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ISLA Y PUEBLO (Noticias de Borikén)
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OBRAS CONSULTADAS: Prehistoria de Puerto Rico del Dr. Cayetano Coll y Teste
Puerto Rico indígena de Pablo Morales Cabrera Historia de nuestros indios de Ricardo E. Alegría
Historical geology of the Antillian-Carihhean región de Charles Schuche'rt
DIVISIÓN DE EDUCACIÓN DE LA COMUNIDAD
DEPTO. DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA PUERTO RICO, 1968
y
■OSBpkbrta í'Tkka de la saB SAI? INDICE /
¿Eran "salvajes" nuestros indios? ¿ Sabía usted ? I
La Isla antes de llegar los indios
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--
Origen de nuestros indios
Aspecto físico de los habitantes de Borikén
Paisaje y carácter La muerte de Salcedo (cuento histórico)
24 27
Ingenio e ironía
30
./
¿Sabia usted? II
31
Lenguaje Organización política Religión
31 33 36
La familia Economía: Alimentos
42 44 44
Receta para hacer casabe o pan taino Almidón de yuca
45 46
Agricultura La caza
47 48
La pesca
48
Industrias textiles
49
Trabajos en madera
50
Alfarería Comercio
58 54
¿Sabía usted? III
56
Arte: Tallado en piedra Poesia, música y danza Pintura
57 57 60 61
Medicina Deportes La guerra Muerte de un pueblo
62 64 66 70 72
Prueba de comprensión de la lectura
l'o'aca General U. P,. R.
lov
75
¿ERAM "SALVAJES" NUESTROS INDIOS? Creen ingenuamente algunos puertorriqueños que, por haber comprado un televisor, por haber montado alguna vez en avión y por usar camisa "sport", han logrado llegar ya a la cumbre de la civiliza ción y la cultura.
Si delante de ellos alguien menciona a los indios, que fueron los primeros pobladores de Puerto Rico, estos puertorriqueños a que nos referimos hacen una mueca de disgusto y en tono despectivo exclaman: —¡Bah, eran salvajes!
Lo cual demuestra que ni el televisor, ni el avión, ni la camisa "sport" son capaces de ocultar, ni siquiera disimular, la fundamental ignorancia de algunos individuos. Cuando aluden ellos a nuestros indios como "salvajes", se imagi nan a unos seres brutos, sanguinarios, más fieras que seres humanos, viviendo como las bestias, sin lenguaje, sin organización política, sin
industrias, sin religión, sin tradición ni cultura, sin arte. Pero es el caso que esta imagen errónea, este concepto distorsio nado del hombre primitivo, no puede aplicarse a aquellos primeros po bladores de Puerto Rico que fueron los indios tainos, nuestros más remotos antepasados.
Cuando los españoles llegaron a Puerto Rico, encontraron aquí a un pueblo de civilización incipiente, es cierto, pero con una cultura propia que había dado ya sus frutos en términos de lenguaje, organiza ción política, religión, industria y arte.
Aquel puertorriqueño que, por ignorancia, desprecia las raíces de su pasado histórico, lleva en sí mismo, sin embargo, buena parte de la herencia india. En ocasiones es posible que lleve, incluso, algunas gotas diluidas de la sangre taina. Pero aparte de ello, aun cuando sea más
blanco que la pulpa del fruto de guamá y más rubio que el oro de uji gmnín, en su cultura y modo de vida actual —a pesra del televisor, del avión y de la camisa "sport"-— no puede prescindir de aquello que here, dó de sus antepasados.
Cuando alguien le llama borincano, bo)¿nquefio o bot-icua y él acepta el calificativo como cosa natural, está reconociendo el hecho de que es oriundo de Borikén, la "Tierra del Altivo Señor" de los indios
nuesti'os. Si nació en Arecibo, Uticado, Bayamóti, Giiraho, Caguas, Gita-
ji anilla, Humacao o Mayagüez, por ejemplo, el nombre del pueblo donde vino al mundo —aunque él lo ignore— es de origen taino. Si se ha baña do o ha pescado o ha bebido agua de un río que él hoy llama Tumbo o Loíza o Yagüez o Maricao o Camuy o Tanamá, ha hecho precisamente lo que los primeros pobladores de esta isla hicieron en esos mismos ríos que llevan nombres indígenas.
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«ÜSfiPEESTA fuera .DE LA sala Cuando come con deleite guanábana, anón, guamá, mamey,
yuca, lerén, maní, batata o maíz, está consumiendo frutos autóctonos, oriundos de la tierra borikense y bautizados con esos mismos nombres por los indios nuestros. Si le encanta la empanada de jueyes o de setí, o el casabe o pan de yuca o el guanime o sorullo de maíz, o el pescado a la barbacoa, tiene el mismo gusto de los indios por esos platos tainos, platos que hoy preparamos igual que los confeccionaban ellos.
Si ese puertorriqueño de hoy siente placer en dormir la siesta en una hamaca, debe ese placer a la invención de este tipo de cama
tropical por los indios, algo que desconocían los europeos hasta llegar a nuestras tierras. Y si fuma, está haciendo uso de un producto que
ya utilizaban los primeros pobladores de esta isla, producto que tampoco conocían los hombres de Europa antes del descubrimiento del Nuevo Mundo.
Si toca el güiro o las maracas, estará usando instrumentos musi
cales indios. Si alguna mujer de la familia se refiere a una de las
piezas interiores de su vestuario femenino como la enagua, estará ella usando una
modificación
de
la palabra india nagua, falda que
usaban las mujeres casadas tainas. Si al rotén del policía lo llama mos macana, estamos designán dolo con el nombre que los indios le daban
a su
maza o
garrote
guerrero.
Cuando el puertorriqueño de hoy, al hablar, usa palabras como
guabina, jaiba, gvxtraguao, pitírre, tabaco, cabuya, múcaro, guarapo,
11
1
canoa, batey, hicotea, manatí, tigüero, batea, güimo, conuco, higuana, maní, cacique, bohío, yagrumo, guataca, caney, huracán, sebonico, sába
lo, tabonuco, ausubo, majagua, coquí, etc., estará describiendo objetos, animales, fenómenos naturales, frutos, árboles o utensilios domés ticos en el lenguaje de los tainos.-
Vemos así que el puertorriqueño de hoy, sépalo o no, admítalo
o no, lleva consigo, en sus gustos, costumbres y lenguaje, buena parte de la herencia india. Ni el televisor, ni el avión, ni la camisa "sport" han logrado borrar esa buena herencia. Herencia de la cual ningún puertorriqueño verdaderamente culto, como veremos a lo largo de este libro, tiene porqué avergonzarse en absoluto.
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¿SABÍA USTED? 1. ¿Sabía usted que a los habitantes del Nuevo Mundo se les llamó "indios" porque Colón creyó que había llegado a la India por una nueva ruta marítima? Para los europeos era de vital importancia descubrir una ruta más corta que condujese a Asia, especialmente a la India, cuyos productos tenían gran valor comercial en la Europa del Siglo XV. Colón le propuso a la Reina Isabel de Castilla que Es paña auspiciara la empresa arriesgada de navegar hacia el oeste a través del desconocido Mar de las Tinieblas (Océano Atlántico), ase gurándole que encontraría así una nueva ruta hacia Asia. En vez de
llegar a la India, Colón descubrió nuevas tierras en el Hemisferio Occidental. De primera intención, los españoles no se dieron cuenta de este error geográfico, y llamaron "indios" a los habitantes del nuevo continente.
2. ¿Sabía usted que Colón descubrió a Puerto Rico en su se gundo viaje, en 1493? Algunos años después, Ponce de León vino en plan de conquistador a la Isla recién descubierta.
3. ¿Sabía usted por qué al nuevo continente descubierto por Co lón se le llamó América? El Hemisferio Occidental debió llamarse,
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lógicamente, Colombia en honor a su descubridor, Cristóbal Colón o
Colombo (este último apellido en italiano). Sin embargo, años después del descubrimiento, otro geógrafo italiano de nombre Américo Vespucci, viajó intensamente por el sur del Nuevo Mundo y escribió obras describiendo sus viajes y aventuras. La popularidad de los escritos de Américo Vespucci hizo que se relacionaran las tierras recién descu biertas con este autor, y los europeos empezaron a llamarlas "tierras de Américo". Finalmente se llamó América al continente que debió llevar el nombre de Colombia.
No obstante, para honrar la memoria de Colón, se le dio el nom
bre de Colombia a uno de los países más extensos e importantes de
América del Sur. (Hoy lo conocemos como República de Colombia y su capital es Bogotá.)
LA ISLA ANTES DE LLEGAR LOS INDIOS La isla, que en dialecto arnaco —lenguaje de los tainos— pa. móse Borikén, o sea, "Tierra del Altivo Señor", y que luego los es pañoles re-bautizaron con el nombre de San Juan Bautista, para final mente adoptar el apelativo de Puerto Rico, pertenece, geográficamen te, al continente que se denominó Nuevo Mundo y que hoy conocemos como América.
Antes de ser Borikén, es decir, antes de que a ella llegaran los primeros indios, la isla era un paraíso deshabitado. ¿Sus pobladores
únicos? Aves diversas y pequeños animales terrestres en sus her-
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mosos bosques; peces, moluscos y crustáceos en sus ríos y en sus costas.
Paraíso virgen, jamás habitado por fieras o bestias feroces y no
hollado aún por el pie del hombre, ¿cuál había sido su origen? ¿Cómo surgió a la luz esta isla de excepcional belleza a la cual un poeta puer torriqueño del Siglo Diecinueve habría de llamar "la Perla de los Ma res"? ¿Qué cataclismo o fenómeno natural la trajo del fondo del océa no a contemplar por vez primera el cielo del trópico ? ¿ Cuándo el Crea dor dispuso que el planeta tierra, en parto doloroso, diera a luz a esta isla?
Preguntas inquietantes, palpitantes de misterio, que el Hom bre ha contestado en dos formas: con la poesía de la mitología y la leyenda, y con la investigación y el rigor de la ciencia.
Leyenda La leyenda o explicación mitológica surgió de la propia ci vilización indígena. Según ésta las lejanas tierras de Ozts (hoy iden tificadas como las Islas Canarias) arrojaron en cierta remota oca sión torrentes de fuego y lava hacia el cielo. Aquella materia encen dida cruzó el Atlántico y fue a caer en lo que es hoy el Mar Caribe. De ella se formaron cuatro nuevas tierras: Borikén, Santo Domingo,
Cuba y Jamaica, es decir, las Antillas Mayores. La primera en for marse fue Borikén, quedando así más cercana a las Islas Canarias.
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Ahora bien, las Islas Canarias
están situadas al este del Atlántico, no lejos de Africa. Pertenecen des
de hace tiempo a España, pero estuvieron habitadas en tiempos remotos por los "guanches" (hom bres rubios de ojos azules). Geo lógicamente, son de origen volcá
nico. Su volcán más alto es El Teide, el cual estuvo en erupción
en épocas lejanas. ¿Cómo sabían los indios de América que exis tían, al otro lado del Atlántico esas tierra que ellos llamaban d» Ozts? E VENTAJA
¿Cómo supieron que en esas tie
rras desconocidas hubo en alguna época erupciones volcánicas que lan zaban "materia encendida" al cielo? Misterio.
No fue precisamente de esa materia lanzada por un volcán de Islas Canarias que se formó Bori kén, pero asombra que la leyend ~
cratenga referencias a aquellas islas guanches y a su condición vol^ cánica. Por otro lado, no estaban los indios tan alejados de la ciepci ~ al relacionar la actividad volcánica de nuestro planeta con la foi-qj^^ ción de nuevas tierras. Convulsiones volcánicas han contribuido a creación de nuevas áreas geográficas en nuestro planeta.
Es curioso, además, que siglos después de originarse esta ig
yenda india (descubierta ya América por los españoles), salieraj^ de aquellas Islas Canarias grupos de colonos a poblar lo que habí
sido Borikén. En efecto, en el Siglo Diecinueve muchos españole^ 16
canarios emigraron a Puerto Rico estableciéndose en la costa norte,
entre Isabela y Arecibo. Un sector considerable de la población puer torriqueña actual desciende de estos isleños de Canarias. ¿No estaría la antigua leyenda india prediciendo la llegada de esta "materia" humana que contribuyó a la formación del pueblo puertorriqueño actual?
Ciencia
La Geología, ciencia moderna que estudia la formación y desa
rrollo físico del planeta tierra, señala dos hechos significativos res pecto al origen de nuestra isla: 1) Puerto Rico, junto a Cuba, Santo Domingo y Jamaica, pertenecieron en una época a la América Central. Es decir, las Antillas Mayores eran parte de la tierra firme centro americana; 2) todas estas tierras que, hace millones de años, for maban una sola entidad geológica y geográfica (la centroamericana) habían surgido a la luz debido a fenómenos volcánicos submarinos.
Ese sector del continente que, empezando en América Central terminaba en Puerto Rico, sufrió a través de cientos de milenios mu chas transformaciones y fenómenos físicos. Debido a éstos, algunas
regiones se hundieron, separando el mar porciones de tierra que quedarían ya establecidas como islas (Cuba, Jamaica, Santo Do mingo y Puerto Rico). Y aún hoy, aunque el mar nos separa en por
ciones distintas, los científicos han comprobado que bajo el agua sigue existiendo la antigua cordillera que nos hacía una sola tierra. Es decir, separados en la superficie, seguimos unidos unos a otros, desde Puerto Rico —pasando por Santo Domingo, Jamaica y Cuba— hasta la América Central, por una cadena de montañas submarinas.
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1 Así explica la ciencia el origen y desarrollo geológicos de la antigua Borikén, hoy Isla de Puerto Rico.
Es decir, la leyenda india relacionaba el origen de nuestra
isla con el Viejo Mundo (Europa). La ciencia, en cambio, señala el origen geológico de Borikén en Centroamérica.
ORIGEN DE NUESTROS INDIOS Pescadores del Norte y Agricultores del Sur
Miles y miles de años después de que los fenómenos naturales permitieran a los mares separar porciones de tierra centroamericana para formar las Antillas, empezaron a llegar los primeros hombres a Borikén.
Aquellos primeros pobladores llegaron a nuestro suelo en rús ticas balsas desde el continente americano. Procedían del sur de la actual península de Florida., Eran indios pescadores que atravesaban
el mar, empujados a esta aventura descubridora por otros indios guerreros que habían ocupado sus tierras. Hoy, a estos improvisados navegantes de remotos tiempos, se les llama los arcaicos. Se sabe
que no conocían el arte de la agricultura. La pesca y la caza eran sus únicas industrias. Por ello, sin duda, se a.sentaron a la orilla del mar en la co.sta sur de nuestra isla.
Esto sucedía en los primeros tiempos de la Era Cristiana, ha ce dos mil años. Es decir, el descubrimiento y primera colonización d(
Puerto Rico por los indios pescadores de tierra firme, coincidió, poc( más o menos con el comienzo de la civilización cristiana en Europa
Varios siglos después, otro grupo de indios, de distinta proc( dencia y cultura, llegó a Borikén. Procedía de Améi'ica del Sur, d lo que hoy se conoce como Venezuela, y su cultura era mucho má avanzada que la de los indios pescadores llegados del norte. Conocía
la agricultura y el arte de la pintura, y hablaban la lengua aruac; Peitenecían, en fin, al grupo de indios igneris de Sudamérica.
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Es probable que los pescadores arcaicos ya establecidos en es ta isla, vieran con recelo a los nuevos pobladores. Es posible también que en los primeros tiempos lucharan entre sí. Pero acordada al fin la paz; fueron con los años fundiéndose ambos grupos (pescadores arcaicos del norte y agricultores ¡gneris del sur) hasta convertirse en un nuevo grupo étnico de características y costumbres comunes: los tainos.
^
Existe, sin embargo, un problema que tiene perplejos y deso rientados a inuchos científicos. Los tainos que los españoles encon traron en Borikén habian desarrollado en grado alto el arte de la es cultura, tanto que eran ellos, los borikenses, los más adelantados en
el tallado artístico y pulimento de objetos de piedra en todas las An tillas. ¿De quién aprendieron este arte? No lo heredaron de los pes cadores arcaicos que vinieron del norte, ni de los agricultores igneris que vinieron del sur, porque ambos grupos de antepasados descono cían dicho arte. ¿Lo inventaron los propios tainos o recibieron éstos influencias de alguna otra cultura indígena del continente?
TAINOS
IGNERIS
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Varios arqueólogos se inclinan a creer lo segundo. Debido a que se han descubierto objetos tallados o esculpidos por los indios mayas
en América Central, que se parecen a los hallados en la tierra taina de Borikén, se cree que hubo en algún momento contacto entre ambas culturas, la maya y la taina. ¿Cómo se efectuó ese contacto, si lo hu bo? ¿Vinieron a Borikén indios de Centroamérica siglos antes de Co lón? ¿Fue un grupo de nuestros indios el que visitó la América Cen tral y regresó a su isla después de haber aprendido el arte del talla do? Son éstas preguntas que nadie ha podido contestar con cei'teza. Porque si bien Borikén estuvo unido geográficamente a América Cen tral, eso fue en épocas geológicas, millones de años antes de existir el Hombre en el Nuevo Mundo. Establecida la raza taina en nuestra
isla, toda comunicación con Centroamérica, de ocurrir, tuvo que rea
lizarse a través del Mar Caribe y el Golfo de Méjico. Sea como fuere, queda en pie el hecho de que los indios tainos de Borikén poseían, al llegar los españoles, un grado muy alto de de sarrollo en el tallado y pulimento de la piedra, arte que no conocían los indios pescadores del sur de Florida y que no habían desarrolla
do los indios agricultores de Venezuela, grupos que hasta hace poco la ciencia admitía como únicos antepasados de los tainos.
ASPECTO FÍSICO DE LOS INDIOS
HABITANTES DE BORIKÉN
Fueron los españoles quienes nos dejaron en sus cartas, infox*mes y crónicas, la descripción de los primeros habitantes de Borikén.
Eran los tainos de piel cobriza (color cobre claro), de mediani
estatura, cuerpo erguido y bien proporcionado, movimientos ágiles facciones agradables, ojos grandes, redondos y negros, y cabello mu;
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HQ SE presta fttera dblasala lacio y también negro, llevándolo las mujeres largo, y muy corto los hombres. Estos, nunca lucian barba y se rapaban además los vellos del cuerpo —medida de higiene y comodidad en un clima ti'opical.
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Tenían los hombres un medio ingenioso de adornar o decorar
sus cuerpos, el cual servia también a los propósitos de protegerse de las molestias de mages y mosquitos. Al efecto, cubrían la piel con pinturas de diversos colores, siguiendo determinados diseños o di
bujos. (A quien crea que cubrir la piel con dibujos es costumbre de "salvajes", puede señalársele que muchos hombres civilizados de hoy —^marinos mayormente— y en todos los países del mundo, se cubren brazos y pechos de grotescos tatuajes, dibujos imborra,bles hechos con agujas candentes y tintes diversos. Por otro lado, en el comercio
actual pueden comprarse lociones especiales para untar la piel, con
el fin de ahuyentar los mosquitos, utilizándose asi un principio des cubierto ya por los tainos).
Las mujeres casadas tainas usaban una falda de algodón IL
mada nagua, la cual teñían en franjas a colores, casi siempre roja?
amarillas o azules. Algunas usaban sostén, también de algodón. La; princesas y mujeres de noble origen lucían esta misma prenda d' oro. Se adornaban, además, con collares de nácar y perlas.
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Eran las mujeres tainas de muy buena presencia y entre ellas las había de excepcional hermosura. En ese sentido, las de Borikén te nían fama en las Antillas Mayores y eran muy codiciadas por los feroces indios caribes, que ocupaban las Antillas Menores (islas pe queñas al sudeste de lo que es hoy Puerto Rico). Cuidaban mucho nue.stras indias de su cuerpo y apariencia, y se preocupaban tanto de "guardar la linea" (es decir, de no aumentar de peso, manteniéndose
esbeltas) como cualquier mujer de nuestros tiempos. Eran también muy "modernas" en el hecho de practicar el deporte de la pelota jun to al hombre y de compartir con éste labores y trabajos fuera del hogar.
PAISAJE Y CARÁCTER
El grado de inteligencia y el carácter de los indios borikenses se nos irá revelando a medida que examinemos sus instituciones, in dustrias, arte, creencias y costumbres. Es oportuno, sin embargo, adelantar aquí algunos de esos rasgos.
El Dr. Fewkes en su obra Aborígenes de Puerto Rico e Islas Vírgenes, nos dice lo siguiente sobre los indios de Borikén: "Sobre la mentalidad y carácter de los antiguos borincanos, podemos for
mar un buen juicio a base de los primeros informes que de ellos har
llegado a nosotros. El sentido de justicia, y rasgos de verdadero he roísmo, admirables en cualquier raza, fueron muy fuertes entre est pueblo, y grandemente difundidos".
Esta aseveración del Dr. Fewkes ha sido corroborada por otro: antropólogos e historiadores.
Ahora bien, el carácter y las costumbres de un pueblo están
en buena medida, determinados por el ambiente natural en que ést se desenvuelve; en otras palabras, por el clima y la geografía. D
isla de Borikén era entonces, como hoy, tierra tropical; clima cálido con frescos vientos alisios soplando del noreste, y lluvias abundantes
A través de cuatro siglos de descuido y destrucción de nuestr naturaleza por el hombre blanco. Puerto Rico es hoy una tierra eiii pobrecida desde el punto de vista agrícola, carente de bosonoc
nos de escaso o moribundo cauce, y, en muchas zonas, de suelo cas
estéril debido a la erosión. No era así la Borikén de nuestros indic Tierra cubierta de bosques hermosos, con suelo rico, ríos d
abundantes aguas, recursos naturales explotados apenas para cn biii las necesidades de una población indígena no muy densa er esta isla pródiga y generosa sin que el hombre tuviera que esforzars demasiado en provocar esa generosidad con trabajos arduos. La cí za, la pesca (tanto en el mar como en los ríos) y frutos diversc eian muy abundantes, obtenibles con un mínimo de esfuerzo. La agr
cultura de conuco —pequeños predios donde se cultivaban frutos mi
24
L
M4r/Á
25
ñores— tampoco requería la esclavitud del hombre por el imperativo económico.
El tipo de vida a desarrollarse en semejantes condiciones am bientales tenia que ser, como lo fue, reposadamente tropical, sólo al terado en caso de que la naturaleza desatara la ira de un huracán o
los invasores caribes (indios piratas de las Antillas Menóres) desa taran la furia de sus incursiones guerreras. El taino desarrolló asi un carácter pacifico, amigable, genero so, tolerante y hospitalario, con inclinación marcada por la libertad individual, por el cultivo del deporte y el arte y por las celebraciones o festejos colectivos. Sentia gran amor patriótico por su bella isla y hondo orgullo por su raza y su cultura. Si en circunstancias normales era pacifico y hospitalario, demostró no obstante, gran valor gue rrero en sus luchas contra los españoles. Su inteligencia era despierta. Entre otras cosas lo demuestra
el hecho de que aprendió a entender y a hablar un idioma para él tan extraño como era el español antes de que los españoles entendieran su lenguaje indígena.
Fray Eartolomé de las Casas
se admiraba de la rara disposi ción y habilidad de los indios de
las Antillas Mayores para apren der, bien fuese un oficio para ellos nuevo, como la orfebrería, o bien
las complejidades de la doctrina cristiana.
Finalmente, el
experimento
que el cacique Urayoán ordenó lle var a cabo para determinar de una vez por todas si los españoles
eran mortales o seres superiores
que no podían morir, no por pa recemos hoy sencillo deja de de mostrar una actitud empírica y científica de la mentalidad taina.
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Hasta ese momento los borikenses no se habían decidido a de
clararle la guerra a los españoles, a pesar de los atropellos e injus ticias de éstos, pues tenían dudas sobre el origen de aquellos seres extraños que habían venido a su tierra como amos y señores. ¿Se rían enviados del Ser Supremo? ¿Serian inmortales? La duda era razonable puesto que los tainos todavía no habían visto morir a un español.
Es muy probable que Urayoán, cacique del territorio oeste de la isla, estuviera convencido de que los españoles eran simples mor tales. Necesitaba, sin embargo, probárselo a su pueblo, pues de otro modo éste no se decidiría a atacar a los blancos. Fue entonces cuan
do ordenó a tres de sus hombres realizar la prueba. Un español de apellido Salcedo sirvió, sin saberlo, de "conejillo de Indias" para el experimento científico del jefe taino.
LA MUERTE DE SALCEDO Prueba científica de que los españoles no eran inmortales, {cuento histórico)
Salcedo, soldado español al servicio de 'don Juan Ponce de León, regresaba esa tarde al poblado después de una larga excursión de
caza. Tenia que cruzar el rio y se detuvo indeciso. Seis horas antes, las aguas eran escasas y transparentes. Entonces le fue fácil cruzar
saltando de piedra en piedra. Ahora, en cambio, el rio había crecido, las aguas turbulentas cubrían las piedras y el español no descubría lugar apropiado para vadearlo sin el riesgo de que lo arrastrase la corriente.
Vacilante, estudiaba el problema, cuando vio acercarse a un indio joven que le saludó sonriendo. Detrás de aquel vio a otro taino
de rostro serio y actitud impasible que se había detenido junto a un árbol de guamá. El primer indio, con gesto cortés ofreció al español sus servicios para sacarlo de aquel apuro. El y su compañero, dijo, podían transportar a Salcedo a la otra orilla, pues conocían un vado seguro a través de las aguas embravecidas.
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1
Salcedo miró los ojos inescrutables del indio. Pensó
una suerte para los soldados del rey de España haberse topado aquella isla con gentes tan pacíficas y dóciles, y aceptó la oferta P amo e hizo una sena a su compañero para que se acercase Ambo'
extendieron sus brazos y, entrelazando las manos firmemente rtr SI improvisaron una "silla" para el soldado blanco. El español sen tado en el palanquín humano, se dejó conducir.
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Iban ya a mitad de río, cuando de súbito los dos jóvenes tainos realizaron un movimiento brusco y simultáneo que hizo caer al hom bre blanco de bruces en el agua. De inmediato, surgió de la espesura
otro indio que aparentemente esperaba esta acción ya convenida. Atravesando el río, acudió en ayuda de sus compañeros. Entre los tres dominaron el cuerpo convulso de Salcedo bajo el agua. Espera ron largo rato. Cuando el español dejó de luchar, sacaron su cuerpo inerte y lo arrastraron hasta la orilla.
Allí, tendido, estaba el cuerpo del hombre blanco. Tenía todas las apariencias de la muerte. Pero era muy pronto para saberlo. ¿No
decían los españoles que un dios llamado Jesús había resucitado al tercer día de su muerte? De cuclillas, los tres indios esperaron.
Esperaron por tres días junto al cuerpo de Salcedo. Tres veces bajó y subió el sol por el cielo de Borikén. Ya el hedor del cuerpo empezaba a invadir la ribera, ya las hormigas subían presurosas por
el cuerpo lívido. Mas los tres jóvenes tainos, inmóviles, esperaban. Al cumplirse el tercer día, ocurrió la cosa horrible. El vientre hinchado se abrió en explosión violenta, esparciendo por los aires toda la podredumbre que puede contener un hombre. Los tres indios se pusieron de pie y se miraron gravemente. No había duda. El ma yor, sonriendo, dijo al fin: —Urayoán tiene razón. No son dioses. A una seña suya los otros depositaron los despojos en una ha maca de algodón azul. Y emprendieron la marcha a través del bos
que llevando la prueba irrefutable del experimento que habrían de presentarle a su pueblo. Por los aires de la tierra taina resonó el grito triunfal que pre ludiaba la primera insurrección de los hijos de Borikén, guerra a muerte contra los hombres blancos:
—¡No son dioses!
—¡No son dioses! —¡No son dioses! En efecto, no lo eran.
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INGENIO E IRONIA El uso de la ironía, ese recurso intelectual —nada fácil— de expresar una idea con intención distinta a la forma en que se expre sa, la conocían y practicaban los tainos.
Enterados ya de la codicia y la hipocresía de los invasores blan cos, los tainos antillanos supieron expresar tan amarga realidad en forma irónica.
El "Señor" Oro
El Cacique Hatuey, oriundo de Santo Domingo, fue a Cuba pa ra ponerse a la cabeza de la insurrección anti-española de los sibo
neyes (tainos de aquella isla). En cierta ocasión se dirigió a su pue
blo y, mostrándole una vasija llena de oro (metal tan codiciado po: los blancos), dijo:
Este es el "Señor" que ios hombres blancos adoran, el "Se
ñor" a quien mucho quieren y aman. Por este "Señor" nos angustian por éste nos persiguen, por éste nos han muerto a nuestros padres' hermanos, y de todos nuestros bienes nos han privado. Por • 11 I ^su0 no persiguen y maltratan. ¡Este "Señor" amarillo, éste es verdader
Dios de los blancos!
Un "buen" cristiano
En otra ocasión y lugar se le preguntó a un taino si ya él era cristiano. El indio respondió sonriendo irónicamente:
Si, señor, yo ahora un poquito cristiano porque ya saber yo un poquito mentir. Y otro día sabré yo mucho mentir, y seré enton ces mucho cristiano.
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¿SABÍA USTED? 1. ¿Sabía usted que la generosidad y cortesía de los boríkenses era tal que jamás visitaban a un amigo sin llevarle algún regalo y que jamás permitían que un amigo visitante saliei-a de la casa sin
llevar un obsequio o presente de la familia? 2. ¿Sabia usted que el sentido de la libertad en el borikense era tan profundo que muchos de ellos, al verse forzados a trabajar como esclavos de los españoles, morían de nostalgia y tristeza, y que otros preferían suicidarse antes que aceptar tan humillante condición?
LENGUAJE Al descubrirse América, tres de las Antillas Mayores consti
tuían una unidad racial, cultural y lingüistica. Es decir, no sólo Bo-
rikén, sino también Santo Domingo y Cuba estaban habitadas por los indios tainos. En las tres naciones antillanas se hablaba la misma
lengua (el aruaco), y las costumbres, cultura y religión eran muy similares.
Las Antillas Menores —serie de pequeñas islas al sudeste de Puerto Rico— estaban, en cambio, habitadas por los caHbes. Estos
indios constituían otro grupo racial o étnico. Eran hombres de mar; crueles y fieros piratas. Vivían mayorménte del robo y el pillaje. No conocían la agricultura; su organización social era en extremo rudi
mentaria y hacían victimas a las Antillas Mayores —ocupadas por los más civilizados y prósperos tainos— de sus incursiones periódi cas en busca de alimentos y mujeres. La lengua de estos piratas in dios era el caribe. (El mar antillano lleva hoy su nombre).
Debido a los frecuentes encuentros y guerrillas entre tainos y caribes, se introdujeron en el lenguaje aruaco algunos términos o pa-
31
labras de la lengua caribe. De origen caribe son los siguientes térmi~
nos incorporados al vocabulario de los tainos: cubucán, corozo, arepa, cocuyo, pita, chorote, tuna y gvxLrapo.
Este último término, guarapo, se compone de dos palabras: guara, que en caribe significa "agua" y apo, que significa "caliente" 0 "ardiente".
También al lenguaje taino se habian incorporado voces de los aztecas o indios mejicanos. Algunas de ellas son petate, metate, atol,
bochinche y cacao. Esta influencia sólo puede explicarse si admitimos que, antes de llegar Colón, se habia ya establecido intercambio comer, cial entre la tierra azteca (hoy Méjico) y las Antillas Mayores. De todos modos, hasta donde llegan los conocimientos actuales, el arnaco o taino era una lengua hablada, no escrita. No se conserva ninguna prueba de escritura taina, aunque algunos investigadores
han creido posible que las pictografías (signos tallados en superfi cies de piedra) descubiertas en cuevas, en rocas a las orillas de los nos de Puerto Rico y en algunos objetos antillanos, puedan quizás ser una foima de escritura que aún no se ha descifrado. Careciendo de pruebas concretas sobre la escritura de nuestros
indios, es preciso llegar a la conclusión de que la cultura taina se transmitía oralmente. Es decir, en vez de escribir, el borikense ha-
a a, en vez de leer, escuchaba. Costumbres, religión, industrias,
se transmitían oralmente de una' a otra generación. ^
^monumentales "libros" no escritos de los tainos los cons*-
1 uian sus areytos. Eran éstos celebraciones colectivas de carácter re igioso, pero en las cuales se contaba la historia del pueblo —sus
orígenes, desarrollo, leyendas, hechos gloriosos y vidas de hombres
1 US res. companados de ritmo musical, los cantores de la tribu reci a an e memoria estas largas narraciones históricas para benefi
cio e pue o (algo que equivaldría al recitado público de romances
castellanos en la España medieval). Es natural que el taino, forzado por esta necesidad de tradición ora, ejercí se y desarrollase notablemente la memoria. Fray Bar-
32
tolomé de las Casas se asombraba de la facilidad con que los indios an
tillanos, ya cristianizados, podían memorizar al pie de la letra largas narraciones en español.
No ha de sorprender que el lenguaje taino haya contribuido al vocabulario de los idiomas europeos. No sólo el español asimiló infinidad de palabras de la lengua aruaca, sino que algunas de éstas
también han enriquecido el idioma inglés. Entre otros, los siguientes términos de la lengua inglesa son de procedencia taina: "barbecue"
(de barbacoa), "maize" (de maíz), "tobáceo" (de tabaco), "hurricane" (de huracán), "hammock" (de hamaca), "potato" (de batata).
organización política Borikén era, politicamente, una nación independiente, no domi nada ni intervenida por poder extraño alguno, hasta que llegaron los españoles a su suelo. La nación borikense estaba dividida, según se afirma, en cinco
territorios, cada uno de éstos presidido por un gobernador o cacique local.
El cacique o gobernante local tenia jurisdicción sólo en su te rritorio. En esa zona era él la autoridad suprema y ésta estaba deter minada no por su voluntad o capricho, sino por leyes y costumbres de antigua tradición.
Las familias de los guerreros o nitainos constituían una especie de nobleza o clase alta. El resto del pueblo lo componían los naborías:
obreros y artesanos.
El sistema económico era comunal. No se reconocía la propie
dad privada (excepto quizás en pequeños objetos de uso personal) ni el acaparamiento de productos por un individuo. Todo lo que se pro ducía pertenecía por igual a todos.
33
El jefé o cacique no poseía riquezas. Su modo de vida era tan
sencillo como el del resto de sus subditos. Los símbolos de su poder sólo se manifestaban en la forma de su casa (el caney rectangular, en vez del bohío circular de los otros ciudadanos) y en el guaní o dis co de oro que llevaba al pecho. También en el dujo o asiento de piedra
tallada, donde en vez de sentarse se acuclillaba o "ñangotaba" (posi ción de carácter ceremonial) para presidir las asambleas de la comu nidad, bien fuesen éstas religiosas o políticas. Por lo demás, el caci que dormía en una hamaca como el resto de sus compatriotas y comía
y bebía lo mismo que el pueblo que gobernaba. El concepto del dinero era algo ajeno a los tainos y así el comeicío se llevaba a cabo intercambiando productos. El oro no poseía más valor que el ornamental. El crimen más horrible entre ellos, el que se juzgaba merecedor de la pena máxima era el robo. (La pena
máxima era la expulsión por vida del pueblo o yucayeke. Toda vez que la propiedad era comunal, el robo no era delito contra un indivi
duo, sino contra toda la comunidad. Este concepto político-económico hacía de los tainos gente excepcionalmente honrada). En el diario vivir la labor estaba distribuida entre todos los ha
llantes del yucayeke o pueblo, participando en el trabajo hombres y mujeres por igual. También participaban los niños en las labores menos pesadas. Era responsabilidad del cacique vigilar porque la vida comunal transcurriera sin tropiezo dentro de las normas de la tra dición y la justicia.
Cuando surgía un problema imprevisto o grave (huracán, gue rra o invasión, por ejemplo) el cacique reunía primero a los nobles
y luego a todo el pueblo en el batey o plaza y allí se informaba, discula y e 1 eraba colectivamente y se tomaba la decisión final. En estos casos se consultaba al bohíque, quien era sacerdote o ministro reli-
^
ejercer la medicina. Las asambleas, bien fuesen po-
lelij^iosas, concluían con la celebración ceremonial del areyto. El cacicazgo eia hereditario, pero en determinadas circunstanun guerreio valiente que gozara de prestigio y popularidad en
34
KQ SE PRESTA FUERA DE LA SALA el pueblo podía asumir el mando a la muerte del cacique, siempre que
fuese aceptado por el pueblo. El puesto no estaba reservado exclusi vamente al hombre. Una mujer también podía desempeñar el mando supremo del yucayeke.
Para asuntos de carácter nacional (aquellos que afectaban a toda la nación borikense, es decir, a toda la isla) se reunían los ca ciques de los diversos territorios eligiendo entre ellos a un gran ca
cique o gobernante supremo. Este consejo de caciques decidía los des tinos de la nación taina. Cuando Ponce de León desembarcó por Guá-
nica, era Agüeybana quien presidia el Consejo de Caciques de Borikén.
í
35
RELIGIÓM "¿s refinadas e in-
lúrico V le r» r "'° ^ legendario, lo teno oractticaban 00^0 la1 escritura, °' ^ '"dios no conservamos hoy un libro sagrado taíno equiva ente, dentro de la cultura antillana, a los libros que dejaron
del Peir mT'"
r"'''
América Central y los ¿ncaa
los mitnq !^ embargo. A pesar de que son pocos conservada r'r ? ^ narraciones de carácter religioso que se han
a través d Universo
^ ^"^'ean que los antillanos intentaron dar, religión, una explicación coherente del Hombre y del
religionL^
saber que, como en la mayoría de las
e irrepresent'hT T vú V siinnn' ^
mo era Afaly.'^El
^ Ser Supremo, justo, invisible
indios de Borikén le daban el nombre de Yuki-
. , , , „ P itu del mal o diablo taino era Jurakán, capaz de desatar la furia do i t. , . i -a ae la naturaleza contra el hombre. Los indios ja
mas lepiesen aban en imágenes al Dios Supremo, a su sagrada madre o a Jurakan.
36
En cambio, representaban en imágenes de piedra, llamadas
cemíes, a otros seres invisibles que no eran exactamente dioses, sino emisarios o intercesores del Ser Supremo. Cada pueblo o yucayeke te nía un cerní que protegía a todos sus habitantes. C- da familia poseía, además, un cerní particular.
37
I
m te
El cerní del pueblo se guardaba bien en la casa del cacique o
Q. ás en un bohío aparte que servía de templo. Ante este c&tní cele braban el rito sagrado de la cojoba en el cual sólo podían participar
el cacique, el bohíque (o sacerdote) y los nobles. a ceremonia de la cojoba la oficiaba bien el cacique o el bohi-
que. ara hacerlo, el oficiante debía estar en ayunas desde varios
dera
«celebrarse Ante elconteniendo cerní habíatabaco una artesa de ma-y S a muy pulida ely rito. brillante, en polvo, un ins lumento de madera hueco en forma de Y. Después de una se ne e oraciones preparatorias, el cacique que oficiaba introducía la pa a so itaria del instrumento en el polvo del tabaco y las otras dos peituias de su nariz. Aspiraba fuertemente para que el polvo e ^ a acó se introdujese en sus vías respiratorias. Esto provocaba una especie de embriaguez o sopor durante el cual tenía visio nes, profetizaba y daba a los suyos las contestaciones que él creía obtenei del Dios Supremo a través del cerní o intercesor de su tribu.
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Esto de creer que se actúa por inspiración divina, de preten der comunicarse con los dioses o con seres del más allá y de predecir
el futuro, son fenómenos presentes en todas las culturas y civilizacio nes, desde las más antiguas a las más modernas. Hoy, en plena era atómica, siguen activos los astrólogos, gitanos, adivinos, curanderos, clarividentes, y miembros de ciertas sectas religiosas, quienes aun sin el uso del polvo del tabaco, hacen lo mismo que hacían los caci ques y bohíques tainos.
En cuanto a usar polvo de tabaco para aspirarlo por la nariz, es bueno recordar que, mucho después de haber desaparecido la raza
taina en América, estuvo en boga en las cortes de la muy civilizada
Europa ese mismo uso del tabaco (producto que los europeos no ha bían conocido hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo). En efec
to, reyes y nobles europeos del Siglo Dieciocho usaban el "rapé", ta baco en polvo que llevaban en pequeñas cajitas de oro, plata o marfil. De vez en cuando tomaban entre los dedos un poco de este polvo, lo
introducían en la nariz y lo aspiraban. Incluso muchas damas ele
gantes —princesas, duquesas y marquesas de la Europa dieciochesca — consumían el tabaco en esta forma típicamente taina, no ya con
sentido religioso, como nuestros indios, sino por puro vicio o por mera frivolidad.
Otra ceremonia de los tainos que observaron los españoles fue descrita por éstos como una especie de cena sagrada durante la cual
el cacique, después de purificar mediante oraciones el pan de yuca o casabe, lo repartía ritualmente entre el pueblo.
m
39
La inmortalidad del alma Los tainos creían que más allá de la muerte sobrevivía el alma.
No obstante, el alma, para ellos, no era algo tan espiritual como lo es para nosotros. El alma taina tenia necesidades materiales. Por
ello, junto al cadáver se enterraban alimentos, práctica muy común entre los antiguos egipcios durante el apogeo de su civilización. Al alma taina se le daba el
nombre de hupia. Esta, en oca-
clones, era juguetona y traviesa y se dedicaba a asustar a los vi vos. Razón por la cual, al morir
alguien en la familia, se quema ba la casa y se construía una nue va de modo que la hupía no pu diese visitar de noche su vieja residencia (práctica que hoy lla maríamos de profilaxis o higie ne en caso de que el muerto hu-
biese padecido de una enfermedad infecciosa o contagiosa).
Al morir el cacique, se em balsamaba el cuerpo y se Je ente rraba con el trono o <l„j„ en la posmion que simbolisa su poder, es decir, acuclillado.
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i
vJVCte'
Supersticiones Si aún hoy mucha gente cree en fantasmas, no es de extrañar que el indio creyese en ellos. A los fantasmas tainos se les conocía
por el nombre de babuyas. Vagaban de noche por los bosques y el me jor remedio contra ellos era llevar una tea o antorcha encendida.
En otras palabras, los fantasmas de ayer, como los de hoy, desapa recían en cuanto la luz rompía las sombras del miedo.
Si hoy algunas personas usan jorobados de oro, cuentas de aza bache o patas de conejo como amuletos, los tainos también tenían sus
amuletos de la buena suerte en forma de diminutas figuras de pie dra o barro, tan pintorescos e inútiles unos como los otros, pues ayer como hoy el destino del hombre no está en modo alguno determina do o condicionado por estos pequeños objetos materiales.
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LA FAMILIA
Los tainos practicaban la poligamia, estructura social de remo ta tradición que aún hoy se practica oficialmente, tanto en algunos pueblos de religión mahometana como en otros de Africa y Asia. En
el sistema poligamo, el hombre está autorizado, por ley, a casarse con más de una mujer, es decir, tiene derecho a tantas esposas si
multáneas como él, económicamente, pueda mantener.
La cosa no debe causar aspavientos, puesto que en este mundo nuestro de cohetes a la luna, y en paises occidentales, se practican
algunas formas disimuladas de poligamia. Una de ellas es el divor cio relámpago existente en algunos estados modernos, el cual permi
te al individuo estar preparando la próxima boda aún antes de que el tiibunal decida favorablemente su anterior divorcio. La única di
ferencia entre un cacique taino con diez esposas mantenidas simultá neamente por diez años y un hombre moderno que en el término de
diez años se ha casado diez veces, no está en el número de esposas (diez en ambos casos), sino en que el segundo hace sucesivamente, por ley, lo que el primero, también por ley, hacía de modo simultáneo. La sociedad taina mostraba cierta tendencia hacia el matriar
cado o prominencia femenina en la vida comunal. La mujer tenía mayor libertad y participación, tanto en el amor como en el traba jo y el deporte, de las que de ordinario tiene en una sociedad estric
tamente monógama. Otro síntoma de matriarcado es que la genealo gía historial de sucesión de la familia— se tomaba de la madre,
no del padre. (Hoy diríamos que el hijo llevaba el apellido de la ma dre y no del padre). Así el heredero legal del cacique no era su hijo, sino su sobrino mayor, hijo de su hermana.
Las mujer borikense, además de la crianza de los hijos y de las labores domésticas, compartía con el hombre ciertos trabajos fuera del hogar, especialmente en las tareas agrícolas. Por otro lado, no le estaba vedado a la mujer ocupar altos puestos en la tribu, como lo
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demuestra la figura de la Cacica Yuisa, cuyo territorio comprendía la región en que hoy se encuentra Loíza Aldea. Esta, cacica prueba también que el arte de la guerra no era ajeno al sexo femenino, pues ella luchó valerosamente, al frente de su pueblo, contra los feroces indios caribes que trataron de invadir aquel territorio.
Había, sin embargo, ciertas labores que, por tradición, se enco mendaban a uno u otro sexo. En la industria textil la mujer hilaba el algodón y tejía las telas, pero eran los hombres los que tejían las
redes de pescar y los cordeles o cabuyas. El arte de esculpir y pulir la piedra era oficio de los hombres. Pero parece probable que en la labor de alfarería ambos sexos compartieran el trabajo.
La educación de los hijos no era sólo responsabilidad de la madre, sino de todos los miembros de la comunidad. No existían
escuelas propiamente dichas porque la tribu toda — la vida comunal — era la escuela. Lenguaje, religión, tradición, leyes, costumbres
oficios, se transmitían oralmente y por medio de la observación y la práctica.
En este tipo de sociedad tribal —comunidad de poca extensión, íntimamente ligada entre sí— la familia no era una unidad social estrictamente delimitada como la conocemos hoy. El pueblo o tribu
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constituía en su totalidad la familia. Cada miembro ei-a responsable a
la tribu y ésta cuidaba de cada miembro. De ahí la ausencia —por innecesaria— de la propiedad privada entre los tainos y el tipo de vida comunal que practicaban.
En la familia taina, como en la nuestra, el incesto —unión con
yugal entre padres e hijos o enti'e hermanos— estaba terminantemente prohibido.
ECONOMIA
Aliynentüs
La dieta del taino era sobria y bien balanceada aunque no exis
tiesen entonces especialistas en dietética. Las proteínas y minerales las obtenían de la carne de ave, el pescado, los mariscos y de una variedad de fréjoles. Las viandas o tubérculos suplían los hidratos de carbono. Y las frutas, las vitaminas. La carne de ave la comían asada sobre brasas, y el pescado, a la
mbacoa. Entre las viandas contaban principalmente con la yuca, la a a a y el lerén. También usaban el maní. La yuca era el producto g
más industrializado. Además de comerla asada, obtenían de
e a e pan taino o casabe, almidón, tinte para teñir telas, vinagre y una especie de aguardiente o bebida alcohólica. El maíz lo utilizaban e iversos modos. De su harina confeccionaban arepas, sorullos que
ama an gmnime y otros platos. Del grano tostado confeccionaban una cerveza muy agradable.
P^^^cipales condimentos eran la sal, el vinagre de yuca y el aji.
ac 10 e, además de su uso culinario, era producto importante
del cual se obtenía un tíni-Q
i
• ,
"^inte para la industria textil.
w
Receta para hacer casabe o pan taino ingredientes: Dos libras de yuca blanca o dulce (puede ser más o menos cantidad, según se desee).
Un poco de sal en polvo (al gusto de la familia). Utensilios:
Una sartén (o un caldero)
Un rallo (o "guayo")
Una cuchara grande de cocina (de metal, madera o higüero). Un pedazo muy limpio de tela blanca de algodón. Procedimiento:
1. Después de lavar la yuca cruda, móndela. 2. Ralle la yuca.
3. Ponga la masa de yuca rallada sobre el pedazo de tela, en vuélvala en éste y exprima hasta que le haya sacado bastante agua.
4. Échele sal en polvo a la masa de yuca exprimida y revuél vala un poco para que la sal se riegue uniformemente.
5. En el fondo del caldero (o sartén) ya caliente, eche una por ción de la masa de yuca, extendiéndola y apisonándola con una cuchara grande hasta que se forme una torta fina que cubra todo el fondo del recipiente.
6. Déjela dorar unos segundos. Voltée la torta y dórela por el otro lado. Vigile para que no se queme.
V. Saque esa torta y repita la operación hasta usar toda la masa de yuca.
Obtendrá usted así el casabe o pan taino en forma de tortas finas y medianamente tostadas. El casabe dura fresco dos o tres días Algunas personas que prefieren conservarlo muy tostado exponen luego las tortas al sol. Si lo hace así, cubra éstas con un pedazo limpio de tela de mosquitero para protegerlas de las moscas y otros insectos.
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Almidón de yuca a saber cómo se obtiene el almidón?
vnPí, cualquier r -
^^'®S^dero el agua blancuzca que le sacó usted a la casabe. Vierta ese agua de yuca en
yuca ai exurimívio
Tirv+Qvá
+j
y déjela asentar o reposar. Al cabo de varias horas, „ ,
notara usted Qup nr-viu
to blanco S
quedará agua clara y en el fondo un sedimen-
^^1 del fondo es el almidón.
, l^^idon se obtiene,de la yuca brava, pero como esta es i-
venenosa sera preferim^
„
,
«ieribie no usarla, a menos que se sepa bregar con • , ,i \ ®' ase siempre yuca dulce o blanca).
ella. (Para hacer casaho „
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la superficie. El sedimiento o polvo blanco
AgricAiltura El instrumento principal agrícola era una especie de azada de madera llamada coa.
La agricultura se practicaba, no extensivamente, sino en peque
ños predios quedos indios denominaban conucos. El producto principal era la yuca, siguiéndole el'maíz en importancia. Otras viandas o tu bérculos requerían menos atención.
El algodón era producto textil muy apreciado. El tabaco no requería cultivo. Se obtenía sencillamente de las plantas del tabaco silvestre.
En la labor agrícola participaban por igual hombres y mujeres.
mm
w
47
La caza
El principal producto de la caza eran las aves y entre éstas, la higuaca, una especie de cotorra antillana de carne muy apetecible. Los niños eran los encargados de cazarlas, lo cual hacían por medio de trampas.
El corí, roedor que se parecía al güimo o conejillo de indias, era
la otra pieza de caza borikense. A estos pequeños habitantes del bos que se les cazaba con flechas.
La pesca
y anzuelo^^^^^^^^^^ operación pesquera redes tejidas de algodón orilla•"ou Tesde las canoas ® enhueso. La pescar pesca seenefectuaba bien desde la caso de aguas profundas. Biajaca, dajao, guabina, tnacahíi, setí, manatí, sábalo, son algunos do los mucho'^
i.
pescaban y cuyos nombres n fami-Vlares. El tiburón tambiénloslestainos era conocido y usabanaun su
P P a acer una especie de guayo o rallo casero. Gustaban también de la carne de la caguama (tortuga), del carey y del juey.
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Industrias textiles
El algodón, el-nmguey, la majagua y la palma real eran las prin cipales plantas que suplían la materia prima para la industria textil.
El algodón, naturalmente, ocupaba el primer lugar. De él fabri
caban tela para las naguas o faldas femeninas y para las hamacas;
con sus fibras tejían también redes y cordeles que llamaban cabuyas.
Teñían las telas utilizando diseños a franjas en varios colores principalmente rojo, azul, verde y amarillo. En ocasiones teñían la¡ telas de un solo color.
'-«man jas
Los tintes para esta industria los obtenían de diversas plantas Del jugo de la jagua obtenían el tinte negro. El azul, del jiquelite o añil silvestre. El achiote les daba rojo y amarillo. Y el jugo venenoso delaj/Mca brava, el verde.
De la fibra del maguey hacían también hamacas. De la yagua, una especie de maleta para transportar al hombi'o sus enseres. De la
majagua, cordeles o cabuyas gruesos. Y tanto del bejuco (un tipo especial de liana) como de la hoja de palma, tejían sus cestos o canas tos con tapas que ellos llamaban jabas.
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i
T^rahajos en mndem
Nuestros indios eran especialmente hábiles trabajando maderai durfltj y V ^^sistente V •a
especialmente hábiles t , ^
ab„„daba„'r„ToÍir™ "O'' Eorikén. La mea.r de los holn. .
bohío, en foma
ñnhnrt'
1, tanti
rectangular. Ambas estructurí ^
hojas secas de enea o de palma, firm Lecnc
bohío, en forma de cnnr^ t tamaño de la casa nna
dndncíj
"" "
en la construcción de casas, uax.
tenían las n! mente entr
^
j '^v>nnn. las cuíil^^
•
f1
bordes se recortaban recorbauaxx^uniformementecu
ar. npvn lo nrvn vn(or>ión 61*3 síemprc ' Variar, pero la construcción era siempre
exterior agradable y nítida. Los que acomp
o on en su segundo aseguran haber visto en el oef de la ^ Isla estructuras tainas deviaje dos pisos.
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i
Las embarcaciones tainas o catioas se construian de grandes
troncos de árboles ahuecados de primera intención con fuego y luego trabajados con hachas de piedra. Los remos para impulsar estas em barcaciones eran de madera. También lo eran las azadas o coas.
Los ánjos o asientos del cacique, que casi siempre se hacían de piedra, en ocasiones se fabricaban de madera muy dura. En este
Caso se trataba de un trabajo de ebanistería realmente artístico,
puliéridose la madera hasta hacerla brillar y adornándose el dujo con labor de tallado o relieve. De igual calidad eran algunos utensilios como las artesas o bateas.
Arcos y flechas, en cambio, se hacían de madera flexible. La madera de jagua se utilizaba en la fabricación de los arcos. Las flechas eran de una caña dura con punta de hueso o piedra. La macana o maza de guerra era de madera pulida.
Del fruto del higuera hacían escudillas y cucharas. De frutos secos obtenían también dos instrumentos musicales: las maracas
y el güiro. El otro instrumento de percusión, un tambor pequeño, lo hacían del tronco hueco de un ái'bol.
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Los guayos o rallos que en algunos casos eran de piel de tibu rón, también los hacian incrustando pedrezuelas coi-tantes en un pedazo de tabla de palma. Para el alumbrado usaban teas o antorchas de madera de palma
y resina de tabonuco. Estas lámparas producían luz brillante y se consumían despidiendo un olor muy agradable gracias a la resina o incienso taino que ellos llamaban tabonuku. (Todavía en nuestros campos usamos el tabonuco para idéntico fin).
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52
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Alfarería Los tainos conocían y practicaban la alfarería, es decir, la in dustria de moldear el barro. Obtenían así vasijas y utensilios domés
ticos de diversas formas y tamaños, los cuales adornaban con relie ves, con dibujos hechos por medio de incisiones en el barro fresco o con tintes de diferentes colores.
De barro era en ocasiones el burén (hornillo para asar el ca
sabe), así como las figuras que servían de juguetes a los niños tai nos, algunos amuletos y las "pintaderas". Los españoles le dieron es
te nombre de "pintaderas" a unos pequeños discos de barro con dise ños al relieve que los tainos usaban para imprimir en la piel las pin
turas con que cubrían sus cuerpos. (Nótese que ya aquí está latente el principio del grabado y de la imprenta).
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Comercio Interior
La nación borikense era autosuficiente, es decir, producía lo que consumía. Cada uno de sus cinco territorios también lo era, ya
que la producción y el consumo resultaban muy similares en todos.
Sólo en caso de huracán o de ataque y saqueo de los caribes, aquellos territorios más afectados por el desastre se verían precisados a traer pioductos de los territorios vecinos mientras se llevaba a cabo la ta rea de reconstrucción.
Exterior
Antes de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, existía activi
dad comercial entre las distintas naciones indígenas del Mar Caribe. Aparentemente, el tráfico marítimo no era sólo ínter-antillano, sino que incluía zonas de la tierra continental: Venezuela, Centroamérica, Méjico y quizás Florida.
En Puerto Rico, se han descubierto objetos tainos adornados n perlas y esmeraldas. Las perlas no se encontraban en las aguas ñas a Borikén, de modo que es probable que las importaran de slas Lucayas, donde aún abundan. En cuanto a las esmeraldas, de ellas en la isla y es casi seguro que vinieron de
menea del Sur. De igual procedencia debió ser el caucho o goma, ^ Pi'oducto antillano y sinmaterial. embargo se aquí objetos indios fabricados de dicho
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han descubierto
MD SK PRESTA
FUERA DE LA SACf
Los descubridores y primeros colonizadores españoles mencio nan en sus crónicas y cartas haber visto en manos de los tainos de
Cuba objetos de cuerno y pedazos de cuero de res, así como el cráneo de un animal parecido a la vaca. También en Puerto Rico se han des
cubierto objetos de cuerno, de origen indio. ¿Cómo explicar esto? En ningún lugar del Caribe había reses. La única res oriunda del conti
nente americano era el bisonte, que abundaba en el norte de Méjico.
De allí, pues, habrían de venir los productos derivados del ganado que se utilizaban en las Antillas.
Este tráfico marítimo se llevaba a cabo en frágiles canoas im pulsadas por remos. Tanto los tainos como los indígenas de las costas
del continente debieron ser hábiles navegantes y valerosos marinos para arriesgarse a emprender estas largas y peligrosas jornadas conierciales en tan precarias embarcaciones.
Como no se utilizaba dinero, el comercio consistía en el trueque o intercambio de productos. Probablemente los borikenses adquiiían
objetos y materiales para ellos raros, y por lo tanto, de lujo (esme
raldas, perlas, caucho y cuerno) en cambio de sus propios objetos de oro y piedra labrada, y de productos agrícolas. El cuero de res no se
ría para ellos tan raro o valioso puesto que tenían a mano la piol dol tiburón. De un modo u otro parece cierto que los borikenses no tuvie ron nunca que importar productos de primera necesidad o esenciales a su economía, ya que hablan organizado ésta a base de lo producido por su propia isla.
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¿SABÍA USTED? 1. ¿Sabía usted que el fotuto o caracol que usamos en nuestros campos para avisar a los vecinos que viene un "golpe" de río, es de cir, que el rio ha crecido, no es otra cosa que un instrumento taino
llamado guamol Estos caracoles que, al soplarlos en determinada for ma, emiten un sonido grave, capaz de oírse a varios kilómetros de
distancia, era el clarín o corneta usado por los borikenses para anun ciar guerra o desastre.
2. ¿Sabia usted que el mueble que llamamos ture —silla con es-
paldai inclinado, muy baja y cómoda— tiene origen taino? El ture puertorriqueño es una modificación del trono o dujo de los caciques
bonkenses. Nuestros indios lo fabricaban de piedra o de madera dura y lo adornaban artísticamente con bellos relieves y tallas. La indus
tria mueblera puertorriqueña actual fabrica un tipo de butaca baja que es una moderna estilización del dujo taino.
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¿i
ARTE Tallado en piedra
F1 tallado de la piedra no era ya industria entre los tainos, sino inmuyy pocas excepciones, loso decorativo. objetos de Los piedra
verdadero'aite^ arte Con
no teman fm utilitaiio,
dios de Boriken
v expertos en el tallado y pu-
piedras entre todos los indígenas antilla-
LTtlie"! -re™,antes ae .n Oe.aan ae CCn, e. sentro
se dedicaban a esta labor. Aún hoy
. grandes cuevas en Puerto Rico (la Cueva del Indio o Cueva ^""'Miraflores, en Arecibo, por ejemplo) que fueron en una época ta-
'^^res de los escultores tainos. Admirable es el hecho de que no dispuestos artistas de instrumentos de metal para tal tarea, sino
de instrumentos hechos también de piedra. Los más
-tantas eran el hacha (puntiaguda en un extremo y achatada y
impoi^t^ en el otro) y el pulidor (de forma muy parecida a los cepi1los ^
los carpinteros modernos, pero sin cuchilla.)
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Los cemíes de piedra, ídolos que representaban a emisarios o intercesores del Dios o Ser Supremo, tenían siempre forma triangu lar: un cono descansando sobre una base horizontal. La base era el cuerpo acostado de un ser humano o de un animal llevando sobre sus
espaldas el cono, el cual representa, según una teoría bastante gene-
lalizada, la montaña sagrada del Yunque. Se trata de verdaderas es
culturas, trabajadas con minucioso cuidado, muchas de ellas de alto valor artístico.
El diijo o trono bajo de piedra era de carácter ceremonial y so lo lo usaba el cacique. Tanto el asiento como el espaldar estaban por lo regular ricamente labi'adós
El collar" rígido de piedra es uno de los objetos tainos my
uso permanece aún en el misterio. De piedra sólida, tenia la fom^ de una herradura con ambas patas o extremos unidos. Demasiado
gido y pesado para usarse como adorno personal, se cree Que haber sido originalmente instrumento médico para ayudar a las m"
leres en el parto. De todos modos, al llegar los españoles no se u «P para tales (mes. Aparentemente era ya objeto simbólico due alsn"" inte pretan como religioso (por encontrarse casi siempre junt » cemi . como símbolo del poder del cacique (por haberlo visto 1°
LTtr
°
« el juego de la
Piedi^b?'
también frecuentes, eran
liso ot ^ muy °labrado. significado, el collar de piedra era unas v Uso Vy otras
^^;';^"eñas
figurilla para llevar como ^ adornos bastones ceremoniales, f>gunllas o amuletos y cuentas Plab^ pa ensartar en hilo y formar collares. . ^ pie
os únicos utensilios con fines utilitarios que fabrica aii dr^ STcin el burén v-víi' o mortero. en vy el piion .. ^ xnár-
Los materiales para este arte resultaban variados: s > mol, cuarzo, piedra calcárea, piedra arenisca, diorita y tre otros.
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Poesía, música y danza El areyto, que además de ser ce remonia religiosa tenía mucho de re
presentación
dramática
colectiva,
hacía uso de los tres elementos tra
dicionales del teatro: recitado, mú
sica y danza. Los hechos históricos, las alaban
zas a los héroes y otros temas de los
areytos se recitaban melódicamen te al compás de instrumentos de per cusión: güiros, maracas y tambores. La melodía, sin duda sencilla y mo
nótona, la suplía la voz humana, se mejante, quizás, a los cantos grego rianos de la Europa medieval. La danza o baile, de otra parte, se eje cutaban al ritmo de los instrumentos
de percusión antes mencionados.
i
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BítóMlEA
Pintura
Los rudimentos de la pintura que a los tainos les legaron unos
de sus antepasados (los icjneris de América del Sur) los desarrolla ron los borikenses con dos propósitos: industrial y decorativo o ar tístico Ya vimos cómo daban tinte a sus telas, no arbitrariamente,
sino utilizando diseños de franjas bien delineadas y en colores dis
tintos que armonizaban unas veces y contrastaban otras. También usaban el color para adornar sus objetos de barro. Y al imprimir di seños de colores a sus cuerpos con las "pintaderas," seguían reglas artísticas tanto en el dibujo como en el colorido. gu habilidad en el diseño podemos aún apreciarla en sus pictog y en los objetos tallados. Como en la pintura más moderna t lal llamado arte abstracto— los tainos basaban su arte
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.
lio tanto en la figura humana reproducida con realismo, sino geométricas, especialmente las angulares. Obsérvense las
en figdi
libro reproducen objetos tainos y se verá
odernos y actuales son sus diseños. Podrían éstos utilizarse
ireraciones para la industria y el arte decorativo de hoy.
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Medicina
Como se ha apuntado anteriormente el bohigue, además de sa cerdote o ministro religioso, era también médico o curandero. Su arte
mezclaba lo experimental y racional con lo ceremonial y mágico, co mo es el caso entre curanderos actuales. Entre sus métodos, algunos
son todavía válidos para la ciencia moderna. El valor de otros resi día mayormente en la sugestión o la fe como puede apreciarse a con tinuación ;
1— Ayuno. (Tan eficaz hoy como ayer.)
2— Baño de agua fría. (Sigue en uso. Hoy la ciencia acepta y practica la hidroterapia.)
3— Masaje o "sobo". (Sigue en uso. La medicina moderna llama a este método fisioterapia.)
4— Purgantes. (Todavía en uso en ciertos y determinados casos.)
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Guarapo o infusiones de plantas medicinales. (Todavía en uso en la mecidina casera.)
6— Sahumerios. (Equivalente quizás a métodos modernos de fumigación o desinfección.)
Sangrías. (Método utilizado en Europa hasta el siglo pasado.)
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Oraciones (Método de fe, siempre en uso.)
"Pases" o pantomimas mágicas. (Relacionado, sin duda, al método de hipnosis o sugestión, aún en uso en determi nados casos.)
El baño era imprescindible. Los borikenses que gozaban de buena salud se bañaban tres o cuatro veces al día, de modo que al
enfermarse es natural que exigiesen uno o más baños diarios. El baera para ellos acto de purificación, además de rutina de limpieza corporal.
Las plantas medicinales, efectivas para fiebres benignas, y do-
encias estomacales y hepáticas, abundaban en los bosques. Por ello os indios no tenían siquiera que recurrir al hohiguB o médico en mu chos casos, pues conocían ya cuáles plantas escoger y cómo usarlas. La tau-tua, por ejemplo, nunca faltaba en el pequeño jardín de la ca-
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sa taina. Otras plantas y árboles medicinales usados por los boi'ikenses eran guayacún, saúco, tuna, bejuco, masa, curia y jagua.
El jugo de la jagua lo usaban también para bañarse las pier nas y pies cuando éstos se hinchaban o estaban adoloridos por efectos
de una larga caminata. Posiblemente el alivio Que sentian se debiera al efecto astringente de este fruto. Si se desahuciaba o se declaraba incurable a un enfermo, éste
pedia que se le sacara de la casa y se le condujera al bosque. Alli se le llevaba alimento y agua hasta su muerte (o, como ocurre con tan tos desahuciados, hasta su curación, en cuyo caso recogia la hamaca y regresaba al hogar). Semejante práctica, quizás de origen religio
so, tenia efectos positivos, pues en caso de enfermedades contagiosas se alejaba al enfermo del pueblo o yucayeke evitándose así una posi ble epidemia.
Si al morir el paciente se juzgaba que el bohíque o médico bia fallado en atender al enfermo como era debido, se autorizaba a
los parientes del muerto a castigar al curandero. Aquellos conducían al bohique al bosque más cercano v alli le propinaban soberana m da de palos. Lo que nos revela que la profesión de médico entre inos no dejaba de tener sus riesgos.
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Deportes
Aparte de la caza y de la pesca (actividades utilitarias para los Antillanos, pero que tienen siempre en sí elementos deportivos de ejercicio, reglas, expectación y regocijo) y de la natación (depor te natural en un pueblo que siempre vivía junto a los ríos o junto al mar), los tainos habían inventado un deporte propio, el hatú o juego de la pelota.
Fabricaban la pelota de la resina del fruto del cupey, la cual una vez extraída, ponían a hervir, añadiéndole libras e hilachas de algodón para darle consistencia. Sacaban la mezcla gomosa del fue go y antes de que se enfriara, tomaban porcrones de la inrsma y a amasaban hasta darle forma esférica o redonda. Resulta a asr una pelota maciza de alrededor de seis pulgadas de diámetro a cua re botaba como si fuese de goma o caucho.
Los partidos de batú se celebraban en el batey. Era este una gran plazoleta frente a la casa del cacique, donde también se cele braban los areytos y asambleas del pueblo. Regularmente se cons
truía la plazoleta cerca del río para facilitar el baño después de un partido de pelota. De modo que el batey llenaba las funciones de pla zoleta ceremonial, plaza de recreo y cancha de deportes. Tema orina rectangular y sus límites estaban señalados por hileras de pilotes de piedra. El piso era de tierra muy bien nivelada y apisonada. En el partido de batú se enfrentaban dos bandos o equipos com
puestos de hombres y mujeres. Cada equipo lanzaba o servia la
Pelota al contrario y éste tenía que "contestarla" sin permitir que
tocara el suelo. El equipo que por descuido o inhabilidad permitiese que la pelota cayera en tierra, perdía. Esto suena fácil y nos hace recordar el "volibol", aunque sin red o malla, que en ese deporte mo
derno separa a ambos equipos. Pero dejaremos de creer que el batu
era fácil, cuando sepamos que estaba terminantemente prohibido to car la pelota con las manos. Tanto para "servir" como para "contes tar la bola sólo se podían usar la cabeza, los hombros y las caderas.
Intente alguien hacerlo y verá que requiere técnica, largo entrena-
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miento y agilidad especial. Esto, precisamente, era lo que admiraban los espaĂąoles cuando observaban a los borikenses y a sus mujeres en frascados en un reĂąido partido de batĂş.
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La guerra
La nación borikense vivía en paz con los otros pueblos antilla- í nos que eran de su misma raza y cultura: Cuba y Santo Domingo.
Jamás conoció las grandes guerras entre naciones. Su único enemigo gratuito eran los indios Caribes de las Antillas Menores.
Borikén, por estar más cerca de estas islas pequeñas resultaba
tierra de choque, primer punto de lucha entre tainos y caribes. Há biles y sanguinarios guerreros, los caribes no constituían, sin embar go, un pueblo organizado y por lo tanto nunca llevaron a cabo una invasión formal de la isla borikense. Sus actividades eran más de
piratas que de soldados: incursiones relámpago y por sorpresa en los pueblos de la costa, con incendio, pillaje, rapto de mujeres y rápi da huida por mar. Semejantes tácticas de "comandos" eran un verdadero quebra
dero de cabeza para los tainos. Poco podían hacer para evitarlo ex cepto luchar cuando surgía el ataque por sorpresa. Siglos después, españoles y puertorriqueños tuvieron similar problema con los pira
tas ingleses y holandeses que merodeaban por las costas de Puerto Rico. En ambas épocas, la taina y la española, la isla de Vieques e islotes adyacentes como el de la Mona, eran bases de operaciones de
los piratas. Cuando llegaron los españoles a lo que es hoy nuestra tierra, Vieques e.staba en manos de los Caribes. Desde allí hostiga ban la costa oriental de Borikén, aunque sin haber logrado nunca un agarre en su suelo. Jamás en su historia estuvo la nación borikense
ocupada por un extranjero. Ha.sta que un día, Juan Ponce de León y sus conquistadores desembarcaron por Guánica.
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Aquellos hombres blancos, venidos de más allá de la inmensi dad del océano, fueron recibidos con la tradicional bondad taina. Ti'a-
tados como huéspedes y amigos por los principales caciques y como dioses por los naboñas, pronto traicionaron esa hospitalidad esclavi
zando y matando a los hijos de Borikén. Fueron largas la paciencia y la tolerancia de los anfitriones tainos, pero después de la muerte de Salcedo, decidieron declarar la guerra con el fin de expulsar al huésped ya indeseado de su patria. ¿Qué probabilidades tenían de lograr sus propósitos? Las únicas armas guei-rei-as de los tainos eran de madera: ma
canas y flechas. Los españoles, en cambio, contaban con temibles ar
mas de acero —espadas, lanzas y puñales— superiores desde luego,
en la lucha cuerpo a cuerpo. Y con armas de fuego para el ataque a distancia. Los europeos cubrían sus cabezas y sus pechos con cascos armaduras de acero. Es decir, protegían adecuadamente las partes
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vulnerables de sus cuerpos contra la macana y las flechas tainas
^.jironses. en en cambio, cambio, sin sin armaduras armaduras ni ni cascos, r-aennc eran blanco fáha jgorikenses,
tanto pai-a las armas cortantes como para las de fuego. Lomo si ello hubiese sido poco, los españoles introdujeron dos
.. Jes aliados: los caballos y los perros, animales totalmente des-dos patíi los habitantes del Nuevo Mundo. El caballo, además mayor movilidad al soldado español, le proporcionaba vende
contra los tainos a pie, resultando en una verdadera
ma" jjo^.jkenses o "tanque"endelosguerra. perros feroceselseparadero utilizaban nmaqu^^^r bosquesLos o para descubrir del • indígena. (El agudo olfato de los perros era el eficaz "raepemiS® de aquellos días.)
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Por otro lado, los españoles, ciudadanos de una nación impe rialista, curtidos muy reciente mente en las largas guerras con
tra los moros, contaban con sol
dados hábiles y dirigentes exper tos. Y, sobre todo, con una tradi ción de estrategia guerrera de la cual carecían los antillanos. Bien es cierto que los invasores blan cos resultaban inferiores en nú-
niero, pero esa aparente inferio
ridad estaba más que compensapor todos los demás factores, incluyendo la superioridad de sus amas y equipo, y su pericia en el arte de la guerra.
ó
Desconocían los borikenses las tácticas y prácticas guerreras os europeos habían perfeccionado a través de muchos siglos de
mef^^^^ a otros. Pero, además, los tainosuna coe leron '^^istianamente" el error grave deunos esperar demasiado para declararle guerra a muerte al invasor.
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La esclavitud había aiTuinado física y moralmente a muchos de los más jóvenes y fuertes hombres del pueblo borikense. De otra parte, buen número de éstos se había suicidado antes que sufrir la ignominia de convertirse en esclavos de los extranjeros. Otros prefi
rieron emigrar de la isla para no correr la misma suerte. Así fue cómo, al surgir la insurrección taina, al declararse finalmente la
guerra contra los blancos, escaseaba ya el elemento joven y fuerte entre el pueblo indígena.
No ha de causar sorpresa que en tan desigual lucha
armas
de madera contra armas blancas y de fuego— el triunfo final fuese de los españoles. Lo que sí sorprende y admira es que los borikenses,
con tales desventajas, lucharan tan fieramente hasta el extremo de que en muchas ocasiones ganaran, no sólo escaramuzas, sino verda deras batallas. Asombi-a también el espíritu indómito de aquella ra za hasta entonces pacífica, cuando decidió morir por su patria. Uti lizando la astucia de las emboscadas en ocasiones o siendo heroicos
hasta lo sublime en lucha abierta otras, los hijos de Borikén no die ron ni pidieron cuartel en su guerra contra el invasor blanco. o
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Muerte de un pueblo Aquellos que fueron los habitantes de esta isla, los que en ella crearon una cultura propia, los que de ella hicieron una nación libre, los primeros en forjar una patria en este suelo antillano, desapare cieron de la faz de la tierra. Apenas habían transcurrido cincuenta
años desde la llegada de los invasores españoles y ya prácticamente no quedaban tainos en esta tierra, que por derecho natural y Divino había sido suya.
La esclavitud, la guerra, la opresión, las enfermedades traídas por los españoles, los sufrimientos físicos y morales, extinguieron la raza de los borikenses. Nosotros, puertorriqueños de hoy, hemos he
redado su tierra. Y aunque aquel pueblo que aquí habitó, rió, lloró, luchó y amó ha desaparecido físicamente, nosotros, generación tras generación, contribuimos en cieilo modo a hacerlo inmortal.
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Un poco de su sangre corre aún por venas puertorriqueñas. Ha blamos palabras que son de su lengua, comemos frutos y productos
]ue eran de ellos, pescamos peces con nombres tainos en las mismas iguas que ellos los pescaron, prepararon platos tal como ellos nos en-
¡eñaron a confeccionarlos, vivimos en pueblos con nombres que eran le ellos, nos bañamos en ríos que ellos bautizaron. Designamos árboes, maderas, frutos, plantas, aves, muebles, objetos, viviendas y uteniilios domésticos con los mismos nombres que ellos inventaron en su engua aruaca. No sabemos porqué, pero lo cierto es que nos senti-
ubos cómodos al acuclillarnos {ñangoturnos decimos hoy) tal como se ;entía el taino al acuclillarse ceremonialmente en su dujo. Damos el icompañamiento ritmico a nuestra música con sus instrumentos. Sotíos un pueblo pacifico, tolerante, hospitalario, como era el suyo. Hemos sentido como los hombres de Borikén, el azote terrible
Je los huracanes y como ellos nos hemos erguido de las ruinas del lesastre y hemos reconstruido con valor y fe pueblos, industrias, plantaciones.
En su misma tierra, por siglos, hemos ido creando una cultura tfopiu como ellos lo hicieron, utilizando nosotros parte de su herenia- Hemos ido forjando una patria puertorriqueña donde forjaron
llos la borikense. Como ellos, hemos conocido las piraterías de gentes xtrañas, y las invasiones y la opresión y la injusticia. Hemos luchaQ heroicamente por sobrevivir como pueblo, y a veces desesperada mente por nuestra libertad, como ellos.
Hoy guardamos su recuerdo en nuestros corazones y recogemos .(jn infinito respeto las reliquias arqueológicas de aquel pueblo que lOS piecedió en la historia, depositándolas en el Museo de la Univer-
jdad de Puerto Rico, o en el Instituto de Cultura Puertorriqueña o el Museo de la Escuela Superior Central de Santurce. Lo hacemos si pnia que nuestros hijos cumplan con el deber de observar esas re-
quias, de estudiarlas y de no olvidar jamás que los pueblos pueden moi'ii' también, si no son capaces o no saben luchar a tiempo por congi'var lo que les es propio, cuando eso que les es propio está en peli■fO il® extinción o muerte.
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Un juego interesante
PRUEBA DE COMPREMSIÓM DE LA LECTURA El contenido de un libro (sobre todo si su materia es nueva pa
ra nosotros) no puede, por lo regular, captarse totalmente en su pri mera lectura. El libro es como un amigo: más lo comprenderemos
mientras mayores sean las oportunidades de tratarlo y conocerlo ín
timamente. En otras palabras, el texto de un libro casi siempre re quiere más de una simple lectura.
Para darnos cuenta de esta realidad, vamos a someternos a la
siguiente prueba de comprensión. Se trata de una serie de preguntas y problemas relacionados con el contenido del libro. Es probable que
después de la primera lectura no podamos contestar correctamente a todas las preguntas. Mientras más preguntas no podamos contestal»
mayor prueba de que el libro requiere de nuestra parte una segunda y quizás hásta una tercera lectura.
Para facilitar el estudio de las cuestiones planteadas, encontra'
remos, al final de cada pregunta, la página del texto donde se halla la información que contesta la pregunta correctamente. En ocasiones se señalan dos páginas si es que la información se repite o se amplia en más de una página del texto.
Releyendo las páginas señaladas en cada caso, podremos com
testar aquellas preguntas que presenten dificultades de comprensióii para nosotros. I
1. ¿Por qué Colón llamó indios a los habitantes del nuevo MuU' do? (Página 13)
2. ¿Por qué al nuevo continente descubierto por Colón se la llamó América? (Páginas 13 y 14)
3. ¿Por qué a los puertorriqueños se les llama horicuas o bO' rincanos? (Página 10)
4. La leyenda india asegura que Borikén se formó por la erup' ción de un volcán en unas lejanas islas del Atlántico que lo^
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indios llamaban "tierras de Ozts". ¿Cómo se llaman hoy esas islas? (Página 15)
5. De acuerdo a la Ciencia, Puerto Rico estuvo una vez unido físicamente a la tierra firme de América. ¿Cómo se llama
hoy esa parte del continente a la cual estuvo unido Puerto Rico antes de convertirse en isla? (Página 17) 6. Los indios que los españoles encontraron en Borikén se lla
maban tainos. ¿De dónde procedían los antepasados de es tos indios tainos? (Páginas 18, 19 y 20) 7. En la época taina, ¿era Borikén un pueblo libre o una co lonia? (Página 33)
8. ¿Por dónde entraron a la isla los primeros invasores blan cos? (Páginas 35 y 67)
9 ¿Q*-'® delito merecía el máximo castigo entre los tainos de Borikén? (Página 34)
LO.
¿podía una mujer ocupar altos cargos en la sociedad taina? .página 35)
NTonibre una mujer tama famosa y explique en qué consiste
sU fama. (Página 43)
12.
13-
. Piiál era el producto agrícola más industrializado entre los Borikén? (Página 44)
TPn yaé desentido puede decirse que Borikén era el centro las Antillas? (Página 57) 'neo le daban los borlkenses al tabaco? (Página 38)
e qué materia prima hacían los tainos sus telas? ¿Cómo ^ llamaba la falda que usaban las mujeres casadas de Bo rikén? (Página 49) • O lé experimento científico llevaron a cabo los borikenses fir7\
en
la persona del español Salcedo? (Página 27)
l7. ¿'por
qué desapareció la raza taina en Borikén? (Paginas
68, 69 y 70)
• Qué rasgos o elementos de la cultura taina sobreviven entre los puertorriqueños de hoy? (Páginas 9, 10, 11 y 12) Nombre tres instituciones públicas puertorriqueñas donde ge conservan las reliquias históricas de la época taina. (Pá gina 73)
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II
Defina, en sus propias palabras, los siguientes términos de la lengua taina:
1. ureyfo (Páginas 32 y 60) 2. batey (Página 64) 3. batú (Página 64)
4. bohique (Páginas 38 y 62) 5. cabuya (Página 49) 6. caguama (Página 48)
7. caney (Páginas 34 y 50) 8. cerní (Página 37) 9. coa (Página 47) 10. cojoba (Página 38) 11. clujo (Páginas 51 y 56) 12. guaní (Página 34)
13. guanhne (Página 44) 14. guamo (Página 56)
15. 16. 17. 18. 19.
güiro (Página 51) hupía (Página 40) jaba (Página 49) Jurakán (Página 36) macana (Página 11)
20. naborías (Página 33) 21. yucayeke (Páginas 34, 35 y 37) 22. Yukiyú (Página 36)
III
¿Cuáles de los términos anteriores siguen, según usted, en uso en el habla del puertorriqueño actual?
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Editó y escribió este libro:
René Marqués
Realizaron el estudio de material histórico:
Emilio Díaz Valcárcel René Marqués
Diseño gráfico:
Eduardo Vera Cortés
Ilustradores:
Isabel Bernal Antonio Maldonado
José Meléndez Contreras Rubén Moreira Rafael Tufiño Eduardo Vera Cortés
Diseñó la portada: Eduardo Vera Cortés
Este libro se terminรณ de im
primir en febrero de 1969 en el Taller de la Divisiรณn de Educaciรณn de la Comunidad en San Juan, Puerto Rico.
división de educación DE LA COMUNIDAD
DEPro. DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA PUERTO RICO, 1968
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