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EL CARNAVAL EN PONCE e

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A su Maijestad - María Teresa

sOh, de Ponce la Sultana.

La de almna primaveral!

Sueño al verte.tan lozana

Que eres de an nardo la hermana.

Y quetuna alondra( al Mmirarte conmovida

¡Conmovida te compuso un madrizal: Divina María Teresa.

La de vjos de perdición

1a de la boca de fresa

Yo te proclamo princesa

Del imperio sin fronteras de los sueños

¡De los sueños de mi triste coraz) n

¡Salve, mi reina y señora:

Lirvrio de Ponce, salud:

En la lumbre encantadora

De tu sonrisa de aurora

Deja que ardan y se agosten las tristezas

¡Las tristezas de mi mustia juventud; Nemesio R. Canales.

Para María Teresa

Princesa boringqueña, Reina y drieña

De tuZorte sin irual, Tierna. dulce y primorosa

Como re-sa

De mi suelo tronpical

Princesita casta y pura, Miniatara N

De este mávico vergel

Que cautivas y conmiueves

Cuando mieves

Lsos labios de clavel.

3..ara tí yo traigo flores

De primores, De mi riqueño pensil, Para tí, que reina y bella

Das « uerella

A las flores del Abril

De esas flores, de esas rosas Primorosas

Son las rimas que aquí ves, Y quiero, rentil cavullo Con orzuilo

Deshojarlas a tus piÓs.

J Bomhon.

Homenaje

Ella viene del Oriente. Lodi cen los luceros de sus VÍos. qre se han reflejado cintilantes, como dos perlas hegras, en el bello indigo del mar de Cevlán. Trae en el fulgor de sus pupilas retintas la mágica con que encantan las almas, bañandolas en luz de amable ensueño, las princesas de la India. Viene con una diadeha de piedras. preciosas cada una de cuyas faeetas parece Ta- yo de hhna trazando poemas. le- vendás y teoronías sobre las florestasde Malabar.

Su paso es- meñudo. Crevérase por el porte ideal, más que reina celeste musa. Es por su gracia, por la púrpura de sus labios y la seda de su pigmento, hada encantadora con las finas manos de figurilla de Tanagra carga- das de lotos y crisantemos, y la artística cabeza con un pedazo de la noche lleno de estrellas, Dad paso á esa reina gentil. Ella viene á brindaros un don del cielc: la alegría: á llenar de himnos y de rítmos pláeidos vuestra alma. Y cuando se muestre ante vosotros el palacio oriental cuyas áureas puertas ella abrirá con un toque de luz, donceles: en gracia del infinito bien que recibireis, dejadla que se extasíe en dulce ensueño, como si de cercano limonero en flor Hegaran hasta su alma efluvios de azahar difundidos por algun enamorado príncipe.

Juan Braschi.

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