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EL NEOFITO IMPRUDENTE lD» = APUNTES DE MI CARTERA a
Y dirigiéndose al neófito le dijo:
LA ma. sonería, allá por los años de :883, ¡levó indudab lemente la paz entre ciertos e lementos políticos muy dis. tancia dos en la villa de Arecibo En el altar de la Fraternidad se dieron entonces la mano indivíduos que eran enemigos irreconciliables
La logia 7anamá, fomentando las luminos:+S doctrinas de concordia y sana amistad entre los hombres, prosperaba á ojos vistas y las coJumnas se decoraban con valiosos arrimos, a la par que las iniciaciones eran frecuentes.
Una nmoche se presentó un candidato. joven. buen mozo, simpático y cuya fisonomía era atrayente, pero tenía dibujada en el rostro una sonrisa burlona, que contrastaba mucho con el simbolismo de las ceremonias á que era sometido. Parece que queria decir:
A mí no me metéis miedo con esas cCosas que estais haciendo.
Tal vez alguno de los hermanos allí presentes le había puesto en autos de algo de la iniciación, concretándose d lo material de ella, sin explicarle la parte moral. Sea de ello lo que fuere, lo cierto fué que el neófito no abandonaba su burlona sonrisa. Pasó por las tres pruebas reglamentarias de la liturgia masónica y fué conducido por última vez. entre columnas, para quitarle la venda que cubría sus ojos y darle entrada definitiva en la región de la Luz.
Antes de ordenarse la última ceremonia que es tan sensacional y brillante, acercóse al oido del Venerable Maestro el orador de la logia y conferenciaron brevemente los dos altos dignatarios. Entonces, el V. M. dió un gran malletazo y dijo:
Hermanos, vamos á proceder á la prueba final. A la prueba de la sangre. Necesitamos saber si el neófito es un hombre resuelto á toda clase de sacrificios. Si es un carácter Si no retrocede hasta verter su sangre por nuestra orden.
Candidato, ¿estais dispuesto á dejaros sacar vuestra sangre, á nuestro albedrío?
Sí, contestó resuelto el neófito, continuando con su burlona sonrisa
Entonces, hermano Orador, vos que sois médico, examinad al candidato y ved cantidad de sangre st le puede extraer que
El Orador examinó al candidato, tomándo le el pulso y auscultándole el corazón; y contestó, entre columnas, con las siguientes palabras:
Venerable Maestro, el neófito tiene poca sangre.
-Candidato, -estais dispuesto á sufrir esta última prueba?
-Hermano Terrible, proceded á sangrar al neófito. Y vos, hermano Orador, como perito, vigilad el pulso minutos Su primera prugunta fué dirigida al doctor:
El brazo del candidato fué preparado para la sangría. Se le vendó el biceps con un pañuelo, y se le dieron los golpecitos que se acostumbran sobre la vena para que se infle y hacer más fácil la operación. El hermano 7errible preparó una jofaina para recoger la sangre y el doctor, después de decir en alta voz ahora, pinchó al neófito en la flexura del brazo. En seguida empezó á gotear abundantemente la sangre en la palangana. El candidato dejó de sonreir. palideció y se desmayóHubo necesidad de sacarle de entre columnas y llevarle al Cuarto de cinco Reflexiones. A los merced á las ablusiones de agua fría al rostro, -que le propinó el galeno volvió en sí.
¿Me habéis sacado mucha sangre: ilusión vuestra'
-Nipguna!
Me siento muy débil berla oido gotear...:.
Ye recuerdo ha
Y, ¿cómo me he desmayado?
-Por auto-sugestión. Cuando entrásteis en el templo llevabais dibujada en vuestro ros tro una sonmrisa de burla
Pcrque creí que tratabais de meterme miedo.
-Nada de eso! En toda iniciación masónica hay ceremonias que son del ritual y que hay que ver en ellas el simbolismo. Vos seguíais siempre sonriendo y fué preciso de