Estado del Trabajo Decente en Área Metropolitana de Cali.2009-2010

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Estado del Trabajo Decente en Área Metropolitana de Cali. 2009-2010 En Cali también se desbordó el subempleo y la informalidad —Desempleo abierto llegó a 14,8%, el mayor entre las principales ciudades del país —Informales por cuenta propia son el 58% —Empresas propician renuncia de trabajadores de manera irregular

(Informe elaborado por Fundación Foro Nacional por Colombia (Capítulo Valle del Cauca)

Estructura productiva del Valle del Cauca La economía del Valle del Cauca se ha logrado mantener entre las tres economías más grandes del país, con una contribución del 10,5% del PIB nacional, superada solo por Bogotá (24,9%) y Antioquia (14,4%). Desde el último trimestre del 2009 y los tres primeros trimestres del 2010, la economía regional ha iniciado un ciclo de crecimiento, aún con niveles moderados. Pero acompañado del deterioro de las condiciones del mercado laboral, que la parcial y moderada recuperación del año 2010 no ha modificado. La economía regional y el Área Metropolitana de Cali (AMC) han continuado su proceso de terciarización, traducido en el continuo fortalecimiento de las actividades de servicios y la menor participación de los sectores primarios y secundarios de la economía. Este se evidencia en la estructura del PIB regional: las actividades terciarias (transporte, educación, salud, recreación, comercio, bancos, inmobiliarias y administración pública) representan cerca del 65% del PIB regional; las secundarias (industria, servicios públicos y construcción) el 23%; y el agropecuario el 8%. Los sectores que en el último año han sido más dinámicos son la minería, la construcción y los establecimientos financieros, caracterizados por la baja creación de empleos. En cambio la industria de la región no se ha reactivado plenamente. 1


Sus principales dificultades, señaladas por los empresarios en la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), son: falta de demanda (26,6%), tasa de cambio (21,3%) y los suministros y costos de materia prima (14,8%), lo que implica que cerca del 25% de su capacidad instalada permanezca ociosa. Las exportaciones entre 2008 y 2009 cayeron el 10%, y apenas mantuvieron su valor nominal en el primer semestre del 2010 sin superar el valor del primer semestre de 2008. Las más afectadas fueron las no tradicionales, que en su mayoría corresponden a productos industriales y manufacturados; debido a los sucesos en los mercados tradicionales (Estados Unidos, Venezuela y Ecuador), que obligó a buscar otros destinos o a fortalecer relaciones con países ya conocidos: China, Japón, India y Brasil, estrategia que parece haber sido exitosa. Las tensiones con Venezuela fueron particularmente incidentes en la región: de ser el primer socio comercial, pasó al tercer lugar, por detrás de Estados Unidos y Ecuador. El valor de lo exportado en el primer semestre del 2010, tuvo apenas un incremento del 1,3% respecto al segundo semestre del 2009, que al descontarle la revaluación del último año, implica un virtual estancamiento en términos reales. Tuvieron buen resultado las exportaciones tradicionales (azúcar, oro, carbón, café) y algunos productos industriales (confecciones, manufacturas de aluminio, acumuladores eléctricos de plomo, jabones y sus productos). En 2009 las importaciones del Valle del Cauca también se redujeron: 23,4%. Se recuperaron de nuevo en los primeros 6 meses de 2010. Un factor relevante en esta nueva dinámica ha sido la revaluación, que significa mejores condiciones para adquirir materias primas, bienes intermedios y de capital para el proceso productivo. Las compras externas de la región se concentran en Estados Unidos, que se consolida como principal proveedor, seguido de China, México y Perú.

El mercado y la oferta laboral La fase de mayor crecimiento del desempleo y subempleo corresponde al año 2009, cuando la economía nacional y regional entró en virtual estancamiento. En el primer semestre de 2010 tuvo una leve recuperación. Pero más allá de los cambios de coyuntura, se evidencia una dinámica más estructural, que está implicando la disociación entre crecimiento del producto y crecimiento de empleo, verificándose lo contrario: un aumento del desempleo. El total absoluto de desempleados y la tasa de desempleo continuaron subiendo. 2


50.700 nuevos desempleados se registraron entre 2009 y mediados del 2010, subiendo a 188.000 el total de desempleados. Y la tasa de desempleo abierto en el AMC llegó al 14,8% de la población económicamente activa, la mayor entre las principales ciudades del país, por encima del promedio de las 24 ciudades (12,7%). En parte como consecuencia de la menor creación de empleos formales, la fuerza de trabajo se dirige a la opción forzosa del subempleo, que afecta franjas muy importantes de la fuerza laboral. El crecimiento del desempleo y el subempleo en su conjunto indican que el trabajo decente, como problemática, no sólo se mantiene sino que se profundiza en la región. La economía de la ciudad mantiene condiciones estructurales que impiden modificar los rasgos centrales del mercado laboral en cuanto, en primer lugar, a la creación de nuevos empleos y la reducción de los altos niveles de desocupación. Precisamente el Informe de Desarrollo Humano del Valle del Cauca señala este aspecto como un factor central de exclusión, que afecta principalmente a los más jóvenes, a los más pobres, a las mujeres y a quienes sólo tienen formación secundaria completa o incompleta, cuyas tasas de desempleo están por encima del 20%. (PNUD, 2008, pag. 199-200). Igualmente muestra el informe que el acceso al empleo es percibido por los y las vallecaucanas como la principal expresión de exclusión. En cuanto a ocupación por sectores, tenemos que en el último año ésta se concentró en las actividades comerciales, servicios personales y la construcción, donde predomina el subempleo y la informalidad. De las 1´085.000 personas ocupadas entre 2009 y 2010 en el AMC, el 74% trabaja en el sector servicios, mientras en el sector secundario (industria y construcción) se ocupaba el 25%. Si bien la terciarización parece una tendencia “moderna”, debe recordarse que, especialmente en el primer sector, predominan actividades de baja productividad, y cada vez más se disocian los logros en generación de empleos, como sucede particularmente en la industria y en el sector formal de los servicios. Esto ha sido consecuencia de las políticas económicas, del estímulo a la acumulación de capital y a la tecnificación, y de la flexibilización laboral. Y es lo que en parte explica que a pesar del crecimiento de la productividad, éste no se traduzca en el mejoramiento de los indicadores del empleo.

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El subempleo y la informalidad La mayor expresión del deterioro que ha sufrido el mercado laboral del AMC, se encuentra en el crecimiento del subempleo, subjetivo y objetivo, que a mediados del 2010 alcanzó tasas del 42,1% y 18% respectivamente, para un total absoluto de 766.000 personas, quienes consideran que sus empleos no llenan sus expectativas (por tiempo, ingresos o ambos), o consideran que sus competencias son inadecuadamente aprovechadas. Entre el 2008 y el 2010 “entraron” a la condición de subempleo 119.000 nuevas personas y en el mismo período se crearon 63.000 nuevos empleos. La consecuencia no es sólo que buena parte de los nuevos ocupados estén bajo formas de subempleo, sino que hubo deterioro de la calidad de la ocupación anterior. Es notable la mayor incidencia del subempleo en la ciudad de Cali, respecto de las grandes ciudades (Bogotá, Medellín, B/quilla) y otras de menor tamaño (Cartagena, Armenia, Pereira y B/manga). La situación anterior revela una amplia inconformidad de una parte significativa de la fuerza laboral activa (42%) con las condiciones de sus ocupaciones; pero también el aumento del subempleo objetivo, que subió 8%. En definitiva, se trata de una problemática compleja que se ha consolidado como una característica estructural de la economía regional. La otra cara del deterioro del mercado laboral es la informalidad. En ese punto las cifras del DANE indican que el porcentaje de ocupados en la informalidad en el AMC es la mayor de las tres grandes ciudades, e incluso supera la de otras áreas del país. La incidencia varía en los diferentes sectores. La mayor es en el comercio (68,1%), transporte (66,3%) y construcción (63,3%), que es donde se concentra la mayor parte de ocupados. La menor incidencia está en la intermediación financiera (12,5%) y en la industria (39,9%), especialmente en PIMES. La mayor parte de los trabajadores informales son: por cuenta propia, el 59,5% (hombres) y el 57.7% (mujeres). Pero también una proporción importante son “empleados particulares”: 26% (hombres) y 19,5% (mujeres). La incidencia de la informalidad por sectores y edades, muestra que las empresas “informales” son las que más ocupan jóvenes entre 18 y 24 años (54,1%); y menores de 12 a 17 años (38,7%), poblaciones éstas en riesgo y sin esquemas de protección 4


social. En cambio los mayores de 25 años en informalidad laboran principalmente como típicos “trabajadores independientes” (cuenta propia), con un esquema de protección en función de las exigencias del ciclo de vida, y la no protección frente a riesgos ocupacionales o sociales. En cuanto a las diferencia de género, se señala el impacto del trabajo doméstico y del trabajador familiar sin remuneración, en mujeres, así como las mayores tasas de desempleo y el subempleo.

La cuestión sindical: amenazas, ataques y obstáculos En el AMC se mantiene la situación de bajo nivel de sindicalización. Al deterioro de las condiciones del mercado laboral (y del sector formal), que opera como limitante a la organización de los trabajadores, se agrega un clima del todo desfavorable a la organización y la acción de los sindicatos, relacionadas con incumplimientos patronales, incremento de amenazas y acciones criminales contra líderes y sindicalistas de base. Sobre una población total asalariada calculada en 2009 por el DANE en 480.000 personas, cerca de 47.000 estaban sindicalizadas, o sea un poco menos del 10%, en su mayoría (el 65%) perteneciente al sector público. A esto debe agregarse que la estructura y las dinámicas sindicales no parecen motivar a los miles de trabajadores que objetivamente requieren más protección e incrementar su capacidad de concertación. Si bien la incidencia de la persecución y los ataques a la vida y la integridad física y a las libertades de los sindicalistas en Cali y el Valle disminuyeron entre el 2007 y el 2008, aumentaron nuevamente en el 2009. En lo corrido de 2010 ha habido 4 casos de homicidios contra sindicalistas, según lo denunció el Departamento de Derechos Humanos de la CUT Valle. A esto se suma la escalada de amenazas contra dirigentes y líderes sindicales, empezando por la propia sede de la CUT Valle, donde llegaron panfletos amenazantes. Los directivos sindicales se quejan adicionalmente del “precario esquema de protección ofrecido de parte de las autoridades”. La CUT Valle denunció a varias empresas que propician la renuncia de trabajadores de manera irregular y bajo chantaje. No sólo los hacen renunciar y los liquidan por debajo de lo establecido por la ley, sino que les hacen firmar documentos en los que también renuncian a cualquier reclamación. En el 2009, 5


mediante presiones, fueron sacados más de 3.000 trabajadores y casi 40 directivos sindicales. Las situaciones más críticas se vinculan con algunos sectores emblemáticos de la región (corteros de caña) y con otros privados y públicos. En cuanto a los corteros, se encuentra que, los acuerdos del 2008 se han venido cumpliendo, aunque con inconsistencias en el peso de la caña, la cantidad de corte asignado y en las auditorias establecidas para verificar los acuerdos que al parecer no están operando satisfactoriamente. Otro punto en cuestión es que ha rebajado el volumen de corte que los ingenios asignan a las cooperativas, y por tanto el lote de trabajo para los corteros ha disminuido al igual que sus ingresos. La otra gran preocupación es la mecanización del corte de la caña, porque ya hay más máquinas en los campos haciendo el trabajo que antes hacían los corteros. De ahí que los ingenios hayan incrementado el retiro voluntario de los corteros. Se calcula que en los dos últimos años han salido unos 800 corteros de los ingenios. Otros conflictos se relacionan directamente con procesos de reestructuración de las actividades económicas, bien sea por la presencia de nuevos propietarios o por procesos de tecnificación. La entrada en funcionamiento del MIO implica el desplazamiento de pequeños transportadores, pero igualmente de conductores asalariados. Finalmente se presentan diferentes conflictos y tensiones en el sector público, donde la política de control de salarios, de “racionalización”, propicia también procesos de precarización, asociados al uso clientelista del estado y la contratación, vinculando trabajadores por prestación de servicios y contrato a término, bajo la permanente amenaza de no prolongación, con los efectos perversos sobre la propia función pública.

Precariedad y limitación al diálogo social En todos estos casos el problema central es que, ante la ausencia de diálogo social, los sacrificados terminan siendo los trabajadores. No hay posibilidades ni políticas efectivas de reconversión y de protección hacia los trabajadores, y en general hacia el trabajo. Según los dirigentes sindicales regionales, no hay espacios efectivos de diálogo social. Ni siquiera las Subcomisiones Regionales de Políticas Laborales y Salariales funcionan adecuadamente, pero tampoco parece existir una estrategia del lado de los trabajadores. La acción sindical se reduce a promover la denuncia y la protesta, 6


pero no hay propuestas que permitan afrontar la amplia problemática de deterioro del trabajo y precarización.

Referencias bibliográficas BANCO DE LA REPUBLICA, Boletín Económico Regional. Suroccidente, Valle del Cauca / Cauca / Nariño /Putumayo. IV trimestre 2009, I trimestre de 2010 y II trimestre de 2010. CAMARA DE COMERCIO CALI. Valle 100 años. Colombia en el pacífico. Cali. 2010. CIDSE. Comentarios Rápidos sobre la Evolución del Mercado Laboral en el Área Metropolitana de Cali 2001-2010. En: Boletín “El observador regional”. Junio, 2010. no.14. 8p. Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, Universidad del Valle. DANE (2010). Información Estadística, 2001-2010. La información referenciada se encuentra en la página web: www.dane.gov.co DANE, Informe de Coyuntura Económica Regional ICER, Valle del Cauca. 2009. DANE. Metodología Gran Encuesta Integrada De Hogares. COLECCIÓN DOCUMENTOS - Núm. 83 Bogotá, D. C., 2009. ENS: Archivo de prensa e Información sobre estadísticas sindicales y laborales. ESCOBAR J. y ROMERO, J .V. “Por qué el Valle siempre está en rojo, evolución de la balanza comercial”. Ensayos sobre Economía Regional Bancorep. Cider, Mayo 2004. MEN (2010). Información Estadística, 2009-2010. La información referenciada se encuentra en la página web: http://menweb.mineducacion.gov.co/seguimiento/estadisticas/ PNUD, Informe Regional de Desarrollo Humano: hacia un Valle del Cauca Incluyente y Pacífico. Cali, 2008. VELASCO LLOREDA, Rodrigo. Saludable Panorama para la Industria. En: Revista 500 Empresas Más Exitosas del Valle del Cauca. Edición especial, El País. Julio, 2010. p.32.

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