En mi Defensa, ARGUMENTOS DE CLAUDIA LOPEZ en la AUDIENCIA ante el CONSEJO DE ESTADO Bogotá, Mayo 19 de 2015. Me presento a esta audiencia honrando el derecho de un ciudadano a ejercer el control político de los elegidos, mi deber como Senadora de la República de rendir cuentas de mis actuaciones y mi respeto por nuestras instituciones democráticas y de la Rama Judicial. No existe en esta demanda temeraria e infundada una sola prueba que demuestre que he violado una Ley o inhabilidad para ser elegida y posesionarme como Senadora. Lo único que hay son 3 artículos periodísticos de medios serios como El Universal, Revista Semana y La Revista Jet Set, un blog de chismes políticos y una nota cuasi anónima de un sitio web que ya ni siquiera existe, así como el testimonio de un “testigo” que reconoce no saber cómo es mi vida privada ni cómo vivo, ni donde resido, y sin embargo tiene la temeridad de servir de testigo de lo que no sabe ni le consta: mi vida privada y estado civil. Ninguna de las tres piezas periodísticas, ni mucho menos las dos de chismes y el supuesto testigo tienen ningún valor probatorio por sí mismas, a menos que pudieran ser verificadas y comprobadas por otros medios probatorios válidos, pero no hay un solo medio probatorio válido en este proceso. No hay una sola prueba en este expediente por una simple y sencilla razón: no se puede probar lo que no existe! No tengo un matrimonio ni unión marital con nadie porque ha sido mi decisión libre y autónoma NO establecer ese vinculo ni en derecho ni de hecho con nadie. He tomado la decisión libre y autónoma de NO conformar una familia o una unión marital de hecho ni con Angélica Lozano ni con nadie. Y esa decisión no tiene nada que ver con los atributos y cualidades de una mujer maravillosa, que me hace feliz por existir por ser quien es y que me honra amar. Tiene única y exclusivamente que ver con mi decisión personal y política de no aceptar ser discriminada por el Estado cuyo deber es protegerme. No acepto dejar la decisión más fundamental de mi vida personal, la de constituir una familia en matrimonio, al tratamiento de una ciudadanía de segunda clase, bajo una figura contractual “solemne” de quinta categoría, innominada, sin un régimen legal claro, que no puede ni siquiera aplicar libremente un juez o un notario porque está bajo la amenaza de un jefe disciplinario arbitrario. No acepto someter mi vida personal, el momento más trascendental de mi vida como pareja a semejante arbitrariedad. He luchado por la igualdad y estoy convencida de que lograremos conseguirla porque es lo humanamente digno, lo coherente con los derechos humanos, porque la igualdad ante la Ley y el Estado es la promesa fundamental de un régimen democrático como el nuestro, porque es lo que nuestra Constitución establece y por lo tanto es
lo que nuestra Corte Constitucional ha ido y seguirá reconociendo y protegiendo. Se que muy pronto lograremos la última decisión que nos permitirá el matrimonio con plenas e iguales garantías, derechos y deberes. Sólo hasta que eso ocurra consideraré constituir una familia en matrimonio; antes no. No le voy a dar al Estado la oportunidad de discriminarme y tratarme como ciudadana de segunda clase. Dado que no existe el elemento principal: mi decisión libre y autónoma de constituir una familia en matrimonio o una unión marital de hecho, tampoco pudieron los demandantes encontrar ningún otro elemento material que pudiera siquiera indicar que mi decisión fuera esa. Si al menos se hubieran tomado el trabajo de leer los artículos que anexaron hubieran podido verificar que en 2010 me gané la beca Fulbright para hacer un doctorado en Ciencia Política en los Estados Unidos. Que en Agosto de 2011 partí de Colombia a empezar ese doctorado como estudiante de tiempo completo en la Universidad de Northwestern en Evanston-Chicago en el Estado de Illinois. Que tuve mi residencia en Evanston-Chicago desde Agosto de 2011 hasta el 2013. Que en esos 3 años tuve tres contratos de arrendamiento en esa ciudad. Que el único bien patrimonial que tengo, un apartamento ubicado en la Calle 59 A # 8-27 apt. 301 en Bogotá lo arrendé mientras estuve fuera del país para que producto del arrendamiento se pagara la cuota con el banco. No existe siquiera el menor indicio de que dos años antes de mi inscripción o elección como Senadora tuviera una unión marital de hecho con alguien electo por mi mismo partido. Dios me ha bendecido con varias cualidades, pero no tengo el don de la ubicuidad! No puedo vivir en EvanstonChicago entre 2011 y 2013 y en ese mismo periodo convivir y residir de manera continua, permanente, bajo el mismo techo y con el propósito de constituir una unión marital con alguien que vive en Bogotá y tiene por trabajo ser Concejal de la ciudad, lo que le exige residencia permanente en Bogotá. También habrían podido verificar que mis dos padres son los únicos beneficiarios de mi afiliación al régimen da salud y pre pagada. Que no tengo con nadie ajeno a mi familia un bien, un seguro, un plan de ahorros, absolutamente nada indicativo del propósito de constituir una unión marital de hecho. Tomé hasta último momento la decisión de lanzarme como candidata al Senado. Muchas veces de manera muy generosa había recibido ofertas de ser candidata, pero sólo hasta finales del año 2013 dos hechos personales que cambiaron mi vida me motivaron a decidirme. En agosto de 2013, mientras disfrutaba en Bogotá de mi periodo de vacaciones de la Universidad, me diagnosticaron cáncer en el seno izquierdo y, apenas una semana después de la cirugía, la Unidad Nacional de Protección me alertó sobre la inminencia de un atentado contra mi vida por parte de unos parapolíticos y narcotraficantes de la Guajira, a quienes denuncié. La muerte rondándome tan de cerca me obligó a irme del país abruptamente. Continué con mis estudios de doctorado en Evanston-Chicago y conté con todo el apoyo de mi Universidad para mantener los cuidados de salud necesarios. Regresé a Colombia en Diciembre de 2013 a continuar con mi tratamiento contra el cáncer. Acepté la propuesta de ser candidata al Senado por la Alianza Verde, me inscribí el
9 de Diciembre y salí de la inscripción al Hospital San Ignacio a empezar las sesiones de radioterapia. Le advertí al partido que la realización de la campaña dependería de mi evolución médica. Mis oncólogos me dijeron: “durante la radioterapia se te van a bajar las defensas, es posible que recaigas unas semanas, pero en enero vas a estar perfecta. Lánzate o sino por quién votamos!” Así fue efectivamente. Pase esa navidad en cama, pero en Enero estuve perfecta y empecé mi campaña inaugurando nuestra sede de campaña en Bogotá el 19 de enero. El 9 de Marzo, cumplí 44 años, viva, llena de ilusión y conmovida por el apoyo tan generoso de miles de colombianos. Yo comprendo que mi ser, mi vida, mi felicidad, mi trabajo y mis logros irriten a mis demandantes. Con el Pastor Velásquez no profeso su fe, ni tengo su misma orientación; no ejerzo la discriminación ni la homofobia, por el contrario trabajo para superarlas y lograr que prevalezca al igualdad ante la Ley. A diferencia del Pastor Velásquez no he hecho parte de partidos cuestionados por parapolítica sino que por el contrario he denunciado con mis investigaciones y apoyado con mi testimonio --ese sí fundado en evidencia y corroborado con otras pruebas judiciales-- a los parapolíticos de Partidos como Colombia Viva, por el que fue candidato y Senador el Pastor Velásquez. Tres veces ha sido candidato al Senado el Pastor Velásquez y tres veces ha fracasado y perdido. La única vez que pudo ejercer una corta palomita como Senador lo hizo para reemplazar a los condenados de su partido. Yo entiendo perfectamente la animadversión, odio, discriminación y desprecio que le inspiro al Pastor Velásquez. Pero la Ley, éste Consejo de Estado y la figura de la perdida de investidura no están hechas para ejercer y explayar los odios, desprecios, discriminaciones y animadversiones personales de nadie contra nadie. Sin embargo, eso es lo único que pretende esta demanda. Durante la campaña, hice una entrevista con la Silla Vacía, la cual publico luego la Revista Semana. En abril hice la entrevista con Jet Set. Ambas entrevistas reposan en este expediente. Tanto los demandantes como el “testigo” se basan en esas dos entrevistas para decir que me ufano, que pregono de mi unión marital. En ninguna parte ni afirmo ni se afirma eso. Lo que sí manifesté fue la felicidad profunda de los hechos más recientes de mi vida que ya relaté, y la felicidad de tener una relación afectiva reciente pero que me llenaba de ilusión con Angélica Lozano. De allí se cogen los demandantes para torcer los hechos, mis afirmaciones y los textos para hacer esta demanda infundada, abusiva y temeraria. Y como si esa arbitrariedad no les bastara, pretendieron anexar fuera de tiempo como “prueba” en este proceso, declaraciones públicas recientes sobre mis opiniones libres e inviolables sobre la Reforma de Equilibrio de Poderes y la necesidad de crear un juzgamiento de los aforados, que termine la impunidad actual. ¿Qué tiene que ver eso con esta demanda que cuestiona mi estado civil? Obviamente nada. ¿Qué pretenden los demandantes con ello? ¿Sugerirle al Consejo de Estado que aproveche esta demanda y abuse de su función constitucional para quitarle los derechos políticos a una ciudadana que no ha violado una sola Ley,
pero con quien sostiene una controversia pública y legitima sobre los aforados? Todo esto sólo indica que esta demanda y sus accionantes no son ciudadanos desprevenidos preocupados por el cumplimiento de la Ley, sino que quieren unir por esta vía, todos sus odios y animadversiones contra mi: por quien soy, por mis denuncias, por las condenas de la parapolítica y además por lo que pienso sobre las reformas que se tramitan en el Congreso. Pretenden con una demanda infundada y temeraria hostigarme y discriminarme por mi credo, género, por mis opiniones y por mi orientación. No tienen ninguna posibilidad de lograr semejante moñona de arbitrariedades. No me avergüenzo de ninguna condición o característica personal, si acaso de mi impaciencia, que es mi peor defecto. No me humilla ni incrimina reconocer ninguna de mis características personales, mi vocación pública o mis ideas . No las niego, no tengo por qué. No tengo nada que ocultar, ni de lo que sentirme avergonzada en mi vida personal o pública. Estoy abierta al control público de mi vida con toda transparencia y tranquilidad. No tengo porque defenderme de existir, de ser quien soy, de lo que he contribuido y logrado con disciplina y rigor, o de ser feliz. He venido ante este estrado a defenderme de la homofobia, de la discriminación, del hostigamiento, del abuso del derecho, y del ejercicio abusivo y contrario a la Ley de la abogacía. Es así, porque todos los hechos, indicios y pruebas (si es que las hubieran recabado los demandantes en este proceso) demuestran que mi estado civil es el de soltera. Ese era mi estado civil en 2011, dos años antes de mi inscripción, en 2012, dos años antes de mi elección, y también lo era en 2014 cuando gané mi curul y hoy en 2015 cuando me presento a esta Audiencia Pública. A pesar de lo arbitrario y temerario de esta demanda me siento privilegiada de poderme defender ante éste Tribunal. No es esa la realidad de la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas LGBT en Colombia, los cuales son mayoritariamente discriminados desde su propia familia hasta en sus lugares de trabajo y lugares que habitan; humillados, abusados, violentados, desplazados, agredidos, sin ninguna garantía, ni abogado, ni un juez imparcial como éste Consejo de Estado. 450 ciudadanos LGBT han sido asesinados en Colombia entre el 2010 y el 2013 por este tipo de acciones de odio, discriminatorias, temerarias y violentas. Le agradezco a Dios, a la vida, a la Constitución, al Estado y a las circunstancias que ese no haya sido mi caso, y que por el contrario tenga el privilegio de defenderme de esta discriminación y odio a la luz pública, rodeada del amor y apoyo de mi familia, de mis amigos, de la Ley y de mi abogado, ante un Tribunal imparcial e independiente. Considerando los abusos cometidos contra otros, y las no pocas ocasiones en que mis adversarios han tratado de asesinarme, es sin duda un alivio poder responder ante este escenario. Algo de civilidad política en todo caso estamos logrando. Claudia López, Ciudadana colombiana Senadora de la República