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DELEGADOS A LA CAMARA

No es la primera vez que viene por la voluntad expresa de sus conciudadanos á ocupar un puesto en la Cámara de Dele- gados.

Y esta circunstancia, en los demoeráticos tiempos que atravesamos, es la ejecutoria más brilante que puede tener un ciudadano: merecer de nuevO la confianza de sus compa. triotas para intervenir en la confección de las leyes que hemos de acatar

José F. Lluveras, un puertorriqueño íntegro, no pertenece al número de los ruiseñores de la Cámara que pierden lastimosamente el tiempo haciendo alarde de sus galas oratorias, para demostrarnos que conviene enmendar un artículo del código político-. Hombre práctico, apoya todo aquello que considera beneficioso para el p:ís sin grandes alardes ni aspavientos que es como se hacen las cosas para que se agradezcan.

Representa al distrito de Aguadilla y esperamos qne du-

Los Caballeros De Colon

'L'legaron en el último vapor como esta- ba anunciado y acompañados de promi- nentes ciudadanos, recorrieron la ciudad tomando algunas vistas que es de esperarse no sirvan para tomarnos el pelo.

Después oyeron una misa sin duda para dar gracías á Dios por nuestra prosperidad y dieron principio á sus trabajos.

Asi como no hablamos de la masoneria porque somos profanos:

Omitimos por ahora externar nuestra opinión acerca de los que llaman Caballeros de Colón.

Adelantamos sin embargo, que acompañando, á los doce caballeros hemos vitso á otros no menos caballeros, y muy distinguidos amigos nuestros!

El ex-Comisionado del Interior, es nuestro huesped desde el jueves, Y aunque nunca conseguí suscribirlo al periódico,y quien no está conmigo está contra de mí, como dicen que dijo Jesucristo, tiene Mr. Grahame derecho á mi respetuoso saludo.

Un ciudadano americano 6 español, que pasa por un departamento de la clase de estos especialísimos departamentos de Puerto Rico, y tiene necesidad de seguir trabajando, es digno de toda considera ción y de todo respeto.

Amigo Grahame, chóquela.

Este Barreiro...!

Me creen, que, tras que no me paga un cobre por mi artículo tiene la pretensión de que sea original?

Le hubieran visto ustedes la cara, cuando con gesto despectivo, tiró sobre el escritorio mis cuartillas diciéndome pués de cambiar algunas frases con el tozudo Gallego.

Amigo, esto noes nnevo. No diré que lo haya usted copiado literalmente; pero el asunto ya ha sido por otra pluma trillado.

Vamos, que estuve á punto de arrebatarle de la boca el aromoso habano, que momentos antes le había regalado, y que, á pesar mío, saboreaba con sin igual frescura.

Afortunadamente estaba escaso de materiales para este número, y el plagio pasó ; dándome oportunidad de conseguir lo que yo deseaba...

Eso es, ya está la solución, me dije, al tiempo que me detenía en la puerta de la casa donde vive Diabolín.

Sí; Diabolín ha de estar como de costumbre durmiendo su siesta 4 todo trapo. El, con su inagotable vena me sacará del apuro.

Eh, Diabolín despierta á ver si me das nn asunto para escribir unas cuartillas á ese... Director.

¡Qué ocurrencial!l despertarme ahora que soñaba con mi administradora y cuando iba á escribir Definitivamente desde el próximo número...

¿Y qué es lo que deseas?... to?... á otra puerta hermano un asun.

Adelante!

Oh, señor Diabolín. Há leído usted mi libro? Me ha escrito ya el prólogo?

Explicaré:

Verán ustedes.

El director de VIDA ALEGRE es dueño de un libro que no sé donde pudo conseguirlo; pero es cierto que su ejemplar es el único que existe en San Juan' y yo creo que en toda la isla.

Ardía yo en deseos de leerlo... Fersonas de buen gusto me habían hablado de su mucho valor, y era natural mi curiosidad y deseo de tener entre mis manos la tal joya.

Y allá me fuí á la redacción de ViDA ALEGRE.

Hola, director, présteme ese librito. En seguida; en cuanto me traigas el artículo ofrecido.

Bien, el artículo vendrá junto, con el libro, cuando lo devuelva.

No hay caso. Ahí tienes cuartillas, pluma y tinta, conque...

Alí de las mías. ¡Pedirme que improvise un artículo, que es como obligarmeá darle el frente al Inglés más testarudo que entre los míos tenga!

Y no hubo forma de convencer 4 Barreiro.

Nada, que ante la negativa, estuve á punto de creer que son mis artículos un primor, y que en realidad hay personas capaces de leerlos.

Salí mal humorado de la Redaeción des-

Un incipiente literato, modernista, ha escrito una novela, con la que dice ha de salir de su herediatria yuca.

La novela está en manos de Diabolín , á quien el autor le ha pedido un prólogo.

El cuaderno descansa sobre la mesa sin que sueñe el prologuista hojearlo. ¡ Lagarto "!

Dentro de las hojas hay un papelito blanco, que, según el prologuisca, es señal que la lectura avanza.

El autor viene cada día á buscar impresiones:

Falta poco eh? Y que tal, que le pa rece?

Todavía no dice Diabolin prefiero darle mi opinión, al final, apreciando el conjunto del libro.

El día de mis apuros , cuando fuí á ver á Diabolín, el papelito blanco estaba en la última página del cuaderno su opinión so-

El autor. De veras, usted no me engaña?; vea que ahí puse mis ilusiones todas.

Diabolín. Oh sí, estupendo; rarísima en hombre de su edad.

El autor. Bien, pero, bre algún Diabolín.detalle.Mejor es no opinar. Deje que opine el público.

El autor. Y la escena aquella, cuando sale el yate con sus velas tendidas, surcan el mar azulado......!

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