Revista Rascacielos No. 01|19 (6 de enero de 2019)

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Domingo 6 de enero de 2019. La Paz, Bolivia.

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L A T R AV E S Í A D E L A S

El origamista puro | Cartografía íntima | La leva (o “La noche fatal para una chica de la moda”) El sueño de ir a prisión | La Paz, ciudad de contrastes para la alta moda | El mago Byron | Ojo al parche


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Los frutos de la tierra

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PIRUETA NEGRA / La potencia Inmaterial del proceso de crear / Camila Rocha Scardino

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AGENDA LaEscobaEsCultural / Claudia Daza Pablo Cingolani

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Cecilia Lanza Lobo

* Rascacielos abre este espacio a la buena crónica, perfil, historieta, diario de viajes, testimonio, fotografía, fotoreportaje y otros vicios. Pueden enviar sus aportes a: rascacielosrevista@gmail.com Las publicaciones estarán sujetas al criterio del comité editorial que se comunicará con la autora o autor.

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IDENTIKIT / El origamista puro / Cecilia Fernández

10 MAPAS / Cartografía íntima /

Cuándo fue que perdimos esa conexión vital entre el campo y la ciudad? ¿Cuándo fue la última vez que ordeñó usted una vaca?, ¿lo hizo alguna vez?, ¿sembró, cosechó papa, quizás quinua, tal vez choclos, tomates?, ¿paseó los viñedos, recogió uvas, cortó plátanos? Recuerdo la historia de un niño a quien su profesora le preguntó de dónde venía la leche y él respondió: “del supermercado”. Sucedió en Europa donde imagino que por respuestas como esa los niños pasan vacaciones pedagógicas en retiros campestres organizados por sus escuelas donde, por ejemplo, conocen vacas de carne y hueso y aprenden precisamente de dónde viene la leche. Nosotros, aun si hemos incorporado ya al supermercado en nuestras modernas vidas urbanas, tenemos todavía la fortuna de contar con mercados callejeros y barriales de verduras, frutas, hortalizas y flores, donde, así sea remotamente, se traslada un pedacito del campo a la ciudad. Pero es evidente que este mercado es cada vez menos campesino y que quienes venden son intermediarios, mejor, intermediarias. De esa dinámica campo–ciudad trata la crónica central de este número. De aquellas mujeres campesinas de las que poco sabemos, a pesar de ser ellas las proveedoras de nuestro alimento como la tierra misma. Entonces, bienvenidas sean ellas este 6 de enero, primer número del nuevo año de Rascacielos, cual reinas magas cargadas de los frutos de la tierra, como augurio de buena cosecha y nuevas historias para el año que comienza.

Revista Rascacielos

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@revistarascacielos

@RevistaRCielos

12 CRONIQUITA / El sueño de ir a

prisión / Sergio Mendoza

16 CRÓNICA / La travesía de las

campesinas insomnes / Martha Irene Mamani

26 MUJER COTIDIANA /

La Leva (o “La noche fatal para una chica de la moda”) / Pedro Lemebel

28 LA PAZ MARAVILLOSA / La Paz,

ciudad de contrastes para la alta moda / Carlos Moreira Ascarrunz

30 RETRATO / El mago Byron /

Fernando Gonzáles Salguero

32 CARTELER A / Ver antes que

condenar / Adrián Nieve

34 VIÑETA / Propósitos / Guizada Durán

Editora: Cecilia Lanza Lobo. Asistente de edición: Fabiola Gutiérrez. Coordinadora: Claudia Daza. Redes: F. Gutiérrez e Isabel Navia. Diseño editorial: Edmundo Morales. Fotografía: Cecilia Fernández, Víctor

Gutiérrez, Freddy Barragán, Sara Aliaga y Agencias. DISEÑO DE PORTADA: Sergio Salazar / DGR-UCB.

Rascacielos y la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Católica Boliviana se unen para el diseño de las portadas de esta revista. Coordinador: Sergio Vega. Estudiantes en pasantía: Ericka Vargas, Marcos Luna, Sergio Salazar, Josefina Rojas, Ariel Chuquimia y Adiba Rojas.

Compañía Editora Luna Llena S.A. Nº de Depósito Legal: 4-3-25-10 Dirección: Achumani, Calle 9 N°6, La Paz. Teléfonos: Central: (591) 2-2611700; Comercial: (591) 2-2611731 - 2611707 2611709. Suscripciones: (591) 2-2611734. Web: www.paginasiete.bo - La Paz, Bolivia Directora: Isabel Mercado Heredia. Subdirectora: Mery Vaca Villa. Jefe de Redacción: Alcides Flores Moncada. Jefe de Informaciones: Juan Carlos Véliz Morejón. Presidente del Directorio: Raúl Garáfulic L. Vicepresidente Ejecutivo: Carlos Saravia. D. Gerente Comercial: Nadia Diab Linale. Distribución: Marco Téllez. Distribución nacional: Douglas Azurduy. Impresión: Papel Principal S.A.

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CAMILA ROCHA SCARDINO es bailarina, actriz, docente y coreógrafa de danza contemporánea. Actualmente dirige y escribe obras de danza-teatro-performance. Trabaja como cocreadora en kiknteatr.com y es directora de la Compañía OpusNigrum. CARLOS MOREIRA ASCARRUNZ es paceño de corazón, amante de los símbolos, incluidas las letras. Productor audiovisual, redactor, guitarrista, fotógrafo y tarotista. Apuesta por una re-evolución poética por encima de una revolución política.

FERNANDA GUIZADA DURÁN es artista plástica con especialidad en grabado, de la Academia Nacional de Bellas Artes Hernando Siles de La Paz. Diseñadora gráfica en formación, artista visual siempre ADRIÁN NIEVE es psicólogo. Trabajó en radio y televisión. Fue editor y columnista. Ha publicado las novelas El camino amarillo de Drogothy (2016) y Hayley (2018). Actualmente es escritor creativo en Nexus BBDO y editor en Editorial 3600.

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COLABORADORES 01|19

FERNANDO GONZÁLES SALGUERO es aficionado a la magia, arte que practica desde su infancia. Médico de profesión y pediatra, que solía introducir juegos e ilusiones para disipar el temor de los niños a los procedimientos médicos.

MARTHA IRENE MAMANI es investigadora de la Fundación TIERRA. Se graduó en Sociología de la Universidad de La Habana. Feminista apasionada, con estudios del mundo rural y agrario.

SERGIO MENDOZA REYES es periodista paceño egresado de la UCB. Obtuvo el Premio Nacional de Crónica El Deber en 2018. Actualmente cursa una maestría en Londres con la beca Chevening del Gobierno Británico. PABLO CINGOLANI (Argentina-Bolivia) es escritor y periodista. Radica en La Paz. Sus primeras publicaciones en Bolivia fueron ensayos y crónicas periodísticas en Presencia Literaria, la revista cultural del periódico Hoy y el semanario Criterio, el año 1987.

CECILIA FERNÁNDEZ es museógrafa de profesión y fotógrafa apasionada por elección. Asegura que como ver no es suficiente, su corazón y su mente son el lente de su cámara.

CLAUDIA DAZA es ascendente Tauro y luna en Leo. Ha procurado durante años comprender dónde está Júpiter en el cielo y a pesar de eso le ha rendido pleitesía sin mirarlo. DOMINGO 6 DE ENERO 01|18


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IDENTIKIT Texto y foto de Cecilia Fernández

El origamista puro

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na canoa. Ese fue su primer modelo y se lo enseñó su papá cuando tenía apenas 8 años. Sin duda fue el mejor regalo de su vida, el más querido, pues desde entonces Sergio Guarachi ha cultivado la pasión al mismo tiempo que dedicación al arte del origami. Más aún, el origami puro, dice él, que mantiene la tradición, la dificultad y el desafío de crear figuras que se realizan con un solo pliego de papel, sin cortarlo, porque también es posible, y de hecho otros origamistas lo hacen, realizar figuras con varios pliegues que se van uniendo. Está claro que le gustan los desafíos. Así sucedió cuando a sus 12 años se acercó a un vendedor de revistas, especializado en origami, para pedirle ayuda con una rosa que por más que intentaba e intentaba no encontraba la forma de descifrarla. Después de varias clases, precisamente un 24 de diciembre –recuerda bien pues pasó la Nochebuena plegando una y otra vez la famosa rosa– finalmente lo logró. Aunque sus obras son variadas, como

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Sergio Guarachi crea figuras con una sola pieza de papel.

sombreros, lentes y figuras geométricas, las figuras que más le atraen son los animales, los personajes de ciencia ficción y los rostros. Pero lo que verdaderamente le apasiona es la libertad de crear y hacerlo con una sola pieza de papel.

Sergio tiene 24 años y es presidente de la Sociedad Boliviana del Origami, y gracias a su talento ha representado a Bolivia en varias convenciones en Brasil, Perú y Argentina. Su mayor deseo es mostrar que el origami no es una simple manualidad, sino un arte mayor.

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PIRUETA NEGRA Camila Rocha Scardino

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frecer un giro en la mirada para la creación artística hacia lo invisible, lo sensible, lo Inmaterial, fue el propósito de la Residencia más innovadora y rica que le ha sucedido a Bolivia este año. Fueron 23 residentes que en abril inauguraron la primera versión de Inmaterial para convivir y profundizar en los procesos de creación, atribuyéndole al proceso mismo la fertilidad que nace en el encuentro e intercambio de pensamientos, realidades, fisicalidades y nociones del cuerpo, el espacio y el concepto para construir lenguaje. Quizá en el propio concepto del nombre radica la fuerza de esta residencia: Inmaterial, un camino donde la prisa no cabe, donde la ansiedad se sosiega y la no definición aparece como herramienta bendita que abre todas las posibilidades para –únicamente– gozar de la experiencia de crear. Florencia Garramuño (Argentina) plantea una maravillosa mirada hacia las artes en Latinoamérica a partir de su ensayo Inespecificidad en el Arte, que luego fue un hermoso libro, Frutos Extraños. Prácticas de la no pertenencia. Allí encontré la primera empatía hacia la idea de salir de los propios márgenes en los que nos estacionamos; aquella idea de una estética única, de las formas reconocibles en la danza y el teatro, la literatura y las artes gráficas, la pintura y hasta en la música. Bajo esa mirada sobre lo específico, crear sin caber en ningún molde se convierte en una obse-

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sión que no nos deja en paz y ojalá no lo haga nunca. Y es que pareciera que la necesidad de salir cuanto antes de lo que nos define comienza a ser imprescindible en las artes contemporáneas. Ofrecerse a uno mismo en el acto de crear; que el estado de alerta del cuerpo y los sentidos procuren mantenerse prestos a sumergirse en un flujo vital: eso es lo indispensable, ese será el verdadero alimento para el fundamento la obra, más allá de que ésta llegue a ser lo que se espera que sea. Inmaterial apostó y jugó a eso: abrirle un espacio a Bolivia para invitar a sus artistas a borrar el margen angustiante de lo que alguna vez decidimos pensar, ser, hacer, para así limitar nuestro potencial. Borrar, modificar

las formas al crear, modificar el cuerpo, el pulso, la mente saturada de prejuicios, juicios y preceptos de lo aprendido antes. Y, quizá lo más importante, borrar la tensión y la pretensión de parir obras y lo que se espera de ellas. Y en vez de eso nutrirse del intercambio con el otro/los otros para construir la obra desde un lugar más orgánico, una obra que quizás surgirá porque tenga que hacerlo y no porque forcemos su existencia. Las prácticas colectivas en esta residencia posibilitaron procesos y modos de producción en constante transformación y contaminación mutua. ¡Qué exitosa apuesta fue apuntar a todo esto! Inmaterial fue beneficiaria de la plataforma Iberescena 2018, que por primera vez aconteció en el país. Gracias a ello llegaron Luis Moreno Zamorano, de Chile; Cuqui Jerez, de España; Eleonora Fabiao, de Brasil; y se dio cobijo a 20 artistas bolivianos. El Centro Cultural de España en La Paz fue el albergue bajo la indispensable mirada de María Pérez, para nutrir e impulsar la cultura y las artes contemporáneas en Bolivia. Y los gestores de esta idea fueron nada más y nada menos que Gaba Claros, Juanqui Arévalo y Elena Filomeno. ¡Bravo por todos ellos! Resultó tan buena la experiencia que ganaron por segunda vez el apoyo de Iberescena, de modo que tendremos Inmaterial 2019. Así que prepárense, que esto se pone cada vez mejor. www.paginasiete.bo

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FOTO GABA CLAROS

La potencia Inmaterial del proceso de crear


A G E N D A LA ESCOBA esCULTURAL Claudia Daza

Un año para comernos mejor

PARA NUESTRA BIBLIOTECA El escritor y editor de 3 600 , Willy Camacho, manda un mensaje de audio en el que cuenta que para este año se vienen varios poemarios, entre ellos Temporalia 7, de Cergio Prudencio. Así también la continuidad del Proyecto Tinta Fresca, ese espacio dedicado a los jóvenes escritores. Este año Mauricio Murillo estará supervisando y trabajando con la escritora de 16 años Renate Eiffel; Wilmer Urrelo trabajará con Pedro Sánchez; y

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FOTO: PIXABAY

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AY GENTE que se desespera y mucho, porque necesita saber qué pelis, qué series, qué artistas, qué matrimonios, qué homenajes tendremos en el futuro. Y nos lanzamos al éxito con el tarot, con la lectura de naipes, con la borra del café, con el morado del api; pero a veces funciona más una whatssa peada para preguntar qué cositas podemos esperar para el 2019. De entrada, en la ciudad de La Paz se nos acaba el año en el que fuimos la Capital Iberoamericana de Culturas, pero se nos viene un trabajo intenso con la comida y el turismo porque pasaremos a ser la Capital Iberoamericana de la Gastronomía, o sea, chau dietas, porque fija se vienen eventos de todo tipo donde los agasajados serán nuestros vientres. Sin embargo, ya entrando a hilar fino en el arte, los primeros brochazos de algunos artistas y gestores son los que siguen:

Camila Urioste con Tito Saldaña. Para marzo se viene el plato fuerte, ya que se publica la novela Días detenidos, de Guillermo Ruíz, el reciente ganador del Premio Nacional de Novela. LAS TABLAS NOS ESPERAN En el Teatro Municipal Alberto Saavedra, el comité asesor se reunirá a mediados de enero para revisar los proyectos de este año. Pero para atenuar nuestra impaciencia, acudimos a dos teatros que tienen un formato similar. En la ciudad de La Paz tenemos al Teatro Nuna que nos señala que para su quinta versión Festinuna piensan traer al bajista Richard Bona. Por supuesto que también quieren darle continuidad a los miércoles de teatro con la produc-

tora Teatro.bo, además de contar con Patricia García y Fernando Arze. Luis Daniel Iturralde, director del Nuna, nos adelanta algunas presentaciones hasta febrero como Música de Maestros, Gogoblues y la obra Tanatologías, de Oscar García. También comenta que piensa traer a un profesor suyo de Costa de Marfil para armar talleres de percusión en su Escuela RunaTiña. El otro teatro, en Santa Cr uz, es Me ra k i . Para eso nos toca escribir a Ronaldo Vaca Pereira, quien agradecido nos pasa el dato de que ya nomás estarán festejando sus dos años. Y que para cerrar su programación de enero y febrero tendrán la presencia de Javicho Soria, un par de especiales con los cantantes cruceños Verónica Aguilera y A braham DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


Robles. También retornarán los ciclos de cine nacional y los shows interactivos con micrófono abierto, una de sus actividades más interesantes ya que es el público el que sube al escenario y se prueba como artista. En cuanto a algún taller interdisciplinario podríamos destacar el que se realizará en el BAFOPA Z, donde Mar ta Monzón estará compartiendo conocimientos básicos de interpretación teatral con los bailarines de danza folklórica de la Compañía. Se vienen con todo. UN AÑO DE CICLOS En su afán por nutrir las actividades del Cine Teatro 6 de Agosto, su director, Javier Badani, cuenta que piensa tener sábados de cine para niñosdurante tres meses continuos en alianza con el Festival Colibrí. También habrá un ciclo de cine dedicado a Erika Lust, la directora que nos plantea el erotismo desde la mirada femenina. Sus seguidoras estaremos agradecidas y esperaremos pacientemente el mes de junio, pues verla en cine obvio que es una delicia más que especial. Para el mes de febrero nos adelanta que se llevará a cabo el ciclo de cine Arqueología de la mirada, sesiones con conversatorios entre el poeta chileno Fernando van de Wyngard y el crítico Puka Reyes Villa. Entre las películas del ciclo están La llegada del tren y El Perro Andaluz. Y así, algunos apuntes para tomar en cuenta este año en el que comeremos mucha cultura. Un año de estreno de la s e g u n d a p e l í c u l a d e G o r y Pa t i ñ o, Ps e u d o . También nos adelantan ya el estreno de Marcha de órdenes, película que llega de la mano de Perro Petardos desde la ciudad de Oruro. Un principio de año para todavía evaluar el que ya fue, pero también para lanzarnos con nuestros POAS culturales, seguir luchando por el arte, seguir planteando una vida de goce y seguir interpelando a esos oídos, ojos y corazones que buscan alimento espiritual. DOMINGO 6 DE ENERO 01|19

GIRAS PARA VIAJEROS Para aquellos a quienes les escuecen los pies y quieren irse por un concierto cercano, pues a Sudamérica llegan giras de ensueño. Este 2019 nos visitan Paul McCartney, Muse, Metallica, Iron Maiden, Artic Monkeys, Ed Sheeran, Luis Miguel, Stone Temple Pilots, Pablo Milanés, Slash, Lacrimosa, Amorphis y Chayanne, entre otros. En pocas, un año para destinar nuestro dinerito al capital cultural, para nutrirnos de otra manera, para no morir de hambre en el intento, para entregarnos al escenario de una y sin arrepentimiento. Que se vengan los sueños anticipados.

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MAPAS Pablo Cingolani

Cartografía íntima Trazar las líneas del destino que se quiere seguir. Dibujar, juntar, armar, mezclar, fusionar, proyectar, cruzar, borrar fronteras, caminar, pisar. andar. Es tu mapa, no lo olvides. Tu tatuaje en la piel del mundo.

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A G A N M A PA S ; no escriban más: hagan mapas, mapas, líneas, coordenadas, planes para cr uzarlas, entretejerlas, entretenerlas, tenerlas, poseerlas: mapas que sean una exte nsión de tu piel, de tus oídos: escucha a t u alrededor y luego dibuja, haz el mapa, componlo, trázalo, destrózalo, vuelve a componerlo: es tu mapa, no te olvides. Hagan mapas; junten los mapas, armen una colección, un atlas, una cartografía propia, personal, intransferible: reúnan todas las líneas, mézclenlas, fusionen, caminen sobre ellas: abolirán las fronteras entre los mapas y ustedes, entre los mapas y la piel del mapa que no es más que tu piel proyectada, tu piel que reclama un horizonte, reclama destino, derrotero, mares, miedos, medusas, monstruos acechando, islas a la deriva: encuentra las islas y luego bórralas del mapa; escóndelas pero no las olvides: son tu refugio, tu amparo Hagan mapas, marcas, mojones, apachetas, reúne piedras, álzalas, desmorónalas, vuélvelas a alzar, dale un nombre –un

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nombre secreto, sólo para vos, sólo para el viento– y luego sigue el rumbo que te dicta el corazón, sigue trazando tu mapa. Hagan mapas, no te canses, no te olvides: atrévete, levanta tus faros, yérguelos, piedra sobre piedra, y encima coloca una luz –tu luz–, una luz –un fuego, tu luz– tan potente que refleje los índicos y los índigos y los ocres del mundo, y la luz que los devele pero sólo para vos, es tu mapa, no te olvides, no te canses: nadie lo trazará por ti porque a nadie le importa que tengas uno, que atesores un mapa, que atesores tu mapa. Hagan mapas, bellos mapas, mapas llenos de montañas y manglares, mapas colmados de desiertos y de estrellas, mapas que derramen sures y prometan oestes, mapas que chorreen magia y ron, tabaco y misterio, mapas con muchos dioses agazapados en las encrucijadas, en los caminos solitarios, en los perdidos senderos donde sólo los dioses pueden hallarse, habituarse, danzar, resistir, habla con ellos, convócalos y habla con ellos y que ellos te guíen más allá, más allá donde ni el mapa podrá llegar, sólo la intención del mapa, sólo tu deseo de cartografías, sólo tu sed del mundo, sólo el mundo. Hagan mapas, bellos y deslumbrantes mapas, mapas que de tan antiguos parezcan invisibles, olvidados, ajenos, sabes que ellos no te engañarán, sabes que ellos te guiarán por siempre porque son tuyos, son tus mapas; son tu tatuaje en la piel del mundo: son el mundo que va tatuado tan adentro tuyo que nadie, jamás, podrá desmentirlo y desmentirte, nadie, jamás, por siempre, podrá arrancarlo de ti, nadie, jamás, podrá hacer que lo olvides.

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FOTO PIXABAY DOMINGO 6 DE ENERO 01|19

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CRONIQUITA Texto y fotos Sergio Mendoza Londres

El sueño de ir a prisión Ser arrestados tantas veces como sea posible. Eso buscan los integrantes de un movimiento ambientalista nacido en Londres, que se expande rápidamente por el resto del mundo. Apuestan por una guerra pacífica para frenar el calentamiento global.

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ENTADA BAJO las gradas del primer piso, Amy Pritchard (33) saca de una carpeta verde un montón de papeles y rev isa los delitos por los que la Policía la ha arrestado. Sus dedos escanean esos documentos y se detienen cada que encuentran un tipo penal. “Daños a la propiedad”. “Obstr ucción de la vía”. “Alboroto público”. La han arrestado por cada caso: tres veces en una misma semana. Antes de conversar, Amy se mueve al menos a tres lugares distintos dentro el edificio. Aquí sí, aquí no, mejor aquí. Busca un sitio cómodo para explicarse mejor. Al final se detiene para sentarse sobre un sillón de cuero negro debajo de las gradas. Habla pausado, escogiendo las palabras. Trae una camiseta roja con figuras de bicicletas blancas impresas en el pecho, unos pantalones morados

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pegados a sus piernas y zapatos oscuros diseñados para durar. El cabello ondulado, aún sujeto en una cola de caballo, está alborotado. En los registros de la Policía ella figura como delincuente. Pero ése es precisamente su propósito. Desde hace un tiempo, ser arrestada se convirtió para ella en una responsabilidad moral. “En realidad, no lo veo como un problema. Tal vez deba pagar una multa de dinero, pero puedo hacerlo en cuotas a largo plazo. No tengo trabajo, no tengo casa, estoy en una posición en la que… (pausa, piensa) Y se siente bien dar un nuevo paso. Y creo que es necesario para mí en este contexto. Sí…, tal vez no pueda viajar a algunos lugares por mis antecede ntes. Está bie n. De todos modos necesito dejar de viajar. Esto puede afectar mi vida un poco, pero no mucho. Creo que es mi deber hacer esto”.

Fue un artículo de opinión publicado en The Guardian, en junio pasado, el que convenció a Pritchard. Cuando lo leyó se dio cuenta, por primera vez, que la humanidad está amenazada de muerte y que no le queda mucho tiempo. Fue así que decidió unirse a Extinction Rebellion (XR, rebelión contra la extinción), un gr upo de activ istas que en oct ubre DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


pasado inició una g uer ra contra el cambio climático con Londres como punto de partida. Una campaña que se basa en tres demandas hacia el gobierno británico, y que ahora se replica en otros países. Las demandas son: Que el Gobierno diga la verdad sobre el desastre medioambiental, que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono a cero DOMINGO 6 DE ENERO 01|19

para el año 2025, y que se establezca una asamblea de ciudadanos para supervisar estos ajustes. Estos sujetos que andan pegando carteles en plazas y calles pretenden quebrar el sistema, llamar a la desobediencia civil y ser arrestados tantas veces como puedan. Ya han logrado algunos avances. El 17 de noviembre, más de 80

fueron arrestados en una de las mayores manifestaciones que Londres vio en los últimos 30 años, cuando cientos de ellos bloquearon cinco puentes sobre el río Támesis y paralizaron el tráfico vehicular. Para el 20 de diciembre había más de 160 arrestados por manifestaciones frente a edificios públicos, calles bloqueadas y paredes pintarrajeadas. www.paginasiete.bo

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CRONIQUITA

Una guerra sin violencia En el ingreso a las oficinas de XR, en un edificio llamado Grey Coat Place, una mujer lindísima pide a todo aquel que entra que “por favor” firme un compromiso de confidencialidad. Así se asegura que la información sensible no llegue “a manos enemigas”. Cerca de ella, unas seis personas trabajan frente a sus laptops. En las paredes del lugar, láminas de papel nailon exhiben las reglas del grupo y contienen esquemas de las futuras operaciones. Los coordinadores del grupo están reunidos en una pequeña sala, ideando a lgo. D e a l l í s a l e u n h o m b r e a l to y delgado, el cabello atado como cola de caballo, gris en su mayor parte, al igual que la barba. Roger Hallam (52) es el autor del artículo que conmovió a Amy a luchar por el medio ambiente. Se presenta como uno de los organizadores de XR, investigador en un doctorado de la universidad King’s College, especializado en activismo político. Antes de liderar esta guerra ambientalista Roger pasó 20 años como agricultor orgánico en Gales y ya en 1980 se involucró en el movimiento pacífico británico contra las armas nucleares. En los últimos 12 meses lo arrestaron al menos 10 veces por manifestaciones de todo tipo. Viste de modo sencillo, suéter rojo, pantalón oscuro y zapatillas tipo “chapulines”. La guerra contra el sistema lo tiene ocupado y aunque espera un buen resultado está más en focado en la lucha misma. “Obviamente tratamos de ganar, pero el asunto principal es el honor y el deber. Honor y deber hacia los hijos, hacia tu comunidad”, dice abriendo los ojos, con la mirada fija en su interlocutor, para luego añadir: “Voy a pelear esta batalla de todas las maneras no violentas que pueda”. Para él, la guerra pacífica es la mejor forma de convencer a un gobierno de que se necesitan reformas. Con las piernas cruzadas, platicando en un rincón cerca a su oficina, Roger recuerda ejemplos de estrategias similares que tuvieron éxito y que aún son recordadas por la humanidad como hitos históricos: Mahatma Gandhi y su lucha en la India contra el

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La estrategia: Dos millones de activistas, 5.000 como parte de estrategias de desobediencia civil, y al menos 500 personas encerradas tras las rejas. Imperio Británico (1920), o Martin Luther King batallando por los derechos humanos en los Estados Unidos en los años 60. “Cuando te arrestan porque luchas y crees en una causa, la gente respeta tu compromiso y algunos hasta se unen a ti”, repite. Gail Bradbrook, otra organizadora, ex plica las metas numéricas que se habían fijado para obtener resultados

poco antes de que se lanzara el movimiento XR. Necesitaban dos millones de personas que apoyaran al grupo de forma activa, 5.000 que formaran parte de estrategias de desobediencia civil, y al menos 500 personas encerradas tras las rejas. “El sacrificio es esencial para conseguir camb ios”, d ice Bradbrook. Pero se entiende, no es obligatorio. Por eso, cuando alg uien trata de unirse a la campaña se le pregunta en un formulario a través de internet hasta dónde está dispuesto a llegar. ¿Ser arrestado tal vez?, ¿ir a prisión por un corto tiempo? “Si me dejan ir, lo haré de nuevo”, les dijo a los policías Liam Geary Baulch (29) el día que lo arrestaron. Fue el 31 de octubre y estaba acostado frente al edificio del Parlamento en Londres; había bloqueado el paso junto a otros manifestantes. En las fotografías se ve que lucía tranquilo. Pelo largo, camisa rosada y corbata verde, rodeado por uniformados que lo observaban listos para levantarlo y llevárselo a una patrulla. Bloquear vías, pintarrajear paredes y hasta pegarse (sí, con pegamento) uno

Integ Integrrantes antes de Extinction Rebellion. Rebellion. Cuantas Cuantas más veces veces sean arres arresttados, mejor. mejor. DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


mismo a los edificios del Estado no son delitos tan graves. Más aún si a los policías se los recibe con una sonrisa, se les explica el motivo con cortesía y se los acompaña sin remilgos a la patrulla. Este grupo de revoltosos hasta utiliza pintura que se quita con agua para no dañar el bien público. Es por eso que usualmente los detenidos son liberados y ahí se acaba el asunto. Aunque la Policía bien puede iniciar procesos penales si así lo decide y si encuentra pruebas suficientes. Las sanciones van desde multas hasta encarcelamientos, pero esto último sólo en casos extremos. “Ellos (los policías) no quieren que crezca la cantidad de gente procesada por estos actos, por eso nos tratan de forma leve. Por ejemplo, mi caso aún está en investigación hasta que ellos decidan si inician un proceso. Puede ser mañana, puede ser el próximo año, o nunca”, explica Baulch.

Marionetas de la industria 24 de noviembre de 2018. Una muchedumbre se reúne en la entrada de un edi-

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ficio del Gobierno en Londres. Se recuestan sobre el piso con bolsas para dormir junto a carteles que hacen referencia al calentamiento global. Entre estos dormilones pasean tres hombres, también con carteles y folletos, pero con mensajes opuestos como: “El dióxido de carbono es el gas de la vida”. “El ‘cale ntamie nto gl oba l’ es un engaño para subir los precios de la energía”. “La rebelión de la extinción es una protesta falsa”. Uno de los tres hombres es Piers Corbyn (71), investigador del cambio climático desde sus 15 años. Cabello cano revuelto, anteojos de marco grueso y largo abrigo gris. Él asegura que XR engaña a las personas, que no es un movimiento ambientalista sincero, sino una marioneta al servicio de las grandes compañías petroleras que buscan incrementar los precios de la energía. “Un alto porcentaje de personas muere cada año debido al aumento en el precio de la energía y la escasez impuesta por las políticas de ‘cambio climático’. La ONU quiere continuar con este ‘genocidio verde’. Hay que ponerle fin y exigir energía al costo. No a las vastas ganancias de las grandes compañías petroleras, no a los estafadores de datos climáticos”, dice Corbyn. Existe evidencia, asegura él, de que el dióxido de carbono no es producto de la actividad humana, sino una consecuencia natural que bien podría salvar al planeta porque en realidad es un ali-

mento para las plantas. Por ejemplo, un artículo publicado en la revista Nature Climate Change, en abril de 2016, afirma que en los últimos 35 años la tierra se ha vuelto más verde debido al aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. La idea del calentamiento global y la contaminación es un teatro armado con la complicidad de ambientalistas, políticos y científicos al servicio de las industrias petroleras, añade Corbyn, convencido de lo que dice. Pero más allá de estas teorías conspirativas, algunos analistas también cuestionan la factibilidad de las demandas de XR, como reduci r por com pleto la emisión de dióxido de carbono para 2025. Y aunque los planes son ambiciosos, el sueño continúa. Roman Paluchmachnik (25), un pelirrojo de chompa azul y jean negros, se muestra entusiasmado con la cantidad de países que se han unido al movimiento. Son al menos 23 países repartidos por todo el mundo y sus continentes. Norte América, Sud América, África, Europa, Australia y Asia ya han sido copados y esto es algo que recién comienza. “En abril de 2019 vamos a tener una rebelión internacional. Cerca de 30 países, todos en el mismo día”, anuncia Hallam antes de encerrarse nuevamente en esa pequeña oficina para discutir cómo lograr que más gente sea arrestada y así cambiar el mundo. www.paginasiete.bo

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CRÓNICA Martha Irene Mamani Fotos Rubén Martínez

Siempre en en el mismo lug lugar de la ciuda ciudad de La Paz Paz y sólo cuando la noche cubre la urbe, cente nares de centenares campesinas instalan su sus puestos puestos “clandestinos” clandestinos” donde neg negocian, reg regatean atean y, y, muy a menudo menudo,, rematan rematan su sus cosechas. cosechas. Ni bien bien la ciuda ciudad despier despierta, emprende n sigilosas el retor no a su emprenden retorno sus comunida comunidades. des. 16

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La travesĂ­a de las campesinas insomnes

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CRÓNICA

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ADA LUNES Y JUEVES por la noche, decenas de camiones de carga, buses y minibuses interprovinciales irrumpen en la ciudad de La Paz por la zona Sur. Se mueven casi silenciosos y más tarde desaparecerán de la misma manera. Trepan las calles y avenidas que conectan con la céntrica zona de San Pedro hasta instalarse en inmediaciones del mercado Rodríguez. Los camiones, viejos y polvorientos, tiñen de aire campesino la ciudad. Esta travesía se extiende hasta pasada la medianoche y es el principio del mayor mercado nocturno de alimentos que acaece cada madrugada de martes y viernes. Las productoras no tienen puestos fijos, no pueden permanecer por mucho tiempo en los lugares “clandestinos” en los que se instalan porque la ciudad, apenas despierta, las aborrece. Además, con los primeros rayos del sol tienen que retornar a sus comunidades a cuidar de sus cultivos, animales e hijos. Los compradores no son los consumidores finales, sino los revendedores, la mayoría mujeres, llamadas alakipas en aymara. Ellas, bajo la luz del día, comercializarán los productos al por menor en el céntrico mercado Rodríguez y en otros mercados importantes de la ciudad. Los alimentos frescos, como repollo, lechuga, coliflor y brócoli, están embalados en ch’ipas, una malla de cuero que empaca los productos revestidos de plástico, pajas y hojas frescas. También transportan en cajas y sacos una gran variedad de hortalizas, verduras, frutas, flores y tubérculos. El cargamento llega desde comunidades campesinas perdidas en las faldas de los nevados Illimani y Mururata, y desde la cuenca del río La Paz. Algunas de las comunidades que alimentan a los paceños son Murucato, Palljo, Tawapalca, Illimani, Cebollullu, Zona Zona, Palomar, Chañoraña, Huaricana, Challja, Tirata, Cohoni y Quillihuaya. ****

Todo comienza muy temprano en las comunidades, mucho antes de que el sol levante el día. A esas horas de la mañana las familias cosechan los productos, los embalan y luego los transportan hasta los caminos principales. Al atardecer los hombres tienen la extenuante labor de cargar los camiones y asegurase de despacharlos antes que las sombras nocturnas comiencen a recubrir el paisaje. Las mujeres tienen

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la tarea de comercializar la producción en la madrugada; algunas llegan antes que los camiones a la ciudad de La Paz para esperar el cargamento, otras, las que tienen acuerdos previos con los cargadores, llegan mucho después. Emprenden el viaje en minibuses y buses –algunos arcaicos y destartalados– que también transportan cargas pero de menor peso y volumen. Ellas –jóvenes, adultas, ancianas– desafían la penumbra urbana, saben mejor que nadie cómo funciona el mercado, sus bondades y crueldades, sus resquicios y el contexto hostil. Raúl Tambo, uno de los agricultores de edad avanzada que vive en la comunidad Quillihuaya, en el municipio de Palca, explica el papel central de las mujeres: “ellas ya saben cómo negociar, regatear y defenderse”. Una vez que ubican los camiones en los que sus esposos despacharon los alimentos, ellas proceden a descargar con ayuda de cargadores y ayudantes. No todo está a la deriva, la noche no es necesariamente sinónimo de caos y confusión. Dentro de ese aparente desorden hay roles, tiempos y espacios definidos. El cargamento que llega es acomodado por sectores: la mayoría de los productores de Illimani (municipio de Palca) se instalan en inmediaciones de la calle Zoilo Flores; generalDOMINGO 6 DE ENERO 01|19


Los compradores no son los consumidores finales sino los revendedores, la mayoría mujeres, llamadas alakipas. Ellas, bajo la luz del día, comercializarán los productos al por menor en el céntrico mercado Rodríguez y en otros mercados importantes de la ciudad.

Los bultos de alimentos se confunden con personas que yacen a lo largo de las calles y sobre las frías aceras.

mente los de Río Abajo (municipio de Mecapaca) ocupan la calle Luis Lara. Y dentro de cada sector y zona ocupada, las mujeres se organizan por comunidad, y al interior cada familia productora se instala según el orden de llegada. Como es de esperar, no existe información oficial sobre los volúmenes de alimentos que se transan. Según una estimación aproximada de Roxana Benítez, Jefa de la Unidad de Mercados del Gobierno Municipal de La Paz, ingresan por día unos 40 camiones de productos frescos desde Palca y Río Abajo. Por su parte, René Aruquipa, Alcalde del Gobierno Municipal de Palca, estima que cada comunidad saca de cinco a seis camiones por semana y que por Río Abajo entran a la feria unos 200 camiones semanalmente.

Vigilia Aproximadamente a la una de la madrugada, las mujeres terminan de instalar sus puestos de venta en los sitios provisionales. Esperan el momento de la venta acurrucadas sobre la calzada, arrimadas a sus cargamentos. Algunas tratan casi inútilmente de agarrar retazos de sueño, unas ríen y otras tejen conversaciones en su idioma nativo, aymara y algo de casteDOMINGO 6 DE ENERO 01|19

Ch’ipas en el camino, listas para ser transportadas a la ciudad.

llano, mientras vigilan sus productos acullicando hojas de coca. Los bultos de alimentos se confunden con personas que yacen a lo largo de las calles y sobre las frías aceras. Son posadas improvisadas donde no faltan niños y niñas junto a sus madres. **** Virginia es una de estas campesinas insomnes. Está instalada en la calle Zoilo Flores y mientras se prepara para dar de lactar a su bebé expresa su preocupación porque su cosecha no arribó. A pesar de ese contratiempo, el hecho de no estar sola ilumina su semblante. Está rodeada por decenas de mujeres de su comunidad, Huaricana, ubicada en el municipio de Mecapaca. Las más de 300 familias que viven allí venden su cosecha en la calle Rodríguez esquina Zoilo Flores, aunque no siempre están todas al mismo tiempo ni el mismo día. Esto depende en parte del calendario agrícola, pero sobre todo del potencial productivo de sus tierras. En promedio cada lunes y jueves llegan de seis a siete camiones de esa comunidad. Mercedes es otra agricultora y es también amiga de Virginia. www.paginasiete.bo

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CRÓNICA

Ambas conversan amenamente para mantenerse en vigilia mientras esperan la llegada de sus cargas. Desprecian el sueño porque vender sus cosechas es una de las tareas decisivas en sus vidas. Si no vendemos no hay plata, dicen. —Virginia, ¿hoy no dormirás?, ¿dormirás cuando retornes a tu casa? —pregunto a modo de romper el hielo. La mujer joven suelta una risa irónica porque, a todas luces, la pregunta es tonta. Atina contestar: “trasnocharse siempre es”. Para ella, es imposible dormir las noches en que debe vender sus productos. Tendrá que regatear buscando el mejor precio posible y evitar quedarse con saldos porque sería atroz retornar a Huaricana con las ch’ipas y cargas sin vender o entregarlas a las alakipas en calidad de fiado. Y en unas horas, cuando esté de nuevo en su casa, por supuesto que no dormirá. En el campo es inconcebible dormir de día. Vender por la noche es la única elección posible para los productores de alimentos. Están obligados a hacerlo como si se tratase de una actividad delincuencial. “Siempre fue así, nuestros abuelos han vivido lo mismo”, cuenta Virginia. Y Katherine Fernández, investigadora e impulsora de la Plataforma Agrobolsas Surtidas, explica que los agricultores comercializan sus productos de noche porque es el único momento en que pueden vender. De día esas calles están reservadas para los minibuses y las aceras tienen “dueños” a cada paso. Se adaptaron a un horario clandestino, nocturno, como si se tratase de una actividad ilegal. Según Aruquipa, la autoridad edil de Palca, la raíz de esta estrategia campesina está en la falta de mercados para los productores. Mercedes sabe que la falta de mercados para el productor es un problema sin solución. Ella es una de varias mujeres que no se quedaron con los brazos cruzados. Recuerda que, junto a sus compañeras, varias veces reclamó ante las autoridades locales no solo por un mercado, sino por los maltratos que reciben. Pero nadie escuchó sus pedidos. “Fue en vano”, dice resignada. Por su parte, Virginia recuerda que sus abuelos tenían puestos de venta en uno de los cuatro bloques del mercado Rodríguez llamado Belén. Pero el lugar quedó chico hace muchos años. Se sabe que la abuela de Virginia tenía un puesto pequeño donde apenas cabía una ch’ipa y que hasta hace poco estaba ocupada por una de sus hijas. Sus otros cinco hijos, incluyendo la mamá de Virginia, no llegaron a tener cabida en el lugar. Hoy en día ese puesto sirve más para depósito que para venta. **** Pero aparentemente no todo está mal, según explica Teddy Fernández, responsable de Ferias Agropecuarias de la Agencia de Desarrollo Económico Local del municipio de La Paz. Actualmente, esta Agencia está impulsando la creación de mercados alternativos dada la saturación y obsolescencia de los mercados tradicionales. El Mercado Campesino Zenobio López, ubicado en la final Villalobos, en Villa Armonía, es uno de estos emprendimientos inicialmente

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orientado al fortalecimiento de circuitos cortos de comercialización del área metropolitana que comprende los municipios de Achocalla, Palca, Mecapaca, Viacha, Laja y El Alto. Sus 40 carpas, cada una con dos puestos de venta rotativos, se activan una vez al mes. Pero esta iniciativa que arrancó en la gestión municipal de Juan del Granado aún no termina de consolidarse del todo. Los temas políticos por conflictos limítrofes irresueltos entre municipios también tienen peso a la hora de coordinar, alega Fernández. De vuelta al mercado Rodríguez donde las mujeres conversan aguardando el momento de la venta, a las dos de la madrugada casi todos los camiones completaron el viaje, incluyendo el que trajo la carga de Virginia. Los únicos hombres que se mueven entre las sombras son los estibadores, así llamados ahora ante el sentido despectivo que adquirió la palabra “cargadores” o, en aymara, a para pitas. Por allí anda Vicente, uno de los estibadores que trabaja para el sector de Río Abajo. En un momento de descanso cuenta que su labor comienza hacia las ocho de la noche y termina en el mejor de DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


Tendrán que regatear buscando el mejor precio posible. Sería atroz retornar a Huaricana con las ch’ipas y cargas sin vender o entregarlas a las alakipas en calidad de fiado. Y cuando estén de nuevo en su casa, por supuesto que no dormirán. En el campo es inconcebible dormir de día. los casos a una de la madrugada. Pero no siempre es así porque en las noches de lluvia, cuando los caminos se inundan y las cargas llegan con demora, él y otros estibadores se trasnochan varias horas más. Esta noche le toca esperar nuevamente. Su carga no llega y tendrá que aguardar para iniciar su faena. “Lo que pasa –explica el hombre de edad avanzada– es que el trabajo es demasiado cansador, el cuerpo no da y el pago es poco”. Su labor consiste en recibir la carga del camión y transportar “a lomo” (en su espalda) hasta el improvisado puesto de la propietaria. Por cada ch’ipa recibe como pago un boliviano y cincuenta centavos. Otros estibadores se encargan de transportar la carga que se transa en idas y vueltas que abarcan varias calles. Él ya renunció a ese trabajo mayor que remunera mejor. Está viejo y cansado.

Alakipas: expertas negociantes Son las tres de la mañana, momento en que la temperatura cae al mínimo en la ciudad de La Paz, aunque es incapaz de doblegar a las mujeres campesinas. A esa hora arriban los comDOMINGO 6 DE ENERO 01|19

pradores, mayormente con rostro de mujer. Son las alakipas o intermediarias, mayoristas, rescatistas, “terciar izadoras”. Son mujeres habilosas en este negocio y dispuestas a regatear y a veces a presionar al límite para obtener la mayor cantidad de productos al menor precio. Es el momento en que las agricultoras ponen en exposición sus productos y anuncian en aymara y castellano. Las mujeres más adultas solo ofrecen en aymara. — “Comprame” casera, fresquito es. — “Llevate” papa, caserita. — Ven casera, te voy rebajar. Recién cosechado es. — Es de Illimani. — Perejil, el amarro a dos bolivianos. Las compradoras pasan, revistan pacientemente, puesto por puesto, calle por calle, sector por sector. Sin mostrar interés preguntan por el precio, examinan los bultos, cambian de interlocutora. A veces retornan para examinar mejor los productos. No son compradoras compulsivas. De ninguna manera. www.paginasiete.bo

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—Te estoy ofreciendo 100 bolivianos. De día los compradores miran. Está lastimado, dicen. No compran fácil. Ya no es como antes. Ni en El Alto es así —comenta una de las compradoras, en un tono petitorio convincente, mientras ausculta con detenimiento la caja de tomate. —No, no. Que sea 120 bolivianos, la caja está completa y no tiene ni uno dañado. Si quieres revisamos y contamos uno por uno —replica la productora con una seguridad inquebrantable y sin quitar la vista de su caja de más de 40 libras de tomate. El precio es un asunto en discusión sin fin entre las campesinas y las alakipas. Las compradoras nunca están de acuerdo con los precios que piden las vendedoras, sin importar si son altos o bajos. La estrategia es siempre pedir rebaja, y el último resquicio para sacar ventaja está en pedir la yapa (una cantidad adicional o extra del producto). De un modo y otro, el precio fijado por las productoras no será el precio de venta final. En la calle Zoilo Flores, eso acaba de experimentar una mujer que trajo gladiolos blancos. Por cada ramo de gladiolos pide 10 bolivianos, pero sus dos compradoras regatean con una habilidad combinada. Una de ellas ofrece pagar 15 bolivianos pero por dos ramos de flores mientras que la otra oferta 9 bolivianos

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por cada ramo con el argumento de que compraría varios. Es el libre mercado sin regulaciones en su plena expresión. Virginia está de pie entre sus diez ch’ipas de repollo. Hoy espera por las compradoras casi sin pronunciar una palabra. No espera a ninguna alakipa conocida, no tiene clientes fijos al igual que la mayoría. Tiene la secreta esperanza de que el precio de una chip’a de repollo al menos alcance unos 70 bolivianos. La semana anterior vendió solo a 50 bolivianos, que es el precio de la temporada. Sabe muy bien que cuando el mercado se satura, tendrá que conformarse con obtener 40 bolivianos por su producto. Esta noche sus posibilidades oscilan entre llevarse a casa 400 a 700 bolivianos por las diez ch’ipas. Jovencia es otra agricultora que llegó de la comunidad Choquecota, perteneciente al municipio de Palca. Acostumbra vender arvejas y habas verdes, relata que, al final de cuentas, las al akipas son las que deciden los precios. No siempre lo hacen de la mejor manera porque, en muchos casos, es por la fuerza. La estrategia violenta entra en escena con el traspaso de los productos a los sacos de la compradora; es casi una celada oculta bajo palabras en tono de súplica y, una vez que tienen el producto en sus manos, ofrecen unos billetes que no reflejan el precio acordado. Los reclamos son acallados con DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


“Ser productor de ninguna manera es fácil, aparte de la carencia de mercados, es un trabajo que implica mucho esfuerzo y arroja poco o casi nada de ganancia… Por eso están cómo están los campesinos: no salen de su situación de pobreza. Usted ya sabe, no hay campesinos ricos”. enojos y amenazas de devolver el producto que está listo para transportar. La interpretación de la activista de Agrobolsas, Katherine Fernández, no se distancia de esta observación. Según ella, los intermediarios son quienes fijan el precio de los productos agrícolas y el Ministerio de Desarrollo Rural toma éstos como precios oficiales para su difusión pública. Poner a los intermediarios en el banquillo de los acusados es habitual. Muchos desearían que no existieran, pero lo que puede parecer paradójico a primera vista es que los agricultores no tienen necesariamente la misma percepción. El productor Raúl Tambo, de Quillihuaya, explica que al no existir puestos de venta fijos para los productores, ellos obligatoriamente necesitan de las alakipas. Les urge vender cuanto antes porque deben retornar a sus casas y parcelas. Los cultivos y los animales son como bebés y demandan cuidado y atención todos los días. Este es un pequeño gran detalle que no se toma en cuenta a la hora de abogar por un mercado campesino para la comercialización directa del productor al consumidor. Pero hay un problema mayor y es que la agricultura campesina no es rentable. Veamos los costos de producción del choclo, uno de los alimentos que allí se suministran. Raúl siembra anualmente cerca de 2.700 metros cuadrados de DOMINGO 6 DE ENERO 01|19

choclo, con una inversión de 1.500 a 2.000 bolivianos para la semilla, abono, plaguicidas y mano de obra externa, sin contabilizar el costo de mano de obra familiar. Anualmente cosecha en promedio 40 bolsas de choclo y vende entre 100 a 60 bolivianos la bolsa. “En este caso entro en quiebra”, se lamenta refiriéndose al precio más bajo. Solo cuando le pagan 100 bolivianos recupera su inversión. Generar ganancias es deseable pero la familia de Raúl se acostumbró a entender su éxito como la recuperación del capital invertido. A esto se suma el costo de transporte y de descarga: 10 bolivianos por bolsa. “Este es un precio fijo. Al camionero no le importa si el precio del choclo ha bajado o si no se vendió”, explica el agricultor con amargura. En el mejor de los casos su “ganancia” puede alcanzar unos 1.500 bolivianos, lo que apenas recompensa su esfuerzo familiar. Benjamín, otro agricultor de la comunidad Bella Vista de Palca, concluye: “Ser productor de ninguna manera es fácil, aparte de la carencia de mercados, es un trabajo que implica mucho esfuerzo y arroja poco o casi nada de ganancia”. Mira sus manos y con pesar afirma: “… Por eso están cómo están los campesinos: no salen de su situación de pobreza. Usted ya sabe, no hay campesinos ricos”. www.paginasiete.bo

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El Remate Son las cinco de la mañana y el alumbrado público todavía tirita tozudamente. Para los paceños es temprano pero ya tarde para las campesinas. Las que terminaron de vender solo hacen hora para emprender el retorno. Las que no lograron vender todos sus productos se muestran exasperadas y nerviosas. Quedarse hasta esa hora con productos es el anuncio de que llega el regateo y la subasta. A esa hora, las alakipas que compran cantidades mayores montan en unos taxis acondicionados especialmente para transportar cargas y se pierden por las serpenteantes calles y recovecos de la ciudad con rumbo a otros mercados como Garita de Lima, Uruguay, Cementerio y El Tejar. Algunas llegan incluso a las villas: Fátima, Armonía y Copacabana. Otras hasta otros municipios como Achocalla y El Alto. Los precios comienzan a caer y atraen a compradoras menores. Esta vez son las productoras las que rebajan sus expectativas. La unidad de lechuga que costaba dos bolivianos hace unas pocas horas, ahora se ofrece en un boliviano. Es mejor así, afirman resignadas, porque podría ser peor dentro de una hora. Mercedes conoce muy bien que las alakipas benef iciarias son las que se pasaron horas esperando el momento de las rebajas. Relata que las mujeres que están al frente de su puesto son conocidas y suelen decirles: “si ahora no quieres rebajarme, más tarde lo harás y al precio que yo quiera”.

La Guardia Municipal llega en camioneta. Tiene la orden de despejar las calles y aceras.

**** Son casi las seis de la mañana. La ciudad despierta de su letargo y es el momento de tensión entre las actividades nocturnas y diurnas. La lucha por el espacio público crece y cobra ribetes de discriminación y racismo. Una mujer dueña de una tienda de abarrotes vocifera mientras intenta despejar torpemente unas ch’ipas de coliflor, escoba en mano. —Levántense, ¿hasta qué hora se van a quedar? ¿Quieres que yo te consiga un cargador? Ustedes no limpian, ni su culo se limpian. Nadie interviene. Compradoras, vendedoras y transeúntes son sordomudos de conveniencia. La mujer maltratada tampoco replica. Se limita a obedecer y arrastrar sus cargas unos metros más allá. —Ya pues, levántense. Ustedes siempre están ahí sentadas. ¿A ver yo iré a tu casa a vender? —recrimina otra mujer entrada en años al tiempo que supervisa los paquetes de embutidos que recibe en su tienda. El hombre de cuerpo minúsculo que la acompaña dice: “nosotros tenemos una federación, estamos organizados, pagamos, no es así nomás sentarse”. El conflicto por el control de las aceras se resuelve a favor de las comerciantes que tienen patentes municipales por el uso de espacios públicos como puestos de venta. Están protegidas por las normativas y con apoyo de la guardia municipal. Hacia las siete de la mañana, las productoras son echadas definitivamente.

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Virginia y Mercedes saben muy bien que no son bienvenidas a esa hora. Otras veces fueron víctimas de violencia con resultados mucho peores. Mercedes recuerda que un día una de sus compañeras apareció con la cabeza ensangrentada. La furiosa dueña de un puesto le había propinado un golpe certero con una escoba. Con encono en su voz afirma: “Ellas son malas, nos insultan; al contar con permiso municipal, desde las cinco de la mañana ya montan sus puestos. Son mujeres migrantes del altiplano que se ‘refinaron’, ellas son las más abusivas”.

Nos vamos, pero volveremos Hacia las seis y media de la mañana, por la calle Boquerón avanza una camioneta roja de propiedad del Gobierno Municipal de La Paz. Transporta media docena de gendarmes municipales que tienen la orden de despejar las calles y las aceras. —¡Vienen!... ¡viene la batida! ¡joven, cargámelo! ¡apúrate!, grita atropelladamente un grupo de mujeres. —¡Batida es, ya vienen los ladrones!, dice otra campesina insomne. —No hables así —la reprocha otra comunaria. Nadie está inmóvil. No es momento de protocolos y buenos modales. Todas se agitan y comienzan a transportar sus bultos. Las reiteradas intervenciones de los guardias municipales les han enseñado a no quedarse paralizadas. Hay DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


“—Levántense, ¿hasta qué hora se van a quedar? ¿Quieres que yo te consiga un cargador? Ustedes no limpian, ni su culo se limpian”. Nadie interviene. Compradoras, vendedoras y transeúntes son sordomudos de conveniencia. que actuar para protegerse y, sobre todo, es momento de sujetar con fuerza las cargas. Los jóvenes uniformados, Castillo y Callisaya, con voz de mando instruyen sin mayores explicaciones ni detenimiento: —De una vez señoras, ¡retírense! A esta hora la Boquerón debe quedar expedita. El pasajero de un bus que se dirige a la populosa zona norte interviene, asomado por la ventanilla: “¡Acaso ustedes no tienen mamá! ¡A ver que a su mamá le hagan eso! ¡No abusen, no sean desconsiderados! ¿No saben comer?”. Los guardias municipales no se perturban. Uno de ellos ofrece una explicación sabida. Ellas no tienen autorización para vender en la calle a esa hora; que los vecinos se quejan permanentemente por la obstrucción de la vía pública; que la calle Boquerón debe quedar expedita, caso contrario corresponde el decomiso aunque las vendedoras podrían acomo-

darse en la calle Luis Lara. “Les estamos colaborando”, enfatiza otro guardia. Emilio Limachi es el secretario general de la Subcentral Huancapampa, del municipio de Palca. Explica que la llegada de los guardias municipales significa rematar los productos a precio de gallina muerta; incluso llegan a regalar a la gente para evitar el decomiso. Prefieren bajar los precios a retornar con productos a la comunidad o quedarse otra noche más en la ciudad. Ahora el precio de una unidad de lechuga desciende a cincuenta centavos, la cuarta parte del precio que pedían a las tres de la madrugada. No faltan compradores, de hecho la llegada de guardias es también el momento en que aparecen más alakipas. Esto levanta sospechas entre las vendedoras porque, al parecer, es una batida combinada entre gendarmes y compradoras. Roxana Benítez, una de las autoridades ediles, afirma que los productores tienen “autor ización” desde las diez de la noche hasta las siete de la mañana porque es evidente que los paceños requieren abastecerse de alimentos. Pero enfatiza en que las calles tienen que estar expeditas en el día para dar paso a los comerciantes con patentes, a vehículos y peatones. **** A las ocho de la mañana las calles que fueron refugio de las vendedoras son un infierno comandado por los minibuseros. Donde hubo productos agrícolas, el transporte público se abre paso a bocinazos y los apurados transeúntes avanzan esquivando los puestos de venta con patentes. Sólo quedan algunas hierbas verduscas como rastro del mercado clandestino de alimentos. El paso de las campesinas insomnes ha sido fugaz como las estrellas, pero lograron suministrar los alimentos que llegarán a la mesa de los paceños. Si no es el jueves, volverán el martes.

A medida que amanece, las vendedoras endedoras se aflig en y los precios afligen precios bajan. Aún así, ellas volverán. olverán. Si no es el juev jueves será el martes. martes.

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MUJER COTIDIANA Pedro Lemebel

La Leva*

(o “la noche fatal para una chica de la moda”) Nuestra revancha ante la jauría serán las faldas cortas a lunares, la frente alta y, como no, Pedro Lemebel en el bolsillo y el corazón.

A

L MIRAR LA l eva de perros babosos encaramándose una y otra vez sobre la perra cansada, la quiltra f laca y acezante, q u e ya n o p u e d e más, que se acurruca en un rincón para que la deje tranquila la jauría de hocicos y patas que la montan sin respiro; al captar esta escena, me acuerdo vagamente de aquella chica fresca que pasaba cada tarde con su cimbreado caminar. Era la más bella flor del barrio pobretón, que la veía pasar con sus minifaldas a lunares fucsia y calipso, cuando los sesenta contagiaban su moda destapada y fiebres de juventud. Ella era la única que se aventuraba con los escotes atrevidos y las espaldas piluchas y esos vestidos cortísimos, como de muñeca, que le alargaban sus piernas del tobillo con zuecos hasta el minicalzón. En aquellas tardes de calor, las viejas sentadas en las puertas se escandalizaban con su paseo, con su ingenua provocación a la patota de la esquina, siempre donde mismo, siempre hilando sus babas de machos burlescos. La patota del

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club deportivo, siempre dispuesta al chiflido, al “mijita rica”, al rosario de piropos groseros que la hacían sonrojarse, tropezar o apurar el paso, temerosa de esa calentura violenta que se protegía en el grupo. Por eso la chica de la moda no los miraba, ni siquiera les hacía caso con su porte de reina–rasca, de condesa–torreja que copiaba moldes y figurines de revistas para engalanar su juventud pobladora con trapos coloridos y zarandajas pop. Tan creída la tonta, decían las cabras del barrio, picadas con la chica de la moda que provocaba tanta envidiosa admiración. Parece puta, murmuraban, riéndose cuando el grupo de la esquina la tapaba con besos y tallas de grueso calibre. Y puede haber sido el calor de ese verano el detonante culpable de todo lo que pasó. Pudo ser un castigo social sobre alguien que sobresale de su medio, sobre la chica inocente que esa noche pasó tan tarde, tan oscura la boca de la calle, tenía sombras de lobo. Y curiosamente no se veía un alma cuando llegó a la esquina. Cuando extrañada esperó que la barra malandra le gritara algo, pero no escuchó ningún ruido. Y DOMINGO 6 DE ENERO 01|19


caminó como siempre bordeando el tierral de la cancha, cuando no alcanzó a gritar y unos brazos como tentáculos la agarraron desde las sombras. Y ahí mismo el golpe en la cabeza, ahí mismo el peso de varios cuerpos revoleándola en el suelo, rajándole la blusa, desnudándola entre todos, querían despedazarla con manoseos y agarrones desesperados. Ahí mismo se turnaban para amordazarla y sujetarle los brazos, abriéndole las piernas, montándola epilépticos en el apuro del capote poblacional. Ahí mismo los tirones de pelo, los arañazos de las piedras en su espalda, en su vientre toda esa leche sucia inundándola a mansalva. Y en un momento gritó, pidió auxilio mordiendo las manos que le tapaban la boca. Pero eran tantos, y era tanta la violencia sobre su cuerpo tiritando. Eran tantas fauces que la mordían, la chupaban, como hienas de fiesta; la noche sin luna fue compinche de su vejación en el eriazo. Y ella sabe que aulló pidiendo ayuda, está segura de que los vecinos escucharon mirando detrás de las cortinas, cobardes, cómplices, silenciosos. Ella sabe que toda la cuadra apagó las luces para no DOMINGO 6 DE ENERO 01|19

comprometerse. Más bien, para ser anónimos espectadores de un juicio colectivo. Y ella supo también, cuando el último violador se marchó subiéndose el cierre, que tenía que levantarse como pudiera, y juntar los pedazos de ropa y taparse la carne desnuda, violácea de moretones. La chica de la moda supo que tenía que llegar arrastrándose hasta su casa y entrar sin hacer ruido para no decir nada. Supo que debía lavarse en el baño, esconder los trapos humillados de su moda preferida y fingir que dormía despierta crispada por la pesadilla. La chica de la moda estaba segura de que nadie serviría de testigo si denunciaba a los culpables. Sabía que toda la cuadra iba a decir que no habían escuchado nada. Y que si a la creída de la pobla le habían dado capote los chiquillos del club, bien merecido se lo tenía, porque pasaba todas las tardes provocándolos con sus pedazos de falda. Qué quería, si insolentaba a los hombres con su coqueteo de maraca putiflor. Nunca más vi pasar a la chica de la moda bamboleando su hermosura, y hoy que miro la leva de quiltros babeantes alejándose tras la perra, pienso que la brutalidad de estas agresiones se repite impunemente en el calendario social. Cierto juicio moralizante avala el crimen y la vejación de las mujeres que alteran la hipocresía barrial con el perfume azuceno de su emancipado destape. [*] En Chile, leva significa jauría.

Este texto ha sido tomado del libro de crónicas de Pedro Lemebel, De perlas y cicatrices, Lom editores, 1998. www.paginasiete.bo

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FOTO PIXABAY

La patota del club deportivo, siempre dispuesta al chiflido, al “mijita rica”, al rosario de piropos groseros que la hacían sonrojarse, tropezar o apurar el paso, temerosa de esa calentura violenta que se protegía en el grupo.


LA PAZ MARAVILLOSA Carlos Moreira Ascarrunz Agencia La Paz Maravillosa

La Paz, ciudad de contrastes para la alta moda Si Santa Cruz es el eje de la industria de la moda, La Paz tiene la base, la esencia y la identidad.

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N EL AFAMADO restaurante Gustu aprovechamos el conglomerado de más de 15 experimentados diseñadores de moda para el show room de f in de año en el evento P uro Diseño, para construir a partir de percepciones de profesionales una idea sobre la actualidad de la moda en La Paz. La expectativa es alta, ya que el calendario paceño reserva cada vez más fechas para eventos de diseño y glamour. Bolivia Moda, La Paz Moda y Diseñarte, son sólo algunos ejemplos. En esta ocasión, marcas como Sonndo, con sello boliviano,

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proponen prendas “atrevidas, con estilo y presencia”, al menos así lo describe uno de sus diseñadores, Fernando Martínez, mientras expone carteras y otros accesorios en vinil transparente, siguiendo la actual tendencia de la afamada firma Chanel de París. “Santa Cruz es el eje principal de esta industria, pero La Paz tiene la base, la esencia y toda la identidad para convertirse en un puntal de la industria; es cuestión de trabajarlo y que surja solo”, asegura el joven diseñador. Así, la permeabilidad de la moda ha encontrado desde hace unos años un lugar propicio en La Paz, gracias a su carácter cosmopolita que a la vez se amolda con tradiciones ancestraDOMINGO 6 DE ENERO 01|19


les muy marcadas que apuntan al recato, pero hacen relucir el buen gusto. “En La Paz la gente admira mucho el diseño, les interesa el diseño de las prendas, la gente es bien cosmopolita en ese sentido y, además, están muy orgullosos de utilizar ropa nacional, cosa que antes no pasaba”, asegura Tatiana Tarquino, coordinadora de Puro Diseño en La Paz y diseñadora de Tribeca Versátil. Sin embargo, haciendo un contraste de sus experiencias, Tarquino también recuerda aquel paseo en transporte público, desde la zona Norte hasta la zona Sur de La Paz, cuando decidió analizar la vestimenta de los transeúntes que aparecían. “Sin importar edad, constitución física, clase social, todas las mujeres vestían botas, chamarras infladas de fibra, chompas cafés, azules o negras y un moño con una piraña. En La Paz no nos gusta que se den la vuelta y te miren”, cuenta. Paradójicamente, la diseñadora asegura que a la hora de adquirir una prenda, el paceño hace gala de un “ojo clínico” y que “en La Paz la gente es muy estilizada. Aunque hay de todo, los que están metidos en esto tienen ojo clínico y tú sabes que se van a llevar lo más cool, lo más fashion”. Por su parte, el coordinador del evento en Santa Cruz,

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Carlos Araúz, destaca la calidad del trabajo de las marcas que participan este año en Puro Diseño, muchas de ellas paceñas. Hijos de Ramón, Tribeca Versátil, Narcisa, Unsatisfied, Ribera Alta, Aura, Kimera, Gramo, Asarti, Sonndo, Yapa, Roberto Araníbar, Eduardo Gumucio, Yass, son algunas de ellas. “El boliviano ahora aprecia mucho más el diseño de autor y quizás en La Paz más que en el resto de Bolivia porque al adquirir una prenda ellos le dan un valor y eso nos encanta”, afirma de pie entre sus coloridos diseños urbanos inspirados en ciudades asiáticas como Taipéi, Tokio, Shanghái, Seúl. Nuevas marcas, eventos de alta producción y un mercado dinámico. Ese es el paisaje contemporáneo de la moda en La Paz, un fenómeno que para algunos, ajenos al mundo del diseño podría pasar desapercibido. Sin embargo, el consenso de estos talentosos diseñadores nos dice que utilizar una marca nacional, con trayectoria e innovadores diseños, es ahora un símbolo de estatus e identidad que antes sólo se alcanzaba buscando en el mercado internacional. El contenido de esta página es patrocinado por la Agencia La Paz Maravillosa del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.

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RETRATO Fernando Gonzales Salguero Fotografía de Cecilia Fernández

Pasión y magia Dijo que dedicaba el acto a su papá, a quien le gustaba ver cómo caía la nieve. Y esa noche, en el escenario del Teatro Municipal de La Paz, nevó. Entonces, él elevo su mirada al cielo y fervorosamente ofreció su arte a quien en vida no pudo asistir a ninguna de sus presentaciones como mago. ¿Cómo lo hizo?, no tiene importancia, Byron en escena expresó su drama y lo combinó con magia, creando la ilusión y la emoción que se apoderó de los que estuvimos presentes esa noche. El drama y la magia son artes de la ilusión. El actor que representa a Merlín en la historia del Rey Arturo persuade al público de que tiene poderes extraordinarios pero también emociones y pesares, tal como debe hacer un mago. Y es que Byron no es un hacedor de trucos, él ofrece ilusiones, él personifica al mago creando un ambiente donde todo lo inexplicable puede suceder. Y para lograrlo recurre a ideas o recuerdos o cualquier hecho mágico que le haya sucedido y los combina con sus conocimientos sobre magia; no en vano su conferencia, expuesta en varios congresos, se llama Cómo crear un acto único y propio. Han pasado varios años desde que nos conocimos, primero compartiendo secretos, luego imaginando y creando puestas en escena para llevarlas al teatro. A lo largo de esos años he visto su crecimiento como artista y su generosidad para compartir su magia con quienes tienen inclinación manifiesta por este arte. La pasión que lo inspira y motiva se refleja en cada uno de los actos de su vida.

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El mago Byron

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C A RT E L E R A Ojo al parche Adrián Nieve

Ver antes que condenar

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erminó otro año y siguen las listas de cuál fue la mejor película, quiénes serán los próximos ganadores del Óscar, y todos esos temas fálicos de quien tiene el miembro cinematográfico más grande. Lo curioso es que no siempre son los cineastas quienes protagonizan estas pujas sino los fanáticos, los críticos, todos aquellos que han visto en estos productos de arte algo digno por lo cual matarse a tecladazos en algún post de Facebook.

Por un lado, me alegra que a la gente le apasione el cine lo suficiente como para discutir sobre ello –obviando el egocentrismo, claro– tratando de convencer a un conocido, o a un extraño, de algo. Por otro lado, lo terrible del asunto es que nos ha llevado a tomar las opiniones de los demás –en especial las opiniones de los críticos– como agresiones, casi como insultos a la película que nos gustó tanto. Y ¿podemos culparlos? Pues no. Y aunque nadie me lo pidió, voy a aprovechar este inicio de año para decir lo que creo. Algunos críticos parecen creer que la crítica consiste en imponer su punto de vista mediante un análisis técnico y simbólico. Y no. Está bueno que veamos las cosas en diferentes niveles o capas, pero eso no vale nada si no podemos expresarlo de manera que nuestra lectura enriquezca la experiencia del lector al ver la película. En otras palabras: la crítica es para que la gente quiera ver películas, no para que las condene sin verlas. Hacer una crítica no consiste en tener la razón, tampoco en no tenerla. En realidad, una buena crítica trata de mantener un balance. La crítica es como la hija bastarda de un análisis y una invitación. Saca a relucir aspectos de la película que resonaron en ti, pero sin ensalzarlos ni condenarlos; describirlos de tal forma que quien te lea sienta curiosidad, sienta las ganas de ver la película y cerciorarse –quizá– de que es tal como dijiste. Ahí está la contribución deseable del crítico. No es crear Molinos de viento, no es caer bien Bajo y condenar, condenar, condenar… La verdadera contribución es seducir a los lectores para que salgan de su zona de confort y vean esa película rara, o para que vuelvan a ver esa película de superhéroes y le pillen

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otro sentido. La voz de un crítico debería contribuir a que veas de otra manera el filme que más odias, o a encontrarle fallas a tu película favorita, y para eso la idea no es precisamente dedicarse a destruir. Hay que mirar un poco más allá, dejar de lado el ego y la necesidad del aplauso. Hay que amar el cine y no el perfil de Facebook.

Las 12 pelis más notables de 2018

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GAME NIGHT. 2018, John Francis Daley y Jonathan Goldstein. Comedia. Es agradable ver una comedia predecible manejándose con innovación visual. El esfuerzo de retratar la acción se nota y paga bien en esta agradable y sorpresiva película. ISLE OF DOGS. 2018, Wes Anderson. Comedia. Más allá de que los perros sean hermosos, el nivel técnico de esta

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animación es para perder la cabeza. Añádanle esos trucos tan Wes Anderson y la voz de Bryan Cranston y obtendrán un tierno y gracioso filme. YOU WERE NEVER REALLY HERE. 2018, Lynne Ramsay. Suspenso, drama. ¿Cómo retratar la violencia? Esta genial película logra ser muy violenta sin nunca –de verdad– mostrar la violencia de frente. Tal como sucede en la vida real. Altamente recomendable y con un gran Joaquin Phoenix. AVENGERS: Infinity War. 2018, Joe y Anthony Russo. Acción. Una escopeta apuntando a 50 cachorros. Algo así se siente en este filme que logró dejar sin aliento a los fanáticos del universo cinematográfico Marvel. MANDY. 2018, Panos Cosmatos. Acción, suspenso. La violencia en un extremo intenso. La sangre, el dolor, la venganza son palpables, y Nicholas Cage cae como anillo al dedo en un filme de este estilo. Imposible no sentirse sucio después de verla. Y eso se siente bien. A QUIET PLACE. 2018, John Krasinski. Suspenso, horror. ¿Cómo suena lo que más temes? Esa pregunta retumbará en tu cabeza mientras ves este muy bien logrado filme que muestra que el terror es más que susto repentino y efectos especiales caros. DON’T WORRY HE WON’T GET FAR ON FOOT. 2018, Gus van Sant. Comedia. Agarrar una triste historia real y hacerla graciosa e inspiradora es un gran logro de Gus van Sant. Parte de ello se debe a un elenco que la rompe a otro nivel. Grande Joaquin Phoenix, Rooney Mara y Jonnah Hill. SUSPIRIA. 2018, Lucca Guadagnino. Horror. Es mejor olvidar que es un re make de un gran filme de Dario Argento. Es mejor sumergirse en ella y dejar que el horror y el shock se apoderen de uno. Sólo para disfrutarla mejor. EIGHT GRADE. 2018, Bo Burnham. Comedia. Las películas sobre los dolores de crecer adquieren una refrescante dimensión en esta experiencia cinematográfica. Hay que ver para creer. Y con una actuación como la de Elsie Fisher, eso se hace fácil. SPIDER–MAN: INTO THE SPIDER–VERSE. 2018, Bob Persichetti, Peter Ramsey. Aventura. Ninguna de las películas del arácnido han explorado los límites visuales de sus habilidades como lo hace esta divertida y emocionante animación que hace simple un concepto tan complejo como el del multiverso. REVENGE. 2018, Coralie Fargeat. Suspenso, acción. Qué genial es ver que la usual víctima –en un filme de venganza– se levanta y provoca una matanza digna de videojuego. Tan divertida como poseedora de un ángulo novedoso en un género atestado de hombres macho machotes. LEAVE NO TRACE. 2018, Debra Granik. Drama. Un guión maravilloso y una directora que sabe aprovechar cada momento para que todo esté al servicio de la trama, en una historia tan enternecedora como conmovedora.

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Isle of Dogs

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Suspiria

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Spider-Man: erse se Spider-Man: Into Into the Spider-v Spider-ver

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VIร ETA Guizada Durรกn

Propรณsitos

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