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LA PASTORA Y EL VIEJO APOLOGO
Cuentan historias añejas que habia una rica Señora. á un tiempo dueña y pastora de un buen rebaño de ovejas Amábalo en gran manera, más siendo de él tan guardosa, como una madre celosa de la niña casadera, Siempre trató con desvio, caute:osa y suspicaz. el inocente solaz, y el perdonable estravío
Y á tal estremo por fin en sus recelos llegaba, que según dicen, contaba por cada oveja un mastín
Con ovejas y con perros de su vivienda salía y al amanecer el día se encaminaba á los cerros. Por aquel terreno inculto, temerosa de algún daño, 2pacentaba el rebaño en lo más hondo y oculto Más á pesar del cuidado ya castigaba sañuda de alguna res los desmanes.
Y así, tan poco halagúeña iban la vida corriendo, el rebaño padeciendo. ... y padeciendo la dueña
Hasta que de un escondrijo, saliendo por la maraña un viejo de la montaña de esta manera la dijo.
No guarda bien una prenda quien solo guarda una llave, ni es domador quien no sabe recojer y aflojar rienda
Tal vez pierde el avarientc por guardador su tesoro, y no malversa su oro el que lo gasta con tiento
Cordura muestra tener la pastora vigilante. mas, cuerda siempre tirante cuerda es que puede romper.
Si menos cauta y severa llevas tu dócil ganado al fértil y ameno prado, veráslo de otra manera. de la maternal pastora, miraba que hora tras hora desmedrábase el ganado
Allá en la márgen del río hallará dulce frescura, y espicio y luz y verdura,
- V 'Py = ¡Ya se vé! ¡La yerba escasa. que pacer á su albedrío fria la atmósfera del monte.... limitado el horizonte.... poco sol....agua por tasa'....
Dentro de aquella maleza siempre el lobo guarecido, al más lijero descuido arrebatada una pieza
Otras con pavor huyendo heríanse contra la peña, ó enredábanse en la breña « el rico vellon perdiendo.
Y todas tristes y mustias
-Jánguidamente balando, íbanla el pecho llenando de inquietudes y de angustias
La pastora sin consuelo al ver así sus ovejas
Darás con menos afanes, si el abrupto monte dejas, mejor pasto á las ovejas y más reposo á los canes
No temas entonces robos ni otros percances fatales, que no da el llano jarales, ni el césped alberga lebos.
Y al grato son de la esquila, allá en la vega opulenta, la res triscará contenta, y tá....dormirás tranquila.,
De tal manera habió el Viejo , á la cuitada Pastora
Y aquíañ al aire daba mil queias quí añade el cuento ahora, y mil plegarias al cielo que halló prudente el consejo.
Ya de los bravos guardianes ponía la lealtad en duda. Arecibo
José G. Padilla.