nuevo hábitat y sobrevivir en él.

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En México contamos con ejemplos notables, sobre todo de islas muy alejadas del continente, como la isla Guadalupe o las islas que conforman el Archipiélago de Revillagigedo. En éstas últimas se han registrado al menos 150 diferentes especies de aves terrestres cuyos ancestros, al parecer, provenían de la región de Sonora y Sinaloa, desde donde los vientos prevalecientes del Golfo de California favorecieron su dispersión (Escalante et al., 2017). Una vez colonizados los nuevos territorios, las aves de las islas evolucionaron durante miles de años en condiciones de aislamiento respecto a sus congéneres de continente. Con el paso de los años y bajo el influjo de la evolución, del total de especies de aves que alcanzó y colonizó las islas, un cierto porcentaje se transformó hasta llegar a convertirse en especies distintas: especies endémicas, que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.

) especie amenazada que anida en la Reserva de Aves Playeras Bahía de Todos Santos, Baja California Sur. En las islas del Archipiélago de Revillagigedo, al menos el 10% (15 especies) del total de aves terrestres son endémicas. Otro grupo de islas mexicanas que son un importante centro Figura 1: Pelícano café (Pelecanus occidentalis), especie nativa de Isla Todos Santos. Fotografía: © GECI / J. A. Soriano

de endemismos a nivel subespecífico se encuentra más cerca del México continental: el Archipiélago de las Islas Marías, registrado como una de las Áreas de Interés para la Conservación de las Aves (AICA). El Loro Cabeza Amarilla de Islas Marías (Amazona oratrix tresmariae), el Loro Nuca Amarilla (Amazona auropalliata) y el Chipe Tropical de las Islas Marías (Setophaga pitiayumi insularis), son tres ejemplos de aves terrestres endémicas de las islas Marías, todas en peligro de extinción pues su vulnerabilidad es muy alta.

6 En el caso de las especies de aves terrestres de islas más cercanas a continente, como las islas frente a la península de Baja California o las islas del Golfo de California, hay pocos endemismos o —como es el segundo caso — no hay endemismos, ya que al encontrarse muy cerca de tierra firme y al moverse entre las islas y el continente, no se han formado (o se han formado pocas) poblaciones diferentes de las que se encuentran en la península o el continente. Pero aun sin avifauna terrestre endémica, en las islas del Golfo de California, por ejemplo, se encuentra una gran cantidad de especies de aves terrestres: al menos 154 de entre 30 familias distintas.

Aunado a su importancia para un gran número de especies de aves terrestres, las islas son también hábitat clave para la alimentación, reproducción y refugio de muchas aves costeras y marinas. De hecho, gracias al buen estado de conservación de sus islas y la riqueza

Figura 2: Monitoreo de pardela mexicana en Isla Natividad. Fotografía: © GECI / J. A. Soriano

de sus aguas adyacentes, México ocupa el tercer lugar en diversidad de aves marinas (110 de 364) y el segundo lugar en aves marinas endémicas en el mundo. De las 110 especies registradas en nuestro país, ocho anidan sólo en islas mexicanas, todas incluidas en alguna categoría de riesgo (Tabla 1). Las aves marinas son un importante eslabón entre los ecosistemas terrestres y marinos, ya que transportan los nutrientes de origen marino (que obtienen al alimentarse en el mar) a la parte terrestre de las islas (a través del guano). Por otro lado, debido a que son susceptibles a cambios ambientales son indicadoras clave de la salud de los ecosistemas marinos. Por todo lo anterior, la protección de las aves marinas es estratégica para la conservación de sitios de importancia para la biodiversidad.

Gracias a sus aves marinas y costeras, las islas mexicanas forman parte de ecorregiones que trascienden los límites nacionales. En particular, las islas del

Pacífico de Baja California, bañadas por las ricas y productivas aguas de la Corriente de California, albergan poblaciones clave de aves marinas con amplia distribución. Más de un millón de parejas reproductivas de 22 especies y subespecies de aves marinas, como el Paíño Cenizo (Oceanodroma homochroa), la Fragata Tijereta (Fregata magnificens), el Pelícano Café (Pelecanus occidentalis), el Cormorán Orejón (Phalacrocorax auritus), el Charrán Mínimo de California (Sternula antillarum), el Mérgulo de Craveri (Synthliboramphus craveri) o la Alquita Oscura (Ptychoramphus aleuticus), se distribuyen desde las Aleutianas y el mar de Bering hasta el Pacífico mexicano. Sin embargo, debido a que varias de estas aves marinas concentran toda su población reproductora, o la mayoría de esta, en un solo sitio, son muy vulnerables. Desafortunadamente, en las islas del Pacífico de Baja California, al menos 18 poblaciones de aves marinas

Figura 3: Pollo de paíño negro (Oceanodroma melania). Fotografía: © GECI / J. A. Soriano Figura 4: Secretaría de Marina Fotografía: © GECI / J. A. Soriano

fueron extirpadas durante el último siglo. Extirpación es el término que en ecología y biología de la conservación se utiliza para referirse a la eliminación de una especie de una porción de su área geográfica (a diferencia de la extinción que se refiere a la eliminación de una especie de toda su área geográfica). Muchas otras poblaciones de aves marinas disminuyeron su abundancia debido a la mayor amenaza que hay para la biodiversidad de aves, y en general, en las islas: la presencia de especies exóticas invasoras.

Las especies exóticas invasoras son plantas o animales que son originarios de otro sitio y que fueron introducidos a un nuevo ambiente. Los impactos de las especies invasoras son inmensos, pues provocan cambios en los ecosistemas a veces irrecuperables y sumamente costosos tanto en términos ecológicos como económicos. Particularmente, en las islas sus consecuencias son devastadoras. Se ha calculado que, desde

las primeras colonizaciones humanas, más de 2,000 especies han desaparecido debido a la pérdida de hábitat y a la introducción de depredadores (Steadman y Martin, 2003). Hasta el día de hoy, México tiene un registro de 44 extinciones de especies, de las cuales doce son especies de aves. De esas doce extinciones, once ocurrieron en islas (Tabla 2). Es decir: la cuarta parte de las extinciones de nuestro país corresponde a aves que habitaban islas. El Caracara de la isla Guadalupe (Caracara lutosa), el Tecolote Enano de la isla Socorro (Micrathene whitneyi graysoni) y el Zacatonero Corona Canela de las islas Todos Santos (Aimophila ruficeps sanctorum), son tan sólo algunos ejemplos de aquellas que, muy probablemente, no volveremos a ver en estado silvestre, como alguna vez se les vio. Tres islas son las que concentraron la mortal pérdida: Guadalupe, Socorro y Todos Santos. En todas ellas, antiguos cazadores de ballenas o pescadores, llevaron mascotas o animales como fuente de alimento que, una vez sueltos o al haberse escapado, se volvieron ferales y se reprodujeron por decenas, cientos o incluso miles. Las aves insulares, que no estaban adaptadas a la presencia de dichos depredadores, sucumbieron ante ellos. Lo demás, es historia.

En Isla Natividad, por ejemplo, hace veinte años, los gatos ferales provocaban la muerte de al menos 1,000 aves marinas cada mes. En 2002, una vez que en la isla no hubo más gatos ferales, se contabilizaron 88 aves marinas muertas por mes. Los gatos, en conjunto con las cabras, son los principales responsables de las once extinciones de aves insulares de México. De hecho, los gatos han

Figura 6: Monitoreo de pardela de Socorro. Fotografía: © GECI / J. A. Soriano

ocasionado la extinción de al menos 33 especies de aves alrededor del mundo (Lever, 1985). En la isla Guadalupe, fueron introducidos en 1885 para control de los ratones y ocasionaron la extinción de 6 especies de aves. Actualmente, representan una seria amenaza para la avifauna presente. Para hacer frente a las amenazas que sufren los ecosistemas insulares y las especies en peligro de extinción que albergan, como las aves, a nivel global se han desarrollado diversos instrumentos de conservación de la biodiversidad. Destaca el hecho que el 100% de las islas del país, forman parte del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Aunado a ello, gracias a un esfuerzo conjunto entre el gobierno federal y la sociedad civil organizada, durante las últimas décadas se han implementado proyectos de restauración ecológica que han beneficiado a cientos de especies de flora y fauna nativa y endémica, entre ellas, diversas especies de aves tanto terrestres como marinas. La conservación de las aves de las islas está íntimamente ligada a la restauración integral de los ecosistemas insulares. México tiene una importante trayectoria en la protección y conservación de sus islas. No obstante, es necesario contar con estrategias específicas que eviten la llegada de especies exóticas invasoras a islas donde no se encontraban. En ese sentido, actualmente se desarrolla un Programa Nacional de Bioseguridad Insular, el cual, entre otras cosas, nos permitirá evitar la extinción de especies de aves.

El concepto de bioseguridad insular, aunque ya ampliamente conocido en otros países, es todavía nuevo en México. Por ello, es necesario posicionarlo en la agenda ambiental de las organizaciones tanto gubernamentales como de la sociedad civil. Es importante que todos los que tenemos algún vínculo con islas conozcamos de qué se trata. La Bioseguridad Insular es el conjunto de medidas y acciones que se adoptan para

Figura 8: Paíño negro (Oceanodroma melania). Fotografía: © GECI / J. A. Soriano

10 proteger la biodiversidad de las islas, sus funciones ecológicas y el uso sustentable de los ecosistemas insulares ante las amenazas de las especies exóticas invasoras. Su objetivo primordial es impedir la llegada de cualquier especie exótica invasora a las islas, o su establecimiento en ellas. Para lograrlo existen tres elementos principales que deben ser atendidos, cada uno adecuado a las características particulares de cada isla o grupo de islas y sus usuarios: la prevención o cuarentena, la vigilancia o detección temprana y la respuesta rápida a incursiones. Asegurar que los medios de transporte (principalmente barcos y lanchas) se encuentren libres de plagas; limpiar, revisar y empacar bien el equipaje en contenedores cerrados, y realizar monitoreos continuos y de largo plazo en áreas de alto riesgo, son algunas de las acciones que conforman los tres componentes clave de bioseguridad insular.

El triste testimonio de las especies de aves extintas en las islas de México nos convoca a asegurar que exista un esquema efectivo de bioseguridad insular que impida que la historia se repita. Dicho esquema debe involucrar y enlazar a los diversos actores sociales que se relacionan cotidianamente con el uso y gobernabilidad de las islas, incluyendo instituciones de gobierno, comunidades locales, organizaciones de la sociedad civil y el público en general. Por esta razón, es crucial extender públicamente el mensaje acerca de la importancia de la bioseguridad insular, y que ésta se aplique de manera eficaz y cotidiana. Sólo así, lograremos proteger y conservar las maravillosas y singulares aves, tanto terrestres como marinas, que habitan y pueblan con cantos a nuestras islas.

Grupo de Ecología y Conservación de Islas, A.C.

Esmeralda Bravo Hernández Alejandra Fabila Blanco María Félix Lizárraga Alicia Aztorga Ornelas Yuliana Bedolla Guzmán Alejandro Aguilar Vargas Mariam Latofski Robles Página Web: www.islas.org.mx FB: Conservación de Islas Twitter: @IslasGECI, Ig:gecibc

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