LA RESPUESTA pagina 1 Por: El creyente.
No era la operación mas difícil en mis quince años de ginecólogo pero hacían treinta minutos que estaba haciendo hemostasia luego de terminada la histerectomía. -Heiss…….. ángulo ……..punto crómico
- había sido el estribillo que rompía el
silencio en sala aquella tarde quirúrgica . Treinta minutos de sangrado lento y suave pero continuo. Imposible de identificar uno o algunos puntos hemorrágicos pues el lecho quirúrgico se llenaba tan pronto como retiraba la gaza. Sangrado en “napa” tantas otras veces visto en operaciones de colegas con resultados fatales.
Las gazas impregnadas de sangre iban siendo colocadas una a una en los ganchos que a manera de colgadores móviles habían en sala de operaciones del Hospital Rebagliati. -Doctor la paciente está haciendo hipotensión-dijo el anestesiólogo- al tiempo que colocaba la primera unidad de sangre que había ordenado.
Yasmeen, Residente de tercer año, me asistía. Usualmente de poco hablar, aquel día estaba muy silenciosa. Hasta aquel momento había sido una histerectomía corriente sin dificultades, repitiendo los pasos de la intervención practicada en el Servicio.
miles de veces
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Repasé mentalmente la secuencia operatoria; el corte y ligadura de los redondos, infundíbulos y vasos uterinos. Antes de remover el útero había que decolar la vejiga con un sponge, y esa maniobra debió ser la causa del rasgado de los plexos venosos y daño de capilares.
El sangrado aumentaba en volumen y velocidad haciendo inútil la compresión con gaza. Paré de operar y me tomé unos minutos para pensar. Necesitaba ayuda quizás auxilio divino. -Señor Jesús te entrego la cirugía; no puedo hacer nada mas-dije en mi pensamiento. Volví a la operación y no había mas sangrado. El lecho quirúrgico estaba seco. -Qué pasó aquí-dijo Yasmeen- porque no hiciste nada y no sangra mas. Le faltó decir exijo una explicación .No respondí al cuestionamiento porque yo tampoco entendía aun el milagro, y luego no tuve el coraje de testimoniar que había pedido ayuda divina. Esta historia la he comentado varias veces, y otras tantas la he rememorado en mis pensamientos. Y me he preguntado si fue realmente un milagro, si Dios escuchó mi pedido.
Pasaron veinticinco años, y diez por lo menos que me fui del hospital. Y tuve que volver para recoger unas boletas de pago. Me crucé con Yasmeen que continuaba laborando. Me dijo:
Pagina 3 -Qué fue de tu vida-. Me sorprendió que me hablara y mas aún de buena manera. Los últimos años en el Rebagliati me quitó el habla sin justificación. Y luego agregó: -Recuerdas esa cirugía de la paciente que sangraba y que de pronto se autolimitó. -Claro siempre recuerdo esa intervención- respondí - Esos milagros de una vez en la vida. -Hasta ese día mi fe estuvo en el Islam- dijo Yasmeen. Y continuó: -Aquella noche llegué a mi casa luego de ese pesado día quirúrgico. Quedé dormida pensando en esa operación. Y soñé que Jesús venía a ruegos tuyos. El volvió a mi para decir “ Vine a ayudar pero no a él sino a ti”. En verdad en esos días tenía una crisis de fe, y la mañana de esa cirugía pensé en Jesús y le pedí que me mostrara su misericordia. Entonces entendí que en esa operación estuvo mi respuesta.
Escuchaba a Yasmeen y pensé que aquella vez
debí testimoniar que pedí
ayuda a Cristo. Ella continuó para decirme: -
Te odié por tu silencio pero el tiempo me mostró que mi cólera era porque
envidiaba tu fe. Hoy tengo las cosas claras pues soy cristiana, y estoy en paz contigo.