CENTRO VLADY
AUTORRETRATOS
* Desde joven, casi podríamos decir que desde niño, Vlady adquirió la costumbre, que con los años se convirtió en hábito, de autorretratarse. Así, lo mismo en sus inseparables libretas de apuntes, que en grabados o en pinturas, el rostro del artista aparece continuamente en su obra.i
AUTORRETRATOS
Es muy interesante observar los autorretratos de Vlady en esas distintas etapas de su vida. Buscar la mirada capturada por su propio pincel. Ver la evolución del dibujante y del pintor a través del filtro de la representación de sus facciones.
En algún cuadro sosteniendo su propia cabeza decapitada, o dibujando a los pies de la “Inocencia terrorista” en sus murales, el pintor se ve a si mismo y nos comparte esa visión, a veces demasiado cruda al adentrarse en su yo como si fuera el de otro, aunque es bueno recordar aquello que comentaba Vlady: “El mejor y más paciente modelo para el pintor, es el pintor mismo”.
AUTORRETRATOS
Desde su temprana juventud, impulsado por su padre, el encuentro con el espejo se convierte en un terreno de reflexión. Con los años madura el modelo y también la seguridad en la mano que lo retrata. Es en el tema tan íntimo del autorretrato donde encontramos algunos de los mejores cuadros del Vlady pintor. Podemos asistir a la madurez no solo del personaje plasmado, sino de una avanzada manera de conocer al mundo y a sí mismo.
AUTORRETRATOS
Vlady realizó autorretratos en todas las épocas de su vida y con todas las técnicas en las que incursionó, encontrándonos con algunas obras de primer nivel, lo mismo en pequeños dibujos y grabados, que en sus murales o en esplendidos temples-óleos que inevitablemente nos vuelven a llevar a pensar en Rembrandt y la influencia que éste con su técnica gráfica y pictórica tuvo sobre Vlady, quien no se cansaba de intentar igualar los logros del artista holandés, con quien compartió la constante de autorretratarse desde su juventud hasta la madurez. En esta muestra podremos apreciar la búsqueda de un artista ante su reflejo a lo largo de su vida.
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Textos: Víctor Salomón