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Jugosos comentarios

e¿Qué te parece lo de la carta de Villaverde?

¿Y qué te parece e! nombramiento del ingeniero sanitario?

¿iY qué te parece lo de la banda?

¿Y qué te parece la marcha de Colton? - iY qué te pareces tú á San Telmo en eso de husmearlo todo!

Don Rosendo contínúa fulminando contra todo lo existente político. Todos se ríen de hombre; pero no debemos olvidar que tamb'én se reían de él cuando su apostolado en la Unión, que llegó á ser poderosa

Que don Rosendo. tiene mala sombra, es punto y aparte. Lo cierto eg que se ha metido debajo del águila ponceña, campo- enemigo, y desde allí canta que se las pela.

Camargo está satisfecho de Ponce. ¡Oh! qué buena gente la de Ponce, nos dijo en la última visita que hizo á la asustadiza San Juan el ilustre colombiano

San Juan es la-cabeza de la isla: pero Ponce, no cabe duda, es si nervio. Esto lo digo yo, que conste, no vaya á salirle alguien á pedir explicaciones por la frase.

Hasta El Tiempo, que se ha nublado en estos días, parece decir, como de Diego, no me jate que yo voy" con Puerto Rico, libre, feliz, é independieute

El ilustre cantor á Laura exclama con dolor que nc están maduras, y que mientras, se reserva,

Ahora estamos en la época de la reserva Como el gobernador es tan reservado que no dice esta boca es mía, á pesar de trabajar tanto, sin temor al calor, según declara la célebre carta de Mr. Villaverde

Nadie está excento de que, sin saber por qué le zampen en la cárcel

Vamos á un caso ocurrido recientemente: Un ciudadano pacífico v de muy buenas

La Compañía Barrajón

De viejo se sabe que la gente de teatro siempre anda á las greñas: pero en este caso el dicho está bien justificado

La Compañía Barrajón que nos prometía una divertida temporada con la Corte de Faraón, se está ahogando en el mar rojo de las desavenencias.

Y es lástima, porque teniendo elementos que valen, y siendo una compañía que ha sa- costumbres, vive en el recinto norte de la ciudad. Un policía denuncia sujcasa por tener ropa tendida.

Y por un simple deli/o como este, cuyo juicio está por verse, y que está penado con multa de uno á diez dólares, el juez de paz expide un mandamiento de arresto contra el honrado padre de familia y se le tiene en prisión por varias horas

¿Puede privárseleá un ciudadano de su libertad por tan simple cosa?

Desde luego que el juez que ordenó tal detención, necesita proveerse del -«Espiritu de las leyes »

La Asociasión de Puerto Rico, montada con un lujo impropio de nuestra islilla, es un - elefante blanco

Que nosotros sepamos, su labor -es inferior á su costo

Y la cosa no debe andar muy aplomo cuando hay que pellizcar, por medio de cartas,-á los que ningún interés tienen en pertenecer á la Asociación

Y la verdad que poseyendo el pueblo de Puerto Rico tantas casas buenas, ocupadas por jefes de departamentos que gozan pingies sueldos, tiene que estar pagando suntuosos alquileres para la Asociación de Puertce Rico, y para oficinas permanentes de la Feria insular luzgando por todas estas apariencias se puede creer en nuestra prosperidad. b:do atraer público con precios realmente limitados, hubiera hecho su negocio.

Nosotros creemos que todo previene de ver tanta gente armada en la referida Corte, lo que da motivo á que hierva la sangre pacífica de los artistas.

A la paz y buena de Dios, señores cómicos» y al que le toque el papel de Putifar, que tenga paciencia y se aguante.

Aún no he empezado á escribir estas cuartillas ( aténtado contra el buen humor del público . Frases de un mi amigo), y ya me parece estar viendo el avinagrado gesto de una señora á quien le sientan mis artículos como serenata de mosquitos en ura noche de insomnio.

Yo, que como Gedeón, todo lo huelo, digo, todo lo husmeo y todo lo sé, he podido enterarme de como la tal -señora castigó á su hija por haberla sorprendido leyendo uno de mis inocentes si que insípidos articulejos.

Hasta aquí -no hay daño que lamentar; la muchacha si es que quiere seguir leyendo mis trabajos, ya buscará la manera de que llegue á sus manos Vipa ALEGRE, y leerá á escondidas en el sitio donde suelen esconderse las muchachas, para leer las cosas que les prohiben el objeto de sus ansias. (!)

Mas no es esto sólo; es que también la dama en cuestión ha querido de mí vengarse.

Sabéis cómo?

Pues amenazando con la baja de la suscripción de VIDA ALEGRE, y escribiéndole al director el por qué de su conducta.

.Noes esto un atentado contra mis habichuelas?

Barreiro me dejará cesante, y.... que hago yo si pierdo el suelido que me paga él por escribirle estos artículos.

Señora, y el pan de mis hijos?

Señora, y mi hugar, mi mujer; mi pobrecita mujer que estudiaba- para violin, va á quedarse en ballestilla?

Caray, caray, señora, usted no parece hija de Cristo.

¡Cristo, con la tal señora!

Hagamos un paréntesis para ir buscando el modo de hilvanar las cosas que contar quiero.

No está en mi carácter, ni en mis facultades, el saber ordenar las ideas para un artículo,

Ya me lo ha dicho repetidas veces Lopez Sanchez.

Tus artículos son dislocados.

Bien le contesto yo; pero no sé escribir de otro modo.

Es que cuando escribes eres muy desordenado.

Como conozco las ¿guachinanguerías del autor del Señorito Pepe , con sobrada razón respingo; le miro la cara; su cara de gesto impenetrable , y le pregúnto.

-¿Cuando escribo nada más?

Ordenémonos:

Angel Ganivet, en sus famosas Cartas Finlandensas , cuenta con mucho donaire, su afán de comer sopas de ajos una ta:de, en Helsingfors. Ajos? si los vieras, le contestó la dueña de la casa de huéspedes donce habitaba.

Y nada, ajos quería aquella- tarde, insistió en la demanda y dió al fin con ellos, pero saben ustedes dónde?....¡en una betica!

QSi señor, si, le decia la Patrona. Aqui no se come eso: es.muy peligroso; sólo se vende en las bOticas, y sabe Vd. porque? pues porque hace perder á las personas el sentido....

Ganivet se enguyo lindamente las cabezas de ajos y cuenta de cómo la señora de la casa hacía visajes de espanto, ante la locura del español.

Ahora, ahora me explico yo, porque los españoles os estáis tirando siempre los trastos á la cabeza, dijo la finlandesa toda aterrada

Y ¿hay órden?

Pues ahora explicaré el desenlace:

La señora es hija de finlandeses, aunque nació en Pto Rico. (Vayan tomando nota.)

La señora en sus mocedades fué apasionadamente amada por u7 mi (ío.

Este tío mío era un tronera, y olvidó la pasión y el amor que creyó sentir por la entonces según dicen muy guapa hembra.

La señora --según entiendo, no solamente me odia á mí, sino á todá mi casta. (La de los machos, conste.)

Pero ámí con preferencia, por ser el más parecido á mi señor tío. (En el físico no en lo otro.)

Ay!, y lo que es peor, la finlandesa come ajos!

Y cuando come ajos pierde el sentido, y y le acometen deseos de tirarle á algnien con los trastos en la cabeza.

(¡Zafa!)

Señora, señora, no coma usted ajos, para

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