Ora con nuestros belenes
Santa Clara de Reus
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Fraternitat Santa Clara Vilobà d’Onyar
Monestir Santa Clara Ciutadella de Menorca
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EL ÁNGEL GABRIEL ANUNCIÓ A MARÍA... El ángel le dijo: no temas, María. Dios te ha concedido su gracia, tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. María era una joven sencilla de un pueblo humilde. El Señor concede su gracia a quien Él quiere, y se vale de las personas para llevar a cabo sus planes... Dios se nos revela a través de las otras personas, de situaciones concretas, de vivencias... ¿Sabemos escucharle? ¿Estamos abiertos/as para hacer lo que Dios nos pide, incluso cuando no acabamos de entenderlo totalmente o no vemos claras las consecuencias que nos puede acarrear? María respondió: “Hágase en mi según tu palabra.”
Mira al ángel Gabriel y descúbrete tu misma/o en el lugar de María, cuando oyes internamente que Dios te pide alguna cosa. El ángel te dice: ¡no temas, Dios te concede su gracia! Considera que tal como María llevó a Jesús en su seno, también nosotros, siguiendo sus pasos, especialmente los de la pobreza y la humildad, podemos llevarle espiritualmente, podemos hacerle presente en nuestro mundo si vivimos como Él vivió. Contempla el gran amor de Dios cuando siendo Él el Creador, te pide a ti (criatura suya) tu consentimiento para poder actuar en tu vida... ¡Dios que te ama respeta tu libertad! Dios mío, no creo que nos tengas ya un destino hecho, no creo que nos conduzcas donde Tú quieras y nosotros únicamente nos dejemos llevar, como simples marionetas de las que tiras el hilo según tu gusto... Sé que eres Amor, que eres Padre y que nosotros somos tus hijos/as. Perdónanos por las veces que hemos desfigurado tu rostro asociándolo al poder, al dominio y al castigo, cuando lo que quieres para nosotros es el perdón, la felicidad y la vida, y cuando vienes a nosotros, te muestras pequeño, frágil y humilde. Ahora sé que eres omnipotente, Señor... ¡Omnipotente en el amor! Todo lo puedes, pero respetas nuestra libertad porque nos quieres hijos tuyos.
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José y María buscan posada José y María no encontraron lugar en el hostal y tuvieron que quedarse en un establo. ¿Cuántas veces ha llamado alguien a nuestra puerta para pedirnos algún favor?... ¿Cuántas veces han llamado a la puerta de nuestro corazón para pedirnos un poco de nuestro tiempo?... ¿Cómo les hemos acogido? Jesús, en el libro del Apocalipsis, dice: “Mira, estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo”. Mira la escena del belén y descúbrete tu mismo/a cuando llamas a la puerta de los demás y te gusta que te acojan con amabilidad y afecto. Considera en qué forma has acogido a los que te han buscado, a los que te han pedido que les escuches, a los que te han necesitado para cualquier cosa. ¿Les has atendido a gusto? ¿Te han incomodado? Contempla a Jesús mismo que se acerca a ti en cada hermano/na, ¡ábrele la puerta! Pequeño rebaño, dice el Señor, ¡sé feliz! Si tu corazón se cierra, se cierran las puertas y ventanas y te encuentras en una cárcel. Si tu corazón se abre, todo se abre y podrás salir tu y podrán entrar los demás. Abrid el corazón de par en par y vendré a vuestra casa, estaré a gusto allí, y los demás también lo estarán en vuestra casa. Vendré más a menudo de lo que pensabais... pero vendré de incógnito. Y algunas veces fatigados por la noche... ¿sabréis reconocerme en el inoportuno que se presente? www.clarisascatalunya.cat
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NACIMIENTO DE JESÚS Mientras estaban en Belén, a María se le cumplió el tiempo y nació su Hijo primogénito. José y María no habían encontrado alojamiento en el hostal. Dios quiso hacerse hombre para estar cerca de nosotros. En medio del frío de la noche pero con el calor del amor de José y María. No le recibieron ni reyes ni príncipes, sino que le visitaron unos pobres pastores, que mirándolo tiernamente, le adoraron. Mientras un silencio tranquilo envolvía el universo y la noche llegaba justo a la mitad de su carrera, tu palabra todopoderosa, dejando los tronos reales, se lanzó desde el cielo en medio del país (Sb 18, 14-15)
¡Mira cuánta humildad! ¡Considera su admirable pobreza! ¡Contempla al Rey de los ángeles, el Señor de cielo y tierra, yaciendo POR TI en un pesebre!
Ante un misterio tan grande, nos quedamos sin palabras... Quédate en silencio, contempla con expectación un acontecimiento tan grande: Dios se ha hecho un niño pequeño, pobre y necesitado de todo, para estar cerca de nosotros. Es el Emmanuel, que quiere decir “Dios-con-nosotros”.
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EL ÁNGEL SE APARECIÓ A LOS PASTORES Había allí unos pastores que dormían al raso y se les apareció el ángel y la gloria del Señor les rodeó con su luz. Los primeros escogidos por Dios para recibir la noticia de que ha nacido el Mesías, son unos pastores, que eran la clase social más humilde y menospreciada de Israel. Era de noche, pero la gloria del Señor les envolvió con su luz. Cuando Dios nos llama, ni que no lo veamos claro, si paramos el oído, él pondrá luz a nuestras noches. El ángel les anuncia que verán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. ¿Sé descubrir a Dios en las cosas pequeñas de la vida cotidiana? Después del anuncio del ángel, los pastores van hacia Belén. La revelación de Dios no nos puede dejar inmóviles. Después de escuchar la llamada de Dios, hemos de ponernos en camino, toda nuestra vida se transforma. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Mira a los que hoy duermen todavía al raso, como aquellos pastores, y a los que viven inmersos en la noche. Éstos son los preferidos de Dios... Hagamos que les llegue la luz de nuestra Navidad. Considera en qué momentos Dios te ha hablado y de qué forma ha cambiado tu vida, ¿te has puesto ya en camino? Contempla como Dios se te hace presente en los pequeños detalles de la vida que a veces nos pasan desapercibidos, pero que no dejan de ser entrañables y sorprendentes si les prestamos atención. Oh Dios, tu tuviste la iniciativa de revelarnos el secreto de la vida, y nos has dado a Jesús como el Camino del Amor, que conduce a la felicidad. Infunde en nosotros el deseo de encontrarte y conocerte, para seguirte mejor. Haz de nosotros buscadores de Dios no sólo con la inteligencia, sino también con el corazón. Que nuestra vida se trasforme en un caminar constante hacia Ti. www.clarisascatalunya.cat
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VISITA DE UNOS SABIOS DE ORIENTE Los tres sabios adoraron a Jesús y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Los sabios han visto la estrella, han sabido descubrir un signo de la presencia de Dios y no dudan en seguirlo. A lo largo del camino hay momentos en los que ven brillar muy fuerte la estrella que les guía, en otros casi desaparece o no la aperciben. También en nuestro caminar a veces perdemos de vista la luz que nos guía, y nos encontramos desorientados... que esto no nos desanime, ya que sabemos que, aún que no la veamos, camina delante de nosotros, y cuando lo necesitemos, nos señalará el camino, pero antes nos es preciso atravesar alguna zona de oscuridad. Los sabios ven al niño y le adoran, en cambio, Herodes quiere verlo para matarlo, ya que tiene miedo de que le quite el título de rey. ¿Cómo miramos a los demás? ¿Es una mirada de admiración como la de los sabios? ¿O es una mirada interesada como la del rey Herodes? Después de adorar a Jesús, los sabios regresaron a su país por otro camino, para no encontrarse con Herodes. Después de encontrarnos con Jesús en nuestra vida, nuestra actitud ha de cambiar radicalmente, y en nuestro camino ya no podemos continuar con el mal, la envidia y la ambición (Herodes). Principio de la sabiduría es temer al Señor; acompaña a los fieles desde el seno materno. (Sir 1,14) Mira a los sabios caminando de noche detrás de una estrella sin saber hasta dónde llegarán Considera cuál ha sido tu itinerario existencial hasta el día de hoy... ¡Cuántas veces te has sentido desorientado/a y sólo/a en medio de las tinieblas! Cuántas veces no has sentido que las dificultades te sobrepasaban... y sin saber cómo, has salido de ello, aquello que era como una montaña ha desaparecido y la luz ha vuelto a brillar. Contempla la presencia amorosa de Dios que te acompaña día a día y te muestra el camino. Oh Dios, concédeme vivir siempre en tu presencia, tu que me acompañas en mis viajes cada día. Ayúdame a trabajar en tu presencia, a alegrarme en tu presencia, a descansar en tu presencia... Si me abriese a tu amor, Señor, ya nunca jamás me sentiría sola/o ni débil, y ya no podría hacer el mal que no quiero, no como el niño que tiene miedo de que le vean o castiguen, sino como una persona adulta que ha descubierto tu gran amor y, por ello, en toda mi vida, no quisiera otra cosa que darte gracias. www.clarisascatalunya.cat
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HERODES Y LA MATANZA DE LOS NIÑOS DE BELÉN El rey Herodes mandó matar a todos los niños de Belén y de todo su término que tuvieran menos de dos años. Herodes tenía miedo de perder su poder por haber oído que había nacido un rey, e hizo todo lo que estaba en su mano para que muriese. Cuando tenemos miedo, somos capaces de hacer grandes disparates, y todavía más si se trata de perder un privilegio o el reconocimiento de los demás. ¿Soy consciente de que a veces, para sobresalir o para obtener un puesto mejor estoy pasando por encima de los hermanos? No tener en cuenta a los demás y buscar sólo el propio interés, es lo mismo que hizo Herodes... Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. ( Mt 25, 40) Mira a qué das más prioridad en tu vida, ¿a tu bienestar o al de los demás? ¿Eres capaz de perder alguna comodidad para que otro viva más dignamente? Considera cómo en nuestro mundo siguen falleciendo muchos niños y personas inocentes víctimas de la injusticia, de las riquezas mal repartidas, del abuso de poder por parte de unos pocos... Contempla la escena del belén en que Herodes ordena matar a los niños. Éstos representan a los pequeños, a los pobres, a los que no pueden defenderse... Contempla ahora tu actitud, tu vida: ¿Te has sentido alguna vez como uno de estos niños, tratado injustamente? ¿O cómo sus madres? ¿Cuántas veces no somos como los soldados romanos, que por no desobedecer y quedar mal ante Herodes obran injustamente? ¿Y cuántas veces no somos como Herodes, que buscamos únicamente nuestro provecho sin pensar en los demás? Señor, ¿de qué serviría llorar por ti, muerto hace ya dos mil años, si no sufro con mis hermanos, que padecen hoy? También pienso que las cruces de los hombres y mujeres de hoy no vienen solas, somos nosotros mismos quienes las hacemos cada día con nuestros egoísmos y nuestro orgullo. Gracias, Señor, porque tú eres el que padece con los que tratamos injustamente, y eres tu quien, cada día, nos hablas a través de ellos. ¡Ayúdanos a escucharte! www.clarisascatalunya.cat
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HUÍDA A EGIPTO Un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. Jesús es perseguido desde el momento de su nacimiento. José estaba atento a lo que pasaba y al ángel, y no dudó en obedecerlo, aunque no supiese qué encontraría en Egipto, ni cuánto tiempo debería quedarse allí. Dejó su tierra y lo que conocía y amaba para salvar a su familia, como tantos han de hacer hoy. ¿Cómo les debían recibir en Egipto?? ¿Cómo recibimos nosotros a los recién llegados? Ya no hay distinción entre judío y no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gal 3, 28). Mira a todos los inmigrantes que llegan hoy a nuestra tierra... Considera todo lo que han tenido que dejar: casa, familia, cultura... Si intentásemos de vivir como peregrinos y forasteros, seríamos más sencillos y quizás les podríamos comprender mejor. Contempla a la familia de Nazaret como huye de Belén para salvar lo que más quiere sin saber qué encontrarán en Egipto, pero con la confianza cierta de que la mano del Señor les acompaña. Señor, ayúdame a trasformar mi corazón en un corazón fraterno para que nadie sea excluido de mi comunión. Que pueda acoger a los hermanos/as que son diferentes, respetándolos y compartiendo con ellos nuestra tierra, para que también la puedan amar. Ayúdame a abrirme más y más a la “vida” de tu Hijo, Jesucristo, porque creo que es esta “Vida” que se ofrece la que nos convierte en hermanos. Y sólo entonces, Dios mío, como artesano fiel de vuestro Proyecto de Amor, podré llamaros en verdad “Padre nuestro”. www.clarisascatalunya.cat
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PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la Ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Simeón, al ver al niño, dice: “mis ojos han visto al Salvador”. Al final de cada día deberíamos poder decir lo mismo... ¡mis ojos le han visto de tantas maneras como Dios se hace presente diariamente! También le vio Ana, una profetisa, y habló de Jesús a todos los que esperaban la salvación. Jesús no es diferente de los otros niños, sus padres son judíos y practican las costumbres propias de su tradición. Como todos los primogénitos, Jesús es presentado en el Templo. Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley, para liberarnos de la sujeción a la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios. (Gal 4, 4-5) Mira qué atento está Simeón al Espíritu para poder ver al Salvador que ha estado esperando toda su vida. Considera cómo, la profetisa Ana al verlo, habla a todos los que, como Simeón, esperaban al Salvador. Ella es la primera en proclamar la Buena Noticia. Contempla como vives esta Navidad. ¿Estás atento/a a lo que el Espíritu va obrando en tu vida? Cuando lo descubras, no te lo guardes sólo para ti, proclama la Buena Noticia a todos los que le esperan, a todos los que, conscientemente o no, tienen sed de Dios y le buscan... Señor, déjame ver la luz de tu mirada, hazte evidente para que sienta que me acompañas cada día. Que a pesar de la mezcla de culturas actual, con libertad ame la mía propia, las costumbres que he recibido, de la manera que seguramente tu amaste lo tuyo, porque es en MI historia que podré encontrarte, y únicamente cuando te encuentre en la mía, podré entender que cada uno te encuentre en la suya. www.clarisascatalunya.cat
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