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ENTREVISTA

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EVOLUCIÓN

EVOLUCIÓN

Nº 449 l Abril de 2022 ”Los gestores tenemos que ser buenos organizadores, pero también extraordinarios improvisadores a raíz de todas las circunstancias que nos vamos encontrando” ”El Delfos es un club que tiene una personalidad propia y un arraigo en

Cornellà, que es nuestro epicentro y origen, y una visión comarcal”

MATÍAS POLO Fundador y director gerente del Club Delfos “Los gimnasios actuales son supermercados de la salud y del ocio”

Tres meses antes de que España vibrase con el Mundial de fútbol de 1982, y una década antes de que Barcelona y su área metropolitana viviesen el impacto provocado por los Juegos Olímpicos de 1992, un joven ex jugador de baloncesto de Cornellà de Llobregat, Matías Polo se animó a crear un pequeño gimnasio en este municipio, el Club Delfos. Entonces, el fitness apenas era una práctica incipiente reservada para una minoría. 40 años después, Polo pilota un Delfos que nada tiene que ver con lo que era en sus inicios: es un centro deportivo multiusos que se ha ido transformando para adaptarse a los cambios de una sociedad que ahora entiende el deporte como una herramienta de salud y ocio. Polo repasa las cuatro décadas del Delfos en esta entrevista.

Roger Requena

Cornellà de Llobregat

Cumple cuatro décadas al frente del Club Delfos. ¿Qué ve al mirar hacia atrás?

No esperaba llegar a esta fecha. Miro atrás y veo 40 años de actividad, mejora, trabajo, ilusión, esfuerzo y resultados. El Delfos fue una apuesta personal para encontrar mi sitio dentro del mundo laboral. Había tenido experiencias de trabajos muy poco cualificados, vi que no tenía la salida que quería y, aprovechando que tenía una cierta popularidad en Cornellà, al haber sido jugador de baloncesto en el Club Bàsquet Cornellà, me lancé en esta aventura. Nadie me ha regalado nada. De hecho, hemos pedido y pagado 25 créditos bancarios, con todo lo que eso representa. Empezamos con 20.000 y 50.000 pesetas y poco a poco hemos ido subiendo. ¡El primero lo pagamos con unos intereses del 18%! Ahora estamos en un 1,5%.

Empezaron con un pequeño local y ahora tienen un gran club de 10.000 metros cuadrados. ¡Casi nada!

Es un andar, pero es más que hacer una estrategia. Los gestores tenemos que ser buenos organizadores, pero también extraordinarios improvisadores a raíz de todas las circunstancias que nos vamos encontrando. A veces toca tomar decisiones que, en condiciones normales, no se te habrían ocurrido o que no te habrías planteado. Con ilusión, mucho trabajo y un equipo de gente que ha ido cambiando a lo largo de los años, pero que ha mantenido un ADN, una estructura básica de personas que llevan conmigo mucho tiempo, hemos creado una identidad y una

Premio Ciutat de Cornellà 2022 en Economía

Lo que empezó siendo un gimnasio de barrio, en un pequeño local, ha terminado siendo un centro deportivo de referencia para toda la comarca del Baix Llobregat. El Delfos actual, un centro multifuncional con más de 10.000 metros cuadrados repartidos en espacios interiores y exteriores, tiene un origen muy humilde. El primer centro que ocupó fue un pequeño local de alquiler, de unos 250 metros cuadrados. Aquellos primeros años apenas tenían unos 150 o 200 socios. Pero la buena respuesta obtenida por parte de la gente permitió al impulsor del centro adquirir un local con el que ampliar el espacio disponible. El Delfos se quedó pequeño muy pronto. “Visioné la limitación de espacio que tenía con respecto a lo que quería: montar un club”, recuerda Polo, que cerró en 1991 la compra de los terrenos sin urbanizar que es donde se ubica actualmente el Club Delfos, a unos 500 metros del gimnasio con el que empezó esta andadura. El centro fue creciendo poco a poco, y cuando lograron terminar las primeras obras en la nueva instalación, procedieron al traslado.

Cuatro décadas después, el Delfos ha sido premiado en abril con el Premio Ciutat de Cornellà 2022 de Economía. El Ayuntamiento de Cornellà de Llobregat quiso reconocer, con esta distinción, tanto la vida empresarial del centro como la labor y el trabajo realizado por su fundador, así como su “perspectiva de futuro de mejora y de aportación al tejido económico, deportivo y social de la ciudad y de la comarca, el Baix Llobregat” n manera de hacer las cosas con las que estamos encantados. La respuesta del público ha hecho realidad este club. El Delfos tiene una personalidad propia y un arraigo en Cornellà, que es nuestro epicentro y origen, y una visión comarcal.

El Delfos nace el 10 de marzo de 1982. ¿Cómo veía entonces el mundo del fitness?

En ese momento no existía cultura de gimnasio. Tampoco existía el concepto actual de fin de semana, porque la gente trabajaba los sábados por la mañana, y el concepto lúdico no era hacer deporte, sino descansar. Había una cultura de espectador de partidos, pero no había la visión o la necesidad de hacer ejercicio que hay ahora. No existía la cultura deportiva activa. Había algún gimnasio municipal que daba servicio a colegios, pero apenas había gimnasios. La explosión llegó

”Si nos hubiésemos quedado en el local de origen, seguro que ahora no existiríamos, pues la demanda, las necesidades, gustos y los espacios son distintos” ”Las personas constituyen el gran valor de un club, pues las instalaciones son muy importantes, pero sin personas, las instalaciones son impersonales y aburridas”

Nº 449 l Abril de 2022

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con el Mundial de fútbol de aquel 1982 y, sobre todo, con la inercia extraordinaria de los Juegos Olímpicos de Barcelona. En 1982, abrir un gimnasio era una salida laboral muy personalizada, porque no había cadenas. DiR, de hecho, abrió su primer centro en 1979, y el segundo no llegó hasta 1983. Cuando la gente se apuntaba, lo hacía desde la expectativa de ir a un sitio nuevo. Ahora, todo el que se apunta a un gimnasio ya ha ido antes a dos o tres. No había una perspectiva de negocio empresarial, entonces, sino que se concebía como un autoempleo. Algunos fracasaron porque no tuvieron la constancia o el éxito para prosperar, mientras que otros conseguimos crecer.

Fue uno de los pioneros, pero nunca se ha quedado quieto.

Hubo un momento en el que todo iba bien y en el que parecía muy fácil quedarse parado y comprarse un coche o una casa.

En nuestro caso no tuvimos esta visión, sino la de ser más grandes, tener más futuro y adaptarnos mejor a las nuevas visiones del día a día. Si nos hubiésemos quedado en el local de origen, seguro que ahora no existiríamos. Porque la demanda, las necesidades, gustos y los espacios son distintos.

A veces es cuestión de ir encontrando las soluciones a los problemas que se crean. Por eso la importancia de la capacidad del gestor y de saber interpretar constantemente el guión que va cambiando.

Hoy en día el Delfos es un club con un amplio abanico de servicios deportivos. ¿Cómo era su primer gimnasio?

Era monotemático. Había una sala donde se hacían todas las actividades. En un rincón, una bicicleta estática que me había prestado un amigo y unas pesas oxidadas que pintamos de blanco. Apenas había nada, pero ya había un factor diferencial que aún a día de hoy es un valor: las personas. Si tienes un monitor que empuja, ayuda y dirige, el éxito está asegurado. Al final, las bicicletas son casi iguales en todas partes, pero las personas, que han sido nuestra gasolina, son las que marcan la diferencia. Esta idea ha sido y sigue siendo la más importante para nosotros: las instalaciones son muy importantes, pero sin personas, las instalaciones son impersonales y aburridas.

Ahora el Delfos es de todo menos monotemático. Los centros deportivos grandes o medios nos hemos convertido en supermercados de la salud y del ocio, ya que tenemos muchas temáticas distintas. Tenemos que tener servicios que tal vez no son rentables, pero que conforman el universo de un servicio global. Posibilitar que la gente pueda tener tantos servicios da fuerza al conjunto. A veces hay que ver más allá del euro evidente y tener paciencia estratégica. Nosotros hemos abierto todo el abanico para que una persona pueda venir a lo largo de toda su vida activa. Hemos mejorado mucho a nivel de calidad de vida, y con este cambio ha llegado también el de la parte lúdica, con la entrada de un concepto que antes no existía, el ocio y el tiempo libre. Ahora se han añadido nuevos objetivos. La gente viene a pasarlo bien de diferentes maneras. Es un ocio saludable. Un club deportivo es un sitio donde gestionas tu tiempo libre de una forma lúdica adecuada. Las personas de mi generación, con 65 años, tendremos una salud que no tiene nada que ver con la que tenían las personas de esta edad hace 40 años. Ahora, con 65, te puedes sentir activo y hacer de todo, algo inimaginable entonces, cuando la gente estaba más cansada y en el tiempo libre jugaba al dominó.

¿Qué Delfos le gustaría ver en diez años?

Me gustaría que fuese más grande para que se convierta en un family club. Eso significa dar apertura a los niños, pero no para mezclarlos con los adultos, sino para tener un espacio concreto para ellos. Es el complemento que me gustaría conseguir y que enlaza con esta visión de que en Barcelona, ciudad mediterránea, son tan importantes las zonas interiores como las exteriores. Para mí el deporte ha sido un vehículo hacia la cultura, deportiva, social e intelectual. El Delfos que imagino tendría más sofás que equipamientos deportivos, más mesas que aparatos. El Delfos es un recurso más para que la gente se encuentre n

LOS 65 AÑOS DE HOY NO SON LOS DE HACE 40 AÑOS El fundador del Club Delfos, Matías Polo, sostiene que “ahora, con 65, te puedes sentir activo y hacer de todo, algo inimaginable hace cuarenta años, cuando la gente estaba más cansada y en el tiempo libre jugaba al dominó”.

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