Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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REVISTA del INSTITUTO de CULTURA UERTORRIQUEÑ4 ANTROPOLOG1A HISTORIA

UTBRATURA ARTES PLÁSTICAS TE.ATRO lKOSICA ARQUITECTURA

ENERO - MARZO, 1966

San Juan de Puerto Ricv


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DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES Guillermo Silva, Presidente Enrique Laguerre - Aurelio Tió - Teodoro Vidal Arturo Santana - Esteban Padilla - Wilfredo Braschi

Director Ejecutivo - Ricardo E. Alegría Apartado 4184

SAN JUAN DE PUERTO RICO

AÑO IX

1966

Núm. 30

ENERO-MARZO

SUMARIO Instantánea del cuento en Puerto Rico por Anita Arroyo ... ... ... ... ... ...

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Otra versión sobre el origen de la danza puertoriqueña por Samuel R. Quiñones ... ... ...

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Onomástica indígena del Legajo de Contaduría núm. 1072 por Aurelio Tanodi

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El Instituto de Cultura Puertorriqueña premia figuras ilustres de la comunidad ......

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Oración por los hijos (poema) por Elsa F. de Tió ...

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El Instituto de Cultura Puertorriqueña. Décimo Aniversario de su fundación, 1955-1965

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Personalidades de Puerto Rico y el extranjero opinan sobre la obra del Instituto de Cultura Puertorriqueña en su Décimo Aniversario ... ......

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Exposición de seis pintores argentinos contemporáneos

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Exposición de obras de Rafael Ferrer ...

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Los cuatro mares líricos en la poesía de OIga Ramírez de Arellano de Nolla por Luis Martínez oo.

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12 de Octubre por Lidio Cruz Monclova ... ... ... .,. ... ...

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Una comida de gala en La Fortaleza hace 200 años por Sebastián Conzález Carcía

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Reseñas Bibliográficas de 1965 ... ...

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PUBLICACION DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE&A Director: Ricardo E. Alegría Ilustraciones de Carlos Marichal Fotografías de

Jorge Diana

Aparece trimestralmente Suscripción anual Precio del ejemplar

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B. 3343· 1959

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COLABORADORES


LUIS MARTíNEZ FERNÁNDEZ, doctor en Fi· losofía y Letras y en Derecho por la Uni· versidad de La Habana, y periodista profesional, ha dedicado largos años de su vida al profesorado universitario, la literatura y el periodismo. Su obra abarca la poesía, el teatro, el cuento y el ensayo. Entre sus obras figuran: Supermujeres (novela), Tolvanera, Ráfagas de la ciudad (teatro), Cenicienta y El hljO del Mambi (composiciones dramáticas para niños). El doctor Martínez Fernández es actualmente profesor conferenciante de la Universidad Católica de Puerto Rico y Director del Departamento de Español del Colegio Ponceño de Varones.

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LIDIO CRUZ MONCLOVA, profesor de historia y literatura puertorriqueña en la Universidad de Puerto Rico, se ha destacado entre nuestros historiadores como el más acucioso investigador del Puerto RIco decimonónico, labor a la que ha dechcado largos años de estudio y cuyo principal fruto ha sido la Historia de Puerto Rico, siglo XIX, seis volúmenes apareci. dos entre 1952 y 1964. Es también autor de las obras Historia del año 1887, Luis Muñoz Rivera: diez años de su vida política, y coautor de los libros Noticia y pulso del movimiento político de Puerto Rico (1808-1890 J, escrito en colaboración con el doctor Antonio J. Colorado, y Los documentos ¿qué dicen?, recopilación hecha en colaboración con el profesor Reece B. Bothwell. Cruz Monclova es editor de la parte de prosa de las Obras Completas de Luis Muñoz Rivera, que viene publicando el Instituto de Cultura Puertorriqueña.


AURELIO TANODI nació en Zagreb en 1914. Licenciado y doctor en historia por la Universidad de su ciudad natal, completó los estudios de historia, paleografía y archivística en importantes archivos europeos. En 1948 se radicó en la Argentina, donde ocupó diversas cátedras en materia de su especialidad. Además de Director de la Escuela de Archiveros de dicha Universidad, fue investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina y Presidente del Comité de formación profesional del Consejo Interamericano Técnico sobre Archivos. De sus investigaciones en diversos países europeos y americanos son fruto numerosos libros, monografías y artículos sobre diversos temas históricos. Profesor visitante de la Universidad de Puerto Rico en dos ocasiones, desde el presente año ocupa una cátedra permanente de diplomática y paleografía en dicha Universidad.

ELSA FERNÁNDEZ DE TI6, natural de Areci00, procede de familia de poetas. Biznieta de Manuel G. Padilla (El 'Caribe) y nieta de Trina Padilla de Sanz (La Hija del Caribe), es a su vez progenitora de la niña poetisa Elsita Tió Fernández, quien a los siete años publicó su primer libro de versos. Educada en colegios del país y en el ambiente de cultura literaria que fue el hogar de su abuela materna, se ha distinguido por el apoyo que ha prestado a numerosas actividades intelectuales y artísticas. La poesía que publicamos en este número de la Revista es la primera suya que da a la estampa.


doctor en filosofía y letras por la Universidad de Madrid, fue catedrático en la Universidad de Compostela de 1929-1936. Desde 1939 pertenece al claustro de la Universidad de Puerto Rico donde dicta cátedra de historia del arte y arqueo~ogía y ha desempeñado los cargos de decano de Humanidades (1943-1961) y de Estudios (1962-1965). Autor de importantes estudios publicados por el antiguo centro de Estudios Históricos de Madrid y en la Revista de Indias, ha colaborado en la Revista de Historia de la Universidad de Puerto Rico con trabajos sobre temas históricos puertorriqueños, entre los que se destaca su monografía titulada Notas del gobierno y los gobernadores de Puerto Rico del siglo XVII. Tiene en preparación una obra sobre el pintor José Campeche. SEBASTIÁN GONZÁLEZ GARCfA,



Instantánea del cuento en Puerto Rico Por

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ANITA

ARRoyo

Antecedentes. ESPU~S DE LOS 1'RABAJOS DE CONCHA MEu1NDEZI

y otros autores puertorriqueños es difícil, en realidad imposible, añadir nada al estudio del cuento en Puerto Rico. Ellos han agotado el tema. Sólo pretendemos captar una instantánea de este género que ha alcanzado en la Isla un rico florecimiento. Antecedente más remoto es el artículo de COSo tumbres, primera manifestación del ccriollismo» en América. Es un carácter común al desarrollo del género en todos los países hispano-amerl. canos. Desde aquellos primeros cronistas satíricos que con gracia picaresca, se adentraban por las en· trañas del acontecer interno de la vida colonial -un Rodríguez Fresle, un Caviedes, un Pardo, por ejemplo- hasta el creador de las Tradiciones -Palma-, el tema apuntó y fue cobrando cuerpo en nuestra literatura. Periódicos y revistas locales -como el Papel Periódico en Cuba, por citar un caso- publicaron desde sus orígenes estos artículos breves, des· criptivos, que daban noticias de nuestras costumbres y modos de vida en general, peculiares en cada región. Así en Puerto Rico en el Aguinaldo Puertorriqueño (1841) y en el Album Puertorriqueño tuvo nacimiento el género, bajo esa rúbrica del criollismo -aquí «jibarismolO- que ya señalamos, común a Hispanoamérica. Fue en la isla que nos ocupa Manuel Alonso el gestador de esa criatura 1. Concha Mel~ndcz, La generación del treinta, cuento y novü. Instituto de Cultura puertorriquella, 1960: El cuento, selección y es· ludio. Anlologla del aulor puertomqucfio. Estado Ubre Asol:lacl6n de Puerto Rico, 1959.

-el «Gíbara» padre literario- que es eje de lo vernáculo borinqueño.2 Concha Meléndez, señala una segunda etapa en el desarrollo del cuento en Puerto Rico.

b) El cuento anterior a «Asomante-

Esta etapa está teñida de regionalismo e eiosu· larismolt. El «jíbaro- ha nacido al arte y, aunque como muy bien distingue Federico de Onís, no es «la materia- sino «el alma».lo queha,ce"'a los cuen" tos puertorriqueños -c,om~ a toda la literatura-, los escritores de ese primer período, los «iniciadores. -Matías González García, Mariano Abril, Eu· genio Astol y Pablo Morales Cabrera- realizan obra regionalista, costumbrista -Cuentos popula. res, Cuentos criollos, basten esos títulos de relatos de Pablo Morales Cabrera, para ejemplificarlo-. Alternan estos cuentos de materia puertorriqueña con otros románticos, pero es la modalidad insular -la contribución al folklore puertorriqueñola que nos interesa destacar, desde nuestro punto de vista de pesquisa de lo americano. En el prólogo a la Antologla Puertorrique1ia de Rosita SilvaS distingue muy bien Federico de Onís las dos corrientes que paralelamente ha seguido nuestra literatura hispanoamericana. Es esta se· gunda corriente la que nos interesa seguir. 2. Manuel Alonso, El jlbaro, B:IJ'ccloDll, 1849. 3. Rosita SUvn, Antologlll Pucrtorrlquei\II, San luan, Imp. VeneZUCIIl, 1928.

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Siguiente estadio de la historia que esbozamos. En la revista del Ateneo Puertorriqueño, en 1939, aparecen los Cuentos para fomentar el turismo de Belaval, por primera vez, y en esa misma publicación es que el autor del Prontuario histórico de Puerto Rico se revela también como cuentista. El otro narrador que se destaca, Oliver Frau, regodeándose en los recuerdos de su vida en los cafetales, los recrea en sus «cuentos. --así los llama. Bebe la materia de sus relatos en su infancia y adolescencia y aprende de los humildes campesinos identificándose «con sus luchas, sus dolores, sus amarguras, sus amores y sus sacrificios». Con ello da forma literaria al «jíbaro que lleva dormido en el corazón». Este cuentista hace del cafetal un verdadero personaje, casi el protagonista y por ello nos resulta interesante. El libro en que recoge su producción, Cuentos y leyendas del cafetal,· así como la vida de este autor, han sido objeto de una documentada tesis que recomendamos a quien quiera obtener más noticias de este autor.! Tomás Blanco, prosista de alta calidad literaria, autor de interesantes ensayos, como el ya citado Prontuario y El caqui y de una novela corta -Los vates-, ha escrito cuentos de gran valor, como Cultura, Tres pasos y un encuentro, Naufragio y Los aguinaldos del infante. Naufragio tiene el interés de que su protagonista es un pescador -«Pedro, como su homónimo el apóstol de las Uaves»- tipo poco explotado por nuestros cuentistas hispanoamericanos -que viven en su inmensa mayoría de espaldas al mar-o Resulta curioso observar cómo los autores antillanos -que viven frente al mar- 10 suelen olvidar casi por completo, siendo uno de

los más fuertes y persistentes elementos de inspiración con que contamos en estas regiones me· diterráneas. Blanco constituye una excepci6n al hacer una magnífica caracterización de este tipo popular casi nómada cuyo «acostumbrado habitáculo eran las marismas», para quien la pesca no tiene secretos y quien, «aparte de ser cum· plido pescador»... era un hombre honrado, juicioso y sereno, con disimulado fondo de ruda bondad, tolerancia y comprensión para con todo el mundo. Hombre «'hombre., Pedro encuentra que lo que para él constituye toda su vida y requiere particular «hombría», es para unos ricachos un pasatiempo deportivo insustancial y reniega de ellos abandonando hasta a una de las damas que ejerciera sobre él especial simpatía... Averiguando que el primer Papa había sido pescador, se pregunta si lo sería «de verdad o por deporte... "Deporte de lo que les dé la real gana. Pero no de pesca. Eso no es pesca. Es un vi· cio...", exclamó y lanzó una mala palabra que azoró a unas buenas comadres que se le cnLZaban y se pararon en seco sorprendidas, para excla· mar, sin comprender su íntima tragedia: "EI plJo bre Pedro, ¡ay bendito!.. Un hombre tan hombre, tan él. Y ¡tan salol ¿Por qué no se casaría?,.•"•• Emilio S. Belaval es, de esta generación, el autor que más centra su interés y su temática en el problema social, y llena de contenido humano y puertorriqueño, dramatizando la problemática del país, sus cuentos. El choque de culturas -meollo del drama insular-, que había sido hasta ahora sólo aludido, se vuelve a partir de él nervio y sangre de la búsqueda de una expresión puertorriqueña, que será la meta más ambiciosa y auténtica de los escritores borinqueños. Esta búsqueda, que hasta entonces habían barruntado autores como Morales Cabrera y Meléndez Muñoz, «ahora se dramatiza con intensidad o ironía, llegando con frecuencia a sátira social, vertida en técnica que por momentos no evade ni 10 cursi, ni lo antipoético de los incidentes».6 Los Cuentos para colegiales (1918·1923); los Cuentos de la Universidad, y Cuentos para fomentar el turismo, son los tres libros de este autor fecundo -confiesa haber escrito trescientos ochenta y cinco cuentos-, quien, en distintos escenarios da la temática social y política del país, con ribetes de crítica mordaz. Motivo de críticas a la vez, sus cuentos plantean polémicamente censuras a los sistemas im· perantes -como en los que recogen su etapa uní·

4. Yauco, Puerto Rico, 19311. 5. Margarita Vázquez de Rivera, Vida y obra dc Antonio O/illcr Frau, tesis para la maesWa en artes. Universidad de Puerto Rico, 1963.

6. Concha Mell!ndez, Anlologla dc aulores puertorriqueños. El selección y estudio, EdicloDcs del Gobicrno, Estado Ubre Asocllldo dc Puerto Rico, 1957.

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Los cuentistas de «lndice»

Es el próximo paso en esta sintética trayectoria. Este «mensuario de literatura, arte y ciencia» aparece en 1929 y publica numerosos cuentos de Alfredo Collado Martell, Antonio Oliver Frau, Humberta Padró, que ya son realizaciones bien logradas del tema que nos ocupa. Contemporáneos a éstos, Emilio S. Belaval y Tomás Blanco, son las dos figuras que más se destacan. Como dice Concha Meléndez de ellos, «por el estilo de sus cuentos y por la cronología de los más recientes, se incorporan a... » d)

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«La Edad de Asomante»

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versitaria-. Beleval se caracteriza por un vigoroso planteamiento de muchos de los problemas capitales que afectan a la comunidad. Si le preocupó cómo se adulteraba la personalidad del estudiante puertorriqueño y cómo las influencias foráneas invadían y permeaban la población de la Isla, era porque ama a su país y quiere verlo expresarse en todos los planos con personalidad propia y no importada. Y esta toma de conciencia puertorriqueña, en un profundo plano de sensibilidad y de razonamiento, es la que define a todos los intelectuales que, en Puerto Rico, alcanzan ya ese estadio de madurez reflexiva, tercera etapa actual en la evolución de nuestro espíritu y de nuestra literatura hispanoamericanos. La cuentística de Belaval tiene -aparte de este gran interés social y americano- valor estético. Dotado para el género de un modo natural, su técnica es depurada y muy expresiva. Fuerte y satírico las más de las veces, no falta la nota de ternura en alguna ocasión como en su cuento El niño morado de Monsona Quintana, excelente relato que reúne un patético realismo y una honda ternura materna. Y, no pudiendo extendemos todo lo que quisiéramos, añadiremos que otros cuentos -en los que se continúa la tendencia criolla, con el jíbaro por protagonista- como Tormenta platanera, nos presentan al cuentista moderno que ha de perdurar por su valor intrínseco, capaz de pintar al desnudo y a la vez poéticamente la tragedia del jíbaro -en aquel cuento «aplatanado por los cuatro desahucios- al mismo tiempo que el drama de su tierra escindida en agónico conflicto. e)

1.os cuentistas de la nueva generación

Concha Meléndez incluye en su antología del cuento en esta sección a una docena de cuentistas que hoy demuestran el rico florecimiento del género en la Isla. En la imposibilidad de referimos a todos -aunque lo merezcan-, por la naturaleza de esta obra, nos concretaremos a Abelardo Diaz Alfaro, José Luis González y René Marqués. ·El primero, nacido en 1926, representa la concentración del tema que vimos preocupó y trató Belaval: la influencia creciente de los Estados Unidos en la tierra y el alma puertorriqueñas. Terrazo, su conocido libro de cuentos, es un conjunto de relatos impresionantes, de gran fuerza en que el símbolo cobra vida permanente porque, como certeramente afirma nuestra crítica, elo poético transforma la materia simbolizada reduciéndola a conmovedoras esencias». Cualquiera que haya leído El josco -toro puertorriqueño desplazado por uno '1lorteamericano-, El boliche -símbolo de la vida del tabacalero-, Los

perros -por sólo mencionar los que aparecen en la citada Antología-, comprueban de inmediato el ojo plástico de este cuentista, que fiel espejo de los tintes del cielo y de la tierra, sublima ]a materia creando con ella, recreándola, materia plástica y viva, propiamente americana y puertorriqueña. Un año más joven -1925- José Luis González extiende el radio de acción del puertorriqueño a un ámbito mayor, completando el cuadro general. Ya no rural, sino urbana -arrabales de San Juan- y ya no isleña, sino extrainsular -en los suburbios de Nueva York: el Este de Harlem-, la cuentística de este joven narrador recoge otro aspecto importante de la historia social puertorriqueña: la emigración a los Estados Unidos, donde ya hay más puertorriqueños que en la ca· pital de la Isla. Sus libros: En la sombra -escrito a los dieciocho años-, Cinco cuentos de sangre y El hombre en la calle, muestran cuentos que revelan, desde los escritos en plena adolescencia, al cuentista que maneja el género con sorprendente soltura. Dedicado el primero de estos libros a usu camarada del campo», son páginas encendidas de protestas contra la vida miserable de los peones de la central azucarera y contra el despojo y la ruina de los que se ven obligados a vender sus tierras a «los americanos», pinturas vivas aunque quizás demasiado escorzadas de las situaciones aflictivas presentadas. Más valiosos literariamente encuentra la crítica y antóloga Concha Meléndez los cuentos cuyo tema es un conflicto individual, corno El hombre y La esperanza. Influido por Horacio Quiroga, el maestro uruguayo del género escribe cuentos como Pdjaros de mar y tierra y Los cuentos de sangre. Ya en el tercer libro -El hombre de la calleJosé Luis González traza la sicología del hombre urbano, enfrascado en las grandes lides sociales de nuestros días, eje de la dramática lucha de clases que es tema de la mayor parte de la literatura actual de todas partes... Pero, como muy bien concluye Concha Meléndez: cel hombre en la calle» de José Luis González es puertorriqueño, ya sea el emigrante del cuento Nueva York o el pugilista Martinez de El '\,'endedor. A nosotros nos han gustado particularmente sus cuentos -por su mayor sustancia poéticaLa carta y En el fondo del calío hay un negrito, ambos reveladores del artista que hay junto al observador de la realidad de su tierra, cuyas angustias ba sabido ~1>resar con segura técnica. Finalmente, René Marqués, autor también teatral y crítico, cierra la trilogía representativa del cuento en Puerto Rico en este breve resumen: 3


La toma de conciencia de 10 puertorriqueño y a la vez de 10 universal -verdadera madurezculmina en él, ejemplarizando 10 que nos ha in· teresado destacar: la conciencia de la transforma· ción que sufre este pueblo, crisol de tantos fermentos culturales, a compás con la transformación veloz del mundo de hoy, en el caso de Puerto Rico acelerado el ritmo hasta el vértigo por la influencia de los Estados Unidos. El desajuste que es agonía del hombre actual se acentúa en esta Isla que busca expresarse y para ello trata de encontrarse, de enclavarse, ha· llando como únicos asideros su trasfondo histórico, su tradición hispánica y su nacionalismo pujante, aunque a veces tenga que mostrarse encu-

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bierto, drama central que preocupa a estos escritores jóvenes y que González resume en lo que considera su temática: cel hombre que vive una época que no le corresponde y tiene -dice Concha Meléndez- la revelación de ese desajuste cuando ya ha caminado demasiado lejos en la senda equivocada•. Equivocada o no, el puertorriqueño, como el hombre americano en general, busca afanosamen· te su senda de auto-expresión. Y estos cuentistas puertorriqueños revelan esta angustia. El haber logrado expresarla y darle forma literaria, los con· sagra como artistas que plantean en toda su pa· tética hondura la problemática social y cultural de Hispanoamérica. Y ello es signo ya de madurez.


Otra versión sobre el origen de la danza puertorriqueña Por SAMUEL R. QUIÑONES

LA Mt1SICA

POPULAR PUERTORRIQUEÑA

PROFUNDIZA

añeja prosapia en su origen remoto. Melodía y ritmo le prestigian abolengo de hondas raíces en el tiempo. El ritmo le viene del hondón de los siglos que lo fueron elaborando en el misterio del Africa primitiva. La melodía la trajeron de España conquistadores y colonizadores. Supervivencia del canto llano medieval es una que otra de las coplas que canta nuestro campesino para aliviarse la tarea y, sobre todo, el «le lo lai» con que las decora en ritomello de antigua monodia. Complacería atrio buirle a la música del indio boriquense cierto apor' te a la nuestra popular si no fuera tan difícil un señalamiento de precisión histórica. Nuestros indios no tenían notación musical y de sus areitos apenas queda la evocación romántica disuelta en leyendas y tradiciones. Aun en las otras Antillas, donde la composición musical de los indios aborígenes ha tenido solícitos investigadores, se ha puesto en duda la autenticidad del único areito que allí se conser· va, el que, según dice Bachiller y Morales, dedicó la Reina Anacaona al Comendador Fray Nicolás de Ovando. Hablo de cuán antigua es la estirpe de nuestra música popular sólo para introducir un dato histó· rico sugeridoramente interesante. Nuestra danza es lo más tradicionalmente repre· sentativo de la música puertorriqueña. Buscándole su origen se le han señalado diversas procedencias. Para Fernando Calleja proviene del danzón venezolano. Para Augusto Rodríguez y Braulio Dueño Colón tiene su entronque en la habanera cubana. Para Tomás Milián viene de España y procede de la danza extremeña. Pero como todo esto se queda en el siglo pasado, surge la pregunta inquietante:

¿No tendrá nuestra danza otro posible origen más lejano en el tiempo? Indagar en tan fascinante tema, meramente por curioseo intelectual y no en ánimo de investigación erudita, nos lleva hasta el siglo XIII, hasta el Rey Alfonso X el Sabio, el que compuso, o mandó como poner las famosas «Cantigas de Santa María». Al nombre «Cántigaslt que les da Menéndez Pidal, yo prefiero el de «cantigaslt que les da el Marqués de Valmar. De las cantigas del Rey Sabio han hecho transcripciones en la moderna notación musical JuHán Ribera Tarragó e Higinio Anglés, musicólogos españoles de eminente señorío. Quiero traer aquí la música de una de esas cantigas -la 348 - como homenaje a Rafael Hernández, a quien tan hondamente le preocupaba el origen de nuestra danza. Sin que invoque - porque no la tengo - autori· dad de técnico; tan s610 como un aficionado que se apasiona hurgando en libros sobre música y músicos, yo me gozo señalando en la referida cantiga de Alfonso el Sabio un posible orig~n de la danza puertorriqueña que la remonta hasta hace siete siglos. . Conocer la música de esa cantiga es abrir una ventana de inquietud a la preocupación investigadora de nuestros musicógrafos. Es como pedirles que reabran el expediente indagador del origen de Duestra danza. Transcribo a continuación esa can· tiga del sabio Rey de las Siete Partidas, instando a quien sepa hacerlo que la ejecute, y a quien no sepa que procure que alguien se la interprete. Tocar u oír la música de las cantigas será como gustar el ritmo inconfundible de una de nuestras danzas puertorriqueñas, con su paseo, con su parte bailable, con su cadencia inconfundible.

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Esa música es, en efecto, la de una danza, con su paseo, con su parte bailable, con su cadencia inconfundible. La danza no es hoy la música popular puertorriqueña en el mismo grado en que lo era antes. Es la danza, sin embargo, un episodio de nuestra historia, pero con tal vigencia artística que todavía tiene vivo sentido de realidad en nuestra cultura musical; con tan vital persistencia de sus proyecciones hacia el presente, tan expresión tradicional que se sobrevive a sí misma, tan presencia del pasado, que todavía sigue siendo el alma musical de nuestra patria. Ciertamente casi hemos desterrado la danza de nuestras fiestas pero es porque la seguimos bailando en el coraz6n. Preferimos escucharla a bailarla porque hoy pensamos que su música, ya elevada a símbolo de puertorriqueñidad, no

es para que la acompasen los pies sino para que la sienta el espíritu. Recatada y tímida, nuestra danza se ha refugiado en la montaña donde el campesino le hace olvidar su destierro festejándola en el punteo del tiple sencillo y en el pulsar agradecido de la democrática guitarra. Que la danza no sea ya la música popular puertorriqueña lo explica Augusto Rodríguez en un notable estudio sobre la canción de Rafael Hemández: «Hoy - dice - demandamos una música popular más afín con el ritmo y las características de la vida del momento.» Y señala a Rafael Hernández corno el sic6logo criollo que es al propio tiempo un carácter musical cosmopolita, que amalgama las tendencias sensuales de las músicas populares de esta época violenta, conservando al propio tiempo el sentimiento netamente puertorriqueño.

CANTIGA, 348 (293 armonizada)

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Onomástica indígena del Legajo Contaduría núm. 1072* Por

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ESTUDIOS INDIGENISTAS

LATINOAMERICANOS, EN

cuanto se relacionan con la onomástica y toponimia indias, tienen sus principales fuentes de información en los documentos producidos duo rante las conquistas de nuevas tierras, los primeros contactos con los indios y las primeras poblaciones de los españoles que han efectuado los repartimientos y los censos de los indios todavía no cristianizados o los recientemente bautizados. Una de las primeras intenciones de la Corona de España traducidas en las actividades de los descubridores, conquistadores y pobladores, fue nevar la fe católica a los indios, razón que dio los fundamentos morales a las conquistas en el mundo occidental de entonces. Con el bautismo se jTP~ ponian los nombres cristianos a los indios, unidos en un principio con los nombres propios indígenas, pero pronto desaparecían éstos y quedaron sólo los cristianos, a los cuales se agrcg:".lban a veces, los apellidos de raíces españolas. Por consiguiente, el conocimiento de la onomástica indiana y con ella estrechamente relacionada la toponimia, debido a la relación entre los nombres de los ca· ciques y tribus con su ubicación geográfica, resulta tanto más amplio y posible cuanto más cercanas son las fuentes documentales a la conquista y primera población. Su fecha, que se inicia en la úl· tima década del siglo xv, es en su mayor extensión del siglo XVI, y decae en la centuria posterior al limitarse a los indios que, en relativamente tardía época, llegan al contacto bélico o pacifico con los blancos. Al ser los acervos fontanales respectivos del siglo XVI, más numerosos, escritos en las tierras americanas por los amanuenses y escribanos, que han utilizado con preferencia la letra procesal que • Ardúvo General de Indias· Sevilla.

AURELIO TANODI

es de difícil descifrado para los lectores actuales, con el agravante de que muchas de estas fuentes no se han conservado en los originales, sino en copias posteriores, se necesita un estudio especial para la correcta interpretación paleográfica de los textos. ·En la Argentina, en varias oportunidades, se han tratado los nombres indios desde el punto de vista paleográfico, con el fin de depurar las ediciones de corpus documentales anteriores o de presentar los nombres en base a un análisis paleográfico.! Para conseguir este objetivo, se ha recurrido a las peculiaridades ortográficas de los textos ma· nuscritos, a las características morfológicas de las letras y de los rasgos adicionales, y a los sistemas abreviativos, todo lo cual aporta elementos imprescindibles para una comparación y crítica grafísticas. También se ha considerado la tradición gráfica de la palabra original oída por los españoles y anotada sobre papel directamente por la persona que la escribió o por intermedio de otras personas, y si esta anotación gráfica ha llegado hasta nuestros días en su texto original o en la copia escrita o autenticada por el aIIl3Iluensc o escribano de este texto, o en copia hecha por personas que desconocían el ambiente de la pri. mera anotación. En el último trabajo que fue publicado en Córdoba sobre la materia, se han destacado las di· ficultades que presentaba para los autores de textos españoles la transmisión de elementos fonéticos indios con los caracteres del alfabeto latino·español limitado a unos veinte fonemas, insuficiente para 1. Tanodl. Aurello. Interpretación paleogrdfll:a de nombres in. dlgeruu. en la Revista del Instituto de Antropologla. Córdoba, número II • IlI. 1961-64. págs. 31·120; en las DOtas S. 13 y 14 se citaJI los artIculo! anteriores que trataJI el m1slDO tema.

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encajar adecuadamente los fonemas indígenas. Esta dificultad ha obligado a captar con el reducido número de grafemas los fonemas correspondientes análogos y los fonemas no existentes en el castellano con los grafemas de valor aproximado, hecho que se refleja en una característica bastante común: que una palabra, un nombre indio, se escribía de dos, tres o más maneras, con las diferencias en algunas vocales, consonantes o silabas. Esta aparente inconsecuencia de transmisión fonético--gráfica, que en un principio ha podido confundir a los estudiosos, se ha convertido en un manantial de apreciaciones fonéticas porque permite la aproximación o el pleno establecimiento del fonema original. En la interpretación paleográfica no se entra en las disquisiciones lingüísticas; se trata de presentar a los indigenistas la versión depurada de los antiguos manuscritos que, si no se toman en cuenta las consideraciones expuestas, es decir, si no se procede con un riguroso método paleográfico, existe la posibilidad de menores o mayores divergencias entre la palabra escrita hace siglos y su impresión moderna, aunque interpretada con un buen conocimiento de paleografía práctica, suficiente en general para los manuscritos hispanoamericanos antiguos, pero un tanto deficiente para las palabras de lenguas desconocidas. La interpretación paleográfica de nombres indígenas se ha emprendido en Córdoba, ciudad argen· tina que ha conservado en sus archivos varias series documentales que transmiten gran cantidad de nombres onomásticos y toponímicos del centro de la Argentina, con la intención de extenderla a otras regiones argentinas. Es conveniente que trabajos similares en cuanto necesarios, se efectúen en otros países hispanoamericanos incluyendo la documentación conservada en los repositorios es· pañoles, sobre todo en el Archivo General de Indias. Durante mi estadía en Puerto Rico -siempre de gratísimos recuerdos- en los primeros meses del año 1965, tuve oportunidad de leer un documento microfilmado del Archivo General de Indias, con la signatura Contaduría Núm. 1072, en el cual se encuentran algunos nombres indios. Por amabilidad de las autoridades de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, el doctor Luis M. Díaz Soler yel Prof. Jorge Iván Rosa Silva, se hicieron reproducciones fotostáticas de micropelículas que nos fueron facilitadas a Córdoba, donde se han estudiado con atención. Hay que aclarar, que existe en el Archivo General de Indias, un manuscrito de la misma naturaleza, asignado Contaduría Núm. 1071, anterior por su fecha al Núm. 1072, que trata las cuestiones contables de Puerto Rico en sus primeros años de funcionamiento de la Real Hacienda. Desconozco si en el docu8

mento Núm. 1071 existen algunos nombres propios indios o no.1 El Legajo Contaduría Núm. 1072, es de índole económica, relacionado con la faz contable de la Real Hacienda en Puerto Rico, preferentemente entre los años 1515 y 1518; se compone de unos 730 folios. La mayor parte del texto contiene la rendición de cuentas que se han tomado, posterior· mente al año 1518, a los herederos del difunto tesorero Andrés de Haro y al factor Baltasar de Castro. Se trata de cargas y descargas o datas en el manejo de la Real Hacienda, del movimiento de oro, de perlas y otros objetos preciosos, de la administración de las minas y de las haciendas y granjerías especialmente en Toa y Otuao, de diversas clases de ingresos por impuestos o derechos debidos a ~a Corona, etc. Para el estudio de la cuestión indígena, el legajo ofrece algunos aspectos económicos de interés: dónde y cuándo han trabajado los indios en la real hacienda, qué se les ha dado en concepto d~ recompensa o manutención, tanto en víveres como en ropas, vestuario y otras cosas. Se asierltan los datos generales sobre el trabajo de los indios sin especificación de su número, origen o datos etnográficos; hay datos sobre la venta de esclavos indios; en algunas ocasiones se dan los nombres de los caciques y, excepcionalmente, algunos nombres onomásticos de los indios puertorriqueños o de las islas del Caribe, incluyendo Haití. El documento del legajo más interesante para la onomástica india 10 constituye una hoja que contiene los nombres de esclavos indios que fueron herrados. Se puede decir que es apenas una gota -del manantial que, suponiendo en base a información documental, se haya escrito en los primeros años de la población española de Puerto Rico; esta información se componía de varias series documentales, tales como: censos de la población y repartimientos de indios. Los repartimientos, que comienzan con la autorización otorgada a Juan Ponce de León en 1509, con toda probabilidad, se han regis· trado en un libro y en otras anotaciones consignando los datos personales de los pobladores, el número de los indios y sus nombres, por lo menos los de los caciques y de otros con grados jerárquicos. Pronto empezaron, también, los censos de indios, exigidos por la Corona desde 1511. Hubo 2. Al escribir este articulo he tenido a dlsposlcl6n las fotocopias del Legajo Contaduría n.O 1072; me han faltado algunas hojas que espero consultar en el futuro próximo; estimo que en las hojas falo tantes no hay nuevos aportes a la onomástica Indiana. Es~ro. quc será posible obtener las fotorrcproducclones del legajo Contadurla número Ion y estudiar las cuestloncs Indlgcnas que contiene. No he tenido la oportunidad de consultar la blbliosraflll que trilla los temas Indígenas de Puerto RIco. El legajo Contaduría n." llJ72 DO tiene anotada la follaclón; por conslgulcntc, 110 es posible IndlCJIr los follas 111 citar los nombres lndf¡enas o al transcribir alguna parte del texto.


una tercera serie documental que registraba los in· dios, llevada por la Real Hacienda, al distribuirse el trabajo y las recompensas, de la cual informa explícitamente en iVarios lugares el legajo Contadu· ría Núm. 1072; la cuarta serie la constituyeron, probablemente, los registros de bautismos de indios, eventualmente de sus casamientos y defunciones. El legajo Contaduría Núm. 1072, en su aspecto paleográfico, está escrito por varias personas que utilizaban la letra procesal, con diferencias morfológicas debidas al cursivismo en el trazado del texto en el cual se reflejan las peculiaridades individuales de los escribientes. La antigüedad de los manuscritos se remon~a a la primera mitad del siglo XVi y oscila entre los mediados de la segunda y de la quinta década de esta centuria. Los diversos asuntos que forman partes integrantes del legajo fue· ron escritos por distintos amanuenses, algunos en su forma original; la parte más numerosa está constituida por las ,hojas agregadas al legajo en calidad de comprobantes de diversa índole económica, con o sin firmas autógrafas de sus autores que las hicieron escribir por los amanuenses. Numerosas son las transcripciones parciales de documentos anteriores, o los resúmenes de los datos que contenían. Es necesario tener en cuenta estas consideraciones que contribuyen al estudio paleográfica de nombres indígenas, contenidos en sus textos. La mayor parte de la onomástica india se encuentra en dos documentos del legajo: A) en uno que trata la rendición de cuentas tomada a Baltasar de Castro, escrita por un amanuense, proba· blemente en el año 1524 y que es copia del texto original; B) en algunos documentos agregados corno comprobantes, escritos ,por otro amanuense, conservados, como parece, en su texto original, en los años 1515 y 1516. Ambos amanuenses utilizaban la letra procesal, de forma tendida y no apretada; la mano del amanuense del texto A) se caracteriza por dejar cierto espacio entre las letras no unidas, sean palabras o partes de ellas; las ligaduras, aunque frecuentes, no son excesivas, dejando la frecuente separación a las silabas y a las letras singulares; el trazado cursivo conserva cierta regularidad y uniformidad morfológica de letras bien diferenciadas, con relativamente pocos grafemas de formas homónimas, es decir, de letras distintas de idéntica forma gráfica, lo que ocurre con las u, n, m e i corta; tampoco es excesiva la variedad morfológica de una misma letra, v. gr., la a, e, etc. Por 10 general no existen mayores problemas en el análisis paleográfico y los nombres indios pueden leerse con bastante seguridad. Algo arbitraria es la mano del amanuense del texto B), a pesar de un típico rasgueo que lo carac-

teriza. Su trazado no es tan uniforme como el de la mano.A) y muestra ciertos matices desde las tormas más regulares que se aproximan a caligráficas, hasta las bien cursivas y descuidadas, en las cuales se pierde la proporción, la forma y el tamaño de las letras hasta l]Jegar a ser muy menudas y apenas trazadas con rasguitos estilizados, lo que las hace poco claras y confusas. Las ligaduras son más freo cuentes y los grafemas de formas homónimas son más numerosos, extendidos a diversas letras, aparte de las arriba mencionadas: a la e, i y e, a la i y r, y otras. Por lo tanto, es necesaria una interpretación de nombres indios que contiene. A continuación se transcriben dos páginas de un documento escrito por el amanuense B), que tratan el herraje de algunos indios esclavos. Las hojas no llevan ninguna firma ni rúbrica del escribano, con tal que la segunda página no está Hena hasta el fin de la caja de texto, quedando la parte inferior en blanco: «Relación de los esclavos que se herraron, a las personas que los sacaron en almoneda, de los que se -vendieron y truxeron del armada de sus alteza, questa a cargo del capitan Juan Ponce de Lean, adelantado de Bimini e ysla Florida, en XXII de novienbre. Herrase a Gar~ia Veles una yndia desta ysla, una que se dise Ana Taguas del ca~ique Humacao. Herrase al dicho Ga~ia Veles otra yndia desta dicha ysla, que se llama Violante Ateyba del ca· ~ique Case~an de Rincon. Herrase al dicho Gar~ia Veles otra yndia desta dicha ysla, que se llama ·Leonor Yayguana, del ca· cique Abey. El -dicho Gar~ia Veles herro una ynd¡a eariba, que se llama E1vira Arumayta de la ysla de Gua· dalupe, con un niño que se 'lIama Juanico. Herrase otra cariba, que· se llama Beatris que es del dicho Gar~ia Veles y en buriquen Aerumeyro, con un niño que se llama Perico, que son de las yslas de Guadalupe. Herrase del dicho Gar~ia Veles otra yndia ca· riba, que se llama Juana Cabarotari, es de Santa Crus. El dicho Gar9ia Veles 'berro otra yndia eariba, que se 'llama Fran9isca Cavrimia. con un niño que se llama Francisquito, son de Santa Cruz. Herrase del dicho una niña chiquita, que se llama Anita caribe, es de la dicha ysla de Guada1upe. Pedro de Cardenas se herro otra yndia desta ys1a, que se llama Luzia del cac;ique Canobana del Rincon. Pero Ramos herrero, otra yndia desta dicha ysla, que se llama Ynesyca Caguana, es del cacique Caguas. 9


Hcrro Juan Muños (?) un muchacho caribe, que se llama Cristoval Arari de Guadalupe. Herro Fran~isco de Cardona una yndia caribe, con un niño que se 'llama Madalena Guavrana de Guadalupe. Herro el dicho Fran~isco de Cardona otra yndia desta ysla, que se llama Catalina Yayguana que es del ca~ique Abey. Juan Rodrigues cura herro una yndia desta ysla, que se llama Ysabel Guayuca, e un hijito suyo Juanico del cacique Cayey. Herrase otra yndia de Fernan Lopes, que se llama Ysabel Guabuca del cacique Yabey. Alonso de Avilles herro otra yndia desta ysla, que se llama Catalina Maguana del cacique Bayrex de Otuao. Fran~isco de Aguilar herro otra yndia desta ysla, que se dize Leonor Yayguana del ca!;ique Fran~isco Cacibona del Aymanio. Gregario de Madrid herro otra yndia desta ysla, que se 'llama Catalina Mahaguana del ~acique AbeY·1t El documento es del 22 de noviembre de 151~, porque el 21 de noviembre de 1515 se hizo el re· mate de algunos de estos indios, como consta de un otro documento escrito por el mismo amanuense con la indicación del año. La interpretación de los nombres indios cante· ,¡dos en el texto es el que sigue:

Taguas - bastante claro. La única posible duda consiste en la tI idéntica en su forma con la 11. Una Jineta en posición -horizontaf sobre las letras as no tiene, seguramente, valor fónico; esta Jineta se la utiliza, a veces, como signo de abreviación para la elisión de la 11 al .fin de las palabras, v. gr. truxero(n), -herraro(n); otras veces es un simple rasgo adicional, ,\'. gr.. en las palabras: personas, Lean, todas éstas escritas en la misma página. <El amanuense utiliza la Hneta como signo de abreviación para la eliminación de la e, v. gr. estant(e)s, muger(e)s, a otras abreviaturas, v. gr. d(ic)ho, q(ue), o como tilde de la Ji: niño. Ateyba - involucra dos pequeños problemas: la forma de' la e y el rasgo envolvente final. La e está unida, pegada a la y que la hace parecida a la o; sin embargo, el trazado de un pequeño ojo que se nota a pesar de ser cubierto por la tinta que de· rramó al escribírselo, aconseja la lectura de e. La a final remata en un rasgo prolongado hacia arri· ba y vuelto a la mano izquierda; se necesita establecer, si este rasgo tiene algún valor fónico o es, simplemente, adicional. Este rasgo se encuen· tra en muchas palabras como adicional, agregado a su última letra, o a la última letra del renglón; en pocos casos, significa la elisión de la n final, v. gr. 'Jua(n), Esteba(n), hara(n); a veces se 10 agrega a la r final que tiene la forma de una i, v. gr. poder, o significa, muy raras veces, la eliminación de una r, 'Y. gr. Mu(r)cia. Es más que

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J. TaguJls; 2. Ateyba; 3. Case,an; 4. Yayguana; 5. Arumayta,' 6. Arumeyro; 7. Cabarotari; 8. Cavrimia; 9. Caguama; 10. Guavrana,' 11. Yay¡uana,' 12. Guayuca; 13. Guabuca; 14. Yabey; 15. Maguana; 16. Yayguana; 17. Aymanio; 18. Mahaguana; 19. Caonilla; 20. Huamacao; 21. Aranana,' 22. (Gu) ayama; 23. Ayv)'a G (ontal) o; ~4. Hu)'oa; 25. Gua)'ucana.

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probable, que en el caso de un nombre indio, el rasgo envolvente no es un signo de abreviación, porque las abreviaturas en los nombres indios son sumamente raras, y en estos casos excepcionales -para los nombres que se repiten a menudo. Cosefan - la e se parece algo a la i, o a la r; la semejanza es aparente, 'Porque la idéntica forma de unión de la s con la i es muy común; la i se escribe, preferentemente, con un punto o tilde, aunque no siempre; la e se une con la s que la precede en su parte superior en forma re· donda, y con la que sigue rematando en la línea básica del renglón en forma angulosa, mientras que en la i se prefiere el enlace menos agudo. La existencia de una r es inverosímil. Las letras ca (descontando la cedilla), la e y el primer rasgo de la a tienen por sí la forma de una a, pero una Hneta por debajo de las letras indica la cedilla que exige la existencia de la e, mientras que la forma de una pequeña u con un rasgo superior unido con la n que sigue asegura la lectura de la a. La n final se parece a la u, porque las dos letras tienen la misma forma. Si el texto fuera una transcripción del original escrito por el mismo amanuense, se podría pensar que en el original el amanuense haya puesto CasefQ con el rasgo'·adicional envolvente, interpretado por él como abreviatura de la n en la transcripción. Yayguana - este nombre aparece dos veces, con los nombres de Leonor y -Catalina. Las letras u y n son de idéntica forma. Sobre la n, en el primer c~.so, hay un punto que, con toda probabilidad, no involucra algún significado fónico. En el segundo caso, de Catalina Yayguana,- en lugar de la primera a fue escrita la e, corregida en la a por intermedio de un rasgo agregado. Arumayta - todas las letras son de lectura clara aunque la u es de apariencia de una n. Aerumeyro - la primera e está algo parecida a la i, pero sin el punto, por lo cual es mejor leer e que i; la u parecida a la n. El primer rasgo de la m tiene un punto que lo a~emeja a la i, más bien poco probable que se tratara de la i, más bien es un rasguito adicional, p.orque la i unida con varios trazos parecidos, de la m o n, se escribe, preferentemente, en forma prolongada que desciende por debajo de la línea del renglón, por consiguiente, es improbable la existencia de: ArUineyro, o Arnineyro, o Arniueyro, o Aruiueyro. Cabarotari letras bien legibles, aunque la ca se parece a la m, compuesta, dentro de la caja del renglón, de los tres rasgos de la m; sobre esta parte de las letras se encuentra un rasgo hori· zontal unido con la b, y este trazo asegura indudablemente la existencia de una a, porque le pertenece en sentido gráfico de la a con Jineta. La a con Hneta es característica en la escritura corte-

sana y pasó a la Jl)rocesal con tal que se utilizó mucho en las primeras décadas del siglo XVI, decayendo su uso hacia mediados de esta centuria para caer en completo desuso. La misma forma de ca se encuentra en otras palabras, en las cuales es imposible suponer la m, v. gr. cacique. La tercera a se parece a la u o' n, pero la unión del rasgo travesaño de la t que la precede con el primer rasgo de esta a, se efectúa un poco por' debajo de la línea superior de la caja del renglón, lo que es muy común. Al tratar las dos formas de la a en el nombre de Carabotari. es de mencionar que existe la tercera, que corresponde a la sílaba ba~ que se parece algo a la 'alpha minúscula griega; el mismo amanuense dispone para este fonema de otros grafemas sinónimos: la a abajo abierta unida con la letra anterior por medio de un pequeño rasguito puesto 'en la línea del renglón; la a característica de la escritura itálica o bastardilla y la a sobrepuesta en forma de sigma griega. Cavrimia - la -primera i está prolongada por un rasgo caído; los cuatro rasgos de la mi podrían interpretarse con distintas combinaciones de las u, n, i, m, pero el tilde sobre el último tiene, con toda probabilidad, la función de punto de la i,' es improbable suponer que significa el tilde de la ñ (Cavriuña), o un rasgc adicional. Caguama - la ca es de apariencia de una m, con la línea horizontal como en Carabotari; la última a sobrepuesta, parecida a la sigma griega. Guavrana - la n igual que u; la r algo parecida a la i sin punto;· el rasgo inicial de la v en forma prolongada sobre la letra anterior, lo que es común en la mano del amanuense, sin que se confunda con la b. Guayuca"":'" ambas u semejantes a la n; sobre la última a hay un simple rasgo adicional. Cayey - claro. Guabuca - u igual a n. Yabey - la e se. parece algo a la o abierta. pero, la apenas perceptible tendencia de escribir un ojo de la e sugiere la lectura de esta letra. Es de suponer que se' trata del cacique Abey'Maguana - la u de forma de n; la última a termina con el rasgo envolvente. Cafibona - la sílaba ~i se parece a una a abierta abajo; e.l tilde inferior garantiza la e con cedilla unida con una i; esta silaba está escrita al fin del renglón seguida por un rasgo en forma de la s que es adicional y significa la terminación del renglón, n igual a u; la última a con el trazo envolvente. Aymanio - un rasguito apenas marcado entre la m y la a permite. diferenciar las dos letras y facilita la -inteI'pre!ación de siete rasgos semejantes entre sí de man,' sin este rasguito sería factible hacer "distintas combinaciones entre m, u e i;

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la i está prolongada, con un tilde que,. con todas probabilidades tiene valor de un punto sobre esta i y no de tilde sobre la ñ. Mahaguana - de lectura clara. El 11 de diciembre de 1515 se vendieron en pública almoneda o subasta algunos indios que se trajeron en la armada del.adelantado Juan Ponce de León de las islas de los caribes; se trata de los indios de origen puertorriqueño que pertenecían a los caciques de la Isla. El texto está trunco, se compone'de una sola página con los nombres de los caciques: Caonilla, Aramana, Humacao, Guayama, Ayvya; escrito por el mismo amanuense que del documento anterior, está publicado en el libro de Mons. Vicente Murga Sanz, Juan Ponce de León.3 Conviene hacer algunas observaciones paleográficas. Caonilla - la lectura de este cacique ofrece algunas aparentes dificultades que es necesario aclarar: la sílaba ca está escrita en ya mencionada forma de la m con el rasgo horizontal sobrepuesto que sirve de unión con la o; esta forma puede fácilmente sugerir la lectura de Maonil1a; sin embargo, al efectuar un cotejo morfológico, no hay duda de que se trate de hi ca. La u se asemeja a la /t, la i es prolongada pero sin punto; la separación del segundo rasgo de la n de la i caída es suficiente para diferenciar las dos letras y no confundirlas con las algo parecidas ey, al tomar el primer trazo de la Il como una e y el segundo unido con la i prolongada como y; las dos 1 se parecen a la e, pero elevadas un poco sobre la caja del renglón, lo que "es regular para la 1,' la última a con el rasgo adicional que no tiene importancia fónica. Aranana - escrito así en lugar de Aramana. Humacao - se menciona dos veces; la prime· ra vez, es posible confundir la e con la t por la siguiente razón: la a anterior a la e está sobrepuesta, de apariencia de una sigma griega, unida con la t al bajar hasta la línea del renglón, de donde efectúa enlace con la a que sigue y que tiene el aspecto de una tt. La unión de la primera a con la e es bastante rara y otorga a la e una forma peculiar que acentúa la línea horizontal de la a, con Hneta, la que, a su vez, sirve de ligazón para la o final. Si separamos el trazo de unión entre la primera a y la e, se obtiene la figura de la m con el rasgo horizontal sobrescrito y tan común en ca; contra la suposición de leer la t en lugar de la ca aboga el hecho de que la t, escrita de manera P!1recida, a aquélla presente en esta palabra, el en· lace se efectúa por medio del tilde, que en este 3. Edldones de la Universidad de Puerto Rico. San Juan. 1959. p. 328·9 Y 332.

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caso, serviría de enlace con la Hneta de la a que sigue, pero el trazo vertical de la t terminaría en la línea del renglón sin unirse con la a que sigue. Guayama - se encuentra anotado dos veces, la segunda vez -bien legible, la primera con una pequeña dificultad que constituye la inusual unión de la Hneta de la a con la m al bajar hasta la linea del" renglón. A)'vya - la v se parece a la b por el hecho de ser el primer rasgo elevado sobre la caja del reno glón y unido con la y anterior; regularmente la v prolongada de esta manera no realiza enlace con la letra anterior, mientras que la b lo hace. Después del nombre de este cacique hay un punto seguido por una g con una o sobrepuesta y sigue otro punto que separa esta g. Se trata de una abre. viatura característica para Gonzalo, porque es improbable que las partes componentes de nombre indígena se hubiera separado con puntos: ayvya. go.; en varios casos se encuentra la separación de nombres completos por medio. de puntos; igualmente no es -de suponer que un nombre indio tuviera la o sobrepuesta, sea en el sentido simple de la sílaba go, o en una abreviatura completamente extraña. Parece convincente la opinión de que .)se trata del cacique Gonzalo Ayvya, con tar que el nombre cristiano se ha puesto, contra la costumbre, detrás del indígena y no viceversa; es probable relacionar este Gonzalo Ayvya o Aybya con Gonzalo Abey. Ocasionalmente, se encuentran los nombres de algunos indios puertorriqueños y de Haití. En una oportunidad se menciona el capitán indio Huyoa,' se trata de una esclava (escrito «un esclavo», corregida la o en a), que cupo «a su Alteza de una cavalgada que hizo Alonso Niño, la cual el dicho Rodrigo Ortyz saco en publica almo· neda y despues Pedro Moreno la saco porque era su naboria de su capitan Huyoa, como por el dicho libramiento se contiene,.. La palabra Huyoa podría interpretarse con las españolas «huyo alil, pero el texto indica un nombre indio. Otro caso es de una india naboría llamada Guayucana; las letras u y n tienen la misma foro ma. Algunos indios de Haití se escriben en la. copia, o sea extracto de un libramiento que contiene el descargo o data de la ropa, cacona y vestuario que se han dado el 12 de diciembre de 1515 a los indios y naborias que han trabajado en las hacien·das y granjerías reales; son los siguientes: Ahona - la n idéntica a la ti, la última a con el rasgo envolvente. Cahona - de iguales características que Abona. Ahoye - cierta dificultad la constituye la le· tra o, de forma aguda en su parte inferior y abier·


ta en la superior, apretada a la h; esta h se parece algo a la f.. Los caciques puertorriqueños, ya ampliamente conocidos ·por sus nombres, se mencionan varias veces, mayormente en los textos escritos por el amanuense A), al tratarse del reparto de diversos objetos que se han dado a ellos y a sus indios y naborias que han trabajado en la real hacienda. La lectura de su~ nombres no causa dificultades, salvo en unos pocos casos. Son los siguientes: Abey - de nombre cristiano Gonzalo, cacique de Otuao. Este nombre se escribe, también, como Aboy, por el mismo amanuense, lo que puede llevar a la suposición de que hubo, en su pronunciación, una vocal intermedia entre la e y la o. Aramana - forma común; excepcionalmente, se escribe Araltana, o con un punto sobre la n. Este punto es, probablemente, un simple agregado sin que se relacione con una peculiaridad fó· nica; sin embargo, se puede conjeturar la existencia de una ñ, porque el punto como tal significa; el punto sobre la i,' el tilde sobre la ti con el evidente valor de ñ, v. -gr., niño, Sedeño, paño, etc.; el signo de abreviación, v. gr. sohre la q en sen·

tido de la que; la cedilla si está debajo de la C=f; o un simple rasguito adicional arbitrario. Bayrex - de Otuao, claro. Caguas - claro. Canobatla - a veces tiene punto sobre la segunda n, tal como ocurre en el nombre de Ara· mana; quizás podría tratarse de una ti pronunciada con cierta flexión hacia la ñ, pero tan sua· ve que apenas se percibía, y los amanuenses españoles lo hayan omitido al escribir simplemen. te la ti. Cayguanex - Francisco, cacique de Caguas; u y ti idénticas; escrito en esta forma una vez. Guaybanex - Francisco, de Caguas, es probable. mente, el mismo que Cayguanex, escrito así por un lápsus cálami 'del amanuense que ha copiado un texto anterior y cambiado una forma de la g que se parece algo a la e del tipo mayúsculo, y cometido la metátesis al cambiar las u e y, o sea las uay - a con las ay - ua. Las metátesis en las transcripciones son bastante comunes. Guayervas - de Otuao, claro; excepcionalmente se escribe Guayeruas. (Morales, de Otuao; la a en algunos casos se parece algo a la i.)

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El Instituto de Cultura Puertorriqueña premia figuras Ilustres de la comunidad

En el año de 1960, al cumplir cinco años de fundado, el Instituto de Cultu· ra Puertorriqueña creó la Medalla de Oro del Instituto, exclusivamente destinada a honrar a aquellos .puertorriqueños que al enriquecimiento de las diferentes mani· festaciones de nuestra cultura, mediante el estudio o la obra creadora, han con· sagrado una actividad constante y prolongada. 4s primeras medallas, concedidas en el mismo año, se otorgaron a cinco figuras ilustres de nuestras letras y nuestras artes: Augusto Malaret, Miguel Meléndez Muñoz. Miguel Pou, Antonia Sáez y Je· sús Figueroa. Con motivo del décimo aniversario del Instituto, celebrado en 1965, la Medalla de Oro se ha concedido a otras cin· co destacadas personalidades: el historia· dar Rafael W. Ramirez, el arqueólogo Adolfo de Hostos, la ensayista y critica literaria Concha Meléndez, el poeta Eva· risto Ribera Ohevremont y el compositor Rafael Hemández.


Concha Meléndez

Concha Meléndez, Bachiller en Artes de la Uni· versidad de Puerto Rico, Maestra en Artes de la Univérsidad de Columbia y Doctora en Filosofía y Letras de la de México, es uno de nuestros valo· res literarios más positivos y de mayor prestigio, dentro y fuera de Puerto Rico. Por largo tiempo profesora de la Universidad de Puerto Rico y por varios años Directora de su Departamento de Estudios Hispánicos, fue honrada con la designación de profesora emérita. Su obra ensayística, a la par crítica y creativa, y realzada por un delicado sentido poético, se ha dirigido siempre a descübrir y exaltar los valores puramente estéticos y literarios. EUa constituye una de las contribuciones más valiosas a la cultura espiritual de Puerto Rico. Su retiro de la cátedra no la ha apartado del cultivo de ·las letras. Por el contrario, se ha dedicado a estudiar y a escribir con renovado ardor, y de estos años son sus importantes estudios sobre la poesía de Alfonso Reyes y sobre el cuento puertorriqueño. En su amplísima bibliografía figuran las obras La novela indianista en Hispanoamérica, Signos de Iberoamérica, Asomante, La inquietud sosegada: poética de Evaristo Ribera Chevremont. Figuración de Puerto Rico y otros estudios, y El arte del cuen· to en Puerto Rico. Concha Meléndez puede señalarse a las generaciones puertorriqueñas como hermoso ejemplo de un espíritu siempre joven y alerta, perennemen· te dedicado al cumplimiento de una noble vocación.

Rafael W. Ramírez

Para nuestra generación el nombre de Rafael W. Ramírez es sin6nimo de historia de Puerto Ri· ca. Esta identificación no puede ser más lógica y justa, por cuanto· don Rafael mantuvo en la Universidad de Puerto Rico cátedra sobre nuestra his· toria por más de una generación y muchos de nuestros más distinguidos historiadores le tuvieron por maestro. Antonio 5. Pedreira, Lidio Cruz Monclova,

Arturo Morales Carrión, Luis Manuel Díaz 50ler y Ricardo E. Alegría figuran entre ellos. El mérito de don Rafael en el campo de la his· toria no se ha limitado al ejercicio de la cátedra. Antes y después de su retiro de ,la Universidad, su magisterio ha alcanzado a otras personas, grupos e instituciones, a través de sus libros, de sus conferencias y de su arte de conservador. A él se deben la publicación de las revistas El mes Ilistárico y Revista infantil borincana y la fundación <lel Museo de Historia de la Universidad de Puerto Rico. Su eficacia como divulgador de nuestra historia se debe también en gran parte a su dominio del arte de animar las estampas ine¡'ltes del ·pasado con un inigualable poder de evocación. Don Rafael no ha circunscrito a la historia el ámbito de su interés cultural. Se le debe Ja mejor obra publicada hasta la fecha sobre el folklore puertorriqueño. Es justo que Puerto Rico reconozca, pública y oficialmente, el mérito de quien tanto ha hecho por dar a conocer su biografía como pueblo.

Evaristo Ribera Chevremont

La vastedad de la obra de Evaristo Ribera Chevremont está sostenida por calidad que llega a expresión muy alta en frecuentes, sucesivos momentos. Desde DesfMe romántico, sus poemas de adolescencia, publicados en 1913, los libros !Van alineándose en avance que continúa aún, en entrega tan firme y absoluta que justifica el reconocimien· to definitivo que ha recibido de crítica. Esta poesía fue creciendo en valores espirituales y estilísticos, según evidencian Tonos y formas y La llama pensativa. Los libros recientes llevan títulos que invitan a penetrar en un arte cada vez más hondo y seguro: Inefable orilla, Memorial de arena, El semblante, compuesto dos años antes que Punto final. Final no significa aquí silencio, ter· minación. sino -como dice el poeta- enriquecimiento interior, lucidctz:. perfeccionamiento, y en el orden moral, tolerancia; final de un proceso de ma· durez en que lo sufrido, vivido y amado se funden y destilan en el ensueño y la creación. Esto lo confirma en su último libro, Principio de canto. que acaba de aparecer. cEn todos los caminos llega a Dios por la palabra que es acento, luz y llama», ha escrito de Ribera Chevremont Federico de Onis. afirmando que es cuno de los mayores poetas de nuestra lengua-,

la


Rafael

Hernánd~

Rafael Hernández representa para el Puerto Ri· ca de hoy lo que Juan Morel Campos representó para nuestro pueblo a fines del siglo pasado. Como Morel Campos en sus danzas, este compositor recoge el alma de su patria en sus canciones, que el pueblo reconoce como expresiones de su más pro· fundo sentir. Sin perder nunca los más representativos valores y acentos de la patria borinqueña, Rafael Rer· nández conjunta en sus composiciones el sentir po· pular con el universal, en feliz unión que le coloca en relevante lugar en el panorama musical de nues· tro tiempo. Sus cadencias son interpretadas y po· pularmente conocidas en todo el mundo. Ninguna Medalla de Oro del Instituto de Culo tura Puertorriqueña, otorgada a quienes han con· sagrado su vida toda, en voluntad, inteligencia y tiempo, a enriquecer el acervo cultural del país, ha sido adjudicada caD mayor justicia, porque ha terminado realmente el celo creador de este ilustre puertorriqueño. que del corazón de su pueblo extrajo el ave lírica que hoy surca todos los hori· zontes de la tierra llevando el mensaj musical de Puerto Rico. Al autor de Campanitas de cristal, Capullito de alheli, Preciosa y Lamento borincano otorgamos reverentemente esta medalla como humilde símbolo del cariño y la gratitud d~ los puertorriqueños a quien con el arte ha hecho una obra tan grande y tan bella de afirmación patriótica, de solidaridad hispanoamericana y de hermandad con todos los pueblos.

Adolfo de Hostos

Lo que se hereda no se hurta. Y don Adolfo de Hostos heredó de su padre, el insigne pensador don Eugenio María de Hostos, su decidida vocación al estudio y su entrañable amor a Puerto Rico. Esa vocación y ese amor,' combinados, han forma· do a uno de los más eruditos y concienzudos investigadores de la historia y la arqueología de Puerto Rico. Don Adolfo de Rostos ha estudiado nuestra prehistoria con rigor científico, publicando sobre esta materia importantes trabajos en revistas especia. li.zadas de prestigio internacional. Se le debe el ha· ber reunido una de las mejores colecciones de pie. zas de nuestra cultura aborigen, que boy posee el Museo de Historia de la Universidad de Puerto Rico. En 1935 fue designado Historiador Oficial del país. Poco después, en su carácter de Director del Indice General Histórico de Puerto Rico, inició junto con un grupo de distinguidos colaboradores, la valiosísima labor de organizar el Tarjetero Histórico de Puerto Rico, del que se han publicado hasta el presente tres tomos, bajo el título de Tesoro de Datos Históricos de Puerto Rico: Para el mismo período dirigi6 los trabajos arqueológicos re· lacionados con las excavaciones de Caparra. Es autor de las obras: Las excavaciones de Ca· parra, El fondeadero de Colón en Puerto Rico, In· dice hemero-bil1liográfico de Eugenio María de Hostos, Anthropological papers, Al servicio de Clfo y Ciudad Murada. En don Adolfo de Hostos tiene la juventud puer· torriqueña un ejemplo cimero de las cualidades <le consagración al estudio y de escrupulosidad cientí· fica que son las marcas de un verdadero sabio.


Por

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F.

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firmes en la prueba, erenos la alegría.

r"""",,:=Y¡:¡"""'''''lT.de ser madre,

Hazme humilde, Señor, cua sus triunfos y sus dichas, que sepa ser prudente y adulación, ni envidia. y hazme humilde, aún más e atravesar desdichas, I que tus diez mandamientos los sostengan, y mi amor los conforte y tu amor los dirija.

Ampáralos, Señor, no me los dejes atravesar peligros sin salida.


Cartel del Dec:imo Aniversario, por


El Instituto de Cultura Puertorriqueña Décimo Aniversario de su Fundación 1955-1965

Origen, gobierno, propósitos El Instituto de 'Cultura Puertorriqueña. creado el 21 de junio de 1955, mediante la Ley número 89, es una corporación pública autónoma cuyas funciones se inspiran en el propósito de «contribuir a conservar, promover, enriquecer y divulgar los valores culturales del pueblo de Puerto Rico_ mediante el estudio y la investigación del haber histórico en sus múltiples facetas; el estímulo a la obra creadora en sus manifes· taciones cultas, populares y folklóricas; y el quehacer constante, orientado a divulgar, respetar y enriquecer el legado cultural de Puerto Rico. El gobierno del INSTITUTO consta de una Junta de Directores, integrada por siete miembros, personas de reconocida solvencia ,intelectual, encargados de trazar las normas generales del mismo, nombrados por el gobernador del Estado Libre A,o;ociado de Puerto Rico; y de un director .Ejecutivo, quien con la asistencia de un número de auxiliares, ·tiene la responsa· bilidad de llevar a cabo el -programa INSTITUTO. Comisiones especializadas aSeSoran al director Ejecutivo y sus auxiliares, salas de exposición, salas de reuniónes y conferencias. Los talleres de Artes Plásticas ocupan un edificio anexo. El INSTITUTO inició sus funciones durante el mes de noviembre' del año 1955. Desde entonces su actividad ha estado dirigida hacia dos objetos fundamentales: 1. Estudiar y conservar nuestro patrimonio histórico cultural. . 2. Estimular. fomentar, promover y divulgar las diversas manifestaciones de la cultura puertorriqueña.

nas históricas establecidas por el propio Instituto en San Juan y en Ponce. El Instituto ha gestionado y obtenido legislación que exime del pago de contribuciones y de la ley de inqui. linato a los propietarios de edificios restaurados según

Programa para la conservación y restauración de zonas históricas Una de las principales responsabilidades del Instituto ha sido la de velar por la conservación de las zo-

Casa del Callejón.

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las normas establecidas por el Instituto. También ha conseguido que el Banco de Fomento haga préstamos a largo plazo a los propietarios interesados en restau· rar sus edificios. Mediante una asignación legislativa el Instituto ha adquirido dos edificios en la zona histórica de San Juan y los ha restaurado para que sirvan como modelo a seguirse por los propietarios privados. En ellos están ins~alados el Museo de Arquitectura Colonial y el Museo de la Familia Puertorriqueña del siglo XIX. La compañía de Fomento y un grupo de personas privadas nos han donado, con el mismo fin otros dos edificios ubicados en la calle del Cristo. Uno de ellos, ya restaurado, aloja el Museo del Libro. El otro con.'ligua al primero. está actualmente en proceso de res.tauración y habilitación como Museo de Arte Hisp~ noamericano. En la realización de este Programa el Instituto recibe el asesoramiento de una Comisión integrada por arquitectos, historiadores y ciudadanos interesados en la conservación de los edificios antiguos. Para ayudarles en 'sus proyectos de restauración los arquitectos del Instituto ofrecen asesoramiento gratis a los propietarios, les suministran diseños de puertas, balaustres y otros elementos arquitectónicos característicos de la zona Histórica de San Juan o de la zona Histórica de Ponce, según sea el caso; les vende al costo vigas, ladrillos, losas, herrajes y otros materia· les, y les recomienda los servicios de obreros diestros en las labores de restauración. Los efectos del Programa en el antiguo San Juan son ya visibles. Se han restaurado ya más de cien edificios y están próximas a iniciarse las obras de otros veinte, cuyos planos han sido aprobados. El Instituto interesa que el viejo San Juan constituya un núcleo urbano socialmente integrado en el que sigan viviendo familias de los tres niveles sociales, de acuerdo con la tradición histórica de la ciudad. Para lograr este propósito el Instituto ha recomendado a la Corporación de la Renovación Urbana y Viviendas (CRUV) la construcción de una urbanización pública para familias de escasos recursos económicos que hoy viven en muy malas condiciones en los ruinosos edi· ficios de la zona. Esta urbanización capaz para más de 300 familias, se construirá en el área de La Puntilla. Las familias de la clase media encontrarán facili· dades de acomodo en apartamientos del tipo de los que están a punto de terminarse en la calle de la Luna. Este edificio, construido según las recomendaciones del Instituto, comprende 45 apartamientos además de 16 locales comerciales. Estos últimos ayudarán a conservar el tipo de negocios tradicionales de la zona, tales como zapaterías, bazares, dulcerías, etc. El desarrollo de este Programa va impartiendo nueva vida a la vieja ciudad de San Juan y puede adelantarse que su continuación habrá de significar para ella un verdadero renacimiento residencial, cultural y comercial. Un plan análogo se inauguró hace algunos años en Ponce, a iniciativa del liderato cívico de la comunidad. La zona Histórica de Ponce en la que se han rea· lizado importantes restauraciones, contribuirá grandemente a la conservación de la·característica fisonomía arquitéctonica de la ciudad. El Instituto proyecta declarar otras zonas o conjuntos históricos-arquitectónicos en otros pueblos y ciu· dades del país. 20

Programa de

publicacio~es

y grabaciones

Mediante su programa de publicaciones el Instituto ha venido divulgando en el país y en el extranjero las diferentes manifestaciones de la cultura puertorriqueña. La actividad editorial abarca la reedición de obras clásicas agotadas y la publicación de obras inéditas de escritores del pasado y contemporáneas. LITERATURA La serie de obras literarias comprende libros de en· sayos, critica literaria, literatura costumbrista y poesía. De esta serie han aparecido los siguientes: Andlisis estilístico de La Sataniada de Alejandro Tapia, por Juan Luis MarHn; Figuración de Puerto Rico y otros ensayos, por Concha Meléndez; Panorama de la cultura puertorriqueña, por Maria Teresa Betbín; Galería Puertorriqueña, por Manuel Femández Juncos' Critica y antología del primer Congreso de poesia pue;. torriqueña; Expresión de Hispanoamérica (2 tomos), por José A. Balseiro; El elemento afronegroide en el español de Puerto Rico, por Manuel Alvarez Nazario; Obras completas de Miguel Meléndez Muñoz (3 tomos); La poesía en Puerto Rico antes de 1843 por Eloisa Rivera de García; De frente al sol, por Concha Meléndez y el tomo titulado Veintuna conferencias sobre la his· toria de la literatura puertorriqueña (varios autores.) También incluye esta serie ,las obras de teatro presen· tadas durante las celebraciones anuales del Festival de Teatro Puertorriqueño (1959-1964). comprendiendo las obras: Encrucijada, El milagro, Tiempo muerto y La Feria, de Manuel Méndez Ballester; La hacienda de los cuatro vientos, Cielo caído, Circe o el amor y La vida, de Emilio S. Belaval; Los soles truncos, Un niño azul para esa sombra, La carreta y El apartamiento, de René Marqués; Vejigantes, María Soledad y Cocktail de Don Nadie, de Francisco Arriví; Los angeles se han fatigado, La hiel nuestra de cada dia y O casi el alma, de Luis Rafael Sánchez; Mi señoría y Todos los ruiseñores cantan, de Luis Rechani Agrait; La resentida, de Enrique A. Laguerre; Esta noche juega el joker, de Fernando Sierra Berdecía; De tanto caminar, de Piri Fernández de Lewis; Cristal roto en el tiempo, de Myr· na Casas; En el principio la noclle era serena, de Gerald Paul Marín; La vuelta al hogar, de Salvador Brau; El inciso Hache, de César Andréu y El cielo se rindió al amanecer, de Edmundo Rivera Alvarez. Los volúmenes dedicados a los Festivales de Teatro incluyen reseñas de los ballets puertorriqueños presentados como parte de dichas celebraciones anuales. Otra publicación sobre teatro del Instituto ha sido la titulada" El autor dramáticol>, volumen que reúne las


FOLKLORE La serie de libros sobre folklore puertorriqueño se inició con la publicación del libro Adivinallzas, por J. Alden Masan. La sección de música del Programa de Publicaciones también incluye varias obras de carácter folklórico. El Aguinaldo y el Villarlcíco, por Francisco López Cruz. En prensa se encuentra el libro Dé· cimas, Coplas y Romances, por J. Alden Masan y Un método para aprender a tocar el cuatro, por Francis· ca López Cruz (en prensa). ARTE ponencias leídas en el Primer Seminario de Dramatur· gia celebrado en San Juan de Puerto Rico en el año 1961 con la participación de Carlos Solórzano, Ma· nuel Méndez Ballester, Alfredo de la Guardia, Nilda González, Francisco Arriví, Piri Fernández de Lewis y Juan Guerrero Zamora.

El Instituto tiene en prensa una monografía ilustrada sobre la obra del pintor Miguel Pou. Esta habrá de ser la primera de una serie de libros sobre la obra de los más destacados artistas del país, tanto del pasado como contemporáneos. También se propone en colaboración con la Universidad de Puerto Rico, publicar una obra sobre el arte en Puerto Rico.

CUADERNOS DE POESIA En la Serie de Cuadernos de Poesía se recogen selecciones de los principales poetas puertorriqueños del pasado y contemporáneos. De estos cuadernos, be· lIamente ilustrados por los más destacados artistas gráficos del país, han aparecido los correspondientes a los poetas José de Diego (ilustrado por 'Carlos Ma· richal); Luis Palés Matos (ilustrado por Rafael Tufiño); José Gautie,. Benitez, ilustrado por Augusto Marín; Evaristo Rivera Chevremont, ilustrado por José A. Torres Martinó; Lola Rodriguez de Tió, ilustrado por Samuel Sánchez; Luis Muñoz Rivera, ilustrado por Caro los Marichal; Clara Lair, ilustrado por Alfonso Arana: Julia de Burgos, ilustrado por José A. Torres Martinó, y Santiago Vidarte, ilustrado por Carlos Maricha!. En preparación están los cuadernos de poesía de Francisco Matos Paoli, Paclzin Marin y Trina Padilla de Sanz. (La Hija del Caribe). Otras publicaciones de poesía del Instituto han sido los volúmenes Obra poetica de Julia de Burgos, Obras completas de Virgílio Ddvila, Critica y Antología del Primer Congreso de Poesia Puertorriqueña, Tropicales de Luis Muñoz Rivera, y el opúsculo titulado Poemas .'1 pensamientos de Luis Muñoz Rivera. HISTORIA Sobre materias históricas se han editado los si· guientes títulos: La idea colonial de Juan Ponce de León, por Manuel Ballesteros Gaibrois; La inmigra· ción en Puerto Rico durante el siglo XIX, por Estela Cifre de Loubriel; Trayectoria del pensamiento liberal, por José A. Gautier Dapena; La villa de San Germdn, por Aida Caro de Delgado; Proyecto para la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, por José Julián Acosta, Segundo Ruiz Bevis y Francisco Mariano Quiñones; Obras completas de Luis Muñoz Rivera: los primeros años de su vida política, por Lidio Cruz Monclova; Guia al Archivo General de Puerto Rico, por Luis M. Rodríguez Morales; Guia de los archivos históricos de Puerto Rico, por Fray Lino Gómez Canedo; La Guerra del Caribe en el siglo XVIII, por Juan Manuel Zapatero; José Julidn Acosta y su tiempo, por Angel Acosta Quintero; Ciudad Murada, por Adolfo de Hostos (en prensa); La colonización de Puerto Rico, por Salvador Brau (en prensa) y 33 conferencias de varios autores, (publicadas aisladamente) sobre temas históricos puertorriqueños.

BIBLIOTECA POPULAR Constituye una serie de ediciones económicas dedicada a la divulgación de las obras principales de nuestra literatura, biografías de nuestros grandes hombres y estudios diversos sobre otros temas de la historia y la cultura puertorriqueña y universal. La Biblioteca Popular se inició con el volumen Hostos c~udadano de América, por Antonio S. Pedreira; pr~ Xlmamente aparecerán Romdn Baldorioty de Castro, por Lidio Cruz Monclova; Ramón Emeterio Betances por Luis Bonafoux; Nuestra lengua materna, por Sa: muel Gilí Gaya; La identidad y la cultura, por Eugenio Fernández Méndez, y José Cebo Barbosa: Un hombre del pueblo, por Antonio S. Pedreira. Esta Biblioteca también habrá de incluir varias antologías de literatura. Se iniciará próximamente con el propósito de darles la oportunidad a los escritores jóvenes de publicar sus obras. En prensa está una antología de Poetas Jóvenes. La Antología de la Literatura Puertorriqueña está siendo preparada por la doctora Maria Teresa Bab!n; la de Literatura española por la doctora Margot Arce, y la de literatura hispanoamericana por la doctora Concha Meléndez. A estas le seguirán otras de literatu· ra norteamericana, francesa, italiana y clásica. Próximamente se iniciará, con el propósito de dar a los escritores jóvenes la oportunidad de publicar sus obras, La Serie de Escritores jóvenes. Ya está en prensa el volumen titulado Poetas jóvenes. Los tomos de la Biblioteca Popular se venden al precio de setenta y cinco centavos cada uno.

Programa de promoción cultural para los pueblos Desde que inició sus funciones, el Instituto ha estado consciente de su responsabilidad con la población residente fuera de la zona metropolitana. Con el propósito de atender esta situación, el Instituto ha elaborado un vasto programa de promoción cultural .para los pueblos y ciudades de Puerto Rico. Los propósitos de este programa son: 1) Llevar a los pueblos las mejores manifestaciones del pensamiento y arte puertorriqueño; 2) Difundir el conocimiento de la cultura puertorriqueña en too

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dos sus aspectos;' 3) Estimular el desarrollo de los valores culturales regionales y locales, y 4) Poner a nuestras ciudades y pueblos en contacto con otras manifestaciones de la cultura en su aspecto universal. El programa utiliza todos los medios de comunicación cultural: conferencias, exposiciones, conciertos, recitales, representaciones teatrales, ballet, exhibición de peUculas documentales, publicaciones, etc. Un factor de promordial importancia para la adecuada realización de este programa lo constituyen los Centros de Cultura locales, fomentados por el Instituto y a los cuales se brinda asistencia técnica y económica para la celebración de los actos antes mencionados. Hasta el presente se han establecido cuarenta y tres centros culturales en las poblaciones de Adjuntas, Aguadilla, Aibonito, Arecibo, Arroyo, Aguas Buenas, Aguada, Barranquitas, Cabo Rojo, Caguas, Cayey, Ciales, Coamo, Fajardo, Guayama, Guáynabo, Hatillo, Hormigueros, Humacao, Isabela, Juana Díaz, Jayuya, Lares, Loiza Aldea, Luquillo, Manatí, Mayagüez, Ouebradillas, Ponce, Rincón, Río Grande, Morovis, Sabana Grande, Salinas, San Germán, San Sebastián, Santa Isabel, Utuado, Vega Alta, Yabucoa, Vega Baja, Yauco, TrujilIo Alto, Añasco, Florida·Barceloneta y Bayamón. Hay otros diez en- proceso de organización. La actividad de los centros no se limita a la presentación de programas confeccionados en San Juan y representados por personas residentes en la capital; se estimula la actividad cultural local, y las relaciones culturales entre los distintos pueblos. Al efecto se patrocinan las siguientes iniciativas: 1) Recolección del folklore regional; 2) Fomento de las artesanías locales; 3) Publicaciones de obras de escritores locales; 4) Organización de exposiciones de artistas'locales; 5) Establecimiento de museos regionales; 6) Conmemoración en la localidad de acontecimientos de importancia en la historia del pueblo o de Puerto Rico; 7) Instala· ción de placas conmemorativas en, aquellos edificios o lugares del pueblo relacionados con hombres ilustres del pasado o hechos históricos de significación. Con la ayuda del Museo Rodante del Instituto se organizan festivales o ferias culturales que se pro100).gan por varios días, coincidiendo, generalmente con las fiestas tradicionales de cada pueblo. Se presentan actos culturales como conferencias, conciertos y representaciones- teatrales, concursos de trovadores y tocadores de cuatro, así como otras manifestaciones artísticas populares. La Asamblea Legislativa ha asignado fondos al Instituto para ayudar a todos aquellos pueblos que deseen construir un edificio para sede del Centro Cultural. Algunos pueblos ya han construido estos edificios. Entre ellos se· destaca Manatí y Vega Baja. Se están construyendo y restaurando edificios para Centros Cultura· les en Fajardo, Ouebradillas, Aguas Buenas y Arecibo. En otras poblaciones se iniciarán las obras próxima· mente.

Medalla conmemorativa del Bicentenario del Obispo , Arizmendi, y tarja dedicada a Virgilio Ddvila. tales de poesía, certámenes de arte, representaciones teatrales, publicaciones de libros y carteles, erección de monumentos, acuñación de medallas y dedicación de placas conmemorativas. También se ha ofrecido ayuda a los ·pueblos y ciu· dades que han celebrado el aniversario de su funda· ción. La Asamblea Legislativa ha encomendado al Instituto la erección en distintos puntos del país, de monumentos a la memoria de José P. H. Hernández, Nemesio Canales, Santiago Iglesias Pantín, José Celso Barbosa, Luis Muñoz Rivera, José Antonio Dávila y Ramón del Rivero. La Cámara de Representantes con· firió al Instituto la tarea de realizar los bustos en piedra de José de Diego, Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matienzo Cintrón y Ernesto Ramos Antonini, que hoy ornan el recinto de dicho cuerpo legislativo. En diversos edificios históricos de San Juan, así como de varios pueblos de la Isla, se han instalado placas conmemorativas. Con el mismo propósito de divulgar el conocimiento acerca de nuestros grandes hombres, el Instituto de Cultura Puertorriqueña ha regalado a varias escuelas y urbanizaciones públicas, retratos de los próceres cuyos nombres ostentan dichas escuelas y urbaniza· ciones.

Programa de Artes Plásticas Desde su fundación el Insti tuto de Cul tura ha venido desarrollando un programa dedicado al fomento, es-

Conmemoración de hombres ilustres y acontecimientos históricos de Puerto Rico Una de las funciones más importantes encomenda· das al Instituto es la de organizar actos conmemorativos de nuestros hombres ilustres del pasado y de los acontecimientos de significación en la historia de Puer· to Rico. . . Estas conmemoraciones comprenden actos y realizaciones de diversa índole, tales como conferencias, exposiciones, concieftos, presentaciones de ballet, reci-

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Exposición de Artes Plásticas en el Instituto.


tudio y divulgación de las artes plásticas en Puerto Rico. Bajo su patrocinio se han iniciado investigaciones referentes al desarrollo histórico de las artes plásticas en nuestro medio, con resultados positivos en orden al descubrimiento de datos de interés sobre artistas ignorados o poco conocidos de los siglos XVIII y XIX. Importantes obras de nuestro primer pintor José Campeche, fueron localizadas en Puerto Rico y España y adquiridas para la colección del Instituto, que se sigue enriqueciendo con pinturas, grabados y dibujos de nuestros artistas del pasado y contemporáneos. EXPOSICIONES Uno de los aspectos más importantes del Programa de Artes Plásticas lo constituye la frecuente celebración de exposiciones en San Juan y en los pueblos de la Isla. En la sede de San Juan se presenta anualmente un promedio de diez exposiciones, que abarcan todos los aspectos de este ramo de la expresión artística. El propósito dI: estas exposiciones es doble: 1) Dar a conocer la obra de nuestros pintores, dibujantes, grabadores y escultores, del pasado y del presente, y 2) Dar a conocer la obra de grandes artistas universa¡es así como las expresiones particulares del arte, anti¡,'Uo o contemporáneo, de otros países. Aparte de las dh'ersas exposiciones generales ilustrath-as de la historia y el desarrollo de las artes plásticas en Puerto Rico, el Instituto ha presentado en su domicilio exposiciones parti ulares de Jos~ Campeche, Francisco Oller, Miguel Pou, Rafael Tufiño, Lorenzo Homar, Julio Rosado del Valle, Epifanio lrizarry, Luis H::!rnándcz Cruz, Augusto Marin. Domingo García, Luis Germán Cajiga, Jaime Carrero, Samuel Sánchez. Rafael López del Campo. Tomás Batista, Manuel Hernándcz Acevedo '" de otros notablt:s artistas. Muchas de las exposicion'cs han sido de grupo. incluyendo algunas de artistas jóvenes y de estudiantes, que tambitin han tenido acogida en el Instituto. El Instituto no ha limitado SUl> exposiciones de arte u la ciudad de San Juan, sino que también orga· niza en los pueblos diferentes tipos de exposiciones, udemás de las que desplaza .\ los mismos en su Museo Rodante. En muchos casos se auspician exposiciones de artistas locales. Con el fin de dar a conocer la obra de nuestros artistas al público en general con la obra de los grandeS artistas de todas las tipocas y ponerles en contacto con las principales corrientes artís.ticas contemporáneas se han traído al Instituto importantes exhibiciones de arte internacional, entre las que se destacan lus tituladas C"':mdes maestros de la pi,.llIra europea, Grandes /Ilaestros del grabado, Pintores de la Casa lmemaciontll de Nue\'tl York y Veiltle artistas italianos jóvenes, Pin1tlras Rockefeller, Esculturas Africanas, exposiciones ·que han sido posibles con la cooperación de importantes entidades de Nueva York tales como la Galeria French, el Museo Metropolitano y las colecciones particulares de Nelson Rockefeller y Helena Rubínstein. FOMENTO DE LAS ARTES PLASTICAS Desde el año 1956 el Instituto ha venido estableciendo diversos talleres de artes plásticas, donde bajo la dirección de un distinguido grupo de maestros se adiestran jóvenes puertorriqueños en el campo de la escultura, de las artes gráficas, de la cerámica. la vidrieria y el mosaico. De estos talleres han salido ya varios artistas que, ahora en el plano profesional, en·

Taller de Escultura. riquecen con su labor las artes plásticas en Puerto Rico. El día 17 de enero se inauguró la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico. donde tomarán un curso de varios años un grupo de jóvenes interesados en dedicarse profesionalmente a la labor de creación artística. La Escuela cuenta con una facultad integrada por algunos de los más destacados artistas del país. Los jóvenes de las poblaciones de la Isla cuya situación 10 demanda, reciben ayuda económica que les permite dedicar todo su tiempo al estudio. El Instituto también ha venido ofreciendo becas de estudios a jóvenes matriculados en escuelas particulares de arte y a fin de promover el perfeccionamiento de nuestros artistas en los respectivos campos y de ponerles en contacto con- la obra que en Estados Unidos. Hispanoamérica y Europa realizan sus colegas. ha concedido becas para estudios en el extranjero a diez artistas. quienes han realizado dichos estudios- en México, Francia, España, Italia, Holanda y Estados Unidos. Las personas que hasta el presente han recibido estas becas son las siguientes: Rafael Rfos Rey, Augusto Marin, Jorge Rechany, Tomás Batista, Rafael López del Campo, Epifanio Irizarry. Víctor Linares, Jaime Carrero, Santos René Irizarry y David Goitfa. El Instituto también ha auspiciado el viaje a México y ,a diversos puntos de los Estados Unidos de 20 artistas, con el fin de que concurrieran a exposiciones colectivas de arte puertorriqueño celebradas en esos países. Estas visitas y viajes de estudios contri· buyen a que nuestros artistas se pongan en contacto directo con la obra que se viene realizando en los grandes centros de arte de Europa' y America, tengan la oportutlidad de visitar sus museos, galenas y monumentos, e jntercambien ideas y técnicas con otros artistas. El resultado de este Programa de Artes Plásticas se manifiesta ya en forma clara y vigorusa en el panorama de las artes en Puerto Rico. Otro aspecto del Programa de Artes Plá~ticas lo constituye su aportación al plan de decoración de los edificios y obras públicas que se construyen en el país. De acuerdo con este plan, iniciado en el año 1960, todo edificio o estructura a construirse por el Gobierno en Puerto Rico deberá ser embellecido con alguna obra pictórica o escultórica. El Instituto selecciona los artistas que han de diseñar y ejecutar en ellos les murales, las esculturas o los mosaicos. Este plan. además

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de contribuir al embellecimiento de nuestros edificios públicos, permite a nuestros ~rtistas la oportunidad de expresar su arte en grandes espacios (murales o esculturas) y dar a conocer su obra al público que visita dichos edificios. Tiene tal magnitud este Programa, en vista del número de edificios públicos por construir en el futuro, que esperamos contribuya a liberar a nuestros artistas de) trabajo rutinario y a dotarles de tal independencia económica que puedan dedicarse exclusivamente al arte. Hasta el presente han asignado 34 proyectos de murales, esculturas y relieves . a veinticinco artistas. El Instituto de Cultura ha procurado, con su ejemplo y mediante el estímulo ofrecido a los demás, que el arte de la impresión y publicación de libros y re· vistas alcance en Puerto Rico niveles de excelencia. Para sus libros, las carátulas de nuestros discos, y la Revista del Instituto ha obtenido siempre la colaboración de nuestros mejores grabadores, dibujantes y diseñadores. El mejor ejemplo de esta dignificación estética del libro' lo constituye la serie de Cuadernos de Poesía, ilustrados por algunos de nuestros más des· tacados artistas gráficos. El arte de la escenografía también ha recibido el estímulo del Instituto de Cultura, y son muchos los artistas a quienes se ha encomendado preparar los decorados para las obras de teatro y de ballet pre· sentadas en nuestro Festival Anual de Teatro Puer· torriqueño.

nuestros investigadores la preparación de ediciones críticas de los clásicos de nuestra historia y de monogra. fías sobre diversos aspectos de la literatura, las artes plásticas, la música y la historia política de Puerto Rico. Historiadores del Instituto han venido trabajando en la catalogación de todo e~ rico material histórico que a principios del siglo fue trasladado a los Archivos Nacionales de Washington y que ahora, gracias a una ley del Congreso de los Estados Unidos, habrán de ser devueltos al país. Investigadores del Instituto están realizando la catalogación completa de la documentación sobre Puer· to Rico existente en los archivos de España. INVESTIGACIONES ARQUEOLOGICAS Durante estos diez años (1955·1965) se han realizadu investigaciones arqueológicas en varios yacimientos de las culturas aborígenes de la Isla y en depósitos de la época de la Conquista. Los principales trabajos se han llevado a cabo en el sitio de Caparra y en el centro ceremonial indígena del barrio Caguana, de Utuado, lugar que ha sido excavado sistemáticamente. En Caparra se obtuvieron restos de los objetos usados por -Jos conquistadores españoles. En colaboración con la Universidad de Yale el Instituto realizó excavaciones en diversos yacimientos arqueológicos del país, habiéndose podido obtener, por medio del procedimiento del carbón radioactiva, la cronología científica de las diferentes culturas precolombinas que hubo en la Isla. INVESTIGACIONES FOLKLORICAS Investigadores del Instituto, desplazándose a dis. tintos puntos del país, han recogido en cinta magnetofónica una considerable cantidad de material folklóri. ca consistente de canciones, cuentos, décimas, romances, coplas, adivinanzas y refranes, y también vl!liosa información sobre juegos, creencias, supersticiones y medicina populares. El estudio de las artes populares ha continuado, enriqueciendo también la colección de objetos folklóricos del Instituto con interesantes ejemplos de esta expresión de nuestra cultura.

Programa de Música Taller de Artes Grdlicas.

Programa de investigaciones históricas, arqueológicas y jolklóricas El Instituto promueve el estudio científico y me· tódico de los diversos aspectos de la cultura puertorriqueña mediante la realización de una serie de investigaciones históricas, arqueológicas y folklóricas. INVESTIGACIONES HISTORICAS El estudio e investigación de la história de Puerto Rico constituye una de las grandes preocupaciones del Instituto, que realiza, sistemáticamente la copia de documentación histórica referente al país existente en archivos públicos y pri\'ados de España, Estados Unidos, Europa e Hispanoamérica. El acceso a estas fuentes documentales ha facilitado ya a muchos de 24

El Programa de Música del Instituto de Cultura tie· ne por objeto estimular el interés y aprecio por la música y su cultivo en todas sus manifestaciones, y el dar a conocer la obra de los principales compositores puertorriqueños del pasado y del presente. CONCIERTOS La celebración de conciertos constituye una fase importante de este Programa. Los más distinguidos artistas del país han participado en audiciones públi. cas que han tenido lugar en San Juan y en dÍ\'ersas ciudades y pueblos. Se ha destacado la serie de con· ciertos dominicales, así como la serie de conciertos juveniles, ofrecidos en la sede del Instituto, de San Juan. En la última serie mencionada se han iniciado como profesionales algunos de los principales artistas jóvenes de Puerto Rico. También se han ofrecido con· ciertos por distinguidos artistas y grupos musicales extranjeros.


A través del Programa de Promoción Cultural se han celebrado también en los pueblos numerosos conciertos de música culta, ofreciéndose también en ellos conciertos de música popular y folklórica.

PUBUCACIONES DE MUSICA Son numerosas las obras musicales publicadas por el Instituto con el fin de dar a conocer a nuestros principales compositores del siglo pasado y del actual.. Entre ellas se destacan los cinco tomos de danzas y de obras varias de Juan Morel Campos; y las numerosas separatas de composiciones que se han venido publicando de diferentes autores conjuntamente con la Revista del Instituto. Estas publicaciones incluyen el álbum titulado El villancico y el aguinaldo en el folklo-

re puertorriqueño. Nuestra serie de grabaciones musicales incluye música de compositores puertorriqueños del pasado' y contemporáneos. composiciones de carácter culto, popular y folklórico, interpretaciones vocales e instrumentales por solistas y orquestas. Hasta la fecha han aparecido cinco series, que incluyen los siguientes títulos publicados: MUSICA DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX 'LA ORQUESTA DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE~A

En el año 1963 el Instituto crcó la Orquesta del Instituto, con carácter permanente, bajo la dirección del maestro Kachiro Figueroa. La Orquesta que hasta el presente se compone solamente de cuerdas, ha venido celebrando audiciones en los teatros de San Juan y Rfo Piedras y en numerosos pueblos de la Isla, actuando también con los Ballets de San Juan y por televisión. La Orquesta del Instituto constituye un taller donde nuestros músicos conservan o adquieren la disciplina de su oficio artístico. Cuando los medios económicos lo pennitan, el Instituto proyecta ampliar esta orquesta hasta convertirla en una Orquesta sinfónica. CORO Bajo la dirección del maestro Augusto Rodríguez, se ha organizado una agrupación coral que lleva el título de Cantores del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Esta agrupación coral se ha presentado en San Juan y en numerosos pueblos, ofreciendo recitales de música puertorriqueña y universal. MUSICA FOLKLORICA El Instituto.ha venido estimulando el desarrollo de nuestra música folklórica mediante la presentación, en nuestra sede de San Juan, y en los centros culturales de la Isla, de los mejores conjuntos folklóricos del país. Por medio de concursos se ha fomentado la fabri, cación de instnlmentos musicales tipiC05 de Puerto Rico: el cuatro, el triple y la bordonúa. La celebración de estos concursos -de los que ya ha habido cuatrerha tenido, entre otros, dos buenos resultados: nos ha permitido localizar a los mejores fabricantes de dichos instrumentos y ha estimulado en los que a esta artesanía se dedican el deseo de seguir produciéndolos. . Para despertar el interés en el aprendizaje y el uso del más popular de estos instrumentos, el Instituto publicará próximamente un Mitodo para aprender a tocar euatTo, que ya está en prensa. Este in~ 10 mant~mos vivo entre nuestros trovadores populares a través de los mencionados concursos, de los certámenes de trovadores y de la presentación frecuente de conjuntos folklóricos en audiciones públicas.

1. Manuel G. Tavárez. - 2. José l. Quintón. - 3. Heraclio y Federico Ramos. -Antología de la Danza Puertorriqueña: 1. Primeras danzas (varios autores). 2. Tavárez y sus contemporáneos. - 3. Juan Morel Campos. - 4. Braulio Dueño Col6n y Rafael Balseiro Dávila. - S. José Ignacio Quintón. - 6. Juan Ríos OvalJe y Arturo P. Pasarell. - 7. Monsita Ferrer y José Enrique Pedreira. - 8. Jesús y Narciso Figueroa.9. Varios autores. - 10. Varios autores. - 11. Danzas cantadas (varios autores). - Musica contempordnea: 1. Divertimento del Sur y Sonata en Sol para piano, de Héctor Campos Parsi (agotado). - 2. La Bruja de Loíza (suite de E. Pedreira). - 4. La canción de arte (varios autores). - S. Amaury Veray. - Música talkIe). rica: 1. (A y B) Renadío del cantar folklórico puertorriqueño, por Monserrate Deliz. - Música poptúar: l. Puerto Rico presenta la música de Rafael Hemán· dez. - 2. Nuevas canciones de Rafael Hernández. 3. Canciones puertorriqueñas de Rafael Hernández. - 4. La canción tradicional puertorriqueña (varios. autores). - S. Plenas. - 6. Guillermo Venegas. La serie Antología de la danza puertorriqueña, como su título indica, ilustra la evolución musical de la danza, desde las composiciones primitivas de este tipo hasta la danza de concierto de nuestros días en una serie de grabaciones de compositores contem~ poráneos. El disco titulado Plenas, que aparece en la serie de Música popular, puede también considerarse como parte de nuestra serie de grabaciones de música folkló-

8Janzas J

Publit:tu:iones

de músiccz.

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Ballets de San Juan.

Poco después de su fundación e] Instituto de Cultura Puertorriqueña estableció una Comisión de Artes Teatra]es para que le asesorara en su Programa de Teatro. Esta Comisión recomendó diversos medios para promover en Puerto Rico el desarrollo del Teatro, entre ellos ]a organización de un Festival del Teatro, a ce· ]ebrarse anualmente en San Juan, en que se representarán las mejores obras de nuestros dramaturgos. La idea fue puesta en ejecución inaugurándose los Festi· vales anuales de Teatro Puertorriqueño en 1958. En el presente año se celebró el octavo festival. En las ocho

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II J:l

ELAlJTOR DRAMATICO

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Programa para el fomento y divulgación de las Artes Teatrales y el Ballet

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Los concursos de composición musical auspiciados por el Instituto han contribuido a enriquecer e] re· pertorio musical puertorriqueño con nuevas producciones.

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CONCURSOS

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El Instituto ha concedido numerosas becas para estudios de perfeccionamiento a personas que se han distinguido en el campo de- ]a composición musical o como instrumentistas o cantantes. Los estudios se realizan principalmente en e] extranjero.

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BECAS

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El Archivo Musical del Instituto de Cultura se propone reunir y conservar todas las obras de la literatura musical puertorriqueña. En él conservamos partituras autógrafas, obras inéditas y ediciones raras o agotadas de nuestros compositores del pasado' y 'de compositores extranjeros que nos visitaron. Además de la música manuscrita o impresa se conservan en el Archivo grabaciones en cilindros de cera, discos y cintas magnetofónicas. La sección de manuscritos e impresos atesora obras de Julián Andino, Felipe Gutiérrez Espinosa, Manuel G. Tavárez, Juan Morel Campos, Juan Ríos Ovalle, Arturo Pasarell, Gonzalo Núñez, José Ignacio Quintón, Fernando Calleja, Arístides Chavier y otros músicos puertorriqueños y del norteamericano Louis Moreau Gotts· chalk, quien compuso algunas de sus obras en Puerto Rico. En la sección de grabaciones se guardan interpretaciones del tenor Antonio Paoli y de las orquestas de Domingo Cruz (Coco}fa), Manue] de J. Tizol y Caro mela Díaz Soler. El Archivo musical se enriquece continuamente con donativos de personas particulares. Este valioso material se utiliza por nuestro Programa de publicaciones y grabaciones, y por los estudiosos e investigadores de la producción musical puertorriqueña.

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ARCHIVO MUSICAL

temporadas se han presentado un total de 31 obras, correspondientes a quince autores. Los Festivales de Teatro ofrecen a nuestros autores ]a oportunidad de ver representadas sus obras en forma profesional por - los mejores artistas del país, bajo la dirección de nues· tras más notables directores teatrales, y con ]a participación de los mejores escenógrafos y técnicos de teatro. Las obras a presentarse anualmenté son escogidas por la Comisión Asesora de Teatro de entre las que, a invitación del Instituto, remiten los autores intere· sados a dicha Comisión. Anualmente el,Instituto publica un volumen ilustrado que recoge las obras de teatro representadas en el Festival, así como información de los ballets presentados conjuntamente con dichas obras. Esta colección, titulada Teatro Puertorriqueño, lleva ya ocho volúmenes y constituye una de las mejores colecciones de teatro en Hispanoamérica, asi como un eficaz medio de difusión de nuestra producción dramática en todo el hemisferio occidental y Europa. Algunas de las obras estrenadas en los Festivales del Instituto han sido presentadas en Estados Unidos, España, Méjico y otras ciudades de la América español~. Los tomos de Teatro, a su vez, han sido usados como texto de estudio en varias Universidades donde se estudia el teatro hispanoamericano. Varias de estas obras han sido además seleccionadas para formar parte de importantes antologías de teatro hispanoamericano. En el año 1961 el Instituto organizó en San Juan un Seminario de Dramaturgia. en el cual participaron destacados críticos y dramaturgos de Puerto Rico, Hispanoamérica y España. En el Seminario se discutieron las nuevas corrientes teatrales y los problemas con que se confronta el teatro contemporáneo. Las ponencias presentadas fueron publicadas en un volumen. A todos los grupos que en Puerto Rico se interesan en hacer buen teatro el Instituto brinda su colabora· ción, poniendo a su disposición nuestro taller de escenografía, así como todo el equipo y utilería con que contamos. En algunos casos también se ofrece ayuda económica para el montaje de las obras. A través de los Centros 'Culturales afiliados al Instituto establecidos en los diferentes pueblos de la Isla, se fomenta la formación de grupos dramático~ brindándose a los mismos asesoramiento técnico. El Instituto ha estimulado, además, la formación del Grupo Cerní, que entre los años 1963 y 1965 ha realizado más de 45 representaciones en las plazas de los pueblos y en algunos puntos de la zona rural. Hemos gestionado la unión de varios grupos privados

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rica, indicadas con la publicación de la obra Renadío del cantar folklórico puertorriquelio (dos discos), por Monserrate Deliz. En preparación hay varios discos que recogen música <{brava» de nuestras montañas. La Serie Popular se inició con varios discos de música de Rafael Hemández, en cumplimiento de una resolución conjunta de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico que encomendó al Instituto de Cultura la divulgación de la obra de nuestro compositor de mú· sica de este carácter.


-de teatro como instrumento para establecer una tem~ parada anual de teatro internacional que comenzará -el mes de febrero bajo los auspicios del Instituto de Cultura. En el futuro, cuando los fondos asignados lo pero mitan, el Instituto se propone establecer un Taller de Teatro y la formación de una Compañía profesional que lleve nuestra producción dramática, asi como las mejores obras del teatro universal a todos los ámbi· tos del pais. Con gran satisfacción podemos comprobar que el auge y la vitalidad que hoy dia exhibe en Puerto Rico la actividad teatral se deben en buena parte a los esfuerzos que para estimularla ha realizado el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

El Archivo General de Puerto Rico Bajo la dirección del Instituto se ha organizado el Archivo General de Puerto Rico. en que se reúnen y conservan, puestos al alcance de los estudiosos e inves· tigadores, los documentos procedentes de la Real Intendencia, la Audiencia Territorial, la Diputación Pro· vincial y otros organismos e instituciones de la época española. Una ley reciente exige la autoriza ión del Archivo General para la destrucción de cualquier documento público bajo la custodia del Gobierno. Periódicamente el Archivero visita las diferentes dependencias del Go· bierno para determinar cuáles de sus documentos carentes de utilidad administrativa poseen valor histórico o informativo y deben pasar al Archivo General. En los próximos meses y en virtud de una ley del -Congreso de Estados Unidos, también pasarán a la -custodia del Archivo los documentos históricos trasladados a Estados Unidos a raíz de la ocupación norte· americana de la Isla en 1898. El Archivo ha iniciado el inventario de los documentos referentes a Puerto Rico que existen en los archivos españoles. Ha organizado también un archivo de micropelículas, y próximamente comenzará la publicación de documentos inéditos de nuestra historia. Ha publicado el Catálogo General de los fondos del Archivo y una Guía de los Archiv<¡?s Parroquiales de Puerto Rico. También se ha organizado un Archivo de grabados, mapas y fotografías donde se reúne material relacionado con nuestra historia y con las diversas manifes· taciones de la cultura puertorriqueña. Para la organización del Archivo General de Puerto Rico se ha obtenido el asesoramiento de los Archivos Nacionales de Estados Unidos; varios de sus fuciona· rios, entre ellos su director, el doctor Wayne C. Graover. ha visitado Puerto Rico en dos ocasiones para ·ofrecer su orientación y consejo. Miembros del personal del Archivo General, por otro lado, ha recibido '-entrenamiento especial en los Archivos Nacionales de Estados Unidos. El Archivo General tiene su sede provisional en el ·edificio número 305 de la calle San Francisco, en San Juan. En ese edificio se han recogido 18,268 pies -cúbicos de documentos públicos. Entre otras facilida-' des el Archivo General cuenta con una cámara de fu· migación al vacio y un taller para la restauración y laminación de documentos. Próximamente, el Archivo General habrá de ser trasladado al antiguo edificio del Hospital Provincial de Puerta de Tierra, ahora en proceso de restauración.

Catalogación de Documentos Históricos.

Programa de Parques y Museos En los últimos años el Instituto ha iniciado un vasto programa de Parques y Museos que ilustran diver os aspectos de la historia y la cultura de Puerto Rico. Hasta el presenle se han establecido los siguientes: 1. Parque Arqueológico en el Centro Ceremonial Indígena del barrio Caguana en Utuado. Este valioso centro ceremonial de los indios taínos es el más importante sitio arqueológico del área antillana. El Instituto ha adquirido estos terrenos y ha excavado todo el sitio restaurándolo cuidadosamente. El Centro Ceremonial ha sido abierto al público como liD Parque Arqueológico. En el mismo se han sembrado los árboles nativos del país. Junto a las plazas que integran el Centro Ceremonial se habrá de construir un pequeño museo donde se expondrá el material aro queológico obtenido en las excavaciones, así como otros objetos que ilustren diversos aspectos de las culturas <lborigenes de Puerto Rico.

2. Parque histórico en las ruinas de Caparra. Se han conservado las ruinas de Caparra, primer núcleo de población cristiana en Puerto Rico, fundado por Juan Ponce de León en 1508. El Instituto, después de reexcavar toda el área y preservar las ruinas del Conquistador, ha hecho un parque alrededor de éstas. En el parque se construirá próximamente una sala de exposición donde se expondrán los objetos descubiertos durante las excavaciones del sitio, así como otros que ilustren la historia de la conquista y colonización de Puerto Rico. 3. Museo de historia militar en el Castillo de San Jerónimo. El histórico Castillo de San Jerónimo, en la laguna del Condado en San Juan, ha sido restaurado, instalán-

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dase en ~I un museo que ilustra la historia militar de Puerto Rico. En las exposiciones se presentan las armas usadas por los españoles en la Isla, y la historia de los principales ataques e invasiones que ha sufrido el país en los cuatro siglos y medio de su historia.

4. Museo de arte religioso e'l Porta Coeli, San Germán. La histórica iglesia de Porta Coeli, construida a principios del siglo XVII como capilla del convento de frai· les dominicos, en San Germán, ha sido restaurada y com'ertida en museo de arte religioso. Las exposicio. nes incluyen pinturas, imaginería, relicarios, medallas, orfebrería, vestiduras religiosas y otras manifestaciones del arte religioso en Puerto Rico. 5. Museo de Arquitectura Colonial y de la Familia Puertorriqueña del siglo XIX, en San Juan. En una antigua casona del Callejón de la Capilla de San Francisco, restaurada cuidadosamente por el Instituto, se ha instalado un museo de Arquitectura Colonial Sanjuanera, donde a través de planos, maquetas, dibujos arquitectónicos, fotografías y diversos objetos, se ofrece una visión general de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa, militar. civil y domestica de nuestra ciudad capital. En la segunda planta de dicho edificio se ha ins· talado un museo que ilustra la vida hogareña en la ciudad capital. hace cien años. En él se exhibe el mo. biliario usado en San Juan a mediados del siglo XIX, así como otros objetos de la \'ida doméstica sanjua. nera. 6. Museo-Bib1ivceca el! la casa de don Luis MUlloz Rivera. en BarranquÍ/as. La casa natal del prócer Luis Muñoz Rivera, en Barranquitas, ha sido restaurada y convertida en biblioteca pública y museo donde se conservan objetos vinculados a la vida y obra del ilustre puertorriqueño. 7. Mausoleo de dOll Luis Mlliioz Rivera, en Ba· rranquitas. Con motivo de la celebración del centenario del natalicio de Luis Muñoz Rivera se ha restaurado el mausolco dedicado a su memoria en el cementerio de Barranquitas, decorándose su interior con -un mural ilustrativo de la trayectoria cívica y política del prócer. El mausoleo alberga una pequeña exposición de objetos. documentos y -fotografías relacionadas con la muerte del prócer. 8. Museo del libro. El Instituto ha subvencionado el establecimiento de la Casa del Libro, institución que regenta la Socicdad Amigos de la calle del Cristo, núm. 255. Este museo, recientemente inaugurado, se alberga en una vieja ca· sana de San Juan. esp~cialmente restaurada para este tino El Musco incluye una valiosa colección de manos-

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Aspecto de la sala del Museu de la Familia Puertorrique;ia. critos y libros que ilustran la historia del libro desde sus comienzos hasta nuestros días.

9. ~Wllseo-Biblioteca de don José Ceiso Barbosa, en Bayamón. En el pueblo de Bayamón se está restaurando la casa donde nació el prócer José Celso Barbosa. La misma habrá de ser usada para una biblioteca pública y un museo donde se exhibirán objetos asociados a la vida del distinguido hombre público. 10. Museo de Bellas Artes, en San Juan. En una casona de la calle del Cristo, donada al Instituto por un grupo de hombres de negocios del país. se habrá de instalar un Museo de Bellas Artes donde se exhibirá la obra de nuestros artistas, tanto del pasado como contemporáneos, así como la colección de pintura extranjera que ha ido reuniendo el Instituto. 11. Museo rodante. El Instituto ha adquirido un moderno camión, especialmente diseñado para llevar exposiciones a todas las poblaciones del país. El Museo ha recorrido casi todas las poblaciones del país con exposiciones sobre temas históricos y de arte. En la actualidad recorre el país -una exposición intitulada "Dos siglos de pino tura puertorriqueña", El Instituto espera seguir estableciendo museos a través de la Isla v se está considerando la idea de con· vertir una antigúa hacienda de la costa en un museo dedicado a la industria de la caña de azúcar. En el área de la montaña y en otra hacienda típica, se esta· blecerí:l el musco de la industria cafetalera.


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ersonalidades de Puerto Rico y el extranjero opinan sobre la obra del 11I111Igstituto de Ct:d ura Puertorriqueña en su Décimo Aniversario •

1955-1965

PABLO CASALS

J. O. BREW

Músico

Presidente, American Cornrnitee, [como [uternational Commisiolt of Monumellts Havard Ulliversity

OBSERVANDO SU AFANOSO QUEHACER Y SU ENTUSIASMADORA

realización dc:sdc que: lIc:gué a esta tic:rra en fecha que casi cuincidlcra cun el nacimiento del Instituto, juzgo notable lo hasta ahora alcanzado. Observo que d Institutu de Cultura Puc:rturriquc:ña ha orientado este quehaccr hacia la meta de cxplorar, desentrañar, esclarccer y c:xallar todo aquello en que estén manifiestos o latcntes los eJeme:ntos que re:afirman la culo tura puertorriqueña. Ha sido una labor de reafirmación de la puertorriqueñidad y obra digna de clogio y respeto.• LUIS

MU~OZ

MARIN

Poeta .Mis felicitaciones por excelente labor Instituto de Cultura Puertorriqueña en sus diez años de servicio a Puerto Rico .•

.Your work in Puerto Rico is one 01' the: l10est American efforts in pre~ervation and restoration .•

MIGUEL MELENDEZ

MU~OZ

E.~critor

• En el transcurso de lus diez años de su vigencia (el Instituto de Cultura Puertorriqueña) ha justificado las razones .múltiples de su creación con plenitud con· vincente; el valor, apenas estimado debidamente, de las obras con que ha revertido al pueblo de Puerto Rico la cuantía de sus asignaciones presupuestarias con beneficios superiores en bienes espirituales.•

AURELIO TANODI LUIS APONTE MARTINEZ . Arzobispo de San Juan

.La labor rc:aliiada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en diez años de: existencia no necesita de alabanzas. Ahí c:stitn sus di\'c:rsas obras, que hablan por si solas: las publicacionc:s,. el Archivo Gener..I, los muscos c:ntre ellos el de Porta CocH, que ha ayudado a la cun:;er\'adón de tantas piezas de arte religioso, y últimamente el de la F•• milia Puertorriqueña, No cabe duda de: que el eslucrl.o desplegado para lograr que se afirme una cuncicncia cultural propia en el pueblo de Puertu Ricu, es digno de: los mús altos elogios. Esperamos que el Inslilulo. partiendo de la ba!ie espléndida creada en estos años iniciales, proyecte su gestión hacia el futuro para bencficio de las generaciones "e· nideras.•

Profesor, Universidad Nacional de Córdova Repdblica Argentina .Personalmente me ha impresionado la decidida defensa del aspecto antiguo de la vieja ciudad de San Juan, con la restauración de sus mansiones, que junto con las fortalezas y 'los muros dan una visión que es dificil encontrar en las ciudades americanas. Asimismo es de reconocer en esta labor llena de con· tenido, entusiasmo y sacrificio que puede enorgullecer a todo puertorriqueño, los esfuerzos en el cultivo del arte en sus varias facetas. A la riqueza del pasado, el Instituto imprime nuevas formas, contemporáneas, en la vida intelectual y científica, en el modo de pensar y vivir, en la expresión artística, en la poesía y música, en folklore.•

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LEO CABRANES

económicamente en forma pujante y vencedora, es neo cesario fortalecer la conciencia de que somos un pue· Director Ejecutivo blo con nuestra particular visión del mundo y de la Asociación de Alcaldes vida, expresada en modos y estilo peculiares y definida con realizaciones concretas en arte, historia y poesia. . • Acu¿rd~e por la Asociación de Alcaldes ~e Puerto Como legislador y como puertorriqueño d~seo feli. RICO, reun.l~a en As~.blea" General en. la ~Iudad de ci r al Instituto de Cultura Puertorriqueña y a SU3 P.~nee, fellcltar al di~t1DgU1do puert~rnqueno doctor (. di ,'eetores, singularmente :l Ricardo Alegria, por la Ricardo E. Alegria, dIrector 'del InstItuto de Cultura" • .l m gn(fica obra realizada... Puertorriqueqa y hacer público reconocimiento de la labor realizada por dicho Instituto durante sus die~. años de vida.. ..( ISABEL GUTIERREZ DEL ARROYO ":-

Historiadora EVARISTO RIBERA CHEVREMONT

Poeta

.~~rl!.f" El

« ••• usted sabe lo que significa para mi el Instituto de Cultura Puertorriqul:ña y el afecto y la devoción que usted me inspira. A su lado siempre, en la bella y perdurable labor n la cual da cumplimiento...

ti pr pu po ca tis

Instituto de Cultura Puertorriqueña ha realiUen sus diez años de vida una notable labor en su pósito de rescatar y afirmar los valores culturales rtorriqueños deteriorados por efecto de la super· ición de una cultura extraña. Asimismo ha de re. océrsele su esfuerzo por estimular ]a creación aro ica y en general ]a intelectual.» DOCTORA SYLVIA VIERA

S. HYATT MAYOR

Curator o( Prints Metropolitan Museum of Art

Educadora . Aprovecho la ocasión del décimo aniversario de la na obra para expresarte el orgullo y agradecimien· ue como puertorriqueña y educadora siento por tu

el would certainly have Iikcd to say how much 1 admire your intelligence and initiative in creating a radiant cenler of culture o the Island... • Wilthout asking anybody's help you have achieved a vigorous center of all' the arts, whose light \Vi In diate a11 nround. One can always recognize a print oJ a poster as distinctly Puerlo Rícan. I would have 10VeU to be among those who publicly said Bravo.•

n el rescate de nuestro patrimonio cultural tu la!;' fl ha sido acicate continuo y motivo de 'inspira. ción para todos nosotros.»

F. BLAlR REEVES, A. 1. A.

FaL:ultad de Arquitectura Universidad de Buenos Aires

Dept. 01 Architecture University of Florida

r.

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MARIO BUSCHlAZZO

que soñé y propuse a la Junta de Plan!ficacióll uchos años lo está realizando admirablemente ituto, y la restauración del viejo San Juan es

.The scholarly restoration and preservation oC many fine buildings in San Juan antiguo, the careful definition of the historic zone of Ponee, the maintenance of the Museums al: Colonial Architecture are but a few of its most remarkllble and enviabIe accomplishments. Congratulations and avery successful ten years.» MIGUEL A. RIESTRA NYDIA FONT DE VERA

Pianista 'lQuiero felicitarle de todo corazón por la labor tan maravillosa lograda en tan corto tiempo y desearle todavía más éxitos en los años venideros.,. AGUEDO MOnCA

.Todos los puertorriqueños, incluyendo aquellos que aparentan ser desaprebensivos del destino de nuestra cultura, reconocen la asiduidad y el celo de3plegados por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en el cum· plimiento dé su tarea. . El Instituto ha llenado cumplidamente un vacío angustiosamente sentido. Al par que nos desnn:oUamos

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Presidente APPU Universidad de P.uerto Rico . ción Puertorriqueña de Profesores Univer· pítulo de Río Piedras, reunida en Asamblea sea felicitar al Instituto de Cullura Puerton motivo de su décimo aniversario, y a - exhortar a quienes laboran en tan presti. lución a que continúen su labor pro diwl· ose . e la Cultura Puertorriqueña,.. PINTORES Y ESCULTORES Durante los Ultimas años hemos sido testigos y a veces protagonistas de la obra que el Instituto de Cultura ha venido realizando con el objeto de conser· var, enriquecer y diftmdir todos las aspectos y mani· festaciones de nuestra cultura nacional.


En el campo de las artes plásticas debe atribuirse al Instituto de Cultura, en gran parte, el alto grado de participación que hoy día se viene dando a los artistas en el diseño de libros y de escenografías, en la decoración mural y en el programa de viajes y hecas para estudios, tanto en Puerto Rico como en el extranjero. El Instituto de Cultura ha prestado esta inapreciable colaboración sin imponer preferencias por estilos o escuelas artísticas, respetando en todo momen~o la libertad creadora, e impulsado únicamente por el propósito de estimular una más abundante producción y una mayor excelencia en todas las ramas del arte. Con motivo de la celebración de su décimo :miversario, deseamos ofrecer al Instituto de Cultura <:ste testimonio de justicia, junto con nuestra más cordial felicitación y nuestros votos porque continúe la gran obra que realiza para bien del país. Augusto Mann, Francisco Rodón, Lorenzo Homar, Miguel Pou, Carlos Marichal, José R. OIiver, Fran Cervoni, Osiris Delgado, Félix Bonilla, Tomás Batista, Domingo Garda, Myrna Báez, Luis Hernández Cruz, Rafael Ferrer, Rafael Tufiño y George R. Warrek..... MARIO BRICElilO

Director, Archivo General de la Caracas, Venezuela

Es un organismo que ha contribuido y sigue contribuyendo en gran manera al fomento de nuestra cultura. Limitándome al campo de las Bellas Artes, que es lo que yo puedo apreciar con mayor conocimiento, su influencia es inapreciable.•

LICENCIADO NOEL COLON MARTINEZ

Presidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico cEl Instituto de Cultura Puertorriqueña merece nuestra más cálida felicitación por la fecunda labor de afirmación de valores puertorriqueños. Ha sido una labor dificil, realizada con tenacidad y buen juicio. El Instituto ha dado a su labor un sentido positivo, afirmativo y creador que le ha permitido levantarse por sobre las siempre presentes sospechas de hermetici· dad y chauvinismo. La labor del Instituto ha superado nuestras esperanzas. Deben sentirse satisfechos los que han madurado la idea y realizado el esfuerzo. El pueblo de Puerto Rico tiene legítimos motivos a reconocer la labor de mi amigo Ricardo E. AleIi' p descansar confiado en que la defensa y divulgaci In de nuestros valores culturales están en manos de un nf tigable y fiel puertorriqueño...

r.

GREGORIO

MARA~ON

del lrtstituto de Cultura Hispdnica Espaiia lICon motivo del décimo aniversario fundación Instituto de Cultura Puertorriqueña, que tan extraordina:a labor cultural ha realizado, en nombre propio y en ·el del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. le 'vía mi más sincera felicitación. Saludos.• ARTURO MORALES CARRION

Escritor e lIistoriador cEl Instituto de Cultura Puertorriqueña, bajo la inspirada e infatigable dirección de Ricardo Alegría, ha realizado una extraordinaria obra en bien de la personalidad cultural de Puerto Rico, obra de amor, esmero y fino gusto como una de las personas que alentó con ahínco la fundación del Instituto, los logros de esta primera década me llenan de honda satisfacción espiritual...

CHARLES E. PETERSON

Profesor de Arquitectura Histórica Columbia University .It is most fortunate that the antiquities of Puerto Rico have the Institute of Puerto Rican CultUl e working in their behalf. You have a very distinctive architectural inheritance and the success of the recent San Juan restorations make an excellent impression on visitors. We hope that your accomplishments will grow in scope and recongnition.•

LUIS M. RODRIGUEZ MORALES

Presidente del Atelleo Puertorriqueño

CONCHA MELENDEZ

• El Instituto de Cultura Puertorriqueña, en el corto período de diez años, ha realizado una obra tal que ha merecido el más alto elogio de la crítica competente. Observar esta obra y su efecto en el país tiene que producir legítimo orgullo a todo puertorriqueño; haber participado en ella es ciertamente motivo de honda satisfacción.•

Escritora

MIGUEL POU

Pintor .Creo que el Instituto de Cultura Puertorriqueña ha respondido a cabalidad al fin para que fue creado.

,,'Cuando pensamos en la obra del Instituto de Cultura Puertorriqueña en sus diez años de acción, nos asombra la vastedad de su alcance comprobado por la riqueza de las evidencias, la publicación de libros valiosos para el estudio de nuestra historia o de la interpretación literaria, por ejemplo. Su influencia ha llegado a nuestras ciudades y pueblos extendiendo su propósito de preservación y renovación a la isla entera. Porque el Instituto de Cultura Puertorriqueña sostiene lo valioso de nuestra tradición, pero renueva al mismo tiempo, ayudando a los artistas jóvenes a desenvolver su talento corno criaturas de hoy, despiertos al mundo en que viven.• 31


ARTURO SOMOHANO

despertar al llamado. para comenzar a realizar la labor de mejoramiento y progreso cultural, artístico y cienI ifico de este país...

Compositor y directar de orquestas "Al cumplir ese Instituto diez años de ardua labor pro cultura borincana, es con verdadero placer que queremos extenderles enhorabuena por el trabajo de dh'úlgación de cultura puertorriqueña que ha venido realizando con éxito.• DOCTOR PEDRO H. HERNANDEZ

Presidente del Centro Cultural de Utuado,..

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"Por diez años de labpr .fecunda y patriótica, p r diL:z años inigualados por ningún otro período, persona u institución en toda nuestra historia por el- re· cunocimiento cultural de Puerto Rico mi mayor agra· decimiento, admiración, afecto.• ENRIQUE CAMP(!)S DEL TORO

Escritar )' banquero "El Institutu dirige su obra educadora a enseñar al puertorriqueñu a vh'ir verticalmente, es decir, le en~cña a cullivar y honrar Su alma, la esencia de su Se1- y todo lo noble y permanente que se asienta ~n el espiritu del hombre. Conservemos. pues, el InstItuto cuma un guardián de nuestra cultura.» MARIA TERESA

BA~IN

Escritora «Me cumplace expresar el más sincero y prufundu cntusiasmo por la ubra realizada durante dkz año~ PUl- d Instituto de Cultura Puertorriqueña. La obra ha sido espcctacular por su variada y consecuente brega enaltecedora en todos lus aspectos de la vida dd pais. La Jirmeza y la dedicación del director eje::uthu, Ricardo E. Alegria. s.: hun manifestado sin de..· mayo en el cumplimientu de la encomienda de resca· t;lr. reconslruir y alentar creadorumente la cu~:ura patd'l. Al t:onvntir el ulvido dI: los "alorl:5 nacionaJc~ en recuerdo vivo; al respaldar los esfuerzos de los ¡U"listas y de lus escritures en su afá~ de ClCprr.SDI"S , al darle dignidad y prestigio a I~s tra"'élic!on~ y d~-R0. rrer el vdo qu:.: había ocultado los nombres )' lo~ lit:· chos de la historia nacional, el Institulo de Cultura ha logrado en diez años lo que ninguna ,alfa institUCión educativa o cultural del país habla hechu antes: tocar las libras de la sensibílidad de nuestro pueblo para que sienta el orgullo de ser puertorriqueño.• JESUS FIGUEROA

Músico "Cuando volvemos la vista atrás y revisamos la his· del Instituto de Cultura Puertorriqueña, no po· demos dejar de sentir hondo regocijo y legitimo orgu· 110 al comprobar cómo esta 'Institución ha rescatado del olvido. manifestaciones de arte y ciencias de nuestro pueblo. que yadan en el OlVIdo y como fortalece y estimula las cosas del espíritu en esta era de mecani· zación. insensibilidad e intluencia. Gracias a la inicia· tiva del Instituto de Cultura Puertorriqueña. hemos visto a los pueblos del interior de la Isla, su vibrante ~oria

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ARTURO V. DAVILA

Director del Departamento de Bellas Artes Universidad de Puerto Rico «La obra de diez años del Instituto de Cultura Puertorriqueña no tiene comparación posible en la historia de nuestro roceso cultural. La vastedad de los campos que abare es sencillamente asombrosa. Sólo en "el !l!'pecto de rescate de testimonios de nuestro pasado. la tarea 11 ada a cabo cuando se creía perdido tanto. es iome sao Me parece ocioso insistir en Ia.magnitua de lo atizado cuando está presente a los ojos de t()dos. Pe~ por encima de los numerosos logros concrelos del 1 stituto está también el ,valor espiritual de, todos: Ja conciencia creciente de unos :valores netamente puer orriqueños que ha conseguido fundamentar sólidamen e.D

DOCTOR CES REO ROSA·NIEVES

Escritor " Instituto de Cultura Puertorriqueña debemos 'nuestros más fervientes espetas, admiración y agrade· cimiento por haber logrado con tanto ahinco desinte. l'esado en la reconstrucción de nuestras raíces más intimas y ucStros más ilustres veneros de autentici· dad telúr ca. ¡Honesta manera de hacer piltria sin es· tridencil;ls ba adies!.

DO<rfOR MANUEL BALLESTEROS

Catedrático de Historia

,Universidad de Madrid

cca pnmera vez que estuve ep Puerto Rico como prufesor visitante fue en 1954, Entonces tuve ocasión tle~conocer a un hombre extraordinario: Ricardo E. Alt:gria. Extraordinario por su ambición ,puertorrique· ~a de up ·ci~ii.fiñsular. por su dinamismo. paradóji~ carnen e atber&.l!1ío en unas formas tranquilas y apa+ reñtemente aPáticas;., ~traordinario por la coordina· ción a sus satieres Ihumanisticos, antropológicos y arqueológicos. Y también por su rectitud de ideas claras. por su decisión de hacer. alli donde estuviera. todo lo posible por la elevación cultural de su patri~ y el reconocimiento internacional de esta elevación. Cuando volví en 1956. ya estaba en marcha el Instituto. y a su frente, como alma y director ejecutivo. Ricardo E. Alegría. A veces asombra que los gobernantes elijan para una misión responsable -muy responsable- a la persona adecuada y ésta fue una de las ocasiones en que el gobernante había dado en la diana... El descubrimiento de las fórmulas puertorriqueñas de cultura ha sido realizado por el Instituto, que t.a comenzado por afirmar que en el cruce de rutas que es Puerto Rico, todo se debe a su sustratum aborigen. encuadrado por una larga administración y sangre española. mezclada y enriquecida por lo africano. I.i. beralidad de conceptos que abre a todos los puertorriqueños la posibilidad de sabiendo de donde vienen. saber a donde van.»


MONSEROR VICENTE MURGA

Historiador .EI tiempo ha probado que el Instituto de Cultura Puertorriqueña era y es muy necesa.l.''¡o. El éxit~ en las múltiples actividades que cubre demuestra la capacidad de los directores y el interés creador de los cola· boradores.» . SAMUEL GILI GAYA

Secretario de la Academia de la Lengua Española • En el momento oportuno, el Gobierno de la Isla tuvo el acierto de fundar el Instituto de Cultura Puertorriqueña, que había de reunir un núcleo escogido de personas dedicadas a estudios de Etnografía, Arte, His· toria, Literatura y Lingiiística. Ahí están sus publica· ciones para acreditar los frutos obtenidos en los diez primeros años que lleva trabajando y los que puede obtener en su futuro próximo. Repaso los números de la ReVIsta del Instituto de Cultura Puertorriqueña que son el índice de una labor benemC:rita. y pi" nso que tenemos un autc:ntico organismo propulso de culo tura.»

culturales contribuyen al mantenimiento de identidad de pueblo y al engrandecimiento de nuestra personal colectividad. Es nuestra esperanza que esta labor con· tinúe en plenitud."

DOCTOR WAYNE C. GROVER

Arcllivist of tlle UllÍ1ed States Wasllirzgtolt, D. C. ocI salute a most remarkable organization on ils tenth anniversary -the Institute of Puerto Rican Culo ture. The good work you and your staff have done in such a short period of time with so few resources seis an example for a11 of uso In a world in which so many uncivilized things keep happening, it is encouraging to watch the growth in influence and prestige of an Institute established on behalf of civilization. I congratulate the Commonwealth of Puerto Rico on this tenth anniversary of its Insti· tute of. Puerto Rican Culture and to you and your staff 1 extend the continued good wishes of its many friends in the archival profesion in the United States.»

ALMIRANTE JULIO GUILLEN JORGE QUINTANA

Ex Director del Archivo Nacional de Cuba Subdirector de la Revista Bohemia de Caracas .. Puerto Rico, como ninguna otra nación americana, tiene que luchar por la supervivencia de su cultura española. Ha sido esa lucha heroica la que le ha permitido salvarse como pueblo integrante de la gnm 00munidad hispanoamericana. En esa tarea el Instituto de Cul~ura Puertorriqueña tendrá siempre q~e ser reconocido como un firme y sólido puntal. Lo que a través de esta primera dc:cada de exisltmcia ya ha logr.ldo lisonjear al mús pc<¡imista... Ojalá que otras naciones <lmericanas pudieran rea· lizar una labor similar a la del Instituto de Cultu Puertorriqueña con la misma limpieza y generosidad con que en Puerto Rico se ha realizado. E:itamos tan acostumbrados a que la politiquería infecunda frustre las mejores iniciativas, que en verdud nos maravilla· mos como el Instituto de Cúl1ura naya podido hacer tanto sin asechanzas ni intc::rferen!=ias, sin despertar envidias y con tanta devocióJ:! y fervo I!atriótico;» JUSTO PASTOR RIVERA

Presidente de la Cámara de Comercio de PI/erto Rico .. En mi opinión. esa agenda ha llenado una gran necesidad que existía en Puerto Rico pam la conser· vación de los valores culturales de nuestro país. Pal· pablemente se ven ya los resultados de sus esfuerzos y dedicación... " LUIS HERNANDEZ AQUINO

Poeta ..Mis felicitaciones a la dirección del Instituto de Cultura Puertorriqueña en el décimo aniversario de su fundación. Sus altos logros en todos los aspectos

Set¡retario de la Real Academia de la Historia España «Vayan mis mejores elogios para el Instituto de Culo tura Puertorriqueña que al cumplir tan sólo su décimo aniversario tan buena obra tiene ya en su haber. Tan sólo la conservación y restauración del entra· ñable SaJ}¡oJuan le haría acreedor de la admiración de todos los que sabemos cuán difícil y desagradable resulta Tta tarea en los tiempos actuales de codicia inculp. descastada.»

RAMON M. SUAREZ

Médico y hombre de ciencia .Al ~plir sus primeros diez años el Instituto de Cultura ~ertorriqueña merece nuestra más cordial fe· licitación. Felicitación también al Gobierno de Puerto Rico por, haberlo creadb. No creemos ue se pueda asimilar lo bueno de otras culturas si no se conoce, se ama y se respeta la propia. Creemos sinceramente que nada ni nadie en Puerto Rico ha recibido menos y dado más que el Instituto de Cultura Puertorriqueña.»

RAFAEL PICO

Geógrafo y legislador "Mis felicitaciones más calurosas para el Instituto de Cultura Puertorriqueña en su décimo aniversario. La labor realizada por el Instituto bajo el inteligente liderato de su Director, Ricardo E. Alegría, merece los parabienes de todos los puertorriqueños. El Instituto ha logrado revivir gran interés en nuestra arquitectura colonial, arqueología, pintura, música. artes dramáti· cas y en tantas otras manifestaciones de nuestra cul· tura.,,»

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RAFAEL HERNANDEZ COLON

Secretario de Justicia de Puerto Rico • El sacrificio, la devoción y la dedicación del director y demás funcionarios del Instituto de Cultura Puertorriqueña debe ser ejemplo inspirador para todos los puertorriqueños que profesan amor a lo suyo. El esfuerzo incesante de estos custodios de nuestro acervo cultural nos asegura no sólo un vivo recuerdo de lo que fuimos, sino también un futuro encauzado por el sendero más noble de nuestro ser.• JUAN ANTONIO CORRETJER

Poeta .. La tarea llevada a cabo por el Instituto de Cuhura Puertorriqueña durante sus diez fecundos años de exis· tencia ha sido verdaderamentf' admirable y la aplaudo sin re.¡en'as. De esta tarea destacare para mi encomio dos a,>pectos, sin embargo. Primera, su lucha contra. la codlci;;¡ y la usura para salvarle a Puerto Rico su ciudad capital cuya sola vista el! una contrihución dé los siglos a nuestra educación por el colllorno. Segun· da, su trabajo para :-ostf'ner, avalorqr y enriquecer el arte [JupuJar. hijo de la gran ma~a t~a&jadora de campos y ciudades de Puerto Rico, que como en todo otro lugar del mundo. ha _~entado las oase'> de toda la cuhura espiritual de la humanidad cunaicionado su progreso... » JOSE A. BALSEIRO U,I11'ersidad de Miami (Florida)

"El In<¡titulO de CUltur3 Puertot'riqueña va rescatando una ~erie de valor.:.; muy nu . tras que parecian irremediahlemente perdidos. Pero, aún más, a la vez que sal a queridas herencias de ayer -para damos c!>cncialc.' puntos dc parlid:l.- pelimnnece al servicio de la~ Letras, de la Música de la Pintura, de la Arquitectura: de todas las artes en fin, no descuidando, de añadidura, las que provienen de fuentes populares. La glorilicación del pasado no interrumpe, sino que anima, I:l creación dd presente Ja. q proyecta hacia el mailana ... Admirahle labor de Ricardo Alegría que no se diría de diez años, sino de muchos mas, henchidos de pasión telúrica y de orientaciones cardinales.» PADRE ANTONIO GONZALEZ DELIZ O.P.

afirmación puertorriqueña, evidentemente lo va logrando a través de la primera década de su existencia. Ha sido su empeño constructivo difundir el conocimiento meritorio en sus principales aspectos, material, moral e intelectual. .. Verdaderamente, el Instituto de Cultura Puertorri· queña se ha hecho acreedor a la gratitud del país.» LICENCIADO MARCOS A. RAMIREZ

Escritor «Desde su fundación, el Instituto de Cultura Puer· .torriQ..ueña ha realizado una' labor· extraordinaria en de-fensa cIe;nuestros valores históricos. Ha estimulado nues música, nuestra pintura, nuestro teatro. Ha desarrollado museos y protegido nuestros monumentos históricos. Ha puesto gente a trabajar con las manos y con el.pensamiento para enriquecer nuestra cultura. En la historia de nuestras instituciones públicas ninguna institución ha realizado tanto con tan poco. Todos los puertorriqueños debemos guardar un profundo agradecimiento al Instituto de Cultura Puertorriqueña.• CARLOS J. LASTRA

ecretario de Estado .En lo die~ años de funciones del Instituto de Cultura Puertorriqueña, que ahora Se cumplen, se podr?a d~cir con lfutido de propiedad y justicia, que toda actividad y toda fase de esta docta Institución en nuestra "ida publ ca, siempre ha cumplido a cabalidad con su propósito encial: "¡;ontl'ibuir a conservar, pro· mover, enriquece y dh-ulgar los valores culturales del pueblo ge Puerto Rico•. Difícilmente'§.. podría formular un aprecio del Puerto RICO ontemporáneo sin destacar la labor que el nstituto de Cultura Puertorriqueña ha desarrollado. Su labor estimulo y difusión de nuestra cultura como rue e o fructífero de su labor, ha trascendido nuestras fronteras para darnos a conocer ante América ant el mundo... » ANTONIO FRASCONI

Grabador .Conozco muy pocas Instituciones Oficiales que sus funciones sean tan necesarias \' eficientes como el Instituto de Cultura Puertorriquefta. Su labor es digna de la fica cultura puertorriqueña.•

Editor de • El PilotoMADELEINE WILLEMSEN

"Desde el primer encuentro con el Instituto de Cultura hasta cl día de hov. mi actitud ha sido una de continuo regoci jo al co~stalUr que por lin se ha in!.titucionalizado din:imicam~nte en nue-"tro pueblo la toollciencia de s.d\'aguardar y promU\'er Jus valores de nuestra tradkión histórka· ultur-'II .. , Enhorahuena a nuestro Instituto en su primer decenio. ¡Ad multas annos!»

.Creo sinceramente que la labor del Instituto de Cultura Puertorriqueña merece alto encomio por la contribución rendida al quehacer espiritual de nuestro pueblo.•

DON ADOLFO DE HOSTOS

ERNESTO JUAN FONFRIAS

Historiador

Escritor

"Si fue primordial objetivo dc la ley que fundó ~I Instituto de Cultura crear un efícaz instrumenta de

.Durante los diez años que lleva de vida, el Insti. tuto ha encauzado las artes y las letras con acierto y

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Actriz


liberalidad; abriendo brechas, ahondando raíces, iluminándo.•espíritus. A los que vivían al margen de creo dos ajenos, haciéndoles casa propia y a aquellos que se desconocían en valores, dándoles oportunidad para saberlos y decirlos a suficiencia propia.•

ESTEBAN MAIZ Presidellte del Celltro Cultural de; Guayama

«A nombre del pueblo de Guayama recib:J nUl.'"Stra más calurosa felicitación al cumplirse el décimo ani· versario de la fundación del Instituto de Cultura Puer· torriqueña. Puerto Rico se siente orgulloso de contar con el Instituto el cual usted tan hábilmente ha dirigido desde su fundación hasta el punto de obtener un reconocimiento internacional. Puerto Rico ha progresado grandemente en su fase cultural por el estímulo e incentivos recibidos del Instituto de Cultura Puertorriqueña ...

RAFAEL A. GUNTlN LOPEZ Presidente del Centro Cultural ABI/adillano

«Felicitamos al Instituto de Cultura Puertorriqueña en su décimo aniversario por la excelente labor que ha realizado y las proyecciones establecidas para un mejoramiento en el acervo cultural de nuestro que· rido Puerto Rico,..

JOSE A. CABRERA Pr -¡dellte del Cl!lItro ClIlwml ele Arecibo

"En nombre dd Ct.:ntro Cullur¡¡! de Arccibo y de toda esta cumunidad. I cllC'l am:) [1 u-;!cd y a .~u mago nífico !,rrupu de colabor'ldorcs en el dccimo aniversario de la crc.lción del Instituto; que .1 jUI.l;.ur por su!. Jogros a!cunz.ulus dur.lnte 1.1 ptl~ ... c.Ia década, no pudt:mus menu!. que 'lOildp'lrI:l un bríllante futuro para bien de la cumunic.l.ll.l pllt:rl un Iquc-ñll. D GUSTAVO AGRAIT Escrito,.

"L¡.¡c¡ personas que creemos que aquí existe en rea· lidad un mudo distinguible de ser puertorriqueño, que no nos cegamos ni a las falJas ni a los grandes aciertos de ese modo, en fin, que no~ sentimos y nos sabemos parte de t:su que comtítuye I::i. nlzón de ser dd Instituto, tenemos que e;;tóltle a usted personalmente y a los que dirige, altamente agrade idos.D R. RODRIGUEZ BUXO Presidcttte del Celltro Cul/llral de Mallatí «oo. Consideramos que ha sido altamente plausible su labor en la prt:servación dd Tesoro tradicional de nuestro pueblo. Durante sus diez años de incumbencia, se ha. despertado en d alma puertorriqueña la conciencia de salvar para la posteridad todo el inagu· table acervo de nuestra cultura.»


Exposición de seis pintores argentinos contenlporáneos LA COOPERACIÓN DE LA GALERíA BONAERENSE .LA C ONRuche» y del gobierno de la República Argen·

Strep-tease 239, por Migud Davila

tina, se presentó en el Instituto de Cultura una exposición de pintores argentinos modernos. La apertura 'de la muestra tuvo lugar el 14 de enero. Cerca de cincuenta pinturas de Osvaldo Borda, Víctor Chab, Miguel Dávila, Orlando Leiva, Lea Dublin y José Manuel Maraña, integraron esta ma· nifestación del movimiento argentino de vanguar· dia, caracterizado por su rompimiento deliberado y audaz con los cánones tradicionalistas. «¿Pueden hoy regir los viejos conceptos estéticos de hace cincuenta años?» se pregunta, a propósito de las nuevas tendencias artísticas, el crítico Sigwart Blum. • El arte fue creado en todas las épocas por unos pocos seres dotados, visiona· rios. Hombres de fantasía, capaces de transformar sus vivencias en forma, ritmo y color. No se trata de comprender una pintura o escultura con los cá· nones gastados, ni de buscar un contacto entre lo tradicional y la pintura dinámica y espontánea del presente.» Este rompimiento sin compromisos, a la vez que esta frescura auténtica, quedan de manifiesto en las obras expuestas, de las que ofrecemos ~lgunas ilustraciones.

Pájaro, por JOlié Manuel Moraña


El tiempo y la m谩quina, por Osvaldo Borda

A;spectos ae la e~osici贸n


Exposición de obras de Rafael Ferrer

ENTRE LOS ESCULTORES JÓVENES DE PUERTO RICO SE

distingue por su radical iconoclasta Rafael Ferrer. Nacido en San Juan en 1933, estudió en las universidades de Syracuse (Nueva York) y Puerto Rico. En esta última expuso individualmente en 1956,.1961 Y 1964. En 1964 participó además en la Exposición internacional de la Washington Square Galleries de Nueva York. Un año después obtuvo primer premio de escultura en el concurso para artistas jóvenes de Puerto Rico patrocinado por la compañía Esso. En el catálogo de su primera exposición en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, integrada por esculturas y construcciones hechas de metal, ma· dera, plásticos, cartón, etc., y por algunos collages, expone Ferrer sus conceptos artísticos con las siguientes palabras: qLas diversas teorías sobre el arte, la preocupación por la estética fonnal o infonnaJ, el lenguaje oficial de los críticos, las evaluaciones, consideraciones, dictámenes, posiciones en relación a éste o aquél movimiento; la estética con sus compinches:, el balance, la fonna, la pátina, textura, estructura, tensión, el uso adecuado o inadecuado del color (dependiendo de qué lado de la calle se camine), la ilegitimidad de ciertos materiales y la insistencia en la nobleza de otros; LO NUEVO, LO CASI. NUEVO, LO VIEJO, LO ROTO, LO DESHECHO, el lenguaje cada vez más predecible: PROFRENETICO, CONTRAHISTERICO, ambos ya im· potentes... ESTE ES EL JUEGO DEL ESPECTADOR. Nada de ésto tiene que ver con lo que ~o hago. Estos placeres no pueden ser míos. Yo sólo encuentro las cosas que yo hago». La exposición, de ,la que ofrecemos algunas ilustraciones, fue abierta al público el 11 de febrero de 1966.


Varios aspectos de la exposici贸n


Los cuatro mares líricos en la poesía de OIga RalllÍrez de Arellano de Nolla Por

H

ABUR DE LA MUJER SERÁ SIEMPRE UN TEMA GRÁ·

vida de poesía. Y si se trata de una poetisa -es decir, de una creadora de belleza, que sabe tejer sueños en los telares anchos del idiomael 'Vocablo debería fulgurar. Y si nos circunscribimos a Oiga Ramírez ,de Arellano de Nolla, la palabra debiera quebrarse en mil colores para traducir su fino mensaje ppético, hecho de la espuma y del cristal de su alma. Ella es mujer que trae, en el hondón del pe· cho, una aljaba Uena de flechas misteriosas. Canta. y la voz -muy llena de sí misma- se desparrama toda en fulgores extraños, plenos de presencias íntimas. Es la poetisa de la subjetividad honda, del lirismo acendrado. No la quema la tristeza como a Gabriela, la del corazón en carne viva. La ilumina una sutil melancolía, lámpara frecuentemente encendida en su noche secreta, en que dialogan las mejores estrellas. No la azota la pasión con látigos de fuego como a Delmira Agustini, la pobre atormentada por mil ansias extrañas. La impulsa el amor suave corno una bocan:ida de aire fresco. No conoce ni el dolor profundo -que clava cruces de ceniza en la frentecomo la Storni, ni la alegría desbordada. que echa al 'VUelo todas las campanas del espíritu. como Juana de América. Ni el arrebato que in· cendia toda la entraña con fuegos deslumbradores y la devora y mata como Mercedes Matamoros. Es la poetisa del equilibrio. De la actitud sose· gada. Sus fuentes interiores no se arremolinan ni encrespan. Sólo se rizan al soplo de la vida. y se iluminan al calor tibio de la inspiración. Cuando .pretende filosofar en torno a la existencia o a la muerte, la duda o el misterio, yerra el carnina. No es ese su signo. Cuando osa moralizar en <:omposiciones como De la humanidad,

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, LUIS MART1NEZ

su verso pierde lustre. A la mariposa de su vocablo se le opaca el polvo de oro de sus alas. Ella se encuentra a sí misma en la confesión íntima de sus estados subjetivos. En el canto redondo y sencillo a su tierra, sus árboles, los suyos, ya que todo eso es ella misma. Identificada con la naturaleza que la rodea y con los cariños que le tienden sus brazos -al proyectarlos en su palabta- se está entregando a sí misma. Y los mejores momentos de su lírica son aquellos en que se da en cuerpo y alma -sin secretos~ en los brazos de la palabra y le abre ampliamente su corazón. En esos instantes descubrimos a la poe· tisa de cuerpo entero. Le sorprendemos su sensibilidad limpia y tierna como panal de almíbares ocultos. Nos enfrentamos con su alma -tan llena del aliento de Dios- y nos deslumbramos ante su propia luz.

11.

ESOUEMA BIOGRÁFICO.

Oiga Ramírez de Arellano vino al mundo en el pueblo austero de San Germán, que parece aún signado por los siglos. Su infancia transcurrió en la casona solariega de los suyos, como Juana de Ibarbourou, jugando con el viento y dialogando con los pájaros. La naturaleza la atraía. Tenía -y tiene- para ella una fuerza secreta. Su padre, don Alfredo Ramírez de Arellano -de rancia prosapia, ya fallecido- entronca con los hidalgos españoles del siglo XVI. Ya Lope de Vega. en una de sus comedias, habla del linaje de los Ramírez de Arellano y los Ueva a su teatro como muestra de valentía y valor. La madre, doña Josefa Bártoli -de clara estirpe insular- también fene<:ida. 'borda esperanzas en la casona se-


ñorial. Reza en diálogo vivo con Dios. Sonríe a la servidumbre, que le rinde, cada hora, fino homenaje de respeto. Y vigila a la prole, que corre· tea por los jardines y urde travesuras, persiguiendo palomas y mariposas amarillas, peleando, a puño cerrado, con las aguas y el viento. OIga es sencilla y dulce. Le gusta que la brisa le despeine las crenchas y que la lluvia la acaricie con sus manos de sonoro cristal. Habla con sus altos llamboyanes. Platica 'con el sol -con una voz que recuerda a la de la Ibarbourou, su hermana ma· yor -para rogarle:

Cúbreme, sol, con luz de fuego, Jléname sol. Que tu calor corra en mis venas y sea de amor. Que me clzamusque las entrañas yarda en carbón, que no permitas se congele mi corazón. Cursa sus estudios elementales con las dulces monjitas de La Milagrosa en San Germán. Prosigue con las Madres del Sagrado Corazón en San· turce. Continúa en el Liceo de Mayagüez. Por .fin se gradúa en la Escuela Superior de Mayagüez en 1931. Ingresa, entonces, en el Colegio Goucher, de Baltimore. Se marcha al extranjero. Se le lle· nan las pupilas de otros paisajes. Se le va abriendo el mundo ante los ojos asombrados. Regresa. Le parece que trae, entre las manos, un pedazo del universo. Y el orbe todo, prisionero entre la cárcel de su recuerdo. Remata sus estudios en la Universidad de Puerto Rico. Y se gradúa de Ba· chiller, en 1936, en la Facultad de Artes y Ciencias. En 1937 contrae nupcias con el doctor José A. Nolla, botánico, fitopatólogo e intelectual prestigioso, que ha consagrado parte de su tiempo a la investigación científica, con éxito notable. La poetisa inicia una nueva vida. El esposo bueno, que comprende los secretos de su corazón, es un asidero para ella. Se lo confiesa:

Era como un sinsonte, volando en agonla o como una paloma con las alas cautivas. ¡Yo fui una caracola, doliente y encerrada, en su casa de nácares, junto a la mar amarga! Amado, ¡cuántas cosas yo fui sin tu querencia! Todas aquellas cosas que van a ras de tierra; todas aquellas cosas ingenuas y olvidadas que existen sin luceros y que alientan sin alma. Pero se hizo el milagro del amor en su vida. y todo cambia. Ella se siente distinta. Se le antoja que es un receptáculo divino. Sueña con un hijo hecho de cal y rosas:

Por mi, la sangre tuya, poderosa y. limpia, batirá en otras venas. ¡Seremos uno solo el~ la inmortalidad de la materia! Le parece que la forjan de nuevo. Su arcilla pobre se ilumina. Siente como cascabeles íntimos que le cantaran desde la raíz del pecho. Y su «frágil trozo de barro deslumbrado» se torna bronce, bajo el signo del amor profundo. Y se lo dice a su amado: "Me forjo en bronce antiguo, bajo tu beso dulce; tal un metal heroico se forja sobre el yunque.» La vida canta para ella. A ratos la espina de una angustia 'Se le clava en 10 hondo. Y se dice a sí misma:

Hay un trillo sin estrellas que conduce hacia la muerte, por donde se van mis ojos como dos rosas ausentes. Hay una pena negra al estilo de Larca -del mejor García Lorca- que la punza. En otros momentos ~or el contrario- el entusiasmo se le pone de pie muy adentro y nos recuerda a Rafael Alberti con su tonadilla:

¡Vengan los labradores con sus machetes! ¡Se incendiarán las cañas y los laureles! ¡Corran los campesinos con sus macl1etes a dar muerte a esta muerte que no se muere! Se instala en el sector campestre, llamado Cerro de las Mesas, cerca de la ciudad de Maya. güez. y de nuevo -en su casa ancha y florecidavuelve a entablar su diálogo con la naturaleza. Siente la pureza del campo en toda su plenitud. La luna, el agua -«criatura cristalina y pura-, la noche, le hablan con un lenguaje secreto que entiende cabalmente. Se identifica con la sustancia creada como si ella y el cosmos acabaran de salir de las manos de Dios.

Ilr.

ITINERARIO LÚUCO.

OIga Ramírez de Arellano de Nolla nació al mundo de la poesía con su libro CAUCE HONDO, que vio la luz en San Juan, en diciembre de 1947. La poetisa tenía treinta y cuatro años. Pero ya

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antes, en la revista universitaria LA TORRE, babía deshojado al viento algunos versos. Es obra de juventud. De temática variada. Pero ya en ella apunta el alma lírica de la autora de MAR DE POES1A. Su segunda obra, EL ROSAL FECUNDO, fundamentalmente bajo el signo de la Ibarbourou - aun· que con acentos propios - recoge sus composicio. nes escritas de 1947 a 1955. Es poemario donde alieno tan y se entrecruzan las más diversas palpitaciones de su arcano. El tercer libro, LA TIERRA DE LA DIAFANIDAD, es un canto redondo y limpio a su Puerto Rico entrañable. Ella aclara que «todo hombre lleVd en su intimidad una luz proyectada sobre la tierra donde ha nacido». <lA esta luz, Ortega y Gasset le llama amor.» La poetisa recoge su cariño - como una brazada de rosas entreabiertas - y lo deposita a los pies ·de su Isla, gran señora del mar y de los vientos. La obra llega a las manos de los hombres en 1962. A LA LUZ DEL FLAMBOYAN - «fuego ondulan· te y vivo» que la deslumbra y la cautiva - es su cuarto libro, publicado también en 1962. Ella vive enamorada del árbol más bello de la tierra. Se emii· misma contemplando la sangre de sus pétalos, sobre el espejo de las aguas o volando en el cristal limpio del aire. Es poemario que, en torno al tema central del flamboyán, injerta una temática suge· rente y rica. El quinto libro es toda una entrega de su cara· zón al hombre de sus sueños: al que la hizo madre, que fue hacerla plenamente mujer. Es obra íntima en que palpita el alma de la autora en sus más finas facetas. Se titula TE ENTREGO, AMOR. También salió a la luz del mundo en San Juan en 1962. Su sexto poemario es MAR DE POEStA, su obra de más alta calidad artística. La que la pondría en el mapa lírico de América aunque no hubiera escrito nada más. Es un libro de íntima subjetividad, en que la poetisa se nos revela de cuerpo entero. Nos da su estatura de poeta y de mujer. Inclusive nos revela su credo estético... Para ella, la «poesía es emoción y fuerza traducida al lenguaje de los signos». Afirma que en todo artista hay cuatro mares: el de la infancia, que es el de los recuerdos. ·El de la paz interior, el del oda poético, que impele a la creación según la afirmación de Horado. El del ensueño y el del amor, que es insondable y ano cho, y va más allá de la palabra humana. Se enfreno ta con la divinidad misma. Vio la luz en 1963. El último libro, lleno de gracias poéticas - un nuevo Ismaelillo martiano - es DOS VECES RE· TO&O, publicado recientemente, en este mismo año 1965. La mujer ha llegado a la cumbre del sueño e inicia el descenso: es abuela. Pero una abuela freso

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ca y rozagante, todavía hecha como de azahares y de rosas. Pero abuela al fin: dos veces madre. El hijo constituye la dulce razón de ser toda mujer. El nieto - nos aclara ella - «es hijo doblemente porque no es hijo de tu amor de mujer sino del fruto de ese amor. Nunca se ha visto nada más terriblemente tuyo siendo de otra». La abuela conoce ya la ciencia de ser madre. Ciencia dulce y amarga. Secreto que sólo se lo revela Dios a la mujer total. Hay un puñado' de versos que impresionan porque tiembla en ellos una verdad tremenda: ¡Qué armonia supuso para el mundo una palabra: niño! El comienzo del hombre que brota como el drbol hacia el cielo... Se lo dedica a su nieto Carlos José Conde Nolla. a los seis meses de nacido. Resume las ternuras y gracias poéticas del Ismaelillo de Martí - salvando el tiempo y el sexo - y las mejores canciones infan· tiles de la Gabriela eterna...

IV.

LA TEMÁTICA.

Su temática es muy variada. Canta a la naturaleza, a su tierra, a los suyos, a la poesía, a Dios. Sin embargo, si quisiéramos reducir a una sola fuente los motivos de su inspiración, podríamos decir que OIga Ramírez de Arellano de Nolla es la poetisa del amor. El amor en sus dos facetas últimas: el huma· no y el divino. Cuando se enfrentó con la poesía - consciente· mente - sabiéndose ella misma, tuvo miedo. Ella tan mínima - pequeño vaso de Dios - no quería sobresalir entre las gentes. La asustaba llevar en la frente la estrella de los elegidos. Fulgurar. Y le dice al verso, trémula, y como sobrecogida por inútil congoja:

Tuve miedo al dolor de tu roela, alzando íntimo vuelo delirante, tuve miedo a no ser común mortal. Pero su centro de gravitación no es ella misma sino la naturaleza. Como Julia de Burgos se identi· fica con el mar, con la piedra. Al igual que José Antonio Dávila, dice que está hecha de briznas, de arcilla y de rocío. Nos recuerda a Julia -la de la angustia honda - cuando afinna:

¡Quién sabe por qué ondas de espirituales rlos me estaré desdoblando cuando llegue mañana.


Quién sabe en qué montaña me entregaré a los

[vientos o sobre qué caminos se hundirán mis pisadas! Se sabe río, mar, hoja viva en el viento. Se siente naturaleza misma. A ratos se desdobla. Y se percata de que las cosas, los animales, los árboles, los arroyuelos, son sus hermanos menores. Y les habla con la palabra dulce, con una comprensión francis· cana, que se abre en sus labios como panal de miel. Ella confiesa ingenuamente: «Ya sé que yo soy bos· que también, estremecido, de vida misteriosa en fecundo latido•. Lo telúrico la envuelve y la absorbe. Otras veces se cree árbol. Se adivina convertida en arbusto enhiesto y fino, coronado de rosas:

Es puro goce éste: Ser árbol toda una noche larga, un árbol tembloroso de roela, ancho como la sombra y la esperanza.

Como Gabriela ama a los nidos. Los sabe mun· dos pequeños. Universos minúsculos donde alienta la vida secreta de los seres. Y susurra con la voz de seda, entrecortada:

Nido. Como decir tibieza, ternura, transparencia, vida, vuelo, viajero. Le gusta contemplar las golondrinas, que trazan signos oscuros en el viento. A los múcaros - el bÚA ha insomne de sus montañas - cuando llaman a la hermana paloma de los bosques, con la voz de me· tal, dura y seca. Al caqui - «ancho en el gráci. salto y mínimo en el cuerpo» - «con su canto monótono y agudo, bautizando silencios». Se repite que la naturaleza es amor:

Esencia total de amor. Amor de lzombre, amor de rosa, de silencio, de iris, de cascada, de sol, de aroma, de valle, de montaña, de infinito, ¡de Dios!

Pero se duele de sus limitaciones humanas. Su alma andariega detesta los grillos. Y el cuerpo es una prisión. Por eso, cuando se percata de que es ella misma, clama dolorida: Yo debE haber nacido brisa o agua o resplandor de luna o una gasa del alba. Su humanidad le pesa cuando tiene conciencia plena de su ser. Cuando se enfrenta cerradamente con su propia sustancia, la quema un ansia de evasión. Entonces le parece resplandecer en las cosas. Frente a ·frente con su yo, se mira en el espejo de 10 que la circunda y cada objeto-por humilde y miserable que sea -le devuelve su imagen. Comprende la naturaleza en toda su plenitud. Sabe que es amor. Intuye su pureza. La diafanidad del agua, «criatura cristalina y pura». La gracia de la nieve, «volandera del cielo». Se arrodilla ante el nardo «porque está en el latido de la limpia hermosura, todo '1leno de trinos, altivez y blancura.» Parla con el flamboyán. Y oye su voz de fuego. La aflige el 'grosella. No por feo. Sino porque no sabe defender a puño cerrado sus cerezas. Como la Jua· na de «LA HIGUERA», ella le dice al árbol:

¡Pobre grosella solo, junto al borde del abra, quién sabe lo que sufres, impotente en tu cuita, quién sabe si en tus venas de savias tropicales 110 sueiias ser turpial de plumas exquisitas!

V.

EL TEMA DEL AGUA.

Arroyo, río, lago, fuente o mar son motivos de su preocupación permanente. La poetisa ambula, vueltos sus ojos a las aguas. Verdad que es isleña. Vive al borde de una Insula, que anda despeinada bajo el viento y el sol. La enamora, ya la vena líquida y cristalina de un arroyuelo manso. Ya la pupila fija, de cristal, de una fuente. Ya un río que corra y serpentee, con sus brazos de espuma, besando las orillas. O bien el mar - el ancho mar - monstruo de sal y viento. Cíclope que amenaza la tierra con sus fauces enormes. El agua es como ella misma. La siente en su ser. Descubre sus mares íntimos. Sus cuatro mares misteriosos donde se arremolinan los recuerdos, los ensueños, la paz de su conciencia y el amor. Sobre todo el amor: Norte y matriz cíe su poesía. Siente dentro de si, aguas tranquilas

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que musitan bajo la brisa tibia. Oleajes de plata y de cobalto que rebotan contra su alma. Y la hieren a ratos. Y apenas - muy pocas veces - alguna tormenta íntima que encrespa todas sus linfas interiores y las sacude y las agita. Oye su canto diariamente - la canción de las aguas - y la voz halla eco en su corazón:

El mar va entonando su canción de abismo. Cavernas que guardan ecos submarinos. Jardines ocultos de algas coridceas en un fondo de arena y olvido. Comprende que el agua y la luz son sus aliadas. Sus elem~ntos vitales. La sangre que le nutre las entrañas del cuerpo y del espíritu. Y el verso se le hace retozón y jubiloso - como a Alberti - cuando exclama:

¡La luz, la luz y el agua! ¡Las espigas del sol! ¡Las espigas del agua! ¡Rompiendo lejanías y distancias, va la raíz del trino Ilacia la claridad de la fontana! Por eso las quiere como a madre mayor. Confiesa que «ama la claridad de los riachuelos; el manantial eternamente fresco; el alba porque es nuncio de alegría». Como Julia de Burgos, a ratos personifica al mar. Para ella es un ser másculo. Y 10 mima como al amado. Le promete que velará su sueño mansamente. Que si la anhela alta, alzará su estatura en un extraño vuelo. Y si la desea tierna, 10 arrullará hasta «hacer de su arcilla de amapolas un tamiz de cristales cancioneros». Le promete que le seguirá elel rastro hacia todas las rutas del en· sueño». Pero llega a más. Siente al mar en su alma. Tiene conciencia de que la capta y la penetra. No solamente se sabe en las carnes el salitre <lel mar. Sino también en su arcano. Hay algas marinas en 10 más abstruso de sí misma. Siente el rumor de las caracolas dentro del pecho, como si la arena le cantara una triste canción en 10 más callado de su ser:

Hoy llevo aves del mar despiertas en el alma y un sabor de océano entre los labios yertos y el ansia de las aves, batiéndome en la fibra, como el que nunca quiso llegar a ningún puerto. A ratos cree adivinarle a las aguas sus secretos. Adentrarse en su misterio. Se le antoja que las linfas sufren como ella. Que tienen también un corazón herido. Y no se atreve -como antes - a elsoñar sobre el pecho del marD. Le asusta abrazarse a él

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«con sus inquietas alas». Calla. Y escucha el clamor de los vientos. El grito de las ondas. Se le nublan las pupilas cuando ve que «las olas desatan sus sonoros quejidos». Y su llanto se hace mar también. y le parece que el agua la inunda por dentro y por fuera. La baña con cristales y espumas, desde la piel de nácar hasta el tuétano mismo de su yo. Todo y toda es mar... VI. Su TmRRA AMAM. .Para OIga Ramírez de Arellano - como para los niños y los poetas auténticos - todo se personifica. El mundo se anima. No hay nada inerte. Lo inani· mado cobra alma en su poesía, en el orbe de su imaginación. Su tierra, pues, cno es solamente un punto del hemisferio tendido entre dos mares. Es un ente subjetivo de armoniosos y ricos matices en el mundo de su corazónD. Y la ve grácil y risueña. Siente cómo salta. Es como una muchacha andariega, que platica bajo el sol y los vientos, con la yerba y los pájaros. Su atracción por la tierra nació con ella misma. Recuerda su infancia entre trinos y cantos, acariciada por las manos traviesas de la brisa. Y herida muchas veces por el puñal del sol en plena espalda. Evoca cómo entablaba conversaciones con la noche y se miraba en el espejo de las estrellas. Cómo cada mañana traía para ella una nueva palabra. Siempre comprendió al árbol y a los ríos y a la aurora porque fueron sus mejores ami· gas infantiles. A ellos les abrió, cada hora, su alma de leche y de miel. No guardó sus secretos baio las siete llaves misteriosas. Por eso le dedica a Puerto Rico - en fervorosa entrega - su libro LA TIERRA DE LA DIAFANIDAD, en el cual alientan las fibras más íntimas de su ser poético:

¡Tu imagen agua y tu imagen rosa, tu imagen ave y núbil mariposa, tu imagen bosque de montaña virgen, de plaza juguetona y bulliciosa! Intuye a su Isla como presencia viva. La siente - «intensa y solitaria» - contra su corazón. La ve tan suya y tan amada:

Redonda y perfumada de montaña y de brisa, mariposa de azul sobre la inmensidad, rizada en la palmera, bailarina en la espiga, Entima en la fragancia de la fruta y el pan. Reconoce que la patria es su madre mayor. Que es - lo reitera ella misma con énfasis - «madre más que la otra, que la tierra globah. Goza con sus amaneceres, cuando Itel cristalino viento desarropa


los montes con sus manos de pájarolll. Se adentra en sus noches. Va por el camino de todos los silen· cios, mirando los rostros inocentes de las estrellas. Aspira el perfume de sus naranjos, con sensualidad limpia, al estilo de Juana de América. Se mira en la transparencia del agua que se ha dormido, escuchando el canto del coquí. La derrama en sus manos. Y bebe la veta de linfa que ella ama. Pero no es sólo, para ella, su Isla, estas alboradas de oro y estos anocheceres tibios. Es más. Le descubre también su alma oculta un ser secreto - que se le abre en su poesía, en blanda y dulce entrega. Le adivina el quejido íntimo. El goce callado. La alegría que le corre a flor de piel. Y el llanto oscuro que la taladra muy adentro. Por eso dice, en explosión sincera:

Isla de serenata plañidera que cllando cantas, se te ve llorando... VII. .EL

TEMA FAMILIAR.

La fina subjetividad de la poetisa se derrama como cascada de cristal en sus versos íntimos, dedicados a los suyos. Su esposo, sus hijos, sus padres, sus nietos, sus afectos, sus gentes sencillas que la aman, cobran vida en 'Su obra. A su esposo, el doctor José A. Nolla, le dedica un libro - verdadero breo viario lírico - titulado TE ENTREGO, AMOR. Es poesía leve hecha como de espumas. Escrita bajo el signo de la más honda sinceridad. Sugiere cómo el amor la transfigura. EUa se sentía arcilla - paloma con las alas cautivas - y el cariño único la libera. Fue como un milagro. Como si de pronto el tallo seco floreciera de súbito, como si el burdo barro se le iluminara. Por eso se siente nueva. Campana fundida otra vez. Vaciada en otro molde. Dice: «Soy toda nueva en la esencia ignorada, que no supo de música hasta no ser besada•. Busca la huella de su amado en las cosas. Adivi· na su presencia en lo que la rodea. Le parece que él trasciende. Que no se queda en sí mismo. Que va como iluminando - dejando lampos - en lo que le circunda. Por eso, confiesa dulcemente:

Pensdndote, trasciendo 1lacia las cosas que recuerdan el goce de tu mano, y estoy con ellas por estar contigo y soy de ellas por seguirte amando. El la penetra toda. No queda un intersticio de su ser sin su aliento. Pero ella sigue:

Subiendo los breñales hacia un siempre sin nombre, ni distancia,

hacia un beso de espumas un labio de coral y estrellas cdndidas. Le ruega que no la deje. Si le faltara su mirada, se ,pudriría, como una caña seca, en un pozo de silencio y de sombra. No desea más que ser suya. Entregarse castamente como una paloma. Le ase· gura que pasará por su vida como una caricia sola· mente. No será nunca fardo pesado:

Pasaré por tu vida en pequeíios arcdngeles de sueño, con mi tierna sustancia desprendida, sin futuro de ser, nada rñds que una suave caricia de canción.

VIII. Los

FRUTOS DEL AMOR.

Los hijos son primero sueños inacabados en su mente. Los configura a su antojo. Los hace y los rehace con el pincel de colores de su imaginación. Cuando le nace el primero, todo su ser canta. Toda ella se welve campana. Siente un cascabeleo íntimo, que le corre por la sangre y se le escapa en las palabras:

¡Todo mio, este amor, niño claro del cielo, todo mio, este amor, con su cesta de sueños! Dios le pone sobre los brazos dos criaturas: «Dos corales abiertos, dos ríos de emoción lll , aclara la poetisa. Pero en hora turbia, la muerte le arrebató uno: .El polvo sobre polvo, quedó en la tarde fría... Quedó bajo la tierra tu joven carne mía.... El dolor la traspasa. Un 'llanto seco - casi sin lágrimas - le ahoga las voces en el pecho. Y no sabe sino mirarse hacia adentro como si llevara el cadá· ver de su hijo sepultado en sí misma, en la tierra sangrante y abierta de su corazón. Pero Dios la rehace. Le nace otro, fresco y rozagante como un sol. Pero el hijo muerto, vive como recuerdo perma· nente en su ser. Es imagen imborrable que le sube desde sus más hondas raíces. Y nutre muchos de sus versos que tendrán la vida eterna de la poesía auténtica.

IX. EL

NIETO.

Su última fuente de inspiración ha sido Carla:> José Conde NolIa con sus seis meses en flor. Es su nieto. En el trance del advenimiento - revela la señora Ramírez de ArelIano - se iba sentido madre otra vez sin haber sufrido los dolores del alumbra-

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.,

miento. DOS VECES RETO~O es el poemario donde recoge - como en un espejo - su fina emoción de ser abuela. Es un libro conmovedor. Lo atraviesan ríos insoñados de ternura. Lo punzan también espinas negras de preocupación por el destino del infante. Pero por encima de sus angustias, salta siempre su optimismo sano, su fe alta, que la ilumina y transfigura. Es una abuela en plena juventud. Dinámica. Sonriente. Con su carne de nardo. y la cabellera de bronce como una corona de reina. No se asoman aún, ni en su cueI1po ni en su es~ piritu, las nieves del invierno. La abuela canta al nieto con la palabra estremecida. Siente cómo proviene de ella. Es una espiga suya. Lo sabe hijo de Dios como toda criatura: «Te alzaron desde Dios con tus azules ojos que dicen infinito,. reitera. Pero también adivina su raiz en ella, en lo más entrañable de su sangre y su amor: .Y desde mi te alzaron, desde mis viejos huesos.• Se pasma contemplando los ojitos cabrilleantes del vástago: de su retoño. Parece como si el cielo se hubiera dormido en ellos, como si toda la luz de la aurora estuviera prisionera en las pupilas luminosas de Carlitos José. Y exclama, arrobada:

¡Ojos de los infantes, nuevecitos de sueños, calentitos del vientre maternal donde erais sombra yeco! y ante el llanto cantarino y musical del pequeño, le entona canciones, inventadas por ella, para dormirlo. De su pecho y de sus labios salen lindas nanas, donde juguetea la ternura más limpia y hay como un vuelo de palomas en cada arrullo:

Dicen las estrellas un cantar de cuna para que tú duermas, ala, sol, espuma.

.......

~

.

y sobre el glorioso

tambor de las olas dos fustes de ocaso lloran, lloran, lloran. ............................................. Haz de dormir sueño sereno, sueño de ala, sueño de sol, amanecido de frescura, enseñoreado de candor. Le parece que toda la naturaleza se une a su voz. Y canta también. Y adivina la canción en los ojos semientornados del nene, que se ovilla en su seno como un pajaritQ aterido: 46

El mar canta por tus ojos su azul de sueños y cielos y va diciendo a mi alma altura de lirios frescos. Al mecer a su nieto y arrullarlo, le parece que está acunando en sus brazos a todos los niños del mundo. Carlitos se le torna símbolo. Y ve en él a todos los pequeñuelos del orbe, con sus manitas alzadas y sus ojitos llenos de la luz milagrosa de Dios.

Eras un niño blanco, eras un niño negro, eras tierno, amarillo o rojizo moreno. Eras todos los niños del cielo y de la tierra acunado en mis brazos, dormido en mis arrullos. Déjame que te cante, déjame que te mueva, que en vaivén llevo el mundo tibio de los lUceros. La segunda parte del poemario se torna reflexivo. Piensa en su destino. Anhela, para él, un mun· do mejor. Le preocupa que, un día, la ambición y la envidia - que siempre anda en zancos - tracen un signo de sal en su frente. El es como una dádiva de Dios. Y no quiere que se le manche. Ni que sufra. Y sabe que los caminos están llenos de espinas. Que la traición acecha. Que el mal anda con su puñal desenvainado para clavarlo en cualquier costado de la tierra y en el corazón de los hombres mejores. Se le empañan los ojos. Y hay como un llanto de perlas, que no cuaja en lágrimas, sino que se le queda cautivo muy adentro. Le anuncia con palabra grave que «verá correr el río de la muerte y sentirá la tormenta de los hondos instintos•. Que cel dolor de ser hombre morderá su piel dura». Pero su corazón, ancho y generoso, será siempre como una rodela para preservarlo contra el mundo. La nana. ha muerto en sus labios. Sólo la inunda la reflexión, que deviene, por fin, en rezo dulce y tibio, en diálogo secreto con Dios.

X.

OTROS TEMAS.

alga Ramírez de Arellano ha esbozado otros te· mas. Lo negro cobró carne en su verso. De niña escuchó de labios de su tía abuela doña María Luisa de Barbot d'Hantec1aire episodios del tiempo de la esclavitud. Al calor de las narraciones vívidas,


ella rehizo viejas estampas del 1860. Por su mente febril desfilaron catervas de negros esclavos. Los vio retorcerse de alegría y de dolor. Adivinó sus cuitas. Y las plasmó en el poema. Pero desde luego, ése no es su rumbo: no es más que un incidente en su temática. Otro tema que aflora en su quehacer poético es el de la muerte. Y logra aciertos en ceMariné» y en muchas de sus baladas. En otros momentos pretende moralizar. Pero tuerce la ruta. No es ése, tampoco, su camino. Ella es - repetimos - la poetisa de la subjetividad fina, del aliento tierno, que desgrana su rosario de anhelos, de sueños y esperanzas en el verso como en una clara e íntima confesión. Su poesía es acendradamente lírica. Al leerla, sentimos hasta el latido más secreto y oculto de su alma. XI.

Amo todo lo humilde; a los que Ilan hambre y sed y a los que sienten frío, el trio en las rafees de la ausencia del amor infinito. Se sabe desvalida. Pobre barro sin luz. Lo que tiene no es de ella. Le viene de Dios:

Todo me lo dio el, que yo no tengo nada, sino el deseo ardiente de hacer el bien con esta dulce gracia, de la música suave, y compartir con otros este regalo de la Mano Santa. La presencia divina resplandece en sus versos. En algunos hay como un hálito celeste que los recrea y parece que quiere reventar en fulgores.

CARACTERíSTICAS.

Nos atreveríamos reducir a tres las características fundamentales de su poesía: Primera: Su ternura, que es como un panal de miel abierto en cada verso. Ella lo aclara:

La caricia es un dulce temblor de agua tranquila, inundando los altos roquedos de mi ansia. Hay una finura - como de espuma y de sedaque la sella y la signa. Cada palabra suya parece vestida de cristal. Segunda: La evasión de si misma: Captamos frecuentemente un ansia de evasión. Sueña con escaparse de sí misma - de sus propias limitaciones humanas - para identificarse con la naturaleza. Ella - más que ella misma - es sustancia confundida con las otras materias. No se percata distinta del árbol. Y quiere serlo. Y se siente rama. No se sabe distinta del agua. Y se adivina linfa en ciertos momentos. Toda ella es fuente, río, nido, manantial, yerba dormida, como si todas sus potencias estuvieran desparramadas por la naturaleza. Por eso, para encontrarse a sí misma, tiene que llegar a la tierra, al mar, al cielo, a Dios. Tercera: La humildad. Pocas veces hemos visto - con excepción de la lírica religiosa - tan acendrado tono de humildad. La señora Ramírez de Arellano ama la palabra y el gesto sencillos porque le vienen de adentro. No es una humildad fabricada. Le brota desde el hondón de la entraña. Lo revela: uNo merezco, Señor, lo que me has dado. Esta arcilla es tan burda que no sabe captar la bendición de tu regalo». Luego aclara:

XII.

ELEMENTOS ESTRÓFICOS Y MÉTRICOS.

La poetisa evoluciona de las últimas formas del Modernismo hasta las manifestaciones poéticas actuales, que las cultiva con acierto. Del Modernismo tuvieron, en parte, sus libros iniciales, la música rubendariana; el alejandrino sonoro y cierta plasticidad parnasiana. Escribió sonetos como ceRfo Alegre» en dodecasílabos juguetones y frescos, dentro del más estricto sabor modernista. Los romances -de vida eterna- le afloran como las lágrimas de los ojos. Maneja los heptasílabos, octosílabos, decasílabos, endecasílabos, dodecasilabos y alejandrinos con soltura. A veces cultiva el verso de dieciocho silabas. En lo estrófico, usa desde el pareado hasta los cuartetos, sonetos y crea estrofas de notable irregularidad. Usa la rima consonante, la asonante, pero con preferencia el verso blanco, libre o suelto. A veces incurre en rimas pobres como delirante y deslumbrante. Su poema tiende a las formas puras. Hay economía verbal. Quiere penetrar la sustancia poética. Descubrirle su secreto. Pero no es una artífice del verso. No los fabrica. Ni los rehace. Es espontánea, simple, musical. Desdeña el arte deshumanizado. Hay demasiado calor en su sangre y fuego en su alma para atar su palabra con grillos de misterio. :el verso le sale espontáneo como la risa de los labios y el sollozo de la garganta trémula. Como Dámaso Alonso --el gran maestro de la Filología románica- ella podría decir: «Nada aborrezco más que el estéril esteticismo en que se ha deba-

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tido por más de medio siglo el arte contemporáneo. Hoyes sólo el corazón del hombre lo que le interesa-o O como José Hierro -el conocido poeta bilbaíno- podría suscribir: .EI poeta es obra y artífice de su tiempo. El signo del nuestro es el colectivo y social. Nunca, pues, como hoy, necesita más el poeta darse a entender a sus seme· jantes-. OIga Ramírez de Arellano tiene riqueza léxica. Su lenguaje es sobrio y culto. Crea neologismos como azucenados, dulcez... Se caracteriza por la frescura y originalidad de sus imágenes. Algunas son acertaclisimas. Por ejemplo: «Voy por el mundo con las manos del alma, tejiéndome silencios-o O esta otra: «Me siento como recién nacida en las manos de Diosll. Sus prosopopeyas están llenas de vida y de gracia. Revelan su imaginación alerta. Su facilidad para insuflar vida a lo que la rodea. Véase la siguiente:

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La tarde coge tallos ardorosos

en sus amplias enaguas y va en silencio por el amplio cielo

a besar a la noche que es su lzermana...

XIII.

COLOF6N.

Desde esta Isla, clavada en el mar y despeina-da por las olas, la poetisa ha lanzado su mensaje.

Desde su orbe íntimo se ha levantado para salir al mundo de los hombres a decir su buena nueva de poesía. Es necesario que trascienda. No debe quedarse prisionera entre los cuatro barrotes del Puerto Rico nuestro. OIga Ramírez de Arellano de Nolla es una gran voz Urica antillana. Su palabra debe figurar -con acento propio- en el coro femenino de la poesía de Nuestro Continente. Debe cruzar todos los vientos y traspasar todas las fron· teras, con el nombre de Borinquen, temblándole en el verso, en su canto limpio de cristal.


12 de Octubre Por

ONMEMORAMOS HOY BL D!A DE ESPAÑA. EL D!A DB

C la España grande. De la España

de los Reyes Católicos, que representan el poder protector; de Cristóbal Colón, que representa, como dice Oviedo, el hombre de la capa raída y pobre; el genio científico, intuitivo y práctico a la par; y, del Padre Antonio de Marchena el representante de la LC, a quien siempre tuvo el genovés a su lado según él mismo declara y lo confirma el autorizado testimonio de la Reina Isabel. Celebradas las Conferencias de la Universidad de Salamanca con las que se afirma el prestigio de Colón y se facilita su ingreso en el servicio real. Concluida triunfalmente la conquista de Granada. Vencidas la hostilidad y enemiga de Hernando de Talavera y sus prosélitos. Formadas las Capitulaciones de Santa Fe. Y, conjuradas, con el generoso auxilio de los Pinzones, los temores y recelos de armadores, patrones y marineros; el 3 de agosto de 1492 sale a su empresa el futuro Almirante y Virrey, desde el puerto de Palos de Moguer, escogido para ello por la reserva y secreto que promete su escaso tráfago y nombradía. Lanzado a su aventura, Colón toma en el primer instante, conforme a su plan de llegar a Oriente por el camino de Occidente y a las nociones adquiridas por medio de la famosa Manzana del mundo dibu· jada por Martín Behaim, no sólo la ruta más larga y peligrosa, sino la que acaso jamás le hubiera lle· vado a su destino en las playas de Catay (Ohina) o las de la inmediata isla de Cipango (Japón). Pero, poco más adelante, como movidos por la mano de la Providencia, vientos favorables, inesperada y misteriosamente, corrigen su error y rectifican su derrotero, y 10 dirigen a las tierras de un nuevo Continente, con el que no había soñado, ni aun sabe haber descubierto a la hora de su muerte. No obstante la energía indomable, la inquebran·

LIDIO

CRUZ MONCLOVA

table paciencia y la incuestionable pericia con que desenvuelve sus proyectos, que son destacadas cualidades que le reconocen hasta sus peores enemigos de ayer y de hoy, las prosperidades de Colón resul· tan cortas y escasas; y, apenas si alcanzan a llenar de contento seis o siete años de su carrera; ya que - como advierte Rodríguez Pinilla - Colón llega a vivir demasiado tiempo entre los hombres para que dejase de probar con amargura lo que tiene de inoportuno la superioridad, y, lo difícil que es enaltecer la vida sin experimentar grandes angustias. Así lo había expresado ya el ilustre autor del Ensayo sobre las costumbres y el genio de las Naciones al escribir que, cuando Cristóbal Colón prometia nuevas tierras se le contestaba que no podían existir y cuando las hubo descubierto se dio en sostener que eran ya conocidas de muelto tiempo atrás. Y, así lo comprueba, con triste elocuencia, el hecho de que no se llame Colombia a las nuevas tierras. Pues, aun en el peor de los casos, todavía resulta mayor injusticia nombrarlas con el de América Vespuccio, a pesar de la rectificación de Martín Walseemuller y la protesta de Miguel Servet. Con todo, el magno suceso realizado por Colón señala el nacimiento de una nueva época de la historia, durante la cual, se lleva a cabo la más grande revolución de la geografía. Quedan convertidos en realidad los ambiciosos proyectos de los hermanos Vidaldi; de los reyes Alfonso V y Juan II de Portu· gal, y del marino y explorador Fernando de Dulmo. Se expande el radio del estrecho círculo en que se ha movido el Viejo Mundo. El Atlántico se trueca en centro de vida de los pueblos de Occidente. Se facilitan los viajes de Caboto, Cabral, Magallanes y Elcano, que han de aportar la evidencia irrefutable de la esferidad de la tierra. Los misterios del Mar Ignoto se tornan en caminos de relación. Se abren a la exploración y a la aventura de los europeos

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las tierras del Nuevo Mundo. Y, bajo los signos del Renacimiento que aspira a regenerar el espíritu gótico por la unión con el clásico, España se lanza a llevar a las nuevas tierras el cuerpo de su civilización y su cultura. En efecto, quince años después del descubri· miento, verificado durante el segundo viaje colombino, llegaba a la costa meridional de Puerto Rico, procedente de Santo Domingo, el primer contingente español. Celebrada la Conferencia de Guaynía con el cacique Agueybana, Jos españoles se trasladan a la costa del Norte. Y, tras varios movimientos exploratorios, fundan en la banda Sur de la bahía de San Juan, con el nombre de Caparra, un pequeño poblado, en el que, un año más adelante, juntamente con otros pobladores, quedan avecindadas las primeras mujeres blancas venidas a la Isla, entre las que figuran la esposa e hijas del capitán poblador y algunas de las primeras que se habían radicado en Santo Domingo a raíz del tercer viaje de Colón. Tomando por base el pequeño poblado de Caparra, los españoles se lanzan a la búsqueda de espacios vitales, capaces de asegurar su subsistencia y bienestar. Y, si los más, se aplican a la extracción de oro, los demás se dedican al cultivo de la tierra o a la granjería del ganado importado aquí años antes, a pedimento de don Vicente Yáñez Pinsón, por el capitán don Martín Garcfa Alonso y su ayudante don Martín García de Salazar; y, ahora por el propio Ponce de León. Aunque los Reyes proveen que se tenga y respe· te al indio - encomendado como persona libre-, ahora como tantas veces antes y después en la Historia, las pasiones pueden más que el derecho. Y, dominado por el apetito de la riqueza y el prejuicio de la superioridad racial que le lleva a considerar al aborigen como un ser irracional, idólatra y pagano, el poblador convierte la encomienda, aquí como antes en Canarias y Santo Domingo, en un régimen de fuerza dentro del cual el indio se ve apartado de sus lugares habituales de residencia; separado de su familia y de sus lares; y sometido a trabajos superiores a su capacidad física. Amante de su patrimonio, el indio no se resigna impasiblemente a su pérdida. Y, dispuesto a conservarlo, tras los descalabros que experimenta apenas iniciada la pugna competitiva, se resuelve, como otros grupos en la Historia, a emplear la fuerza en defensa de su herencia cultural. Para esa prueba, que ha de resultar dura y sangrienta, el indio emplea el conocimiento íntimo de la tierra, la superioridad numérica y demás recursos de que dispone. Pero, después de varios encuentros, dominado por la eficacia de la espada, la armadura, la pica, la lanza, el arcabuz o ballesta de 50

trueno, el caballo y el perro, así como por la mayor experiencia militar con que las largas campañas de la Península, Canarias y Santo Domingo han dotado a su antagonista, el indio, al fin, queda vencido y tiene que buscar refugio en el seno de los bosques que han sido siempre el habitat de las más antiguas formas del género humano. Mas, el bosque nuestro, por sus pequeñas proporciones y carencia de peligros, sólo brinda al indio amparo parcial y precario. El triunfo de los conquistadores quebrantó, sin duda, la organización política y social del indio y puso fin de hecho al desarrollo del Estado indígena. Pero, con todo, su población no resulta extinguida. Antes al contrario, de ella quedan fracciones más o menos numerosas, que buscan la supervivencia por los caminos de la sumisión o que desparramados por distintos lugares de la Isla han de perdurar con mayor o menor grado de pureza. Convencidos de la ineficacia del brazo indígena, los conquistadores buscan la solución en Africa. El africano, como el indio, no se resigna tampoco pasivamente a la pérdida de su libertad ni de su patrimonio: y resuelto a defenderlos, se rebela. Derrotado una y otra vez, busca también el amparo del bosque, donde, en unión del grupo indígena fugitivo, funda palenques o centros de protección que, pronto se convierten a la par en focos de hibridización o etnomorfosis. Pero, hostilizado y perseguido de continuo, su destino como el del indio, queda unido al del vencedor, el que, respondiendo a la ley de menor resistencia, continúa desplegándose por las tierras bajas del litoral, donde por hallar menos obstáculos había fundado los primeros poblados. Mientras, ya luego, tomando por base esos mismos lugares, se va derramando por toda la Isla por medio de un persistente movimiento de expansión dirigido hacia las zonas más próximas del interior. De tal suerte, al cabo de tres siglos, el conglomerado insular, muestra ya los rasgos de una fisonomía propia Los elementos fundamentales -raza, lengua, patrones de conducta, usos, costumbres e ideas - que han contribuido a su formación, son de rancio abolengo hispánico. Mas, igualmente re· sulta, que del fondo ebullente del proceso de transo etnización que tiene lugar en el suelo de la Isla, si por un lado, el indio y el africano pierden algunas de sus condiciones y características de origen, por el otro, ejercen una influencia decisiva y permanente en el lineamiento de nuestra personalidad colectiva. Siendo así que, precisamente a consecuencia de los intercambios, trueques y traspasos que, en virtud de la convivencia, tienen lugar entre los diversos grupos raciales, podemos enorgullecernos de la rica variedad de aportes que concurren


a integrar la unidad de nuestra idiosincrasia de pueblo. Concorde con ese criterio, don José Pablo Mora· les sostiene que el pueblo puertorriqueño es socio. lógicamente el producto de la conmixtión de las tres razas convivientes en el suelo insular. Don Francisco del Valle Atiles se pronuncia en favor de la misma tesis. Igual apuntamiento formulan sucesivamente don Salvador Brau Asencio, don Ramón Ruiz Arnau, don Agustín Navarrete y don José de Diego. Y, en parejo sentido se manifiesta míster Tmm,bull White para quien el pueblo puertorriqueño representa la mezcla de elementos raciales y cultura. les de origen hispánico, indio y africano. Si hasta las postrimerías del siglo XVIII la sacie· dad criolla no se ha identificado a sí misma dando expresión a su propia intimidad, este acto de afirmación no tarda en producirse bajo la influencia de sucesos de importancia particular que ocurren apenas iniciado el nuevo siglo. Ello, en efecto, aconteció en aquella mañana memorable del 16 de agosto de 1809, cuando, bajo los muros seculares de la Santa Iglesia Catedral de San Juan, y, a la sombra iluminada de la Cruz Redentora, nuestro primer Diputado a las Cortes Nacionales don Ramón Pover Giral y el primer Obispo nativo don Juan Alejo de Arizmendi, llamaron, por vez primera a Puerto Rico nuestra patria y a sus coterráneos nuestros compatriotas. Ese incidente - de singularísima importancia en nuestra historia - señala el glorioso momento, cuando, comenzamos a dejar de ser una muchedumbre de gentes colectivas; un gentío promiscuo e inorgánico; un mero conglomerado de seres vivientes; una simple colección de material etnoaráfico; y, empezamos a mostrar los ras~os de la coherencia social. Cuando la palabra nosotros conQuista entre los hilos de la Isla un sentido ~enti1icio. Cuando se manifiesta ese espíritu de cuerpo Que Gidding Uama conciencia de afinidad; Gumolowicz llama sYI1J!enismo,' Sumner llama etnocentrismo; Collev llama nos-sentir; Pareto llama persistencia de unidad; v Ge:vl "llama sentimiento de pertenecer ¡untos. Y, en fin. cuando, al llamarnos y tenernos por puertorriaueños toma ser y presencia nuestra personalidad de pueblo: V el culto a la tierra nativa adquiere alcance multitudinario. En adelante, la l!eneralidad de los puertorriaueños definirán la patria en términos de la p;eol!Tafía. Para Acosta Calbo, Corchado, Freyre, Quiñones Braschi y. Carbonell, Puerto Rico es la tierra natal; nuestro país; la querida patria. Para Vizcarrondo Coronado, Padial, Sama, Monge y Cortón Toro,

Puerto Rico es el querido suelo nativo; la amada Isla; nuestra patria borinqueña. Y, para Baldorioty, Betances, Hostos, Brau, Asencio, Matienzo Cintrón, Abril, De Diego y Muñoz Rivera y muchos más, Puerto Rico es el sagrado terruño nativo; la Madre Isla,' la madre tierra,' el bendito terruño; la patria idolatrada. Mientras, la personalidad o identidad puertorriqueña es reconocida, por propios y extraños, como entidad real y verdadera. Don Agustín Argüelles señala en 1837 que la base primordial y necesaria del sistema de leyes especiales propuesto para Puerto Rico la constituyen las diferencias físicas, materiales y morales existentes entre la Isla y la Península. Don Manuel Corchado Juarbe asevera que, aunque procedente de la española, la personalidad puertorriqueña posee rasgos propios y peculiares. Don José Martí afirma que en Puerto Rico la realidad prueba que ltay alma de nación. Don Manuel de Elzaburu señala la existencia de la raza puertorriqueña. Don Manuel Fernández Juncos testimonia que la sociedad puertorriqueña tiene personalidad propia y característica. En parejo sentido se manifiestan don Manuel Zeno Gandía, don Eugenio Benítez Castaño, don Luis Lloréns Torres y don Luis Muñoz Rivera. Y, míster TmmbiU White, con razón sobrada, escribe: Los puertorriqueños poseen una civilización - idioma, raza, hdbitos y patrones de pensamiento y de vida - que consideran dotada de rasgos nacionales y de superioridad propia. Y, tras lo dicho ya termino. No es ciertamente sin dolor y sin lágrimas que los puertorriqueños pudimos desarrollar en buena parte los perfiles de nuestra personalidad o identidad colectiva. Pero, valga dejar bien aclarado que los representantes de la España grande jamás nos la discutieron ni nos la regatearon. Así lo prueban estas elocuentes palabras de don Salustiano Olá,zaga: Nosotros los españoles debemos atraernos la voluntad de aquellos insulares, procurándoles beneficios, dando a sus hombres ilustrados participación en la administración propia, para que vayan teniendo patria y queriéndola, y queriéndonos a nosotros que se la damos, quieran a la Patria carmín que es hennana y no tirana. Y, así 10 confirman estas otras palabras, no menos elocuentes, de la reina doña María Cristina de Habsburgo: Ya que los antillanos muestran despego por la asimilación... preciso es dotar entre ambas Antillas de una personalidad de carácter exclusiva local...

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Una comida de gala en La Fortaleza hace 200 años Por SEBASTI.(N GONz.(LEZ GARcfA

EL 12 DE MARZO DE 1766, TOM6 POSESI6N DEL CARGO de gobernador y capitán general de Puerto Rico el coronel de infantería don Marcos Vergara de Lupo. Un día antes había arribado a San Juan con su séquito oficial y la compañía de su esposa doña María Cejudo y su hija doña Micaela Vergara. Como parte de las celebraciones que prestaron apropiada solemnidad a la recepción del nuevo gobernante, el cabildo de la ciudad dispuso para el siguiente día 13 la tradicional comida de gala que tenía lugar en La Fortaleza. Fueron anfitriones los alcaldes ordinarios, el de primer voto don Miguel Canales, y el de segun· do don Domingo DávHa, los regidores don Tomás Ramfrez, don Cayetano de Quiñones, don Antonio de Matos, don José Dávila y don Miguel Ram{rez; el Procurador General don Juan Dávila el mozo, el F:iel ejecutor don Gonzalo Trujillo y, probablemente, el mayordomo de Propios Antonio Vieira. Acaso deben sumaTSe a la lista los alcaldes de la Hermandad, del Norte y del Sur, que 10 eran, respecti vamente, don Eusebio Menéndez y don Manuel Rodríguez, y el escribano de cabildo Ignacio Herranz, que asistiría al acto sin obligación de levan tar testimonio del mismo.1 No se sabe de cierto, pero es de suponer, que entre los inviotados, además del gobernador y sus ayudantes, figuraban las fuerzas vivas de la ciudad, repartidas en los tres brazos: el eclesiástico con el obispo y cabildo catedral; el civil, casi exclusivamente formado por los funcionarios del fisco, y el militar con el 'sargento mayor de la Plaza a la cabeza y casi doblado en número por la pre· sencia de la oficialidad del regimiento de León, que 1. La tonslltuel6n dc1 cabildo cn ActlU del Cal7/1do de San Juan... 111, 1761-1767 (San Juan, 1954), 115-6.

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acababa de desembarcar juntamente con el gobernador. Tampoco faltaría algún que otro personaje importante que estuviese de paso por la Isla. Con todo alrededor de cincuenta personas. Aunque no se conozca el número exacto de los invitados, ni quiénes fuesen, y no se sepa cuál haya sido el menú, y si los platos preparados estaban o no en su mejor punto, quedan datos bastantes y de indudable interés de este banquete oficial. Por de pronto, hay noticia del personal de cocina, incluidos los pinches y lavaplatos. Impusieron su arte y sazón dos cocineros: El Sancú y el Negro del Señor Mayor, éste, sin duda, así 'llamado por estar al servicio del sargento mayor. Tu· vieron por auxiliares a Sebastidn y El Genovés, más cuatro negros innominados. Entre todos ellos, sin contar 10 que pudieron haber comido y bebi· do, cobraron en salarios una cantidad equivalente a la sexta parte del costo total del agasajo. También hay infonnaci6n pormenorizada sobre el precio y la cantidad de 'los ingredientes empleados y de los alimentos y bebidas que se consumie· ron. El gasto hubo de ser anotado por el mayordomo Vieira, como parte del descargo en las cuentas de Propios de la ciudad, según copia inserta en los autos de la residencia del mismo gobernador Vergara. De la lectura de esta relación de alimentos re· sulta confirmado el gusto por el desaforado comer que fue rasgo casi común en la gente de otros si· gloso En el trópico, aunque el clima pudo haber contribuido a templar esta glotonería, for.zando una dieta más sobria, cualquier ocasión valfa para olVlidarla y, fuese el pretexto una fiesta familiar o una celebración oficial, renacía un apetito pantagruélico que se creería atrasado desde los tiempos de Juan Ponce de león.


Como todas las comidas solemnes se iniciaría ésta con abundantes principios ofrecidos para abrir boca y venOOll a terminar con la confitería y licores. Entre tales antes y postres quedaba la solidez alimenticia y sustantiva de las carnes, distribuidas en variados servicios. Los comensales del gobernador Vergara dieron cuenta de un tentero, cuatro lechones, un puerco cebón, dos borregos, dos pavos, ocho gallinas y veintisiete pollos. Todo en separada confección y también cocinado por junto en suculenta olla. Para quien lo quisiese, por delicada salud, hubo algún pescado, poco en cantidad, pero fresco, acabado de pescar en el caño de Martín Peña. Además, de guarnición a las frituras, o de adorno en los guisados, o básica parte en los postres, se consumieron docenas y docenas de huevos. Sin duda, como contrapeso para aligerar la densidad de estos platos, a modo de divertimento, se intercalaron unas libras de fideos, buenas para dar más cuerpo al caldo de gallina, y se hizo copiosa distribución de ensalada y 'pan, en tanta can-

tidad que de cada tocó a más de libra por cabeza. En el arte de la cocina se siguió el patrón peninsular de entonces. El aceite fue elemento indispensable en todo aderezo y una variada muestra de especiería matizó el gusto con acentos de canela, clavo, nuez moscada y pimienta de Castilla. No faltaron pasas, almendras y aceitunas, además de haberse abundado en ajos, cebollas y vinagre. Es inexcusable el comentario al capitulo de los líquidos. De ellos habrá que restar dos botijas de leche, más que bebidas, destinadas para la preparación de los lacticinios del postre. Pero hubo bebida suficiente. Quedó representada en el ante por vinos dulces y olorosos, de moscatel y almizcle. El V'Íllo blanco y ¿el tinto? acompañaron la comida. Los licores se sirvieron al postre. No se menciona el agua, sin duda por la insignificancia de su precio, pero no hay por qué dudar que, pese a todo, hubo de beberse. Llama la atención la falta de frutas frescas y la casi total ausencia de productos del país. Sólo se regil$tran unos cocos y no menos de SS libras de


azúcar que serian en su mayor parte para la pre.paración de 'Pastas y conservas de frutas. Nada se dice del. tabaco y del café, pero sabido su uso y abuso, y su abundancia y calidad en Puerto Rico, habrá que contarlos como obvio final de tan opí. para comida. A poco que soltemos la imaginación se explicará por qué tabaco y café no figuran en 'los renglones de las cuentas del mayordomo. Bien se puede creer que fueron obsequio personal de alguno, o algunos, de los anfitriones, que a argullo tendrían mostrar. a los forasteros la excelencia de sus cosechas. Muchas y gratas horas debieron transcurrir mientras el medio centenar de comensales atacaba los variados servicios que llegaban de la cocina. Supongo que las iniciales copas de moscatel se ser· virían casi al mediodía o a lo sumo a la primera hora de la tarde. El último sorbo· de licor vendría a apura-rse ya bien entrada la noche, después que la servidumbre había reanimado las mesas llevando a ellas los candelabros de plat·a con sus velas encendidas. Y, ¿quién sabe si algunos' prolongaron la sobremesa hasta el chocolate de la mañana? .. .. ..

Las cuentas de ésta, que hubo de ser la comida del año, declaran alJ!o más que el buen diente de las autoridades del país en aquellos tiempos. Renglones y cifras valen también como listfn de precios y son por esto mismo indicio del costo Que entonces tenían los alimentos V noticia pa·rcial de 10 oue importaba el diario vivir. Cierto Que es punto menos oue imnosible determinar eouivalencias de monedas v fitar el 'POder adQuisitivo del peso de 1766. Cualouier ~ntento para hacerlo. sea cual fuere la fórmula oue se busque no deiará de ser una arbitrariedad. Sólo por aproximaciones v tanteos resulta factible lle· gar a est;tblecer comparaci6n entre los costos reales de 1766 v ,los de 1966. Como es sabido. el peso de plata valía ocho reales y en cada -real entraban 34 maravedises, oue eran moneda nominal, no acuñada en su un~rlad. El d'¡visOT o fracción mfntma del peso. al igual Que hov V por pura coincidencia, era el chavo, es decir, el ochavo, pieza de cobre con valor igual a dos maravedises. El mavordomo Vieira, tan pre· ciso en sus otras cuentas. en tratándose de esta comida. no parece Que hubiese creído nece!';ario descender a la peQueñez de aountar la calderHla y su descare:o se oued6 en pesos y reales. haciéndose por tal redondez, sosnechoso de haber hecho la cuenta a oio de buen cubero. La suma oficial de los alimentos y jornales 'Pagados ascend'¡ó a 128 pesos, sel!Ún el mavordomo, ó 127 según los renglones -sumados. O menos, solamente 124 pesos con 7 -reales, según los números

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nuestros. Cualquiera de estas cifras, por sí solas, carece de significación y el .simple cotejo de los precios de 1766 con los de hoy sería mero pasatiempo de no añadir algunas 'noticias complementarias que contribuyan a establecer los términos de comparación. Para est.e propósito pueden elegirse como puntos de referencia los siguientes datos: La lista de sueldos de los principales funcionarios de Puerto Rico, preparada por F·ray Iñigo Abbad (2) es válida para el ·1766; también tienen validez los datos inc1u~dos en las Memorias del gobernador interino Bravo del Rivera (1759) y del mariscal O'ReiUy (1765), publicadas por Tapia (3), y las abundantes noticias sueltas que se hallan en diVeTSOS documentos de la época. En la cuantía de los sueldos se sabe el máximo y se presume el mínimo. El gobernador era el funcionario mejor pagado, con 4,000 pesos al año, sin contar los gajes del oficio. En el opuesto extremo, el maestro municipal, también sin contar los gajes, sólo ganaba al año 31 pesos y 2 reales. ¡Y frecuentemente cobrados tarde y mall Entre el goberna· dar don Marcos de Vergara y el maestro Cristóbal Caballero se pueden señalar, tomados al azar, el médico del Hospital con 760 pesos anuales, el alcaide de la cárcel, que ganaba 200, los soldados veteranos que recibían 133 y el verdugo 48, cobrados en mesadas de a 4 pesos. (4) En proporción con estos sueldos, los jornales eran relativamente altos. Un carpintero J!;anaba entre 7 y 10 reales diarios, casi la mitad del mé· dico y mucho más que el alcaide de la cárcel. Si el artesano era de categoría alta, mayor era el salario que percibía. Así, Tomás Campeche, padre del pintor, cobró 10 pesos de plata «por las más· caras y vestidos de los diablitos que salen de día y víspera del Corpus». Al maestro herrero Ludano VeTacio se le pagaron 25 pesos por el arreglo de las pesas municipales y la hechura de pesas l')ue· vas. Un sastre, o más probablemente una costurera, cobró 29 pesos y 2 reales por un vestido para la imagen de Santa Rosa de Lima (S). Bien que esto último no sería mucho cobrar si, como era coso tumbre, la tela entraba en la cuenta. Como las ocasiones paTa ingresos especiales no eran muchas, el clero vigilaba con gran celo la suma de sus emolumentos. Los predicadores de nota cobraban 6 pesos por un sermón. 2. Historia

geogrdflca... (Edlc.· de la Universidad de Puerto

Rico, 1959) 175.

3. Bibllottca Hlstdrlca... (2da. Edlc. Instituto de LIteratura. Rico, 1959) 175. 4. En el cabildo del 6 de mayo de 1768 se admitió como ver· dugo al Inglés Camello Espot. Cuentas de Propios. 1766 y 55. Re. sidencia de Don Marcos de Vergara. 5. Cuentas de Propios, loc. cit. La de Campeche es del 31 de mayo de 1763.


Aun con esta variedad de sueldos y jornales, a todos resultaban muy caros los productos ela· borados, de mano de artesanía o de rudimentarias industrias, como el papel y las telas, muy escasas éstas, objeto de contrabando y razón de ser del mal vestir de los puertorriqueños de los siglos XVI al XVIII. Los alimentos obtenidos en el país eran incom· parablemente más baratos que los .de importación, pero las gentes se empeñaban en consumir todo lo que les enviaba la metrópoli o introducía el con· trabando. Por eso, aunque parezca increíble, el arrelde de carne de vaca, con hueso, valía un real de .plata y la libra de pan de trigo, hecha con la harina importada, pasaba del medio real. Esto es, libra por libra, el pan resultaba dos veces más caro que la carne. (6) Resta por señalar que los fondos de Propios, origen del presupuesto municipal, eran cortísimos y se nutrían de la alcabala del viento y los impuestos de consumos, principalmente los de un mara· vedí por cuartillo de aloja y ocho maravedises por cuaIltillo de aguardiente, autorizados por merced real que había sido prorrogada de nuevo por una real cédula del 31 de julio de 1755. La recaudación de estos impuestos se .hacía por arrendatarios y resultaba en cantidades exiguas. De un total aproximado de 7,000 pesos destinados para innumerables atenciones municipales, se solían .separar poco más de 200 al año parn gastos extraordinarios del cabildo. Entre ellos contaban regularmente las fiestas de ·tabla. Los desembolsos de las fiestas especiales, como las celebradas a la llegada de un nuevo gobernador, servían para descuadrar los medidos cálculos y meter en deu· das al regimiento de la ciudad. Para - pasatiempo de curiosos se transcribe la cuenta del mayordomo Vieira que motiva este comentario.

GASTOS DEL CONVITE HECHO EN LA FORTALEZA PARA EL GOBERNADOR (13 de marzo de 1766)

Intportaron 128 pesos 42 limetas (7) a dos reales cada una. Una frasquera de licor, 3 pesos. 12 frascos de vino moscatel y vino moscada, S pesos, S .reales. Un cajoncito de licor de casa de Bascayo, 2 pe· sos, 4 reales. 4 frascos de aceitunas, 2 pesos. 2 frascos de aceite, un peso. 6. Actas del Cabildo de San Juan, vol. cit. 155. 7. No se ind1Cll el contenido. Acaso vino tinto.

12 libras de mantequilla, 3 pesos. 1 libra y media de pimienta de Castlilla, un peso, un real. 15 libras de cebolla, un peso, 4 reales. 15 libras de ajos, 4 reales. 62 libras de pan, 5 pesos, un real. 62 libras de ensalada, un peso, 4 reales. 20 libras de harina, 2 pesos. 18 libras de azúcar a medio real. Leña, 6 reales. Carbón, un peso. Velas para las dos noches, un peso, 4 reales. Dos limetas de vinagre, 4 '1"eales. Pescado de Martín Peña, 7 reales. Chocolate para la mañana, 6 reales. 40 libras de azúcar para conserva, 7 pesos, 4 reales. Calabaza de Castilla y cocos, un peso, 4 reales. 8 docenas de huevos, 2 pesos. Un queso, 3 pesos. Una olla, 3 reales. Siete pollos, 7 reales. 6 libras de fideos, un peso, un real. - Suma: 64 pesos, 03 reales. Un ternero, 4 pesos. Un cerdo, 10 pesos. Dos borregos, 2 pesos, 4 reales. 4 lechones, 2' pesos. 2 pavos, 3 pesos. 8 gallinas, 3 pesos. 27 pollos, 5 pesos. 2 botijos de leche, un peso, 4 reales. 3 docenas de huevos, 5 reales. -. Suma: 31 pe· sos, 05 reales. 12 libras de almendras, 3 pesos. 12 libras de pasas, 3 pesos. 4 onzas de canela, 1 peso, 4 lI"eales: 4 onzas de clavos, 4 reales. 4 onzas de nuez moscada, 6 reales. 4 libras de confites blancos, 3 pesos. 12 canecas de vino blanco, 4 pesos, 4 reales. Aceitunas, un peso. - Suma: 17 pesos, 02 reales.

Gastos de cocineros Por Sancú yel negro del señor mayor, 7 pesos. Sebastián, un peso. El Genovés, 2 pesos. Por los negros que trajeron parn ayudar, 2 pesos, 4 reales. Dos negros, un peso. Por matar el ternero, dos reales. Total: 13 pesos, 6 reales. Universidad de Puerto Rico AHN, Madrid, ConseJo de Indias. Residencia de don Marcos Vergara, Gobernador de Puerto Rico. Leg. 20.397, pieza 2.", fol. 73

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Reseñas bibliográficas de 1965

ACOSTA QUINTERO, ANGEL: José Julidn Acosta y su tiempo, prólogo de Federico Acosta Velarde y dedicatoria de Mariano Acosta Velarde. Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 636 páginas. La primera parte de esta obra sobre la vida del prócer puertorriqueño se publicó en 1900 en la 1m· prenta de la Sucesión de José Julián Acosta. En el prólogo que escribía Federico Acosta Velarde para 1940 decía: «La segunda parte comenzó a imprimirse, pero con la desaparición de aquella imprenta quedó sin terminarse, permaneciendo inédita hasta hoy que la damos a la ,publicidad, no ya en cumplimiento de un deber filial, sIno deber tamo bién para con nuestro pueblo, puesto que estima· mos que dentro de las limitaciones, este estudio biográfico viene a llenar un vacío apreciable en el conocimiento y difusión de nuestra historia». No es, sin embargo, hasta 1965 que puede publicar$e la obra completa. AGOSTINI DE DEL RIO, AMELIA: Mitos para niños, Puerto Rico, Departamento de Instrucción Pública, 127 pp.

ANDERSON, ROBERT W.: Party Politics in Puerto Rico, Stanford, California, Stanford University Press, 269 pp. Estudio sobre la política de partidos en el Puer· to Rico de hoy, con estudios sobre los partidos Popular Democrático, Estadista Republicano e Independentista, y un epílogo sobre las elecciones del año 1964. El autor dirige el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Puerto Rico. ARANA-SOTO, SALVADOR: La camisa volantona y otros cuentos politicos, Puerto Rico, 101 pp. Recopilación de algunos de los «cuentos sin sustancia» que el autor .publica en la prensa. El autor los llama «políticos» porque «todos, en mayor o menor grado, o más o menos explícitamente, alu· den a nuestro problema político, en aspectos suyos como el del idioma, las instituciones, el problema de las razas», etc. AROCHO RIVERA, MINERVA: Paisajes de oro y soledad (poemas), introducción de Pedro Juan Labarthe; San Juan. Imprenta Venezuela, 46 pp.

Obra de intención pedagógica para uso de los niños de las escuelas de Puerto Rico.

Tercera obra de la joven poetisa, autora de «Quimeras e Inquietudes» (1962) y «Sinfonía en Negro (1964).

AGOSTINI DE DEL RIO, AMELIA: Viñetas de Puerto Rico, Madrid, Alfaguara, 212 pp.

ARRAIZA, MANUEL F.: Imperio del canto (poemas), Barcelona, Ediciones Rumbos, 47 pp.

Serie de cuentos de ambiente puertorriqqueño. La autora, viuda del hispanista Angel del Río, fue directora del Departamento de Español del Bar· nard CoIlege de Nueva York.

Primer poemario del joven escritor cuyos primeros versos se publicaron en la «Antología de la Joven Poesía Universitaria», de Ramón Cancel Negrón, en 1959.

AIKEN, JR., THOMAS: Poet in the Fortress (The Story 01 Luis Muñol. Marln), New York, The New American Library, Signet Books, 240 pp.

ARRIVI, FRANCISCO: Escultor de la sombra (poemas), San Juan, 172 pp.

Edición popular en rústica de la versión publicada en 1964. Biografía política del ex gobernador de Puerto Rico, hoy senador.

S6

Cuarta obra poética del conocido dramaturgo y ensayista. Dividida en doce secciones que el autor denomina «cánticos», y que arrancan del tema de la interiorización del paisaje puertorriqueño.


BABIN, MARIA TERESA y VIENTOS GASTON, NILITA: La situación de Puerto Rico, Buenos Aires, Sur, 122 pp. Es una separata de la Revista Sur, número de mayo-abril de 1965. Discute los temas: Cambio de soberanía: 1898; Bilingüismo; Sociedad: política y economía; Cultura y Universidad; Influencia norteamericana; Emigración a los Estados Unidos; Bases militares y sistema económico; Complejidad del caso de Puerto Rico; El intelectual ante la independencia. BARRY, ROBERT: The Musical Palm Tree, A Story oi Puerto Rico, Written and illustrated by Rabert Barry; New York, McGraw Hill Book Ca., 32 páginas. Relato para niños, de ambiente puertorriqueñCl, ilustrado por el autor. Barry está vinculado a la empresa Pava Prints, establecida en San Juan, y uno de sus libros anteriores -cFaint George_ fue escogido por el New York Times como uno de los diez libros mejor ilustrados del año. BAUZA, GUILLERMO: Canción de pesadumbre, Barcelona, Ediciones Rumbos, 132 pp. Nueva obra de este escritor, autor de novelas y obras de teatro y de los poemarios «El Filo del Ensueño», «Con los Brazos Abiertos» y «Los Cuatro Ejes». BAYON, DAMIAN CARLOS: Construcción de lo vi· sual (Ensayo de apreciación de las artes pldsticas), Rio Piedras, Universidad de Puerto Rico, Ediciones La Torre, 204 pp. El critico argentino, que escribió esta obra mediante facilidades ofrecidas por la Universidad de Puerto Rico, la describe como Cluna introducción a la apreciación del arte». BENNER, THOMAS A.: Five Years oi Foundation Building (The University oi Puerto Rico, 19241929), Prefaced by Jaime Benftez; Rio Piedras, University of Puerto Rico, 157 pp. Historia de la Universidad de Puerto Rico entre los años 1924 Y 1929, escrita 35 años después por el Canciller de la institución en aquella época. En el prólogo, el actual presidente Jaime Benítez destaca la importancia de las innovaciones del can ciller Benner. BERNAOLA, PEDRO: Diario, prólogo de Concha Melén~e.z, Barcelona, Ediciones Rumbos, 76 pp.

Colección de sonetos, cuya trayectoria poética se centra en tres ciudades: Nueva York, París y San

Juan. BERNAOLA, PEDRO: Sirimiri, Barcelona, Ediciones Rumbos, 71 pp. En este grupo de sonetos el autor, descendiente de vascos, describe una peregrinación espiritual al suelo de sus antepasados. BUITRAGO DE SANTIAGO, ZAIDA: Los Municipios de Puerto Rico: Caguas, Editorial del De· partamento de Instrucción Pública, 29 pp.

Los Municipios de Puerto Rico: Las Marias, Editorial del Departamento de Instrucción Pública, 49 páginas. Ambos cuadernos forman parte de la serie que el Departamento de Instrucción dedica a los pue· blos de la Isla. Cada uno aspira a dar una visión de conjunto del municipio: geografía. orígenes y proceso histórico, personajes sobresalientes yeconomía. Se incluyen, además, selecciones literanas. CAPELLA, VICTORIA: Helechos. (Por la escuela y para la escuela), ilustraciones de Conchita García de Capella, p. i.. 345 pp. Trabajos de intención pedagógica escritos por quien ha sido por largos años maestra en las escuelas públicas de Puerto Rico. COLON ECHAVARRIA: Jíbaro en San Juan. Barcelona, Ediciones Rumbos. 104 pp. El poeta dominicano por mucho tiempo radica· do en la Isla. canta en décimas criollas un tema puertorriqueño. COLLAZO, JOSEFINA: Pinceladas lugareñas, Brooklyn, New York, Fancy Press Editors, 176 pp. prólogo de Joaquín Carranza. La autora, puertorriqueña residente en Nueva York. dedica su obra Cla todo el que sienta el cariño de su tierra lejana, y en él encuentre inspiración!). CORRETJER, JUAN ANTONIO: Alabanza en la Torre de Ciales, poema. segunda edición, grabados de J. A. Torres Martinó; San Juan. Talleres Gráficos Interamericanos. 41 pp. CORRETJER. JUAN ANTONIO: Albizu Campos and the Ponce Massacre New York, World View·Publishers, 1925. 25 pp. J

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En su introducción, Vincent Copeland dice que éste es el relato más completo de la cMasacre de Ponce. que Se haya publicado en inglés en años recientes. CORRETJER, JUAN ANTONIO: Hostos y Albizu Campos (diálogo del sociólogo militante y el jurita armado), Guaynabo, Puerto Rico, 24 pp. Es una conferencia dictada originalmente para la Sección de Ciencias Morales y Politicas del Ate· neo Puertorriqueño el 11 de enero de 1965, al celebrarse el natalicio de Hostos. CUADERNOS LITERARIOS PUERTORRIQUE~OS: Número 1, edición dedicada al Doctor Cesdreo Rosa-Nieves, San Juan, Ediciones Orsini-Brissto, 3S pp. Contiene un ensayo preliminar: cUn héroe de la perseverancia., por Wilfredo Cintrón Cardona; una antología poética de Rosa-Nieves y dos ensayos suyos: cEI aguinaldo navideño en Puerto Rico., y «Configuraciones de contrastes dinámicos en la doble sicología de Eugenio María de Hostoslt. CUCHI COLL, ISABEL: Dos poetisas de América (Clara Lair y Julia de Burgos), ilustrado, San Juan, Talleres de Artes Gráficas del DepartamentQ de Instrucción Pública, 4S pp. Incluye dos ensayos: «Clara Lair y los tres hombres de sus versos. y «Julia de Burgos: su persona, la mujer, la poetisa». CUCHI COLL, ISABEL: La novia del estudiante (drama en tres actos), Barcelona, Ediciones Rumbos, 98 pp. Obra de ambiente estudiantil, estrenada en el Centro Universitario de la Universidad de Puerto Rico en octubre de 1962. CUCHI COLL, ISABEL: 13 novelas cortas, Barcelona, Ediciones Rumbos, 116 pp. Según la autora, estos relatos «pueden ser cuen· tos, novelas cortas o narraciones con sucesos ocurridos a otras personas o a mí misma, ya sea en mi tierra o en otros países visitados durante innumerables viajes•. DAUSTER, FRANK: Teatro hispanoamericano (tres piezas), New York, Harcourt, Brace and World, Inc., 272 pp. Incluye el drama eVejigantes. del puertorriqueño Francisco Arriví.

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DAVILA, ARTURO V.: Las Enciclicas sobre la Revolución Hispanoamericana y su divulgación en Puerto Rico, San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 92 pp. Breve estudio sobre las encíclicas de Pío VII y León XVII. En un apéndice el autor publica ambos documentos epor considerar que su rareza y el interés, no sólo de los fragmentos que aducimos, sino de su contexto, exigen la presentación íntegra de tan curiosos testimonios». Agrega que ambas encíclicas son prácticamente desconocidas en la Isla. Se publica, además, carta pastoral del Obispo Ro· dríguez de Olmedo del 16 de marzo de 1816; una circular del Vicario General Andrade, de 1816 y una pastoral del mismo Vicario General, de 1825. DAVlLA, JOSE RAMON: Ofrenda azul (versos de unción religiosa), prólogo de Sister Marie Encamación, M. S. B.; Ponce, Imprenta Fortuño, 60 páginas. DAVILA DE LEDESMA, PETRA: Iluminaciones (versos), prólogo de Sylvia Ledesma Dávila; San Juan, Imprenta Venezuela, 63 pp. Versos recopilaaos por los hijos de la autora, entre ellos la prologuista. DE JESUS GONZALEZ, AlDA MARIA: Poemas pa· ra ti, Barcelona, Ediciones Rumbos, 101 pp. Primer libro de la autora, es una recopilación de versos de amor. DELANO, JACK: Sonatina para flauta y piano, Ateneo Puertorriqueño, 26 pp. Y 8 pp. (flauta). Es el Premio de Publicación de la obra premiada en el Certamen de Música del Ateneo durante el Festival de Navidad de 1963. DEPARTAMENTO DE INSTRUCCION PUBLICA. Musicus. Jóvenes compositores puertorriqueños del siglo XX, Edición dedicada a Rafael Apon!e Ledée; prólogo de María Luisa Muñoz, Editorial del Departamento de Instrucción Pública, 50 páginas. Incluye «Diez canciones populares españolas. y «Tres plenas. del joven compositor nacido en Ca guas en 1938. DIAZ MONTERO, ANIBAL: Hablando con ellos (en· trevistas), segunda edición; prólogo de Miguel Serrano Hernández; Río Piedras, Librería Universitaria, 107 pp. Colección de entrevistas con tipos populares.


DIAZ SOLER, LUIS M.: Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico (segunda edición corregida), Río Piedras, Universidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 439 pp. DIEGO PADRO, JOSE 1. DE: El Minotauro se devora a si mismo (novela), San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, 392 pp. -Abstracción, inexistencia, gobaleb, son términos que definen esta obra., dice al principio el novelista puertorriqueño que continúa cultivando el género en el cual se inició con -Sebastián Guenard» en el

ENCARNACION, NATALIO: La farmacia puertorri. queña (problemas de actualidad; responsabilidad del farmacéutico ante el futuro), datos biográficos del autor por Carlos Rosa-Gu.zmán; Bar· celona, Ediciones Rumbos, 222 pp. Recopilación de trabajos en los que el ex Presi· dente del Colegio de Farmacéuticos de Puerto Rico expone su labor en pro de esta profesión. FERNANDEZ, JOSE A.: Architecture in Puerto Rico, introducción por Efraln E. Pérez-Chanis, New York Architectural Book Publishing Ca., 267 pp. ilustrado. El autor, quien ha sido profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia, trata en esta obra las siguientes fases de la arqui. tectura puertorriqueña: Viejo San Juan, vivienda, hoteles, educación, religión, salud, comercio, go· bierno. FERNANDEZ MENDEZ, EUGENIO: La identidad y la cultura (Críticas y valoraciones en torno a la historia social de Puerto Rico), segunda edi· ción, San Juan, Instituto de Cultura Puertorri· queña, Serie Biblioteca Popular, número 4, 249 páginas. Los ensayos, incluyen, entre otros: Luis Muñoz Rivera: hombre visible; Glosas para una política de la cultura y de la educación en la democracia puer· torriqueña; La educación general y la cultura puer· torriqueña; Adolescencia y cultura en Puerto Rico; Franz Boas y los estudios antropológicos en Puer· to Rico. FERRER, RAFAEL: Lienzos, prólogo de Carlos N. Carreras, dedicatoria por Miguel Ferrer; San Juan, 256 pp.

Obra póstuma del escritor puertorriqueño nacIdo en 1885 y muerto en 1951. Libro enmarcado den· tro del modernismo puertorriqueño. FIGUEROA DE CIFREDO, PATRIA: Apuntes biogrdficos en torno a la vida y obra de Cesdreo Rosa-Nieves, San Juan, Editorial Cordillera, 319 pp. Tesis presentada a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, como requisito para el Doctorado en Literatura Española e Hispa. noamericana. Además del aspecto biográfico, estudia a Rosa·Nieves como poeta, dramaturgo, ensayista y cuentista y ofrece textos ilustrativos. GAOS, VICENTE: Concierto en ml y en vosotros, Río Piedras, Universidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, Cuadernos de Cultura y Cultivo, 142 pp. Se incluyen algunos versos que figuraron ante· riormente en su obra «Mitos para Tiempo de In· crédulos. (Madrid, 1964). GAUDIER, MARTIN: ¿Una visita al Paraiso o al In· fiemo? o Un tardio viaje via Europa (realizado por el autor en 1958), Santo Domingo, R. D., Edi· torial Stella, 99 p. Crónica del viaje emprendido por el autor des. de Puerto Rico a España, Italia, Alemania Occiden· tal, Alemania Oriental, Rusia, Bélgica y Francia. GElGEL POLANCO, VICENTE: Canto de tierra adentro, prólogo de Diana Ramírez de Arellano, Nueva York, Ediciones del Ateneo Puertorriqueño de Nueva York, Colección Ateneo de Poetas Hispánicos, 45 pp. GIL! GAYA, SAMUEL: Nuestra lengua materna (ob· servaciones gramaticales y léxicas), San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, Serie Bi· blioteca Popular, 140 pp. Obra basada en una serie de conferencias ofre· cidas por la televisión de Puerto Rico, encaminadas a «extraer del uso oral y escrito del idioma en toda la Isla aquellas particularidades, buenas y ma· las, que a mi juicio deberían ser fomentadas o corregidas». El lingüista español las amplía y continúa en esta obra. GOMEZ COSTA, ARTURO: Canto a Ponce en 25 estampas, Madrid, Escelicer, 63 pp. La obra obtuvo el Premio de Poesía «Primer Centenario del Teatro La Perla., en el certamen ce· lebrada en Ponce, Puerto Rico, en 1964.

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GOODSELL, CHARLES T.: Administration of a Revolution (Executive ReforID in Puerto Rico under Governor Tugwell 1941-1946), Cambridge, Mass., Harvard University Press, 254 pp., Foreword by Carl J. Friedrich. Estudio de la administración del gobernador Rex· ford G. Tugwell, publicado en la serie erHarvard Polítical Studies», bajo la dirección del Departamento de Gobierno de la Universidad de Harvard. GUEVARA CASTA~EIRA, JOSEFINA: Siembra (poemas), segunda edición, prólogo por Ramón Zapata Acosta, Puerto Rico, Editorial Phi Eta Mu, 162 pp. Es otra edición del poemario publicado originalmente en 1963, con nuevos poemas. HERNANDEZ, JOSE P. H.: Poeslas. Tomo J, nota preliminar de Emilio M. Colón, San Juan, Editorial Coqui, Ediciones Boriquen, 113 pp. Poeslas, Tomo Il, nota preliminar de Emilio M. Colón. San Juan, Editorial Coqui, Ediciones Borinquen, 158 .pp. Primera publicación de los poemas completos del conocido autor puertorriqueño (1892-1922). El primer tomo incluye los libros «Coplas de la Vereda» (1919), erEI Ultimo Combatell (1921) y «Cantos de la Sierra» (1925). El Tomo II incluye otros poe· mas publicados en revistas e inéditos. Ambos tomos se publican conjuntamente con una Vida v obra del autor, por Manuel Siaca Rivera. HERNANDEZ PARALITICr, PEDRO H.: Bosquejo histórico de Utuado, Utuado, Editorial Ubec, 70 páginas. INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE~A: Antologla de jóvenes poetas, prólogo de José A. Torres Morales, San Juan, 96 pp. Incluye los siguientes poetas: José M. Torres Santiago, Wenceslao Serra Delíz, Marcos Rodríguez Frese, Vicente Rodríguez Nietzsche, Antonio Cabán Vale, Andres Cartro Ríos, Angela María Dávila, Juan Sáez Burgos, Edgardo López Ferrer, Antonio Emilio Ornes. INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE~A: Teatro puertorriqueño, Séptimo Festival, prólogQ p.or Francisco Arriví, Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 638 pp. Se .inch,lyen las obras: erTodos los Ruiseñores Cantan», de Luis Rechani Agrait; erEl Apartamiento», de René Marqués; «... 0 Casi el Alma., de Luis

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Rafael Sánchez; «Coctel de Don Nadie», de Francisco Arriví; y una reseña de las obras montadas por Ballets de San Juan. INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE~A: El tema del café en la literatura puertorriqueña, introducción y selección por Ricardo E. Alegría; San Juan, 64 pp.; diseño e ilustraciones de Carlos MarichaI. El cuaderno antológico contiene selecciones de: Manuel Zeno Gandia, Ernesto J. Fonfrías, Tomás Blanco, Juan Antonio Corretjer, Wastington LIoréns, Virgilio DáviIa, Ferdinand R. Cestero, Francisco Manrique Cabrera, José S. Alegria, Luis LIoréns Torres, Obdulio Bauzá, La Hija del Caribe, Cesáreo Rosa·Nieves, Enrique A. Leguerre, Gustavo Palés Matos, José Julián Acosta, A. Oliver Frau. JIMENEZ DE BARBOSA, FRANCES: El verbo ilu· minado (poemas), ilustraciones de Pet:ro A. Mo· lano, San Juan, Editorial Cordillera, 95 pp. JOGLAR CACHO, MANUEL: La sed del agua, poe· mas, grabados por José A. Torres Martinó. Barcelona, Ediciones Rumbos, 98 pp. KARLO, ALMA: Pinceladas íntimas, San Juan, Litoimpresión, 46 pp. Primera obra de la autora, en la que predomina el verso de tema amoroso. LA ORDEN MIRACLE, ERNESTO: Estampas de Puerto Rico, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, Colección Tierras Hispánicas, ilustrado. La obra está dividida en las siguientes partes: «Estampas de Puerto Rico», ensayo literario introductorio sobre la Isla; una sección de explicación de las láminas y la sección final de láminas. El autor fue Cónsul General de España en Puerto Rico desde 1957 a 1961. LAZARO, JOSE M.: El pensar lógico, Río Piedras, Universidad de Puerto Rico, Editorial Universi· taria, 321 pp. El autor señala un doble propósito a este manual sobre lógica aristotélica: servir de introducción clara a los estudiantes que se inician en la mar teria, y «presentar la lógica a nuestros estudiantes de tal manera que ellos vean que la lógica está ÍDtimamente relacionada con la filosofía y que puede servir con propiedad como una introducción a esa disciplina•.


LEBRON-VELAZQUEZ, J. R.: A los pies de Jesús (Hablando con el Maestro), proemio de J. F. Rodríguez, San Juan, Editorial Librería Concordia, 11 O páginas. LIMARDO, MIGUEL: Una pequeña nube (Signo de justicia y de esperanza para una vida nueva), prólogo por Carlos Amado Ruiz. Río Piedras, Editorial y Librería La Reforma, 189 pp. LOPEZ RODRIGUEZ, GERARDO: Huerto y camino (poema de la estancia y de la senda), San Juan, Imprenta Cervantes, 96 pp.

Obra indianista que se desarrolla en el batey del yucayeque del cacique Guarionex los primeros años de la conquista. MARRERO NU~EZ, JULIO: El Padrote (drama rural en cuatro tiempos), Barcelona, Ediciones Rumbos, 86 pp. Obra de ambiente campesino que se desarrolla en un barrio del interior de Puerto Rico. MEJIAS SANTANA, J.: A una isla imaginaria que se cansó de esperar el alba (Siete poemas), San Juan, 21 pp., edición del autor.

LOPEZ SURIA, VIOLETA: Me va la vida, viñeta de Roswitha Doerig. Puerto Rico, Imprenta Venezuela, 59 pp.

MERGAL, ANGEL M.: El Reino permanente, Iglesia Evangélica de Puerto Rico, 253 pp.

«Desamparada estoy / si Dios me oyera., es el verso que pone la autora al principio y que da la tónica del poemario.

MORALES, JORGE LUIS: Discurso a los pdjaros, prólogo de Antonio Oliver Belmás, dibujos de R. Rivera García.

LOPEZ SURIA, VIOLETA: Las nubes dejan sombras, dibujo de la autora por Carlos Marichal, viñeta de Ernesto Alvarez. Puerto Rico, Imprenta Venezuela, 64 pp.

MORALES BLOUIN, EGLA: Estación de lluvia, pr6logo de Laura Gallego; Ateneo Puertorriqueño, Cuadernos de Poesía número 17,60 pp.

LUGO TORO, SIFREDO: Quinqué (poemas), portada y dibujos del autor, prólogo de Cesáreo Rosa-Nieves. Mayagüez, Imprenta Torres, 36 pp.

Según la prologuista, el libro cnos da en su primera lectura la impresión de vegetalidad que recuerda el ámbito verde de Green Mansions, la resonancia undosa del Cantar de los Cantares».

LLUCH MORA, FRANCISCO: Canto de despedida a Juan Ramón Jiménez, Barcelona, Ediciones Rumbos, 47 pp.

MORALES CARRION, ARTURO: The Loneliness of Luis Muñoz Rivera, Washington, D. C., Office of the Commonwealth of Puerto Rico, Puerto Rico Booklets Series No. 1.

MARCHEW, LISA (editora): Primeros cantos de América, prólogo de Lisa Marchew, sección Puerto Rico Antiguo (Mitología antillana), por Ricardo E. Alegria; San Juan, Cooperativa de Artes Gráficas Romualdo Real, s. p.

Con este folleto inicia la Oficina de Puerto Rico en Washington una serie sobre asuntos puertorriqueños. Es un discurso pronunciado en Washington en conmemoración del nacimiento de Muñoz Rivera.

La obra, con formato ilustrado y a colores, lleva el subtítulo: Poesía, teatro, mitos y leyendas de América, y es una edición similar a la impresa anteriormente en Centro-América, diseñada por la editora. MARQUES, RENE: Mariana o el alba (drama histórico en tres actos y diez cuadros), Río Piedras, 115 páginas. La obra, inspirada en el Grito de Lares, fue estrenada en el Festival de Teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña el 20 de mayo de 1965. MARRERO NU~EZ, JULIO: Guarionex de Bori· quén, Barcelona, Ediciones Rumbos, 99 pp.

MORALES OTERO, PABLO: Aspectos sociológicos de la Medicina, San Juan, Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 134 pp. Entre los temas tratados figuran: Evolución, La naturaleza humana, La relación entre el médico y el enfermo, Medicina preventiva y aspectos sociales de los accidentes. MORALES OTERO, PABLO: Hombres de mi tierra, San Juan, Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 152 pp. Trabajos sobre: Román Baldorioty de Castro, Luis Muñoz Rivera, Antonio R. Barceló, Nemesio Canales, E. Ramos Antonini, Luis Palés Matos, Agus61


tm StahI, Bailey K. Ashford, Isaac González Martfnez, Alejandro Ruiz Soler, VirgUio Dávila, Braulio Dueño Colón, Frasquito Ollero NAZARIO GARCIA, RAFAEL: Cierzos otoñales (poemas), prólogo de Washington Lloréns; San Juan, Editorial Cordillera, 116 pp. ORTIZ STELLA, CRUZ: Bromas en verso (Segunda parte), ilustrado, prólogo por RER, s.p.L, 46 pp. Compilación de epigramas festivos sobre persa· nalidades e incidentes legislativos. OXHOLM, JOSE M.: Rasgos de mi mundo, prólogo del Dr. Julio del Toro, Universidad de Michigan; s.p.i., 119 pp. Primera obra del poeta puertorriqueño hoy residente en Detroit, Michigan. PALES MATOS, VICENTE. La fuente de Juan Ponce de León y otros poemas, San Juan, Editorial Cordillera, 101 pp. Obra ,poética póstuma del autor de Viento y espuma (1945); hermano de Luis y Gustavo. PALMA, MARIGLORIA: Arboles míos (sonetos), Barcelona, Ediciones Rumbos, 91 pp. PALMA, MARIGlORIA: Canto de los olvidos (poemas), Barcelona, Edicion~s Rumbos, 114 pp. PALMA, MARIGLORIA: San Juan entre dos azules (poemas), Barcelona, Ediciones Rumbos, 125 pp. PALMA, MARIGlORIA: Voz de lo transparente (poemas), Ateneo Puertorriqueño, Cuadernos de Poesía, número 18, 83 pp. PRIETO Y AZUAR, RAFAEL: Savia (poesías), prólogo por Rosendo Chevremont; Cooperativa Ind. Baldrich, 128 pp. Recopilación de poemas de distintas épocas, algunos ya publicados en revistas. PUBLICACIONES ORSINI-BRISSTO, editorial: La Ciudad de los Poetas (Antología en homenaje a siete poetas representativos de Lares), presentación por Wilfredo Cintrón Cardona, Santurce, 142 páginas. Incluye ,poemas de: Antonio CoIl Vidal, Samuel Lugo, Obdulio Bauzá, Luis Hernández Aquino, Gaspar Gerena Bras, Francisco Matos Paoli y Guiller62

mo Bauzá, y el trabajo «El Grito de Lares», de Bolívar Pagán. RAMIREZ DE ARElLANO, DIANA: Privilegio, Nue· va York, Ediciones del Ateneo Puertorriqueño de Nueva York, Colección Ateneo de Poetas His· panas, 126 pp. RAMIREZ DE ARELLANO DE NOlLA, OlGA: Dos veces retoño (Nana), San Juan, Ediciones Ponce de León, 57 pp. RAMOS DE SANTIAGO, CARMEN: El Gobierno de Puerto Rico (Desarrollo constitucional y político), Río Piedras, Universidad de Puerto RiC\l, Editorial Universitaria, 680 pp. Dos tomos en un volumen. La autora desarrolla los siguientes temas en el Tomo 1: El desarrollo constitucional de Puerto Rico; El problema del status. En el Tomo II: La estructura y funcionamiento del Estado Libre Asociado; El Gobierno Municipal de Puerto Rico. REYNOlDS, LLOYD G. y GREGORY, PETER: Wages, Productivity and Industrialization in Puerto Rico, with tbe assistance of Luz M. TorrueHas; Homewood, Illinois, Richard D. Irwin Inc., 357 páginas. Este estudio sobre los salarios, la productividad y la industrialización en Puerto Rico es una publicación conjunta del Centro de Investigaciones 50· ciales de la Universidad de Puerto Rico y el Economie Growth Center de la Universidad de Yale. RIBERA CHEVREMONT, EVARISTO: Principio de canto, San Juan, Imprenta Venezuela, 101 pp. El distinguido poeta puertorriqueño continúa la serie de nuevas obras publicadas después de la An· tología Poética que patrocinó la Universidad de Puerto Rico en 1960. RIVERA-RIVERA, ElOISA: La poesla en Puerto Rico antes de 1843, prólogo de Concha Melén· dez, San Juan, Instituto de Cutltura Puertorri· queña, 316 pp. Estudio de los orígenes de la poesía puertorri. queña anteriores a la publicación del Aguinaldo Puertorriqueño de 1843. Trata los temas: Antecedentes históricos y literarios; Integración social Expresiones literarias; La primera parte del siglo XIX (1806-1842); Juan Rodríguez Calderón, iniciador del siglo; Otros autores de la primera parte del siglo; Graciliano Monso. poeta y helenista; Jacin-


to de Salas y Quiroga; La poesía anónima impresa de 1806 a 1842. RODRIGUEZ, J. F.: El privilegio de llorar y otros ensc:yos, prólogo de Juan Antonio Monroy, Ma· drid, Editorial Irmayol, 142 pp. El autor, fundador del Movimiento Defensores de la Fe Cristiana en Puerto Rico, recoge aquí en· sayos de inspiración religiosa. RODRIGUEZ BOU, ISMAEL: Esbozo de un tema: Las nuevas generaciones en Puerto Rico, San Juan, impreso en Barcelona por M. Pareja, prólogo de Enrique A. Laguerre, 146 pp. RODRIGUEZ FORTEZA, ADELA: La naturaleza y Antonio Machado (contribución al estudio de su poesía), San Juan, Editorial Cordillera, 362 pp.

Quinta obra poética de la autora, que incluye al final juicios críticos sobre sus libros anteriores. Al· ma Rubens es el seudónimo de Providencia Porrata Doria de Rincón. SANCHEZ VILELLA, ROBERTO: Función y acción de la Rama Ejecutiva, La Fortaleza 85 pp. En la Introducción el autor, Gobernador de Puerto Rico, describe su propósito: «He esbozado aquí algunas cuestiones fundamentales referentes al fun· cionamiento de la Rama Ejecutiva y a los servicios que de ella requiere el pueblo. Las he dividido, pa· ra propósitos de claridad y organización, en siete temas principales, elaborados alrededor de dos preocupaciones fundamentales: el funcionamiento interno de la Rama Ejecutiva y sus relaciones en la acción con el resto de nuestro gobierno y el país».

RODRIGUEZ TORRES, CARMELO: Minutero del tiempo, San Juan, Editorial Cordillera, ilustra· ciones Rivera Garcfa, 48 .pp.

SANTA-PINTER, J. J.: Sociedades mercantiles puertorriqueñas, Madrid, España, Instituto de Cultu· ra Hispánica, Centro de Estudios Jurídicos Hispanoamericanos, 52 pp.

RODRIGUEZ VELAZQUEZ, JAIME LUIS: La poe· sía del Romanticismo al Modernismo en Puerto Rico, México, Universidad Nacional Autónoma, Facultad de Filosofía y Letras, 149 pp.

La, obra forma parte del programa de Derecho Mercantil en la Facultad de Derecho de la Univer· sidad Católica de Puerto Rico, donde el autor pro· fesa esa cátedra.

Es una tesis para obtener el grado de Doctor en Letras. Incluye: Breves apuntes sobre los orígenes de la poesía puertorriqueña; El Romanticismo en Puerto Rico; El Posromanticismo parnasiano en Puerto Rico; Precursores del Modernismo en Puer· to Rico; El Modernismo en Puerto Rico; Variante puertorriqueña del Modernismo. ROSARIO, CHARLES: Primer encuentro, Ateneo Puertorriqueño, 46 pp. Este primer poemario del autor obtuvo el Pre· mio Festival de Navidad de 1962 en el Certamen de Poesía patrocinado por el Ateneo. ROSARIO, RUBEN DEL: Vocabulario puertorrique. 7io, The Troutman Press, Sharon, Cono., Núme· ro 1 de la serie: Puerto Rico: Realidad y Anhe· lo, 118 pp. Dividido en cuatro partes: Introducción, Vocabu· lario, Palabras de uso popular, Palabras de uso jíbaro. La obra es eluna colección de voces puertorri. queñas recogidas de la lengua hablada en el período de 1945-1964 en algunos pueblos y campos de la Isla-. RUBENS, ALMA: De mi vida (poemas), San Juan, Editorial Club de la Prensa, 107 pp.

SEUO, CARLOS E.: Recopilación de estudios ciclónicos, San Juan, Cooperativa de Artes Gráfi· cas Romualdo Real, 39 pp. más ilustraciones, gráficas y mapas. El cuaderno lleva el subtítulo: Los ciclones en las Antillas y leyes establecidas sobre los mismos. SIACA RIVERA, MANUEL: José P. H. HerndndezVida y Obra, nota preliminar de Emilio M. Colón, San Juan, Editorial Caqui, Ediciones Berinquen, 127 pp. Trabajo que el autor ha basada parcialmente en su tesis doctoral titulada: .Public Wage Fixing and Its Effect on Collective Bargaining and tbe Labor Movement in Puerto Rico», publicada en 1962. SOCIEDAD EDITORA DE AUTORES PUERTORR1. QUE.R:OS: Institución del Dia del Poeta, San Juan, 85 pp. Publicada con motivo de la celebración del Día del Poeta, dedicada a Gautier Bemtez y José de Die· go. Contiene trabajos de Vicente Géigel Palanca, Luis Hemández Arquino y Concha Meléndez; el laudo del certamen poético y los trabajos premiados de: Francisco Arriví, Hjalmar L. Flax, Fran Cervoni, Alfonso Mata Larrañeta, María G. Rexach. 63


TODD, ROBERT H.: Patriotas puertorriqueños (siluetas biográficas), prólogo de Agustín E. Font: dedicatoria ,por Roberto H. Todd, Jr, Madrid, Ediciones Iberoamericanas, 5. A., 214 pp. TORRES GRILLO, HERMINIO: Historia de la ciudad de Caguas (La invicta del Turabo), Barcel~ na, Ediciones Rumbos, 242 pp.

VIDARTE, SANTIAGO: Poesías, San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, Cuadernos de Poe· sía número 10; ilustraciones de Carlos Manchal, 40 páginas. Primer intento de ofrecer una colección de nuestro primer poeta romántico en el tiempo. Vidarte nació en Yabucoa en 1828 y murió en Barcelona en 1848.

TORRES VARGAS, RAFAEL: Poetosoide séptimo (para el pueblo), San Juan, Cooperativa de Artes Gráficas Romualdo Real, 100 pp.

ZAVALA, IRIS M.: La angustia y la búsqueda del hombre en la literatura, México, Universidad Veracruzana, Cuadernos de la Facultad de Fi1os~ fía, Letras y Ciencias, 224 pp.

VIDAL, TEODORO: La Fortaleza o Palacio de Santa Catalina, edición bilingüe, San Juan, Talleres de Artes Gráficas del Departamento de Instruc· ción Pública, 25 pp., ilustrado.

La obra, que recoge trabajos de diversas épocas, está dividida en dos partes: «La angustia y el hom· bre- y «Desde Unamuno a Unamuno. Seis ens~­ yos de interpretación».

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