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La Ficha de «EL MAVI CHAMPAN», de Juana Díaz, Puerto Rico por Ovidio Dávila, Ph.D.
SOBRETIRO
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Publicado originalmente en la Revista Numiexpo 2008 Sociedad' Numismática de Puerto Rico
Septiembre, 2008
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LA FICHA DE
«EL MAVI CHAMPAN»,
DE JUANA DIAZ, PUERTO RICO por Ovidio Dávila, Ph.D.
La dulce y revolucionaria poetisa, doña Trina Padilla de Sanz, «La Hija del Caribe», reclamaba fervorosa y vibrantemente en los versos de su poema «Décimas Jíbaras»l :
Hay que defender la tierra valientes, a todo trance; tú, poeta del romance con tu armadura de guerra, vela tus armas en (ierra ...
1) Trina PADILLA DE SANZ: Poemas de La Hija del Caribe. Cálices Abiertos, Talleres de Revista Gráfica del Sur, Ponce, Puerto Rico, 1943, págs. 100-101. El autor es graduado de la Escuela Superior Trina Padilla de Sanz de Puerto Nuevo, Rio Piedras, donde como Presidente del Consejo de Estudiantes (1969) adoptó a «Décimas Jíbaras» como el poema oficial de ese organismo estudiantil.
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· b d más con firmeza y contundencia lírica: , SentencIa a, a e
Hay que defender celosos centinelas del terruno, todo lo viejo y de cuño, de aquel/os hombres de acero parando el golpe certero con firme y ferrado puño.
Sabemos quiénes son los hombres de acero a que se refieren estos bélicos versos: a los que hay que pararles el golpe certero. También sabemos quiénes fueron aquellos centinelas [soldados am1ados] del terruno (-valientes a todo
trance-) que con firme y ¡errado [artillado] pUi10, defendieron la tierra con su armadura de guerra. Doña Trina, la siempre insurgente, vaticinando en 1943 los eventos de 1950 que se aproximaban; la doña Trina que, también, en ese año advertía, a través de sus décimas, sobre el pueblo que acobardado ante el dictador
se humilla, y que igualmente denunciaba a los traidores hennanos que intentan el caduceo [venta] de la Patria. ¡Más claro no canta un gallo!, pudo haber sido el epilogal verso de este rosario de estrofas directas y valientes. Flaco y decrépito servicio le han hecho a la memoria de tan augusta matrona, los acomodados acólitos de la colonia que han pretendido «desinfectarla» de su auténtica y bien documentada verticalidad revolucionaria, montando fatuas leyendas, así como inverosímiles y ridículas anécdotas de encargo, y queriéndonosla presentar ahora como una mujer que se había plegado a la sumisión de capa caída, encerrada e indiferente en su casa, tras una ferviente y militante vida de lucha en pro sus ideales patrios.
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El poema «Décimas Jíbaras» fue publicado en el 1943: triste
') La fatua leyenda pretende hacernos creer que el 23 de septiembre de 1936, durante la conmemoración del Grito Revolucionario de Lares, Albizu Campos había lanzado la siguiente amenaza: "Por cada puertorriqlte110 que caiga, caeráll diez americallos». La frase es puro invento. Albizu jamás dijo tal cosa. Albizu tampoco estuvo -ni pudo haber estado- presente en Lares. Como se sabe, él se encontraba para esa fecha tras las rejas en La Princesa, sin derecho a fianza,
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sen
momento histórico y brutal década que marcó el inicio de la era pre-macartista de luchadores expatriados y encarcelados, mordazas, universitarios macaneados, estudiantes y profesores expulsados, carpeteos, traiciones, claudicaciones, acomodos, y, sobre todo, la siembra de mucho, pero mucho miedo. Esto es, seis
sometido a un brutal y abusivo proceso judicial por el supuesto delito de sedición ante la Corte Federal. la falsa anécdota pretende también hacer creer que estando doña Trina en la misma tribuna ese día junto a Albizu, ella no escuchó la alegada amenaza lanzada por Albizu Campos, sino que tuvo que ser una de sus hijas la que le llevara, en un papel escrito, las violentas palabras dizque pronunciadas por el caudillo Nacionalista. ¿Quién puede tragarse semejante cuento? Lo cierto es que cuando Albizu hablaba en la tribuna, todo el mundo quedaba absorto prestando absoluta atención a su discurso. ¿Es que doña Trina ese día estaba en Babia y no en el Altar de la Patria? Además, repetirnos, Albizu Campos NO estuvo -ni pudo estarpresente en los actos conmemorativos de la Revolución de Lares en 1936. la ridícula anécdota pretende, además, que nos figuremos que doña Trina, desde la misma tribuna, y, supuestamente, replicándole a Albizu Campos, afirmó entonces dramáticamente lo siguiente: «Soy y seré illdepelldelltista pero me retiro a mi casa. No creo ell la violellcia». Una declaración de esa naturaleza, de parte de La Hija del Caribe -yen plena Plaza de la Revolución en Lares- hubiera levantado tremendo revuelo y captado al instante la atención de toda la masiva concurrencia allí congregada, y particularmente la de los medios noticiosos que siempre le daban amplia cobertura a los solemnes actos. Sin embargo, la verdad es que no existe referencia periodística ni documental alguna que sostenga este inverosímil cuento. Además, ¿es que acaso no creía en la acción y militancia revolucionaria la arrojada poetisa que siempre acudió a Lares a conmemorar y a afirmar el «violento» Grito de la Revolución Puertorriqueña; la excelsa dama que fue Miembro de Honor de la Junta Nacional del Partido que, precisamente, promulgó en su Asamblea General de 1935, un año antes en Caguas, la lucha armada revolucionaria, así como la activación del cuerpo militar de los Cadetes de la República (los c<'lItillelas del teml/io con firme y ferrado plllio) del cual ella misma fue madrina? ¿Pudo, entonces, en todo caso, la Doña Trina pacifista y sumisa, que pretenden presentamos ahora, haber inspirado, compuesto y publicado en 1943 los rebeldes y alzados versos de «Décimas Jíbaras» que acabamos de examinar? Además, ante los intentos de «caduceo» o venta de la Patria por parte de los «traidores "ermallos», doña Trina lanza vehementemente en «Décimas libaras» su elocución de: «defellder esa estrella I de mi balldera bendita, I y pido siempre cOlltrita I a Dios, que vele por ella». Sin embargo, produce dolor y profunda tristeza observar cómo un "pueblo que acobardado allte el dictador se "umilla» (según ella misma profetizó), permitió que durante la exequias fúnebres de nuestra revolucionaria poetisa, en 1957, su féretro fuera conducido desde su casona hasta la Catedral de San Felipe y de ahí hacia el viejo cementerio de Arecibo, completamente despojado del glorioso pabellón de la estrella solitaria con el que debió estar cubierto en todo momento hasta llegar a su última morada en el campo santo. Tales leyendas y anécdotas de pretendido exorcismo de militancia revolucionaria post mortcm a doña Trina, incluyendo las fotos que demuestran la inaudita y denigra;'te ausencia de la bandera puertorriqueña durante su sepelio, aparecen en Yolanda FERNANDEZ SANZ: Trina Padilla de Sanz, La Hija del Caribe. Colecci6n de recuerdos, Editorial Plaza Mayor, San Juan, 1996, págs. 162, 171-176.
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años después de que doña Trina supuestamente se hubiera «retirado a su
caSa» en
1936 por no creer en la presunta «violencia» de Albizu Campos, todo l o cUal queda desmentido por la propia poetisa, cuando en su inspirado poema ' Tia
ella
misma glorifica, en bélico arranque inspirativo -y repetimos-: la «armad urade guerra" de los «centinelas [soldados armados] del terruño•.•conjirmeYfie rrado [artillado] puño",
Desde el punto de vista de las mentes revolucionarias, como las de, primero en el siglo XIX, el prócer don José Gualberto Padilla (<<El Caribe»), y, luego en el siglo XX, su hija doña Trilla Padilla de Sanz, eso de condenar la «violencia» es tan fácil, cursi y superficial como aquello de decir que sólo se cree -a lo Walter Mercado- en "la paz y en el amor". Tanto para padre e hija su responsabilidad histórica radicó en condenar y enfrentar a los que abusan del poder y conculcan a los pueblos indefensos y vulnerables, privándolos de su derecho inalienable a la soberanía y a ocupar un espacio en el concurso de los pueblos libres de la tierra. Luchar y presentar resistencia combativa a esos desmanes con <<.firme y ¡errado
puño», no es «violencia»: ello es ejercer el natural derecho a la autodefensa como supremo recurso de superviviencia de las nacionalidades, tal y como lo consigna y lo reconoce, claramente, el propio Derecho Internacional.
y ese fue, ha sido y sigue siendo, el recto y vibrante legado del ejemplo de la vida y obra de doña Trina Padilla de Sanz y de su padre, el valeroso «El
C~ribe», al pueblo puertorriqueño. Por ello, pocos años más tarde de la aparición de «Décimas Jíbaras», específicamente el 14 marzo de 1948, un Pedro Albizu Campos que recién había regresado a su Patria, tras 10 años de encarcelamiento, destierro y vilipendio en los Estados Unidos (primero preso en Atlanta y después en Nueva York, teniendo como cárcel la ciudad), el Maestro Y Apóstol proclamaría a La Hija del Caribe que le acompañaba en la tribuna -durante el fiero y combativo discurso que pronunció ese día en la Plaza de Recreo de
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Arecibo--, como (da mujer que es la Encarnación de la Patria".3 El prócer ponceño jamás habría tributado un homenaje de tamaña altura moral y conceptual a persona alguna devenida al servicio de la colonia, y, menos aún, a alguien que le hubiera dado alguna vez la espalda a su conciencia y principios patrios. Y en «Décimas Jíbaras» es donde doña Trina señala e identifica también, en genial
síntesis lírica, los elementos autóctonos de nuestra cultura y nacionalidad que los puertorriqueños tenemos el deber de siempre amar, defender y conservar. Ordena así la rebelde poeta, en dulce y tentadora arenga:
Tenemos que amar aquí; I
el tiple, el cuatro, el conuco, los jachos de tabonuco,
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el güiro, el gallo, el maví; la danza, el seis, pues así a lo víejo retornar, para poder conservar con nuestro idioma sonoro, todos los ricos tesoros de nuestro patrio solar.
¡Qué alma grande la de aquella valiente y arrojada sacerdotisa mayor de la poesía boricua, que cierra sus décimas bravías con el incitante verso que nos recuerda y nos advierte, que «los grandes, sólo son grandes para aquel que se arrodillm>! Fijémonos como doña Trina, la fiel vegabajeña, La Hija del Caribe, la
bondadosa amazona afincada en la Villa del Capitán Correa, en un verso de
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percusión y melodía -a son de güiro y canto de gallo--, enriquece la fluidez métrica y la aguda rima de su discurso poético, salpicándonos con ese elixir criollo 3) Grabación magnetofónica del discurso pronunciado por Pedro Albizu Campos en la Plaza de
Recreo de San Felipe de Arecibo, la noche del 14 de marzo de 1948, durante los actos conmemorativos del natalicio del bravo poeta y consecuente revolucionario arecibeño, Francisco Gonzalo «Pac!ún» Marín (Archivo del autor). 1.1
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y delicioso que es el maví. Y fue así cómo el maví aludido en los erguidos .; valientes versos de doña Trina se nos quedó desde la adolescencia -y Se mantiene aún- resonando y retumbando en nuestra memoria y conciencia de consecuente obrero de la cultura patria. i Maví, maví! Sabroso maví. Aquel que preparábamos de niño en transparentes galones de cristal, cuya bullente y blanquísima espuma nos hipnotizaba con su eruptivo y sinuoso «subiD>. Y, en
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especial, el maví champán: el de la fórmula secreta que nos legó la abuela María
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Elisa, y que nos enseñó a elaborar con formalidad de laboratorio el tío Julito. 4
y luego de haber examinado la inmortalización patriótica y literaria que del maví hizo La Hija del Caribe en sus «Décimas Jíbaras», dirijamos entonces 4) Esta fórmula originalmente provino de una familia francesa (de Haití), los Lacour, que habían llegado al por entonces barrio Maricao de San Germán -a mediados del siglo XIX- desde Santo Domingo. Ellos le revelaron la receta a nuestro tatarabuelo mallorquín don José Trilla (bisabuelo; a su vez, de nuestro tío abuelo segundo el patriota y combatiente, de la gesta mayagüezana del 1950, Reinaldo Trilla Martínez [Q.E.P.D.]), quien luego, en 1871, sería uno de los caficultores fundadores del municipio de Maricao (Luis Felipe RAMOS: Historia cronológica del Municipio de Maricao, Edición del Municipio de Maricao, Maricao, 1980, pág. 146). Por su parte, don José le enseña a preparar el maví champán a su hija, doña Josefa Trilla Martínez, quien luego le pasa el secreto de la elaboración de la dorada bebida a su hija María Elisa Hernández Trilla, nuestra abuela paterna. (Entre finales de los años 1960 y principios de los 1970, nuestro tío paterno, Julio Dávila Rivera, preparaba y vendía en su negocio almacén especializado en licores, bebidas y fabricación de hielo en bolsas, «La Hiciera Central» -a orillas de la Carretera Militar, en la Urb. Monte Carla de Vega Baja- el maví regular en galones, así como detallado y servido en los tradicionales conos de papel. El maví champán -al que él le llamaba mavi cerveza- lo preparaba el tío Julito en su casa sólo para consumo personal y para obsequiar a amigos y familiares cercanos.) Los Lacour le llamaban «pru» a la bebida regular hecha de la corteza seca del árbol de mabí, voz aquella que, obviamente, es una corrupción -por la tendencia oxítona del lenguaje galo- del término inglés brew, esto es, brebaje fermentado. En cambio, al «pru» espumoSO le llamaban en francés «mavie» (en créole «maby»), pues parece que en ausencia del auténti~ champán francés, con éste se solía formular el brindis, en ocasiones especiales, con un ma VIe·/ esto es, «mi vida», con el mismo sentido de « a mi salud» o «por mi salud» (Manuel ÁLVAREZ NAZARIO: «Léxico PuertorrilJueño. Ori~enes del Vocablo "Mabi"», en El Mundo, San Juan, 8. ~e marzo de 1958, pág. 12). Por ello, hipotéticamente, en Puerto Rico se conoce más la rubIa bebida como «mavi». La más temprana referencia sobre la única bebida típica de Puerto Rico que es producida mediante fermentación (curiosamente la cerveza indígena hecha fermentando el jugo de yu~ [naiboa] no sobrevivió hasta nuestros días), es de 1907, cuando Cayetano COLL y rOS 7 identifica el «mabí» como la «cerveza criolla» en su Prehistoria de Puerto Rico (San Juan, 190 , pág. 237). Una década más tarde, en 1917, Augusto MALARET indica que la bebid.a introdujo a Puerto Rico, a mediados del siglo XIX, de la isla de Curazao (véase Diccionario provincialismos de Puerto Rico, Tip. Cantero Fernández & Ca., San Juan, 1917, pág. 99).
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ahora nuestra atención al estudio de la típica y deliciosa bebida en lo que respecta a la numismática puertorriqueña.
Analizaremos, pues, la pieza número 819 del Catálogo numismático de
Puerto Rico, de Efraín ARCHILLA; la curiosa ficha de latón (bronce amarillo) •
cuyo anverso ostenta la convidante inscripción de: «TOME MABÍ CHAMPÁN», y que en el reverso nos dice que ella «VALE 5 CENTAVOS EN MERCANCIA», revelando, por lo tanto, que se trata de un ril de comerciante.
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Fig. 1. Anverso y reverso de la ficha de «El Maví Champán» (EA-#8l9) [Colección de Efraín Archilla Diez].
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En cuanto a su tamaño, forma, diseño, material y estilo de acuñación, este signo de valor metálico es del mismo tipo al que corresponden las fichas de Ángel Lupiañez, de Aibonito (EAD #055); la de B. Negrón, de Juana Díaz (EAD #066); la del centro de diversiones LUVEM, de Ponce (EAD #665); y, la de S. Alvarado,
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de Aguadilla (EAD #773).5 A excepción de la de Lupiañez, todas estas piezas fueron troqueladas con un agujero en el centro. Una variante de la de S. Alvarado no tiene denominación en su reverso, sino la numeración 31554.
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La ficha de «MABÍ CHAMPÁN» se había atribuido, presumiblemente, en cuanto a su lugar de origen, al término municipal de Juana Díaz, ya que esta localidad ha sido siempre reconocida como la «Ciudad del Maví» '. Claro está, ello en función de que allí es donde, tradicionalmente, se había elaborado y vendido en Puerto Rico la modalidad efervescente y espumosa de la rubia y refrescante bebida. Sí: el burbujeante y criollo caldo fermentado con el que se brindó -en sustitución del champagne francés y la sidra española- en muchas bodas y despedidas de Año Viejo boricuas. Sin embargo, hasta el momento no se
5) Véase Efraín ARCHILLA-DIEZ: Catálogo numismático de Puerto Rico, Volumen 1: riles, vales,
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chapas y fichas, San Juan, 1989, págs.113, 197 y 204. 6) Hace varios años adquirirnos en el mercado numismático local una ficha de S. ALVARADO, de Aguadilla, pero con la misma inscripción de VALE 5 CENTAVOS EN MERCANCIA que aparece en la de MABÍ CHAMPÁN. Esta variedad, que no se había documentado ni aparecía listada, fue cedida por nosotros, mediante «trueque», a la colección Archilla Diez. 7) Corno ya vimos, los términos mabí o maví se utilizan en Puerto Rico indistintamente, aunque el de maví es el que se emplea con mayor frecuencia en la Isla al hacer referencia a la deliciosa bebida fermentada -tónica y refrescante- preparada a base de una endulzada infusión (especie de té) hecha con la corteza del árbol de mabí (Call/brina dliplica). La referencia más temprana sobre una bebida de «maby» en las Antillas, nos la ofrece el padre Jean Baptiste LABAT en su Nuevo viaje a las islas de la América (Colección Caribeña, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1984, pág. 248), publicado originalmente en 1722, el cual recoge las crónicas del cura francés referente a la vida y costumbres de los habitantes negros de las islas de Martinica y Guadalupe entre los años 1694-1705. LABAT nos refiere que el «maby» es una bebida «agradable y refrescante» hecha a base de la fermentación de jarabe de caña, «patatas rojas» (batatas) y naranjas agrias. De hecho, Lisandro ALVARADO nos dice que la voz «mabí» es el término que usan los caribes venezolanos para referirse a la batata (véase Observaciones sobre el caribe hablado en los llanos de Barcelona, Caracas 1919, pág. 216). Así que, claramente, en su origen, el «rnaby» o «mabí» era preparado a base de un jarabe o melao de caña, en el que la pulpa rica en almidones (carbohidratos fermentables) del dulce tubérculo indígena servía corno ingrediente principal. Evidentemente, entonces, el uso de la corteza seca del árbol de «mabí» _rico en am~rgos y jabonosos glucósidos saponínicos- corno base en la preparación de un tipo ~e bebIda con nombre de fonética y escritura similar, ocurrió mucho después en el árnbtto antillano.
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había podido documentar el nombre del dueño -ni el de la tienda- que emitió tan particular agujereada pieza exonúmica.
Lo anteriormente expuesto nos estimuló a iniciar una investigación de todo lo referente a la ficha de «TOME MABI CHAMPAN» con el fin de lograr su definitiva identificación y documentación. Como parte de nuestra labor en este sentido, lo primero que hicimos fue concertar una reunión con el amigo Efraín Archilla Diez -perito en exonumia boricua- en sus oficinas de Radio Yunque, localizadas en el pintoresco y acogedor pueblo de Naguabo.
Allí el experto
numismático llevó consigo y nos permitió examinar el ejemplar de la ficha atribuida al pueblo de Juana Díaz que obra en su extensa colección de riles, fichas y vales de Puerto Rico. Efraín tuvo también la gentileza de permitimos fotografiar la pieza para efectos de este trabajo. Como habrá podido apreciar el lector en la Fig. 1 de este estudio, la ficha en cuestión se encuentra en estado de conservación AV-UNC (prácticamente sin circular), dentro del sistema convencional de graduación de piezas numismáticas.
Efraín nos indicó que atribuyó esta pieza a Juana Díaz ya que eso le indicaron los comerciantes numismáticos de Ponce que se la habían vendido, pero que no disponía ningún dato referente al nombre del negocio que la emitió, ni de su dueño. Teniendo ya en nuestras manos la constancia gráfica e ilustrativa de la ficha objeto nuestro trabajo, dirigimos entonces nuestra atención hacia el atribuido
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lugar de origen de la pieza: la bella y consagrada ciudad de Juana Díaz, es decir, la también emblemática localidad de la tradicional devoción puertorriqueña por los Tres Santos Reyes. Tras realizar una cuidadosa búsqueda en nuestra biblioteca de todo lo referente a la Belén boricua, logramos encontrar una reveladora reseña aparecida en un raro libro de promoción turística y comercial sobre Puerto Rico que poseemos, que se publicó en La Habana, Cuba, en 1934.
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e La referencia, que forma parte de la sección dedicada al municipio de Juana Díaz, lee así:
SANTIAGO HERNÁNDEZ Establecido desde el año 1914, se dedica a los negocios de Colmado, Puesto de Refrescos y Dulces y también a la confección de helados. Tiene el Apdo. Juana Díaz No. 52. Él es el fabricante
del sabroso «Mabí Champán» que tanta
popularidad ha llegado a alcanzar. El señor Hernández dedica sus actividades a otros negocios.s
Con el hallazgo de esta nota comercial habíamos logrado, por lo pronto, identificar con nombre y apellido al comerciante que, con toda probabilidad, había emitido la ficha comercial y promocional del maví champán de Juana Díaz. Nuestro próximo paso fue investigar quién había sido don Santiago Hemández. 1
Para ello recurrimos, inicialmente, a la revisión del banco de datos del
«u.s.
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Federal Census» correspondiente a los años 1910, 1920 Y 1930. Esta monumental
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fuente de información demográfica (nombres, apellidos, edad, estado civil,
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ocupación, lugar de residencia, etc.) referente a toda la población de la Isla enumerada durante esas décadas, permite al investigador localizar -casi siempre- datos de personas en particular.9 De esa forma pudimos dar con el nombre completo del comerciante juanadino objeto de nuestra búsqueda:
Santiago Hernández Jaime.
8) Puerto Rico. Propaganda Pro-Turismo, Empresa Editorial Cubana, Imprenta "La Milagrosa•.
La Habana, 1934, pág. 280. 9) Disponible -mediante el correspondiente pago de suscripción al servicio- en el sitio de Internet www.ancestry.com.
Fig. 2. Don Santiago Hemández Jaime, propietario de «El Maví Champán» de Juana Díaz, y fabricante del maví champán que hizo famosa a la Belén de Puerto Rico (cortesía de don Emilio Martínez, Juana Díaz).
Conforme a los datos del Censo de 1910 pudimos constatar también que don Santiago, ya al menos desde ese año (y no a partir del 1914 como señala la reseña reproducida anteriormente), se desempeñaba como «comerciante de víveres» en la calle Comercio de Juana Díaz. JO SU esposa era doña María Jiménez
Pagán, y ambos tenían ya, por entonces, una hija de dos años de edad, llamada Mercedes Hemández Jiménez. Entre los años 1920 y 1930 el negocio de don Santiago aparece identificado en los respectivos censos como «puesto de dulces».
10)
Don Santiago Hernández Jaime llegó a ocupar interinamente el puesto de alcalde de Juana Díaz por el lapso de dos meses comprendido entre el 5 de diciembre de 1909 hasta el 4 de febrero de 1910. Ello, claramente, nos indica que don Santiago era una persona valorada y apreciada dentro del ambiente socio-político y económico de su ciudad natal (testimonio al respecto de don Emilio Martínez, Juana Díaz, 9 de julio de 2008).
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Con estos datos a la mano, procedimos entonces, a la búsqueda de los descendientes de don Santiago, así como de aquellas personas que le hubieran 1
conocido, de manera que a través de su testimonio pudiéramos conseguir información detallada que nos permitiera precisar la naturaleza de sus actividades comerciales en Juana Díaz. Claro está, desde un principio descartamos, de por sí, la búsqueda del propio don Santiago Hemández Jaime, ya que, desde el punto de vista de la lógica y la cronología, las posibilidades de que este caballero viviera todavía eran -por no decir imposible- demasiado remotas.
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La mejor forma de establecer contacto en los pueblos de Puerto Rico con los historiadores locales, es a través del Programa de Promoción Cultural del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Es por eso que nos pusimos en contacto con el Sr. Jacobo Ambert, Director de esa división institucional, quien gentilmente nos refirió al Sr. Ariel Hemández, Presidente del Centro Cultural de Juana Díaz. Éste, a su vez, muy amable y cooperadoramente, nos proveyó el número telefónico de 1
don Emilio Martínez, destacado líder cívico y cultural juanadino, y gran conocedor y estudioso de la historia de la Ciudad del Maví.
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De esa forma logramos, al fin, comunicación telefónica inicial con don Emilio, quien se entusiasmó mucho con el tema de nuestra búsqueda investigativa y nos brindó cálidamente toda su ayuda. Así pudimos coordinar una reunión en su casa en Juana Díaz con el único descendiente directo de don Santiago Hemández Jaime que resultó ser, precisamente, su único nieto (hijo de su también única hija, Mercedes Hemández Jiménez), quien -para nuestra muy agradable sorpresa- es el distinguido educador, poeta, músico e intelectual juanadino, el Prof. José Rafael
11) Conforme a la hoja de inscripción militar en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos
(localizada por nosotros en www.ancestry.com). suscrita por don Santiago Hemández Jaime en Juana Díaz el 26 de octubre de 1918, él nació el13 de febrero de 1879. Por lo tanto, de todavía vivir, hubiera tenido hoy unos 129 años de edad.
• Gilot Hernández.
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y decimos agradable sorpresa, pues ya conocíamos al profesor
Gilot desde principio de los años 1970, puesto que compartíamos amistad e inquietudes patrióticas con su por entonces vecina en Río Piedras, la Srta. Doña Isolina Rondón Merced (Q.E.P.D.), quien había sido la secretaria particular de _ nada más y nada menos- Don Pedro Albizu Campos.
Es de esa manera que en la mañana del 9 de julio de este año (2008), logramos sostener una muy animada y fructífera entrevista con don Emilio y con el profesor Gilot en la residencia del primero, sita en el número 7 de la calle Hostos, en el mismo casco histórico de Juana Díaz. No vamos a entrar en todos los detalles y temas que abordamos durante este muy agradable encuentro. Sí expondremos a continuación, para beneficio de nuestros lectores numismáticos y demás amigos del didáctico pasatiempo, lo que específicamente pudimos conocer e interpretar con respecto al origen, uso y función de la ficha de «MABÍ CHAMPÁN», objeto de este trabajo. Debemos comenzar señalando que, efectivamente, el profesor Gilot Hernández, al examinar la fotografia de la ficha en cuestión, nos confirmó que este «ril» fue el utilizado como signo de valor promocianal del negocio de sus abuelos maternos, don Santiago Hemández Jaime y doña María Jiménez Pagán.
Se trataba de un colmado, puesto de dulces,
refrescos y helados, que incluso tuvo un local anejo para entretenimiento con su mesa para el juego de billar.
El establecimiento comercial se llamaba «El Maví Champán» (no «Mabí Champán» como lee la ficha y como igualmente se señala en la reseña publicada en La Habana en el 1934). El lugar gozó de gran popularidad, particularmente durante las décadas de los años 1940, 1950 Y 1960, y, por lo tanto, constituyó una parada obligada del tránsito de pasajeros que se desplazaba por la ruta de la vieja 12) El profesor Jose Rafael Gilot es, además, un excelente compositor. Entre sus obras ~ene a su
haber el Himno de Juana Oíaz. Ha sido, es y sigue siendo, tutor y mentor de ~n.llantes y s b . . h destacan acaderrucamente o resalientes estudiantes de arte música y bteratura que oy se -o que ya cosechan triunfos prof;sionales- en Yfuera de Puerto Rico.
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Carretera Central (la PR # 1), esto es, la antigua vía principal que comunicaba a Ponce con San Juan desde finales del siglo XIX hasta mediados de la década de los 1970. Allí los transeúntes solían comprar dulces y refrescos del país para llevar a amistades y familiares, y, particularmente, procuraban saborear y disfrutar el famoso maví champán que elaboraba el matrimonio Hernández Jiménez.
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Nos
informó el amigo Gilot, que por cada dos o más botellas de maví champán que consumiera el cliente, a este se le obsequiaba una ficha por valor de 5 centavos, la cual podía utilizar para acreditar dicho valor al importe de la compra de otros productos en la tienda o para adquirir una botella adicional de la espumosa bebida, cuyo valor era, precisamente, de 5 centavos.
Las fichas fueron provistas por el mismo suplidor de los accesorios de una máquina -tipo Arcade- que había en la tienda, la cual expendía, por el precio de 25 centavos, los célebres «star wheel good luck tokens» de aluminio, que ostentaban, como signos de la buenaventura, una hoja de trébol o una herradura. Estos «tokens», o fichas de la buena suerte, se podían llevar en el bolsillo o portar en los llaveros, ya que también servían como chapas de identificación. Quienes compraban estas chapas de aluminio podían -mediante el uso de una manivela que tenía la referida máquina- imprimir al relieve, letra a letra (hasta un máximo de 32 espacios), su nombre y dirección. Véase ejemplos de este tipo de token, de uso muy popular en los Estados Unidos, en la Fig. 3. (en este caso los ejemplares fueron comprados y personalizados en la ciudad de San Juan). 13) El maví champán es una modalidad de la criolla cerveza que, dada su activa efervescencia y
carácter espumoso, tiene que conservarse -para evitar que se desbreve- envasado en botellas de cristal con tapas o «chapas» de metal. Las botellas que usaba don Santiago para envasar el maví champán eran de color marrón-ámbar, iguales a las de malta o «cerveza negra» sin alcohol que todavía se emplean para tales propositos. Tanto el maví regular, como el tipo champán, contienen glucósidos saponínicos, los cuales se ha encontrado que ayudan a relajar los intestinos y a incrementar las secreciones de las mucosas bronquiales, por lo que se le atribuyen propiedades estomáquicas y ~~pe~t.orantes. Según algunas autoridade~ la saponina del maví constituye un efectivo 1,urehco y ayuda.a_controlar ~l colesterol. Entrese al sitio de Internet www.naturedllca.com. Y vease Esteban NUNEZ MELENDEZ: Plantas medicinales de Puerto Rico Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1982, págs. 218-219. '
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Fig. 3. Tres "star wheel good luck tokens ", de tipo similar a los que se vendían en las máquínas de entretenimiento de «El Maví Champán» de Juana Díaz. Estos tres ejemplares fueron personalizados en San Juan (posiblemente en la máquina de la tienda González Padín). Corresponden a los nombres de Tíngo Tabares (calle Sol, núm \09); Lucy Varona (Acevedo, núm. 1827) y Fernando Mercado (calle Brau, núm. 405). Obsérvese ésta última con la frase en español "Buena Suerte" en la herradura. Las primeras dos tienen la herradura con la frase en inglés al reverso [ piezas cortesía colección Jorge L. Crespo Arrnáiz ].
Ahora bien, desde el punto de vista de interpretación numismática debemos señalar que la ficha de «MABÍ CHAMPÁN», al igual que las otras de las que ya hicimos referencia (Ángel Lupiañez, B. Negrón, S. Alvarado y LUVEM), son del tipo conocido en la exonumia estadounidense como (<s/ot tokens», esto es, fichas para accionar máquinas de entretenimiento tipo Arcade (juegos, películas, tirillas animadas, etc.) o para el expendio de mercancía (fichas para llaveros, juguetes, cajitas de sorpresa, útiles, comida, refrescos, etc.).
Esta clase de máquina
normalmente se colocaba, por entonces, en establecimientos comerciales de mucha concurrencia juvenil y familiar, como lo fue, efectivamente, «El Maví
Champán».
Estas máquinas eran suplidas por casas concesionarias -que las surtían y' le daban mantenimiento- a base de acuerdos de venta por comisión o alquiler con el propietario del negocio.
El número que aparece en este tipo de ficha,
corresponde al registro establecido con la casa que proveía la correspondiente maquinaria de entretenimiento o servicios. Véanse varios ejemplos de este tipo de
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fichas o slot tokens -cuyo uso se originó y fue muy generalizado en los Estados Unidos- en las figuras 4 y 5.
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Fig. 4 (der.) Típicos slot tokens, utilizados en los Estados Unidos, identificados sólo por el número de registro de las máquinas de expendio del comerciante. Fig. 5 (izq.) Otras variedades de slot tokens norteamericanos, con sus característicos agujeros de acuñación, con sus respectivos números de registro comercial. "
Otro aspecto de gran interés que nos refirió el profesor José Rafael Gilot t
Hernández, es que en «El Maví Champán» se preparaban y se vendían también
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chapas de identificación para llaveros, en los cuales don Santiago estampaba, letra a letra, con un juego de punzones alfanumérico, el nombre y la dirección del cliente que así lo solicitara. Se trata, por supuesto, de los famosos token tags, que revisten de un particular valor como objetos de estudio y coleccionismo dentro de la exomunia puertorriqueña. Dos interesantes ejemplares de este tipo de chapas de identificación para llaveros -uno ovalado y otro redondo- que fueron muy utilizadas durante los años 1910-1940 en Puerto Rico, aparecen ilustrados en las figuras 6 y 7.
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Fil:. 6. Chapa de identificación ovalada (token tOK) con el escudo de Puerto Rico, que perteneció al artesano tabaquero de la Plaza de Mercado de Ponce, don Francisco Garda Quiñones (Colección del Autor).
Flg. 7. Chapa de identificación circular (tokell tOK), con una figura alegórica (abanderada y estrellada) representativa de la Unión Norteamericana, que perteneció al doctor Jose C. Barbosa, DOLLAR» de «RECOMPENSA POR M.O., San Juan, PRo En su reverso indica «1 DEVOLUCION» (Colección del Autor).
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-En la Isla se utilizaron varios modelos de estas chapas, pero el que ilustramos en la figura 6, conteniendo una imagen acuñada del escudo redondo de Pucrto Rico (diseñado a principios del siglo XX por el artista don Mario Abril por gcstión del prócer José de Diego), fue el más utilizado. En lo que respecta al origen del maví, tipo champán -que hizo famoso y le dio su nombre al establecimiento de don Santiago Hemández y doña María Jiménez-, nos refiere el amigo Gilot que fue su abuela, doña María, la que inicialmente había aprendido a confeccionar el chispeante y burbujeante fermentado, precisamente de los padres de don Santiago, es decir, de don Federico Hemández y doña Balbina Jaime. Ellos eran inmigrantes de las Islas Canarias que, antes de llegar a Puerto Rico a principios de los 1870, habían vivido primero en Cuba y luego en Santo Domingo. Todo indica que don Federico y doña Balbina habían sido, desde entonces, los iniciadores en Juana Díaz de la preparación y venta del maví champán que, a lo largo de más de 100 años, ha dado fama a la comarca que es, quizás, la única en el mundo que lleva el nombre y apellido de una mujer. 14 En 1926, se celebra en Ponce la Segunda Feria Insular Agrícola e Industrial. Según el profesor Gilot, el maví champán que preparaba su familia fue premiado en dicha feria en la categoría de bebidas y refrescos del país. Aunque la receta o fórmula del maví champán que se vendía en «El Maví Champán» la conserva aún el Prof. José Rafael Gilot Hemández como un secrcto de familia, éste, no obstante, nos indicó --elaro, sin revelamos las cantidades, proporciones ni procedimiento- que la preparación contenía los siguientes ingredientes: corteza seca del árbol de mabí, azúcar refinada, lúpulo, canela, cáscaras secas de china (naranja dulce), cebada y agua de manantial. 15
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Observación hecha por los amigos Emilio Martínez y José Rafael Gilot durante nuestras conversaciones. En Juana Díaz hubo luego un «kiosco» de dulces y refrescos que, desde los años 1970 hasta hace muy poco, vendía también una modalidad del maví tipo champán. Su dueño era don Oscar «Cisi» Rodríguez. Hoy día en Juana Díaz, tristemente, nadie prepara ni tiene para la venta el maví champán que tan célebre hizo a la ciudad de los Tres Santos Reyes. De ~e~o, hasta ~~nde tenemos conocimiento, en Puerto Rico actualmente sólo perduran tres tradloones folkloncas de maví champán (todas con formulación secreta y representando
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Don Santiago Hernández Jaime fallece el18 de diciembre de 1958, pero la dulcería y refresquería «El Maví Champán» continuó operando, a cargo de su hija Mercedes, hasta mediados de los 1960. Es entonces cuando el establecimiento, que había ocupado por más de 50 años -y de manera continua- el mismo antiguo edificio de ladrillos de estilo neoclásico, pero techado a dos aguas con planchas acanaladas de acero galvanizado (zinc), pasa a ser administrado por otros dueños. Unos años más tarde, en el 1969, ocurre un trágico suceso en «El Maví Champán», que atraería la atención de todo el pueblo de Puerto Rico. Allí es asesinado de un balazo el dirigente político juanadino Juan Cosme Torres, quíen a la sazón ocupaba la posición de miembro de la Cámara de Representantes de la Legislatura de Puerta de Tierra por el Partido Nuevo Progresista. Se alegó en aquel momento que el fatal suceso había sido el resultado de una intriga política. Por entonces el establecimiento continuaba siendo un popular y muy concurrido cafetín de pueblo, particularmente debido a su estratégica localización en la céntrica y bulliciosa calle Comercio, teniendo al frente el costado Sur de la Plaza de Recreo.
Pero, penosamente, como consecuencia de la construcción de la
Autopista que moderna y rápidamente comunicó a San Juan con Ponce, Juana Diaz deja de ser, hacia mediados de los 1970, eslabón justificativo para una parada técnica de los pasajeros en la tradicional ruta. En «El Maví Champán», irónicamente, ya no se vendía el tradicional maví champán embotellado, y eventualmente desaparece el establecimiento. Hoy el local lo ocupa el bufete de un abogado-notario. Seguirán, sin embargo, eligiéndose y coronándose en Juana Díaz, durante los años 1980, las «Reinas del Maví».16 Asimismo, se organizará modalidades de la bebida algo distintas): la Sucesión Santiago Jiménez y la Sucesión de don Osear «Cisi" Rodríguez, ambas de Juana Díaz; así como la Sucesión Dávila Hemández (Maricao-Utuado). De ésta ultima, el autor es el custodio de la fórmula artesanal familiar. El proceso de elaboración es tedioso y la formulación hay que realizarla con suma ~recaución, ya que cualquier descuido en las proporciones de los ingredientes, temp~ratura, tiempo de fermentación inicial y secundaria, estabilización, filtrado de posos del «pIe» (los que liberan con gran presión dióxido carbónico), etc., puede causar que las botellas estallen despreVenida y violentamente. 16) Una de las últimas soberanas en ostentar el regio título, fue la beldad juanadina Teresita González. Véase "Por el Maví", en El Mundo, San Juan, 13 de abril de 1985, pág. 34.
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luego, en los años 1990, un «Carnaval El Mabí» , de -Iamcntablementeefímera duración.
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Fig. 8. Fachada actual del antiguo local, en la calle Comercio de Juana Díaz (al Sur de la Plaza de Recreo), de «El Maví Champán», ocupado hoy por el bufete del Ledo. Alfredo Acevedo Cruz.
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La realidad histórica es que la familia Hemández Jiménez, compuesta por don Santiago, doña María y la hija de ambos, doña Mercedes -quien le dió continuidad a la tradición mabisera hasta los 1960-, fue la que le impartió al pueblo de Juana Díaz el renombre nacional e intemacional como «La Ciudad del Maví», fama que aún perdura. Y a ellos también de debe que en la historia de la numismática mundial el maví champán puertorriqueño tenga la distinción y el reconocimiento de tener su propio y único «ril».
17) Fue este un intento de revivir la tradición mabisera de la ciudad.
la actividad que fue promovida por el Municipio de Juana Díaz, a través del Sr. Cristóbal Rivera, hoy Ayudante Especial del Alcalde, pero la misma dejó de celebrarse. lamentablemente, durante el evento sólo era posible encontrar, para tomar, el maví regular y dulce, pero no el genuinamente espumoso, chispeante (<<picantito») y efervescente maví champán.
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