PROPUESTA CIUDADANA DE POLÍTICA ENERGÉTICA PARA AYSÉN RESERVA DE VIDA
PROPUESTA CIUDADANA DE POLÍTICA ENERGÉTICA PARA AYSÉN RESERVA DE VIDA
Región de Aysén, Patagonia Chilena Febrero de 2018
Contenidos Introducción: Modelo Aysén Reserva de Vida (ARV) 5
© COALICIÓN CIUDADANA POR AISÉN RESERVA DE VIDA Region de Aysen, Patagonia Chimena Febrero, 2018
www. aisenreservadevida.cl
Fotografías: Linde Waidhofer Juan Carlos Osorio Fabián BoUrlon Marcelo Macareño Patricio Segura Diseño y diagramación: Lola de la Maza
¿Qué es Aysén Reserva de Vida?
1
Proceso Político de la Discusión Energética 11
1.1
El contexto
11
1.2
Dificultades
13
1.3
Apuntes para entender el modelo Aysén Reserva de Vida
15
2
Situación actual de la energía en Aysén 19
2.1
Electricidad en Aysén: del monopolio a la diversificación y competencia
20
2.2
Combustibles y costo de vida
24
2.3
Leña: situación actual, desafíos económicos, sociales y ambientales
26
2.4
Gas licuado y natural: transición energética
30
3
Proyección de demanda en modelo ARV o Innovación y desarrollo
en tecnologías y modelos de gestión
33
4
Por qué mega proyectos no deben considerarse
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Energía para Aysén Reserva de Vida
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VISIÓN
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EJES ESTRATÉGICOS
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EJE 1: Modelo de Desarrollo Menos Intensivo en
Uso de Energía / Ahorro / Eficiencia / Negawatts
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EJE 2: Autogeneración con ERNC
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EJE 3: Suministro de mercado con ERNC
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El futuro 51
7 Referencias
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Introducción:
Modelo Aysén Reserva de Vida (ARV) Han pasado ya casi tres décadas de que el 12 de octubre de 1990 se declarara a Coyhaique comuna “No nuclear, libre de residuos peligrosos y reserva de vida”. Fue la respuesta institucional, producto de la movilización ciudadana, a las intenciones de Argentina de construir en Sierra del Medio (a 70 kilómetros al oeste de Gastre, en la provincia argentina de Chubut) un repositorio de residuos nucleareS para los desechos derivados de las centrales nucleoeléctrica Atucha 1 (357 MW, a 100 km al noroeste de Buenos Aires, en la localidad del mismo nombre) y Embalse (648 MW, 110 km al sudoeste de Córdoba). Sin embargo, como el nivel de desechos de tales instalaciones era menor, en el propio país trasandino se pensó que su fin último era servir de depósito de descarte nuclear de otras latitudes.
Parque Nacional Queulat, norte de Aysén. Fotografía de Linde Waidhofer.
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No es casualidad que, al igual que los movimientos europeos en los años 60, en Aysén el activismo ciudadano y político de defensa socioambiental haya sido gatillado por la amenaza nuclear. Tampoco que sea el sector energético el que, al igual que ayer, enfrenta al territorio a disyuntivas sobre su futuro. En este tiempo han sido múltiples las ocasiones en que la ciudadanía regional ha debido salir al frente en rechazo de actividades productivas incoherentes con la visión que muchos anhelan para este territorio y su gente. Al ya mencionado proyecto de repositorio nuclear de fines de los 80, se agregaron los esfuerzos por alertar sobre los efectos del boom pesquero y los intentos de la salmonicultura de convertir sus costas en una gran marea naranja: seminarios, notas de prensa, reuniones fueron parte de dicho
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esfuerzo. En aquella época, empresarios y actores políticos ya celebraban la llegada de tales industrias, haciendo caso omiso de la preocupación ciudadana sobre los impactos sociales y ambientales que estas conllevarían. Lamentablemente, los resultados están a la vista. El proyecto Alumysa, a principios de este siglo, reapareció en escena con un estudio de impacto ambiental para construir una planta reductora de aluminio y tres represas (Cuervo, Blanco y Cóndor). Las movilizaciones y alianzas con organizaciones ciudadanas nacionales e internacionales, y con otros sectores productivos, además de la creación del Comité Ciudadano por la Defensa de Aysén Reserva de Vida, hicieron inviable la continuidad de la iniciativa, llevando al ex Presidente Ricardo Lagos a poner en duda su localización en la Bahía Chacabuco y obligando a la empresa a desistirse de su idea.
Parque Nacional Patagonia. Fotografía de Linde Waidhofer.
Pero también han visto la luz múltiples iniciativas de propuestas en torno a esta noción, esta idea que ronda en la mente y corazón de una amplia población, fundamentalmente impulsadas en un principio desde el Comité pro Defensa de la Flora y Fauna filial Aysén. Entre ellas los proyectos “Educación Ambiental y Acciones para el Desarrollo Turístico de Cerro Castillo en Aysén Reserva de Vida”, “Investigación y Difusión de Plantas Aromáticas de Aysén”, “Prevención y Preparación Ambiental y Turística en Tortel, Región de Aysén Reserva de Vida”, a la que sumaron diversos encuentros artísticos ecológicos además de seminarios sobre bosque nativo, turismo sustentable y experiencias de sostenibilidad de todo tipo. Los foros taller Aysén Reserva de Vida fueron todo un hito. Pero no solo iniciativas o proyectos. Aysén Reserva de Vida está presente en cada acción de la historia de Aysén en que se ha actuado con amor por este territorio y su gente, con orgullo por lo que en
Confluencia del Río Baker con el Río Nef. Fotografía de Linde Waidhofer.
él existe, reconociendo el privilegio de vivir en la Patagonia. Donde lo relevante es la calidad de sus ecosistemas, no el gran volumen en esta presente: glaciares en sus campos de hielo, caudales de agua en sus ríos, biodiversidad en sus bosques, minerales en su subsuelo, recursos hidrobiológicos en sus costas. Un punto de inflexión fue el impulso de los proyectos que dieron vida al movimiento regional, nacional e internacional Patagonia sin Represas y que motivan esta Propuesta Ciudadana de Política Energética para Aysén Reserva de Vida. Uno de ellos, heredero del proyecto Alumysa, las represas de la central hidroeléctrica río Cuervo de Energía Austral. El otro, continuador de la visión industrializadora con mega intervenciones ecosistémicas que domina al país desde la Corfo de los años 30 y que cada tiempo nos recuerdan es una idea nacida de la Endesa de los 40: HidroAysén, con sus 5 represas en los ríos Baker y Pascua.
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¿Qué es Aysén Reserva de Vida? Es el momento de abordar un pregunta que comúnmente se hacen quienes escuchan sobre las luchas y aspiraciones de esta tierra y su gente. ¿Qué es Aysén Reserva de Vida? Para algunos, solo un lema. Para otros, una marca que permite vender el territorio asociado a turismo de naturaleza y conservación. Pero para una parte importante de los habitantes de Aysén mucho más que ello: Es una mirada que apunta a un modelo de sociedad distinto. Aysén Reserva de Vida, en pocas palabras, es la pretensión de un modelo de desarrollo sustentable basado en mejorar la calidad de vida para y por los ayseninos. Uno que usa con amor las virtudes regionales, no destruyéndolas o contaminándolas como, por desgracia, se estila. Es pasar de la utopía (el sin lugar) a la topía (el con lugar): Aysén. Y por cierto, en ningún caso la distopía (el mal lugar). Porque Aysén Reserva de Vida “es la base para el pleno desarrollo del ser humano, promoviendo la dignidad, la equidad social, la identidad cultural y la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas que favorezcan procesos educativos, estrategias y planes para alcanzar el desarrollo sustentable”. También “es la mejor inversión y un buen negocio para todos, es un proyecto país de y para Chile que busca un desa-
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rrollo basado en el uso armónico y responsable de los recursos naturales, a través de actividades económicas a escala humana que generan trabajo digno, empresas rentables en todas las áreas productivas y un consumo consciente como base de la sustentabilidad”. Y para ello “promueve la relación integral de las personas con la naturaleza conservando, protegiendo y restaurando la biodiversidad, la calidad del suelo, del aire, del agua y del paisaje, y reconociendo nuestras excepcionales y frágiles cualidades ambientales”. Y sus principios son “conductas y decisiones ciudadanas, empresariales y políticas, basadas en la ética, la consecuencia, la coherencia, la solidaridad y la cooperación universal, donde los aportes, acciones y trabajos, personales y colectivos, contribuyan a defender y valorar aún más el actual e irrepetible patrimonio natural de este territorio, para el provecho de sus habitantes como también de sus visitantes, y como una fuente irrenunciable para el desarrollo sustentable de todos y por siempre”.
“En 2050, la Región de Aysén cuenta con un sistema energético sustentable a base de ERNC, diversificado, autónomo y competitivo, orientado al bien común. Los habitantes disponen de energía en forma equitativa y confiable, lo que promueve su calidad de vida y el desarrollo regional sustentable. Se cuenta con un modelo de desarrollo no intensivo en uso de energía, con énfasis en el ahorro y la eficiencia energética, la autogeneración con ERNC, y donde las personas respiran aire limpio y se respetan los derechos humanos, particularmente el acceso al agua”.
Y es para esta visión, para este modelo y no para otro, que desde la ciudadanía reflexionamos sobre la matriz energética que requiere Aysén Reserva de Vida. Por ello, nuestra visión en este ámbito –que se desarrollará en el capítulo respectivo- es:
Fotografía de Fabián Bourlon.
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1. Proceso Político de la Discusión Energética 1.1 El contexto Cuando en abril de 2014 la Presidenta Michelle Bachelet lanza, junto al ex ministro de Energía Máximo Pacheco, la Agenda de Energía con miras a “diseñar y ejecutar una Política Energética de largo plazo que contara con validación social, política y técnica”, en Aysén se aplaudió. No solo porque era lo que se venía planteando desde varios años en el marco de la causa Patagonia sin Represas, sino porque además dos regiones tendrían sus propias políticas: Aysén y Magallanes. Era tal no solo una oportunidad. Era, a la vez, un reconocimiento a la tremenda fuerza -y razón- que tuvo la ciudadanía para transformar un conflicto originalmente territorial y sectorial en un proceso movilizador de carácter nacional y transversal.
Estuario al norte de Palena. Fotografía de Linde Waidhofer.
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1.2 Dificultades Pero luego del aplauso, vino el análisis. Más allá de la decisión del Comité de Ministros de Michelle Bachelet de rechazar el 10 de junio de 2014 el proyecto HidroAysén, en Aysén y el país se sabía del apetito que los caudales de los ríos de la Patagonia generan entre los adlátere del modelo extractivista orientado al crecimiento infinito. Más aún cuando al siguiente año, el 2015, los mismos dieran su visto bueno al otro mega proyecto de represas en la Patagonia: río Cuervo. Construir una propuesta ciudadana de energía no es fácil. Requiere tiempo, información técnica y, por cierto, la legitimidad de representar una mirada específica sobre el futuro de un territorio concreto. A nivel nacional, fueron varias las organizaciones que rechazaron sumarse a las mesas, consejos e instancias a las que fueron convocadas para construir la Política Energética 2050. Sin embargo aquello, cuando se extendió a varias organizaciones
socioambientales locales la invitación a participar en el Consejo Consultivo del Diagnóstico Energético de Aysén, esta fue aceptada. Y se decidió en tal sentido por un motivo central: se quería aprovechar la oportunidad de incidir en la definición del futuro energético de Aysén. Fue con este objetivo en mente que se acogió la convocatoria, sumándose a actores con visiones de desarrollo divergentes a las que se impulsan desde el modelo Aysén Reserva de Vida. Incluso con la presencia de directivos de empresas -impuestos por los conductores institucionales del diálogo- que, de plano, apoyaban e impulsaban concretamente la construcción de represas en la región, intento que precisamente había sido uno de los motores de este proceso. Y se siguió en este espacio aún cuando a poco andar se modificó, sin consultar a los participantes, el nombre a Comisión Regional de Desarrollo Energético de Aysén. El problema, la idea asociada al concepto “desarrollo” en el país y gran parte del mundo: crecimiento ilimitado.
Fue un proceso fructífero, se ha entendido. Pero sembrado de acciones que, desde el gobierno, apuntaban insistentemente en la dirección de validar los grandes proyectos energéticos, particularmente de represas. Bajo la premisa de “mantener la mente abierta”, se orientó el trabajo hacia el debate sobre los mega proyectos. Incluso la autoridad logró incorporar a la comisión a una empresa que quisiera desarrollar proyectos para suplir electricidad al resto del país (o el extranjero). La paradoja es que esta postura colisionaba con el claro mandato de la Presidenta Michelle Bachelet para el proceso de Política Energética Regional: “Acompañaremos un proceso de discusión técnica y participativa en cada una de estas regiones (Aysén y Magallanes), para la definición de una Política Energética de corto y largo plazo, que asegure un abastecimiento de energía seguro, a precios razonables y con el máximo aprovechamiento de los recursos propios (energía eólica y mini hidráulica) y la eficiencia energética” (Agenda de Energía, 2014). Discutir y aceptar la inclusión de mega proyectos en el contexto de la elaboración de una Política Energética Regional presentaba para las organizaciones serias deficiencias en términos de coherencia: • Son los habitantes del territorio quienes deben discutir la política; • Exportar energía no tiene incidencia directa en la matriz energética regional y solo lo hace cuando se incorporan mecanismos de compensación. Si este es el motivo, la compensación la puede realizar cualquier sector
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productivo, premisa bajo la cual se debiera entonces evaluar todo tipo de industrias en la Política Energética Regional; • En términos de coherencia, el debate de transformar a la región en una potencia exportadora de energía no debe darse en el marco de la Política Energética Regional sino en el de la Estrategia de Desarrollo Regional. A esto se agregan otras acciones impulsadas por el gobierno, tendientes a cargar la balanza hacia la exportación de energía, represas mediante: primeros escenarios energéticos no coherentes con la visión regional, incorporación de actores extrarregionales, énfasis marcado hacia la hidroelectricidad. A pesar de esta y otras acciones, la decisión fue mantenerse en el proceso. Y porque este pertenece e importa a los ayseninos y ayseninas, como colectivo decidieron transitar su propio camino para dejar establecida su visión. Una que recoge lo que históricamente se ha planteado en torno a Aysén Reserva de Vida, nutrida con trabajo territorial y encuentros realizados para ir afinando la propuesta. Una que queda a disposición de todos quienes abracen estos sueños compartidos para Aysén, para quienes viven en este territorio excepcional. En el proceso institucional participaron en talleres comunales y provinciales varios representantes de distintas sensibilidades y territorios. Para gran parte de ellos la visión era clara: energía limpia, equitativa y asequible, que potencie actividades sustentables
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como el turismo rural, local y a pequeña escala, horticultura, ganadería y producción forestal con incentivos para la producción de madera local, eficiencia energética con campañas de educación. Y en términos de generación, se planteó privilegiar la “hidroelectricidad de pasada, mini hidro, diversificación de la matriz y explorar potenciales locales”, prefiriéndose “proyectos a pequeña escala, generación distribuida, con energías renovables no convencionales y de administración comunitaria, acercando la generación a los centros de consumo para ahorrar en distribución”. En el fondo, comunidades que no demandan grandes proyectos de generación –que no están enfocados a las necesidades energéticas
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regionales- sino soluciones a sus déficits en calefacción, electricidad. Así dadas las cosas, una discusión permanente fue pensar que quienes abogan por un cambio de paradigma no solo energético sino de desarrollo solo pensaban en la no construcción de grandes centrales. Percepción muy alejada de lo que inspira a muchos de quienes han adherido a Patagonia sin Represas. Porque el paraguas de Patagonia sin Represas siempre ha sido Aysén Reserva de Vida. Un ARV que no es solo mundo natural, aunque nace del reconocimiento de las cualidades ambientales de excepción de la Patagonia. Pero no se agota en ello.
1.3 Apuntes para entender el modelo Aysén Reserva de Vida Bajo este prisma, Aysén Reserva de Vida se concentra en dos grandes líneas de acción:
hidroeléctricas se haya alejado, como al parecer ocurre hoy, mas no desaparecido.
1) avanzar en lo que construye ese mundo posible, y 2) defenderle de todo lo que le amenaza.
Por ello, el debate en torno a la Política Energética de Aysén abordó la posible construcción de represas pero, desde la ciudadanía, fue mucho más allá.
Los encuentros costumbristas, la permacultura, las cooperativas energéticas, las actividades económicas sustentables, la producción local, iniciativas como Sabores de Aysén, la Escuela de Guías de la Patagonia, los productos forestales no maderables, el impulso a la participación ciudadana vinculante, la descentralización en la toma de decisiones, son medios para fortalecer lo que construye ARV. Y en lo que atenta, la desigualdad causada por un sistema productivista inequitativo sin derechos garantizados, la salmonicultura (en especial en áreas protegidas de todo tipo), las plantas de aluminio, la minería con sus relaves, la contaminación atmosférica por material particulado, las grandes represas y sus gigantescas torres, la intervención de los glaciares, la disposición de desechos sin tratamiento, la especulación inmobiliaria, el turismo sin considerar capacidades de carga ni resiliencia de ecosistemas y comunidades, por nombrar solo algunos ámbitos. Patagonia sin Represas solamente ha sido una parte de la defensa de una causa superior. La que persistirá aunque la amenaza de las mega centrales
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Fotografía de Coalición Ciudadana ARV.
Porque esto requiere previamente una fundamental reflexión sobre el modelo de desarrollo de Aysén, aunque mejor dicho, modelo de sociedad de Aysén. Es en este contexto que se aboga por un sistema lo menos intensivo en uso de energía. Si se concuerda en que los grandes problemas ecosistémicos que vivimos como planeta y humanidad se basan en la extrema artificialización de la naturaleza, debemos optar siempre, en primer lugar, por evitar aquello. En eso, puntales de la política deben ser el ahorro y la eficiencia energética al máximo. Un mundo de negawatts (y también, negajoules), concepto acuñado por el experto mundial en energía y directivo del Rocky Mountain Institute Amory Lovins. Por decirlo de alguna forma entendible, avanzar en los no-proyectos, poniendo por sobre todo el bien común. Obviamente hay ocasiones en que se debe inyectar energía a los procesos humanos. Tal no se puede obviar. Esta propuesta va por la autogeneración con ERNC y la democratización energética. Esto no solo permite evitar mega proyectos de
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generación sino además redistribuye la riqueza de la energía, y particularmente de la electricidad, concentrada hoy en pocas manos. Además, es un mecanismo de desmercantilización ya que la satisfacción de múltiples necesidades no tienen por qué, obligatoriamente, pasar por el mercado y la transacción económica. Y, por último, donde deba operar el mercado, que lo haga sobre la base de renovables no convencionales, considerando fuertemente variables como la renovabilidad, la localización, la escala, el desarrollo económico local, la legitimidad social en la toma de decisiones. Todo esto considerando el avance que estas tecnologías han tenido en los últimos años, quedando al alcance para una parte importante de la población.
En el fondo, apelando a la ¡sustentabilidad!
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escala en el caso de la hidroelectricidad. En Chile, la Ley General de Servicios Eléctricos, en su artículo 225, señala que solo para la energía hidráulica el techo serán los 20 MW. Es decir, serán ERNC solo las pequeñas centrales. Definir un tope no ocurre solo en nuestro país. En el mundo lo más usual son los 10 MW, en China los 30 MW. Por eso en Chile hablar en genérico de energías renovables apunta principalmente a grandes centrales de pasada o derechamente represas. Esto es relevante más aún cuando la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas ha señalado en un informe de 2017 que “se debe llamar la atención sobre lo inapropiado de considerar la energía hidroeléctrica como un ejemplo de energía renovable, que implica un uso del agua no consuntivo, con escaso impacto ambiental y sobre otros usuarios del recurso. Lo cierto es que se producen significativas pérdidas (normalmente por evaporación) en las infraestructuras que almacenan el agua para la generación y que su cuantía depende de las temperaturas del lugar donde se ubique el embalse”.
Dos alcances, aunque no los únicos, para no caer en la tergiversación de lo sustentable en que actualmente se incurre en materia energética:
• El primero es que desde las empresas al gobierno, pasando por consultores y expertos, se tiende a hablar de energías “renovables” resistiéndose a utilizar el concepto “renovables no convencionales”. Aunque suene menor, existe una diferencia importante. En simple, lo que separa las solo renovables de las ERNC es específicamente la
• El segundo problema apunta a las variables a considerar: la escala de la generación (¿pavimentar el desierto de Atacama con paneles fotovoltaicos es responsable?), la localización
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(¿geotermia en lugares sagrados para los pueblos originarios?), el desarrollo económico local (¿densas granjas eólicas en las playas de Iquique, donde la comunidad depende del turismo?), el destino de esa electricidad (¿generación para sostener un modelo de desarrollo basado en el derroche?). En el fondo, rechazo a las zonas de sacrificio de todo tipo. Estos son algunos de los puntales de esta Propuesta Ciudadana de Política Energética para Aysén Reserva de Vida, basada en una visión intergeneracional. Para los que estuvieron, para los que están, para los que estarán. Este documento es parte de esa construcción, con el objetivo de servir de instrumento técnico, social y político para avanzar.
Volcán Chaitén en errupción. Fotografía de Linde Waidhofer.
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2. Situación actual de la energía en Aysén Aysén se encuentra situada en el extremo sur de nuestro país, lo que hace que en términos generales esta región posea un “clima frío oceánico de bajas temperaturas, con abundantes precipitaciones, fuertes vientos y mucha humedad. Las características del relieve provocan una diferencia de climas en el sector occidental, formado por islas y archipiélagos, y en el sector oriental de la Cordillera Patagónica” (BCN, 2017). De lo anterior se desprende que hay varias condiciones climáticas. El clima extremo que posee Aysén involucra numerosos desafíos para sus habitantes en diversas áreas de la cotidianeidad, siendo la energía uno de los ámbitos más importantes, debido al uso de la leña y combustibles fósiles, que producen contaminación atmosférica en varios sectores densamente poblados, sumado a que la intervención destructiva de los ecosistemas es incoherente con la visión de Aysén Reserva de Vida, así como también un elevado costo de vida para quienes habitan el territorio.
Paneles solares fotovoltaicos en sector rural. Fotografía de Juan Carlos Osorio
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Es en el ámbito de la artificialización que la región enfrenta otra gran disyuntiva relacionada con la energía, enfrentándose durante más de una década a la constante amenaza del poder central, corporaciones y un sentido común imperante, de querer convertirla en una zona dedicada a la producción de energía a gran escala (hidroelectricidad) con fines de exportación a centros de alto consumo del país –principalmente por presión de la minería- y el extranjero. En el fondo, convertirla en una gran despensa eléctrica de Chile y el Conosur de América. Es por ello que la ciudadanía de la región ha presentado numerosas propuestas relacionadas con hacer respetar su vocación territorial e impulsar un desarrollo de menor escala, con el fin de no convertir a la región en un centro de generación de energía (o commodities) sino protegerla para que se siga avanzando bajo un prisma de sustentabilidad en áreas como el turismo, la ganadería, la pesca artesanal, la silvicultura, la investigación sobre la biodiversidad, las energías renovables no convencionales (ERNC), etc., actividades en que confluyen quienes habitan el territorio. Además de ser un espacio para la innovación en el amplio espectro de la responsabilidad ambiental: un modelo de desarrollo menos intensivo en uso y demanda de energía, ahorro, eficiencia.
2.1 Electricidad en Aysén: del monopolio a la diversificación y competencia
comuna de Río Ibáñez), y General Carrera en el sur (Chile Chico y Cochrane). Según lo indicado en la Figura 1, el Sistema Mediano Aysén es el más grande en cuanto a capacidad instalada se refiere, con algo más de 56 MW mientras los otros dos tienen poco más de tres MW cada uno. Las tecnologías de estos tres son principalmente termoelectricidad diésel (59%), seguida de hidroelectricidad (35%) y centrales eólicas (6%).
El sistema eléctrico que rige en Chile fue instituido con la Ley Eléctrica dictada en 1982, gestada en dictadura y donde se traspasó un área estratégica pública al sector privado. Esta comprende la generación, transmisión y distribución de electricidad. En estas tres áreas existe hoy concentración del mercado (Sohr, 2012), con un disminuido rol del Estado. En el caso de Aysén, el sistema eléctrico predominante corresponde a uno de tipo Mediano con planificación centralizada. Las tarifas y la expansión se determinan vía un estudio de la Comisión Nacional de Energía (CNE) del Ministerio de Energía (Ministerio de Energía, 2016). A los llamados Sistemas Medianos (SSMM), la Ley Corta de 2004 los define como aquellos sistemas eléctricos con capacidad instalada mayor a 1.500 kW y menor a 200.000 kW. Los SSMM de la región son Palena en el norte; Aysén en el centro (que suministra electricidad a Puerto Chacabuco, Puerto Aysén, Coyhaique, y a la
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Figura 1: Sistemas Medianos de Aysén: Potencia Instalada (arriba) y Tecnologías (abajo) Fuente: Anteproyecto de Política Energética para la Región de Aysén 2050. http://eae.mma.gob.cl/uploads/D27_ Anteproyecto_PERA.pdf
A mayo de 2017, la generación bruta de la matriz eléctrica regional (sistemas medianos Palena, Aysén y General Carrera) fue de un 72% de hidroelectricidad menor, un 24% correspondiente a térmica diésel y un 4% eólica, lo cual tiene ciertas variaciones año a año, dependiendo fundamentalmente de las condiciones hidrológicas1. En esto es preciso hacer un alcance: la diferencia entre capacidad instalada y generación bruta. La primera se refiere a la potencia de producción o volumen máximo de producción de electricidad de una central de generación o de un sistema determinado (medida en MW), mientras que la segunda apunta a la energía eléctrica registrada en los terminales de los generadores de una central (medida en kWh o MWh) que se puede representar en intervalos de tiempo definido (día, mes, año). Por ejemplo, un sistema puede tener una relevante capacidad instalada de generación hidroeléctrica (un 60%) y menor térmica a petróleo (40%), sin embargo, en un mes de sequía severa la producción de electricidad por agua podría ser reducida (20%) mientras el resto se tendría que generar mediante diésel (80%). La capacidad instalada es, en alguna medida, la infraestructura de base mientras que la generación bruta sería la producción contingente. La capacidad instalada depende de la demanda y siempre tiene que ser mayor a ésta. Por ejemplo, en 2014 la capacidad instalada del Sistema Mediano Aysén era de 43,98 MW (fuente: Tabla 3.21, Estudio Línea base Universidad de Chile), y su demanda máxima bordeaba los 22,5 MW (fuente: Figura 3.32, Estudio Línea base Universidad de Chile). 1 Ilustración 22: Anteproyecto Política Energética Regional.
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La generación bruta depende del consumo de electricidad -en hogares, negocios, servicios públicos, empresas, industrias, etc.- y de las pérdidas por transmisión y distribución (la electricidad consumida puede llegar a ser 2/3 de la generación bruta, debido a las pérdidas por transmisión y distribución, dependiendo de la distancia de las centrales a los centros de consumo). La tarifa residencial de los SSMM de Aysén es una de las más altas a nivel nacional. Para contrastar esta realidad, en 2016 se promulgó la Ley de Equidad Tarifaria (ETR), que establece que ninguna cuenta para un cliente regulado del tipo residencial debe ser superior al 10% de la cuenta promedio nacional para este mismo tipo de consumidores. Esta medida implica para la región de Aysén una disminución aproximada de 16 % de las tarifas de clientes domiciliarios en promedio y que son quienes consumen menos de 200 kWh/mes (Anteproyecto PEA, 2017). Luego están los Sistemas Aislados (SSAA) de menos de un MW de capacidad instalada y que son la única alternativa de suministro eléctrico actual para las zonas rurales, por su lejanía, dispersión y dificultad de acceso, los cuales en su mayoría operan a petróleo con un alto costo de generación y una menor calidad de suministro. En términos privados existen cuatro SSAA que funcionan con continuidad de servicio (24 horas), propiedad de Edelaysén. Estos son Huichas, Amengual-Tapera, Puerto Cisnes y O’Higgins2. Las 2
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Tabla 3: Anteproyecto Política Energética Regional.
tarifas de estos son definidas por acuerdo entre el municipio respectivo y la empresa, los cuales suelen ser mayores a las tarifas de los SSMM debido a la generación diésel y a su menor cantidad de usuarios. Además, hay otros cinco SSAA sin continuidad de suministro y que son operados de forma pública a través de las municipalidades: Melinka-Repollal, de la comuna de Las Guaitecas; Puerto Gala, Puerto Gaviota y Raúl Marín Balmaceda, de la comuna de Cisnes; y Caleta Tortel de la comuna de Tortel. Los tres sistemas medianos y cuatro de los nueve sistemas aislados son operados por Edelaysén, perteneciente al grupo Saesa, el cual gestiona otras redes regionales en el país a través de las empresas Frontel, Luz Osorno, etc. Este evidente monopolio de los principales sistemas eléctricos de Aysén tiene como consecuencia la dependencia de un solo actor, lo cual afecta a los consumidores al no tener otras opciones, además de hacer vulnerable el sistema. Por esto la sociedad civil (ciudadanía y organizaciones) ha planteado la necesidad de buscar alternativas de generación y competencia para un mercado más diverso, y así lograr mejoras en términos sociales, económicos y ambientales. La idea es abastecer la demanda de energía – eléctrica incluida- con una matriz limpia, respetuosa con el medio ambiente, segura y a precios razonables. La idea central, hacerse cargo de los desafíos que representa lograr que los proyectos no se puedan hacer a cualquier costo sino que estos consideren la vocación del territorio en el orden social, cultural, tecnológico, económico y
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medioambiental. En el fondo, coherente con Aysén Reserva de vida. Ante ello la ciudadanía ha demandado al nivel central la posibilidad de diversificar su matriz energética través de un pilar ciudadano protagonista, con el fin de que las fuentes de generación (incluida la no-generación) se diversifiquen. Por eso se ha planteado la necesidad de planificar la matriz energética local, expandiendo los actores que participan de dicha área, por lo que se propone que se cubra la demanda actual y futura a través de un mix que combine modelo de desarrollo menos intensivo en uso de energía, ahorro y eficiencia energética, autogeneración y mercado con ERNC. En esto, un énfasis está puesto en la necesidad de contar con una Ley de Eficiencia Energética robusta, que permita disminuir la necesidad de nuevos proyectos debido a que en la actualidad esta decisión es de carácter voluntario para quienes consumen energía. Si bien existen buenas prácticas en el sector empresarial, es necesario ir exigiéndolo como una cuestión ineludible ante el aumento del uso de la electricidad que exige la vida moderna, con el fin de disminuir la utilización de combustibles fósiles, lo que además se complementa con una política de mitigación del cambio climático. En cuanto a la distribución se propone impulsar un modelo más participativo que incorpore más actores, para poder avanzar en generación distribuida de energía, por ello se requiere de una Ley de Sistemas Medianos y Aislados que permita contar con las herramientas necesarias para tener una mejor planificación.
En cuanto al involucramiento de la sociedad civil en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, se propone que la ciudadanía participe en todas las etapas de la evaluación de los proyectos nuevos que se presenten. La sociedad civil, si bien hay acuerdo en que exista mayor planificación, hace hincapié en la necesidad de que esta no se sustente solo en la polaridad Estado/mercado. Por la importancia que tiene para la sociedad debe incorporar también la óptica del bien común de las propias comunidades. En este contexto, necesita el fomento de fuentes de generación limpias y no solo proyectos basados en la rentabilidad de estos, incorporando a las decisiones los beneficios en el ámbito social y ambiental. También se ha planteado la necesidad de implementar tecnologías de respaldo para las ERNC, utilizando medios como baterías y/o nuevos sistemas de almacenamiento de energía eléctrica. No se ve como opción la termoelectricidad, por la contaminación que produce ni la mega hidroelectricidad, por su impacto ecosistémico. Se apunta a centrales de biomasa, generación por hidrógeno, geotermia y mareomotriz, que son más continuas. Chile es líder en exportación de carbonato de litio, por lo que el Estado debiese generar alrededor de este mineral no metálico una industria verde a través de la fabricación de sistemas de respaldo con baterías. Se requiere que el país genere políticas que fortalezcan un área en la que podríamos ser pioneros en el desarrollo de dicha tecnología.
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PROPUESTA CIUDADANA DE POLÍTICA ENERGÉTICA PARA AYSÉN RESERVA DE VIDA
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2.2 Combustibles y costo de vida En cuanto al consumo energético, la región de Aysén presenta el mayor a nivel nacional y superando al resto del país también en la demanda de derivados del petróleo. Tal como muestra la Figura 2, el 71% del total de la matriz de la región es de origen fósil (aunque debemos aclarar que existe divergencia entre este dato y el de un estudio de la Universidad de Chile que apunta a que en 2013 un 47% fue de origen fósil), especialmente diésel y en menor medida GLP. Esto porque no existen centros de distribución de gas natural ni terminales de regasificación de gas natural cercanos, así como tampoco gasoductos que lleguen con este insumo a la región.
marítima desde Quintero a Puerto Chacabuco, distribuyéndose desde este punto al resto de la región vía camiones. Sólo para la comuna de Las Guaitecas el abastecimiento se realiza directamente desde Puerto Montt. Dentro de la región la distribución y disponibilidad de estaciones de servicios es limitada, con ausencia tanto en las comunas de Tortel y Las Guaitecas como Lago Verde. Tampoco hay presencia en los poblados de Puerto Aguirre, Puerto Raúl Marín Balmaceda, Puerto Gala, Puerto Gaviota, entre muchos otros. Además, tal como lo revela la Figura 3, algunas estaciones de servicio no cuentan con todos los tipos de combustibles para ofrecer.
que los precios de venta de combustibles al cliente final son mayores con respecto del que se cancela en otras zonas del país. Incluso dentro de la misma región se encaren al distanciarse más de la capital regional (ver Figura 4).
Figura 5: Consumo de combustibles derivados del petróleo (diésel, GLP, kerosene y gasolinas) por sector. Fuente: Anteproyecto de Política Energética para la Región de Aysén 2050. http://eae.mma. gob.cl/uploads/D27_Anteproyecto_PERA.pdf
Figura 4: Precio promedio de ventas por combustibles para transporte por comuna de la región de Aysén. Fuente: Anteproyecto de Política Energética para la Región de Aysén 2050. http://eae.mma.gob.cl/ uploads/D27_Anteproyecto_PERA.pdf
Estos elevados costos en los combustibles afectan en forma directa al sector de transporte terrestre, marítimo y, en menor grado, aéreo, donde son principalmente utilizados. Le sigue su uso minero e industrial con fines de generación de electricidad, comercial, público y residencial (ver Figura 5). Figura 2: Matriz de consumo final en la región de Aysén. Fuente: Anteproyecto de Política Energética para la Región de Aysén 2050. http://eae.mma.gob.cl/uploads/D27_Anteproyecto_PERA.pdf
El acceso a estos recursos es limitado. Mayormente son importados por mar y tierra desde otras regiones del país, siendo la principal la ruta
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Figura 3: Estaciones de servicio (EESS) y combustibles en venta por comuna, región de Aysén. Fuente: Anteproyecto de Política Energética para la Región de Aysén 2050. http://eae.mma.gob.cl/uploads/D27_ Anteproyecto_PERA.pdf
Las limitaciones en el acceso, condiciones geográficas, amplitud del territorio con zonas aisladas y condición insular, dan como resultado
Como respuesta a esta realidad se ha avanzado en introducir equidad en los precios de los energéticos mediante subsidio al transporte de combustible en Aysén, establecido por el Decreto N° 198 de diciembre de 2015 del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. Este beneficio es sólo para gasolina automotriz y petróleo diésel.
Mas allá de estos avances en materia legal, a nivel de la ciudadanía existen dos posturas claras con relación a la utilización de los combustibles fósiles. En ambas se piensa que en un escenario futuro no se utilizarán, la diferencia radica en el tiempo de recambio. Una postura es la de disponer de combustibles de bajas emisiones como GLP en un periodo de transición, reemplazando el diésel y otros combustibles más contaminantes de uso actual, en transporte, industria y generación eléctrica. La otra apunta al desincentivo del uso de estos combustibles para aminorar las emisiones de GEI, acelerando la promoción de recursos eléctricos locales sustentables. Todo esto entendiendo que en el caso del transporte se debe disminuir la dependencia del petróleo, de empresas y tecnologías foráneas, e incluso de vaivenes políticos, haciendo que este sea un tema principal a solucionar.
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2.3 Leña: situación actual, desafíos económicos, sociales y ambientales En la actualidad, el uso de la leña a nivel nacional representa una disyuntiva, sobre todo en regiones donde el clima es de abundante frío y lluvia, al utilizarse este combustible como medio de calefacción y cocina.
capacidad de carga, propendiendo a la mantención de sus funciones y servicios. Y así, respectivamente, se va eliminando el bosque nativo y contaminando la atmósfera, como si este fuera un gran basural de material particulado.
En términos ambientales, la leña carga con los dos dilemas clásicos de la humanidad en su relación poco armónica con la naturaleza.
El requerimiento masivo de leña en las ciudades aumenta considerablemente la contaminación atmosférica, asociado a la calidad de la leña, las prácticas de combustión, la eficiencia de los artefactos, las condiciones climáticas y geográficas, el aislamiento térmico, además de la planificación urbana, la densidad poblacional, produciendo graves enfermedades respiratorias para las personas, sobrepasando ampliamente los niveles permitidos por ley.
El primero, en el input de los procesos humanos, sentirla exclusivamente como una despensa está muy asociado al concepto de recursos. Así se recurre a ella sin preocuparse en la renovabilidad de lo que extraemos. Y segundo, en el output del proceso productivo, considerar los ecosistemas como botaderos sin considerar aspectos como resiliencia y
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Por lo anterior el Estado ha ido construyendo medidas que mejoran los estándares de medición de las emisiones contaminantes por la leña, además de regular su uso. En el caso de la región de Aysén, según lo expuesto en la Figura 6, este combustible tiene una penetración en el sector residencial, comercial y público, de un 41% de la matriz energética general, lo que significa un 10% más que el promedio nacional. Coyhaique, capital de la región, es una de las ciudades que presenta los más altos niveles de contaminación atmosférica por uso de leña, siendo uno de los casos más severos a nivel nacional, incluso más grave que la contaminación de Santiago por emisión de tránsito vehicular. Según la cartera del ramo, la penetración de la leña en las viviendas de Aysén equivale al 99,3%, cifra que no incluye los departamentos (Ministerio de Energía, 2015). En cuanto a las medidas que se están aplicando para esta ciudad, está vigente el Plan de Descontaminación Atmosférica que busca principalmente bajar el nivel de emisión de MP10 producido por el uso de leña. Y está por publicarse el Plan de Descontaminación para MP 2,5. La institucionalidad ha estado concentrada en elaborar una política que se ocupe de este combustible, con el fin de optimizar su correcto uso a través de diversas medidas. Sobre dicha política “…el Ministerio de Agricultura a través de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), ha desarrollado una estrategia de dendroenergía que tiene como objetivo implementar un nuevo modelo de desarrollo
forestal, que contemple entre sus ejes la producción sustentable de biomasa forestal para energía y su uso eficiente” (Ministerio de Energía, 2016). Junto a las políticas del Ministerio de Agricultura, la cartera de Energía (2016) ha desarrollado diversas iniciativas orientadas al público consumidor de leña, con el fin de mejorar su calidad y la información a quienes la utilizan: etiquetado de estufas, campañas que fortalecen el uso de leña seca, fondos concursables para desarrollar centros de acopio y secado. Asimismo, se creó un Comité Interministerial de la Leña y sus Derivados cuyo trabajo se estructura en 6 ejes estratégicos: 1) Edificación eficiente para bajar el consumo; 2) Uso de leña sustentable y de calidad; 3) Avanzar hacia la utilización de otros derivados de la madera para calefacción que sean más eficientes, apostando a una regulación; 4) Tecnologías más eficientes de calefacción; 5) Institucionalidad; 6) Educación. Se apunta a utilizar una leña seca y competitiva. En las presentaciones realizadas por el Ministerio de Energía (2016) se da a conocer que los ejes de la política se han materializado en diversas acciones que han permitido ir profesionalizando el mercado, el fortalecimiento de las competencias técnicas, la declaración y regulación de la biomasa forestal como combustible sólido, para lo cual previamente se requiere establecer índices de
Figura 6: Matriz Energética de Aysén. Fuente: 2ª sesión de Grupo Temático de Trabajo 3 (GTT 3) Matriz térmica, eficiencia y educación energética Seremi de Energía de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo.
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calidad de la leña, quedando pendiente que se le declare por ley combustible sólido, para permitir mejores niveles de fiscalización. Por su parte la sociedad civil se ha manifestado de acuerdo con las políticas públicas que se están impulsando sobre la materia, considerando que si el ingreso de esta al mercado se impulsa bajo las condiciones correctas puede ser una energía que cumpla con la característica de renovable. Con relación a sus derivados, desde la ciudadanía existen algunas aprensiones, debido a que el pellet, las astillas, el aserrín y las briquetas requieren de algún tipo de regulación, además de contar con políticas y normativas de calidad aplicados a los productores. Se hace hincapié en la necesidad de una correcta fiscalización, ya que en la zona no solo se quema leña, también elementos de diverso tipo, como por ejemplo basura. Sin embargo, la leña no tiene solo aspectos negativos. En la medida de que exista un equilibrio entre lo que se consume y produce, es un recurso renovable. Para ello, debieran profundizarse los planes de manejo que se sustentan en su regeneración. Esto funciona siempre y cuando se maneje bien y no se introduzca ganado, por ejemplo. En el fondo, es un tema de gestión y sustentabilidad. Incluso se ha planteado la posibilidad de establecer plantaciones exóticas solo para dendroenergía, iniciativa impulsada por el Instituto Forestal con especies de rápido crecimiento como el álamo, preferentemente en suelos no agrícolas, manejadas como monte bajo (retoños) y de corta rotación.
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Todo esto debe considerarse para avanzar en una política sustentable en el tiempo, debido a que el uso de la leña se encuentra muy arraigado en la población, al ser un recurso local cuyos ingresos quedan en la misma región, siendo además un elemento relevante de la economía familiar campesina. La paradoja es que si no se contemplan seriamente los efectos de reducir esta fuente de ingresos para el sector rural, se fomentará su emigración hacia las ciudades, profundizando su densificación y mayor impacto sobre los ecosistemas que las albergan, incluida la atmósfera circundante. En esto último es fundamental la planificación urbana que se haga cargo de las características climáticas y geográficas de los centros concentrados, evitando además la sobrepoblación en áreas con tendencia a la no dispersión del material particulado. Por ello, se apunta al buen desarrollo de las políticas que se ocupan de la leña y sus derivados, viéndose como una opción importante para contar con un combustible asequible, propio y que forma parte de la cultura e historia de la región, lo que además dinamiza la economía local. Un elemento relevante es que se mejore la calidad de la leña y que su venta sea más formal (no hay regulación ni fiscalización sobre índices de humedad eficientes). También considerar que al ser más cara la leña de mayor calidad aumentan los precios en general, fomentando que se recurra a opciones más baratas como la leña verde u otro tipo de combustibles. Existe bastante potencial en el uso de desechos forestales para derivados, evitando así importarlos desde otras regiones. Sin embargo, persisten dudas sobre el costo de utilización y mantención de los equipos de derivados (pellet, por ejemplo), los que requieren electricidad para su operación. Portezuelo Queulat. Fotografía de Linde Waidhofer.
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2.4 Gas licuado y natural: transición energética Un mal legado que ha tenido el país en materia energética ha sido la constante carbonización de la matriz, la que ha sido intensificada a través de la construcción de numerosas termoeléctricas en el territorio nacional. La mayoría de estas se sustentan en el carbón, lo que tiene un efecto inmediato en la salud de las personas que viven donde se ocupa dicha fuente. El carbón es uno de los insumos más utilizados, llegando a 5.161 MW de potencia instalada en el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) y en el Sistema Interconectado Central (SIC) (Electricidad, 2017). Hoy ambos se han unificado física y administrativamente bajo la figura del Sistema Interconectado Nacional (SIN). Ante los desafíos que representa descarbonizar la matriz energética del país, el gas licuado y natural -si bien corresponden a fuentes fósiles- tienen menor impacto ambiental y en la salud de las personas que el carbón y otros combustibles como el petróleo. Desde el Estado se han implementado políticas públicas que buscan aumentar su uso, como una fuente de energía de transición, con el fin de ir migrando hacia una matriz con un aumento considerable de las ERNC. Según el Ministerio de Energía (2016), el gas natural tendría las siguientes ventajas: - Tiene emisiones de gases de efecto invernadero sustancialmente menores que
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otras fuentes tales como el carbón y el petróleo. - Genera comparativamente menores emisiones de gases contaminantes locales (tales como SO2, NOx y MP) por unidad producida. - En uso industrial, emite considerablemente menos material particulado por unidad de energía producida que otros combustibles. - En uso doméstico, ayuda en la reducción de la contaminación intradomiciliaria. En cuanto a sus usos en la región de Aysén estos podrían ser para: - Calefacción - Transporte - Generación eléctrica, como respaldo. En cuanto a esta energía de transición, el Ministerio de Energía (2016) indica que en la región de Aysén se tendría que invertir en infraestructura que permita introducir el gas natural. Tal implicaría construir patios de carga, puntos de acopio, arriendo de barcos, compresores, plantas de regasificación, etc., para lo cual se debiera contar con sistemas de distribución, recambio de artefactos y una eventual adecuación de las redes viales.
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hacia fuentes de energías más limpias, el desafío que implica apostar por el gas podría profundizar su dependencia de fuentes fósiles, producto de la alta inversión que se requeriría para adecuar la infraestructura regional y que desincentivaría su cese en el corto o mediano plazo. De esto se desprende que si bien es anhelada este tipo de transición energética porque permitiría ir limpiando la matriz, podría retrasar la entrada de las ERNC en la zona. Ante ello se propone fomentar fuertemente y en el corto plazo las ERNC, tanto a nivel de las actividades productivas como domiciliario y ciudadano, con el fin de reducir la dependencia de empresas e impulsar el pilar ciudadano de generación de energía. Aunque la inversión inicial es relevante, los costos de operación son menores, por lo cual el primer esfuerzo debiese ser subsidiado por el Estado como parte de una política pública integral en este ámbito. También se ha dado la discusión sobre la incorporación de las ERNC en el transporte, bajo la figura de la “electromovilidad”, como parte del modelo “full electric”. Sin embargo, estas opciones deben complementarse fuertemente con la “ecomovilidad” o medios menos intensivos en uso de energía intermediada por la electricidad (que implica intervención mayor para generación), aprovechando la energía mecánica a través de mejores decisiones en términos de planificación urbana.
En este contexto, la sociedad civil regional ha manifestado que si bien es un aporte transitar Cascada, provincia de Palena. Fotografía de Linde Waidhofer.
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3. Proyección de demanda en modelo ARV o Innovación y desarrollo en tecnologías y modelos de gestión La proyección de demanda energética en Aysén bajo un escenario de alta eficiencia ha establecido que existiría una disminución del consumo actual de leña, GLP y derivados del petróleo, en contraste con un aumento de la demanda de electricidad que podría suplir parte de tales necesidades. Esto implicaría hacer un fuerte recambio tecnológico tanto a nivel térmico como eléctrico y de transportes. En este sentido, fomentar la innovación y el recambio tecnológico que promueva el modelo ARV se ajusta a los objetivos de la Estrategia de Desarrollo Regional que plantea que se debe “dotar a la región con una matriz energética eficiente, diversificada y de bajo costo para los consumidores, que sustente las actividades económicas y sociales”.
Fotografía de Fabien Bourlon.
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No obstante, esta finalidad está sujeta a tomar y romper barreras de entrada que ponen en riesgo el modelo ARV. Por ello, desde la sociedad civil se han señalado los defectos de las medidas en el sector comercial, público y residencial, siendo estos los siguientes: • Los subsidios para el reacondicionamiento térmico no incluyen a toda la población; • El etiquetado debe ser de mejor calidad a modo de impedir la importación de artefactos poco eficientes a bajos precios; • El desconocimiento general de los estándares mínimos de desempeño de los electrodomésticos; • El recambio tecnológico de estufas y cocinas está supeditado a la disminución del precio de la electricidad; • El desconocimiento de la ejecución de las auditorías energéticas. Asimismo, para el sector transporte: • La toma de medidas para mejoras aerodinámicas, la conducción eficiente y neumáticos eficientes dependerá del mejoramiento de la red vial; • Reemplazar diésel por electricidad e hidrógeno;
• Fomentar el transporte público y el uso de taxis eléctricos; • Fomentar el uso de la bicicleta, creando nuevas ciclovías y mejorando las actuales. • Propender a la ecomovilidad, con planificación urbana que incentive la movilización pedestre, en bicicleta y pública. En cuanto a la industria y minería: • Implementar auditorias y gestión energética; • Fomentar la industria local para reducir número de viajes y disminuir la dependencia. Adicionalmente, la comunidad ha señalado que es necesario aprovechar las ventajas competitivas de la región de Aysén en relación a todo su potencial hidroeléctrico, tomando en cuenta los derechos de aprovechamiento agua aun no solicitados. Estos podrían ser útiles para proyectos de pequeña generación. En este sentido, se manifiesta que es necesario aprovechar los potenciales de centrales abandonadas y otras cerradas por no conectarse a la red.
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Si bien los potenciales eólico y solar a gran escala son menos conocidos que el hidráulico, son bien valorados y la comunidad reconoce su posible contribución. La región cuenta con zonas de alto potencial eólico como los sectores de Balmaceda, Puerto Ingeniero Ibáñez y Chile Chico, entre otros. En cuanto al solar, pese a las condiciones climáticas de la región tanto los colectores térmicos como los paneles fotovoltaicos han tenido resultados medianamente exitosos, por lo que se consideran complementarios. Otras tecnologías como la geotermia, mareomotriz y biomasa debiesen ser consideradas para formar parte de una diversificada matriz, pues poseen interesantes potenciales para la zona de Aysén. No obstante, la falta de estudios sobre ellas hace que su pronta implementación se postergue a futuro. Ante esto es fundamental avanzar al máximo en generar la información necesaria aplicada. En el caso de la undimotriz, su implementación se ve más lejana, no así de las otras tecnologías que, sin embargo, carecen en Aysén de una masa crítica de técnicos con experiencia. Lo que está claro es que cualquier decisión que se adopte debe estar sustentada en conocimiento de los impactos sociales, ambientales y económicos, entre otros, asociados a las diferentes tecnologías.
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Carreta con bueyes. Fotografía de Linde Waidhofer.
Finalmente es necesario incorporar en la visión de Aysén el fomento de la innovación, desarrollo y aprovechamiento eficiente de sus recursos energéticos, de forma sustentable, observando las nuevas tecnologías (o innovaciones tecnológicas, considerando que la generación eólica y a través de biomasa y microhidroelectricidad es antiquísima) y potenciando el desarrollo local de soluciones a desafíos energéticos, aprovechando las ventajas naturales que posee la región a nivel nacional.
Paneles solares fotovoltaicos. Fotografía de Juan Carlos Osorio
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4. Por qué mega proyectos no deben considerarse La región de Aysén posee cuencas hídricas de importancia que se caracterizan por su abundante torrente, lo anterior “…debido a la permanente alimentación de ellos por el deshielo y a las precipitaciones. Los principales sistemas los forman los ríos Palena, Cisnes y Aysén con sus cuencas transandinas a las que se les suman el Bravo y Pascua” (BCN, 2017). A este listado, por cierto, se suman el Figueroa, el Baker y las cuencas costeras, como la del río Cuervo. Si bien los ríos y paisajes de la Patagonia son de características únicas y sus atributos colocan a esta zona en las áreas de interés global, estos se ven permanentemente amenazados por una visión centralista y extractivista. Según esta visión, los ríos deben ser intervenidos a través de la construcción
Rápidos al inicio del Río Baker cerca de Puerto Bertrand, Aysén. Fotografía de Linde Waidhofer.
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de numerosos mega proyectos hidroeléctricos, con el fin de alimentar tanto a la zona de más población del país como también a los centros de producción industrial, como por ejemplo el sector minero. Por lo anterior es que la sociedad civil de la región durante años de organización ha dado una larga lucha por cambiar esta mirada sobre la energía y los territorios, incorporando una noción de vida conectada con los ecosistemas. Por tanto, el desarrollo se comprende de forma distinta, donde destaca la incorporación del desarrollo local, que se encuentra arraigado de forma generalizada y que no se concibe solo desde el punto de vista de la sola ventaja comparativa económica en producción de energía. Por lo descrito anteriormente la comunidad planteó de forma constante que la región de Aysén debía contar con una Política de Desarrollo Energético Regional, debido a las posibilidades que brinda el territorio, la que debía empalmarse con las actividades que la población realiza y el mejoramiento de la calidad de vida de la misma, y que se haga cargo de los altos precios y dependencia de los combustibles, la contaminación que produce la utilización de la leña, y el no uso para fines propios de recursos abundantes y locales. Es decir, en el tipo de sociedad a la que se aspira. El trabajo del gobierno, en alguna medida, aporta a recoger esta aspiración de la sociedad civil local. Un debate que se ha dado por décadas en Chile ha sido el de la descentralización, si bien los esfuerzos de los distintos gobiernos han estado enfocados
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a dar mayor representación política a las regiones a través de la elección de sus autoridades y del Fondo Nacional de Desarrollo Regional. Pero estos esfuerzos no han sido suficientes ya que a nivel constitucional se sigue entendiendo el país como un Estado unitario y centralizado (que opera solo donde y cuando el mercado no funciona), lo que como telón de fondo coloca en jaque los esfuerzos por descentralizar el país. Esto se traduce, por ejemplo, en las limitadas posibilidades institucionales que tienen los territorios de incidir vinculantemente en proyectos de alto impacto social y ambiental. Es por lo esgrimido anteriormente que la conceptualización del desarrollo de las regiones siempre ha estado supeditada a los lineamientos de las políticas emanadas desde el centro, lo que ha dejado relegados a los territorios a ser meros receptores de políticas públicas diseñadas fuera de ellas. La política regional debe hacerse cargo de las características de la región y de la vocación del territorio. Por ello la propuesta de la sociedad civil va de la mano con el desarrollo de las ERNC y un ordenamiento territorial vinculante, ya que, por una parte su desarrollo se condice con el potencial energético que requiere Aysén, y por la otra, con las escalas apropiadas que esta energía proporciona. Y este proceso debe llevarse adelante de forma participativa y considerando las capacidades de carga y resiliencia de los ecosistemas, además de poner atención en sus funciones y servicios ambientales.
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La generación de electricidad requiere de infraestructura para su transmisión. Por tanto, un desarrollo a menor escala requeriría de menos líneas de transmisión o podrían ser utilizadas las ya existentes. Esto se traduce en un menor impacto ambiental para los ecosistemas y para la ciudadanía, que directamente desarrolla turismo, agricultura, ganadería, etc. Un desafío no menor de la Política de Desarrollo Energético Regional desde la óptica ciudadana es el control monopólico de derechos de aprovechamiento de aguas no consuntivos –y también consuntivos- por parte grandes empresas que han pretendido desarrollar sus mega proyectos hidroeléctricos en la región. El proyecto HidroAysén fue desechado tanto por el Ejecutivo como por la propia empresa, pasos que siguió Energía Austral con sus represas Río Cuervo, estudio que incluso fuera rechazado por los tribunales ambientales. En ambos casos devolverán los derechos de agua al Estado, sin embargo bajo la actual Constitución y Código de Aguas estos podrían ser nuevamente solicitados para el mismo fin. Como consecuencia, nuevamente asomaría la amenaza de que ingresen proyectos hidroeléctricos de gran escala, por lo que se requiere de cambios legales urgentes y de envergadura que eviten esta posibilidad Lo anterior, porque la Constitución fija en el artículo 19 numeral 24 inciso final, la propiedad privada del agua, lo cual va en sintonía con el artículo 6 del Código de Aguas que desarrolla los términos de dicha propiedad. Por lo tanto, si dichos derechos son solicitados por parte de empresas que deseen
desarrollar grandes mega proyectos, con un Estado que no tiene injerencia en esta materia, se pone en peligro el desarrollo que se quiera llevar a cabo en la región. La integralidad de la visión energética que necesita Aysén requiere de un rol articulador en el cual participe la sociedad en su conjunto, con el fin de impulsar la energía como referente del bien común. En cuanto a la interconexión, Aysén cuenta con sistemas que operan aisladamente y sin conexión con el Sistema Interconectado Nacional. Debido a las características de los SSMM y SSAA presentes, el desarrollo eléctrico de la región no solo debe considerar la posible incorporación de todos los potenciales energéticos que componen la matriz –bajo un prisma acorde a la demanda proyectada y coherente con ARV- sino en primer lugar la figura de microrredes, evaluando en segundo lugar la integración de dichos sistemas solo luego de un análisis exhaustivo de su nivel de impacto sobre el medio natural, desarrollo local y a nivel territorial. De forma simple y para contrastarlas con la visión ARV, las diferentes propuestas que han salido en el marco de la discusión institucional de la Política Energética Regional se podrían clasificar según el nivel de conexión y utilización de recursos: • Microrredes sin conexión: Tanto para los SSAA y SSMM en donde se mantienen sin interconexión entre sí, aquí las iniciativas y proyectos energéticos que se desarrollen se insertarán a uno de estos sistemas. Esta no
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provee beneficios a nivel de suministro pues no se consideran variaciones potenciales sobre la estabilidad energética, manteniendo la situación actual. Tampoco mejoraría la cantidad de emisiones porque no habría recambio de la leña, que es lo más barato, por otros mecanismos menos contaminantes. No habría un impacto potencial significativo sobre las tarifas y nivel de precios actuales. • Microrredes Interconectadas: Aquí los SSMM se encuentran conectados entre sí, pero son un sistema aislado del SIN. La interconexión entre los tres sistemas implicaría la construcción de una línea de transmisión entre los tres sistemas. Tanto el desarrollo de la línea de transmisión, como desarrollo hidroeléctrico de más de cinco MW, al ser considerado mediano, podrían traer asociados la construcción de caminos y vías de acceso. Se puede subclasificar de acuerdo al mayor ingreso de energías renovables o hidroeléctricas de pasada en donde se aprovechan al máximo el potencial de pasada de la Región.
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• Gran Escala: Aquí se asume la incorporación de mega proyectos los cuales son conectados al SIN y anexan el SSMM de Aysén a la conexión con el resto del país. Uno de los mayores impactos ligados a este tipo de tecnología es el uso de espacio, cuyo impacto depende bastante de la topografía del lugar donde se instale, siendo las zonas planas en general mayor impactadas que las cuencas o valles que pueden contener mayores reservas de agua en un volumen más pequeño. La inundación de terreno para las reservas de agua tiene un impacto medioambiental considerado extremo, destruyendo flora y fauna nativa, tierra de uso productivo agrícola, ganadero, o turístico, además de tener una enorme vulnerabilidad ante desastres naturales. Esto claramente depende de la regulación y fiscalización de las instituciones gubernamentales y de la tecnología de mitigación de impactos de las centrales. Se identifican variados potenciales impactos sociales y ambientales derivados de la energía hidroeléctrica de gran escala, que muestran generalmente baja compatibilidad con otros usos del territorio y objetivos de conservación/preservación, lo anterior en mayor o menor grado condicionado al tipo de proyecto.
Energía eólica. Fotografía de Marcelo Macareño.
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5. Energía para Aysén Reserva de Vida VISIÓN “En 2050, la Región de Aysén cuenta con un sistema energético sustentable a base de ERNC, diversificado, autónomo y competitivo, orientado al bien común. Los habitantes disponen de energía en forma equitativa y confiable, lo que promueve su calidad de vida y el desarrollo regional sustentable. Se cuenta con un modelo de desarrollo no intensivo en uso de energía, con énfasis en el ahorro y la eficiencia energética, la autogeneración con ERNC, y donde las personas respiran aire limpio y se respetan los derechos humanos, particularmente el acceso al agua”.
Picachos arriba del delta del Río Leones, Aysén central. Fotografía de Linde Waidhofer.
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EJES ESTRATÉGICOS EJE 1: Modelo de Desarrollo Menos Intensivo en Uso de Energía / Ahorro / Eficiencia / Negawatts Impulsar la eficiencia energética en la región de Aysén es de urgencia, ya que permitiría que no se requiriera de tantos proyectos de energía para sustentar a la población. Esto, apuntando a que la ciudadanía pueda vivir con un buen nivel de confort para lo cual se necesita de ciertos cambios sistémicos. En el último tiempo se han desarrollado varios proyectos enfocados hacia la eficiencia energética: Subsidio de Reacondicionamiento Térmico, Recambio Luminarias Alumbrado Público, Recambio de Calefactores y Edificio Campus Patagonia-Uach. Todos estos proyectos se han desarrollado bajo subsidios fiscales tanto del Gobierno Regional de Aysén como por parte del Ministerio del Medio Ambiente. Sin embargo, todas estas iniciativas no son suficientes para la mejora de la región en términos energéticos. Hasta ahora, la balanza general indica que la demanda/consumo de energía aumenta con los años, por tanto los precios también debieran hacerlo. Más aún, se sabe que la dependencia de los combustibles fósiles tiene una fecha de caducidad. Y, por otro lado, el desarrollo de proyectos de alto impacto como los mega
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proyectos hidroeléctricos tampoco son la solución que la ciudadanía busca desarrollar. En sentido político, es fundamental apuntar hacia un sistema basado, en primer lugar, en la subsidiariedad de lo artificial: la primera opción debe ser siempre no intervenir los ecosistemas para la generación de energía. Esto es posible mediante el impulso de evaluaciones ambientales, sociales y económicas de las opciones de proyectos vs. las de no-proyectos, es decir, la incorporación del análisis de alternativas que no involucren generación constante. Algunos ejemplos incluyen aislamiento térmico, fomento de la “ecomovilidad” (uso de la bicicleta y la movilidad pedestre), planificación urbana que permita menores tiempos de desplazamiento. Esto, bajo la premisa que el Watt (unidad de medida de potencia) o Joule (unidad de medida de energía) más barato en el mediano y largo plazo, y más responsable ambientalmente, es el que no se necesita. Es lo que se conoce como negawatt (o negajoule, si se permite la figura). Profundizar un sistema sustentado en el ahorro y la eficiencia, es parte de este prisma, combinado con un modelo de desarrollo sustentado en actividades productivas menos intensiva en demanda de energía y uso de recursos naturales.
EJE 2: Autogeneración con ERNC Junto con desarrollar políticas de ahorro y eficiencia energética, y un modelo menos intensivo en uso de energía, se debe impulsar la autogeneración de electricidad. Esto permitiría que la población participe como pilar ciudadano en la generación de energía eléctrica, abaratando sus costos de acceso, democratizando el control y riqueza de la energía, y con menor impacto socioambiental al usarse la infraestructura actual de viviendas y edificaciones. Es importante que la región de Aysén reduzca sus tasas de consumo energético provenientes desde fuentes fósiles y biomasa. Los niveles de contaminación, la dependencia y compleja logística para acceder al suministro acompañado por los altos precios que la población debe pagar hacen que sea imperativo modificar el sistema eléctrico. Irónicamente, Aysén no solo posee una amplia carta de alternativas para la autogeneración de energía sino además éstas tienen altos potenciales a desarrollar y así contribuir a todos los aspectos señalados por la ciudadanía: diversificación de la matriz, resguardar el patrimonio natural, de la salud, potenciar el desarrollo económico y entregar confiabilidad, continuidad y seguridad a la región.
Este eje lo podríamos denominar como la subsidiariedad del mercado en la generación. Es decir, previo considerar -como un axioma- que la población (familias, comunidades, comunas) deban necesariamente comprar electricidad a un generador externo, se propone potenciar al máximo la autogeneración mediante sistemas renovables no convencionales. Esto tiene múltiples beneficios: • Aporta a ir desmercantilizando la noción sobre la energía, aportando a una mirada desde lo público y servicio básico. • Aporta a la redistribución de la riqueza económica de la energía, siendo los sistemas de autogeneración en ERNC de menor escala y por tanto distribuibles en muchos actores y no concentradas en un solo proveedor. • Generar menor impacto socioambiental al disminuir la necesidad de grandes proyectos de generación, de transmisión y distribución. • Permitir un desarrollo tecnológico y técnico basado en estos conocimientos, dinamizando un mercado local de ERNC.
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PROPUESTA CIUDADANA DE POLÍTICA ENERGÉTICA PARA AYSÉN RESERVA DE VIDA
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EJE 3: Suministro de mercado con ERNC En complemento a los ejes anteriores, y donde ya se haya pasado por las etapas previas, el mercado puede funcionar ya que existen familias y comunidades que no podrán autosatisfacer todas sus necesidades. Pero en una apuesta con un mercado donde se conciba a la región como una reserva de vida, es imprescindible que las ERNC sean las protagonistas. En primer lugar, porque no se puede concebir el desarrollo de la región sobre la base del extractivismo energético, ya que esto amenazaría gravemente los prístinos paisajes y sus territorios, incluido el impacto en el turismo y otras actividades productivas locales. No solo intervenir los ríos con mega hidroelectricidad es invasivo, también lo son las redes de transmisión que se requerirían para extraer la energía y llevarla a los centros urbanos e industriales. Este proceso intervendría el territorio de forma irreversible, lo que conllevaría a perder el potencial turístico, científico y de investigación que se podría impulsar en la zona. En segundo lugar, la zona cuenta con un atractivo potencial energético que permitiría que inversionistas desarrollen proyectos de ERNC rentables y con un competitivo mercado, que por su diversidad hace más seguro el suministro de
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estas energías. En cuanto a los potenciales para desarrollar diversos proyectos se encuentran los siguientes: • Potencial Eólico: Actualmente en la región de Aysén hay una capacidad de siete MW instalados, entre los eólicos de Edelaysen, mina Cerro Bayo y mina El Toqui. Los vientos que se alcanzan en zonas cercanas a la frontera con Argentina tienen una media que supera los 10 m/s lo que los hace ser uno de los mejores de Chile. Además, se encuentran cercanos a centros poblados. Considerando la estimación de la calidad del viento, se calcula que existiría un potencial de energía eólica de 2.234 MW, los que se encuentran cercanos a los centros de consumo en las ciudades de Coyhaique, Puerto Aysén, Chile Chico, Puerto Cisnes y Cochrane. (Ministerio de Energía, 2017) Esto pone de manifiesto el enorme potencial de energía eólica para ser utilizado en generación eléctrica u otras aplicaciones de energía mecánica o térmica. Esta cifra se sustenta, como se señaló previamente, en un estimado de seis proyectos de generación.
• Potencial Solar: A pesar de su ubicación en la zona austral del país, la energía solar parece ser una opción interesante para algunas áreas de la región. El Ministerio de Energía indica que según un estudio realizado por la Universidad de Chile, se ha determinado que la radiación solar media que se alcanza en el sector oriente de Aysén es de 4,5 kWh/m2 día lo que sería comparable al centro-sur de Chile. En tanto, el potencial solar equivalente de la región es de aproximadamente 183,76 MW (p. 58). Lo anterior nos permite pensar en este tipo proyectos para la región. • Potencial Hidroeléctrico: La región cuenta con cinco cuencas de importancia energética: Palena, Cisnes, Aysén, Baker y Pascua. (sacado del Estudio de Cuencas que encargó el Ministerio de Energía, el cual sin embargo dejó fuera las cuencas costeras como la del río Cuervo, cuyo proyecto de represa fue desestimado). Así, y según la Hoja de Ruta del Ministerio de Energía, en forma teórica el potencial de todas las cuencas suma en Aysén un total de 8.588 MW. Pero si se descartan los derechos de aprovechamiento de agua consuntivo (DAAC), los caudales de reserva de proyectos en etapa de evaluación ambiental o vinculados a centrales hidroeléctricas existentes y el potencial dentro de parques nacionales, queda un total de 5.967 MW
disponibles. En esto, es fundamental ir avanzando en el hidrógeno como mecanismo de distribución y almacenamiento. (Ministerio de Energía, 2017, págs. 58-60). Sin embargo, la limitación siempre debe ser que se trate de ERNC y que esté supeditado al modelo de desarrollo Aysén Reserva de Vida. • Potencial Biomasa: Se debe considerar la superficie de bosque nativo y potencial disponible para plantaciones dendroenergéticas en la región de Aysén. La superficie de bosque nativo puede ser incorporada a un manejo forestal multipropósito bajo criterios de sostenibilidad (definidos participativamente entre la propia comunidad). Se estima que la superficie con este fin sería de 1.966 mil hectáreas (de un total regional de 4.399 mil hectáreas, la mayor en el país). La base para estimar el potencial de generación eléctrica corresponde a la biomasa aprovechable anual. Para estimar la potencia eléctrica se considera un factor de planta de 80% y una eficiencia eléctrica de 30%. De esta manera, se considera que la región de Aysén tiene el mayor potencial a nivel nacional, alcanzando los 764,6 MW. (Ministerio de Energía, 2017, pág. 62)
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La biomasa es un recurso renovable, que combinando calidad y efectivos medios de combustión, puede ser parte de la matriz eléctrica. También es posible considerar los desechos de la actividad forestal y un proyecto de biocombustibles del Instituto de Investigaciones Agropecuarias basado en el nabo forrajero, del cual no ha existido en el último tiempo mayor información y que debiera ser considerado. (Ministerio de Energía, 2017). • Potencial Geotermia: Aun no se dispone de información de su potencial en la región. Sin embargo, se ha avanzado en el análisis de un posible yacimiento geotérmico ubicado en El Sauce, cercano a La Junta, con alternativa de conexión al SSMM de Palena. Se estima que el proyecto a desarrollar podría tener entre 2,8 y 10 MW de potencia instalada (Ministerio de Energía, 2017, pág. 67). • Potencial Marino: Podemos distinguir entre undimotriz (energía proveniente de las olas) y mareomotriz (energía proveniente de las corrientes marinas). Ambos recursos son de gran magnitud en la región a nivel teórico, con valores para el oleaje de 47,170 MW y
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para las mareas de 220 MW. No obstante, las grandes distancias hacia los centros de demanda hacen que a nivel técnico estos valores desciendan considerablemente. Sin embargo, de todas formas es posible considerarlas como opciones en el futuro para los diversos poblados costeros. El puerto de Melinka en el norte de Aysén recibe cierto oleaje oceánico y cierto oleaje levantado por el viento, y podría ser un emplazamiento adecuado para desarrollar proyectos de energía marina de pequeña escala y reemplazar o reducir la necesidad de generación de electricidad a partir de diésel, en determinados emplazamientos hoy no interconectados al continente. (Ministerio de Energía, 2017, pág. 66) Por último, se concluye que el tremendo potencial de ERNC con el que cuenta Aysén debe ser impulsado con el fin de diversificar la matriz, limpiarla y hacerla más segura para los ciudadanos, pero siempre condicionado al modelo de desarrollo que se aspira implementar y no al revés. Y es necesario que de la mano de esta industria se impulse la de respaldo para estas energías, con el fin de hacerlas estables en el tiempo.
Volcán Michinmahuida, Aysén. Fotografía de Linde Waidhofer
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6. El futuro El mañana es una construcción constante, cotidiana, entre todos y todas quienes viven en sociedad. Y bajo una mirada ética, colectiva, de responsabilidad ambiental y social, el horizonte debe ir en busca de la vida en armonía, entre nosotros los seres humanos actuales y futuros, y con las otras especies. En la Patagonia norte se ha ido fortaleciendo esta perspectiva. Han sido décadas impulsando la visión sobre un Aysén como reserva de vida. Desde la vereda de la defensa ante modelos productivos insustentables de reservorios nucleares, cultivo masivo de especies exóticas, minería plantas de aluminio, represas. También desde el lado de la construcción y los avances, como los festivales costumbristas, la participación ciudadana vinculante, la conservación ecosistémica, el desarrollo económico local, el ahorro y la eficiencia, la protección de las especies endémicas.
Monte San Valentín, Campo de Hielo Norte. Fotografía de Linde Waidhofer.
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Hoy por hoy Aysén Reserva de Vida es más que una frase. Es una convicción de que esta tierra tiene un destino distinto al de convertirse en despensa, botín o plataforma de intereses extrarregionales. Por cierto que espera aportar al país y, por qué no decirlo, al planeta, pero sin destruirse en el intento. Por eso, hemos puesto esta Propuesta Ciudadana de Política Energética al servicio del Modelo Aysén Reserva de Vida. Porque la generación de energía, aunque relevante, no debe ser el centro de nuestras reflexiones sino orientarse a responder preguntas previas: ¿cómo queremos vivir?, ¿qué ética, ideario nos impulsará? Solo de esta forma tendremos un sur hacia el cual avanzar. Lo contrario no es solo poner la carreta delante de los bueyes, como se dice en el Chile rural, sino además no comprender cuáles son los objetivos profundos de vivir en comunidad. Ponemos a disposición esta propuesta no como una conclusión sino como un peldaño más en la construcción colectiva de la matriz energética que anhelamos para Aysén. Que se nutre del trabajo de quienes desde hace mucho vienen reflexionando
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y actuando en este aspecto, de lo que hoy hemos hecho quienes nos involucramos desde hace ya casi una década en esta tarea, y de los que de seguro tomarán el testimonio que se requiere para que la visión acá plasmada persevere en el futuro. Ajustes se le podrán hacer. Las tecnologías pueden cambiar, la realidad bioclimática también, sin embargo, los principios acá plasmados creemos son permanentes. Se basan en el cuidado, el amor por el planeta, por la vida, por nosotros. Valores que nunca pasarán de moda y que esperamos sigan siendo la base de la construcción de la sociedad. De la nuestra y de todas las demás. Esta Propuesta Ciudadana de Política Energética para Aysén Reserva de Vida será el instrumento que nos guiará en la acción política –institucional, técnica, ciudadana- que deriva de la confrontación de legítimas visiones e intereses. Porque el futuro no está grabado en piedra, quienes suscribimos este documento trabajaremos para que se incorporen en las decisiones los ejes estratégicos y acciones acá propuestas.
Paneles solares fotovoltaicos en sector urbano. Fotografía de Patricio Segura.
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