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A GOLPE DE MARTILLO
LA TÉCNICA FROSTED GOLD ESTÁ PRESENTE EN ESTAS DOS CREACIONES DEL ROYAL OAK CRONÓGRAFO AUTOMÁTICO DE AUDEMARS PIGUET.
TEXTO AMELIA SOLANA
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ES UNA DE ESAS COMPLICACIONES relojeras a las que nos hemos acostumbrado, tal vez porque es una de las más populares. Audemars Piguet es uno de los nombres propios en este territorio, donde ahora, además de lucir rostros y mecánica de primer nivel, le añade un acabado tan particular como propio de la manufactura de Le Brassus, el Frosted Gold. Son dos nuevas versiones del Royal Oak Frosted Gold Cronógrafo Automático dotadas del movimiento cronógrafo de última generación, el calibre 4401, ahora visible además en el fondo de cristal de zafiro. En oro rosa o blanco de 18 quilates, ambos relojes tienen un diámetro de 41 mm y lucen una esfera Grande Tapisserie negra o azul con contadores contrastados a juego con el color de la caja. El modelo de oro blanco presenta una esfera negra con contadores rodiados, mientras que el de oro rosa combina unos contadores del mismo tono con una esfera azul. El juego de contrastes aumenta la legibilidad y aporta a la composición un toque de elegancia.
Los índices aplicados y las agujas Royal Oak, con revestimiento luminiscente, se han elaborado en oro de 18 quilates a juego con el color de la caja. Los contadores de los minutos y las horas rodiados han sido reubicados, con la consiguiente mejora de su legibilidad, mientras que la ventanilla de la fecha se localiza más cerca del realce interior. La caja y el brazalete, decorados con un diseño Frosted Gold y cantos pulidos,
~ Arriba y la derecha, las dos creaciones del Royal Oak Frosted Gold Cronógrafo Automático se declinan en caja de 41 mm en oro blanco o en oro rosa.
UN BRILLO ESPECIAL
No es una joya, pero lo parece. Ese es el especial encanto de esta técnica nacida en Florencia y que trabaja la superficie como si lo fuera, como descubrió la diseñadora y orfebre Carolina Bucci. La técnica florentina consiste en golpear el material con un martillo eléctrico que llega a impactar en el material hasta 2.000 veces por minuto, por lo que es necesaria una gran precisión.
En el interior late el calibre 4401 de carga automática, un movimiento dotado de rueda de columnas y función flyback añadida
producen un resplandor que varía de acuerdo con la luz dominante. El acabado Frosted Gold se inspira en una antigua técnica de joyería florentina reinterpretada por Carolina Bucci en sus creaciones contemporáneas. La diseñadora de joyas ha sido de gran apoyo a la hora de adaptarla a la caja y el brazalete. Se trata de un efecto ‘polvo de diamante’ que se consigue golpeando la superficie de la caja y el brazalete con una herramienta con punta de diamante. Este proceso artesanal crea pequeñas hendiduras de un brillo similar al de las piedras preciosas.
En el interior de este reloj late el movimiento cronógrafo calibre 4401, de carga automático. Estamos ante un movimiento, totalmente integrado, dotado de una rueda de columnas y función flyback añadida. A diferencia de un cronógrafo regular, la función flyback permite detener, poner a cero y volver a poner en marcha el cronógrafo en una sola acción. La rueda de columnas actúa en asociación con un sistema de embrague vertical que evita cualquier salto de las agujas al detener o iniciar el cronógrafo. Un mecanismo de puesta a cero patentado garantiza la puesta a cero inmediata de las agujas. Un detalle más que distingue a este Royal Oak Frosted Gold Cronógrafo Automático es el que protagoniza la masa oscilante de oro rosa de 22 quilates y los acabados Côtes de Genève, graneado circular, satinado circular y cantos pulidos. Es la demostración del auténtico valor de un Audemars Piguet.