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saluda del Primer Comisario José Fulgencio Angosto Sáez

saluda del Primer Comisario

José Fulgencio Angosto Sáez

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Primer Comisario General de la Real e Ilustre Cofradía de N. P. Jesús Nazareno (Marrajos)

Es de suponer que en estos dolientes tiempos de pandemia muchos artículos de revistas cofrades vendrán referidos a su incidencia en la sociedad, en nuestras vidas y, por ende, en nuestra Semana Santa. No es mi intención aludir a ello más allá de este primer párrafo, y mis palabras referidas a la salud de nuestra Cofradía, haciendo abstracción de las presentes circunstancias, se corresponden con lo que habría dicho hace un año o lo que diría dentro de otro, cuando espero que la normalidad vuelva a la humanidad.

Valorar la fortaleza de las Cofradías no es empresa fácil; va a depender desde el enfoque con que afrontemos este asunto y, por supuesto de la personalidad del observador. La manera de pensar o ver las cosas, ser optimista o pesimista, supone una actitud mental esencial para dar respuesta a esta cuestión.

Desde mi perspectiva, la robustez y el brío de las Cofradías, y en concreto la de la nuestra, podría calificarse como muy buena. Sí, la Cofradía Marraja goza de buena salud. Nuestros fines, plasmados en el canon 5 de los Estatutos se ven plenamente satisfechos. La Cofradía con gran efectividad cumple su propósito de “promover y coordinar la adoración de su Divino Titular y devoción a su Santísima Madre, mediante actos de formación religiosa, litúrgicos y de culto público de significación penitencial y testimonio religioso, orientándonos a una vida más sacramental y eucarística y urgiéndonos a la acción evangelizadora de la nueva sociedad, así como encauzar la voluntad benéfica de nosotros sus Cofrades hacia obras pías”.

Aparte de “sacar las procesiones” -que es nuestro propósito fundamental desde hace casi cuatro siglos, y que alcanzamos en un grado de excelencia- nuestra actividad es inmensa; basta ver la agenda de nuestra Cofradía y el incremento tanto de de los actos como de la participación de hermanos en ellas. Cultos, acciones de formación religiosa y cultural inundan nuestra Cuaresma y el resto del año. Directivas de Agrupaciones, Comisarios de Oficio y Cofrades integrados en comisiones de trabajo preparan con esmero, tiempo y trabajo, mucho trabajo, el éxito de todas estas iniciativas. Súmese la que hemos denominado nuestra “quinta procesión”, concretada en una considerable acción social llevada a cabo por nuestra Fundación Marraja y nuestra Comisión de Caridad.

¿Y esto que tiene que ver con los

Jóvenes Marrajos?

Pues que la salud

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empeora con la edad, y que es necesario mantener vivo este bendito cuerpo que es nuestra Cofradía. Para ello necesitamos garantías de futuro que solo son posibles con una renovación continua de personas y de iniciativas. Y podemos estar tranquilos, hay un buen porvenir porque los jóvenes, la savia nueva, son ya parte esencial en la vida marraja.

Baste con enumerar y observar las numerosas actividades que han realizado en los últimos tiempos o en las que han participado con un papel protagonista. Resulta fundamental subrayar todas las acciones relacionadas con la Caridad y la acción social, desde la recogida de alimentos y juguetes en Navidad y Reyes, la colaboración activa con nuestra Casa-Hogar “Virgen de la Soledad de los Pobres”, la marcha solidaria… Y a ello se unen otras actividades de tipo lúdico como concursos, torneos, excursiones… que, como indican en su página web, “ayudan a fomentar la unión y el compañerismo promoviendo la integración de nuevos marrajos jóvenes al grupo”. También celebran su fe en común con una serie de actos religiosos entre los que destaca la Vigilia de los Jóvenes que, como dicen ellos “les ayudan a sentirse una comunidad unida en Nuestro Padre Jesús Nazareno”.

Añádase a todo lo anterior, que la divulgación de su actividad sirve también para propagar y difundir el mensaje cristiano de nuestra Cofradía, lo que es una excelente forma de hacer catequesis. Podría decirse que esto puede predicarse de cualquier acto marrajo, pero hay que reconocer que en este punto los jóvenes nos llevan ventaja por su natural relación con las redes sociales. Aunque es importante seguir manteniendo los canales de información tradicionales, sin duda hay que adaptarse a las nuevas formas de comunicación.

Como última reflexión, destacar que también es valioso que los jóvenes se acerquen a la Cofradía porque genera amistad y un entorno sano que les engancha. Estoy convencido que profundizar en su formación cristiana influirá mucho de cara a su vida. Hay que seguir esta línea de trabajo constante con ellos, aunque evidentemente, el perdurar y continuar luego es una decisión personal.

Aunque la situación es muy favorable, con una gran manifestación de los jóvenes de responsabilidad y compromiso con la Cofradía, es necesario involucrar todavía más a los jóvenes dándoles mayor protagonismo. Aun cuando puedan sentirse escuchados y reconocidos, o no, también deben aprender de la experiencia de los mayores, porque unida a su ímpetu juvenil supone para todos alcanzar la excelencia.

Bendito seas Señor Nazareno, que en tiempos nada favorables para la salud, no solo del cuerpo, sino también del espíritu, los Jóvenes Marrajos nos procuran para nuestra Cofradía fortaleza y sanidad en el presente y nos auguran la permanencia de estas virtudes para el futuro.

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