Revista Mujeres del BiobÍo

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DEL BIOBÍO ARTISTAS Y CULTORAS DE NUESTRO TERRITORIO / EDICIÓN Nº1

PATRICIA CHAVARRÍA Investigadora de la Cultura Tradicional Campesina

PAOLA ASTE

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Bailarina, Coreógrafa y Docente de Danza Moderna

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SANDRA SANTANDER

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XIMENA RAMÍREZ

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Escultora y Curadora

Actriz y Directora de Teatro


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PATRICIA CHAVARRÍA Investigadora de la Cultura Tradicional Campesina

PAOLA ASTE

Bailarina, Coreógrafa y Docente de Danza Moderna

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SANDRA SANTANDER

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XIMENA RAMÍREZ

Escultora y Curadora

Actriz y Directora de Teatro


El

rol de la mujer en el ámbito cultural se sostiene por incontables nombres, ilustres escritoras, artistas reflexivas, bailarinas y actrices talentosas que se han entregado con devoción a profesiones complejas. La escena local cuenta con grandes voces femeninas, y en esta ocasión quisimos destacar a cuatro mujeres, artistas presentes y vigentes, que con perseverancia y compromiso continúan dando un aporte concreto a la identidad y belleza de la Región del Biobío. Sandra Santander en artes visuales, donde la versatilidad artística ha plasmado en pequeño y gran formato una nueva visión de nuestro territorio; Paola Aste en danza, imponiendo un sello en movimiento a nuestra región y marcando un precedente de rigurosidad y profesionalismo; Ximena Ramírez en artes escénicas, que funde trayectoria y versatilidad en las tablas, pasión que trasciende a nuevas generaciones y Patricia Chavarría, quién a través de exhaustivos procesos de investigación ha vinculado la antigua sabiduría campesina con la identidad del Biobío. Es evidente la necesidad de destacar por todos los medios posibles el sello que imprime la mujer en cada uno de los desafíos que se impone. Mujeres anónimas, jóvenes y ancianas, que de manera silenciosa contribuyen día a día en la formación de la cultura. Es el desafío que de manera transversal impulsa el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, reconocerlas a todas, a Ellas que no siempre figuran en los medios de comunicación ni reciben importantes galardones, pero son multiplicadoras de los valores, conocimientos y tradiciones que dan cuenta de la riqueza cultural que puede ostentar nuestro país y la Región de Biobío. MARCIA ORELLANA KRÖYER Directora Regional Consejo Nacional de la Cultura y la Artes Región del Biobío



Patricia ChavarrĂ­a Investigadora de la Cultura Tradicional Campesina


A

los 18 años inició una minuciosa búsqueda del conocimiento de la cultura popular, siempre en contacto directo con la realidad y costumbres tradicionales y con un respeto profundo por el entorno que implican las diversas formas de la vida campesina. Patricia Chavarría nació en Concepción en 1946 y desde pequeña se interesó en el mundo tradicional campesino a través de los relatos de sus tías y abuelas que vivían en el campo. Es algo que ella denomina como vocación y que asegura es de toda la vida, desde siempre. Afortunadamente, el mayor obstáculo que pensó tener para dedicar su vida al estudio e investigación era su familia y la única dificultad con la que se encontró venía con una fuerte recomendación. “Yo tenía 17 o 18 años cuando empecé en esto y estudiaba pedagogía…hasta que llegó un momento en que dije, No¡¡ y hablé con mi padre. Él me dijo, bueno, si quieres dedicarte a esto, hazlo, pero te digo una sola cosa, hazlo bien o no lo hagas”. El enfoque hacia la investigación lo inició en el año 1964 y su mayor influencia fue Gabriela Pizarro, investigadora, educadora e intérprete del folclor chileno. “Ella es mi maestra y en el año 64´, en febrero, vino por un mes a Concepción a hacernos clase a un conjunto que teníamos y que era lo que me gustaba en realidad, pero ahí ella me mostró este otro camino, el de la investigación, del rescate de la cultura campesina y ahí me inicié. El resto, ha sido fundamentalmente autodidacta. Hay otras personas que han influido en mi trabajo, como Fidel Sepúlveda, Violeta Parra… siempre como imagen influyen ¿no? pero fundamentalmente mi formación ha sido con los protagonistas de la cultura campesina”. Respecto al proceso y desarrollo que hay detrás de su labor como investigadora, lo describe en base a etapas bien marcadas. “En un comienzo yo fui al campo a recoger material para cantar en el conjunto (musical).

Pero me di cuenta que aquí había un mundo distinto, mucho más amplio y me empecé a interesar en la cosmovisión que el campesino tenía, cómo veía, cómo asumía, cómo vivía el cotidiano, con otros valores, conceptos, con esto de que es parte de un entorno, de una armonía, que se conecta con la tierra. Pero la tierra no es tierra, sino que es un círculo que pasa por el cielo y eso te da una visión totalmente distinta del mundo. Cuando empecé en la época de los 60’s todo era muy bonito, muy lindo, en lo humano, en esto de descubrir, de deslumbrarse. ¿Y cómo fue ese proceso, usted viajaba al campo? A veces teníamos un dato de una señora, porque antes había mucha gente que cantaba y yo buscaba el canto… o llegábamos a un lugar “miren nos dijeron que por aquí hay una señora que cantaba a lo antiguo”, “ah la señora tanto”, y tú no te das ni cuenta cómo se van abriendo puertas, además que el campesino es tan acogedor, entonces al final uno termina siendo comadre, amiga de la gente. En un comienzo las grabaciones fueron en cinta, arrendaba una máquina súper pesada y empecé por ejemplo, aquí en penco. A veces iba sola, otras veces con gente del grupo, pero de toda esa gente ninguno siguió, es que es difícil. ¿Entonces cómo perseveró? De porfiá no más, de porfiá y de cariño… sí hay que ser muy porfiada, muy porfiada porque si no…Hubo un momento, sería el noventa y tanto, que dije ya, empecé a tomar los casetes y los empecé a botar a la basura y una amiga detrás fue y los recogió, por suerte. Es que en ese momento no, no veía… pero después se me empezaron a abrir puertas, puertas… claro, es que esto es porfía y tener muy claro lo que uno quiere, y ser intransigente, consecuente y perseverante.

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Más tarde Patricia comenzó a trabajar en Santiago y la empezaron a invitar a cursos, clases y talleres, lo que le permitió recorrer el país, trabajar en escuelas de verano, universidades e incluso ir al extranjero, donde pudo relacionarse con otros investigadores. “Para mí ha sido una escuela, una escuela en lo personal que me ha ayudado mucho a entender el mundo y también creo que es una herramienta que podría y debería ser muy importante en la educación, incluso en la política. Es decir, que los profesores hagan que los niños reconozcan y valoren su entorno, y de ahí a su familia, su comunidad, en fin. Entonces yo lo defino como algo que es muy importante para la vida de una comunidad, reconocerse en sus manifestaciones más tradicionales”. “Yo siempre digo, aquí llega el que tiene que llegar…”. Con más de cuarenta años de trayectoria e investigación ininterrumpida, en 2005 Patricia Chavarría crea el Archivo de Cultura Tradicional, con el apoyo de la Corporación Cultural Artistas del Acero. Este archivo es una instancia que desarrolla acciones de conservación, investigación y difusión de las expresiones de la cultura tradicional, para el resguardo de la memoria oral campesina. “Yo quería que quedara en Concepción, porque yo ya había dejado una copia de casi todo mi trabajo en la Biblioteca Nacional, pero quería que quedara acá y ahí se empezó a conformar este Archivo, que recibe alumnos que vienen aprender de lo musical pero también de la parte media filosófica de lo que es la cultura campesina”. Por lo mismo, Patricia Chavarría sostiene que ha desarrollado su trabajo específicamente en el Biobío y Maule, porque son saberes rurales que confiesa conocer a fondo, primero porque es de acá y luego porque pensó que si iba a dedicarse a algo tenía que hacerlo en profundidad y en un solo sector.

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“Porque sí podría haber ido a La Tirana, a Chiloé, pero iba a recoger así, iba a ser como un barniz no más, igual que me han preguntado por qué no he estudiado la cultura mapuche, yo creo que ese es un mundo que requiere una dedicación absoluta, un respeto tremendo, una cultura tan distinta y tan rica, entonces… Y además que lo campesino me fascina”, señala.

“No soy yo la que tiene llegada con la gente, es lo que hago” Chavarría ha recibido numerosos reconocimientos en su vida, tales como el Premio Violeta Parra, mención Cultura Tradicional del Consejo Regional de la Cultura y las Artes del Biobío año 2003; la Medalla Bicentenario, entregada por el Gobierno de Chile en 2010 y recientemente fue reconocida en el Día Internacional de las Mujeres por su aporte en la investigación, difusión y rescate de la cultura tradicional campesina, otorgado por Sernam Biobío. Sin embargo, y pese a su amplia y prestigiosa trayectoria, nunca ha dimensionado el impacto que ha generado su trabajo. “Nunca he trabajado para eso… y por ello cada premio ha sido una sorpresa… incluso todavía”. Y para graficar su punto de vista nos cuenta una historia que le hace mucho sentido. “Hace poco fui a un seminario en Santiago y me llama la atención la llegada que tiene, pero no soy yo la que tengo la llegada, sino lo que yo hago...


creo que es el enfoque y no es de forma aislada; son el canto, la danza, la cerámica o los cuentos, son ramas de un árbol, pero creo que hay que ir a la raíz de ese árbol y ese es el ser humano. Entonces eso es lo que llama la atención, rescatar esos elementos. Yo hablé de una frase que me dijo una vez una señora que estaba ahí con la guitarra, ella no sabía leer ni escribir y me dijo la siguiente frase, <<voy suelto celambe como quiere>> y buscando, buscando, buscando, esa frase está en el quijote. Sancho le dice al Quijote esa misma frase, entonces tú dices cómo eso llegó a un lugar aislado, a una persona que no sabe leer ni escribir. Entonces, es para rescatar el proceso de aprendizaje a través de la oralidad, pero para eso tú tienes que hablar del ser humano, y eso a la gente le gusta mucho”.

¿Ha influido el contexto social o procesos históricos en el desarrollo de su obra? Sí. Bueno, mi quehacer siempre ha estado vinculado a la gente más humilde en realidad. Pero hay una etapa de la historia de Chile que nos afectó a todos, creo yo, como fue la dictadura. Fue una época terrible, yo estuve presa, cesante, con dos niños chicos, tuve que cantar en la calle, hacer miles de cosas distintas…Pero también eso influyó en el campo y hay cambios tremendos a partir más o menos de los 80’s, cuando llegan las forestales a los campos y la gente se empieza a quedar sin agua, empiezan a tener problemas hasta de robo, de asaltos…entonces es un quiebre muy fuerte, hay mucho más de lo que uno piensa en los campos que se ha perdido, no en el sentido del canto y la danza, sino de reconocerse como cultura.

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Hay una fractura tremenda, tremenda, sobre todo para las generaciones más jóvenes, en que los jóvenes ya no quieren estar en el campo porque no tienen ninguna posibilidad de desarrollo, a menos que planten pino, esperen, los vendan… entonces no necesitan estudiar, y lo otro es irse a la ciudad y bueno, ser citadino con un gran televisor, un gran… ¿cómo se llaman estos?... celulares jaja, todo eso, entonces el quiebre es fuerte. Cuál cree usted que es el aporte que ha generado en su área de trabajo? Uno es en lo musical, en poner en valor la riqueza musical campesina, a través de la rítmica, a través de las afinaciones, de un repertorio, de la lírica, en fin. Y lo otro es el aporte del Archivo, que quién se interese vea esto como un producto de una comunidad de seres humanos, porque yo conozco mucha gente que está en grupos pero cuando hablan del campesino dicen “no si no saben nada, son ignorantes” y están cantando, o sea no han aprendido nada. Cuando yo me quise dedicar a esto mi maestra Gabriela me dijo “si te vas a dedicar a esto tienes que ser muy perseverante, tener mucho respeto y mucho amor”, y en realidad es la verdad… y hay que estudiar harto. ¿Qué desafíos y/u oportunidades proyecta a futuro? A futuro, no sé cuánto futuro queda, ya estoy casi en los 70… bueno, el proyecto mayor es el Archivo de Cultura Tradicional, que esto quede de alguna manera, porque si me pasa algo mañana, hay muchas cosas que nadie va a saber qué hacer con ellas porque no está catalogado, que es lo que estamos haciendo, entonces eso en primer lugar, que quede… en Santiago está toda la colección fotográfica, porque aquí es imposible, no tenemos, no hay personas que se dediquen a eso y requiere mucha plata, entonces lo que hice fue llevarla toda, y es mucha, mucha, mucha.

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Me dolió harto tener que hacerlo pero sé que está resguardada. Y lo otro, es poder dejar algunas cosas escritas, ahora con un fondo del libro vamos a lanzar uno con un video educativo sobre la guitarra campesina, entonces seguir aunque sea en artículos o cosas chicas, pero seguir dejando esta orientación, esta forma de entender la cultura campesina, me interesa dejarlo de alguna manera. Yo pienso que nosotros no podemos vivir como lo hicieron los campesinos antiguamente, ni podemos hacer las mismas fiestas ni cantar las mismas cosas, entonces es importante la creación, la creación en base a las raíces y en Chile hay un movimiento fuerte de gente joven que está dedicada a crear, pero que tu sientes que ahí está. Pero es muy difícil que alguien joven se pueda dedicar exclusivamente a esto. Yo creo que me he mantenido por vieja no más, porque he cumplido ciertas etapas, pero empezar ahora en Chile, es difícil… comprarte un libro siquiera cuánto cuesta… pero hay mucha gente que está interesada en difundirlo, de aprender y hay también jóvenes que, como te digo, están recogiendo y que yo creo que nunca va a dejar de haberlos. Ya está la semilla ahí, ya se plantó…Yo creo que estoy en época de cosecha, porque el ciclo de la tierra es el mismo ciclo de la vida, entonces uno ya está en época de cosecha. Como directora artística ha estado a cargo del taller de Folclor "Millantu", el Grupo de Folclor "Pehuén", el Taller "Curarrehue", el grupo de Folklor de menores del Hogar "Pedro Véliz Urbina" de Talcahuano y el grupo de folklore "Lafquenche", de la comuna de Pelluhue, entre otros. Su trayectoria la ha hecho merecedora de muchas premios como la Medalla al Mérito, mención

Investigación, otorgada por el

Consejo Chileno de la Música, filial UNESCO (2002); el Premio Violeta Parra, mención Cultura Tradicional del Gobierno Regional del Biobío (2003); el Premio Nacional de Folclor (2005), otorgado por

el

Sindicato

Nacional

de

Folcloristas;

el

Premio

Fidel

Sepúlveda de la DIBAM (2008); la Medalla Bicentenario, entregada por el Gobierno de Chile (2010) y el premio a la Cueca “Samuel Claro Valdés”.



Bailarina, Core贸grafa y Docente de Danza Moderna

PAOLA ASTE


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LA

bailarina y coreógrafa Paola Aste nació en la ciudad de Concepción. Durante sus primeros años recibió formación en danza clásica, pero fue la danza moderna la disciplina que la cautivó y desde donde ha centrado su trayectoria artística de más de 20 años. Cuando me inicié en la danza, Belén Álvarez estaba en Concepción y tenía el ballet contemporáneo y con ella empecé a tomar mis clases de danza. Yo era adolescente y me encantaba, me quedaba a ver los ensayos, cuando estaba montando, haciendo coreografías y me encantaba ver la manera en que construía con el cuerpo, lo que lograba en el espacio, las dinámicas, energías, las historias que iba narrando. Yo creo que eso me marcó bastante, en el sentido que me sentí comprometida, involucrada con la composición y creo que las ganas de ser coreógrafa, de crear, partieron muy temprano. ¿Hubo obstáculos o dificultades en el desarrollo de su trabajo en esos primeros años? Yo creo que siempre es dificultoso en el arte, dedicarse a una disciplina artística tiene su lado de lucha ¿no? En época de dictadura para la danza y las disciplinas artísticas, que de alguna forma fueron censuradas, no era muy fácil encontrar algún espacio donde uno pudiera dedicarse a cultivar la danza, posterior a eso hubo un tiempo que eso fue positivo porque era como una resistencia, nos juntábamos muchas personas que pensábamos que la danza era una forma de expresión, una forma de vivir y después, aparece Patricio (Bunster) con la Joan (Turner) de vuelta del exilio y forman un gran movimiento dancístico en Concepción y a nivel nacional también en Santiago, y eso dio un apoyo fuerte a la posibilidad de dedicarse a la danza.

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Los cambios y procesos históricos han influido en la construcción de su obra coreográfica? Claro que sí, porque en el fondo la danza es contemporánea y el arte contemporáneo vive el momento que a uno le toca vivir en la vida, refleja lo que está sucediendo, los acontecimientos, las emociones, la vida, las luchas, pasiones y claro que sí, en mi caso voy acorde a los acontecimientos sociales, políticos y culturales que estamos viviendo. Y con la perspectiva que le dan más de 20 años de labor coreográfica y docente, ¿a qué responde su trabajo? A una necesidad de comunicar, de transmitir una visión de mundo, yo como mujer también en el plano genérico, desde una visión de mujer, feminista o no feminista. Responde a los derechos básicos de una mujer, cómo siente, piensa, trabaja, entonces yo me desarrollo y proyecto desde el punto de vista de la mujer. En ese sentido los trabajos que uno va creando durante los años van reflejando la vida que uno ha tenido, es la visión, lo que uno piensa, cómo uno piensa, cómo uno percibe el mundo, lo que a uno le molesta, los sueños, las muertes, las vidas, los amores, todo se cuenta a través del arte, a través de la danza. Cuál es el proceso que hay detrás de su propuesta creativa? No hay ninguna receta específica y creo que cada creador tiene sus motivaciones internas o externas en la danza o en otra disciplina artística, lo que a uno le conmueve, hace vibrar y eso puede ser el dolor; la alegría, la justicia, el amor, pueden ser tantas cosas. Puede que nazca la idea primero, entonces uno tiene esta idea por algo que vivió o por algo que le contaron o por algo que supo o leyó, entonces empieza a haber como un bichito interno que le empieza a decir a uno, cómo yo quisiera decir esto y hay un discurso político,


no me refiero político en el sentido de una lucha política, sino que a un discurso político porque la vida es la política, yo hago política todo el día, entonces es mi discurso a través del arte y eso es una cosa que comienza a surgir desde el interior. Puede ser desde el interior pero también puede ser desde el exterior, desde cuando uno observa alguna cosa que le llama la atención y dices qué sucede con esto, para dónde va, por qué está pasando lo que está pasando, me gusta lo que está pasando o no me gusta, y ahí viene todo un mundo, todo un universo de preguntas, de cuestionamientos, dudas, en que uno va ahí viajando, viajando por todos estos estados, hasta que logras ir ordenando lo que uno quiere decir, pero que sí es una necesidad fundamentalmente de comunicar, de expresarse, de decir algo y ese algo es particular en las personas. A través de la docencia ha compartido su experiencia e investigación escénica, ¿cómo ha sido el recibimiento o cómo es ese feedback con estas nuevas generaciones que se están formando de los estudiantes en la danza? El feedback es totalmente positivo, yo hago clases en Santiago a alumnos que estudian danza y coreografía, que quieren ser bailarines, futuros corógrafos, profesores también, y la relación es muy buena porque hay mucho interés. La danza ha crecido enormemente, así como el interés por ser parte de este universo dancístico, igual uno tiene que luchar contra ciertas cosas que se han ido apoderando de los jóvenes y cuesta un poco que comprendan que tienen que estudiar mucho para lograr algo, que no es inmediato, entonces ahora está la cultura del inmediato, de querer hacerlo ya, ir y bailar al tiro, entonces eso es un poquito diferente a la época en que estudiábamos nosotros en donde realmente los estudios eran una cosa sagrada. A través de la educación uno puede entregar herramientas para la vida entera, entonces es

muy importante mi labor docente porque no solamente va a la formación de un bailarín sino que va a la formación de un ser humano integral e intento transmitirle valores profundos sobre la danza, la vida, el respeto al ser humano, al cuerpo, al amor a lo que uno está haciendo, la pasión, porque si uno no tiene pasión en la danza mejor dedíquese a otra cosa, porque la danza es rigor, trabajo, hay que estar ahí, es duro, a veces se piensa que la danza es algo fácil de lograr, que es levantar las patitas nada más, pero resulta que no es así, es un trabajo muy profundo en el que hay que estar en contacto constantemente y en ese sentido la labor docente a mí me gratifica mucho porque también yo intento transmitir mi escuela, que viene de Patricio, que viene de Joan, desde la Belén, donde el ser humano es considerado como un ser humano integral, no solamente como un bailarín nada más, sino que tenga todo un mundo a su alrededor, fuerte, y en ese sentido yo trato de aplicarlo, lo he hecho siempre con el Calaucán, con todo, o sea es parte de mi existencia eso. Su principal preocupación y motivación ha sido abrir un espacio para la danza en la Región del Biobío y en esta línea Paola fue Directora y Coreógrafa del Centro y Compañía de Danza Calaucán hasta su cierre en el año 2008. Este país es muy poco democrático en el sentido de que Santiago es la capital de Chile y todo sucede en la capital de Chile, entonces haber tenido un centro de danza como fue el Calaucán, con la cantidad de alumnos e integrantes que tuvo la compañía, la cantidad de funciones, viajes, que anduvimos por todos lados, creo que eso no es fácil de hacer y no cualquier otra región de Chile tiene lo que nosotros tuvimos acá, entonces creo que sí, el Calaucán es muy recordado, reconocido, mi obra y la obra de muchos, porque no es sólo mi obra, lo que yo siempre digo, fuimos un colectivo de personas que luchamos por tener un espacio común, por tener una visión de la danza y por hacer una escuela.

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Fue interesante cuando formamos el Centro Calaucán, cuando tuvimos nuestro propio espacio, porque antes hicimos muchas cosas, pero éramos itinerantes, como gitanos, teníamos que andar pidiendo espacios en gimnasios que eran terribles, sucios, helados, entonces era un sacrificio terrible, pero realmente también de eso guardo buenos recuerdos. Por eso en ese momento tuve una tranquilidad como para poder crear en buenas condiciones, entonces ahí surgieron muchos trabajos interesantes. Desde Calaucán Paola Aste desarrolló un intenso trabajo creativo a través de numeorsas piezas coreográficas entre las que destacan: Profunda Piel, Sakura, Vidas Mínimas, Calaucakus Dodonei bálsamo de heridas. También destaca la realización de cuatro obras multidisciplinarias, todas con aporte de Fondart entre los años 1998 y 2004: Sobremesas, Gente de Aurora

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Disecta Membra y Oreja Ojo. Y bueno, los Selknam, que fue la última gran obra que hicimos nosotros en Calaucán, que hablaba sobre la exterminación de este pueblo originario del sur de Chile, de la Patagonia, que fue un proceso maravilloso porque hubo que investigar mucho sobre cómo eran estas personas, cómo vivían, qué es lo que hacían, por qué los mataron, de dónde venían, cómo sobrevivían, cómo se comunicaban, entonces esos son recuerdos que quedan cuando hay una gran investigación, donde hay un profundo compromiso con lo que uno está haciendo, porque yo creo que es importante el compromiso. Si uno va a hablar sobre una cultura, sobre su gente, un pueblo al que uno no pertenece, por respeto a su vida tienes que investigar profundamente. ¿Cuál cree que es el aporte o innovación que ha generado su obra en esta área de la


La visión, la profundidad con que uno hace las cosas, un sello de movimiento, un sello de lenguaje, yo creo que eso es una cosa que no tiene un nombre específico, porque el lenguaje dancístico se va armando en la medida que tú vas aprendiendo de distintas técnicas, de distintos movimientos de danza y tú armas tu propio lenguaje de movimiento, pero yo creo que mi sello tiene que ver con el compromiso, quizás desde la mirada de la mujer hacia el mundo, desde mi mirada como artista y como mujer, como yo veo el mundo y eso es lo que uno trata de plasmar en las obras. ¿Qué desafíos y/u oportunidades proyecta a futuro? Ay señor, es difícil, uno está constantemente en desafío, si esta cuestión de vivir de la danza y tratar de ser, tratar de armar una coreografía o tratar de armar unas funciones son puros desafíos. Es difícil en términos que el arte no está reconocido en este país como una profesión cualquiera, a nosotros aún nos siguen preguntando ‘ah y qué más haces’, eso no se lo preguntan a un médico, a una ingeniera. De alguna manera tiene que ver con la responsabilidad que tenemos como sociedad, desde el gobierno, desde la empresa privada, desde el individuo común y corriente de lograr introducir, de sentir que la danza es una manifestación que necesita de apoyo, de un soporte, de un reconocimiento. Es una falta de respeto a estas alturas del partido que los artistas todavía tengamos que seguir compitiendo entre nosotros para poder tener plata, para poder hacer una obra. Uno está siempre desafiando, hay que empezar a buscar, justificar, pedir y a convencer al mundo entero, entonces eso es terrible.

Sello Nacional de Excelencia en Danza y el Premio Regional de Arte y Cultural del Biobío ¿Cómo recibe estos reconocimientos? Siempre es bueno cuando le reconocen el trabajo y uno siempre se va a alegrar de eso. Ahora, yo creo que eso tiene que ver con la huella que uno ha ido plasmando en este caso en Concepción, en la Región del Biobío, es el reconocimiento al trabajo que yo realicé durante más de 20 años y que sigo realizando, eternamente, pero que es un trabajo y un reconocimiento a un colectivo, porque en el tiempo del Calaucán, que fue un momento muy importante en Concepción éramos un colectivo de personas que trabajábamos, yo creo que es el reconocimiento a ese tipo de trabajo, y claro que yo lo dirigía pero tenía un colectivo de personas que iban remando hacia la misma dirección.

En el año 2003 es distinguida por Sernam como una de las mujeres destacadas de la Región del Biobío. El 2005 es favorecida en el Concurso Coreográfico Malucha Solari realizando la obra “Ladrillos de Arena”. Ha recibido reconocimientos como la medalla al

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artista visual y escultora Sandra Santander nació en Concepción en 1957 y sus inicios en las artes visuales se manifiestan a temprana edad. “No sé si de niña, de adolescente, siempre me gustó el arte, dibujar, me gustó lo relacionado con la parte creativa y visual. Ahora, ¿si hubo alguna influencia en particular? mi padre, ahí hay una opinión gravitante que tiene que ver con los apoyos familiares. Luego de eso el ingreso a la universidad y el hecho de empezar a sumergirte en todo lo que es la problemática del arte, la historia del arte, los modos y usos, fueron definiendo, mostrando diversos caminos y produciendo una definición determinada por la escultura, pero fue dándose de una manera muy natural y espontánea”. En términos generales podría decir que he tenido una carrera bastante fluida, positiva y estoy muy contenta con lo que he hecho, por cuanto mi formación universitaria ocurrió en tiempos de dictadura, donde no estaban las libertades establecidas, por tanto el acceso a la información y a saber lo que estaba pasando en el territorio de las artes visuales no era fácil. Estamos hablando de los años 80, fines de los 70, de manera que también todo eso jugó en contra, pero aun así considero que el medio me brindó las oportunidades suficientes para desarrollar mi trabajo. Por otro lado, yo ingresé al ejercicio del arte en una disciplina que normalmente hacían los hombres, como es la escultura.

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Sandra Santander Escultora y Curadora

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A pesar de todas esas circunstancias, creo que tuve las oportunidades y los apoyos necesarios. Trabajé mucho para lograr hacer cosas y creo que ahora, después de 30 y tantos años de ejercicio de profesión y del oficio de escultora, puedo decir que tengo una trayectoria en la región y también a nivel nacional. Puedo decir que he hecho mucho de lo que he querido, pudiendo desarrollar libremente mí trabajo y he podido hacerlo dentro del taller, en el espacio público y no es usual que eso se dé, no es la media entre los artistas, en el ambiente general. Muchos compañeros míos desertaron en el camino, terminaron haciendo otras cosas o tal vez les costó más, de manera que no sé a qué atribuirlo, pero eso ocurrió conmigo y lo a g r a d e z c o . Ahora, la temática es algo que a mí me ha perturbado todos estos años y me ha impulsado a hacer escultura y a seguir trabajando, también ha sido muy enriquecedora porque vivo en una región que me permite nutrirme de muchas cosas. También el hecho de que cada vez que termino una exposición, un espacio en trabajo público o una etapa de mi trabajo, he quedado con hambre y con sed de más, lo que me permite volver a comenzar al día siguiente, y eso me ha permitido siempre ir un poquito más allá, tratar de superar lo que he hecho. Esto también juega en contra, porque soy muy criticona con lo que yo hago. Proceso de obra Yo trabajo con elementos del paisaje y mi región y país ofrecen muchos referentes con los que trabajar, pero yo comencé con el ser humano, luego me lo salté y aterricé en un territorio, y ese territorio me está ofreciendo referentes que a mí me permiten trabajar. La génesis de la obra parte obviamente por el impulso espontáneo de hacer, imaginar, mirar, investigar, verbalizar y a partir de eso puedes empezar a concretar en el taller. No sé si puedo explicar de manera coherente lo que pasa entre que comienza y termina, es difícil, yo no me aventuraría a

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coherente lo que pasa entre que comienza y termina, es difícil, yo no me aventuraría a hacer una descripción o un derrotero de lo que está pasando en ese periodo, pero luego de este impulso creativo; que parte por el tamiz del conocimiento, de la investigación, de lo que has hecho y lo que no, de lo que te gusta y no te gusta, de lo que quieres y cuál es en el fondo lo que quieres aportar. Ese periodo es el más largo y el más complicado, por cuanto a veces los árboles no te dejan ver el bosque, a veces estás tan encima, tan ensimismado en una idea que no siempre estás consciente que estás tomando la decisión adecuada o atinada, pero es así el ejercicio del arte y es así como tiene que ser, no existen fórmulas ni existe una manera para llegar a un lugar con mayor o menor certeza, la incertidumbre es lo que te acompaña de principio a fin y por esa misma incertidumbre es que sigues trabajando. ¿Siente que su obra se ha constituido como un referente para otros artistas o para las nuevas generaciones? Yo estoy absolutamente consciente y así tiene que ser, que cuando instalas una obra en el espacio público no siempre traduces el sentir de muchos, siempre es un fragmento, siempre va a haber personas a las que le gustará mucho, también habrá a quien que no le gusta nada y otros a quienes le da lo mismo. El tema es que los equilibrios se den, entre lo uno y lo otro y no pase como con el memorial del 27/F, que yo he hablado con mucha gente y no le gusta a nadie, y ahí se produce un punto de quiebre, por cuanto es una obra que a lo mejor nunca debió estar ahí, nunca debió hacerse o la escala que tiene no es la que corresponde o debió colocarse en otro lado, no sé qué pasó ahí que la comunidad no lo recibió bien, entonces se produce un desequilibrio feroz porque hay una comunidad que está resintiendo la intervención de un espacio público, que le corresponde y pertenece. ¿Siente que su obra se ha constituido como un referente para otros artistas o para las nuevas generaciones?


Yo estoy absolutamente consciente y así tiene que ser, que cuando instalas una obra en el espacio público no siempre traduces el sentir de muchos, siempre es un fragmento, siempre va a haber personas a las que le gustará mucho, también habrá a quien que no le gusta nada y otros a quienes le da lo mismo. El tema es que los equilibrios se den, entre lo uno y lo otro y no pase como con el memorial del 27/F, que yo he hablado con mucha gente y no le gusta a nadie, y ahí se produce un punto de quiebre, por cuanto es una obra que a lo mejor nunca debió estar ahí, nunca debió hacerse o la escala que tiene no es la que corresponde o debió colocarse en otro lado, no sé qué pasó ahí que la comunidad no lo recibió bien, entonces se produce un desequilibrio feroz porque hay una comunidad que está resintiendo la intervención de un espacio público, que le corresponde y pertenece.

Gran parte de su obra está dedicada al espacio público ¿por qué decide abocarse a este lugar? Yo creo que el sentido y origen de la escultura es el espacio público, desde la prehistoria para adelante, es que después con los años la escultura entró a las iglesias, a los templos, a las casas, a los museos y así sucesivamente se fue achicando, achicando y terminó en un objeto, pero en estricto rigor el origen de la escultura es el espacio público. Si yo pongo la obra dentro de una sala de exposición se produce un diálogo íntimo entre el espectador y la obra, es decir, el ámbito de relación se reduce a un cierto grado de intimidad entre el espectador y la obra, que puede ser muy estrecho y enriquecedor, pero cuando instalas una obra en el espacio público es el diálogo abierto, es la comunidad toda que está dialogando con

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esa obra o con lo que tu quisiste poner allí y que está interactuando con ella, que es el caso de la obra Las Araucarias, que yo hice pensando en que la gente se subiera, encaramara y se sentara, y eso está ocurriendo y hasta ahí a mí me parece que está muy bien, que la gente la use y que no solamente la mire. Con los pies enterrados en el Biobío Los lugares los hacen las personas, aquí está mi familia, mis amigos, aquí conocí al hombre del que me enamoré, con el que me casé, aquí me compré una casa. Yo nací en Concepción y he ido a otros lados, salgo, voy y vuelvo, pero vivir, estar y desarrollar mi trabajo yo lo hago con los pies enterrados acá, muy enterrados. La cabeza puede andar en cualquier lado, pero mis raíces y todo lo que hago lo he hecho desde acá, no tendría ninguna razón para salir de acá. Nuestra historia común nos ha hecho pasar por diferentes etapas en que la mirada del hombre, del habitante, ha ido cambiando radicalmente en los últimos. Creo que soy de la generación que a más cambios ha asistido, socioculturales y tecnológicos. Yo empecé a estudiar con libros y diapositivas y mi postgrado lo hice estudiando en internet, es decir, es un cambio radical, el acceso a la información fue una cosa totalmente inesperada y diferente. Ahora, los cambios sociales que ha habido en Chile, también han sido profundos desde antes y después de la dictadura, que nos ha hecho cambiar como pueblo, como país, que indudablemente tú te enfrentas a tu trabajo de una manera diferente, es decir, tu sientes que tienes que darle un sentido y un contenido a tu obra, ya no es el objeto bonito que tu intentas hacer porque te das el gusto o que te encierras en tu taller a hacer lo que tú quieres porque te inspiraste ese día, tu trabajo tiene que estar directamente relacionado con lo que está pasando en la sociedad toda y eso te lo dice los cambios sociales que hemos tenido.

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¿Cuál cree que ha sido el aporte o innovación que ha generado en su área de trabajo? El trabajo de taller es un trabajo un poco más personal, íntimo y es más de sensaciones que de ideas, porque en mi caso soy de la escuela de trabajar con materiales, pertenezco a esa formación en que el artista no sólo adquiere formación académica en cuanto a conceptos, sino que además de oficio Yo aprendí a trabajar la madera, la piedra, los metales, de manera que puedo sentarme y dialogar directamente con ellos y ver qué puedo extraer de ellos para ponerlos al servicio de una idea. Al revés de otros artistas que no tocan sus materiales, que no los intervienen, los reordenan, el caso mío no, le meto las manos y lo manipulo y ese trabajo es terriblemente enriquecedor, a mí me encanta, elegí en algún momento de mi vida trabajar con la madera y sigo trabajando con la madera y no puedo desprenderme de sus olores, de sus texturas, de lo que me dicen, yo recojo desde los palos de la leña hasta las ramas, entonces me rodeo en mi taller de un ambiente que te provoca muchas sensaciones. En el caso de la escultura de pequeño y mediano formato, mi obra de taller, ha estado ligada a generar una mirada diferente del entorno que a veces parece que no vemos, el paisaje urbano o no urbano, paisaje de la ciudad o lo que está pasando con nuestras riquezas naturales, nuestro patrimonio natural. Tal vez modifica un poquito la mirada del transeúnte cuando ven mis obras que aluden justamente a ese mundo, en el caso de las obras urbanas, claramente los memoriales apuntan a un sentido y a un significado específico, y eso fue para mí casi un deber moral cuando me invitaron a hacerlo, porque me pareció que de alguna manera era establecer en un punto de encuentro común de toda la ciudadanía, un hito que iba más allá del tema político, un tema moral y de historia común, ese significado ha sido de lo más potente que me ha tocado hacer, y de lo que


más significado tiene para una comunidad. Quien quiera que pase por ahí y ve un listado de nombres, que dice esto pasó, estas personas cayeron, por esta razón y están aquí recordándolas por esto, de alguna manera implica que tengamos un precedente en la sociedad que eso no puede volver a ocurrir y eso creo que se logra con los memoriales. Desde el año 2004 se desempeña como Curadora de la Pinacoteca de la Universidad de Concepción ¿cómo ha sido este proceso? Enriquecedor, por cuanto me ha permitido conocer el tema del patrimonio, que para mí era algo que estaba en los textos y que había aprendido en la universidad. Luego trabajar con una colección como la de la Pinacoteca para preservarla, difundirla, conservarla y exhibirla, me permitió asumir con mucha humildad mi condición de artista, en primer lugar, acercarme de manera técnica a la obra de otros artistas me enriqueció también como persona. Valorar lo otro, valorar lo que hicieron hace 100, 50 años atrás, en un momento, en un contexto diferente al que estamos viviendo ahora me hace también reflexionar acerca del rol del artista en la sociedad. Esto porque a través de la historia del arte y de un recorrido por nuestros artistas, de su obra, nosotros podemos saber de nuestra identidad, idiosincrasia, historia, de nuestras costumbres, hábitos, es decir, podemos conocer un poco ese otro Chile profundo, que no necesariamente está en los textos de historia. Ese es la labor que nosotros desarrollamos y que me ha motivado a seguir en la Pinacoteca, a educar. Por otro lado la Pinacoteca también hace una actividad de difusión de los artistas actuales que también me ha permitido colocarme en el otro lado de la barricada, como digo yo, de que muchas veces fui yo la que expuse, fui yo la que llegué con mi obra a los espacios expositivos y ahora soy yo la que ofrece ese espacio, la que tiene que coordinar, la que tiene que hacer la producción, la gestión para que otros artistas expongan su trabajo, me ha permitido no solamente comprenderlos sino apoyarlos de mejor manera. Obviamente que es un aprendizaje

de todos los días, porque yo no solamente trabajo con la obra de los artistas, sino también con sus egos y cada artista es un mundo distinto, es un universo y su obra también lo es, entonces también trabajar con eso es un aprendizaje, es un crecer todos los días con el otro y felizmente ha sido una experiencia muy buena. Por último, ¿qué desafíos y/u oportunidades proyecta a futuro? Me gustaría hacer una última obra pública de gran envergadura, que tiene que ver con una etnia determinada. Creo que la memoria del ser humano es muy frágil y en ese sentido el memorial viene a llenar una especie de vacío que queda en la sociedad, que es diferente del monumento, que conmemora, celebra algo o alguien, en cambio el memorial apunta a reparar, a hacer algo en que nosotros como sociedad hemos fallado de alguna manera, algo que pudo haberse evitado si hubiese habido las voluntades, si hubiesen habido los pensamientos adecuados, la valoración, los valores morales que en algún momento fallaron y que ocurrió simplemente El memorial apunta a eso, a saldar deudas, esa es la aspiración del memorial y a mí me gustaría hacer un último memorial que no necesariamente tiene que ver un hecho político coyuntural, social, sino que tiene que ver con un acontecimiento más histórico o cultural que es el tema de las etnias, no solamente de Chile sino también americanas, lo que pasó desde la llegada del mundo español hasta hoy ha sido, a mi juicio, una seguidilla de equivocaciones, pero eso ya está hecho y ya no hay vuelta atrás, todavía nos queda ese recurso, de poner un lugar, de decir: mira no nos saltemos esto, que no nos vuelva a pasar… en el fondo es eso, eso en cuanto a obra, me gustaría, como cerrar un ciclo ahí con el tema de la obra pública… y luego, me gustaría hacer un libro para mí, dejarle a mis hijos o quién quiera, un libro sobre lo que yo he hecho, sobre mi obra, mis esculturas, mi trayectoria, buena, mala, mejor o peor, pero yo creo que podría quedar… una memoria personal y eso, bueno también es un desafío porque hay que hacerlo, hay que buscar los financiamiento y los apoyos necesarios, pero yo creo que tengo todavía algunos años por delante como para hacerlo.

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Patricia Ximena Chavarría Ramírez Investigadora de la Cultura Actríz y Directora de Teatro Tradicional Campesina

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Yo

creo que mis primeras influencias teatrales las tuve en casa, de cabra chica mi mamá me llevaba al cine, a las actuaciones en el colegio y escuchaba los radioteatros, me encantaba esta cosa de imitarlos, pero era un juego, a mí nadie me dijo que eso era teatro. Digamos que en el juego estaba el espíritu del teatro, aún sin siquiera haber visto una obra. La primera vez que fui al teatro me impacté. Yo vivía en el norte, en Iquique y en un viaje a Santiago me invitaron a ver la obra “La Mama Rosa” de la emblemática compañía Ictus. Yo quedé con la boca abierta porque la encontré tan linda y me gustó, fue todo un descubrimiento ver por primera vez lo que era el teatro. Pero ahí lo dejé, quedó en mi cabeza pero sin influir en mis decisiones, porque la verdad es que quería ser artista pero de la danza, a mí me fascinaba el ballet y lo tenía entre ceja y ceja, pero cuando quise estudiar en Santiago profesionalmente, me dijeron que por ningún motivo, porque mi padre era ingeniero y mi madre dentista. Y dije, mamá yo quiero estudiar danza, pero no fue posible y lo tuve que aceptar porque no había otra opción, y cuando tuve que elegir qué carrera estudiar pensé ser periodista, porque mi papá hablaba mucho de Lenka Franulic, que fue una gran periodista y me gustó que fuera una mujer la que escribía y dije voy a ser periodista y crítica de arte.Y entré a la Universidad de Concepción, pero pronto me di cuenta que tenía que estudiar más y especializarme, porque de teatro, por ejemplo, no sabía nada salvo la obra que había visto. E ingresé a un curso vespertino del Teatro de la Universidad de Concepción, TUC, que era una tentativa para la escuela de teatro que iba a surgir el año próximo,así que fui y cuando se hizo el llamado se presentaron 70 personas, eligieron 11 y quedé en el cuarto lugar. Cuando empecé vi que el teatro era lo mío, me enamoré y lo encontré fabuloso, además, antes ya de matricularme había ido a ver

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“El diario de Ana Frank” y estaba tan bien hecha que nunca la he visto superada, la he visto varias veces después por otros grupos de teatro, pero nadie lo ha superado, debe haber sido la impresión que me causó que dije si esto es teatro, yo quiero ser actriz. ¿hubo alguna dificultad u obstáculo para desarrollarse artísticamente? El primer obstáculo fue mi familia, ya que estudiara periodismo me lo perdonaron porque mi papá era muy allegado a las letras, muy buen lector, siempre había una buena biblioteca en casa, pero cuando le dije que iba a dejar periodismo y estudiar teatro me dijo que no me iba a apoyar, pero mi abuela si lo hizo y me dijo “si hay algo que yo detesto es que la gente trabaje en lo que no le gusta porque uno se realiza en lo que hace y si lo está haciendo a la fuerza es un pecado mortal y no vas a ser feliz en la vida, pero si te gusta vas a pelear con ganas y vas a hacerlo”. Hice todos mis cursos y cuando me recibí me fui de intercambio a Uruguay durante un año al Teatro El Galpón de Montevideo, que dirigía uno de los mejores directores latinoamericanos, Atahualpa del Chopo. Fue otro salto que me pegué fuerte, pero fue interesante, una experiencia muy buena para mí. Con la perspectiva que le da el tiempo y su vasta trayectoria ¿cómo definiría su trabajo, a qué responde éste? De lo más bello que tiene el arte, trabajar el espíritu del ser humano y trabajar el mío propio, el teatro es la única profesión en la que tú puedes convertirte en otra persona y para convertirte en otra persona tienes que tener vivencias y cuando no son tuyas las tienes que indagar, conocer, estudiar, porque no vas a armar un personaje en el aire. Todo personaje ya escrito por un dramaturgo tiene su historia y se le va ensanchando a uno la visión del ser humano,porque uno vive con los esquemas con que te criaste, con los que la sociedad te rodea,


ningún ser humano es igual al otro y esos descubrimientos tienes que hacerlos tú, en un estudio del personaje que se va haciendo y vas fundiendo lo tuyo con lo del personaje y esto te lleva a ampliar tus conocimientos y tu tolerancia. Uno aprende a ser empática, porque sin empatía no pasa nada, pero como actriz tienes que hacerlo, robar experiencias, el actor es un ladrón de experiencias, porque vas a tener que buscar a alguien que se parezca, estudiarlo psicológicamente, agrandando la visión de los seres humanos que somos y del mundo que te rodea, y aprendes a no ser criticón, a no andar criticando a todo el mundo porque la empatía te enseña que todo tiene su razón de ser. ha participado activamente en el desarrollo del teatro del Biobío ¿por qué decide plantear su quehacer con un enfoque regional? Por muchas razones he vivido en varias partes de Chile pero mi gran experiencia fue viajar de un lado a otro y vivir en diferentes lugares, yo viví en Iquique, Viña, Santiago y Puerto Montt, entonces me encantan las provincias y cada provincia tiene sus propias características y mucho que decir. Yo decidí quedarme en Concepción porque aquí estudié, aquí tuve muy buenos maestros del teatro, sacerdotes del teatro, es decir, no era alguien que te fuera a enseñar y a dictar una clase, sino que ellos eran excelentes guías en esto de preguntarse por qué el teatro, el buen teatro se tenía que ir a Santiago. Por suerte en esos años el teatro de la Universidad de Chile y la Católica, que fueron los primeros teatros profesionales universitarios, se paseaban por todo Chile una o dos veces al año con sus montajes, porque en los presupuestos de sus respectivas universidades estaban las itinerancias del trabajo artístico. En la Región del Biobío se daban todas las condiciones y me gustaba mucho, aquí tuve mis primeras experiencias y dos grandes maestros que me inculcaron el amor a lo

nuestro, porque en Concepción habían mineros, fábricas, un gran auge cultural. Fue una época donde la cultura floreció, teníamos escuelas de verano muy significativas donde venían espectáculos de todas partes, se hacían en el foro y también en los teatros, entonces era una ciudad donde la cultura estaba hirviendo y el director de la compañía de esos años, don Pedro de la Barra, primer dramaturgo de Concepción, nos decía; ustedes no vayan a imitar lo que se hace en Santiago, ustedes tienen material pero de sobra acá en provincia y me quedé, con la suerte de que me casé con un compañero de Concepción, periodista y teatrero. Gran parte de su trabajo lo ha desarrollado como profesora de teatro ¿qué sensaciones le entrega la formación de nuevos actores? El teatro infantil me gusta mucho porque es formador de público, yo lo gozo, me gusta el trabajo con los niños, porque yo jugaba al teatro sin darme cuenta que era teatro, pero inventaba cuentos, inventaba cosas y yo pensaba si yo hubiera tenido la posibilidad de ir al teatro¡¡ cómo el teatro te lleva a volar la imaginación y la creatividad porque tú vas creando cosas que no existen, pero tú las creas y existen, ese desarrollo de la creación encuentro que hace muy bien. Después, cuando ya era profesional en esto, empecé a pensar por qué el teatro infantil, porque me cargaba el teatro que se hacía en el colegio, que era todo como recitado, las poesías, todo era como obligado pal cabro chico y una lata, entonces dije que no, esto que es un don del espíritu, de tu imaginación, un desarrollo de la imaginación que sensibiliza a la gente frente a las cosas que le rodean tiene que hacerse desde chico, tu no puedes llevar a una persona de buenas a primeras al teatro, se va a impactar seguramente si la obra está bien hecha, pero si eso se hubiera hecho desde chico, llevarlo al teatro y ver el juego del teatro, ese niño hubiese desarrollado muchas más neuronas. Yo me acuerdo nosotros cuando chicos jugábamos con cosas que nosotros armábamos.

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¿cree usted que ha influido el contexto social y los procesos históricos en el desarrollo de su obra? Pero por supuesto, si tú tienes sensibilidad el mundo que te rodea influye pero fuerte, es decir, es parte también de tu formación, de tu psiquis, entonces es inevitable y no sólo a mí, a todas la personas les influye, unos más sensitivos que otros o más conformistas que otros. Ha recibido numerosos galardones como el Premio Regional “Artes Escénicas: Tennyson Ferrada” en 2002 y el Premio Municipal de Arte de la Municipalidad de Concepción ¿Pensó alguna vez que su trabajo iba a trascender de la forma en que lo ha hecho? No, y esto no es modestia ni teatro, esto de los premios yo no lo entiendo mucho, me sorprende y creo que todos los premios me han sorprendido porque me han hecho varios

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y yo no entiendo por qué me han premiado por hacer algo que me gusta hacer, que encuentro que es tan modesto lo que hago. Se me imagina que los premios son cosas grandes y me asustan la verdad, me siento comprometida en tener una actitud de artista premiada, por eso no me gustan las entrevistas, tengo que ser inteligente, cuidar las cosas que digo, no meter las patas, entonces me asusta, me asusta. ¿Y cómo evalúa el escenario actual del teatro penquista? Hay una gran efervescencia en el teatro penquista, lo cual a mí me contenta, me contenta porque nosotros no hemos dejado de actuar, en ningún año y eso lo sentíamos como un peso porque no había nueva gente que estuviera haciendo teatro, que les interesara el teatro y eso porque Santiago es Chile, ya no vienen, muy rara es la compañía nacional que viene acá porque sale caro y no hay teatro.

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Me parece muy bien lo de los cabros, me parece muy bien y hay que dejarlos madurar, avanzar, no exigirles que lleguen con la gran obra, en primer lugar el teatro es caro, yo abogo por un teatro más simple, un teatro más íntimo, porque si no como grupos de teatro nos cuesta mucho presentar nuestras obras… si el actor también necesita ganar su plata si está dedicado todo el día a ensayos y a otras cosas, bueno yo me he ganado la vida no en el escenario sino fuera de este. ¿A qué obra, proceso o período le guarda un cariño especial? Yo siempre lo quiero, no lo voy a abandonar, eso es como los amores…no lo amas con la intensidad de los 20 años, pero siempre lo vas a querer, siempre va a haber cariño… el teatro es lo mismo, cuando tu amas algo lo quieres, ha sido parte importante de tu formación, de tus experiencias, de tu todo, es imposible no amarlo, es imposible, entonces yo creo que cada época de mi vida ha tenido un papel importante que desarrollar con el teatro, no te podría decir cuál fue más importante que otro. ¿Qué desafíos u oportunidades proyecta a futuro? Yo todavía estoy haciendo teatro y creo que me voy a morir haciendo teatro, porque mi vida no tiene sentido si no lo hago, de repente me dicen hasta cuándo vas a continuar, hasta que pueda les digo, porque si no puedo estar arriba del escenario puedo estar abajo dirigiendo, entonces mientras mi cabeza esté buena siempre voy a seguir ahí. Yo encuentro que la dramaturgia me gusta mucho, pero no sirvo, no sirvo, no es lo mío, tú sabes lo que es tuyo, me gusta la dirección y me gusta la actuación y hacer teatro fue una necesidad, es que hacerlo en la Universidad Técnica y luego en la Universidad del Biobío fue una experiencia muy bonita, lo hice en épocas difíciles y épocas buenas, pero mi experiencia en esas dos universidades fueron muy enriquecedoras y recuerdo a mis alumnos, nos encontramos y somos amigos, ya no es la

profesora y el alumno, yo soy realmente amiga de mis alumnos. Hay una retroalimentación ahí… Hay diferencias porque la sociedad chilena ha ido cambiando, ha tenido diferentes etapas que han sensibilizado por lo que ha pasado en diferentes épocas, han significado cosas muy importantes para la sociedad chilena, ha habido desastres de todo tipo y esto ha marcado a la gente y se ha sensibilizado frente a lo que tienen a su alrededor, si nosotros somos como esponja que chupamos todo lo que tenemos, todo lo que nos rodea y te vas formando o te vas dando objetivos por los cuales trabajar, estudiar o amar.

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DEL BIOBÍO


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