El acceso a los contenidos de este Álbum es posible gracias a un gesto de confianza que se materializa a través de una donación realizada por Verónica Behn Theune, ex alumna y ex docente del Departamento de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción.
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… quisiera ofrecerles un álbum de fotografías en blanco y negro, que realizó la fotógrafa Srta. María Stallfort en el año 1965 (aprox) y donado en ese tiempo a mi padre Dr. Francisco Behn.Creo que la mejor ubicación del álbum sería el Archivo Fotográfico de la UdeC.
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Estaré atenta a su respuesta. Saludo, Verónica Behn
Un viaje de costa a costa por los Estados Unidos fue, para Enrique Molina, la ocasión de imaginar la futura Universidad de Concepción en una forma muy distinta a lo que se acostumbraba entonces en Latinoamérica Documentos Universidades norteamericanas: https://cutt.ly/wyIwzCZ Libro de Enrique Molina: Documento digital propiedad de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos https://archive.org/stream/decaliforniaharv00moli#page/ n1/mode/2up “De California a Harvard. Estudio sobre las Universidades Norteamericanas y algunos problemas nuestros”, texto escrito por Enrique Molina Garmendia a propósito del viaje efectuado entre octubre de 1918 y junio de 1919. “...visité detenidamente, en cumplimiento de una comisión que me confiara el Gobierno de Chile, algunas de las principales universidades de los Estados Unidos. Estas fueron las de California, Leland Stanford Junior, Wisconsin, Chicago, North Western, Columbia, Yale, Filadelfia, Princeton y Harvard. Conocí además el Instituto de Tecnología de Massachussett, el City College de Nueva York y varios colegios para niños situados en los alrededores de Boston.” (Molina, 1921: Prólogo).
Aunque hoy la idea de campus nos parece normal, en esa época las universidades ocupaban edificios de escala monumental que, como los claustros de un convento, concentraban en un solo núcleo denso todas sus dependencias. Romper esa tradición sería un acto visionario. Combatiendo la resistencia de los espíritus pragmáticos, que sólo consideraban los costos, el rector Molina impulsó la construcción de una verdadera Ciudad Universitaria, que amplificara el impacto cultural de su quehacer académico. En ella, las instalaciones estarían distribuidas sobre extensas áreas verdes, donde el cultivo de la naturaleza fuera el telón de fondo del cultivo del conocimiento: un espacio para el desarrollo libre del espíritu.
Como correspondía a una institución abocada a la ciencia, para su trazado se contrataron a los mejores especialistas del momento: el urbanista Karl Brunner en la planificación, y el paisajista Oscar Prager en los parques. Poco a poco tomaron forma las vías, los jardines, y los sólidos edificios de hormigón armado, probada su resistencia con el terremoto de 1939. En los años siguientes se erigieron obras emblemáticas, como el Campanil, del arquitecto Enrique San Martín, y el Arco, proyectado por Gabriela González y Edmundo Buddemberg, con un friso del escultor Mario Ormezzano. Al tiempo que los árboles iban alzando copa, el campus de la Universidad de Concepción devenía uno de los mejores espacios públicos de la ciudad. Su moderna arquitectura, rodeada de jardines y esculturas, capturaba el lente de las casas editoras de postales, y las revistas de turismo relevaban la belleza del paseo. La Universidad era digna de ser vista. Pero más allá de la imagen proyectada hacia afuera, el campus era -y sigue siendo- el escenario de la vida cotidiana para su amplia comunidad. Mirando a la altura de los ojos de María, transitamos esos mismos senderos temprano en la mañana, con el sol a contraluz traspasando el follaje de los árboles. Entre medio, los edificios van apareciendo por fragmentos, como sucede en una caminata, a diferencia de las postales panorámicas, que prefieren totalizar la magnitud del progreso que esa arquitectura representa. Van apareciendo también las ventanas abiertas, acusando la presencia humana en su interior; las siluetas vestidas de delantal, traspasando umbrales; los estudiantes, docentes, jardineros, paseantes…la vibración humana que, al habitar, otorga sentido al orden artificial proyectado por los especialistas, y construye lugar.
Cuando David Stitchkin Branover sucede al rector Molina trae un impulso renovador, para consolidar lo que hasta entonces se había proyectado. Tras un viaje a Estados Unidos, inicia una reestructuración académica que implicó revisar el plan urbanístico seguido por 25 años, contratándose para ello a Emilio Duhart, futuro Premio Nacional de Arquitectura. Aunque el plan de Brunner había logrado una organización coherente de los recorridos internos, la autonomía de los volúmenes era muy notoria. Con Duhart, esa frontera entre espacio arquitectónico y espacio urbano gana espesor: ya no sería el plano de fachada el que separa una y otra instancia, sino que los portales y pasillos cubiertos las integrarían fluidamente. De ahí que frente a los macizos edificios Art Decó, el perfil neutro y liviano de los edificios metálicos disipa ese límite. Ahora bien, ese mismo espesor, al contener la proporción humana, evita que la nueva monumentalidad de los ejes urbanos aplaste al habitante, sino que le da una medida adecuada para la caminata, la conversación informal, el encuentro casual. Las mismas escenas cotidianas entre las arboledas trazadas por Brunner tenían su eco en las nuevas estructuras.
Escenas cotidianas
Campus Ciudad Universitaria de Concepción, 1959. Álbum Fotográfico-María Stallforth. Donde y cómo iniciar una travesía visual que hace posible imaginar, desde el presente, un instante del pasado imposible de replicar y que, sin embargo, reedificamos constantemente a través de un deseo irrefrenable de memorias… ¿Qué ocurre entonces con un álbum fotográfico que revela parte de las memorias cotidianas vincuadas a nuestro Campus universitario? Aquí una breve historia: La fotógrafa María Stallforth emigra desde Alemania a Chile en 1959. Llega a la Universidad de Concepción en enero del mismo año a desempeñar el cargo profesional de “Técnico Fotógrafo”. Stallforth desarrolla su labor en diferentes reparticiones académicas y administrativas: Administración General (1959), Instituto Central de Biología (1959-1963), Secretaría General (1966) y Escuela de Medicina (1966). Imparte cursos de fotografía en la Escuela de Periodismo y lleva rigurosamente la agenda visual del Rector David Stitchkin Branover. Las imágenes de Stallforth provocan siempre una suerte de encantamiento: su precisión técnica, la síntesis de la forma, la equilibrada disposición de los elementos sobre el plano, el tratamiento de la luz y sus atmósferas, en fin, una sintaxis visual que maneja al dedillo y que, en su momento, pone a disposición de nuestra Universidad.
¿Qué elementos distintivos nos revela las fotografías integradas a este Álbum? En primer término, un momento de encuentro en que la institución universitaria cede espacio a la fotografía para asegurar un registro que edifique visualmente un relato modernizador y sus ímpetus de trascendencia. En segundo lugar, un “querer decir”, a través de la imagen fotográfica y sus principios éticos, políticos y estéticos, determinados por las circunstancias culturales y personales de una autora. El álbum, patrimonio visual y narrativo, conservado en el Archivo Fotográfico, nos sugiere la siguiente pregunta ¿Cómo la disciplina fotografica cuenta su propia historia en los márgenes de un campus universitario?. Porqu este es excusa perfecta para la experimentación y la incesante producción de imágenes y relatos visuales que constantemente exploran sus simetrías arquitectónicas además de su vitalidad natural y humana. El 1 de agosto de 1966, la fotógrafa María Stallforth finaliza su relación laboral con la Universidad de Concepción.
Avenida Central, vista desde el Arco hacia el interior del Campus universitario La extensión de calle Janequeo se bifurcaba tras cruzar el Arco, dejando a cada lado hileras dobles de árboles para cobijar las aceras, y un bandejón central con jardines y faroles. Tras las arboledas están los edificios de Biología General y Farmacia, y más atrás el Campanil. Hacia el final de la avenida se observa el inicio de las faenas de construcción del Foro Abierto y los edificios metálicos. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Avenida Universitaria, vista entre el edificio de Lenguas y la Escuela Dental La calle aquí mostrada es una operación urbanística de la que hoy ya no se perciben huellas. Conectó las avenidas Víctor Lamas y Roosevelt a través de nuestro campus, y en torno a ella se organizaron jardines con esculturas y una fuente. Hacia el costado derecho se aprecia la casa de Enrique Molina Garmendia, desde 1992 sede de la Rectoría de la Universidad. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Pabellón de Anatomía, vista de los jardines posteriores Diseñado por el arquitecto Carlos Miranda en un sencillo estilo Art Decó, este edificio entró en funciones el año 1933. Actualmente aloja al Departamento de Anatomía Normal y Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción. En lugar de los jardines que aquí vemos, hoy se emplaza una serie de construcciones menores. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Instituto de Biología General, jardines laterales Fotografía tomada desde el lado opuesto a la anterior, complementando así la vista de los jardines entre Biología y Anatomía. Al fondo se destaca la cóncava silueta del Auditorio de la actual Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, y más adelante, una anónima construcción de un piso que aún es utilizada por esta unidad académica. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Arco de Medicina hacia calle Chacabuco La severa columnata del Arco otorga a la Universidad una fachada urbana monumental, y un acceso cargado de simbolismo. En su dintel, el escultor Mario Ormezzano presenta a Atenea y Pegaso señalando a un grupo de jóvenes estudiantes el camino hacia los laureles del conocimiento. En su umbral, todavía no se ha instalado el escudo de la Universidad, sino que aún los autos circulan por la prolongación de calle Janequeo. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica desde el Campanil hacia calle Janequeo Con un gesto que parece abrazar la ciudad, para recibirla y darle continuidad, el Arco es una pieza urbana que trajo un fuerte cambio de escala respecto a su contexto. Desde la altura vemos numerosas casas de patios, herederas de la tradición colonial; muchas de ellas caerán por el terremoto de 1960, o por la renovación urbana que ya estaba en marcha. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Arco de Medicina, detalle sector sur Construida entre 1948 y 1954, esta obra condensa varias influencias. Bajo una composición de proporciones clásicas, explora las libertades de la técnica moderna con un gran umbral en hormigón armado, y sus ventanales organizados en retículas avanzan hacia la abstracción. Las últimas reminiscencias del Art Decó son visibles en sus grandes faroles de fachada, hoy perdidos. Hacia la izquierda, las clínicas de la Escuela Dental recibirán, en pocos años más, a los estudiantes de Artes Plásticas. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Fuente de los Sapos, jardines entre la Escuela Dental y el Edificio de Lenguas El trazado del plan Brunner dio en su momento una privilegiada posición a esta fuente. Su sonido era parte del camino de quienes entraban a la Universidad desde Víctor Lamas, como el grupo que se divisa entre los árboles en flor. Sin embargo, al suprimirse la Avenida Universitaria y añadirse unos estacionamientos, hoy pasa desapercibida. Quizás eso facilitó el robo de los sapos de bronce originales, hoy reemplazados por réplicas. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Arco de Medicina, detalle sector norte Un elemento característico de la arquitectura clásica era la jerarquización del primer nivel, el piso noble, destinado a los usos más importantes. Este quedaba separado del nivel de calle por un zócalo, por lo tanto para acceder a él se incorporaban señoriales escaleras. Es el caso del Arco, originalmente destinado a Escuela de Medicina, y hoy, a la Facultad de Ciencias Biológicas. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Jardines entre la Escuela de Leyes y el Edificio de Lenguas Entre los edificios que resistieron sin ningún problema el terremoto de 1939, se cuentan los que hoy ocupan la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y la Facultad de Humanidades y Arte. Tras el sismo fueron puestos a disposición de la Junta de Beneficencia para servir de hospital transitorio, mostrando el compromiso público de la Universidad. Ambos fueron diseñados por el arquitecto Enrique San Martín. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Jardines a un costado de la Escuela de Farmacia En el trazado original de los parques de la Universidad se consideraron una serie de rincones para detenerse a descansar. Es así como entre Farmacia y Lenguas vemos esta pequeña plazuela con escaños de madera, y un decorado jarrón en su centro, hoy perdido. La planta circular de la plazuela juega con el gran semicírculo del edificio de Lenguas. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Jardines a un costado de la Escuela de Farmacia Los jardines diseñados por Prager intercalaban armónicamente superficies de césped con macizos de flores y arboledas. La belleza de la propuesta descansaba en el equilibrio con que estos elementos naturales eran intercalados, de modo de acompañar el paseo y el descanso. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Arboleda frente al Instituto de Biología General La Avenida Central de la Universidad sirvió en sus comienzos como una calle vehicular, dejando las circulaciones peatonales a sus costados. Estas aceras quedaron limitadas entre dos hileras de árboles, generando un túnel verde que acompañaba el recorrido. Junto a los escaños, podemos apreciar la silueta de El discóbolo, copia de una escultura clásica atribuida a Mirón de Eléuteras. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Avenida Central, vista hacia el interior del Campus universitario Aunque en esta calle se observa una fuerte simetría ordenando los edificios, partiendo por el Arco y continuando con Biología y Farmacia, el Campanil no queda alienado con el eje, sino que se desplaza hacia el cerro. De este modo, el remate de la avenida no sería un objeto arquitectónico, sino la plaza delineada en torno a este. Duhart captará esta lógica, y la aprovechará con maestría en el diseño del Foro Abierto. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Jardines posteriores Instituto de Biología General Esta vista se capturó entre el edificio de Biología y el Campanil, mirando hacia el lugar donde más tarde estará la laguna de los patos, revelando un paisaje muy distinto al de hoy. La bruma matinal que generalmente observamos detrás de la laguna se entremezcla aquí con la luz filtrada por los árboles, creando una atmósfera que parece invitar a la recreación. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Frontis Instituto de Biología General Diseñado en 1932 por los arquitectos Ramón y Guillermo Infante, este edificio fue el primero en seguir el ordenamiento planteado por Brunner, y el primero en ocupar un lenguaje radicalmente nuevo. Adhiriendo a la corriente racionalista, la pureza de sus formas despertó al mismo tiempo elogios y críticas, pero a la postre definió la línea que seguirían los demás edificios proyectados según este plan urbanístico. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica desde el Campanil hacia el centro de Concepción El edificio de Farmacia consideró en sus inicios una terraza sobre el sector correspondiente al hall central. Sin embargo, las necesidades de mayor superficie construida llevaron a la modificación del espacio, lo cual sería una constante en las décadas por venir. Hacia la ciudad, tímidamente aparecen construcciones de más de dos pisos, destacando los Tribunales, cubiertos de andamios, uno de los últimos casos pendientes de reconstrucción post 1939. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Calle en construcción La futura Avenida Augusto Rivera Parga, que actualmente bordea los cerros y la laguna, en esta época era una vía secundaria que aún no se terminaba de consolidar. En el punto donde termina el pavimento, más tarde se ubicará la laguna de los patos, desviando levemente la avenida. Tal vez algunos de los sauces que aquí aparecen sean los mismos que todavía la bordean. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Camino de la laguna A la derecha, detrás del cercado, apenas se observa una acumulación natural de agua, que fluye hacia ese punto bajo. En la década siguiente será hábilmente aprovechada para transformarse en la Laguna de los Patos. El sendero de la imagen, bordeando el cerro, es el mismo que hoy rodean quilas. Conducía a un valle donde Brunner planteó la instalación de canchas de tenis, y donde hoy se emplaza la escultura Luzterra, de Claudia Soto. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Horacio Uno de los objetivos perseguidos por la Ciudad Universitaria era ofrecer un espacio de recreación y cultura para la gente. Es por esto que en la propuesta se incluyó la integración de una serie de reproducciones de obras célebres, hechas en cemento blanco. Aquí se aprecia al Horacio de la escultora chilena Rebeca Matte, ubicado exactamente al otro lado de donde está hoy. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica del Barrio Universitario desde Los Aguilera El barrio La Toma fue creciendo poco a poco junto a la Universidad, de la que finalmente tomó su nombre. A la lejanía se aprecian la escuela de Leyes, Química, el Instituto de Investigaciones Tecnológicas y el Hogar de Hombres, actual Edificio Virginio Gómez. El Campanil, haciendo juego con los altos árboles, destaca como una señal en el paisaje. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica hacia el Hospital Clínico En el acta fundacional de la Universidad consta que la construcción de un hospital clínico era un complemento fundamental para la institución, de modo de facilitar a los estudiantes de medicina el contacto directo con los pacientes. Pero no fue sino hasta el terremoto de 1939, cuando el antiguo hospital San Juan de Dios cae, que la visión de los fundadores se pudo concretar. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica desde el Campanil hacia la Casa del Deporte Todavía hoy existen rastros de la calle que protagoniza esta imagen, pero sólo como un discreto sendero peatonal. Brunner la planteó como unión entre el sector deportivo de la Universidad y la plaza central del Campanil. Más allá de la Casa del Deporte se distingue la ubicación original del Estadio Universitario, sobre la Avenida Roosevelt, cuando la propiedad llegaba hasta la calle que conduce al Alto Concepción. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Casa del Deporte Flanqueando el acceso, se enfrentan los luchadores Greugante y Damouceno. Aunque su tema es griego, los originales fueron hechos a inicios del siglo XIX por el italiano Antonio Canova. Representan el instante en que Damouceno se apresta a dar el golpe mortal a Greugante, que lo espera con el costado descubierto. Al igual que sus representados, son las obras más maltratadas del campus, por causa de quienes, como en la foto, ocupan sus podios de asiento. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica desde el cerro hacia calle Los Tilos Asomando entre los pinos, aparece la fachada posterior del Hogar de Hombres, obra de los Premio Nacional de Arquitectura Edwin Weil y Mario Recordón, obtenida por concurso público en 1947. Entró en servicio en 1952, mismo año en que se llama a concurso el Instituto de Investigaciones Tecnológicas, ganando la misma dupla que diseñó el Arco, Gabriela González y Edmundo Buddemberg. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Instituto de Investigaciones Tecnológicas, vista lateral Fue el último edificio hecho bajo el plan de Brunner, inaugurándose el 13 agosto de 1959, cuando se conmemoraba el 40º aniversario de la fundación de la Universidad de Concepción. La mala calidad del suelo hizo crisis en esta obra, que enfrentó graves problemas durante su construcción, elevando su costo. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Instituto de Investigaciones Tecnológicas, vista frontal La estricta retícula de fachada es un tema constante en la obra de la arquitecta Gabriela González. En esta obra, son utilizadas como quiebrasoles, con orientación vertical en el cuerpo de acceso, y horizontal hacia los costados. Marca así una diferencia con los otros edificios del campus, cuyas ventanas se exponían completamente al sol, lo que no siempre beneficiaba el uso interno. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Hogar de Hombres y puntilla del cerro Para nuestra vista acostumbrada al despejado prado central del campus, podrá parecer extraño que una masa de cerro avance más allá del actual edificio Virginio Gómez. Una de las propuestas más audaces de Duhart, que revelará su actitud moderna frente al paisaje, fue rebajar esta puntilla y rellenar con el material recuperado los sectores más hondos del campus. Más tarde, se trazará una calle que impondrá una línea recta a las curvas del relieve. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Panorámica desde el Campanil hacia la Casa del Deporte Los cuidados cultivos que ocupan el centro de esta imagen corresponden al jardín de especies nativas que hoy se encuentra detrás de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas. La casa, demolida después, marca el actual cruce peatonal hacia la laguna de los patos, justo donde aparecen los sauces. En la parte inferior de la foto, una copia hoy perdida de la Venus de Milo. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Instalación de faenas para la construcción de los edificios metálicos y el Foro Donde hoy está la Plaza del Estudiante, se emplazaron las bodegas, oficinas y dependencias de la constructora de Ignacio Hurtado Echeñique que, siguiendo el plan de Emilio Duhart, comenzaron con la expansión de la Universidad. Recién inician las excavaciones para abrir el Foro Abierto, el espacio que articulará lo nuevo y lo preexistente. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Construcción de los edificios metálicos y el Foro Los problemas de suelos durante la ejecución del Instituto de Investigaciones Tecnológicas, actual Edificio Gustavo Pizarro, motivaron a Duhart a usar acero en los nuevos edificios, mucho más liviano que el hormigón. Abajo, sobre el radier ya terminado del edificio de Química, se organizan los perfiles tubulares de la estructura principal; más allá, Ingeniería está en etapa de fundaciones. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Construcción de los edificios metálicos y el Foro Abierto Una vez los edificios y el foro toman forma, es posible percibir el sentido de totalidad que condujo las decisiones de Duhart. Cada espacio se concatena con el otro para potenciarse mutuamente. La organización de las perspectivas por medio de una grilla que da continuidad a suelos y muros, va guiando los pasos y la mirada. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Diagonal Pedro Aguirre Cerda vista desde la Plaza Perú La Universidad de Concepción surgió a instancias de un grupo de ciudadanos que, superando toda clase de dificultades, llevaron a cabo una obra de enorme trascendencia. Tras el terremoto de 1939, el primer plan regulador de la ciudad reconoció su importancia al proyectar una calle en diagonal que la conectase directamente con el centro de la ciudad. Así, la institución transformó a Concepción no sólo en lo cultural, sino también en lo urbano. Fondo fotográfico María Stallforth AFUDEC/ 2020
Créditos y agradecimientos Sra. Verónica Behn Theuner, por su donación y voto de confianza a nuestra gestión. Su aporte nos permite abrir nuevos diálogos y reflexionar sobre el valor del Patrimonio Fotográfico universitario y sus múltiples posibilidades de interacción con la comunidad. Al arquitecto de la Unidad de Proyectos, Dirección de Servicios UdeC, Alexander Bustos Concha, por la preparación del texto y las descripciones que complementan las fotografías. Gracias por el compromiso y la dedicación. A César Müller Cáceres, por su contribución afectuosa a la difusión de este álbum y al trabajo del Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción. A Pedro Martinez Catalán, encargado área de Comunicación Digital AFUDEC, por su conocimiento y compromiso creativo. Un sincero agradecimiento
Claudia Arrizaga Quiroz Coordinadora/Conservadora