Centro Médico de Caracas, 65 años
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Centro Médico de Caracas, 65 años
Un sueño que trasciende en el tiempo
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Un sueño que trasciende en el tiempo
Editor C.A. Centro Médico de Caracas
Investigación y redacción Marisol Fuentes Niño
Junta Directiva de Centro Médico de Caracas Presidente Dr. Aquiles Salas Jiménez Vicepresidente Dr. Armando Gil Mendoza Tesorero Dr. Mauricio Krivoy Asseo Secretario Dr. Leonardo Borregales Contreras Primer vocal Dr. Álvaro Sánchez Quijano Segundo vocal Dr. Honorio Sigala Frommeyer
Corrección de textos Fernando Salas Falcón
Suplentes: Dr. Douglas Cedeño Hernández Dr. Jorge Morales Stopello Dr. Raúl Doval García Dr. José Condado Rodríguez Dra. Maria Eugenia Sierraalta de Madureri Dr. Bernardo Beker Khon
Diseño Gráfico Cograf Comunicaciones C.A.
Junta Directiva de Sociedad Médica Presidente Dr. Fernando Godayol Disario Vicepresidente Dr. Ernesto Wydh Garrido Secretario Dr. José Francisco Ochoa Solís Tesorero Dr. Javier Manrique Behrens Vocal Dra. Irene Stulin Rodríguez Dirección Av. Eraso. Plaza El Estanque, San Bernardino. Caracas. Telfs: (0212) 5559111-5559486-5522222 www.centromedicodecaracas.com Rif CMC: J-00006326-5
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Fotografías Laura Morales Walter Otto César Palacios Caligraphy C.A. Archivo Centro Médico de Caracas Coordinación General Sol Comunicaciones C.A. www.solcom.com.ve J-30267962-1
Impresión Editorial Arte C.A. ISBN: 978-980-7558-00-6 Depósito Legal: lf32320129004003
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Contenido
Presentación Introducción Capítulo 1 Un sueño a las faldas del Ávila • Convergencia de ideas • Creación de la empresa • Edificando el futuro • Y comienza una historia de servicios Capítulo 2 Honor a fundadores y maestros • Félix Lairet, hijo • Rafael Ernesto López Ortega • Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro • Ricardo Baquero González • Franz Conde Jahn • Fermín Díaz • Julián Morales Rocha • Andrés Gutiérrez Solis • Leopoldo López Ortega Maestros ejemplares • Gustavo Stolk Mendoza • Gioconda Stopello de Morales • Francisco Baquero González • Oscar Agüero • Armando Márquez Reverón • Roberto Lucca Escobar • Joel Valencia Parparcén • Luis Navarro
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Contenido
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• Alberto José Guinand Baldó • Alfonso Jacir Salame • Francisco Montbrún Capítulo 3 La Sociedad Médica del CMC: una labor virtuosa • La Sociedad Médica de hoy y mañana • Biblioteca Francisco Baquero González • Las Jornadas Científicas en el CMC • Unas jornadas inspiradas en sus antecesores • Revista Publicaciones Centro Médico de Caracas Capítulo 4 Un centro asistencial que nació y sigue creciendo • El esfuerzo trajo la prosperidad • Y llegó “El Muroyol” • Una huella en el hospital • Mirando al futuro Capítulo 5 El arte en el Centro Médico de Caracas • Fantuzzi impregna al CMC del arte italiano • Un Asclepión griego llamado Centro Médico de Caracas • Un gran pintor venezolano se suma a los éxitos del Centro Médico de Caracas • Una capilla a la medida • Andrea Di Domenico, artesano del CMC • Lazo para la humanidad • Emblema del Centro Médico de Caracas Capítulo 6 Una institución que se renueva cada día • Medicina Medicina Interna Cuando una institución entiende y aplica el concepto de Medicina Interna Cuando el ejercicio de la Medicina Interna se combina con la docencia y la gerencia Hemato-oncología Infectología Gastroenterología Precursores en Cardiología, Hemodinamia y Ecocardiografía Made in Venezuela Al ritmo de los tiempos • Cirugía
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Líder en cirugía cardiovascular Bienvenida a la cirugía laparoscópica Cirugía Bariátrica para mejorar la calidad de vida Cirugía Ósea y Reconstructiva La Neurocirugía nunca deja de ser innovadora • Ginecología y Obstetricia • Puericultura y Pediatría Mirando al pasado Atención pediátrica en el CMC Cuidados Intensivos Neonatal y Terapia Intensiva Pediátrica • Servicios asistenciales y de apoyo Anestesia Unidad de Cuidados Intensivos Un proyecto que combina lo lógico con la creatividad Lo que fue verdad hace 10 años, ya no lo es Cuando se valoran los aportes del pasado Cirugía Ambulatoria Diagnóstico por Imágenes Emergencia Mentes nuevas, ideas nuevas Nutrición: cuerpo, mente y espíritu Terapia Respiratoria y Neumonología Del Centro Médico para mi casa Laboratorio de Microbiología Radioterapia Enfermería Banco de Sangre “Centro Médico de Caracas” Capítulo 7 Celebrando los éxitos Un adolescente que crece y se consolida Veinte años después... 25 años A los 30 años 40 años de simbiosis CMC-SM Medio siglo de historia 60 años: 1947-2007 Los próximos sesenta años 65 años y con nuevos sueños por realizar Bibliografía
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Presentación
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a razón por la cual algunas empresas familiares se mantienen y pocas llegan a la cuarta o quinta generación es motivo de análisis. En ellas predominan las siguientes cualidades: Identidad, se reconocen como propias y se identifican con sus propietarios. Frugalidad, son conservadoras en sus finanzas, tienden a tener pocas deudas, sólo piden dinero cuando es realmente necesario, son moderadas en sus decisiones y reservadas en sus haberes. Tradición, manejan los cambios mejor que otras, piensan que es importante honrar el pasado, muchas variaciones en pequeño, incrementan mejoras, cuando tienen que modificar algo, invierten largo tiempo planificando. Desarrollo, se orientan a la gerencia interna, enfatizan el desarrollo del personal desde adentro e identifican sucesores. Relaciones, permanecen largo tiempo con sus socios, usuarios, proveedores, empleados y comunidad. Recopilar la historia de estos 65 años del Centro Médico de Caracas es un reto difícil de alcanzar. Sin embargo, se ha podido reunir un material excelente desde el nacimiento de la idea, por parte de aquellos ilustres soñadores, que en el año 1936 pensaron que la ciudad de Caracas merecía un hospital que ofreciera en una sola edificación todos los servicios médicos necesarios. Para ello, convocaron a los galenos de mejor formación, prestigio y respeto, aunado a la dotación de equipos de avanzada para la época. La trascendencia del Centro Medico de Caracas como una institución de servicios de salud se mide por su reconocimiento en la comunidad médica y en la población, lo cual se ha diseminado a lo largo del país y más allá de las fronteras.
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Presentación
Los fundadores fueron eminentes médicos formados en universidades nacionales y con entrenamiento en las más importantes academias de Europa y Norte América. Tuvieron la visión de convocar y ofrecer la institución a sus colegas y amigos, quienes se fueron incorporando a lo largo de los años. Muy cercana a su ejercicio médico estaba su vocación docente y de investigación, así como su influencia en la vida nacional. Esta tradición ha sido una característica de este centro asistencial y es así que ha mantenido la sucesiva incorporación de médicos, quienes conjuntamente con el ejercicio privado, conservan su trabajo en hospitales públicos y realizan actividades docentes en las escuelas de Medicina, formando nuevas generaciones de médicos en pre y post grado. A través de los años, ha sido constante el crecimiento en las áreas físicas, incorporándose nuevos servicios y afrontando, desde su fundación, sucesivas dificultades económicas. Además de las condiciones políticas y sociales adversas. Ha sido asertivo en superar estos reveses, sin frenar su desarrollo. El Centro Médico de Caracas siempre ha estado a la vanguardia de los avances científicos y tecnológicos y les ofrece a sus médicos la mejor condición para prestar un servicio de asistencia médica óptima como aspiran sus pacientes. Al hurgar en bibliotecas, revisar las ediciones de este centro, prolijo en la publicación de revistas, folletos y suplementos con artículos de interés institucional, científico e histórico, se pudo hilvanar una historia que, además, ha sido contada por sus propios protagonistas. Es decir, los fundadores, promotores y sucesores a través de sus escritos y en entrevistas. Se lograron testimoniales de alto valor que sirvieron para compendiar una gama de información que ayudará a conocer sus memorias, sueños y las metas logradas con el esfuerzo de mucha gente que ha pasado por esta organización. También abundará para la comprensión del por qué es el primer hospital privado del país. Lo que tiene más valor es el legado que está dejando a las futuras generaciones que podrán deleitarse en una historia y unos hechos que contribuirán con su formación y que, con seguridad, les impregnará de responsabilidad, mística y pasión por la Medicina. 10
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Si bien es cierto, que el Centro Médico no es una empresa meramente familiar, se puede decir con toda certeza que desde su creación, las familias han estado involucradas, la vocación por el servicio a la salud se ha transmitido de padres a hijos, entre esposos, hermanos y amigos, que escogemos para que formen parte de nuestro núcleo más cercano. El Centro Médico de Caracas es una familia que confía en Venezuela, que ama su profesión y cree firmemente en la docencia, en la transmisión de conocimientos sin mezquindades, y que más que la competencia realza la colaboración para lograr equipos de trabajo que favorezcan la atención a los pacientes y la salud. Esta generación, a quienes nos ha tocado conducir los destinos del Centro Médico de Caracas exhorta a los que nos sucederán que se mantengan en la línea de nuestros fundadores, que honren su valentía, su esfuerzo y su dedicación a este centro asistencial. Así sentiremos que hemos cumplido porque el Centro Médico de Caracas es un sueño que trasciende en el tiempo. Aquiles R. Salas J. Presidente
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Introducción
Una institución que honra su pasado, actúa en el presente y sueña con el futuro
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nte la mirada apacible del Ávila, monumento natural de la capital, el 28 de septiembre de 1947 nació el Centro Médico de Caracas, una institución que ha congregado a lo largo de sus 65 años a las mentes más brillantes de la Medicina en Venezuela. Las instituciones se parecen a su gente y viceversa. Adquieren la personalidad del colectivo cuando comienzan a fluir ideas que se convierten en proyectos y estos, a su vez, en hechos orientados a favorecer la salud amparada bajo la mirada de Hygeia, la diosa de la higiene y la salud que recibe a propios y extraños en el lado oriental del centro asistencial. En el Centro Médico de Caracas, ubicado en el Noroeste de la capital, en la urbanización San Bernardino, convergen todas las especialidades de la Medicina y también permanecen hombres y mujeres comprometidos con la salud de la población. Allí la ética y la mística profesional imperan por encima de cualquier otra circunstancia. El primer hospital privado de Venezuela tiene un sello que cada día se refuerza porque en él prevalecen valores con los que comulga la mayoría de sus miembros. Cuando se exhiben sus claves de éxito puede plantearse, sin temor a equivocarse, que es la calidad de la medicina que se imparte, la cual es producto de la excelencia de sus médicos, de los cuales más del 60 por ciento ejerce la docencia. Ver la enseñanza como una cualidad y un valor agregado significa que estos hombres y mujeres son los formadores de los médicos de hoy y de mañana y le dan gran significación a la
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Introducción
actualización y al conocimiento científico. Por ello la medicina que se imparte en el Centro Médico de Caracas es científica y académica. Otro principio con el que comulgan los médicos del Centro Médico de Caracas es el trato al paciente. No sólo como un enfermo, sino como un ser humano con quien se desarrolla una relación humana, de trato, de intercambio y de escucha empática para dar un remedio integral a sus dolencias. Bien decía Franz Conde Jahn: “El verdadero profesional de la medicina, consciente de su misión, debe tener siempre presente que el paciente no es meramente un cuerpo que padece dolores físicos, sino que tiene un espíritu que conjuntamente experimenta sufrimientos morales; que posee algo indefinible bautizado alma, siglos antes de Cristo, por el inmortal filósofo griego Platón, quien consideraba grave error tratar de curar separadamente las enfermedades orgánicas de las espirituales… El verdadero galenista no debe ser únicamente excelente técnico por su sola cultura científica; la ilustración humanista es indispensable para consagrarse a curar enfermedades, como hombre abnegado, compasivo, generoso, cualidades sin las cuales no merece el calificativo de cumplido seguidor de Hipócrates y Galeno”. 1 Decía Gustavo Baquero González, en noviembre de 1984 cuando se iniciaba como presidente de la Junta Directiva de la Sociedad Médica: “El equipo humano que hoy nos aglomera podemos considerarlo, con mucha seguridad y orgullo, como difícilmente mejorable. Tenemos un grupo de hombres que representa una élite en la medicina venezolana y esto está expresado en cada uno de los afiches de los diversos cursos, congresos y conferencias a lo largo del país”. 2 Una reconocida personalidad en la Neurocirugía, como es Abraham Krivoy, al valorar la mística y el profesionalismo de los médicos del Centro Médico de Caracas sostiene que lo principal que se plantea un profesional de la salud es ayudar y si éste no tiene proclividad para ayudar desinteresadamente, no está haciendo nada. “Si usted es luz, ilumina a los demás, de lo contrario, no sirve. Por eso, los médicos nuestros tienen luz y dan vida”. El Centro Médico de Caracas ha generado desde la época de su fundación hasta el presente un sentido de pertenencia y familiaridad entre sus miembros. Es tal el 14
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compromiso con el centro asistencial, que el eminente médico y venezolano ejemplar, Joel Valencia Parparcén, quien dejara una huella imborrable en la historia del primer hospital privado de Venezuela, dijo en ocasión del 30° aniversario: “Quienes estudien la historia de esta institución caerán en cuenta que nunca los fines de lucro fueron canales que atravesamos los iniciadores de esta empresa, que nunca mezquinos intereses contra la comunidad amenazaron el corazón de sus médicos. Este es un ejemplo que deben seguir los jóvenes, las nuevas generaciones que tendrán que suplirnos cuando por designios de la vida dejemos de estar aquí. Sería una buena idea sugerir que aquellos que estemos en condiciones de hacerlo, en nuestros testamentos dejáramos como donación a esta Fundación parte de las acciones que tenemos en este hospital; así recordarán nuestros hijos con cariño este sitio de San Bernardino tan cerca del Ávila, al margen del Anauco, al lado de la casa que habitó el Libertador la última vez que visitara Caracas en 1827. Sería una hermosa lección de generosidad para la medicina nacional”.3
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Introducción
Si bien es cierto que el don de la sanación es el norte de los médicos que conforman este centro asistencial y no los fines de lucro, es justo reconocer que la institución ha tenido momentos difíciles desde el punto de vista económico. Con el conocimiento gerencial y la capacitación de sus directivos a lo largo de los años ha podido levantarse y echar adelante con nuevos proyectos que siembran la esperanza de un futuro mejor y que, al mismo tiempo, son rentables y sustentables. En más de una ocasión, bien sea para la adquisición de nuevos equipos o para la apertura de algún servicio, han sido los propios médicos quienes han aportado la semilla inicial, confiados en su cuerpo directivo y persuadidos de que su inversión es un aporte al mejoramiento de los servicios y de la salud de la población. A lo largo de estos 65 años, con la mirada puesta en el servicio y bajo la égida de todo el cuerpo médico y profesional, el Centro Médico de Caracas ha crecido con el consenso de todos. Nuevos servicios, ampliaciones y remodelaciones van adecuándose a los tiempos que les ha correspondido y con una visión conservadora de la inversión, sobre todo tomando en consideración la realidad nacional. Es decir, observando el comportamiento del sistema de salud de Venezuela y el cuido por la sanidad administrativa y financiera de la institución, persuadidos de que el Centro Médico de Caracas no tiene un propietario. Son sus dueños todos los médicos que en él ejercen la Medicina con conocimiento, mística y profesionalismo. Con la mirada puesta en el futuro el Centro Médico de Caracas no cesa de crecer, innovar y soñar. Sus planes de expansión y de mejoramiento en la calidad de sus servicios incluyen la construcción de la Torre Norte, cuyos permisos de construcción fueron aprobados en los últimos días, la creación de nuevas áreas en la sede actual y la modernización de las existentes, persuadidos de que la innovación es el camino, entendiéndose esta como “…la forma de llevar en forma exitosa nuevos productos y servicios acompañados de mucha ingeniería, estudios de mercado, inversiones y financiamiento”.4
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Referencias 1. Revista Centro Médico. El mundo de ayer en cirugía otorrinolaringológica. Franz Conde Jahn. Volumen XIV. N° 51. Mayo 1975. P. 53-60. 2.
Revista Centro Médico. Año Nuevo. Número Nuevo. Junta Directiva Nueva. Volumen XXIV. N° 80. P. 2
3.
Centro Médico de Caracas. La pintura de Fantuzzi y los fundadores del Centro Médico de Caracas. Joel Valencia Parparcén. Comunicación Corporativa Integral. Poligráfica Industrial C.A. P. 5
4.
Antonorsi Blanco, Marcel. “La empresa competitiva”, Talento. Abril. 1995. N° 2.
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Callej贸n Los Mangos de San Bernardino. Manuel Cabr茅, 1939.
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Capítulo 1
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n el año 1947, al mirar al mundo, nos encontramos con que Harry Truman era el Presidente N° 33 de los Estados Unidos (1945-1952). Durante su gestión se había implantado la llamada Doctrina Truman, que establecía que ese país podía dar apoyo a “personas libres que están resistiendo intentos de dominio por minorías armadas o por presiones exteriores” siendo estas directrices de ferviente tendencia anticomunista y el Plan Marshall su principal proyecto para ayudar en la reconstrucción de los países europeos, devastados por la Segunda Guerra Mundial. La iniciativa recibió el nombre del Secretario de Estado, George Marshall. Entonces se iniciaba el período llamado de la Guerra Fría, tanto por la proclamación de la Doctrina Truman como por el anuncio de la Doctrina Jdanov, que tomó el nombre de Andrei Jdanov, tercer secretario del partido comunista de la URSS, que reconocía la división del mundo en dos campos: las fuerzas imperialistas, dirigidas por los Estados Unidos y los anti-imperialistas, liderados por la URSS. En Venezuela, en septiembre de 1947 nuestro país estaba estrenando Democracia. En julio de ese año se había aprobado la Carta Magna que derogaba la Constitución de 1936, reformada por el Gobierno de Isaías Medina Angarita. En ella se establecía la elección libre, directa y universal y, por primera vez, el voto femenino, de analfabetas y de mayores de 18 años. En Caracas, San Bernardino, hoy una de las 32 parroquias que conforman la capital, desde la época de la colonia y hasta la década en que comenzó a levantarse el centro
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asistencial, era un área ocupada por haciendas cafetaleras y casas de campo de las familias pudientes de Caracas. En 1939, un año antes de iniciarse la construcción de la urbanización, Manuel Cabré habría pintado la obra “Callejón Los Mangos de San Bernardino”, que daba muestra del escaso crecimiento poblacional de la zona. A partir de entonces, se emprende la construcción de edificaciones de bajo tamaño, con amplias calles arborizadas. San Bernardino continúa siendo uno de los sectores caraqueños con más árboles y espacios públicos, entre otros las plazas José Enrique Rodó y El Samán, los paseos Fermín Toro y Marqués del Toro y el Museo Quinta Anauco. En este entorno, el domingo 28 de septiembre de 1947, el Presidente de la Junta de Gobierno, Rómulo Betancourt inauguraba el Centro Médico de Caracas para la satisfacción de sus promotores y fundadores que vieron su sueño hecho realidad. Su primera Junta Directiva estuvo constituida por Franz Conde Jahn, Andrés Gutiérrez Solís, Pedro A. Gutiérrez, Gustavo Baquero González y Ángel Brice. Ciertamente, las fuentes vivas dan sabor a las historias y en razón de ello, Gustavo Stolk cuenta que a este acto fueron todos los médicos y fue un evento muy interesante y simpático. Recuerda que él no tenía mucha simpatía al Presidente Betancourt. No recuerda por qué, pero no le caía bien. No obstante, un grupo de médicos le pidió
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que fuese él, quien condujera al Presidente por las instalaciones, dado su esfuerzo y aporte a la construcción del centro hospitalario. “Yo me sentí muy feliz. Recorrimos todos los pisos y espacios del Centro Médico y Betancourt estaba muy alegre y simpático. Terminamos dándonos abrazos y congratulándonos por la gran obra. Al final, me cayó muy bien el Presidente de la República”.
Convergencia de ideas Es en la segunda mitad de la década de los años 30 cuando un grupo de médicos comienza a intercambiar ideas para fundar un hospital privado que estuviera a la altura de los mejores hospitales del mundo. En la capital había varias clínicas pequeñas, entre ellas la Clínica Córdoba, la Razetti, la Policlínica Caracas, la Clínica González Lugo y la Clínica Fermín Díaz. Entre los promotores y fundadores del Centro Médico de Caracas ocupan palco de honor los doctores Félix Lairet, hijo, Rafael Ernesto López, Ricardo Baquero González, Franz Conde Jahn, Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, Leopoldo E. López, Andrés Gutiérrez Solís, Julián Morales Rocha y Fermín Díaz. Asimismo, el abogado Manuel Felipe Núñez. En cuanto a quién fue el primero en idear la construcción del Centro Médico de Caracas, se le atribuye a Félix Lairet, hijo y a Rafael Ernesto López. Leopoldo López, hermano de Rafael Ernesto y también fundador sostuvo que en 1936, Rafael Ernesto “le mostró en su consultorio, en Nueva York, un proyecto inicial, semejante al de la Clínica Mayo”. En tanto que Franz Conde Jahn, del mismo grupo, deduce en el año 1962 que el Centro Médico de Caracas fue una institución “concebida con clara visión futura por Félix Lairet, hijo y a mí fue el primer médico a quien se lo anunció”. Hay una controversia en cuanto al origen de la idea. Algunos sostienen que fue de Rafael Ernesto López y otros, de Félix Lairet, hijo. Anécdotas y referencias así lo evidencian. Lo importante es que se trata de dos científicos visionarios, amantes de la medicina y del buen servicio asistencial. Ambos, al parecer, tuvieron la misma idea en tiempos similares y, afortunadamente, conjugaron las fortalezas que hacen que el Centro Médico de Caracas sea hoy una realidad al servicio de la salud. 21
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Leopoldo López Gil, hijo de Leopoldo López Ortega y sobrino de Rafael Ernesto apunta: “La visión de mi tío era hacer hospitales al estilo neoyorkino y viene con esta visión. Cuando deja el Ministerio vuelve a E.E.U.U. y comienza una vida intermitente entre ese país y el nuestro, mientras que mi padre sí se queda anclado aquí y van madurando la idea de hacer ese centro médico. Rafael Ernesto contrata los planos del desarrollo, ideas de la oficina de arquitectura de Nueva York y al final, comienzan a convencer a algunos médicos jóvenes pero ya distinguidos, como fue el caso del Dr. Félix Lairet, hijo, quien había sido Ministro con Medina. Luego estaba el Dr. Baquero, el Dr. Conde Jahn, los dos hermanos Gutiérrez Alfaro y Fermín Díaz, entre otros”. En ocasión del 15° Aniversario del Centro Médico de Caracas, uno de sus médicos fundadores, J. A. O´Daly sostiene¹: “Una vieja amistad de familia que se remonta a casi tres generaciones me ligó a Rafael Ernesto López. Fue él quien me visitó una mañana en mi oficina de la clínica De Bellard para imponerme de los planes iniciales y solicitar mi colaboración. Había que ver el calor y entusiasmo con que Rafael Ernesto defendía la idea del proyecto y a la vez, la necesidad de llevarlo a cabo. Insistía en lo que significaba para el progreso técnico y científico-asistencial de Caracas. Ponía el mayor énfasis en la urgencia de dotar a nuestra ciudad capital con un centro de médicos donde, a un nivel científico alto, hubiera plena garantía técnica, sobre todo quirúrgica, pero que a la vez, reuniera el confort y las mayores comodidades posibles como en las mejores instituciones modernas de este tipo”. Félix Miguel Lairet Pérez-Carreño, hijo del fundador-promotor Félix Lairet, hijo, y actualmente en ejercicio en el Centro Médico de Caracas conserva con fervor y celo los documentos originales constitutivos del centro asistencial. También con orgullo muestra la hoja de vida de su padre, en la que se señala que entre 1941 y 1945, en su acción privada ejerció en la Clínica Córdoba desde su fundación y en la Clínica Razetti. Posteriormente, le dedicó tiempo completo a la fundación y creación del Hospital Privado Centro Médico de Caracas. Relata que su planificación comienza en 1937, en su casa y que se consolida en 1940, cuando se forma la compañía anónima que dará fruto a ese hospital, acto que también ocurre en su residencia, como lo recoge la Gaceta Municipal N° 5852 del jueves, 1° de enero de 1942. A partir de su inauguración, en 1947 y hasta su muerte, ocurrida en 1969, Félix Lairet, hijo, se 22
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dedicó en cuerpo y alma al Centro Médico de Caracas. Félix Miguel Lairet Pérez-Carreño relata que su padre Félix Miguel Lairet fue hijo de Félix Lairet, creador de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela, UCV. “Por esa razón, papá se ponía Félix Lairet, hijo, para distinguirse de él y a mí me pusieron Félix Miguel Lairet para diferenciarnos porque los tres estábamos vivos para esa época. Además, por Miguel Pérez-Carreño, quien fue mi tío, hermano de mi mamá”. Relata Lairet Pérez-Carreño que en el año 1936 su padre le dijo al Dr. Salvador CórFélix Miguel Lairet Pérez Carreño doba, de la clínica Córdoba, que había que modificarla. “Papá era su primer ayudante y él no quiso. Mi padre insistía en que él venía de hacer cursos de post grado en Europa, donde ya había muchas tramas nuevas en la cirugía y en la medicina y que, por consiguiente, debían ampliar la clínica porque no había espacio para las nuevas especialidades. Eran 6 cuartos solamente. La Córdoba quedaba en la Av. México, que después se convirtió en la Maternidad de la Policlínicas Caracas, cuando la compra el Grupo de Policlínicas Caracas. “Mi papá, -comenta Félix Miguel Lairet- comienza a reunirse con Franz Conde Jahn, quien trabajaba con el Dr. José María Ruíz Rodríguez, en la Clínica Córdoba y con mi tío, Rafael Lairet, que ejercía la cirugía y la urología en la Clínica Razetti. Para la época había ciertas diferencias entre los urólogos que estaban en el ‘Top’. En consecuencia, Rafael Lairet le dijo: ‘Te voy a ayudar en la planificación pero no voy a entrar en el CM porque no quiero crearte problemas para el futuro’. Entonces, papá empezó a hacer esos estudios, a buscar los terrenos, a cocinar el futuro de la compañía. Papá sabía del trabajo de Rafael Ernesto López porque eran amigos en Nueva York y manda al Dr. Gustavo Stolk con una carta, de la cual yo tengo un bo23
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rrador, pero no completo, muy malo porque ya casi no se ve la tinta. Gustavo Stolk se iba a hacer un post grado de Gastroenterología en E.E.U.U. y entonces papá le envió la carta y los planos para que Rafael Ernesto se viniera y se uniera con él. Rafael Ernesto viene cuando lo nombran ministro en la época de López Contreras. Entonces, cotejan las dos ideas. Ahí es donde comienza la cosa con Rafael Ernesto López, pero él se regresa a E.E.U.U. por razones políticas y por su trabajo en Nueva York. Y se desarraiga. Tanto es así, que no viene a formar parte de la J.D”. Con casi 96 años a cuestas, Gustavo Stolk hace esfuerzos por recordar muchas cosas, pero sí tiene muy claro que fue a Nueva York donde el Dr. Rafael Ernesto López y cuenta como si hubiese sucedido ayer “El Dr. Félix Lairet, quien era bastante mayor que yo, era muy amigo mío. Había sido mi profesor y me quería como a un buen hijo. Un día íbamos caminando por la calle, pasamos por la clínica y le dije: ‘Caramba, Dr. Lairet, ¿Cómo es posible que usted y 5 ó 6 médicos magníficos, que tienen muy buena clientela y buen dinero, trabajen en esta casa?’ La clínica era por el centro de Caracas. Le dije que era una vergüenza y a Lairet le gustó la idea. Él me dijo: ‘Gustavo, yo voy a arreglar eso. Voy a hablar con los médicos’. ” “A la víspera de mí partida a los Estados Unidos, uno o dos días antes, Lairet me dijo: ‘Gustavo, quiero que me hagas este favor. Llévate esto y se lo entregas al Dr. Rafael Ernesto López’. Yo me pregunté: ¿Cónchale, cómo voy a viajar con este paquete? Y le comenté: voy a tratar. Tenía que llevar ese rollo a Nueva York. Era tanto mi aprecio por Lairet que dije: No, yo no puedo negarme a hacerlo. Y me fui con eso. Pensé que me iban a meter preso en Nueva York. Cuando llegué, él estaba en su consultorio. Me recibió con mucho cariño. Estaba con una muchacha como de 16 años, su hija, muy bonita, por cierto. Dadas sus múltiples ocupaciones en su clínica, le dijo a la muchacha: ‘Encárgate de Gustavo’. Yo iba a pasar únicamente una noche en Nueva York porque tenía que ir a Boston. Ese día lo pasé con la muchacha, muy agradable. Dejé los planos allí y seguí para Boston”. Gustavo Stolk se va con el paquete, como de un kilo, a un país que estaba en plena guerra. Cuando llega, empiezan a revisarle las cosas y encuentran extraño que llamándose Gustavo Stolk, fuera venezolano con un apellido de raíces alemanas u holandesas y con unos extraños planos. Había mucha suspicacia y lo empieza a solicitar 24
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el Instituto de Defensa Americano y otros organismos. Podrían haber sido el FBI o la CIA o, simplemente, el Servicio Federal de Protección de los E.E.U.U., pero tuvo que asistir muchísimas veces para defender los planos del CMC. Jorge Morales Stopello, oftalmólogo, quien ejerce en el Centro Médico de Caracas, hijo del promotor-fundador, Julián Morales Rocha, afirma: “A quien se le ocurrió la idea de hacer una clínica para la gente con recursos en Venezuela fue al Dr. Félix Lairet, hijo, y uno de sus objetivos era evitar los viajes que muchos venezolanos realizaban a Estados Unidos para tratarse alguna dolencia. En esto tuvieron mucho que ver Don Eugenio Mendoza, los Zuloaga, Guillermo Machado y las petroleras porque necesitaban un sitio donde le atendieran a su gente. El Dr. Lairet era amiguísimo de Franz Conde Jahn y de mi papá, casi familia de los Lairet”. Franz Conde Jahn refuerza esta versión en un artículo escrito para la revista “Centro Médico”, con ocasión de la celebración del 15° Aniversario, cuando expresó: “La idea de construir el Centro Médico de Caracas pertenece señeramente al Dr. Félix Lairet. Y a mí fue el primer médico a quien se lo anunció. Lairet fue durante muchos años mi ayudante de las operaciones que practicaba en la clientela privada, y en una mañana de octubre de 1940, mientras nos lavábamos las manos para empezar una sesión quirúrgica, me manifestó que pensaba viajar a Nueva York y que allí se pondría en contacto con ingenieros especializados en la construcción de hospitales para que le hiciesen un anteproyecto de clínica privada. Sin ninguna vacilación acogí su proposición y le sugerí que también hablase con el doctor Rafael Ernesto López, que allí residía y ejercía su profesión”.
Jorge Morales Stopello
Conde Jahn explica el motivo de su sugerencia de visitar a López y 25
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Callejón Los Mangos de San Bernardino. Manuel Cabré, 1939.
refiere que, a mediados de 1930, Rafael Ernesto López había ido a París, donde él (Conde Jahn) cursaba estudios de postgrado y tuvo la ocasión de acompañarlo a varios hospitales y una mañana, después de haber presenciado varias operaciones que hizo en el Hospital La Salpetriere, el gran cirujano Antonin Gosset, los invitó a almorzar en el conocido restaurant parisiense “La Reine Pedauque”, que es el título de una célebre novela de Anatole France. Los acompañó el doctor Oscar Zuloaga. Recuerda que López desde hacía varios años estaba exiliado por razones políticas en Nueva York, donde ejercía con éxito halagador. Su consultorio estaba en la Quinta Avenida al que acudía una selecta clientela de neoyorquinos e hispanoamericanos. “Mientras comíamos, -escribió Conde Jahn- nos manifestó que a pesar de su éxito profesional en Estados Unidos, no anhelaba otra cosa que poder volver a su patria y que pensaba construir aquí una clínica moderna, cónsona con el progreso de la Caracas de entonces. Me dijo que si eso se llevaba a cabo esperaba que yo le acompañase. Y casi al mismo tiempo le dijimos a Zuloaga que él dirigiría la construcción”.
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Cuenta Conde Jahn que López volvió a Venezuela en 1936, pero como fue llamado a ocupar posiciones políticas destacadas, entre otras, la de Ministro de Educación, no
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pensó entonces en el proyecto esbozado en París. “A su regreso de Nueva York, Lairet trajo un anteproyecto en el que se contemplaban unos pocos consultorios y veintisiete cuartos de hospitalización…Poco tiempo después llegó López y empezamos a trabajar la constitución de la Compañía Anónima, asesorados para las cuestiones legales por Manuel Felipe Núñez. Cuando se iniciaron las conversaciones y se discutió el nombre de la Compañía, López fue quien propuso el de Centro Médico de Caracas”. Ante las diferencias en cuanto a la idea original, concluye Lairet-Pérez Carreño: “Quiero dejar claro que el origen del CMC es de mi padre, Félix Lairet y sus adláteres, quienes fueron Franz Conde Jahn y mi tío Rafael, quien servía de secretario y con el Dr. Julián Morales Rocha buscaron a cirujanos jóvenes de la época, entre ellos, Ricardo Baquero González, el más dinámico, activo y joven para la época. El origen fue la Clínica Córdoba, al no querer ampliarla el Dr. Salvador Córdoba. De ahí vino la idea de crear el centro asistencial. Entró Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro y después, José Jacinto, los más originales de la época”. Por su parte, Leopoldo López Gil asegura que, efectivamente, Félix Lairet hijo, como ministro de Sanidad sí tenía una idea de construir un nuevo hospital para Caracas, un hospital privado. Comenta que para ese momento, lo más moderno que existía en Caracas eran la Clínica Córdoba y la Luis Razetti, bastante primitivas. La Córdoba no se recuerda hoy. Estaba en la Av. México, al lado de lo que es hoy el Alba Caracas. Existía la Escuela Experimental Venezuela y, del otro lado de la calle, la Córdoba, que la tumbaron para hacer la avenida. “Allí nacimos todos”. “Félix Lairet, hijo, era un médico prestigioso, tenía la idea y pudo reunir a algunas de las personas, pero todos ellos venían del único grupo de formación profesional que era el Hospital Vargas. El que no estaba en el Hospital Vargas no lo reconocían como una persona de avanzada y fueron todos estos médicos quienes empezaron allí. Dicen que al final, la simbiosis de la idea es de los dos. No se debe desmerecer a ninguno. Evidentemente el que tiene más influencia es Rafael Ernesto porque es quien se trae los planos de Nueva York”, concluye López Gil. Respecto a la investigación que el doctor Luis Gonzalo Gómez realizó y publicó en la edición del 50° Aniversario del CMC, Lairet señala que es la realidad porque él 27
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entregó los documentos originales y todas las pruebas, tanto a él como a Juan Godayol Rovira, quien para entonces, 1997, era el presidente de la Junta Directiva del centro asistencial. A lo largo de los años, en diversos artículos y publicaciones, unos y otros atribuyen la idea de la creación a ambos médicos. El doctor Luis G. Gómez Valery, en una investigación que publicó en la revista “Centro Médico”, Volumen 42, N° 2, correspondiente al mes de septiembre de 1997, en ocasión del 50° Aniversario del Centro Médico de Caracas, concluyó: “El análisis de lo citado y diversas comunicaciones personales, así como la revisión de las actas de los años iniciales de la institución permiten establecer como conclusión que la génesis del Centro Médico de Caracas recae en un grupo de hombres entre los cuales destacan, fundamentalmente, el doctor Rafael Ernesto López; el Dr. Félix Lairet, hijo, quien con su empeño, tenacidad y dedicación permitió llevar a cabo el proyecto y el doctor Ricardo Baquero González, quien ejerció con escasos recursos la secretaría y tesorería durante los primeros seis años y cuya función quedó reflejada en una comunicación de prensa enviada por el Dr. Carlos Kann, en 1947, en la cual comentaba en relación al Dr. Baquero González: ‘…y se debe a su espíritu incansable y eternamente inquieto lo que se ha logrado en el Centro Médico de Caracas’”.
Creación de la empresa Con mentalidad de emprendedores y en plena Segunda Guerra Mundial se inició el proceso de creación. Fue 1941 el año que los japoneses atacaron a Pearl Harbor, los ingleses hundieron el Bismarck, se comenzó la aplicación de la penicilina, los Yankees le ganaron a los Dodgers y Joe DiMaggio fue nombrado el jugador más valioso, según comentó Gómez Valery. En ese entorno, en noviembre de 1941, en la residencia del doctor Félix Lairet, hijo, se realizó la Asamblea Constitutiva de la Compañía Anónima Centro Médico de Caracas, cuyo objetivo era “la organización y funcionamiento de una institución para la hospitalización, examen y tratamiento de enfermos que requieran asistencia médica o de cirugía y, para tales efectos, construirá un edificio conforme a las exigencias de la técnica y práctica modernas, con locales de capacidad suficiente para 28
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el establecimiento de consultorios médicos, habitaciones para enfermos, salas de operaciones y de maternidad, laboratorios, instalaciones de servicios para usos terapéuticos y para exámenes y diagnósticos y, en general, con departamentos propios al establecimiento de servicios relacionados con las clínicas médicas”. El grupo de médicos que, principalmente, conformó la empresa fue: Rafael Ernesto López, Félix Lairet, hijo, Carlos Travieso, Franz Conde Jahn, Fermín Díaz, Leopoldo López, E.P. de Bellard, Ricardo Baquero González, Pedro A. Gutiérrez Alfaro, Julián Morales Rocha y Andrés Gutiérrez Solis, acompañados y asesorados por el abogado Manuel Felipe Núñez y C.W. White. A este equipo se sumaron los médicos: J. Graterol Monserrate, José Barnola, Julio Rivas, Francisco Montbrun, J.M. Cervoni, E. Márquez Iragorri, José Antonio O´Daly, Eduardo Quintero Muro, Rafael Campo, J. A. Branger, R.J. Méndez Llamozas, P. Blanco Gásperi, Ricardo Maldonado, Joaquín Brillembourg, J.J. Gutiérrez Alfaro, B. Perdomo Hurtado, Domingo Collado, E. Vivas Salas, H. Atencio, Luis Rivero, Agustín Hernández, Rafael Zubillaga y P.A. Guzmán. También se incorporaron J.D. Colimodio, A. Scanonne y Antonio Suels. Según se registra en la Gaceta Municipal N° 5852, del jueves, 1° de enero de 1942, el Capital Social de la compañía era de un millón 500 mil bolívares, dividido en 1.500 acciones de mil bolívares cada una. Se convino en comenzar con un capital de 960
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mil bolívares y enterar al Banco de Venezuela 500 bolívares por acción. Las acciones se dividieron en dos clases: preferidas y comunes. Las primeras constituían un capital de 650 mil bolívares, compuesto por 650 acciones suscritas por el grupo principal de médicos. Las restantes conformaban un capital de 310 mil bolívares, configurado por 310 acciones que suscribieron los médicos que se sumaron al equipo. Las acciones preferidas tenían prioridad en cuanto al pago de dividendos y al reintegro de los porcentajes enterados en caja, en caso de liquidación de la compañía. La Sociedad sería administrada por cinco socios propietarios de acciones y habría cinco suplentes que cubrirían la ausencia de los principales. La Junta Directiva estaría conformada por un presidente, un vicepresidente y un secretario, quien ejercería también el rol de tesorero. Cada uno de ellos debería depositar en caja 10 acciones. Durarían dos años en sus funciones y podrían ser reelegidos. La primera Junta Directiva quedó constituida de la siguiente manera:
Presidente: Dr. Félix Lairet, hijo. Vicepresidente: Dr. Rafael Ernesto López. Secretario: Dr. Ricardo Baquero González. Vocal: Dr. P.A. Gutiérrez Alfaro. Vocal: Dr. Fermín Díaz. Como suplentes quedaron los doctores: Franz Conde Jahn, Leopoldo López, Carlos Travieso, E. P. De Bellard, Manuel Felipe Núñez. Comisario principal: Dr. Andrés Gutiérrez Solis. Comisario suplente: Dr. Julián Morales Rocha.
Ocurrió que el Dr. Félix Lairet, hijo, fue nombrado Ministro de Sanidad por el Presidente Isaías Medina, por lo cual no pudo asumir el cargo, sustituyéndolo el Dr. Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro. El Dr. Rafael Ernesto López volvió a Nueva York a ejercer su profesión y tampoco pudo posesionarse. La vicepresidencia fue desempeñada por el Dr. Franz Conde Jahn. 30
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En una Asamblea Extraordinaria efectuada un mes después de la constitución de la compañía, se aprobó una opción de compra concedida por el Sindicato de San Bernardino, representado por el Dr. Julio Blanco Uztáriz, de un terreno de 6.954 m², a Bs. 18,00 el m². Allí se elevaría a las faldas del Ávila, en un apacible ambiente, con un clima templado y en medio de frondosos árboles, el Centro Médico de Caracas.
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Cuenta Gómez Valery que, en 1942, el Dr. Rafael Ernesto López, estando en Nueva York realizó gestiones para la adquisición y despacho de materiales para la construcción a través de la firma Westinghouse, la cual asignó tres expertos: Mr. Linch, quien se encargaría de las prioridades, Mr. Fenard, responsable de compras y Mr. Rombard, para materiales. Se contactaron tres compañías norteamericanas (Leonard Fschultze Associated, Skimort Ouin in Meris y Marcus and Nocka) pero ninguna de ellas ofrecía presentar un anteproyecto, por lo cual se le pidió uno al ingeniero venezolano Gustavo Wallis, quien sí lo presentó. Constaba de un edificio en forma de H, con cuatro pisos y un sótano, a un costo de dos millones de bolívares, pero no incluía agua, instalaciones eléctricas, rayos X, lavandería ni cocina. Además, el CMC debía suministrar las herramientas de trabajo, montacargas y mezcladoras, entre otras cosas. Sus honorarios serían de 150 mil bolívares fijos, para la época aproximadamente 40 dólares. Por otra parte, la firma Stelling-Tani, espontáneamente, elaboró un anteproyecto a un costo de un millón 371 mil 958 bolívares, el cual contemplaba la posibilidad de que con 250 mil bolívares adicionales, se construirían dos pisos más, para alcanzar
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un total de 120 camas. La Asamblea de accionistas lo aprobó y envió los planos al Dr. Rafael Ernesto López, quien consultaría con la firma Ponton y Martin, de Chicago. Los honorarios de Stelling-Tani contemplaban el 15 por ciento del costo de la obra. La Junta sometió el proyecto a la asamblea de accionistas y sugirió enviarlos a la firma Consulting Engineer, C.A., ubicada en Caracas.
Edificando el futuro En una asamblea de accionistas convocada para decidir sobre la adjudicación del proyecto, en enero de 1943, se leyó una correspondencia del Dr. Rafael Ernesto López, quien sugería que se decidiera por la firma Marcus and Nocka y en la que refería que “de dárselo a alguien en Venezuela debería ser, por sentimentalismo patriotero, al ingeniero Wallis”. Con el voto salvado de Gutiérrez Solís y de Rafael Zamora Pérez, se le adjudicó la construcción a Stelling-Tani. A finales de febrero de 1943 se inició la obra y se contrató a Ponton y Martin para la planificación y dirección de la labor de 33
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ingeniería mecánica. Se nombró al ingeniero Eudoro López como inspector, al señor, Adolfo Melcher como depositario y al señor José Guerra como contabilista. En julio de 1943 se incorporaron nuevos accionistas, con lo cual se incrementó el capital a un millón 25 mil bolívares y meses después habría otro ingreso de asociados, con lo cual se elevó a un millón 500 mil bolívares. Pero fue en mayo de 1944 cuando se propuso hacer un aumento de capital de un millón 100 mil bolívares, puesto que sólo había disponibilidad de 400 mil bolívares para continuar la construcción. Se aprobó y el patrimonio se elevó a dos millones 600 mil bolívares. También se decidió solicitar un préstamo por 400 mil bolívares para capital de trabajo. Cuenta Gustavo Stolk, que en 1944 vino a Caracas y pensó que iba a encontrar la obra ya construida y más desarrollada; pero lo único que vio eran vigas, columnas y placas. “Le comenté a mi padre, Teunis Stolk que la clínica había quedado sin dinero para continuar la obra y entonces, nos acercamos a banqueros amigos y el Banco Holandés (Hoy Citibank), nos dio 500 mil bolívares para continuar la construcción”. Se obtuvo el dinero y comenzaron a trabajar de nuevo. En la asamblea ordinaria de 1945 se analizó el costo del hospital, puesto que con muebles y equipos alcanzaba la suma de 3 millones 241 mil bolívares. Se aprobó entonces solicitar un préstamo con garantía inmobiliaria por un monto de 800 mil bolívares. Como todo se hacía sobre la marcha, evaluando siempre la disponibilidad y las necesidades de la naciente institución, se reformaron los estatutos, a comienzos de 1946, a fin de incorporar la figura del tesorero, en reemplazo de uno de los vocales existentes. Los problemas de coste continuaban y para julio de este año se estimó el costo de la obra en cuatro millones 800 mil bolívares, lo que obligaba a un préstamo y a un nuevo aumento de capital social en 400 mil bolívares. Ambas cosas se aprobaron y se consideró una propuesta de C.A. Seguros Ávila, que sugería la emisión de bonos quirografarios por un monto de 2 millones de bolívares (aproximadamente 588 mil dólares) constituyéndose esa compañía en agente de colocación y fiadora de dichos bonos. En noviembre de 1946 formaron parte de la compañía, en calidad de accionistas, empresarios como Don Eugenio Mendoza, Oscar Gil y la compañía Ana Farma34
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céutica. Asimismo, la Creole Petroleum Corporation, Caribbean (Shell) Petroleum Company y Mene Grande Oil Company suscribieron acciones especiales que incrementaron el capital de la empresa en 3 millones 700 mil bolívares. Con este ingreso, las petroleras tenían prioridad en los servicios médicos y podían elegir un director principal y un suplente, como derechos de las acciones especiales. Un mes antes de la inauguración, en agosto de 1947, se aprobó la emisión de bonos nominativos de 670 mil bolívares para ser suscritos por los accionistas, en forma obligatoria y en proporción al número de acciones que poseyeran. El valor agregado de los bonos sería reembolsado en un plazo no mayor de cinco años a un interés del 3 por ciento anual. El objetivo de esta emisión era el pago de compromisos por importación y compra de equipos. Como síntesis puede plantearse que en el transcurso de la construcción hubo cinco aumentos de capital social, la cual se inició en 1941 con 960 mil bolívares y culminó en tres mil 700 millones, en 1947. Durante este período los miembros de la Junta Directiva desarrollaron su creatividad y pusieron al servicio del hospital todos sus conocimientos para adquirir compromisos a través de diferentes mecanismos de endeudamiento por 3 millones 700 mil bolívares. Esto indica que en total se utilizaron 7 millones 570 mil bolívares, que llevados a dólares de la época, significaron 2 millones 252 mil dólares, cifra representada a través de un hospital sencillo, inaugurado en condiciones para funcionar pero sin estar totalmente construido.
Y comienza una historia de servicios Para el momento de la apertura, la estructura administrativa era muy simple. La Junta Directiva estaba constituida por seis miembros principales: Franz Conde Jahn, A. Gutiérrez Solís, Fermín Díaz, Pedro A. Gutiérrez Alfaro, Ricardo Baquero González y Ángel Brice. Existía un Superintendente, quien tenía las responsabilidades administrativas sin que existiese ninguna departamentalización. 35
Fueron duros los comienzos, dado que el hospital no estaba completamente terminado y tenía ciertas deudas, principalmente los bonos emitidos. Hasta ese momento, la contabilidad era llevada meticulosamente por el Dr. Ricardo Baquero González en su consultorio, con la ayuda de su secretaria y un contabilista. Esta novel directiva tuvo que enfrentar tres situaciones que ameritaron su atención: el tema financiero, dado que durante la construcción hubo que recurrir a aumentos de capital, préstamos y emisión de bonos; un asunto laboral, puesto que durante el primer año de funcionamiento se recibió un pliego de reivindicaciones para los empleados introducido por el Sindicato de Trabajadores de Hospitales del Distrito Federal y Estado Miranda, que establecía, además, que había que firmar un contrato colectivo en el futuro cercano; y, en tercer lugar, otro conflicto con el personal de enfermería, constituido por monjas, enfermeras y estudiantes de enfermería de la Escuela Nacional de Enfermeras. Estas últimas de gran ayuda en virtud de que realizaban pasantías de acuerdo a un contrato existente. Pues bien, al término del primer año de contrato, la directora de la escuela decidió que no se renovaría el convenio, puesto que no podía permitirse pasantías en clínicas privadas. Los pioneros y quienes les han relevado a través de estos años han sabido continuar su labor con mística, conocimiento y excelencia a lo largo del tiempo. Han sido asertivos en la toma de decisiones, conscientes de cuándo han necesitado crecer, cuándo frenar el desarrollo y perfeccionar lo existente. Los promotores y fundadores del Centro Médico de Caracas se sentirían muy orgullosos al ver cómo sus hijos y generaciones posteriores han sabido rendir tributo, continuar y mejorar su obra.
Referencias 1.
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Revista Técnica Hospitalaria. Volumen 10. N° 2. Junio 1963. Crónica del Décimo Quinto Aniversario del Hospital Privado Centro Médico de Caracas. Jorge Soto Rivera. P.
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Cuadro del Maestro Fantuzzi en la entrada principal del Centro Médico de Caracas. En la obra aparecen los promotores y fundadores: 9 médicos y un abogado: Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, Ricardo Baquero González, Leopoldo E. López, Manuel Felipe Núñez, Félix Lairet, hijo; Rafael Ernesto López, Andrés Gutiérrez Solís, Julián Morales Rocha, Franz Conde Jahn y Fermín Díaz.
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Capítulo 2
Honor a fundadores y maestros
A
lgo que ha sido característico del Centro Médico de Caracas es el valor del reconocimiento, la admiración y el respeto por sus fundadores y maestros. En cualquier ocasión de celebración o lamentables fallecimientos, siempre ha habido un tiempo para recordar a quienes germinaron una idea y la convirtieron en el primer hospital privado de Venezuela. Estos hombres supieron afrontar todas las vicisitudes de la creación de una empresa que estaba innovando en la generación de un servicio que no existía en Venezuela. Es decir, una clínica donde hubiese todas las especialidades, además de los servicios inherentes a la salud. Esto tuvo un costo. En esta jornada, que lleva 65 años, ha prevalecido la confianza. Unos y otros han confiado en los conocimientos, la responsabilidad y la honestidad de quienes han conducido a esta institución. Desde su fundación ha sido una pieza fundamental en el ejercicio privado. Además del prestigio científico que aportaron sus promotores y fundadores, se les reconoce la solidez moral y ética que caracteriza al Centro Médico de Caracas y que constituye su mejor herencia.
Félix Lairet, hijo Félix Lairet fue hijo del Dr. Félix Lairet, creador de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela, UCV. Nació el 8 de abril de 1900. Se graduó en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela, en 1925. Realizó
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Honor a fundadores y maestros
cursos de especialización en Cirugía General y Ginecología en hospitales de Francia, Alemania y Austria. Ejerció en la Cruz Roja Venezolana, en la Enfermería Militar de Caracas y en el Hospital Vargas, del que llegó a ser sub-director. Ejerció la docencia en la Universidad Central de Venezuela. Entre 1941 y 1945 fue Ministro de Sanidad y Asistencia Social del gobierno de Isaías Medina Angarita. Su ejercicio privado lo hizo en la Clínica Córdoba y en la Clínica Razetti. Luego le dedicó tiempo completo a la fundación y creación del Hospital Privado Centro Médico de Caracas, cuya germinación fue en su casa, en 1937, hasta su gestación, en su habitación también, con la creación de la compañía que daría fruto a ese hospital. Desde 1946 hasta su muerte, en 1969 estuvo dedicado al Centro Médico de Caracas. Félix Lairet, hijo
En septiembre de 1969, la Revista Centro Médico, en su edición N° 34, volumen VII, publicó una versión de las palabras que dijera José J. Gutiérrez Alfaro, ante la tumba de Félix Lairet, hijo, fallecido el 19 de septiembre de ese mismo año. “Hace apenas unas horas, en el mismo hospital que él ideó y que con su esfuerzo y prestigio contribuyó a edificar y mantener, nuestro querido y respetado compañero, doctor Félix Lairet hijo, dejó de existir entre las lágrimas y aflicción de sus familiares, colegas, amigos y personal del hospital”. “Para todos los integrantes del Centro Médico de Caracas, el doctor Félix Lairet, hijo era uno de sus más prestigiosos representantes y gozaba de respeto unánime. Era el compañero a quien acudían a consultar sus problemas, desde sus colegas de antiguas promociones hasta los de las más recientes. Y en todo momento supo con ecuanimidad, discreción y caballerosos modales dar a cada quien el consejo acertado y la medicación apropiada. Analizar su personalidad requiere tiempo para enfocarla en los diversos aspectos de su fecunda vida. Oportunidades habrá para hacer un análisis adecuado de ella y tributarle el justo reconocimiento a que se hizo merecedor”. 40
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Mencionaba Gutiérrez Alfaro, que su actuación como directivo del CM se remontaba a 1942, cuando fue elegido como primer presidente de la C.A. Centro Médico de Caracas, en cuya casa de habitación se firmó el acta constitutiva. Figuró en sus directivas desde 1956 hasta la fecha de su lamentable fallecimiento. Ocupó la presidencia de la directiva durante los períodos 1956-1958, 1958-1960 y 1960-1962. Además, “…formó parte del Comité de Construcción del hospital y siguió con dedicación el proceso de ampliación de nuestro edificio principal, anexo y demás remodelaciones posteriores”. Para Félix Miguel Lairet-Pérez Carreño es un orgullo ser hijo de tan ilustre venezolano, excelente científico y mejor padre. “Es un compromiso importante, me costó mucho arrancar en mi profesión por su sombra, sobre todo porque estábamos en la misma rama, aunque uno trata de olvidarse un poco de eso y formarse disciplinadamente. Hice cirugía general y cirugía oncológica, no obstante los médicos de la época, incluyendo a mis padres y a mi tío, Miguel Pérez-Carreño, decían que la Oncología pertenecía a la Cirugía General, que eso no era ninguna rama aparte, así como él hacía cirugía cardiovascular en un tiempo. Fue uno de los primeros que, junto al Dr. Julián Morales Rocha, colocó una bomba de circulación extracorpórea,
Félix Miguel Lairet Pérez Carreño
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Honor a fundadores y maestros
con su equipo de Cirugía Experimental que funcionaba en el Hospital Clínico Universitario, en la Universidad Central de Venezuela”. Uno de sus grandes amigos, el doctor Gustavo Stolk, con sus más de 95 años de vida, lo recuerda con emoción. Contó que por el afecto y la gran amistad que los unía, se atrevió a llevar los planos del Centro Médico de Caracas que éste le diera tan sólo dos días antes de partir a Estados Unidos, país que se encontraba en plena guerra. “Mi amigo me pidió que llevara los planos del CMC al Dr. Rafael Ernesto López. El trabajo lo hice, pero tuve muchos inconvenientes con las autoridades norteamericanas dado que mi apellido de origen alemán les hacía presumir que podría tratarse de un complot porque esos dos países estaban enfrentados en plena guerra. Afortunadamente, el Dr. Rafael Ernesto López recibió los planos y yo pude proseguir mi viaje a Boston donde iniciaría mis estudios, lo que no significaba que hubiesen cesado los problemas”.
Rafael Ernesto López Ortega Fue un hombre multifacético. El Centro Médico, según su sobrino, Leopoldo López Gil, fue una idea que trajo después de pasar casi 20 años en el exilio porque su padre, quien era médico y vivía en Valencia, fue un líder del “Mochismo” y un conservador godo extremo. Él odiaba a Castro y a la “Mamadera de Gallo” que le tenían a la Constitución y a las leyes. Es perseguido desde la época de Castro y, por supuesto, después en la época de Gómez. Él era un hombre muy aguerrido y entonces luchaba en Venezuela.
Rafael Ernesto López Ortega
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“Se formó en Venezuela como médico y uno de sus compañeros más cercanos fue el Dr. Enrique Tejera. Rafael Ernesto se transforma en un líder de los venezolanos en el exilio, muchos estaban en Estados Unidos. Cuando regresa a su país en 1936, el General López Contreras lo designa Ministro de Educación. Mi tío
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tenía una visión de modernidad poco frecuente y entre sus ideas, además de fundar el Centro Médico, deseaba crear la Escuela de Enfermería y la Escuela de Geología, que no existían. Esto último lo logra, al nombrar a Víctor López Ortega, su hermano y a Guillermo Zuloaga, directores de la Escuela de Geología”. La visión de Rafael Ernesto López era hacer hospitales al estilo neoyorkino. Cuando deja el Ministerio vuelve al Norte y comienza una vida intermitente entre Estados Unidos y Venezuela, mientras que su hermano, Leopoldo sí se queda anclado en el país y van madurando la idea de hacer ese centro médico. “Rafael Ernesto contrata los planos de desarrollo e ideas de la oficina de arquitectura de Nueva York y comienzan a convencer a algunos médicos jóvenes pero ya distinguidos, como fue el caso del Dr. Félix Lairet, quien había sido Ministro con Medina. Luego estaba el Dr. Baquero, el Dr. Conde Jahn y los dos hermanos Gutiérrez Alfaro”. El Dr. Rafael Castillo, en su artículo “In Memoriam Rafael Ernesto López”, publicado en el N° 68, Volumen XX, de enero de 1981, de la Revista Centro Médico, comentaba acerca de una visita que en el año 1944 hizo a su amigo, en la ciudad de Nueva York, en la distinguida Quinta Avenida, en el ya desaparecido edificio Squibb, donde se ubicaba su elegante consultorio por donde pasaron muchos venezolanos en busca de consejo o de salud. Al rememorar aquello escribió: “…Con la misma sonrisa, con la misma mirada, los mismos modales, la misma personalidad, el Dr. Raúl Perdomo y el suscrito encontramos al Dr. Rafael Ernesto López. Nos habló de proyectos, de cosas que se hacían en Venezuela, de un hospital privado que sería el hospital piloto para los institutos privados. Su entusiasmo lo transmitía con facilidad, como si fuera una emanación de su personalidad”. Al ser nombrado presidente de la Sociedad Médica del CMC, Rafael Ernesto López, según disertaba Castillo en su artículo se percibía en él un gran entusiasmo. “Su mente fraguaba proyectos en forma continua”. Comentaba que estaba pendiente del grupo de médicos residentes, de los cursos de postgrado, de hacer intercambio con los hospitales de Norteamérica, de fundar una biblioteca y de crear nuestra propia escuela de enfermeras, entre muchas otras cosas. “Estamos aquí no para alabar a 43
Honor a fundadores y maestros
Rafael Ernesto López, sino para hacer justicia a un caballero insigne de la medicina y para honrar su memoria”. Respecto al fallecimiento de Rafael Ernesto López, su sobrino López Gil cuenta que el hecho ocurrió en 1954. Sus restos nunca aparecieron. Murió a los 60 años cuando salió de cacería con Ramella Vegas, quien era su amigo, un hombre muy famoso que había hecho mucho dinero en el comercio durante la guerra. “Ramella era un gran piloto, muy aventurado”. “Ellos invitan al Dr. Víctor Brito, quien compartía consultorio con mi tío Rafael Ernesto y mi padre. Como Brito era el encargado de llevar los perros y las escopetas, se va por tierra y cuando llega a Caicara del Orinoco, donde ya debían estar Rafael Ernesto y Ramella, le dicen que no han llegado. Supone que es el mal tiempo. Al enterarse que habían salido el día anterior, comienzan las pesquisas. Posteriormente, los declaran perdidos y la labor de búsqueda duró un año”. López Gil tiene una anécdota que comparte con otros descendientes de los fundadores del Centro Médico de Caracas. “A estos señores les interesaba mucho el tema de la Gastronomía. Mi tío Rafael Ernesto era muy refinado en sus gustos. Se buscaron al mejor gerente de la época para la Fuente de Soda. Era un gran placer ir los domingos, uno de los pocos sitios donde hacían panquecas para el desayuno y de los primeros que empezó a hacer hamburguesas en Caracas. Hacían un ‘Club Sandwich’ espectacular. Se trataba de un alemán de apellido Kern que administró esa fuente de soda durante años y trajo cosas tan innovadoras como la bandejita para los carros, que se usaba mucho en Estados Unidos. La gente no cabía en el local y a nosotros, chicos, nos encantaba comer en el carro, en lugar de bajarnos. Era un gran placer”. En el 15° Aniversario del Centro Médico de Caracas, el doctor J. A. O’Daly realizó una breve semblanza de algunos de sus fundadores, entre ellos de Rafael Ernesto López: “Un día que no podría precisar, me encontré casi por casualidad con Rafael Ernesto López en el bar del Hotel Ávila de esta ciudad. Tomaba un oporto con unos amigos y no recuerdo con qué motivo me acerqué a él. Charlamos un rato para terminar con el corto diálogo que transcribo fielmente: 44
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– ¿Te gusta la cacería, O’Daly?– – Soy hombre urbano; además, con mucho oficio, le contesté. ¿A dónde piensas ir tú? – Viene la Semana Santa y quiero ir a cazar al Llano. Vente conmigo y te distraerás un poco; suelta el microscopio, que te vas a envejecer antes de tiempo. – ¿Cómo piensas irte al Llano?– – En avión, como siempre. Buscaré a alguien que me lleve. – Entonces no voy, -le contesté-. Yo le tengo miedo a los aviones, no puedo remediarlo, acaso sea algo patológico en mí. De seguidas me contestó sin vacilaciones. – Prefiero mil veces morir como un ratón batido contra el suelo que destruido en una cama por un cáncer o una fiebre tifoidea… Y esa Semana Santa, debía cumplirse fielmente ese deseo de él, de la manera más violenta e implacable. El Centro Médico perdió una de sus maravillosas cifras y yo un amigo a quien estimé mucho siempre.”
Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro Fue un eminente cirujano venezolano. Nombrado ministro de Sanidad en sustitución de Raúl Soulés Baldó, cargo que ejerció durante siete años (1952 - 1959) y tres presidentes de Venezuela: Marcos Pérez Jiménez, Wolfgang Larrazábal y Edgar Sanabria. Fue profesor Jefe de la Cátedra de Clínica Obstétrica de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela y coordinador de la Consulta Prenatal y Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario de Caracas. Junto con José Castillo, Gutiérrez Alfaro realizó en 1922 por primera vez con éxito en Venezuela, una Pielografía ascendente. En octubre de 1969 le correspondió a Ricardo Baquero González, en su condición de presidente del CMC decir unas palabras en el acto de inhumación de Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, diez años después de su desaparición.
Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro
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“El profesor Dr. Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro fue uno de los promotores del Hospital Centro Médico. Hacía tiempo preveía la conveniencia de organizar en nuestro medio un hospital privado que reuniese las mejores condiciones de atención médica y científica a la clientela médica privada y así fue como, desde el año de 1940, llevó a la práctica la formación de una compañía que se ocupase de lo relativo a la constitución de ese hospital que hoy es una realidad”. Recordaba que siendo vicepresidente, Gutiérrez Alfaro se encargó de la presidencia por todo el período que duró la planificación y construcción del hospital y señalaba que el éxito de su gestión se debió, principalmente, a su espíritu amplio y progresista. “Nos parece verlo a toda hora del día y de la noche, trabajando con su vestimenta médica al estilo francés, gorro blanco, mono de sala de parto y encima una bata de médico de color blanco deambulando por los pasillos de la maternidad del Centro Médico en espera del momento oportuno para la ayuda de la parturienta. En sus labios una sonrisa de hombre bueno y puro, en sus ojos, la vivacidad del hombre progresista”. Lamentó la muerte de Gutiérrez Alfaro como una gran pérdida para el hospital y para la clase médica venezolana. “Murió en el suelo de la Madre Patria, después de haber sufrido el martirio del destierro a que lo llevó el haber servido a Venezuela desde el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social con el deseo y la creencia de que ampliando su campo de acción hacia todos los ámbitos de la Nación podría servir mejor a su Patria”. El doctor J. A. O’Daly, en ocasión de 15° Aniversario del Centro Médico dijo de Gutiérrez Alfaro “A Pedro Antonio se le ve en traje de trabajo a toda hora. Su oficio es el mismo que tuvo durante largos años en la sala 18 del Hospital Vargas de Caracas: recoger las primeras lágrimas de los nuevos ciudadanos venezolanos. Como partero fue, simplemente insigne; puedo dar fe de esto, ya que me tocó trabajar a su lado un año completo de internado diurno y nocturno en la mencionada sala en mis tiempos de estudiante. Era yo entonces, monitor de clínica obstétrica”.
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Ricardo Baquero González “Nació el 15 de noviembre de 1911. Su papá Ricardo Baquero Villanueva murió precozmente (alrededor de los 45 años). Cuentan que fue un hombre muy creativo. Su mamá, Consuelo González Lugo, hija de Don Francisco González Guinand, quien los educó a él, a Francisco Ricardo (Sico) y a Francisco José (Cheché) bajo la tutela del abuelo que fue muy severo con ellos”. Se graduó de doctor en Ciencias Médicas en 1935. Inició su vida profesional en el Hospital Vargas… En 1937 comenzó desde la Jefatura por concurso del Servicio de Cirugía 1 del Hospital Carlos J. Bello y el Instituto de Cirugía Experimental… En 1946 integró la Junta de la recién fundada C.A. Centro Médico de Caracas, que comenzaría a funcionar en 1947… Durante 12 años fue presidente de su Junta Directiva”.¹ El 4 de enero de 1979 fallecía Ricardo Baquero González, a la Ricardo Baquero González edad de 68 años. José Jacinto Gutiérrez Alfaro fue el autor de un sentido mensaje por su ausencia. Decía que no sólo había llevado a duelo a una honorable familia, sino que le había arrebatado a la Medicina una de las figuras más relevantes de la cirugía venezolana y al Centro Médico de Caracas, su representante más genuino. “Compendiar en una nota necrológica la obra y méritos de tan querido colega es imposible. El doctor Joel Valencia Parparcén, su dilecto amigo y compañero de promoción y el doctor, Alfredo González Navas, uno de sus más destacados discípulos, con motivo de los cuarenta años de promoción del doctor Ricardo Baquero elogiaron las múltiples virtudes de tan eximio compañero”. Decía José Joaquín Gutiérrez Alfaro, que el profesor Alfredo González Navas había expresado: ‘Ricardo, sin hipérbole y sólo basado en tus condiciones de maestro te digo: En tus manos y en tu mente, la Cirugía ha sido: Ciencia y Artes Divinos’. Contaba que de cada viaje, Baquero venía cargado de material informativo y quirúrgico innovadores.
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“Ricardo fue un hombre sincero y sin dobleces, tal vez en ocasiones, poco político. Manifestaba con claridad sus opiniones de frente, con la mayor sinceridad criticaba, sí, pero lo hacía siempre con la mejor intención en su deseo de lograr lo mejor. ¡Cuánta falta nos hará su sana crítica!” Mencionaba en el artículo, que su fallecimiento era una pérdida irreparable. “Fue casi por cuarenta años el ‘Alter Ego’ de la institución, doquiera que él estuviera presente se le consideraba como representante nato del Centro Médico de Caracas”. “Cuando hoy o mañana se examine la historia de nuestro hospital, a cada paso se podrá comprobar que allí está presente la impronta de su idea o el sello de su acción, virtudes perpetuadas en dos de sus hijos: Víctor y Gustavo, por quiénes él se preocupó porque fueran ‘buenos y útiles’ y serán continuadores de su amor y dedicación a nuestra institución, como a un hermano mayor que les legó su ilustre padre, como fruto de su capacidad científica, de su trabajo, de su perseverancia y de su bonhomía”. Ciertamente sus hijos recibieron el legado de su padre. Gustavo Baquero Aristegüieta, en principio había decidido ser psiquiatra. Estudiaba en la Universidad de Navarra, en Pamplona, España. Trabajaba en un laboratorio de Psicología Conductiva. “Por casualidad entré en un quirófano de Cirugía Experimental donde estaban interviniendo y estando en una operación de corazón de un perro, me dio un sofocón de pasión por la cirugía. Concluí que era un cirujano y decidí volver a Venezuela, donde estaba mi papá, que era un gran cirujano para continuar su mismo camino”. Se ha hecho un nombre propio a fuerza de estudio, trabajo y dedicación, característica que heredó de su honorable progenitor. “No vivo de ser el hijo de Ricardo Baquero, pero estoy orgulloso de ser el fruto del cirujano más grande de Venezuela en el Siglo XX”. Recuerda que su padre era muy exigente con él. Pero le fascinaba trabajar a su lado aun cuando lo regañaba con frecuencia. “Un día, me estaba lavando las manos para ayudarlo a operar a una muchachita de apendicitis. Yo sería su primer ayudante y a mi lado me topo con una mujer con tapaboca pero de unos ojos de otro mundo. Le pregunto ¿Y quién eres tú? y ella responde ‘Soy Miss Venezuela. Tu papá me dijo que podría entrar a la operación de mi hermanita’. Se trataba de 48
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Desirée Facchinei Rolando. Yo era un pavo de 26 años, pues pasé 6 meses empatado con Miss Venezuela… hasta que ella quiso”. Víctor se fue por el camino de la Cardiología y, lamentablemente, a tan sólo 35 años de edad murió en un accidente de aviación. En el editorial de la revista “Centro Médico”, N° 67, Volumen XIX, de septiembre de 1980, Irwin A. Peña S. escribió “Víctor, como hijo supo reconocer en su padre, el también desaparecido Dr. Ricardo Baquero González, la imagen de permanente inquietud profesional; siempre buscando lo último, lo innovador en su especialidad médica con el único fin de ofrecerle a sus pacientes la mejor oportunidad para aliviar su enfermedad”. En ocasión de las IV Jornadas Científicas del Centro Médico de Caracas, el Dr. Luis Arturo Ayala hace referencia a Baquero como amigo y comenta: “Me cautivó su curiosidad insaciable. Varias veces lo acompañé a las exhibiciones científicas en los congresos del Colegio Americano de Cirujanos. Inquiría incesantemente detalles del funcionamiento y de fabricación de cuanto instrumento o equipo nuevo tropezáramos. Compraba todos los ‘perolitos’ quirúrgicos y me decía: ‘Chico, es para ver si de verdad, sirven’.”²
Franz Conde Jahn Nació en Caracas, el 25 de mayo de 1901 y murió en la misma ciudad, el 17 de diciembre de 1977. Fueron sus padres el Dr. Emilio Conde Flores, eminente médico, fundador de la Otorrinolaringología en Venezuela y de la Sra. Isabel Jahn de Conde Flores. Siguió el camino de su padre y egresó de la Universidad Central de Venezuela como Doctor en Ciencias Médicas, en 1925. Entre 1926 y 1930 realizó estudios de postgrado en París, Burdeos y Hamburgo. Al regresar a Venezuela fue co-fundador de la Clínica Maracay, donde ejerció como Jefe del Servicio de Otorrinolaringología. En esa ciudad trabajó en su especialidad en el Servicio de Sanidad Militar y en 1936 fue trasladado a Caracas para ejercer en la Enfermería del Cuartel San
Franz Conde Jahn
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Árbol sembrado por Franz Conde Jahn cuyos esquejes los trajo de Grecia.
Carlos, en el Hospital Militar, en la Naval Antonio José de Sucre, en el Hospital Universitario de Caracas y en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas Dr. Carlos Arvelo. Fue docente de la Cátedra Libre de Clínica Otorrinolaringológica de la UCV y de varios postgrados en su especialidad tanto en el Hospital Vargas como en el Hospital Universitario de Caracas. El 18 de noviembre de 1944 fue elegido como Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina, Puesto Nº 33, por el Estado Aragua. En junio de 1949 fue elegido para el Sillón VI, sucediendo al Dr. Plácido Rodríguez Rivero. Fue miembro de su Junta Directiva como tesorero, de 1952 a 1954, vicepresidente de 1956 a 1958 y su presidente, de 1958 a 1960. Desde la gestación del Hospital Privado Centro Médico de Caracas, Conde Jahn estuvo muy activo hasta el punto que fue el primer presidente de su Junta Directiva.
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Conde Jahn tuvo cinco hijos: Françoise, quien nació en Francia, hijo de una francesa y vino Venezuela para seguir la carrera de su padre. Luego de su enlace con Graciela Machado nacieron Marisabel, Graciela Emilia, María Margarita (Malalita) y Emilio. Los dos varones murieron.
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Malalita Conde de Domínguez recuerda que su padre fue un hombre muy espiritual y creyente. Su filosofía era la comprensión del otro, “él decía, que había que comprender al paciente y para eso había que hablar con él; no sólo indagar. Si el paciente tenía un dolor de oídos no sólo se ocupaba del dolor sino lo que la dolencia representaba para esa persona desde el punto de vista psicológico”. Refiere que era sumamente disciplinado y organizado. Decía que sólo la disciplina conduce al éxito en la vida. Era el ser más estricto en el hospital. Su fe le hacía estar muy pendiente de la Capilla. Él era quien llevaba al Padre Lozano a ofrecer la misa todos los domingos, donde estaba presente toda la familia. Su generosidad con el Centro Médico de Caracas no tenía límites. De un viaje a Grecia, trajo tres esquejes de unos árboles, debajo de los cuales Hipócrates dictaba clases de Medicina a sus discípulos. Sembró dos en el Centro Médico y uno en la Academia de la Medicina. Hoy estos árboles lucen frondosos en los jardines del Centro Asistencial y con la ayuda de su padre, Emilio Conde Flores llevó a las monjas para que trabajaran en Enfermería. La anécdota que más recuerda Malalita la revela con sumo orgullo: “Mi papá le hacía honor al nombre de Francisco: amor a los animales y a los perros. Al hospital llegó un señor alemán que se estaba muriendo. Arribó la ambulancia y detrás de ella, una perra. El señor entró a Cirugía y murió. La perra se quedó, justo a la entrada del CM esperando que saliera su amo. Mi papá le llevaba comida todos los días. El consultorio más grande era el de mi padre, cerca de la puerta. Cuando le dijeron que el señor había muerto, se llevó la perra a su casa. Y le puso Lucy. Esa perra lo cuidó hasta que él murió”.
Fermín Díaz Fermín Díaz nació el 20 de junio de 1895, en Maiquetía y desde que tuvo 5 años, su familia se trasladó a Caracas. Terminaba el segundo año de medicina cuando clausuraron la Universidad y se vio obligado a viajar a Europa; específicamente a la ciudad de Pisa, Italia, en 1914, habiendo coronado sus estudios el 5 de julio de 1918. Luego fue a Roma y se incorporó a un grupo de médicos residentes del 51
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Hospital San Giacomo, oportunidad que se les presentaba a los jóvenes médicos extranjeros porque los nativos estaban en la guerra. Posteriormente fue asistente del célebre profesor Bastianelli, en el Policlínico de Roma, considerado como el primer cirujano de Italia y uno de los mejores de Europa, con quien estuvo dos años para posteriormente pasar a Alemania y radicarse en Berlín. Antes de regresar a su país, estuvo en París donde tomó un curso de Técnica Quirúrgica. Vino a Venezuela donde revalidó en el año 1921. A comienzos del año 1922, comenzó a trabajar en calidad de ayudante al lado del cirujano más afamado de la época, el Maestro Dr. Salvador Córdoba, pionero del adelanto quirúrgico del país. En 1935 creó la clínica que llevó su nombre junto a los doctores Luis Felipe Rivero, R. Campo Moreno, Pedro Guzmán y J. Graterol Monserrate. Fue muy reconocida en el ámbito nacional y en ella se realizaban más de 30 intervenciones quirúrgicas mayores al mes. En los últimos meses de 1947 el grupo de médicos, al que se agregó Rolando Curiel pasó a ocupar el Consultorio 100 del moderno Centro Médico de Caracas, en el que estuvo hasta el fin de sus días. El Dr. J. Graterol Monserrate, en unas palabras pronunciadas a un mes de su muerte, en un homenaje que le hiciera la Sociedad Venezolana de CiFermín Díaz rugía lo recordaba trabajando siempre “…con creciente entusiasmo, igual competencia e insuperable precisión en sus ideas, siendo hasta los últimos momentos de su vida incomparable ejemplo de vocación y fuente inagotable de enseñanza y luz”. Graterol Monserrate refiere en esta ocasión, las palabras de R. Campo Moreno, el 8 de julio en la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas “Considerado por muchos como el mejor cirujano de la época, el currículo del Dr. Fermín Díaz no hay que buscarlo solamente en las revistas científicas, en reuniones de sociedades médicas ni en academias, sino más bien, en los millares de seres humanos que dentro y fuera del territorio nacional curó o alivió merced al consorcio de una mente de preciso y claro criterio y de la maravillosa destreza de sus manos”. 52
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J. A. O’Daly tiene unas palabras para el recuerdo de Fermín Díaz: “A la par de Pedro Antonio estaba la actividad quirúrgica de Fermín Díaz, cirujano eminente, hombre activo, nervioso y dinámico; médico también de gran clientela. Fue una persona en extremo interesante. Gran médico y gran místico, de profundos conocimientos en la ciencia del diagnóstico y también en otras ciencias llamadas ‘no oficiales’, cuya temática no cartesiana, sino de base más bien metafísica, le dieron la categoría de gran conocedor en los medios enterados de estas cuestiones”. Su hijo Manuel, ingeniero; el menor de tres hermanos, lo recuerda como un ser amable, simpático y muy familiar. Buen deportista, amante del beisbol y la equitación que compartía con su menor hijo. Ante el idealismo de Fermín Díaz, Manuel sostiene “Yo no diría que era místico, era muy espiritual y pertenecía a la Orden Rosacruz, cuyo capítulo en Venezuela fue fundado por su esposa y mi madre, Yolanda Díaz Calcaño y José Antonio Calcaño, principalmente”. Joel Valencia Parparcén, eminente médico y quien dejara una huella imborrable en el Centro Médico de Caracas al relatar la conformación de su primera Junta Directiva se refería a Díaz como “…Se unieron tres clínicas; además de la Córdoba, la de González Lugo y la de un hombre singular y de corazón bondadoso como fue Fermín Díaz”.
Julián Morales Rocha Nació en Valencia, el 9 de septiembre de 1914, hijo de Timoteo Morales Rocha y Laura Rosa Pérez. Se graduó de doctor en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela en 1940. En diversos hospitales de Estados Unidos, Francia, Suecia y Brasil realizó residencias y cursos relacionados con la Cirugía Cardiovascular. Trabajó en el Hospital Vargas, en la Maternidad Concepción Palacios, en el Seguro Social, en la Cruz Roja Venezolana, y en los Hospitales Militar y Naval, donde por riguroso ascenso llegó al grado de Coronel (asimilado). Se desempeñó como profesor contratado de la UCV y Director del Instituto de Cirugía Experimental. Fundador del Servicio de Cirugía
Julián Morales Rocha
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Cardiovascular en el Hospital de las Fuerzas Armadas. Realizó el primer trasplante de corazón en Venezuela en 1968. Julián Morales Rocha se casó con Gioconda Stopello, quien cursó estudios de Medicina en la Universidad Central de Venezuela entre 1939 y 1944, de donde egresó como Doctor en Ciencias Médicas, especializada en Oftalmología, con quien tuvo dos hijos: Julián y Jorge, quienes siguieron el camino de sus padres. Ejerció la docencia con pasión. Fue profesor agregado en Investigaciones en la Cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central de Venezuela desde 1957 y director del Instituto de Cirugía Experimental de la misma casa de estudios. Fundador del Servicio de Cirugía Cardiovascular del Hogar Clínica Nuestra Señora de la Guadalupe de los Hermanos de San Juan de Dios, del Primer Servicio de Riñón Artificial y Diálisis que se instaló en América, en el Hospital Militar y Naval Antonio José de Sucre. Director fundador de la Revista Sanidad Militar en el año 1944. Además de recibir múltiples condecoraciones, Morales Rocha participó en muchas sociedades científicas nacionales e internacionales. Se destacan el Colegio de Médicos del Distrito Federal, la Sociedad Venezolana de Cirugía, la Sociedad Venezolana de Angiología, la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas y la Sociedad Médica del Hospital Carlos J. Bello de la Cruz Roja Venezolana. También formó parte de la Sociedad Jorge Morales Stopello Venezolana de Urología, Gastroenterología, Cardiología y Morfología. Fellow del American College of Surgeons, del International College of Surgeons, del International Society of Cardiovascular Surgery y de la American Asociation of Mititares Surgeons, entre otros. En 1964 fue elegido para ocupar el Puesto N° 4 de Miembro Correspondiente Nacional de la Academia de Medicina, en el que sucedió al Dr. Julio Calcaño y fue electo Individuo de Número Sillón XXXII en 1972, en el que reemplazó al Dr. Jesús Rhode y presentó en esa oportunidad el trabajo “Marcapaso cardíaco en la enfermedad de Chagas”. Murió en 1995, ejerciendo en el hospital que vio nacer: el Centro Médico de Caracas. 54
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Esteban Garriga Michelena, a quien le correspondió decir unas palabras en nombre de la Academia Nacional de la Medicina, en ocasión del fallecimiento de Morales Rocha expresaba: “… No es suficiente una inteligencia innata, ni una excelente preparación como la que él obtuvo, es imprescindible tener un punto de apoyo firme, un abrevadero, un refugio donde restañar las heridas y recobrar el entusiasmo, la confianza y la fe, tener un hogar, una esposa y unos hijos solidarios, comprensivos, para aprobar y apoyar esfuerzos no remunerados, sufrir comentarios egoístas de los competidores, adversidades y frustraciones de muchos días y de muchos años para lograr el éxito merecido y distante”. Su hijo, Jorge Morales Stopello, oftalmólogo recordó que la vida de su familia ha girado en torno al Centro Médico de Caracas. La casa donde vivía se compró cuando adquirieron los terrenos del Centro Médico para vivir cerca de la clínica. Morales Rocha entró como promotor y su esposa, Gioconda como fundadora. Sus hijos crecieron en el ambiente silencioso del hospital y eso los ha hecho ser personas de tonos muy moderados. Julián Morales Rocha inculcó a sus hijos el amor por la Medicina y, en razón de ello puede decirse que creó la “Dinastía Morales”. Jorge tuvo dos hijas: Mariana y Sabina que son oftalmólogas y trabajan en el Centro Médico de Caracas y Julián tuvo otra primogénita, Adriana quien eligió también la oftalmología y está estudiando un postgrado fuera del país.
Andrés Gutiérrez Solis Nació en Güiria, Estado Sucre, el 4 de febrero de 1899 y murió en 1952. Fue un insigne académico, excelente traumatólogo y publicó varios trabajos sobre “Un caso de reumatismo articular agudo”, en 1918; “Tratamiento operatorio de las fracturas diafisarias e irreductibles del antebrazo”, en 1937; “Artródesis de la cadera en la Poliomielitis”, en 1951; “Ostegénesis imperfecta tardía”, en 1938 y un trabajo estadístico sobre 157 intervenciones quirúrgicas ortopédicas, practicadas en el Hospital Vargas. Es uno de los promotores-fundadores
Andrés Gutiérrez Solis
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del Centro Médico de Caracas, quien con su capacidad de observación y su meticulosidad experimentada ofreció grandes aportes a la institución. O´Daly, en ocasión del 15° Aniversario del Centro Médico de Caracas, recordó a Gutiérrez Solis así: “De carácter más reservado, pero con una seriedad y honestidad cónsona con su alta jerarquía científica y humana, hizo el bien hasta donde pudo, ayudándonos eficazmente durante la primera envestida del medio”.
Leopoldo López Ortega Al igual que su hermano, Rafael Ernesto, razones políticas y familiares lo obligaron a pasar 20 años en el exilio. Por los años 1917 y 1918, la familia era perseguida. Su hermano Eudoro había caído preso y a su hermano Víctor le avisan que los encarcelarán. “Ellos saltan de su casa al patio de la vivienda de al lado, que era del Dr. Gonzalo Barrios y por ahí se escapan a caballo y en burro y llegan hasta Ciudad Bolívar donde toman otro nombre. Una señora que había perdido sus dos hijos durante la dictadura, les ofrece la personalidad de los dos hijos y se montan en un barco que los lleva a Trinidad”. Leopoldo López Ortega salió del país con el nombre de Luis Ignes, con el cual se inscribe en la Universidad de Columbia. A la hora de graduarse, le hace ver a la universidad su verdadera identidad y logra el cambio, dándole su diploma. Se graduó en esa casa de estudios, en 1933 y luego hizo su internado en Monnouth, uno de los hospitales pertenecientes a la red del Memorial Hospital. Leopoldo López Ortega
Después de hacer su internado en el año 1935, realiza su especialización en Urología en el Mont Sinai Hospital. Inicialmente llega a Venezuela luego de la muerte del dictador y de la muerte de su padre Eudoro, a quien le permitieron viajar a Venezuela el último año de su vida. 56
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La identificación de Leopoldo López Ortega con el Centro Médico de Caracas era total. Al igual que otros colegas, edifica su hogar en San Bernardino para estar muy cerca del centro asistencial. Además, por ser la primera urbanización desarrollada por arquitectos urbanistas formados en Estados Unidos. San Bernardino era una hacienda que pertenecía a la familia Vollmer, la cual contrata a gente como los hermanos Carbonell, Tomás Sanabria y otros profesionales muy calificados. Comenta su hijo, Leopoldo López Gil, que a la muerte de su padre se vendió el terreno y la casa donde vivían. “Recién terminada la construcción del CMC íbamos mucho al hospital, no por enfermedades sino porque los domingos se celebraba la misa en la capilla del CMC, que quedaba a pocos metros de la casa. Cuando no, se iba a la iglesia de San José, la que nos correspondía con el padre Juan Francisco Hernández, luego Monseñor Hernández”.
Maestros ejemplares Hombres y mujeres han pasado por el Centro Médico de Caracas. Todos, han comulgado con sus valores, costumbres y principios, han hecho de la mística y el profesionalismo una forma de vida, gente que pasó la mayor parte de su vida profesional en este centro asistencial y pusieron su empeño por cumplir con los designios de Hipócrates, al sanar a los enfermos y salvar vidas.
Gustavo Stolk Mendoza Aun cuando Gustavo Stolk Mendoza no aparece entre los fundadores-promotores, tiene los mismos méritos de quienes sí están en el cuadro de honor. Fue un hombre que ayudó piedra a piedra para que el Centro Médico de Caracas fuese una realidad. Además, con sus casi 96 años es dueño de una alegría y agradecimiento a la vida, al hogar que pudo construir con Gisela Toro Montbrun, de cuya unión nacieron dos hijos, Gustavo y Alfredo y de su otra familia que edificó con colegas y pacientes del Centro Médico de Caracas. Stolk nació en 1916 y estudió Medicina en la Universidad Central de Venezuela entre los años 1934 y 1940, de donde egresó con el título de Doctor en Ciencias Médicas. 57
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Ejerció hasta 1942, como médico general en la Clínica Luis Razetti y en la Policlínica Santiago de León, en su sede inicial de Romualda a Manduca, en el Centro de Caracas. A esta última, él la ayudó a fundar a fines de 1941. Al mismo tiempo ejerció el cargo de médico adjunto y de médico forense en el Servicio de Asistencia Pública Municipal. Con una beca de la Oficina Sanitaria Panamericana pudo realizar un postgrado en Gastroenterología en Harvard University, en Boston, Massachusetts; en la Mayo Foundation, en Rochester, Minnesota; en Pennsylvania University, en Philadelphia, Pennsylvania y en Temple University, en esa misma ciudad. Durante ese período fue médico adjunto “ad honorem” en los Servicios de Gastroenterología y Endoscopia del Massachusetts General Hospital de Boston y en el Graduate Hospital de Philadelphia. Desde que regresó definitivamente a Caracas, Gustavo Stolk ejerció en la clínica De Bellard, ubicada detrás del Panteón Nacional. Luego en el Gustavo Stolk Mendoza edificio Valencia, que fue demolido y sustituido por la Torre Vollmer y, desde el mismo 28 de septiembre de 1947 hasta el año 1997, estuvo en el Centro Médico de Caracas. En el ámbito público ejerció en el Seguro Social desde su creación hasta el año 1949 y formó parte del Consejo Directivo del Hospital Universitario de Caracas, también desde su inauguración hasta mediados de 1958, donde contribuyó con la creación del Servicio de Gastroenterología. Tuvo una actividad gremial muy fructífera, dado que fue fundador y miembro de la Sociedad Venezolana de Gastroenterología y de la Bockus International Society of Gastroenterology, con sede en Philadelphia. Con una gracia sin igual y la mente fresca, bajo el cuidado amoroso de su hijo Gustavo y de su sobrina, Gloria Stolk, cuenta que para entrar al Centro Médico de Caracas debía tener diez acciones, que costaban mil bolívares cada una. “Era dinero; ahora, una soquetada y con el poquito dinero que me quedaba, las compré. Al día siguiente de la inauguración, tuve mi primer paciente y así he pasado toda mi vida, desde muy temprano hasta la noche. Mi consultorio era el N° 5. Fueron 50 años que pasé allí; ahora, voy para que me atiendan a mí. Me siento como en mi casa, voy contento 58
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caminando por los amplios pasillos y saludando a todos los médicos que pasan por mi lado, se quedan mirándome… muchos, no saben quién soy”
Gioconda Stopello de Morales Esta gran profesional ocupa un sitial de honor entre los médicos fundadores del Centro Médico de Caracas, dado que fue la primera mujer que ejerció la Oftalmología en Venezuela. Nació en abril de 1920, hija de Sabino Stopello y Ana Passalacqua de Stopello. Luego de graduarse en la Universidad Central de Venezuela, realizó el Curso de Residente en el Servicio de Oftalmología del Hospital Carlos J. Bello de la Cruz Roja de Caracas. Posteriormente trabajó en el Hospital Vargas, en el Servicio de Oftalmología del Presbiterian Hospital de Nueva York y en el Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, donde realizó un curso de Electrorretinografía, así como otros cursos en Barcelona, España.
Gioconda Stopello de Morales
Su actividad docente fue prolongada. Se desempeñó como profesora de Oftalmología en la Escuela de Enfermeras Francisco Risquez; Puericultura, en el Colegio América; Oftalmología Pediátrica de Educación Continuada en el Instituto Nacional de Investigaciones Oftalmológicas y en el Curso de Ciencias Básicas Oftalmológicas “Jesús Rhode”, coordinó cerca de 20 cursos. Fue interna permanente de la Maternidad Concepción Palacios, entre 1942 y 1944, médico rural en El Hatillo y Baruta, durante los años 1944 y 1945. Gioconda Stopello de Morales fue especialista en Oftalmología desde 1947 hasta poco antes de su muerte. Perteneció a la Sociedad de Oftalmología como fundadora e integrante de las juntas directivas. También ejerció el gremialismo en la Sociedad Francesa de Oftalmología, en el Instituto Nacional de Investigaciones Oftalmológicas, en la Sociedad Panamericana de Oftalmología, en la American Contemporary Ophthalmology, en el Colegio de Médicos del Distrito Federal, en la Sociedad Médica de la Cruz Roja y del Centro Médico de Caracas, entre muchas otras instituciones similares.³ 59
Honor a fundadores y maestros
Francisco Baquero González Nació en 1916 y en el año 1941 se graduó de Médico Cirujano. Hombre múltiple: pintor, expositor, escultor, cineasta, fotógrafo, deportista, viajero incansable. Además, elegante vanguardista con una especial predilección por la cirugía renal. Junto a otros brillantes urólogos, conformó el Servicio y Cátedra de Urología en el Hospital Vargas y, en 1956 hizo lo mismo en la Universidad Central de Venezuela. En la década del 50, junto a Jesús Regetti impulsó la Cirugía Renal, entre las que destacaban la Pieloplastia, la Calicoanastomosis y las cirugías para litiasis renales. Comenzó su Francisco Baquero González carrera profesional en la clínica González Lugo, propiedad de su tío, Virgilio González Lugo, creando y dirigiendo el servicio de Asistencia Médica Nocturna. También trabajó en el Hospital Vargas, en la Maternidad Concepción Palacios, en el Puesto de Emergencia Cruz Roja Venezolana y en dispensarios de Venereología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Fue un apasionado en la realización de películas científicas, llegando a producir 21. Fue Presidente de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas durante 19 años consecutivos. Fue prolijo en la publicación de trabajos científicos sobre diversas áreas de la Urología. Durante los años 1955 y 1956 fue presidente de la Sociedad Venezolana de Urología. En mayo de 1974, en la Revista “Centro Médico”, edición N° 48, Volumen XIII le correspondió a Harry Acquatella escribir el artículo “Francisco Baquero González In Memoriam”, en el que se refería al fallecimiento de este gran hombre, promotor del Centro Médico de Caracas, ocurrida el 6 de febrero.
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“No sólo lo recordamos como un maestro en su arte urológico, por su meticulosidad exploratoria, por su seguridad, delicadeza y enorme capacidad quirúrgica que le imprimía a sus acciones un sello inconfundible de amplia experiencia previa de cirujano general; sino aún más, por aquellas cualidades que se agigantan después de la muerte como fueron su calor humano y su extraordinaria fineza como persona”.
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Decía Acquatella que sus actividades frente a la Sociedad Médica del Centro Médico dejaron tras de sí un cúmulo prolífico de actividades científicas, culturales, sociales y organizativas de agrupación médica por las cuales le estarían en permanente deuda. Luego de mencionar algunas estadísticas que confirmaban su percepción comentaba: “Pensaba que una Sociedad de actitud positiva, atenta y estimuladora del mejoramiento técnico hospitalario, del desarrollo de nuevas áreas de acción, dispuesta a oír las sugerencias de los colegas del cuerpo médico era el mejor apoyo que podía ofrecer a la Junta Directiva de nuestra institución para lograr el fin por todos deseado, cual era una óptima atención para nuestros pacientes”. Concluía expresando: “Francisco Baquero, en son de broma te llamaban Presidente Vitalicio. Tuviste razón. Continuarás siéndolo en el corazón nuestro”. Su sobrino, Gustavo Baquero Aristegüieta lo recuerda así: “Mi tío Cheché era un ser espectacular. Hacía unas esculturas impresionantes de las técnicas quirúrgicas. No sé qué se hicieron sus moldes, podrían estar en la Sociedad de Urología. Era un cirujano minucioso pero recuerdo poco de él porque murió muy joven, solo tenía 52 años”.
Oscar Agüero Un obstetra de alto reconocimiento, considerado uno de los precursores de la Obstetricia en el país. La Sala de Partos del Centro Médico de Caracas lleva su nombre como uno de los tantos reconocimientos que se le hicieran en vida por haber dado empuje a ese departamento en el Centro Médico de Caracas. El 12 de agosto, fecha del natalicio de Agüero ha sido escogido por la Sociedad de Obstetricia y Ginecología como el Día del GinecoObstetra en Venezuela, con el propósito de honrar al insigne maestro. Oscar Agüero
Precedido por obstetras de altísima categoría como Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, Herman Hedderich, Hermógenes Rivero, Roberto Baptista, Justiniano Graterol y Francisco Brandt Pacheco, formó el departamento de Gineco-obstetricia en el CMC, que ha sido un semillero de nuevas generaciones de 61
Honor a fundadores y maestros
profesionales que no sólo trabajan en esa institución sino en muchas otras del país, como menciona la revista Pulso Médico 60 Aniversario.
Armando Márquez Reverón Además de su pasión por la Medicina y de su tenacidad y constante renovación, Armando Márquez Reverón fue un cirujano dedicado en cuerpo y alma al Centro Médico de Caracas. Tenía una enorme capacidad de trabajo, según
Armando Márquez Reverón
comentan quienes le conocieron. En una época trabajaba desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde en el Hospital Universitario de Caracas y luego iba a su consulta en el Centro Médico de Caracas, que se extendía hasta las 11 ó 12 de la noche. Pasaba revista a sus pacientes y posteriormente, iba a su casa, según comentaba su esposa, Helena Arismendi Melcher de Márquez Reverón, a la revista Pulso Médico.
“El doctor Márquez Reverón es la representación de un ideal de ser humano cuyo recuerdo será imposible de borrar en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de disfrutarlo como esposo, padre, abuelo, familiar, médico, amigo, compañero de trabajo, discípulo y profesor, relaciones éstas que cultivó una a una con el mismo afecto, dedicación y compromiso”. 4 Leopoldo Larrazábal Eduardo fue uno de sus mejores amigos desde el año 1956 hasta el momento de su partida: “Armando Márquez Reverón fue el mejor cirujano general que ha tenido Venezuela. Revolucionó la medicina oncológica y la cirugía oncológica. El rector de la Universidad Central de Venezuela, UCV, Antonio París fue su discípulo. Las dos operaciones importantes que me hicieron en la vida las hizo él y nuestra amistad fue tan grande que mi hijo Armando se llama así por él. Todos los martes iba a cenar a su casa y sus hijos decían que yo debía ir todos los días a comer porque ese día era el que comían mejor. 5
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Roberto Lucca Escobar “Alguien muy especial dentro del desarrollo moderno de muchas ramas de la Medicina es el inolvidable Roberto Lucca Escobar pues no sólo fue pionero e impulsor de la Anestesiología, sino que por sus múltiples reconocimientos e inquietudes de la fisiopatología del post operatorio fue creador, en nuestro hospital, de la Medicina Crítica con los nuevos respiradores, la terapia respiratoria, el uso de los catéteres de Swan-Ganz para medir las presiones cardiopulmonares, las líneas arteriales, la medición de gases sanguíneos y tantas otras técnicas que haría interminable esta lista. Nuestra Unidad de Cuidados Intensivos del Adulto lleva su nombre y fue fundada el 6 de marzo de 1972 por el propio doctor Lucca con la asistencia de los doctores Héctor Padula Falci y Eduardo Rivero”. 6
Roberto Lucca Escobar
Joel Valencia Parparcén “Es innegable que la semilla de la Gastroenterología en Venezuela fue sembrada por el Dr. Joel Valencia Parparcén, quien nació el 23 de noviembre de 1913 en Porlamar (Edo. Nueva Esparta) y muere en Madrid, España, el 27 de diciembre de 1985. Investigador acucioso, ordenado y disciplinado, contribuyó notoriamente a la formación en la disciplina gastroenterológica de muchos de nuestros más aventajados especialistas. Este médico venezolano, autentica antorcha de la gastroenterología nacional, aportó los lineamientos iniciales en la organización y funcionamiento de varios servicios de gastroenterología en el país”. 7 Joel Valencia Parparcén
Por reunir todos los méritos posibles y dar lo mejor de sí al Centro Médico de Caracas, el auditorio de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas muestra con orgullo el nombre de Joel Valencia Parparcén. 63
Honor a fundadores y maestros
Luis Navarro Tal como lo recoge la revista Pulso Médico, en su edición 60° Aniversario, puede decirse que la Neonatología en Venezuela se inició a partir de la constitución de la Unidad de Neonatología del Centro Médico de Caracas, fundada por el Dr. Luis Navarro. Allí se comenzaron y, de acuerdo a los avances tecnológicos, se han ido transformando en el tiempo todas las técnicas para tratar a los recién nacidos con diversas patologías y a los prematuros para ayudarlos a alcanzar su desarrollo. En esta unidad se imparte docencia a pasantes pediatras provenientes de centros hospitalarios y aún continúa liderando la Neonatología nacional.
Alberto José Guinand Baldó Médico cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela en 1956 con postgrados en Cardiología y Nefrología en Harvard School of Medicine y en Administración de Hospitales y Salud, del Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA. Ejerció la docencia en la cátedra de Clínica Cardiológica en la UCV y fue miembro del Consejo de Facultad de la Facultad de Medicina. Fundador-director del Centro Médico Docente La Trinidad y especialista en Cardiología y Nefrología en el Centro Médico de Caracas, donde fue también presidente de la Sociedad Médica. En una carta publicada en la revista Pulso Médico 60° Aniversario, en noviembre de 2007, su hijo, Carlos Henrique le decía: “Durante mucho tiempo ejerciste la Medicina con gran dedicación, ética y profesionalismo en tu especialidad de Cardiología y Nefrología, al Alberto José Guinand Baldó punto de que todavía hoy hay muchos pacientes que te recuerdan con gran cariño y añoran tu atención, porque no sólo eran tus conocimientos cardiológicos o nefrológicos, sino que sentías su condición de enfermos y los tratabas con gran cariño y abnegación”.
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Alfonso Jacir Salame Alfonso Jacir fue de esos médicos que vivió para crear, ser docente y curar a las personas. Su vida fecunda transcurrió entre diferentes servicios, escuelas y pupitres de la Universidad Central de Venezuela y en el consultorio 279 del Centro Médico de Caracas, que hoy le rinde homenaje a uno de sus más ilustres maestros. Se graduó como médico cirujano en la Escuela Vargas de la Universidad Central de Venezuela, en 1953. Allí también cursó su postgrado en Cardiología y Medicina Interna. Se desempeñó como Jefe de la Cátedra de Farmacología de la Escuela Luis Razetti y fue el fundador de la cátedra de Toxicología de la Escuela de Bionálisis de la Facultad de Medicina. Jefe de los servicios de Geriatría en el Hospital Risquez, en el Hospital Vargas y en el Psiquiátrico de Lídice. Alfonso Jacir Salame
Su obra fue prolija, especialmente, en el área de la Geriatría. Tuvo gran sensibilidad por el cuidado y atención de las personas mayores y de sus amigos. Ejemplo de ello fue su gran amistad con el doctor Andrés Gerardi, con quien compartió investigaciones y quehaceres científicos. Jacir lo acompañó como su médico de cabecera hasta su lecho de muerte.
Hoy no está Alfonso Jacir. Dejó de existir el 6 de septiembre de 2012. Su familia lo extrañará, sus colegas lo recordarán pero sus pacientes, ya entrados en años, lo tendrán en su recuerdo por todo aquello que les dio y les hizo sentir: que eran seres valiosos y que la experiencia combinada con el amor los hacía superiores.
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Honor a fundadores y maestros
Francisco Montbrún
Francisco Montbrún
Ingresó a la Universidad a estudiar Medicina en 1930. Obtuvo el título de Doctor en Ciencias Médicas mediante un examen integral en el que obtuvo 20 puntos. Durante su postgrado, se desempeñó como cirujano residente del Hospital Vargas. Hizo un postgrado en cirugía de tipo crónico por su propia cuenta en el Hospital Obrero de Caracas y en el Hospital Bolivariano de Caracas. Entre 1940 y 1943 se formó en el área de Ginecología, haciendo pasantías en la Clínica del profesor Beclere y en el Hospital Broca, ambos en París; en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires y en el Hospital P. Rawson. Realizó estudios en las especialidades de Anatomía y Cirugía Experimental, así como un curso de especialización en Neuroanatomía y al regresar a Venezuela fundó la sección de Neuroanatomía en la Cátedra de Anatomía de la UCV.
Fue director del Instituto Anatómico de la UCV durante 17 años (19431958), jefe de la Cátedra de Anatomía y del Departamento de Ciencias Morfológicas. Introdujo métodos de conservación de cadáveres y de disección, y fue pionero en la utilización de las tecnologías audiovisuales. Fue un autor prolijo en temas médicos. Dentro de la Universidad Central de Venezuela desempeñó diversos cargos de Comisiones Especiales del Consejo Universitario, Consejo de la Facultad de Medicina y Consejo de la Escuela de Medicina “José María Vargas”, siendo un asiduo colaborador de las autoridades y ejerciendo posiciones directivas y administrativas de importancia. Perteneció al grupo de galenos que promocionó la fundación del Colegio de Médicos del Distrito Federal. En 1944 participó en la fundación de la Sociedad Venezolana de Cirugía, de la cual fue miembro honorario así como también en la génesis de la Federación Médica Venezolana. En 1947 formó parte en la fundación del Centro Médico de Caracas, donde ejerció
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por cuarenta y siete años su especialidad, la cirugía general y la cirugía ginecológica. En la década del 50 actuó como socio fundador de la Federación Latinoamericana de Cirugía, de la cual fue presidente.
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En la Academia Nacional de Medicina fue elegido Miembro Correspondiente Nacional, Puesto N° 6 en 1987 y en 1994 fue seleccionado individuo de número, sillón N° 38. La Escuela de Medicina José María Vargas bautizó su Auditorio con el nombre de “Dr. Francisco Montbrún” el 30 de noviembre de 2001. También en su homenaje, la Cátedra de Anatomía Normal, le realizó un film de la clase magistral presentada como clase inaugural en cada período académico con excepcional descripción y claridad de los estudios médicos desde sus más remotos inicios. Dejo de existir el 15 de mayo de 2007. El doctor Oscar Colina Cedeño, cirujano oncólogo del Centro Médico de Caracas resumía en la Revista Pulso Médico, de julio-agosto de 2007. “Durante esos años recibimos del Maestro valiosa y abundante enseñanza quirúrgica, complemento de lo que habíamos recibido de él en su cátedra universitaria. Además, a diario nos daba lecciones de ética y moral médica, humanidades, cultura general y, con sus actuaciones junto al paciente nos transmitió su gran amor al prójimo. Todo esto amenizado por interesantes anécdotas y por su fino sentido del humor”. Otros eminentes profesionales de la Medicina están presentes en diferentes capítulos de este libro. Nuestro propósito es que sus nombres, su obra y su legado no se olviden y sean reconocidos, admirados y respetados por esta y las generaciones por venir.
Referencias 1.
Revista Centro Médico. Volumen 42. N° 2. Ricardo Baquero González, cirujano de alma, vida y corazón. Gustavo Baquero Aristegüieta. P. 78
2.
Revista Centro Médico. Volumen XXII. N° 74. IV Jornadas Científicas del Centro Médico de Caracas. Palabras del Dr. Luis Arturo Ayala. Enero 1983. P. 14
3.
Revista Clínica Médica HCC. Historia de la Medicina/Grandes Médicos de Venezuela. Biografías Médicas. Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry. P. 140.
4.
Revista Pulso Médico. Un ideal de ser humano. Año 1. Edición 2. Pág. 16.
5.
Ídem. Pág. 18.
6.
Revista Pulso Médico. Edición 60° Aniversario. Pioneros y Maestros. Pág. 16.
7.
Joel Valencia Parparcén. http://www.cazuga.com/Archivos%20pdf/50Final.pdf [s.n]
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Capítulo 3
Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas: una labor virtuosa
L
a Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas nació el 12 de julio de 1950, al aprobarse por unanimidad en Asamblea sus primeros estatutos. La primera Junta Directiva estuvo constituida por los doctores José Alberto Carbonell, Rafael Andrade Niño, Temístocles Martínez, Roberto Lucca y Henrique Hederich. Entre sus objetivos figuraba propugnar el desarrollo científico de la institución, así como velar y mantener la ética profesional, auspiciar la investigación, la cultura y la docencia y su propagación. Además, asesorar a la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas. Los postulados centrales de esta institución se mantienen vigentes, aun cuando sus estatutos han sufrido algunas modificaciones. Una de las transformaciones se produjo en el período 1973-1974 bajo la presidencia de Harry Acquatella, quien en su informe anual resaltaba la amplia consulta que se había efectuado entre todos los médicos para que hiciesen sus observaciones. La modificación fue aprobada junto con el Reglamento de Elecciones y el Reglamento de reuniones, lo que significó una “puesta al día” de la estructura de la Sociedad.¹ Con gran orgullo, los miembros de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas muestran a quienes han dirigido esta institución.
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Sociedad Médica del CMC: una labor virtuosa
1950 1951 1952 1954 1955 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2004 2006 2008 2010 2012
José Antonio Carbonell Rafael Ernesto López Eduardo Quintero Jesús Miralles Francisco Baquero González Harry Acquatella Otto Rodríguez Israel Montes de Oca Luis Arturo Ayala Oscar Agüero Manuel Guzmán Blanco Gustavo Baquero Aristegüieta Rubén Jaén Centeno Armando Márquez Reverón Rene Weffer Francisco Javier Márquez Harry Acquatella Carlos Torrealba Francisco Dona Vicente Lecuna Eduardo Morales Stopello Milton Mendoza Leonardo Borregales Alfonso Guzmán Fernando Godayol Disario
Su norte siempre ha sido colaborar con la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas, a fin de tener el mejor centro de salud privado del país, no sólo por su recurso humano, sino por su continua renovación tecnológica y científica. Con su estructura clásica de la época del 47, este hospital cuenta con los más modernos recursos en sus distintas especialidades, que de una u otra forma hacen de él una referencia nacional para resolver casos clínicos y quirúrgicos complejos.
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Oscar Agüero, al pronunciar su discurso en el acto central del quincuagésimo aniversario del hospital privado Centro Médico de Caracas, publicado en la revista Centro Médico, Volumen 43, N°1, de mayo de 1998, recordaba que por iniciativa del Dr. Leopoldo López se creó la Fundación Centro Médico de Caracas, la cual contribuyó al funcionamiento del Colegio Universitario de Enfermeras, de la biblioteca “Francisco Baquero González”, a la realización de las Jornadas Científicas de la Sociedad Médica y de otras actividades y proyectos. Al asumir la presidencia, Gustavo Baquero Aristegüieta en 1984 expresaba un profundo sentido institucionalista hacia el hospital al que le unían vínculos profesionales, afectivos y familiares. “En palabras dichas por una persona que, de una forma desinteresada, ha tenido deseos y efectividad en ayudar a la orientación planificadora del Centro Médico, el arquitecto Tomás Sanabria, decía que el Centro Médico no tiene que crecer. Señalaba que la institución debía desarrollarse, lo que para mí es una gran verdad. No hacemos nada pensando en la creación de torres de consultorios y edificios, si lo que tenemos es mejorable”. Baquero hacía algunas sugerencias en el plano funcional y organizativo que les permitiera evolucionar y emprender el reto hacia el futuro para preservar al hospital en la calidad acostumbrada “…Esto no es trabajo de una directiva, o de un comité sino de todos y cada uno de nosotros”. 2 “Ingresé en la Sociedad Médica en el período del Dr. Oscar Agüero, en 1980 y continué trabajando con el Dr. Manuel Guzmán Blanco el ámbito académico. Entonces, tuvimos el privilegio de traer en un año, 45 profesores extranjeros al Centro Médico de Caracas y en dos años se dictaron 75 charlas. En este período se comenzaron los postgrados, aupados por la SM y se inició la Escuela de Enfermería, apoyados por la Junta Directiva del Centro Médico, presidida por el Dr. Juan Godayol Rovira. Se comenzaron los postgrados de Terapia Intensiva, Imagenología y Cardiología Invasiva, dictados en los diferentes departamentos y relacionados con la Sociedad Médica”. En el editorial de la Revista Centro Médico, correspondiente a enero de 1987, Francisco Javier Márquez apuntaba que la Sociedad Médica, apoyada en las funciones de la compañía, había desarrollado una serie de actividades. “Si los pioneros de la 71
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institución se asociaron para mantener y mejorar el nivel científico y técnico de sus miembros, también lo hicieron con el fin de cumplir con un mandato hipocrático: ser docentes”. 3 Para entonces, este anestesiólogo comprometido con su institución mencionaba sus principales logros: • El CMC es la única institución asistencial que se presenta como una opción laboral y docente para los médicos en período de formación. • La compañía, haciendo uso de sus recursos ha abierto las puertas a la inquietud • • • • • • • • • • • • • •
de otros miembros de la comunidad, a todos los niveles del personal. Cursos de capacitación y relaciones humanas para las enfermeras. Entrenamiento y capacitación para el personal de mantenimiento. Internado docente, a nivel hospitalario para licenciados en nutrición. El Colegio Universitario de Enfermería Centro Médico de Caracas. Un curso de Postgrado en Medicina Crítica para cuatro residentes. Un internado rotatorio docente para dieciséis médicos, reconocido, como el precedente, por los organismos gremiales correspondientes. Una residencia en Pediatría para cuatro residentes. Un curso de postgrado en tomografía axial computada y ultrasonido para dos residentes. Ser reconocidos por un postgrado de la UCV como una institución apta y capacitada para impartir docencia. Un internado docente en Nutrición para tres licenciadas. Una revista científica con más 30 años. Un postgrado de Medicina Interna próximo a iniciarse para seis residentes. Seis años consecutivos de conferencias semanales y discusiones de casos anatomoclínicos mensuales. Una biblioteca médica con recursos bibliográficos y conexión computarizada con bancos de datos internacionales.
Carlos Torrealba, en un escrito con motivo de los 50 años del CMC, publicado en la edición N° 2, volumen 42, de noviembre de 1997, destacaba que la Sociedad Médica había desarrollado una intensa labor que resaltaba las virtudes y capacidades de sus miembros, sin vacilar en reconocer los éxitos foráneos de otros profesionales amigos 72
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de la sociedad. “Esta institución se financia a través de la donación del uno por ciento de los honorarios de los médicos, cobrados a través del hospital. Fue una idea del doctor Henry Hopkins implantada en el período del doctor Francisco Dona y aprobada en forma unánime en una asamblea realizada en 1996. Esos montos, sumados a los ingresos por membresía, le permiten disponer de fondos para la planificación de eventos, dotación de equipos, pago de suscripciones de revistas médicas internacionales y mantenimiento de la biblioteca”. El Auditorio de la Sociedad Médica lleva el nombre de Joel Valencia Parparcén y en él se ha recibido a cientos de representantes de las diferentes ramas del saber científico y humanístico, nacionales e internacionales. Los pilares fundamentales de la Sociedad Médica son la Biblioteca Francisco Baquero y la Revista Centro Médico.
La Sociedad Médica de hoy y mañana Esta institución se ha caracterizado por tener frente a sí a destacadísimos profesionales de la Medicina, quienes al tiempo en que realizan importantes aportes en sus respectivas áreas, tienen una sensibilidad especial por apoyar la gestión de la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas y el mejoramiento de la profesión en todos sus ámbitos: científico, profesional y ético. En la actualidad, la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas está dirigida desde 2011 por Fernando G. Godayol Disario, quien ejerce la Cirugía Mamaria y la Cirugía Bariátrica y es hijo de Juan Godayol Rovira, también cirujano muy reconocido y ex presidente del Centro Médico de Caracas en dos oportunidades. Como todo joven y brillante profesional, el principal objetivo de Godayol Disario es la modernización, no sólo de las instalaciones, sino también del funcionamiento y de los servicios que ofrece a sus asociados. Su primordial propósito es lograr que los médicos puedan sentir que la Sociedad Médica aporta valor al ejercicio profesional y a la formación y actualización de conocimientos.
Fernando Godayol Disario
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Entre sus proyectos destacan la reparación y renovación de las butacas del auditorio Joel Valencia Parparcén, así como la restauración de su fachada principal y la recuperación de la Revista Sociedad Médica, cuya publicación está suspendida desde el año 2005, aproximadamente. En virtud del desarrollo de la tecnología y el uso de Internet que facilitan la búsqueda de información y, además, es universal, Fernando Godayol pretende digitalizar la publicación desde sus inicios, a fin de poder consultarla y; continuar con la producción de las publicaciones pero, esta vez, de forma digital. Es decir, los médicos nacionales e internacionales, colaboradores e interesados podrán consultar y colocar allí sus trabajos para hacer más viable y fructífero el esfuerzo de su edición. “La experiencia de portales digitales y el contenido que nuestros científicos producen, garantizan el éxito de la edición”, sostiene Godayol. Respecto al aporte del uno por ciento de los honorarios de los médicos del Centro Médico de Caracas, Godayol Disario considera que con el tiempo se fue perdiendo esta costumbre y son pocos, relativamente, quienes mantienen ese compromiso. No obstante, una vez que se percaten de la utilidad de los servicios de la Sociedad Médica y de los beneficios que obtendrán de su asociación, está seguro que ese número se incrementará significativamente. “Alfonso Guzmán, el presidente anterior, con quien trabajé como vicepresidente, convenció a algunos médicos de que aportaran, para lo cual se creó una cartelera de ‘benefactores’. Quienes cooperen con el uno por ciento de sus honorarios aparecerán en dicha cartelera, convirtiéndose ello en un incentivo”. Otro de los logros y servicios que la Sociedad Médica aporta a sus miembros es un seguro para los médicos y sus familiares directos, de manera que cualquier percance de salud pueda ser afrontada en mejores condiciones. Vale destacar que este sistema lo maneja directamente la Sociedad Médica. También existe un Fondo de Retiro auto administrado que asegura el futuro de los asociados. Entre las múltiples actividades que realiza la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas figuran las reuniones de los martes, que anteriormente eran muy formales 74
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y ahora lo son menos. Algunas de carácter científico o de comunicación científica y cultural, pero también se organizan conversatorios con políticos y profesionales en temas de actualidad y se han programado algunos conciertos. Asimismo, se efectúan reuniones sobre temas como Endocrinología, Patología Mamaria, Cáncer y Anatomía Patológica, entre otros, en las que se evalúan todos los pacientes y se toman decisiones. El Centro Médico de Caracas se ha caracterizado por ser una institución de formación de médicos por lo que en la actualidad se están dictando postgrados en Nutrición, Cardiología Invasiva y Terapia Intensiva. Los dan cada uno de los departamentos y la Sociedad Médica entrega los títulos. Lamentablemente no se está desarrollando la formación de médicos residentes porque en la actualidad no hay muchos residentes. No obstante, según comentario de Fernando Godayol era una actividad muy importante para los profesionales en formación. Se recibían clases semanales y era una oportunidad para ver ejercer médicos de primer nivel que trabajan en el sector privado. Comenta Godayol que en los hospitales públicos podían distinguirse médicos fantásticos pero sin recursos y en el Centro Médico de Caracas esos galenos contaban con todos los medios para ejercer satisfactoriamente. “El doctor Harry Acquatella inventó un método de contraste para ver las comunicaciones entre las diferentes cavidades del corazón utilizando burbujas de aire. Eso se le ocurrió a él y hoy se aplica en todo el mundo. Eso pudimos verlo primero los residentes del Centro Médico de Caracas”.
Biblioteca Francisco Baquero González Un ícono de orgullo de la Sociedad Médica es la biblioteca “Francisco Baquero González”, a cargo del doctor Ramón Soto Sánchez, un médico internista de una trayectoria impecable como profesional y persona dedicada al cuido de la salud. Funciona en el edificio San Bernardo. Hoy por hoy, no la visita mucha gente en razón de que muchos de los temas de interés pueden consultarse en forma electrónica. Toda la clínica, incluyendo los puestos de enfermería, tiene acceso a un servicio científico con esta tecnología. 75
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La biblioteca ha sido un símbolo de pertenencia de los médicos del Centro Médico de Caracas. Ha existido esa relación de cuido y aportes para el fortalecimiento de la institución y fue así como el Dr. Otto Paz, en 1975 hace una donación de su biblioteca personal a esta hermosa institución. Sus palabras fueron elocuentes: “…Hago entrega formal de esta selección de libros para iniciar con ellos la formación de la Biblioteca de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas. Lo hago en nombre mío y de mi hijo, Dr. Guillermo Paz Combes, quien acogió calurosamente la idea. Con él he compartido estos libros durante sus estudios médicos y juntos los hemos recorrido en horas de estudio y meditación, encontrando siempre la respuesta a nuestras dudas al discutir problemas clínicos o biológicos que solíamos plantearnos o que se nos presentaban en nuestro contacto diario con el enfermo. Yo fui muchas veces el perdedor a pesar de mis años de experiencia ante el estudiante de 5° año, lo que muestra como es de necesario el estudio constante e intenso para mantenernos al momento en nuestra ciencia ante su constante avance”. 4 La biblioteca es una unidad de información, cuya función es adquirir, organizar, preservar, administrar, procesar, transferir y difundir fuentes de información especia-
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Biblioteca Francisco Baquero González
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lizada en fuentes de la salud con el propósito de asegurar su disponibilidad a todos los usuarios, según se describe en un díptico que este centro otorga a sus visitantes. Su misión es “contribuir a la elevación del nivel científico y a la calidad de los servicios médicos asistenciales, ofreciendo al personal médico y de investigación los materiales necesarios para proporcionar información en el menor tiempo posible”. Su visión es “ser una unidad líder en servicios de información en el área de Ciencias de la Salud, anticipando y satisfaciendo las necesidades de información de sus usuarios, contando para ello con personal profesional idóneo en el campo de la Bibliotecología”. Entre los servicios que brinda figuran: atención a los usuarios (servicios de referencia e información); reproducción de material bibliográfico con fines de investigación y docencia; envío de copias de artículos de su colección; búsquedas guiadas de referencias bibliográficas y en bases de datos como Medline; Pubmed, Medscape, Lilacs y Uptodate, entre otros. Asimismo, acceso a Internet e impresión de artículos seleccionados; solicitud y envío de información científica nacional e internacional a través del servicio de conmutación bibliográfica, envío y recepción de faxes y ejecución de convenios de intercambio de información con universidades, centros de investigación y otros organismos nacionales e internacionales. Algo fundamental que la biblioteca no abandona y mantiene rigurosamente es la suscripción a publicaciones médicas; entre las que figuran: The American Journal of Cardiology (1982-2011); Annals of Internal Medicine (1986-2011); Archives Internal of Medicine (1986-2011); Circulation (1984-2011); Clinical Infectious Diseases (1986-2011); Critical Care Medicine (1980-2011); Chest (1987-2011); Jama (1986-2011), The Journal of Trauma (2000-2011); Lancet (1983-2011); Mayo Clinics Proceedings (1986-2011); Medical Letter (1986-2011); New England Journal of Medicine (1983-2011); Pediatric (1993-2011) y Perspectives in Biology and Medicine (2000-2011). Cuenta además con más de 40 títulos de revistas On line. En el día a día está Diana Osorio, quien funge de coordinadora y Jhoisy Lucena, como asistente de Biblioteca. Ambas bibliotecólogas hacen honor al lema de la entidad que reza: “Pídanos la información que usted necesite y nosotros se la conseguimos en el menor tiempo posible”. 77
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Las Jornadas Científicas en el Centro Médico de Caracas Es parte de la historia y costumbres celebrar Jornadas Científicas, en forma conjunta entre la Sociedad Médica y la directiva del Centro Médico de Caracas por estar conscientes de la importancia de la actualización de conocimientos y del intercambio de experiencias orientadas al fortalecimiento de los profesionales de la Medicina. Entre el 7 y el 10 de noviembre de 1973 se celebraron las Primeras Jornadas Científicas, cuyo Comité Organizador estuvo integrado por Leopoldo E. López Ortega, como coordinador, acompañado de Julián Morales Rocha, Ricardo Baquero González, Francisco Baquero González (quien para entonces era el presidente de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas), Armando Márquez Reverón, Temístocles Martínez, Oscar Agüero, Carlos Goldstein y Otto Rodríguez Armas. En aquella oportunidad estuvieron como invitados Roberto A. Good, Presidente Director del Sloan Kattering Institute for Cancer Research de Nueva York; Edward J. Beattie Jr. Jefe del Departamento de Cirugía del Memorial Hospital for Cancer de Nueva York y a Euriclides Zervini, director del Instituto del Corazón del Hospital Das Clínicas de Sao Paulo, Brasil. En dichas jornadas se desarrollaron programas de Cirugía, Pediatría, Medicina Interna y Ginecología y Obstetricia. Las Segundas Jornadas Científicas se realizaron entre el 24 y el 26 de septiembre de 1976. El presidente del Comité Organizador fue Joel Valencia Parparcén. En la presidencia de la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas figuraba Luis Alberto Velutini y el presidente de la Sociedad Médica para la época era Otto Rodríguez Armas. Como invitados internacionales figuraron Jerome Urban, del Memorial Hospital de Nueva York; Lois DeBakey y Selma DeBakey, profesores de Comunicación Científica del Baylor College of Medicine, Houston, Texas y Ronald Castellino, del Stanford Medical Center, California. El formato fue de trabajos libres, vistos en conferencias, mesas redondas y simposios.
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Entre el 5 y el 8 de diciembre de 1979 se efectuaron las Terceras Jornadas Científicas. En esa oportunidad fueron organizadas de manera distinta. Luis Arturo Ayala, quien fungía como presidente de la Junta Directiva de la Sociedad Médica consideraba que éstas eran de suma importancia y que se hacía necesario darles
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cada vez mayor vigencia y realce, puesto que la producción científica en este tipo de hospitales era cada vez más fecunda y de mayor calidad. Se diseñó un programa que reflejara la alta calidad científica alcanzada en la institución tanto desde el punto de vista médico como asistencial y para ello, el Comité Organizador quedó integrado por representantes de los diferentes departamentos y asesores especiales, entre ellos Otto Rodríguez Armas, como presidente; y le acompañaron Luis Arturo Ayala, Leopoldo Cárdenas, Ramón Soto Sánchez, Juan Godayol, Francisco Brandt, Jesús Morales Urbano, Simón Beker, Eduardo Rivero y Federico Fernández Palazzi. En virtud de que recientemente se había celebrado el trigésimo segundo Aniversario del Centro Médico de Caracas, quisieron tener una visión de los aportes de la institución para mejorar la calidad científica y asistencial, tanto en la medicina privada como a la medicina nacional. En consecuencia, se dictaron conferencias sobre las
Segundas Jornadas Científicas CMC. De izquierda a derecha: Joel Valencia Parparcén, Otto Rodríguez Armas, Jerome Urban (E.E.U.U.), Leopoldo López y Ricardo Baquero González.
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Izquierda a derecha: Luis Alberto Velutini, José Alberto Padrón Amaré, Otto Rodríguez Armas, Ricardo Baquero González, Joel Valencia Parparcén.
actividades de los diferentes departamentos. Por ejemplo: J.J. Gutiérrez Alfaro, en Laboratorio; Joel Valencia Parparcén, en Medicina; Roberto Lucca, en Anestesia y Cuidados Intensivos; Luis Navarro, en Pediatría y Neonatología; Francisco Brandt Pacheco, en Obstetricia y Ginecología; Rubén Jaén Centeno, en Cirugía Cardiovascular; y Francisco Montbrún, en Cirugía General.
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Las cuartas jornadas científicas se efectuaron del 1° al 4 de diciembre de 1982 y luego del éxito de las experiencias pasadas, a diferencia de años anteriores, no designaron Comité Coordinador, sino que los responsables serían el presidente de la Sociedad Médica, Oscar Agüero y el presidente de la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas, Armando Márquez Reverón. En esa oportunidad, la idea fundamental era que el programa revelase el nivel de la actividad médica del Centro Médico de Caracas, además del empuje y dinamismo del hospital representado por su conglomerado médico de múltiples especialidades, capaz no sólo de efectuar una excelente labor asistencial sino que, mediante la observación, el análisis y el estudio podía realizar una útil tarea docente y de investigación de la patología de sus pacientes.
Centro Médico de Caracas, 65 años
Para esa ocasión, los invitados internacionales fueron los profesores James Wade y Standley Dudrick, de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, Estados Unidos y se ofreció una conferencia en memoria de Ricardo Baquero González, a cargo de Luis Arturo Ayala con el propósito de honrar y perpetuar la memoria de un eminente cirujano y uno de los fundadores del Centro Médico de Caracas. El temario comprendía dos temas de importancia como la sepsis hospitalaria y la alimentación parenteral, presentados por los invitados internacionales, que luego fueron objeto de discusiones en mesas redondas en las que intervinieron nuestros médicos. Augusto León, destacado luchador en la ética médica dictó una conferencia sobre “El efecto placebo” y Amadeo Leyba, Oscar Loynaz y Enrique Agüero Gorrín, participaron en la discusión sobre “Aspectos de la práctica médica privada en Venezuela”. También se ofreció un curso de computación en Medicina, una sesión de películas, un video y 20 temas libres, que completaron el programa. Con motivo del quincuagésimo aniversario del Centro Médico de Caracas, se organizó un “Programa Científico”, de similar concepción al de las jornadas científicas médicas anteriores, cuyo temario tenía el propósito de mostrar el nivel de conocimientos y de práctica médica del Centro Médico de Caracas. En dicho programa participaron personalidades nacionales e internacionales. Entre los tópicos abordados figuraron: Ecocardiografía, Anestesiología, Neurocirugía, Ginecología, Proctología, Infectología, Oncología, Alergia e Inmunología, entre muchos otros.
Unas jornadas inspiradas en sus antecesores En el año 2012, las Jornadas 65° Aniversario Centro Médico de Caracas, fueron inspiradas en sus antecesores, fundadores, promotores y en quienes, a través de 65 años, han dejado en ese centro asistencial un cúmulo de experiencias que al cuantificarlas podrían contarse millones de años en conocimientos. El espíritu de la institución siempre ha sido educar, así como aplicar conocimientos de alto nivel, en razón de la alta proporción de profesores universitarios y, en consecuencia, ese espíritu se mantiene, se transmite y se crean planes de trabajo. La coordinación fue responsabilidad de José Antonio Condado. 81
Sociedad Médica del CMC: una labor virtuosa
Se trata de un aporte científico-docente a las nuevas generaciones de médicos, quienes tienen ante sí el gran desafío de ejercer la profesión en condiciones cada vez más precarias. “No podemos permitirnos negarles a los necesitados pacientes nuestros conocimientos. No podemos olvidar la esencia misma de la ciencia médica que nos exige compromiso, dedicación y amor por nuestros pacientes”, comenta su presidente, Aquiles Salas J. La concepción de estas jornadas, a diferencia de las anteriores que han sido más focalizadas, dirigidas a especialistas, es que estas fueron concebidas en forma amplia con una revisión de temas, de la teoría y de los fundamentos de la Medicina.
José Antonio Condado y Aquiles Salas
El nuevo paradigma es dirigirse a la gente joven, suministrar información organizada y presentada en forma sencilla, de mucha utilidad, no sólo a los médicos en formación sino a la comunidad. La data que se generó fue grabada para ser colocada en el portal del CMC y esté a la disposición de todos los médicos, no sólo los del Centro Médico, sino de quienes estén en busca de conocimientos. El temario abarcó todas las áreas de la Medicina: Medicina, Cirugía, Pediatría, Ginecología y Obstetricia.
Revista Publicaciones del Centro Médico de Caracas En abril de 1954 aparecía la Revista “Publicaciones Centro Médico de Caracas” y en su primer editorial se leía: “…vencidas las dificultades de orden económico-burocrático, entramos en un nuevo período: el de la expansión científica, razón de ser primordial de las instituciones de esta clase y anhelo de sus fundadores desde los primeros días de su iniciación; de aquí el origen de la Sociedad Médica, agrupación científica del Centro, la cual con tesonera actividad ha laborado constantemente en el deseo de dar a conocer al mundo médico el reflejo de las actividades científicas del hospital y así, no ha vacilado en publicar esta revista reconociendo que, como todo, al comienzo adolece de algunas cosas que serán subsanadas atendiendo de la mejor buena voluntad, la crítica constructiva de nuestros distinguidos colaboradores”. 82
Centro Médico de Caracas, 65 años
Además de contener importantes documentos científicos, llamaba la atención el dibujo de la portada, que motivó el agradecimiento de los editores: “La ilustración de nuestra portada es obra del notable pintor venezolano Pedro Ángel González, a quien sinceramente agradecemos su magnífica y gentil colaboración”. Pedro Ángel González había nacido en Nueva Esparta en 1901 y vino a Caracas con una beca del gobierno regional para estudiar en la Academia de Bellas Artes. Para entonces, el Comité de la revista estaba conformado por los doctores R. Campo Moreno, como director, E. Rivas Larralde y J. A. Carbonell, como redactores. En 1964, al cumplir diez años, con un breve período de interrupción, hubo un cambio de formato y de nombre. Entonces comenzó a llamarse “Centro Médico”, que sustituyó al anterior órgano divulgativo que se llamó “Publicaciones del Centro Médico de Caracas”, del cual se publicaron 18 números desde 1954 hasta junio de 1963. Está registrada bajo el N° 1010-7290 del ISSN (International Standard Serial Number). Entonces la revista pasó a tener una periodicidad cuatrimestral. Se publicaba en enero, mayo y septiembre de cada año. Su director y jefe de redacción era el doctor, R. Campo Moreno y su administrador-editor, el doctor Jorge Soto-Rivera. En su editorial, R. Campo Moreno señalaba que se trataba de una involuntaria interrupción entre junio de 1963 hasta septiembre de 1964. “Reaparece de nuevo nuestro órgano científico ‘Publicaciones del Centro Médico de Caracas’ al cual hemos creído necesario hacer algunas modificaciones en favor de la simplicidad, modernización y comodidad de archivo, obedeciendo todo esto a un nuevo formato y al cambio de nombre como lo evidencia la portada sin que ello indique ninguna desviación en el propósito original de ofrecer al gremio médico y a las Ciencias Médicas en general, un órgano científico divulgativo digno de nuestra Sociedad Médica, y de un hospital de primera categoría como es el Hospital Clínico ‘Centro Médico de Caracas’”. 83
Sociedad Médica del CMC: una labor virtuosa
Su formato era de 1/8 de 64 páginas, en glasé 120. Contenía avisos publicitarios de los laboratorios, a tres colores. Se concebía como una publicación que aceptaba colaboraciones de miembros o no de la Sociedad Médica, sujetas a ciertas condiciones, entre las que figuraban que: debían ser leídas por su autor en las reuniones mensuales de la Sociedad, ser entregadas por duplicado a doble espacio y ser inéditas. La Sociedad Médica se reservaba el derecho de reproducir los trabajos que a su juicio merecieran especial divulgación. Contenía artículos sobre temas científicos escritos por médicos investigadores. Asimismo, trabajos elaborados por grupos de médicos o por algún departamento del Centro Médico de Caracas. Por ejemplo, el departamento de Anestesia realizó un trabajo basado en su experiencia y en el desarrollo técnico que adquirió al equiparse con máquinas y laboratorio. Llama la atención que el primer artículo de esta edición se refiere al “Análisis crítico del tratamiento prescrito y aplicado al Libertador, en su última enfermedad por Alejandro Próspero Reverend”, escrito por el doctor Marcel Granier-Doyeux. Las publicaciones científicas, en algunos casos, eran trabajos que se presentaban en congresos nacionales e internacionales de las diferentes disciplinas de la Medicina. Otros eran trabajos de ascensos en las distintas universidades o, simplemente, estudios presentados en diferentes cátedras, principalmente, de la Universidad Central de Venezuela. En su mayoría eran autores nacionales, aunque en algunos casos se publicaron investigaciones realizadas por científicos de otros países, traducidos al español por médicos venezolanos para ser presentadas en jornadas o congresos. Desde sus inicios, esta publicación ha presentado trabajos clínicos, de laboratorio, socio-económicos, culturales e históricos, afines con la Medicina, así como también revisiones bibliográficas, editoriales de interés general o relacionados con lo publicado en la revista, noticias, informaciones y cartas dirigidas al Comité de Redacción. En el volumen VI, N° 28, correspondiente a septiembre de 1967, se publicaba por primera vez un Índice General por Autores y Temas de la Revista Centro Médico, ‘anteriormente titulada Publicaciones del Centro Médico de Caracas’ que comprendía lo publicado entre 1947 y 1967. 84
Centro Médico de Caracas, 65 años
En septiembre de 1987, la Sociedad Médica del CMC editaba un “Índice de la Revista Centro Médico”, desde el año 1954 hasta 1987, el cual había sido compilado por la bibliotecóloga, Ana Olivia Marín Gómez, con la finalidad de crear un cuerpo básico de información bibliográfica accesible y manejable. En su introducción se presentaban las instrucciones para el uso del índice y se señalaba que “Toda la información contenida en el índice ha sido computarizada, utilizando para el almacenamiento y recuperación de la información el Sistema CDS/ISIS de la Unesco (1986). A esta base de datos la hemos llamado REVIST y está formada por entradas elementales como: autores, títulos, volumen, número, año y paginación que pueden definirse y manejarse de varias formas”. Como todo proyecto que pretendía ser perdurable y sustentable, tuvo sus normas para la publicación, entre ellas que se podían incluir artículos de fondo, no divulgados en otras revistas, excepto en caso de consentimiento por el director y por la revista original. Prueba de la seriedad, calidad y prestigio de la revista “Centro Médico de Caracas”, es que fue registrada en el Index Medicus Latinoamericano, IMLA, de Brasil; en el Índice de Revistas Latinoamericanas en Ciencias Periódicas, de México; ha sido miembro de la Asociación de Editores de Revistas Biomédicas Venezolanas, Asereme y además, afiliada a la Asociación Venezolana de Hospitales, AVH; a la American Hospital Association y al International Hospital Federation. En 1984, Luis Arturo Ayala, en el volumen XXIII, N° 78, de la revista Centro Médico comentaba: “La revista ‘Centro Médico’ ha sido uno de los logros más importantes de la Sociedad Médica. Ha mantenido su publicación contra viento y marea, sin fallar ni un número desde 1954. Su más reciente director, el doctor Federico Fernández Palazzi, merece el más sincero reconocimiento porque desde su nombramiento en 1977 no sólo ha mantenido la publicación con continuidad ejemplar, sino que ha logrado que la revista evolucione desde ser un pequeño boletín a lo que es hoy, un órgano de difusión científica con cánones rigurosos, consejo editorial, propaganda y estilo propio. Además, logró su inclusión en el Index Medicus Latinoamericano”. 85
Sociedad Médica del CMC: una labor virtuosa
Con motivo de la celebración de su trigésimo aniversario, en abril de 1984, era el propio Fernández Palazzi, quien se vanagloriaba de que la revista cubría prácticamente todas las ramas de las ciencias médicas y otros de divulgación general. “Todo ello nos llena de honor y alegría y es con orgullo que hoy, como su actual director hablo en esta fecha aniversaria de nuestro ilustre personaje”. Siempre en la ruta de la innovación, la revista se remoza y reaparece en 1987 anunciando su tercera etapa con modificaciones en su formato y frecuencia. Tendría un nuevo sistema de designación numérica y aparecería en los meses de enero, mayo y septiembre. Refiere que la primera etapa comenzó en 1954 hasta 1963; la segunda, desde 1964 hasta 1986. Con un breve período de ausencia reapareció en enero de 1987. En virtud de que había salido ininterrumpidamente durante 32 años, la tercera etapa se inició con la designación de Volumen 33. En el editorial inaugural, Francisco Javier Márquez, anestesiólogo del Centro Médico exponía: “Hoy la tradicional forma de la revista Centro Médico ha cambiado, de la misma manera que ha cambiado la estructura de nuestro edificio, pero es el mismo Centro Médico de hace cuarenta años que está vigente porque la esencia es la misma: brindar salud de altos niveles de calidad que la comunidad a la cual servimos, aspira de nosotros”. 5 Por su parte Vicente Lecuna, en un artículo de su autoría “Uniforme Nuevo”, publicado en la misma edición sostenía: “El formato ‘grande’ con el cual se presenta la revista en esta oportunidad obedece a los requisitos vigentes internacionales en materia de publicaciones científicas. Centro Médico es fundadora de la Asociación de Editores de Revistas Bio-Médicas Venezolanas y nuestro director ha sido y es participante activo de los eventos que dicha organización efectúa. Con este uniforme nuevo nos incorporamos a las directrices en el mundo de las comunicaciones científicas”.
A la tercera va la vencida Así se titulaba una nota del director-editor, Federico Fernández Palazzi, en mayo de 1996. Relataba las diferentes etapas de la publicación desde su primer número, por allá por el año 1954, cuando se llamaba “Publicaciones Centro Médico”. Explicaba 86
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que la revista había pasado muchas crisis, la más grave en 1991, cuando por razones, principalmente, económicas estuvo dos años sin aparecer, reviviendo en enero de 1993 y que para actualizarse salió el volumen 37, correspondiente a 1991, englobando en un solo número los correspondientes a enero, mayo y septiembre de ese año. En 1992 y 1993 salió regularmente y para 1994 sólo se publicó un número, el de enero, para luego morir. “Esta situación que parecía definitiva se aborta por la recientemente elegida Junta Directiva del Centro Médico de Caracas, que tras estudiar la importancia de la trayectoria de la más antigua de las revistas de instituciones privadas del país toma la decisión de ‘resucitar’ a Centro Médico. De esta forma empieza otra etapa, la tercera, si bien con sustanciales cambios de contenido, periodicidad y hasta con una nueva portada y presentación”. Para la nueva etapa se decidió que saldría dos veces por año; en mayo y noviembre y entonces, su nueva directiva quedaba integrada por Federico Fernández Palazzi, como su director-editor y César Pru como director-editor adjunto. En el Comité Editorial figuraban: Oscar Agüero, Salvador Rivas, Pedro Andrade, Jon Barriola y Carlos Cuervo. La Fundación Sistema Nacional de Documentación e Información Biomédica (Funda Sinadib) sugirió continuar con la numeración de los volúmenes haciendo caso omiso al año 1995 y comenzar por el volumen 41, número 1, mayo de 1996 al que seguiría el número 2, en noviembre del mismo año. “De esta forma empezamos esta resurrección, diría Federico Fernández Palazzi, y esperamos tener de propios y extraños una cordial acogida y envío de trabajos y colaboraciones para la revista. Nuevamente parafraseando a Machado terminamos diciendo…Centro Médico sigue haciendo camino”. 6 Juan Godayol Rovira, presidente de la Junta Directiva de entonces y creyente de la importancia de registrar los acontecimientos de trascendencia para hacer historia, y promotor de noveles ideas destacaba: “Me honra nuevamente la Revista Centro Médico al permitirme resaltar y apoyar de manera enfática, la iniciativa de reiniciar la edición de nuestra revista que mi buen amigo y colega Dr. Federico Fernández Palazzi, meritoria y tenazmente ha dirigido por más de 20 años, acompañado actualmente por un distinguido Comité de Redacción, integrado por valiosísimos hom87
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bres comprometidos con la ciencia y su divulgación y, de manera muy especial, por el Dr. Oscar Agüero, por su inestimable aporte a la ciencia de la medicina y a nuestra institución”. En 2003, Fernando Godayol Disario, a través de una comunicación a su director, Federico Fernández Palazzi expresa su preocupación por que poseyendo la revista científica de un hospital privado de mayor antigüedad, posiblemente “muera por eutanasia activa”. Se quejaba de la apatía de la comunidad médica y se preguntaba: “¿Dónde estará el Centro Médico del cual oí siempre en esta sucesión generacional que me ha tocado y he querido vivir? La camaradería que caracterizaba nuestra institución ha gravemente pasado al olvido a todos los venezolanos pero lo que me parece peor, la avidez del conocimiento científico se diluye en mil problemas no médicos con los que nos enfrentamos diariamente; nuestra capacidad de producir conocimiento científico se merma dólar a dólar, devaluación a devaluación. Cada vez somos más pobres y nuestra capacidad de sobrevivir se convierte en el único norte que verdaderamente nos mueve, como consecuencia directa, la producción de artículos de cierta calidad es cada vez más escasa”. Godayol Disario reconoce la gran obra de Fernández Palazzi frente a la dirección de la revista por más de 25 años, la cual ha sido “titánica y ejemplar. Sólo su gran dedicación y amor a la publicación Centro Médico pueden justificar semejante sacrificio. Espero que la historia le retribuya en agradecimiento el esfuerzo realizado y que sea valorado en su justo valor (reiteración que no logro eliminar) por las generaciones de médicos del Centro Médico de Caracas que todavía debe sustituirnos”. En noviembre de 2004, el editorial de la revista Centro Médico, escrito por el Dr. Federico Fernández Palazzi se llamó ¡Qué treinta años no es nada…parafraseando a Gardel y Lepera! En él se despide este ilustre médico de la dirección de la revista. “Han sido 30 años de ardua labor. No es tan fácil dirigir una revista… peleas y situaciones de gran satisfacción, pero que a mis 63 años recién cumplidos y a 9 del segundo trasplante y ya con 5 nietos en mi haber, me hacen ver que ha llegado el momento de pasar el mando a una nueva generación, con más ímpetu, ilusiones, ganas de pelear (que ironía ya tengo fama de peleón) y una vista más amplia de lo que a futuro será Centro Médico (me operé de cataratas). Me retiro con plena satis88
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facción del deber cumplido y de haber llevado aquella revistita tamaño cuartilla a lo que es hoy Centro Médico…una gran revista mirando al frente y con la cabeza bien erguida” “…Se presenta Centro Médico airosa para entrar en una nueva etapa. Que Dios la acompañe como me acompañó a mí”. El 1° de febrero de 2005 aparecía Centro Médico, volumen 50, N° 1, con variantes fundamentales. Se incluye el color en su portada y primer pliego y figura como su editor-director el Dr. Ramón L. Zapata Sirvent. Con un limpio diseño, su contenido se expresa en las secciones: Artículos originales, Reporte de casos clínicos, Reportes breves, Artículos de revisión y Notas para la historia. En la edición N° 1-2 de 2006, volumen 51, Zapata Sirvent manifestaba el honor de continuar la labor de Federico Fernández Palazzi y su orgullo por haber sido designado editor-director por la Sociedad Médica, acompañado de los editores adjuntos: doctores Carlos Jiménez Castillo y Douglas Cedeño. Consideraban que la primera labor sería la búsqueda de autofinanciamiento a través de avisos comerciales. Comentaba acerca del nuevo formato “adaptado a los tiempos modernos, con una carátula más llamativa en la cual trataremos de incluir nuevas tecnologías, procedimientos diagnósticos de avanzada a fin de hacerla más atractiva”. En junio de ese mismo año aparecería la revista Pulso Médico, cuyo director es el doctor Héctor Padula, quien en su primer número expresa el honor de tener la oportunidad de ser su medio de comunicación. No se trata de una revista científica como Centro Médico; es una publicación que busca fortalecer las relaciones personales y profesionales dentro del Centro Médico de Caracas, así como expresar y demostrar sus valores como la gran familia del CMC. Diría que es parte de un plan general de imagen corporativa, necesario para mantener informados a los visitantes de las instalaciones, no sólo como usuarios sino que conozcan la institución en salud y sean parte de esa familia. 89
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Su presentación se hizo en Junta Directiva, encabezada por el Dr. José Besso (†), presidente del Centro Médico de Caracas quien diría “Queremos tomarle el pulso a la vida porque su salud se lo merece”, al explicar el alcance de la publicación cuyo propósito es difundir información sobre los aportes del CMC al desarrollo y calidad de la Medicina en Venezuela. Esta publicación fue bautizada en el marco de las actividades del 60° Aniversario de la institución y pretendería ser distribuida gratuitamente en la sede del centro asistencial. Incluye trabajos periodísticos sobre sus avances, tecnología, descubrimientos, gente, prevención, medicina deportiva, visión, proyectos y aspectos del día a día de su personal. “Pulso Médico es una producción conjunta de la Gerencia de Mercadeo del CMC, Green Publicidad y Kriterium Imagen y Comunicación”. 7 Desde su nacimiento, hace seis años, esta revista ha tenido una periodicidad un tanto irregular, precisamente, por las dificultades que contiene una publicación de una calidad óptima, con un contenido tan variado y sustancioso, en momentos de dificultades económicas y recesión para el logro de los recursos. Es un medio que va más allá de lo informativo. Tiene un alto contenido humano que trasciende lo científico y profesional, que toca ese lado sensible de las relaciones personales, familiares y profesionales en una institución que ha sabido valorar la transmisión de conocimientos de generación en generación, la amistad y la responsabilidad con los deportes y los placeres sanos de la comunidad que comparte con sus trabajadores, relacionados y visitantes de la institución, demostrando que más que salud, el Centro Médico de Caracas es vida.
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Referencias 1.
Revista Centro Médico. Informe anual presentado por el Dr. Harry Acquatella, presidente de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas correspondiente al período de actividades 1973-1974. Volumen XIV. N° 50. P 1-3
2.
Revista Centro Médico. Nuevo Año. Nuevo Número. Nueva Junta Directiva. Volumen XXIV. N° 80, enero 1985. P. 1-9
3.
Revista Centro Médico. Editorial. Volumen 33. N° 1. Enero 1987. P. 3
4.
Revista Centro Médico. Palabras del Dr. Otto Paz con motivo de la donación de su biblioteca a la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas. Volumen XIV N° 50. 1975. P. 5-6.
5.
Revista Centro Médico. Editorial. Volumen 33. N° 1. Enero 1987. P. 3
6.
Revista Centro Médico. Nota del Director-Editor. A la tercera va la vencida. Volumen 41. N° 1, Mayo 1996. P. 1
7.
Revista Pulso Médico. Centro Médico presentó su nueva revista: Pulso Médico. Año 1. Edición 2. P. 50-51.
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Capítulo 4
Un centro asistencial que nació y sigue creciendo
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iguiendo el ejemplo de sus fundadores, quienes emprendieron la construcción del Centro Médico de Caracas en plena segunda guerra mundial, por el año 1963, cuando el país confrontaba situaciones difíciles como la guerrilla rural y urbana, los líderes del centro asistencial, encabezados por Ricardo Baquero González, decidieron emprender la ampliación del edificio sede, así como la construcción del Anexo A, con su respectivo estacionamiento, con lo cual se extendían los servicios, producto de la creciente demanda de servicios de salud. En la revista “Centro Médico” N° 20, de enero de 1965, Ricardo Baquero González, presidente de la J.D. y Jorge Soto-Rivera, director-gerente del Centro Médico de Caracas presentaron una descripción de las obras de ampliación, categorizadas en tres grupos: Grupo I, que comprendió la ampliación el edificio principal en su lado Oeste, con un ascensor adicional concebido para seis niveles. Contempló un sótano, con una rampa de entrada de vehículos desde la calle; un túnel de comunicación entre el edificio sede y el anexo, por debajo de la calle Sorocaima y una morgue, con salas de autopsias, velaciones, secretaría y de espera. La planta baja incluyó una pequeña ampliación del consultorio N° 134, la remodelación de otro para oficinas de la Junta Directiva y un pequeño consultorio privado. Asimismo, un depósito de muebles de hospitalización, camas, cunas y parales, entre muchos otros. Se previó un amplio depósito de medicinas y mate-
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rial médico-quirúrgico, un depósito para la Fuente de Soda, con acceso directo desde la calle y una sala de máquinas, que permitiera calentadores de agua, bombas y demás equipos. En el primer piso se construyó un gran consultorio para Gastroenterología, se amplió la Fuente de Soda con terraza cubierta y sus respectivos baños; así como sanitarios públicos para damas y caballeros. También se incluyó un servicio de peluquería. El trabajo en el segundo piso fue de significación. Se construyeron seis amplios cuartos de hospitalización dotados de intercomunicadores con el puesto de enfermeras, oxígeno y succión central, agua potable fría centralizada, antena maestra para televisión, radio, techo acústico, pisos de vinil, aires acondicionados y sanitarios propios. De igual manera, se hicieron sanitarios para el personal, un depósito de material de enfermería, una sala de Junta Médica y biblioteca del piso con negatoscopio de cuatro cuerpos y aire acondicionado. Fueron objeto de remodelaciones los dos puestos de enfermeras, la sala de estar y doce cuartos de hospitalización. Los teléfonos públicos existentes fueron reubicados.
Estacionamiento del Centro Médico de Caracas.
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En el tercer piso se remodelaron las salas de parto, el cuarto de obstetras y una pequeña sala de emergencias. También fueron reconstruidas la cocinilla de distribución, dotándola de enfriadores de agua semi-empotrados; la sala de esterilización y de faena de enfermería, la sala de Junta Médica y la biblioteca del piso. También se fabricaron quince amplios cuartos de hospitalización con las mismas características de los del piso dos, algunos quedaron pendientes de terminación, una vez que fuesen reubicadas la vivienda personal de las religiosas y la nueva capilla.
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Con este trabajo, los médicos residentes pudieron contar con una vivienda de cinco cuartos, de dos camas cada uno, sanitarios y terraza pergolada. Adicionalmente se les hizo su sala de estar, una gran terraza común y una pasarela metálica aérea de comunicación entre su vivienda y la zona de cuartos operatorios. En este cuarto piso también se construyó la nueva capilla y la sacristía, así como la vivienda de personal de religiosas. Estas últimas quedaron pendientes de terminación interior; es decir, tabiques, pisos y techos para una próxima etapa. El Grupo II de obras emprendidas lo constituyó un edificio de consultorios y servicios de mantenimiento, desarrollado en diez niveles, con dos ascensores y un túnel de comunicación con el edificio principal. En el Pent House, se construyeron consultorios, una gran terraza para reuniones ocasionales del personal, una sala de máquinas de ascensores y un cuarto de útiles de la terraza. En el tercer piso, identificado como P-3 se construyeron cinco consultorios; en el P-2; cinco más, en el P-1 o primer piso se realizaron cuatro; a la altura de la planta principal (P-P), cinco y, en el primer sótano (S-1), cuatro. Este nivel, ubicado debajo de la planta principal está ventilado hacia la calle Sorocaima mediante ventanas que dan a un patio inglés (medio nivel). En el segundo sótano, S-2, se ubicó la entrada al túnel de comunicación con el edificio principal y cuatro consultorios. El S-3 o tercer sótano contó con un depósito general y oficina del depositario, con sanitario propio; un cuarto de vivienda para el personal, con baño, vestuarios y sanitarios para personal subalterno; además de talleres de carpintería y pintura. En el cuarto sótano (S-4) se fabricaron tanques subterráneos con sus respectivas estaciones y bombas de agua; un taller mecánico y un taller de electricidad. En el quinto sótano (S-5), donde no llega el ascensor, se construyó un depósito de bultos en tránsito comunicado con el techo por el taller de electricidad. Este edificio tiene como características que se le hicieron sanitarios públicos para ambos sexos, closets de limpieza, un corredor posterior privado de acceso del personal a cada uno de los consultorios y protección contra la insolación, a través de pantallas de concreto de obra limpia en la fachada posterior Oeste. 95
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En materia de instalaciones y equipos se le dotó de sistema de ductos para aire acondicionado, ubicado en el techo de cada consultorio, comunicados a un tipo especial de lámparas que sirven de pantallas difusoras; un techo raso de material acústico suspendido, puertas hacia el corredor principal y hacia el corredor privado, enfriadores de agua potable y ceniceros de aluminio anodizado a la salida de los ascensores. Refirieron los autores del artículo, que “La complejidad creciente en la administración racional de un hospital privado de alta calidad de servicios como el nuestro, comprobada a través de algunos años de experiencia, hizo que la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas asignara prioridad en los estudios relativos a los problemas derivados de las comunicaciones”. Los resultados evidenciaron la necesidad de dejar anticipados procedimientos y sistemas que simplificaran las comunicaciones y que quedara prevista una central telefónica automática “PABX”, con 300 extensiones y 40 líneas externas; un sistema de redirección de llamadas telefónicas hacia el sitio donde se desplazara el médico, otro de aviso automático en cuanto se desocupara la línea y otro de transferencias internas y externas de llamadas telefónicas. Fueron instalados teléfonos públicos en cada planta y en cada uno de los puestos de hospitalización, así como a la entrada Sur del edificio principal; buzón de reparto de correspondencia, columna luminosa de localización de médicos, tableros de asistencia de los doctores con espacio para 250 nombres conectados a otros ubicados en la entrada del edificio principal, equipos para la localización inalámbrica tanto de médicos como de personal-clave de mantenimiento y servicios, sistema completo de tubos de correo neumático que permite el rápido envío de documentación técnica, profesional y administrativa y que intercomunicara el despacho central, los puestos de enfermeras, laboratorio, servicio de farmacia y facturación de la gerencia. También se previó la intercomunicación oral entre los cuartos de hospitalización y la estación de enfermeras, que de ser efectiva, sería extendida a todos y cada uno de los cuartos. Este sistema también unía los puestos de enfermeras entre sí y con la zona de residentes, cocinillas de distribución y zonas clave de los corredores de hospitalización. La labor de construcción de la ampliación del CMC estuvo a cargo de la firma Alfredo Ayala C.A. Ingeniería-Construcción. 96
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La tercera y última parte de las obras, identificadas como Grupo III estuvo constituida por un edificio de concreto armado en dos cuerpos de seis y siete niveles respectivamente para el funcionamiento de un estacionamiento mecánico vertical con capacidad para 156 vehículos y una sala de conferencias con acceso desde la planta principal del edificio anexo, equipada con aire acondicionado, tratamiento acústico, oscurecimiento mecánico, sistema de parlante y facilidades de proyección, entre otras características. Fue edificada por la firma Pigeon Hole Parking de Venezuela, S.A. La obra fue inaugurada el 14 de febrero de 1965.
El esfuerzo trajo la prosperidad Poco a poco la C.A. Centro Médico de Caracas iba prosperando. Se fueron adquiriendo edificaciones en los alrededores, se construyó el estacionamiento para 400 vehículos, tanque de agua con capacidad para 10 millones de litros, el ambulatorio, la instalación de los equipos de resonancia magnética nuclear, la remodelación de la Unidad de Cuidados Intensivos y de Diálisis Renal, así como la construcción de la Unidad de Fisioterapia Respiratoria y el inicio de la Farmacia Hospitalaria bajo la presidencia de José Alberto Padrón Amaré y con toda esta infraestructura se fue
Sentados, de izquierda a derecha: Luis Gonzalo Gómez, José Alberto Padrón Amaré (Presidente) y Manuel Guzmán Blanco. De pie, de izquierda a derecha: Jorge Morales Stopello, Armando Márquez Reverón, Tomás Sanabria.
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consolidando una institución, cuya mayor fortaleza era el compromiso y la vocación de servicio. Además, de la convicción de que la misión de la institución es legar a las nuevas generaciones todos los conocimientos y experiencia acumulados. “En esa oportunidad tuve ocasión de hacer diferentes obras. Una de las primeras cosas que hice fue reunir una asamblea de accionistas, a fin de presentar un plan moderno de renovación del hospital CMC. Conté con la colaboración de mis compañeros de Junta; entre ellos, el Dr. Israel Montesdeoca; el Dr. David Márquez, Moisés Zuckerman y el Dr. Emerson Gutiérrez con la participación de los ingenieros Luis Penzini Fleury y Nicolao Grandini, de la compañía PGP”, reconocía Padrón Amaré.
Y llegó “El Muroyol” Después, durante el período de Juan Godayol Rovira, se remodelaron todas las habitaciones, dado que el modelo de construcción de la época de la fundación, no contemplaba baños ni closets. Se modernizaron, y a aquellas que lo requirieron, se les instalaron sus baños y closets. En su período se reacondicionaron los departamentos de Radiología y de Anatomía Patológica y ya, en su gestión previa se había traído por primera vez al Centro Médico de Caracas, un tomógrafo. Pero algo que lo catapultó a la popularidad fue la creación de los hermosos jardines y del muro que rodea al centro asistencial, al punto de que cuando la gente se refería al muro, en forma afectuosa decía “El Muroyol”. Con esta obra, la sede adquirió otra dimensión, más cálida, más bella, más humana.
Juan Godayol Rovira
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Comentaba Godayol Rovira, que caminando por el Centro Médico se percató de que la parte Norte de la clínica y en la entrada, donde está el relieve de Hygeia estaban muy feos. Le propuso
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a su Junta Directiva y fue aprobado contactar a un arquitecto paisajista llamado Flamini, quien luego de revisar los planos y constatar que se trataba de 3 mil 200 mts² presentó un proyecto acorde con la arquitectura original del centro asistencial. “Así se hicieron los jardines y el muro que los circunda. En algunos casos, el muro fue cuestionado porque suponían que sería la ‘pizarra’ del barrio Los Erasos. El destino y Papá Dios nos ayudó. En todos estos años jamás ha habido algún escrito. Nunca”.
Los hermosos jardines del Centro Médico de Caracas.
Señalaba el ex presidente Godayol, que algo de lo que se siente muy orgulloso en su primera Junta Directiva, en 1987, fue la creación de la Escuela Universitaria de Enfermeras. Recordaba que había regresado de un congreso en el Memorial Hospital de Nueva York y uno de los directores de ese hospital le enseñó el edificio de la Escuela Universitaria de Enfermeras. “Al llegar a Venezuela lo propuse a mi Junta Directiva y fue aprobado por unanimidad. Trabajé mucho para ese proyecto y fue un gran logro para una clínica privada como el Centro Médico de Caracas. Hasta la fecha hemos graduado cerca de 1.500 enfermeras a nivel superior”.
Una huella en el hospital Un presidente que también dejó huella fue José Besso M. (†) quien ejerció el cargo afrontando serias vicisitudes. En esta oportunidad, con serios compromisos laborales, pero ello no frenó el desarrollo de una gran labor; entre ellas, la renovación y actualización de los servicios de admisión, facturación y cobranza, a fin de hacerlos más humanitarios y efectivos. Se remodelaron las fachadas del edificio principal y de los anexos A y B, así como habitaciones que lo requerían.
José Besso M.
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Habitaciones confortables adecuadas a las nuevas tecnologías
Se modernizaron y dotaron de equipos de última tecnología a los servicios de Cardiología no Invasiva y el de Imágenes (tomografía, resonancia, radiología, ultrasonografía, ecocardiografía y mamografía). Asimismo, se actualizaron los nueve pabellones con la mejor tecnología. Se adquirieron nuevas camas quirúrgicas, instrumental quirúrgico, lámparas cialíticas, los equipos de laparoscopia más modernos del país y los de ventilación artificial de la Unidad de Cuidados Intensivos. “Nuestros laboratorios y, en particular, el Banco de Sangre, son las instalaciones mejor dotadas a nivel nacional. El laboratorio de Microbiología es incorporado a la mayoría de estudios de carácter internacional que se hacen en el país. Durante muchos años nos dedicamos mayormente a la parte médica pero ahora también ocupándonos del área hotelera. Ahora somos muy cuidadosos de esa imagen que estamos proyectando a nuestros pacientes”¹. 100
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Mirando al futuro A partir de 2008, al ocupar la administración del Centro Médico de Caracas, la Junta Directiva, encabezada por Aquiles Salas J. asumió con entusiasmo la opción de continuar creciendo, creyendo no haberse equivocado al contar con un capital humano de excelencia. Además, del aliento de los pacientes, quienes demandan cada vez, mejores servicios. Esta iniciativa contempló la creación de nuevas áreas en la sede actual y la modernización de las ya existentes, entre ellas, la Emergencia Pediátrica y la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica y Neonatal, así como la Emergencia de Adultos, la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos, los quirófanos, el laboratorio general y de Microbiología, Rehabilitación, Telemetría, Farmacia, Admisiones y la cocinafuente de soda Gazebo, que el hospital muestra con orgullo. Otro propósito, hecho realidad, fue la remodelación de las habitaciones, los puestos de enfermeras, el estar de cirujanos, las áreas de descanso y vestuarios para enfermeras, así como el proyecto de Señalética, en la sede principal y la renovación de 6 ascensores en los edificios principal y anexos A y B.
Aquiles Salas Jiménez
Ha sido política de la Junta Directiva promover la renovación del equipo humano por lo que, en los últimos tres años, se ha logrado el ingreso de cerca de 100 especialistas en todas las áreas. La protección social del accionista a través de la creación del Fondo de Retiro y la decisión de la cobertura de atención medica del accionario y sus familiares dependientes en la institución fueron algunas de las metas alcanzadas. Las organizaciones son sistemas humanos y sociales donde convergen líderes y gerentes con habilidades para desarrollarse en ese mundo y construir su propia personalidad. Entre los valores que promueve la organización Centro Médico de Caracas figuran la excelencia, la eficiencia y la protección del capital humano.
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Palmetum
Con el objetivo de desarrollar el eje de la organización, se reconstituyó la Administración y se separaron las direcciones Médica y General. Esto era una necesidad para optimizar ambas dependencias al atender cada una sus necesidades específicas. Igualmente la profesionalización de las gerencias para una mayor eficiencia y eficacia en el manejo de la clínica. La dirección general está enfocada a la atención y supervisión de las áreas funcionales de la organización como son Capital Humano, Administración y Finanzas, Tecnología, Mercadeo y Operaciones. La Dirección Médica está orientada a medir la eficiencia de atención en salud, programas de calidad y servicio de emergencia, controlar e incrementar la relación médico-paciente, así como trabajar en equipo con la gerencia general.
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Se creó la gerencia de Seguridad Industrial, que envuelve todo lo concerniente a las normas preventivas de accidentes laborales, enfermedades ocupacionales-profesionales causadas por el oficio; así como la higiene industrial, ergonomía, prevención
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de accidentes y riesgos profesionales, sin dejar a un lado la compenetración del individuo con el medio ambiente que lo rodea, en el que su salud, integridad física y satisfacción de sus necesidades estén garantizadas en un 100 por ciento. Asimismo, se estableció la gerencia de Seguridad, la cual tiene como misión principal contribuir con la empresa de seguridad contratada para favorecer el resguardo del Centro Médico de Caracas y sus alrededores. En el ámbito laboral, está en discusión un nuevo contrato colectivo que ampara a seiscientos trabajadores, aproximadamente. Las relaciones son normales y se manejan con respeto y diálogo continuo y constructivo. El Centro Médico de Caracas cumple con sus trabajadores y con toda la normativa que imponen los organismos gubernamentales referidos a la Seguridad Laboral. Además, de ser incluidos en la política de compromiso social de la institución. “Podemos seguir soñando porque tenemos una empresa sana. A finales de los 80 y en los años 90 se comenzó a reformular la parte administrativa y a gerenciar, de acuerdo a las nuevas tendencias. Tenemos razones de peso para hablar de una solidez económica y financiera que nos permitirá continuar creciendo”, diría Aquiles Salas. Uno de los principales anhelos ha sido la construcción de la Torre Norte, que contempla una estructura de 8 pisos y tres sótanos para estacionamiento. Asimismo, conexión subterránea con el edificio principal. Se ha invertido tiempo y recursos para la gestión de la permisología correspondiente. Luego de tres años de intensa labor, el Centro Médico de Caracas obtuvo los permisos necesarios para adelantar el proyecto que le generará un cambio absoluto de dimensión y capacidad de servicios. Por supuesto, el proyecto sería adaptado a las nuevas realidades. ¡Razones sobran para seguir acariciando un futuro esperanzador y de prosperidad!
Referencias 1.
Revista Pulso Médico Año 1. Edición 1. Junio 2006. Págs. 17.
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“Lazo para la Humanidad”, de la escultora Sydia Reyes.
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Capítulo 5
El arte en el Centro Médico de Caracas
D
esde la época colonial, la arquitectura venezolana se ha visto influenciada por el arte europeo. En Venezuela existe una gama variadísima de expresiones arquitectónicas y artísticas que llegaron a nuestro país, principalmente, de España, Francia e Italia. En el terreno de las edificaciones médicas, durante el período de Juan Pablo Rojas Paúl, entre 1888 y 1890, se promovió la construcción del Hospital Vargas y fue Cipriano Castro, en 1899, quien dio el salto de la Venezuela feudal al comienzo de la modernidad que continuó Juan Vicente Gómez, gobernante entre 1908 y 1935, al introducir los primeros automóviles e iniciarse la llamada “Política de Carreteras” entre las que se incluyeron: la Caracas-La Guaira, la carretera Trasandina de Caracas a la frontera con Colombia y la carretera Caracas a Soledad, en la costa del Orinoco. Eleazar López Conteras asumió la presidencia de Venezuela el 1° de enero de 1936. Fue durante su mandato cuando se ejecutaron importantes obras para los organismos públicos, iglesias y arreglos de embellecimiento de Caracas; entre ellas, El Capitolio, El Teatro Municipal, El Panteón Nacional y el Arco de la Federación, entre otras. Todas bajo la influencia del viejo continente. Mientras se construía el hospital privado Centro Médico de Caracas, Isaías Medina Angarita (1941-1945) instauraba la democracia en Venezuela, caracterizada por el respeto a los derechos humanos y a la libertad de expresión. Entre 1952 y 1958 que gobernó el dictador Marcos Pérez Jiménez, se notaba cierta influencia europea en las
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edificaciones, sistemas constructivos y detalles decorativos, que surgían en Europa y traspasaban el Océano para llegar a nuestras tierras. El Neoclasismo fue una de las tendencias en la arquitectura de la época. Se expresaba en la ornamentación clásica que imitaba las ideas greco-romanas, se emplearon nuevos materiales como el hierro colado, el vidrio y el cemento bajo el paraguas de la revolución industrial que cambió las técnicas de construcción recibiendo al eclecticismo y al urbanismo. También se desarrolló el Romanticismo manifestado en la pintura, la literatura y el teatro como una forma de vida expresada en el realismo y el naturalismo, así como en el impresionismo y neoimpresionismo junto con la llegada del modernismo o estilo internacional. ¹
Fantuzzi impregna al CMC del arte italiano En la entrada principal del Centro Médico de Caracas se observa un cuadro del Maestro Fantuzzi, el pintor de los médicos y quien fuera también del Vaticano en la época de Pio XI, el venerable Aquiles Ratti. Allí están los grandes, quienes planearon la construcción del Centro Médico de Caracas. En la obra aparecen los promotores y fundadores: 9 médicos y un abogado: Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, Ricardo Baquero González, Leopoldo E. López, Manuel Felipe Núñez, Félix Lairet, hijo; Rafael Ernesto López, Andrés Gutiérrez Solís, Julián Morales Rocha, Franz Conde Jahn y Fermín Díaz.
Promotores y fundadores del Centro Médico de Caracas. Obra de Roberto Fantuzzi.
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Roberto Fantuzzi realizó muchos cuadros de valiosos médicos durante su brillante carrera. Fue el Dr. Julio de Armas, quien por la década de los 50 había sido Embajador de Venezuela en Argentina, al conocerlo y saber que había realizado cuadros notables de los miembros de varias cátedras de medicina en diversos sitios de esa nación, decide invitarlo al país. “Con este fin lo conecta con los jefes de las distintas cátedras universitarias y otras partes relacionadas con actos médicos. Muchos acogen la sugerencia de contratarlo. De treinta grupos pictóricos donde figuran médicos, 17 fueron realizados por Roberto Fantuzzi”.² Hay pocos datos biográficos de Fantuzzi; se conoce que fue natural de Italia y que cursó estudios en la Academia de Artes de Florencia. Además del cuadro que pintó para el Centro Médico de Caracas, dibujó otros para la Cátedra de Anatomía Humana Descriptiva “Dr. José Izquierdo”; Cátedra de Clínica Otorrinolaringológica en el Hospital Universitario de Caracas, Jefe-Profesor Franz Conde Jahn; Cátedra Pediátrica en el Hospital Universitario de Caracas Jefe-Profesor Pastor Oropeza; Cátedra de Clínica Terapéutica Quirúrgica I en el Hospital Vargas de Caracas, Jefe-Profesor Miguel Pérez Carreño y Cátedra de Clínica Gastroenterológica en el Hospital Universitario de Caracas, Jefe-Profesor, Joel Valencia Parparcén, entre otros.
Un Asclepión griego llamado Centro Médico de Caracas La fachada de la entrada principal del Centro Médico de Caracas es uno de los conjuntos escultóricos más hermosos de las instituciones de salud del país. El tallado encima del atrio acoge a los pacientes, familiares, visitantes, médicos y personal paramédico con una sobriedad y elegancia especiales. Sin embargo, sus orígenes y significados son poco conocidos, lo cual motivó al Dr. Harry Acquatella, quien ingresó a esta institución en el año 1966, luego de efectuar su postgrado de Cardiología en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, a realizar la investigación, dado su gran interés por la mitología griega. “El estilo escultórico es propio del arte de los años 1920 a 1940, de una fuerte influencia italiana debido a que el creador fue el artista y escultor Renzo Bianchini, cuya firma se reconoce en la parte inferior, a la izquierda y fechada en 1947”.³ 107
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Diosa Hieya. Obra de Renzo Bianchini, 1947.
Bianchini trabajó en Venezuela desde la década de los 30 hasta los 60. Llegó a este país huyendo de la Italia de Mussolini. Entre otras esculturas que adornaron la Caracas de entonces figuran: la estatua de José María Vargas en el Panteón Nacional, la placita de Los Venados, a la entrada de San Bernardino (hoy desaparecida), la antigua fuente del parque Los Caobos, el Puente de Las Mercedes, el Puente de Los Leones y el San Juan de los Morros, ubicado en la ciudad que lleva su nombre.
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Luego de pasar la suave rampa en ascenso por la parte oriental del hospital se puede notar sobre las puertas de vidrio el frontispicio que consta de una figura central, la Diosa Hygeia, acompañada a cada lado por dos grupos de figuras modernas de familia, del cuido de los niños, incluso, de una monja atendiendo enfermos. Se leen dos frases en latín: “Sanitas populis virtus civitatis –La salud del pueblo es una virtud ciudadana–” y “Ut vitae extollentur pueri ut vitae servetur humanitas –Hacia la vida buena de los hijos y la vida al servicio de la humanidad–”.
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Hygeia está representada como una mujer joven, con su mirada dirigida a las personas que pasan debajo de ella en busca de salud. Tiene la cabellera larga hasta los hombros y cubierta con un vestido largo, de tela ligera y hombros descotados. Sostiene en su brazo derecho a la serpiente Pitón. El “Juramento Hipocrático”, de compromiso de cada médico al graduarse es: “Juro y pongo a Apolo, el médico; a Asclepios, a Hygeia, a Panacea y a todos los Dioses y Diosas como testigos que cumpliré este juramento y este acuerdo según mi competencia y entendimiento”. “Hygeia fue una de las hijas de Asclepios (Esculapio), Dios de la Medicina y nieta del Dios Apolo. Tuvo un papel importante en el culto de Asclepios como donadora de salud y por ello llamada también, Salud. Fue adorada y celebrada junto con su padre Asclepios en los ‘Asclepiones’ de la Medicina griega antigua, creados, a partir de Hipócrates para sanar a los enfermos. El culto a esta Diosa floreció localmente en los Siglos VII y VI AC pero, especialmente se extendió a través del Oráculo de Delfos y después de las plagas catastróficas de Atenas de los años 429 y 427 AC y en el 293 AC en Roma”. La serpiente Pitón, que lleva en su brazo derecho es un monstruo de la Mitología Griega, hija de Gaia, la Diosa de la Tierra, creada a partir del barro que quedó sobre la arena después del diluvio. La serpiente vivía en una cueva del Monte Parnaso para guardar el Oráculo. Nadie se atrevía a aproximarse a ella, pues había destruido los campos y villas cercanas. Concluye Acquatella en su investigación que “…cuando traspasamos la figura de Hygeia estamos buscando la salud, siguiendo el poder de curación que Zeus le otorgó a su hijo Apolo, éste se lo pasó a su hijo Asclepios, quien, a su vez, lo entregó a su hija Hygeia en la búsqueda de la salud. La serpiente Pitón representa al monstruo o Dragón que protegía en el Monte Parnaso las profecías emitidas por la Sibila (Oráculo, el conocimiento del futuro). También las serpientes ayudaban a Asclepios a distinguir las hierbas buenas de la malas para las curaciones”. Fue sagrada con el bastón de Asclepios y constituye el símbolo de la Medicina”. 109
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Un gran pintor venezolano se suma a los éxitos del Centro Médico de Caracas En el año 1954 al nacer la primera edición de “Publicaciones Centro Médico de Caracas”, el pintor Pedro Ángel González realizó la ilustración de la portada. Toda su maestría y excelencia la plasmó en una obra que representaba la fachada del centro asistencial. Pedro Ángel González había nacido en Santa Ana del Norte en el Estado Nueva Esparta, el 09 de septiembre de 1901. En 1916 vino a Caracas con una beca del gobierno regional para estudiar en la Academia de Bellas Artes, que dirigía Felipe Herrera Tovar. En 1926 abandonó la pintura y se dedicó a oficios prácticos como el de dibujante técnico y diseñador en el taller de fotograbado del maestro Raúl Santana, antiguo miembro del Círculo de Bellas Artes. No pasó mucho tiempo antes de que González volviera al arte y en 1936 retomó su trabajo de pintor e ingresó como docente en la recién creada Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, donde fundó el taller de Artes Gráficas. Allí se consagró a la docencia en pintura y dibujo llegando a ser su director entre 1959 y 1960.
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Desde el año 1975, la Escuela de Artes Plásticas de La Asunción, en Nueva Esparta lleva su nombre. Entre los múltiples premios y reconocimientos de este ilustre margariteño se destaca que en 1942 fue Premio Nacional de Pintura en el III Salón Oficial de Arte Venezolano; recibió los galardones Antonio Herrera Toro y Armando Reverón en el XV y XVII Salón Oficial de Arte Venezolano en 1954 y 1956, respectivamente, así como el Premio Antonio Edmundo Monsanto, en el Salón Arturo Michelena de Valencia. González murió en Caracas, en el año 1982.
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Una capilla a la medida En el cuarto piso, quizás no muy vista por todos los que transitan por el Centro Médico de Caracas se encuentra una pequeña y hermosa capilla que fue; en principio, de mayor tamaño y luego, reducida y reinaugurada el 18 de diciembre de 1971 durante la presidencia del Dr. Ricardo Baquero González. Hace muchos años, los médicos pioneros de esta institución se citaban los domingos para encontrarse, en compañía de sus familias, con sus colegas en la misa que ofrecía religiosamente un capellán entregado a Dios, a los hombres y a los enfermos del Centro Médico de Caracas. Como todas las obras en el Centro Médico de Caracas, realizadas con un alto sentido de la calidad y el arte. Es una edificación moderna que presta todos los servicios requeridos por los capellanes y pacientes.
Capilla del Centro Médico de Caracas.
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El Cristo fue tallado en madera de pardillo en una sola pieza. Fue una creación de uno de los capellanes de entonces, el P. Segundo Gutiérrez quien expresó de su obra “Cristo de la extorsión, del sufrimiento de todos. La simetría desaparece. La muerte en cruz era violenta: escándalo para unos y mofa para los otros. En Cristo es redención para el mundo entero. Esta imagen está hecha más que para rezarle, para pensar en el dolor de nuestros hermanos y, en cuanto esté de nuestra parte, remediarlo. Para rezarle, Cristo mismo (como católicos lo creemos) está en el Sagrario. Teológicamente este Cristo está basado en las profecías de Isaías: Tan desfigurada estaba su apariencia que no era ya la de un hombre. Abandonado de los hombres, varón de dolores, familiar del sufrimiento. No hemos hecho caso de él; sin embargo, Él ha llevado nuestras enfermedades; Él ha cargado con nuestros dolores. Torcido y atormentado para enderezarnos a todos hacia su Reino de paz, amor y gozo”. 4 Los luminosos y coloridos vitrales que decoran la Capilla del Centro Médico de Caracas estuvieron a cargo de Guillermo Vásquez, de Vitrales Artísticos de Venezuela. Cada uno tiene su nombre: 1) Resurrección y Esperanza; 2) Institución de la Eucaristía; 3) Sacrificio (Calvario) y 4) Comunidad Cristiana (Comunión). El proyecto y diseño de los muebles, fueron responsabilidad del arquitecto, Jorge Soto Nones. Como todas las capillas ofrece los sacramentos del bautismo, la confirmación, la confesión, la eucaristía, la unción de los enfermos, el orden sacerdotal y el matrimonio. Como un acto de justicia, respeto y reconocimiento de las diferencias; las visitas del Capellán se cumplen a título de amigo, cualquiera sea la religión del paciente. No obstante, se aceptan solicitudes de los pacientes o sus familiares para la atención espiritual por representantes de otras religiones para lo cual se realizan las peticiones a quiénes corresponde, manteniendo siempre el contacto entre ambas instituciones.
Andrea Di Domenico, artesano del CMC
Andrea Di Domenico
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No puede dejar de destacarse el trabajo que durante muchos años realizó Andrea Di Domenico en el Centro Médico de Caracas. Además de su labor de ebanista y carpintero de la capilla del centro asistencial, fue un digno representante de los inmigrantes provenientes de Europa, “quien con tenaci-
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dad, esfuerzo incansable y una enorme abnegación, contribuyó a forjar los cimientos de una familia que daría un extraordinario aporte a esta bella nación de brazos abiertos”, como diría su hija, la psicóloga Rosa Di Doménico. En un escrito denominado “Andrea Di Domenico, artesano del CMC”, que Abraham Krivoy presentaba en mayo de 2003 sobre este personaje único refería: “La pequeña muestra de sus labores en el Centro Médico de Caracas habla de su enorme capacidad de trabajo, su extraordinaria facilidad de adaptación y una privilegiada mente funcional que adaptaba cada obra, no sólo a su necesidad estricta de lo que se requería, sino que agregaba a cada una, un valor estético que fácilmente traduce la enorme sensibilidad de su alma”. Concluía Krivoy: “Como muchos mediterráneos que legaron a la humanidad extraordinarias obras del arte, música, escultura, pinturas, y otras, sin lugar a dudas, Andrea era depositario en su mente de esa cultura. La relación humana con los compañeros de trabajo y todos los que lo rodearon se pueden fácilmente destacar por estas fotos históricas que por sí solas dicen mucho de sus actuaciones y méritos”.
Lazo para la humanidad En el marco de la celebración del 65° Aniversario del Centro Médico de Caracas y bajo la premisa de que el arte trasciende culturas y generaciones, en los jardines, del Centro Médico de Caracas, se inauguró la obra “Lazo para la Humanidad”, de la escultora Sydia Reyes.
Sydia Reyes, escultora y artista plástica venezolana de renombre nacional e internacional ha realizado más de 15 exposiciones individuales y múltiples colectivas, tanto en Venezuela como internacionalmente, obteniendo reconocimientos en países como Japón, Francia, Egipto, Colombia, Estados Unidos y Venezuela. Por más de veinte años ha realizado obras en todos los formatos. Su trabajo es representado en museos, centros y fundaciones culturales, como también en colecciones privadas nacionales e internacionales.
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Reyes conceptualizó su obra como un símbolo unificador de todas las organizaciones que luchan por el porvenir de la humanidad y por aquellas causas en pro del ser humano y que, a partir de un color puede ser compartido por diferentes entidades. La obra ubicada en el Centro Médico de Caracas es de forma de un lazo tridimensional con proyección espacial y comportamiento dinámico. Tiene unas dimensiones de 4,20 x 3,96 x 2,70 mts. El material en acero inoxidable pulido con el que está elaborada, permitirá por lo neutro, que la iluminación sea parte muy importante. Se trata de una serie de spoilers que cambian de colores a través de un sistema de apoyo computarizado LED que permite que se reflejen los colores amarillos, rojos, morados, negros, rosados, azul, naranja, verde y platino, por un tiempo determinado referido a las diferentes campañas de salud y solidaridad.
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“Lazo para la Humanidad”, de la escultora Sydia Reyes.
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El Centro Médico de Caracas como parte de su compromiso social y en cumplimiento de su misión de aportar por la sanidad de la población emprendió este proyecto, persuadido de que con ello brinda apoyo a quienes padecen dolencias que bien pueden ser evitadas o minimizadas por la labor de prevención y atención a tiempo.
Un poco de la historia del lazo El signo del lazo, según la cultura egipcia representa el “Símbolo de la Vida” y algunas organizaciones en el mundo lo han asumido como imagen de la lucha contra el sida, cáncer de mama y otros tipos, niños índigos, ciegos, enfermedades de la piel, organizaciones de protección de animales y apoyo a las tropas de E.E.U.U. que luchaban en Irak, entre otras. El lazo fue usado por reyes y nobles de diferentes dinastías en sus cetros y bastones, así como en murales, pinturas y objetos de arte egipcios. El primer lazo considerado como un objeto significativo fue el lazo amarillo, mencionado en una canción de marcha, utilizada por el Servicio Militar Norteamericano en Estados Unidos. En 1917, George A. Norton obtuvo los derechos de la canción por primera vez. Su título fue “Round her Neck She Wears a Yeller Ribbon”. En 1940 la canción fue grabada nuevamente por varios músicos. Basada en esta canción, una mujer llamada Penney Laingen, esposa de un rehén en Irán, usó el lazo como un símbolo de conciencia. Ella amarró lazos amarillos a los árboles para expresar el deseo de que su esposo regresara a casa. Sus amigos y familiares hicieron lo mismo como muestra de lealtad. Debido a que todos los americanos vieron este mensaje, el lazo se convirtió en un medio para expresar una idea. En los años noventa, los activistas por la causa del SIDA se sintieron inspirados por el impacto que podía generar un simbólico lazo rojo y decidieron emprender una campaña para que la gente pudiera apoyar esta causa. El lazo de la lucha contra el SIDA representa el color de la pasión. Durante los premios Tony, el actor Jeremy Irons fue fotografiado con un lazo rojo brillante sobre su pecho. Mientras el público continuaba viendo la entrega de pre115
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mios, también el lazo seguía llamando la atención, y se hizo popular de la noche a la mañana. El año 1992 fue declarado por The New York Times como el año del lazo. Hoy, los Awareness Ribbons, cintas o lazos de conciencia, son usados por multitud de grupos como símbolo de muy distintas causas.
Emblema del Centro Médico de Caracas El símbolo del Centro Médico de Caracas es quizás una de sus más importantes obras de arte desde su concepción hasta nuestros días. Bajo la influencia de la mitología griega, que habita en cada espacio de la institución y que los miembros de esa comunidad asumen con orgullo y prestancia, fue concebido en un rectángulo que en su parte posterior se ve oculto el Caduceo de Hermes, en su parte superior y a la derecha, un par de alas. Por primera vez sobresale la Serpiente Pitón, de Esculapio. En relieve las siglas del Centro Médico CM. “Caduceo, un vocablo de origen griego significa ‘vara de olivo adornada con guirnaldas’. Esta vara posee dos serpientes entrelazadas, en lugar de guirnaldas. De acuerdo a la mitología, Mercurio vio a dos serpientes y las separó pacíficamente con el caduceo. Las serpientes dejaron de luchar y se separaron. Apolo regaló el caduceo a Hermes, el mensajero de los Dioses. Se distinguen dos báculos que luego fueron unidos en uno: primero, la vara de heraldo ordinaria y segundo, la vara mágica, como las que poseían otras divinidades. Los lazos blancos con los que la vara de heraldo estaba adornada originalmente, fue cambiada posteriormente por las dos serpientes aunque los antiguos las justificaban como el vestigio de alguna característica del Dios, considerándolas representaciones simbólicas de la prudencia, la vida y la salud. En épocas posteriores, el caduceo fue adornado también con un par de Caduceo de Mercurio con dos alas, con las que el mensajero de los Dioses se movía de un lugar a otro. serpientes enrolladas que simbolizan los opuestos de la vida y La vara de Esculapio es usada como símbolo de la Medicina en algunos la salud. países, entre ellos, Venezuela”. 5
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Emblema original del Centro Médico de Caracas
No se conoce quién diseñó el símbolo del CMC. No obstante, con la imagen se busca representar el símbolo tradicional de la Medicina, deidificado en Esculapio o Asklepios, padre de Hygeia, Diosa de la Salud. Esculapio ha sido representado apoyado en un bastón con una serpiente enroscada, símbolo de la Medicina. Una investigación realizada por Harry Acquatella, revela que Asclepios aprendió el arte de mezclar hierbas y hacer pociones. Se dice que también fue cirujano. “El símbolo de su arte se representa por un bastón de cedro con la serpiente sagrada enrollada en él mismo. La serpiente simboliza el renacimiento después de la muerte porque la serpiente pierde su piel mortecina y luego renace una nueva piel. Al igual que las enfermedades, casi matan y luego sanan. El poder curativo de Asclepios fue tan grande que llegó a resucitar a un muerto. Esto hizo que Zeus de inmediato lo matara de un rayo porque había alterado el orden del universo al permitir que un mortal regresara al mundo de los vivos. Sin embargo, Zeus reconoció el inmenso bien que Asclepios había hecho a la humanidad y lo hizo Dios (de la Medicina) y lo
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llevó a la constelación de Ofiocus (serpiente) donde es el único mortal representado en las constelaciones de estrellas”. 6 El logotipo del CMC fue reformado en el año 2009. “Se ha modificado recientemente e incluye el Caduceo de Hermes con sus dos alas y, por primera vez, sobresale la serpiente de Esculapio. Es una modificación original y armoniza los símbolos de la acción médica y de nuestra filosofía”. 7
Altar de la Capilla del Centro Médico de Caracas.
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Referencias 1. Informe de Historia de Venezuela. http://www.arquba.com/monografias-de-arquitectura/ informe-de-historia-de-venezuela/ [s.n] 30-06-2012 2.
Médicos presentes en grupos pictóricos en Caracas. Dres. Francisco Plaza Izquierdo y Francisco Plaza Rivas. Vol. 106, Nº 3, septiembre 1998. Gaceta Médica de Caracas 1998; 106(3):394-398.
3.
Origen y simbolismo del frontispicio de la entrada principal del CMC. Dr. Harry Acquatella. Revista Centro Médico. Volumen 49. N° 2. Noviembre 2004. P. 137-141.
4.
Revista Centro Médico. N° 44. Volumen XII. Servicio de Capellanía. Enero, 1973. P. 1-5.
5. Caduceo http://es.wikipedia.org/wiki/Caduceo. [s.n] 16-09-2012. 6.
Revista Pulso Médico Significado Simbólico del Logotipo del Centro Médico. Harry Acquatella Monserrate. Año 3. N° 7. Diciembre 2009. Pág. 2
7. Ídem.
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Panorรกmica del Palmetum.
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Capítulo 6
Una institución que se renueva cada día
U
na de las motivaciones fundamentales de los promotores del Centro Médico de Caracas por los años cuarenta era, precisamente, reunir en un solo centro asistencial las distintas especialidades médicas de la época. Para entonces, existían clínicas pequeñas con los servicios básicos y pocas habitaciones. Por eso la idea de la creación tuvo tanta significación porque era una innovación en el país solo parecida a las clínicas de Estados Unidos; entre ellas, la Clínica Mayo que se convirtió en fuente de inspiración para los ideólogos del Centro. Juan Godayol Rovira, en ocasión del 50° Aniversario de la institución, comentaba que en 1947, en Venezuela la medicina privada se ejercía de manera disgregada. “Los pacientes recorrían de un lado a otro la ciudad de Caracas buscando expertos que atendieran sus dolencias, generalmente, referidos de unos a otros. Era la Caracas que enfrentaba la crisis de la guerra mundial y comenzaba a perder sus techos rojos…En ese contexto, un grupo de pioneros decidió lanzarse a la aventura de crear un centro integral de medicina privada que reuniera todas las especialidades posibles en una misma institución y escogieron como ubicación la zona de San Bernardino”. Desde sus inicios, la clínica pudo atender todas las áreas de la Medicina: Medicina, Cirugía, Pediatría y Ginecología y Obstetricia apoyados por los servicios de emergencia, anestesiología, laboratorio general, rayos X y de transfusión.
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Medicina Interna A través de su historia, el Centro Médico de Caracas ha tratado de combinar el juicio clínico con el hecho de estar en la punta de la tecnología más avanzada. El departamento de Medicina ofrece los servicios de médicos internistas y de especialistas altamente calificados en las áreas de cardiología y enfermedades vasculares, dermatología, oftalmología, endocrinología, enfermedades respiratorias, gastroenterología, hematología, infectología, inmunología y alergias, nefrología, neurología, nutrición, oncología, psiquiatría y reumatología. Dispone de la más avanzada tecnología que aporta grandes posibilidades diagnósticas y acorta el tiempo para llegar a él; además de evitar técnicas invasivas, desagradables y riesgosas para el paciente. Estas especialidades están apoyadas por el Laboratorio General y de Microbiología; así como por las unidades de servicios de diagnóstico como Endoscopia, Hemodinamia, Medicina Nuclear, Tomografía y Ultrasonido, Radiología y Banco de Sangre, entre otros.
Cuando una institución entiende y aplica el concepto de Medicina Interna Para Ramón Soto Sánchez trabajar en el Centro Médico de Caracas ha sido una experiencia extraordinaria debido a que es una institución de primera categoría. Lo considera el primer hospital privado del país que le ha permitido durante estos 40 años de compartir con colegas insignes. Ramón Soto Sánchez Ingresó en el Centro Médico de Caracas en 1972, luego de haber culminado su postgrado en Medicina Interna. Se graduó en la Universidad Complutense de Madrid y luego hizo su reválida en Caracas. Impartió clases en la Cátedra de Medicina Interna en el Hospital Universitario de la Escuela Luis Razetti. En el CMC desempeñó labores de monitor, guía y coordinador de los cursos de postgrados y de extensión de postgrados a los médicos internos y residentes del hospital. 122
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Una de sus más intensas satisfacciones en este centro asistencial es, primero, poder darle a sus pacientes lo mejor de su formación y esfuerzo y, al mismo tiempo, permitirle desempeñar cargos docentes dentro de la institución y en la Universidad Central de Venezuela. “Siento que he alcanzado lo que aspiraba en la vida”, comenta Soto Sánchez. En cuanto a la evolución de la Medicina Interna en el Centro Médico de Caracas, Soto Sánchez es Ramón Soto Sánchez del criterio de que es una de las instituciones que mejor ha entendido y aplicado el concepto de Medicina Interna en el país al cumplir con sus lineamientos, cuales son brindar un servicio integral no sólo desde el punto de vista orgánico sino emocional y psico-emocional, es decir, abordar al paciente de manera integral, y no desde el punto de vista parcial de una especialidad. “En el Centro Médico de Caracas existe un grupo aproximado de diez médicos internistas y todos han sido valorados en su justa dimensión. Han obtenido una posición distinguida dentro de la institución. Estos profesionales están vinculados, en primer lugar, a través de sus valores y principios de la ética y la moral desde el punto de vista profesional y, en segundo término, por mantenerse actualizados, a la vanguardia de los conocimientos médicos y a las tendencias mundiales de la Medicina”. Soto Sánchez ha querido rendir tributo a los administradores, cuerpo gerencial y Junta Directiva del Centro Médico de Caracas, cuyo trabajo se ha cristalizado para que hoy sea una institución solvente desde el ámbito administrativo. En el CMC ha habido el conocimiento y la disposición de superar las crisis que ha tenido que enfrentar para mostrar su cara limpia y transparente como un cristal. Si hay algo que necesita el Centro Médico de Caracas en opinión de este insigne galeno es espacio para crecer. “Fue creado en una Caracas pequeña y nuestro hospital se adaptaba a las condiciones de la época; pero hoy, con una ciudad de más de cuatro millones de habitantes requiere crecer para ampliar nuestros servicios y cuartos de hospitalización”. 123
Una institución que se renueva cada día
Cuando el ejercicio de la Medicina Interna se combina con la docencia y la gerencia Aquiles R. Salas J. Nació en Maturín, estado Monagas. Egresó de la Universidad Central de Venezuela, UCV, como Médico Cirujano en 1975. Egresado del master y postgrado de Medicina Interna en el Hospital Universitario de Caracas. En la Universidad de Harvard, en Boston realizó un fellow en Medicina Geriátrica y un master en Salud Pública. Ha ejercido la docencia así como la actividad médica en el Hospital Universitario de Caracas, iniciándose como interno, luego como residente y, desde 1981, como profesor de la Escuela de Medicina Luis Razetti. Ingresó en el Centro Médico de Caracas en 1982. Desde 2008 es director de la Escuela de Medicina “Luis Razetti” de la Facultad de Medicina de la UCV. Ha sido director principal de la Fundación Alzheimer de Venezuela y electo por 6 años miembro del Consejo Directivo de Alzheimer Disease International con sede en Londres. Recibió el Premio de Investigación Aplicada “Luis Razetti” 2010, que otorga la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. En el ámbito público ha sido director general del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y director del Consejo Administrativo del Instituto Nacional de Geriatría y Gerontología, Inager. Desde el año 2008 es presidente de la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas. En noviembre de 2011 fue electo Gobernador del Capitulo Venezuela del American College of Physicians.
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Aquiles Salas Jiménez
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Cuando ingresó en el Centro Médico de Caracas como médico internista, Salas se dedicó a la atención de los problemas de salud de la población adulta, interactuando con otros especialistas en Medicina Interna, así como con otras especialidades que atienden a los adultos como la cirugía, la obstetricia y la ginecología. El médico internista es entrenado para la atención primaria del adulto tanto en consulta externa como en emergencia y hospitalización. Luego de permanecer tres años en Boston, se incorporó tanto al ejercicio de la Medicina como a la actividad docente y de investigación. Su foco de dedicación desde esa época ha sido la Medicina Geriátrica, que se dedica a la atención de la población de adultos mayores. Uno de los principales problemas de salud de esta población son las demencias y, en particular, la enfermedad de Alzheimer. Para el año 1998 se constituyó en la ciudad de Cochin, India, durante la Conferencia Internacional de la enfermedad de Alzheimer, un grupo multicéntrico para el estudio de las demencias en países de bajos y medianos ingresos, coordinado por el investigador profesor, Martin Prince, de la Universidad de Londres. Aquiles Salas fue nombrado investigador responsable para Venezuela. En el año 2000 se inició una línea de investigación, en varios países, enfocada a la prevalencia de las demencias, factores de riesgo y su impacto en la familia y la sociedad. En Venezuela, en el año 2003, se emprendió un trabajo de campo, escogiéndose a una población en la parroquia Caricuao, situada al Suroeste de Caracas y se evaluaron 2000 adultos mayores en su hogar, cuyos resultados fueron valorados y comparados con los de China, India, México, República Dominicana, Cuba, Brasil, Perú y luego con Nigeria, Suráfrica y Puerto Rico. Hasta la fecha, este grupo de investigación denominado 10/66 Dementia Research Group ha aportado, a través de 38 publicaciones, sus resultados tanto de la metodología innovadora de investigación como de la situación de las demencias en la región, en el contexto del problema mundial que afecta a la población de adultos mayores. En el Centro Médico de Caracas se ha realizado una valoración clínica de los pacientes con demencia, además de la evaluación neuropsicológica, que reporta habilida125
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des cognitivas, exámenes de laboratorio y de imágenes, que permite, conjuntamente con otros profesionales médicos y psicólogos clínicos, ofrecer la orientación diagnóstica y ayuda terapéutica tanto al paciente como a su familia.
Hemato-Oncología Angelina Rodríguez Se graduó de Médico Cirujano en la Universidad Central de Venezuela, UCV, en 1965. Hizo un postgrado de Medicina Interna en el Hospital Vargas de Caracas, que culminó en 1968. Posteriormente, realizó un postgrado en Hematología en el Banco Municipal de Sangre en la UCV. Después de trabajar durante 7 años en el Hospital de Niños J. M. de los Ríos, viajó a Inglaterra, donde cursó un postgrado en Hemato-Oncología, en el Instituto de Investigación del Cáncer de Londres, en el Hospital Royal Marsden. Al regresar, se reintegró al Hospital J. M. de los Ríos de donde fue trasladada al Banco de Sangre de la Gobernación de Caracas, como directora. Durante su gestión, se construyó la sede del Banco Municipal de Sangre, en el gobierno de Luis Herrera Campins. Al concluir su período en la dirección del Banco, fundó la consulta de Hemato-Oncología y Hematología, en la misma institución y se quedó como jefe de área. Por un acuerdo entre la Dirección General de Salud de la Gobernación con el Hospital Vargas, el Banco de Sangre y la UCV, se desempeñó como docente Ad Honorem en el postgrado de la UCV. Su trabajo en la Gobernación de Caracas duró 40 años. Es miembro de la Fundación Mundial de la Enfermedad de Mieloma Múltiple y del Consejo Científico de dicha dolencia. Pertenece al International Mieloma Working Group Entró al Centro Médico de Caracas en 1988 como médico-cortesía hasta el año 1989, cuando comenzó a formar parte del grupo de accionistas.
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Angelina Rodríguez
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En su especialidad tratan enfermedades malignas de la sangre que son los mielomas, un padecimiento primario de la médula ósea y las leucemias. También, las mielodisplacias, que son pre leucémicas y muchas evolucionan hacia leucemias: las leucemias mieloides crónicas y las leucemias mieloides agudas y los linfomas, que si bien no tienen origen en la médula ósea, que es el tejido hematopoyético que produce glóbulos rojos, blancos y plaquetas, en esas enfermedades está sustituido, en un grado mayor o menor, por células malignas. Cada enfermedad tiene una célula característica. También tratan trastornos de los ganglios malignos, lo que llaman linfomas. Son cánceres de los ganglios pero primarios, no un ganglio maligno que se infiltró por un cáncer de pulmón, sino primitivo en los ganglios. Hay linfoma no Hoddgkin que son los más frecuentes y Enfermedad de Hoddgkin. “No somos oncólogos médicos, éstos tratan cánceres sólidos de páncreas, colon, estomago, ovarios y muchos otros”. En el Centro Médico de Caracas hay tres hemato-oncólogos, de los cuales son dos activos: Angelina Rodríguez y José Luis López, quien fue su alumno. El Dr. López es una persona con mucho entrenamiento. Hizo su postgrado en Hemato-oncología en el Banco de Sangre y es un experto. Trabaja todas las áreas de la Hematología, entre ellas, el Mieloma y con énfasis en otro tipo de enfermedad. “Desde que llegué al CMC he visto pacientes con problemas malignos de la sangre. Es lo que más se ve en consulta. El 70 por ciento son enfermedades malignas y el 30 por ciento son anemias, púrpuras y baja de glóbulos blancos que no tienen relación con malignidades”. La enfermedad más frecuente de las malignas de la sangre es el linfoma no Hoddgkin. Después, el Mieloma Múltiple. Ahora existen conocimientos y elementos de laboratorio para hacer un diagnóstico más preciso. Su incremento pudiera tener relación con la contaminación, detergentes, derivados del petróleo, gasolina, benceno, fertilizantes y fumigaciones. Desde el punto de vista de diagnóstico clínico y laboratorio, Venezuela está a la altura del abordaje mundial de la enfermedad. Donde pudieran existir algunas fallas es en Citogenética, que es la parte de los cromosomas y muchas de estas enfermedades están asociadas con alteraciones en los cromosomas. Advierte que el personal tiene que estar mejor entrenado. “Hay un grupo en Maracaibo pero no tiene capacidad 127
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para recibir muestras de todo el país, se limita a las de esa zona y otros, no están entrenados en esta patología hemato-oncológica. Hay que afinar el diagnóstico citogenético en nuestro país”. En referencia a los tratamientos, la mayoría están actualizados. El Seguro Social otorga un conjunto de estos medicamentos que son de primera línea en el mundo entero. En el CMC hay varios pacientes que han sido trasplantados de ellos mismos, es decir, autólogos. El trasplante lo efectúa el Dr. López y la Dra. Rodríguez le hace el seguimiento. Este procedimiento consiste en sacar las células madre a través de la máquina de Aféresis y luego se infunde nuevamente por la vena. Este trasplante no cura pero el paciente tiene una mayor sobrevida. Opina que el Banco de Sangre del Centro Médico de Caracas funciona bien al aportar los derivados sanguíneos necesarios como son los glóbulos rojos, plaquetas por máquinas de Aféresis, que es lo ideal, el Crioprecipitado, que se prepara allí y otros elementos necesarios, sobre todo cuando existen problemas de coagulación. Comenta Rodríguez, que cada día se incrementa la demanda de la atención de estas enfermedades en el Centro Médico de Caracas porque se ha convertido en un centro de referencia. Acuden pacientes remitidos por otros médicos hematólogos de Caracas y del interior del país. Este centro asistencial cuenta con la Unidad de Tratamiento Médico-Ambulatorio, donde se colocan las transfusiones a los pacientes y la quimioterapia. El personal de enfermería está muy bien entrenado, tiene muy buen carácter y le hace la vida más placentera a quienes tienen el cáncer. En su mayoría no requieren de psiquiatras porque es el mismo personal, incluyendo a los hematooncológos, quienes están atentos para dar esperanzas y fortalezas en el abordaje de la enfermedad.
Infectología Las enfermedades infecciosas han existido desde hace dos mil años y siempre ha habido quien las tratara de manera particular. Previo a la aparición de los antibióticos, antes de los años 40, era la principal causa de muerte. Con el desarrollo de la ciencia, la aparición de los antibióticos y el auge de la especialidad pasaron a un plano dis128
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tinto. Siempre han estado y permanecerán. Ejemplo de ello son las gripes, la diarrea y las infecciones respiratorias, entre otras. Y algunas, que no se terminan de ir de Venezuela como son el dengue y el paludismo, en algunas zonas del país. Con las vacunas y los antibióticos la situación ha cambiado. Su amplio uso ha generado que algunas enfermedades que antes eran muy prevalentes ahora estén menos, pero aparecen otras. Las infecciones hoy en día logran ser complicaciones de la alta tecnología. Por ejemplo, un paciente que lleva varios días en terapia intensiva, y tiene tubos y catéteres en la vena puede presentar dificultades particulares. Manuel Guzmán Blanco Se graduó de Médico Cirujano en la Escuela Vargas de la Universidad Central de Venezuela, en 1971. Hizo el postgrado de Medicina Interna en el Hospital Vargas y luego el de Microbiología, en la Universidad de Harvard, en Boston, E.E.U.U.. El postgrado en Infectología lo efectuó en la Universidad de Maryland, en Baltimore. En los años 60 se entrenó en el Centro de Enfermedades de Atlanta, E.E.U.U.. Ingresó al Centro Médico de Caracas en 1975, luego de culminar su postgrado en Medicina Interna. Desde 1978 y hasta hoy trabaja en el Hospital Vargas. En el año 1984 creó junto a un grupo de médicos, el postgrado de Infectología y desde entonces, es jefe del servicio. Ejerce la docencia al dar clases en los postgrados que se realizan en el Hospital Vargas de Caracas.
Manuel Guzmán Blanco
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Un problema de los años recientes es que las bacterias han aprendido. Se han hecho cada vez más resistentes a los antibióticos. No son nuevas enfermedades porque siguen siendo neumonías, infecciones en la sangre, en la piel. Una novedad que ha aumentado la dificultad es que ahora es más difícil tratarlas al haber menos opciones porque las bacterias se han hecho resistentes a muchos antibióticos y ellas mutan. La mutación se detecta en laboratorio. Esa es la clave. Antes no se podía descubrir cuándo mutaban y no eran tan resistentes, se medían pero se podía emplear una amplia gama de opciones terapéuticas. Ahora se ha puesto muy difícil, tanto, que en algunos foros mundiales se habla de cómo va a ser el mundo sin antibióticos otra vez porque hay circunstancias muy específicas donde a veces no hay casi nada que ofrecer. Existe una batalla de los tiempos entre la tecnología, la ciencia y la audacia de las bacterias. En el Centro Médico de Caracas hubo infectólogos desde finales de los años 70. Entre ellos, la doctora María Josefina Núñez, una de las primeras formadas específicamente en Infectología y el doctor Guillermo Olaizola. A finales de los 70 comienzan a regresar médicos venezolanos formados en Estados Unidos en esta especialidad, que era relativamente nueva. Luego de estos pioneros, en 1978, ingresó el doctor Jorge Murillo, Manuel Guzmán Blanco, en 1979 y Raúl Istúriz, en 1980. Los tres iniciaron lo que sería la práctica formal de la Infectología en el Centro Médico de Caracas. “Fue una experiencia muy interesante porque empezaron a reconocer la especialidad. Es en 1984 cuando la Federación Médica Venezolana acepta la Infectología como una nueva especialidad. Para entonces, ya existía el postgrado en el Hospital Universitario con María Josefina Núñez y Olaizola. En 1984, Jorge Murillo y Manuel Guzmán inician el posgrado en Infectología en el Hospital Vargas, con lo cual comenzó a crecer la Infectología en Venezuela. “El Centro Médico de Caracas ha realizado un especial aporte a la Microbiología en Venezuela al acreditarla y reconocerla como especialidad”, sostiene Guzmán Blanco. Recuerda que este centro asistencial fue el primero en registrar un paciente con Sida en Venezuela, en el año 1983. Para ese momento no se conocía el virus. La primera prueba de sangre sobre el VIH que se hizo en este centro fue realizada por 130
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Clara Otero, “una doctora cubana que pasó un tiempo con nosotros y luego se fue a Miami. El examen se hizo con un rudimentario aparato de la Abbott, que después fue mejorando”. En esos primeros años era una enfermedad de personas con recursos porque los primeros se infectaron fuera del país, era gente que tenía la oportunidad de viajar. El número de pacientes que se atendió en el Centro Médico de Caracas fue muy importante. Con el tiempo, la infección por VIH se extendió a todos los niveles. Quizás el 1 ó 2 por ciento de la población en Venezuela está afectada por el VIH. “Esa observación del primer paciente con Sida en el Centro Médico se hizo en conjunto con el Instituto Nacional de Inmunología donde estaba el doctor Nicolás Bianco como director junto a un grupo importante de médicos. Al rememorar la historia de la Medicina en Venezuela, comenta que hasta los años 60 ó 65 los grandes especialistas preferían operar sus casos muy delicados en los hospitales públicos porque había muchos más recursos. Los privados eran más modestos. “Lamentablemente la brecha entre la medicina pública y privada ha crecido. Esta última ha tratado de estar en el tope, la pública no lo ha hecho en la misma proporción”. En el Centro Médico de Caracas la tradición microbiológica combinada con la existencia de profesionales internistas de mucha competencia hizo que el diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas fuera algo muy sólido, incluso, antes de que existiera la Infectología. Guzmán Blanco cita la experiencia del Dr. Ramón Soto Sánchez, un experto en infecciones graves, sepsis y complicaciones infecciosas de la mujer embarazada, entre muchas otras. Menciona a los infectólogos que hacen vida en el Centro Médico de Caracas: Santiago Bacci, Isabel Carlota Silva, Alfonzo Guzmán Suárez y María Fátima de Abreu, egresados del postgrado del Hospital Vargas y Carla Telo, cursó el postgrado en Infectología en el Hospital Universitario de Caracas. Recuerda al doctor Kenneth Gibson (†) un pediatra infectólogo espectacular muy apreciado por su calidad científica y por los padres de sus pacientes. 131
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La infectología en el Centro Médico de Caracas es una especialidad que cuenta con el apoyo muy importante del Laboratorio de Microbiología. “La Microbiología y la Infectología son inseparables. No se concibe un ejercicio infectológico adecuado si no tiene el apoyo de una buena microbiología. El CMC tiene esa ventaja, que los dos han crecido muy unidos, no han sido independientes”. Manuel Guzmán Blanco reconoce entre las fortalezas del Centro Médico de Caracas, que por no ser una institución muy grande, hay una excelente comunicación entre los médicos. “Cada quien identifica sus limitaciones, sabe dónde y cuándo pedir ayuda. La cercanía entre los médicos, la confianza y el afecto, en muchos casos, favorece al paciente porque siempre al que se consulta está dispuesto a aportar lo mejor de sí”. Otro aspecto que resalta es que el motivo principal es el bien del enfermo. “Cuando la gente es capaz de reconocer sus limitaciones, de no hacer lo que no debe y hacer sin límite lo que tiene que hacer, es otra fortaleza”. Alfonso Guzmán Suárez, egresado de la Escuela de Medicina del Hospital Vargas de la Universidad Central de Venezuela, en 1998, con postgrados en Medicina Interna e Infectología en el mismo Hospital Vargas, estuvo dos años en la Universidad de Barcelona, España haciendo control de infección hospitalaria. Regresó a Venezuela en 2006 y desde entonces forma parte de la planta de médicos de esta organización. Considera que una de las especialidades fuertes que existen en el Centro Médico de Caracas es la Infectología. “En líneas generales, es un médico de apoyo a las demás especialidades. No en todas las clínicas existe el concepto de pedir ayuda al infectólogo. Por tal motivo, juega un papel muy importante para el cirujano, el traumatólogo, el internista y para la gente de terapia intensiva. Por lo tanto, nuestra especialidad tiene un peso específico importante tanto a lo interno como para los pacientes que son atendidos en nuestra institución”
Gastroenterología La Gastroenterología está presente en el Centro Médico de Caracas desde su creación por el impulso del Dr. Joel Valencia Parparcén y un grupo de cirujanos del aparato digestivo. El instrumento fundamental que se utilizaba, además de la clínica, el laborato132
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rio y el examen físico era la radiología. Para la práctica de los exámenes, se ingería una especie de yeso y se realizaban unos enemas aparatosos y molestos. Durante muchos años la radiología fue el eje del diagnóstico de las enfermedades del aparato digestivo. Vicente Lecuna Torres Es médico gastroenterólogo. Se graduó de Médico Cirujano (1964) y de Doctor en Ciencias Médicas (1967) en la Universidad Central de Venezuela. Ha sido director de la Escuela y decano de la Facultad de Medicina. Fue jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario de Caracas. Entró al Centro Médico de Caracas entre 19791980 y desde entonces ha estado en el consultorio 102. Su trabajo esencial fue como docente en la UCV durante 38 años. Ha publicado más de 60 trabajos científicos y un libro de texto sobre su especialidad, además de una colección de cuentos y una novela.
Vicente Lecuna Torres
A finales de la década de los 50, comenzó la endoscopia, que al principio eran unos tubos rígidos pero que ha ido progresando de manera muy acentuada. Era como una espada, un tubo de acero que tenía un bombillo muy pequeño que emanaba una lucecita y permitía ver el estómago. Eso fue cambiando, en particular, con la tecnología flexible, al inventarse los primeros equipos que cedían, facilitaban la observación del estómago y, al mismo tiempo, se podía tomar la biopsia y determinar si había tumor o si una úlcera era o no benigna. Lo mismo se aplicaba en el colon para extraer los pólipos. 133
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Cada seis meses surgen nuevos aparatos. Hay uno que permite ver todo el intestino delgado. En la actualidad se está desarrollando una cápsula que el paciente se traga y va tomando fotografías, pero aún está en observación porque tiene la limitante que impide tomar la biopsia. De igual manera, emerge un nuevo tipo de radiología o imagenología: la tomografía, que pertenece más al campo de la radiología y posibilita la observación del aparato digestivo. Después aparece la resonancia magnética que mejoró la visualización y, posteriormente, el PET Scan. Cada vez se exhiben nuevos y mejores equipos pero también, mucho más costosos. Para abordar esta limitación, en el Centro Médico de Caracas se creó la Unidad de Endogastro donde cuentan con todos los equipos y el personal preparado necesarios para la especialidad. Fue fundado en 2002, aproximadamente. Siendo 16 gastroenterólogos, entre todos deciden cuáles son los equipos que requieren. Con ello están al día en el ámbito tecnológico y, por ende, en el diagnóstico favoreciendo a los pacientes. Además los hace más accesibles desde el punto de vista económico. La Gastroenterología tiene muchos campos porque en la Medicina contemporánea es prácticamente imposible limitar las especialidades a un estadio estrecho. Casi todas se superponen. Hay enfermedades que afectan el tracto digestivo, el sistema nervioso, el inmunológico u oncológico. La gastroenterología es una subespecialidad de la medicina interna muy vinculada a la cirugía porque si se diagnostica un cáncer o algunas enfermedades benignas de tratamiento quirúrgico, debe participar un cirujano. Lecuna cita como ejemplo las piedras en la vesícula, la cual se interviene a través de la cirugía laparoscópica, que también ha evolucionado, aunque también tiene sus limitantes o riesgos. Entre las ramas de la Gastroenterología figuran: la Gastro-Hepatología, que se ocupa de las vías biliares y los hepatocitos, el colon, con sus pólipos, que son lesiones premalignas, en general y que hay que extirparlos. También el estómago, el páncreas y el recto, entre otras. En el Centro Médico de Caracas se desarrolló eficientemente la Hepatología con el impulso del Dr. Simón Beker, que es la rama que se ocupa del hígado. Algunos gastroenterólogos no hacen esta subespecialidad pero la mayoría, sí. Recuerda Lecuna que una de las características de la Gastroenterología que impul134
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só Valencia Parparcén fue la educación. Su idea era formar gastroenterólogos para todas las capitales de estado y después, uno para cada capital de distrito. Él tenía un sentido social de la Medicina. “La Medicina pertenece más a las ciencias sociales que a las técnicas o a las ciencias exactas. Hay una frase que tiene mucha vigencia: la Medicina es ciencia y arte porque combina el trato con el ser humano. No es un aparato, es una persona”. Vicente Lecuna enaltece el alto nivel de los médicos del Centro Médico de Caracas. “Esa es la clave de esta institución. Sus médicos son competentes. Hay un comité de admisión muy rígido y debe seguir siendo así. Por otra parte, la pasión por la docencia que nos permite mantenernos activos y actualizados. Esto hace, que aun cuando el CMC está al Noroeste de la capital, mucha gente atraviesa la ciudad de Sur a Norte o de Este a Oeste para ser atendido por su médico de confianza. Son muchos quienes nos dicen: ‘Esta es mi casa, la conozco y confío en quien me va atender’”.
Precursores en Cardiología, Hemodinamia y Ecocardiografía En septiembre de 1992, el doctor Tomás José Sanabria Borjas, un eminente cardiólogo del Centro Médico de Caracas escribía en el N° 3, Volumen 38, de la Revista Centro Médico, un artículo titulado “50 años de Cardiología en el Centro Médico de Caracas”. Señalaba, que en múltiples áreas, el CMC ha sido una realización de la visión de sus fundadores, pionero en conceptos médicos y filosofía de mantener una vanguardia seria, cuya finalidad esencial ha sido aliviar a los pacientes que buscaban ayuda. Refería que la Cardiología ha sido una de las áreas en las cuales la institución ha contribuido en forma importante al desarrollo de la tecnología médica nacional. El Dr. Rafael Zubillaga fue el primer cardiólogo, quien había sido una guía ejemplarizante por su ecuanimidad y constante curiosidad y estudio por el desarrollo de nuevas técnicas. El Dr. Rolando Curiel fue el segundo. Lo siguieron los doctores Juan Pablo Parilli y Germán Viana. El quinto fue Alberto Guinand, de gran dinamismo y uno de los principales promotores del trabajo de especialistas en equipo, área en la cual la institución ha demostrado una madurez especial al unir a profesionales que compiten entre sí en un ampliado grupo de trabajo beneficiando a pacientes y permitiendo una mejor calidad de vida a sus médicos. 135
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En el curso de los años, los tratamientos se han modificado. En 1942, el tratamiento del infarto al miocardio ameritaba reposo absoluto hasta por 6 semanas. Para 1947, se introducían en el país los conceptos del Dr. Paul D. White, quien fue el primero que propició el aumento de la actividad física después del infarto. “Hoy día el paciente infartado raramente se mantiene hospitalizado más de una semana. Los años 60 plantearon la introducción de la estreptokinasa y otros agentes trombolíticos en el infarto agudo, pero sólo después de 1980 este método se estableció y hoy en día es uno de los pilares del tratamiento de esta enfermedad. En el Centro Médico se introdujeron muchos de estos cambios en la medicina nacional”. “La contribución del Centro Médico de Caracas a la cardiología va mucho más allá de la atención a los pacientes. Esta institución ha sido la formadora y educadora de una gran cantidad de especialistas: técnicos cardiopulmonares, enfermeras, radiólogos, médicos residentes y especialistas en cuidados intensivos y en cardiología que hoy en día prestan servicios no solamente en los recintos de este centro sino también en muchos otros prestigiosos hospitales y clínicas públicos y privados en los cuatro puntos cardinales del país”. Siempre haciendo honor a quiénes lo merecen, Sanabria concluía: “Podemos dejarle el mensaje a los fundadores del Centro Médico de Caracas que en sus primeros 50 años la cardiología ha cumplido con sus expectativas y se prepara para el reto del siglo que está próximo a comenzar”. Harry Acquatella Se graduó como médico cirujano en 1959 y como doctor en Ciencias Médicas, en 1969, en la Universidad Central de Venezuela. Ingresó en la carrera docente en el Servicio de Medicina I del Hospital Universitario de Caracas, HUC, donde permaneció 41 años. Inició su consulta en el Centro Médico de Caracas, en 1966 luego de efectuar un postgrado de Cardiología en el Hospital Monte Sinaí, de Nueva York. En 1967 ingresó en el Ministerio de Sanidad e hizo un trabajo conjunto con el departamento de Enfermedades Cardiovasculares en el HUC. En la Universidad de California trabajó en investigación en Ecocardiografía, una especialización que estaba comenzando dentro de la Cardiología y desde entonces, en 1976, se ha dedicado a ella. Inspirado en su experiencia en Estados Unidos, creó el curso de formación 136
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de técnicos en Ecocardiografía, único en América Latina. A partir de 1978, estimulado por el Dr. Juan José Puigbo de la Cátedra de Cardiología, comenzó a estudiar la Enfermedad de Chagas y esa pasión la tiene hasta hoy. Ha sido en dos ocasiones presidente de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas. Cuenta con más de 20 años en la Academia Nacional de Medicina y desde hace 10, es titular. Actualmente es Vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina. La pasión por la profesión y el interés Harry Acquatella por dar lo mejor a sus pacientes, en el año 1973 se adquirió en el Centro Médico de Caracas un equipo de cateterismo, gracias al impulso de varios médicos, quienes aportaron 20 mil dólares cada uno, entre ellos, Harry Acquatella. “Era la Venezuela sin inflación”. Hoy la Unidad de Cateterismo tiene los cateterismos más avanzados. El equipo de cardiólogos hemodinamistas es ejemplar. Hay 15 profesionales y cada día se hacen entre 4 y 7 estudios de cateterismo. El CMC ha sido pionero en este campo dado que se hicieron las primeras angioplastias en un hospital privado. El Centro Médico de Caracas es una de las pocas clínicas privadas que está utilizando el reemplazo de la válvula aórtica por cateterismo, lo que llaman “Tavi” y fue allí también donde se hicieron las primeras dilataciones de válvula Mitral por cateterismo, con la ayuda del Dr. Igor Palacios, de Boston. “En implante de marcapasos fue líder en los primeros años, así como en implantes de resincronizadores, que es un tipo de marcapasos, también en el cierre de defectos congénitos por cateterismo. Por ejemplo, si alguien nacía con un hueco en el corazón, lo que se llama una comunicación interauricular o interventricular, hoy día se le puede colocar una especie de concha, como una ostra y evitar la operación, sirve de soporte para el desarrollo de la cirugía cardiovascular”. 137
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En 1990 Acquatella y su esposa tomaron un “Mini-sabático” de tres meses y, de nuevo en San Francisco aprendió el Eco transesofágico, que es una técnica de Ecocardiografía que consiste en pasar una sonda como de gastroscopia, con un cristal en la punta como un radar que es el eco. El corazón se ve grandísimo y se pueden observar coágulos y anomalías muy pequeñas. “Los primeros ecos transesofágicos realizados en el país se hicieron en el Centro Médico de Caracas y los hicimos nosotros”. Relata que se creó el eco transesofágico durante las operaciones del corazón. En la actualidad cuando se opera el corazón, con mucha frecuencia requieren de este procedimiento, sobre todo, en operaciones de válvulas y otras cosas. En esto, el CMC también ha sido precursor. Desde entonces, se creó el laboratorio de Ecocardiografía, el cual cuenta con 4 técnicos y se maneja un volumen aproximado de 15 ó 20 ecocardiogramas diarios. También se leen “Holters”, que reportan las arritmias. En laboratorio trabaja la Dra. Mara González, quien hace estudios de las carótidas, las trombosis de las válvulas de las piernas de las mujeres y estudios vasculares. Para este insigne profesional hay que destacar que el Centro Médico de Caracas desde su concepción y a lo largo de los años, reúne un gran número de profesores universitarios y menciona a personalidades de la talla de Oscar Agüero y Armando Márquez Reverón, entre otros, por lo cual siempre ha habido un ambiente de educación médica y académica que motiva e incentiva a las nuevas generaciones. Destaca que la joya más importante en la institución es la cohesión y amistad entre los diversos grupos médicos. “No necesariamente todo el mundo trabaja con todo el mundo pero existe una gran armonía y trabajo en equipo. Ese es uno de nuestros grandes tesoros”.
Made in Venezuela José Antonio Condado comenta que su formación es “Made in Venezuela”. Desarrollaba la cardiología intervencionista y de cateterismo. La investigación y la docencia que se ejerce día a día en el Centro Médico de Caracas pudo compartirla ampliamente con el ejercicio en el Pérez Carreño, logrando hacer proyectos combinados de investigación y desarrollo. 138
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José Antonio Condado Se graduó en la Universidad Central de Venezuela en 1976. Hizo Cardiología en el Hospital Universitario de Caracas, de donde egresó como Magister Sciencie en Cardiología. Trabajó en la Unidad de Cardiología del Hospital Miguel Pérez Carreño. Formó el postgrado en Cardiología en el mismo hospital entre los años 1990-1992 y posteriormente, inició el curso de Extensión de Cardiología Intervencionista. Junto a un equipo de profesionales de mucha trayectoria, efectuó un curso de Desarrollo de Intervencionismo, que otorga reconocimiento y avala que el cardiólogo puede manejar procedimientos especiales en un laboratorio de Hemodinamia y en Cardiología Intervencionista. Por más de 20 años ha formado parte de la directiva de la Sociedad Venezolana de Cardiología, de la que fue su presidente por dos períodos. Entró al Centro Médico de Caracas en el año 1988. La Unidad de Cardiología del Hospital Miguel Pérez Carreño ha tenido una evolución muy importante porque en 30 años, de ser una unidad compartida con Cirugía Cardiovascular, hoy es un servicio de Cardiología de primer mundo. Su evolución ha sido muy interesante, en virtud de que allí se comenzaron a realizar métodos no invasivos, después los procedimientos de cateterismo y programaciones especiales, así como el desarrollo de la investigación. “Fuimos los primeros en el mundo en hacer una técnica en el tratamiento de la re-estenosis en la angioplastia coronaria. Para la época, después que se colocaba el balón de hasta un 30 por ciento, la mitad de esos convalecientes requerían de otra angioplastia. Había muchos pacientes que se manejaban con drogas hasta que apareció el stent no medicado que redujo la re-estenosis pero seguía siendo ‘el talón de Aquiles’ en la angioplastia”. José Antonio Condado
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El problema era la proliferación celular que reestrechaba la arteria. Pudo trabajar con un grupo americano en un programa especial que usaba una guía de cáncer para hacer “Brakiterapia”, que es radioterapia localizada. Este equipo había desarrollado una guía muy delgada de 0.27 de diámetro hitc usada para punciones en cáncer de pulmón y tenía experiencia en trabajos con animales, en los que se usaba la brakiterapia que producía una respuesta apropiada: limitaba la proliferación. “Esa información fundamental permitió hacer un proyecto que aplicamos en Venezuela exitosamente. La técnica de irradiación intracoronaria localizada después de la angioplastia, con un seguimiento especial a los pacientes: cateterismos a las 24 horas, a los tres meses, a los seis meses, al año, a los dos años y a los cinco años. La evolución fue una observación mundial histórica. Fue un trabajo que dio un corte en la Medicina del momento, publicado en una de las mejores revistas del mundo que se llama ‘Circulation’”. De esta experiencia, al conocer que el proceso proliferativo era importante y que no había manera de suministrar los medicamentos por vía oral, se pasó a usar el stent radioactivo, el cual buscaba mantener ese efecto anti-proliferativo con las radiaciones pero aprovechando las ventajas del stent, convertido en una plataforma que mantenía fija la pared y evitaba el colapso después de la ruptura interna de la arteria con el balón. Esa práctica se extrapoló y se lograron hacer unos polímeros que cubrían la magista metálica, los cuales permitieron absorber medicamentos anti-proliferativos que se usan para el cáncer, pero que al ser colocados alrededor de la magista, sólo tenían efectos a nivel local. Eso convino para hacer una nueva generación de stents medicados, que fue un gran paso porque redujo la re-estenosis a menos del 10 por ciento, incrementó el uso de stents en pacientes, que antes no se podía porque eran lesiones muy largas, por ser diabéticos, con lesiones complejas o lesiones obstruidas en 100 por ciento, además, de tener una alta incidencia de re estenosis. Se agrega, que el producto no tiene inconvenientes de irradiación en su transporte, almacenamiento, evolución, desechos y controles legales para el uso de la radiación. Por eso desplazó completamente a la radiación y quedó como una de las técnicas fundamentales. 140
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“Si en la época del balón se hacía un millón de procedimientos en el mundo, 200 mil eran angioplastias con balón y 800 mil con la evolución tecnológica del stent, luego con el stent medicado y otros procedimientos asociados. Esto condujo a que hoy en día del 80 a 90 por ciento de los procedimientos son percutáneos y los quirúrgicos propiamente, bajaron a un 10 ó 20 por ciento con sus variaciones, dependiendo del país, la región y los grupos de trabajo que van adquiriendo una experticia en casos más complejos”. La evolución implica que se invirtió completamente el manejo de la enfermedad coronaria en el mundo y benefició a muchos pacientes en procesos más complejos: en infarto agudo, pacientes muy ancianos, pacientes nefrópatas y con problemas neurológicos, que al someterlos a una cirugía se convertía en una situación mayor. “La cirugía es un procedimiento bellísimo, super especial que necesita de un equipo de trabajo espectacular con anestesiólogos, perfusionistas, cirujanos cardiovasculares, cardiólogos y especialistas en cuidados intensivos. Es una cirugía compleja de altísima especialización”. Uno de los primeros sitios donde se comenzó a efectuar este procedimiento en forma exitosa fue en el Centro Médico de Caracas por donde han pasado hombres destacados como los doctores Rubén Jaén Centeno y Alexis Bello. Les siguieron Henry Hopkins, Carlos Torrealba y Salvatore Bibbo, quienes han sido la generación de relevo. La cirugía es una gran técnica, compleja, con altísimos costos y no está exenta de complicaciones. Las técnicas percutáneas se fueron imponiendo y, en muchos casos, el paciente se va caminando al siguiente día. Anteriormente por hacer un puente tenía que pasar dos o tres días en terapia, tres en la habitación, dolor en el pecho y otras complicaciones. ¿Cuál es el talón? Que tenga que repetirse el procedimiento a los seis meses, probablemente. La gente lo prefiere. No obstante, hay casos que requieren de la intervención quirúrgica, pero hay una población muy importante que se beneficia de la tecnología y el Centro Médico de Caracas ha visto esta evolución tecnológica en sus 65 años.
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Al ritmo de los tiempos El Centro Médico de Caracas ha sabido renovarse en el tiempo. En el área de cardiología pasó de un equipo analógico, en una cama fija que llamaban cuna a un equipo analógico con arco en “C”, en el que se facilitaban las proyecciones sin tener que mover al paciente. Luego pasó a un equipo digital para saltar a la siguiente generación con un equipo Flat Pannel con mayor resolución. Al evolucionar en tecnología, equipos y accesorios de apoyo como ultrasonido intracoronario, sistemas de inyecciones automáticos y balón de contraposición, ha facilitado al equipo de profesionales realizar procedimientos más complejos como aterectomía rotacional, aterectomía direccional y valvuloplastias en posición mitral en la aorta, entre otros. Cuando se realizaba la cardiología intervencionista, los procedimientos de cateterismo eran, fundamentalmente, de diagnóstico, con catéteres más gruesos y equipos rudimentarios desde el punto de vista de imágenes. “Al ser protagonistas del desarrollo tecnológico en el laboratorio de Hemodinamia, hemos visto cómo va incrementándose el manejo de las enfermedades desde las áreas coronarias a otras áreas valvulares como estenosis de la válvula mitral, que anteriormente tenía que operarse. Aprendimos que haciendo punciones transectales en la aurícula derecha a la izquierda, inmediatamente, le llegábamos a la válvula y en esta posición inflábamos el balón y abríamos la válvula estrecha”, concluye José Antonio Condado. Todo este trabajo se realizó con un equipo internacional de profesionales, entre ellos, el doctor Igor Palacios, un notable venezolano del Massachusetts General Hospital de Boston, institución con la que se adelantaron algunos programas tanto para el Pérez Carreño como para el Centro Médico de Caracas. En la medida en que la tecnología avanzaba, se fue obteniendo el asesoramiento internacional apropiado y cubriendo todas las normas de curvas de aprendizaje y desarrollo. En el Centro Médico de Caracas se pudo implantar la novel tecnología de recepción de placas en las coronarias con histerectomía “in situ”. Fue el primer centro asistencial en realizar la histerectomía rotacional y placas mitrales. 142
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Cirugía Siendo cirujanos la mayoría de los fundadores del Centro Médico de Caracas, este departamento ha sido uno de los más desarrollados desde la creación de la institución. A la vanguardia destacan las cirugías cardiovascular, ambulatoria, endoscópica, oncológica, plástica, de reconstrucción y más recientemente, laparoscópica y bariátrica que han llevado a esta institución a estar en el top de la cirugía mundial. Durante toda su historia, los cirujanos han contado con los equipos e instrumentos más modernos, además de disponer de la más avanzada tecnología de soporte del paciente durante el acto quirúrgico, apoyados por un personal paramédico altamente especializado; así como del servicio de Anestesiología, integrado por reconocidos especialistas y por la unidad de cuidados intensivos, que sirve de sustento para la recuperación del paciente en intervenciones de envergadura. La cirugía en el Centro Médico de Caracas es pionera de muchas especialidades quirúrgicas en el país; entre ellas, la cirugía cardíaca, oncológica, traumatológica, urológica e intervenciones instrumentales. Recuerda Gustavo Baquero Aristegüieta que las grandes cirugías de los años 50 y 60 se hacían en el Hospital Universitario de Caracas porque había un sistema que las cuidaba. Citó como ejemplo al Dr. Rubén Jaén Centeno, quien fue el pionero en el HUC pero durante los años 1975 y 1980, Alexis Bello, Víctor Baquero y Pedro Luis Peña comenzaron a realizar cirugía cardiovascular en el CMC. “Estos hombres hacían cirugía de coronaria los viernes para poderse quedar el fin de semana cuidando a sus pacientes y se hizo el boom de la cirugía cardíaca en el CMC”. Rememoraba sobre la gran cirugía de las vías biliares que desarrolló Ricardo Baquero González, quien hizo 3 mil 500 casos en el CMC. Fue su trabajo de incorporación en la Academia de la Medicina. También el Dr. Armando Márquez Reverón extendió la cirugía radical de mama, en una forma muy importante.
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Líder de la cirugía cardiovascular Rubén Jaén Centeno Se graduó de doctor en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela, UCV, en 1948. Al año siguiente ingresó al Centro Médico de Caracas como parte del segundo grupo de residentes. Fue el creador de la Cátedra Independiente de Cirugía Cardiovascular en la UCV en 1968, profesor titular y jefe de Cátedra entre 1968 y 1988. Fue presidente de la Sociedad Internacional de Cirugía Cardiovascular, conferencista invitado por la International Society for Cardiovascular Surgery a congresos en numerosos países, entre los que destacan Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Holanda, Brasil, Argentina y México. Ha sido miembro de 15 sociedades internacionales de Cirugía Cardiovascular (Honorario de las de Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Cuba y Japón). Emeritus de las sociedades American College of Surgery, American College of Cardiology, American Society of Thoracic Surgeons y American College of Chest Physicians. Su hobby: ser cazador en África. Es Miembro honorífico de Cazadores Africanos.
Desde 1960 comenzó a efectuar operaciones de cirugía cardiovascular. En primer lugar, se trataron con éxito las enfermedades de las venas y las arterias, incluidas las obstrucciones y aneurismas de la aorta y en 1964 con un equipo preparado en el Hospital Universitario de Caracas, HUC, hizo la primera cirugía a corazón abierto en el Centro Médico de Caracas con la ayuda del corazón pulmón artificial. Fue la primera en su clase en Venezuela en un instituto privado. En ese acto se corrigió una estenosis de la válvula mitral a un paciente masculino de 34 años que evolucionó satisfactoriamente.
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Uno de los grandes méritos de Rubén Jaén CenRubén Jaén Centeno teno es su pasión por el aprendizaje. Para la época que le correspondió formarse, en Venezuela no había una cirugía cardiovascular independiente u organizada. Por lo tanto, no tuvo maestros en su especialidad y la preferencia por esa actividad se originó por sus lecturas referidas a los progresos que se hacían en el exterior. “La situación era tan
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confusa que en 1963 un profesor de la UCV fue enviado a la Unión Soviética para un cambio de válvula aórtica y la respuesta fue que no estaban preparados para el reemplazo de la válvula aorta. Operamos al enfermo a los pocos meses y vivió 34 años luego del cambio de la válvula aórtica por una de material plástico”. El ejercicio de la cirugía en el corazón y en los grandes vasos llevó a Rubén Jaén Centeno a la conclusión de que había que crear una cátedra independiente de una especialidad distinta y más exigente que la cirugía general. Era evidente que se avecinaba una época donde serían curadas por cirugía las enfermedades de unos órganos que en opinión de los grandes cirujanos de principios de siglo XX “jamás deberían ser tocados por las manos de un cirujano”. Entonces, fue lógico pensar que se necesitaría la formación de jóvenes expertos, lo que se lograría con una docencia universitaria de postgrado. “En 1963, cuando reemplazamos las válvulas aórtica y mitral era necesario, igual que ahora, detener el corazón por el tiempo necesario para extirpar la válvula aórtica y suturar, en su lugar, el reemplazo de una válvula artificial plástica o de material orgánico. En aquella época la protección del corazón mientras dejaba de funcionar era imperfecta y se imponía una gran rapidez a fin de evitar el deterioro irreparable y, por supuesto, la muerte. Por fortuna, tuvimos gran éxito en esta clase de intervenciones pero reconozco que las mejoras modernas de la circulación extracorpórea y de la protección del miocardio hubieran hecho mucho más fácil nuestra labor”. Ruben Jaén Centeno es uno de los cirujanos cardiovasculares de mayor renombre, producto de sus primacías mundiales en la especialidad, respaldadas por trabajos científicos publicados en revistas internacionales. Entre ellas resaltan el remplazo, por primera vez en el mundo, de la arteria carótida primitiva por una prótesis de material plástico, en octubre de 1957. El paciente se encuentra vivo en Maracay, estado Aragua, y en buen estado, luego de 55 años de la operación. Otra primicia fue la extirpación y reemplazo de la aorta abdominal con un aneurisma roto, por primera vez en cualquier país de habla hispana o portuguesa, en agosto de 1958. El enfermo vivió por 24 años y otra innovación fue la extirpación de un aneurisma de la aorta abdominal perforado en la vena cava inferior y reemplazo de la aorta por una prótesis plástica. (Cuarto caso, según las publicaciones mundiales). 145
Una institución que se renueva cada día
“La primera cirugía de corazón abierto que operé con éxito fue en 1964. Tuve la idea de repetir lo que tienen muchos centros en Estados Unidos y lo que existe en el Hospital Universitario de Caracas, que es un centro de cirujanos y cardiólogos donde se remiten los enfermos, se estudian y se decide la conducta. Mi idea era formar un grupo de Cirugía Cardiovascular, en el que siempre habría un especialista de primera magnitud y, posteriormente, el paciente sería estudiado por todo el equipo y él escogía su cirujano. Eso estuvo bastante adelantado”. Comenta que en Cleveland revisó una biblioteca en la que había 25 mil estudios de pacientes coronarios. Y recién llegado, pensó que el CMC requería comprar una máquina que costaba como medio millón de bolívares de la época. Cuando lo presentó en la Junta Directiva, la mayoría consideraba que pocas personas se operarían del corazón en Venezuela. Casi todos iban a Houston. Lo creyeron un disparate. Para obtener el dinero conversó con 20 cardiólogos y cirujanos y entre todos aportaron 84 mil dólares. Se presentó en la Junta Directiva y le comunicó que no exigían ni intereses ni pago. “El doctor Leopoldo López, quien era mi amigo me dijo que estábamos locos. Le dijimos. No importa. Julián Morales Rocha, quien para entonces era el presidente del Centro Médico de Caracas y sí era partidario de instalarlo, puso el local. Cinco años después, la Junta Directiva devolvió los aportes y continuó apoyando esa actividad tan importante en la medicina. Es una anécdota bonita porque revela la mística de la institución”. Al referirse a la Cirugía Cardiovascular en el mundo, Jaén considera que en 1987 Venezuela estaba al mismo nivel. En aquel momento, el mejor cirujano del mundo, Normand Shumway, quien inventó la técnica de trasplantes cardíacos y era jefe de Cirugía de la Universidad de Stanford le envió las credenciales de su adjunto, a fin de que él emitiera su opinión sobre si el candidato estaba capacitado para ocupar su puesto cuando él se retirara. Eso lo hizo porque había visto la labor de Jaén en Cirugía Cardiovascular. Lo mismo había hecho con 3 ó 4 cirujanos en el mundo. “Fue un honor. Era una prueba del nivel que había alcanzado nuestra tecnología”. Afirma que hoy, prácticamente, Venezuela está a nivel mundial. “Lo único que nos falta es el trasplante cardíaco y es más que todo por problemas latinos. El latino tiene una manera de sentir que, en ocasiones, no se adapta a la ciencia moderna. Por 146
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ejemplo, yo mismo, ni Dios lo quiera, muere un familiar mío, me plantean quitarle el corazón y no me gusta. Soy ciento por ciento de ascendencia española, en cambio, los sajones y otras razas dirían: vamos a colaborar”. En Venezuela se hicieron varios intentos de trasplantes cardíacos, incluso, exitosos, pero viendo la tremenda parafernalia se ha dificultado. En este evento la situación es compleja. Por una parte, el individuo a quien se va a trasplantar, se encuentra sufriendo un fuerte dolor; el donante está casi muerto. Luego, hablar con sus familiares. Eso tiene que ser a cualquier hora del día o la noche con la participación de 20 ó 30 personas. Además, no hay compensación económica, porque es tan costoso que no se cobra, es igual a un trasplante hepático. Pero lo importante no es el tema económico sino el aspecto emocional que es muy fuerte. “Definitivamente no me gusta y por eso no me metí en trasplantes cardíacos. Los patrociné, conseguí los recursos, la bomba extracorpórea y otros asuntos, pero no me involucré. Dirigí una parte experimental para que lo hicieran los demás”. Siente satisfacción por la generación de relevo porque después que fundó la cátedra se han formado entre 50 ó 60 cirujanos cardiovasculares regados por toda Venezuela y están operando. Ahora la cirugía está cambiando. Antes, toda era abriendo; ahora, hay la cirugía endovascular con catéteres y máquinas de altísimo precio. “Hay una máquina que cuesta 13 millones de dólares; es decir, quiérase o no, a uno lo va arrollando la Medicina”. Para Rubén Jaén Centeno los médicos del Centro Médico de Caracas, en su mayoría, tienen una formación moral muy elevada con respecto a los valores tradicionales y familiares. Como consecuencia de esos antecedentes favorables, el comportamiento ético, en general, es excelente “como lo he podido comprobar en los últimos años, período durante el cual he ejercido la presidencia de la Comisión de Ética”. Jaén Centeno se retiró cuando tenía 68 años de edad. Consideró que ya era tiempo de dar paso a las nuevas generaciones aun cuando se sentía perfectamente bien mental y físicamente, pero consideró que un cirujano de corazón debía retirarse a los 65 años por razones facultativas. 147
Una institución que se renueva cada día
Bienvenida a la Cirugía Laparoscópica Gustavo Baquero Aristegüieta Nació en Caracas, en 1946. Hijo de Ricardo Baquero González y de Hilda Aristegüieta de Baquero. Egresado de la Escuela Luis Razetti como Médico Cirujano en 1971 y ese mismo año ingresó al Centro Médico de Caracas como Interno. Al año siguiente fue nombrado jefe de Internos. Es Magister Scientiarum en Cirugía General, de la Facultad de Medicina Luis Razetti de la Universidad Central de Venezuela, UCV, en 1976. Fellow en Cirugía en la Universidad de Texas, Medical School en Houston, 1979. Profesor de Cirugía en la Cátedra de Medicina en la UCV desde 1979 hasta 2006. Coordinador de la Unidad de Laparoscopia del Servicio de Cirugía 2 del Hospital Universitario entre 2002 y 2003. Presidente del Capítulo venezolano del Colegio Americano de Cirujanos, 1999. Presidente de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas entre 19981999. Fue directivo de la Sociedad Venezolana de Cirugía. Cirujano del Centro Médico de Caracas desde 1979 hasta hoy y del Centro Médico Docente La Trinidad desde 1995 hasta hoy. Baquero Aristegüieta y otros compañeros, entre ellos, Gastón Cudemus introdujeron en el Centro Médico de Caracas la Cirugía Laparoscópica mínimamente invasiva. Al principio, se hizo en condiciones primarias y a partir de los años 1979-1980 desarrollaron la cirugía laparoscópica avanzada, comenzaron a realizar procedimientos de colectomía, histerectomía, y otros procedimientos de mayor alcance.
Gustavo Baquero Aristegüieta
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A través del departamento de Cirugía formaron la corporación “Cirujanos Unidos”, dirigida a quienes desearan aprender a usar
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estos métodos. Se formó un grupo muy integrado y quienes tenían más experiencia transmitían sus conocimientos a quienes se iniciaban. “El Centro Médico de Caracas es una de las instituciones que ejerce el liderazgo en la aplicación de estos procedimientos quirúrgicos en Venezuela. El Dr. Gastón Cudemus Márquez, coordinador de la Unidad de Cirugía de Mínimo Acceso afirma que ‘el importante nivel de entrenamiento del personal, así como la tecnología de punta utilizada nos capacita para realizar, con gran seguridad para el enfermo, procedimientos de cirugía laparoscópica avanzada de muy alta exigencia. Nuestros resultados son comparables con los de los mejores hospitales del mundo’”. 1
En este centro asistencial se cuenta con especialistas de variadas disciplinas con experticia profesional, entre ellas, anestesiología, ginecología, traumatología, ginecología, traumatología y urología. Las ventajas que ofrece la cirugía laparoscópica están relacionadas con la disminución del dolor post operatorio, menor estancia hospitalaria, rápida reincorporación a sus actividades y mejores resultados estéticos, en razón de las pequeñas incisiones de 0,5 a 1 cm de largo. Refiere Cudemus que a medida que ha mejorado la tecnología relacionada con el instrumental y las cámaras de video-cirugía, se han agregado más procedimientos capaces de ser realizados por esta vía. “En la actualidad, algunas de las intervenciones que podemos realizar en cirugía laparoscópica avanzada son las relacionadas con el esófago, estómago, hígado, bazo, páncreas, colon, riñón, próstata, útero y sus anexos”. 2 Son objetivos de la Unidad de Mínimo Acceso del CMC incorporar cirujanos bien entrenados, intercambiar experiencias dentro y fuera del centro asistencial, mantenerse en el top de la tecnología para beneficio de los pacientes, establecer una unidad de entrenamiento de personal médico y paramédico y estar atentos a los progresos nacionales e internacionales a fin de continuar consolidando uno de los mejores equipos a nivel nacional.
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José Alberto Padrón Amaré Se graduó de Médico Cirujano en la UCV en 1961. Hizo cursos de Cirugía General y, posteriormente, de especialización y cirugía oncológica en el Instituto Oncológico Luis Razetti, entre 1963 y 1967. Efectuó una maestría en el Memorial Hospital de Nueva York y en Roswell Park Memorial de Nueva York. Vino a Caracas y se encargó de la jefatura del Servicio 4 del Hospital Padre Machado, cuando era un hospital únicamente dedicado a enfermos terminales de cáncer donde tuvo la oportunidad de crear las consultas y organizar los servicios quirúrgicos como tales. Junto a otros médicos comenzó a realizar cirugías avanzadas para el tratamiento de diferentes cánceres del ser humano. En 1974, cuando regresa a Venezuela se ganó la jefatura del Servicio de Oncología del Hospital de Los Magallanes. Ese cargo fue por concurso nacional. Fue presidente de la Sociedad Médica del Hospital de Los Magallanes y formó parte del Consejo Departamental de Cirugía, el cual dejó en 1989 para dedicarse única y exclusivamente al Centro Médico de Caracas donde llegó por vez primera al graduarse en 1961 y fue residente durante los años 1961-1962. En 1962 fue nombrado jefe de residentes, cargo que ejerció hasta 1963. Pasó por diferentes posiciones en la Junta Directiva, como secretario general, suplente y posteriormente, electo presidente, en el que fue reelecto en tres oportunidades, entre 1988 y 1997. Actualmente es Gobernador para Venezuela del Colegio Americano para Cirujanos. Ha sido miembro de la directiva de la Sociedad Venezolana de Cirugía hasta llegar a ser su presidente y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Venezolana de Oncología. Todas sus acciones le hacen sentir satisfecho y orgulloso de la labor cumplida.
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José Alberto Padrón Amaré
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Recuerda Padrón Amaré que el curso de especialización en Cirugía, en el Instituto Oncológico Luis Razetti duró cuatro años y debía pasar por todos los servicios: cabeza y cuello, abdomen y tórax, de mamas, cirugía plástica, anatomía patológica y cirugía ginecológica, todas las áreas del organismo donde pudiese haber afectación de un tumor. “El Razetti era una extraordinaria escuela quirúrgica, copia fiel del Memorial Hospital de Nueva York, que es el primer hospital de cáncer en el mundo”. Al ser nombrado jefe de los servicios de Oncología del Hospital de Los Magallanes se sintió muy honrado en virtud de que además de ser un hospital muy bello, era uno de los hospitales pilotos que tenía planeado el Ministerio de Sanidad. Todos los cargos eran adjudicados por concurso y la mayor parte de ellos fueron ganados por médicos que pertenecían al Centro Médico de Caracas. En ese hospital tuvo la oportunidad de formar una gran cantidad de cirujanos que hacían sus postgrados de cirugía general y de allí pasaban a un entrenamiento especial en el servicio de Oncología. “Eran las técnicas correctas que debían hacerse para el tratamiento de tumores malignos, dado que ningún cirujano general podía egresar sin conocer, perfectamente bien, todas las tendencias. Era una cirugía sumamente radical que hoy ha ido modificándose para hacerlas menos invasivas”. Respecto a la evolución de la cirugía oncológica desde 1961 hasta nuestros días, Padrón Amaré rememora haber formado parte del grupo de jóvenes residentes después de haber regresado del postgrado de cirugía general y de haber cursado una super especialización de cirugía oncológica. “La cirugía que practicábamos guiados por los maestros Guzmán Blanco, Garriga Michelena, Aquiles Erminy, Armando Márquez Reverón y Víctor Brito, era sumamente radical, algunas veces criticada porque era mutilante pero eso era lo que se conocía en el mundo para el tratamiento de los diferentes cánceres. Con el correr de los años, no sólo en Venezuela sino a nivel mundial se ha ido humanizando”. Después de conocer más sobre la evolución de los tumores, se ha puesto como norma que no es necesaria una cirugía ultra radical para curar a un paciente con cáncer. Sencillamente, se han desarrollado mejores técnicas de tratamientos complementarios como la radioterapia y la quimioterapia de oncología médica, avances fabulosos que han permitido humanizar la cirugía y los tratamientos, al punto tal que actualmente 151
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se pueden hacer resecciones de tumores utilizando procedimientos mínimamente invasivos o cirugía laparoscópica, “cosa que anteriormente se hubiera pensado que era una herejía”. Hoy día se pueden realizar extirpaciones de estómagos, de colon o de esófagos afectos de cáncer o tumores de hígado utilizando procedimientos mínimamente invasivos. Se dice que un 80 por ciento de la cirugía puede realizarse perfectamente por esta vía. Si hay algo que inmortaliza a José Alberto Padrón Amaré es haber contribuido en el avance de la cirugía mínimamente invasiva, cuando en el año 1991 diseñó, con la ayuda de la Casa Jarit Instrument de Nueva York, un instrumento para la cirugía laparoscópica. En esa época eran muy pocos los procedimientos que podían hacerse por laparoscopia, básicamente, vesícula y ocasionalmente, apéndice, hernias y ligaduras de trompas, entre otros. La cirugía laparoscópica entra en un gran boom cuando a los laparoscopios se les puede adaptar una cámara. Esto hizo que progresara y fuese un gran avance dado que en un principio era utilizada por los ginecólogos. Esto permitió difundir las técnicas de laparoscopia. En 1987 se opera la primera vesícula en el mundo. Para tener una idea de lo que se ha logrado en cirugía laparoscópica, la primera colescitectomía, es decir, la extirpación de la vesícula biliar por vía de laparatomía fue realizada en Alemania, en 1887, por un cirujano llamado Carl Langenbuch (18461901). Pasaron 100 años cuando Dubuac, en Paris y Perisac, en Lion, hicieron y describieron, por primera vez, la colesciptestomía por laparoscopia. Esta cirugía siguió progresando en Europa pero no con la difusión que cuando llegó a Estados Unidos. “Después del Congreso de la Sociedad Americana de Cirujanos Gastroenterólogos y Endoscopistas, Sages, que se realizó en Monterrey, California, en 1991, me nació la inquietud de poder ampliar los procedimientos de cirugía laparoscópica. Los grandes retos eran cómo suturar y cómo poder separar dentro de la cavidad abdominal las diferentes vísceras. Pensando en esto, fui iluminado con una gran idea y fue el diseño de un instrumento como separador laparoscópico que es el PEER (Padron Expousing Endoscopy Retractor)”. 152
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Padrón Amaré hizo los primeros bocetos del instrumento en Nueva York. En la Casa Jarit creyeron que era factible y lo sometieron a consideración de sus ingenieros biomédicos en Alemania. En junio de 1991, convinieron en que era viable y se abocaron a su fabricación. “Los prototipos los tuve en mis manos a finales de agosto de 1991. Me lo trajeron de Estados Unidos dos de sus vicepresidentes. Lo utilizamos por primera vez en Venezuela en dos colecistectomías laparoscópicas que realizamos el Dr. Raúl Ferro y yo, en la Clínica Metropolitana”. Este instrumento posteriormente fue presentado a la comunidad de cirujanos internacionales en el Annual Meeting del Congreso del Congreso Americano de Cirujanos realizado en Chicago, en octubre de 1991. Desde allí empezó a ser conocido. “En Estados Unidos tuve el gran honor de que el Dr. John Hunter, un gran cirujano laparoscopista y profesor de la Universidad de Emory, en Atlanta, Giorgia, lo utilizó en la primera funduplicatura de Missen que se realizó en E.E.U.U. para el tratamiento del reflujo gastroesofágico”. El PEER ha sido utilizado muchas veces. Padrón Amaré tuvo la oportunidad de realizar el primer colon por laparoscopia en el CMC en 1993, haciendo una hemicolectomía izquierda. Desde entonces, han nacido nuevos retractores de diferentes casas, porque esta es un área sumamente cambiante, donde cada día las firmas manufactureras de instrumental médico luchan por mejorar los diferentes equipos. “Hoy en día hay instrumentos mucho más modernos, más ergonómicos pero no deja de ser una gran satisfacción haber contribuido en este campo de la cirugía laparoscópica”. Durante toda su vida se ha sentido parte del Centro Médico de Caracas, además, de todo el apoyo y el reconocimiento que le ha brindado. Concibe que los médicos del CMC son especiales. “Creo que es una mística con la institución. Siempre digo que los médicos del CMC tenemos en la frente un INRI (siglas de la frase latina IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM, la cual se traduce al español como Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos) que nos marca y produce cierto escozor en otros colegas que no pertenecen a este centro. Esta es una gran institución que todos los días trata de superarse más y más en todo sentido. Es una filosofía que debemos mantener. Por otra parte, muchos de los médicos que están actualmente ejerciendo en el CMC tienen hijos que están estudiando medicina o que se han graduado 153
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de médicos y están empeñados en continuar con sus labores en este hospital. Hay algunos que incluso, nacieron aquí. Eso explica el porqué de la mística en proteger la organización. Siente profundo orgullo de sus hijas. “Tengo dos; una es médico, la Dra. Carolina Padrón de Bacci, ejerce en el CMC. Es ginecóloga médica y su esposo el Dr. Santiago Bacci, quien es médico internista, especialista en Infectología del CMC. Mi otra hija es abogada, Susana Padrón de Grasso, esposa del Dr. José Grasso, ampliamente conocido en el país. Se ha dedicado a la parte financiera y presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. ¿Qué más puedo pedir a la vida?”
Cirugía Bariátrica para mejorar la calidad de vida La cirugía bariátrica es una técnica quirúrgica que busca la disminución del peso mediante la reducción del tamaño del estómago a fin de que el paciente baje de peso, recupere su salud y mejore su calidad de vida. En el Centro Médico de Caracas se practica desde hace 15 años convirtiéndolo en el centro asistencial pionero en la implantación y desarrollo de esta cirugía. Existen tres procedimientos para abordar los casos de obesidad. Uno de ellos es la Gastrectomía en Manga, a través de la cual se elimina parte del estómago y hace de él un tubo que lo reduce a un tamaño menor y permite a la persona llenarse más rápidamente. Otra modalidad es la Banda Gástrica, que consiste en la colocación de un anillo de silicón alrededor de la entrada del estómago, lo que retarda la entrada del alimento y hace que el paciente se sienta satisfecho en forma rápida y una tercera vía es el Bypass Gástrico, que implica la reducción del estómago y del intestino delgado. De esta manera se acorta el espacio para almacenar los alimentos y el paciente siente llenura con menos alimentos. En el Centro Médico de Caracas existe un equipo de profesionales que practican la cirugía bariátrica mínimamente invasiva, que al ser por este procedimiento se incrementa el beneficio dado que el abordaje se realiza a través de pequeños orificios, casi sin pérdida de sangre, suturas casi invisibles, poco dolor postoperatorio, reducción de la posibilidad de complicaciones y retorno a las actividades cotidianas en breve 154
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tiempo. Se trata de un equipo de profesionales dirigido por Javier Manrique e integrado por Fernando Godayol Disario, Raúl Doval García y Honorio Sigala. En cuanto a la evolución de esta práctica y la diferencia entre la cirugía bariátrica y la intervención tradicional por laparotomía, Javier Manrique destaca que la diferencia es muy marcada. “Las cirugías abiertas por laparotomía dejaban heridas muy grandes con alto riesgo de infección y mucho dolor. El paciente debía permanecer en cama durante varios días sin moverse. El instrumental quirúrgico era muy básico, por ejemplo, las engrapadoras iniciales que generaban complicaciones relativamente frecuentes. Sin embargo, hasta entonces, representaba una opción válida para reducir peso. El proceso quirúrgico, al ser mínimamente invasivo disminuye considerablemente las molestias al paciente, quien a los cuatro días puede incorporarse a sus actividades normales. Contamos con instrumental de gran precisión y tecnología de punta. Además, en el CMC se han adquirido recientemente nuevos equipos (pantallas y cámaras) de alta definición que aumentan la capacidad de precisión durante las intervenciones”. 3 El éxito de la cirugía en laparoscopia bariátrica se mide cuando el paciente, al perder la mitad de su peso deja de sufrir hipertensión y diabetes. Tampoco presenta problemas respiratorios y no siente más dolor en las rodillas. Su vida adquiere calidad. En el Centro Médico de Caracas el paciente es tratado por un equipo multidisciplinario de especialistas. “Además del cirujano, participan en la evaluación internistas, endocrinólogos, psicólogos, psiquiatras, fisiatras, nutricionistas, gastroenterólogos y cardiólogos que cubren el abanico de trastornos asociados a la enfermedad y sus riesgos de manera integral. Ese enfoque asegura la obtención de muy buenos resultados”. 4
Cirugía Ósea y Reconstructiva “La traumatología es una especialidad que ha logrado grandes avances. El primer gran hito se produjo a finales del Siglo XIX y comienzos del XX cuando se hicieron los primeros intentos de fijación quirúrgica de fracturas y colocación de implantes. A partir de la II Guerra Mundial, un grupo de especialistas encabezados por Gerald Kunstcher desarrolla e introduce en el mercado un método no quirúrgico para el tratamiento de fracturas: el clavo intramedular. Luego, a mediados de la década de los 80, se registra una serie de modificaciones considerables. Aparecen tecnologías 155
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y métodos novedosos de fijación, implantes y tratamientos. Emergen también la cirugía de la pelvis y la artroscopia, madura la cirugía quirúrgica vascular, se diseñan colgajos vasculares, se dispone entonces del microscopio quirúrgico y de la cámara artroscópica. Así como surgen estas innovaciones, las necesidades del paciente también se van modificando, particularmente, porque se plantea una mayor exigencia en lo que respecta a la reinserción al medio laboral, lo cual determina una nueva relación médico-paciente”. 5 En un amplio reportaje realizado al Dr. José Guerrero, en la Revista Pulso Médico, señala que cuando estaba en plena formación profesional vivió la transición entre la traumatología ortopédica, que no interviene el proceso natural y el surgimiento de los procesos de intervención.
José Jesús Guerrero Gil Nació en Ciudad Bolívar, estado Bolívar, en 1954. Egresó de la Universidad de Los Andes como Médico Cirujano, en 1978. Ha realizado varios postgrados: Magister en Traumatología y Ortopedia, 1983. Research Fellow in Hand Surgery en Massachusetts General Hospital-Harvard University, Boston, USA, 1986. Fellow in Vascular Microsurgery, Inselpital, Berna, Suiza, 1986 y Fellow in Complex Trauma en University of Alabama in Birminghan. En noviembre de 1988 ingresa al Centro Médico de Caracas. Egresado del Programa Avanzado de Gerencia, PAG, del Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA, 1999. Profesor instructor por concurso de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, UCV, en 1991 y Profesor asistente, en 1998. Ha ejercido cargos de dirección en la Sociedad Venezolana de Cirugía de la Mano. En el campo gerencial se ha desempeñado como Presidente-director del Hospital Universitario de Caracas, entre 1999 y 2004. Director Médico del Centro Médico de Caracas desde 2009 hasta la fecha. Es directorpresidente de Calvent Medical C.A, primera empresa dedicada al diseño, fabricación y comercialización de implantes ortopédicos en Venezuela, fundada en 2004. Autor de decenas de trabajos científicos y conferencista nacional e internacional. 156
José Guerrero
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Relata que antes de los 80 se enyesaba, lo cual generaba problemas articulares y resultaba incómodo. Los métodos de intervención quirúrgica representaron un gran beneficio mediante la fijación del hueso y su proceso natural de formación de callo o reparación de tejidos blandos. “Hace unos veinte años, afortunadamente, se derribó el paradigma de pensar que el hueso equivalía a la columna de soporte de un edificio. Se produce un nuevo conocimiento al considerar al hueso como una columna sensible y con capacidad para regeneración y transformación. Y de esa forma el rol del traumatólogo ha ido evolucionando también. Adicionalmente, surge la especialidad de cirugía de la mano, una disciplina intermedia entre la cirugía plástica y la vascular. Venezuela ha sido un país pionero en cirugía de manos”. “En la actualidad, estoy haciendo cirugía de la mano y traumatología compleja en reconstrucción de huesos en los miembros, de las diáfisis en los huesos largos como el húmero, el fémur y la tibia. Casos en los que ha habido problemas de fracturas en las que el hueso no ha consolidado, tratamos que se afiance con cirugía reconstructiva. Igualmente en miembros superiores, lesiones y enfermedades de la mano”. Hoy en día las cirugías se realizan mediante mínimas incisiones en la piel. El traumatólogo actual entiende el hueso como una especie de panal de abejas capaz de regenerarse. De esta forma se determina con mayor certeza el comportamiento de las células durante el traumatismo. Los sistemas de alargamiento óseo, mediante incisión y colocación de un implante para tutelar el tratamiento, así lo permiten. Guerrero entró al Centro Médico de Caracas en el año 1988, luego de que el doctor César Castro Sánchez le propuso impulsar un servicio avanzado de cirugía de la mano en esta institución. El equipo con el cual desarrolla toda esta experiencia, se encuentra en una fase experimental para lograr el alargamiento del hueso, asegurando una mayor comodidad al paciente. “Queremos garantizar aún más el derecho que tiene cada paciente a un tratamiento que le asegure la mejor calidad de vida posible y su pronta reinserción al medio laboral y social. José Guerrero, junto al doctor José Salazar y otro grupo de médicos del Centro Médico de Caracas creó un diseño para colocar los fijadores por dentro y no externos, 157
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tal como se hacía anteriormente, en la llamada “Técnica Ilizarov”. Venciendo obstáculos que le imponían firmas transnacionales, creó su propia fábrica de distractores internos. “En el camino hemos ido descubriendo que las cosas no son tan difíciles… aunque tampoco fáciles”. “En 2007 comenzamos el proceso de formación de una empresa que se dedicara a la fabricación de implantes que se usan para la fijación de fractura y poco a poco hemos ido progresando. Tenemos cinco años luchando. Vamos superando los escollos, dando a conocer el producto y mejorándolo. Ha sido difícil porque no existe la cultura de la fabricación de esos implantes en el país. No es fácil. No se consigue el personal capacitado y hay que formarlo. Es un gran esfuerzo, tanto de ellos como nuestro, como empresario que lleva adelante la idea. Y también como de la persona que empieza a fabricar, manejar las máquinas, a diseñar. Es un proceso de aprendizaje y de maduración del conocimiento. Es una manifestación de emprendimiento”. “…De esta manera estaríamos estimulando una nueva cultura vinculada al uso y aplicación de implantes fabricados en el país con la intención de aumentar las posibilidades de acceso de más venezolanos a tales tratamientos”.
La neurocirugía nunca deja de ser innovadora Corría el año 1969 cuando en Estados Unidos se realizaba un curso internacional de Microneurocirugía, conocida por entonces como la última hija de la Neurocirugía, que comenzaba a dar sus pasos en el mundo entero y Venezuela no se quedaba atrás, en virtud de que alcanzaba los niveles que exigía el desarrollo. Para lograrlo, nuestros médicos tenían un arduo entrenamiento en laboratorios dotados, realizando prácticas en animales y cadáveres para el dominio de los nuevos condicionamientos en los movimientos manuales e instrumentales que bajo el aumento de 6 a 40 ampliaciones diferían notablemente de los habituales. Para entonces, en el exterior ya eran comunes las extirpaciones de microadenomas en la hipófisis con silla turca normal por vía subnasal o extirpaciones de adenomas hipofisarios sin gran extensión y otras dolencias similares que revelaban el extraordinario refinamiento de múltiples técnicas con disminución notable de la morbilidad 158
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quirúrgica, mejor identificación y disección de elementos en casos de aneurismas, arteriovenosos cerebrales y la médula. Todas estas experiencias fueron estudiadas por Abraham Krivoy O, quien en mayo de 1972 documentaba su experiencia personal, en el Hospital Universitario de Caracas, en dos casos de cirugía periférica y un caso de cirugía intracraniana microscópica de neuralgia del trigémino izquierdo de tres años de evolución continua, publicada en la revista Centro Médico.6 Desde entonces, Krivoy ha insistido en la necesidad de divulgar aspectos de la microneurocirugía y en el entrenamiento previo de laboratorios y cadáveres en la formación de la nueva especialidad.
Abraham Krivoy
Abraham Krivoy Nació en la parroquia La Pastora, en Caracas, el 24 de enero de 1930. Su educación primaria la hizo en la escuela República de Paraguay y el bachillerato, en el liceo Andrés Bello, en el horario nocturno. Comenzó a trabajar desde los 14 años, cuando murió su madre. Se convirtió en aprendiz de tallador de diamantes. Cuando ingresó a la Universidad Central de Venezuela a estudiar Medicina, sólo logró culminar el primer año, porque el general Marcos Pérez Jiménez cerró la Universidad. El grupo se dividió: unos fueron a España, otros a Argentina y el tercero fue a Quito, Ecuador. Krivoy fue en el tercer grupo e hizo su segundo año. Intentó que lo aceptaran en la Universidad de Los Andes, ULA y lo logró. Allí hizo su tercer año. A Pérez Jiménez le tocó abrir la facultad, porque no había quien atendiera los partos en la Maternidad Concepción Palacios. Hizo su 4to, 5to y 6to años en Caracas. Se graduó en la promoción Arnoldo Gabaldón del año 1956.
La familia Krivoy vino de Rumania de donde sus progenitores huían porque hacían barbaridades y mataban a la gente. A su padre lo buscaban para ingresarlo al ejército. En 1927 logró evadirse y dos o tres años después logro traer a su esposa. “Soy el pri-
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mer venezolano de la familia. Fuimos tres hermanos; dos varones y una niña, quien sí nació en Rumanía”. Toda la vida se sintió atraído por el sistema nervioso. Cuando llegó a Mérida proveniente de Quito, se encontró con el doctor Oliver Brachfe, profesor de Psicosíntesis de las Relaciones Humanas y tenía un curso de tres años. Luego, otro psiquiatra español, Miret Monzó, quien también estaba en la ULA y dictaba una asignatura de Psiquiatría a los estudiantes del 6to año. Habló con Brachfe y éste accedió a que participara por un período de año y medio y con Monzó para que le dejara entrar en su materia. Fueron dos experiencias motivadoras. Se inició en el Hospital Vargas, en el servicio de Psiquiatría con el doctor Fernando Risquez y posteriormente, en Neurología. Tuvo la suerte de que el ayudante oficial de Neurocirugía se enfermó y el neurocirujano le pidió que lo ayudara en una operación. Se fue quedando, de pronto se graduó y le tocó ser residente del servicio de Neurocirugía. Creó el servicio de Neurología en el Hospital Universitario para postgrado. Entró como profesor agregado. Hizo el programa docente universitario de Neurocirugía en Venezuela en el que intervinieron tres instituciones: el hospital Pérez Carreño, el Vargas y el hospital de Niños. Fue un postgrado de cinco años y se seguían normas internacionales al que vinieron profesionales de República Dominicana, Honduras, Colombia, Perú y Ecuador. “Fue magnífico. Se cumplieron todas las metas”. Ingresó en el Centro Médico de Caracas en el año 1962 y desde entonces, personalmente, Krivoy ha cuidado de que esta institución esté en el top de la Neurocirugía en el país. “Me he planteado que acá deben estar todas las áreas de la Neurocirugía. Cuando mis dos hijos se desarrollaron, les pedí que se ocuparan de ciertas áreas. No teníamos Radiocirugía ni de Hipófisis o Aneurisma. Cada uno se dedicó a un campo para complementar eso. Aquí no falta nada”. La dinastía Krivoy, encabezada por el padre, Abraham y conformada por Jaime y Mauricio está en las áreas básicas de la Neurocirugía. Intercambian experiencias y conocimientos porque asisten a congresos, cursos y seminarios en todo el mundo. Con orgullo Abraham Krivoy sostiene que el Centro Médico de Caracas cuenta con 160
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el mejor microscopio quirúrgico y la última unidad de estereotaxia, que es para localizar un tumor en profundidad y que anteriormente no se podía operar. “Ahora con este este equipo, a través de una aguja se llega a cualquier parte del cerebro y se toma la muestra. El CMC es uno de los hospitales mejores dotados y estamos sumamente orgullosos de lo que aquí se hace en Neurocirugía”. 7 “Estudioso de Maimónides (1135-1204) médico y filósofo judío, nacido en Córdova, España, no dudamos que el Dr. Krivoy se inspire en la afirmación del sabio cuando dijo ‘no puede ser sólo ciencia lo que prodiga el hombre que tiene en sus manos la llave de la vida y la muerte, el alivio de los sufrimientos y el destino de las colectividades’. Gestor de la Neurocirugía Pediátrica en el país, a ella ha dedicado más de la mitad de su vida, es decir, al tratamiento de un sistema nervioso en desarrollo y la reparación de lesiones que en el futuro mejorarán la calidad de vida de los pequeños pacientes”.
Krivoy hizo el postgrado de Neurocirugía en el Hospital Vargas y en el Hospital Universitario de Caracas, HUC. En 1962 egresó como doctor en Ciencias Médicas con trabajo laureado “Contribucional estudio de hidrocefalias en Venezuela”. Fue jefe del Servicio de Neurocirugía del HUC y del Hospital de Niños J.M. de los Ríos. Creador del postgrado universitario de Neurocirugía Pediátrica del Hospital de Niños J.M. de los Ríos y del postgrado de Neurocirugía del HUC. Ha publicado más de 400 trabajos nacionales e internacionales. Miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Neurocirugía de la que llegó a ser presidente. Fellow of American College of Surgeons. Miembro fundador de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía de la cual también, fue su presidente. En el año 2000 fue nombrado Individuo de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, de la cual también fue su presidente. Respecto a sus 400 artículos de investigación nacionales e internacionales, el doctor Calvo Lairet comentaba: “No conozco a ningún médico que estudie más que tú los propios trabajos producidos porque veo un escrito tuyo y cuando busco, la bibliografía está llena de Krivoy. Te la pasas estudiándote a ti mismo”. Con un carácter jovial, siempre con su sonrisa en la cara comenta que las creencias y valores que comulgan los médicos del Centro Médico de Caracas son producto de una autoselección: “Si uno es jugador, se busca amigos jugadores. Como todo en la 161
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vida hay una especie de autoselección de los que están viniendo porque alguien lo recomendó al reconocer en él ciertas características de moralidad. Quienes estamos en el CMC queremos ayudar. El enfermo es el ser más indefenso que existe. Aquí hay proclividad para ayudar desinteresadamente. Si usted es luz, tiene que iluminar a los demás, si usted alumbra sólo, no sirve. Las cosas así han funcionado. Como en todas partes, se puede escapar una ovejita negra”.
Ginecología y Obstetricia Un equipo integral de obstetras, anestesiólogos especializados, neonatólogos, pediatras y personal paramédico está en capacidad de prestar adecuada asistencia prenatal, intra y postparto. Además de brindar una atención especializada a la madre y al niño al nacer y en los días subsiguientes. El Centro Médico de Caracas es pionero en tecnología. Dispone de los equipos y el personal necesario para amniocentesis y monitorización electrónica fetal, ante e intraparto y monitorización cardíaca materna en Sala de Partos. Los pacientes de Obstetricia, además de formar parte del archivo general del hospital, tienen un registro especial, cada uno, en Sala de Partos, lo cual permite su consulta en cualquier momento y la data ha servido de base para la elaboración de estudios clínicos publicados en revistas nacionales e internacionales. Otto Rodríguez Armas comenzó a trabajar en el Centro Médico de Caracas en el año 1966. Por dos años estuvo alquilado en el consultorio del Dr. Ricardo Baquero González. Al no tener acciones en el CMC acudió a su suegro, Don Mario Capriles, quien tenía un hermano y socio, Luis Felipe Capriles (Don Pipo), propietario de 12 acciones quien se las cedió de manera desinteresada, en calidad de préstamo durante dos años hasta que pudo adquirir las 20 que le exigía el centro asistencial. Trabajó con el Dr. José R. Sánchez Pacheco, a quien “le debo mi carrera universitaria” y con el Dr. Leopoldo López, de quien fue su colaborador y ayudante quirúrgico. En 1976, siendo presidente de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas 162
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Otto Rodríguez Armas Nació en Quiriquire, Estado Monagas, el 23 de diciembre de 1935. Graduado de Médico Cirujano en la Universidad Central de Venezuela, UCV, en 1958. Postgrado en Ginecología y Obstetricia en la Universidad de Pennsiylvania, Filadelfia, 1959-1960; Residencia en Gineco-Obstetricia en hospitales de Abington y Burlington, E.E.U.U., 1960-1962; Doctor en Ciencias Médicas UCV, 1962; Profesor en la Cátedra de Ginecología, Escuela Razetti, 1968-1976; Escuela Vargas 1976-2005; Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Vargas 1971-1999. Presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, SOGV, 1978-1980 y 1980-1982. Presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología, Flasog, 1984-1987. Presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Esterilidad y Fertilidad, 1990-1993. Vicepresidente Mundial de la International Federation of Fertility Societies, IFFS, 1992-1995. Presidente Mundial de IFFS, 1995-1998. Vicepresidente de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, FIGO, 1994-1997. Premio Nacional de Medicina en Obstetricia y Ginecología 1999-2000. Miembro Emérito de la Sociedad Venezolana de Cirugía. Autor o coautor de 53 trabajos científicos en revistas nacionales e internacionales y de muchas otras obras relacionadas con su especialidad.
y el Dr. Francisco Brandt Pacheco, tesorero, el Dr. Luis Alberto Velutini, quien había comprado el edificio Anexo “B”, cerca de la sede central, les encomendó distribuirlo entre los médicos que lo necesitaran. En ese momento comenzó su trayectoria en el primer hospital privado de Venezuela. Fue nombrado secretario de la Sociedad Médica y en 1976-1978 fue su presidente. Fue secretario de las Primeras Jornadas Científicas, organizador de las segundas y presidente del Comité Organizador de las terceras, en 1979. “Le debo el
Otto Rodríguez Armas
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apoyo y tutelaje a muchos profesores y colegas de la institución; principalmente, a los maestros Joel Valencia Parparcén, Oscar Agüero y Leopoldo López. Para Rodríguez Armas, el desarrollo de la unidad ha sido espectacular. El primer aparato ultrasónico del CMC fue adquirido en 1974 a través del maestro Oscar Agüero y operado por el Dr. Mario Zilianti, gineco-obstetra de la Maternidad Concepción Palacios. El desarrollo de esta tecnología ha permitido el uso de aparatos denominado 3D y 4D, los cuales vigilan la salud fetal desde el inicio del embarazo. “Creo firmemente que el mejor imagenológico en Medicina y, particularmente, en Gineco-Obstetricia es el método ultrasónico y el Doppler”. Para este médico de una trayectoria intachable y con una formación académica sólida, el Centro Médico de Caracas está en deuda con la historia y el futuro porque no se permitió la creación de la Unidad de Reproducción Asistida (Fertilidad) sugerida por un grupo de gineco-obstetras, entre ellos él, en la década de los 80. Sin embargo, Juan Godayol Rovira, presidente del Centro Médico durante dos períodos, refería sobre este tema, que la iglesia católica no permitía la inseminación artificial y en el momento en que lo plantearon los ginecólogos de entonces él les dijo: “La iglesia no lo permite, vamos a esperar. Somos cristianos y no sabemos si eso es correcto”. Recuerda el galeno que presionado para desarrollar esa unidad fue a conversar con una autoridad eclesiástica: “Le consulté y no sabía de qué le estaba hablando y menos, cuál era la posición de la iglesia, lo cual nos causó mucha gracia. Fuimos de los últimos que lo hicimos bajo el principio de conservar la tradición de la medicina de hacer las cosas éticamente aceptables”. Para Otto Rodríguez Armas existe algo atractivo en la institución, “Algo de lo que uno se enamora en el Centro Médico de Caracas. Algunos lo llaman mística, otros camaraderías y quizás otros, deseos de superación”. Considera que lo más importante ha sido el relevo generacional, que se ha realizado sistemáticamente haciéndolo un centro de asistencia médica de excelencia. “A nadie se le ha truncado el camino, por el contrario, deseamos que entre gente buena porque aquí no hay celo profesional. Hay conocimiento y experiencia para transferir a quienes nos sucederán.” 164
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Puericultura y Pediatría Desde sus inicios, en el Centro Médico de Caracas siempre han estado presentes las actividades relacionadas con la salud preventiva y curativa de los niños con una permanente preocupación por la alta calidad y la plena satisfacción de quienes utilizan sus servicios y de sus familiares. “La simplificación del lenguaje es una tendencia moderna con muchas ventajas. Sin embargo, en el caso de la salud de los pequeños hay dos términos que deberían ser conservados: Puericultura (atención preventiva) y Pediatría (atención curativa). Para orgullo de los venezolanos, ambos términos se mantienen en la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP) que nos agrupa y en su revista, creadas ambas en 1939 y en las cátedras universitarias que se ocupan del tema. Denominarla simplemente ‘Pediatría’, podría contribuir a disminuir la atención e importancia a la vieja, noble e indispensable Puericultura”, sostiene José Manuel Francisco. José Francisco
José Manuel Francisco Médico Puericultor y Pediatra. Nació en Caracas. Egresó de la Universidad Central de Venezuela como Médico Cirujano en 1957. Doctor en Ciencias Médicas. Realizó un postgrado universitario de Puericultura y Pediatría en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos, donde fue médico interno, residente, adjunto y jefe de Servicio en el lapso 19571995. Profesor activo de la cátedra de la especialidad (UCV-Escuela Vargas-Hospital de Niños) desde 1970. Fue jefe de cátedra y director de postgrado en la Facultad de Medicina de la UCV. Fue director Materno Infantil y director general sectorial de Salud del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina. Individuo de Número y ex presidente de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Miembro Honorario de la SVPP e integrante del Centro Médico de Caracas desde 1964.
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En el Centro Médico de Caracas hay un incremento permanente en el número de pediatras, así como en la cantidad y calidad de la atención, desarrolladas con las técnicas y recursos más modernos y eficaces como corresponde al desarrollo científico de los conocimientos de puericultura y pediatría. Explica José Manuel Francisco, que la Pediatría General es muy completa porque requiere saber de todo. “Es como un médico interno, con la particularidad de que la medicina interna tiene un adulto sano y nosotros tenemos recién nacidos sanos, lactantes sanos, pre escolares, escolares y adolescentes sanos, que son distintos en tamaño, función, enfermedades y cómo se asume un problema”. Comenta que una cita con un adolescente es como una consulta psiquiátrica, en la cual el médico escucha y sugiere. Tiene un componente psicológico enorme. Un recién nacido contempla problemas diferentes. La especialidad se maneja en forma muy meticulosa. El pediatra debe saber hasta dónde llega solo y cuándo requiere de un especialista. Tal como ocurría con otras especialidades, la Pediatría no incluía sub especialidades. Las primeras fueron endocrinología, neurología y neurocirugía. Luego se han ido incorporando numerosas áreas, que después del curso universitario de postgrado de Puericultura y Pediatría, se efectúan postgrados complementarios en el país o en el extranjero. En la actualidad alcanza a 18 áreas diferentes que han permitido la atención específica de pacientes con afecciones de distinta gravedad y complejidad de los diversos órganos y sistemas del cuerpo de los niños. Además, relacionadas con las diferentes edades pediátricas que abarcan desde 500 g de peso hasta adolescentes obesos de más de 100 kgs. Por supuesto, con características muy distintas y diferentes grados de crecimiento y desarrollo. En el Centro Médico de Caracas hay 42 pediatras-puericultores. Respecto al número de médicos del hospital, representa el 14 por ciento. De este total, 62 por ciento son hombres y 38 por ciento, mujeres. Nueve (21,5%) ejercen como puericultores y pediatras, también denominados pediatras generales. Cuatro (9,5%) practican la cirugía pediátrica y 29 (69%) se ocupan de las 18 áreas especializadas dentro de la pediatría. La mayoría de estos últimos continúan actuando como pediatras-puericultores. Sus actividades son muy variadas como corresponde a la evolución registrada en la 166
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atención médica de niños, especialmente, desde los años 70 en el amplio espectro etario desde recién nacidos hasta cumplir los 18 años.
Mirando al pasado Al comparar la actualidad de la Pediatría en el Centro Médico de Caracas con lo que existía a mediados de los años 60 se puede afirmar que el avance ha sido significativo. Para entonces, había solo 6 pediatras, entre ellos, la doctora Zaira Páez de Andrade, de brillante trayectoria. Había tres cirujanos de niños y sólo dos de los pediatras se dedicaban a la endocrinología pediátrica. Otro aspecto a observar es la proporción de pediatras de sexo femenino. En aquella época representaba el 14 por ciento y en 2012, constituye el 38 por ciento. En cuanto a los pediatras residentes, que son seis, cinco de ellos son mujeres, lo que significa un 83,4 por ciento. Anteriormente, el ejercicio diario se efectuaba sólo en los consultorios y se atendía hasta los 12 ó 14 años, similar a lo que sucedía en los hospitales de niños y servicios de pediatría en todas partes del mundo. Esta tendencia figuraba en el reglamento interno de casi todos los hospitales públicos y privados en los que se establecía el límite máximo de 12 años de edad. Progresivamente se fue incrementando la atención de los adolescentes en consultorios privados, pero no ocurría lo mismo en la consulta de emergencia. José Manuel Francisco hizo un estudio, en el que revela que el límite de los 12 años se cumplía, a pesar Emergencia Pediátrica de las disposiciones legales vigentes desde 1939, en las que se denominaban “menores”, término utilizado hasta 1990, incluido en sucesivas disposiciones legales como el Código de Menores (1939), Estatuto de Menores (1976), Ley Tutelar de Menores (1980) y Convención de los Derechos del Niño (1990). “Estimamos que se entendía así para aplicarlo en la esfera judicial al considerarlos como de responsabilidad legal diferente a la de los ‘mayores de edad’ y, 167
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especialmente, para referirse a los ‘menores en situación irregular; es decir, víctimas de abandono, situación de peligro e infractores”. En 2007, lapso durante el cual la doctora María Gabriela Morales fue coordinadora del departamento de Pediatría del Centro Médico de Caracas, se analizó la situación normativa vigente del límite de edad y se hicieron gestiones ante la directiva de la institución, a fin de modificar dicho límite y ascenderlo a 17 años y 11 meses, dado que la Ley así lo había establecido y reiterado en la Convención de los Derechos del Niño, en su artículo N° 1. “…un niño es un ser humano que no ha cumplido 18 años…”. Este acuerdo internacional fue promovido por la Organización Mundial de la Salud de la ONU, firmado por casi todos los países del mundo, en septiembre de 1990 y aprobado como ley venezolana en julio del mismo año. La dirección del CMC certificó la solicitud y desde ese momento se informa a los adolescentes y a sus padres la disponibilidad de pediatras que les pueden atender. Ocasionalmente, los más cercanos a los 18 años escogen ser evaluados por un médico de adultos.
Atención pediátrica en el CMC Existen dos formas básicas de atención: Ambulatoria y Hospitalización. La primera abarca dos grandes grupos: niños vistos en los consultorios por los diferentes pediatras, donde se observan chicos sanos y enfermos y quienes acuden a la emergencia pediátrica, la cual es atendida por pediatras con postgrado universitario y gran experiencia en hospitales nacionales. Este servicio cumple con dos funciones: una ambulatoria, de primer nivel de atención y otra de hospitalizaciones cortas. En Cirugía Ambulatoria se resuelven más pacientes de edad pediátrica, cada día, gracias a los progresos técnicos, tanto en cirugía como en anestesiología y farmacología. Hospitalización, la segunda modalidad de atención se cumple con pacientes internados en varias áreas: Medicina y Cirugía y/o Consulta de Emergencia Pediátrica, en la que se aplican tratamientos de urgencias como hidratación, nebulización, sutura de heridas, inmovilización por fracturas, luxaciones y atención por otro especialista, entre otras. También existe la vigilancia de recién nacidos sanos (retén), la Unidad de Terapia Intensiva Neonatal, UTIN y la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica. 168
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Atención inmediata de las emergencias pediátricas Recuerda José Manuel Francisco que cuando ingresó al Centro Médico de Caracas no existía el servicio de Emergencia Pediátrica. Los niños eran atendidos en el servicio general de emergencia. Posteriormente, se estableció un sistema de atención consistente realizado por médicos pediatras-puericultores contratados, quienes cubrían guardias permanentes. Refiere que durante muchos años, según le comentaba la doctora Sol Rivas, la situación de los pediatras especialistas de planta era de tipo “becario”. Hace cuatro años se transformó administrativamente con beneficios laborales y contractuales. “Es obvia la importancia de su labor porque representa la atención inmediata de las urgencias pediátricas y las eventualidades de los pacientes internados”. La Emergencia Pediátrica atiende a niños como pacientes agudos. El número es variable, entre 25 y 30 diarios, desde recién nacidos hasta adolescentes. Al llegar, el pediatra de planta o el pediatra del CMC evalúa al pequeño y decide si el caso puede resolverse con una observación corta y puede egresar prontamente o si su afección o gravedad amerita atención conjunta con pediatras sub especialistas o si debe ser ingresado como paciente de medicina o cirugía. Si la gravedad lo amerita, se traslada a la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica, en cuyo caso queda bajo el cuidado de esa unidad. Esta área movilizó alrededor de 4 mil niños en 2011. Hace tres años el servicio fue reubicado en un espacio remodelado y ampliado para tal fin. Honorio Sigala, líder en 2009 del proyecto de remodelación y ampliación que adelanta la institución plantea que la creación de la Emergencia Pediátrica viene a potenciar y mejorar la atención a los pequeños tanto de emergencia como de trauma. “Además, de ampliar y mejorar el espacio físico, a fin de lograr mayor capacidad de atención, se ha ido actualizando en equipos de apoyo e instrumental”. Un aspecto digno de reconocimiento es que las remodelaciones se están realizando por zonas, a fin de no parar la atención a los pacientes y algo muy valioso en términos
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de calidad de servicio es que se está trabajando en procesos y procedimientos para modificar la logística del manejo de los pacientes. “Con nuevos protocolos de manejo de pacientes la atención será más rápida, eficiente y efectiva”.
Cuidados Intensivos Neonatal y Terapia Intensiva Pediátrica Al principio, como en todos los hospitales, en el Centro Médico de Caracas existía un retén, donde los recién nacidos permanecían la mayor parte del tiempo mientras la madre estuviera internada. Se exceptuaban los lapsos de lactancia materna en la habitación. El personal de las religiosas de la Congregación de Santa Ana, cuidaba a los pequeños con dedicación y afecto. A finales de la década del 60, se hizo necesaria la tecnificación de la atención, más allá de la reanimación elemental de los recién nacidos, de las llamadas “estufas” y luego “incubadoras”, especialmente para niños prematuros, las cuales eran complementadas con equipos de monitores y respiradores, entre otros. En los 70 se generalizó la tendencia de auspiciar la permanencia de los recién nacidos junto a sus madres, lo cual, entre otras virtudes, favorecía en alto grado la alimentación con leche materna de manera exclusiva. El doctor Luis Eduardo Navarro, actualmente radicado en Estados Unidos, fue el creador y primer director de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal, a quien, al culminar sus estudios y regresar del país del Norte, su padre, el doctor Luis Navarro, también médico pediatra de brillante trayectoria en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos, le encomienda la tarea de evaluar a los recién nacidos de su ejercicio profesional privado. “Los conocimientos que había adquirido en el postgrado realizado en Memphis, Tennessee, comencé a aplicarlos para lo cual tuve que procurarme el material mínimo necesario en el cuidado del recién nacido. Entre ellos, el Oxihoo, la bomba de infusión tipo Holter y el Oximetro, equipos que transportaba en mi carro y los usaba si era requerido en cualquiera de las clínicas de Caracas”, recuerda Luis Eduardo Navarro. 170
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Para entonces, el doctor Temístocles Martínez, quien coordinaba el departamento de Pediatría del CMC lo invitó a colaborar en la remodelación del retén del hospital. “En esa época aun no era miembro del CMC; sin embargo, la Junta Directiva, presidida por el Dr. Julián Morales Rocha, me dio carta blanca para realizar la primera remodelación del retén”. Con ello se daban los primeros pasos de la Terapia Intensiva Neonatal para lo cual tuvieron un valioso aporte del departamento de Anestesiología, integrado por los doctores Roberto Lucca, Eduardo Rivero, Carlos Díaz Pantin, Emerson Gutiérrez y Mireya González. Rememora Navarro, que al mismo tiempo ingresó en el Hospital Universitario de Caracas, donde conoció a Jesús Morales Urbano, integrante del departamento de Pediatría, un valioso pediatra, de gran avidez y habilidad para aplicar nuevas técnicas y procedimientos en el manejo de los recién nacidos. De inmediato formaron un eficaz equipo asistencial y docente. Navarro ingresó formalmente al CMC en 1968 y en 1970-1971 se culminó la primera remodelación. Para la época, el retén aún no reunía todos los requisitos para la adecuada asistencia ventilatoria del recién nacido grave. Gracias a la cooperación de los doctores Roberto Lucca y Eduardo Rivero, les cedieron un “rinconcito” en la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos y fue allí donde se realizó el primer intento de asistencia ventilatoria de recién nacidos en Venezuela. En ese momento, el doctor Jesús Morales Urbano comenzó a formar parte del grupo, lo cual contribuyó a lograr excelentes resultados. El primer respirador “Baby Bird” traído al Centro Médico de Caracas fue donado a los doctores Eduardo Rivero y Luis Navarro por
Primer respirador “Baby Bird” traído al Centro Médico de Caracas.
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su creador, el pediatra norteamericano, Forrest Bird. Dicho aparato fue el primer ventilador que salió de Estados Unidos. Tiene el serial N° 12 y aún se encuentra en la Unidad. José Manuel Francisco comenta que recientemente tuvo la curiosidad de preguntar por el “Baby Bird”. Esperaba encontrarse, en el mejor de los casos, con un aparato oxidado e inservible. “Nos llevamos tres sorpresas: la primera, que está conservado y cuidado de manera impecable; la segunda, que funciona y la tercera, la emoción con la que el doctor Víctor Padula, la joven pediatría Zoraida Peña, cursante de Medicina Crítica Pediátrica y la enfermera coordinadora de la Unidad, Jenny Arévalo, no sólo lo mostraron con orgullo sino que lo conectaron y funcionó perfectamente. Fue una sensación muy grata estar frente a ese héroe de mil batallas de salud, salvador de vidas y protector de la integridad cerebral de innumerables niños graves. Son hechos aparentemente sencillos que renuevan esperanzas”. Respecto a la aparición del “Baby Bird”, Gustavo Baquero Aristegüieta tiene una anécdota cargada de humor y humanidad. Por el año 1972, cuando era jefe de Internos, como médicos de planta, les tocaba cuidar a los pacientes, incluyendo a los recién nacidos que estaban graves. “Ya teníamos el respirador Bird, que fue el primero que llegó al país. Era especial para los neonatos que nacían precozmente con una patología que se llamaba ‘Membrana Hialina’. Llegó un pacientico y se lo colocaron, pero al poco rato, llegó otro con el mismo problema. Pues el Dr. Bird, hizo un circuito y el segundo ‘Baby Bird’ que hubo en Venezuela fuimos Tomás Sanabria, compañero de internado y yo, que pasamos toda una noche haciendo respiración artificial para el bebé, como máquinas automáticas”. Posteriormente, se proyectó una nueva remodelación y la creación de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, en la que se incorporó el Dr. Xavier Mugarra Torca, quien dirigió su creación y fue su coordinador hasta su temprano y lamentable fallecimiento. En cuanto a la coordinación y dirección de la Unidad Neonatal de Cuidados Intensivos le correspondió a Luis Navarro ejercerla desde su inicio, función que luego compartió con Morales Urbano y Alfredo Nouel, “el eterno benjamín del grupo”. 172
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Dr. Luis Navarro Padrón y la Pediatría en Venezuela: dos historias integradas Jesús E. Iturriza Sorondo, gineco-obstetra del Centro Médico de Caracas escribió sobre Luis Navarro Padrón, un artículo en la revista Pulso Médico, Año 3, N° 6 de junio de 2009, en el que destaca los atributos y versatilidad de este pediatra que ha hecho historia en la Pediatría venezolana. Luego de comentar sobre lo fácil que fue escribir sobre su amigo de tantos años refiere: “Todos en el Centro Médico de Caracas sabemos que Luis es capaz de reparar desde un juguete hasta la turbina de un trasbordador espacial, si se lo propusiera, además de saber cómo arreglar y podar un jardín, tarea en la que intervenía en las áreas verdes del CMC, donde también asumió responsabilidades en la Junta Directiva o dando algún consejo oportuno y práctico en lo personal o profesional a cualquiera de sus compañeros en el hospital”. Destaca que esa búsqueda de la excelencia y entrega desinteresada es lo que lo ha hecho muy especial y curioso. “De allí que hacia los años 1971-1972 trajera junto al doctor Eduardo Rivero el primer “Baby Bird”, respirador que maneja presión y volúmenes para hacer una demostración con un pequeño paciente en el CMC que presentó una insuficiencia respiratoria en la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos”. Iturriza hace la aclaratoria porque no fue sino hasta 1974-1975 cuando el departamento de Pediatría abrió en el tercer piso su propio espacio para cuidados intensivos del recién nacido gravemente enfermo. Esta unidad no sólo dio un vuelco total a la Pediatría en el hospital, sino también a los obstetras, que al contar con ella, ofrece la seguridad necesaria para afrontar la responsabilidad, siempre compartida en la atención de pacientes producto de partos prematuros o neonatos con enfermedades críticas. Su pasión por la aviación lo llevó a crear el primer transporte de aéreo-ambulancias de Venezuela para lo cual modificó las especificaciones de las incubadoras, a fin de realizar el traslado seguro de neonatos desde otras regiones del país hasta el hospital. “Además de su versatilidad, no puedo dejar de mencionar la sensibilidad humana de Luis, quien se integraba a las familias afectadas por estas situaciones tan críticas como si fuese parte de ellas, ofreciéndoles su apoyo, fortaleza y esperanza y luchando siempre hasta el final, cualquiera fuese el resultado”.
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Eduardo Mata, quien se ha desempeñado como coordinador del departamento de Pediatría cuenta con un video documental con la reseña histórica de la Unidad a propósito de su reciente remodelación, titulado “Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, UTIN”, elaborado en 2012 por Producciones Séptimo Sentido. “Con el uso de excelentes imágenes fijas y cinematográficas de fondo, ubica el comienzo de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales en 1973 bajo la dirección de su fundador, Luis Eduardo Navarro y la importante participación de los doctores, Jesús Morales Urbano, Víctor Padula y Alfredo Nouel. Doce años después, en 1985 se crea la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica, organizada por Xavier Mugarra con la incorporación de los doctores Javier Manrique, Tania Quenza y Eduardo Mata. Posteriormente, ingresaron los doctores Michelangelo Ricciardelli y José Rengel”. Señala Mata que desde 2009, se realiza el Curso de Entrenamiento en Medicina Crítica Pediátrica Postgrado (Fellowship) de dos años de duración dirigido a puericultores pediatras universitarios con postgrado en alguna de las siguientes sub especialidades: anestesiología, cardiología, nefrología, neumonología o terapia intensiva. Asimismo, se forman enfermeras profesionales que realizan un postgrado en la especialidad. Como dato anecdótico, el doctor Mata comenta que el primer recién nacido que se atendió con técnicas de Terapia Intensiva Pediátrica, fuera del servicio de Terapia Intensiva de Adultos fue Melissa Navarro, producto de un parto gemelar prematuro, hija de Luis Eduardo Navarro, actuando éste como terapista y padre al mismo tiempo. Víctor Padula, quien también ha fungido como coordinador del departamento se refiere en el mencionado video a los programas de Formación Continua para Enfermeras y a las sucesivas remodelaciones hasta llegar a la de 2012. Menciona la experiencia positiva de los Programas de Docencia Informativa del Internado Rotatorio desarrollado durante cuatro años a partir de 1991 con los médicos internos del hospital y el inicio de guardias fijas en el retén por parte de pediatras, a partir de 1980. José Luis González, cirujano infantil que labora en el Centro Médico de Caracas es de la opinión que el Departamento de Pediatría del Centro Médico de Caracas es ex174
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celente y muy completo. “Los cirujanos infantiles confiamos plenamente en nuestras manos derechas que son los pediatras. Contamos con neonatólogos e intensivistas pediátricos. Uno se siente muy tranquilo operando casos complejos”. Considera que la Pediatría en el Centro Médico de Caracas está alineada a las tendencias mundiales y es baluarte en el país. “Por supuesto, siempre tratamos de estudiar, superarnos y contar cada vez con mejor tecnología para dar una atención de primer mundo”. Al referirse a la reciente inauguración de la terapia intensiva neonatal destaca que cuenta con equipos novedosos y dispone de un buen espacio físico. “Estamos dispuestos a brindar la mejor atención a nuestros pacientes”. Reconoce José Manuel Francisco que los integrantes del departamento de Pediatría del CMC, pediatras residentes y el personal de Enfermería, Laboratorio e Imagenología, entre muchos otros, están muy satisfechos de haber cumplido siempre y estar dispuestos a mantener, con dedicación y eficacia, una labor continua y de compromiso, con máxima eficacia técnica y científica actualizada, según los conocimientos más recientes y acompañados del indispensable calor humano para la atención de los niños, las madres y los familiares que acuden a diario a esta institución en solicitud de sus servicios.
Servicios asistenciales y de apoyo Anestesia En octubre de 1947 cuando entró en funcionamiento el Centro Médico de Caracas también fue creado el Departamento de Anestesia. Franz Conde Jahn, presidente de la Junta Directiva nombró a los doctores Roberto Lucca, Rafael Campo Moreno y Jesús R. Molinos como jefe del servicio e integrantes, respectivamente. Desde sus inicios permaneció abierto las 24 horas del día. Era la primera vez que esto ocurría en un centro asistencial. Se comenzaron a efectuar reuniones científicas interclínicas, siendo la primera el 14 de diciembre de 1949 para la proyección de dos películas: “Reanimación del recién nacido” y “Raqui continua de Tuohy”. “Así pues, el departamento de Anestesia, antes de la Fundación Sociedad Médica, 175
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comienza a hacer reuniones científicas dentro del hospital y al mismo tiempo, relaciones interclínicas”. 8 Con el tiempo, fueron llegando especialistas en distintas áreas de la cirugía, como neurocirugía, tórax, plástica, reconstructiva y cardiovascular, entre otras y el departamento siempre estuvo presto para estas especialidades. El servicio fue creciendo y se crearon dos secciones: cirugía y maternidad. En el transcurso de toda su historia se han ideado algunas técnicas originales que forman parte de lo que se llama ‘Aportes a la Anestesiología Nacional’. Entre algunos datos que cita Roberto Lucca en su artículo “El departamento de Anestesiología”, resalta que la primera ‘Peridural’ fue aplicada en diciembre de 1949, fecha en que también se comenzaron a usar los respiradores automáticos con el ‘Spiropulsator’. El empleo del “Citrocromo C” se produjo en 1949 con magníficos resultados en pacientes en la “zona de penumbra” de la irrigación cerebral y el estado de conciencia. En 1955 se compró el primer respirador para cirugía ‘Jefferson’, lo cual fue criticado “porque la mano educada era la que debía conducir la anestesia”. El primer respirador de volumen o “Engström” fue adquirido en agosto de 1961 y en 1964 se inició la investigación de “Gases en sangre y equilibrio ácido básico”, con el “PH Meter” de escala expandida y con el “Astrup”, a finales de ese mismo año, fecha en la que también se comenzó a investigar sobre la “Presión venosa central”. La primera “Subclavia” se practicó en octubre de 1968, habiéndose inaugurado el cuarto de recuperación en 1954 y la Unidad de Cuidados Intensivos, en 1961. “Desde el mismo comienzo de la apertura del hospital se instaló la técnica de reanimación del recién nacido por medio de intubación traqueal y fue motivo de la primera película científica hecha por el departamento” 9 ; de la cual se hicieron más de 100 copias, a petición del Dr. Robert A. Hingson y distribuidas en Estados Unidos, Argentina, Colombia, Inglaterra y Portugal. Posteriormente, Hingson estuvo varios días en el Centro Médico de Caracas, donde dictó algunas charlas y demostraciones sobre sus métodos en anestesia obstétrica.
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Otras de las técnicas con características particulares del departamento de Anestesia del CMC que cita Lucca son la “Anestesia peridural continua para Laminectomía”, publicada en la Revista Norteamericana N° 6, de nov-dic de 1958; la “Anestesia caudal continua con prolongación de la misma en el post-operatorio para la Hemorroidectomía”, haciéndose éste tolerable e indoloro que hasta el momento era muy temido. Con motivo de las Primeras Jornadas Venezolanas de Anestesiología, efectuadas en Caracas, en diciembre de 1959, se consideró que el insuficiente respiratorio era un “paciente huérfano” y que era un tema de salud pública. Para entonces, se trataban por medio de traqueostomía y con el “Pulmospirator” de la casa AGA. Se hizo la instalación de una sección de “Bloqueos terapéuticos”, los cuales se efectuaron en todas sus modalidades pero la experiencia más significativa fue a través de la infiltración del ganglio de Gasser. Se practicaron las primeras anestesias a corazón abierto con hipotermia profunda, sin haber tenido para aquel entonces ningún fracaso. El Centro Médico de Caracas fue el pionero en esta rama de la cirugía cardiovascular. A partir de 1976 se hizo más sistemáticamente. Los doctores Rubén Jaén y Alexis Bello, como cirujanos, contaron en el apoyo del servicio de Anestesia para esta nueva etapa. En 1949 se inició la Neurocirugía, en la que se desarrollaron técnicas especiales, que fueron motivo de una publicación titulada “Anestesia para Neurocirugía en el Centro Médico de Caracas, 10 primeros años”, la cual obtuvo el premio “Fermín Díaz” de la Sociedad Venezolana de Cirugía, en 1959. Para aquella época también se desarrolló con bastante intensidad la anestesia hipotensiva, la cual dejó de aplicarse hace ya mucho tiempo, en virtud de la aparición de nuevos fármacos como agentes anestésicos. Es interesante destacar que junto al Banco de Sangre del Centro Médico de Caracas, se practicó la primera Exanguinotransfusión que se hizo en Venezuela, en 1951 y posteriormente se hizo una película con el mismo nombre que mereció un premio. Fue proyectada en Valencia, en el año 1954. 177
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En el año 1959, con el apoyo del Dr. Félix Lairet, hijo se inauguró la sección de Anestesia Obstétrica. Se desarrollaron técnicas para anestesia en Otorrinolaringología, Endoscopias y Laringoscopia. Uno de los trabajos de investigación de mucho reconocimiento dada la investigación que se realizó fue el de “La Electroencefalografía durante la anestesia”, en el que se ensayaron con todos los fármacos que estaban vigentes para la época. Otro fue “Demostración práctica in vitro de la importancia de la hemodilución en el aumento de flujo en las venoclisis, su posible proyección y reología”. Fueron muchos los trabajos de investigación que publicaron los miembros del Departamento de Anestesia. Sus experiencias fueron plasmadas en blanco y negro y presentadas en diferentes congresos nacionales e internacionales. Desde el ámbito tecnológico, siempre ha estado a la vanguardia y a la altura de sus similares en el mundo entero. El servicio de Anestesia se crea desde el año 1947. Estuvieron presentes los doctores Rafael Campo Moreno, Jesús Rafael Molina Palacios y Roberto Lucca Escobar que lo coordinaba. Posteriormente ingresaron Héctor Padula Falchi y había un grupo que trabajaba en el área de obstetricia conformado por los doctores Mario Pérez Vilchez y Mireya González. Después ingresaron Carlos Díaz, Emerson Gutiérrez, que también trabajaba en el área de Cirugía, conjuntamente con los doctores Francisco Díaz Rodríguez y Ashley Danjee. Más tarde ingresaron Carlos Jiménez Castillo (†) y José Nicolás Guglielmelli. Lo más importante para el funcionamiento de Anestesia es la formación consolidada de cada uno de sus miembros, que hace que el servicio funcione como tal. Durante muchos años hubo un trabajo en equipo. Hoy, el grupo se mantiene en subgrupos. Los une la afinidad de trabajar juntos en diferentes equipos. El apoyo tecnológico con que cuenta el servicio de Anestesia se basa en máquinas que están a la vanguardia de la tecnología. Las que existen en el servicio son francesas. Se ha ido actualizando todo el equipo de monitoreo y el sistema de invasión del paciente, las drogas anestésicas, que se usan mundialmente están a su alcance aunque que hoy tienen sus limitaciones por las condiciones del mercado cambiario. 178
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El Servicio de Anestesiología del CMC le ha hecho un gran aporte a la docencia del país. Los anestesiólogos que salían del postgrado, incluso, quienes formaban parte del servicio de Anestesiología adscrito a la Universidad Central de Venezuela venían a hacer pasantías al servicio del CMC por petición de ellos mismos. En los últimos 10 ó 15 años decenas de anestesiólogos han consolidado su formación en el Centro Médico de Caracas.
José Nicolás Guglielmelli
José Nicolás Guglielmelli Egresó de la Universidad Central de Venezuela en 1971. Efectuó su postgrado e internado en el Hospital Universitario de Caracas. Posteriormente hizo el postgrado en Anestesiología. Ingresó a la cátedra de Anestesiología como instructor en el Universidad Central de Venezuela hasta el año 1987. Trabajó en la Maternidad Concepción Palacios entre 1980 y 1992 como anestesiólogo por concurso de oposición. Ingresó a la cátedra de Anestesiología de la UCV en 1976 hasta 1987. Desde el año 1976 es anestesiólogo del Centro Médico de Caracas.
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En la actualidad, el staff de la institución lo conforman 14 anestesiólogos, todos con capacidad médica de atender cualquier caso de diferentes especialidades. El Servicio de Anestesiología del CMC no para nunca. Siempre está atento y a la espera de poder brindar todas sus capacidades para la óptima atención de los pacientes que ingresan a este centro asistencial.
Unidad de Cuidados Intensivos Siempre a la vanguardia, el Centro Médico de Caracas, en 1970 se percató de la necesidad de contar con una Unidad de Cuidado Intensivo, era una acción de carácter ineludible e inaplazable por lo que se incluyó en el programa de ampliaciones y remodelaciones que estaba en marcha. La responsabilidad del desarrollo del anteproyecto, según se expresa en el Volumen IX, N° 36 de la Revista Centro Médico, correspondiente a mayo de 1970, recayó sobre el arquitecto Álvaro Pinzón Zuloaga y los estudios de las instalaciones eléctricas, al ingeniero Ricardo Baquero Aristegüieta. Se formó un Comité de Construcción, que determinaría el programa de actividades y la orientación del proyecto. Quedó integrado por Ricardo Baquero González, quien lo presidía; Roberto J. Lucca; José G. Leonardi y Jorge Soto-Rivera; este último con carácter de secretario ejecutivo. Luego de muchas sesiones de trabajo, consideraciones y estudios preliminares se entregó a Pinzón Zuloaga un programa en el que se establecían las relaciones entre los elementos de la unidad con otros servicios del hospital. Como condición fundamental se estableció la necesidad de lograr la menor distancia posible entre el puesto de enfermeras y sus anexos (Faena limpia y sucia) y de cada una de las camas de la unidad. Se insistió en la necesidad de obtener el control visual directo y continuo desde el puesto de la enfermera.
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Con las limitaciones para la escogencia, se eligió la terraza ubicada en el cuarto piso del edificio principal, entre la vivienda de los médicos residentes, la nueva capilla y la nueva vivienda del personal religioso de la época. Por su forma de abanico, el espacio resultó ideal, tanto por las relaciones adecuadas logradas como por quedar fuera del tráfico regular del hospital.
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Un proyecto que combina lo lógico con la creatividad El equipo humano fue estudiando área por área, determinando las necesidades de cada aspecto. Fue así como percibieron que los pacientes, en su mayoría, procederían de la zona de cuartos operatorios de la unidad de recuperación post-operatoria, del servicio de emergencia, de los pisos de hospitalización y directamente de la calle. Como era primordial, se estableció una comunicación directa a través de un corredor a la zona operatoria y de ascensor, con la zona de vivienda de los médicos residentes, a través de un corredor con trampa de técnica aséptica (closets y lavabo) y cerca de la sala de estar de los familiares, vecina del ascensor y de la nueva capilla. De acuerdo a la estadística y la experiencia propia del CMC se consideraron cinco camas, estimándose dos para la atención de coronarios agudos; dos para pacientes de cirugía complicada o muy grave y una para insuficiencias respiratorias, renales y quemaduras, entre otras. En cuanto a su ubicación dentro de la unidad, se estableció que cuatro podrían estar independizadas con cortinas corredizas y una en cubículo privado para el aislamiento de diversos casos. El plan contempló también un pequeño laboratorio para la realización inmediata de pruebas como: investigación de gases en la sangre, equilibrio ácido-básico, gasto cardíaco, crioscopia y otras pruebas de urgencia. Tal como fue concebido, el puesto de las enfermeras consiguió una visual directa y continua con todas las camas e integrada con la faena de enfermería. Asimismo, se contempló un depósito donde pudieran mantenerse diversos equipos y útiles del servicio. En cuanto a los sanitarios, se tomaron todas las previsiones de vecindad, aun cuando el de las enfermeras quedó fuera de la unidad; al igual que los públicos para damas y caballeros, cerca de la sala de estar de los familiares, la cual también se previno que quedara cerca de la unidad. Para el momento de su creación se dispusieron instalaciones para oxígeno y aire a presión, con tomas de un sistema central para cada cama; aspiración, que requirió de gabinetes empotrados de aspiradores de diversos tipos, cada dos camas y para el cubículo de aislamiento. Se estimó también aire acondicionado con equipos de renovación del ciento por ciento del aire ambiental, similar a los que se utilizaban en
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los quirófanos y en cuanto a la ventilación, se contemplaron ventanas altas en cada cubículo general que permitiera la ventilación natural y facilidades de oscurecimiento en un momento dado. El tema de las instalaciones eléctricas también representó una gran complejidad por las normas técnicas y previsiones especiales que evitaran interferencias o ruidos en las débiles señales de los monitores y otros equipos. Los estudios abarcaron tres sectores: sistema eléctrico, sistema de señales y sistema de comunicaciones. El sistema eléctrico comprendía la alimentación de monitores, instrumentos de control de la estación central de enfermeras, rayos X, iluminación y otros equipos especiales; el sistema de señales estaba previsto para llevar toda la información del paciente a la estación de las enfermeras y el sistema de comunicaciones facilitaba las comunicaciones telefónicas, el sistema de llamadas a enfermeras y las comunicaciones entre el puesto de enfermeras y diferentes sitios clave del hospital. Igualmente, los timbres de alarma a los sitios clave del hospital. Durante los años 1981-1982, al cumplirse una década de funcionamiento se evaluaron las mejoras en la Unidad de Cuidados Intensivos referidas a antibióticos, diálisis, monitoreos hemodinámicos, cardiovasculares y respiratorios que mejoraron la sobrevida de los pacientes graves. En un estudio publicado en la Revista Centro Médico, un grupo de médicos bajo la dirección del Dr. José Besso, se refería al interés que se había otorgado al cuidado del estado nutricional de los pacientes, sin el cual “sería imposible mantenerlos durante los períodos de alto catabolismo, teniendo como consecuencia la pérdida de peso, la alteración de la integridad de la respuesta inmune, dificultad para la cicatrización de heridas, un proceso de recuperación retardado y un aumento de la incidencia de la morbilidad y mortalidad”. 10 De allí la importancia de identificar y evaluar el estado nutricional con el objeto de minimizar los efectos del trauma quirúrgico y del curso de la enfermedad, lo que se comenzó a realizar desde el primer contacto del médico con el paciente. Se definieron los criterios de la selección para la hiperalimentación, de acuerdo a las diferentes 182
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patologías, se describieron las complicaciones, según el caso y los resultados no tardaron en observarse.
Lo que fue verdad hace 10 años, ya no lo es El actual director de la Unidad de Cuidados Intensivos es Antonio Martinelli, quien hizo casi toda su carrera en el Hospital Vargas de Caracas, donde comenzó su interés por esta área, dado que era el único hospital público en Venezuela que tenía dos unidades de cuidados intensivos: una, para pacientes quirúrgicos y otra, destinada a los atacados por infartos y otras dolencias. Antonio Martinelli Estudio su bachillerato en Canadá y cuatro años de universidad; lo que llaman “Bachelor in Sciencie”. Inició su carrera de Medicina en México y después de dos años vino a Venezuela a realizar la equivalencia, en 1978, aproximadamente. Comenzó en la Escuela Vargas, donde siempre quiso entrar para ser cirujano. Allí comenzó su pasión por la Terapia Intensiva a la que ha dedicado toda su vida. Considera que es una especialidad relativamente nueva tanto en Venezuela como en Estados Unidos porque el primer postgrado en Terapia Intensiva en el país del Norte fue cerca de 1970. “La especialización en realidad se llama Medicina Crítica y esa es una razón por la que estamos en la transición para llamarla ‘Unidad de Medicina Crítica’. Como todo en esta carrera, yo resumiría que lo que fue verdad hace 10 años, ya no lo es, porque las cosas cambian rápidamente”.
Antonio Martinelli
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Lo que sí es cierto es que tanto los pacientes de ayer como los de hoy ameritan una atención muy especial porque presentan desarreglos de diferentes sistemas como el respiratorio, cardiovascular o digestivo que son vitales para su sobrevida. “Por esto no quiero hablar de cuidados intensivos porque en estos casos, no necesariamente podría estar involucrado un médico, podría requerir simplemente cuidados intensivos de enfermería. Cuando se trata de Medicina Crítica, involucra a todo”. La Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico de Caracas es la primera del país en el ámbito privado que ofreció un postgrado. Lo creó y gestionó el Dr. José Besso (†) a través de la Sociedad Médica, aprobado por el Colegio de Médicos y por la Federación Médica en el año 1984. Antonio Martinelli ingresó al Centro Médico de Caracas a petición del Dr. José Besso (†). Para entonces, eran tres los responsables de la Unidad: José Besso, como director, Carlos José Jiménez Castillo, anestesiólogo, con muchos años de ejercicio y Martinelli, quien era el más joven del equipo. Eso fue hace 20 años, aproximadamente. Primero falleció Jiménez Castillo, luego Besso y Martinelli ha continuado la labor que juntos emprendieron. Formado a la semejanza de José Besso, el director de la Unidad de Cuidados Intensivos confesó seguir sus directrices y sus mismos patrones con unos u otros cambios que exigen la dinámica y las nuevas tecnologías. En la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico de Caracas los equipos se van modernizando, según lo que va apareciendo en el mercado y los resultados obtenidos. “Son equipos para monitorear o para apoyar sistemas, que tienen traductores de presión y motorizan variables que pueden ser presión arterial, pulso y temperatura. Pueden o no ser invasivos y van desde los más sencillos a los más complejos, según la necesidad del paciente. Hoy hay mucho más control de lo que se está haciendo”. Respecto al número de camas existentes en Terapia Intensiva sostuvo que es de acuerdo a la capacidad del hospital; usualmente es un 10 por ciento respecto a las camas de la clínica. Hasta el momento hay 8 camas y con la remodelación que está en puertas, se pretende ascender a 10. 184
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“Una innovación de la Unidad de Cuidados Intensivos del CMC es el uso del Ecosonograma, un aparato que por normativas norteamericana y europea de Terapia Intensiva, tanto residentes como especialistas, requieren de un entrenamiento en eco porque es una herramienta que se utiliza en muchos eventos: cardíaco, abdominal y diagnóstico, entre otros. Esperamos contar con este equipo dentro de la propia unidad, dado sus múltiples usos”. Con orgullo la Unidad de Terapia Intensiva ha seguido férreamente con su postgrado de dos años de duración. En la actualidad hay cuatro residentes y para el próximo año serán cinco. Hasta el momento han egresado 67 profesionales. Vale destacar que para cursar el Postgrado en Terapia Intensiva, los médicos deben tener una especialidad base como Medicina Interna, Anestesia o Cirugía. Al asistir a diferentes congresos en Estados Unidos y Europa, hemos constatado que el posgrado del CMC se ubica en el top de los conocimientos mundiales.
Cuando se valoran los aportes del pasado En 1972, Gustavo Baquero Aristegüieta fue nombrado Jefe de Médicos Internos y trabajaba junto a otro grupo de notables galenos, cuidando a los pacientes graves, bajo la directriz del Dr. Roberto Lucca, promotor y director de la Unidad de Cuidados Intensivos. Baquero Aristegüieta estaba persuadido de la importancia de contar con los últimos equipos y conocimientos técnicos para tratar a los enfermos graves; sin embargo, al evaluar los resultados de los avances tecnológicos se convenció de que lo verdaderamente importante continuaba siendo la evaluación constante y minuciosa del paciente y que sin ello era muy difícil la interpretación del estado clínico en cada caso. “Con el nacimiento de nuestra Unidad de Cuidados Intensivos, quisimos lograr un método que permitiera conocer de una manera sencilla la evolución de los enfermos, para lo cual creímos conveniente que fuera una gráfica, donde se concentraran de la manera más simple las mediciones más interesantes en los pacientes”. 11 185
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Se trataba de una hoja milimetrada, tamaño oficio, dividida en cinco partes para graficar la escala de temperatura, la escala del pulso y tensión arterial, la presión venosa central, la escala de líquidos y la escala de equilibrio de ácido base. Comentó el creador de esta hoja milimetrada que en esa época hubo un grupo de jóvenes médicos en la Unidad de Cuidados Intensivos, entre quienes figuraron, él, Tomás Sanabria, Paúl Haieck, Hernán Quintero, Max Acquatella, Andrés Lairet, David Márquez, Mario Pérez Ponce y Carlos Julio Troconis, entre otros, quienes tuvieron un papel protagónico, mucho interés y vocación de servicio. Además, de una excelente formación en el manejo del paciente dirigida por el Dr. Roberto Lucca y después por el Dr. José Besso. “Nuestro trabajo se hizo muy importante para el país y para el mundo. Eso hizo que el paciente del CMC tuviera una serie de procedimientos de alto nivel, tanto, que cuando nuestros compañeros y yo, después fuimos a trabajar en Estados Unidos, estábamos bastante adelantados en técnicas de cuidados inmediatos, punción de venas centrales, manejo de gases, oxigenación, anhídrido carbónico en la sangre y control periódico del paciente”, recordaba Baquero Aristegüieta. El actual director de la Unidad de Cuidados Intensivos, Antonio Martinelli considera que la Unidad continúa utilizando la planilla milimetrada creada por el Dr. Baquero Aristegüieta. “Las llamamos sábanas, aun cuando no la usamos exactamente igual, el concepto se ha mantenido y se hace a escala mundial. Hoy, las computadoras y monitores controlan los signos vitales y son anotados porque es la manera cómo se ve la tendencia”.
Cirugía ambulatoria El Dr. Pablo Koury Chidiac comentaba en el Editorial “Cirugía Ambulatoria. ¿Minimizar los Riesgos?” publicado en el volumen 42, N° 1, en mayo de 1997, que “El Centro Médico de Caracas cuenta con una de las unidades ambulatorias más modernas del país, lo que le permite prestar el mejor servicio en esta área. Ello le proyecta como una óptima alternativa de costo reducido. El mantener la competitividad de dicha unidad ambulatoria y el esmerarse cada día más en la 186
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optimización del servicio debe ser un esfuerzo mancomunado de sus integrantes para brindar a la población la posibilidad de acudir a este prestigioso centro reduciendo los riesgos de la cirugía ambulatoria” Cuenta con la última tecnología y está preparada para todo tipo de cirugía, cuya recuperación no exceda de las 24 horas. Se pueden realizar cirugías ambulatorias en cualquier especialidad, incluso, las más recientes técnicas laparoscópicas.
Diagnóstico por Imágenes Carlos Guinand Se formó como médico en Brasil durante cinco años y terminó su carrera de Medicina en Mérida, en 1984. Hizo pasantías en el Hospital Universitario de Caracas, posteriormente, el rural y al culminarlo realizó durante tres años el postgrado de Radiodiagnóstico del Hospital Militar, afiliado a la Universidad Central de Venezuela. Hizo el Fellow de Imágenes en el Centro Médico de Caracas, donde ingresó en 1992. Ejerce la docencia en el CMC al efectuar el Fellow a quienes entrenan durante un año ofreciéndoles charlas, clases y seminarios en el área de tomografía y resonancia magnética. También imparte clases en el Centro Médico Docente La Trinidad. El Centro Médico de Caracas es pionero en Venezuela en tecnología referida al diagnóstico por imágenes, gracias a la asociación con IDACA, empresa líder en imágenes que cuenta con la tecnología más avanzada, provee al hospital de profesionales de primera línea y los más avanzados equipos de diagnóstico e imágenes; además de sistemas y programas de computación. Fue en 1990 cuando se instaló en esta institución el primer equipo de resonancia magnética en Caracas y desde entonces se han ido renovando y actualizando al ritmo que marca la velocidad de la tecnología.
Carlos Guinand
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En esta unidad pueden aplicarse las técnicas de exploraciones más avanzadas; entre ellas, radiología convencional, ultrasonido, tomografía axial computada, resonancia magnética nuclear, mamografía, radiología intervencionista, aéreo dinámica, medicina nuclear y radioterapia. Carlos Guinand, adjunto al servicio de Tomografía y Resonancia comentaba en la revista Pulso Médico que “En el Centro Médico de Caracas, especialmente, el servicio de radiología general dispone de tecnología digital; es decir, todo el servicio está digitalizado a través de lo que se denomina radiología computada (CR) con equipos IDACA de última generación. Las imágenes obtenidas se procesan digitalmente a través de computadoras y son visualizadas en grandes y excelentes monitores y, de esta forma, se puede diagnosticar con mejor precisión la patología en estudio”. 12 Esta tecnología ha permitido integrar las áreas de Radiología e Imágenes, a fin de visualizar cualquier tipo de estudio de las diferentes subespecialidades en todas las áreas del departamento, incluso, desde sitios distantes, a través de lo que se denomina tele radiología. En la actualidad están interconectadas diferentes áreas del hospital; entre ellas, emergencia, puestos de enfermería, unidad de cuidados intensivos, quirófanos y consultorios, con lo cual se facilita la visualización de estudios e informes en las diferentes áreas del hospital. El departamento de Imagenología con todos sus sistemas de imágenes está integrado al Sistema de comunicación y archivo de imágenes, PACS, (Picture Archiving and Comunication System) el cual permite la integración de todos los servicios y el almacenamiento de los estudios del paciente con lo cual puede observarse en el tiempo la evolución de una determinada patología. Integra al hospital entero, es decir, las imágenes pueden ser vistas en las diferentes áreas hospitalarias, emergencia, cuidados intensivos y quirúrgicos, entre otras. “El Centro Médico de Caracas está a la vanguardia en muchos de sus equipamientos. Últimamente ha habido algunos problemas con equipos que se han quedado rezagados en cuanto a tecnología, pero que serán cambiados en los próximos meses, como es el caso de resonancia magnética, que aun cuando es extraordinario ya tiene algunos años. Contamos, igualmente, con un tomógrafo de 64 cortes, el primero 188
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que se instaló en el país en la generación multicorte. Nuestro centro asistencial no sólo está en el top de la tecnología, sino también con el recurso humano preparado adecuadamente para utilizar los equipos”. En el área de tomografía y resonancia existen 5 médicos radiólogos, todos formados y algunos con subespecialidades. En el campo de ultrasonido, son 4 ó 5 médicos. En mamografía hay 2 profesionales. En radiología hay 4 personas. “Muchos de los médicos hacen varias cosas. Por ejemplo, tomografía, ultrasonido y resonancia. Otros, radiología y ultrasonidos. Los demás, practican radiología intervencionista, ultrasonido y tomografía. Siempre se combinan. Son médicos radiólogos, imagenólogos y, lo más importante, siempre se trabaja en equipo”.
Emergencia Desde que existe el hospital, existe la Emergencia, las 24 horas del día, los 365 días al año. Este servicio cuenta con personal médico y paramédico dispuesto a atender a los pacientes que ingresan con diferentes grados de gravedad que deben ser atendidos con la celeridad y cuidado que merece quien presenta una situación crítica. El Centro Médico de Caracas no escapa a la realidad de la situación del país, en el que la atención de salud en los hospitales públicos ha mermado por dificultades de toda índole, entre las que destacan la ausencia de recursos económicos, escasez de materiales e insumos y personal insuficiente para atender el creciente requerimiento del servicio. Esto ha propiciado que la Emergencia en las clínicas privadas, cada vez más, se vean impedidas de poder brindar una atención excelente dado que la demanda supera con creces la oferta de servicios. Nuestro centro asistencial, como empresa que se adecua a los tiempos que le corresponde y, persuadida de su misión de brindar un servicio de salud óptimo, al evaluar y percatarse de la situación ha emprendido un proyecto de ampliación, remodelación y adecuación de los procesos, a fin de facilitar los protocolos de atención y brindar la asistencia que cada quien demanda, según su situación específica. 189
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Ya en 1985 se había creado la Emergencia Pediátrica y Neonatal con el fin de separar la atención a los pequeños, quienes tienen sus características especiales y su cuidado especializado. Este año 2012 ya esta área fue reinaugurada y se adecuó a las necesidades y tendencias actuales de la medicina pediátrica. Comenta el doctor Honorio Sigala, miembro de la Junta Directiva y presidente del Comité de Infraestructura en el año 2009, que este trabajo se enmarcó en el Plan Maestro de Expansión, una de las más importantes iniciativas del centro asistencial. “Hemos comenzado el plan por sectores y áreas para remodelar los espacios físicos y actualizar los equipos y el instrumental desde el punto de vista tecnológico. Comenzamos con las dos emergencias a las cuales se les ha incrementado significativamente su capacidad de atención. Esto es progresivo, porque lo hemos emprendido sin dejar de prestar el servicio, no hemos parado el funcionamiento de la institución”.
Mentes nuevas, ideas nuevas Christian González Nació el 1ro de enero de 1973. Es egresado de la Escuela Luis Razetti de la Universidad Central de Venezuela, en 1997. Cursó el Rural en el Hospital de Pdvsa de San Tomé y posteriormente realizó una especialización en Cirugía General en el Hospital Miguel Pérez Carreño. En 2002 hizo una sub-especialidad en Cirugía Oncológica en el Hospital Oncológico Padre Machado. Estuvo dos años en el Hospital Universitario de Caracas como Jefe Quirúrgico. Su trabajo era coordinar las emergencias desde el punto de vista de la Cirugía. Fue profesor universitario contratado en la Cátedra de Cirugía del Servicio de Cirugía 3 por la UCV. Entró al Centro Médico de Caracas como especialista de Planta en el área de Cirugía para trabajar en la Emergencia. En 2007 fue invitado por algunos médicos a trabajar como especialista en Cirugía e hizo su entrada como accionista del CMC. Desde entonces, no trabajó más en la Emergencia pero los conocimientos que allí adquirió sobre el sistema de funcionamiento le ha permitido rediseñar el servicio y adecuarlo a las tendencias mundiales de un servicio de emergencia de primer mundo.
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Si bien la remodelación de la Emergencia de Adultos ya había sido iniciada, a principios de 2012, Christian González fue designado coordinador de esa área, en razón de que la Junta Directiva del Centro Médico de Caracas no estaba satisfecha con el ser-
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vicio que se estaba ofreciendo, se percibía una prestación deficiente tanto para los pacientes como para el personal que allí trabajaba. La idea era realizar un pre diseño de los procesos de atención, que permitiera ofrecer una asistencia de calidad y fuese gratificante. “En ese momento, lo primero que hicimos fue estudiar cuáles eran las alternativas para que el servicio fluyera, identificar los cuellos de botella, dónde había mayores retrasos y traChristian González tar de solucionarlos. Nos percatamos de que el modelo convencional de atención, de dirigir a todos los pacientes por un mismo canal, en una fila de una sola vía, en la que para atender a un paciente, debía salir otro, no era aplicable con los volúmenes que se están manejando actualmente”. Uno de los cambios que se ha implantado es la distribución de los pacientes según el grado de severidad de su consulta, de manera que quienes están dentro de la emergencia son los que necesitan estar y los casos menores son atendidos en otras áreas, a fin de descargar la primera. “Instauramos un sistema de triaje. Se recibe al paciente e inmediatamente, el personal médico y paramédico realiza una entrevista de 5 a 10 minutos. Se conoce el problema y se determina la severidad”. Se diseñó una escala de selección que ubica al paciente en cinco categorías: 1. Es la emergencia más grave, que requiere atención inmediata. Condición que compromete agudamente la vida del paciente. 2. La emergencia, propiamente dicha. Compromete la vida del paciente en poco tiempo pero no está para resucitarlo. 3. Las urgencias. Emergencias importantes pero que no comprometen la vida del paciente. 4. Las que no son urgencias, que se pueden atender en un tiempo estándar. 191
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5.
Aquella que no debería acudir por emergencia. Pacientes que pudieran resolverse por una consulta médica.
Esas cinco categorías, a su vez, se identifican por colores: rojo, naranja, amarillo, verde y azul. Esa clasificación por colores permite dirigir la atención del paciente a un área específica. Los casos de categorías 4 y 5 se redireccionan a un sitio dentro de la Emergencia, sin que obstaculicen la atención de los casos más críticos. Una de las transformaciones de más alto valor es la asignación de especialistas en Medicina Interna, Cirugía y Terapia Intensiva las 24 horas del día. Uno de los médicos con postgrado en Terapia Intensiva funge de coordinador de cada turno de guardia. Con ello se está garantizando la calidad de la atención y del diagnóstico. Por ejemplo, si ingresa alguna persona con un dolor en el pecho, un dolor pre-cordial, el médico internista de guardia podrá ser preciso en determinar si es o no un infarto. Otra novedad en curso es la información al paciente. Una vez concluido el procedimiento anterior, se informa a la persona cuál será el desarrollo de su atención y en qué categoría fue ubicado. Se otorga un trato digno, respetuoso, de calidad humana y excelente vigilancia médica. “Tratamos que todos los pacientes perciban que están siendo bien atendidos. Sin embargo, hay situaciones particulares difíciles de prever. En cuanto al personal, anteriormente, se sentía agobiado, saturado, con mucha presión y quejas. Al darle facilidad al paciente para moverse a otras áreas baja la tensión que ejerce el público y el personal percibe el cambio y trabaja en forma más confortable”. González tiene metas a mediano y largo plazo. Su visión de la Emergencia en un futuro cercano es acoplar todo el sistema, que el paciente sepa dónde está llegando y cuál será su proceso, que reciba una atención rápida y de calidad en áreas placenteras, que tenga mucha información y que haya una cartelera, probablemente, en el área externa para ir informando el estatus de observación.
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“He sido muy afortunado. He recibido mucho apoyo y un gran respaldo de todos los especialistas. Eso es un gran estímulo”. Algo que lo ha impactado y que lo llena de gran satisfacción es la capacidad de sus colegas de escuchar noveles ideas e implan-
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tarlas. “He descubierto que el CMC es una institución muy abierta a la incorporación de nuevos conocimientos y es parte de lo que significa la vanguardia de este centro que no se ha quedado en el tiempo. Claro está, hay mucho trabajo por hacer para continuar por el sendero de la institución de salud del Siglo XXI”.
Nutrición: cuerpo, mente y espíritu Desde hace más de un cuarto de siglo el Centro Médico de Caracas cuenta con el departamento de Nutrición, en el que se combinan la atención integral a los pacientes de cualquier patología y la formación docente bajo la modalidad de internado para recién egresados, el cual cuenta con el reconocimiento de las universidades nacionales y recibe pasantes de las Universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y algunas del exterior. Además se promueve la formación clínica a través de seminarios para la discusión de casos y difusión de los avances en la especialidad. En 1985, Josefa Vivas de Vegas preparó un proyecto de remodelación completo con metas a corto, mediano y largo plazo y en septiembre de ese año comenzó el trabajo. Todo departamento que se precie debe tener el aspecto docente incluido. Ese mismo
Equipo del departamento de Nutrición.
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año se planificó el internado en Nutrición Clínica. En 1986 se remodelaron las áreas, se reestructuró por servicios y en enero de 1987 se estaba comenzando el internado docente con un programa elaborado para entrenar un mínimo de 3 y un máximo de 5 nutricionistas recién egresados de la Universidad en el área clínica. Se trata de un entrenamiento de un año. En 2012 se cumple el número 26 y en el curso de la historia han tenido entre 80 y 90 egresados. “Es la experiencia más interesante que he tenido en mi vida. Soy docente de la Universidad Simón Bolívar en el postgrado de Nutrición Clínica y comparto mi tiempo trabajando en varios hospitales de la ciudad: Hospital Vargas, Hospital Universitario de Caracas, Hospital El Llanito y el Centro Médico de Caracas”. Quienes la conocen y trabajan a su lado sostienen que su verdadera misión es la enseñanza porque ha entregado su vida a la formación y al crecimiento del Departamento de Nutrición al que están adscritas las unidades de Soporte Nutricional, Cirugía Bariátrica y trastornos de la conducta alimentaria. Con los años, el servicio se ha desarrollado y ha sumado nuevas áreas de atención; entre ellas, patologías endocrinas específicas, pediatría y problemas renales, entre otros. Josefa Vivas de Vegas Es médico egresada de la Universidad Central de Venezuela en 1971. Hizo un postgrado en Salud Pública en el área de Nutrición, en la Universidad de Harvard, entre 1975 y 1977, becada por el programa Gran Mariscal de Ayacucho. Después que regresó a Venezuela ingresó en la UCV, en la Escuela de Medicina del Hospital Vargas. Luego se fue a la Universidad Simón Bolívar para ser docente del postgrado de Nutrición Clínica. Es directora del Internado de Nutrición Clínica y asesora ad honorem del departamento de Nutrición del Centro Médico de Caracas.
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En opinión de Vegas todo hospital debe tener un buen departamento de Nutrición. Es uno de los campos más importantes dentro del área de la salud “porque de eso depende todo, de cómo nos alimentamos, cómo nos nutrimos en varios aspectos porque la nutrición no es sólo lo que comemos. Tengo una visión amplia de lo que es nutrir a un ser humano. No solamente es el cuerpo sino también la mente y el espíritu. Para mí, lo más importante es el espíritu”.
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El departamento de Nutrición del CMC fomenta todos los aspectos. En la nutrición del cuerpo se ocupa de que sea lo más equilibrada posible, que esté balanceada, que los nutrientes estén integrados, que se eliminen las cosas dañinas o que empeoran un proceso de enfermedad. El objetivo del departamento es nutrir al paciente hospitalizado y al que remiten a la consulta. Se atiende de la manera más adecuada e integrada posible. Referirse a la forma integrada significa que “al paciente hay que tratarlo bien, darle amor, cariño y tiempo, lo que necesite”. También es fundamental atender los diferentes servicios y uno de los prioritarios es el de docencia. “Ese departamento sin docencia no es lo mismo. Eso nos mantiene al día, activos y en servicio constante a la comunidad”. Entre las atenciones que se brinda a la colectividad figuran cursos de nutrición para pacientes diabéticos y contribuir con la alimentación y el crecimiento de unos niños en un pre escolar en La Pastora, Caracas. En referencia a los pacientes hospitalizados, se evalúan según la patología y se les diseña una dieta específica, la cual se les otorga a su egreso, a fin de que lo continúen en sus hogares. Quienes lo requieran o lo deseen continúan con sus controles en el departamento. También hay un servicio de consulta externa que atiende a pacientes referidos de los médicos o de otras fuentes. El departamento de Nutrición del CMC es único en el país. Asimismo el internado y, probablemente, en América Latina. Vivas de Vegas conoce de experiencias que han querido desarrollarlas en otras clínicas y no han sido receptivos. “Aquí pudimos implantarlo gracias a la Junta Directiva, que fue muy abierta a nuestras ideas. No es mi acción, solamente. Es el resultado de la gestión de muchos que tuvieron la visión, confiaron y quisieron hacerlo”. Anteriormente la unidad dependía completamente del hospital. Había un jefe de departamento. Luego fue cambiando. Se reestructuró de otra manera, rotándose las actividades. Hace aproximadamente dos años la Junta Directiva pidió que el departamento se independizara, que se convirtiera en una unidad de negocios y así fue. Hoy existe una coordinadora docente, una coordinadora administrativa y otra del resto de los servicios. 195
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“Soy asesora ad honorem desde hace 21 años aproximadamente. Estuve dirigiendo el departamento durante dos años pero cuando egresó del internado la primera nutricionista, dejé el cargo y ella lo asumió. Vengo todos los martes, paso revista a los pacientes más graves y practico la docencia con quienes se están entrenando. Ese es mi rol”. Con su carácter jovial, su marcada gestualidad y su sonrisa permanente, Josefa Vivas de Vegas recuerda que cuando comenzaron en el Centro Médico de Caracas, “la comida era malísima, típica de los hospitales. Hubo una paciente de la alta alcurnia capitalina que le zumbó una pata de pollo a una nutricionista por la cabeza. Tuve que subir y excusarme con la paciente, a pesar de que ella le había hecho ese gesto inamistoso a nuestra compañera. Debíamos admitir la mala calidad de la comida”. Pero rememora que eso quedó en el pasado como una anécdota graciosa porque en la actualidad se atienden muchos pacientes y tienen muy satisfechos a propios y extraños. Cuentan con un alto prestigio dentro y fuera de la institución porque con mística, conocimiento y profesionalismo se han ganado el reconocimiento, el respeto y la confianza. Es del criterio de que los médicos del Centro Médico de Caracas son parecidos porque tienen varias cosas en común; entre ellas: amor al hospital, amor a los pacientes, amor a la profesión, amor a la docencia y a la mística de trabajo. “Eso nos hace únicos en toda Venezuela”.
Terapia Respiratoria En el año 1989 un grupo de neumonólogos, coordinado por Gustavo Medrano e integrado por Juan José Ávila Vivas, Augusto Manzo y Aquiles Erminy creó la Unidad de Terapia Respiratoria y Neumonología, que comprende la aplicación de una serie de técnicas manejadas por un personal muy bien entrenado, entre ellos, técnicos cardio-pulmonares, terapistas respiratorios y fisioterapistas, tutelados por los neumonólogos.
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Recuerda Medrano: “Esta unidad manejaba la parte de función pulmonar, además de un laboratorio y todas las áreas de terapia respiratoria que es la asistencia directa al enfermo. A partir del año 90 incorporamos soporte ventilatorio no invasivo, una herramienta adicional manejada por los neumonólogos pero coordinados con los terapistas respiratorios. Son equipos que permiten ayudar a ventilar a pacientes que tienen dificultad porque su función pulmonar está deteriorada. Le damos un soporte no invasivo, que significa que puede ser manejado fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI. Permite que muchos afectados no ingresen a la UCI, si se pueden tratar antes, o egresar de ella con un soporte ventilatorio. Acorta la etapa de terapia respiratoria intensiva y permite su control posterior”. Gustavo Medrano Es chileno. Graduado de Médico Cirujano en la Universidad de Chile, en 1971. Llegó a Venezuela en 1973. Hizo el postgrado en Neumonología en el Hospital Universitario de Caracas. Luego fue a Francia y estuvo en el Servicio de Neumologie en el Hôspital Saint Antoine, con el profesor J. Ph. Derenne durante dos años, haciendo un postgrado en Función Pulmonar y Fisiología Respiratoria. Cuando volvió a Venezuela se incorporó a la Universidad como profesor. Primero fue instructor y después asistente en la Escuela Luis Razetti, en el Hospital Universitario. Estuvo 20 años como director del Laboratorio de Función Pulmonar. Empezó en el CMC en 1987.
Gustavo Medrano
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En opinión de su fundador, una de las áreas de mayor reconocimiento en el Centro Médico de Caracas es Terapia Respiratoria porque son profesionales entrenados y supervisados que aprendieron mucho, que hoy se manejan en forma independiente. Medrano ya no forma parte de la Unidad de Terapia Respiratoria pero reconoce el gran valor que esta Unidad aporta a la organización Centro Médico de Caracas. Recuerda que la historia de la creación de Terapia Respiratoria fue una experiencia muy bonita. “Se constituyó una Unidad bastante sofisticada en términos de tratamiento y soporte a los médicos. Además, contó con un equipo de función pulmonar completo, el primero que tuvo una clínica privada en Venezuela. Logró funcionar en forma estable y estructurada durante mucho tiempo”.
Del Centro Médico de Caracas para mi casa Una de las primeras complicaciones de quienes están hospitalizados o en reposo es pulmonar, porque todas las funciones se minimizan, se respira más corto, no se requiere que el corazón bombee con fuerza dado que no demanda energías mayores. Cuando se suspira, estornuda o tose, se mueven las secreciones y cuando no es así, éstas se estancan. Si no son movilizadas puede producirse una infección intrahospitalaria. Emelib Moya Es egresada como Tecnólogo en Medicina de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Central de Venezuela, en 1989. Tiene 24 años de graduada y desde entonces trabaja en el Centro Médico de Caracas.
Emelib Moya
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Asiste a los pacientes con enfermedad pulmonar y a cualquier hospitalizado, bien sea de Cirugía o en tratamiento médico porque son personas que están en cama. “Lo incentivamos a que se movilice, que tosa. Le hacemos terapia de percusión, vibración y ejercicios respiratorios; asimismo, su cuidado profiláctico y si ya viene con la enfermedad implantada, aplicamos tratamiento adecuado indicado por orden médica”.
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La Unidad de Terapia Respiratoria y Neumonología además de cuidar a los pacientes hospitalizados atiende a referidos por los médicos, a fin de que se les aplique terapia respiratoria como nebulizaciones, percusiones, vibraciones, drenajes posturales y estudios de función pulmonar. Igual, sus terapistas se encuentran en emergencia, sala de partos, quirófanos, terapia intensiva, hemodinamia y hospitalización, donde haya una dificultad respiratoria. Su trabajo es supervisado por los neumonólogos. La Unidad tiene un equipo de función pulmonar para hacer medición de capacidad y volúmenes pulmonares y soportes ventilatorios no invasivos. Se trata de un aparato que da presión a los pacientes para respirar. Cuenta también con nebulizadores y Triflo. Está conformada por 18 terapistas que dan servicio los 365 días al año, las 24 horas del día. Son ellos mismos quienes entrenan al personal que va ingresando por su amplia capacidad, formación y actualización constante en nuevas técnicas y sistemas de atención. La docencia para Emelib Moya es una de las áreas que más satisfacción le da. Formar a los jóvenes por un período entre 6 meses y un año ofrece mucha complacencia porque está persuadida que ese conocimiento se va transfiriendo de generación en generación. “Estar en el Centro Médico de Caracas desde hace 24 años es la mitad de mi vida. Aquí somos una familia, la relación terapista-médicos y terapista-pacientes nos hace sentir como en nuestra morada. Por eso tengo una máxima desde hace varios años que dice: ‘Aquí parí y del CMC para mi casa’”.
Laboratorio de Microbiología El laboratorio de Microbiología fue fundado por el doctor José Jacinto Gutiérrez Alfaro. Él trabajaba en la Clínica Córdoba y desde el mismo inicio del Centro Médico de Caracas se vino a este hospital con el doctor José Antonio O’Daly. Entre los dos empezaron la labor de Laboratorio. En esa época, el laboratorio era uno solo. Se hacían los exámenes generales, de química, de hematología, además, de los procedimientos de microbiología de cultivos e identificación. Veinte años después de la creación del Centro Médico de Caracas, en 1967, Microbiología se separa del laboratorio general, por tener algunas peculia-
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ridades y comenzó a tener personal sólo dedicado a la especialidad. Quienes sentían atracción por la Microbiología se fueron dedicando más a ella. Siempre bajo la dirección de Gutiérrez Alfaro. Manuel Guzmán Blanco se formó fuera de Venezuela y cuando regresó en enero de 1979, además de comenzar a ejercer la Medicina y plantearse las primeras metas en Infectología comenzó a trabajar con Gutiérrez Alfaro en el Laboratorio de Microbiología. En 1982, Gutiérrez Alfaro se retira del Centro Médico de Caracas y desde entonces, Guzmán Blanco ha sido el encargado del laboratorio. En referencia al equipamiento, refiere que el CMC se ha caracterizado por ser pionero en equipos. En el campo específico de la Microbiología, los primeros que vinieron para mejorar la sensibilidad de los hemocultivos, de identificación de bacterias anaeróbicas, métodos diagnósticos y tiras reactivas, entre muchas otras novedades, ingresaron por el Centro Médico de Caracas. “En la actualidad, –sostiene–, por limitaciones de política cambiaria del país, la incorporación de nuevas tecnologías se ha puesto más cuesta arriba. Hay un rezago, no por querer, sino por las circunstancias”. A pesar de esta situación, el laboratorio de Microbiología atiende a pacientes hospitalizados con complicaciones infecciosas y tiene una importante atención de personas ambulatorias. Más o menos el 60 ó 70 por ciento del trabajo es de personas que no están hospitalizadas. Cuenta con dos médicos y cuatro bioanalistas con postgrado en Microbiología. Además existe un personal de apoyo entre el que destacan los técnicos, quienes ayudan a preparar los medios y el personal de secretaría. Desde sus inicios, el Laboratorio de Microbiología fue protagonista de muchas observaciones peculiares para Venezuela. Bacterias que nunca se habían reconocido, se identificaron en él, enfermedades que no se habían descrito, se diagnosticaron allí. Es una historia muy fecunda e importante.
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Relata Manuel Guzmán, que en el Laboratorio de Microbiología del CMC se describió por primera vez en Venezuela la meningitis por Listeria. Lo diagnosticó el Dr. Gutiérrez Alfaro. También se efectuó la primera identificación de una bacteria denominada Edcuarciella Tarda. Asimismo, la Endocarditis por Streptococcus Mutans.
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Esa labor no se ha detenido. “Es un laboratorio que se prestigió de tal manera, que se ha convertido en referencia de los primeros laboratorios en Venezuela que hicieron Microbiología de bacterias anaeróbicas, las cuales tienen unos requerimientos especiales para identificarlas y crecer”. Alfonso Guzmán Suárez, quien siguió los pasos de su padre en Medicina Interna, Infectología y Microbiología considera que el Laboratorio de Microbiología del Centro Médico de Caracas tiene una historia muy interesante, porque además de haber sido fundado por el doctor Gutiérrez Alfaro, uno de los padres de la Microbiología moderna, rápidamente se incorporó en un programa pionero en resistencia en Venezuela. “Se convirtió en un laboratorio de referencia porque además de orientarse hacia la excelencia ha participado en distintos protocolos y en programas de auditorio del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, ubicado en Atlanta. “Al establecerse el contacto, ellos nos enviaban pruebas a ver si teníamos la capacidad de identificarlos y siempre salimos muy bien librados. Eso nos ha permitido formar parte de distintos estudios internacionales en los cuales se hace revisión de resistencia a nivel mundial, lo que entre otras cosas, le ha otorgado un reconocimiento en los ámbitos nacional e internacional”. La microbiología ha cambiado de manera significativa. Antes todo era manual, dependía de lo que hiciera el microbiólogo. Se ha ido incorporando tecnología automatizada para determinar resistencia y acortar los tiempos de crecimiento de las bacterias, de identificación más precisa y los métodos para serologías virales del más alto nivel a escala mundial. “Es un laboratorio que da un excelente soporte a los médicos infectólogos y no infectólogos de la institución. También lo ofrece a centros foráneos y forma parte de una red de vigilancia importante. Falta incorporar biología molecular de forma significativa como herramienta diagnóstica que cada vez es más frecuente. En 2013 se incorporará un primer equipo de biología molecular y ya veremos como creceremos en ese ámbito”.
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Radioterapia Maritza Oráa de Cova Se graduó en la Universidad Central de Venezuela de Médico Cirujano en 1971. Hizo la especialidad de Radioterapia Oncológica en la Universidad de Rochester, NY. Regresó a finales de 1978. Al año siguiente entró como docente en la UCV en la Cátedra de Radioterapia y Medicina Nuclear donde estuvo hasta 2010. Además de su actividad asistencial dio clases en pregrado y postgrado en la Escuela de Medicina sobre las bases de la Radioterapia y la Medicina Nuclear. Forma parte del Centro Médico de Caracas desde el año 1991, donde se desempeña como coordinadora de la Unidad de Radioterapia.
Maritza Oráa de Cova
En Venezuela, la Radioterapia y la Medicina Nuclear van juntas pero en realidad son dos especialidades diferentes. Con el tiempo, algunos radioterapeutas se han dedicado a la Medicina Nuclear porque es muy compleja, hay muchos avances en los últimos años y ha crecido bastante. Maritza Oráa de Cova se formó en Radioterapia Oncológica en Estados Unidos. “Venía de un sitio muy sofisticado y llegué a un lugar donde habían los equipos pero no las mismas técnicas”. 202
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El Centro Médico de Caracas tenía un servicio de Radioterapia, que dirigía el Dr. Otto Paz y contaba con una máquina de cobalto, la cual de desinstaló. A partir de 1991 se inició la Unidad de Radioterapia con un acelerador Barian, de seis millones de MeV. Con él, este centro estaba a la altura de los servicios que existían en el país. En 2007, esta institución realizó una asociación estratégica con Idaca, una empresa especializada en diagnóstico por imágenes y dotó a la Unidad de un acelerador lineal Elekta Synergy, un equipo que emite radiaciones con múltiples energías de fotones y electrones acorde al avance y progreso tecnológico de esta especialidad. “Desde ese momento, hacemos una Radioterapia más moderna, la llamada Radioterapia Conformada en 3D. El acelerador lineal Elekta Synergy proporciona radioterapia de alta complejidad, multiconformada y dinámica que permite contornear la forma del tumor o volumen blanco y áreas comprometidas o de riesgo para administrar a través de múltiples haces una alta dosis de radiación al volumen blanco con una mínima dosis a los tejidos sanos. “La Unidad de Radioterapia es moderna y actualizada. Estamos en proceso de seguir creciendo y adaptándonos. El acelerador es una plataforma. Se trata de un equipo al que se le van agregando dispositivos a medida que se va avanzando en tecnología”. En la Unidad de Radioterapia del Centro Médico de Caracas sólo se hace Radioterapia Oncológica. No se hace Medicina Nuclear aunque se aplican algunos procedimientos como la administración de yodo radioactivo para pacientes con cáncer de tiroides o hipertiroidismo”. Además de la doctora Maritza Oráa de Cova, la Unidad de Radioterapia está conformada por los radioterapeutas oncólogos, Yudith Vivas de Morao, Ivo Rodríguez, Guiuseppe Figurelli, Luisa Suárez e Ivonne Medina. También hay tres físicos, dosimetristas, técnicos, que son TSU en Radioterapia y Medicina Nuclear y enfermeras especializadas. Este equipo de altísima calificación atiende a hospitalizados, de consulta y ambulatorios. De igual forma, hay quienes asisten referidos por médicos de otras clínicas. Al paciente se ve en consulta, se le realiza un examen físico, el diagnóstico y el informe 203
médico y toda esta información va al sistema administrativo para que el paciente lo lleve a su Seguro. Es de realzar, que en la Unidad de Radioterapia del Centro Médico de Caracas un valor esencial es la responsabilidad social. En combinación con Idaca, tiene disposición de exonerar a pacientes que no pueden cubrir estos costos. Existe un cupo y con el estudio socio-económico que lo soporte, el paciente es exonerado. Para Maritza Oráa de Cova esta política está alineada con los valores que prevalecen en el Centro Médico de Caracas. La comunidad de esta institución es humana, dedicada y estudiosa. Sus médicos son muy calificados porque el sistema de escogencia es completo y riguroso. Además, prevalece el valor de la docencia como una forma de trascender.
Enfermería Un apoyo fundamental para la práctica de la Medicina es la Enfermería. El Centro Médico de Caracas ha estado persuadido de esta situación y desde siempre ha brindado todo su apoyo a las buenas prácticas de esta profesión. En sus inicios, los pioneros y visionarios trajeron a las hermanas de la Congregación de Santa Ana, quienes tenían experiencia dado su aporte a los heridos en la Segunda Guerra Mundial. Todo ese conocimiento de alto valor fue capitalizado por el Centro Médico de Caracas. También se nutrió de enfermeras egresadas de la Escuela de Enfermeras Profesionales de la Cruz Roja Venezolana, a la cual le atribuyeron el nombre de Francisco Antonio Risquez, a partir del año 1948.
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Por el año 1965, durante la presidencia de Ricardo Baquero González, Juan Godayol Rovira sugirió mejorar la formación de las enfermeras del Centro Médico de Caracas a fin de brindar un mejor servicio a los pacientes. Para tal fin y, basado, en las normas de Enfermería del Hospital Universitario de Caracas, Godayol organizó un curso de formación. Este sería el preámbulo de lo que años después sería la Escuela de Enfermeras del Centro Médico de Caracas creada durante el período de Juan Godayol Rovira.
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Desde entonces, este ha sido un punto de enfoque del Centro Médico de Caracas. Elena de Alemán, gerente de Enfermería, con 35 años de servicios, revela que la institución brinda a los profesionales de la enfermería todas las oportunidades para que estén muy bien capacitados y actualizados en conocimientos de alto nivel.
Elena de Alemán Es egresada de la Escuela de Enfermeras Profesionales de la Cruz Roja Venezolana de donde egresó como técnico superior en Enfermería y luego como licenciada en Enfermería de la Universidad Central de Venezuela, UCV. Hizo un postgrado en Administración de los Servicios de Enfermería. Ha participado en cursos de extensión, diplomados y especialización en Gerencia. Realizó una especialización y una Maestría en Ciencias de la Educación. Actualmente está culminando un doctorado en Educación y otro en Enfermería. Ingresó en 1977 al Centro Médico de Caracas como bachiller asistencial. Luego fue ascendida a enfermera jefe del servicio, posteriormente ejerció el cargo de enfermera supervisora y de enfermera adjunta administrativa. Ha desarrollado la docencia en pacientes en el manejo de sus Ostomías y en la formación continua del personal a su cargo. Hoy es Gerente de Enfermería del Centro Médico de Caracas.
Elena de Alemán
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Equipo de Enfermería en traje de gala.
El Centro Médico de Caracas es muy exigente en la formación de los profesionales de la Enfermería y, basado en ese principio, ha brindado su apoyo y ha realizado su mejor esfuerzo en proveer de todos los medios para ejercer dignamente una profesión y con alta calidad a sus pacientes, lo que se ha traducido en brindar oportunidades para que su personal se actualice y profesionalice en el campo del conocimiento. Según Alemán, anteriormente, la enfermería era pasiva. El profesional esperaba instrucciones para poder realizar los cuidados que eran de su competencia. Eso ha ido evolucionando. Con los avances de la tecnología y del conocimiento científico, el profesional de la Enfermería tiene un alto nivel de idoneidad y puede brindar una atención muy calificada basada en sus habilidades técnicas, intelectuales, en el trato con el paciente y guiado por los principios éticos que rigen la profesión.
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Para Elena de Alemán, trabajar en el Centro Médico de Caracas “ha sido una experiencia muy agradable porque he dado toda mi vida, mi esfuerzo y voluntad en
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prestar cuidado a las personas necesitadas desde el punto de vista físico, biológico, psicológico, social y espiritual. En el CMC he podido desarrollarme como profesional en todos los ámbitos del conocimiento”.
Banco de Sangre “Centro Médico de Caracas” En mayo de 1967, en el marco de la V Convención Nacional de Enfermeras; tres profesionales especializadas en Hemodinamia: Lina Mercedes Peña de García, responsable del departamento de Donación y Procesamiento de la Sangre; Lucía Hernández Guerra, responsable del departamento de Inmunología y Waldina Escalona de Gámez, responsable del departamento de Transfusión y Distribución de Sangre, presentaron un trabajo que narra la creación y funcionamiento del Banco de Sangre Privado “Centro Médico de Caracas”, bajo la guía del Dr. Cruz Quijada Gamboa, su director-propietario. 13 Consideraron las tres profesionales que su experiencia fue tan satisfactoria, que decidieron documentarla, a fin de que pudiera redundar en beneficio de otras organizaciones similares. Las instituciones privadas de entonces afrontaban ciertas dificultades en conseguir la cantidad y tipos de sangre requeridos para el suministro a los pacientes hospitalizados en sus recintos. Aun cuando su funcionamiento era costoso, algunas de ellas se sumaron a la idea de la creación del Banco de Sangre Privado, de manera de usar sus servicios sin subvención alguna. El autofinanciamiento se hizo con base en el cobro de honorarios médicos por servicios de Hemoterapia; servicios de laboratorio, procesamiento de cada unidad de sangre trasfundida a los médicos y sus familiares exonerados de honorarios y del procesamiento por unidad de sangre suministrada a los médicos hemoterapeutas que se surten del Banco para su ejercicio profesional. Con ello se costearían el pago del personal, prestaciones sociales, Seguro Social, contratos de trabajo, material movible y depreciación de equipos, entre otros. 207
Se dispuso de un local ad-hoc, muy confortable para el agrado de los donantes y con sus dependencias para su normal funcionamiento, dotado de los aparatos más modernos e indispensables para la extracción, conservación, procesamiento de la sangre, sus derivados y su administración, que pudiera brindar los servicios de suministro de sangre total, sangre total rica en plaquetas, concentrado de glóbulos rojos (empaquetados), concentrado de glóbulos rojos lavados, suspensiones globulares, plasma medio ambiente, plasma rico en plaquetas, plasma anti hemofílico y concentrados de plaquetas, entre otros. El Banco contó con un personal especializado, indispensable para que la sangre total y sus derivados cumpliesen los requisitos de normas sanitarias y técnicas exigidas en la materia, prestando sus servicios durante los 365 días del año durante 24 horas. Un hecho significativo es que el director-propietario era su representante legal ante todo evento; con lo cual las clínicas privadas se eximían de responsabilidades y reclamaciones de ninguna índole, incluso, de las que pudieran presentarse por la prestación del servicio. Aun cuando el personal era independiente del recinto donde funcionaban, se sometían a las normas y conductas del mismo. Este Banco de Sangre se diferenciaba de sus similares en otros países en que ni compraba, ni vendía sangre ni sus derivados, dado que la materia prima era donada voluntariamente y por sentimientos humanitarios. Su fuente de aprovisionamiento eran principalmente familiares y amigos del paciente. En Venezuela se había creado el Banco Municipal de Sangre en 1945 y se instituyó en la conciencia ciudadana la donación voluntaria y gratuita por lo que se consideraba como un símbolo de confraternidad humana y una obligación de toda la ciudadanía apta para la donación y que reclama el derecho de los pacientes que necesiten transfusión para salvar sus vidas o mejorar su estado de salud. El personal que se encuentra en el banco de sangre posee condiciones excepcionales, mística, amabilidad, cultura, prestancia, mansedumbre y gran sensibilidad humana.
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Son muchas las innovaciones e investigaciones realizadas por los galenos del Centro Médico de Caracas lo que viene a reforzar el concepto de la alta calidad de la medicina que se ejerce en virtud de su formación, capacitación y profesionalismo, la
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mayoría docentes de diferentes universidades. Es reconfortante observar que se trata de distintas generaciones, diferentes procedencias, diversas formaciones y en todos prevalece una amplitud visual, una mente amplia y gran disposición de escuchar la voz del conocimiento y la experiencia pero también, los ya no tan jóvenes, mantener la apertura y disposición de oír nuevas ideas y de abrirse a la tecnología, noveles procedimientos y formas con el solo propósito de brindar una mejor atención a sus pacientes y estar a la vanguardia de la medicina mundial.
Referencias 1.
Revista Pulso Médico. A nivel nacional. CMC es líder en cirugía laparoscópica avanzada. Año 1. N° 1. Págs. 8-9.
2. Ídem. 3.
Revista Pulso Médico. Bajar de peso con un mínimo abordaje. N° Año 3. N° 7. Págs. 34-35.
4. Ídem. 5.
Revista Pulso Médico. Dr. José Guerrero. Traumatólogo, especialista en cirugía reconstructiva de alta complejidad y microcirugía vascular. El que va de paso no se para a saludar. Año 2. Edición 2. Julio-Agosto 2007. Págs. 4-9.
6.
Revista Centro Médico. Microneurocirugía. Dr. Abraham Krivoy O. Volumen XI. Mayo 1972. P. 67-80
7.
Revista Pulso Médico. “Dr. Abraham Krivoy O. Hombre notable y protagonista excepcional en la historia de la Neurocirugía”. Año 3. N° 6. Pág. 40-41.
8.
Revista Centro Médico. Departamento de Anestesia. Su proyección y evolución en 32 años de funcionamiento. Dr. Roberto J. Lucca E. N° 66. Volumen XIX. Mayo 1980. P. 85
9.
Revista Centro Médico. Departamento de Anestesia. Su proyección y evolución en 32 años de funcionamiento. Dr. Roberto J. Lucca E. N° 66. Volumen XIX. Mayo 1980. P. 87
10.
Revista Centro Médico. Hiperalimentación. La Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico de Caracas. José Besso, Carlos Rosales, Rafael Joudanin, Nancy Vera, Adolfredo Sembergman, Roberto Lucca, Eduardo Rivero, Carlos Jiménez Castillo, Jorge Sánchez, Viviane Swika. Volumen XXIII, N° 77. Enero 1984. P. 27-35
11. Revista Centro Médico. La evaluación gráfica del paciente grave. Dr. Gustavo Baquero Aristegüieta. N° 46. Volumen XII, septiembre 1973. P. 85-91. 12. Revista Pulso Médico. Imagenología CMC-IDACA. Arte y Medicina. Dr. Carlos H. Guinand. P. 26-30 13. Revista Centro Médico. Banco de Sangre Privado Hospital Privado “Centro Médico de Caracas” N° 39. Volumen X. mayo 1971. P. 49-53.
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Capítulo 7
Celebrando los éxitos
L
a historia se escribe en blanco y negro. De esta manera traspasa fronteras y deja huellas imborrables que evocan vivencias, experiencias, éxitos y fracasos. Son historias que trascienden porque además de ser acontecimientos, hubo quienes quisieron que perduraran en el tiempo. Es así como la revista “Publicaciones Centro Médico de Caracas”, nacida en 1954, recoge la celebración de los primeros diez años de fundado el centro asistencial privado de mayor resonancia en la Caracas de 1957. Refiere que hacía diez años había comenzado a funcionar esta institución de tipo colectivo que parecieran pocos “…Sin embargo, para quienes hemos seguido paso a paso esta evolución nos parece mucho más, al hacer un balance retrospectivo e imparcial de las realizaciones logradas”. “En realidad, la aventura parecía descabellada y algo nos hacía estremecer cuando veíamos nuestra institución. Una que otra casa, pocos signos de ruidosa actividad en el lugar plácido y acogedor que parecía destinado a temporadas de descanso, sólo perturbada en las mañanas de neblina por el tintineo del cencerro de los burritos cargados con la fragante policromía de nuestras flores de Galipán”. Refería el editorial, que como sucede en toda institución de esta índole, los primeros pasos fueron penosos y difíciles. Los tropiezos económicos se sucedían unos tras otros llegando a mostrar, a veces, la faz del fracaso económico y la consiguiente banca-
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Celebrando los éxitos
rrota. “Sin embargo, sostenidos por la fe en el porvenir y una mística científica, difícil de superar, que veía en el futuro las ingentes necesidades médicas de una población increscendo, no se desmayó un solo instante en la prosecución de los ideales con que nos iniciamos hasta esta feliz culminación, de la cual podemos sentirnos orgullosos”. Después de tantas vicisitudes y lograda definitivamente la supervivencia, había que pensar en el alma de la institución, es decir, en las actividades científicas del instituto, en sus relaciones con el mundo exterior, mostrándole lo que sucedía dentro de su ámbito. “De aquí la creación de la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas, organismo que no sólo cuenta entre sus miembros a los médicos del instituto, sino que acoge gustosamente a todos los colegas que por sus merecimientos se hagan acreedores a formar fila dentro de su seno. Sea esta ocasión propicia para mencionarnos a nosotros mismos, no por espíritu publicitario, sino por ser esta revista el órgano científico de la Sociedad Médica y haber cumplido con su número anterior, tres años de existencia que constituyen su primer volumen, iniciando con este número, el segundo volumen de la publicación, en el cual esperamos que a su semejanza del primero, nos presten su valiosa ayuda los médicos que, generosamente, con su aportación científica han hecho posible su existencia”.
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Sentados, de izquierda a derecha: Ricardo Baquero González, Felix Lairet, hijo (Presidente), José Gutiérrez Alfaro. De pie, de izquierda a derecha: Noé Matheus Méndez, Atilio Brillembourg, Leopoldo López.
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Sentados, de izquierda a derecha: Ricardo Baquero González, Felix Lairet, hijo (Presidente), Leopoldo López, Atilio Brillembourg. De pie, de izquierda a derecha: Luis Alberto Velutini, Augusto León.
Un adolescente que crece y se consolida Luego de asistir a la celebración de la Santa Misa, en el piso 3 del edificio sede, en un acto de acción de gracias, el presidente de la Junta Directiva José Antonio O’Daly daba gracias a Dios por el éxito de esta obra. “Los promotores y accionistas de la Compañía Centro Médico de Caracas, en su mayoría profesionales de la medicina que trabajan en el hospital deben sentirse orgullosos al ver coronados sus esfuerzos por los resultados obtenidos en sus quince años de existencia, pues si no se dieron todas las aspiraciones de los que lo planificaron, al menos, creemos haber cumplido y logrado desarrollar un hospital privado con un alto nivel científico y asistencial”. 1 Reconocía O’Daly que para obtener esos resultados habían colaborado sus médicos, enfermeras, profesionales y auxiliares, religiosas de la Congregación de Santa Ana, técnicos, empleados administrativos y obreros, quienes pusieron todo su empeño para finalizar la segunda etapa con éxito. 213
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“Hoy estamos celebrando los quince años de nuestro hospital. Algunos de sus iniciadores, quizás de los más entusiastas, no están aquí presentes. Pero su recuerdo se hace imborrable en nuestras mentes, a tal punto que pareciera que su ausencia es sólo temporal” “…Hemos visto hasta hoy el presente. Debemos ojear el futuro. El Centro Médico necesita sostener este nivel que hasta hoy ha tenido, continuar con todo empeño superándose cada día más. Las Juntas Directivas que nos han precedido y la actual, están empeñadas en acatar el clamor de todos sus miembros y accionistas en aumentar y mejorar aún más los servicios de nuestro hospital. Es el momento propicio y necesario de cerrar filas, en un solo bloque de voluntades empeñadas en lograr nuestra superación. Esperamos que con tenacidad y buena voluntad podamos lograrlo”. 2 El doctor Francisco Baquero González, en su condición de presidente de la Sociedad Médica, en ocasión de la celebración de la Asamblea Extraordinaria de la institución que tutelaba comentaba “Hasta ahora ha sido tradicional que cuando en una familia hay una niña y esta niña cumple quince años se le celebran con una gran fiesta para presentarla en sociedad. Es el caso, que el Centro Médico no es niña, es varón. Pero no por eso, nosotros, que somos sus padres, debemos menospreciar este hecho y experimentar la misma alegría y el mismo regocijo. Estos quince años son importantes, no porque el edificio del Centro Médico o las paredes, o las camas o los instrumentos hayan cumplido quince años, sino porque somos nosotros mismos los que hemos cumplido. Es otra etapa finalizada de nuestra vida”. 3 Hizo un reconocimiento a las actividades científicas de la Sociedad en este período, las que catalogaba de satisfactorias. “…imposible enumerar los trabajos o sesiones efectuadas, pero sí podemos preciarnos de que es una de las pocas sociedades cuyas reuniones se efectúan regularmente todos los meses y de que contamos con un crecido número de asistentes valientes que no temen a los atracos ni a las manifestaciones de los extremistas y que salimos de noche en Caracas para protegernos los unos con los otros. Nuestra revista, a pesar de la austeridad, sigue publicándose” “…lo único que empaña nuestra alegría es la ausencia de los compañeros desaparecidos: Rafael Ernesto López, Fermín Díaz, Gutiérrez Solís, Domingo Lucca y, especialmente, Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, quien presidió las celebraciones de los diez años y a quien mucho le debe esta Sociedad”. 4 214
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Veinte años después… En ocasión de la celebración de los veinte primeros años del Centro Médico de Caracas, R. Campo Moreno, quien era director-editor de la revista Centro Médico, en su editorial del N° 28, correspondiente a septiembre de 1967 comentaba “…En este último quinquenio dos acontecimientos resaltantes han ocurrido que han cambiado la fisionomía física y científica de la institución: en el primer aspecto, la construcción del nuevo edificio para consultorios y en el segundo, mucho más importante, la entrada de numerosos profesionales de la Medicina a formar nuestras filas. Este último hecho merece algunos comentarios: la institución organizada más antigua del mundo, la Iglesia, ha podido persistir a través de siglos gracias al estricto cumplimiento de estos dos principios: Renovación dentro de un sano espíritu de conservación, es el Rerum Novarum de la Encíclica Papal; en efecto, los conceptos básicos de nuestra institución, los estamentos hipocráticos, las bases morales y científicas que las sostienen deben supervivir, pero tampoco podemos encerrarnos dentro de las vetustas paredes de un castillo feudal sin posibilidad alguna de superación. Hasta la fecha estos dos postulados se han cumplido gracias a la acción mancomunada y conjunta de, por una parte, nuestra Junta Directiva de carácter administrativo, cuya
Sentados, de izquierda a derecha: José J. Gutiérrez Alfaro, Ricardo Baquero González (Presidente), Felix Lairet, hijo. De pie, de izquierda a derecha: José Del Vecchio, Juan Colmenares Pacheco, Luis Alberto Velutini.
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Celebrando los éxitos
labor no merece sino adjetivos de felicitación y encomio: criterio conservador con una dinámica que no excluye en absoluto saber en todo momento el terreno en que estamos asentados, plena conciencia de que esta institución ha sido por largo tiempo ductora de la práctica privada de la Medicina en el país, de que de nosotros mismos depende continuar siéndolo por tiempo indefinido, siempre y cuando los mercaderes de todas las épocas no invadan nuestro templo y no sean conculcados los férreos principios de la ética y la moral profesional”. 5 De la otra parte, refiere el autor a la Sociedad Médica, de la cual se puede decir con orgullo, que se ha mantenido en permanente actividad a través de estos años por lo cual alaba la gestión de su Junta Directiva, presidida por Francisco Baquero González, para entonces, que por años ininterrumpidos, con magnífico criterio fue reelegida en sus principales componentes, sacrificando así principios de alternabilidad en favor de una eficiencia que dudaba, otros pudieran alcanzar.
25 Años Así se tituló el editorial de la revista Centro Médico, N° 43, Volumen XI, septiembre 1972, escrito por su director, Rafael Campo Moreno que refería “…Cinco Lustros, un cuarto de siglo al servicio de la humanidad doliente. Al cumplir nuestros primeros cinco años, en uno de los editoriales de la revista, nos referíamos a una empresa casi descabellada y quijotesca que habíamos emprendido, con grandes reservas acerca de nuestro futuro inmediato, pero también con ímpetus de entusiasmo ante la ardua labor que teníamos por delante, porque sabíamos con anticipación las metas a cumplir”. “No fueron fáciles nuestros comienzos y en muchas ocasiones llegamos a vislumbrar la ominosa sombra del fracaso; la incesante actividad de nuestras Juntas Directivas secundadas con místico fervor por todos nosotros aventaron esas sombras y hoy podemos afirmar sin falsas modestias, con merecido orgullo, que somos parte integrante de la primera institución privada hospitalaria del país y, al mismo tiempo, la más antigua en fecunda actividad, pues si es posible que hayan otras con más años, también es verdad que viven vegetando, sostenidas por la inercia, con vida precaria y bamboleante, como naves a la deriva, no partiendo airosamente las olas bajo las expertas manos del timonel, sino a merced de ellas, hacia puertos sin destino”. 216
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Sentados, de izquierda a derecha: Luis Alberto Velutini, Julián Morales Rocha (Presidente), José Domingo Leonardi. De pie, de izquierda a derecha: José Del Vecchio, Henrique Hedderich, Oscar Sosa Dinoco.
“Cómo decíamos ayer y valga la frase del seráfico Fray Luis de León, en anterior editorial, abrigábamos temores de que dentro de nuestro recinto arquitectónico, la aventura comenzada con tanto entusiasmo, fuese poco a poco, al discurrir de los años haciéndose más vetusta cada día para terminar víctima de las polillas y telarañas, de la dejadez y de la incuria; para nuestra gran satisfacción, no ha sido así, pues siempre hemos contado con un material humano, mezcla de madurez y juventud, pleno de ética, de altura científica y de incontenible espíritu de superación; y en verdad no estamos viendo hacia atrás, como la mujer del Lot, añorando pasadas grandezas; no, cada día marchamos juntos hacia adelante, con un ideal de perfeccionamiento, en un afán de mejorar siempre, lo cual deseamos fervorosamente continue sin desmayos indefinidamente”.
A los 30 años… Roberto J. Lucca Escobar, director del departamento de Anestesia escribía en la revista Centro Médico que en octubre de 1977 se celebraban treinta años de actividad ininterrumpida. “Fuimos pocos los que comenzamos cuando la apertura del hos-
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Sentados, de izquierda a derecha: Pedro A. Gutiérrez Alfaro, Luis Alberto Velutini (Presidente), Francisco Brandt Pacheco. De pie, de izquierda a derecha: José Alberto Padrón Amaré, Ricardo Baquero González, Armando Máquez Reverón.
pital, son muchos los que lo integran actualmente; sin embargo, la institución es la misma y el esfuerzo inicial, unido con los esfuerzos aparecidos ‘a posteriori’ la hacen cada día más y más poderosa como entidad científica dedicada a la prestación de salud”. 6 Refiere que fue en ese centro asistencial donde comenzó la anestesia organizada como departamento y servicio; fue la primera institución que tuvo una sala de recuperación, que luego se transformó en pequeña unidad de cuidados intensivos; posteriormente, se ejercieron los efectivos cuidados intensivos o medicina crítica, más tarde convertida en una verdadera unidad. Fue donde empezó la cirugía plástica y la cirugía cosmética y en el que se inició, maduró y llegó a un alto grado de tecnicismo, la cirugía de vías biliares, de cráneo y la neurocirugía, en general.
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Fue en este hospital donde se inició el estudio de los gases en sangre arterial y equilibrio ácido básico y, que se sepa, fue donde se practicó por primera vez una punción subclavia, así como la investigación de la presión venosa central. Fue la matriz de los
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bancos de sangre que nutren a otros hospitales o clínicas particulares y, con frecuencia, a instituciones oficiales y en forma muy firme, se comenzó la neonatología del recién nacido crítico. Lucca menciona numerosos trabajos de investigación; entre ellos, Reología, Equilibrio Ácido Básico y Líquido Céfalo Raquídeo, Presión Venosa Central y la repercusión sobre ella de los respiradores. También sobre el PH de las distintas soluciones que se usan para venoclisis existentes en el mercado y también de la sangre y plasma. Otros que destaca es el de la colorimétrica de la pérdida sanguínea de los pacientes durante el acto quirúrgico por medio del manchado de las compresas, el establecimiento de la comparación entre el índice de mortalidad y el nivel del lactato en sangre arterial. Por primera vez se usó la caudal y peridural continua, la hipotermia profunda para la cirugía de corazón abierto, la técnica de la analgesia obstétrica como rutina, los respiradores por presión positiva intermitente durante la cirugía y como tratamiento de los insuficientes respiratorios bien post quirúrgico o como caso médico. Se estableció como rutina que todo niño menor de siete años y mayor de uno, subiese a quirófano bajo un enema narcótico puesto en su cuarto, a fin de evitar en el futuro terrores nocturnos y trastornos de conducta. La reanimación del recién nacido, tal como se practica hoy día, se inició en el hospital en el año 1948, así como la primera exanguinotransfusión con éxito, en 1951. Se comenzó a practicar en forma seria y organizada el tratamiento del dolor rebelde por medio de bloqueos terapéuticos. Roberto J. Lucca comentaba los momentos difíciles por los que ha pasado el centro asistencial, sobre todo al comienzo y reivindica a la generación que lo salvó y que para entonces continuaba vigente. “Las generaciones que han ingresado han encontrado en cierto modo el camino trillado y desconocen en gran parte la labor efectuada por un pequeño grupo de hombres. Por eso creo conveniente que se escriba una pequeña historia de la evolución del hospital privado Centro Médico de Caracas, a fin de que aquellos que están ingresando sepan por qué encuentran hoy en día tantas ventajas y tantos defectos”. 219
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“Contamos con una valiosa y numerosa generación intermedia y con una también valiosa y numerosa generación joven a quienes hay que ir preparando, adoctrinando, alertando para que en un futuro muy cercano sean los ductores y ejecutivos de nuestro hospital. ¿Quiénes nos interesan? Solamente aquellos que en la institución vean un ente a quien querer, respetar y hacer superar. En otras palabras, no personalidades aisladas, sino personalidades con instinto, cultura y actuación de institución o grupo”. 7
40 años de simbiosis CMC-SM Francisco Javier Márquez, reconocido anestesiólogo del Centro Médico de Caracas escribía en el editorial de la revista Centro Médico que cuando las condiciones cambian todo se amolda a la novedad de modo que lo fundamental perdure. Refiere que “porque somos humanos, hace algunos años se dio origen a una compañía que tendría un hospital y esa compañía con su hospital estaban destinados a brindar un beneficio individual y colectivo: la salud. Para garantizar un nivel de calidad asistencial cónsono con las aspiraciones de la comunidad y de los médicos gestores de esa institución, éstos mismos se asociaron en una ‘Sociedad Médica’ que les permitiera mantener el intercambio científico necesario y provechoso para alcanzar la meta deseada. Esta Sociedad Médica requirió de un órgano divulgativo que sirviera para que las experiencias y conocimientos de sus miembros se difundieran dentro y fuera de este binomio compañía-hospital y así nació la revista Centro Médico, la cual ha venido circulando en el ambiente médico durante tantos años como la institución donde ha prestado sus servicios al país. Todo esto, compañía, sociedad y revista han durado tanto tiempo porque han sido los hombres que las crearon, con su espíritu los que le han dado el valor inobjetable que tienen”. 8 Añadía el autor “…Hoy, la tradicional forma de la revista Centro Médico ha cambiado, de la misma manera que ha cambiado la estructura de nuestro edificio, pero es el mismo Centro Médico de hace cuarenta años que está vigente porque la esencia es la misma: brindar salud a los altos niveles de calidad que la comunidad a la cual servimos aspira de nosotros”. Recordaba Márquez que en los años de funcionamiento del Centro Médico de Caracas los medios para alcanzar el ideal han variado según el enfoque particular de cada equipo administrativo, uno se ocupó más del equipamiento del hospital, otro de abrir las puertas a una generación de relevo de óptima 220
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calidad técnica con una concepción institucionalista y de trabajo en equipo que ha inyectado una dosis de dinamismo al laureado hospital adormecido; “otro equipo, el más reciente, se ha dedicado principalmente a mejorar la eficiencia de la administración propiamente dicha y cada una de esas gestiones ha sido más que beneficiosa para darle alcance al ideal”. 9
Medio siglo de historia Juan Godayol Rovira manifestaba su orgullo de presidir el centro asistencial en ocasión de su 50° Aniversario. Comentaba que “Durante estos 50 años, nuestra institución ha experimentado cambios profundos en su funcionamiento y estructura, contando con un personal médico de reconocida trayectoria en diversas áreas, las cuales cuentan con reconocimiento a nivel nacional e internacional, ofreciendo a nuestros pacientes los servicios más completos en las distintas especialidades, teniendo la institución, en la selección de sus especialistas, particular interés tanto en su formación científica y ética como en su calidad humana, base de la excelencia de la prestación del servicio que caracteriza al hospital”. 10
Sentados, de izquierda a derecha: Armando Márquez Reverón, Juan Godayol Rovira (Presidente) Francisco Brandt Pacheco. De pie, de izquierda a derecha: Aquiles Salas, Harry Acquatella, Vicente Lecuna.
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Refería que sus aspiraciones para la Junta Directiva estaban proyectadas hacia el nuevo siglo imbuido en la tendencia hacia la globalización de la visión de la medicina, sintiéndose con un gran compromiso para dirigir al CMC como una institución de vanguardia y a tono con las nuevas generaciones, manteniendo la trayectoria mística y el mismo empuje que lo ha llevado a ocupar el primer lugar a lo largo de toda su existencia en la práctica del ejercicio médico privado. Manifestaba estar consciente de que para continuar ocupando tan prestigioso lugar no podían estancarse, sino todo lo contrario, seguir luchando e incorporando los cambios necesarios tanto en su estructura como en su estilo de funcionamiento, aunque hubiese que afrontar transformaciones administrativas profundas y adaptarse a las exigencias del futuro donde la innovación y actualización eran obligatorios para continuar distinguiéndose en los lugares científicos prominentes que siempre habían logrado y de no ser así, fracasarían “…situación que la actual Junta Directiva que presido no lo puede permitir pues estamos comprometidos y claros de cómo alcanzar dicha meta y por ello ya estamos efectuando reformas importantes en la institución cuyos efectos se harán palpables dentro de poco tiempo”.
60 años 1947-2007 “Centro Médico de Caracas. Fuente de iluminación científica y humanística” es el nombre del artículo que escriben los doctores Alberto Guinand Baldó y Abraham Krivoy para celebrar los 60 años de esta institución. “El tiempo como medida es exacto y se calcula con instrumentos sofisticados y de una precisión infinitesimal. En cambio, es extremadamente relativo cuando lo tomamos para expresar la vida útil de algo o de alguien. Si analizamos los 60 años de existencia y acción del CMC y lo comparamos con la vida útil promedio del hombre, podríamos pensar que ya está viejo o en la tercera edad, pero también podemos decir que 60 años son tres generaciones y que cada una de ellas ha renovado nuestro activo humano y la maquinaria institucional”. 11 Mencionaban los autores que la acción pionera del centro asistencial se ha desarrollado en prácticamente todas las especialidades médico-quirúrgicas y materno infantiles, así como en las actividades asistenciales de apoyo y de diagnóstico (Imagenología, unidades de cuidados intensivos, laboratorios, banco de sangre y nutrición, 222
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Sentados, de izquierda a derecha: María Teresa Urdaneta, José Besso (Presidente) y Aquiles Salas. De pie, de izquierda a derecha: José Francisco Plaz, Mauricio Krivoy, Pedro Andrade.
entre otros). Referían que el permanente deseo de actualización y superación de los médicos, la actividad docente y académica de muchos de ellos, el continuo intercambio de conocimientos y el apoyo de las Juntas Directivas para seguir el camino de perfeccionamiento material y estructural de la institución, conformaron la sólida ecuación del éxito que muestra en sus 60 años de existencia. En un sentido homenaje, Guinand Baldó y Krivoy mencionaron a los promotores y fundadores; pero también citaron a algunos personajes “quienes llenos de capacidad mental y científica, interés y ambición por ser profesionales de avanzada en sus tiempos, desconociendo la desidia o la comodidad y llenos de un inmenso amor al prójimo y a su profesión, fueron capaces de mantenerse al día para dar de sí lo mejor de sus conocimientos y habilidades y transmitirlas a sus discípulos: Ricardo Baquero González, Armando Márquez Reverón, Oscar Agüero, García Galindo, Rubén Jaén Centeno, José Ochoa, Julián Morales Rocha, Hermógenes Rivero, Franz Conde Jahn, Rafael Castillo, Joel Valencia Parparcén, Simón Beker, Roberto Lucca Escobar, José A. O’Daly y Luis Navarro”. 223
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Jornadas pediátricas de salud para la comunidad.
Exaltaban que las nuevas generaciones hayan honrado a sus predecesores por cuanto han sobresalido en todas las actividades tanto en Venezuela como en el exterior y han continuado con el deseo de superación generado por los fundadores. “Muchos han sido y son profesores de la universidad, otros han formado parte de la Academia Nacional de Medicina y un buen número han sido presidentes de las sociedades científicas de sus respectivas especialidades, lo cual honra y enorgullece a la medicina nacional en general y al Centro Médico, en particular”.
Los próximos sesenta años
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“El futuro del país es incierto y la medicina privada ha sido cuestionada. El ejemplo del Centro Médico de Caracas en materia de calidad de servicio, honestidad y ética profesional en estos 60 años de existencia, así como el aporte científico y social a la comunidad es la mejor respuesta para aquellos que por razones políticas atacan a las instituciones médico-asistenciales privadas. Podemos decir que los hombres pasan pero las instituciones quedan, pero sólo quedan aquellas en las cuales el producto de la suma algebraica de las obras de los hombres que en ellas vivieron y trabajaron
Centro Médico de Caracas, 65 años
fue positivo. Por todo lo anterior podemos afirmar, sin pretensiones, pero también sin falsa modestia, que el Centro Médico de Caracas ha sido fuente de iluminación científica y humanística. Hoy empezamos los próximos 60 años del Centro Médico de Caracas”. 12
65 años y con nuevos sueños por realizar La transcendencia tiene sentido cuando se trata de obras célebres que benefician a la humanidad o a una parcela de ella por muy chica que sea. Lo que llamamos legado es aquello que dejamos como una huella imborrable que marca la vida de muchas personas y hace que permanezcamos en el tiempo y trascendamos a él. El Centro Médico de Caracas trasciende precisamente por todo aquello que deja como legado para la posteridad. “Nos sentimos orgullos de presidir el Centro Médico de Caracas en ocasión de su 65° Aniversario. Convinimos en unos eventos de celebración que comprendieran los valores y principios del centro asistencial. Por iniciativa de Mauricio Krivoy y con
Carrera-caminata 10K-5K “100% más salud más vida”.
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todo nuestro apoyo, creamos el Palmetum, en el mes de febrero del año aniversario. Celebramos el Día del Médico, en marzo, trabajando para la comunidad al ofrecerles una Jornada de Vacunación para los pequeños. Se programaron dos jornadas adicionales; una, para intervenir quirúrgicamente a 10 pequeños del barrio Los Erasos y otra, destinada a la prevención de enfermedades a las mujeres de la misma comunidad”, comentaba Aquiles Salas, presidente de la Junta Directiva del CMC. Como parte de su compromiso social y persuadido de que el modelaje es la base de la transmisión de conocimientos y que la salud es responsabilidad individual y, por tanto, va aunada a la práctica del deporte, se organizó la tercera Carrera-Caminata 10K-5K, en la Cota Mil, en la que participaron más de mil personas, siendo los primeros en inscribirse los médicos, profesionales y empleados del Centro Médico de Caracas. La comunidad los siguió entusiasmada por el calor humano y la organización del ya tradicional evento deportivo en ocasión de sus aniversarios. Bajo la premisa de que el arte trasciende culturas y generaciones, en los jardines, del Centro Médico de Caracas, se inauguró la escultura “Lazo para la Humanidad”, de Sydia Reyes, una escultora venezolana de reconocimiento nacional e internacional, quien conceptualizó su obra como un símbolo unificador de todas las organizaciones que luchan por el porvenir de la humanidad y por aquellas causas en pro del ser humano y que, a partir de un color puede ser compartido por diferentes entidades. En el área científica, con la conjunción de esfuerzos entre la Junta Directiva y la Sociedad Médica del Centro Médico de Caracas se desarrollaron las Jornadas Médicas que abordaron temas de Medicina, Cirugía, Ginecología-Obstetricia y Pediatría concebido para los jóvenes médicos en formación y cumpliendo con el precepto hipocrático de la docencia. Estas jornadas acogieron a profesionales y estudiantes de Medicina quienes siguiendo los criterios de la formación y actualización académica se llevaron consigo un cúmulo de nuevas experiencias y conocimientos que, sin duda, colocarán al servicio de la salud de los venezolanos. Asistieron cerca de 500 personas y se dictaron casi 200 conferencias durante los tres días. 226
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De izquierda a derecha: Honorio Sigala, Mauricio Krivoy, Armando Gil, Aquiles Salas J. (Presidente), Álvaro Sánchez y Leonardo Borregales.
Este magno evento culminó con tres charlas no médicas: una, del conferencista experto en cine, Rodolfo Izaguirre sobre “Las películas venezolanas y su lenguaje”; la segunda, “El médico y el paciente”, por el humorista Laureano Márquez y “Somos del tamaño de nuestros sueños”, por Carlos Calderas Daal. El cierre con broche de oro de este magno evento del conocimiento científico estuvo a cargo del flautista venezolano, reconocido nacional e internacionalmente, Huascar Barradas, quien dio lo mejor de su repertorio y animó a un público que saltó de sus asientos para volcar toda su energía y emoción en las notas musicales de Barradas. Se hizo un reconocimiento a muchos médicos por sus méritos, dedicación, profesionalismo y mística durante años. Se premió la labor y el trabajo en equipo de los trabajadores, quienes día a día ponen lo mejor de sí para que el Centro Médico de Caracas sea distinguido como el centro de salud de referencia nacional e internacional porque brinda soluciones integrales de excelencia en Medicina. En el ámbito social, se realizó una fiesta bailable en la Quinta La Esmeralda. Fue una cálida noche de integración en la que se compartió con las familias, compañeros de
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trabajo e invitados especiales, entre ellos, representantes de las universidades, la academia, el cuerpo diplomático, los laboratorios y otros relacionados. En esta ocasión hubo un concierto de “El Quinteto menos 1”, un virtuoso grupo que el CMC ha venido patrocinando en sus proyectos y el baile, a cargo de Andy Durán y su orquesta. Se realizó un video de 10 minutos sobre el 65° Aniversario. En él se cuenta, de una manera amena, el legado de sus fundadores así como lo que es el Centro Médico de Caracas, hoy. Es un aporte importante para que médicos, trabajadores y las nuevas generaciones que ingresen a la institución, conozcan parte de su historia y su realidad. Para dar gracias a Dios por abrir caminos y dar luz para el abordaje y solución de todos los asuntos por resolver, se realizó en los jardines del Centro Médico de Caracas una misa de acción de gracias oficiada por Monseñor Fernando Castro, Obispo Auxiliar de Caracas, a la que asistieron los médicos, trabajadores y pacientes con sus respectivas familias. Unidos elevaron oraciones por el futuro del Centro Médico de Caracas así como del país entero. Esto demuestra, que aun en situaciones difíciles, con el viento en contra y el entorno complejo, si se persevera, se trabaja y se realizan los esfuerzos al máximo, se logran los objetivos. Así son los venezolanos y estas son las oportunidades que brinda este hermoso país.
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