Sin embargo... A pesar de mantener toda esperanza, no todas sus semillas cayeron en buena tierra. De las 100 semillas que volaron, 10 se las llevรณ un vendaval y las arrojรณ a la carretera.
Y en la carretera, nada tiene que ver la velocidad con la de una semilla piĂąonera...
De las 90 semillas que quedaron, 20 en el rĂo se ahogaron...
Por desgracia no tenĂan boyas, como las semillas mĂĄs previsoras, y acabaron en la panza de los peces.
De las 60 semillas que quedaron, 25 los pรกjaros picotearon.
Para ser exactos: 4 se las llevรณ un arrendajo, 6 se las comiรณ un picogordo y 15 se las tragรณ un mirlo muy goloso.
La única semilla que sobrevivió era ya un árbol pequeñito, cuando un conejo rollizo se zampó los brotes más tiernos, las ramas más finas y delicadas, y el tronco, que ya empezaba a engrosar.
ยกOH!