Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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OCTUBRE -

DICIEMBRE, 1963

San uan de Puerto Rico


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DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES Eugenio Fernández Méndez, Presidente Enrique Laguerre . Arturo Morales Carrión . Salvador Tió Teodoro Vida! . Guillermo Silva . Enrique Campos del Toro

Director Ejecutivo - Ricardo E. Alegría Apartado 4184 AÑO VI

SAN JUAN DE PUERTO RICO 1963 OCTUBRE -

NUM. 21

DICIEMBRE

SUMARIO

El tema del amor en la Décima popular puertorriqueña por Yvette Jiménez de Báez . Exposición de Julio Rosado del Valle Visión panorámica de la creación poética yaucana con anterioridad al modernismo por Francisco Lluch Mora. . Poemas de Jorge Luis Morales por Jorge Luis Morales . La Moral y el Arte por Eugenio Maria de Hostos . Sonetos de Porta Coeli por Oiga Ramirez de Arellano de Molla Semblanza de Baldorioty de Castro por Lidio Cruz Monclova . Origen de Santa Rosa de Lima por Aurelio Tió . Ramón Power y GiraIt . por Rafael W. Ramirez de Arellano .

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Notas sobre el Anillo del obispo Arizmendi por Arturo Dávila . Exposición Domingo García . Francisco Gonzalo Marín Héroe y poeta por Patria Figueroa de Cifredo . Los sones de la bomba en la tradición popular de la costa sur de Puerto Rico por Edwin Figueroa Berríos .

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SEPARATA DE ARTE: Retrato del Brigadier MIGUEL ANTONIO DE USTARIZ

Oleo de JOSE CAMPECHE

PUBuaOóN DEL

INSTI1lJTO DE CULTIJRA PUERTORRIQUEÑA Dmá4r. lliardo E. Alegría

DiJeúo r lIu.uadooes: Carie» Marichal Fotografías: Jorgr Diana y Conrad Eigrr

Aparea: aimrstralmmte Precio del rjrmplar

Suscripción anual

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pending at San Juan, Pu=o Rico

IMPRESO EN PUERTO RICO POR LOS TALLERES DE ARTES GRÁFICAS DEL DEPARTAMENTO DE INSTRUCCiÓN PÚBLICA. 1964 •

P"nted in Puerto R,co


COLABORADORES


EUGENIO MARíA DE HOSTOS, ensayista, educador y patriota puertorriqueño. na· ció en Mayagüez en 1839. Estudió latín y humanidades en Bilbao y en Madrid cursó la carrera de derecho. España, Nueva York, Venezuela, Chile y otros países de la América del Sur, Santo Domingo y Puerto Rico fueron testigos de su actividad incansable en pro de la abolición de la esclavitud, de la independencia de las Antillas españolas - cuyo futuro visualizaba como Confederación política - y, sobre todo, de su consagración a la causa de la enseñanza, que constituyó la cifra de su ideario cívico. Fundador de la Escuela Normal de Santo Domingo, en el Instituto Profesional de la capital dominicana desempeñó conjuntamente las cátedras de derecho constitucional, internacional y penal y de economía política. Dejó unos cincuenta libros entre publicados e inéditos, la mayor parte de los cuales fueron recogidos en la edición de sus Obras completas, publicada por el Gobierno de Puerto Rico en el centenario de su nacimiento. Entre sus obras principales figuran la Moral social, el Tratado de sociología, las Lecciones de derecho constitucional y el Juicio crítico sobre Hamlet. En 1899, a raíz de la ocupación norteamericana de la Isla, fundó Hostos en Puerto Rico la Liga de Patriotas, que tuvo poca vida. Poco tiempo después se trasladaba a Santo Domingo, donde falleció en 1903.


AURELIO TIÓ, natural de San Germán, se ha distinguido en la investigación histórica relativa principalmente a los orígenes de Puerto Rico. Se le deben las obras Fundación de San Germán (1956) y Nuevas fuentes para la historia de Puerto Rico (1961), libro premiado por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Desde hace algunos años preside la Academia Puertorriqueña de la Historia. Es también miembro del Colegio de Ingenieros de Puerto Rico, de la Junta de Directores del Instituto de Cultura Puertorriqueña, y de otras entid~des doctas de España y América.

JORGE LUIS MORALES, natural de Ciales, se especializó en Humanidades en la Universidad de Puerto Rico, donde actualmente desempeña una cátedra de lengua y literatura hispánica. Periodista, ensayista y crítico literario, se le conoce mejor por su obra poética. Es autor de los siguientes libros: Metal y piedra (1952), Decir del propio ser (1954), La ventana y yo (1960) - premiado por el Instituto de Literatura Puertorriqueña - y Jornada preCÍ'sa (1962).


FRANCISCO LLUCH, MORA, naCIO en Yauco. En la Universidad de Puerto Rico se recibió de Bachiller en educación y de Maestro en artes especializado en literatura española. Ensayista y crítico literario. ha colaborado en diferentes revistas y periódicos. En 1959-1960 ocupó la presidencia del Congreso de Poesía Puertorriqueña. En la actualidad desempeña una cátedra de literatura hispánica en el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de la Universidad de Puerto Rico (Mayagüez). Entre sus obras poéticas figuran: Del asedio)' la claUSllm (1950), Del barro a Dios (1954), Califa desespemdo a la ceniza (1955). El rlliselior y el olvido (I960). premiado por el Instituto de Literatura puertorriqueña, La creación (1961) y Cartapacio de amor (1961).

lVErrE JIMÉl'EZ DE BÁEZ, se recibió de Maestra en Artes, con especialización en estudios hispánicos, en la Universidad de Puerto Rico, donde por algún tiempo fue profesora de español. Obtuvo el grado de doctora en filosofía y letras en la U~iversidacl Nacional Autónoma de México, y en la capital azteca trabaja actualmente como investigadora del Colegio de México. Tiene un trabajo inédito - su tesis para la Maestría - sobre la vida )' la obra de la poetisa Julia de Burgos.


LIDIO CRUZ MONCLOVA, natural de Río Piedras, estudió derecho en la Univer· sidad de Puerto Rico, donde hace años desempeña cátedras de literatura e historia puertorriqueñas. Especialista en la historia de nuestro siglo XIX, lleva publicadas las obras Historia de Puerto Rico (Siglo XIX) de la que han aparecido un volumen en 1952, dos en 1957 y otros dos en 1962; Historia del año: 1887 (1957) Y Luis Muñoz Rivera: Diez años de su vida política (1959). El profesor Cruz Monclova tiene a su cargo la edición de las Obras completas de Luis Muñoz Rivera (prosa), que viene publicando el Instituto de Cultura Puerto· rriqueña.

PAllUA FIGUEROA DE CIFREDO nació en Cataño. En la U niversidad de Puerto Rico recibió el diploma de Normal y se graduó de Bachiller en Educación, y de Maestra en Artes. En 1956 ingresó en la misma Universidad como profesora de literatura, y en 1963 se recibió de doctora en filosofía y letras en la Universidad de Madrid. En la actualidad profesa una cátedra de español en la Facultad de Administración Comercial de la U niver· sidad de Puerto Rico. Tiene en prensa dos libros de investigación puertorriqueña: Apuntes biográficos en torno a la vida y obra de Cesáreo Rosa Nieves y Francisco Gonzalo Marín: héroe y poeta.


RAFAEL W. RAMIREZ DE ARELLANO nació en San Juan y estudió en el Instituto Provincial, donde obtuvo el título de Bachiller en Artes. Maestro y superintendente de escuelas (1900-1912), Y profesor de español en el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de Mayagüez, fue luego jefe del departamento de español de la Universidad de Georgia, donde tomó cursos especializados en historia y sociología. Durante treinta años profesó la cátedra de historia de Puerto Rico en la Universidad de Puerto Rico, cuya Sección de Historia dirigió durante el mismo período. En 1950, fue designado profesor emérito de la misma Universidad. Entre las obras que ha publicado, figuran: Folklore puertorriqueño - Cuentos y adivinanzas (1928), Los huracanes de Puerto Rico (1933), Instrucciones al Diputado Don Ramón Power y Giralt (1936) y Cuentos folklóricos (1955). En la actualidad desempeña el cargo de Jefe de Protocolo del Ayuntamiento de San Juan.

OLGA RAMÍREZ DE ARELLANO DE

N OLLA,

natural de San Germán, hizo sus estudios superiores en el Colegio Goucher de Baltimare, y en la Universidad de Puerto Rico, donde se graduó de Bachiller en Artes en 1936. Entre sus obras poéticas figuran los libros Cauce hondo (1947), El rosal fecundo, La tierra de la diafanidad, A la luz del flamboyán, Te entrego, amor (todos de 1962) y Mar de poesía (1963).


EDWIN FIGUEROA BERRIOS nació en Guayama. En la Universidad de Puerto Ri· ca obtuvo en 1948 el grado de Bachiller en Artes y en 1955 la Maestría en estudios hispánicos. Para optar a este grado presentó el trabajo titulado Estudio lingüístico de la zona de Cayey. Ha obtenido varios premios en certámenes de cuentos del Ateneo Puertorriqueño. Actualmente está adscrito a la Facultad de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico.

ARTURO V. DÁVILA nació en San Juan. Hizo sus estudios de licenciatura en la Universidad de Madrid, donde se especializó en historia y obtuvo, en 1960, el grado de doctor en filosofía y letras. Es autor de la obra La isla de Vieques en la historia (su tesis doctoral) y de otros trabajos de investigación sobre la historia religiosa y el arte en Puerto Rico, algunos de ellos publicados en números anteriores de esta Revista. Es profesor en las Facultades de Estudios Generales y Humanidades en la Universidad de Puerto Rico, secretario de la Comisión Asesora de Monumentos Históricos del Instituto de Cultura Puertorriqueña y miembro de la Junta de Arte Sacro del Arzobispado de San Juan.



El tema del amor en la Décima Popular PuertorriqueñaPor

DE

Herido enoy de una A con la necha de una M con el golpe de una O hizo en mi pecho una R.

teoriza sobre el amor: fuerza ineludible que en últi· ma instancia no puede explicar. En una décima "por argumento" pregunta a la "doncella" y al "galán" "cuando se empiezan a amar", al "sabio", al "hombre activo", a "aquél que dice que sabe", "a la madre" "y a la esposa que es celosa ....., lo que contiene el amor. La pregunta recae finalmente como un reto inútil a la sabiduría del cantador popular: No encuentro una explicación que me dé los pormenores

• Selección del Capitulo IV del libro La d~dma popular en Puerto Rico, próximo a publicane en Cuadernos de la Fa· cultad de Filosofla, Letras y Ciencias, de la Universidad de Xalapa, Veracruz en México.

BAu

y pregunto a los versadores

TODA LA LhuCA DEL DECIMARIO EL TEMA PREDO-

minante es el amor. Trataremos de seguir su trayectoria a partir de las concepciones generales has· ta culminar en el casamiento, pasando también por todos sus aspectos negativos. a) Del galanteo al casamiento: Puede afirmarse que en casi toda la poesía tradicional hispánica e his· panoamericana, el amor es el tema principal. Sin embargo, existen diferencias y matices divergentes en su tratamiento. A pesar de la cercanía indiscutible del decimario panameño al nuestro, el amor abarca muchos más aspectos en la Isla pues según los esposos Zárate la culminación lógica en el matrimonio está ausente de la temática panameña aun como intención durante el galanteo amoroso. No ocurre así en Puerto Rico como veremos más adelante. El enamorado,

YVETTE JIMÉNU DE

lo que contiene el amor. (Trad. oral, Bo. Polvorln, Manatf)

El enigma se remite entonces a la búsqueda de las máximas expresiones amorosas. Muy conocida en nuestros campos y de una gran riqueza tradicional ~ la décima con el "pie forzado": y no ha podido pintar el amor de una mujer.

Se trata de una gradación ascendente en la cual el poeta utiliza el arte de pintar como medio para JIegar al sentido inapresable del amor. La escala incluye toda la naturaleza: cielo y tierra; el destino; la mujer hermosa ...

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Pinta un pintor varias cosas pinta el sol, pinta la luna, pinta la negra fortuna y también pinta una rosa. Pinta una triguefta hermosa con su mágico pincel. El tulipán, el clavel, el jazmln, el azahar, y no ha podido pintar el amor de una mujer.

Hasta aquí se canta a un mundo hermoso pero está· tico. En otra estrofa la imagen cobra auténtica calidad poética, se dinamiza. La palabra se detiene y encama en momentos de vida: Pinta un arroyo corriendo por dentro de nores y peñas, y pinta de una triguefta bellos labios sonriendo. Pinta un caballo corriendo por el prado y el laurel, y si lo van a coger, trata modo de escapar, y no ha podido pintar el amor de una mujer.

El amor ha rebasado los limites del arte. Su finalidad I


sólo puede estar en sí mismo. Unicamente es capaz de aprehenderlo aquél que ama. Un joven enamorado sólo lo puede pintar. esto llegando a lograr: ser de su amor bien pagado. Entonces con más cuidado tomará un retrato 6el y sin tomar el pincel tan peñecto y sin igual, ese si puede pintar el amor de una mujer.• (Trad. oral, Aguadilla, 1947; Dayam6n, 1958)

Sin embargo. el "amor de la mujer" se asocia también con el desengaño, la ingratitud y la infidelidad. Quedará como paradigma sólo el amor maternal que es amor de los amores". tl

Ama el esposo a su esposa el novio a su prometida se ama la dicha sentida almo se amara una diosa se ama la virtud dichosa el hogar y sus primores con celestiales colores amor nos brinda la sangre pero el amor de la madre es amor de los amores. (Trad. oral, Dayamón)

Aun dentro de este tema preferido no falta la vi· sión cómica, defonnante, pero también madura. Lo que sucede en PueTto Rico es una interesante parodia donde se ha hecho la trasposición de la política al amor ton mucho ingenio. Copiamos dos estrofas: y si conservan su amor

a pesar de los pesares con fe cada vel mayor formaron en los altares un grupo "conservador". Si no conocen de vista ni la Iglesia ni el jUlgado y se unen. -Dios los asistasin darse cuenta han formado un micleo "comunista". y si hay una vieja arpla en el amoroso hogar aunque hoy reine la alegria muy pronto alU ha de imperar la más completa anarquía. No faltan enamorados. aun queriendo mucho, que por si esto fue o no fue están a veces fajados como en cualquier comité. (Trad. oral. Bo. Quebrada Grande. Mayagüez; Hoja Suelta)

La etapa de la búsqueda amorosa: saludos, requie· bros, declaradones ... es el sector temático más amplio exceptuando los aspectos negativos del amor. En Santo Domingo se conoce la copla: Un pintor pinta una rosa! y también pintó un clavel! pero no pudo pintar! el amor de una mujer. (Nolasco. P. folle., S. D., p. 26!1.)

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Ea evidente••• que un amor feliz y una arm6nica comprensión entre los amantes no necesitan glosa alguna. Es más bien la perturbación de la relación amorosa la que lleva al desdichado a meditar y cavilar y provoca en lO! espectadores burlas y bromas o admiración por la corrección y la nostalgia de loa versos.2

Para acercarse a la mujer amada el trovador nuestro ha escogido la décima hexasilábica: el aguinaldo de amor. La forma no podía ser más propicia. El aguinaldo que se pide es la correspondencia; el sím· bolo de la mujer, la flor. Los más variados matices, fonnas y colores enmarcan este periodo de la petición amorosa. En tus puertas estoy. mándame a subir; ai no me recibes. me tendré que ir. Te vengo a decir que me des tu amor; dame bella flO\' un ramo de olivo, dame un sJempn:vivD, dame un girasol.

Dame una rosita la quiero en botón; la rosa cerrada significa amor. Cielo de esplendor, eres- td, alma mla. enn tu IOlanla me estás cautivando. si me estás matando, dame un girasol. (A. Mason, J. !ll, p. 416-417)

El requiebro que se conserva en el decimario e: casi siempre tradicional aunque refundido por el can· tador puertorriqueño. Una de las glosas más conoddas y apreciadas en la Isla es la de la copla: Si te fueres a bafiar me avisarás tres dlas antes. para empedrarte el camino de robles y diamantCl.8

Hemos reunido cinco variantes. En una de ellas (A Mason, J 31, p. 302) el primer pie comienza liMan daré a buscar a América" que cambia a "Mandaré ~ buscar a España" en todas las otras. Preferimos l. versión que publicó Maria Cadilla en La poesla po pular de Puerto Rico porque tiene mayor calidad H rica. Observemos el primer pie junto con el de une de las versiones que publicó Alden Mason. 2 Janner. Op. cit.• p. 19!1 lJ En Colombia se conoce una glosa a la misma copla pcn distinta a todaa nuestras versiones (Restrepo. Antioqula ... p. !l9lJ-S94). La versión que tenemos de Santo Domingo aunque incompleta. está mucho más cercana a la de Puerte Rico (Nolaaco, S. D. en {ollf.. univ., p. 209) .


Mandm a buscar a Elpatla dosdentos empedradores que harán calzada de amoret donde irás con tu compafta. En el rlo haré cabafta con guirnaldas de azahar. también mandaré a tapiar todo el rlo y su corriente porque te vea la genle si te fueres a bañar. (CadilJa, P. pop., p. 52-55) Mandaré a buscar a América dosdentos empedradoret para empedrar tus primores un dla por la maftana. Te formaré una compafta de todo el cabildo real y te mandaré tapiar el no con IUS corrientes. y acompafiada de gentes si te fueres a bañar. (A. Mason, J 51. p. 502)

"Cabaña", "guirnaldas de azahar"; evidentemente es· tos cambios están mucho más cerca de la sensibilidad popular y de la realidad puertorriqueñas. A veces el piropo mantiene una clarísima raíz popular española, posiblemente andaluza. Y a pesar de estar en décima. conserva toda la fuerza y la gracia que alcanza a menudo el requiebro callejero: Bonita será la madre que bonita te parió. Bonita te encuentro yo bonita y tan agradable. Bonito seda el padre que te engendró con esmero. Es un bonito lucero en bonito razonar. yo por usted he de penar, IQué bonito tiene el pelol (Trad. oral, Bo. Cuaraguao, Cuaynabo, 1951)

Los ojos, los dedos, el pelo, la boca, los dientes, las orejas de la mujer amada, son motivo de elogio y emoción para el trovador popular. A menudo también ]e atrae alguna habilidad o dedicación. Dios bendiga tus manitas que tan amorosas son que se valen de ocasión para hacer cosas bonitas. Debieran de ser benditas por la Majestad divina recogiendo perlas finas ese debe: ser IU empleo, y me lirve de recreo una pepita de china. (Pie de glosa)

El requiebro rara vez llega a ]a picardfa. La de· licadeza del tratamiento en cierto modo supone una visión idealizada de ]a mujer y del amor. Qué lindos tiene los dedos para usar prendas de oro son más bonitos tus ojos que todo tu cuerpo entero. Debes de peinarte el pelo,

con una peinnta fina y servirte de rodillas sin que me quede dolor. porque las gracias de tu amor (Dónde estarán convertidas? (Trad. oral. 1951)

La alabanza a la mujer adquiere frecuentemente cierto matiz de ]etanla. El verbo ser en presente se repite a veces en diálogo directo con la amada: "Eres ... " o en forma descriptiva: "Es ... ". Eres la tulipa hermosa. eres la linda camelia, eres la flor de canela, tomadora mariposa. te busco de rosa en rosa hasta yo poderte ver, te hallo en la flor de laurel brillando como una estrella: eres la joven más bella que en el mundo puede haber. (Pie de glosa, A. Mason, J 51, p. 541)

E] modo subjuntivo suele expresar el deseo amoroso: "si yo pudiera", "quisiera ser", "te vistiera", "quién fuera". De este tipo las encontramos tanto dentro de la tradición lírica hispánica, Quién fuera peine en tu pelo o alfiler de tu pechera o lazos de tu cintura o hebilla de tus chinelas. De tus brazos las pulseras para el rostro relumbrar contigo quisiera estar todo en tu cuerpo fijado y para ser más apreciado ¡Quién fuera un rico coral!4 (Trad. oral)

como también salpicadas de humor: Yo quisiera nifta ser

de tu Cilla cualquier cosa el tinajero, la losa o la escoba de barrer. La máquina de toser donde td coses la ropa, la candela que tú soplas; todo es para mi un deseo y quisiera ser fideos pa' que me comiera en sopa. (Trad. oral, Bo. Daguao. Naguabo)

Del requiebro se pasa a ]a declaración directa e imperativa: no me hagas sufrir de amor qui~reme por Dios, mujer. (Hoja Suelta)

El trovador canta entonces décimas "de amor y sen· timiento" porque el reclamo amoroso es casi siempre "doliente" como diría un "versador". El amor se con· vierte así en un motivo más de queja. Amada prenda querida, no me estés martirizando

4 A. Mason,

J 51,

p. 572. publica otra variante.


mira que estás acabando con 105 hilos de mi vida. Me paso de noche y dla en una ruerte batalla mi corazón no se para como cuerda de rcloj, dame cl si o dame el no que a tI no te cuesta nada./I

La declaración va generalmente acompañada de un ofrecimiento además del requiebro y la alabanza. A veces el propósito se limita a un elogio más: Voy a hacer un calendario para tu nombre buscar porque lo busco a diario y en ninguno suele estar. Pues ha de Iler ese ideal la gracia que a ti te han dado Ileguro qlle te han llamado capullito de aleH, y yo "ay a llamarte a ti clavelito refinado. (Bo. Guaraguao Arriba, Bayamón, 1949)

Otras el poeta ofrece su canto: Voy a cantarle una copla de sentimiento y amor para ablandarle el corazón a esa muchacha hermosa. (Glosa, Trad. oral, 1958)

O se siente protector de la amada. La palabra se llena de la ternura del diminutivo. Yo quisiera ser cielito una frisita de lana la que cubre tu cuerpeclto cuando dormida te hallas. Quisiera ser el paraguas que con su circulo sombrlo te defiende del roclo, del sol, la lluvia y el polvo; yo te salvaré de todo no tengas miedo amor mio. (Pie de glosa, Hoja Suelta, MayagUez)

El trovador se refugia con frecuencia en la fantasía del imposible. Si me quieres, te doy, nifta, entero mi corazón una condecoración de oro, perlas y esterlinas, y te doy las Filipinas y el reinado de los magos. yo te doy a Curazao y el trono de Cartagena: y la gran Sierra Morena si me quieres te regalo. (A. Mason, J !ll, p. SS2·!I!I!I)

No sólo reune puntos de la tierra; también del cielo: Si me llegaras a amar escalarla las' estrellas y con diamantes de ellas yo te ensartarla un collar. Si yo llegara a alcanzar

5 El pie es muy popular en la Isla. Con algunas variantes se ha recogido en Naranjito. Rlo Piedras y Aguas Buenas.

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la gloria que tanto anhelo la custodiarla con celo contra el intruso o ladron atando a mi corazón la prenda de mi desvelo. (San Germán, 1958)

La palabra de casamiento es la máxima promesa y está casi siempre presente en nuestro decimario. I Qué feliz si yo me hallara estrechándote en mis brazos! dirla yo en este caso en vista de mi prenda amada. De mi no serIa olvidada de haberme correspondido. IleTÍa su esposo querido si usted 10 quiere saber; cumpliendo con mi deber a tus pies eslay rendido. (Pie de glosa, A. Mason, J !l1, p. !<lB)

Aún la copla tradicional se conforma a este propósito. Muy conocida en Hispanoamérica y en España es la redondilla. Eres chiquita y bonita. asl como yo te quiero; pareces campanillita hecha de un fino platero.

En Puerto Rico aparece como tema de glosa así: Eres chiquita y bonita eres un ángel divino más bonita te hallarlas si te casaras conmigo.8

La búsqueda de la mujer culmina "ayer tarde". "una tarde silendosa", "una tarde muy lluviosa". "al amanecer", en el encuentro o la cita "bajo un limón verde". "bajo las sombras de un pino". "en las somo bras de un laurel", "en un jardín tropical", "a las orillas de un río". Este tipo de dédma está muy cerca del romancero español. Las glosas narran con aire legendario o pastoril el acercamiento imprevisto o premeditado de los amantes. Un dla al amanecer me encontraba tadturno y me fui a rodear el mundo con un gancho de clavel. En la sombra de un laurel vi una nifta llorar, me acerqué sin respirar para no perturbar su soelio y tapada estaba con un velo en un ;ardin tropic/ll. (Pie de glosa, Trad. oral)

La noche es también propicia al canto de amor: Anoche a la una poco más o menos se vistió la luna de blanco y negro. Amarillo el delo

6 DiCIÓ: José Rosario (n. 1886). Campesino analfabeto. Bo. Zanjas, Camuy, 1949. El informante sólo conoce algunos pueblos y barrios vecinos.


muy bien se vela el sol que salía con su resplandor: y en verso de amor yo cantar queda. (Trad. oral)

Aparte de este grupo de décimas lírico-narrativas, encontramos una especie de semanario práctico para las citas que "todo joven enamorado" debe tener con su novia. El sábado está sacado para ir a ver a la novia el domingo son las glorias porque es dCa de placer; el lunes son los clamores porque es dCa de trabajo el martes hay que dispensarlo porque predso ha de ser. y esa regla ha de tener todo joven enamorado. (Trad. oral. Cayey, 1951)

Dentro del decimario popular el poeta alardea de la fuerza incontenible de su amor. Este aspecto temático está muy generalizado en la tradición hispánica e hispanoamericana. La imaginación rebasa el límite de los inconvenientes probables. El punto de comparación. por su propia grandeza. son los fenómenos naturales desatados de modo inconcebible. Aunque la mar brote rosas. los rCos crezcan y bajen, yo siempre te he de querer pésele a quien le pesare. (Glosa. Trad. oral. Carolina)

El límite suele ser el final del mundo o el propio amor. Asl que el mundo se acabe o el sol no dé resplandor. te dejaré de querer si deja de haber amor. (Glosa. Trad. oral. Naranjito)

Padres, parientes, el mundo, el barrio entero ... no son obstáculos para el amante que protege y refu· gia a la mujer amada. Mi cuerpo es una muralla de bronce es mi corazón para defender tu persona de acero mis brazos son. (Glosa. Trad. oral. 1949)

La actitud es a veces retante: Mándese a hacer un castillo de acero, piedra y alambre. para que ponga su hija en donde yo no la halle. (Glosa. Trad. oral. Lares, 1950)

Ni el tiempo, ni el mundo, ni el peligro de muerte, pueden detener la entrega amorosa: Tuyo soy. tuyo he de ser a pesar del mundo entero; aunque pretenda morir en mi no cabe otro duefto. (Glosa, A. Mason. J 51. p. 528)

EI1ibre albedrío humano y la fuerza espiritual del amor están presentes en la sabidurfa tradicional de esta copla glosada recogida como "décima antigUa" en Aguadilla: Quitarme de que te mire si me lo podrán quitar. pero de que yo te quiera no han podido ni podrán.

Aun la muerte queda vencida por el amor. Hasta la muerte te espero aunque digas que es locura y si me muero primero te espero en la sepultura. (Glosa, Trad. oral. Do. Daguao. Naguabo. 1959)

También la ausencia, Pa' los castillos de Humada me mandan porque te olvide y asi me manden a Ceuta olvidarte es imposible, (Trad. oral. Bo, Mamey. Juncos)

prueba de firmeza para el amor: Si yo dejara de verte ausente de mi partida por los restos de mi vida seré firme hasta la muerte. y si tú por no creerme me usaras traición tal vez. dondequiera que )'0 esté y tú me escribas una carta. en mi amor habrá constancia como la primera vez. (Trad. oral. Bo. Caimito. RCo Piedras)

La guerra turba a la mujer porque ocasiona la ausencia del amado. La esperanza se apoya entonces en el vínculo sacramental. No temas niila a la guerra ni a los pesares y al duelo. lo que Dios ata en el delo. nadie lo desata en la tierra. (Glosa. A. Mason. J SI, p. S49)

A veces ni siquiera el desengaño amoroso se siente como límite del amor -"me pagó con desengaño/ y aún la quiero todavía"-, otras, es la única condición que antepone el amante: "como tú a mí no me faltes! yo por tí pierdo la vida". Aunque las décimas en boca de mujer no son frecuentes, ella no sólo corresponde al amor sino que, además, le alienta "a pesar de todo". Muéstrate un hombre fiel y yo una mujer constante para ser tu firme amante hasta morir y vencer. Para que acaben de creer que eres un hombre feliz hallándote jUllto a mI no tienes porqué sufrir. aunque tú vedas venir ~l mundo 1m contra de mi. (Pie de glosa. Trad. oral, Saint Just. Carolina)

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Casi siempre hay alguna décima sentenciosa en el decimario, que encierra la reflexión popular en torno a los temas fundamentales. En Panamá y en Puerto Rico es muy popular la siguiente: Querer cortarle los pasos a dos que se quieren bien es como echarle leña al fuego y sentarse a ,'erla arder. (Glosa)

En contraste con este alarde abierto, es frecuente en la temática tradicional la idea de la privacidad del sentimiento amoroso, Si alguno te preguntare si tú me quieres a mi. di con la boca que no y con el corazón que 51. (Glosa, A. Mason, J 51, p. 529·1$50)

Podría hablarse de otros matices que conforman también el tema del amor en su dimensión positiva. Tal es el caso de la fuerza del pensamiento para unir a los amantes: "no es posible bella flor/ borrarte del pensamiento". La caricia pertenece a la intimidad de la realiza· ción. Por eso cuando asoma en el decimario, que siempre ofrece un lirismo contenido precisamente por su carácter popular, casi nunca aparece en pasado o como certeza presente. Se da en el ámbito del deseo que expresa el subjuntivo -"darte un besito en los labios/ ¡Mi vidita quién pudieral"- y también en la exigencia de la forma imperativa -"Ven acá, dame un abrazo/ trigueña del alma mía". Curiosamente, y a diferencia de la poesía popular en otros países, los celos tienen una importancia mí· nima en el decimario puertorriqueño a juzgar por la colección que tenemos a mano. A veces el tratamiento es jocoso y anecdótico como en la glosa, Muchacho, vcte de aqul. no "cngas armar cuestión. que te doy un pescozón que yo no soy Machichl. (A. Mason. J 31. p. 333)

o, los celos parten de la gente hacia alguno de los amantes, más que de los amantes mismos. Dicen que todo el mundo tenen celos porquc yo te quiero a ti. El mundo en contra de mí y yo en contra del mundo entero. (Glosa, Trad. oral. Carolina)

Los celos pueden aun ser un bien necesario en el amor. Por eso no son siempre repudiables: Lucero de la mañana de la mañana lucero no le temas a los celos que el que no cela no ama. De mi amante son las llamas rodeadas por el suelo, mientras me seas verdadero contigo me he de casar.

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y como nos ven hablar todo el mundo tiene celos. (Trad. oral, 80. Sábana Llana, Río Piedras, 1951)

Hemos dicho que el matrimonio es generalmente el propósito y la culminación de todo el proceso de enamoramiento y galanteo. En las décimas que tra· tan el tema, la mujer sigue siendo el centro de aten· ción y recae además sobre ella la responsabilidad del éxito de la vida matrimonial. Por otra parte, y con mucha más frecuencia que durante el período de la conquista, donde apenas hay ejemplos, encontramos varias glosas y décimas dichas por mujeres. Alternan las composiciones a favor y en contra del matrimonio. Algunas tienen un ligero tinte picaresco y predomina en ellas el buen humor: Papá yo vi un jovencito elegante y con dinero y me cayó un desespero porque lo encontré bonito. Era como un angelito y me puse a cavilar, yo senti aquel malestar desde los pies al cocote si yo no muero esta noche mami, me quiero casar. (Trad. oral)

Sólo esporádicamente la intención de casamiento no es explícita. Tengo una finca en Guayama sembraila de café pero a usté no le diré si la cambiare por caña porque se acerca la zafra, se acerca la Nochebuena, que venga una compañera que me acompañe al bohlo para no morir de frIa vamos conmigo, morena. (Trad. oral, Rlo Piedras, 1949)

La aversión o el miedo al matrimonio hacen pre· ferir al amante los más diversos peligros. De este tipo es una décima reunida por Alden Masan que parece ser del tiempo de la Colonia española. Yo quisiera ser soldado y cumplir nueva campaña. para irme para España, sobre el mar salado. Quisiera estar sepultado en donde nadie me viera. Ahora sI me atreviera a derribar nuevas columnas. poI buscar nuevas fortunas que a casarme no me atrevo. (A. Mason, J SI, p. 593)

La intervención del padre que se opone al matri· monio del hijo da pie a décimas evidentemente jocosas: Fuí una noche de atrevido: "Padre, me quiero casar". El me contestó formal: "Yo voy a ser tu padrino".


Buscó un fuete enseguida me mandó a hincar en el suelo, r me dio por lo primero cincuenta y un desolló desde ese dla dije yo, "Pensar en bodas no quiero". (Trad. oral, 1951)

Entre los pliegos sueltos que hemos consultado de los siglos XV y XVI, encontramos unas Coplas de una moca que no qria casarse, con el mote: "No quiero ser casada/ sino libre enamorada".1 En la segunda estrofa aparece el refrán "que buey suelto bien se lame". Tanto en Santo Domingo como en Puerto Rico es popular la glosa: El buey IUelto bien se lame el amarrado también no se lame como el suelto pero se alcama a lamer. S

A veces el rechazo se encubre bajo problemas familiares exagerados casi hasta el imposible: Cuando te veí venir te conoel 105 intentos; que venias a pedir palabra de casamiento. Yo no te la puedo dar porque tengo padre y madre y hennanitos que cuidar. Espera que ellos se mueran y los llevan a enterrar, les guarde un año de luto para podemos casar. (Trad. oral, Corozal)

La vida conyugal ofrece los más diversos matices. Desde la concepción idealizada del matrimonio cam· pesino, Yo quiero mi bien querido ver reverdeciendo el monte y oir trinar el sinson te en el campo florecido. Contigo fonnar el nido en medio de la sabana y al nacer de la mañana cuando más brilla la aurora. nombrarte reina y seflora de la campiña mayagüezana. (Pie de glosa, Trad. oral, Aflasco)

hasta una larga y graciosísima Garata del matrimonio donde el marido "versa" con el pie forzado, "Te voy a poner a dieta" y la mujer replica con la amenaza del estribillo: "Voy a dormir en el suelo". El oportunismo y el interés del marido es lo que se destaca a veces. Plancha, plancha. planchadora, cajita de mi remedio; ven búscame peso y medio para yo paseanne ahora. (Glosa, A. Mason, J 51, p. 545)

7 C:utalleda y Huarte, Op. cit., 1, p. 102-105. 8 Puerto Rico: Trad. oral; Santo Domingo: Nolasco, P. folk. S. D., p. 259·260.

La celebración de la boda puede dar lugar al brindis glosado. Al celebrar esta boda me invento una poesla; en Borinquen patria mla felicitamos la novia. (Trad. oral, Cafetales de Yauco)

En los campos de Bayamón se recogió esta décima evidentemente tradicional que desarrolla el viejo tema de la !frica hispánica sobre el amor y la muerte. Me han dicho de que te c:u:u de que te c:u:u es muy cierto ese dla se celebra mi entierro y tu casamiento. (Glosa)

Casi todas las décimas dedicadas a la mujer en el matrimonio son evidentemente misóginas y encajarían dentro de la tradición del Arcipreste de Talavera. Abundan las que señalan las obligaciones de la esposa en su hogar, Es el mayor fundamento para una mujer c:uada al coger la escoba ufana. barrer sala y aposento, y limpiar bien los :uientos. y después irse a guisar. Poner la mesa puntual Pa' cuando venga el marido. óyeme 10 que te digo, si te pretendes casar. (Pie de glosa, Trad. oral, 1952)

Pero en contrapunto, la mujer que describe el dedo maria casi siempre es interesada, falsa, egoísta, pere· zosa. As' la retrata la Décima de un chasco recogida de la tradición oral. Ella 10 mejor que tiene es que come poquÍlito que un puerco de veinte pesos lo encuentra chiquitito. Si hay ron pide veinte litros para poderse valer, cuando se sienta a comer se pone como cajeta y siempre está flaca y churrientll y no puedo saber por qué.

La desilusión no adquiere nunca un tono grave o sentencioso. Lo que hay de amargura se toma con un aire en cierto modo fatalista que sólo da lugar a la caricatura. Qué mujer tan comelona qué demonio de barriga que siempre la veo con canina por más comida que coma. (Trad. oral)

La viuda motiva el verso elegíaco y la idealización de la vida matrimonial; también la salida picaresca: No quiero amores con viuda aunque el caudal sea inmenso, por no ponerle la mano donde se la puso el muerto. (Glosa, A. Mason. J !ll, p. !lOS)

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b) Aspectos negativos del amor: Si los celos no ocupan un lugar importante en nuestro decimario, no podemos afirmar lo mismo de otros sentimientos negativos. La ingratitud. el desprecio y la infidelidad se destacan notablemente dentro de la temática amorosa. l. La ingratitud: Aún cuando casi todas las composiciones que abordan el tema de la ingratitud se refieren a la mujer, no falta la queja por parte de ella. Cómo desprecias mi amor con qué rigor lo retiras con qué desprecio lo miras a causa de mi dolor. Mira si será mejor ingrato, dame la muerte que me tienes de esta suerte padeciendo mal injusto y lo haces porque es tu gusto verme penar por quererte. (Trad. oral, Campos de Ciales)

Al hombre le duele más, a veces, su orgullo herido que el propio desdén de la mujer amada. Siento el haberte querido máll que el haberme dejado porque tú me has olvidado sin yo haberte aborrecido. (Trad. oral, Do. Dorinquen. Aguadilla, 1947)

Aunque casi siempre la mujer ingrata motiva la "décima de amor y sentimiento": Qué malo es saber querer y no ser correspondido; por una ingrata mujer me hallo perdiendo el sentido. (Glosa, Trad. oral, A. Mason,

J 31. p. 309) El dolor del amante desdeñado escoge la tradición para expresarse la hermosa copla,9 No me llames por mi nombre que mi nombre se acabó, llámame la flor más trisle la que el verano secó. (Glosa. Trad. oral, Maunabo, 1951)

La ingratitud provoca la ausencia y despedida: "Adiós, ingrata mujer". Al hacerlo, sin embargo, el amante algo quiere dejar de su dolor que haga sufrir también a la mujer amada. En la palma de la mano te voy a eseribir mi nombre; 10 voy a escribir tan triste que cuando lo mires llores. (Glosa, Trad. oral, Lares, 1950)

Ante la mujer ingrata el hombre deja ver todavfa la intensidad de su amor evidente en su voluntad de 9 Con variantes, la wpla se ha glosado también en otros países hispanoamericanos. Véase: Carrizo, Antecedentes•• ", p. 736·737. En el Brasil se canta la copla: Cravo nao, me chames rosa,! Que meu lempo se acabou;! Me chames laranja verde! Daquc1a que nao vingou. (Brandao, TroVIU ••• , p. 61).

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subrayar la pena que sufre. Es que el desdén ~tá entre el amor y el desprecio. Muchas veces es aún recurso para instigar al amor. Boquita de medicina, labios de medicamento, ¿me dirás cómo se olvida la ausencia de un largo tiempo? (Glosa, A. Mason, J 31. p. 352·553)

2. El desprecio: La décima de desprecio, como su nombre lo indica, se diferencia de las anteriores sobre la ingratitud en que el sentimiento que la con· forma no se une al dolor y mucho menos a la esperanza o al reconocimiento de virtudes en el amante o la amada. Se acercan, sí, sobre todo en el hombre, al despecho. Aún en el caso más sencillo del rechazo ante la declaración de amor. que a menudo se lleva a cabo con mucha nobleza y dignidad: Mucho siento Cólballero no pretender su amistad pero aceptarle no puedo que me falta voluntad. (Glosa. Trad. oral. Bo. San Ciprián. Carolina. 1949)

se encuentra la negación violenta. despreciativa: Déjese de tonterlas acábese de retirar que da asco oir hablar todas sus majaderlas. La muerte yo le daría antes que darle consuelo. si usted fuera un hombre bueno yo le tuviese a mi lado y con 10 que me han contado no ]0 quiero y no ]0 quiero. (Pie. Trad. oral, Bda. Hndez.• Sábana Llana; Trad. oral, Rlo Piedras, 1951)

Del 1550 encontramos un "villancico" con el mismo tema. La copla glosada es No me demandes carilla pues que no te me darán que no estoy aborredda ni mis parientes querrán. (Castafteda y Huarte. Plitgol Sudtol, l. p. 104)

El desprecio se traduce frecuentemente en insultos que se refieren al aspecto f1sico de la mujer hiriendo así su natural vanidad. Presumes de buena moza y de buena bailadora; pareces la negra Flora de don Frandsco Virosa. y tras de fea majestuosa, en todo tan entrometla. la cara de una judla la cabeza de un falcón y para estar máll lindo el sermón. tras de fea, presumla. (Trad. oral, Bda. Hndz.• Sábana Llana. Rlo PiC'dras, 1951)

La causa principal del desprecio es casi siempre la infidelidad, sobre todo, en el matrimonio. El espo-


ofendido reacciona violentamente recordando el interés y los cuidados que ha puesto en la mujer, y la echa de la casa.

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Descose lo que has cosido. sácame la hebra entera, paga lo que te has comido y sal por la puerta afuera. (Glosa. A. Masan, J !ll. p. lIO!-lI04)

Con pretendida indiferencia a veces el hombre se limita a "saldar cuentas materiales". El trovador utiliza en estos casos una técniea enumerativa parecida a la del por qué. Yo me llevo la gallina con toditos los pollitos ahora tú esos trastedtos Khalos para una esquina ese trapo de codna ese me lo Uevo yo dame la cuarta de arroz que ~ di para aImonar dame la oUa de sal que este capulln cerrd. (Pie de glosa, Trad. oral, Ciales, 1955)

El rencor lleva al amante a proferir maldiciones contra la mujer amada. Algunas veces las impreca. ciones se mantienen en un nivel medio en el que todavia predomina la calidad Uriea. En mi huerto tú has de hallar mata de "Bien le quería" y aira mata que decía "Remedio para olvidar". Una es de verde coral otra de fino escarmiento. Toditos los sufrimientos que pasar me hidste a mi, que todos pasen por ti que yo regaré mi huerto. (pie de glosa. Trad. oral, Do. Caliche. Ciales, 1955)

En boca de una mujer, y en contraste con el ejemplo anterior. la glosa, Permila Dios que le vea como yo me estoy mirando: con una pata en el luelo y c:on la otra c:olgando. (Lares, 1958)

La falsedad de la mujer se reitera en toda una glosa en escala ascendente que traza la trayectoria de esta condición suya a todos los aspectos de la vida. El procedimiento es muy popular en España. lo Falsa cuando nUia fuiste, falsa cuando te criabas, falsas fueron las palabras primeras que pronundaste; falsa es la ropa que vistes, falso el IU amor inconstante,

10 Véase: Rodrlgucz Marln, 111, p. 101, cantar lIoo!; Falsas IOn IUI palabrul Falsas tus obras,/ Falsos tUI pensamientol./ TI1 falsa toda./ Esto te lo digo/ Porque tengo experienda/ Para decirlo.

fallO rienes el seDlb!an~

por esa mala opinión. falso fue tu corazón y por otro rrn: olvidaste. (Pie de glosa. A. Masan.

J

51. p. 374)

El tema es de una larga tradicionalidad. l l Hacia la cuarta década del siglo XV Juan Rodriguez del Padrón compuso un cantar de este tipo. Por pena cuando fablares jamás ninguno ~ aea. Cuantos caminos fallares le vuelvan a Basilea.

A mediados del siglo XV se publicó una glosa de Francisco de Lora escrita en décimas con el tema "Desamada siempre seas". Castañeda y Huarte la publicaron en el tomo primero de su Colección de pliegos sueltos. La segunda estrofa dice así: y pues dolerte de mi en ningún tiempo mostraste en nadie halles un si porq en 10 mismo q herraste sea vengado de ti de penas muy lastimeras querando~ nunca calles falre te 10 que mas quieras y en tierras agenas mueras donde piedad no halles. 1 (p. 6!-64)

Comentamos anteriormente que el desprecio y el despecho están muy cerca uno del otro. Esto provoca el menosprecio a la mujer, Yo digo con fantasla que no te volveré a amar y no me vuelvas a· mirar en 105 restos de tu vida; si te hallas tan meredda toma un parecer primero; tu llama endende en el fuego; goza tu nuevo placer, que valen menos mil mujeres que el amor de un caballero. (pie de glosa, A. Masan. J 51, p. !25-326)

Y la aparente indiferencia ante su infidelidad: Si aecs que tengo celos porque otro amándote está adóralo ron firmeza qu~ cuidado se me da. (Glosa, Trad. oral, Santurce)

En otras ocasiones el amante despechado presume de algún nuevo amor superior al primero. Yo ya no te quiero a ti que yo tengo a quien querer. Yo tengo otra más bonita; vente li la quieres ver. (Glosa. A. Masan, J 51, p. 354)

La violencia del despecho puede acallarse en un tono menor resignado aunque indiferente también. El poeta selecciona de la tradición la imagen de la

11 Véase: Carrizo, Antecedentes...• p. 766·768.

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paloma para representar a la mujer que lo ha abandonado. Ya mi paloma se fue a volar en gran podla. En busca de mejoría yo solito me qued~. Ahora contempla~ mi amor en otra peI'SOna porque ella se ha ido aola. yo no la voy a buscar. y por mí se ha de quedar volando de loma en loma. (Trad. oral, Río Piedras, 1948)

La décima no sólo comunica el desprecio que sien· te el amante ofendido hacia el compañero infiel, sino que, a veces, adquiere un tono más subjetivo y se sitúa en el sentimiento interior del amante despreciado, que es siempre el dolor o la desilusión. Tú despreciaste mi amor porque tenías amor nuevo; pero vuelvo y considero que llevamos relaciones. Te amaba con afidón, con el alma, con la vida, en mí no existe alegría desde que dejé de amarte y nunca prctendí olvidarte aunque perdiera la vida. (Glosa, Trad. oral, Do. CaUche, Ciales, 1955)

El tono de la queja puede ser evocador o descriptivo. Ya no es la diatriba o el reclamo directo sino el lamento individual. Soy la viuda tortolita abrazada en un desdén. Fui la que perdí mi bien y permanezco solita. Soy la triste palomita la que su dueño ha dejado, y de otras se ha enamorado. Y me contengo cn la fe no sé el motivo por qué este amor tan mal pagado. (Trad. oral)

Pero el dolor está siempre cercano de la risa y el pueblo conoce intuitivamente esa verdad que muchas veces lo salva. Por eso ahora tampoco puede faltar la décima jocosa. Cuando supe la noticia de que tú no me querías, hasta la perra de casa me miraba y se reía.12

11. La infidelidad: En toda la temática negativa del amor se refleja casi siempre en el trasfondo la idea de la hipocresía en la mujer, que se descubre, para desilusión del esposo, en el matrimonio. Lo característico es la infidelidad. La mujer es una fiera. según yo lo tengo visto. Ellas pegan su cuemito aunque la vieja no quiera. (Glosa, A. Mason, J 51. p.

5~)

El desengaño es casi inmediato: Una muñeca vestí porque desnuda la hallé; me quiso dar compaflero y pronto me retiré. (Glosa, A. Mason. J 51, p. 568)

El marido engañado utiliza el método ya tradicional en la literatura hispánica para comprobar el motivo de sus celos y temores, que consiste en poner a prueba a la amante. La glosa que sigue se conoce también en Santo Domingo)! Yo prob~ los sentimientos de una joven que queda; me ausenté por unos días y otro se sentó en mi asiento. (Glosa, A. Mason, J lIl, p. lIIO)

Algunas décimas recogen la propuesta de infidelidad: "No importa que sea casada", "que no lo sepa mI amigo! y lo tome a sentimiento", "sin que él lo llegue a saber ... "

12 Esta glosa es muy popular en Puerto Rico. En 1951 recogió en Moca y en 1955 en Cialea. IS Nolasco, P. (ollt. S. D., p. 74.

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le


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u


Exposición de Julio Rosado del Valle Aspecto de la Exposición

EN

LA SALA PRINCIPAL DEL INSTITUTO DE. CULTURA

Puertorriqueña se inauguró en la noche del 25 de octubre una exposición de la obra pictórica realizada en los últimos años por Julio Rosado del Valle, uno de nuestros más destacados artistas y el máximo expo· nente en Puerto Rico de la pintura figurativa. Rosado del Valle nació en Cataño hace cuarentiún años. Desde temprano dio muestras de su interés por la pintura, arte en que recibió su primera instrucción formal del maestro don Cristóbal Ruiz. Becado por el Gobierno de Puerto Rico siguió sus estudios en Nueva York, donde tuvo por maestro al cubano Mario Ca· rreño; en Florencia, y en Parfs, donde estudió con André Lothé. De regreso a Puerto Rico trabajó du~ rante algún tiempo en la sección de artes gráficas de la División de Educación de la Comunidad, organismo adscrito al Departamento de Instrucción Pública. El año 1957·1958 lo pasó de nuevo en Nueva York, be· cado esta vez por la Fundación Guggenheim. Desde 1955 ocupa el cargo de artista adscrito al Consejo Su~ perior de Enseñanza. Rosado del Valle ha expuesto varias veces en Puer· to Rico, en el Museo Riverside de Nueva York, en Houston (Texas) yen México, habiendo figurado sus pinturas en la Primera Bienal Interamericana celebrada en la capital azteca. En la presente exposición se advierte su obra ya definitivamente encuadrada dentro del abstraccionisrno hacia el cual se movía en 1959, fecha de su primera exposición en el Instituto de Cultura. Ilustramos estas páginas con reproducciones de algunas de las obras expuestas, pertenecientes en su mayor parte a colecciones privadas.

EXPOSICION DE DIBUJO Y PINTURA 2.5 DE Ot:r. Cartel de L. Homar

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Visión Panorámica de la creación Poética Yancana Con Anterioridad al Modernismo FRANCISCO LLUCH MORA

Rico. Se inicia el mismo en nuestro ámbito literario insular con la aparición, según Cesáreo RosaNieves. del Aguinaldo puertorriqueño (1843), del Al· bum Puertorriqueño (1844) del Aguinaldo puertorri. queño (1846) y de los Almanaques-Aguinaldos (1857) etc. l Basándonos en el autor citado, los poetas románticos españoles que más influyen en la creación literaria en nuestra isla fueron: Espronceda, Zorrilla, Larra, Campoamor y Bécquer.2 El post-romanticismo, que aquf fue una mezcla de elementos románticos, parnasianos y realistas, se inicia en nuestra isla en 1880 y se prolonga hasta el 1913, cuando aparece en San Juan la Revista de las Antillas y alcanza con ella su culminación el modernismo en nuestras letras,8 el cual se extiende hasta el 1924. Es en este año que Evaristo Ribera Chevremont difunde en Puerto Rico el movimiento vanguardista de post-

guerra, imponiéndolo en el ambiente insular como el derrotero de una nueva expresión poética. Conviene apuntar que nuestro post-romanticismo estuvo auxi· liado por el parnasianismo y fue paralelo al realismc> naturalista, tendencia ésta opuesta al ethos romántico. La mezcla del elemento romántico y el pamasianismo fue el paso de evolución al modernismo, ya que algunos poetas de este momento evidencian rasgos premc> dernistas, fenómeno este que se observa en muchos poetas hispanoamericanos de transición al modernismo." Entre los años de 1880 a 1913 se inicia la poesfa yaucana, caracterizada por una vaguedad y nostalgia románticas, por un didacticismo que tiene correspondencia con las ideas masónicas del siglo, y por la preocupación formal que establece puntos de contacto con el parnasianismo. A continuación hacemos un rápido recuento de la trayectoria en vidas y obras de la Unca

C. Rosa·Nieves. La Ldmpara del faro, San Juan, P. R., 1960. 11. p. 9. J. Rivera de Alvarez, en su Diccionario de literatura puertorriquefta establece sobre el particular que "la literatura puertorriqueña surge en el siglo XIX bajo el signo de un pálido romanticismo de imitación sobre el molde general del que habla florecido en la Península". "Sin embargo -agrega- debido al tardlo despertamiento de nuestras letras no se producen las primeras manifesta. clones de dicha escuela en Puerto Rico hasta el año 1845, cuando ya el romanticismo en Europa y en la América Hispana emancipada llevaba un cultivo formal de cerca de tres lustros." 2 C. Rosa-Nieves. Consideraciones sobre literatura puertorri. quel1a. (Rfo Piedras), 1955, p. 8. S J. R. de Alvarez, (op. cit. p. 105) se refiere al nacimiento de la Revista de las Antillas (1912) como el momento en "que se ~firma y cuaja el modernismo en la literatura puer· torriquefta".

F. M. Cabrera. ve a la Revista de las Antill~ romo el órgano que "resulta ser durante los aftos de florecimiento (19151914) el vehlculo para la gran jornada del modernismo puertorriqueño". (Historia de la literatura puertorriqueña. New York, 1956, p. 242.) Ambos autores coinciden en sefialar la importancia decisiva quc tuvo csta publicación en nueuTO modernismo literario, aunque este último autor vc a la Revista de las Antillas. como el órgano dccisivo; pero sefiala la importancia que tuvo la revista Puerto Rico Ilustrado, la que le funda en 1910. Fue en esta publicación que rolaboraron asiduamente José de Jesús Estevcs. Manuel Osvaldo Garda. Evaristo Ribera Chevremont y Francisco Negn>ni Mattei, entre ouos. (F. M. Cabrera, op. dt., p. 2M.) 4 Véase la introducclón a "Historia de la paesla modernista", de F. dc Oois, en España en Aml!rica, pp. 184-185.

A.

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E L ROMANn<;:ISMO LLEGA TARDfAMENTE A PUERTO


Este es su mejor retrato. Astol señala dos aspectos vitales de la personalidad de Torres: su fe en el progreso y su optimismo. Estos fueron los acicates de la expresión vital del poeta. Y su obra recoge estas preocupaciones. Poeta, por lo tanto. que fluctúa entre el didacticismo con sus vertientes de progreso, y libera· lismo, y una honda preocupación religiosa, la que está determinada en cierta medida por el positivismo y el krausismo del siglo XIX. José G. Torres publicó sus poemas en prestigiosas revistas del país, tales como Plumas Amigas, El Pa· lenque de la Juventud, las que se editaban en San Juan. Fundó y dirigió en Yauco la revista Cosmos, iniciada en 1903, órgano de cultura liberal, donde colaboraron prestigiosas figuras del quehacer literario de la época, tanto local como insular. Publicó Impre. siones (1884), poemario que reune sus intentos iniciales en verso, labor que cae plenamente en el post-romanticismo insular, insinuándose ya cierta preocupación por la forma, la que sugiere la huella parnasiana. Astol anuncia que el escritor cubano Aniceto Valdivia se ocupó de este libro. e En 1895 toma parte

en la polémica en verso Rubias y trigueñas, polémica que sostuvieron los poetas yaucanos Modesto Cordero y Manuel Solís. Intervinieron en dicha polémica, que constituye una aportación curiosa a la lírica insular, no por su asunto, sino más bien porque en ella se revela el tránsito de las formas románticas a las par· nasianas, aunque predominen las primeras, los poetas Félix Matos Bernier (Kilef), Vicente Palés Anés (Selap), J. A. Negrón Sanjuro Guan J. Ros), Américo Raldiris (Ocirema), J. G. Torres (William Serrot). Francisco Negroni Nigaglioni (Fra. Noccis). Juan Z. Rodríguez (Seudónimo) y Fidela Mathéu (Felida). Los principales contendientes -como ya se ha dichofueron Modesto Cordero y Manuel Salís, los que usaron respectivamente los pseudónimos Otsedon y Numela. La intervención de Torres en esta polémica se limita a un hermoso, pero intrascendente poema, en el que el poela se declara partidiario de las trigueñas. Lo que acusa un interés mayor en el poema "Por las trigueñas", es que hay en el mismo una defensa de lo criollo frente a lo exótico. El poema es uno de ocasión; pero demuestra lo ágil de la versificación, y se disciernen algunas huellas propias del parnasia· nismo. Su mejor labor poética, la de madurez, aunque apegada al momento de transición del post-romanticismo al modernismo, está aún inédita, y en poder de su hija la Sra. Julia Josefa Torres de Maisonave. quien se propone publicarla próximamente. Vemos, aunque sea someramente, algunos títulos de poemas de Torres de innegable valor. El soneto "El collar de perlas"7 es un acierto dentro del didacticismo que hemos señalado, aunque lamentamos que éste haga perecer el aliento ifrico que el tema pudo haber inspirado. Es pertinente declarar, no obstante, con relación a este soneto, el afán que el poeta demuestra por decantar el verso, por desnudarlo de elementos no poéticos, aunque en algunos casos, esta decantación se convierte en una serenidad marmórea, fría. Tuvo el poeta también fuerte preocupación social. Es quizás una de las vertientes más valiosas de su obra. El poema "El obrero"s es uno de los cuadros más sinceros del dolor del pobre. Hay un ataque a la riqueza, que hace de esta obra una de gran actua· lidad. Toda la composición compuesta en briosos endecasflabos es de una reciedumbre y de una emoción sinceras que conmueven al lector. El poeta ha querido dar una lección adicional: es una injusticia la

5 E. Astol. "José G. Torres" en Puerto Rico Ilustrado, 22 de agosto de ]936, p. 13. 6 Loc. Cit. No hemos localizado el trabajo de Valdivia a pesar de las gestiones efectuadas.

7 J. G. Torres. "El collar de perlas", Cosmos, Yauco. P. R., 1908 ]. Núm. 14, p. 216. 8 J. G. Torres, "El obrero", ¡bid, ]904, 11, Núm. 7, pp. ]04107.

de Yauco antes de aparecer Negroni Mattei yel Padre Juan Rivera Viera. l. José Guillermo Torres (1863-1930). Poeta de fina y honda sensibilidad, que supo aunar a su expresión lírica un conocimiento cabal de las tendencias poéticas de su tiempo. Su obra literaria denota una preocupación trascendente, plena de sentir religioso, influido éste por el liberalismo imperante de carácter masónico. Su obra principal es el poema "Mi religión", premiado en un certamen masónico en Yauco, poema en el cual expone su concepto de Dios, de la vida y de la muerte. Aparece clara una definición naturalista del universo, aunada a una conciencia profundamente ética. Eugenio Astol hizo un retrato de José G. Torres, el que transcribimos, ya que el mismo demuestra el temperamento de aquel espíritu de selección: Por esa potencia múltiple en el afecto fue él un optimista con honda fe en el progreso humano. As! su optimismo no se alimentaba artificialmente con nnas tcorlas. y era a modo de un manantial abundoso que le f1ula del corazón. expandiendose en direcciones varias: cada hilillo de la cristalina vena refrescando el campo a dondequiera que iba. Sumamente banda· doso. Y fue una bondad enérgica la suya. Raras veces unimos en un juicio apreciador de cualidades la cner· gla y la bondad. Pero es que también escasean los temperamentos de tal Indole... Nunca vimos, no olmos a Torres expresarse en otra fonna; privadamente. lo hacia casi en voz baja, públicamente. sólo alzando el diapasón lo necesario para que lo oyesen.G

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La poesía yaucana se mueve en este instante den. tro de las tendencias post.románticas con ligera in· fluencia del parnasianismo. En cuanto a lo ideológico se refiere, impera el didacticismo. el sentimiento de una religiosidad laica de tipo masónico. y, salvo el caso de Andrés Mattei Rodríguez. es una poesía desa· rraigada, trascendente, por los temas tratados; pero en la que nuestro paisaje no está presente. Sin embargo. el poeta Pedro Domingo Mariani hace en su poe· sía festiva o satírica una defensa de la conciencia nacional puertorriqueña. Habrá que esperar a la aparición del Padre Juan Rivera Viera y de Francisco Negroni Mattei para observar en Yauco el movimiento modernista en toda su amplitud estiUstica. Conclusión La rápida ojeada de la lirica local nos revela, como

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hemos apuntado. un post-romanticismo con elementos didácticos y algún que otro atisbo parnasiano. La ideología en que esta poesía se mueve es típicamente liberal. y en algunos casos, como en el de Modesto Cordero, francamente anticlerical. El estudio de la cuestión ideológica nos llevaría a unas consideraciones más amplias que las que este ensayo se propone. Tendríamos que estudiar el mome'nto histórico que va desde el 1888 al 1898. para ver como el liberalismo local pugnaba por afianzar lo puertorriqueño. bien fuese en su vertiente autonomista o separatista, Según se sabe, Yauco vivió en 1897 un intento revolucionario que estuvo determi· nado. en gran parte. por el elemento corso, fuerte· mente influenciado por las ideas republicanas fran· cesas,


Poemas de Jorge Luis Morales A Pedro Maldonado, Hijo Por JORGE

leIALES! Amores de ti, sí amores rojos como cundeamores. Si me separo de ti, en enero o en abril, recuerda al moriviví. Tú conoces sus primores.

LUIS

MORALES

Leonardo y Pedro me esperan. ¡Si ahora estos versos vieran! Para ellos escribí esta tu pasión de ti con marca moriviví. ¡Que escojan los que prefieran I

Tizna la lluvia, y la lluvia el alma tiene bien rubia. Tú me tiznaste al nacer con todito el rosicler; de ahí tanto padecer IY nadie me lo pregunta! Vuelven las aves, y vuelven los hombres que se resuelven. Por aquí me ves. Estoy bailando otra vez tu son; músicas del corazón solamente a ti se deben. Los sueños no son quimeras; son las cosas verdaderas. Aquí mis sueños están: tu almendro y tu fIamboyán. Nunca los veo en San Juan, que los veo en tus praderas. Sitios que mis ojos ven reciben mi parabién. Abajo en la Aldea son arranques del corazón que me llegan de Frontón envueltos en un clavel.

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AL RtO CIAUTOS A Leonardo Martínez Hace unos años. Cuando los primores de la niñez ceremoniales ritos encendían en ti, Río Cialitos, era la pira de los eundeamores. El agua, apresurada, se vertía en la patria del mar, como una vena, si hinchada de pasión también serena, tejiendo una bandera de alegría. Cada piedra cantaba, y cada piedra por crecido tu cauce respetaba, su austera religión te consagraba, limpia el alma, desnuda de la hiedra. Flores que en tus orillas despertaron pronunciando el ardor de sus aromas destino el suyo fue de las palomas que en el vuelo gozoso se colmaron. Flores, las arrastrabas jubiloso, por sublimes, recuerdo, como un niño, en tu alforja tan verde de cariño, hacia tu mar, Cialitos, sin reposo. Díganme las calandrias, ruiseñores, reinamoras y pájaros de tantos que desgranaban sobre ti sus cantos, de tus incomparables resplandores. Mis días son testigo de tus horas erguidas en la luz de la mañana; vieron también la majestad de grana del crepúsculo haciendo tus auroTas.

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Tu nombre, ya por siempre, perpetúa mi querencia de ti, Río Cialitos; pero ,qué ocurre que en tus viejos ritos no más hay un incienso de garúa? Torrente no lo hay ya. Por lo que he visto en la enjutez y arrogas de tu cara, tes nostalgia o pobreza lo que ampara tu antigua majestad? Y bien, insisto que tienes el talante del asceta, que tu león se retiró a un convento, que todo se tornó un ir tras el viento, IY que eres un romántico poetal ,Te he visto a ti o he visto tu memoria? tNi a ti ni a tu memoria? ,Y las mujeres que lavaban en ti sus padeceres todos los días, como en una noria? ,Y los hombres y niños que se erguían tan valerosamente en tu esperanza? ,Qué los fieles caballos que su panza, alegres, en tus aguas remedan? tQué la vegetación, antes fastuosa? Un perfume de salvia me ha llegado, un hálito, no más, que racionado todo está en tu vejez ya fatigosa. ¡Cómo se va creciendo tu destino según muerdes un hueso de amargural Toca a tu corazón la sepultura. Toma este vino, tómalo, es tu vino.


La Moral y el Arte 4t Por

En el arte. todos son precipicios para la moral.

M s1 mismo. tanto mejor para ese fin- se mantiene

IENnAS EL ARnSTA -y CUANTO MÁS INCONSCIO DE

en la contemplación estética. ninguna fuente de moral más fácil y abundante que la contemplación, la admiración y el culto de lo bello. Trae de continuo a la realidad. porque la realidad es el campo de lo bello, y en esa operación provoca y facilita la observación y examen del aspecto y las propiedades externas de las cosas. Haciendo eso. el arte es moralizador. porque es educador de muchas fuerzas subjetivas. la sensación, la atención. la imaginación. Del culto silencioso de lo bello. el artista pasa también en silencio al amor reflexivo de lo bello. y educa fuerzas no menos subjetivas y aún más poderosas en el desenvolvimiento de la vida práctica: la sensibilidad nsica. la 1ntima y la sensibilidad estética, forma privativa de sensibilidad en que al par se dan el gusto y la originalidad que tanto vale como decir comunidad e individualidad. Todo lo 'que en este sentido hace el arte es también favorable a la moral, por ser favorable a la cultura de actividades y aptitudes que pueden concurrir al bien social. Cuando de la realidad externa entra en la interna. el artista contempla con arrobamiento un mundo lleno de encantos que más lo atrae cuanto más penetra en él. y de donde saca los gritos desgarradores de la Urica. los contrastes patéticos de la dramática. los cuadros solemnes de la épica. la oUmpica expresión de Júpiter, la austera de Moisés. la virginal de los niños de la Concha. la completamente humana del cómico de Velázquez o de los bebedores de Ticiano; es decir. •

Capitulo XXXII de la obra Tratado de Moral de Eugenio Maria de Hostol. Vol. XVI de las Obras Completas. Puerto lUc:o, 1939.

EUCENIO MAIlfA DE

Honos

traduciendo lo ~nterno por lo externo. expresa yaprende a expresar con exactitud las relaciones que hay entre el hombre que se ve por fuera y el hombre que vive por dentro. Los templos-criptas de la India, las titánicas pap das que tan sugestiva expresión plástica son del misterio de Brahma y de su estupenda obra social: las diminutas pagodas, que reproduciendo en pequeño el recinto del dios grande. lo disminuyen como el dios se disminuye al mostrarse en alguno de sus atributos accidentales: el terso, sencillo. inestudiado templo de Confucio, que tan sólidamente retrata con formas y elementos materiales el pensamiento y la doctrina también tersos, sencillos e inestudiados del Maestro chino: aquella iglesia budhista de la capital de Birmania, que resulta de la asombrosa yuxtaposición de construcciones sobre construcciones, todas idénticas en plan y forma. todas distintas en tamaño. y que sugieren todas juntas la idea de la poderosa iniciativa y del potente empeño del reformador: los templos politeístas de griegos y romanos; la catedral gótica; la mezquita mahometana: el muchas veces persuasivo templo protestante; la ruca cónica del araucano. que a millares de millas se reproduce en el bolúo primitivo del yucaro de las Antillas, y con cimiento y materiales de hielo se presenta entre los esquimales de Groenlandia; la vivienda cúbica que sirve de modelo a todas las civilizaciones: las imitaciones arquitectónicas de la naturaleza, que en fustes, capiteles, cariátides y métopas se esfuerzan por reunir en el recinto de los dioses, de las ideas o de los hombres, la triple encarnación de la vida en el vegetal. en el animal y en el hombre; castillos feudales, fortalezas, quintas, museos, bibliotecas, universidades. capitolios, acueductos, viaductos, puentes, toda la fecundidad artística de la arquitectura. es una doble oblación a la moral; pri-

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mero. porque consagra a la actividad social de las ideas, de los sentimientos y de los deberes; segundo. porque consagra al trabajo y nos presenta en una pirámide de Egipto, en un teocaH de Méjico. en la calzada monumental de Quito a Chile, el incesante y devoto sacrificio del trabajo humano, unas veces debido a la tiránica necesidad de subsistir. otras veces a la brutal arbitrariedad de los tiranos. Hasta aquí. la acción social del artista es bienhechora. no porque siempre sea obra de bien la a que concurre. sino porque el mal de que sea instrumento su genialidad estética, culpa no es suya, sino de las perversiones de sentimientos, ideas o corrupciones de la sociedad. Mas tan pronto como el artista sale de la contemplación subjetiva de lo bello o de la ejecución objetiva que corresponde a manifestaciones de desarrollo social. su papel de moralizador degenera en papel de corruptor. El artista, séalo de la palabra o del sonido. séalo de la paleta o del buril. es como aquellos encantadores pedazos de tierra, paisajes semovientes. que la corriente del Paraná arranca de sus márgenes y conduce al Plata, de donde van a perderse en las ignoradas lejanías del Atlántico; van con musgo. hierbas. arbus-tos, árboles y flores. pájaros y sierpes. jaguares y lagartos, sombra y luz, islas flotantes que el morador de la ribera. al verlas pasar tan bellas, tan animadas. tan incitantes. tan risueñas, suspende extasiado la penosa labor de cada día, las sigue con mirada anhelante hasta que se desvanece en la semi tiniebla del hori· zonte, y creyendo que ha vuelto a perder el siempre soñado paraíso, suspira y sin lágrimas solloza. Como los edenes flotantes del Paraná y del Plata, los artistas de todos los tiempos y países son eternos juguetes de dos corrientes: la una, parecida en su curso a la del blando Paraná, es la suave, pero vagabunda corriente de la imaginación y el sentimiento; la otra. dura. rápida, procelosa como la del Plata. casi siempre azotada por el pampero atronador. es la corriente de la popularidad. Ambas lo llevan, y ninguna de las dos lo lleva a fin moral. Por la primera corriente se va y se llega al culto de 10 bello por 10 bello, y lo bello por sí mismo no es moral, antes es sacrificio de medios morales por efectos estéticos. Por la corriente de la popularidad se va y se llega a la resonancia del nombre, a la vanagloria y hasta al espejismo de la sana gloria, que sólo con la muerte se conquista y sólo en la historia y no siempre, irradia; pero a fin moral. es decir, a perfecta realización de la dignidad humana en el ser individual, ni se va ni se llega por ahí. El artista va al aplauso como la corriente del río va a la mar. Y lay del aplaudidol Podrá no ser casquivano. y salvará su moralidad individual; podrá no ser envidioso, y se evitará faltas y culpas; podrá

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no ser sensual, y su vida no será una orgía repugnante; podrá no ser codicioso, y no sacrificará su dignidad a su peculio; podrá no ser ingrato, y no afrentará ese vicio a su memoria; pero la moralidad resultante de su vida no corresponderá nunca o casi nunca. a la generosidad de su vocación, ni a la grandeza de su profesión, ni a la dignidad de razón y de conciencia que debe y está llamada a producir una tan elevada dirección de las fuerzas creadoras como las que da el artista a su sensibilidad, a su percepción y a su ima· ginación. Cultivan las facultades representativas. no las caos. tructivas, y hay cierta fatalidad en la desproporción que inmediatamente se nota entre su pers~nalidad intelectual y su personalidad moral. Ha habido y J.1ay. especialmente en las dos más nobles artes, la poesía y la oratoria, personalizaciones esplendentes del alto fin moral que tan placentero y tan lógico es presuponer a artes tan humanas; pero la alegría de las excepciones confirma la tristeza de la regla general. Es verdad. por otra parte, que no son tales excepciones los grandes poetas y grandes oradores que han sido verdaderos grandes hombres, se quiere decir, hombres de constante fin moral. porque las sumas personificacion~s en cualquier actividad de razón lo son por ser grandes conciencias. También es verdad que. ciñéndonos al momento en que vivimos, las in· fluencias desmoralizadoras que arrastran a oradores y poetas están en razón directa de la fuerza y la universalidad que el periódico y el telégrafo han dado a la corriente de popularidad. Apenas en nuestros días hay quien resista a la corriente. o quien, dejándose arrebatar por ella, conserve presencia de ánimo bas-tante para no esclavizarse a la vanidad y para saber que. en las corrientes de la opinión como en las de las aguas continentales. todo pasa a medida que pasa la corriente. No estando en la naturaleza de poetas y oradores el recordarlo, todo el afán de su vida está en dejars~ llevar de esa corriente. ¿Quién no sacrifica a la vanidad? Es natural que seamos todos. pues la misma vanidad, en cuanto et'ponente de probatividad, como llamaron los frenólogos al prurito de aprobación que inquieta a todos. es un coeficiente de moralidad. Pero ¿quién sacrifica a su vanidad sus sentimientos. su voluntad, sus ideas. sus principios, sus juicios, sus deberes, que merezca el res. peto reservado para los que, al contrario, saben sacri· ficar su vanidad a su conciencia? Vanidad, probatividad y espíritu de conservación ponen el germen de la envidia en todos los corazones. menos en aquéllos que necesitan verse caídos a los golpes de la envidia para convencerse de que existe.


Pero ¿qué noble corazón cede a la envidia~ ,Qué COI\ciencia llena de deber puede acceder a sus inicuas su· gestiones? Hechuras de la vanidad y de la envidia, hoy ceno tuplicadas por la fuerza de expansión que les da el ímpetu de la publicidad, los artistas, para ser en lo moral tan dignos como con frecuencia son en lo intelectual, no tienen otro recurso que seguir los impulsos de vigorosa iniciación en la verdad que lleva nuestro tiempo, y ponerse de buen grado, con tanto desinterés del fin exclusivo del arte como quepa y cabe en

una noción más elevada del arte, a seguir en su desarrollo el ideal humano. Ese ideal, que nada tiene' de vago, que nada tiene de informe, que nada tiene de sombrío, que vale por sí mismo más que el ideal del arte, puesto que el arte es también una parte del ideal humano, contiene abundantemente cuanto el artista necesita para ser elemento activo de civiliza· ción, de moralización. de humanidad. Indicios hay de que el arte vislumbra su destino. ¡Ojalá. para su bien y el de los fines morales de toda actividad humana, que lo veal

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Porta Coeli, saetal edificada de ancianos pedruScales reverentes; casa de Dios y casa de mi frente, nube de, un alto amor, purificada.

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Era ua rezar muy hondo y muy holga4o del niño-coruón arrepentido. y una infancia de rubias mariposai entre inciensos y alegres padrenuestros

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que llenaron la vida de las rosas; una mansión del Dios de mi camino, que miraba mi alma en sus adentros y fecundaba el inocente trino.

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Deja que ¡ponga flores olorosas ~r~ tu 'antigüedad y -tu dulzura, __t--o,..... 50b u lueñe historia rumorosa. ~-;;:;o.~.,......<:: -."....

Por OLGA RAMmu

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Sonetos de Porta Coeli

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detrás de todo estaba el delo, en la palabra de la religiosa que con voz cristalina Yo melodiosa I}os descoma el misteriOso v~lo. I

Tras el':rústico asiento, el! duro suelo, donde em~a lenta y tenebrosa vjsión de infierno y vida pesarosa. =:="::::::=::'~7rT~~:---"-··tr vida que termina con un vuelo). Erá puerta (le uncielo florecido I ..k~=-==-==-=.l=::::_IOh Porta Coeli, mi celeste puerta, - donde vi entre palomas unos soles de querubes y arcángeles dorados. que alumbraron la tierra de, mi huerta Era un-rincón de sueños, columbrado~'~""'-.o=~:::,:::==-= entre lirios, y cirios encendidos. Quiero volver la rosa de; la infancia - - - __ llena de maravillas y. arreboles. Era un vetusto templo poseído del misterio y el aura del pasado. IV dormirme en la paz de su fra~dal

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Semblanza de Baldorioty de Castro Por

V puertorriqueños bien advertidos de los sagrados AMOS A RENDIR HOY. COMO CUMPLE HACERLO A

deberes que tienen contraidos con los hombres representativos de su país, un homenaje de recordación a don Román Baldorioty de Castro: hijo ilustre de esta población y preclaro puertorriqueño, quien, con generosa hidalguía, hubo de prodigar el más encendido culto a la tierra nativa; con recia voluntad, hubo de defender los derechos de sus compatriotas; y, con sencilla y cándida serenidad, hubo de soportar las dolorosas pruebas a que se viera sometido por sus sentimientos y convicciones. Con todos los hombres representativos de su época, Baldorioty de Castro sustenta el concepto geográfico de la patria. Si para don Ramón Power la patria es la amada tierra en que hemos nacido. El suelo puertorriqueño. para don José Julián Acosta. La MadreIsla de Puerto Rico, para don Eugenio María de Hostos. La tierra de Borlnquen, para don José Ramón Freyre. La amada Isla, para don Luis Padial Vizcarrondo. La amada tierra borinqueña, para don Ra· món Emeterio Betances. El querido terruño natal, para don Salvador Brau. La tierrecita adorada, para don Antonio Cortón Toro. La querida tierra puertorriqueña, para don Francisco Ollero La noble 'Y ben· dita tierra natal que amo sobre todas las cosas, para don Rosendo Matienzo Cintron. La tierra de nuestros amores, para don Rafael Arrillaga Roqué. La madre tierra, el sagrado terruño, la santa tierra, para don Luis Muñoz Rivera. La tierra donde hirió nuestros ojos la primera luz de Dios, para don José de Diego. Para Baldorioty de Castro la patria es también nuestro paú natal; la bendita tierra en que hemos nacido. Esa vinculalación entre el hombre y su tierra, crea, a su juicio, relaciones redprocas, y, del derecho a llamar madre a tierra tan bella, pródiga y bondadosa,

LIDIO CRUZ MONCLOVA

nace el deber de guardarla filial devoción y guardarnos, sus hijos, fraternal acogida. Así lo expresa en repetidas ocasiones el propio Baldorioty cuando, con palabra emocionada, exhorta a los puertorriqueños a la cohesión, la unidad, la solidaridad, en el común propósito de amar, conocer y servir a la patria. La bien fundada convicción de que es menester conocer para amar, y amar para servir, lo lleva en 1851 a unirse a don José Julián' Acosta, don Alejandro Tapia Rivera, don Ramón Emeterio Betances, don Segundo Rufz Belvis y otros varios estudiantes puertorriqueños residentes también en Madrid, para C0115tituir la Sociedad Recolectora de Documentos Históricos de Puerto Rico, como instrumento adecuado para realizar el triple propósito de divulgar el conocimiento de nuestro pasado; vigorizar el amor de la patria; y robustecer el deber de servirla. En estas mismas ideas básicas se funda también su concepto de la política. Pues, todas tres, simultánea y concertadamente, contribuyen a resolver el agudo desnivel, la profunda dicotomía, el tajante contraste que plantea la dura realidad colonial y lo que es la sociedad insular; así como a determinar la directriz de sus ideales, sus anhelos y sus aspiraciones. Con palabras claras y categóricas Baldorioty repudia y condena el sistema colonial. "No transigiremos jamds -escribe-, con el sistema colonial, no aceptaremos nunca un sist~ma que ponga a Puerto Rico en condiciones humillantes de inferioridad. ..; ninguno cuyos fundamentos sean la prolongación de la ~sclavitud real o de la esclavitud velada bajo nombres especiosos, del hombre por el hombre; ninguno, en fin, que pueda permitir, como hasta ahora, los abusos ruinosos de una administración irresponsable." Y, tomando por modelo a Canadá, proclama como aspiración inmediata, el establecimiento en Puerto

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Rico de un gobierno de tipo autonómico, con poderes pol1ticos, económicos y administrativos en el orden in· terior; y, dentro del cual estén debidamente garantizados los derechos individuales; la libertad de reuniór¡; la libertad de cultos; la libertad de pensamiento; la libertad de expresión; la libertad personal; el derecho de petición; la inviolabilidad de domicilio, el sufragio universal; la independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y la judicial; la separación de los gobiernos civil y militar; la identidad en materia civil y criminal con la metrópoli; el matrimonio civil para los efectos civiles; la libertad de bancos; y la uniformidad (con la metrópoli) del comercio interior y exterior. En el orden social, el pensamiento de Baldorioty de Castro, inspirado por los mismos conceptos, muestra particular interés por las dos clases que ocupan los últimos peldaños de la sociedad insular. Sólo por medio de la libertad, la igualdad y la justicia, -piensa-, es dable lograr la dignificación de los compatrimas sometidos a la condición heril u oprimidos por la explotación del trabajo. Y, consecuentemente, pide y gestiona, la abolición de la es· clavitud; la derogación de la libreta de jornaleros; y el mejoramiento de las condiciones fisicas, económicas, intelectuales y morales bajo las cuales aquéllos se agitan. De sus ideas pedagógicas -íntimamente relaciona· das también con los conceptos de amor, conocimiento y servicio de la patria-, da prueba elocuente el Memorial que dirige en 1853 a varios vecinos de la Isla re· cuestando su ayuda pecuniaria con el fin de establecer una escuela de segunda enseñanza, la que, siguiendo el Plan de estudios propugnado, debía contribuir a formar adecuadamente los educandos; a impulsar el desarrollo de la agricultura, el comercio y la industria; y a mejorar las condiciones físicas, y morales de la población del país. Exponiendo los fundamentos de su Plan de estudios -que ofrece notorio contraste con el plan humanístico-científico recomendado por los autores de las Instrucciones entregadas en 1810 al primer Diputado puertorriqueño ante el Parlamento español-, Baldo· rioty de Castro, con una confianza absoluta en el conocimiento matemático-científico, declara: Sólo enseñando seriamente las ciencias del cdlculo y de la experiencia se lograrán desterrar las añejas preven· ciones de la rutina que tiene estancada la prosperidad de esta Isla. Con el objeto de que el Plan rindiera los mejores resultados, Baldorioty juzgaba indispensable que la institución contara con una colecdón de instrumentos de"matemáticas, un ga'binete de Física, un laboratorio de Química y un museo de Historia Natural, los cuales, aunque de modestas condiciones, fueran capaces, sin embargo, de cumplir sus propósitos primordiales.

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Dicha escuela, confiaba, proporcionaría a los estudiantes pobres atesorar los conocimientos necesarios para ganarse la vida; a los ricos, los conocimientos para fomentar sus bienes, mejorando sus propiedades y creando nuevas industrias; y, a los que proyectaban continuar una carrera en el extranjero, los conocimientos preparatorios para terminarla en el más breve plazo, Pues es cosa indispensable -manifestaba-o la propagación en nuestro suelo de esas grandes inven· ciones del ingenio humano que, multiplicando las fuerzas del individuo, multiplicando maravillosamente la riqueza del país en favor de su población. Pero, si grande eran los resultados que en este orden había de rendir la escuela, igualmente recomendables eran los que había de producir en la foro mación moral de los estudiantes. "Necesario es, sin duda -declara Baldorioty-, que los estudiantes que puedan hacerlo viajen; vean; comparen; se instruyan; y, que enriquecidos de luces, vuelo van a propagarlos en el suelo patrio, en donde una sola chispa es un tesoro inapreciado. Pero, también es necesario que esto se haga en tiempo conveniente, porque, antes de todo, es preciso radicar en el alma de los niños, el amor de la familia, el amor de la patria, y el amor de todos los sentimientos que pueden hacer de ellos hombres de juicio y ciudadanos virtuosos. Estos sentimientos -añadía Baldorioty- son en verdad los que exige la educación de todo pueblo civilizado; y no conviene olvidar que bajo el influjo de una sociedad extraña, los afectos de la niñez se entibien, se modifican hondamente; y acaban, bajo el imperio del tiempo, por transformarse del todo, dejando en el corazón del hombre un vacío que nada acierta a llenar después:' De las virtudes que predica y que, con nestoriana sencillez lleva a la práctica, dan cuenta viva y concluyente múltiples episodios de su vida. La voluntad de servir a Puerto Rico se manifiesta con radiante esplendor en aquel momento, cuando, invitado por varios de sus maestros para que ingrese en la carrera del profesorado de España, declina la lisonjera solicitud, porque antes de ventajas o beneficios personales, considera su obligación regresar a servir a su paú natal. La firmeza de su carácter se manifiesta, con dia· mantinos relieves, en aquel momento, cuando, informado de que los agentes del General Palacio ofrecian la suspensión de las persecuciones políticas a cambio de la disolución del Partido Autonomista, Baldorioty replica, con toquiza entereza: Yo soy un caballero y un patriota; y antes que esa indignidad, prefiero subir al patíbulo. De su hombría para afrontar los peligros, da cabal testimonio aquel momento, cuando, camino del Cuartel Militar de Ponce, dice al Guardia Civil que había


practicado su arresto y pretendía asirlo por un brazo: Yo acompariaré a usted donde desee; pero no me toque porque antes que humillado prefiero morir. La calurosa simpatia que le merecen los coterráneos que realizan meritorios esfuerzos por contribuir al acerbo intelectual de la Isla, halla temprana expresión en un articulo en que a propósito de la publicación del drama Bernardo de Palis.ry, rinde un cálido tributo de reconocimiento a su autor, don Alejandro Tapia Rivera: el distinguido compatriota -escribe Baldorioty- que se desvela por honrar, a fuerza de laboriosidad, al paú en que nacimos. Y. de su desinterés y desprendimiento, dan gallarda prueba dos momentos de especial significación en su carrera política. La ocasión en que, buscando no comprometer las buenas relaciones del Partido Liberal Reformista con el gobernador, hace renuncia del cargo de secretario de la Diputación Provincial de Puerto Rico. Y, la ocasión en que, ante los ambiciosos manejos de Labra y de Cepeda, hace renuncia de la presidencia del Partido Autonomista. Evidentemente, Baldorioty de Castro no aspiraba al poder por el vulgar apetito de su imperio mismo o de la simple satisfacción de su mero ejercicio; sino como un instrumento de servicio apto para labrar el bien común. Tal era aquel hombre egregio que nacido en Guaynabo sesenta y siete años antes bajaba a la tumba en Ponce el 30 de septiembre de 1889; que como aquel Bernardo de Palissy -tan elogiado por él-, había resplandecido en la obscuridad de su taller; habla sido prisionero sin crimen; había sabido vivir y morir con el alto hemismo de la virtud; y, había dejado a todos los hombres un noble y puro estímulo y a algunos una grave lección de remordimiento.

La muerte de Baldorioty de Castro no fue óbice para que sus ideas poHticas lograran triunfo rotundo, tal y como él mismo lo había vaticinado, cuando al tener que suspender en 1881 la publicación del periódico La Crónica, hubo de escribir: Si mis ideales se verán o no realizados, eso el tiempo y la historia lo dirán. El tiempo y la historia hablaron. Y, el 9 de noviembre de 1897 el gobierno de España aprobaba una ley instaurando en Puerto Rico un régimen autonómico semejante al demandado por Baldorioty. A partir de la fecha de su fallecimiento, muchos son los elogios prodigados a Baldorioty. Don Manuel Fernández Juncos, le llama, hombre afable, generoso, demócrata, tolerante y culto. Don Eduardo Neumann Gandía, le llama, patriota eminente. Don Pablo Morales Cabrera, le llama, patriota venerado; tribuno brillante,· artista de la palabra; erudito hombre de ciencias. Don Eugenio Astol, le llama, compatriota benemérito; patriarca de la autonomía. Y, don Luis Muñoz Rivera. le llama, en turno: el Apóstol; el Maestro de la generación presente; el hombre más grande producido por este país; el más augusto defensor de la patria y sus libertades; el mártir de la ineptitud y de la envidia; nuestro inmortal Baldoriot". Pero, aceptando todos esos elogios, ninguno define

y encuadra mejor su egregia personalidad, que el elogio que él mismo tributara al primer Diputado puertorriqueño al Parlamento español con estas palabras de oro: Fué un hombre honrado, que tuvo conciencia de sus deberes y el valor necesario para cumplirlos.

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Origen de Santa Rosa de Lima Por AURELlO Tló

S han reclamado el honor de haber sido la cuna ON VAlll0S 1..05 l..UGARES DE ESPAÑA y AMÉRICA QUE

de Gaspar Flores, padre de la Madre Rosa de Santa Maria, de la Tercera Orden de Santo Domingo. Se· gún el libro "The Rose and the Lily" de Frances Parkinson Keyes (Hawthom Books, N. Y. 1961), se alega que Gaspar Flores fue hijo de Remando de la Puente y Maria de Flores, ambos residentes de San Germán, Puerto Rico. Como revisamos cuidadosamente los libros parroquiales de San Germán que existían hace .muchos años, podemos asegurar que tal afirmación carece de prueba, pues los libros parroquiales del siglo XVI y XVII no existían desde hacia muchos años cuando los examinamos. La distinguida biógrafa también afirma que las ciudades de Toledo y Sala· manca se han disputado su cuna y que probablemente sus padres emigraron a Puerto Rico cuando su hijo era un infante. Gaspar Flores salió de Puerto Rico para Panamá, de donde embarcó para el Perú en el mes de abril de 1547 en la armada del Virrey Don Pedro de La Gasca, desembarcó en Túmbez en junio y de alU partió hacia Jauja poco después. Por informaciones del Archivo de Indias de Sevilla y de acuerdo con José Antonio del Busto - ("El Arcabucero Gaspar de Flores" - Lima - 1960), Gaspar Flores pudo haber nacido entre 15!H y 1538. Sin embargo, esta última fecha es inaceptable, pues tendría sólo lO años cuando arribó al Pero. La mayoría de sus biógrafos le atribuyen la edad de 52 a 55 años cuando casó en 1577 por lo que la primera fecha tamo bién parece poco probable, teniendo en cuenta que su hija mayor Bemardina nació en 1581 cuando tendría sólo 50 años. Además tendría sólo 17 años cuando llegó al Pero, 10 que no le restaría casi ningún tiempo de estadía en Puerto Rico, ya que de alU pasó primero

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a Castilla del Oro de donde salió en abril de 1547. Gaspar Flores estaba en Panamá cuando Pedro de Casaus era gobernador, por lo que de haber nacido en 1531 llegaría allí a los 14 años y difícilmente podría haber residido en San Germán, en donde posi. tivamente estuvo bastante tiempo de acuerdo con la poderosa memoria tradicional que allf quedó de él y de su familia. Por tal motivo creemos que su nacimiento en 1525 es de aceptarse con preferencia al 15S1 o 1538, que debe ser un error en la información al recordar su edad, en vista de la discrepancia en las dos fechas. La carrera militar de Gaspar Flores fue muy inten· sa, peleando bajo el Virrey Don Pedro de La Gasca en Jaquijahuana. Cuatro años después estuvo en Cuzco con Juan Ramírez Zegarra, hijo de Pedro de Casaus y con Pedro Luis de Cabrera, de quien fue escudero. En 1553 tomó la parte de la Audiencia en la rebelión de Francisco Remández Girón. Luego estuvo enfermo en Lima en casa de un amigo "porque no tenía casa propia". Peleó en la caballería contra Girón en el valle de Villacuri, y como arcabucero en la batalla de Pucara donde Girón fue derrotado y decapitado. En Pacamuru tomó parte en la conquista final del Imperio de los Incas con las tropas de Antonio de Oznayo. Según sus declaraciones, "era un residente de esta ciudad (Lima) y un gentil hombre arcabucero de la guardia de este Reino", nombrado durante la interinidad virreinal del Lcdo. Lope Garda dé Castro, y sirviendo luego bajo los Virreyes. el Marqués de Cañete, Don Francisco de Toledo y Don Luis de Ve· lazco, Marqués de Salinas. Gaspar Flores sirvió con la guardia de Don Fran· cisco de Toledo cuando acompañó al cosmógrafo Sarmiento de Gamboa a la Sierra, y en 1596 todavía servía en la Guardia Virreinal del Marqués de Salinas,


Don Luis de Velazco. Debido a !u edad avanzada cesó en la Guardia para ser nombrado superintendente de las minas de plata de Quives. pueblo de unos 3.000 habitantes a 20 leguas de Lima. Allí vivió durante tres años. en una casa de piedra que aun está en pié en la plaza frente a la iglesia. regresando a Lima en donde vivió hasta cumplir más de 90 años. Gaspar Flores declaró que era "hidalgo de segunda fila", pero en su casa en Lima se hospedaron el pagador Juan de Cáceres y Juan Ramírez Zegarra. Alcalde de Arequipa, lo que demuestra que estaba bien relacionado con personajes de importancia en el Reino del Perú. Casó en 1577 con María de Oliva hija de Francisco de Oliva. de Lima. y de Isabel de Herrera. natural de Tomaiquichua en el valle de Juanco. "a cinco días de camino" en mula de Lima. Su boda se celebró en la antigua parroquia de Sagrario. y uno de los testigos fue el Capitán Juan Maldonado de Buendía. oficial distinguido. Vivieron en la calle de Santo Domingo en Lima. cerca de la casa en donde nació San Marún de Porres poco después de sus esponsales. La casa tenía la forma de una U. con los dormitorios a los lados. la entrada en su base y un patio central cercado con una pared. con su jardín. huerto y corral para los animales. Colindaba con el Hospital del Espíritu Santo y en sus respectivos patios se sembraron rosas que fueron famosas en Lima por su belleza y aroma. El Oidor de Lima. Don Andrés de Vilela. adquirió por compra la casa en que nació Santa Rosa. donándosela al Convento de Santo Domingo. convirtiéndose en capilla la habitación en donde ella habfa nacido, mediante licencia concedida en 20 de octubre de 1670. una vez beatificada. Tenía un bello jardín de rosas con árboles de varias clases. y en ese vergel tenfa Rosa su celda. en donde rezaba en comunión con la naturaleza. Oraba y deda: "Árboles, yerbas y plantas. Bendecid al Señor que os creó". Fueron sus protectores el Contador Don Gonzalo de la Maza y su esposa Doña Marfa de Usategui y murió en su casa durante la fiesta de San Bartolomé. En cuanto al posible nacimiento de Gaspar Flores en San Germán. ofrecemos a continuación la base probable para tal suposición tan arraigada en y fuera de Puerto Rico. la que surge de un documento eclesiástico basado en conocimientos de primera mano. por lo que tiene un valor indiscutible. En un documento eclesiástico del libro de Actas Capitulares de la Catedral de San Juan correspondiente al folio 82 vuelto de los años 1652-1700. se declaró por el Dean Fray Diego de Torres y Vargas y los .demás miembros del Cabildo en un acta del 19 de julio de 1669, en relación con el proceso de: "la Beatificación de la Madre Rosa de Santa Maria. Religiosa del Orden de Santo Domingo. nacida en Lima en el

lteino del Perú. habiendo sido sus padres naturales

de la Villa de San Germdn". Su padre. Gaspar de Flores, fue mencionado por carta de 16 de abril de 1618 escrita por el Virrey Francisco de Borjas y Aragón, Príncipe de Esquiloche. antes de cumplirse un año del fallecimiento de Santa Rosa: "Los días pasados murió en esta ciudad una don· celIa natural della. hija de Gaspar Flores. jentil hombre de la Compañía de arcabuces, llamada Rosa de Santa Maria. beata de la Orden de Santo Domingo". Por partidas parroquiales obtenidas en el Perú se sabe que María de Oliva. madre de Santa Rosa era de Lima. Perú, pero se desconoce su fecha de nacimiento. Aunque al nacer Santa Rosa en 20 de abril de 1586 se le dio por sus padres el nombre de Isabel, ella prefirió llamarse Rosa de Santa Marla. nombre que le dio su niñera india llamada Mariana, pero su fe de bautismo que se conserva, dice Isabel. con fecha 25 de mayo de 1587, 45 días después del nacimiento. Fue bautizada en la Iglesia de San Sebastián por el padre Antonio Polanco y padrinos Hemando de Valdéz y María de Horozco. Uno de los doce hermanos de Santa Rosa I1amado Hemando nació en 1584. era miembro de las milicias de Chile y combatió contra los indios araucanos, ade· más de Bemardina (1581), Juana (1592) y Andrés. Gaspar, Antonio, Matías y otros cinco más cuyos nombres se desconocen. Una hija del Capitán Gaspar Flores y de Doña Isabel Arsave. I1amada Laura Rosa, ingresó en el Monasterio de Santa Rosa en 1709. sobrina de la Santa y nieta de Gaspar Flores. Su hermano Antonio vivfa en 1688 y en la ceremonia del 26 de agosto de 1669, un nieto de una hermana de Santa Rosa asistió en hábito, según Meneses y Arce. Santa Rosa tomó el hábito de Santo Domingo antes de cumplir los 20 años de edad. y era de una belleza extraordinaria. Según testimonio de la esposa del Alférez Alfonso de Lumbrera sus labores de aguja eran obras de arte. No entraremos en detaIles de su vida pues existen cientos de biografías muy bien documentadas, salvo que murió a los 31 años. Un año después de la muerte de Santa Rosa, ocurrida el 30 de agosto de 1617 se abrieron informaciones a solicitud del Maestro Fray Antonio González. sobre su vida y virtudes y en 1625 la Santa Sede. a través de su Sagrada Congregación de Ritos, expidió el decreto autorizante. Nuevas informaciones se iniciaron el 17 de mayo de 1630 y continuadas hasta mayo de 1632, declarando 188 testigos en mil treinta y tres folios manuscritos. Por motivo de la nueva constitución del Papa Urbano VIII. que ponía un límite mínimo de 50 años desde el fallecimiento del propuesto beato para su despacho, el proceso fue diferido por 30 años. El Papa Alejan-

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que reconocida una vez debe cesar, para reintegrar al pueblo en los derechos imprescindibles que le pertenecen." Es el hombre que al presentar ante el augusto cuerpo sus reflexiones acerca del estado de la América, en otro discurso lleno de profunda lógica y de sólidos argumentos manifiesta que: "La suerte de 15 millones de almas en aquellos dominios y la suerte del Imperio Español en ambos hemisferios dependen indudablemente de las medidas que V. M. adopte en este dia. No hay que dudarlo, Señor, y es menester decirlo en alta voz: La América está con los ojos fijos en V. M. hasta ver cual debe ser la suerte futura que la espera en adelante. La América, por desgracia, ha sufrido el más duro peso del despotismo y la tiranía. Los mandatarios del Gobierno no han procurado otra cosa que volar a la opulencia por todos los medios ima· ginables, y si algunos jefes o particulares han recia· mado el imperio de las leyes han sido víctimas dolorosas de su mismo celo. De aquí el principio de tan· tas injusticias, y de aquí también el origen de los diversos movimientos que por desgracia han turbado el orden en Caracas, en Quito, en la Paz, en Buenos Aires, y de aquí también el germen de descontento sembrado en otras Provincias Americanas." Más adelante manifiesta: "La Madre Patria devorada por la guerra más sangrienta, los tribunales supremos de la nación emigrantes de un pais a otro aquí en la Península, corren la imposibilidad de administrar justicia: los jefes en América entregados a sus miras e intereses y en cierto modo seguro de la impunidad de sus violencias; tal es el cuadro que representa generalmente la América por todo el tiempo de nuestra gloriosa revolución; cuadro lamentable pero verdadero y por desgracia, tan general, que admitirá pocas excepciones." y después de seguir describiendo con exquisita claridad los horrores coloniales, solicita se declare que todas las posesiones americanas no forman más que una misma nación, que todas son parte integrante de la Monarquía española y que todas tienen derecho a igual representación nacional. Pide entonces la publicación de una amnistía general que aleje de los ánimos tímidos cualquier temor y quite todo pretexto a cualquier genio turbulento. si desgraciadamente lo hubiera. Las peticiones del noble representante de Puerto Rico fueron aprobadas por aquella magna asamblea de patriotas expidiendo el correspondiente Decreto que reconoda la igualdad y que ordenaba el indulto general en los países de América donde hubiesen ocu· rrido conmociones políticas. Más cuando comenzaba a sentir la satisfacción del deber cumplido en defensa de los intereses de sus hermanos de la América española tuvo que levantarse

a pedir la abolición de la Real orden del 4 de septiembre de 1810 que habia revestido al Gobernador General de nuestra Isla en poder absoluto y omnímodo para proceder contra cualquier ciudadano. Las palabras que entonces pronunciara son dignas de "esculpirse en mármoles y en bronce". Fue tal el efecto que eUas produjeron en el ánimo de sus compañeros en las Cortes que la Orden citada fue derogada poniéndose así fin a las facultades dadas al gobernante para detener, confinar o deportar a cualquier persona. Don Salvador Meléndez y Bruna no habla de olvidar este nuevo triunfo de Power. Comienzan entono ces los ataques, las injurias, los pasquines y folletos que se publican y reparten para zaherir y calumniar al ilustre Diputado. No podía nuestro digno Diputado olvidar ]a ofensa inferida al Regidor del Ayuntamiento de la Capital, Don Tiburcio Durán de Villafañe, separado de su cargo en el Consistorio durante una sesión. en ]a cual, con un lenguaje impropio de un gobernante, amenazó como igual castigo a los otros Regidores. Tampoco pudo olvidar ]a separación del cargo de Alcalde de Aguada del señor José Ruiz, a quien mantuvo preso en esta Capital, deportándo]o después a La Habana para ser alIf juzgado. Continuó Power, sin embargo, recabando mejoras para la isla. Sumariza en 16 las Instrucciones que había recibido de los Ayuntamientos de la Isla y preséntalas como peticiones a las Cortes con el fin de proporcionar mejoras al fomento de la agricultura. industria, comercio y cultura de Puerto Rico. Once de aquellas peticiones fueron concedidas y algunas de las restantes habían de llegar a través de la Cédula de Gracias años después. Al dar cuenta de sus gestiones en carta de 29 de agosto de 1811, dice: "Ta] es el resultado de mis pe· ticiones, y al felicitar a V. S. l., a los demás Ayuntamientos y en genera], a todos los habitantes de esa Isla por tan dichoso acontecimiento, mi corazón experimenta una alegría y satisfacción inexplicables. Ya nada importan los disgustos que con tanta amargura me han causado las Diputaciones de Puerto Rico, y nada importarán tampoco los que todavía podrá causarme el desempeño de mis sagrados deberes. Si es verdad que he podido en algo mejorar la suerte de mis compatriotas; si la generación presente y las venideras serán más dichosas que lo fueron hasta hoy los habitantes de esa Is]a, todas mis penas desaparecerán a] presentarse a mi imaginación esta dulce idea, la más grata y consoladora para un hombre sensible y agradecido, que ha suspirado siempre por correspon· der dignamente a la confianza con que le honraron sus comitentes al trasmitirle la representación de sus derechos:' Como maestro, quisiera que e] pensamiento de Power se llevara a todos los colegios, a todas las escuelas. Hay en ese pensamiento profundas lecciones


de verdadera ciudadanfa, del más límpido civismo, del más puro ideal de servicio. Expreso tal deseo, porque si histórico fue el momento en que vivió Power, histórico lo es también éste en que estamos viviendo al amparo de la Constitución del Estado Libre Asociado; cuando los hombres que dirigen el Gobierno llevan a cabo una labor intensa y eficaz en pro del mejoramiento en todos los órdenes; cuando a costa de grandes sacrificios se solucionan serios problemas de carácter social y económico;

cuando la felicidad y el bienestar del ser humano se sobreponen al interés polftico partidista, en este momento, repito, la obra de Don Ramón Power 'Y Giralt, es demostración evidente de un sincero patriotismo y de un intenso y noble deseo de crear un Puerto Rico mejor, un Puerto Rico donde impere la ley, donde brille la justicia y donde en pleno goce de la libertad pueda el hombre llegar, por medio de su labor honrosa, a la completa realización de sus ideales y de sus aspiraciones.


Notas sobre el anillo del obispo Arizmendi Por ARnmo

U sus elementos fidedignos, nos ha legado la ima· NA TRADICIÓN CONSTANTE. COMPROBADA Y CEÑIDA A

gen de un Obispo Arizmendi escrupuloso y diligente en la distribución de la limosna -las rentas de los po· bres de su tiempo-., que se encara con los familiares que cierran las puertas de Palacio a los menesterosos "pues argüía que era estorbarles la cobranza de lo suyo." Magnífica flaqueza, nada extraña al sentir co· mún de los prelados españoles -europeos o america· nos- del siglo XVIII, que comprometió el sosteni· miento del Cónclave de 1799, al emplear el Cardenal Lorenzana en socorro de necesitados las sumas confia· das a su custodia para la urgencia prevista 1• Sin embargo, poco sabíamos hasta ahora sobre su esplendidez como hijo y parte de esa empelucada saciedad puertorriqueña de la segunda mitad del siglo XVIII, retratada por Campeche, en contraste vivo con la imagen peyorativa que de ella traza el Padre Abbad. Algo nos dijo la cesiÓn de su anillo episcopal -de too pacio y diamantes- a Ramón Power, en la histórica reunión del cabildo catedralicio del 16 de agosto de 1809. Su largueza, que parece una virtud de honda raíz familiar, queda comprobada con el hallazgo reciente de un testimonio contemporáneo, de valor no· tableo En su testamento de 20 de mayo de 1801, doña Josefa María Mardnez de Andino, esposa de don Felix La Cruz, declara que el presbítero doctor don Juan Alejo Arizmendi, primo de su marido, le regaló des· pués de casada "un caballo color alazán. valuado en doscientos pesos". lo que advierte para que se separen de los gananciales en su oportunidad. No paran aquí las dádivas ni el dador: su hijo, don Manuel Lorenzo La Cruz, recibió de su tia y madrina doña Dominga de la Torre -tia igualmente del doctor Arizmendi"un esclavo nombrado Francisco Xavier, un cubierto entero, de plata de mesa; un par de yuntas de botones de oro de camisa; un rosario de cuentas negras de aza· bache. engastado en el mismo metal, con cruz y pa· juela de lo mismo. y una sortija de diamantes." Su padrino, el mismo presbítero Arizmendi. "le regaló 36

DÁVlLA

un caballo de valor de ciento veinte y cinco pesos

con todo apero de montar: ... un sable con empuña. dura de concha, guarniciones, contera " gancho de plata, y también un cuchillo de monte. con empuñadura y vaina de concha. guarnición y gancho de plata," todo lo que hace constar para la debida cuenta por hallarse el hijo en la Peninsula2• Este documento, que tanto vale para pulsar la celebrada magnificencia de los puertorriqueños, no~ habla suficientemente del ánimo desprendido del Pre· lado, aun antes de su consagración episcopal. Era, pues, producto de un ambiente familiar y de una esmerada formación espiritual que cuidaron de darle seguramente sus dos dos, sacerdotes y terceros franciscanos, don Esteban y don Tomás de Castro, muer· tos ambos en 17883 • Volviendo al punto de nuestro interés, el obsequio de anillos gemados era corriente en la época. No sólo como regalo de una madrina, más o menos opulenta, a su ahijado, sino incluso como máxima señal de reverencia obsequiosa. Cuando en la tarde del 4 de mayo de 1814, distinguió Fernando VII con la presencia de su Real persona al Cabildo Metropolitano de Valencia en sus aulas capitulares, no encontraron mejor obsequio los rumbosos canónigos valentinos que una sortija, presentada al Monarca, objeto por entonces, de constantes manifestaciones de afecto y respeto tras seis largos años de ausencia4 • Parece, pues, cosa clara, que el gesto del Obispo portorricense era producto de unas maneras de cortesia frecuentes en su época. Sólo su sentido, el que quizo darle el mismo donante, distingue con innegable particularidad este obsequio de otros similares. Ya hemos comentado las posibles vinculaciones simbólicas del acto de entrega del anillo episcopal a don Ramón Power y su significación polftica es amo pliamente conocida. En el.artículo titulado "El ani· llo del Obispo"II, lamentábamos tener que dejar en meras conjeturas las conclusiones lógicas que sugería cierta cláusula testamentaria de doña Maria Soledad


Power de Ballesteros, que en 1878 ordena la venta de un anillo que fue de su tío don Ramón a favor del Hospital de Caridad, cumpliendo así una última voluntad de la madre del patricio. Creímos ver en la singular atención que se concedía a dicha alhaja, la señal distintiva del anillo citado y sólo faltaba por entonces encontrar el testamento de doña María Josefa Giralt, para aclarar las razones del legado. Realizado con posterioridad el hallazgo por entonces deseado, no pudo ser más confonne a lo previst08 • Era doña María Josefa Inés Giralt de edad de setenta y tres años al momento de testar -12 de julio de 1825- y ocupada de los asuntos de su no escasa descendencia desde 1792, revela en todos sus gestos una firmeza de carácter que ha pasado con su memoria de una a otra generación. Acababa de recibir en fe· brero del mismo año el último plazo de la venta del Ingenio de Puerto Nuevo a D. Alejandro McConnick y guiada por el presentimiento de una muerte cerca· na, precisa con toda claridad los legados en que había de deshacerse una gran casa. Cortinajes de damasco, cubiertos, candeleros y salvillas de plata se reparten entre hijos y nietos. Los asuntos -todavía embrollados a aquellas alturas- de la testamentaría de don Joaquín Power, su marido, se dilucidan y especifican de fonna que aún en la imposibilidad de cobrar determinadas sumas, queda en pie la justicia que asiste a sus herederos al reclamarlas. Para estas fechas, muerto ya su hijo don Ramón y destruida la obra del Congreso en cuyo seno labo· rara: la Constitución del año doce, todavía estaba vivo en sus recuerdos -como en el día mismo de los hechos- lo acaecido el 16 de agosto de 1809, en la Sala Capitular de la Catedral de San Juan. Nos preguntábamos al redactar la parte primera de estas notas por qué Tapia, que conoció personalmente a don José Power, nada dijo de esta ceremonia y atribuimos su silencio al hecho de quedar relegada al secreto del archivo capitular la noticia del acto. Una lectura más atenta de la misma, publicada en el número 9 de esta Revista (páginas 52-54), nos ha ayudado a rectificar, junto a otros extremos, este nuestro juicioT• Dice claramente el texto que "se mandó compulsar p'or duplicado testimonio en foja de esta /lcta, y otro por separado para que se ponga con la debida urbanidad en manos de S. E." Por lo tanto, aparte la rela· ción verbal que haría Power en su casa, en medio de los suyos, es muy probable que leyera su madre la copia remitida por el Cabildo, y que ésta pennaneciera entre los papeles de familia o que fuera remitida desde Cádiz en 1813 si la llevó consigo el Diputado. Ella, al menos, tuvo conciencia cabal de lo ocurrido aquel día. Y sus íntimos, que participaban del mismo conocimiento, no podían estar ajenos a su significación, El recuerdo más noble del hijo muerto quedó

preso en aquella sortija. Y a ella va dedicada toda una cláusula cuyo texto es el que sigue: Es mi voluntad que el anillo de Topacio y Diamantes que el Reverendo Obispo D. Juan Alejo Arizmendi regaló a mi hijo D. Ramón quando fue electo Vocal de la Junta Central, se conserve como un vinculo entre mis hijos para memoria perpetua del plausible motivo que lo ocasionó, y por fallecimiento del último de mis hijos que lo posea, se venda y su valor sea a beneficio del Hospital de Caridad. Murió doña María Josefa Giralt a los tres años de testar. El 5 de abril de 1828 fue sepultada en el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis in littore, llevándose a la tumba el haz de sus recuerdos pues no parece que sus hijos conservaran la memoria de la entrega del anillo. Con más amplia perspectiva histórica, nos preguntamos hoy si no hubiera sido preferible conservar para siempre aquella prenda sim· bólica. Pero a eIlo responde el gesto magnánimo de la madre del prócer, que cedió a los pobres el preciado anillo, para que el oro y las piedras se conver· tieran en la frase paulina. que quiso encarnar en su vida el Obispo, su donante: "La caridad nunca muere."

N OT AS

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Berte·Langereau. Jatk: La política italiana de España bajo el reinado de Carlos Ir-'. Revista de Occidente. Madrid. 1958, páginas 70-71. Protocolo de Gregorio Sandoval. Tomo de 1801, folio 125 y !s. Archivo General de Puerto Rico. Ambos hermanos fueron amortajados con el hábito de S. Francisco y las vestiduras sacerdotales (Libro X de Difuntos, Catedral de San Juan, folio 192 v. y 251 v. respectivamente). siendo de notar que el Obispo Arizmendi su sobrino vistió también el hábito de los terceros franciscanos. Como seftal de su largueza. merece relatarse que don Tomás de Castro pidió el patronato de un altar en la Capilla de los Terceroa para colocar en él al Santo Cristo del Buen Viaje, que actualmente se venera en el altar mayor de la Iglesia (Libro I de Actas de la V. O. T. de S. Francisco, follo 52. Capilla Franciscana. San Juan). Izquierdo Hemández, Manuel: Antecedentes 'Y comien:r:os del reinado de Fernando JlII. Ediciones Cultura Hispánica. Ma· drid, 1965. página 754. Revista del Instituto de Cultura Puertorriquefta número 17.

5 6 El testamento de dofta Maria Josefa Giralt se encuentra en el tomo de 1825 (folios 295 y siguientes) del escribano Gregorio de Reyna. aunque bajo la fe notarial de don JOIé Maria León de Urbina. Archivo General de Puerto Rico. Debemos este hallazgo a la solicitud de la Sra. Da. Carmen Maria Hemández de Caragol. 7 La lectura apresurada de la fotocopia del original, nos incli· nó a afirmar que se habla pospuesto para el domingo siguiente (al 16 de agosto de 1809) la toma de posesión püblica del cargo por parte de Power, cuando en realidad dicha toma de posesión ocurrió el mismo día 16 de agosto y lo que se reservó para el domingo fue la entrega del tras· lado del acta. que hicieron los Sres. don Nicolás Alonso Andrade y don Tiburcio González Esmurra.

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EL 29

Exposición Domingo García DE MARZO INAUCURÓ EL INSTITUTO DE CULTURA

la exposición de pinturas de Domingo Garda, quien se ha destacado rápidamente entre el grupo de artistas puertorriqueños jóvenes, y cuyas obras figuran en numerosas colecciones del pab. La Exposición comprendió 34 pinturas pertenecientes, con sólo algunas excepciones, a personas particulares. Domingo Garda vivió muchos años en Nueva York. Regresó a Puerto Rico en 1958 y poco después fundó en San Juan la Galería Campeche, donde además de montar frecuentes exposiciones de nuestros mejores artistas, ha creado taller, enseñando a otros su arte. "La pintura de Domingo Garda -dice Lorenzo Homar- es enigmática. Ello mismo nos obliga a mirarla, a penetrarla, a tratar de descifrar su misterio. Su color oscuro, pero luminoso como el de Gutiérrez Solana, parece encerrar en su sutil ·variación de matices ese enigma. Tradicionalista y moderno a la vez, Garda lucha su cuadro con una intensidad casi faná· tica, sea cual sea el tema, como si éste y su desenvolvimiento plástico fueran inseparables." En estas mismas páginas reproducimos algunos Dspectos y detalles de la Exposición. Composición

Dale Wale Colección Ledo. Millon Rua

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Iglesia

San Juan Antiguo

Autorretrato Colecci贸n Museo de Ponce Aspecto de la Exposici贸n


"Francisco Gonzalo Marín Héroe y Poeta"l Por

1. Infancia pAC.HfN MARfN, CUYO VERDADERO NOMBRE ES FRANCISCO Gonzalo Marin Shaw, nació el 12 de marzo de 1863 en Arecibo, la histórica y noble Villa del Capitán Correa. en el norte de Puerto Rico. ciudad notable por las hazañas gloriosas de sus bizarros maradores, y pueblo que más hijos valerosos ofrendó a la causa de la independencia cubana. Fue el primer hijo de los esposos don Santiago Marin Solá y Doña Celestina Shaw Figueroa. Le si· guieron otros hermanos: Wenceslao, Angel Manuel, Jesús. Angel Luis. América Marfa y Celestinita. Es primo político de Don Luis Muñoz Rivera y sobrino del periodista Don Ramón Marfn Solá. El dfa 3 de marzo de 1863, a los 52 dfas de nacido, fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Felipe, en su pueblo natal, por el Presbítero Don Santiago Colón, actuando como padrino Don Tomás Padilla. Francisco Gonzalo tuvo una ascendencia hfbrida debido a que sus abuelos fueron un italiano, un inglés y una mulata de Curazao. Esta extraña mezcla de sangre acaso contribuyó bastante a la formación de su carácter. De la madre heredó la tendencia romántica de su temperamento. mientras que a su padre debió la inquietud intelectual y su tenacidad patrió. tica por las causas liberales del pafs. Hablando de la niñez de Francisco Gonzalo, nos dice el culto escritor puertorriqueño Augusto Malaret:

"Muy niño ofa hablar a sus padres, con tristeza de lo~ reveses de los insurgentes de Lares, y co~ e?tuslasmo, de las proezas de los revolucionarios de Yara; y escuchaba con frecuencia a su alrededor, entre aureolas de gran admiración, los nombres de Retances y Ruiz Belvis que parecían tener sobre las almas todo el poaer misterioso de un grito de guerra." Conferencia dictada la noche del 9 de diciembre de 1965 en el casino de Arccibo bajo los auspicios del Instituto d~ Cultura Puertorriquefta.

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PATR.IA FIGUEROA DE CIFREDO

Los años de su infancia se deslizaron en el seno de un hogar humilde de padres que ganaban el sus· tento duramente, ejemplo vivo de moral y de civismo, y en donde ardió siempre el sentimiento de la patria. Asf se formó su alma de héroe que más tarde sería impulsada a la acción por la atmósfera social que respiró. 2. Juventud

Apenas un adolescente, atrajo la simpatía de todos los que le vieron por la gracia con que expresaba sus ideas, el carácter firme y decidido, y su temperamento inquieto. Nos dicen los que le conocieron que en este tiempo era un joven de fisonomfa franca y simpática, porte erguido y despejado, alto, delgado, tez bronceada y sin barba. Sus ojos eran claros, vivos. risueños. sombreados por pestañas semi·rizadas, y ennobleda su rostro cierta expresión varonil completándolo una alta frente de anchura dilatada hasta el comienzo de sus cabellos negros peinados hacia atrás. Estimulado por el aspecto romántico de su carácter, fue reconocido como indispensable bohemio en las alegres tertulias donde palpitaron sus primeros versos e impresionaron los incipientes chispazos de su candoroso patriotismo. En altas horas de la noche era acompañado por sus amigos de parrandas. el poeta José A. Machiavelo, Antonio Olmo y Don Vicente Menta de la Corte. Frecuentemente, se le vefa escribiendo versos, ensayando algunas guarachas o con la guitarra debajo del brazo, como un trovador medieval al pie de la ventana de su amada. cantando con voz dulce, romanzas que mostraban la ternura de su alma. 3. Educación

Bajo la dirección de sus padres, aprendió Francisco Gonzalo a leer impresos, y cuando ingresó como alumno en el Plantel de Enseñanza dirigido por Don Juan Massanet y Caldenty lela correctamente. El 23 de agosto de 1876 ingresó en la Escuela Superior de


Instrucción Primaria dirigida por el profesor Don Alejandro Montenegro y Barcino. Concluido su aprendizaje se hizo tipógrafo y no pudiendo por falta de recursos terminar sus estudios secundarios, decidió continuar ayudando en calidad de acompañante, a su maestro, señor Montenegro con intención de terminar su instrucción avanzada. Gustó de la música recibiendo lecciones de solfeo y vioHn del profesor Don José Antonio Mislán. Se inclinó al violín, pero luego sintió afición por otro instrumento más popular: la guitarra, y la hizo su confidente fiel. 4. Viajes

No bien había alcanzado la edad adulta, comenzó a notar la indiferencia que le rodeaba, y su espíritu inquieto, ansioso de desarrollar sus facultades intelectuales, lo movió a vagar primero por nuestra isla y más tarde hacia el extranjero. A mediados del 1883 lo hallamos trabajando en Utuado como cajista en la imprenta de Don Osvaldo Alfonso, padre. Para esta fecha, y en el mismo lugar, publicó su primer tomo de poesías titulado Flores Nacientes. El 26 de marzo de 1886, regresa a Arecibo 'Y des· pide el duelo de la esposa del poeta Dr. Rafael del Valle Rodríguez, causando una gran impresión por su habilidad como orador. De Arecibo se dirige a Ponce. Concurre a la Asamblea Autonomista citada por el insigne Don Román Baldorioty de Castro, en el Teatro La Perla, de Ponce, en marzo de 1887. Entusiasmado por las ideas y la energía moral del maestro y patriota puertorriqueño le dedica un folleto en versos titulado Mi Óbolo que contiene las poesías Mis dos cultos. A la asamblea y Al sol. Estimulado por las doctrinas de Baldorioty de Caso tro, retorna al pueblo de Arecibo convertido en un ferviente propagandista de los ideales del gran patrio cio, y funda el periódico llamado El Postillón, el 20 de junio de 1887. La aparición de este diario le trajo conflictos y enemistades, razón por la cual se vio forzado a salir en un buque de vapor costanero que lo condujo a Mayagüez de donde tomó pasaje para Santo Domingo. Llegó a Santo Domingo en 1887 cuando este país sufría la tiranía del Presidente Ulises Hereaux, alias Lilís. El día 18 de octubre de 1887 se convierte en padre de una niña, a quien bautizó en Monte·Christi con el nombre de Carmen Angélica, y a la que llamó cariñosamente Quisqueya. Su pluma siempre activa, escribe un cuadro dramático alegórico titulado 27 de ,ebrero con varios pero sonajes de simbolismo histórico. Esta pieza dramática fue premiada por el Gobierno Dominicano.

El presidente Hereaux quiso ayudar económicamente a Pachín, y lo nombró director de una escuela en Santiago, pero éste aprovechó las lecciones que explicaba a sus alumnos para reprobar con valentia la despótica tiranía del usurpador. Informado el presidente, lo mandó a llamar, y entre ambos se desarrolló el siguiente diálogo: Lilís

¿... es usted quien se atreve a emitir tan mal hilvanadas palabras contra mi gobierno, ahuyentando a los alumnos de la escuela con semejantes dicharachos? (Marín oyó sin inmutarse, y con el busto erguido y mirándolo frente a frente; le respondió) . MarIn - ¿... y es usted quien se atreve a decir que mis palabras son mal hilvanadas? ¿Cree usted que por una piltrafa voy a engañar a esos niños, falseándoles la verdad? Esta actitud violentó a Lilís, y para hacerlo claudicar 10 encarceló en una horrenda mazmorra. Un día se acordó del infortunado poeta y ordenó su excar· celación, y destierro hacia Curazao. Después de seis largos días de viaje, desembarcó en Curazao en el año 1889. Sin realizar aquí actividad importante, em· barcó nuevamente rumbo a Venezuela. Llegó a Venezuela en el 1889, y para vivir trabajó como cajista en la imprenta "El Siglo" de Lorenzo Clausells, otro puertorriqueño. En Caracas publicó el poema Emilía con un prólogo dedicado al gober. nante dominicano Lilís. Para esta época ocupa el poder otro déspota llamado Raimundo Andueza Palacio. Palacio, temeroso de que Marín combatiese sus abusos, decretó su expulsión para Martinica junto a los periodistas Luis Caballer, Félix Matos Bernier, Juan Coronel y otros rebeldes. El 9 de agosto de 1890 llega Pachín a Martinica (POTt de France) con sus compañeros y su hija Quisqueya, cuando la ciudad acababa de ser casi destruida por un pavoroso incendio. El 22 de agosto de 1890 logró partir de esta tierra desolada con dirección a Santo Tomás. Por su cero canía a las repúblicas Americanas, esta tierra servía de refugio transitorio a los revolucionarios desterrados. Aquí permaneció 24 horas. Después de una peregrinación de tres años regresó Francisco Gonzalo la mañana del 24 de agosto de 1890 a Puerto Rico. Desembarcó en San Juan y en seguida partió para su pueblo nativo, Arecibo, en busca de afecto y solaz. Consciente de lo honroso de luchar contra el gobierno opresor, para proteger el derecho del débil y defender los principios de la justicia, su espíritu re· belde y sus ansias de emancipación patria, lo empujan de nuevo a la acción y se dirige a Ponce. Con nuevos bríos reanudó la publicación de su diario El Postillón en 1890. añadiéndole como subtítulo "Segundo Viaje".

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La reaparición de este periódico vuelve a crearle una situación violenta con los gobernantes, y se ve precio sado a salir secretamente de ]a isla por e] Puerto de Pon ce, e] 7 de agosto de 1891, con dirección a Bastan. Después de 14 días de navegación y viajes por ferrocarril, llega a Nueva York e] primero de septiembre de 1891. Durante su permanencia aquí se dedicó a trabajar de tipógrafo. Siempre luchador incansable y con el único propósito de encauzar por senda segura y rápida el mo· vimiento libertador para su patria, ingresa aquí en ]a Junta Revolucionaria de Cuba y Puerto Rico; a] lado del Dr. Julio J. Henna y Sotera Figueroa; y publicó por tercera vez su periódico El Postillón (1891-]892). En 1892 publicó su tomo de poesías titulado Roman· ces. A los dos años de residir en Nueva York, se marcha hacia la Repúb]ica de Haití. Se instala en Puerto Príncipe en e] año 1893. Es· tab]ece un hotel al cual le da el nombre de El Internacional y funda un Club Revolucionario con otros puertorriqueños residentes allí. Un incendio le destruye el establecimiento y se ve obligado a regresar a Nueva York. L]ega a Nueva York en e] año 1896 y se entera de la muerte de su hermano 'Wences]ao, acaecida e] 29 de abril de 1896, batiéndose a las órdenes del mayor Genera] José Maceo en e] ataque al ingenio "Triunfo". Este acontecimiento le incitó a unirse al Ejército Libertador de Cuba. Según el distinguido prosista lírico arecibeño José Limón de Arce, Pachín se incor· paró a la expedición que embarcara en el vapor "Dauntles", a las órdenes del Dr. Rafael Cabrera. Se componía de 29 hombres, los que desembarcaron durante ]a noche del 16 de agosto de 1896, en Nuevas Grandes, costa norte de Camagüey. En octubre de este mismo año ingresó como auxiliar del despacho, con el grado de sargento, en el Estado Mayor del General Máximo GÓmez.

B. El Héroe l. Trasfondo Histórico Puertorriqueño

Para poder valorar la ideología política de nuestro compatriota, nos vemos precisados a hacer una incursión histórica en la época que le tocó vivir. Puerto Rico padecía el gobierno absolutista y tiránico de la monarquía hispana. El malestar nativo se sentía por todas partes y todos ansiaban las soñadas reformas de tipo autonomista. En 1865 se fundó en Madrid la Re. vista Hispanoamericana respaldada por Félix Bona para defender estas ideas reformistas. Aunque este es el principio de la propaganda autonomista, fue la reforma social la que ocupó el primer plano. Cansados los isleños de esperar las reformas, la idea revoluciona. ria surge en un sector del país, y brota la Revolución de Lares el 23 de septiembre de 1868.

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El M de mayo de 1869, por fin se celebran elecciones en Puerto Rico para elegir nuestros represen· tantes a las Cortes Constituyentes. Los liberales electos diputados, fueron Valdés Palados, Luis Padial y Román Baldorioty de Castro. Estas elecciones obligan al país a dividirse en dos bandos: conservadores y liberales, sin organización y sin principios polfticos definidos. Las elecciones dieron margen a ]a fundación de estos dos partidos polí· ticos que estructuraron sus plataformas en el año 1870. Después de fundada la Revista Hispanoamericana, Rafael Maria de Labra elabora las ideas de vanguardia de Bona en un programa poUtico que se abre paso lentamente. Según estos principios, era sinónimo de ser separatista: desleal o traidor. En la isla no se podía hablar de asimilismo. y menos de autonomía, por la política represiva de los gobernadores. En 1885 llega a Puerto Rico un hombre enérgico que libró fuertes campañas en favor de nuestra tierra: Francisco Cepeda. En San Juan, funda la Revista de Puerto Rico desde donde efectúa las más enconadas defensas en pro de la autonomía, y ]e brinda a la prensa liberal puertorriqueña nuevos métodos de ataque y de defensa. Se empezó a organizar una vasta asociación secreta de carácter económico, llamada Torre del Viejo. Los principios sociales y económicos que originaron esta sociedad, conocida más tarde por Secos y Mojados, tenían puntos en contacto con los de] nuevo credo polItico y en varios casos los miembros de ambas organizaciones eran los mismos. E] 7 de marzo de 1887 se celebra una asamblea en el teatro La Perla de Ponce dirigida por e] excelso patriota Román Baldorioty de Castro. Aquí se aprobó ]a constitución y se proclamó como principal fundamento de sus logros, la descentralización administrativa de todos los asuntos locales, así como el derecho a votar el país sus presupuestos. Este acontecimiento tan significativo para los puer· torriqueños provocó la ira del gobierno con ]a sanción del Gobernador Palacios y ]a guardia civil arremete contra los nativos que sentían e] ideal autonomista, internándolos en los calabozos de El Morro, en San Juan. Entre estos se encontraban Antonio Mo. lina, Ramón Marin y Román Baldorioty de Castro. 2. Ideales Politicos En medio de este ambiente tumultuoso, emerge el sentir político de nuestro Francisco Gonzalo. Hombre vinculado a su medio, sigue con marcado interés los acontecimientos que ocurren en su patria. Asiste a ]a asamblea celebrada en Ponce en marzo de ]887 y decide militar en las filas reivindicadoras de la libertad anhelada. Para servir a esta causa, funda su periódico El Postillón, y desde aquí zahiere a los hombres del gobierno y a los adversarios políticos.


El notable historiador isleño Dr. Cayetano Coll y Toste, aludiendo a las prédicas autonomistas de Gon· zalo Marin dice: "Predicaba las nuevas doctrinas con fervor ardiente de devoto misionero de una idea." Fue más tarde que acosado por los incidentes se· rios y reveses sufridos le hacen rechazar el ideal de autonomía porque ella era, en su sentir "una esclavitud disfrazada", y buscando la fórmula grandiosa de la patria libre para todos anhelaba únicamente la emancipación absoluta, "ley natural de la que no pueden sustraerse los pueblos ni los individuos". Impulsado por esta nueva corriente idealista, se torna en un partidario del ideal separatista al modo del Dr. Ramón Emeterio Betances: sable y fusil. Durante su permanencia en la ciudad de Nueva York se inscribe en el Club Borinquen, y más tarde llegó a ocupar el puesto de Secretario. Para esta época, el apóstol de la independencia cubana, José Martí, se encontraba en Nueva York reclutando voluntarios para la causa de su tierra y un día Francisco Gonzalo se presenta ante él y demanda su inscripción en el Partido Revolucionario Cubano. Una noche se cele· braba una reunión cubana en Chickering Hall, e hicieron uso de la palabra José Marti, Benjamín Guerra, Gonzalo de Quesada y otros, contra el coloniaje español. Nada se habló de Puerto Rico. Los puertorriqueños presentes deseaban escuchar algo de su tierra. Se anunció al orador, que fue nuestro Pachín. Con relación a esto nos dice el reputado periodista mayagüezano José Ramón Freyre: "Se hizo oir y aplaudir durante el tiempo de su ardiente peroración, cautivando al auditorio por la gallardía con que defendió los derechos a la libertad puertorriqueña." Su gesto bravio y su verbo inspirador llaman la atención de José Marti. Desde este instante Pachín disfrutó del afecto y aprecio de Martí, y fue uno de los patriotas que más le ayudó con su pluma y su palabra en la obra dificil de la propaganda revolucio· naria.

8. Participación en la Guerra de Cuba Después de serIe útil a la Junta Revolucionaria de Cuba y Puerto Rico en Nueva York, firme en su entusiasmo emancipador, decide sentar plaza de soldado en el Ejército Libertador de Cuba para "recoger los huesos de su hermano". U n hecho ocurrido en los días de la protesta arma· da en los campos gloriosos de batalla, pone de mani· fiesto el alma noble de nuestro cruzado. El General Avelino Rosa propuso un ascenso para Francisco Gonzalo al General Máximo GÓmez. Esta recomendación fue hecha cuando aún el soldado no había demostrado sus condiciones para el mando. El General Gómez

rechazó la propuesta exponiendo razones lógicas en un militar de su categoría. Enterado Pachín de este hecho, contestó a uno de sus compañeros de expedición: "Poco importa que el general me quite una estrella; él sabe que nosotros (los poetas) tenemos todas las del cielo ... " Al cabo de año y medio de combate, los planes militares de Weyler fracasaron y recibió órdenes de embarcar para españa en octubre de 1897. El General Gómez ordenó que la División Expedicionaria pasase a prestar sus servicios a Oriente, bajo las órdenes del Mayor Calixto Garda. Esta heroica unidad entregó sus armas y municiones, y se dispusieron contra marchar al territorio orien· tal indefensos, desarmados, y expuestos a la persecución del enemigo que conociera la triste situación en que regresaban, casi desnudos y descalzos. El mando de este grupo de hombres recayó en el Coronel Dimas Zamora, a quien se le agregaron en calidad de excedentes, el valiente Coronel Ricardo Sartorio y el Te· niente Francisco Gonzalo Marin. Pachín estaba enfermo en las Villas, padecía de fiebres, y él pensó tal vez, que en la región de Camagüey, donde las operaciones de las tropas españolas no eran tan intensas, podía curarse y hacer su ingreso en el Consejo de Gobierno donde estimaba que sus servicios serian más útiles. El no midió sus escasas fuerzas fisicas agotadas a consecuencia de las fiebres que minaron su débil organismo para hacer un cruce tan peligroso. El 17 de octubre de 1897 salen los combatientes. Hicieron alto para descansar a media noche en la finca Los Anguilleros y se proveyeron de carne ahumada y viandas, que les servirían de alimento durante los días necesarios para esquivar la Trocha de Júcaro a Morón. A las 2:00 de la mañana llegó la legión a la isla desierta en medio de una oscuridad y silencio total. El Coronel Zamora, con voz grave dijo: "La Trocha la vamos a burlar a pesar de todos los inconvenientes, y para ello es menester mucho cuidado." Ganada la isla de Turiguanó se hacia necesario descansar y organizar la marcha por entre manglares. abriendo camino fornidos macheteros y expuestos a caer entre cocodrilos en acecho para devorar la presa humana. Los primeros días soportaron con valor la jornada, pero el cuarto día los pies manaban sangre y padedan dolores y sufrimientos intensos. El séptimo día, Fran· cisco Gonzalo, cayó postrado, febril, casi exánime, ofreciéndole el Coronel Zamora como único alimento zumo de limón. Frígido y moribundo, pidió al Coronel que le colocasen en su hamaca extendida entre dos mangles corpulentos, donde le acostaron. AlU quedó solo, sin fuerzas, abandonado y olvidado, el fiel exponente de la Libertad, hasta que expiró el día 26 de octubre de 1897.

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Al mes de haber fallecido, sus restos fueron encontrados en la hamaca, por los cubanos Juan Gon· zález y el soldado Marcos GÓmez. Aludiendo a la muerte de este glorioso héroe, soñador y poeta el ilustre lírico puertorriqueño José Yumet Méndez dice en la antepenúltima estrofa de su poema Pachin Marin: "Más que el vivir fue la muerte su más hermosa aventura que su gesto en los manglares de las maniguas de Cuba fue el gesto de un hombre libre que tiene un manglar por tumba"

C. El Poeta l. Influencias literarias

Pachín Marln deja en su obra literaria la huella de la época que vivió. Su amor por la lectura lo lleva a relacionarse con varios autores clásicos, románticos y premodernistas, y a traducir odas, églogas y leyendas latinas al español. Para esta época, gozaba de gran reputación en Francia el poeta de grandes recursos retóricos y musicales Víctor Hugo. Su literatura romántica impreg· nada de ideas sociales, po!fticas y filosóficas, encuentra eco en el sentir de nuestro poeta antillano. Del romanticismo victorhuguesco, la obra literaria de Francisco Gonzalo posee rasgos determinados: la simpatia por las causas justas, el ímpetu combativo, el espíritu revolucionario y el sentido de la libertad. En busca de estimulas literarios, se siente atraído por los escritos patrióticos y el sentimiento libertario del poeta cubano José María Heredia. Así se expresa Pachín en su poema Patria: Vosotros los que, a fuertes gritos, os va martirizando la conciencia y ante el poder del oro estáis contritos, vosotros los que hacéis de la existencia un pedestal en que se alzó la escoria de La ambición liviana; los que el rubor sentís ante la Historia y sentiréis vergüenza ante el mañana no profanéis con vuestro labio impío ese bendito nombre que hoy embarga de gozo el pecho mío Que el amor de la Patria alienta al hombre y el caTaZón del déspota está frío I De los poetas españoles, los que más influyen en él son Ramón de Campoamor y Gustavo Adolfo Bécquer. El espíritu dramático y el pesimismo que resalta en las Doloras de Campoamor impresionaron a Gonzalo Marln y se expresan en algunos instantes de su obra. En su poema Humoristica nos dice: "La vidal visión que amamos aunque el dolor nos abona que cuanto más la adulamos más presto nos abandonal"

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La Rima XI de Gonzalo Marin coincide en la forma con la Rima XLIX de Bécquer: "Me dijeron las gentes que olvidaste mi tierno frenesí Por más que lo dijeron, vida mía, yo nunca lo creí. No sé olvidar el pesar queda latente un año, ciento, mil. . y yo he sido un pesar p'ara tu alma Tu te acuerdas de mí! ' La tristeza penetrante del gran !frica isleño José Gautier Benítez también se escapa en el verso de Gonzalo Marín. El otro poeta que influye en Francisco Gonzalo es José Martí. Algunos de los elementos esenciales de la poesía de Martí tienen resonancia en nuestro poeta, tales como el amor por la libertad, la sinceridad que destilan sus poemas, y la estabilidad de temas e ideales como la patria, la amada y el amor. El sentimiento patriótico de Francisco Gonzalo está expresado con vehemencia martiana en su poema Vida Pública: "Mañana, cuando el pueblo. harto de agravios, en mil pedazos rompa la tribuna, mañana, cuando el toque de clarines llame al soldado a la montaña abrupta y sea preciso desnudar los pechos en campos de Borinquen o de Cuba Veremos si la envidia se insolenta o si me muerde el pecho la calumnia" El influjo de todos estos poetas en la poesía de Francisco Gonzalo es indiscutible en cuanto a predilecciones temáticas y parecidos arranques sentimentales.

2. Temas Para descubrir los verdaderos méritos del poeta. es necesario penetrar en algunos de sus temas. Como casi todo buen poeta, Pachín no permaneció indiferente ante los halagos femeninos, y cantó al al amor y a la mujer con acento emodonado. En su poema Un Puerto dice: "Como el negro pesar que me devora negra es también tu hermosa cabellera de tu talle flexible que enamora yo sé que está celosa la palmera. Tu acento es un raudal de melodía tus labios, niña. rojos ... y para colmo de desdicha mía puso el cielo dos noches en tus ojos" La Gloria para él consiste en el logro de la mujer amada, y la libertad de Puerto Rico. En algunos poemas nos presenta el tema de la muerte y en su poema En el Barco ésta se convierte en un renacer en lo eterno:


Llegar por fin al puerto inaccesible doblegar los mandatos de la suerte satisfacer la sed de lo imposible renacer junto a Dios... tal es la muerte ... 1 Supo armonizar de manera original la naturaleza circundante con sus sentimientos amorosos y patri6ticos. Sintió la religión a la manera romántica. Es un tipo de religión estética, en donde el poeta mezcla a Dios con sus estados de ánimo. La obsesión de nuestro bardo es la tierra borin· queña. Amante de su isla, se lanza a la tarea noble de difundir el ideal de libertad e iluminar la senda que conducía al pleno goce de una patria libre. En su soneto El Trapo invita a sus compatriotas a salir al campo del honor y tremolar su bandera libre así: Cuando un pueblo no tiene una bandera bandera libre que enarbole ufano en pos de su derecho soberano y el patriotismo la gentil quimera si al timbre faltan de su gloria entera brios de combate en contra del tirano la altiva dignidad del ciudadano o el valor instintivo de la fiera, con fe gigante y singular arrojo Láncese al campo del honor fecundo tome un lienzo, el alar, pálido o rojo y, al teñirlo con sangre el iracundo verás cambiarse el mísero despojo en un trapo que asombre a todo el mundo. y en su poema El Ruiseñor nos revela su temperamento insumiso y su proceder enérgico cuando dice: "Yo aplaudo al ruiseñor cuando a la hora en que despierta perezosa el alba, el Vierte tnnos, de alborozo llenos, como la aurora lágrimas.

Yo aplaudo al ruiseñor al medio día porque, de árbol en árbol cuando salta quema, creyente, en el altar de Febo no incienso, alas ... Yo aplaudo al ruiseñor cuando a la tarde su novia-ofrece quejumbrosa cántiga y le aplaudo también cuando a la noche entona una plegaria ... Mas, si alevoso huésped, por codicia del recinto selvático le arranca para dejarle ¡;>risionero alado oentro de odIosa jaula: Si el pobre ruiseñor cierra su pico enfermo pliega las oscuras alas y romper no pudiendo sus cadenas mucre de rabia . Entonces ... ohl

No sólo del aplauso agito yo las palmas sino que, noble, sin igual y altivo doy forma a esta pregunta temeraria: ¿Por qué los pueblos que aherrojó el tirano tambien no aprenden a morir de rabia?"

3. Conclusión Después de haber analizado la vida y obra de Francisco Gonzalo Marin, llegamos a la conclusión de que su labor patriótica y significación heroica sobrepasan sus méritos de pacta. Cantó a su tierra de manera original, sencilla y apasionada legando así a la posteridad, un tesoro lirico de eternas inquietudes y arrebatos libertarios. En sintesis, Pachín Marín, es el símbolo del alma errante y el viejo estoicismo de la raza hispánica y es acreedor del cariño y veneración de todo buen puertorriqueño que sienta en su corazón el intenso amor a la historia de su patria.

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Los sones de la bomba en la tradición popular de la costa sur de Puerto Rico EDwrN FrGUEROA BERJÚOS

DESDE QUE EL NEGRO SUSTITUYÓ AL INDIO EN EL CARIBE

colonial. el folklore africano fue conformando la cultura popular de las Antillas con especial acento caracterizador. El indio, a pesar de su temprana de· saparición, dejó su huella en el léxico porque era due· ño de la tierra conquistada, era su aborigen. Le había dado nombre a cuanto le rodeaba. a todo lo que el colonizador desconoda y necesitaba conocer y poseer. El africano, aunque arrancado de su geografía natural. conquistó al blanco con sus oscuras tradiciones cargadas de ritmos primitivos y misteriosas supersticiones. En el correr de los siglos en las islas del Caribe se produjeron originaHsimas creaciones al fundirse en cada una de ellas la tradición europea y la africana. Combinación de instrumentos musicales, ritmos y voces de variada procedencia han dado como resultado una literatura folklórica y poética. única en la América hispana. Puerto Rico, punto fronterizo entre las Antillas Mayores y las Menores no se escapó a tan interesante proceso de aclimatación cultural. En sus costas -como en los tachos azucareros de los ingenios- cristalizaron formas populares que evocan a un mismo tiempo la sobria Castilla y las tórridas zonas africanas. La llanura seca que se extiende entre Ponce y Patillas en el sur de la isla, entre otras porciones del litoral borinqueño, ha sido escenario viviente del fenómeno que apuntamos. En los barrios urbanos de Bél· gica y San Antón en Ponce, en la población de Juana Díaz, en el Pastilla de Santa Isabel, en El Caquí, de Salinas, en el puerto de Jobos en Guayama, en la playa de Arroyo hasta las cercanías de Patillas han persistido con mayor o menor fuerza estas expresiones folklóricas del negro. Entre las más importantes se cuentan la Bomba, el J

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baquiné, y la plena ponceña. A éstos habría que añadir los rosarios y los cuentos mendé, cantados a coro en patois francés los primeros y contados en español con intercalaciones dialectales del francés y del cangá, los segundos. La bomba fue el baile y el canto más íntimamente ligados al espíritu del negro esclavo. Fue el menos mixtificado, el que le unió más estrechamente a su origen y el que mitigó más hondamente la nostalgia de su tierra en el duro cautiverio americano. El sonido de las bombas (voz africana para tambor) y la prolongada monotonla de su ritmo evocan con fidelidad las culturas africanas de su procedencia. Originalmente era la principal diversión de los esclavos en sus horas de asueto. Se bailaba por la tarde en las plazas de las haciendas hasta la caída del sol en presencia de los amos o de sus mayordomos. Siempre fue diversi6n muy vigilada porque en muchas ocasiones sirvió de pretexto para tramar levantamientos y fugas. "Durante los bailes de negros", comenta el historiador Luis M. Díaz Soler, "las esclavas pasaban fuentes de harina con leche y miel, frascos de agua ardiente y tabacos para fumar. Estos obsequios eran costeados a veces por el amo, quien disfrutaba de la alegría general pero se abstenía de consumir 10 que·los negros tenían para eUos".1 Tanto la música popular como la poesía llamada negroide especialmente la del guayamés Palés Matos tienen una clara filiación con este ritmo musical bai· labIe. Los instrumentos empleados para la interpretación de la bomba son dos tambores, uno mayor y otro me· 1 Luis M. Dlaz Soler, Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico, (1955). p. 17&.


nor, hechos con barriles cubiertos en uno de SUs extremos con cueros de chivo. Se emplean también dos paletas que llaman el cuá, para repicar sobre el barril más pequeño y una maraca con la que se acom· paña la cantadora principal. Los ejecutantes son el guiador (primer tambor), el repicador (segundo tambor), el tocador de cuá, quien acentúa el ritmo de los tambores con un sonido áspero y seco, y las cantadoras. El guiador y el re· picador tocan los tambores sentados a horcajadas sobre el lomo de los barriles. El cud se toca sobre el segundo tambor. El conjunto de mujeres que cantan los sones de la bomba se compone de una cantaora principal, quien inicia el canto y lo dirige acompañándose por una ma· raca, y el coro que fluctúa entre dos y seis mujeres. En un silencio inicial que contrasta con la estri· dencia que irrumpirá poco después, la cantadora lanza la primera copla con el único acompañamiento de la maraca. Oí una voz Oí una voz Oí una voz divina Que del cielo me llamó1

El verso inicial se repite tres veces en algunos de los sones. En la tercera repetición se completa la idea y no se añade ningún otro verso. La cantadora puede añadir alguna palabra en el verso final o puede alteraJ' la sintaxis del mismo. 01 una voz divina del cielo que me llamó

El estribillo se repite indefinidamente hasta que la cantadora introduce uno nuevo, que enlaza con el anterior por medio del verso que sirve de pie forzado. Yo estaba en un suefio ¿Comadre. usted no oyó? Una voz divina Que del cielo me llamó

A medida que se repite el mismo estribillo, el acom· pañamiento, que de primera intención parece con· fusa, se empieza a depurar en el oído del oyente. Los ejecutantes se acoplan cada vez más hasta que la can· tadora, con el acompañamiento de los tambores, el coro, la maraca y el cuá fonnan una unidad rítmica perfecta junto a 105 danzantes, quienes cantan y bailan indefinidamente cogidos en el ritmo sincopado del son. Una de las particularidades de esta pieza consiste en que los Janzantes cantan mientras bailan, rasgo típico de los primitivos ritos africanos. Los movimientos del baile son más lentos en la mujer. El hombre hace mayor alarde en sus pasos por 10 cual suele llamársele piquetero si es hábil y exagerado. Mientras bailan, las danzadoras levantan l Son de bomba denominado Hola1ldis. ObRrvese la semejanza entre este motivo poético y el poema El llamado, de Luis Pal~ Matoa.

sus trajes por el ruedo, con gran delicadeza. p~ mostrar las enaguas encintadas y de vivos colores que constituyen el lujo y orgullo de su atuendo. Aun las ejecutantes de 50. 60 Y 70 años que presenciamos en Ponce ludan sus enaguas con gracia y donaire juve· niles. El sonido áspero de los tambores y el cuá contrasta con las figuras del baile las cuales se mueven dentro del esquema rítmico sin contorsiones grotescas ni gestos eróticos. Fenómeno curioso este en el que el baile ha seguido una evolución distinta a la de la m,lsica. Indudablemente que el baile ha pasado por un proceso de depuración y estilización y en los gestos y movi· mientas. En tiempo de la dominación española al. gunos de ellos fueron prohibidos por su evidente carácter lascivo. Hoy, sin embargo, en su etapa decadente, más parecen acercarse en su aire general, a los bailes de salón típicos de la centuria pasada. Y así al perder su autenticidad originaria parecen haber perdido también su razón de ser. Los sones que aún se conservan en la tradición popular de Ponce y que hemos visto y oído ejecutar recientemente son: el leró, el güembé, el cunyd, el belén y el holandés. De los tres primeros recoge noticias Manuel Alvarez Nazario en su estudio sobre El elemento afronegroide en el español de Puerto Rico, 1961. De los restantes no da noticias aunque pueden corresponder a modali· dades que aparecen con otros nombres en su libro. Del leró nos dice que es probable que sea corrupción afrocriolla de las palabras francesas le rond, "posible denominación de un baile de grupo ejecutado en corro o círculo".1 Por lo que hemos podido observar el leró es la modalidad del baile de bomba que va perdiendo más fuerza en la tradición local de Ponee. El cunyá también parece derivar del francés dame congoise' o sea danza del Congo. El cuembé que en Ponce se pronuncia con consonante inicial sonora, güembe aparece recogido en el diccionario académico como cumbé denominación de baile y son negroides8 , El belén y el holandés no los menciona Alvarez Nazario pero pertenecen a la misma familia de los sones anteriores. De acuerdo con un reportaje en el periódico El M undo4 finnado por Rosario Guiscafré se menciona allí el bamlulaé como son holandés por lo que deducimos que es el mismo que se conoce en el sur de la Isla. A continuación incluimos la letra de cada uno de los sones que oímos y vimos bailar en Ponce: 1 2 5 4

Manuel Alvarez Nazario. op. at., p. 5U. Ibld.• p. 51l. Ibld.• p. 502. Rosario Guisc:afré, Intérpretes de la bomba puertorriqueña. El Mundo, sábado de junio de 1965. También en Alvare~ Nazario op. cit., p. !I08.

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1.

Lero: Cachón dice Elena Cachón dice Elena A)' Cachón dice Elena que va a buscar la contra pa resguardarse. Cuando pase por Cua}'anilla Que venga de vuelta y viaje Va a buscar la contra pa resguardarse.

2.

Cunyá: Te quiero "er Te quiero ver 1AY te: quiero verl Parado en las esquina. Velándome. No puede ser No puede scr Ay no puede scr Porque tengo otro amante a quien querer,

8.

Güembé: Prepárate Reparada Preparatée... Prepárate Reparada Que la fonuna te va a tumbá, , , Mandó isir don Domingo que viene yaá ... A ver tacho nuevo que don Domingo quiere monta, ..

4.

Belén: No No Eso No

5.

puede ser puede scr que tú me dices puede ser.

Holandés: Adiós Maria Te vas y me dejas solo Solito me dejas y solo me encontrarns.

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Las estrofas de la bomba son tan sencillas como el patrón rítmico que las acompaña. Una frase de la conversación, un pensamiento amoroso, la precaución contra un hechizo. una orden del amo, el comienzo de la molienda sirven para organizar la estrofa. En aJgunas se pone de manifiesto una idea abstracta como el sentimiento de la muerte. la fatalidad o el amor. En general sus temas están íntimamente ligados a la vida cotidiana o espiritual del negro. N os revelan mucho de su mundo anímico. social y religioso. De algunas de ellas circulan varias versiones unas má..~ poéticas que otras. Este hecho y el procedimiento de repetición con variantes a base de un verso que sirve de estribillo, vinculan estas composiciones a las décimas de pie forzado de nuestros campesinos y por consiguiente a la tradición popular heredada de España. Su valor, aun cuando no tengan calidad estética. estriba precisamente en el intento por aprehender en una frase, tan breve como sencilla. algún rasgo distintivo de la vida social o espiritual del hombre. . Aunque la bomba está hoy día en decadencia persiste con bastante fuerza a 10 largo de la costa sur en los pequeños núcleos que hemos enumerado al comienzo de este artículo. Todavía se encuentran intérpretes profesionales de la bomba que viven de ella exclusivamente. El folklorista puertorriqueño Francisco López Cruz nos aseguraba que en el sur de la Isla la bomba se conserva más pura en sus elementos originales que en el norte y así lo hemos podido comprobar recientemente. Sin embargo, en términos generales, los interesados en el estudio y conocimiento de nuestra formación cultural han dado por desaparecido este interesante aspecto de la cultura popular puertorriqueña.





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