Todo Brilla. Un fanzine sobre las amigas y la revuelta

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TODO BRILLA un fanzine sobre la revuelta y las amigas

EDITORIAL En un principio esto nació de extrañarlas infinito. En un momento estuvimos tan juntas que se sentía como una gigantesca manada amorosa. Formamos una casita sin quererlo y nos fuimos desgranando por nuestros caminitos, creciendo más separadas que juntas. Pero en mi corazón siempre hay una parte que las anhela y las busca. Que recuerda las cosas que hacíamos y se sorprende nuestra valentía y nuestra ternura violenta. No sabíamos hacer nada, sólo que queríamos hacer algo. Y en nuestro quehacer encontramos intimidad sanadora y revolucionaria. Formamos un tejido amoroso que nos sostuvo y nos sostiene en la distancia Por allá en los años universitarios, Kathy y Coni se conocen en su perricidad.. conocen a Su por los carretes y la militancia. En un trabajo universitario conocen a Andrea y pasan semanas en el campo, caminando por la línea del tren hablando de la vida y del feminismo.


Fer y Consu se conocen al alero de carretes y onces grupales de generación, se acercan conversando de la vida, amores y convicciones políticas. Deciden hacer algo académico pero no les gusta nada. Deciden formarse manada y ver que pasa. Deciden devenir muralistas, sin saber pintar. Deciden devenir arte sin pedir permiso. Deciden devenirse eternas y poderosas, y por un tiempo lo hacen. Hoy en día caminamos separadas pero no por eso menos juntas, la manada prevalece, el tejido no se rompe, y con ello nuestra convicción y esperanza de ver caer el patriarcado y todos los sistemas de opresión que lo cruzan. Hoy más que nunca puedo escuchar el eco de nuestras voces luchando juntas en el pasado, voces que en la actualidad se suman al grito colectivo de protesta, porque nuestras voces están suspendidas en el tiempo para mí, nuestras conversaciones eternas, nuestras reuniones poco productivas desde la ética militante en la que nos envolvía la universidad,

pero tremendamente valiosas en lo que respecta a la sororidad entre nosotras, el feminismo me enseñó la lucha, pero mis amigas me enseñaron a luchar. Hoy en día andamos separadas, pero juntas en el torbellino que trajo el 18 de Octubre, así como gritan las calles y las paredes, ahora que nos encontramos, no nos vamos a soltar.


SUMISAS NI CAGANDO Es inevitable un ejercicio retrospectivo cuando se buscan respuestas frente a una ruptura del cotidiano. Algunas certezas: después de décadas de una política estatal cimentada en crímenes de lesa humanidad, despojo sistemático e impunidad, hoy en Chile la gente común se levanta y la historia cambia; se están disputando poderes en el espacio público y privado, se están cayendo viejas y sentidas estructuras, se habla de un antes y un después de la revuelta. Se habla de un nosotros del antes de la revuelta, y un nosotros del después. O mejor dicho, de un nosotros que sólo existe en el después. El 18 de Octubre quedó como el último día de un mundo antiguo que ya no puede existir, y el primero de algo completamente desconocido. Cómo situarse en el paisaje social actual, cómo reinterpretarse, desde qué ojo interpelarse y cómo aportar desde la vereda propia. Tiempo atrás el feminismo se convirtió en nuestra escuela y proyecto de vida, en política e instrumento movilizador. Hoy vemos y sentimos cómo una parte muy nuestra es

también un sentido colectivo. Creíamos estar cambiando el mundo y era cierto. Hoy emociona ver un eco de nuestros dolores hechos grito de guerra esparcirse por todo el mundo, se nos eriza la piel escuchar y compartir la valentía de todas las compañeras esparcidas por distintas naciones entonando lo que todas ahora sabemos y no volveremos a ceder: el acto punitivo de la violación y la violencia por nuestras cuerpas no fue y nunca será nuestra culpa, siempre será de los violadores, del patriarcado, del capitalismo y de la política de los hombres. Temblamos de esperanza y miedo de lo que nos pueda traer el futuro, de lo que podamos construir, Qué tiempos para estar vivas!


Santiago de Chile, diciembre 2019. Performance “Un violador en tu camino” realizado por mujeres convocadas por la organización “Memorias de Rebeldías Feministas” frente a la ex casa de tortura La Venda Sexy, donde se cometió violencia político-sexual y se hizo desaparecer a mujeres durante la dictadura militar.

Santiago de Chile, diciembre 2019. Imágenes de mujeres asesinadas por la mano patriarcal en sus distintas facetas en el territorio chileno, en distintas épocas. Los rostros de Nicole Saavedra, joven lesbiana camiona; Aracely Romo, activista y guerrillera en contra de la dictadura militar y Nicolasa Quintreman, ñaña mapuche protectora y defensora del medioambiente cuelgan en un ejercicio de memoria feminista en frente de la ex casa de tortura La Venda Sexy. Fotografías tomatas por fer zamoranoc


Santiago de Chile, noviembre 2019. Dos jóvenes estudiantas se manifiestan con carteles en una multitudinaria concentración en Plaza de la Dignidad, en el contexto de la extendida ola de protestas vivenciadas desde octubre de 2019. Ni perdón ni olvido y Fuego a la yuta, dos frases que concentran el malestar social y la sed de venganza y justicia generalizado en la población.

Santiago de Chile, noviembre 2019. Cartel pegado en un paradero de micro. Un ejemplo de la propaganda política desplegada en las paredes de la capital, que ha vivido un alto incremento desde la “Revuelta de octubre”. Morir perriando/morir peliando/sumisa nicagando, las mujeres nos enunciamos como sujeta política y nos representamos en arte gráfico de protesta.


No soy valiente, solo tengo miedo kathy conteache Mientras resuena en mi cabeza el grito colectivo de todas las compañeras acusando al Estado de ser un macho violador, caigo en cuenta que siento miedo, pero un miedo colectivo, un miedo que nos une, un miedo que nos moviliza. Tenemos miedo de no volver a ver a nuestras amigas, madres y hermanas, tenemos miedo porque sabemos que en este patriarcado absoluto y todopoderoso aún hay mujeres muriendo a nuestro alrededor, no es el simple miedo a la muerte, es miedo al asesinato, miedo a la impunidad, miedo a perpetuar el legado del miedo ¿qué moviliza mi lucha como feminista? Es ese miedo inconmensurable de perder a mis compañeras, y tengo tanto miedo que puedo luchar eternamente por ellas.

Torta hecha por kathy contache, que recrea un mural que hicimos en la comuna de Puente Alto.


«No piensas que te vas de viaje y tu país va a vivir una dictadura» consu La vida en cinco dimensiones: La casa, las amigas, los paisajes, la noche y en el medio estar, estar sola Centroamérica: Tomar riesgos, jugar Primer juego: hamaca [la casa] colgando en la selva [el paisaje] en la noche [la noche] Y pienso con todas mis fuerzas psíquicas en que no me vean los dealers Ni las hormigas gigantes Ni las cucarachas [mis amigas] Segundo Juego: Me paro en el paisaje de la polvorienta y selvática carretera que es [mi casa] durante este último tiempo. Me paro en esta eterna noche que es el patriarcado [el paisaje] Y apunto mi dedo hacia arriba, como diciendo !Aquí estoy!

Y frena un auto conducido por un dealer Y [mis amigas] las cucarachas me susurran al oído: Todo va a estar bien Tercer Juego: Jugar hula hoop [la casa] a la luz de la luna [la noche] mi escenario es una playa hermosa y enorme [paisaje] Y mis [amigas] tienen miedo Porque me voy en la quinta dimensión [sola] y los dealers están en todas las esquinas oscuras No es juego: Y es que no entienden que es que es más fácil ser secuestrada en una manifestación en mi país de origen, que aceptando una invitación a la playa a un desconocido... No es juego: No piensas que te vas de viaje y tu país va a vivir una dictadura Hoy es más seguro viajar SOLA por centroamerica que caminar por el centro de Santiago El juego de algunos: En Chile torturan, matan y violan


Crecer feminista coni marambio

acosan y me quieren llevar a un lugar que podría ser hogar, pero que no conozco.

Crecer feminista significó no crecer feminista en absoluto. Significó criarse al lado de un miedo innombrable que controlaba mi cuerpo. Nacido de la historia incompleta de mi mamá, mi abuela y sus cuerpos. La del territorio indígena arrebatado, la de la migración a la ciudad, la de limpiar casas y niños ajenos. Nacido de la atrocidad incurable de este país; la del bombardeo imperdonable, la de los militares en la calle, la de los libros quemados en la vereda, la de los cuerpos que un día están y al otro día no.

Significó no tener lengua para expresar nada de esto hasta muchos años después, y aún así sentir que fracasan brutalmente. Significa no tener lengua ahora, y quizás no tenerla nunca.

Significó crecer en este cuerpo moreno sin saberse morena hasta que la diferencia fuera demasiado palpable. Tenerse un odio disfrazado de perfección que no tiene ningún nombre. Tener un cuerpo que representa la herida antigua y palpitante de la colonización por donde quiera que vaya. A ese apellido perdido que remite a la tierra de mis ancestros. A estos sueños llenos de azul y verde que me

Crecer feminista significó aprender a amar a las amigas en una forma en que nadie me enseñó. A convertir en familia a las extrañas. Tuve que enseñarme a quererlas y confiar en ellas sin mapa, sin relación previa, sin sangre de por medio. En este territorio eso casi no existe, la sangre llama y obliga. Todo lo demás viene después. Me dejé ser parida por mis amigas y me sentí niña en mis afectos, de una forma en la que nunca pude ser niña. Dejé a mi cuerpo a tiritar de miedo, de emoción, de entrega. Entre tazas de té, almuerzos eternos y revoltijos de cuerpos empecé a repararme como acto de rebeldía, cosiéndome las heridas con besitos, con caricias, con abrazos. Dejar la cuerpa vulnerable a quererse.


Vivir en esta cuerpa vulnerable en el país de la atrocidad significa vivir con una herida abierta. Negarse a que esta herida se cierre, y la dejen pudrirse sin justicia. Sentirse sofocada de pena y rabia. Llorar a todas las muertas como si fueran mías. Llorar a todas las muertas porque son mías. Sentirme agotada de llorar y gritar y temblar. Preferirlo a vivir una vida tranquila mientras todo se muere alrededor. No quiero Que a mis muertos me los hundan Me los ignoren Me los hagan olvidar Stella Díaz Varín Llamar a las amigas y sentirme en sus cuerpos. Sentirme en su pena, en su culpa, en su rabia. Sentirme en su abrazo a la distancia. Sentirme viajando a través del mundo para tocarlas.


La Comunidad es una espiral consu

«conexión», vas a irte a viajar con un hombre totalmente desconocido

Comunidad es una común-unidad. En el sentido más irreductible nuestra común unidad es la energía, entendidas como esas partículas de luz que vibrando todas juntas dan forma a una mujer ¿Cuáles son los criterios de común unidad en los feminismos? ... No lo sé. ... Ahora estoy viajando y veo mi relación con las otras mujeres como una espiral. Su parte más ancha es donde estoy con mis amigas del momento presente, todas viajeras, todas brujas, la mayoría latinas. Cuando la espiral da una vuelta se van las que están viajando con su novio y quedamos las que estamos viajando con nosotras mismas Siguiente vuelta y se van las que están buscando novio y quedamos unas pocas Aquí hay muchas (o todas) que creen fervientemente en el alma gemela y que si hay una

Otra vuelta y la espiral se va haciendo más pequeña, toca volver a discutir sobre el aborto Última espiral, quedo vegana y sin depilar en el centro de mi propio universo, sin conectar ¿Es un privilegio el estar sola? Todas las vueltas mentales son válidas hasta que el universo se remueve y me recuerda la realidad. La amiga de una amiga llega a mi casa, porque su novio la golpea y todas volvemos a la base de la espiral Llega a mi casa mi amiga migrante con sus hijos, escapando del novio al que mantiene económicamente. Somos todas la misma energía, porque a todas les puede pasarY me doy cuenta que somos todas amigas, un tejido de amigas todas conectadas por otra amiga y la amiga de la amiga Y la espiral crece ¿Qué tanto me puedo dar el lujo de no sentirme en comunidad?


Pero no todas las casas son seguras, y nada de esto tiene soluciรณn por ahora. Por lo menos puedo hablar con mis amigas, a un click de distancia y la espiral se invierte, videollamada con las feministas, las que no hay que explicarles nada.


Volver fer zamoranoc I Nací por accidente en un territorio herido crecí a regañadientes con urgencias resonadas con flagelos heredados y aprehendidos mirando tele pa dejar pasar el reloj no me costó entender el precio que hay que pagar por habitar este cuerpo II Vivir es padecer me dije tantas veces me tuve que enseñar a curtirme la piel se elige entre vivir o morir y elegí vivir III Tuve muchas maestras: el amor entre mujeres la política de los afectos la utopía feminista

cómo te digo entre hermanas nos reconocimos en la palabra nos educamos en la intimidad nos lloramos y nos celebramos nos revolvió la sangre furiosa de tanto aporreo nunca más solas nos dijimos y así fue Juntas encajamos en un linaje no conocido pero intuido de predecesoras tutelantes nos supimos colectiva nos entregamos manada IV Ahora sé cómo es desdibujarse somos sujetas construidas y en constante construcción pongámosle nombre a los silencios a las violencias, dijímos regocijémonos en nuevas diosas


lamรกmonos las heridas, amoras personifiquemos la alternativa hagรกmonos de nuevo chiquillas, esta vez, como nos merecemos


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