Lectura orante con Clara de Asís

Page 1

Adaptación de los textos: Hermanas Clara y Neus Federación de Clarisas de Catalunya. Correciones y aportaciones: Fray Miguel de la Mata, ofm (Santiago) Fray Joaquin Zurera, ofm (Granada)

Diseño de la portada: Miriam Membrilla, estudiante de Bachiller artístico. Sentido de esta representación: En este dibujo aparece representada la imagen de santa Clara. Su cabello, poco a poco, se transforma en hierbas y flores que representan el valor que en la espiritualidad franciscana tiene la naturaleza, [como imagen de Dios]. Despacio y suavemente, éstas van transformándose en un camino. El camino que más tarde seguirán sus hermanas, y que han seguido durante estos ochocientos años de vida y misión contemplativa franciscana. Las dos mujeres miran la luna, representación de santa Clara, que sigue iluminando el camino de sus vidas. También está representada toda una simbología franciscana: la Tau, la cuerda, y la paloma blanca como símbolo de la Iglesia.

La lectura orante de la Palabra de Dios en la vida franciscano-clariana Introducción

Estas páginas pretenden ser, ante todo, un subsidio que permita un acercamiento, una mejor comprensión y tal vez una primera ocasión para iniciarse en la experiencia personal de Jesús, guiada e iluminada por medio de la experiencia orante de Santa Clara de Asís. No se trata de explicaciones interminables de textos clarianos, ni de meditaciones completas, sino de los primeros pasos que permitan penetrar en la riqueza interior de nuestro corazón. Desde esta humilde intención en estas páginas encontraréis algunas sugerencias que pueden ser el punto de partida de un camino que cada una y cada uno debe afrontar personalmente, como lo hizo Clara de Asís. La palabra de Dios ocupa un lugar central en la vida cristiana y en la vocación franciscana. Santa Clara acogió e hizo suya la Palabra del Evangelio, que es Jesús mismo: «La


forma de vida de la Orden de las Hermanas Pobres, instituida por el bienaventurado Francisco, es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad». (RCl I,1-2). Santa Clara tiene una manera muy concreta para vivir el Evangelio. En su Testamento nos dice: «Amonesto y exhorto en el Señor Jesucristo a todas mis hermanas, presentes como futuras, que se esfuercen siempre en imitar el camino de la santa sencillez, humildad y pobreza» (TestCl 56). Y recuerda cómo Francisco al escribir su última voluntad para las hermanas también les dice: «Os ruego, mis señoras, y os aconsejo, que viváis siempre en esta santísima vida y pobreza. Y estad muy alerta para que de ninguna manera os apartéis jamás de ella por la enseñanza o consejo de quien sea» (RCl VI,8-9). Clara guardó estas palabras de Francisco en su corazón y las recordó siempre, hasta el punto de inserirlas en su Regla, para hacer de ellas su proyecto de vida. Clara contempla la vida y lo considera todo un don de Dios, tanto los bienes materiales (hecho que la lleva a escoger vivir en pobreza) como las virtudes que posee cada persona: «Doy gracias al que con esplendidez da la gracia, de quien creemos que procede toda óptima dádiva y todo don perfecto, porque te ha adornado con tantos títulos de virtudes y te ha hecho brillar con los signos de tanta perfección, para que, hecha diligente imitadora del Padre perfecto, merezcas llegar a ser perfecta, y sus ojos no vean en ti nada imperfecto.» (2Cta Cl 3-4) La manera de Clara de corresponder a esta generosidad del Padre de las misericordias es el seguimiento de Cristo. Éste es el itinerario que Clara nos ofrece para acercarnos a la Palabra de Dios: Mirar, considerar, contemplar y transformarnos personalmente y en fraternidad. Este ideario espiritual implicó en la vida de Clara de Asís la encarnación de la Palabra en su realidad y en sus circunstancias. Nuestra fe en Jesús de Nazaret nos obliga a encarnarla en el aquí y en el ahora, y se requiere para ello una implicación real de todas las dimensiones de nuestra realidad personal: sentimientos, inteligencia, memoria… En esta encarnación de la Palabra en el hoy, Clara de Asís es un referente; nadie como ella y Francisco de Asís han sabido transformar y vivir tan profundamente la dimensión humana y divina de la vida humana y la creación. La oración debe acompañar todas las grandes decisiones y acontecimientos de tu vida. La propuesta que Clara de Asís hizo a su tiempo (s. XIII) y que nosotras, sus hermanas clarisas (s. XXI), queremos hacerte llegar en estas páginas es que la oración, la experiencia personal de Jesús en la propia vida, está vinculada profundamente al deseo de felicidad al que antropológica y espiritualmente toda persona está llamada, es vocacionada… No pierdas la oportunidad de descubrir la grandeza de la vida, tu grandeza. Abre tu corazón para acoger y vivir la PALABRA.


ITINERARIO PARA LA LECTURA ORANTE DE LA PALABRA EN LA VIDA CLARIANA-FRANCISCANA.

Preparación En primer lugar, hay que disponerse a la escucha y un escuchar físico, sin el que la semilla no puede brotar; esta escucha física exige la comprensión de las palabras y su significado, y también la memorización de la PALABRA escuchada o leída. El segundo momento de este itinerario es la interiorización. Momento en el que la PALABRA entra en nuestro corazón. Finalmente, ya interiorizada la PALABRA, nuestro corazón está preparado para la escucha obediente, mediante la cual brotan los frutos de la Palabra.

SIGAMOS LOS PASOS DE SANTA CLARA DE ASÍS Preparación…¡empezamos!

Invoca

al Espíritu Santo, Él es el único que puede revelarnos vivencialmente el sentido profundo de la Palabra confrontar tu vida con la Palabra, sólo te será concedida por el Espíritu del Señor. Es importante que busques un lugar, que recrees un ambiente que te ayude, a ti, a orar...que facilite el encuentro contigo, con tu realidad, para ir avanzando e interiorizando tu relación personal con el Señor. El silencio y la soledad son condición indispensable para reflexionar sobre tu vida, tus actividades, tus acciones, y poderlas presentar a Jesús; sólo así es posible descubrir el proyecto que Dios ha imaginado y creado para ti, para tu vida. En el silencio, la soledad y la tranquilidad de este encuentro podrás hallar, vivir y compartir la alegría y el coraje para hacer realidad en el día a día la voluntad del Padre de las Misericordias,


libre de toda presión, de todo afán de dominio, de egoísmo; libre para amar y sentirte auténticamente amada y amado. En la experiencia de plegaria de santa Clara de Asís, la oración está alimentada y sostenida por la memoria. Clara conoce experiencialmente su valor para la vida espiritual, como elemento integrador de los acontecimientos de la vida personal y como apoyo necesario para vivir en fidelidad creativa. Iluminada y guiada, ésta, por el espíritu del Señor al cual todas las cosas deben estar sometidas. La memoria del corazón y de la inteligencia es fundamental en toda vida de fe. Adentrémonos en la senda que santa Clara de Asís descubrió, vivió y legó a la vida espiritual de la Iglesia, para encarnar la PALABRA en la vida / para hacer vida la PALABRA encarnada.

1.

MIRA En

la oración de Clara de Asís y de sus hermanas existe una íntima unión entre los ojos y el corazón. Unión que la tradición bíblica destaca en infinidad de ocasiones y que ha hecho que Clara de Asís dé una gran importancia a la mirada. Una mirada atenta, delicada, respetuosa te descubre la realidad más profunda de tu corazón, y prepara tu inteligencia para la acogida bondadosa de cada persona y de la realidad que vives. En la pedagogía de la oración propuesta por santa Clara se preestablece, inicialmente, la armonía y la unión íntima que debe existir entre los ojos y el corazón; unidad entre la materialidad del mundo y su trascendencia. Una mirada purificada permite descubrir la obra de Dios en cada uno de nosotros y en los demás, y tomar conciencia de la grandeza y dignidad de la persona, por la presencia del amor de Jesús en cada creatura. Ø «Míralo hecho despreciable por ti, y síguelo, haciéndote despreciable por Él en este mundo» (2CtaCl 19). Ø Mira... la pobreza del niño colocado en el pesebre y envuelto en pañales... (4CtaCl 19). Ø Mira, pues, diariamente este espejo, oh reina, esposa de Jesucristo, y observa constantemente en él tu rostro para que puedas así engalanarte toda entera, interior y exteriormente… (4CtaCl 15ss). Una mirada superficial no te deja ver la obra del Señor, ni deja que ésta se vea en ti, y en consecuencia pasas por la vida sin gustar la bondadosa presencia del Señor en ti, en los demás y en todas las cosas. Este momento inicial del itinerario del orante para acercarse a la Palabra, según santa Clara, consiste en la lectura del texto, hecha con sencillez, para captar el sentido global de la Palabra y verificar su comprensión.


Esta lectura debe ser motivada y alimentada por la fe. Ø «Mirad y ved...» (4CtaCl) Observa los personajes que aparecen en el texto elegido por ti, cuáles son sus actitudes, qué hacen, en qué posición se encuentran… Fíjate especialmente en Jesús: Ø «Mira diariamente este espejo» (4CtaCl) Ø «Fija tu mente en el espejo de la eternidad» (3CtaCl) Este primer paso implica permanecer atenta/o a Dios, atenta/o al ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo. Sólo así tu mirada estará preparada y atenta para percibir el ejemplo (testimonio) de las personas que te rodean y podrás establecer una relación de «servicio», que podríamos traducir por «compromiso» dirigido a los demás, esto implica transparencia de corazón: «dichosos los limpios de corazón». La mirada, en nuestra espiritualidad franciscana es selectiva e implica un profundo reciclaje del corazón.

2. CONSIDERA Importantísimo

este segundo momento en tu encuentro con la Palabra. Cuando santa Clara usa esta expresión, está expresando una profunda actitud de respeto y de admiración que ella vive en su oración. En los escritos personales de santa Clara, es una expresión repetida con frecuencia, significando tres actitudes fundamentales de toda persona que desea progresar en la relación con el Señor: meditar, reflexionar detenidamente y en profundidad. Considerar, desde estas tres actitudes, te introduce -desde el texto de la PALABRA escogidoprogresivamente en la dimensión contemplativa de la oración clariana y, por ende, franciscana. Considerar es esencial para toda persona creyente, por ser una experiencia espiritual unida estrechamente a toda la vida, a todo el ser: alma corazón y vida. Ø «Considera la humildad de Cristo» (3CtaCl) Ø «Fija tu alma en el esplendor de la gloria» (4CtaCl). No olvides que la interiorización y asunción, de la PALABRA, está sostenida por la memoria. Memoriza la escena que has leído y saborearla. La PALABRA memorizada te acompañará durante todo el día a fin de que vaya penetrando en tu corazón. Ve recordando el texto, acércate a él, adéntrate en él... Considera qué rasgos tienes en común con cada personaje y


cuáles no. ¿En qué lugar estás situado/a tú en este texto? ¿A qué personaje te asemejas? ¿Cómo actuarías en su lugar? Entra en la escena y preséntate ante Jesús.

3. CONTEMPLA La contemplación de Dios, y especialmente de Jesús, es la fuente de la vida espiritual de santa Clara y lo que realmente da fuerza a su existencia. La contemplación del Hijo del Altísimo, Jesús de Nazaret, santa Clara, no la separa de la vida y de las personas, sino que la lleva hacia ellas. Sabemos que transmitir esta contemplación es, para la Santa de Asís, una responsabilidad y un servicio a la Iglesia y a la sociedad. En este sentido es muy importante lo que recomendó a todas sus hermanas en su Testamento espiritual con estas palabras: «Porque el mismo Señor nos ha puesto como ejemplo y espejo...para nuestras hermanas/os, llamadas/os por el Señor a la misma vocación, a fin de servir de espejo y ejemplo a los que viven en el mundo» (TestCl 19-20). El corazón y la inteligencia purificados por la contemplación, te permitirán descubrir y dar gracias por la obra de Dios en ti, en las personas que te rodean y, tomar conciencia de la grandeza de la persona, de la creación y sobre todo de tu vocación personal. Este, tercer paso, es el del silencio contemplativo. Quédate en silencio, no ya meditando sobre el texto, sino sólo escuchando lo que brota de tu corazón. Procura no pensar en nada, pero si te viene algo a la memoria no te esfuerces en apartarlo de tu mente, sólo contémplalo en paz y deja que pase, como cuando se ven pasar las olas del mar. Toma conciencia de lo que sientes: ¿cómo te ha tocado por dentro este texto? ¿Has sentido alegría, preocupación, coraje, temor...? ¿Cuál ha sido tu reacción interior? Éste también es el momento de responder a la PALABRA escuchada. Al tomar conciencia de lo que sientes, de lo que vives en lo más profundo de tu corazón brotará espontáneamente una respuesta al Señor: una alabanza, una acción de gracias o una petición... O quizás tan sólo resuena dentro de ti un fragmento de la PALABRA, un versículo de un salmo o un canto que puedas asociar con el texto... ¡Escucha lo que hay en tu corazón! Ø«Contempla su inefable caridad. (...) respondamos a una voz» (4CtaCl) Ø«Contempla, además, sus inexpresables delicias, suspira por un vehemente deseo del corazón y por amor, proclama…» (4CtaCl)


4. TRANSFÓRMATE Ya estás preparada/o para encarnar en tu realidad concreta, en tu vida diaria aquello que has contemplado. A medida que avanzas y te adentras en la contemplación día tras día, la PALABRA es como el rocío que va empapando la tierra lentamente. Así actúa el Padre de las Misericordias en tu vida, en nuestra vida y a través de su PALABRA va impregnando tu forma de pensar, de actuar y de vivir. Transforma silenciosa y sencillamente tu manera de entender la vida y tu existencia. San Pablo afirma «Ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí» (Ga 2,20).Santa Clara lo experimentó intensamente. Para ella, cuando vivimos la PALABRA, la mostramos al mundo como si fuéramos espejos que reflejan el rostro del Padre. De este modo se hace presente, se encarna de nuevo, se hace carne en ti en la medida en que vivas la PALABRA. Tu transformación personal, o lo que es lo mismo, tu progresiva conversión al Señor y, en consecuencia, la transformación (re-conversión) de todo lo que te rodea, por efecto de la colateralidad, depende de tu nivel de adhesión a la persona de Jesús y de tu conciencia de corresponsabilidad en hacer fructificar los dones que el Padre de las Misericordias te ha entregado gratuitamente. Ø «Transfórmate toda entera, por la contemplación, en imagen de su divinidad» (3CtaCl). Ø «La gloriosa Virgen de las vírgenes lo llevó materialmente en su vientre: tú, de forma parecida, siguiendo sus huellas, principalmente las de la humildad y la pobreza (esto es, viviendo el Evangelio), puedes llevarlo siempre espiritualmente» (3CtaCl). Por este motivo Clara puede descubrir la presencia de Dios en cada criatura y sobre todo en cada hermana/o. Para ella la vida de fraternidad será central en el camino de la contemplación y en el seguimiento de Cristo Pobre. A medida que cada hermana/o, cada hombre y cada mujer, deje que la PALABRA se haga carne en su vida, brillarán pequeños destellos del Reino. Y si en una comunidad, en un grupo, en un país o en el mundo entero, todos hacemos vida, encarnamos la PALABRA, ahora y aquí haremos presente el Reino de Dios y la vida bienaventurada.


«Con andar apresurado, con paso ligero, sin que tropiecen tus pies ni aun se te pegue el polvo del camino, recorre la senda de la felicidad, segura, gozosa y alegre.» (2CtaCl 12-13).

EL DO DE LA FRATERNITAT, REGAL DEL MATEIX DÉU, S’HA DE CUIDAR DIA A DIA AMB UN AMOR SEMPRE NOU Lloem el Senyor perquè sentim que dintre nostre hi ha una llum de festa, perquè el Senyor ens ha cridat pel nostre nom a cadascuna de nosaltres i ens ha escollit per seguir les seves petges per la senda de les benaurances. Lloem el Senyor, perquè estima la nostra pobresa, la nostra ignorància, la nostra feblesa. Lloem lloar al Senyor que es Summe Bé, Bé complet que ens omple dels seus béns en la nostra petitesa. Lloem al Senyor perquè el seu amor és etern i ha arribat fins a nosaltres, generació rere generació de Germanes Pobres de Santa Clara que amb viscut en santa unitat i veritable fraternitat. Lloem lloar el Senyor, perquè és l’únic Sant, i tot Amor. Lloem al Senyor perquè és el Bé suprem, perquè és la fidelitat plena, perquè és el Déu que estima i salva. Lloem el Senyor, pel Do de la nostra Fraternitat. Lloem el Senyor, perquè ens dóna l’oportunitat de pregar, treballar i créixer amb les germanes que Ell ens ha donat.



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.