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La novela “Violetas blancas o cartas y monólogos” del escritor convencionista Alejo María Amaya, después de 90 años de su primera edición en Ocaña, vuelve a ver la luz. Edwin Leonardo Avendaño Guevara, Pbro.

En el marco de la presentación del proyecto Libros a mil, Biblioteca Norte de Santander 100 años, y en la conmemoración 174° aniversario de la muerte del prócer José maría Estévez Ruiz de Cote, se publicó nuevamente esta obra de índole romántica del reconocido escritor, y que estuvo a punto de desaparecer por la acción implacable del inexorable lepisma.


Agradecemos al doctor José Antonio Amaya Martínez por facilitarnos copia de la primera edición de la obra, impresa en Ocaña, en 1918, en la Tipografía Central. Este título se publica bajo el ISBN: 978-958-44-4181-2. Y colaboró activamente en la tarea de reconstrucción el doctor Olger García Velázquez, presidente del Centro de Historia de Convención y editor de la Gaceta de la Academia de Historia de Ocaña.

JUSTIFICACIÓN La Corporación José María Estévez fue fundada con el objetivo principal de contribuir y procurar el desarrollo de la región nortesantandereana, así como resaltar el talento y logros de nuestros coterráneos a nivel nacional e internacional. Por efecto de lograr este propósito se aventura a crear la “Biblioteca Norte de Santander 100 años” proyecto; “Libros a mil”. Ejerciendo labores típicas de la editorial industrial, esta Biblioteca explorará, compondrá, difundirá y recupera la cultura literaria de importantes letrados de la región, contribuyendo a la creación de un referente histórico dirigido a la generación presente y a las del futuro; dando a conocer a diversos círculos sociales las capacidades humanas y el talento de nuestra gente. De igual forma, La Biblioteca Norte de Santander 100 años debe ser entendida como un medio de preservación en el tiempo de materiales editados o inéditos que están a punto de desaparecer. CONDICIÓN PARA LA CREACIÓN LITERARIA El documento del Departamento Nacional de Planeación titulado Visión Colombia 2019 afirma que se debe “Incentivar las ediciones masivas y de bajo precio, para incrementar año a año, el índice de libros leídos por habitante; y ampliar, además, los circuitos de distribución y comercialización del libro. De esta manera, se garantiza el acceso equitativo de toda la población a la información, al conocimiento y al entretenimiento, teniendo en cuenta su importancia en la generación de capital social”.


ALEJO MARÍA AMAYA (1868 – 1911) “Historiador de la tierra nativa, intérprete afortunado y castizo de las reseñas de Ocaña” Nació el doctor Alejo Amaya en San José de Convención cuando este apenas frisaba en la cuarta década de su fundación, su partida de nacimiento reposa en el antiguo archivo parroquial, custodiado hoy por la Iglesia Diocesana en el Palacio Episcopal de Ocaña. El histórico documento dice así: Alejo María Amaya Folio: 349 Libro I de Bautismos En esta Santa Iglesia Parroquial de San José de la Convención a los catorce días del mes de marzo de mil ochocientos sesenta y nueve, el señor Pbro. Felipe López, Cura de San Antonio Brotaré, con licencia del Sr. Cura Pbro. Julián Morineli, bautizó y puso óleo y crisma a un niño a quien se le puso por nombre Alejo Mª, hijo natural de la Sra. Socorro Amaya, nació el día 27 de julio del año próximo pasado, i fueron sus padrinos el Sr. Guillermo Quintero Calderón i Dominga Sarmiento a quienes advirtió el parentesco i obligaciones que doy fe. (Sic). Julián Morineli (firmado). Como se ve, la fecha de nacimiento del erudito doctor Amaya es el 27 de julio de 1868 y no en 1869 como lo afirmaron don Justiniano J. Páez, Luis Eduardo Páez Courvel y Leonardo Molina Lemus. Otros han asegurado que su segundo apellido era Rojas o Morineli, al respecto, el estudioso de la historia y la literatura doctor Lucio Pabón Núñez testifica que


“nunca usó su segundo apellido, su sobrino sí, Euquerio Amaya Rojas (Adolfo Milanes)”.1 Mucho se ha dicho acerca de este historiógrafo convencionista que escribió la primera y mejor estudiada tradición sobre la comarca de la ‘Nueva Madrid de Ocaña’, intitulada originalmente “Los Genitores. Noticias Históricas de la Ciudad de Ocaña”, redactada en cláusula suelta y destellante, veteándola a ratos de clásico humorismo. ‘Hacaritama’, en su edición Nº 6, de octubre 12 de 1935, páginas 78 y 79, nos recuerda lo que sigue, ante un poema del padre Alfredo Sánchez Fajardo que también anexaremos más adelante. “DR. ALEJO AMAYA, historiógrafo ocañero, cuya noble figura de escritor, tallada en mármol clásico, decora el viejo pórtico donde la imagen de los héroes vigila nuestro destino. Tenía el estilo el donaire de nuestros maestros, la sutil ironía de los pensadores franceses. En “Los Genitores”, joya histórica de inapreciable mérito, traza con maestría el boceto de la Colonia y al conjuro de su genio surgen, llenos de vida y de color, los empolvados personajes de ancha tizona y espuelas de plata en cuyo orgulloso chambergo ondula, arriscada y gentil, la pluma aventurera. HACARITAMA, rinde homenaje al malogrado autor cegado en plena madurez, cuando apenas le ceñía la gloria con el gajo inmortal”. Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Mayor del Rosario y en 1894, a la edad de 26 años se gradúa en cirugía y medicina en la Universidad Nacional de Bogotá, con la tesis “Contribución al estudio del delirio no vesánico”, editada por la imprenta de Zalamea Hermanos, en la misma ciudad; 2 y dedicada ésta a sus padres y al doctor Nicolás Osorio su más insigne y querido maestro. Se dice que el doctor Amaya ha sido una de las inteligencias mejor dotadas y que gran lustre le ha dado a la región de Ocaña. Inquieto en los océanos de la política y de la investigación histórica, y en la profundización de la ciencia médica. Prefecto de la efímera Provincia de El Carmen, ejerció la medicina en Bogotá, Ocaña, Cúcuta, Caracas, Maracaibo y Sogamoso. En esta última ciudad boyacense figura entre los fundadores del Colegio Sugamuxi y de la hoja periodística del mismo nombre. Y en Maracaibo, junto al doctor Francisco Barros dirigió una revista literaria en 1901, por infortunio aún no hemos conocido su nombre o si existen muestras de ella.

1 Pabón Núñez, Lucio. “Notas para una historia de la literatura en Norte de Santander”. Hacaritama, Órgano del Centro de Historia de Ocaña, marzo de 1966, Número 229, Año XXXI.

2 Obra esta aún existente en la Biblioteca Luis Ángel Arango de la capital de la República en la sala de libros raros y manuscritos, tiene un total de 80 páginas, y se encuentra en perfecto estado bajo el número topográfico de la miscelánea Nº 973/2.Bien valdría la pena estudiarla y, si fuese posible reimprimirla.


Participó como médico- Jefe de Ambulancias en los ejércitos revolucionarios de 1900, durante la Guerra de los Mil Días, al lado de los generales Rafael Uribe Uribe, Benjamín Herrera, Gabriel Vargas Santos, Foción Soto y, Sarmiento. Atravesando la Guajira se aísla en Venezuela y luego de enterarse en Orocué del fracaso de la revolución, se acoge al indulto prometido por el Gobierno Nacional y se establece en Sogamoso. Fruto de la decepciónate experiencia de la guerra es su novela “Bajo las toldas”, cuyos orinales manuscritos se desvanecieron en Ocaña bajo la implacable hambruna devoradora de la inconsciente polilla. En 1918, la Tipografía Central de Ocaña publica su novela “Violetas blancas o cartas y monólogos”, esta última de índole romántica. En el prólogo de “Los Genitores”, escrito por el eminentísimo doctor Luis Eduardo Páez Courvel en 1939, que introduce la tercera edición de la magistral obra impresa por el Instituto Caro y Cuervo para formar parte de la Biblioteca de Autores Ocañeros, el brillante historiador en mención, factura su afecto por el autor, en la consignación de múltiples florilegios y recuerdos; podría decirse que bien merece este lustroso escrito su independiente y propia edición. El mismo prologuista en su “Glosario Histórico de los Genitores” afirma que la obra del doctor Alejo Amaya fue escrita en los últimos años del siglo diez y nueve y abarca un lapso de 240 años, desde 1571 a 1810, o sea desde la Conquista hasta los albores de la Independencia. La obra cumbre de Alejo Amaya se ha editado en tres ocasiones: en 1915, en Cúcuta, por la Imprenta del Departamento, con el nombre de “Genitores. Noticias Históricas de la Ciudad de Ocaña”. Luego en 1950 por la Imprenta Antares, en Bogotá; y, por último, como ya se dijo, en 1970 por la Imprenta patriótica del Instituto Caro y Cuervo con el patrocinio de la Escuela de Bellas Artes de Ocaña, integrando el Nº 2 de la Biblioteca de Autores Ocañeros. El 6 de julio de 1911, el doctor Amaya llega a Bogotá, se le conduce a la ‘Casa Peña’; sus amigos, paisanos, colegas y condiscípulos le acompañan. Y en la noche del 21 de julio, apenas a los 43 años de vida, entrega en paz su alma al Creador. El doctor Amaya es el padre del periodista, escritor y académico doctor Alejo Amaya Villamil. AL AUTOR DE LOS GENITORES (A propósito de Antón García Bonilla) Alfredo Sánchez Fajardo, Pbro. De las figuras de tu libro viejo, como buen vino añejo, te haces lenguas del noble don Antón caballero galante y regalón que en una mansa orilla del turbio Magdalena se dio la vida buena


en las intimidades de su villa. Y es bien raro que de todos esos hombres de otros tiempos muertos, idos, solo quede tradición, la remota tradición de Aparecidos de aquel noble don Antón que aun arrastra sus espuelas bulliciosas por las calles silenciosas… Lo que prueba que aun no ha muerto aquel surco abierto en las almas, bajo el sol por los viejos Genitores con su amor a la leyenda y al jaranear español. Yo como hijo de Ocaña y rama de aquel viejo que se desprende de tu libro añejo, yo te doy las gracias por esas acuciosas eficacias en registrar el rancio protocolo: porque fuiste el primero (y ya no el solo) por la sabrosa maña, por el tenaz empeño en arrancar de su profundo sueño “Los Genitores de Ocaña”. ¡Salve a ti! Ya en la historia se gravó la inscripción de tu memoria, (más eficaz aún que la palabra que en el mármol se labra). Porque harás congregar al amor de la lumbre la nueva muchedumbre que se siente a escuchar la relación procera de la gente ocañera. Edwin Leonardo Avendaño Guevara, Pbro. Correspondiente de la Academia de Historia de Norte de Santander y del Táchira San José de Cúcuta, 1ºde junio de 2007


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