5. Manual Conceptual para facilitadores

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MANUAL CONCEPTUAL PARA FACILITADORES/AS EN SALUD Y DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS EN SEMINARIOS RELIGIOSOS ECUMÉNICOS Dr. Eduardo Campaña M. Quito - Diciembre 2011


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Contenido

PRÓLOGO ...............................................................................................................

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INTRODUCCIÓN ...................................................................................................

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A. DEL MANUAL: Objetivos manual ........................................................................................... ¿Cómo está organizado el manual? ...............................................................

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B. CONTENIDOS UNIDAD 1. Derechos, salud sexual y reproductiva Panorama de la salud y derechos reproductivos en América Latina y el Caribe 12 Derechos y Salud Sexual y Reproductiva...................................................... 12 ¿Qué entendemos por Salud Sexual y Reproductiva? ................................... 16 ¿Cuáles son los derechos sexuales?...................................................... 19 ¿Cuáles son los derechos reproductivos? ............................................. 20 Maternidad sin Riesgo ................................................................................... 22

UNIDAD 2. Sexualidad: Una perspectiva integral Datos y cifras ................................................................................................. La Educación Sexual Integral, la Salud Sexual y la Salud Reproductiva...... Facilitar la Educación Sexual ........................................................................ El debate de la educación sexual en América Latina..................................... La educación sexual faculta a los y las jóvenes ............................................. Sexualidad Integral ............................................................................................. Componentes de la Sexualidad .......................................................................... Componente vincular ........................................................................... Componente erótico ............................................................................. Componente corporal ........................................................................... Componente ético ................................................................................. Componente cognitivo ......................................................................... Componente espiritual ..........................................................................

24 25 25 27 28 29 30 30 30 30 31 31 31

UNIDAD 3. Salud, Derechos y Género Desigualdades de género ............................................................................... Desigualdades de género en América Latina y el Caribe ............................. ¿Qué es Género? ............................................................................................ Roles Sexuales ...................................................................................... Perspectiva de género ........................................................................... Análisis de género ................................................................................ Igualdad de género ............................................................................... Equidad de género ............................................................................... El papel de los Mitos ..................................................................................... Violencia basada en el género ....................................................................... Efectos sobre la salud ........................................................................ Factores de riesgo ..............................................................................

32 33 34 35 36 37 37 38 38 39 41 42

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UNIDAD 4. La mujer, el VIH y el sida Datos y cifras ....................................................................................................... Riesgo y vulnerabilidad ...................................................................................... Factores determinantes en la feminización de la pandemia del VIH y el sida .. Desigualdades de género ........................................................................ Factores biológicos ................................................................................. Factores sociales .................................................................................... Factores económicos............................................................................... Factores culturales .................................................................................. Factores religiosos ..................................................................................

44 44 45 45 45 46 47 47 48

UNIDAD 5. Control de la Fecundidad Datos y cifras ................................................................................................. Factores que influyen sobre la fecundidad .................................................... Paternidad y Maternidad responsables .......................................................... Estrategias para el control adecuado de la salud reproductiva ..................... Métodos para regular la fecundidad............................................................... Métodos permanentes o definitivos ................................................... Esterilización femenina ............................................................ Esterilización masculina .......................................................... Métodos temporales o reversibles ...................................................... ¿Cómo seleccionar un método para regular la fecundidad? ..........................

49 51 51 52 52 53 53 53 43 54

UNIDAD 6. El aborto Datos y cifras ................................................................................................. ¿Qué es el aborto? .......................................................................................... Posibles consecuencias del aborto inducido en condiciones de inseguridad .

55 55 57

UNIDAD 7. Adolescencia y embarazo Datos y cifras ................................................................................................. Riesgos del embarazo en adolescentes .......................................................... Riesgos físicos ................................................................................... Riesgos sicológicos ............................................................................ Riesgos sociales ................................................................................ Adolescencia, Salud Sexual y Reproductiva .....................................

59 62 62 62 62 63

C. BIBLIOGRAFÍA

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Prólogo El Fondo de Población de las Naciones Unidas-UNFPA tiene años de experiencia forjando alianzas con Organizaciones Basadas en la Fe (OBF) a nivel nacional, regional y mundial y es una organización líder en el abordaje de esta alianza dentro del Sistema de las Naciones Unidas. Como está descrito en el Documento de Estrategia Operativa-DEO del UNFPA, acerca de su alianza con Organizaciones Basadas en la Fe; el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas reconoce que Líderes Religiosos y de OBF de las diferentes religiones y comunidades de fe en la región y en el mundo, son actores claves de apoyo a la ejecución de la Agenda de El Cairo, los Objetivos del Milenio y los Planteamientos de la Cumbre Mundial de Nueva York, ya que la fe y la religión en sus diferentes manifestaciones, juegan un rol vital en las vidas y cultura de la mayoría de las poblaciones. En América Latina y el Caribe, UNFPA LACRO avanzan en un proceso conjunto desde el 2002, cuya operación pone especial afán en fortalecer la asociación y el trabajo conjunto en alianza estratégica basada en las áreas de interés común; la libertad de asociación y la construcción de una Plataforma de Alianza en la región. Las OBF en Latinoamérica y El Caribe, han desarrollado en todos los rincones de la región, importantes intervenciones en las problemáticas que afectan la vida y el acceso al desarrollo de hombres, mujeres, niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que forman parte de las poblaciones más vulnerables y/o en riesgo; conocen ampliamente la realidad de la pobreza, la exclusión y el estigma y manejan una importante y valorada información al respecto. Además, responden activamente, desde la diversidad de sus posiciones de fe, con propuestas, desarrolladas con eficacia y la mayoría de las veces, con escasos recursos, constituyéndose en un legado de buenas prácticas y experiencia. En reconocimiento a tan importante actuación y por el interés de concretizar productos claves que fortalezcan el trabajo conjunto, es que se convoca a la presente consultoría a fin de ejecutar las acciones programadas para el presente año 2011 en el marco del Convenio UNFPA-CLAI. Propósito Este manual es una iniciativa conjunta UNFPA/CLAI, con el objetivo de promover el Programa de Acción de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD, El Cairo, 1994), en línea con los acuerdos emanados en el Foro Mundial de las Organizaciones Basadas en la Fe para Población y Desarrollo, realizada en Estambul, Turquía; la cual dio como resultado la Declaración de Estambul y en el caso específico de América Latina y el Caribe, la Consulta Regional previa al Foro Mundial, denominado; Foro Latinoamericano y Caribeño de Organizaciones Basadas en la Fe: “Fortalecimiento de Alianzas para la Reducción de la Mortalidad Materna, la Detención de la Violencia contra la Mujer y la Atención a las Migraciones” en Buenos Aires, Argentina. Las Organizaciones Basadas en la Fe son grupos o congregaciones religiosas, instituciones sin fines de lucro registradas o no que tienen una misión o un carácter religioso. A los efectos de la consulta, la inclusión y la practicidad, los líderes religiosos

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también están incluidos. El UNFPA colabora con OBF orientadas a los derechos humanos que son suministradoras de servicios y/o promotoras de las áreas de la CIPD PoA y que en lo relacionado a la creación de capacidades contribuye: o Fortaleciendo la capacidad de las redes de OBF/Interreligiosas a nivel nacional, regional y mundial al asociarlas con coaliciones interesadas más amplias, con las cuales puedan apoyarse y respaldarse mutuamente en el mandato del UNFPA. o Proporcionando y facilitando entrenamientos, talleres y espacios seguros en torno a programaciones orientadas a derechos y derechos humanos. o Garantizando los recursos necesarios a través del apoyo de sus integraciones en los planos nacionales de desarrollo y en los programas de ayuda al desarrollo para población y desarrollo, en particular para salud sexual y reproductiva y planificación familiar (PF). Por su parte el Consejo Latinoamericano de Iglesias CLAI en coordinación con Religiones por La Paz AL/C como parte de las OBF son los encargados principales de fortalecer e impulsar el proceso de la Red Interreligiosa Latinoamericana y Caribeña de Población y Desarrollo, RILCPD, así como de plantear una ruta para sumar redes y esfuerzos. Se realizaron posteriormente algunas actividades en el marco de la asociación con el UNFPA pero de forma desarticulada, que no consiguió consolidar mecanismos de trabajo regional, ni definir una asociación operativa y orgánica que permita la articulación de redes y el inicio de una acción conjunta que pueda medir resultados en los temas de la asociación con el UNFPA. Sobre la base de ésta coyuntura es que se plantea la presente propuesta operativa a fin de dar continuidad y movilizar el proceso para el periodo 2011 al 2013. El UNFPA, en coordinación con las OBF, plantea fundamentalmente el respeto a los Derechos Humanos y la Dignidad Humana expresados en la reducción de la Mortalidad Materna, en la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer, la Erradicación de la epidemia del VIH/SIDA y la lucha por la aplicación de los Derechos de los Inmigrantes. En estas tareas, es un hecho que juntos el UNFPA y las Comunidades de fe en la región pueden reforzar mutuamente su acción, logrando mejores resultados.

Ubicación temática El origen del concepto de Derechos Reproductivos, en el marco de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud aparece en la Conferencia de Teherán de 1968 y en la definición de Bucarest (Conferencia sobre Población de 1974) como un derecho fundamental tanto de las parejas como de los individuos. La inclusión e integración de la planificación familiar dentro del campo de los derechos reproductivos y de la salud reproductiva se produce por primera vez en la Conferencia Internacional para mejorar la salud de las Mujeres y los Niños por medio de la Planificación Familiar, en Nairobi, Kenia, (5 al 9 de octubre de 1987). El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en septiembre de 1994 da esta definición de los derechos reproductivos: Los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están considerados en leyes nacionales, documentos internacionales sobre derechos humanos

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y en otros documentos aprobados por consenso. Estos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y a disponer de la información y de los medios para ello, así como el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye el derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones o violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos. Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, El Cairo, Egipto, 5–13 de septiembre, 1994, Doc. ONU A/CONF.171/13/Rev.1 (1995)

América
Latina
en
el
dolor
y
la
esperanza,
vive
la
belleza
de
la
diversidad
cultural,
el
 macro
 ecumenismo
 en
 lo
 religioso,
 la
 multiplicidad
 de
 lenguas,
 de
 pueblos
 y
 geografías,
de
colores,
de
paisajes,
de
riqueza
humana,
construyendo
desde
la
fe
una
 nueva
 humanidad
 revalorando
 los
 Derechos
 Humanos
 y
 asumiendo
 una
 actitud
 profética
 en
 el
 seguimiento
 de
 Jesús,
 ante
 la
 cruel
 violación
 de
 derechos
 humanos,
 anunciando
la
esperanza
de
hombres
y
mujeres
nuevas.

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Introducción Nos llena de esperanza y optimismo esta iniciativa UNFPA-CLAI, dentro de este gran marco de cooperación, celebrar esta alianza estratégica de trabajo, con miras a incorporar en la formación en los Seminarios Religiosos Ecuménicos los temas de Derechos, Salud Sexual y Reproductiva. Considerando que los futuros/as líderes, pastores/as, teólogos/as y maestros/as tienen que necesariamente enfrentarse en la vida cotidiana de las congregaciones y comunidades, con temas relacionados con los Derechos y la Salud Sexual y Reproductiva, nos parece que el “Kairos” de Dios se manifiesta, en relación a la necesidad de que como OBF tengamos una palabra que decir, una reflexión que hacer, una mano que tender, una voz que levantar, frente a esta difícil problemática. Sin embargo, al asumir este desafió nos surgen algunas inquietudes: hablar de Derechos, Salud Sexual y Salud Reproductiva, necesariamente implica pasar por el tema de la sexualidad, y hablar de la sexualidad implica hablar de la integridad del ser humano, en el que se involucra el cuerpo, los sentimientos, el placer, la reproducción, el pensamiento, los valores, conductas, relaciones. Entonces, ¿debemos partir de la premisa de que los y las estudiantes y los maestros/as tienen los conocimientos, las bases o los principios necesarios sobre la sexualidad para entrar y abordar los temas de Derechos, Salud Sexual y Reproductiva, más aún considerando que el tema es tabú en la sociedad en general y particularmente en las OBF? En un camino recorrido con el CLAI, con más de doce años de trabajar con el tema, especialmente con comunidades eclesiales, nos parece que abordar los temas de Salud y los Derechos, sin antes tener un espacio para reflexionar sobre la sexualidad, y entender la realidad que se vive en este campo, nos deja una sensación de vacío, que necesariamente debe ser llenado. Hablar de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, sin acordar o construir conceptos básicos de lo que es la sexualidad y sus diferentes dimensiones, nos motivan a producir este material desde esta perspectiva. Como personas e instituciones basadas en la fe, creemos en principios y valores que motivan nuestra vocación y trabajo para edificar un discurso acorde con la construcción de una vida justa, digna y abundante en el campo de Salud Sexual y Reproductiva, y los Derechos. Es por esto que en el diseño de esta propuesta introducimos temas que consideramos básicos para la comprensión de la sexualidad como son la importancia de la educación sexual, los componentes de la sexualidad humana, que nos permitan tener un conocimiento al menos básico de la sexualidad. También proponemos un acercamiento sencillo, mostrando la realidad de los hechos, a diferentes temas relacionados directamente con la Salud Sexual y Reproductiva y los Derechos, con el objeto de dejar en manos de los maestros/as y los grupos estudiantiles, la apertura necesaria para facilitar la discusión y profundización de los temas, hasta donde se considere necesario. Queremos que este manual sea una herramienta provocadora de estos y otros temas relacionados con los derechos, la salud sexual y reproductiva como son: Educación sexual, Género, el VIH y el sida, métodos de regulación de la fecundidad, el embarazo en

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adolescentes y el aborto, como problemas y realidades concretas. Hablar de salud y derechos sexuales y reproductivos, necesariamente implica acercarnos a estos temas, por lo que consideramos imprescindible discutirlos de alguna manera. También sabemos que existen diferentes enfoques de entender, vivir e interpretar la sexualidad y los temas relacionados, por lo que hemos tratado de manejar conceptos básicos, consensuados por organismos de NNUU, (UNFPA, OMS, ONUSIDA, OPS, etc.) como para dar inicio a discusiones más profundas, y no caer en afirmaciones cerradas. Las realidades y los problemas relacionados con Salud Sexual y Salud Reproductiva, que han suscitado la enunciación y la lucha por la consecución de los derechos en estos campos, son graves y complejas, por lo que ameritan un tratamiento especial, con miras a conseguir un cambio de actitud en las OBF, y de allí hacia un impacto en sus comunidades. En este sentido en los marcos de los acuerdos realizados entre el UNFPA y las OBF, en este caso a través del CLAI, se contempla este rubro para facilitar la creación de habilidades y competencias, en relación al tratamiento de estos temas dentro de la formación en los seminarios religiosos ecuménicos. Lo que la historia y la experiencia nos muestran es que muchas OBF se han pronunciado sobre estos temas, unos a través del silencio, otros a través de la condenación, y otros a partir de una reflexión más amplia y abierta. Lo cierto es que a estas alturas de la historia, se hace urgente y necesario, que las OBF, tengan la posibilidad de dialogar, reflexionar y actuar frente a estos polémicos temas que se confrontan entre lo ideal y lo real. Con estas premisas se pone a consideración y en manos de los Seminarios Religiosos Ecuménicos, esta propuesta para un abordaje de los derechos, la salud sexual y reproductiva, para que pueda ser trabajada dentro de los currículos de estudio, y pueda brindar a los estudiantes la posibilidad de tratar estos temas conforme a la calidad de las cosas, con miras a la construcción de una sociedad más digna y más humana, acorde con los valores del Reino de Dios.

Eduardo Campaña M.

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A. Del Manual Objetivos manual 1. Animar y desafiar a las OBF, para que ejerzan su papel educador, profético y transformador en el campo de los Derechos, la Salud Sexual y la Salud Reproductiva, en medio de las condiciones de enfermedad, injusticia y muerte que imperan en este tiempo y que se viven en estos campos. 2. Poner en manos de los Seminarios Religiosos Ecuménicos, de los maestros/as y estudiantes, un instrumento que permita facilitar procesos de reflexión y acción, para alcanzar un entendimiento, cambios de actitud y una vivencia saludable de los Derechos, la Salud Sexual y la Salud Reproductiva 3. Promover en las comunidades religiosas ecumenicas, la reflexión y el

empoderamiento para una ciudadanía de los Derechos, la Salud Sexual y Reproductiva. ¿Cómo está organizado este manual? a. Este manual contiene siete unidades básicas, relacionadas con diferentes temática que imvolucran y afectan a la Salud Sexual y la Salud Reproductiva, los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Los Derechos, la Salud Sexual y la Salud Reproductiva. Educación y Sexualidad: Una Perspectiva Integral Salud, derechos y género La mujer, el VIH y el sida Control de la fecundidad El Aborto Adolescencia y Embarazo

b. Cada unidad a la vez está compuesta por varios subtemas. c. Introducción al contenido de la sexualidad, algunos principios y recomendaciones sobre el tema de la “educación sexual”, para el abordaje y la facilitación de la sexualidad, la salud y los derechos. d. Bibliografía de los documentos y publicaciones, para la elaboración de esta propuesta. e. Este manual va acompañado de una guía metodológica la misma que sirve para facilitar actividades en relación al aprendizaje de los temas propuestos.

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B. Contenidos UNIDAD 1: Salud, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos Panorama de la Salud y Derechos Reproductivos en América Latina y el Caribe Debido a la desigualdad que caracteriza a la región, las estadísticas promedio de salud ocultan los altos niveles de mortalidad materna, ITS, infección por VIH y la necesidad de planificación familiar entre la población viviendo en pobreza, en áreas rurales, grupos indígenas, afro descendientes y entre otras poblaciones vulnerables como los adolescentes, los desplazados, los inmigrantes y las personas con discapacidad. Las persistentes desigualdades de género y los riesgos de salud relacionados con éstas son factores claves de la problemática de la salud reproductiva. Aunque se han logrado avances, los desafíos continúan. La falta de acción y mejoras en programas nacionales ha sido una gran limitante para alcanzar los objetivos establecidos. Es esencial enfocar esfuerzos para poder contar con programas más efectivos, así como para el desarrollo de capacidades de los gobiernos para fortalecer los sistemas de salud desde una perspectiva de derechos humanos. El aseguramiento de insumos para la salud reproductiva, así como la vinculación de la salud sexual y reproductiva con la atención al VIH y el sida son fundamentales para garantizar una atención adecuada. Derechos y Salud Sexual y Reproductiva El tema de Salud Sexual y Reproductiva no puede ser abordado fuera de un marco de derechos, por ello para tratar el tema es importante comenzar diciendo que: Los
Derechos
Humanos
son
inherentes
a
la
persona,
todos
y
todas
tenemos
derechos,
sólo
por
el
 hecho
de
ser
personas.
Los
derechos
humanos
son
irrenunciables,
interactivos
y
no
negociables.
 Por
interactivo,
entendemos
que
el
ejercicio
de
cada
derecho
depende,
en
mayor
o
menor
grado,
 del
cumplimiento
de
los
otros
derechos.

Los Derechos Humanos son además, inalienables e inseparables de otros derechos básicos tales como, el derecho a la alimentación, a una vivienda, a la salud, la seguridad, la educación y la participación política. Los Derechos Humanos se basan en el resguardo de la dignidad humana, lo que significa que todas las personas por el solo hecho de existir, tienen derecho a ser respetadas, y a decidir por sí mismas. Dicho esto, podríamos hacernos la pregunta, si existe un marco general de derechos humanos: ¿por qué la necesidad de reconocer los derechos sexuales y reproductivos, específicamente? Los
 Derechos
 Sexuales
 y
 Reproductivos
 (DDSSRR)
 no
 son
 más
 que
 los
 Derechos
 Humanos
 interpretados
 desde
 la
 sexualidad
 y
 la
 reproducción.
 La
 Salud
 Sexual
 como
 la
 Salud
 Reproductiva
 son
 elementos
 esenciales
 del
 derecho
 de
 toda
 persona
 al
 disfrute
 del
 más
 alto
 nivel
posible
de
la
salud
física
y
mental”.
1
 




























































 1

Resolución
2003/28. Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. http://www.iidh.ed.cr/comunidades/derechosmujer/docs/dm_onuseguimiento/resolucin%20c%20deh%20salud.pdf

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Para responder a esta pregunta, debe tenerse en cuenta que los Derechos Humanos son esencialmente dinámicos y su alcance se amplía permanentemente en la medida en que la gente re considera sus necesidades y aspiraciones en función de ellos. La teoría general de los Derechos Humanos se basa en la dignidad del ser humano y pretende equilibrar las formas jerárquicas de asociación y en sus orígenes buscó proteger al individuo frente al poder del Estado y controlar tal poder. Al interpretar el contenido de los diferentes instrumentos internacionales desde una perspectiva de género, se hicieron evidentes los vacíos, las inconsistencias y las exclusiones en dicho marco tan general y en apariencia neutral. Pueden definirse también en términos de poder y recursos: “el poder para tomar decisiones informadas sobre la propia fertilidad, la procreación y el cuidado de los hijos, la salud ginecológica y la actividad sexual, así como los recursos para llevar a la práctica dichas decisiones de manera segura y efectiva. (Correa y Petchesky, 1995.) Sin embargo, todavía el cumplimiento y la vigencia de los Derechos Humanos para todos y todas es una aspiración por la que hay que seguir trabajando. Existen en nuestras sociedades, diversos factores que nos diferencian, ya sean de índole biológica o sociocultural, entre otras y sobre estas diferencias, nuestras sociedades han construido formas de discriminación, subordinación y marginación, que se traducen en desigualdad e inequidad social. Por ejemplo, según el sexo, la edad, la etnia, la orientación sexual, la existencia de una discapacidad, la condición social y económica de las personas entre otras. Los derechos sexuales, como ya se ha dicho, son derechos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los seres humanos. Dado que la salud es un derecho humano fundamental, la salud sexual es un derecho humano básico. Para asegurar el desarrollo de una sexualidad saludable en los seres humanos y las sociedades, los derechos sexuales deben ser reconocidos, promovidos, respetados y defendidos por todas las sociedades, con todos sus medios2. La realidad presente y el discurso feminista, han puesto en evidencia que los espacios privados como la familia y el ejercicio de la sexualidad y la reproducción están sostenidos sobre estructuras de poder, donde el hombre controla a la mujer. Y lo más grave de esta dominación es que se ha transformado, con el correr de los siglos, en algo natural. Se ha mantenido una subordinación a través de la cultura, del inconsciente y de lo simbólico. En este marco los derechos humanos, que son para todos y todas, ya no serían igualmente disfrutados por todos y todas, menos aún si se trata de las mujeres, en el ámbito privado y si se refiere a la sexualidad, la reproducción, la fertilidad, etc. “La mayor parte del debate se ha dado alrededor de la subvaloración tradicional de la mujer: hecho común, frecuentemente inconsciente, técnica de un grupo que busca mantener poder sobre otro. La subvaloración de un individuo o grupo a través del tiempo se convierte en estereotipo y en la negativa de reconocer los logros o las contribuciones a la sociedad. A medida que la subvaloración de un grupo se vuelve costumbre, resulta la discriminación y ésta establece una racionalidad de trato diferente 




























































 2

Declaración del 13avo. Congreso Mundial de Sexología, 1997, Valencia, España revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, el 26 de agosto de 1999, en el 14º Congreso Mundial de Sexología, Hong Kong, República Popular China. http://www.indetectable.org/pages/dersex.htm

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hacia los grupos e individuos de los mismos. Con discriminación, a los menos poderosos se les priva de su historia, de su auto confianza y eventualmente de su habilidad legal para funcionar como plenos ciudadanos o ciudadanas o como miembros del gran grupo”. Gracias a la evolución de los Derechos Humanos, recientemente se ha empezado a romper con la dicotomía existente entre el espacio público y el privado, y se ha reconocido que la sexualidad, la reproducción y el hogar, son campos de ejercicio de derechos, en los cuales hay que establecer límites y controlar los desafueros del poder. Los grandes avances de los Derechos Sexuales y Reproductivos en la teoría de los Derechos Humanos universales, son: por un lado, aceptar que tales derechos comienzan en el entorno individual de cada persona; y por otro lado, que el Estado garantice su ejercicio y su respeto. V Curso Internacional “Mujer y Derechos Humanos, febrero 2000. El origen del concepto de Derechos Reproductivos, nació en el marco de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, apareció en la Conferencia de Teherán de 1968 y en la definición de Bucarest (Conferencia sobre Población de 1974), se le determinó como un derecho fundamental tanto de las parejas como de los individuos. La inclusión e integración de la planificación familiar dentro del campo de los Derechos Reproductivos y de la Salud Reproductiva se produjo por primera vez en la Conferencia Internacional para mejorar la salud de las Mujeres y los Niños por medio de la Planificación Familiar, en Nairobi, Kenia, (5 a 9 de octubre de 1987). El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en septiembre de 1994, desarrolla la siguiente definición de los derechos reproductivos: “Los Derechos Reproductivos abarcan ciertos Derechos Humanos que ya están reconocidos en leyes nacionales, documentos internacionales sobre Derechos Humanos y en otros documentos aprobados por consenso. Estos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos/as, el espaciamiento de los nacimientos y a disponer de la información y de los medios para ello, así como el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye el derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones o violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de Derechos Humanos”. Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, El Cairo, Egipto, 5–13 de septiembre, 1994, Doc. De la ONU A/CONF.171/13/Rev.1 (1995) La Agenda de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo (1994) reconoció también el derecho de los/las adolescentes a la educación sexual y a servicios de salud adecuados para ellos/as. Después de la CIPD se reenfocó el concepto de Salud Sexual y Reproductiva, el mismo que fue incorporado como derecho de las personas y 184 países suscribieron el Programa de Acción, comprometiéndose a realizar los esfuerzos necesarios para adoptar las medidas planteadas en dicho Programa. Asimismo en la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (1995) se amplió esta definición a los derechos sexuales, expresándose de la siguiente manera:

14


“Los
 Derechos
 Sexuales
 incluyen
 el
 derecho
 humano
 de
 la
 mujer
 a
 tener
 control
 respecto
 de
 su
 sexualidad,
 incluida
 su
 Salud
 Sexual
 y
 Reproductiva
 y
 a
 decidir
 libre
 y
 responsablemente
 respecto
 de
 esas
 cuestiones,
 sin
 verse
 sujeta
 a
 la
 coerción,
 la
 discriminación
y
la
violencia”.

La precisión de “sin verse sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia” refiere claramente la importancia de trabajar con hombres y mujeres, en el conocimiento y defensa de sus derechos para el ejercicio pleno de la sexualidad. La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y de El Caribe, propone que el derecho a la salud integral sea plenamente respetado, y que los Derechos Sexuales y Reproductivos puedan ejercerse en libertad y dignidad. Para ello, han contemplado el cumplimiento de aspectos básicos e ineludibles, como3: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

El acceso universal, en todas las etapas de vida, a la información y servicios de atención de la salud gratuitos o de bajo costo y de óptima calidad, para gozar de salud integral y de bienestar. El derecho a que la diversidad sea reconocida y respetada en el diseño e implementación de esos servicios. El derecho a ejercer una salud sexual y reproductiva sana, libres de violencias y coerción, El derecho a conocer y respetar su cuerpo, El derecho a ejercer una sexualidad sin riesgos ni consecuencias indeseables o inoportunas. El derecho a relacionarse sexualmente con quien deseen sin ser presionadas ni violentadas, en el momento de elegir El derecho a buscar y sentir el placer sin culpas. El derecho a no tener sexo. El derecho a decidir el número de hijos e hijas que deseen tener, cuándo tenerlos, o bien a no tenerlos. El derecho a estar bien informadas para regular la fecundidad con métodos eficaces, seguros y asequibles, o que la pareja los utilice. El derecho a recibir una atención de salud de la más alta calidad en el embarazo, parto y en todos los otros momentos de su vida sexual y reproductiva. El derecho a compartir las responsabilidades de la sexualidad y la reproducción con la pareja. El derecho a protegerse de infecciones de transmisión sexual, incluso el VIH/SIDA, en especial cuando se trata de mujeres adolescentes y niñas. El derecho a una participación igualitaria de las mujeres en las instancias de decisión del área de la salud, para que sus demandas reales y urgentes tomen prontitud.

3

http://www.reddesalud.org/actualidad/act3_int.php?id=21

15


Es
importante
reconocer
que
en
nuestras
realidades
constatamos
que
las
religiones
imponen
 o
 norman
 el
 ejercicio
 de
 la
 sexualidad
 y
 la
 reproducción;
 restringiendo
 en
 muchos
 casos
 el
 acceso
a
la
toma
de
decisiones
libres
y
responsables,
por
promover
comportamientos
acordes
 con
 posiciones
 dogmáticas
 como
 por
 ejemplo:
 todos
 los
 anticonceptivos
 son
 malos
 para
 la
 salud;
 o
 el
 preservativo
 no
 debe
 ser
 usado
 ya
 que
 no
 protege
 de
 las
 infecciones
 de
 transmisión
sexual,
entre

otras
cosas.

¿Qué entendemos por Salud Sexual y Reproductiva? En la “Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de las Naciones Unidas” (CIPD) realizada en El Cairo el año de 1994, se definió a la Salud Sexual y Reproductiva como: “Salud
reproductiva
es
un
estado
general
de
bienestar
físico,
mental
y
social,
y
no
de
mera
 ausencia
de
enfermedades
o
dolencias,
o
en
todos
los
aspectos
relacionados
con
el
sistema
 reproductivo
y
sus
funciones
y
procesos.

 En
consecuencia,
la
salud
reproductiva
entraña
la
capacidad
de
disfrutar
de
una
vida
sexual
 satisfactoria
 y
 sin
 riesgos,
 de
 procrear,
 y
 la
 libertad
 para
 decidir
 hacerlo
 o
 no
 hacerlo,
 cuándo
y
con
qué
frecuencia”.

Ello supone el derecho de todo hombre y toda mujer al ejercicio saludable de su sexualidad: a recibir educación sexual integral, a obtener información y acceso a servicios de salud de calidad, la decisión respecto al número de hijos que quiera tener la mujer, la atención durante el embarazo, el parto seguro, la prevención y tratamiento ante infecciones de transmisión sexual la prevención y tratamiento de enfermedades degenerativas del aparato reproductor (por ejemplo, cáncer); entre otros. El concepto de Salud Sexual está estrechamente relacionado con el concepto de Salud Reproductiva. Sin la primera, no tenemos la segunda. Sin la primera, la capacidad de mujeres y hombres de disfrutar y expresar su sexualidad y de hacerlo sin riesgo de VIH y otras ITS, infecciones transmitidas sexualmente, embarazos no deseados, coerción, violencia y discriminación, no es posible. La segunda, entendida como un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias. Al mencionar, simultáneamente, la sexualidad con la reproducción, vamos dando los pasos necesarios para pasar de la legalización a la legitimación de un derecho humano y poder así, incidir en la cultura de lo cotidiano. “Se
llama
Salud
Sexual
a
la
capacidad
de
mujeres
y
varones
para
disfrutar
de
una
sexualidad
 informada,
 placentera
 y
 segura,
 basada
 en
 una
 actitud
 positiva,
 elevada
 autoestima
 y
 respeto
mutuo
en
las
relaciones
de
pareja.
Así
como
de
desarrollar
su
sexualidad
sin
riesgos
 de
 infecciones
 transmitidas
 sexualmente,
 embarazos
 no
 deseados,
 restricción,
 violencia
 y
 discriminación.”

(Basado
en
conceptos
de
Elena
Crespo).

La salud sexual está encaminada al mejoramiento de la vida y de las relaciones personales, y los servicios de salud sexual no deberían estar meramente orientados al asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual.” (Plataforma de Acción CIPD, Cairo 94) La salud sexual es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como "un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no

16


es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud". “Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha definido la salud sexual como: "la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad." Ambos organismos consideran que, para que pueda lograrse y mantenerse la salud sexual, deben respetarse los derechos sexuales de todas las personas. En efecto, para lograrla, la OMS asegura que se requiere un "enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia." La salud reproductiva, por su parte entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, y de procrear en libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. El hombre y la mujer tienen el derecho a obtener información y tener acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables de su elección para la regulación de la fecundidad que no estén legalmente prohibidos, así como el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos. Uno
 de
 los
 enfoques
 más
 innovadores
 después
 de
 la
 Conferencia
 de
 El
 Cairo
 ha
 sido
 involucrar
a
los
varones
en
la
promoción
de
la
salud
reproductiva.
Debido
a
su
mayor
acceso
 a
los
recursos
y
al
poder,
los
varones
suelen
determinar
el
momento
y
las
condiciones
de
las
 relaciones
sexuales,
el
tamaño
de
la
familia
y
el
acceso
a
los
servicios
de
salud.
Por
ello,
se
ha
 demostrado
 que
 cuando
 los
 programas
 de
 salud
 sexual
 y
 reproductiva
 excluyen
 a
 los
 varones,
perjudican
su
eficacia.

Culturalmente se cree que el cuidado y la responsabilidad sobre hijos e hijas constituyen una tarea eminentemente femenina. Por eso la sociedad ve a los varones como “poco aptos” para el desempeño del cuidado infantil y en cierta medida se hallan autorizados y justificados socialmente para no participar de esta tarea, lo cual es un mito. La atención de la salud reproductiva se define como: “el conjunto de métodos, técnicas y servicios que contribuyen a la salud y al bienestar reproductivos, al evitar y resolver los problemas relacionados con la salud reproductiva.” (Organización Mundial de la Salud, tomado por el Capítulo 7 de la Plataforma de Acción de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, CIPD, El Cairo, 1994). La salud sexual y reproductiva abarca todo el ciclo de vida de las personas: desde la vida intrauterina, infancia, adolescencia hasta la edad adulta y adulta mayor. La salud sexual y reproductiva de las personas, está en estrecha relación con su entorno familiar, social y su medio ambiente, para alcanzarla y conservarla se requiere de acciones de atención integral específicas y diferenciadas tanto de promoción, prevención, recuperación y rehabilitación en cada una de estas etapas, debido a que las necesidades en el área sexual y reproductiva son cambiantes según las etapas del ciclo de vida.

17


Las conferencias mundiales en Cairo y Beijing legalizaron la conexión entre la salud sexual y reproductiva y los derechos humanos para hacerlas una realidad. Así, por ejemplo: 1. Con esta visión amplia no es entendible que los servicios de planificación familiar centren sus actividades únicamente en la promoción de los métodos anticonceptivos con el fin de prevenir embarazos no deseados, ni que los programas de prevención de ITS/VIH, centren sus actividades en la prevención de la enfermedad 2. Tampoco es lógico que las mujeres no sean vistas como un grupo expuesto al riesgo de ITS/VIHSIDA en razón, por ejemplo de la presunción de la fidelidad de la pareja. 3. No podemos seguir aceptando como natural, como normal, que las mujeres al escoger un método anticonceptivo, únicamente busquen la forma de evitar un embarazo. Es necesario llevarlas a que en forma explícita, si así lo desean, busquen y soliciten métodos que las protejan también de las ITS/VIH. V curso Internacional “Mujer y Derechos Humanos” Lima, Febrero 2000 Las recientes expresiones formales internacionales sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos intentan dejar de lado la neutralidad, en cuanto al género y aunque hacen hincapié en la igualdad de hombres y mujeres en asuntos relacionados con la reproducción, NO ignoran la especificidad y las limitaciones reales de la situación reproductiva de las mujeres, más aun siendo ellas y no los hombres, quienes se embarazan, y en la mayoría de las sociedades del mundo, son las principales responsables del cuidado y la crianza de los hijos. Por eso, se reconoce que las mujeres tienen mayores intereses en los Derechos Sexuales y Reproductivos que los hombres y una más íntima y directa preocupación con la salud sexual y reproductiva. Los nuevos conceptos de Derechos Sexuales y Reproductivos se basan en la libertad sexual y reproductiva y deben garantizar la participación de todas las personas en la construcción de su entorno sexual y reproductivo e implican autodeterminación de las mujeres, su responsabilidad y la corresponsabilidad y autodeterminación de los varones. Hombres y mujeres presentan diferencias en salud, producto de la desigualdad, exclusión o discriminación. Las mujeres tienen una mayor necesidad de servicios de salud, derivada de su función reproductiva y de sus características biológicas. Las causas de enfermedad y muerte prematura en las mujeres son evitables en su mayoría y puede hacerse abordando la injusticia y la inequidad. La mortalidad materna ha sido calificada por la OPS como el reflejo más claro de la discriminación y el bajo status social de las mujeres y es reconocida como un marcador de compromiso de los Estados con el derecho a la salud. La pobreza tiene un mayor efecto sobre la salud de las mujeres debido a que restringe el acceso a los servicios de salud, así como a otros bienes y servicios; lo que es producto de la discriminación. En función de sus bajos ingresos ellas tienen que invertir proporcionalmente más en la atención de su salud. La importancia de ampliar el espectro de los derechos humanos con el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, radica en que cuando una reivindicación social específica alcanza la categoría de derecho humano, adquiere un nivel de legitimidad. América Latina es una región que vive la belleza de la diversidad cultural; el macro ecumenismo en lo religioso, la multiplicidad de lenguas, de pueblos y geografías, de colores, de paisajes, de riqueza humana; construyendo desde la fe una nueva

18


humanidad, revalorando los Derechos Humanos y asumiendo una actitud profética, ante la cruel violación de derechos humanos, anunciando la esperanza de mujeres y hombres nuevos. ¿Cuáles son los derechos sexuales? Los derechos sexuales, se refieren a la libertad de las personas de expresar su sexualidad en condiciones dignas, placenteras y seguras, así como el derecho a no sufrir violencia o abuso sexual. Implica el ejercicio autónomo de la sexualidad de acuerdo a las preferencias y a la protección legal de las mismas, incluida o no la finalidad reproductiva e independientemente de la edad o estilo de pareja, sin prácticas de riesgo para la salud. Los enunciados de estos derechos son: 1. Derecho a vivir una sexualidad sana, placentera, responsable y libre, sin más límites que los derechos de otras personas”. Las personas son libres para decidir cómo, cuándo y con quién tener relaciones sexuales, en el marco del mutuo respeto y del pleno consentimiento. Nadie puede obligar, chantajear o condicionar a una persona a tener prácticas sexuales sin su consentimiento. Ello constituiría una violación a los derechos individuales y podría configurar delito 2. Derecho a recibir una educación integral e información clara, oportuna y científica acerca de la sexualidad. Es una obligación ineludible del Estado, de la familia y de la sociedad en general. Niñas y niños deben conocer de manera adecuada según su edad, los cambios que ocurren o que ocurrirán en sus cuerpos cuando van creciendo. Conocer ¿Qué significa la menstruación? ¿Por qué se sienten atraídos hacia un chico o a una chica? Los y las adolescentes deben saber qué es la masturbación. ¿Si es normal o no? ¿Desde qué edad pueden tener relaciones? Cómo protegerse de enfermedades de transmisión sexual, etc. Las parejas, las personas solas y, especialmente, los y las jóvenes necesitan información sobre planificación familiar, métodos anticonceptivos, y deben encontrarla con facilidad, en forma amigable y oportuna. 3. Derecho a la integridad corporal y a la autonomía en el control del cuerpo Nadie debe aceptar el acoso sexual y sí existe el derecho a exigir condiciones de seguridad que eviten cualquier abuso o violación sexual. Una persona homosexual debe tener la posibilidad de establecer relaciones de común acuerdo con la pareja que decida. Y nadie le puede obligar a renunciar a su elección ni discriminarle por ello. Una chica y un muchacho pueden vivir juntos y establecer una relación responsable y merecedora de respeto. Ninguna persona debe estar sometida a esclavitud ni a servidumbre sexual, explotación sexual infantil, prostitución forzada, ni al turismo sexual.

19


4. Derecho a alcanzar el más alto nivel de salud sexual La información sobre métodos de prevención del embarazo, ITS, VIH y sida, debe estar al alcance de todos y todas. El Estado debe dar facilidades para la atención integral de calidad de las ITS y del VIH y sida. Las personas que están en el climaterio y la menopausia tienen derecho a una sexualidad sana y feliz. 5. Derecho a la vida privada y respeto a la integridad física La confidencialidad debe ser un requisito en los servicios de salud sexual, tanto para personas adultas como para adolescentes. Todas las personas, incluidas niñas y niños, deben estar protegidas de la violencia sexual o de cualquier otro tipo. La violencia intrafamiliar atenta contra la vida de las personas, en especial de aquellas más vulnerables. Es un delito y se tiene que denunciar. Los maridos o concubinos no tienen derecho a forzar sexualmente a sus esposas o concubinas. Esto también es considerado una violación sexual. 6. Derecho a la atención integral de las personas víctimas de abuso sexual El Estado tiene la obligación de ofrecer atención adecuada a quienes hayan sufrido abuso o violación sexual. Debe penalizar ejemplarmente a quien haya ejercido la violencia. Existen instrumentos jurídicos que permiten denunciar y tomar medidas de urgencia (Código de la Niñez y la Adolescencia, Ley contra la Violencia Doméstica) en caso de abuso hacia niñas y niños. El Estado deberá garantizar a las mujeres y a los varones protección contra vejaciones sexuales en caso de detención policial, militar y de guerra. 7. Derecho a condiciones de igualdad y equidad entre varones y mujeres, que les posibilite tomar opciones libres y con conocimiento de causa respecto a su sexualidad, sin imposiciones de carácter estatal ni religioso Las leyes no deberían discriminar a las personas, especialmente a mujeres, niñas, homosexuales y lesbianas y otras formas de diversidad sexual. Todas y todos tenemos derecho a la protección del Estado para ejercer nuestra sexualidad sin violencia. Los contratos de trabajo no pueden imponer condiciones referentes a la vida sexual, orientación sexual ni estado civil. La ley es igual para todos y todas. Las personas tienen derecho a organizarse en busca del respeto, libre ejercicio y garantía de sus derechos sexuales. Una actitud ética en la salud implica respetar la diversidad de creencias religiosas, sin imponer sus propias valoraciones morales a las demás personas. ¿Cuáles son los derechos reproductivos? En el Programa de Acción del Cairo, se define explícitamente qué se debe entender por “derechos reproductivos”. Si bien estos derechos no están explicitados como tales en ningún instrumento legal internacional de derechos humanos, sí están dispersos en todos y sí hay consenso sobre la aplicabilidad de los derechos fundamentales en ámbitos de la vida reproductiva. Es por ello que se puede afirmar que los derechos reproductivos sí están reconocidos internacionalmente y sí son jurídicamente vinculantes. Hay que recordar que en el plano internacional las resoluciones finales de organismos convencionales, adoptadas en el marco de sus atribuciones para recibir y procesar

20


denuncias, luego de un procedimiento equitativo y que garantice la defensa de los intereses del Estado que ha aceptado voluntariamente esa competencia, son de cumplimiento obligatorio por parte del Estado por lo que las y los activistas de derechos humanos pueden referirse a ellas a la hora de formular una queja, iniciar una campaña educativa, hacer una investigación, etc. Los Derechos Reproductivos son: 1. El derecho a la vida El derecho a no morir por causas evitables relacionadas con el parto y el embarazo. 2. El derecho a la salud El derecho a la salud reproductiva oportuna y de calidad 3. El derecho a la libertad, seguridad, e integridad personales El derecho a no ser sometida o sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. El derecho a estar libre de violencia basada en el sexo y el género. El derecho a vivir libre de la explotación sexual. 4. El derecho a decidir el número e intervalo de hijos El derecho a la autonomía reproductiva. El derecho a realizar un plan de procreación con asistencia médica o de una partera reconocida, en un hospital o en un ambiente alternativo. 5. El derecho a la intimidad El derecho de toda persona a decidir libremente y sin interferencias arbitrarias, sus funciones reproductivas.

sobre

6. El derecho a la igualdad y a la no discriminación El derecho a la no discriminación en la esfera de la vida y salud reproductiva. 7. El derecho al matrimonio y a fundar una familia El derecho de las mujeres a decidir sobre cuestiones relativas a su función reproductora en igualdad y sin discriminación. El derecho a contraer o no matrimonio. El derecho a disolver el matrimonio. El derecho a tener capacidad y edad para prestar el consentimiento para contraer matrimonio y fundar una familia. 8. El derecho al empleo y la seguridad social El derecho a la protección legal de la maternidad en materia laboral. El derecho a trabajar en un ambiente libre de acoso sexual. El derecho a no ser discriminada por embarazo. El derecho a no ser despedida por causa de embarazo. El derecho a la protección de la maternidad en materia laboral. El derecho a no sufrir discriminaciones labores por embarazo o maternidad.

21


9. El derecho a la educación El derecho a la educación sexual y reproductiva. El derecho a la no discriminación en el ejercicio y disfrute de este derecho. 10. El derecho a la información adecuada y oportuna El derecho de toda persona a que se le de información clara sobre su estado de salud. El derecho a ser informada sobre sus derechos y responsabilidades en materia de sexualidad y reproducción y acerca de los beneficios, riesgos y efectividad de los métodos de regulación de la fecundidad y sobre las implicaciones de un embarazo para cada caso particular. 11. El derecho a modificar las costumbres discriminatorias contra la mujer El derecho a modificar las costumbres que perjudican la salud reproductiva de las mujeres y las niñas. 12. El derecho a disfrutar del progreso científico y a dar su consentimiento para ser objeto de experimentación El derecho a disfrutar del progreso científico en el área de la reproducción humana. El derecho a no ser objeto de experimentación en el área de la reproducción humana. Maternidad sin Riesgo En un marco de enfoque de derechos, abogar por una maternidad sin riesgos es uno de los puntos fundamentales para la salud de la madre y de la criatura y por ende de la familia. Por ello, es esencial promover nuevas miradas en torno a esta temática. Hoy se habla de que las acciones más eficaces incluyen el acceso de las mujeres a los establecimientos de atención obstétrica de emergencia calificados y a la atención del parto por personal calificado. La mortalidad materna en los partos en el hogar puede deberse a tres demoras: demora en buscar atención médica; demora en llegar a los establecimientos donde se brinde atención calificada; y demora en recibir atención, una vez que se llega al establecimiento de salud. Es importante también considerar la transversalización de un enfoque intercultural a éste nivel, frente a la necesidad de desarrollar políticas de adecuación intercultural de los servicios de salud y atención materna, que no expulse a culturas diferentes y que asegure la atención y el cuidado de la madre y el recién nacido, dando equidad e inclusividad a estos servicios. El embarazo y el parto siempre conllevan una doble responsabilidad, por lo que el involucramiento de la pareja durante estas experiencias, redunda en resultados positivos en cuanto a la salud materna. Si a esto se suman las acciones sociales promovidas por la comunidad, se ayudaría a reducir de manera significativa las muertes por estas causas. Las mujeres y hombres tienen derecho a la salud integral y al respeto de sus derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, existen condiciones sociales y culturales que colocan a las mujeres en situación de riesgo y vulnerabilidad.

22


UNIDAD 2. Sexualidad: Una perspectiva integral Datos y cifras Día a día vivimos las atroces consecuencias que se desprenden de una carencia estructural en los ámbitos relacionados con la salud sexual y reproductiva, producto de falencias, políticas, económicas, sociales, educativas, religiosas, e influenciadas por la cultura, a las que se suma una falta histórica de un abordaje integral de la sexualidad. Y son precisamente estas graves consecuencias, las que han motivado el debate, y la necesidad de llegar a la declaración de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, como principios para cambiar y combatir estas terribles realidades. • Cada año mueren más de 350.000 mujeres en el mundo, durante el embarazo o en el parto. El 99% de muertes ocurren en países en desarrollo. • A escala global, 215 millones de mujeres no tienen acceso a la información y a los contraceptivos necesarios para planear su embarazo o protegerse de infecciones de transmisión sexual. • El 48 % de las mujeres en edad reproductiva en Latinoamérica, no utilizan ningún método anticonceptivo. • Cada año en el mundo, se producen más de 40 millones de abortos. • Anualmente se producen más de 340 millones de infecciones de transmisión sexual (ITS). • En 15 países de LAC, el 69% de las mujeres ha sido objeto de abuso físico por parte de su pareja. • El 47% de las mujeres de América Latina y el Caribe, ha sido víctima de al menos un ataque sexual durante el transcurso de su vida. • Más del 80% de los nuevos casos de infección por el VIH se producen por transmisión sexual. • La homosexualidad es ilegal aún en 76 países en el mundo y es castigada con la pena muerte en 5 países • La OPS, revela que el 50% de los latinoamericanos menores de 17 años, mantienen una vida sexual activa. • Nicaragua, el país con mayor tasa de embarazos en adolescentes en LAC, ostenta el segundo lugar en el mundo. • 16 millones de chicas adolescentes se convierten en madres cada año. • En muchos de nuestros países el embarazo en adolescentes se considera ya una “epidemia”. • Entre el 17% y 35% de las jóvenes que quedan embarazadas sin haberlo planificado, recurre al aborto inducido. • Cada segundo nacen 5 niños y niñas. Cada segundo mueren dos personas. • En 1960 habíamos tres mil millones de habitantes en la tierra. • Habitamos en la tierra 7.000 millones de habitantes. Estos, entre otros problemas, demandan respuestas basadas en compromisos serios y decididos de todos los sectores de la sociedad, en los que los OBF no pueden ni deben estar ausentes, deben ser confrontados y resueltos a través de la vigencia y cumplimiento de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos.

23


La Educación Sexual Integral, la Salud Sexual y la Salud Reproductiva La sexualidad y la reproducción son parte intrínseca de la vida. La sexualidad forma parte del ser y la vida de las personas durante toda su existencia y se desarrolla y cambia a través de los años, sobre la base del conocimiento, valores, creencias y costumbres de su entorno social. La sexualidad es una realidad con la que vivimos a diario todas las personas, trasciende lo físico (relaciones sexuales); se traduce en las diferentes formas (conductas) que tienen las personas para expresarse y relacionarse con su entorno social y constituye una fuente importante de bienestar y placer tanto físico como mental, pero también constituye uno de los ejes fundamentales sobre los que se construyen desigualdades e inequidades. Mientras que la sexualidad está presente y forma parte integral de la vida, la reproducción es la capacidad temporal de procrear que tienen hombres y mujeres. De allí la importancia de que todos y todas podamos en el entorno personal y social, desarrollar una sexualidad saludable, basada en valores y derechos por lo que se hace necesario una educación sexual integral. El enfoque integral considera a la sexualidad desde sus dimensiones biológicas, sociohistóricas, culturales, psicológicas, afectivas, espirituales y éticas. Esta concepción incluye las emociones y sentimientos que intervienen en los modos de vivir, cuidar, disfrutar, vincularse con el otro/a y respetar el propio cuerpo y el cuerpo de otras personas. La sexualidad es un elemento constitutivo de las personas y está relacionado con su intimidad y privacidad. Sin embargo, es necesario reconocer que entornos saludables como la familia, la comunidad, la escuela y demás espacios de socialización son claves para generar condiciones de construcción y vivencia de una sexualidad sana, con libertad y responsabilidad. .4 Facilitar la Educación Sexual Suele decirse que la educación sexual es una educación "para ser" más que "para hacer". Es un tipo de educación que se relaciona con la vida de las personas y con su forma de estar en el mundo y que se construye a partir del respeto hacia los estudiantes, en tanto se los concibe como seres humanos integrales, con necesidades diversas. La educación en sexualidad es en definitiva un tipo de formación que busca transmitir herramientas de cuidado, antes que modelar comportamientos. A diferencia de la transmisión de conocimientos en materias como Historia o Geografía, la educación en sexualidad parte del reconocimiento del sujeto, de su cuerpo y de sus sentimientos como base del trabajo pedagógico. Considera que el cuerpo es mucho más que una máquina que contiene nuestra razón, que el cuerpo nutre nuestra experiencia cotidiana, es un espacio de experiencia y de expresión de nuestros sentimientos y emociones, es también una fuente de sensaciones muy distintas entre sí -que van del dolor al placer- pero que son, todas ellas, importantes en la construcción de nuestra subjetividad y de nuestra ciudadanía, en la medida que podamos comprenderlas. Educar en sexualidad es, por tanto, una forma de apreciar que la vida sucede en un cuerpo y que, como seres humanos, podemos también entender, analizar y cuidar lo que sucede con nuestros cuerpos, como parte del desarrollo integral de nuestra ciudadanía y nuestras relaciones. 




























































 4

Consejo Federal de Educación (2008). Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral. Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Ley Nacional Nº 26.150. Buenos Aires, Argentina.

24


De tal modo, educar en sexualidad implica tanto ofrecer conocimientos para la prevención de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, como formar en valores, sentimientos y actitudes positivas frente a la sexualidad. Una formación así concebida deberá incluir entre sus objetivos ofrecer información adecuada y veraz sobre aspectos vitales de la sexualidad, como forma de relación entre las personas, así como también orientar hacia el acceso a los recursos de salud pública que permitan vivir la sexualidad de forma responsable, plena y segura. Hablar
de
la
sexualidad
debería
ser

natural,
sin
ponerla

tintes
de
pecado,
de
morbosidad
o
 misterio.
Esto
empieza
con
la
actitud
y
la
forma
que
hablamos
de
ella,
especialmente
con
los
 niños
 y
 niñas.
 Debemos
 empezar
 por
 hablar
 de
 los
 genitales
 por
 sus
 nombres
 propios
 y
 científicos.
 El
 pene
 
 es
 pene
 y
 la
 vulva
 es
 vulva.
 Con
 los
 niños
 a
 partir
 de
 los
 ocho
 años,
 debemos
 hablarles
 antes
 de
 los
 cambios
 que
 van
 a
 ocurrir
 en
 su
 cuerpo
 y
 en
 las
 diferentes
 dimensiones
 de
 su
 ser;
 la
 menstruación,
 los
 sueños
 húmedos,
 etc.
 
 y
 no
 esperar
 hasta
 que
 suceda.
Ellos
deben
tener
estos
conocimientos
previamente,
antes
de
que
sucedan.

La educación sexual implica actitudes que parten del reconocimiento pleno del sujeto, de su cuerpo, de sus sentimientos, de sus experiencias, condiciones de vida e interacciones como base del trabajo pedagógico ya que busca desarrollar conocimientos y habilidades para un cuidado integral antes que modelar comportamientos. “No
se
trata
de
moldear
a
las
personas
como
masas
amorfas,
sino
respetando,
informando,
 orientado
y
educando
de
forma
integral,
sobre
su
sexualidad”.

Lo que se persigue cuando hablamos de educación sexual integral, es que las personas y en especial los y las jóvenes, puedan capacitarse y asumir actitudes éticas, saludables, frente a un tema tabú como es la sexualidad. Los objetivos de la educación sexual integral, se pueden resumir en las siguientes afirmaciones: •

Que
 las
 personas
 puedan
 asumir
 actitudes
 de
 naturalidad
 frente
 a
 la
 sexualidad,
 entendiendo
 ésta
 como
 una
 forma
 de
 comunicación
 humana
 y
 fuente
 de
 salud,
 placer,
afectividad.
 Que
las
personas
puedan
utilizar
críticamente
los
conocimientos
acerca
de
la
realidad
 a
nivel
biológico,
psíquico,
social
y
espiritual
de
la
sexualidad,

sustituyendo
los
mitos,
 y
creencias
infundadas
por
conocimientos
científicos
correctos.
 Que
las
personas
puedan
desarrollar
una
autoestima
adecuada
y
adquirir
habilidades
 necesarias
 que
 les
 permitan
 vivir
 su
 propia
 vida
 sexual
 en
 forma
 saludable
 y
 responsable.
 Que
las
personas
puedan
asumir
una
ética
social,
adoptando
actitudes
de
igualdad,
 respeto
y
responsabilidad
en
sus
relaciones
interpersonales.

Para conseguir esto, se hace necesario propiciar espacios y procesos de reflexión y capacitación que lleven a la consecución de estas actitudes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los programas de educación sexual deban comenzar temprano, ser específicos para cada edad y constituir una actividad continua de promoción de la salud durante los años escolares. Precisa que deberían empezar en la familia, con los niños en edad preescolar, y estar en conexión con la escuela.

25


El debate de la educación sexual en América Latina La educación de niños y jóvenes adultos sobre salud sexual es una de las cuestiones más acaloradamente debatidas y de mayor contenido emocional con que se enfrentan hoy en día las instancias normativas, los planificadores nacionales de programas de lucha contra el SIDA y los educadores. La Iglesia Católica y grupos conservadores de la Iglesia Evangélica, con fuerte injerencia en la política han logrado retrasar la aprobación de la misma en algunos países de LAC, basados en la premisa que hablar de la sexualidad incentivaría a los y las jóvenes a buscar mantener relaciones genitales. Nada más lejos de la realidad. Las diferencias de opinión son muy grandes cuando se trata de dilucidar hasta qué punto debe ser explícito el material utilizado, la extensión que debe tener, con qué frecuencia debe hacerse llegar a sus destinatarios y a qué edad debe iniciarse la educación. En la Reunión de Ministros de Salud y Educación para Detener el VIH e ITS en Latinoamérica y El Caribe celebrada en México en el año 2008, entre otras conclusiones aparecen las siguientes: “2.7 La educación integral en sexualidad desde la infancia, favorece la adquisición gradual de la información y de los conocimientos necesarios para el desarrollo de las habilidades y de las actitudes apropiadas para vivir una vida plena y saludable, así como para reducir riesgos en materia de salud sexual y reproductiva. 2.7 La evidencia científica ha demostrado que la educación integral en sexualidad, que incluye medidas de prevención de VIH/ITS –como el uso del condón masculino y femenino en forma correcta y consistente, el acceso a las pruebas de detección y al tratamiento integral de ITS, y la disminución en el número de parejas sexuales– no acelera el inicio de actividad sexual, ni la frecuencia de las relaciones. 2.8 La evidencia científica muestra que la educación sexual integral que incluye información sobre diferentes métodos de prevención y fomenta el auto cuidado, promueve entre aquellos que aún no han iniciado la actividad sexual la autonomía individual y por tanto la capacidad de los jóvenes para decidir cuándo iniciar la actividad sexual.” 5 Para evaluar los efectos de la educación sobre salud sexual y el VIH/SIDA en el comportamiento sexual de los jóvenes, el Departamento de Política, Estrategia e Investigación del ONUSIDA, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, encargó un análisis completo de las publicaciones existentes. Se revisaron sesenta y ocho informes. De 53 estudios que habían evaluado intervenciones específicas, 27 concluían que la educación sobre salud sexual y el VIH/SIDA ni aumentaba ni disminuía la actividad sexual ni las tasas resultantes de embarazos e infecciones de transmisión sexual (ITS). Veintidós señalaban que la educación en materia de VIH y/o salud sexual o retrasaban el comienzo de la actividad sexual, o reducían el número de parejas o rebajaban las tasas de embarazos no planificados y de ITS. Tan sólo tres estudios recogían un aumento de actividad sexual en asociación con la educación sobre salud sexual. Por consiguiente, se 




























































 5

1a
Reunión
de
Ministros
de
Salud
y
Educación
para
Detener
el
VIH
e
ITS
en
Latinoamérica
y

El
Caribe.
XVII
Conferencia
Internacional
de
SIDA.
 México
2008.

26


han encontrado pocas pruebas para apoyar la afirmación de que la educación sobre salud sexual y el VIH promueven la promiscuidad sexual. La abrumadora mayoría de los informes aquí examinados, prescindiendo de las diferencias en metodología, países objeto de estudio y año de publicación, encontraron escaso apoyo para sostener que la educación sobre salud sexual aliente la experimentación o aumente la actividad sexual. El impacto, si existe alguno, de las estrategias educativas se orienta en dirección a posponer la iniciación de las relaciones sexuales y a fomentar prácticas más seguras, como el uso eficaz de anticonceptivos. Las influencias sobre la vida sexual de los jóvenes no están limitadas a mensajes explícitos sobre la actividad sexual. Al buscar una manera apropiada y eficaz de promover un comportamiento sexual sano y positivo es imprescindible contar con esas influencias. Es importante que instancias normativas, administradoras de programas y educadores se percaten de que, según indican las pruebas realizadas, por medio de la educación se puede lograr que las prácticas sexuales de los jóvenes sean más seguras. Los futuros programas de educación necesitan incorporar los rasgos asociados con intervenciones satisfactorias en el pasado, además de incluir sus propios procedimientos de evaluación. La evaluación de los programas debe basarse en un diseño de estudio bien fundado y en técnicas estadísticas válidas y adecuadas. Las diferencias entre los sexos y el estadio de desarrollo de los jóvenes son cuestiones importantes para el educador y el investigador tanto en la etapa de diseño como de evaluación del desarrollo de la educación sobre salud sexual y VIH. Dejar de prestar a los jóvenes información y servicios apropiados y oportunos por temor a legitimar y alentar la activad sexual no es una opción viable. 6 La educación faculta a los y las jóvenes “Millones de adolescentes, niñas y varones, sueñan con tener vidas plenas, felices y en condiciones de seguridad; no obstante, una vasta mayoría de ellos recibe escasa información fidedigna con respecto a cuestiones de sexo, sexualidad o género. Las consecuencias son bien conocidas: al carecer de acceso a una educación integral sobre sexualidad y a servicios de salud sexual y reproductiva, los jóvenes —especialmente las niñas— son más vulnerables a atroces problemas de salud reproductiva y sexual. La educación sobre sexualidad ayuda a promover la salud y a prevenir las infecciones de transmisión sexual, incluida el VIH, así como los embarazos no deseados entre las jóvenes, pero también promueve las normas de género equitativas y la capacitación de las jóvenes. Los programas de educación sobre sexualidad que abordan cuestiones de género y de poder en las relaciones son más eficaces para reducir los comportamientos riesgosos. El derecho a una educación integral y no discriminatoria sobre sexualidad se basa en el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y en diversos acuerdos internacionales, “no obstante, hay enormes cantidades de jóvenes que carecen de acceso a los programas de educación sobre sexualidad”. Con frecuencia, los responsables políticos y los líderes comunitarios evitan promover la educación sobre sexualidad debido a que no quieren suscitar controversias. 




























































 6

Efectos
de
la
educación
sexual
sobre
el
comportamiento
sexual
de
los
jóvenes,
OMS/PMS,
Ginebra,
1997
 27


Otro obstáculo contra la educación sobre sexualidad ha sido la debilidad en los sistemas de educación. “Los currículos escolares tienen una gran cantidad de temas, los maestros suelen estar desbordados de trabajo y remunerados insuficientemente, se dispone de limitada financiación para impartir capacitación y sufragar materiales, y hay pocos incentivos para agregar un tema nuevo y a menudo delicado. Dados los recortes en el gasto del sector social, ha sido difícil encontrar los recursos financieros necesarios para capacitar a los maestros y establecer metodologías eficaces”. Los cambios en los gobiernos pueden afectar las políticas de los ministerios de educación. “Con frecuencia, el clima político no propicia una ampliación de la educación sobre sexualidad; cuando no se han establecido políticas nacionales y cuando no se cuenta con compromiso a los más altos niveles, habrá ministros que apoyarán la educación sobre sexualidad y otros que no lo harán”. La investigación ha mostrado que la educación sobre sexualidad es eficaz en muchos aspectos, que no se limitan a la prevención de comportamientos de alto riesgo. Cuando esa educación está focalizada en cuestiones de género y basada en los derechos humanos, puede mejorar el bienestar general de los jóvenes. Ahora tenemos programas de nueva generación que tienen buenas posibilidades porque se basan en la investigación y la evaluación, que demuestran claramente los efectos beneficiosos”. Pero si bien es importante incorporar la educación sobre sexualidad en los currículos escolares, también lo es formular programas para los jóvenes que no asisten a la escuela, inclusive las jóvenes mujeres casadas, los jóvenes inmigrantes o los que viven en zonas en conflicto o en regiones remotas. Es preciso que los programas tengan en cuenta la diversidad y la complejidad de las vidas de los jóvenes. “Los programas de educación sobre sexualidad deben ejecutarse en ámbitos diversos; deben llegar hasta donde están los jóvenes”.7 Sexualidad Integral Cuando mencionamos las palabras sexo y sexualidad, estas generalmente se asocian con ideas que se reducen a los órganos reproductores o genitales y a las prácticas sexuales; pero la sexualidad es mucho más que estos elementos juntos. Debemos entender que va más allá de lo que llamamos perspectiva “biologicista”, orgánica o instintiva. La sexualidad es integral y está presente en cada etapa de la vida, así como en todas las dimensiones del ser humano. En cada etapa del desarrollo, existen diferencias, puesto que en cada una de ellas, existen necesidades y formas de expresar la sexualidad de manera diferente.

7

Consulta mundial acerca de educación sobre sexualidad. Colombia, Dic.2010. OMS
 UNFPA
 Estado de la Población

Mundial 2011

28


¿Qué es sexo? El
sexo
se
refiere
a
las
diferencias
biológicas
entre
mujeres
y
hombres.
Las
diferencias
por
sexo
 entre
hombres
y
mujeres
son
universales,
obvias
y
generalmente
permanentes.
No
varían
por
la
 raza,
 la
 cultura,
 la
 sociedad,
 la
 religión,
 la
 educación,
 la
 clase
 social
 o
 la
 localidad
 geográfica.
 Estas
diferencias
incluyen
los
genitales
externos,
la
función
reproductiva,
y
otras
características
 físicas
y
hormonales.
El
sexo
es
determinado
genéticamente.

El concepto de sexualidad integral, se refiere a que la sexualidad es el “conjunto de características biológicas (del cuerpo), psicológicas (de la manera de sentir y pensar), sociales (de las relaciones con otros/as y de la cultura en la que vivimos) y espirituales que nos posibilita entender el mundo y vivirlo, a través de nuestro ser como hombres o como mujeres. La sexualidad pasa por la persona integralmente, por eso es que abarca todas las dimensiones reconocibles en la vida y desarrollo del ser humano. Estas dimensiones son: Biológica:
cuerpo,
placer,
reproducción.
 Psíquicas
sentimiento,
afecto,
deseo.
 Cognitiva:
inteligencia,
reflexión,
voluntad.
 Social:
relacional,
configuración
social
y
cultural.
 Espiritual:
Relación
trascendente
con
Dios
y
la
creación

La sexualidad desde la perspectiva integral, reflexiona también sobre las relaciones entre las personas y con nosotros mismos, con la comunicación, los sentimientos, los pensamientos, las emociones, sentir placer y cariño, ser feliz, sentirse bien con una/o misma/o. Componentes de la Sexualidad Existen diversas formas de entender la sexualidad. De acuerdo a esta, se pueden reconocer seis componentes necesarios para una comprensión y vivencia plena e integral de la sexualidad. a) Componente vincular.- Se refiere a las relaciones o vínculos que se establecen con otras personas como por ejemplo: con la familia, las amistades o la pareja o con una/o misma/o, a partir de la sexualidad. Esto se relaciona con la atracción física, con el cariño, con el deseo de compartir y la necesidad de comunicarse. También tiene que ver con la posibilidad de conocer nuestros deseos y necesidades, así como comprender y preocuparse por los de las otras personas. b) Componente erótico.- Se relaciona con la posibilidad de disfrutar del placer a través del cuerpo y los cinco sentidos, sin miedo, vergüenza ni culpa. Incluye las conductas de seducción (como miradas, gestos o palabras) y todo lo que la persona haga para sentirse bien y obtener placer, siempre y cuando no se haga daño a sí misma/o ni a otras/os. La vivencia del placer no se deriva únicamente de los órganos genitales (genitalidad) y de las prácticas sexuales, sino que también se puede obtener de otras actividades, como bailar, caminar junto a alguien especial, practicar deporte, entre otras, y naturalmente del amor. c) Componente corporal.- Está relacionado con la posibilidad de conocer, aceptar y valorar el propio cuerpo, para así poder aceptar y valorar el cuerpo de la persona que

29


amamos. De esta forma, también se logra que esa persona acepte y valore nuestro cuerpo. Además, desde este componente se considera al cuerpo como un instrumento para comunicar afectos y emociones, así como un medio para acercarse a una/o misma/o y a otra/o. También incluye la capacidad que tienen todas las personas para sentir placer y procrear. d) Componente ético.- significa la responsabilidad, el respeto y la honestidad que se tiene consigo misma/o y con las/os otras/os. Es respetar los valores, deseos, necesidades y gustos, tanto los propios como los de la otra persona. También se refiere a prevenir el riesgo de adquirir ITS (infecciones de transmisión sexual), que incluye el VIH. Prevenir el riesgo de embarazos no deseados, y evitar infectar con ITS a otras personas. e) Componente cognitivo.- Abarca los pensamientos, ideas, creencias y reflexiones que cada persona tiene sobre la sexualidad, las cuales están marcadas por los mensajes que se transmiten socialmente (en la familia, la escuela, el trabajo, la iglesia, las amistades, etc.). Por eso, es importante que podamos identificar estos mensajes y pensamientos, para lograr cuestionarlos y darnos cuenta de la influencia que tienen en la vivencia de la propia sexualidad. f) Componente espiritual: Como creyentes y seres espirituales, encontramos en la Biblia, una valiosa teología de la sexualidad, y quizá aún más, una espiritualidad (o una mística) de la sexualidad humana. Desde el inicio ofrece una valoración muy positiva del sexo, dentro de la perspectiva humana de esta dimensión tan importante de la existencia. Lo que vivimos, sentimos y creemos acerca de la sexualidad, responde al proceso de socialización que hemos tenido; es decir, los mensajes y valores que nos han transmitido desde que nacimos hasta el día de hoy. Las ideas, valores y sentimientos que tenemos sobre la sexualidad y las formas de vivirla están determinadas por todos los mensajes o discursos que provienen de afuera y que han sido incorporados al propio modo de pensar, sentir y actuar. La relación con la familia, las amistades, los compañeros/as de estudios o de trabajo, constituyen parte de la socialización de la sexualidad. En este proceso intervienen las actitudes y comportamientos de las personas cercanas con respecto a su propia sexualidad. Por otra parte, también interviene en la formación de nuestras ideas o creencias sobre la sexualidad; la educación que recibimos en la escuela, la iglesia, los medios de comunicación (radio, televisión, publicidad, internet, etc.) en suma todas las instituciones y personas que representan la cultura. Como un resumen muy ilustrativo, ponemos a consideración el concepto de sexualidad de la Organización Mundial de la Salud: “Un
 aspecto
 central
 del
 ser
 humano,
 presente
 a
 lo
 largo
 de
 su
 vida.
 Abarca
 al
 sexo,
 las
 identidades
 y
 los
 papeles
 de
 género,
 el
 erotismo,
 el
 placer,
 la
 intimidad,
 la
 reproducción
 y
 la
 orientación
sexual.
Se
vive
y
se
expresa
a
través
de
pensamientos,
fantasías,
deseos,
creencias,
 actitudes,
 valores,
 conductas,
 prácticas,
 papeles
 y
 relaciones
 interpersonales.
 La
 sexualidad
 puede
 incluir
 todas
 estas
 dimensiones,
 no
 obstante,
 no
 todas
 ellas
 se
 vivencian
 o
 se
 expresan
 siempre.
 La
 sexualidad
 está
 influida
 por
 la
 interacción
 de
 factores
 biológicos,
 psicológicos,
 sociales,
 económicos,
 políticos,
 culturales,
 éticos,
 legales,
 históricos,
 religiosos
 y
 espirituales.”(OPS)

30


UNIDAD 3: Género Salud y Derechos Desigualdades de género Aunque ha habido notables avances en cuanto a la discusión que plantea el papel de las desigualdades de género en todos los ámbitos de la sociedad, todavía las consecuencias de estas desigualdades están a la vista, y siguen contribuyendo a llenar las estadísticas dispares en los temas de la salud, el trabajo, la economía, la educación y por lo tanto en el desarrollo. En lo referente, a los derechos, la salud sexual y la salud reproductiva, las desigualdades de género son factores determinantes de la problemática, y precisamente han suscitado todo el proceso de trabajar por la elaboración e implementación de los derechos, a través de los distintos espacios, desde el Programa de Acción de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD, El Cairo, 1994), y en todos los procesos subsiguientes hasta nuestros días. Las ciencias sociales han analizado que, en muchos casos, las diferencias de género implican diferencias sociales significativas, es decir desigualdades. La
 desigualdad
 de
 género
 se
 da
 cuando
 los
 individuos
 a
 los
 que
 se
 les
 atribuye
 un
 género
 determinado
no
tienen
acceso
a
posibilidades
sociales
de
igual
nivel
que
los
individuos
de
otro
 género.

Las desigualdades de género pueden limitarse a las costumbres sociales o pueden estar reforzadas por estructuras jurídicas (por ejemplo: las mujeres accedieron al derecho al voto con posterioridad a los varones) e institucionales (escuelas segregadas). Las principales desigualdades por razón de género afectan a: • La ciudadanía: criterios distintos por razón de género para acceder a la ciudadanía (derecho a voto, edades legales distintas, normas jurídicas específicas para cada género, etc.) • Las oportunidades de acceso a la educación tanto básica como especializada. • Las oportunidades de trabajo: segregación sexual o exclusión de los mercados de trabajo. • Autonomía económica: puede verse limitada por las oportunidades de empleo pero también por las estructuras jurídicas que limiten o restrinjan el derecho de propiedad y/o herencia. • La salud: la invisibilidad social de un género puede afectar seriamente a su salud, ya sea por efecto de una mala alimentación o por falta de atención médica específica (por ejemplo: los problemas cardíacos de las mujeres son menos detectados que los de los hombres debido a que la investigación médica a tendido a centrarse en los segundos prestando poca atención a las mujeres). Las situaciones de desigualdad de género afectan a las mujeres de todo el mundo aunque se concretan en mecanismos distintos en los países desarrollados o en los países pobres o en vías de desarrollo. En los países desarrollados, las mujeres tienen igualdad de ciudadanía y una mayor protección jurídica. Los niveles educativos son parecidos a los de los hombres pero tienen

31


mayores dificultades en el mercado de trabajo, tanto para acceder a los puestos de mayor responsabilidad y prestigio social como respecto a los salarios que perciben. Respecto a la salud, el trato médico respecto a las mujeres se ha centrado en su salud reproductiva prestando menor atención a otros temas lo que genera situaciones de riesgo para la salud de las mujeres. En los países pobres o en vías de desarrollo, las mujeres sufren mayores situaciones de desigualdad. El acceso a la ciudadanía es en algunos países, menor que el de los hombres, y la protección jurídica de la mujer es limitada o nula. En muchos países, el acceso de la mujer a la educación es mucho más limitado que el de los hombres y su incorporación al mercado de trabajo en muchos casos esta relegado al trabajo informal (más inestabilidad, menos recursos económicos y ausencia de derechos laborales). La salud también es una asignatura pendiente en muchos países y en muchos casos la salud reproductiva se limita al control de natalidad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Oh,
esto
explica
la
diferencia
de
salarios

Las desigualdades de género se sustentan en la interiorización por parte de los individuos de que las diferencias son naturales y que estas diferencias naturales se visibilizan como diferencias sociales. Por ejemplo: las mujeres tienen hijos/as por lo que se las debe prestar especial atención respecto a su salud reproductiva. Son más afectivas, por lo que deben encargarse de la atención de las criaturas y las personas enfermas, ya sea en el hogar o en el mercado de trabajo. Desigualdades de género en América Latina y el Caribe La mayoría de las personas pobres en América Latina y el Caribe son mujeres y jóvenes menores de 30 años. En especial, mujeres de sectores rurales, indígenas y afro descendientes. Casi la mitad de las mujeres mayores de 15 años carece de ingresos propios; el número de hogares mono-parentales encabezados por ellas se ha incrementado y los hombres dedicados al trabajo no remunerado son una minoría. El desempleo femenino y la proporción de mujeres ocupadas en sectores de baja productividad siguen siendo sistemáticamente superiores a los de los encontrados en el sector masculino, y en algunos países incluso se han incrementado. A pesar de la creciente integración de las mujeres al mercado laboral, la proporción de hogares pobres con jefatura femenina pasó del 27% en 1990 al 36% en el 2005. Existe una relación directa entre pobreza y embarazo en adolescentes. El inicio de las relaciones sexuales y las uniones en una etapa temprana, a menudo contribuyen a perpetuar los círculos de pobreza; dificultan el acceso de niñas y adolescentes a oportunidades y al desarrollo de capacidades que les permitan insertarse activamente en la vida productiva y social.

32


La violencia por causas de género afecta a un número elevado de mujeres. Es una de las manifestaciones más extremas de la desigualdad y la discriminación. Es la vulneración más extendida de sus derechos humanos y constituye un obstáculo para el desarrollo productivo y democrático. Las
mujeres
llevan
a
cabo
el
66
por
ciento
del
trabajo
en
el
mundo,
producen
50
por
ciento
de
 la
comida,
pero
ganan
solo
un
10
por
ciento
del
salario
y
poseen
solo
un
1
por
ciento
de
sus
 propiedades.

Los OBF, han tenido históricamente un papel importante, tanto en la construcción como en la de-construcción de estas desigualdades de género, basadas en sus doctrinas y teologías. Todavía es un asunto pendiente y una deuda histórica por parte de las iglesias, una reflexión profunda y cambios de actitud a este respecto. ¿Qué es Género? Son características, comportamientos y funciones que la sociedad transmite y modela, sobre lo que significa “ser hombre” (lo masculino) o “ser mujer” (lo femenino). No se nace con estas características, es algo que se aprende e influye en nuestros pensamientos, conductas y sentimientos. El género abarca los términos de “los hombres” y “las mujeres” y también incluye su relación y la manera como esta relación se construye socialmente. Género
 es
 el
 “conjunto
 de
 características
 sociales
 atribuidas
 a
 una
 persona
 según
 su
 sexo
 biológico”
(Calabrese,
Quirós,
et
al.,
1998).

También es el conjunto cultural específico de características que identifica el comportamiento social de las mujeres y los hombres así como la relación entre ellos y ellas. El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales fundadas sobre las diferencias percibidas entre los sexos; con respecto a esta proposición, el género implica cuatro elementos: 1. Los símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones simbólicas 2. Los conceptos normativos que ponen en evidencia las interpretaciones de los símbolos, que se esfuerzan para limitar y contener sus posibilidades metafóricas. 3. La construcción a través del parentesco, la economía y la organización política. 4. La construcción de la identidad subjetiva. El
 género
 es
 un
 primer
 modelo
 de
 dar
 significado
 a
 las
 relaciones
 de
 poder.
 Es
 decir
 que
 el
 género
es
un
primer
campo
a
través
del
cual
o
en
el
seno
del
cual,
o
por
medio
del
cual,
el
 poder
es
articulado
(Joan
Scott,
1988).

La palabra género tomó más importancia desde la década de los setentas cuando empezó a ser usada dentro de las ciencias sociales con un nuevo significado. Este significado se refiere al hecho de que es la sociedad la que establece lo que es propio de las mujeres y de los hombres, creando modelos de acuerdo a sus intereses y necesidades, y obliga a todos a ajustarse a estos modelos. Ejemplos de “modelos” de masculinidad y feminidad bajo la interpretación de género, son los siguientes:

33


Para las mujeres: • Que la niña sea delicada • “Siéntese bien y no salga sola” • Debe ser una mujer de hogar, hacendosa, callada y sonriente • La mujer es monógama • La mujer es abnegada, sacrificada • La mujer es recatada, prudente • La mujer es impulsiva, atolondrada, imprevisora Para los hombres: • Que el varón sea fuerte • No muestre miedos ni debilidades (no llore) • Aprenda a andar solo y sobre todo, “no se deje”. • El hombre es polígamo • El hombre es cómodo • El hombre es agresivo, audaz • El hombre es planificador, previsor El concepto de género promueve los modelos de relaciones hombre-mujer y refleja una dimensión simbólica de lo masculino y femenino que se evidencia en las actitudes cotidianas. En nuestro medio, los atributos, actividades y formas de relación atribuidas a los hombres son valorados positivamente mientras que las características atribuidas a las mujeres son calificadas como menos importantes. Sin embargo, esta jerarquía en la valoración de lo masculino y femenino responde a una construcción social y no a diferencias biológicas. El comportamiento individual tiene estrecha relación con la organización social. Las ciencias sociales hacen evidente esta relación a través del término rol sexual. Roles Sexuales La palabra rol tuvo su origen en el teatro y se usaba para referirse a la representación que los actores y las actrices hacían de los diferentes papeles. Este término se amplió para demostrar las diversas funciones o papeles que las personas cumplen en la sociedad. Así, por ejemplo: rol de madre, rol de padre, rol de jefe, rol de empleado/a, rol de hijo/a. Los roles se caracterizan por:  Son estables, la gente los mantiene durante períodos largos de tiempo.  Abarcan sentimientos, emociones, acciones, responsabilidades y derechos que la sociedad les concede.  Están basados en conjuntos de normas y valores que los legitiman.  Son recíprocos. Ejemplo: Para desempeñar el papel de amante debe haber a quién amar. Al hablar de rol de madre tenemos que hablar de rol de hijo/a.  Son punibles, es decir que cuando alguien desempeña mal su rol, el grupo social lo castiga. Estas sanciones pueden ser desaprobación, amenaza, exclusión u otras legisladas como multa o amonestación.  Los roles son aprendidos mediante los mensajes, modelos y enseñanzas directas recibidas en la familia, el barrio, la escuela, los medios de comunicación, etc.

34


 Son acríticos; la gente no se cuestiona por qué tiene que comportarse de tal o cual manera. El proceso de socialización hace que su conducta le parezca normal ya que se la ha practicado desde siempre. Un rol sexual es el comportamiento, el papel atribuido al sexo que la persona posee: hombre o mujer, es decir a la conducta de hombre o mujer dentro de la sociedad. Los roles sexuales están clasificados por edades. Cada período varía en cuanto a las normas de la conducta sexual aprobadas, desaprobadas o toleradas, según la sociedad. Los padres y las madres son el primer modelo del niño/a para que éste/a aprendan el significado del comportamiento como hombre o como mujer. La diferencia biológica al nacer es reforzada en el campo psicológico y el bebé aprende a actuar como niño o como niña. La sociedad refuerza las conductas que se consideran como propias de la masculinidad o la feminidad mediante diversos modelos de imitación haciendo que el sexo trascienda de lo anatómico a lo psicológico y llegue a todo el ser, en lo que se llama género. La literatura infantil asigna papeles propios para niños y niñas, por ejemplo, cenicientas y príncipes azules; o sapos y bellas princesas. Este patrón se repite en telenovelas donde a los y las adolescentes y jóvenes se les da la oportunidad de reforzar, para los hombres su papel de fuertes, valientes, decididos, ambiciosos y para las mujeres sus roles de débiles, dependientes, sumisas, emotivas, intuitivas. No es bien visto que el hombre sea tierno y delicado ni que sea ella quien maneje las cosas. Estos patrones se repiten en los juegos y conforme el niño y la niña van creciendo adquieren la idea de que hay un cierto estatus (estado o condición) para su sexo. Cuando llegan a la edad adulta, el juego por mantener el estatus es el mismo, cambia su contenido pero no las reglas y así, por ejemplo, ganar seguirá siendo un signo de masculinidad. La asignación de roles tiene una importancia enorme en la vida, al punto de que muchas personas por mantener su rol sacrifican sus emociones, sentimientos, aspiraciones. Tal es el caso del padre que limita sus expresiones de ternura porque “el hombre tiene que ser fuerte”. La influencia de la cultura, de la sociedad y aun de la religión en la construcción de mitos, definición de género, y asignación de roles, se convierte en una secuencia cíclica. Su repercusión alcanza a hombres y mujeres, matrimonios, familias y a la sociedad toda al poner a ambos en posiciones antagónicas y de competencia, al limitarlos en sus capacidades, potencialidades e imposibilitarlos o condicionarlos para reflejar y expresar libremente la imagen de Dios en ellos. Perspectiva de Género Es el enfoque que permite un análisis de los procesos sociales considerando los papeles y funciones que desempeñan las mujeres y los hombres y las relaciones de poder tanto a nivel micro como macro social. Permite el análisis de la división sexual del trabajo, el acceso a los recursos y su control, los factores socioeconómicos y sociales que afectan a mujeres y hombres, las formas de producción de subjetividades, la participación en la toma

35


de decisiones (incluyendo las sexuales y reproductivas), entre otros. El análisis de género también implica la investigación sistemática del impacto diferente que tienen los modelos de desarrollo en las mujeres y en los hombres. Análisis de Género Análisis de género significa la identificación sistemática, la documentación y la interpretación de las desigualdades con base en el género, en los papeles, las relaciones, las necesidades y el acceso y control sobre los recursos entre los hombres y las mujeres, dentro de un determinado contexto. El
 género
 se
 ha
 convertido
 en
 una
 herramienta
 analítica
 para
 comprender
 los
 procesos
 sociales
que
incluyen
tanto
a
los
hombres
como
a
las
mujeres.
(OPS)

Comprende el estudio de las diferencias existentes en las condiciones, necesidades, índices de participación, acceso a los recursos y desarrollo, acceso al poder de la toma de decisiones, etc., entre hombres y mujeres debidas a los roles que tradicionalmente se les ha asignado. El análisis de género implica necesariamente estudiar formas de organización y funcionamiento de las sociedades y analizar las relaciones sociales. Estas últimas pueden darse de mujer a mujer, de varón a varón, de varón a mujer y viceversa. El análisis de género no debe limitarse al papel de la mujer, sino que debe cubrir y comparar el papel de la mujer respecto al hombre y viceversa. Las variables a considerar en este aspecto son: división sexual y genérica del trabajo, acceso y control de recursos y beneficios, participación en la toma de decisiones. El análisis de género debe identificar: • • •

• •

La división laboral entre hombres y mujeres (trabajo productivo y reproductivo). El acceso y control sobre los recursos y beneficios. Las necesidades específicas (prácticas; acceso al trabajo y, estratégicas; participación en la toma de decisiones a nivel directivo en las organizaciones) de hombres y mujeres. Las limitaciones y oportunidades. La capacidad de organización de hombres y mujeres para
promover la igualdad.

Igualdad de Género La igualdad de género parte del postulado de que todos los seres humanos, tanto hombres como mujeres, tienen la libertad para desarrollar sus habilidades personales y para hacer elecciones sin estar limitados por estereotipos, roles de género rígidos, o prejuicios. La igualdad de género implica que se han considerado los comportamientos, aspiraciones y necesidades específicas de las mujeres y de los hombres y que éstas, han sido valoradas y favorecidas de la misma manera. “No
 significa
 que
 hombres
 y
 mujeres
 tengan
 que
 convertirse
 en
 lo
 mismo,
 sino
 que
 sus
 derechos,
 responsabilidades
 y
 oportunidades
 no
 dependerán
 del
 hecho
 de
 haber
 nacido
 hombre
o
mujer”.

36


Equidad de Género La equidad de género se refiere a la justicia en el tratamiento de hombres y mujeres, según sus necesidades respectivas. A partir de este concepto se pueden incluir tratamientos iguales o diferentes aunque considerados equivalentes en términos de derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades. En el contexto del trabajo de desarrollo, una meta de equidad de género suele incluir medidas diseñadas para compensar las desventajas históricas y sociales de las mujeres. Lamentable y afortunado Lamentablemente
 esta
 construcción
 social
 a
 partir
 de
los
 sexos,
 ha
 dado
 lugar
 a
 las
 desigualdades
 de
 género,
 a
 las
 injusticias
 de
 género,
 a
 la
 violencia
 de
 género
 y
 a
 la
 explotación
de
la
mujer
en
todos
los
campos,
con
graves
repercusiones
sobre
la
salud
 sexual
 y
 la
 salud
 reproductiva
 y
 al
 desarrollo.
 Como
 consecuencia,
 la
 necesidad
 de
 cambiar
estos
modelos
a
través
de
los
derechos
sexuales
y
los
derechos
reproductivos.
 Afortunadamente esta construcción de género puede ser derribada y reconstruida

Sexo

Género

Biológico.
Hombre
‐
Mujer Genético Universales
 No
puede
transformarse Ej.
Sólo
las
mujeres
pueden
dar
a
luz

Cultural,
Social.
Masculino‐
Femenino Aprendido
 Regional,
nacional,
local
 Puede
transformarse
 Ej.
Mujeres
y
hombres
pueden
criar
sus
hijos/as.

El papel de los Mitos en la construcción de las desigualdades de género “Un mito es un conjunto de creencias o imágenes idealizadas que se forman alrededor de un personaje, un acontecimiento histórico o un fenómeno. El mito refleja las formas de pensar de un pueblo y es el resultado de la necesidad de justificar el orden natural y social existente, más allá de toda explicación. El mito cumple una función social tanto por su contenido como por la forma de su transmisión”. En cuanto al género y la sexualidad, los mitos han contribuido en gran manera a crear ideas erróneas y la construcción de prejuicios sobre la mujer y el hombre. Refuerzan actitudes negativas que dan lugar a comportamientos inadecuados y perjudiciales para las relaciones interpersonales, así como a las desigualdades de género y la vulneración de los derechos. En cada sociedad los mitos cumplen un papel importante en la construcción de la identidad cultural, sin embargo, algunos mitos refuerzan y dan sustento a actitudes nocivas, prejuiciosas y destructivas. Algunas robustecen las relaciones de desigualdad y la violencia, como es el caso del “machismo”, tan arraigado y dañino en las comunidades latinoamericanas. Uno de los ejercicios importantes en el trabajo de deconstrucción de actitudes que conllevan a la problemática de la salud sexual y los derechos sexuales y reproductivos, es propiciar la discusión y reflexión de las representaciones e impacto de los mitos en las diferentes sociedades y culturas.

37


• • • • • • • •

Hasta
 hoy
 en
 día
 persisten
 creencias
 que
 nos
 encadenan
 y
 nos
 conducen
 a
 comportamientos
 inadecuados
 y
 perjudiciales
 para
 las
 relaciones
 interpersonales.
 Citaremos
algunos
mitos
de
los
más
comunes
(Sanz,
J.J):
 El
 hombre
 debe
 tener
 experiencias
 sexuales
 a
 una
 edad
 temprana
 y
 con
 más
 frecuencia
que
la
mujer,
pues
no
puede
controlar
su
apetito
sexual.
 El
 hombre
 debe
 llegar
 al
 matrimonio
 con
 experiencias
 sexuales
 para
 enseñar
 a
 la


 mujer.
 La
única
expresión
de
sexualidad
es
la
relación
genital
o
coital.
 El
“sexo”
es
lo
más
importante
en
una
pareja.
 La
mujer
debe
esperar
las
proposiciones
del
hombre.
 La
 mujer
 sólo
 se
 realiza
 a
 través
 de
 la
 maternidad,
 se
 debe
 exclusivamente
 a
 su
 esposo
y
a
sus
hijos.
 Un
buen
marido
es
el
que
mantiene
a
su
esposa
y
a
sus
hijos.
 El
 hombre
 es
 más
 pasional
 por
 lo
 que
 se
 le
 permite
 la
 infidelidad;
 en
 la
 mujer
 la



 infidelidad
es
mucho
más
grave
y
peligrosa.
 Todas
 las
 prácticas
 sexuales
 son
 cuestiones
 de
 gusto
 y
 no
 tienen
 por
 qué
 ser


 prohibidas.
No
importa
lo
que
mi
pareja
piense.

Realmente hay mucho que trabajar en este campo, hay que identificar mitos que se podrían considerarse “universales” y otros más particulares de un país, una región o una cultura. Como se mencionó en las recomendaciones para facilitar una educación sexual adecuada, una de las importantes recomendaciones, es el tratamiento de los mitos, por lo que en la guía metodológica, recomendamos actividades directamente relacionadas con este tratamiento. Violencia basada en el Género Datos y cifras • •

La violencia contra la mujer; sea de pareja o sexual, constituye un importante problema de salud pública y una violación de los derechos humanos. En un estudio realizado por la OMS en varios países, entre un 15% y un 71% de las mujeres refirieron haber sufrido en algún momento violencia física o sexual por parte de su pareja. Estas formas de violencia producen problemas de salud física, mental, sexual, reproductiva y de otra índole, y pueden aumentar la vulnerabilidad a la infección por el VIH. Entre los factores de riesgo de perpetrar estos actos de violencia se encuentran el bajo nivel educativo, la exposición al maltrato en la infancia o a actos de violencia entre los padres, el consumo nocivo de alcohol, las actitudes de aceptación de la violencia y la desigualdad de género. La mayoría de ellos son también factores de riesgo de ser víctima de violencia de pareja o de violencia sexual. Las situaciones de conflicto y desplazamiento pueden exacerbar la violencia y generar nuevas formas de violencia contra la mujer.

Una de las definiciones de violencia basada en el género más comúnmente aceptada es la ofrecida por la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1993. En ella, la violencia basada en el género es definida como “todo acto de violencia

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basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.” 8 La violencia de pareja se refiere a los comportamientos que tienen lugar en el ámbito de una relación íntima y causan daños físicos, sexuales o psicológicos, tales como la agresión física, la coerción sexual, el maltrato psicológico o los comportamientos controladores. La violencia sexual es “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito”. La violencia sexual incluye la violación, definida como “la penetración forzada físicamente o empleando otros medios de coacción, por más leves que sean, de la vulva o el ano, usando un pene, otras partes corporales o un objeto”. La Violencia contra la Mujer un Problema de Salud Pública Cualquier situación de violencia contra la mujer afecta su integridad física, emocional y social, por lo tanto tiene un impacto directo en su salud, en su calidad de vida y en su desempeño social; así mismo su presencia detiene los avances en la equidad social y de género. Esta violencia es reconocida como una violación de los derechos humanos y como un grave problema de salud pública; por lo que los Estados tienen la obligación de prevenirla, sancionarla y erradicarla. El UNFPA considera que si bien es cierto que la violencia afecta tanto a hombres como a mujeres, los modelos de conducta y las consecuencias son diferentes para unos y otras. Las mujeres están más expuestas que los hombres a recibir maltrato físico de una persona cercana. Asimismo, las mujeres y niñas conforman la gran mayoría de las víctimas de la violencia y abuso sexual. En relación al ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, hay tres aspectos claves que evidencian la vinculación de éstos como problema de salud pública e irrespeto de derechos: • Falta de equidad en el ejercicio de la sexualidad. Las sociedades establecen cierta permisividad para los varones y restricción para mujeres sin una orientación sana y responsable del ejercicio de la misma. En los varones se fomenta una sexualidad activa, con múltiples parejas, sin dar mucha importancia al desarrollo de la afectividad y a la paternidad responsable. En las mujeres el ejercicio no equitativo de la sexualidad limita su posibilidad de expresarse libremente y tomar decisiones propias en relación con su afectividad, sexualidad y proceso reproductivo. 




























































 
Declaración
sobre
la
Eliminación
de
la
Violencia
contra
la
Mujer;”
Asamblea
General
de
la
Organización
de
las
Naciones
 Unidas,
A/RES/48/104
adoptada
el
20
de
Diciembre
de
1993.

8

39


• La violencia intrafamiliar. La OMS señala que hay formas de violencia contra la mujer, incluidos el abuso sexual, físico o emocional por la pareja; el abuso físico o sexual por familiares u otras personas; el acoso y el abuso sexual por figuras de autoridad (como profesores, funcionarios de policía o empleadores); el tráfico para trabajos forzados o explotación sexual; y prácticas tradicionales tales como los matrimonios forzados o infantiles; la violencia relacionada con la dote; y los homicidios por honor, en que se sacrifica a la mujer para proteger el honor familiar. Los abusos sexuales sistemáticos en las situaciones de conflicto son otra forma de violencia contra la mujer. • La mortalidad materna. La Organización de las Naciones Unidas reconoció que los altos índices de morbilidad y mortalidad maternas son un problema de salud pública inaceptable que afecta el derecho de las mujeres y de las niñas a la vida, a la igualdad, a la no discriminación y a poder gozar de los avances del conocimiento científico y del más alto estándar de salud alcanzable. La mortalidad materna representa un problema de salud pública, porque evidencia la relación directa con el acceso a los servicios de salud y la calidad de las prestaciones del sistema de salud. A ello se aúna, la inequidad social porque las principales afectadas son mujeres pobres y porque la muerte de ellas es producto de una exclusión social y cultural y de una serie de discriminaciones evidenciadas en el espacio familiar y en la relación con el Estado. La violencia de pareja y la violencia sexual son perpetradas mayoritariamente por hombres contra mujeres y niñas. No obstante, la violencia sexual contra los niños también es frecuente. Estudios internacionales revelan que aproximadamente un 20% de las mujeres y un 5-10% de los hombres refieren haber sido víctimas de violencia sexual en la infancia. Efectos sobre la salud La violencia de pareja y la violencia sexual producen a las víctimas y a sus hijos graves problemas físicos, psicológicos, sexuales y reproductivos a corto y a largo plazo, y tienen un elevado costo económico y social. • Entre los efectos en la salud física se encuentran las cefaleas, lumbalgias, dolores abdominales, fibromialgia, trastornos gastrointestinales, limitaciones de la movilidad y mala salud general. En algunos casos se pueden producir lesiones, a veces mortales. • La violencia de pareja y la violencia sexual pueden ocasionar embarazos no deseados, problemas ginecológicos, abortos provocados e infecciones de transmisión sexual, entre ellas la infección por VIH/sida. La violencia de pareja durante el embarazo también aumenta la probabilidad de sufrir abortos espontáneos, muerte fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer. • Estas formas de violencia pueden ser causa de depresión, trastorno de estrés postraumático, insomnio, trastornos alimentarios, sufrimiento emocional e intento de suicidio. • La violencia sexual, sobre todo en la infancia, también puede incrementar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como las prácticas sexuales de riesgo en fases posteriores de la vida. Asimismo se asocia a la comisión (en el hombre) y al padecimiento (en la mujer) de actos de violencia.

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Repercusiones en los niños •

Los niños que crecen en familias en las que hay violencia de pareja pueden sufrir una serie de trastornos conductuales y emocionales que pueden asociarse a la comisión o padecimiento de actos de violencia en fases posteriores de su vida. La violencia de pareja también se ha asociado a mayores tasas de mortalidad y morbilidad en los menores de 5 años (por ejemplo, por enfermedades diarreicas y malnutrición).

Los costos sociales y económicos de la violencia contra la mujer son enormes y repercuten en toda la sociedad. Las mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de sí mismas y de sus hijos. Factores de riesgo de la Violencia Los factores de riesgo de violencia de pareja y violencia sexual son de carácter individual, familiar, comunitario y social. Algunos se asocian a la comisión de actos de violencia, otros a su padecimiento, y otros a ambos. Entre los factores de riesgo de violencia de pareja y violencia sexual se encuentran: • • • • • • •

El bajo nivel educativo (autores y víctimas); La exposición al maltrato infantil (autores y víctimas); La vivencia de la violencia entre los progenitores (autores y víctimas); El trastorno de personalidad antisocial (autores); El consumo nocivo de alcohol (autores y víctimas); El hecho de que los hombres tengan múltiples parejas o de que su pareja sospeche que le son infieles (autores y víctimas); Las actitudes de aceptación de la violencia (autores y víctimas).

Entre los factores de riesgo específicos de violencia de pareja se encuentran: • •

Los antecedentes de violencia, como autor o víctima; La discordia y la insatisfacción marital (autores y víctimas).

Entre los factores de riesgo específicos de violencia sexual se encuentran: • • •

Las creencia en el honor de la familia y la pureza sexual; Las ideologías que confieren derechos sexuales al hombre; Las sanciones legales leves a los actos de violencia sexual.

La desigualdad de la mujer con respecto al hombre y el uso normativo de la violencia para resolver los conflictos están estrechamente asociados tanto a la violencia de la pareja como a la violencia sexual ejercida por cualquier persona.

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UNIDAD 4: La Mujer, el VIH y el sida A treinta años del reconocimiento oficial de la pandemia, hablar del VIH y del Sida, no es un “tema de moda”. La realidad de los hechos nos demuestra que todos los esfuerzos desplegados hasta hoy, han sido insuficientes para obtener resultados impactantes. Los aprendizajes es estos años han sido lentos y dolorosos. Desde su aparición, la epidemia de VIH/Sida en el mundo ha dejado al descubierto una serie de inequidades y formas de injusticia que tan solo contribuyen a que la epidemia se perpetúe. En el mundo, y al igual que otras patologías, la infección por VIH prevalece en contextos donde existe mayor desigualdad y pobreza, además de una falta de acceso a servicios sociales y de salud. Adicionalmente, el hecho de que el Sida sea una infección de transmisión sexual y que haya afectado, mayoritariamente, a sectores específicos de la población que tradicionalmente han sido marginados y excluidos en razón de sus prácticas o su orientación sexual, ha contribuido a que la epidemia se expanda. Tomar actitudes pro activas, se convierte en una obligación y un compromiso ineludible, que los padres y madres, los familiares, los maestros/as, los organismos de salud, los centros educativos, los amigos/as, los vecinos, los compañeros de trabajo y estudio y en este caso particular las OBFs, debemos fomentar de una manera seria y decidida. Pensar que el Sida es “cosa de otros u otras”, no va más, bajo ningún punto de vista y menos desde la fe y la religión. Tampoco es real pensar que enfrentar la problemática es un asunto de los ministerios de Salud o de los organismos oficiales o de los centros educativos. Hablar del VIH y del Sida es una prerrogativa a la que todos y todas estamos llamados y llamadas. • Cada hora del día 370 hombres y mujeres adquieren el virus en el mundo. • La mitad son jóvenes hombres y mujeres entre 15 y 24 años. • Más de 70 millones de personas han sido infectadas con el virus desde que se reconoció la epidemia, hace ya 30 años. • De estos, 36 millones viven con el VIH y el Sida. • 27 millones de personas han muerto. • Más de 15 millones huérfanos y huérfanas alrededor del mundo. En América Latina y el Caribe viven más de 2 millones de personas infectadas con el VIH. Esto quiere decir que todos y todas convivimos con el virus, dentro o fuera de nuestro cuerpo. Sin embargo, queremos enfatizar que “saber más” sobre el VIH y el Sida no es suficiente para responder de manera adecuada a la epidemia, necesitamos cambiar nuestras actitudes, es decir lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos al respecto del VIH y de nuestra sexualidad. Debemos enfrentar el tema de manera más humana y más cristiana, intentando comprender lo devastador de la pandemia y sus consecuencias, sin juzgar, sin condenar, sin censurar a las personas afectadas. Si queremos que cada vez se infecte menos gente y que las personas que viven con el VIH y el Sida tengan una vida digna, tenemos que ganarle a la discriminación, las desigualdades de género y a los prejuicios sociales políticos y religiosos, que son los verdaderos obstáculos para la prevención.

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Feminización de la pandemia Datos y cifras Al inicio en 1981, con el reconocimiento oficial de la epidemia, se encontró que por cada 70 hombres infectados se reportaba el de una mujer. Esta proporción ha ido cambiando hasta que en el año 2002, a nivel mundial, esta llega de uno a una. Sin embargo en algunos países de África sub-sahariana, se reporta que la proporción de mujeres llega hasta un 67% es decir 1.5 mujeres por cada varón. En América Latina el 36% de las personas entre 15 y 49 años de edad que viven con el VIH son mujeres y en el Caribe casi la mitad (el 49%). Cuando el VIH y el Sida surgieron en Brasil en la década del 80, se reportó un caso mujeres por cada 26,5 de hombres. Hoy en día esta relación es de 1,5 casos de hombres por 1 en las mujeres. En el estado de San Pablo, las amas de casa ocupan el primer lugar en muertes por Sida. Hoy en Brasil, el Sida es la principal causa de muerte en la población femenina entre 15 y 44 años. De las 22 mil mujeres mexicanas que han contraído el VIH, la mitad son amas de casa y en su mayoría fueron infectadas por su cónyuge. En Argentina, más de la mitad de mujeres que viven con VIH son amas de casa o profesionales que confiaron en sus parejas y contrajeron el virus. En Ecuador el mayor índice de casos se registra en el hogar, pues siete de cada 10 mujeres con VIH son amas de casa, y el menor número está presente en las trabajadoras sexuales. En la medida que estas proporciones fueron cambiando, también fue cambiando el concepto de que el VIH y el Sida, eran una epidemia homosexual, para reconocerse como epidemia heterosexual, y hoy en día, estamos hablando de “feminización de la pandemia”. La pandemia toma cada vez más un rostro femenino y joven, entre las que se propaga más rápidamente la infección. Estas realidades nos desafían a reflexionar y mirar de una manera objetiva la situación de la mujer, las causas de esta feminización y proponer estrategias que conlleven a cambiar la realidad del VIH y el Sida en general y de la mujer en particular. Riesgo y vulnerabilidad Riesgo se define como la probabilidad o posibilidad de que una persona contraiga la infección del VIH. Ciertos comportamientos crean, aumentan y perpetúan el riesgo. Por ejemplo: Las relaciones sexuales sin protección con una pareja de la cual no sabemos si está infectada por el VIH. Las parejas sexuales múltiples con quienes se mantienen relaciones sexuales sin protección. El uso de drogas inyectables con agujas y jeringas contaminadas.

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La vulnerabilidad la podemos entender como la suma de todos aquellos factores internos y externos que tienden a aumentar o disminuir las situaciones o los contextos de riesgo. Mientras más situaciones de riesgo, mayor vulnerabilidad. La vulnerabilidad se deriva de una serie de factores fuera del control de la persona que reducen la capacidad de individuos y comunidades para evitar el riesgo de contraer el VIH. Estos factores pueden ser: • La falta de conocimientos y las actitudes requeridas para protegerse a sí mismo y a los demás; • Los factores relativos a la calidad y la cobertura de los servicios ( imposibilidad de acceder a los servicios de salud, debido a la distancia, el costo u otros factores). • Factores sociales como las violaciones a los derechos humanos o normas sociales y culturales. Estas normas pueden incluir prácticas, creencias y leyes que estigmatizan y restan el poder a ciertas poblaciones, limitan su capacidad para acceder o usar los servicios y bienes de prevención, tratamiento, atención y apoyo. Estos factores, por sí solos o combinados, pueden crear o exacerbar la vulnerabilidad individual y colectiva al VIH. (ONUSIDA 2007) Muchas
mujeres,
jóvenes
y
niñas
son
vulnerables
al
VIH
a
causa
de
los
comportamientos
de
 alto
riesgo
de
otros.
 Esta
es
la
paradoja
del

“bajo
riesgo
con
alta
vulnerabilidad”.

El “alto riesgo” que vivieron muchas amas de casa que han sido infectadas, es estar casadas o mantener una relación monogámica con alguien que no es fiel. Factores determinantes en la feminización de la pandemia del VIH y el Sida Desigualdades de Género En la Sesión Especial sobre VIH/Sida de las Naciones Unidas, en junio de 2006, señala que “las desigualdades de género y todas las formas de violencia contra las mujeres son factores determinantes para el incremento de la vulnerabilidad femenina al VIH y al Sida”. El proceso de “feminización del VIH y el Sida”, se debe a la combinación de una serie de factores biológicos, sociales, culturales, económicos, y religiosos en los que interactúan viejos temas conocidos como la violencia sexual y el machismo. La pobreza, las tradiciones y la presión social tienden a limitar la capacidad de las mujeres en relación a escoger sus compañeros sexuales y prácticas sexuales “más seguras”. Factores biológicos Las mujeres son de dos a cuatro veces más vulnerables que los hombres a contraer el VIH. Durante las relaciones sexuales, el VIH se transmite de hombre a mujer mucho más fácilmente que de la mujer al hombre, esto se debe tanto a las características anatómicas y fisiológicas, así como a la naturaleza misma de las relaciones sexuales.

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• • •

Los
 tejidos
 de
 la
 vagina
y
 el
 recto,
 por
 sus
 características
 histológicas
 y
 fisiológicas,
 son

mucho
más
frágiles
y
sensibles
a
contraer
infecciones
que
el
tejido
que
cubre
el
 pene.

 La
superficie
de
contacto
en
la
mujer
es
mucho
mayor,
por
el
tamaño
de
la
mucosa
 vaginal.
En
una
relación
sexual
la
mujer
tiene
un
contacto
extendido
con
los
fluidos
 seminales
y
el
semen,
lo
que
conlleva
mayor

oportunidad
de
infección.
 La
carga
viral,
es
decir
la
cantidad
de
virus
en
relación
al
volumen,
es
mucho
mayor
 en
el
semen
de
un
varón
infectado,
que
en
los
fluidos
vaginales
de
una
mujer
con
el
 VIH.
 La
 fricción
 que
 ejerce
 el
 pene
 sobre
 la
 mucosa
 vaginal
 o
 rectal,
 aumenta
 la
 probabilidad
de
que
se
laceren

estos

tejidos
en
las
relaciones
sexuales
penetrativas.
 Las
 infecciones
 del
 tracto
 genital
 femenino
 y
 los
 cambios
 de
 los
 tejidos
 durante
 la
 menstruación,
también
aumentan
la
permeabilidad
de
virus.


 La
inmadurez
del
tracto
genital
en
las
adolescentes,
las
hacen

más
vulnerables
a
la
 entrada
del
VIH.

Estos factores biológicos son muy importantes porque conllevan una vulnerabilidad muy particular y específica para la mujer. Por esta razón se reconoce la oportunidad y la importancia de desarrollar métodos de protección contra el VIH que puedan ser controlados por la mujer. En este aspecto se está fomentando el desarrollo de ciertos métodos que la mujer puede controlar, como microbicidas y la promoción del uso del condón femenino. Factores sociales La pandemia del VIH y el Sida, justamente ponen en evidencia los problemas familiares y sociales a los que diariamente se tienen que enfrentar las mujeres y las jóvenes. • Muchas mujeres creen que ser fieles en su relación de pareja les otorga inmunidad, y en demasiados casos esto es incierto por el comportamiento sexual de sus compañeros. • El matrimonio tampoco es una solución; un número creciente de mujeres casadas se están infectando con el VIH porque sus maridos tienen relaciones sexuales fuera de su casa. Estudios realizados en África demuestran que mujeres jóvenes casadas y fieles, tienen mayor incidencia de infección que mujeres jóvenes, solteras y sexualmente activas, debido a la conducta sexual de sus maridos. En tales circunstancias, los mensajes tradicionales de prevención carecen de significado, ya que el uso del preservativo es menos probable dentro del matrimonio. • En muchos países es inaceptable que las mujeres puedan decir “no” a las relaciones sexuales no deseadas o sin protección. En muchos casos el hombre se niega a usar preservativo, y muchas mujeres son muy conscientes de que se están exponiendo a riesgos, sin embargo, no pueden imponer el uso de condón a su pareja. • Entre el 10% y el 50% de las mujeres de todo el mundo, indican que han sufrido maltrato físico por parte de una pareja íntima al menos una vez en su vida, y ese maltrato se acompaña a menudo de violencia sexual. Esto se apoya en la discriminación y subordinación de las mujeres y a su vez esto sirve para reforzar y perpetuar estas situaciones.

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• En los conflictos bélicos recientes se utilizan cada vez más la violación y la violencia sexual como arma de guerra; al igual que la trata de mujeres, el comercio sexual y otras formas de violencia comercial. • La elevada incidencia de relaciones sexuales no consensuadas, la incapacidad de las mujeres para negociar prácticas sexuales seguras y en muchos casos el miedo al abandono o la expulsión del hogar y la comunidad, plantean retos extremos, en especial para las mujeres que carecen de medios económicos. • En los lugares en que la violencia sexual está generalizada, la abstinencia o la insistencia en la utilización del preservativo no es una opción realista para las mujeres y las jóvenes. • La falta de una autovaloración y auto respeto, las coloca en una situación de total desventaja en sus relaciones con los hombres. A veces aun en los círculos más sofisticados, las mujeres todavía tienen poco o ningún control sobre su cuerpo, su sexualidad o sobre la opción de mantener relaciones sexuales seguras. Factores económicos • En muchas sociedades la mujer depende económicamente del hombre, esto conlleva a una situación donde la mujer tiene menos posibilidades de negarse a tener una relación sexual. La pobreza se aúna con la situación de desventaja social de la mujer para crear más vulnerabilidad. • La feminización de la pobreza, el trabajo sin remuneración de las mujeres, la dependencia económica como resultado cultural y la falta de oportunidades laborales para las mismas, aumenta la incidencia del sexo transaccional a cambio de protección, dinero, comida, etc., para su sobrevivencia, lo cual contribuye en gran manera a la propagación del VIH. Factores culturales • Como también ocurre en otras regiones del mundo, en los países de América Latina las mujeres reciben menos educación formal que los hombres y al mismo tiempo, sus conocimientos, habilidades y capacidades de lidiar con situaciones, muchas veces pasan desapercibidas. La menor oportunidad de escolarización y estudios en las mujeres las pone en mayor riesgo al VIH, al tener menor acceso a la información y al desconocimiento de sus derechos sexuales y derechos reproductivos. Esto redunda en una falta de percepción de las mujeres sobre el riesgo de infectarse con el VIH. • Los conceptos machistas y la desigualdad de género, impiden que las mujeres y las jóvenes puedan tener una autonomía respecto del manejo de su sexualidad. Por ejemplo si una chica lleva un condón se la suele considerar “mujer fácil”. • Algunos patrones culturales del machismo estimulan a los hombres a demostrar su virilidad teniendo relaciones sexuales con varias mujeres. Lo que conlleva a la infidelidad y al consiguiente riesgo para sí y para sus esposas y parejas. • La penetración en los comportamientos homosexuales y bisexuales del hombre también consolida la imagen de ser “macho”. “El
 comportamiento
 sexual
 de
 los
 varones
 es
 uno
 de
 los
 mayores
 conductores
 de
 la
 pandemia”

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Factores religiosos Se pueden identificar factores que desde las comunidades basadas en la fe, coadyuvan a la expansión y crecimiento de la pandemia, que tienen que ver con asuntos doctrinales y de interpretación teológica. • Uno de los ámbitos en la construcción de las desigualdades de género es la lectura desde la óptica del varón, que se ha hecho de la Biblia. A lo largo de esta, al decir de la Rvda. Judith Van Osdol: “Las
mujeres
han
sido
invisibilizadas,
menospreciadas
y
silenciadas,
pasando
siempre
 a
un
plano
secundario,
de
inferioridad
o
de
sumisión
al
varón”.
 • Esta misma invisibilización, se ha repetido en relación a la pandemia del VIH y el Sida. Es prácticamente a los 20 años del inicio de la pandemia, donde se reconoce la afectación de la mujer y se identifican los problemas de género como factores de propagación del VIH. • La iglesia sigue los patrones patriarcales, de manera que los roles de las mujeres dentro de la misma son una extensión de los del hogar y la sociedad en general, “dándoles” protagonismo en el cuidado y educación de la niñez, arreglo del templo, preparación de comida, recaudación de fondos, etc., sin ejercicio de decisión sobre los mismos, en vez de compartir estos deberes con los varones. • Se niega a las mujeres una ciudadanía plena en los procesos políticos y económicos, o el desarrollo en el liderazgo, ministerio y proclamación en las comunidades de fe, por lo que se hace cómplice de la sacralización de la violencia cultural e institucional hacia las mujeres y su marginalización dentro de las iglesias y por ende, de la sociedad. • Parte de la dificultad en el tratamiento del VIH y el Sida es la misma ambigüedad, dualidad y culpabilidad con la cual la iglesia históricamente ha tratado el tema de la sexualidad, en particular relacionado con las mujeres. • Es también paradójico que en la mayoría de las iglesias en América Latina y el Caribe la mayor membresía tienen las mujeres, sin embargo, el liderazgo mayoritariamente es masculino.

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UNIDAD 5: Control de la Fecundidad

“Sería
 uno
 de
 los
 más
 grandes
 triunfos
 de
 la
 Humanidad
 el
 hacer
 posible
 elevar
 la
 responsabilidad
del
acto
de
la
reproducción
al
nivel
de
una
acción
voluntaria
e
intencional”



































 Sigmund
Freud,
1898

Actualmente el concepto de planificación familiar ha tomado gran relevancia, pues cada vez más se intenta tener un mayor control en la demografía dentro de un país determinado, esfuerzo orientado a superar el círculo de la pobreza y elevar los estándares de vida y educación de la población. Por esto, los programas de planificación familiar han ido tomando más fuerza, y asimismo volviéndose más completos y sofisticados. Básicamente estos programas consisten en otorgarles a las parejas un conjunto de actividades y procedimientos que contengan información, educación y métodos para regular la fecundidad, para que éstos sean capaces de definir correctamente su planificación. Los programas de planificación familiar, o control de la natalidad, además de traer beneficios a una pareja comprometida, trae consigo importantes aspectos positivos para la sociedad. En primer lugar incentivan que las mujeres den a luz durante los mejores años de salud, y además se reducen los abortos con métodos para regular la fecundidad, naturales o de otro tipo, por causa de embarazos no deseados. En segundo lugar se prevén de prácticas sexuales no adecuadas que podrían ser la causa de enfermedades como el SIDA. También el crecimiento de la población se vuelve más lento y controlable, lo que implicaría menos gastos de recursos para el medio ambiente. Consecuente con esto, un país, cuyo crecimiento demográfico es más pausado, puede aspirar de una manera más eficiente al desarrollo. Si bien desde la pubertad está presente la posibilidad de procrear, el cuerpo no está lo suficientemente maduro para que se produzca la gestación en las mejores condiciones, de ahí el gran número de complicaciones que se producen en embarazos en adolescentes. Lo mismo ocurre en el plano emocional y psicológico. Desde el punto de vista del ciclo vital, la adolescencia precisamente se caracteriza por ser una época de transición y cambios, lo cual trae inestabilidad emocional y sicológica. Los futuros padre y madre deben estar preparados para poder ofrecer a su hijo condiciones de seguridad, afecto y responsabilidad, para un crecimiento y desarrollo funcionales. Si padres y madres no están emocionalmente maduros, ¿qué pueden ofrecer a sus hijos/as? En el plano social, es decir en lo referente a relaciones interpersonales, ocurre lo mismo. La pareja antes de tener hijos/as, debe haber consolidado y madurado su relación, tener una buena comunicación, estar claros sobre las metas de sus vidas como personas y como pareja. Procrear, si no existe una relación consolidada y madura de pareja, es traer al mundo un hijo a un campo de batalla. De ahí el ejemplo del gran número de divorcios en adolescentes y los problemas que acarrea éste para los hijos/as. Las condiciones socioeconómicas que se viven en la actualidad, también deben hacernos reflexionar, sobre lo que implica traer al mundo un hijo/a. Entonces debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Estamos en capacidad económica para criar a nuestro hijo/a? ¿Podemos ofrecerle la alimentación, la vivienda, los cuidados de salud y la educación adecuada?

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Por otro lado, la problemática de la población en el ámbito mundial debe hacernos meditar seriamente sobre las implicaciones del manejo no consciente de la salud reproductiva. El Fondo de Población de las Naciones Unidas a través de algunos datos y cifras nos muestran las graves implicaciones que tendremos que vivir en un futuro no muy lejano si no tomamos conciencia de la gravedad del asunto de la superpoblación, por ejemplo: Nacen
cinco
personas
cada
segundo.
 432.000
por
día.
 155
millones
por
año.
 En
1960
había
tres
mil
millones
de
habitantes
en
la
tierra,
hoy
existen
siete
mil
millones.

También la ONU ha realizado varios estudios prospectivos de la población y una de estas proyecciones sostiene que para el año 2050 la población mundial será de 10.000 millones de habitantes. La pregunta es: ¿Cuántos habitantes podrá sostener la Tierra con los recursos disponibles y la forma en que se explotan y administran? La complejidad de las circunstancias que vivimos hoy en día hace necesario que las parejas conozcan y tengan conciencia clara de lo que significa traer un nuevo ser al mundo. Más allá del debate del significado de la aplicación de políticas de control poblacional por parte de las grandes potencias hacia países del Tercer Mundo, creemos que todas las parejas están en el derecho y en el deber de conocer y tener acceso a los medios que nos permitan ejercer una paternidad y maternidad responsables, al decidir el número de hijos/as y cuándo quieren tenerlos. Todos estos argumentos relacionados con las implicaciones sociales, económicas y personales de la reproducción, nos deben hacer meditar profundamente en que la multiplicación de la familia tiene que ser un acto consciente y deseado: El
primer
derecho
de
un
niño
o
niña
es
nacer
siendo
deseado/a.
 Un
hijo
o
hija
esperado/da
es
alegría
para
la
familia
y
la
sociedad.
 Un
hijo/a
no
esperado/a
puede
ser
una
carga
y
motivo
de
conflictos.

Con base en el Programa de Acción de la CIPD de 1994, el enfoque del programa para la planificación familiar se basa en brindar a las parejas y a los individuos los recursos necesarios para que puedan lograr sus aspiraciones reproductivas y ejercer su derecho a tener el número de hijos que desean. Algunos países de la región muestran un gran avance en la prevención con el uso de anticonceptivos y en la reducción de necesidades insatisfechas y también han logrado disminuir las desigualdades de acceso a la salud reproductiva (SR). Pero otros países continúan enfrentando dificultades para eliminar las barreras que obstaculizan que, especialmente los adolescentes, las poblaciones indígenas y las mujeres en edad reproductiva que viven en zonas rurales, hagan valer sus derechos reproductivos. Los programas de planificación familiar en la región están siendo víctimas de su propio éxito. Al ser efectivos y mostrar grandes logros, cada vez reciben menos apoyo político y financiero por no considerarse ya prioritarios. Por su parte, las organizaciones no gubernamentales (ONGs) están disminuyendo su actividad como proveedoras de anticonceptivos - probablemente porque ellas también están recibiendo menos recursos - aun cuando son quienes pueden tener un mejor acercamiento a las poblaciones antes mencionadas. Así, la mayor parte de la demanda de planificación familiar está siendo

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atendida por los servicios públicos, pero la actual crisis económica y el retiro de algunos donantes bilaterales y agencias de cooperación ponen en riesgo su futura sustentabilidad. La asistencia brindada por UNFPA se centra en la necesidad urgente de reposicionar los programas de planificación familiar como componente integral de los servicios de salud sexual y reproductiva, así como en garantizar el abastecimiento constante de los insumos requeridos en estos servicios. Factores que influyen sobre la fecundidad La fecundidad –el número de hijos que tiene una mujer– no es meramente un patrón de medida que posibilita pronosticar el crecimiento o la disminución de la población. También puede medir la calidad de la vida de las mujeres, tengan o no hijos, tengan pocos o muchos hijos. Con este indicador del tamaño de las familias, de la población de los países o de la población mundial, están vinculados otros aspectos, entre ellos la salud, la educación, las oportunidades económicas, la igualdad, y el derecho de toda mujer a decidir acerca del momento de tener hijos y el espaciamiento entre ellos, libre de toda coacción por parte de su compañero, su familia, su comunidad a raíz de las políticas de su país. En los países más desarrollados, la tasa media de fecundidad es de aproximadamente 1,7, nivel inferior al de reemplazo, de 2,1 hijos. En los países menos adelantados, la tasa es aproximadamente 4,2 y en África al sur del Sahara, 4,8. Pero a escala mundial, las tasas de fecundidad han estado disminuyendo gradualmente desde mediados del siglo pasado. En cada región - y en cada país - reina un peculiar conjunto de circunstancias que influyen sobre la cantidad de hijos que tiene una mujer. Las pruebas objetivas indican que hasta el momento, las reducciones en las tasas de fecundidad han ido acompañadas de una aceleración del crecimiento económico y una reducción de la pobreza, “Además, las reducciones en la fecundidad se han logrado gracias a las mejoras en la salud reproductiva, la salud infantil y la educación, y también debido a la ampliación de los medios de acción de la mujer. En un país tras otro, padres y madres han decidido tener menor cantidad de hijos a fin de proporcionarles mejores oportunidades”. Paternidad y Maternidad responsables Estos son dos conceptos fundamentales en el tema de Derechos y Salud Sexual y Reproductiva. Es esencial que los varones estén involucrados, de manera responsable y libre, en todos los procesos reproductivos, participen en la decisión de tener o no hijos/as y compartan las vivencias del embarazo y el parto con la mujer. Además, deben ser conscientes de asumir la responsabilidad afectiva y económica de la crianza, y participar activamente en el cuidado de los niños y las niñas. El padre juega un rol fundamental en la socialización adecuada de los hijos y las hijas. Complementariamente, la maternidad responsable es aquella que llega de forma voluntaria, planeada y en el mejor momento de la vida física, emocional, económica y social. Y que complementa la vida de un estado de goce y plenitud. Para que ambas, la paternidad y la maternidad responsables, sean posibles, la pareja (hombre y mujer) deben tener una relación democrática, equitativa, con capacidad de negociar equitativamente sus comportamientos sexuales y que se consideren a sí mismos como hijos e hijas sujetos de derechos. Asumir los roles de padre y de madre

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significa satisfacer las necesidades biológicas (alimentación, salud e higiene), las emocionales (afecto, protección, seguridad, respeto como persona) y las sociales (educación, comunicación, recreación) de los hijos o hijas que decidan procrear. Estrategias para el control adecuado de la salud reproductiva Creemos muy importante compartir al menos tres criterios que la pareja debe tomar en cuenta para mantener una salud reproductiva adecuada. 1. Inicio de la reproducción en edad adecuada La edad reproductiva de la mujer dura más o menos 30 años, pues se inicia prácticamente con la primera menstruación, es decir entre los 10 y 14 años, y se extiende hasta la menopausia, es decir cuando las reglas se suspenden, esto es entre los 40 y 50 años de edad. Generalmente la vida sexual activa del hombre y la mujer se inicia antes de acabar la adolescencia, sin embargo, esto no necesariamente significa que al mismo tiempo debe iniciarse la reproducción. La edad más adecuada para la reproducción para la mujer, está comprendida entre los 20 y 30 años de edad, puesto que es la época en la que la mujer se encuentra en sus mejores condiciones físicas, y emocionales. Esto, influye directamente en el bienestar propio, de su pareja y de sus hijos/as. Lo mismo ocurre con el hombre, en quien este período de la vida significa el “aterrizaje” desde la adolescencia, y en el que alcanza mayor responsabilidad y estabilidad emocional. 2. Espacio de tiempo adecuado entre los embarazos Los embarazos muy seguidos y frecuentes, deterioran sobre todo físicamente a las mujeres ya que su organismo no termina de reponerse en el aspecto nutricional, físico y emocional que significa criar un niño/a cuando sobreviene un nuevo embarazo. Si hay que cuidar dos niños pequeños a la vez, la calidad de la atención y el cuidado puede ir en perjuicio de los dos hijos/as. Por esto, se que recomienda un tiempo mínimo de tres años entre embarazos, tiempo en el cual la madre se ha recuperado, y el niño ha recibido una atención dedicada y adecuada. El cuidado y la atención en los tres primeros años de vida son muy importantes para su desarrollo posterior. 3. Finalización de los embarazos a una edad temprana Los riesgos que corren una madre y el niño/a durante el embarazo y el puerperio, aumentan notablemente con la edad. Mientras más tardía es ésta, mayor es el riesgo. También la incidencia de malformaciones congénitas en los niños/as también es mayor en embarazos tardíos. Desde el punto de vista médico es recomendable que la pareja complete la familia, antes de los 35 años. Métodos para regular la fecundidad El término "anticoncepción", ha tenido una connotación negativa, ya que se asocia a una posición contra la concepción. En este trabajo nos referiremos a los llamados "métodos anticonceptivos", más bien como "métodos para regular la fecundidad". Se definen como todas aquellas acciones dirigidas a poder disfrutar de la función erótica sexual,

51


ejerciendo control voluntario y responsable sobre la función reproductiva, al servicio o no, de un plan de construcción de vida familiar (Romero 2001). Los métodos para regular la fecundidad, son todas aquellas estrategias, dispositivos, sustancias químicas y procedimientos quirúrgicos, que se utilizan para evitar el embarazo, sea éste en forma temporal o definitiva. Existen diferentes maneras de clasificar los métodos para regular la fecundidad, sin embargo, la clasificación más aceptada es la que se refiere a la duración de su efecto, y pueden ser: •
Definitivos.
Son
métodos
que
luego
de
aplicados
evitan
permanentemente
la
posibilidad
de
 embarazo.
 •
 Temporales.
 Son
 métodos
 cuyo
 efecto
 dura
 mientras
 se
 están
 empleando,
 es
 decir
 
 
 que
 cuando
la
pareja
o
la
mujer
dejan
de
usarlos
puede
producirse
el
embarazo.

a. Métodos permanentes o definitivos para regular la fecundidad También conocida como esterilización. Con este método se pierde totalmente la capacidad de procrear, tanto para el hombre como para la mujer. Esterilización femenina. Este método consiste en interrumpir el paso del óvulo desde el ovario hacia el útero a través de las Trompas de Falopio. Esto se realiza por medio de una pequeña cirugía en la que se cortan las trompas y se atan los extremos de modo que se impide el paso de los óvulos a su encuentro con los espermatozoides. Este método, conocido como salpinguectomía, o comúnmente como “ligadura”, no afecta la salud de la mujer, ni en su carácter ni en su vida sexual. Entre otros motivos se indica este procedimiento en caso de enfermedades que con el embarazo pueden agravarse y poner en peligro la vida de la madre o en mujeres con problemas psiquiátricos. Esterilización masculina o Vasectomía. Este método consiste en impedir la salida de los espermatozoides desde los testículos hacia el exterior en el momento de la eyaculación. Esto se realiza a través del corte de los dos conductos deferentes en el trayecto más superficial de éstos a nivel del escroto, y se atan los extremos. Las personas que se someten a este tipo de intervención mantienen una vida sexual normal, con la única diferencia de que su semen no contiene espermatozoides, y por lo tanto no pueden procrear. La producción de hormonas por parte de los testículos se mantiene normal. b. Métodos temporales o reversibles para regular la fecundidad Estos tiene efecto mientras se aplica el método; el momento en que la persona o la pareja dejan de utilizarlo, la mujer puede volver a concebir. Los podemos clasificar de acuerdo a su mecanismo de acción. Así tenemos: 1. Métodos naturales Tienen como principio el conocer cuáles son los períodos fértiles en la mujer, en relación con la ovulación, y consisten en restringir las relaciones sexuales al período infértil.  Continencia periódica de Ogino-Knaus o ritmo del calendario  Control de la ovulación con la temperatura basal  Método de Billings o del moco cervical  MELA: Método de la lactancia-amenorrea

52


2. Procedimientos químicos  Uso de substancias espermicida 3. Procedimientos de barrera  Preservativo o condón, masculino y femenino.  Diafragmas vaginales  Capuchones cervicales 4. Procedimientos mecánicos intrauterinos  Dispositivos intrauterinos (DIU o esterilet) 5. Administración de hormonas  Anticonceptivos orales combinados de dosis baja  Anticonceptivos inyectables (DMPA)  Anticonceptivos Orales solo Progestágeno  Implantes de Norplant  Anillos vaginales  Anticoncepción de emergencia ¿Cómo seleccionar un método para regular la fecundidad? El deseo de mantener relaciones sexuales, sin que esto necesariamente signifique concebir un nuevo ser, es un derecho y una prerrogativa inalienable de la persona y de la pareja. Ha sido una preocupación y un hecho tan antiguo como la humanidad. La efectividad de los métodos para regular la fecundidad ha sido una preocupación permanente de investigadores, fabricantes, gobiernos y organismos internacionales. En este aspecto se han realizado muchos estudios e investigaciones, por lo que hoy contamos con buenos elementos para valorar la efectividad de cada uno de los métodos y poder recomendar los más adecuados, según el caso. Un componente importante en la efectividad de los métodos para regular la fecundidad tiene mucho que ver con factores sociales, educativos, económicos, culturales y hasta religiosos de la mujer y de la pareja, por lo que debemos tomarlos en cuenta para la recomendación de los mismos. En este aspecto cabe recalcar la importancia de que la pareja que desea planificar su familia debe acudir a un profesional que pueda ofrecer toda la información necesaria sobre los diferentes métodos, así como las ventajas y desventajas que presentan éstos y la recomendación adecuada al caso particular de la pareja o la persona.

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UNIDAD 6. El aborto Datos y cifras El tema del aborto es también uno de los temas más controvertidos desde los enfoques legales, religiosos, sociales, de salud pública de nuestro tiempo y uno de los grandes problemas relacionados con los derechos, la salud sexual y la salud reproductiva. Más allá de toda controversia, el aborto es una dura realidad en América Latina, el Caribe y en el mundo entero. América Latina ostenta el más alto índice de abortos en el mundo. El
panorama
de
la
situación
del
aborto
en
América
Latina
y
El
Caribe
es
un
tema
sumamente
 relevante.
 En
 los
 países
 donde
 la
 legislación
 es
 restrictiva,
 los
 abortos
 se
 practican
 en
 condiciones
 de
 alto
 riesgo
 para
 las
 mujeres.
 Su
 práctica
 es
 evidentemente
 un
 problema
 de
 salud
 pública,
 pero
 tras
 esta
 conclusión
 lo
 que
 subyace
 son
 condiciones
 de
 desigualdad
 económica,
 social,
 étnica
 y
 de
 género,
 y
 sobre
 todo,
 las
 carencias
 en
 la
 reivindicación
 y
 cumplimiento
de
los
derechos
sexuales
y
reproductivos.

En efecto, dichas condiciones se reflejan en el acceso diferencial a los servicios de salud imperantes en la casi totalidad de los países de la región, pues muchas veces sólo las mujeres con mejor situación económica pueden pagar un aborto seguro, mientras que las demás suelen realizarlo de manera insegura, lo que trae consigo consecuencias nefastas a nivel individual, de la familia y en diferentes ámbitos de la sociedad. Se estima que 3.700.000 abortos en condiciones de alto riesgo tienen lugar cada año en América Latina y El Caribe, región en la cual se observa precisamente las tasas y razones de abortos inducidos más elevadas: Niveles de aborto riesgoso alrededor del año 2000, según diversos indicadores. (OMS 2004)

Número
 anual
 de
 Abortos
 por
 cada
 Abortos
por
cada
1000
 abortos

 100
Nacidos
vivos
 mujeres
de
15‐44
años
 
 
 
 Países
 500.000
 4
 2
 desarrollados
 18.500.000
 15
 16
 Países
 en
 desarrollo
 3.700.000
 32
 29
 América
Latina
 100.000
 15
 12
 Caribe
 700.000
 20
 21
 Centroamérica






















 2.900.000
 39
 34
 Sudamérica
 4.200.000
 14
 24
 África

 10.500.000
 14
 13
 Asia

 500.000
 7
 3
 Europa
 41.600.000

Qué es el aborto? El aborto es la interrupción del embarazo antes de que el feto se encuentre en condiciones para vivir en forma independiente de su madre, esto es antes de las 22 semanas de gestación o menos de 500gr de peso. El aborto puede ser espontáneo o inducido.

54


Se considera espontáneo cuando ocurre por causas orgánicas funcionales, por ciertas anomalías del feto o enfermedades de la madre y sin que medie una causa intencional para ello. El aborto espontáneo es la complicación más frecuente del embarazo y ocurre entre el 10 al 15% de las gestaciones. El aborto es inducido o provocado cuando se realiza intencionalmente. El
 aborto
 inducido
 es
 un
 tema
 de
 estudio
 muy
 importante
 y
 de
 amplio
 debate
 en
 la
 región.
 Sus
 adversas
consecuencias
sanitarias
y
sociales
obedecen
en
gran
medida
al
marco
legal
restrictivo
que
 regula
su
práctica,
a
consideraciones
morales
y
religiosas
socialmente
construidas
y
a
la
ausencia
de
 una
cultura
preventiva,
de
derechos
y
de
igualdad.

Esta intención puede ser: a. Con criterio médico o terapéutico o legal. Ej. Para salvar la vida de la madre. b. Con el propósito deliberado de interrumpir el embarazo. Los medios que se utilizan para realizar el aborto pueden ser mecánicos o químicos. Entre los métodos mecánicos tenemos: El legrado o curetaje. La introducción de sondas u otros objetos en la cavidad uterina, para provocar contracciones uterinas e inducir el aborto. La succión del feto mediante un aspirador. Entre los métodos químicos tenemos la utilización de medicamentos, hormonas u otras substancias que provocan la muerte del feto o contracciones uterinas. • • • •

El
aborto
provocado
es
una
práctica
muy
frecuente
en
todos
los
niveles
socioeconómicos
en
 el
mundo
entero.

 Los
embarazos
no
deseados
resultan
en
más
de
40
millones
de
abortos
cada
año
con
más
de
 35
mil
muertes
por
complicaciones.

 Estas
cifras
superan
las
de
las
muertes
provocadas
por
guerras
y
desastres
naturales
en
todo
 el
mundo.

 En
América
Latina
uno
de
cada
tres
embarazos
termina
en
aborto
provocado,
con
alto
riesgo
 de
pérdida
de
la
vida
de
la
madre.

Desde el punto de vista jurídico y dependiendo del país, existen algunas posiciones legislativas respecto al aborto: a. Prohibitivas. Aborto prohibido absolutamente, sin excepción. b. Restrictivas. Sólo se autoriza su práctica con el fin de salvar la vida de la madre en riesgo de muerte. c. Liberales. Se acepta el aborto por razones de riesgo en la salud física o mental de la mujer, por razones socioeconómicas y malformaciones fetales. d. Permisivas. No se prohíbe el aborto, salvo en estado avanzado de embarazo. Exige que se efectúe en un hospital y por un médico.

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Posibles consecuencias del aborto inducido en condiciones de inseguridad Independientemente del motivo en cada caso de aborto sus consecuencias posteriores pueden ser muy difíciles, y pueden afectar la persona de una manera integral es decir afectando sus dimensiones física, intelectual, emocional, social y espiritual. •
Daños
ginecológicos
permanentes
(esterilidad)
 •
Infecciones
localizadas
o
generalizadas
 •
Muerte
 •
Sentimiento
de
culpa
y
vergüenza
 •
Cuadros
de
histeria,
angustia,
neurosis
 •
Períodos
depresivos
crónicos
recurrentes
 •
Ideas
suicidas/Actos
suicidas
 •
Aislamiento
voluntario
 •
Dificultad
en
el
ajuste
sexual
satisfactorio
en
pareja
 •
Deterioro
paulatino
de
la
relación
de
pareja
 •
Divorcio
 •
Rechazo
de
algunos
de
sus
grupos
sociales
 •
Pérdida
de
valores
y
principios

Para los creyentes y las OBFs, este es uno de los temas más polémicos. No podemos estar de acuerdo con el aborto como método para regular la fecundidad, sin embargo, debemos considerarlo en casos especiales como; malformaciones congénitas o la amenaza de salud para la madre. También, creemos importante reflexionar un poco más allá del acto mismo. Muchas veces miramos el acto del aborto, como un acto de pecado personal, como un acto que responsabiliza a la persona que decide realizarse y del que lo practica, sin lugar a ninguna discusión. La problemática del aborto pertenece tanto a la esfera subjetiva y privada de las personas (vida íntima, relaciones de pareja, familia, etc.) como a la esfera pública; (es decir que al menos hay dos responsables). Por tanto, la práctica del aborto se entreteje en el quehacer de instituciones del Estado, en el ámbito de las instancias legales, judiciales, sanitarias y educativas y, en particular en las encargadas del diseño e implementación de las políticas en materia de salud y población. La pobreza, la falta de educación, la falta de trabajo, la falta de servicios de salud, la falta de métodos para regular la fecundidad, la falta de leyes y políticas que provean medios para una salud sexual y reproductiva eficiente, son las responsabilidades que podemos añadir también a nuestra lista. Mientras no cambie la situación socio-económica y educativa, las responsabilidades sociales de los gobiernos y las sociedades, mientras los derechos sexuales y reproductivos no se reconozcan ni se cumplan, el aborto no desaparecerá y la realidad es que por todas estas condiciones el aborto está ahí. Lo contradictorio también es que a pesar de que existen leyes que penalizan el aborto, tampoco se ha logrado que disminuya, peor aun que desaparezca.

56


Tampoco la posición de algunas OBFs y de grupos que están en contra del aborto, ha sido una solución para tal problema. A pesar de toda la condenación que se predica, las estadísticas tampoco cambian. En países que se ha logrado una disminución de las estadísticas de aborto, ha sido la despenalización, el abordaje directo del tema, y el acceso a servicios integrales, que implican educación, acompañamiento y servicios integrales de salud, es decir el cumplimiento de una ciudadanía de los derechos sexuales y reproductivos.

57


UNIDAD 7. Adolescencia y embarazo Datos y cifras El embarazo en la adolescencia es la principal causa de muerte en las mujeres que tienen edades comprendidas entre 15 y 19 años. De acuerdo a los estudios y análisis de UNICEF, cada año 15 millones de adolescentes dan a luz en el mundo. La cifra representó poco más del 10% del total de los nacimientos. En muchos países, los adolescentes llegan a representar del 20 al 25% de su población. La Organización Panamericana de la Salud, señala que el dato más preocupante es que la mortalidad de la madre y su hijo se cuadruplica cuando la mujer tiene menos de 16 años, debido a un aumento de hasta el 40% en el riesgo de desarrollar anemia y sufrir hemorragias e infecciones intrauterinas después del parto, en comparación con las jóvenes entre 20 y 24 años. En la región de América Latina y el Caribe, existen diferencias notables. El país que presenta mayor porcentaje de adolescentes embarazadas, y que ostenta ser el segundo país en el mundo, es Nicaragua, con 148 mil, seguido de Guatemala, mientras que el menor es de Barbados, con 60 por cada mil. En
 América
 Latina
 y
 el
 Caribe,
 el
 país
 con
 mayor
 tasa
 embarazos
 en
 adolescentes
 es

 Nicaragua,
quien
además
ostenta
el
segundo
lugar
en
el
mundo.

Las tasas de natalidad son más elevadas para las adolescentes que viven en las zonas rurales. En un estudio de nueve países de América Latina y el Caribe se observó que entre 40 y 60 por ciento de las mujeres rurales habían tenido su primer hijo antes de los 20 años, por comparación con 25 a 36 por ciento de las mujeres urbanas. Según la OMS, el embarazo en la adolescencia presenta las siguientes características: • Estado civil: El 70-80% de las madres adolescentes son solteras. • Nivel de vida: En los estudios reportados la mayoría de las madres adolescentes son de escasos recursos. • Educación sexual: En general no poseen información adecuada sobre la sexualidad y los métodos anticonceptivos. Además cada vez es más temprana la edad de la primera regla, lo cual coincide con el inicio precoz de las relaciones sexuales. En general la adolescente tiene relaciones esporádicas y no planificadas. • Hábitos: tabaquismo abuso de alcohol o drogas. • Inestabilidad emocional, por su propia inmadurez. • Falta de apoyo por parte de la familia o pareja. Estas características explican que el 95% de estos embarazos no son deseados y la alta incidencia de abortos inducidos. En América Latina, las madres adolescentes tienen siete veces más probabilidades de ser pobres que las madres de mayor edad, cuanto más pobre es el país, más elevado es el nivel de procreación prematura, en Sur América y México los resultados se muestran en la siguiente tabla:

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PAÍSES

Nacimientos

15‐19
años

%
del
total

ARGENTINA

726.000

99.
000

13,6

BOLIVIA

256.
000

36.
000

14,1

3.492.
000

629.
000

18,0

CHILE

285.
000

29.
000

10,2

COLOMBIA

975.
000

165.
000

16,9

ECUADOR

296.
000

43.
000

14,5

2.299.
000

334.
000

14,5

PARAGUAY

172.
000

23.
000

13,4

PERÚ

628.
000

73.
000

11,6

URUGUAY

57.
000

9.
000

15,8

VENEZUELA

581.
000

119.
000

20,5

9.767.
000

1.559.
000

16,0

BRASIL

MÉXICO

Tales cifras no dan cuenta de la real magnitud del embarazo en las niñas, puesto que consideran solo los partos de los jóvenes entre 15 y 19 años. El Centro Latinoamericano de Demografía estima que el porcentaje de nacimientos de madres adolescentes es más bien cercano al 20 por ciento, mientras que otros organismos, como la UNICEF y el UNIFEN, lo establecen entre 15 y 26 por ciento. Abuso sexual en adolescentes Un volumen nada despreciable de embarazos en adolescentes es producto de violación. Bajo la denominación de abuso sexual se incluyen: abuso deshonesto, el coito forzado y, en algunos países el coito entre un adulto y una menor de 12 años. Por lo general la coerción es psicológica o engañosa. En este tema se incluye también el abuso físico psicológico, denominado maltrato infanto - juvenil. Los informes policiales y forenses de Chile, Honduras, Nicaragua y Ecuador, aseguran que, entre el 59 y 69% de las violaciones y entre el 43 y 93% de los abusos deshonestos, ocurren en menores de 20 años. Las encuestas escolares en Chile, Costa Rica y Panamá se encontró que, entre el 6,1 y 40% de las adolescentes entre 16 y 19 años, sufrieron al menos un abuso sexual. En Estados Unidos en 1987, las encuestas informan que los coitos forzados llegan al 74% en menores de 14 años y al 60% entre 15 y 19 años, del total reportado. Otras encuestas escolares en Estados Unidos entre 1995 y 1997 informan que, entre 10 y 40% reportan abusos sexuales entre mujeres y entre 4 y 30% en varones. En Canadá, una encuesta escolar en 1996, informa un 23% de abusos sexuales en mujeres y otro, en 1994, informa un 54% de abusos sexuales en menores de 18 años. En Estados Unidos en 1998 se comprobó que, entre el 18 y 60% de los embarazos en adolescentes, fueron producidos por violación. En Chile, en la misma época, un 12% de los embarazos en adolescentes eran por violación, con un 99% de embarazos y niños no

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deseados. En el mismo año, en Costa Rica, el 14% de los embarazos en menores de 14 años, eran producto de violaciones. En Francia, en 1998, una encuesta escolar encontró un 9% de violaciones en mujeres y un 6% en varones, entre el 8º y 12º año de escolaridad. En Inglaterra, en el mismo año, se reportó un 59% de abuso sexual en mujeres y un 27% en varones. Los factores asociados revelan que un 55% de las violaciones de adolescentes son intrafamiliares (padre, padrastro, otros parientes y conocidos de la familia). Un estudio de casos y controles en Chile en 1998, entre embarazadas adolescentes por violación y no violadas, demostró significativas diferencias en las siguientes variables: ser adolescentes menores, de bajo nivel socioeconómico, estudiantes, parejas mayores de 30 años, actitudes negativas al embarazo y al niño, malas relaciones con los padres, mayor morbilidad en embarazo y parto, APGAR bajo del RN, menor aceptación de anticoncepción, 2,5 veces más mortalidad del niño a los 5 años. Otro estudio comparativo entre adolescentes embarazadas por violación intrafamiliar y extra familiar, demostró diferencias significativas en los casos de violación intrafamiliar en las siguientes variables: ser adolescentes más jóvenes y con madres más jóvenes, antecedentes de maltrato físico, presencia de padrastro o conviviente y alcoholismo en padre. Sexualidad y adolescencia La actividad sexual de los/as adolescentes va en aumento en todo el mundo, incrementando la incidencia de embarazos en mujeres menores de 20 años. La sexualidad adolescente más que una dimensión armónica en su vida, es una fuente de culpabilidad, miedo y angustia. Numerosos/as jóvenes quedan marcadas/os por sus primeras experiencias sexuales traumáticas o insatisfactorias. Los y las adolescente se enfrenta a una serie de retos en esta etapa de su vida. Esto hace que aparezcan ciertos miedos y ansiedades. El psicólogo Félix López lo resume en este cuadro: “Desde
 el
 punto
 de
 vista
 orgánico
 existe
 una
 inmadurez
 biológica,
 ya
 que
 la
 pubertad,
 y
 el
 poder
 quedarse
 embarazada
 no
 es
 lo
 mismo
 que
 la
 nubilidad*,
 poder
 tener
 niños/as
 sanos/as
sin
peligro
para
la
madre,
y
esta
última
comienza
cinco
años
después
de
la
primera
 regla.
 Existen
 riesgos
 para
 la
 salud
 física
 y
 psíquica
 tanto
 de
 la
 madre
 como
 del
 hijo/a.
 Enfrentarse
 a
 un
 embarazo
 conlleva
 a:
 sentimientos
 de
 culpabilidad,
 ansiedad,
 baja
 autoestima,
 depresión.
 Además
 reciben
 el
 rechazo
 de
 la
 familia
 y
 abandonan
 la
 escuela
 y
 pierden
las
amistades”. *(Nubilidad:
Estar
listo
o
maduro
para
casarse).

El hijo/a por lo tanto no es solamente un producto biológico, sino que tiene implicaciones afectivas, emocionales, sociales y espirituales, y significados al presente y también hacia el futuro, a nivel trascendente. Siendo la reproducción humana una experiencia tan profunda y compleja, requiere de principios y condiciones que aseguren su permanencia, su vitalidad. La adolescencia es una etapa de integración y elaboración de experiencias vividas, en el cual se inicia la transformación corporal hacia la madurez física y ocurren una serie de cambios a nivel intelectual, emocional y social.

60


La
OMS
la
define
como
el
periodo
de
la
vida
en
el
cual
la
persona
adquiere
la
capacidad
de
 reproducirse,
 transita
 de
 los
 patrones
 sicológicos
 de
 la
 niñez
 a
 la
 adultez
 y
 consolida
 su
 independencia
económica.

La clasifica además en adolescencia temprana: Entre los 10 y los 14 años. Ocurren la mayoría de los cambios biológicos. Adolescencia media: Entre los 15 y los 17 años, Predomina la interrelación sicológica. Adolescencia tardía: Entre los 18 y los 21 años. Predomina la interrelación social. Si bien desde la temprana adolescencia, específicamente a partir de la pubertad, la niña puede embarazarse porque sus ovarios maduran óvulos aptos para ser fecundados, y el muchacho puede fecundar porque sus testículos producen ya espermatozoides, no es el mejor momento para la procreación, precisamente porque la adolescencia es un período de desarrollo y maduración integral de las personas. Podrán ejercer la maternidad y paternidad de una manera sana y responsable solamente cuando el proceso haya concluido de manera completa, esto es en la época adulta joven. Riesgos del embarazo en la adolescencia Cuando durante la adolescencia ocurre un embarazo, se dice que tal embarazo es de “alto riesgo”. Veamos los riesgos que se encuentran implicados en dicha situación. Riesgos físicos.- En una adolescente embarazada la posibilidad de aborto es alta, así como de nacimiento prematuro, de anemia tanto para la madre como para el feto. La incidencia de peso bajo al nacimiento de los niños/as es notablemente mayor que en el caso de madres de 20 años en adelante. El parto en adolescentes presenta más dificultades y también aumentan las complicaciones post-parto; de hecho, la mortalidad materno-infantil aumenta por complicaciones relacionadas con el parto. Todo esto porque el cuerpo de la adolescente, al no estar totalmente maduro, no está apto para cumplir adecuadamente las funciones correspondientes al embarazo y al parto. Se observa que el riesgo de presentar complicaciones está en relación con la edad materna, siendo mayor si la edad de la mujer embarazada es menor de 15 años (en la adolescencia temprana). Riesgos sicológicos.- La adolescencia es el periodo en el que se construye la identidad sexual o identidad de género, es una experiencia que demanda mucha atención y energía emocional de parte del y la adolescente. Al ocurrir un embarazo en esta etapa de la vida, la adolescencia se interrumpe súbitamente, pues adolescentes (hombres y mujeres) no puede vivir simultáneamente de manera adecuada dos experiencias tan importantes. Adolescencia,
maternidad
y
paternidad,
no
son
compatibles.
 Riesgos sociales.- La adolescencia es el tiempo de la socialización, cuando la amistad es percibida por él y la adolescente con un significado diferente al de la infancia. Un embarazo viene a frustrar este proceso que en la mayoría de los/as adolescentes está lleno de ilusiones y optimismo. Interrumpe o distorsiona el acercamiento hacia el otro sexo que es parte del proceso de aprendizaje hasta encontrar y seleccionar la pareja definitiva. En muchas ocasiones, los/as adolescentes deciden en medio de la confusión hacer pareja de una manera “formal”. Aunque esto suceda, el proceso queda

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interrumpido puesto que las decisiones tomadas son forzadas por las circunstancias, el resultado de estas decisiones generalmente son las separaciones o los divorcios. A todo esto se añaden los conflictos familiares, los relacionados con los estudios y todo lo que involucra el pertenecer a una sociedad que estigmatiza y descalifica los embarazos prematuros y a las madres solteras, lo cual favorece la creación de un clima totalmente adverso para la madre y el niño/a, experiencia que sin duda tendrá sus repercusiones por largo tiempo. Generalmente cuando los/as adolescentes se involucran en relaciones sexuales, no lo hacen planificando el embarazo, de modo que el embarazo resultante no es deseado y esta característica de no ser deseado, lo puede convertir fácilmente en embarazo rechazado y en hijo/a rechazado/a. Existen diversas formas de rechazo, por ejemplo, no acudir a controles médicos, no proveerse de los cuidados mínimos para mantener un embarazo sano, realizar actividades que pongan en riesgo la vida del feto. Todos estos son mecanismos que revelan la confusión, el desaliento, la tristeza, la frustración que la adolescente vive frente a esta experiencia para la que no está preparada ni la desea y, sin duda, dejará marcada su vida y la de su hijo. El embarazo en adolescentes hoy en día es un problema de salud pública, no sólo asociado a los trastornos orgánicos propios de la juventud de la madre, sino porque están implicados factores socioculturales y económicos que comprometen el binomio madre-hijo. El fenómeno de los embarazos en adolescentes, nos es ajeno ni infrecuente a la realidad de muchas iglesias y OBFs. Las adolescentes en las iglesias también se embarazan, lo cual nos habla de que los y las jóvenes mantienen relaciones coitales. Sin embargo, muchas veces se niega esta realidad, se la esconde o se la minimiza. Lamentablemente la reacción de pastores o autoridades frecuentemente se limita a poner en disciplina a la “pecadora”. Históricamente
frente
a
estos
problemas,
la
estrategia
de
la
iglesia
ha
sido
la
del
silencio,
la
 negación
 y
 la
 condenación.
 
 No
 hablamos,
 no
 educamos,
 no
 damos
 alternativas.
 Simplemente
prohibimos,
culpamos
y
condenamos.

Adolescencia, Salud Sexual y Reproductiva La adolescencia es el período más saludable del ciclo de vida y etapa de construcción de identidad individual y colectiva. La influencia del entorno social durante la adolescencia es fundamental en el desarrollo de estilos de vida y conductas determinadas. Así, la información contradictoria, la intensa exposición a los mensajes estereotipados de los medios de comunicación, el debilitamiento del entorno familiar, la insuficiente y/o distorsionada información, la ausencia de valores orientadores, y el ejercicio no responsable de la sexualidad, conducen a la adopción de estilos de vida y conductas de riesgo que son las razones de que anualmente fallezcan miles de adolescentes por causas externas como: homicidios, suicidios, violaciones sexuales y traumatismos o por complicaciones del embarazo parto, post parto y aborto. Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), el VIH, se contraen cada vez con más frecuencia a esta edad, y el embarazo no deseado o no esperado durante la adolescencia

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son problemas de salud pública y desarrollo, porque limitan la expectativa personal, especialmente en la adolescente, y afectan su futuro en cuanto a calidad y proyectos de vida. En esta etapa se deben considerar los siguientes aspectos de la salud sexual y reproductiva: • • • • • • • • • • • •

Promoción de conductas sexuales saludables y responsables para prevenir la violencia, embarazos no deseados, ITS y el VIH. Fortalecimiento de la auto-estima y el auto-respeto en la toma de decisiones libres e informadas sobre su salud sexual y reproductiva. Educación sobre deberes y derechos ciudadanos, incluyendo el derecho a la salud y derechos sexuales y reproductivos. Educación sobre sexualidad, paternidad y maternidad responsables. Atención integral durante el embarazo, parto y puerperio (información, educación, orientación y servicios). Atención integral de las emergencias obstétricas (información, educación, orientación y servicios) Atención integral de planificación familiar (información, educación, orientación y servicios). Atención integral del aborto y sus complicaciones (información, educación, orientación y servicios). Apoyar las acciones de atención integral de ITS-VIH y Sida. Atención integral de los trastornos menstruales (información, educación, orientación y servicios). Atención integral de la violencia basada en género. Mejorar la salud sexual y reproductiva de las poblaciones

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A manera de conclusión En resumen los problemas concretos, relacionados con la salud sexual y reproductiva, tienen que ver con la pobreza, la violencia basada en el género, enfermedad y muerte. Sin embargo, todas estas consecuencias pueden ser prevenibles y tratables. Es decir que utópicamente podrían disminuir y hasta desaparecer. La pobreza y el desarrollo son asuntos relacionados con el sistema injusto que privilegia el capital por encima del ser humano. La violencia basada en el género puede se modificada a través de la educación, la atención a los agresores y agredidas. La epidemia de embarazos no deseados, en especial en adolescentes y las alarmantes estadísticas del aborto, pueden ser regulados a través de educación y servicios adecuados de salud sexual y reproductiva. Las opciones para regular la fecundidad, son muchas, sin embargo, necesitamos mantener un trabajo sostenido en este campo. La feminización de la pandemia del VIH y el Sida, se debe básicamente a la desatención de las desigualdades de género y a la falta de educación y de servicios de salud. Continuar con la lucha en estos campos se hace imprescindible. Estas terribles situaciones reclaman a gritos la necesidad de dejar de condenar la educación sexual, la utilización de métodos para regular la fecundidad, y “educar” desde la culpa, el miedo y el pecado. Las OBFs debemos asumir nuestro compromiso desde la educativo, pastoral y profético. Las OBFs estamos en el deber moral de trabajar en estos temas. No podemos ser iglesias sin trascender e impactar la sociedad. Después de transitar por la experiencia de esta propuesta, creo que es momento de hacernos algunas preguntas, que esperemos puedan ayudar en la continuidad de la reflexión y en el diálogo, que jamás se deben terminar.

  

Hasta cuándo vamos a escuchar y predicar, que debemos dar gracias a Dios en todo porque esa es su voluntad; no por lo que entendemos, (sino por lo que está escrito)? Dios no está conforme con la violencia intrafamiliar, vemos tantas mujeres, familias en nuestras iglesias sufriendo de violencia física, sexual, psicológica y escuchando… espera… paciencia está es la voluntad de Dios. Qué Dios estamos predicando? Hasta cuándo vamos a juzgar y condenar, a las personas que son diferentes en su orientación sexual, apuntando que se van al infierno, tirando piedras y muchas veces culpando a sus familiares de no haber impartido una buena educación o ejemplo? Hasta cuándo como cristianos vamos a aceptar que en nombre de la cultura, se sostengan mitos, como “si me pega es porque me quiere”, “aunque pegue, aunque mate, marido es”? Hasta cuándo vamos a negar, que los jóvenes en nuestras iglesias tienen una vida sexual activa? Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que hablar de sexualidad, métodos de prevención del embarazo, de ITS y VIH, es incentivar a los y las jóvenes a tener actividad sexual antes del matrimonio? 64


 

Hasta cuándo vamos a negar el deseo de Dios para su creación, de promover el derecho a la vida abundante y plena y no permitir que las mujeres pueden tener voz y estén calladas? Hasta cuando vamos a entender y vivir el Gran Mandamiento de amar, y amar incondicionalmente, como resumen de nuestra fe y práctica cristiana?

Las OBFs tenemos una deuda histórica en estos temas, por el silencio, por la negación, por cerrar los ojos, o por contemplar desde el miedo la culpa y la condenación.

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