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Mis sentimientos hacia la Verónica María Giménez Sarrión
Mis sentimientos Hacia la Verónica
María Giménez Sarrión
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Vocal de Juventud de la Agrupación Verónica y Santa Faz de Cristo
Para mí estar en la procesión de la madrugada es como un sendero lleno de ilusión y a la misma vez de felicidad, llevando en todo momento presente a las personas que lamentablemente no están entre nosotros y/o aquellas que están luchando contra enfermedades; después de una maravillosa caminata llegamos a la plaza del lago y allí algo inesperado, mágico, hermoso y maravilloso ocurre, pues es que Madre e Hijo se encuentran y es, en ese momento, cuando empieza a sonar el himno de España, posteriormente se da paso a una fantástica y preciosa saeta.
Seguidamente, de ésta se da paso a la procesión, en donde mi agrupación de la Verónica se une a la misma, disfrutando del paseo por las calles nocturnas de Cartagena y a su misma vez de la hermosa melodía de la banda, pidiéndole a la Santa Mujer Verónica entre súplicas que limpie el rostro de cada ser humano que necesita que le seque sus lágrimas y que le den fuerzas a los que están pasando por alguna pesadilla en su vida y no encuentran la manera de superarla o se sienten incapaces de luchar contra ella.
Una vez entrando por la calle Mayor es allí donde el sol quiere abrirse paso entre la oscuridad de la noche, y es donde los colores de la Verónica cobran vida, donde el alba y la Verónica se funden en unos colores brillantes como si de un diamante se tratara y es donde la figura de la Verónica empieza a revelar su hermosa naturaleza, la de ayudar al que sufre y limpiar el rostro de Jesús que se manifiesta en las personas que lo están pasando mal.
A medida que la procesión va llegando a su fin el sol va guiando a los procesionistas a la entrada de la Iglesia de Santa María de Gracia, una vez dentro se siente un ambiente alegre y satisfactorio por haber concluido la procesión pero a su vez algo triste por dejar atrás un recorrido lleno de emociones encontradas, entre ellas están la alegría, la tristeza, y un sinfín de emociones que podría seguir nombrando y enumerando.