Revista Rascacielos 11 | 19 (17 de marzo, 2019)

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MIGRAR A CIEGAS

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Domingo 17 de marzo de 2019. La Paz, Bolivia. Año 2.

LA HISTORIA DE L.

Liber Forti pedía un simple y sencillo pan | Padre hay más de uno “Padre, haz de cuenta que no existe” | Diccionario Marica | Eduardo Machicado | Ojo al parche


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domingo 17 de marzo de 2019. Año 2

Historias DISEÑO DE PORTADA: Manuel Apaza, estudiante

de la carrera de Diseño Gráfico y Comunicación Visual de la UCB.

Rascacielos y la carrera de Diseño Gráfico y Comunicación Visual de la Universidad Católica Boliviana se unen para el diseño de las portadas de esta revista. Coordinador: Sergio Vega Camacho. Estudiantes en pasantía: Adolfo Alba, Manuel Apaza, Laura Barahona, Osmar Oña, Fujiko Urdininea y Valentina Vilaseca.

Editora: Cecilia Lanza Lobo. Asistente de edición: Adriana de la Rocha. Coordinadora: Claudia Daza. Redes: Fabiola Gutiérrez e Isabel Navia. Diseño editorial: Edmundo Morales. Fotografía: Cecilia Fernández, Víctor Gutiérrez, Freddy Barra-

gán y Agencias. Publicidad revista Rascacielos: Nadia Diab Linale.

Teléfonos: (591) 2-2611709 - 75244623

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ué sería de nosotros, la humanidad, los hombres y mujeres, sin historias. Sin historias que contar, sin cuentos que escuchar, sin hacernos personajes de nuestra propia historia. Probablemente seríamos almas en pena, cuerpos sin huesos, arcilla sin memoria. No podríamos, por tanto, siquiera caminar con algún rumbo. “El comercio de los hombres pasa por el intercambio verbal, es bien conocido, pero éste tiene a menudo la forma de un intercambio narrativo”, dice Marc Augé, refiriéndose a las más antiguas relaciones humanas que no pasaban por meros cruces de palabras sino por los relatos entre unos y otros, en los que a menudo los protagonistas eran ellos mismos. Y es que contar nuestras propias historias es una necesidad vital, atávica. Nos permiten de alguna manera atrapar el mundo, contarlo, ordenarlo y encontrar allí nuestro lugar. Van aquí tres historias –o más– como prueba contundente. Lupe es el nombre que el cronista Richard Mateos ha puesto a su protagonista. Una mujer ciega que siendo niña partió a España y encontró allí la posibilidad de una vida independiente y autónoma junto a su perra guía. Ella todavía no se anima a dar su nombre real, pero sabemos que contar su historia, como ahora, le ha hecho bien. Las otras dos son historias de amor. Un hijo, una hija, sus padres y una madre. Tres historias, tres personajes con alma, huesos y memoria. Cecilia Lanza Lobo

Directora: Isabel Mercado Heredia. Subdirectora: Mery Vaca Villa. Jefe de Redacción: Alcides Flores Moncada. Jefe de Informaciones: Juan Carlos Véliz Morejón.

Presidente del Directorio: Raúl Garáfulic L. Vicepresidente Ejecutivo: Carlos Saravia. D. Gerente Comercial: Nadia Diab Linale. Distribución: Marco Téllez. Distribución nacional: Douglas Azurduy. Impresión: Papel Principal S.A.

Compañía Editora Luna Llena S.A. Nº de Depósito Legal: 4-3-25-10 Dirección: Achumani, Calle 9 N°6, La Paz. Teléfonos: Central: (591) 2-2611700; Comercial: (591) 2-2611731 - 2611707 - 2611709. Suscripciones: (591) 2-2611734. Web: www.paginasiete.bo - La Paz, Bolivia

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domingo 17 de marzo de 2019. Año 2.

RICHARD MATEOS RODRÍGUEZ es patiperro y trotamundos. Corresponsal sin medios, es integrante de Burlando Fronteras. Recorre Bolivia junto a su perra guía Mali para quitarle el velo a la discapacidad.

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IDENTIKIT / PERSONAJE / Tomografía de la memoria / Óscar Córdova

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PIRUETA NEGRA / Mandala: un punto de fuga hacia el centro de la danza / Camila Rocha Scardino

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AGENDA LaEscobaEsCultural / Claudia Daza

10 HOMENAJE / Liber Forti pedía un

simple y sencillo pan / Andrés Canedo

12 CRONIQUITA / Padre hay más de uno /

Óscar Martínez

14 CRONIQUITA / “Padre, haz de cuenta

que no existe” / Camila Rocha Scardino

17 CRÓNICA / Migrar a ciegas:

La historia de L. / Richard Mateos

26 DISEÑO Y COMUNICACIÓN

VISUAL / El diseño como diálogo / Chaz Maviyane

28 DICCIONARIO MARICA /

Mujercito / Edgar Soliz Guzmán

30 RETR ATO / Eduardo Machicado /

E y C Machicado Murillo

32 OJO AL PARCHE / Actos,

no palabras / Adrián Nieve

ANDRÉS CANEDO es escritor. Autor de la novela Pasaje a la nostalgia. También publica crónicas y relatos en Facebook para un posible libro llamado Así pasan los días. ÓSCAR MARTÍNEZ es arquero, psicólogo social, cuentista, pajpaku, antropólogo, profesor universitario y vecino de Villa Fátima. Normalmente se dedica a matar el tiempo, mientras el tiempo hace lo mismo con él. CAMILA ROCHA SCARDINO es bailarina, actriz, docente y coreógrafa de danza contemporánea. Dirige y escribe obras de danza-teatro-performance. Trabaja como cocreadora en kiknteatr.com y es directora de la Compañía OpusNigrum. ÓSCAR CÓRDOVA es estudiante de medicina y gestor cultural en NEXOS Bolivia.

CECILIA FERNÁNDEZ es museógrafa de profesión y fotógrafa apasionada por elección. Asegura que como ver no es suficiente, su corazón y su mente son el lente de su cámara.

34 CÓMIC / Apocalicia / CTX

EDGAR SOLIZ GUZMÁN es pobre, cholo y maricón. Ha publicado Diccionario Marica y Eucaristicón. Produce y conduce Nación Marica en la radio Líder 97.0 FM, junto al Movimiento Maricas Bolivia.

* Rascacielos abre este espacio a la buena crónica, perfil, historieta, diario de viajes, testimonio, fotografía, fotoreportaje y otros vicios. Pueden enviar sus aportes a: rascacielosrevista@gmail.com. Las publicaciones estarán sujetas al criterio del comité editorial que se comunicará con la autora o autor.

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FABIÁN REQUENA es autor de los cómics bolivianos menos bolivianos de la historia, además de ser instructor del taller de cómic de la Fundación Patiño.

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Texto Oscar Córdova Sánchez / Foto Freddy Barragán

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Tomografía de la memoria

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ada mañana, puntual y atento, Donald Baldiviezo espera la visita de doctores, estudiantes de medicina y público en general, en el Museo del Hospital de Clínicas. En este espacio que lleva a su cargo desde hace cuatro años, donde es el único guía, muestra todos los instrumentos y herramientas de la medicina boliviana. Aunque él nunca ejerció la carrera de medicina, afirma con orgullo que “antes era mensajero del Ministerio de Salud, supervisor e inspector de la Asistencia Pública". Conocedor de la historia de nuestra medicina, Donald suele

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mencionar a los doctores que más admira. "Yo explico más de Ramón de Loayza, presidente de Bolivia allá por 1828; o de Garret Ayllon, destacado médico pediatra". Con una sonrisa, también muestra los Archivos Bolivianos de la Historia de la Medicina. Y uno de sus acápites preferidos, que nombra con frecuencia para atraer el interés de los estudiantes, es La Autopsia a Simón Bolívar, el libertador que dio a luz a nuestra nación. Donald considera que son páginas necesarias para erradicar la amnesia colectiva sobre el estudio médico a lo largo de nuestra historia.

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PIRUETA NEGRA Camila Rocha Scardino

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omo una noche negra cargada de incertidumbre, la danza atraviesa una curiosa proliferación de escuelas, institutos y academias evidentes en cientos de letreros de neón por la ciudad. Es duro decirlo. Es duro saber que la oferta comercial de la danza va dejando cada vez menos espacio para pensar el cuerpo como un instrumento de comunicación y reflexión para la sociedad. Es duro ver que resalta la oferta única, multiplicada por mil, de explotar al máximo los estereotipos de danza traídos de un mundo pop occidental hacia nuestra tierra fértil que inevitablemente los alimenta y hace crecer sin pensar siquiera si nos servirá de algo. “Es difícil sostener la barra para las pocas academias que alguna vez apostamos por la formación de personas que reflexionen sobre su entorno y vivan la libertad de expresión desde su cuerpo gracias a la danza”, dice Truddy Murillo, bailarina desde la cuna y directora de la escuela de danza Mandala en La Paz desde hace una década. Según los budistas, un mandala es un espacio donde descubrimos múltiples formas que confluyen hacia su mismo centro, evocando estados de calma y equilibrio. ObserDOMINGO 17 DE MARZO 11|19

varlos crea una conexión directa entre las personas y la divinidad, y es un lugar de refugio y protección. Truddy apostó por abrir su escuela bajo este concepto, cuestionando las técnicas antiguas de ballet clásico que están basadas en objetivos rígidos y provocan una competencia cruel para la mente y el cuerpo de las bailarinas. Ella inició con tres estudiantes en la sala de su casa. Ahora, a través la apropiación del jazz dance y el ballet contemporáneo, nutre a decenas de estudiantes invitándoles a conectarse con sus

centros íntimos y colectivos, cambiando la competitividad por creatividad y reflexión. La danza se convierte en un lugar de refugio y libertad. “Chaplin, Frida, y Malala son obras que tienen sentidos y reflexiones para ellas mismas y para el público”, señala Truddy. En Chaplin, por ejemplo, hizo que todas las chicas se disfrazaran de Charles Chaplin, rompiendo con la clásica muestra de fin año donde los padres esperan ver princesas Disney. Gracias a sus colegas Genoveva Duarte, Camila Bruckner, Natalia De Cormis y Kenia Pinto, su esfuerzo se suma a movimientos importantes como #niunamenos. Así presentaron su obra Historias de la Dictadura –experiencias de mujeres bolivianas en la dictadura- que nos invita a reconstruir nuestra memoria y la imagen de fortaleza y dignidad en la mujer. Mandala es un punto de fuga hacia el centro potencial de la danza. Nace por la necesidad de Truddy de educar a personas libres que reflexionen sobre su sociedad y sus cuerpos. Entonces, bravo por los 10 años de este refugio para jóvenes que apuestan por la danza –esquivando los carteles de neón-. www.paginasiete.bo

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FOTO JAVIER ISHINO

Mandala: un punto de fuga al centro de la danza


A G E N D A LA ESCOBA esCULTURAL Claudia Daza

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AMOS A abandonarnos esta semana. Vamos a dejar que nuestros pies decidan por dónde y con quién ir. Puede ser un poeta chileno, un bajista brasileño, puede ser una cantante con flores en la cabeza o un saxofonista de conservatorio. La idea es dejarnos seducir por su caminar en los teatros, por los escenarios y sobre la alfombra roja de las ciudades. Los bajistas bolivianos estarán congregados en la ciudad de La Paz celebrando el Bass Day Bolivia, una propuesta innovadora que trata de unir y reforzar a los que aman este instrumento. Nos inundarán con talleres, jam sessions, exhibición de instrumentos y conciertos. La reunión principal será el 21 de marzo en el Teatro Municipal Alberto Saavedra, donde estarán Frecuencias Bajas, el ensamble de los bajistas Bladimir Morales, Raúl Flores y Christian Laguna. También estará el destacado bajista brasileño Michael Pipoquinha. Cuidado nos quedemos fuera de semejante evento, hay que reservar entradas desde ya. La competencia intensa, también la noche del 21 de marzo, la propone

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FOTO PRODUCCIÓN BASS DAY BOLIVIA

La sonora de poetas y bajistas

CONCIERTO Bass Day Bolivia / LA PAZ / 21 de marzo /19:30 / Teatro Municipal Alberto Saavedra / c. Genaro Sanjinés esq. Indaburo. Rodolfo Laruta y la Sonora Final de Los Andes. Vuelve el director Juan Andrés Palacios con un nuevo ensamble que abandona el formato de big band. El encuentro, en el Conservatorio Plurinacional de Música, nos deleitará con 5 saxos, 3 trompetas, 5 cuerdas, piano, guitarra, bajo, batería y dos cantantes. Estrenarán la suite Todas las posibilidades. Lo que es, los cochabambinos festejarán a lo grande el día internacional de la poes ía. Por eso han decidido reunir varias voces juveniles para escuchar sus poemas. La velada poética será el 21 de ma rzo en la Biblioteca del Centro Simón I. Patiño. Estarán los escritores Vicente Antezana, Janina Camacho, Anahí Garvizú, Rodrigo Figueroa, Juan Malebrán y Roberto Oropeza.

Por su lado, la cantante Vero Pérez, junto al músico Andrés Rotmistrovsky inician una gira por tres ciudades. Luego de haber grabado en New York, ambos se reúnen para recopilar aquellas canciones que los inspiran todo el tiempo. El deleite de todo ese lenguaje que atraviesa fronteras inicia en la ciudad de Santa Cruz, en el Meraki Teatro Bar este 23 de marzo. Ya después, la ruta nos llevará por Cochabamba y La Paz. Vero Pérez & Andrés Rotmistrovsky para todos, señoras y señores. Así la semana, surtidita y musical, romántica y radical, intensa y llena de artistas en los camerinos. Hagamos el honor de visitarlos, de abrazarlos, de silbarles, de gritar y aplaudir como locos. De eso se trata, de acompañar su gran aventura, de lanzarnos con ellos y ser ellos. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19


OTROS ANTOJOS LA PAZ 1er aniversario de la Casa del Poeta / 21 de marzo / De 11:00 a 17:00 exposición / 19:00 presentación de libro / Miraflores, Claudio Sanjinés 1062 / Tel.: 2246193. Exposición y feria de autores “Libro Abierto”, además de la presentación del Diccionario de Poetas Bolivianos, compilado por Elías Blanco Mamani.

de Alondra, que transita los últimos días de su vida, y antes de partir emprenderá una búsqueda para encontrar a su hermana Amanda.

PARA VIAJEROS Si nuestra debilidad es la música, pues hay que ir hacia ella, y por donde nos lleve debemos cargar toda nuestra energía para conocer nuevos lugares y personas. Es la manera más bonita de cumplir sueños. MADRID

CONCIERTO Rodolfo Laruta y la Sonora Final de Los Andes / LA PAZ / 21 de marzo / 19:30 / Conservatorio Plurinacional de Música / Central c. Reyes Ortiz Nº 56 entre Prado y Federico Suazo / Tel.: 2310992 – 2316662.

Obra de teatro Carnaval / 22 al 24 de marzo / 20:00 / Casa Grito / Los Pinos, Edif. Torre 2 – planta baja / av. Aguirre Achá esquina calle 3. Propuesta del elenco Tabla Roja con la que Ariel Baptista ganó el XII Concurso de Teatro “Raúl Salmón de la Barra” como mejor actuación. Un espectáculo de máscaras, improvisación e interacción con el público de manera genial.

POESÍA Velada poética / COCHABAMBA / 21 de marzo / 19:30 / Biblioteca Centro Simón I. Patiño / Potosí Nº 1450.

LIMA Teatro Musical Amy & Adele / 23 y 24 de marzo / 19:30 / Cine Teatro 6 de Agosto / av. 6 de Agosto esq. Rosendo Gutiérrez / Tel.: 70144888. Puesta en escena de un monólogo de teatro musical, producido y escrito originalmente por Carla Casanovas, bajo la dirección de Miguel Vargas y con música de las reconocidas cantantes británicas Amy Winehouse y Adele.

CONCIERTO Vero Pérez & Andrés Rotmistrovsky / SANTA CRUZ / 23 de marzo / 20:00 / Meraki teatro bar / c. Ballivián N° 159. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

WOODY ALLEN & THE EDDY DAVIS NEW ORLEANS JAZZ BAND / 20 de junio / 20:00 / Jardín Botánico de la Universidad Complutense / av. Complutense s/n. El cineasta lleva tocando el clarinete hace 40 años y 36 junto a la banda que se inspira en los sonidos tradicionales de la ciudad delta del Mississipi . Este concierto es parte de las Noches del Botánico, un festival para las tardes y las noches de junio y julio.

Constelación de Alondra / del 22 al 24 de marzo / 19:30 / Teatro de Cámara / c. Genaro Sanjinés / Tel.: 69920435. Maracaracol Teatro, elenco que crea sus propias caretas, presenta la historia

LENNY KRAVITZ EN LIMA / 27 de marzo / 20:00 / Jockey Club del Perú / av. Panamericana Sur, av. Javier Prado. El ícono estadonidense presentará un set list de 30 años de hits de 11 álbumes de estudio. Es su primera vez en Lima y llega a Perú con la gira Raise Vibration Tour 2019. Luego será Buenos Aires y Santiago de Chile. www.paginasiete.bo

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HOMENAJE Andrés Canedo

Liber Forti pedía un simple y sencillo pan

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IBER FORTI murió el 11 de marzo de 2015. A m i g o, c o m p a ñ e r o, hermano. Me comunicó la aciaga noticia, desde Brasil, ese otro hermano que es Tyrone Heinrich. Habíamos conocido a Liber, Rose Marie, mi primera esposa y yo, en Quito, durante un festival internacional de teatro allá por 1969, y de ese encuentro (él represen-


Algunos datos para matizar la velada de hoy

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FOTOS SHUTTERSTOCK

a Academia ha tomado varias decisiones para luego retroceder debido al enorme rechazo que éstas han provocado. Por ejemplo, su intento por entregar los premios a mejor fotografía, montaje, cortometraje de ficción, maquillaje y peluquería durante los cortes comerciales de la transmisión en vivo, como si fueran categorías menores.

Y la tercera decisión revocada fue la participación del comediante Kevin Hart como anfitrión de la ceremonia, quien tuvo que hacerse a un lado después de sus despreciables comentarios homofóbicos. Hasta ahora no parece que haya un reemplazo. Jorge Antonio Guerrero, actor de Roma, acaba de obtener la visa para ir a Estados Unidos a participar de la ceremonia, luego de tres solicitudes negadas. La cuarta fue la vencida. Jason Momoa y Emma Clarke, actores de la esperadísima Juego de Tronos, están entre los presentadores de la gala.

FOTO ALFONSO GUMUCIO DAGRON

Otra ocurrencia fue anunciar que darían un premio a la película más popular pero, ante las reacciones, cancelaron la idea.

Isabel Navia DOMINGO 24 DE FEBRERO 08|19

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CRÓNIQUITA

desde allá me envió un skate Brinquedos Bandeirante. Estaba un poco chiflado y era violento. Le gustaba afilar cuchillos y limpiar sus armas en el patio, a la luz del sol. Mientras tanto, yo tenía que leer en voz alta el Manual de Historia de Bolivia de Mesa y Gisbert. Era fascista y odiaba a los comunistas. Una Navidad, orgulloso porque yo había aprendido a leer, me regaló una colección de libros de Julio Verne y otra del Tesoro del Saber, de Editorial Sigmar, Buenos Aires. Todos los libros que me dio desaparecieron. Solo se quedó conmigo Corazón de Edmundo de Amicis. Recuerdo que lo leía con él en las noches, después de cenar. Lo odiaba porque me aterrorizaba todos los días, golpeándome, obligándome a leer o a hacer ejercicios de matemáticas día y noche; eso, cuando no me llevaba a concursar a los programas de preguntas y respuestas de Radio Nueva América para que sea yo quien gane sus botellas de soda Oriental. No lo quería, tenía razones de sobra, pero su muerte me afectó bastante. Quizá fue porque su muerte fue violenta: le explotó una granada de guerra mientras jugaba a ver quién la desarmaba más rápido con otro militar. Estaba borracho. Quizá también su muerte me afectó porque justo se murió un día antes de Navidad. Tardé casi 20 años en perdonarlo, si algo le tenía que perdonar. Algunas veces, cuando voy a la hemeroteca, antes de irme saco los periódicos de la fecha de su muerte y releo las noticias de aquel día. Miro los necrológicos y su fotografía: su mirada seria, con los lentes grandes y anticuados. Siento una especie de taquicardia y ansiedad. Camino a la universidad, recuerdo que aplastaba hormigas con el pan y se las comía. Recuerdo también que amaba a los perros, que era súper católico y que, a pesar de mis ruegos, prefería llevarme al cine en vez de a jugar fútbol. Recuerdo que en su entierro vi desde lejos cómo metían en el nicho su ataúd. Me sentí aliviado y en paz. Soñé con él veintiún años después de que murió. Estábamos en el campo, él y yo, desnudos, ebrios los dos; él, al otro lado de un río imposible de cruzar, mientras yo, desde la otra orilla le gritaba que ahora podía intentar sacarme la mierda de nuevo y que ya veríamos quién iba a ganar. Me miraba triste mientras subía una colina y se alejaba a un lugar frío, nublado y ocre. Mi papá actual es un gran tipo. Se llama igual que yo —¿será que mi madre no me dejará ir jamás?— y le gusta decir que, por los antecedentes, es muy peligroso estar casado con mi mamá. Es mecánico y tímido; sospecho en realidad que odia a la gente y que por eso bebe. Le es muy difícil sonreír estando sobrio. El pobre ha tenido que sufrir toda mi “adolescencia”. Es un tipo tenaz y tacaño, lo cual al menos para mí es una pésima combinación. Se la puede pasar buscando un repuesto barato en la feria de El Alto por semanas. A veces, cuando viene a casa a reparar mil cosas que resultarían imposibles para mí, me lleva a las ferreterías y me habla en un lenguaje tan extraño que, solo por el precio, apenas puedo entender la diferencia entre una cosa y otra. Una vez, me acuerdo, él estaba bebiendo con mis tíos en el bautizo de mi hermano. Aproveché, le robe el auto y lo fui a

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Solo recuerdo las manos de un señor que una vez, cuando yo tenía cinco años, tocó el timbre de casa, me dejó un auto de juguete y un abrigo azul envueltos en papel sábana y se me quedó mirando por minutos, primero, y por segundos, después, en los que ninguno dijo nada. Me acarició la cabeza y se fue. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19


El segundo papá no era el verdadero ni el de verdad.

chocar. La policía me arrestó por ser menor de edad y por tener cuchillos y palos de picota en el auto; los bates de béisbol eran muy caros en ese entonces. Cuando me sacaron de la policía, mi mamá me decretó muerte civil, sombríos y largos días de reclusión y noches de tragedia; cosa que, fiel a su carácter testarudamente potosino, cumplió durante medio año. Mi papá se sentó en el borde de la que entonces era mi cama y me dijo: “Negro, cuando uno la caga en grande, está bien, hay que volver a empezar…, lo que no te voy a permitir es que hagas huevaditas pequeñas y cosas que no van contigo”. Luego se fue. Todo un enigma. Con el tiempo entendí que las grandes cagadas que me mandaba eran para él producto natural en toda historia, pero que las cosas pequeñas le irritaban, por eso mismo, porque eran pequeñas, eran huevadas. A veces bebemos juntos y me cuenta historias fantásticas. Solo mis hermanos podrían juzgar su calidad como padre. Yo no. Nunca. Porque él y yo siempre hemos tenido una relación de adolescentes pugnando por el amor de la misma madre: DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

buena a veces, fría y distante otras. Cuando me fui a España, lo vi llamar a sus amigos para contarles. Estaba sobrio y feliz. Me di cuenta. Nos dimos cuenta. Hace tiempo que pasamos lo peor. Yo lo presento orgulloso y de buena gana como mi papá cuando llego acompañado a casa y él está en su taller, escuchando radio Panamericana, descifrando ruidos de motores que sólo él puede entender. Desde hace algunos años tengo la costumbre de regalarle flores a mi mamá por el día del padre. La Maritza es una mujer de gustos muy austeros. Ama el queso y cocinar. Todo lo que hacen sus manos es lo más delicioso del mundo. Ella llegó conmigo a La Paz cuando tenía diecisiete años y yo tres meses. Desde entonces no ha dejado de pelearle a la vida. Víctima de las golpizas de mi primer padrastro, me enseñó la importancia de contar y recordar, la importancia de hablar de los sueños y de no mentir. Es fanática del Bolívar, pero no le gusta ir al estadio, odia las multitudes y la bulla. Cuando era niño, me preparaba dos sándwiches, uno de huevo y otro de carne; me llenaba un termo con café y me daba dos monedas para el micro; por si acaso también me anotaba la dirección de la casa en el brazo izquierdo con bolígrafo de tinta azul, recién entonces me despachaba en el micro U y le decía al chofer que me deje en el estadio. Te vas a comer el sándwich de huevo en el primer tiempo y el de carne en el segundo: es más emocionante, me recomendaba. En el colegio, ella brillaba en los actos del día del padre por ser la única mujer sentada con el resto de los padres en el agasajo. Muchas veces tuvo que aprender carpintería para ayudarme con los deberes del taller de la escuela. No la dejaban jugar en el equipo de fútbol de padres, pero como somos una mierda de sociedad, sí que la mandaban a pintar los números de las camisetas. Ella me pidió que sea arquero y le cumplí el deseo. Muchas veces me sacó del hospital, otras tantas de la comisaría. Estuvo decepcionada de mí durante toda mi burrescencia. Eres un maleante, un delincuente, me decía una y otra vez. Quería ser cocinero por ella. Ella hubiera preferido que sea auditor o abogado. Jamás pensé darle gusto. Pero ahora estamos bien. Cuando yo era wawa me hablaba en quechua y me contaba de su pueblo y de los muertos. Me ha enseñado a quererlos, a armar las mesas del día de difuntos y a cocinar para las personas que quiero. Me hizo jurar que jamás hablaré mal de la Virgen de Copacabana. Según ella, cuando yo vagabundeaba sin rumbo por las calles ella me cuidaba por encargo suyo. Una vez le leí un cuento mío que salió en el periódico y que había escrito recordando a mi tío Freddy que, como si fuera poco, se suicidó también en Navidad. Se puso a llorar amargamente y me sentí mal. Algunas noches la visito y está tejiendo y mirando las noticias. A unos pasos, debajo de la imagen de la virgen, está la foto de mi familia, una foto mía y el periódico doblado en cuatro. Ella es mi papá de verdad. www.paginasiete.bo

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CRONIQUITA Camila Rocha Scardino

“Padre, haz de cuenta que no existe” La buscaba en el recreo. ¿Nos chacharemos?, le decía, y la llevaba a comer salteñas. Un papá que caminaba de su mano para devolverle el pulso, con ch’uspillos como municiones para el camino. El pulso de un amor lunático y eterno.

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UENTA QUE NACIÓ muerto por un fórceps que le partió la cabeza en dos. Resucitó en la lavandería del hospital ganando así su primera batalla con la muerte que se marchó dejándole una inmensa cicatriz por el resto de sus días. Pero la muerte no consiguió perder plácidamente ese día; además de la herida le dejó el eterno gusto por batallar en cada esquina donde vuelve a desafiarla para probarle hasta el cansancio que quien gana es él. “Muerte, haz de cuenta que no existo”. Esa frase se grabó en lo profundo de mi memoria para entender quién es él.

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Ramón Rocha Monroy, el ojo de vidrio, el crítico criollo, el cronista en bicicleta, el zurdo sin pelos en la lengua, el ex minist r o de Cult ura, el señor Rochita para la casera, el reconocido escritor boliviano, el revolucionario, el l e c t o r m á s a r d u o q u e c o n o z c o, e l bohemio cantante de boleros y bluses, el hombre solitario que escucha a Thelonius Monk y que prefiere un buen vino y una tabla de quesos antes que un platito de la tarde, el loco de amor por mi madre, el de los tres divorcios, el padre de seis hijos, o quizá siete. Él me dio el lugar de hija número 5 junto a un cartel que dice “hija B.I.P.” –con B de Bipolar –. Así, cada día sus ojos son los únicos que me regalan un espacio para existir en absoluta paz, porque me acogen con lunático amor incondicional hasta en mis peores representaciones de Camila. Lo recuerdo una madr ugada con niebla, en un camino largo de tierra, los eucaliptos en fila a cada lado, mis pies de niña caminando junto a unos pies grandes, su mano caliente llevando mi mano pequeña, helada. A los 6 años debía caminar 3 kilómetros al iniciar el día por prescripción médica para que la sangre

activara mi pulso. Salíamos del barrio El Castillo, en Cochabamba, y me decía que lo más importante era llevar municiones para el camino. Entonces llenaba nuestros bolsillos de ch’uspillo y caminábamos respirando el olor a eucalipto, comiendo municiones y jugando a leer carteles a lo lejos. El amor hacia mi padre se agravó con el divorcio. Mi madre nos llevó a Tarija y dejé de verlo un par de años, también dejé de escucharlo porque “no llamaba”. Creo que fue mi primer desamor, a los 7 años. Luego volví, y supe que no había tal desamor sino la gravedad del vínculo que nos aprieta. Antes de separarme de él, vivimos en un barrio por Sarco, una casa grande que mi madre recuerda con desprecio y mi padre con dolor. Allí me llevó a un circo que se estacionó a dos cuadras DOMINGO 17 DE MARZO 11|19


de la casa. Era el circo más pobre que vi en mi vida, pero me sentía feliz. Al día siguiente me llevó de nuevo a ver el espectáculo y volvimos 10 días seguidos a la misma función para ayudarlos, con manzanas de coraza dulce, risas repetidas, miradas de complicidad y pipocas en conos de papel. Después de los días de circo, un día en el patio de esa casa pusimos un gran recipiente con agua y contemplamos en familia un eclipse total en el cielo. Mis padres se separaron y nos fuimos a Tarija. Al regresar, muchas veces venía a buscarme al colegio y en la Dirección decía que debía retirarme de clases por una urgencia. Salíamos a comer salteñas y a charlar urge nteme nte. A veces me llamaba temprano en la mañana y decía: DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

—¿Nos chacharemos?, ¡vamos por unas salteñas! Yo respondía —No Pa , tengo examen de mate. Él decía —eso no es más importante que vernos, ¡vamos! Mi papá se hace presente regalando sonrisas y dinero, apostando para que sigamos nuestras carreras de arte pase lo que pase, llamando para ir a cenar y charlar junto a un buen vino, regalando libros, saliendo a comer con sus nietos o reuniendo a toda la familia en grandes mesas de comida. Mi madre y la madre de mis hermanos, todos los hijos y nietos, las exparejas mías y las de mis hermanos, junto a sus parejas actuales; todos, todos juntos en la mesa. Esos gestos me hacían notar que tenía un padre atípico, rebelde ante toda regla establecida que carezca de real sentido,

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FOTO ARCHIVO DE LA AUTORA

un padre políticamente incorrecto que en su delirio resultaba el más cuerdo de todos los seres a mi alrededor. Mi padre no me enseñó reglas de buen comportamiento; de hecho, jamás me puso alguna que recuerde. Y aunque quizá hubiese sido necesario crecer con al menos un par –pues eso es lo que un padre haría: poner límites, reglas, riñas y castigos cuando hacen falta–, él jamás lo hizo conmigo. En la idea de padre que he creado, esa imagen no alcanza. Ese lazo hondo activa una tenaz fuerza entre nosotros; la de un espejo. El ankh es el jeroglífico egipcio que representa la vida y a la vez significa espejo, como si el espejo fuese capaz de reproducir y continuar la vida. Dicen que los espejos se colocaban en las tumbas para adorar a Hathor, diosa de la abundancia, la alegría, la música y la danza, que nos conduce a la armonía de lo divino. Y mirror, del latín mirare es “asombrarse o maravillarse ante algo”. Con mi padre consigo ser un recipiente reflectante cuya fuente de poder es la luz que se genera de la admiración y mi profundo amor por él. Lo conozco hace 30 años ya, y no hay un día que esa luz no bombee mi sangre hasta darme pulso y saber que dividirme como él ha sido el acto más dulce que me ha regalado la vida; heredar la lealtad a la muerte que nos regala vivir la vida con hiperestesia, agradeciendo cada minuto de vida y muerte que habita en ella. Agradeceré eternamente el refugio en tus ojos, agradeceré la vida, pero sobre todo agradeceré que me hayas enseñado a morir mil veces para saber que vale la pena seguir ganando la batalla. Cuando tengas que partir te diré “Padre, haz de cuenta que no existe”, y volveremos a encontrarnos, lo sé.


CRÓNICA Richard Mateos Rodríguez

“Para qué quiere el ciego casa pintada, ventanas al aire, si no ve nada”. (Versos de una cueca boliviana).

Esta es la historia de “L.”, cuyo nombre no quiere que se sepa, aunque sí su historia. Los prejuicios todavía pesan demasiado. Por lo tanto, algunos nombres se han mantenido y otros no. Llamémosla, entonces, Lupe. 16

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UENTA LA FAMILIA de Lupe que ella nació “nor mal”, pero que su destino cambió al poco tiempo por causa de un cáncer infantil llamado retinoblastoma. Dicho cáncer afecta a las retinas oculares y como es difícil de detectar y de tratar puede causar la muerte de la niña o del niño que lo contrae. Sostiene Sisi (nombre cambiado) que si su prima Lupe se salvó fue merced a la intervención divina. Lo mismo piensa Esperanza (nombre cambiado), madre de Sisi, quien argumenta que los médicos dijeron que si a su sobrina no se le extirpaban los ojitos no se salvaría y que aun haciéndolo tendría solo el tres por ciento de probabilidades de librarse de la muerte. A la niña Lupe le extirparon los ojos y se los sustituyeron por unos de cristal, le aplicaron quimioterapia, superó el cáncer y en lugar de viajar hacia el más allá como le habían pronosticado, afrontó en el más acá dos viajes trascendentales para su vida. A la edad de nueve años emigró junto a su madre a España y quince años después de ese viaje se desplazó a los Estados Unidos en busca de un perro guía. **** Cuando Lupe nació y le diagnosticaron el cáncer, en primera instancia le apareció en uno de los dos ojos, de forma que cuando se lo extirparon la familia se resignó ante lo que DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

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Migrar a ciegas: La historia de L.


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Cuando a Lupe le extirparon uno de los dos ojos, la familia se resignó ante lo que consideraban un mal menor. “Porque tuertos hay muchos”, dice su tía Esperanza. **** El proceso para conseguir un perro guía no es fácil, aunque la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) tiene un programa para ello. La persona que quiere postular debe mostrar como primer requisito que conoce las técnicas de rehabilitación y de movilidad adecuadas para desplazarse perfectamente por la ciudad de forma autónoma. Como segundo requisito se debe pasar por un examen psicotécnico con el que se busca detectar si la persona tiene el carácter adecuado para movilizarse con un perro guía en un contexto urbano lleno de dificultades, asegurando además que no va a responder ante una situación estresante maltratando a su perro. Y el tercer requisito es demostrar que se tienen los medios de vida adecuados para asegurar la manutención de ese ser vivo que va a acompañar a la persona. Cabe señalar que, si bien el primero de los requisitos no es fácil para nadie, para Lupe tuvo que ser bien difícil, ya que durante su vida ha afrontado dos procesos muy complejos. Por un lado el entrenamiento para orientarse de forma autónoma en un contexto urbano plagado de dificultades y, por otro, ha tenido que afrontar también un proceso migratorio. **** Cuando Lupe llegó junto a su madre a Valencia –ciudad costera que se disputa con Sevilla el estatus de tercera ciudad de España– pudo percibir con sus pies que las aceras están pavimentadas. Pudo sentir que el viento no corre tanto como en Santa Cruz de la Sierra, debido a la proliferación de edificios altos que albergan viviendas y oficinas (aunque en los barrios marítimos el viento perfumado de sal y de algas marinas te acaricia la piel). Pudo captar que el sol, aunque pega fuerte, también está tapado ocasionalmente por alguno de esos edificios gigantescos, y con sus oídos pudo percibir que Valencia es menos ruidosa que Santa Cruz, aunque los vecinos de los barrios en los que proliferan pubs y discotecas denuncian que la ciudad es una de las más ruidosas de Europa. Cuando Consuelo –que conocía la existencia de la ONCE DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

ILUSTRACIÓN ADOLFO ALAB / DGR-UCB

consideraban un mal menor. “Porque tuertos hay muchos”, me dice su tía Esperanza. Pero cuando la niña tenía un año y medio el cáncer se le reprodujo en el otro ojo y ante esa tesitura la familia se derrumbó. Se sabe que en la ciudad de Santa cruz de la Sierra no nieva, pero una nieve virtual seguida por un frío gélido –más gélido que cuando el viento vuelca a sur– acompañó a la familia. Se trata de ese frío que a uno le da cuando piensa que se enfrenta a una tragedia que no tiene salida, pues los médicos anunciaron a la familia que no sólo debería prepararse para afrontar la ceguera de la niña, sino también para enfrentarse ante su más que probable muerte. Recuerda Esperanza, tía de Lupe, que tras las dos operaciones de la pequeña la familia optó por dos senderos diferentes para superar lo que percibían como tragedia: ella se refugió en Dios y buscó consuelo espiritual de la mano de diferentes pastores que le enseñaron a orar por la recuperación de su sobrina. En cambio, Consuelo (nombre cambiado), la madre de Lupe de tendencia católica, rechazó el amparo de la divinidad y confió únicamente en la labor de los médicos. Sostiene Esperanza que ella pasó largas temporadas junto a la pequeña. Que le enseñó a orar para que superara con fortaleza la quimioterapia y que le preparó sopas de verduras para que tuviera una alimentación adecuada para ello. Sisi me cuenta que la acción de su madre dio resultados “porque mi mamá veía a los adultos que afrontaban la quimioterapia hechos bolsa, en cambio mi prima la superó tan bien –siendo niña como era– que ni siquiera se le cayó el cabello. Que mi prima esté viva es un milagro, y ese milagro es porque su vida tiene un propósito: mostrarnos a quienes la conocemos que en la vida todo es posible, que ser no vidente no es motivo de desgracia”. Parece ser que hubo controversia familiar sobre la forma mejor de cuidar a Lupe –teniendo en cuenta su ceguera –. Esa controversia a la par de que se dio en materia de cuidados, era también teológica, pues Lupe me relata que cuando era niña unos la llevaban a misa y otros al culto. Que unos le decía que rezara de una manera y que otros de otra, que a veces se lo pasaba bien y que a veces se aburría, pero que las más de las veces se sentía confusa: “Entre los unos y los otros me llevaban loca”. Su tía Esperanza reconoce que cuando sintió que la ceguera de su sobrina era inevitable y veía desde su ventana que los toborochis estaban poblados de flores, se ponía triste, pues pensaba que su sobrina jamás vería la belleza de Santa Cruz cuando esos árboles florecen. Me lo reconoce y se le escapan las lágrimas, pero después contiene el llanto al recordar que su sobrina ya es adulta, que vive en España de manera independiente, que está terminando Derecho y que camina perfectamente sola acompañada por Didi, la perra guía de Lupe a quien su tía conoció hace dos años, cuando Lupe regresó a Santa Cruz acompañada por Didi.


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antes de migrar a España– llevó a su hija Lupe para que la afiliaran, se encontró con que no se podía pues dicha afiliación está reservada para nacionales. Pero la organización le prestó a Lupe el mismo apoyo que da a los menores españoles, pues la legislación del país obliga a prestar educación a los menores sean de la nacionalidad que sean, señala Concha Berzosa, profesora de la ONCE asignada para el apoyo de Lupe. De manera que Lupe pasó por el mismo proceso por el que pasa cualquier niño ciego que es afiliado: fue evaluada por un oftalmólogo, se le practicó una audiometría, pasó después a las trabajadoras sociales que entrevistarían tanto a la niña como a la madre, y posteriormente pasó a ser evaluada tanto por la técnico en orientación y movilidad, Rosario Rodríguez, como por su profesora de apoyo Concha Berzosa. O sea, Concha y Rosario se encargaron de Lupe desde el principio. A Rosario le asignaron a Lupe desde su llegada, pues es una de las técnicas encargada de trabajar las destrezas para la autonomía personal (orientación de la persona ciega en interiores y exteriores), y vida diaria: autonomía total a la hora de gestionar su higiene, alimentación, vestimenta, reconocimiento del dinero, desplazamiento autónomo en la calle y gestión del hogar. Concha se encargó, como profesora de apoyo, de proporcionarle a Lupe las herramientas adecuadas para que pudiera estudiar de forma autónoma en una escuela “normalizada”. Rosario recuerda con ternura que se entrevistó por primera vez con Lupe y con Consuelo en la casa donde ambas se instalaron gracias al trabajo de esta última como empleada del hogar en régimen interno al cuidado de una señora mayor de Alcudia de Carlet, a media hora de Valencia aproximada-

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guías.

mente. Un pueblo que Rosario califica como acogedor, de aceras anchas y de no muchos miles de habitantes: ideal para que la niña Lupe aprendiera a desplazarse sola. Ellas vivían en una sola habitación de la casa cedida por la señora, me dice Rosario. La habitación estaba separada de la entrada de la casa por un escalón, pues se trataba de una casa antigua, señorial. Una casa que me describe como “de esas de p u e b l o”, bonita, con puertas y techos muy altos, con una entrada lo suficientemente amplia como para que cupiera un carro de caballos, aunque las entradas de ese tipo de casas ya no se utilizan como entradas para carros tirados por animales, apostilla. Rosario me cuenta que nunca vio a la señora de la casa. “Seguramente porque ella se encontraba más adentro y tenía al servicio en la entrada para que no le molestara”. Ella recuerda que cuando entró en la habitación de ambas para entrevistarlas, Consuelo le dijo que allí estaban todas sus cosas: dos camas –una más pequeña para la hija y otra más grande para la madre–, y los demás objetos apilados junto a las paredes pero bien ordenados, entre ellos los libros de braille de Lupe, “que sabes que el braille ocupa mucho espacio”. Dice Rosario que la madre de Lupe le contó en aquella entrevista, que puesto que ella es fisioterapeuta trabajó con su hija todo lo que pudo la estimulación temprana, pero que en Bolivia nunca correteó sola ni siquiera dentro de la escuela en la que estudiaba. Como Rosario no tenía referentes de Bolivia, se imaginaba que la escuela en la que estudió Lupe sería como esas escuelas africanas que a veces te muestra la televisión, de piso de tierra y de sillas que llevan la mesita adosada, pero la pequeña no llegó a la ONCE desde cero, sin habilidades aprenDOMINGO 17 DE MARZO 11|19


¿Cómo se sentirían ustedes si hubieran pasado su niñez casi permanentemente sentados? Quienes ahora son padres de hijos pequeños ¿se los imaginarían quietos, apagados, sin explorar su entorno, sin hacer travesuras? didas: en Aprecia (centro de educación especial para personas ciegas, en Santa Cruz) estudió el sistema de lectoescritura braille, matemáticas mediante el uso del ábaco; se le estimuló para que desarrollara al máximo el sentido del tacto para que tocara toda clase de objetos y se le preparó para que pudiera estudiar en cualquier escuela regular. Sin embargo, la percepción que Lupe tiene de su infancia es bastante sombría. ¿Cómo se sentirían ustedes si hubieran pasado su niñez casi permanentemente sentados? Quienes ahora son padres de hijos pequeños ¿se los imaginarían quietos, apagados, sin explorar su entorno, sin hacer travesuras? **** Así me cuenta que fue su infancia una Lupe ya adulta a quien conozco con 22 años. Ha pasado doce años en España y por eso habla con acento español aunque con matices bolivianos; utiliza modismos del español de España, pronuncia la c, aunque a veces sesea cuando pronuncia determinadas palabras; su voz suena juvenil, también suena tímida, melancólica y ligeramente azucarada, ya que conserva algo del dejo cr uceño. Lupe nació en La Paz, su padre es un militar a quien no he podido localizar (el padre y la madre ya no conviven), y su madre es de Santa Cruz de la Sierra. Su abuela, doña Angustias (nombre cambiado) es de Muyurina, un pueblito cerca de Valle Grande, y su abuelastro, don Horacio, también es oriundo de los valles cruceños. Como sucede con muchas familias bolivianas, la suya ha pasado por la migración interna y por la migración externa: tiene familiares que emigraron a Santa Cruz desde los valles cruceños, otros viven en España, y algunos se encuentran en Estados Unidos. De manera que ella pasó su infancia en Santa Cruz (en casa de sus tías, de su madre, de su abuela) pero también pasó con esta última algunas temporadas en Muyurina, sobre todo durante sus vacaciones. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

De su época infantil anterior a su estancia en España recuerda poco: que tenía una perrita que una vez la llevaron a los valles pero que se la perdieron. Que era una niña sin identidad, pues siempre la llamaban la pobre, la pobre cieguita, la enfermita, la pobrecita. Pobrecita mientras se encontraba en la calle, pobrecita o cieguita cuando se encontraba con otros niños y con los padres de los niños, que a su vez reforzaban a sus hijos para que así la sintieran. Pobrecita, enfermita, cieguita, en casa de su abuela –en la de Santa Cruz y en la de Muyurina–, en presencia de los parientes de su abuela, de las vecinas de su abuela, de cualquier persona que pasaba junto a ella o que la observaba desde lejos. Solo su madre, que es fisioterapeuta y que tiene conocimientos en materia de discapacidad hasta el punto que defendió una tesis sobre las barreras arquitectónicas, actitudinales y sociales en Santa Cruz de la Sierra, le brindó espacios de libertad, me cuenta. Recuerda además que le gustaban las manualidades, sobre todo recortar, pero que su abuela no le dejaba tocar las tijeras por temor de que se hiciera daño. Su abuela la amaba y la ama, me dice, pero no le dejaba hacer nada por sí misma. De su infancia en los valles recuerda muy poco. **** Decido entonces sumergirme en los valles, al menos en el entorno que albergó a Lupe durante su infancia. Carlos, uno de sus tíos se ofrece a acompañarme. Carlos nació en Santa Cruz, pero forma parte de ese grupo de cruceños que aunque en un contexto urbano trata de aferrarse a una identidad perdida por causa de la emigración de sus padres. En un jeep destartalado, con puertas que hay que abrir jalando de un alambre, pero de buen motor, nos dirigimos hacia Muyurina. Cuando abandonamos la ciudad cruceña la carretera se ha haciendo sinuosa, con muchas curvas, aunque ahora está firme, asegura Carlos: “antes había derrumbes y la gente se quedaba bloqueada por mucho tiempo”. Carlos prende la música de su auto y elige a Julio Iglesias porque es de mi tierra, dice (soy español). El terreno se va haciendo progresivamente más bacheado y Julio Iglesias se traba en dos canciones que suenan incesantemente durante las seis horas que dura el viaje hasta que nos detenemos para descansar en Mairana. Las dos canciones son la misma, primero en español y luego en portugués. Porque Julio Iglesias canta en todos los idiomas menos en vallegrandino, dice Carlos. Julio Iglesias canta que vive en la carretera pensando en ella, buscándola. Con su voz afinada pero con falsete, dice que llueve en la carretera, que se le hace de noche, que se sale en una curva de tanto pensarla y que después su auto se queda sin gasolina. A nosotros nos chilchea cuando pasamos la Angostura, y quieran los dioses que no nos quedemos sin gasolina al menos www.paginasiete.bo

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ILUSTRACIÓN VALENTINA VILASECA / DGR-UCB

De su época infantil anterior a su estancia en España recuerda poco: Que era una niña sin identidad, pues siempre la llamaban la pobre, la pobre cieguita, la enfermita, la pobrecita. durante la noche, porque cuentan los lugareños que cuando el sol cae los caminos se llenan de toda clase de espíritus burlones que acechan a los incautos viajeros. Puede aparecer de repente un bulto, que es un atavío de cosas que bloquean el camino. Pero no es algo que se le cayó a alguien de algún transporte, sino un bulto fantasmagórico que no hay que acercarse a tocar. Puede aparecerse también un perro negro que no vea a Mali –mi perra guía– durante la noche, pues es negra y un chancho también es negro. Pero lo peor ¡oh, casualidad! es que se aparezca al borde de un precipicio una mujer chuta de senos grandes que pide auxilio, pues es seguro que es una trampa urdida por el diablo para que algún santo varón se acerque para ayudarla y acabe despeñado. Por suerte llegamos a Mairana sanos y salvos, y tempranito en la mañana accedemos al fin a Muyurina. Doña Angustias, madre de Carlos y abuela de Lupe nos recibe en su casa, en una especie de pasillo techado que finaliza en una malla que da al exterior, que hizo para que Lupe pudiera estar afuera sin peligro, dice. — ¿Así que viene usted para escribir la historia de mi nietita? Mi guagüita, ¡mi pobre cieguita! Doña Angustias nació aquí, emigró a Santa Cruz, pero volvió hace unos años para cuidar a un hermano que está loco, me dice. A su hermano, el pobre, como antes se autolesionaba lo llevaron al psiquiátrico de Sucre y ahora ya no se autolesiona: algo hicieron para lograrlo y también le quitaron el sexo, relata. Cuenta doña Angustias que la vida de Lupe en los valles fue siempre muy humana. Que los muchachos del pueblo se detenían afuera, en el camino, para saludar a su nietita, “para darle ánimos por ser cieguita”. Cuenta que está contenta de que su nieta esté a punto de ser profesional, y duda pero espera que vuelva a Bolivia para ejercer su profesión. Me dice también que es cierto, que cuando su nieta era pequeña no la dejaba agarrar nada con que pudiera hacerse daño. Lo dice mientras ayudada por un burrito se mueve lentamente, como arrastrando el peso de sus años para ofrecerme café. Doña Angustias se impulsa lentamente para acceder a su DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

hervidor y para alcanzarme un frasco de Nescafé mientras se lamenta: ¡Mi guagüita, la pobre! Se lamenta con ese acento valluno que consiste en alargar las vocales: ¡Poooobre! El burrito de doña Angustias rechina por el roce con el suelo y parece acompañarle a coro: ¡Mi Lupita, mi pobre cieguita!. A la par que doña Angustias me alcanza la taza aparece doña Nelda, una vecina, para traerle horneados. Nos saluda y pregunta de quién es ese perro. Se refiere a Mali que descansa a mis pies. — De él, que viene a escribir un libro sobre Lupita, mi pobre… — Y ¿por qué no me da a mí el perrito? — Y si te lo da ¿quién le va a guiar, pues? Las señoras conversan como si de repente yo me hubiera desmaterializado. Resultará que tengo el don de la invisibilidad sin saberlo, pienso. — Ah, ¿pero acaso es cieguitooo? dice doña Nelda, mientras alarga la vocal final. — Claro, viene a escribir sobre mi nieta y está casado con una boliviana. — ¿Y siendo cieguito tuvo habilidad para casarse? La señora Nelda deja los horneados, estrecha la mano a los presentes incluyendo la mía –debe ser que me materialicé de nuevo– y se despide prometiendo volver para dejarnos más horneados. La tarde avanza y doña Angustias me sigue desgranando historias. Me cuenta que Lupe estuvo hace dos años por aquí con su perrita, más grande que la mía. Que se quedó un par de días pero que tuvo que regresar a Santa cruz antes de tiempo porque la perrita se le enfermó. Que los muchachos querían verla, a la pobre, pero que hay muy pocos porque el pueblo se está abandonando: sólo hay 6 niños en la escuela y los jóvenes se están yendo. Cuenta que cuando ella era joven cantaba coplas bien pícaras, carnavaleras, y recuerda que ganó un premio durante un festival folclórico en Santa Cruz. Lamenta también que no llueve y que esas chacras están reventando de f lores y pidiendo agua. Cae la noche y ante el aguijoneo de los zancudos doña Angustias procede a bombardear sistemáticamente su casa, tal y como lo haría el ejército de los Estados unidos con los defoliantes que arrasaron las selvas vietnamitas. Misión cumplida porque cuando entramos a la casa no se escucha a ningún bicho viviente. El pueblito queda en silencio y no resisto la tentación de preguntarle a doña Angustias si le pilló por aquí cuando andaba por estos parajes el guerrillero más famoso de todos los tiempos. Evidentemente ella lo conoció, pues sostiene que el Che utilizaba el único teléfono público del pueblo para enviar sus mensajes; que a ella le hizo una receta para su madre enferma, pero que no se atrevió a comprarla porque pensó que el tipo sería un “michi curandero”. www.paginasiete.bo

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ILUSTRACIÓN OSMAR OÑA / DGR-UCB

Si ella hubiera sabido que el hombre era el Che, dice, “lo haiga ocultao en alguno de mis cuartos para que no lo mataran, pero él no nos dijo que era el Che”. Álex Ayala dice en su libro Los mercaderes del Che que, muerto el guerrillero maldito, todo el mundo lo considera ahora un santo, y que no hay ningún campesino de la zona que no le cuente a quien quiera oírlo que vio alguna vez al Che. Clarea el día y doña Angustias me ofrece de nuevo el sucedáneo de café mientras le encarga a su hijo Carlos que me acompañe donde doña Isaura, que tiene una venta, para que me cuente cosas de su Lupita, su pobre. Pero Carlos hace oídos sordos y se entretiene limpiando el auto para dejarlo como gente para la venta, dice. Aparece don Fanor, pariente de doña Angustias y la señora aprovecha para encargarle que me acompañe. Don Fanor me pregunta si mi perra sabría llevarme a cualquier sitio, y le digo que ella hace mucho, pero que no es un taxi: yo tengo que indicarle en todo momento las direcciones, le aclaro, pero ella sortea los obstáculos y elije los lugares más adecuados para caminar sin peligro. El guerrillero famoso describe al campesino valluno como taimado, pero doña Isaura está habladora. Me atiende tras una ventana de su casa que es también una ventita. Lo hace así

ILUSTRACIÓN FUJIKO URDININEA / DGR-UCB

Más infranqueables que las barreras arquitectónicas, que las aceras y calles sin adaptar, son las barreras mentales que todavía hoy permanecen vigentes en su país. porque tiene a varios perros ladradores que se han puesto nerviosos ante la presencia de Mali. Dice doña Isaura que antes de Lupita había otra persona ciega. “Melanio, pero él no era ciego de nacimiento”. Melanio era guitarrero, charanguero, y cantaba bonito de pueblo en pueblo, pero murió hace unos años y Lupe no lo conoció, aclara. Melanio salía e iba a donde quería porque él vio durante bastante tiempo, en cambio a los que son de nacimiento o se quedan así desde niños no hay que dejarlos salir mucho porque hay que cuidarlos, dice. Mientras conversamos aparece Carlos, que tiene prisa por emprender la vuelta hacia Santa Cruz de la Sierra. Finalmente,

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con el coche cargado hasta los topes de viandas que nos colocó una tía política de Carlos, retornamos a la ciudad. **** De nuevo en Santa Cruz de la Sierra repaso lo vivido y pienso que sería prematuro sacar conclusiones. Desde el mundo urbano, el campo se ha asociado con lo atávico, lo caduco, lo arcaico. Pero ¿acaso son menos infranqueables las barreras arquitectónicas, urbanísticas, sociales con que se encuentra cualquier persona con discapacidad que pretende acceder a los servicios, hacer trámites burocráticos, estudiar o divertirse en cualquiera de las ciudades del país? Lupe llegó después de varios años a su país acompañada por su madre y por su perra guía. Tiene las destrezas adecuadas para orientarse hasta tal punto que Rosario, la técnica en rehabilitación, admira sus facultades para ello; sin embargo, no se atrevió a caminar sola por la ciudad de Santa Cruz y tuvo problemas para acceder con su perra guía –una perra duramente entrenada para ello– a varios centros comerciales, al hospital de Cossmil, o al transporte urbano. “Muchas veces había que dejar a la perrita en casa”, dice su prima Sisi. Lupe piensa que más infranqueables que las barreras arquitectónicas, que las aceras y calles sin adaptar, y que los autos que circulan a toda velocidad sin ceder el paso al peatón, son las barreras mentales que todavía hoy permanecen vigentes en su país. Incluso uno de sus tíos cuestiona que su madre la deje sola dentro de una casa que conoce. Sola quiere decir sin la presencia de su madre, ni siquiera sola realmente, me explica: “Y que pase eso me parece muy fuerte”. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

Según Lupe el discurso predominante dice que estamos enfermos, que hace falta rezar con fe para que diosito nos cure. “Pero ¿de qué nos tenemos que curar?, ¿quiénes son los enfermos? Antes de retornar a España Lupe pasó por Aprecia –la institución para personas ciegas donde estudió antes de emigrar– para dar su testimonio a un grupo de estudiantes. “Me llaman a mí para que les sirva como ejemplo, pero el ejemplo lo dan quienes siendo ciegos se atreven a vivir en una ciudad tan poco adaptada y se desplazan solos”. Cuando Lupe regresa a Valencia respira aliviada. Camina sola, acompañada por Didi, que mientras la guía se convierte en una extensión de ella. Sola quiere decir sin la presencia de nadie, ni siquiera la de su madre. www.paginasiete.bo

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ZONA TRANS Edgar Soliz Guzmán Movimiento Maricas Bolivia

Una palabra conocida que acaba en “o”. Para ellos, que se rebelaron contra el molde que, a fuerza de golpes, pretende formar hombres para la guerra, para el dolor, hombres para la dominación, para la dolencia.

Diccionar marica

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Mujercito EL MUJERCITO es el homosexual que renuncia a sus “privi1 legios de hombre” y por ello es más hombre –desde su disidencia genérica– que aquellos machos y fachos de la nauseabunda cultura machista. El ser mujercito fue una expresión natural de su sexualidad desde que era niño, porque era muy llorón, delicado y prefería las muñecas, porque le gustaba perderse en la pollera de la madre dando vueltas y vueltas y soñando con lo que sueñan todos los mujercitos a su edad: una muñeca inteligente capaz de hacer pipí, popó y decir mamá. Por entonces no sabía el rol que la sociedad había definido para él y, aunque le vestían de azulito y pantalones vaqueros, siempre le quedaba un mal sabor de boca observando su ropa y los encajes, los bordados y colores rosa en los vestidos de sus hermanas. Al parecer, la cofradía masculina de su familia estaba empecinada en hacer de él todo un hombrecito, por eso le llenaban de pelotas de fútbol, ametralladoras con miras láser, carritos a control remoto y todo tipo de chucherías que nunca despertaron su curiosidad. La preocupación surgió cuando el niño no respondía; al contrario, renunciaba a todos esos privilegios masculinos que su propia familia había establecido entre los hombres y mujeres de su casa. La indignación colmó el rostro de su padre

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cuando lo descubrió vestido de niña y jugando con sus hermanas al Jacky show2, donde él era la presentadora del programa televisivo. Y justo cuando decía ¡fanfarreas para Estefy!, levantando la mano de su hermana, fue sacado violentamente de la habitación y golpeado sin piedad ante la mirada celosa y silenciosa de la madre. Nada pudo detener la brutalidad del padre que gritaba “¡acaso eres mujercita, carajo!”, “¡te voy a enseñar a jugar de verdad!”, “¡por qué no sales a la cancha como tu hermano!”. Cada golpe le dejó una cicatriz en el alma, pero no pudo doblegar su naturaleza; el mujercito nunca comprendió los motivos de su castigo, pero entendió que para ser mujer, mujercito como le decían, había que tener demasiado valor. Desde entonces la tiranía masculina gobernaba todos los espacios de su vida, “parecía ser que a fuerza de golpes los quisieran ‘hacer h o mb r e s ’, hombres para la guerra, hombres para el dolor, hombres para la dominación, hombres para la dolencia”. Pero el mujercito siempre fue una voz disidente frente a ese machismo violento de la sociedad, y prefiere ese lugar que los prejuicios sociales le han reservado en vez de entrar en ese círculo vicioso por el que los hombres gobiernan su propio y reducido imaginario trivial. Así es “el mujercito.” [1] La sociedad patriarcal y machista que determina la supremacía masculina sobre la femenina en los diferentes espacios de la vida, laborales, políticos, religiosos, culturales, económicos, familiares, etc. [2] Programa infantil televisivo de los años ochenta y noventa. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19

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FOTO: PIXABAY

Nada pudo detener la brutalidad del padre que gritaba “¡acaso eres mujercita, carajo!”, “¡te voy a enseñar a jugar de verdad!”, “¡por qué no sales a la cancha como tu hermano!”.


DISEÑO Y COMUNICACIÓN VISUAL Chaz Maviyane*

CARTEL SOBRE LA CRISIS HUMANITARIA EN PALESTINA

El diseño como diálogo

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S PODER. Es la habilidad de manipular las imágenes y las palabras hacia una forma que les brinda el poder de comunicar y evocar una respuesta.

Nunca hay que subestimar el poder seductor de la imagen. La licencia artística, combinada con valores y con inteligencia, hace al buen diseño. Las imágenes transportan ideas, pero el diseño las impulsa. El acto de diseño es un acto de independencia. El diseño necesita tener significado, necesita ser experimentado. Puede cantar, bailar, actuar, conversar, explicar, reír, llorar, condenar, cuestionar o pelear. Cuando uno confía en él para enfrentar eficazmente estos desafíos, las soluciones que tomamos están investidas de poder. El lenguaje visual es innovación y, en consecuencia, está atado a nuestra responsabilidad ética y social por la calidad de la cultura en la que habitamos. Necesitamos respetar al diseño como una parte integral de nuestra actividad cultural diaria y pensar al diseño como algo más que solo hacer, ya que nosotros permitimos a nuestro trabajo ser el intermediario para ser. El diseño nos brinda la oportunidad de proyectar nuestra imaginación a través de las lentes de nuestra entidad. Esto es

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liberador, interna y externamente. Es compartir, y a menos que uno sea el dueño espiritual del mensaje, a menos que surja de las propias creencias y del propio compromiso humano, el mensaje nunca podrá hacer lo que uno quiere que haga. La propia determinación y la libertad de expresión yacen en el corazón mismo de las políticas del diseño. Comienza con el acto de pensar, que después se incorpora a un concepto con oficio y habilidad. El diseño es la expresión del pensamiento y el proceso del diseño le da forma y significado a ese pensamiento. Hay que ofrecer un diálogo, no solo un espectáculo. Hay que crear y articular en el esfuerzo por lograr encuentros, para que la audiencia esté en comunión con las imágenes y las palabras del diseñador. Para que no lo vea tan solo como alguien que resuelve problemas, sino como un estimulante cultural. Cuando la intención de nuestro ser se siente a través del diseño, se ejerce una fuerza poderosa. Su forma ha trascendido la suma de las partes, mientras su concepto encuentra significado donde no había. [*] Chaz Maviyane diseñador nacido en Zimbabwe, radicado actualmente en Boston, USA. Texto tomado de ¿Qué es diseño?. Editado y coordinado por Pablo Kunst. Commtools, Buenos Aires, 2005. DOMINGO 17 DE MARZO 11|19


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“DISENTIR ES UN DERECHO”, CARTEL POR LA DEFENSA DE LOS PARTIDOS DE OPOSICIÓN EN IRÁN.


RETRATO E y C Machicado Murillo Fotografía de Cecilia Fernández

Revolución con música Promotor incansable del sueño solidario de la música en Las Flaviadas, es innegable que Eduardo Machicado Saravia es la fiel continuación de la vida de su padre, don Flavio Machicado Viscarra. Sin embargo, su vida difícilmente se reduce a esta tarea de responsabilidad filial. Creció en Sopocachi pero muy joven partió a Europa. Visitó Alemania y Francia para finalmente radicar en España durante seis años. Retornó a Bolivia antes de la dictadura de Banzer, imbuido de las ideas humanistas de su generación. Esto se plasmó en su labor como voluntario del Centro Cultural El Tambo, y, de modo mucho más atípico, como Gerente de las Canteras de Comanche, donde soñó constituir una empresa social. Fue preso político y forzado al exilio. Pudo regresar a Bolivia solamente después de la caída de Banzer. La vida de Eduardo no ha dejado de ser intensa. Fue Concejal de La Paz y cumplió su sueño de conocer Cuba. Además de Las Flaviadas, es también un prolífico autor de memorias y testimonios históricos. Ernesto Che Guevara, en una carta al periodista Carlos Quijano, afirma que la característica de “un revolucionario” es estar guiado por grandes sentimientos de amor y que ese amor por la humanidad viviente debe transformarse en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización. Si este es el caso, Eduardo Machicado, como hijo y como padre, es probablemente uno de los más dignos representantes del fervor revolucionario en nuestra tierra.

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Eduardo Machicado es gestor cultural, continuador de Las Flaviadas.

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Eduardo Machicado

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C A RT E L E R A Ojo al parche Adrián Nieve

Actos, no palabras

Nunca cometas el error garrafal de usurpar el lugar de un ser de otro sexo. No vas a entender nada, así te pintes y te pongas peluca”, dice Xavier Velasco en boca de Isaías Balboa, en Puedo explicarlo todo. Y me parece curioso. Más allá de si tiene razón o no, creo que refleja algo muy importante de esta época. Los hombres –los hetero– estamos tan inmersos en este mundo forjado por otros varones, que damos por sentadas muchas cosas . Por eso voy a dar la razón a Velasco, porque

finalmente no se trata de usurpar lugares o de meternos en la piel del sexo opuesto, se trata de ponernos sus zapatos. Ver dimensiones, de repente. La íntima, la afectiva, la ideológica, la sociopolítica, etcétera. Porque hacerlo no significa simplemente comprender lo que pasa, sino sentirlo. Y desde ahí intentaremos dejar de ser un estorbo para sus luchas e idealmente convertirnos en un aliado. No ser ese que lo grita a los cuatro vientos, sino ese que apoya con actos cotidianos. Hoy quiero traerles películas que, por lo menos a mí, me ayudaron a cambiar las perspectivas. Mirar las cosas por el rabillo del ojo, en ese rincón por el que nunca quieres mirar, películas que retratan mujeres–personajes y personajes–mujeres, filmes que han sabido captar la esencia de la mujer atrapada en estas sociedades que los hombres han cons-

truido, filmes que las muestran de una manera cruda y llena de dimensiones. Algo así como todo lo que sucede en Fish Tank (2009, Andrea Arnold. Drama), donde seguimos a Mia, una quinceañera extremadamente rebelde, y todo lo que le tiene que suceder para que pueda, al fin, mirar a su alrededor y tomar una decisión. Adiós encierro, hola incertidumbre. Esta película es como sumergirse en una rutina ajena y vivirla con todas sus altas y sus bajas. Es volver a tener 15 años –con todo lo que eso implica– y no estar conforme con tu ciudad, tu familia ni tu rol en este mundo, mientras te atreves a soñar y soñar con cosas que no sabes si te llevarán a algo. Esta película es como ver Billy Elliot en la vida real, es decir, sin ningún romance y crudeza pura. Es de ese tipo de historias que esta directora adora: los dolores de crecer, mejor dicho, los ardores de crecer: la dureza de vivir y, de paso, ser joven, tonto, rebelde y vivir en un mundo inclemente. Sí, esa es Andrea Arnold. Esa es su película, esa es su experiencia, esa es –quizá– la inspiración que necesitamos para aprender a mirar a nuestro alrededor. Pero esa es solo una película y hay muchas más.

6 pelis para ponerte en zapatos ajenos

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JEANNE DIELMAN, 23 QUAI DU COMMERCE, 1080 BRUXELLES. 1975, Chantal Akerman. Drama. Vamos a ser DOMINGO 17 DE MARZO 11|19


testigos de tres días comunes en la vida de Jeanne Dielman. Y nos habituaremos tanto a su rutina, que su ruptura se sentirá como una tragedia de lo mundano. ORLANDO. 1992, Sally Potter. Drama. Tilda Swinton es una gran actriz, y si tenían dudas solo tienen que ver este filme en el que hace de un hombre que descubre cómo se siente ser una mujer del siglo XVI. Basado en el cuento homónimo de Virginia Woolf. SANS TOIT NI LOI. 1985, Agnès Varda. Docudrama. La reconstrucción de los últimos días de Mona se convierte en un viaje que nos lleva a presenciar muchas formas de idealismo, cinismo y sexismo que, lamentablemente, no son nada nuevo. CLÉO DE 5 À 7. 1962, Agnès Varda. Drama. De nuevo Agnès porque es la mejor cineasta que verán. Punto. Y en este filme retrata algo que intriga a muchos: la mortalidad. La espera para saber si es que la vida se está terminando más rápido y cómo una mujer se enfrenta a ello. THE BABADOOK. 2014, Jennifer Kent. Horror. Es una buena película de horror, pero también es una gran lectura, entre líneas, del terror implícito en la maternidad, en el duelo, en los cuentos de hadas, en las cicatrices emocionales. SAFE. 1995, Todd Haynes. Drama. Somatización pero con varios entretenidos giros. Lo mejor son las actuaciones de Julianne Moore y esa sensación de querer pensar en porqué te duele la cabeza cada que tienes que ir a trabajar.

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Sans toit toit ni loi

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4 películas para animarse a romper encierros

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CAPTAIN MARVEL. 2019, Anna Boden, Ryan Fleck. Aventura, acción. Sí, es otra película Marvel más. Sí, hay mucha nostalgia noventera. Sí, es genial ver a Brie Larson en un rol así. Sí, me gustó. Y mucho. Sí, la cosa es siempre levantarse. THE FAVOURITE. 2018, Yorgos Lanthimos. Comedia, drama. ¿Juego de tronos? ¡Por favor! Eso es sobre espaditas y dragoncitos. Esta película sí que tiene intrigas, traiciones, complots, secretos y tremendas actuaciones de las tres mujeres que la protagonizan. MORVERN CALLAR. 2002, Lynne Ramsay. Drama. Ramsay tiene una obsesión con la violencia. Si este año vieron You were never really here, entenderán a lo que me refiero. Ramsay sabe retratar la violencia, sabe reflexionar sobre ella, sabe justificarla como herramienta de liberación de estructuras masculinas CROUCHING TIGER, HIDDEN DRAGON. 2000, Ang Lee. Wuxia es como llaman a las películas de artes marciales en China. Es un género divertido pero limitado en cuanto a temáticas. Ese no fue un problema para Ang Lee, que dio una nueva dimensión a todo un género con este filme.

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Morvern Callar

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HISTORIETA CTX

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