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saluda del Hermano Mayor Francisco Pagán Martín-Portugués
saluda del Hermano Mayor
Francisco Pagán Martín-Portugués
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Hermano Mayor de la Real e Ilustre Cofradía de N. P. Jesús Nazareno (Marrajos)
Queridos jóvenes:
«se puede ser joven y moderno y, a la vez, profundamente cristiano». Esta frase de San Juan Pablo II, cuando estuvo entre el 3 y el 4 de mayo de 2003 en España, os debe servir para afrontar vuestro papel en la Cofradía con optimismo, sin tapujos y sin avergonzaros de ser cristianos.
No hay mejor vehículo para acercarse al Nazareno que vivir la fe dentro de la Cofradía. Los jóvenes sois un testimonio vivo dentro de la Iglesia y debéis alentar a cada hermano a vivir cerca del Señor, que en el Sagrario os espera.
Vuestra posición en el seno de la Cofradía marraja es distinta a la que por ejemplo, viví yo. Ahora estáis perfectamente organizados y estructurados, tenéis un nombre propio dentro del Organigrama marrajo. Cualquiera que acuda a la Cofradía verá ya a sus jóvenes preparando y ayudando, muchos acólitos, monaguillos, portapasos y consiliarios. Y es que eso es lo que necesitan nuestros jóvenes, responsabilidades. La juventud cofrade es entusiasta y divertida, pero con un profundo sentimiento religioso, incluso diría que muchas veces son más ortodoxos y solemnes que los mayores. Se emocionan, comparten sus alegrías y proyectos, pero son los primeros en compartir el dolor y el sufrimiento.
Además vuestra presencia se hace patente en portales web, aplicaciones móviles, y en redes sociales como Instagram, twiter o Facebook. Vuestro entusiasmo y dinamismo son encomiables y envidiables.
Estamos todos de acuerdo en que “oler a Cartagena es oler a Semana Santa”, y que es misión de todos evangelizar a través de nuestra Cofradía. Ser coherentes con la fe que profesamos es muy importante. Somos evangelizadores y todos nuestros actos están encaminados a demostrar el amor de Dios.
Es evidente que vivimos tiempos difíciles. La mala suerte nos acecha.
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Dios nos pone a prueba, primero la DANA y en los años 2020 y 2021, el COVID-19, que nos ha impedido vivir la Semana Santa sacando procesiones a la calle. Algo que con determinadas interrupciones de tiempo, acontece desde el siglo XVII.
El primero en estar triste y apenado es vuestro Hermano Mayor. Esto es una pesadilla de la que esperamos despertar pronto. Es un túnel muy largo, del que vamos viendo algún destello de luz. Hay que tener esperanza en el futuro. En una Semana Santa 2022 inolvidable, donde vuestra participación se haga patente y donde sigáis siendo testimonio de fe.
Feliz y sentida Semana Santa.