REVISTA del INSTITUTO de CULTURA PUERTORRIQUEÑA ANTROPOLOGIA HISTORIA LITERATURA ARTES PLÁSTICAS TEATRO MOSICA ARQUITECTURA
ENERO-MARZO, 1969
San Juan de Puerto Rico
R E
v
1
s
T A
DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES Guillermo Silva, Presidente Enrique Laguerre - Aurelia Tió - Elías López Sobá Arturo Santana - Esteban Padilla Milton Rua
Director Ejecutivo: Ricardo E. Alegría Apartado 4184 AÑO XII
SAN JUAN DE PUERTO RICO 1969 ENERO-MARZO
Núm. 42
SUMARIO Virgilio Dávila (1869-1943) . . .
1
La actualidad de Virgilio Dávila por Luis Hernández Aquino
2
Elegía de Reyes por Virgilio Dávila . . . . . . . . . .
12
El Pueblo por Virgilio Dávila . .
14
Funeraria por Virgilio Dávila . . . . . . . . . .
15
Nostalgia por V irgilio Dávila .
16
No des tu tierra al extraño por Virgilio Dávila .
18
Carta jíbara a Virgilio Dávila por Guillermo Gutiérrez
20
El «Pueblito de Antes» en tres etapas de la vida de Virgilio Dávila por Carlos Grama Padilla.
22
La tierruca por Virgilio Dávila . . . . . . . . . .
29
Análisis de la crítica sobre Virgilio Dávila por María Arroyo de Colón .
30
Dos poetas enjuician la obra de Virgilio Dávila Carta de Luis Muñoz Rivera. Carta de José P. Ho Hernández
38
o
39
o
Segundo Ruiz Belvis: su actuación en la junta de información por Luis M. Díaz Soler
40
Estampa Sangermeña por Ana Luisa Durán
53
o
Poema por Anagilda Garrastegui
o
o
o
o
o
•
•
o
o
•
o
o
o
•
o
o
o
•
Cervantes y el idioma de Puerto Rico por María Teresa Babín o
•
56
o
57
•
SI:.PARATA DE MÚSICA
DA ZA NEGRA
Música de Narciso Figueroa Poema de Luis Palés Matos
PUBLICACION DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE~A Director: Ricardo Eo Alegría Ilustraciones de Carlos Marichal Fotografías de Jorge Diana Aparece trimestralmente Suscripción anual
$2.50
Precio del ejemplar
$0:15
[Application for second class mail privilege pencling at San Juan, P. Ro]
DEPóSITO LEGAL: B.
3343 - 1959
IMPRESO EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE MANUEL PAREJA BARCELONA· PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESPAÑA
COLABORADORES
LUIS HERNÁNDEZ AQUINO. Nació en Lares. Maestro en Artes de la Universidad de Puerto Rico y Doctor en Filosofía y Letras por la de Madrid. Director de las revistas Insula, Bayoán y Jaicoa. Entre sus poemarios figuran: Agua de remanso, Niebla lírica, Poemas de la vida breve, Isla para la angustia, Voz en el tiempo, Memoria de Castilla, Del tiempo cotidiano y Entre la elegía y el réquiem. Entre sus antologías poéticas figuran: Nueva poesía de Puerto Rico, Poesía puertorriqueña, Poetas de Lares y Cantos de Puerto Rico. En prosa ha publicado: la novela La muerte anduvo por el Guasio; el estudio Nuestra aventura literaria y Diccionario de voces indígenas de Puerto Rico. Pertenece al claustro de la Universidad de Puerto Rico.
CARLOS ORAMA PADILLA. Nació en Jayuya. Durante muchos años estuvo adscrito al Departamento de Correos. En 1942 obtuvo el Premio de Periodismo del Instituto de Literatura Puertorriqueña. En Bayamón, donde reside, fue amigo íntimo de los poetas Virgilio y José Antonio Dávila. Una de sus obras la dedicó al primero: Virgilio Dávila, su vida y su obra, publicada en 1945, con segunda edición de 1963. En producción figuran además: Los que no regresaron (1945), biografía del soldado Esteban Terrachs Acha; Surcos y estrellas (poemas, 1959) y Postal de tierra adentro (1963).
ANAGILDA GARRASTEGUI. Poetisa y dramaturga, realizó estudios en la Universidad de Puerto Rico. Se inició en la poesía con la publicación de Desnudez, en 1956, obra que prologaron los profesores Cesáreo Rosa-Nieves y Ramón Felipe Medina. A la muerte del joven poeta Hugo Margenat, con quien le unía una estrecha amistad, publicó Siete poemas a Hugo Margenat (1957). Sus otros poemarios son: Niña íntima (1961), Abril en mi sangre (1969), con la cual se ha iniciado en Yauca la Colección Agueibana. Su obra teatral Hilos fue premiada en un certamen celebrado en la Universidad de Puerto Rico.
MARíA TERESA BABÍN. Natural de Ponce, obtuvo su Maestría en Artes en la Universidad de Puerto Rico y su Doctorado en Filosofía y Letras en la Columbia. Entre sus obras figuran las siguientes: Introducción a la cultura hispánica (1949), El mundo poético de Federico Carda Larca (1954), Carda Larca - Vida y obra (1955), Fantasía boricua: Estampas de mi tierra (1956), Panorama de la cultura puertorriqueña (1958), La hora colmada (teatro 1960), Las voces de tu voz (poemas-1962), Jornadas literarias (1967), Siluetas literarias (1967), además de una edición de la Elegía Sexta de Juan de Castellanos. Dirigió el Departamento de Estudios Hispánicos del Recinto Universitario de Mayagüez hasta mediados de 1969, cuando pasó a dirigir el Departamento de Estudios Puertorriqueños del Lehman College, de Nueva York.
MARíA ARROYO DE COLÓN. Dedicada durante muchos años al magisterio, presidió duo rante mucho tiempo la Asociación de Maestros de Puerto Rico. Obtuvo su grado de Maestra en Artes en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, con una tesis sobre el poeta Virgilio Dávila. En 1963 la Asociación de Maestros publicó este estudio bajo el título: Vida y obra de Virgilio Dávila. Actualmente ocupa el cargo de Senadora por el Partido Popular Democrático en la Legislatura de Puerto Rico.
LUIS M. DíAz SOLER. Ha sido Director del Departamento de Historia y catedrático de esa misma disciplina en la Universidad de Puerto Rico. En esa institución desempeñó el cargo de Decano de la Facultad de Humanidades. Ha publicado numerosos trabajos sobre historia en numerosas revistas del país y del extranjero. Entre sus obras figuran: Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico (1493-1890), primer estudio a fondo de este tema en la bibliografía puertorriqueña, y Rosendo Matienzo Cintrón: Vida y obra, publicada en dos tomos en 1960, en la cual, además de la biografía del prócer, recoge su obra no recopilada.
ANA LUISA DURÁN. Poetisa y cuentista, nacida en Puerto Rico. Reside en la actualidad en el estado de California, en Estados Unidos, donde realiza estudios superiores. Ha publicado sus cuentos y poemas en revistas y periódicos. Sus versos aún no han sido coleccionados en libro. Publica en 1969 su primer libro de cuentos, en el cual incluye dos relatos: Prometeo y El Estreno, que dan título al volumen, impreso en México.
DANZA NEGRA Poema de
LUIS PALES MATOS Música de
NARCISO FIGUEROA
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRlQUE~A San Juan de Puerto Rico 1969
t
Danza Negra Poema de LUIS P ALES MATOS I
..:\ndante
•
l
I
;
(
R~
:: I1 ,~
)
J
l
:>
=-
--
PP lejano y bie1l n'tlllado_-===:
. ! . r¡
Música de NARCISO FIGUEROA
'.
.-..
• tf;¡ ;¡
---
•
~
~
"q
~ ~b~hf ~
.-..
'!
r'
f
~
----...
.
-
--
:>
=3::J .
~
------- . '!
ti!
... q~
=
'"'1
I
!J
8." ..............................................................................
•
...
(
~
,
h. r
~
.
~
:¡ 4
.
"
11
cresc,
t t t
1':'\
,
.,¡
~.¡
accel.
<
.,
•
•
'
...
...
••••••
lo • • • •
,, , , t:. ji:
~
!: ¡:
e~
~ ¡¡::
~ ¡¡;:
•
!
~
•
!: ¡:
~
8. bay!.. "~. f¡
:
'
f (
~
r
f.J
(
1':'\ ., .-..
.'/
I
8"····· .:>.
~ ..
.tI'
Ca_l<t_ bó
~t
~~f-
. ~~
f-
y
q~
subitopp seguir ad lib. muy lihre
I
f.J'
~I~'b
1
,
~~8"ii.·: ~
"1
-
t::
..
!'ru .--....
8.a .•••••••••...•••••••. :
bu
==~
~
-
~==
I
~
f,r ~.
Ir
~~
1*-
Copyri~ht IfI(;7 by Narciso Fi¡!u~roa
-
.qJ
-
· "'----"
y
-
~
j
ca _ la _ bó
17\
F' ©
#~ b...
f-
1':'\ ~
"'~
!
~
+-
r_~·
~
bam I
bam _ bu
.g~'~.~
nJ #fT
--::¡-----.
·· ..
.fi3
-r
h;"
·
f\
~ 'f ......
-
..
2
:\Ioderato '"
I
IJ
,
/IIolto rnll.
I
r
..
b~
<
.,
b~ L."
1.=
.:. ¡"",.....o
I.--l
p
legato e l' itm icn
1101/
J~
¡""......i ,
~
~
------
::::lh'
( .
,
.
---::¡----.-
~
J----::------
.,
:T•
•
i ~
Ii!'
-
= ..
•
i
Ii!'
= ~
.'1
.
el
~
·
,..
--:
~R
,~~
~
di
("o
.
J-~
1.=
.' -
,..
gran cn _ co ro _
cu
- tú
~
b~
.:
~ i. 1.=
~
-
tu
ce
-
1": ' r-:
~
~
pp
...
I ·
• = ~
:w
~
.']
• = ~
i
~
• = :¡
i
.'1
!
.'1
a,
.~
la
~
·
. .
~
.= -
:¡
-J
,.. ,.. gran co_
.. =
L
~
-
di
éll_1'O_ C,L
b::; l...-&
~
•
,.. ce
-
tu
. b.
~ ~
.
'.
•
I.~
>. co
-
~.
tu
-
>~ > >.
= -L:
1.
•
= ~
.'1
:>
~
I
~
li!'
= ~
.'1
a,
l'
'"
•
T >
I
J
,
-, ->
i:
1:
..
¡,.,..,.,..I
... ~
~
• = ~
li!"
i
.'1
• = :¡
~
li!"
•-~ -i ..
.'1
----:¡---.-
I
:¡¡
·1
-----:¡---.
a,
)
es el ~
~
I
p
:
'/f[lJhJ~- ~~'
,.r~
=--
--
de
sol
--a-'p:::: ~
- y - -----y---
L
.
'F===
I
e:
#-
I
.
f:
-f==::
I
•
•
•
•
de~en
hie_rro que al' _
::
I.q ~
~
3
D' 'ron·
/"8'(
ti
F::::
I
.
~-tJ
~
<
es
tu
~
'1===
-4
'
'í
-4
~:
-
~
-
~ ~ ,
t:.
-4
~.
( ··
-
- buc
la dan _ za
~
t>~
~'
~~ .
h..
,...
~
¡l4I q:;¡
TI'"
-4
~
.
41
~
~ '~
¡l4I q:¡¡
41':¡¡
~~.
I
,
I
~
,
,
<
(
qi i
....
'~
··
~
i i
..
i"7í
I
....
r
e eet
•
t
.
-. -.
e ee~
t ~
fan_go
el
r
.... _
r
en
-7"j
--.
pru
..
• "J ..
e e fi
la.
.
e ee~
-.. .
.
-
pru
pru
~
··
... el
~
e
e
~
char_ca
~
.. tt ~
*3:;J ..
T
-y
....
sue_Íla
~
..
-. gro
-
.:1
,
41
.
>
gro
• "3 .. ~
Ct:
f. ~
.
11
e e e~
~~-...
..
t:.
l.....-J
gro I
~
,.
jiiiiiiiiii
------
í7í
1, I
F" T
eC~ ~
-4
..
-
lo"
po
e
:>
r
gru_lie
-r
41
I
-
I
· ..~
41
·
~
1'"
en ¡iO
•
•
vez
I
--...
~
,..
,..
~
· r-:í
,
2
··
:>
Sa,
(~
...
cer _ do
-t)
,
i rallo
r
· ti
'-. .-¡--
~
I
tJ
f
i
i 11-
,..
I
Solo la
El
-
~
....
t.)
~
Pó
-.
q~
I ·· ti
_ do
~
J
..
·
-. nan
4U
...
-f*-'
Allegretto '"
Fer _
/3'I:::!!!o
,.
..
..
....
ne_gra de
.
. ~t
- f9.ha •
e
bd
'1-
.
=:::::=
~ 0.1
4 fl
I
r-
tJ
bu bó ca - la boy bam - la. 8 a •. -... --.. -.....•................... -.-- ........... -...........•...•........ _.................•........•.•.....................•.......... __ .- .......••.. bam buy
,
I
I
( tJ
ca.
I 1
" t\ p
fl
I
f
:.
!:
.
I
I
.,
1"
"
1"
-.
f*-
tJ
~
I
:
¡,......-
~
~
r
I
I
1
..
I
1"
,
.,
e
~t
-
-
&
-
~
l
r-
bam buy
r
ca _ la
ca _ la
bó I~
I
bpy
bam
bú
1,.....,
I
I
T .,
.,
"'-
8"····················································.......................................................•..........................................-.
F=I==;~ ~~~:::::::
I
I
11:;
r----o;¡ ..
~ ~~
¡::r:::p:::::. :
..
-
p
sl:/Ilp,'e
~p::::.p:::::.r:::.
114
1$
-
! I
~
I
I
n
r
I
t.
, (
f\
••
I
tJ 1
8~="""': J --¡o;;;:: -1
======
8"··············
-
~-
• • J
1i
-ti
=====
..........:
8a~
:
~
• • .1
:¡
6=::==
-
8"·············· ~
¡¡¡¡¡¡;:
... J
.
==::::=
-t -
~
I
.
-,J.
.
~
U
-,J
....
.,;
v.'
~
..,
--
-iI
~
:
roiiiiiii:
i
5 ~ I
,.,
i"
los
l'om _ pen
.]un _
ju
_
nl-'s
fu _ 'rio _ sa,
1-'11
u
8(/~-"----"'--"--'--'-""""'--"""--"":
~
~
~
~.
~. c-.
r--
~ • ->
los
:: :
... f¡
I
f¡
~ 1.
I ··
que
~
~
r -
-
~
•
---
f==;
-
~
1-------
/Ilolto
",:...-'"
P" .
.
...
rallo
-
•
-
~
va,
~
-
~
r-..
.
qr " . .
r 11.
,
==
'""--
1'"
on _ du _ lan _ do
lo
~
=
=
'""--
J
-
~.
I
es
)
gn.L
1.
1
~
,.
v ,.
..
-------
.
::
r
ne -
..,
=
~
-
za
Por:o l1Jenn
t · ~
_
I
q'7
~
o
.> ~
. es------- la, r a,
tJ
:
"'J
Por:o .lleno .
tJ
,
~
')
..r---:: ____
~
(
------:;---.... .
;
b
----
tJ
pl'O _ fun _ da,
cun
dan
pI
8"······_········_-_····_;
.
, f\
,
gon _ gos _ tl'P
- el
,. rit _ roo
gor
I
qr .
..
,. " "
la
~
•
do ~
r
.~-
roa. ri _ y:m
..,
,
qr
V"
=
~LJ
da
-
,.
ILo
lo
==
del
r
~
"
lo
=
~
lo--
,=
.~
-
...
'\ 1
,
J
r- I
~{,-
--
tJ
I
1
.
..
:>
~
==
I"""'""l
-. .. ..
1""
~
;-y. ,
r
---
==
~
.
~-
~ o....-
==
. ~
FT
' r,
,~
í
-
-r-
¡-,
:> :11..
••
.. .. ..
J
..
:>
:>
:>
•
•
~
==
~
~
~
-::l
.
..
::;-
L•
-
..
• ~
---
-
-----
<tJ
~
r
-.,
_ =-1"
-.,
=-r
:>
~
..
...
I
L
~~
=
==
~
v
I000o--
==
~"-
--..;;;;
'fro.
~-----,--
es
b~
es
el riL mo
fa _ za
ne _ gr,.
que
gor
do
O!1 _
del
du _ lan _ do
ma _ ri _ yan _
va
da.
~~~---~~=-=-=-=-=-~=-=-------=:=-==========----======-------_:====-=--:::~~----
7 ,
I
-
U
fl
---y-
~ :;,.
I
~
:;J=:.
:;
D'
~
;:~
:¡ ~~
V
1"
~ :¡ q'~ p::::.
t':\
8" ...................................;
8
;.:~ ~:¡ ~:
0 ;":
~
.' ( tJ
D'
<
V
D'
D'
slIIorz.
~
di/ll.
PPP leja /10 t':\
8(1";
( · ~--
--~.
-~.
~
-~
----------- -------------- -----------
I
~, - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - I
I
P'tU !lf,s o so
tJ fl
~
I
, tJ
•
~
,# 11.
I ·
r--1
~
I
.
,
I
r--1
,
•
¡0-"1
q-4
1,,# 11.'
11.
R
I
I
-1
I
-
1+ ~
~#
•
I
~
I
•
I
,..
#11.-
.......
,.....,
I
~
I
I
q-4
1
111# ,...
•
+t.
-
.
JIII'
•
I
fl I
.._. --, "
tJ fl
He _ gan los i"""""'l
I
'tJ
411
,..
#11.
( ·
,....-.¡
I 1
I
U
, ··
r
l"
cos
-
I'i
..
.......
•
-
•
•
r-t
I
ya, ~1
I
JiiiiiiiiiiiI
..
11# 11. +t JIII'
fie:-: _ ta-
I
I
#." •
la.
a r--'l
•
-
., } 11."
11
..
.
•
+t.
~J ..
•
I
•
tJ
,
-
r tu
i"""""'l
. •
fl
bo
da,n _ za
V que
v.
V
te
dan
,
-
hL
Z¡L
I
fr·
~#
1'1,..
,..
•
..
ft·' ~I" .
q..
..
~.
##T
,..
..
~
..
ne _ gra-
da
.. ..,
T
111. Z.
6.
.
se
•
ti ..
_... -
-
8 ,
I
--,
U
If C¡L _
~
,
~~t~,
~I.~. q~~~
I
~~ ~~~
~~
t:.~~~,.
~,.
bam _
1/#""
40
m.i.
..
A
.• ¡ - ¡
¡.
r! ¡)7IT
&J
ti
(
I
~,.~
.. ,.
bam_b~y
~,..
Ca, _
~
~,.t~,. .~
I
.......-
d
ti
bú
~,.
~~.t~~
I
ti
I
-
I
-
.
I
I
.,........,
b..
--r
,.
If
ro
1"
jas
-
8"··-··························· ~
...
'#='
-----.
.. ---
Pesallte
h:
~~
~
.
r--:
f
ti#-'_ nas dp.
he _
e:
~
: ~--- ~
-
I.~
--==
~
~
.. -
~
I
tún I
.b..
-tJ
.. .
-.=.
Hai _ ti
•.---.
• 1.-
~
.
,
".3:W.
r' pa _ san tie_ rras
, ti
---
l
".3:W. "l
~,.
.Meno
~
.
(
.
~ r--¡
i' .
~ ::¡
~
<
~~t~,.
~f'-
-
4____~ =
t>
,
..
=ª
la,
u
~
..
I ".3:W.
r
bú
ti
~
ro---
lo.
I
tJ
(
b~y
};1
~
<
-
,.
r
r
ni
ca,
-
L..:-.J
I
II.~ ~
:¡
~
--
~
-" 17-1
f
b~
-
•
I
~<
r
Ca, _ me _
Con _ go
~tL
• ,b.
1--
6·r<:
Y
Mar _ ti
-
-
'--
. .
=
•
..
-
9 fl
.":J
I
~
r
,
,
f¡
r~ ~ ~
~
~
I
~#
ft ::
......
I~j~ -.
.. ~
to
-
rJ ~.~
!J
f
r
las pa._pia_ men
run
.":J
11
-
sas
An
df'l ti - 11<1:'; 8.(/ ........;.:..:..:.:.......................:
-
~~ #~ ~~ • ~.. ~.~
f
~..
f-
-. f+-
Q~f
ti ~q ;:
.
4J
,
ron
ft#~ t~. b.
I
4!J
1:::::::::
(
~
---
~~# 1
,
y
las pa _ tua
.
..
b.
-
------..
~ ~
1
4!J
ril. -
< L.
~
-
.--..::l ti
I
u ti
( 4!J
,
q:::
y
q~
..
-
son
:¡J
_
.
:¡
.
. del
V"
~
.
~
.. q:¡
-
can_to
•
J-~J
r
-----
se
~ L
......,
q~ L
L.J~U
J ---.
.. ,
.
.'
O<
4
1).
1
-----
U~l·
.,_FJ-J
1).'
j
1-....J'I....
,--.J
dan _ _
h
I
d grit _ ve
r J-bU
*J
.
--
~ ~
2.
~
I
•
. -
,.
pp
1.
dan
.
----,-
-
*
vol _
~
b.'
i
MellO
=~
~ ¡:
--
df'l
lleno
qUfLen
-:--:
I
las
-
ql
. .., can
.,
~
---..:
~'
U
,
~-
~
= "1 I
is
ScLfl
OLq.' ...
~
cresc.
Ii-
IL
le
-
-
~
~
ft-
ti
~
~
I
f¡
.. ..
fI'-
fI'#~
~
~
.>
h~'~
tt-·
&J~
...----:;--'
'
-
I
t
r
r
lI"
t
1----......
U-~~~
10
ca _ la _
ca _ la _
fll r
~
,
fl
ca _ la_ b~y
bo
I
~F f'- t- ~ ~
~ ~
f
I ~
4)
-
bam _ bu
1*"~t-
โ ข
I
--
~~
F;#t-b~
I
$;::=:", 'rรกpido
~
A
..,
L
I
-
.,
\ ~~
11 ~ 1
Come primo (Lento) ,.;...-."J-
.
."
---:¡----. r
)
fl
(
..
fJ
.
,
1~~~~"~~~"~~~~~~~~
-
•
7;~·
.
..
~
I=~~~~~
=-
; . . .,. _.
II'~~ 11'
r· qr
'~ #- --.~~
L ~.....-.
-
_i
-
'1
i
17\
8
~~-
fl
-
,"
'" es
dan _ za
la
ne_ gra
-
Fer
de
-
-
nan
~
>-
>-
- do
p(~
. .. ;
fl , :
17\
t.J
.,~: b.
~,~~.
.
tom _ buc _ tú
hie_1Tu qne ¡u'_dp¿;Jl
R":
t.J
(
de
.
~i I
>501
17\ lju
~
v_
fl
es el
~
BU"" :::>- '
I
<
~
>-
~
;;::
.-
-~ 1,"
.
~~
.......
¡~W
IJ·.........-_.. . . . . . . .".. . . .
~
II·~ ........................ ~""~""""~""
"
"
#-
#~'feo.
_ ."j
m;~a
al II'~~ k........-~~
_ fri
.ll01to .,11odr'rndo
n'/mico
'1
I
lJ
ca
,..,
(
-
,'1
na.
-- -
--.... que
VI
_ bran _d(!Jls _ tá ~
I
t.J
~ ~
<
(
---
,,
:1 .J
D'
:;.j
D'
~
:J -t
D
~
.. .. v.
~
-
~;:r D'
pn
4-
~i
' / . 11
V
TIlO
~
Jt ~f':¡1"
~~
,
~
-
~
,
~
rit
el
.,
~
D'
D'
D.-
Virgilio Dávila 1869-1943
L
A REVISTA D.EL INSTITUTO DE ~ULTURA PUERT~R~I'
queña dedIca su presente numero al poeta Vlrgilio Dávila, con motivo del centenario de su naci· miento. Virgilio Dávila nació en Toa Baja en 1869 y falle· ció en Bayamón en 1943. Maestro de escuela y agricultor, mantuvo a través de toda su vida contacto con la vida de los campos y los pueblos de su patria. Estas experiencias, unidas al don poético que desde temprano le favoreció, y a su innata sen· cillez y espontaneidad, habrían de convertirle en el cantor por excelencia de la vida campestre y pueblerina del Puerto Rico habitual y cotidiano de su época. Virgilio Dávila se atuvo a una poesía sencilla, descriptiva, de fuerte intención didáctica, con la que fUe creando una imagen clara y objetiva de 10 puertorriqueño. Se le han señalado, algunas influen· cias modernistas y postmodernistas. A raíz de la invasión norteamericana publicó su primer libro de versos, titulado Patria (1903), en el cual recogió su producción de la década anterior,
marcada por las alternativas espirituales que caracterizaron a nuestra generación del 98. Le siguieron las obras Viviendo y arando (1912), Aromas del terruño (1916) -verdadero registro de temas nativistas-, Pueblito de antes (1917) y Un libro para mis nietos (1928). En colaboración con el escritor Manuel Feroández Juncos y el compositor Braulio Dueño Colón publicó en 1901 el tomo titulado Canciones escolares, en el que figuran algunas canciones suyas, con música de Dueño Colón, que, como Las vacaciones, La vuelta a la escuela y La tierruca, contribuyeron poderosamente, en épocas difíciles de nuestro sistema de enseñanza, a mantener vivo entre los estudiantes el sentimiento de la puertorriqueñidad. Esas canciones pasaron muy pronto a formar parte de nuestra tradición musical nacional. El Instituto de Cultura publicó en 1964 las Obras Completas de Virgilio Dávila, prologadas por e~ profesor Benjamín Martínez López, y enriquecidas con notas del doctor Cesáreo Rosa Nieves, y próxima. mente dará a la luz, como parte de nuestra serie de Cuadernos de Poesía, una selección de sus versos, ilustrados por María Rodríguez Señeriz. 1
La actualidad de Virgilio Dávila Por
RINDE HOMENAJE EL DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS
Hispánicos' de la Universidad de Puerto Rico a don Virgilio Dávila, nuestro poeta criollo, en el centenario de su nacimiento. También rinde homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, a nombre de quien se instituyó esta fiesta para celebrarse en el centenario de su muerte. Y, asimismo, rinde homenaje al recientemente extinto don Ramón Menéndez Pidal, patriarca de la lengua española. Es, pues, éste un triple homenaje a tres grandes figuras: dos de ellas españolas de sentido universal, y una puertorriqueña, de importancia insular, representativa de los valores de la hispanidad y el puertorriqueñismo, que son nuestro patrimonio. Es evidente la actualidad de Virgilio Dávila y su poesía en estos momentos en que los puertorriqueños tememos muchas cosas, dos de ellas fundamentales: la pérdida de nuestra identidad como pueblo, y la muerte de la lengua. Es evidente esa actualidad, no sólo por el criollismo de Virgilio Dávila, sino porque su actitud y el contenido de su obra fueron fundamentalmente puertorriqueñas, encaminadas a la defensa de los valores y la tradición patrias. Su actitud fue afirmativa y a veces agresiva. Para verlo bastaría hacer una incursión por su poesía desde el principio mismo en que el poeta se da a la creación artística. Y nos proponemos hacerla esta noche para demostrar que esa poesía describe una órbita desde la esperanza hasta la desesperanza, y termina en una elegía que deja el alma temblando, pero que al mismo tiempo la acucia hacia una realidad. A la realidad de que se afirme en la tierra, sus valores, la tradición y la . nacionalidad. 2
LUIs HERNÁNDEZ AOUINO
Era muy joven Virgilio Dávila cuando hizo su bachillerato en Ciencias en el Colegio de los Jesuitas, en Santurce, el año 1885. Tenía dieciséis años entonces, y tres años más tarde logra otro laurel que corona su frente juvenil: el título de maestro. Era un laurel y una responsabilidad. Y era una responsabilidad, porque ejercer el magisterio en aquellos años significaba que a la tarea de la enseñanza corriente había que agregar la enseñanza patriótica del puertorriqueñismo, y generalmente había que confrontarse y hasta enfrentarse con gobernantes cerriles que cerraban el paso al patriotismo y a la cultura. El año terrible de 1887 está por ahí cerca. Las palabras ominosas y dolorosas de esos años las conocemos todos. Suenan explosivas y contundentes: El "componte"; gobernador Romualdo Palacios; la Guardia Civil. Venía Virgilio Dávila de una familia de maestros y a su labor se dedicaría con amor y entusiasmo. Su padre, don José Ricardo Dávila, había ejer· cido el magisterio como un apostolado, con abnegación y patriotismo. Le vieron y se nutrieron de sus enseñanzas las juventudes de Toa Alta, Bayamón y Gurabo. Su hijo, el poeta en ciernes, que llevaba un nombre egregio, el del guía del Dante por las esferas infernales y celestes, guiará a su vez a nuevas generaciones por ese viaje difícil de la enseñanza. Y lo hace Virgilio Dávila con amor y sapiencia en un pueblecito donde inicia su pasantía, el Gurabo de antaño. Allí le quieren y le estiman los niños y la sociedad gurabeña. Gurabo le da, en cambio, el primer amor de su vida, a una joven llena de gracia, de candor y de belleza, cuyo nombre suena a jardín y a canción: Carmen Morales.
· Allí también conoce a otro joven escritor, Matías González García, tres años mayor que él, y quien le pone en contacto con el 'patriarca de las letras de la época: don Manuel Fernández Juncos, crítico, poeta y periodista, fundador de revistas y periódicos. Femández Juncos le estimula y le abre de par en par las páginas de El Buscapié, y más tarde las de la amistad verdadera y duradera. Desde el año 1892 comienza Virgilio Dávila a cultivar la poesía. Lo hace con el tipo de poesía que estaba entonces en boga: poesía festiva, jocosa, satírica y, a veces, de preocupación civil, de la cual recogió algo en su primer libro. En la poesía del Virgilio Dávila de entonces hubo un paréntesis elegíaco, diríamos que becqueriana, con motivo de la muerte de su hijita María, a la que dedicó algunas Notas, que así se llamaba la sección que tenía don Virgilio en El Buscapié. Un solo poema de esos ailus bastaría para iniciar el estudio de Virgilio Dávila y los \'alores éticos y estéticos de esa poesía. Ese poema se llama Antes .v aliara. El ahora se refiere al año 1895. que va cerrando el siglo, el antes se refiere a la niñez del poeta. Este poema aparece en el primer libro de Virgilio Dávila, que lleva el resonante nombre de Patria, y el cual aparece publicado en el año 1903.
ANTES Y AHORA
Yo odiaba cuando niño el ',ierro que destroza; el plomo, que aniquila, el fuego que destruye cuanto toca. Más tarde busqué el medio de minorar las hondas y múltiples desgracias que a mi país agobian, y fijé mis pupilas en el sagrado libro de la Historia.
De entonces amo el hierro. que convierte en hombre libre al it.feliz ilota; amo el plomo, que mata el despotismo ... ¡Amo el fuego, que funde las coronas!
El 98 )' el modernismo
La historia se mueve con celeridad. El año 1897 es trágico para España y para Puerto Rico. La Guerra Hispanonorteamericana acelera la desintegración del imperio español en América, comenzada daño 1810 con las guerras de Independencia en los países hispanoamericanos. Estados Unidos urge la expansión territorial para desbordarse en su impe· rialismo físico. Inclusive hace pruebas con algunas armas nuevas, que ensaya en Puerto Rico: la ame·
tralladora de trípode, y el rifle" Springfield". En mi novela La Muerte Andllvo por el Guasio, registro ese instante breve, pero dramático, para la Isla de Puerto Rico que, como pueblo definido ya, había recibido, tras sus luchas incesantes con el Imperio español, la carta autonómica que habría de encami· narle por las sendas de su propio esfuerzo, de su 'nueva concepción política en el concierto de los pueblos hermanos del Nuevo Mundo. En el aspecto literario hay un nuevo movimiento llamado modernismo en Hispanoamérica por esos años, iniciado en 1888 con la publicación del libro Azul, de Rubén Daría. En Puerto Rico paralelamente había una orientación premodernista de la que eran responsables José de Jesús Domínguez, el poeta de Las Huríes Blancas, y Manuel Elzaburu Vizcarron· do, el atildado prosista de las Balsamias. Manuel Fcrnández Juncos contribuía hacia el desarrollo de una nueva sensibilidad con su magnífica labor literaria y la difusión periodística del modernismo hispanoamericano. El modernismo no llega tarde a Puerto Rico, como se ha formulado por algunos escritores. Llega a tiempo, pero tiene un lento desarrollo con motivo de los acontecimientos del 98, y posteriormente el ciclón de San Ciriaco (1899), que destruye la economía de la Isla. En resumen, en esta isla de la desesperanza el panorama es con· fusa y doloroso para el hombre puertorriqueño, quien es propenso a ver espejismos. ¿En dónde está nuestro poeta en esos años? En el año 1898 Virgilio Dávila terminaba precisamente su estancia en Gurabo y se trasladaba a Bayamón para dedicarse al comercio y la agricultura. De la calle de La Palma, donde estaba situada la tienda que tenía en sociedad con sus primos, al barrio de Santa Rosa. donde radicaba la finca familiar, se movía el poeta. Entre Ceres y Mercurio pendulaban su acción y su pensamiento, sin que dejara de acogerse a la sombra de Apolo, porque su lira se iba templando COi¡ una palabra esencial, con un con· cepto profundo: PATRIA. Ese es el nombre del primer libro de versos de Virgilio Dávila, obra que debió aparecer en 1902, y por razones de demora apareció en 1903, con un prólogo de su compañero Matías González García. El título Patria es importantísimo. Hay un núcleo de poemas en c:I libro con el título de Criollas, donde el poeta esboza ya la alta preocupación patriótica del momento. Este núcleo es el arranque de su poesía posterior. Aparece en Criollas una nota de poesía civil, que dista un poco del criollismo futuro del poeta. A la manera de Luis Muñoz Ri· \'era en Tropicales y otros poetas que dejaron sentir su protesta contra regímenes españoles tiránicos, que tergiversaron la misión de España en Puerto Rico y nos dieron un gobien'o absolutista, elabora su poesía Virgilio Davila, con arresto patriótico y 3
ciudadano. Su voz suena con el metal agudo Cae la 'espada. ¿ Cuál fue la posición de Virgilio Dávila en el nuevo tiempo que le tocaba ahora vivir? La inva· sión norteamericana le sorprendió. Entre esa sorpresa y asombro de la nueva situación y la esperanza de mejores días para su país, recibe Virgilio Dávila a los norteamericanos con un poema fechado en 1898, bajo el título romántico de Redención, en que ve a los jóvenes Estados Unidos como un pueblo lleno de arresto juvenil, vitalidad y fortale· za. Le estima como pueblo hermano que vence tiranías. La palabra clave de ese poema es Libertad. y el poeta tiene fe y esperanza en los días y años sucesivos. Por eso durante los años 1900, 1901 Y 1902 canta a la bandera norteamericana. La pala. bra clave ahora es esperanza; sin embargo, poeta intuitivo que es, se percata de cosas que pueden suceder entrañablemente. En el poema de 1900 a la bandera norteña pide: ¡Que nunca los limpios astros truequen en torpes manchas, ni en lobreguez el albor. Ni en reptil inmundo el Aguila!
se
En el del año 1901 le pide que sea expresión de los anhelos de Libertad: Lleve a la nación que es cuna de la Libertad sagrada, la e;tpresión de los anhelos de las borinqueñas almas, y le diga que este pueblo, asiento de la desgracia, si sufre, también espera... ¡Es tan bella la esperanz.a! Pero en el poema de 1902 intuye cosas extrañas para el futuro: Cuando, al ondular, agites entre tus pliegues el aura, que lleve a la UNJON altiva la historia de nuestras ldgrimas... ¡Porque luego ocurrir suelen metamorfosis extrañas! ¡Porque. en lo moral, a vecftS, el astro se vuelve mancha; el albor se vuelve sombra; la pluma se vuelve escama! A pesar de su esperanza, tenía serias dudas el joven poeta sobre el destino de su patria con el nuevo régimen. Las dudas cobran fuerza en los dos mejores poemas del libro Patria. El que también lleva el título de Patria, escrito en dodecasílabos, que le acercan a las formas modernistas, y es del año 1901, y el que lleva el título latino de Yae Agno, expresión que quiere decir ¡Ay, Cordero!, que da pie a una alegoría entre un león, un cordero y un águila.
4
Del poema Patria queremos ofrecer algunas es· trofas significativas: ¡Yo no tengo mds patria que Puerto Rico ni quiero mds bandera que su bandera! ¿Tener uno dos madres? ¡No me lo explico! ¿Dos patrias para un hombre? ¡Linda quimera!
Yo nacL en esta tierra de mis amores,' y el mar que mansamente sus costas baña,
que para mi -me dice con sus rumores10 que no' sea Borinquen... ¡es tierra e;ttr'lña!
Mas hay quienes, ansiosos de poderlo, anularnos pretenden llenos de orgullo... Si yo no quiero nada que no sea mio, ¿por qué se apropian otros lo que no es suyo?
Q{le hoy, como ayer, desdichas en torno veo;' el Derecho es fantasma, la Ley es mito, y amarrado a la roca de Prometeo el infelit. colono gime precito.
¡Eres tú lo que adoro, lo que deifico, lo que con toda el alma mi ser venera! ¡Yo no tengo mds patria que Puerto Rico, ni quiero mds bandera que mi bandera! El poema Yae agno es una alegoría en que España, el león de los bosques, hace gemir al pobre e indefenso corderillo entre sus garras, manteniéndole en un estado de martirio infinito. Entonces es que como en los cuentos, aparece el benefactor o bienhechor. En este caso es el águila quien libera al pobre cordero de las garras del león. El águila en este caso es Estados Unidos. Pero, según el poeta. la fementida blasonaba de buen corazón y sólo pretendía ocupar el puesto del león. Ahora el poeta vuelve al ritornelo con que inició el poema: iPobre cordero manso, a quien las armas le negó el Destino!, pero termina con una imprecación y una negación: ¡No existe Dios! ¡Porque si Dios 1zubiera, ¿acaso fuera inerme el corderillo? Como el fiero león, ¿no tendría garras? y, como el ave audaz., ¿no tendría pico? Quiero cerrar los comentarios al libro Patria con el poema Esclavo. Me parece que ese poema rezuma todo el dolor y la desesperanza de Virgilio Dávila en aquellos años en que pierde la fe en los nuevos dominadores. El poema está compuesto de cuatro sextinas con un ritomelo, y al final un cuarteto de pie quebrado. El poeta dialoga con el sol, la luna, una golondrina y una ola rugiente de mar.
El dtornelo es el siguiente: ¡Que hoy, como antes, .iardín del trópico, gimes esclavo! Vayan dos estrofas como ejemplo:
-Desde que el Aguila sentó sus reales en estos bosques y en estos prados,
cZ4ando a otros sitios el vuelo tiendes a los rigores del clima cálido, ¿qué decir oyes. tú. golondrina, sobre este bello jardín indiano? -¡Que hoy. como antes. jardín del trópico, gimes esclavo! -Desde que aquella nación vetusta perdió su imperio sobre estos campos. cuando al impulso del ronco viento ruedas en otros mares lejanos. ¿Qué decir oyes, ola rugiente, sobre este bello rincón indiano? -¡Que hoy, como antes. jardín del trópico, gimes esclavo! -Sol. luna y ave, yola rugiente, ¡Por Dios!, ¡decidme. decidme cuándo vetzdrán los días en que mi suelo no gima esclavo! La aventura política
La poesía no es mero arte por el arte. Según predicaría José de Diego desde principios de siglo, era tarea urgente naéionalizar el arte puertorrique· ño. La poesía se toca con todos los aspectos de la cultura: filosofía, ciencia. política, sociología. Cuando se trata de un poeta como Virgilio Dávila. hay que examinar su poesía desde este punto de vista que han evadido sus críticos convencionales. Se hace necesario. pues, hablar de la aventura política de Virgilio Dávila', como se habla en estos días de la de Pachín Marín. Muñoz Rivera y José de Diego. cada una de dichas aventuras a su modo, y según la circunstancia personal del poeta. Hacia los años caóticos de principios de siglo había diversidad de intereses políticos en Puerto Rico. La familia puertorriqueña estaba dividida. En el año 1904 hay dos grandes partidos políticos: la Unión de Puerto Rico, creación de Rosendo Matienzo Cintrón, cuyo liderato asumió Luis Muñoz Rivera, y el Partido Republicano Puertorriqueño. del doctor José Celso Barbosa, partido que a su vez estaba fragmentado y a su margen se habían creado el Partido Republicano Regional y el Partido Republicano Puro. Necesitaba el Partido Republicano Puertorriqueño para las elecciones del año 1904 a un candidato bueno. virtuoso y de dotes excepcionales para enfrentarlo con los candidatos de la oposición. Y se pensó en el poeta Virgilio Dávila para candidato a alcalde de un partido que en su plataforma del año 1899, fecha de su fundación,
declaraba que "era deber de todo ciudadano~oste. ner la personalidad y las leyes del país". Y r sultó electo Virgilio Dávila, quien con mucho am ,desinterés y patriotismo. desempeñó el cargo durante seis años, hasta el 1911. cuando una disidencia en el Partido Republicano Progresista le marginó de las luchas políticas. pero no de las tareas cívicas que se relacionabo1l1 con la educación. Si es cierto qLle durante los seis años de su gestión administrativa local se empeñó en el mejora. miento material de su pueblo bayamonés. no descuidó del todo su arte poético. Ganó experiencia. se codeó bien de cerca con el pueblo, con el jíbaro puertorriqueño, que había conocido en la campiña criolla, y el cual se adueñaba de su poesía. Es pre· cisamente en el año 1909 cuando envía su poema La canción del pálido a un concurso literario del Casino de Mayagüez. con el cual logra el primer premio. Este poema es de afirmación patriótica, es una loa criolla a Puerto Rico y su constitución territorial (paisaje, tierra, ríos, campo). así como también espiritual, puesto que se v,incula a sus mayores. de los que recibe un mensaje del alma. Cuando en el año 1911 hace crisis la vida politicoadministrativa de Virgilio Dávila, se perfilan otras preocupaciones muy fundamentales en él. Tenía el poeta horror al olvido, idea que había subrayado en su primer poemario:
Por eso mis canciones. aves que tienen en mi pecho el nido, y que son expresión de mis anhelos. y que son expresión de mi cariño, la voz de aliento que reanima al débil, el justo aplauso al compatriota digno y hacia el soberbio que mi patria aflige de mi protesta varonil el grito, salen hoya volar en torno vuestro. en vuestras almas reclamando asilo... Mas quiero que al morir quede en el mundo siquiera entre los mios, algo que obligue a recordar mi nombre. ¡Tengo horror al olvido!
El dilema que se planteaba el poeta era la defensa de la tierra y sus valores. Sólo así puede un poeta auténtico vencer al olvido, aunque no preten· da la inmortalidad. Libre ya de las pasiones polí· ticas, los bizantinismos y mezquindades. volvía a su campo en el doble sentido de la palabra: al campo que le atraía con fuerza telúrica, y al campo de la poesía, que se complementaba con el otro campo entrañable. Deben haber sido años de intensa creación los del 1911 y 1912. cuando da a la estampa este año, su libro Viviendo y Amando, cuyo título indica las potencias del alma de este gran poeta de la tierra. Este es un libro clave para descubrir en él las in·
s
fluencias de la escucla modernista y algunas acti· tudes de rechazo, que presentaban los poetas modernistas hispanoamericanos ante el empuje y la penetración de los Estados Unidos, con su política de "la estaca larga", en los pueblos hispanoamericanos. Rodó había presentado en su Ariel la tesis de la antítesis de dos culturas, una refinada y pagada de las cosas del espíritu, y la otra material, burda y pagada de las cosas del cuerpo y la materia. Rubén Darío se hacía la pregunta dramática de "¿Cien millones de hombres hablaremos inglés?" . Es pendular la actitud de Virgilio Dávila en este momento. Oscila en ocasiones entre el modernismo negativo y decadentista y el criollismo que lleva arraigado en el espíritu. Desea cantar para el pueblo. Con un tono a lo Díaz Mirón o a 10 Santos Chocano, poetas hispanoamericanos que andan en boga, precisa fijar su posición lírica: Siempre al aplauso del mandón, esquivo, cifro en el aura popular mi encanto. Desde/io a los que adulan. Soy altivo. Vellgo del pueblo y para el pueblo canto. Yo lucIlO así para que luego escrito brille mi nombre en la riqueña Ilistoria,
como Wl rayo de luz del infinito que balie en resplalldores mi memoria.
El modernismo se le presentaba tentador en sus fases negativas. Hace Virgilio Dávila algunas con· cesiones visibles en algunos poemas como Bodas Florales. El erotismo decadentista surge en su poema Grito Ltíbrico, y algunas acuarelas que dedica ::l sus amigos modernistas de esos años. Algunas veces el aspecto parnasiano del modernismo cuaja en transcripciones pictóricas de poco valor, como en el primer soneto de las Acuarelas, que dedica a su amigo Matías Real. Las palabras raras, el vocabula. rio selecto y preciocista, la joyería y casi bisutería modernista son evidentes en este momento de Viro gilio Dávila, quien a su "ez posee un dominio extraordinario de las formas "ersiculares de la escuela modernista: versos enealílabos, sonetinos, dodecasílabos y la sextina alejandrina. Hay en esta poesía, de una parte, el sentido aristocrático de las formas, y de la otra parte, también la autenticidad de lo criollo, lo visible del ser físico de la patria, y 10 profundo, la tradición y el folklore. Porque al fin y a la postre tenía conciencia de lo que insobornablemente era en su yo interior. Su sentir cuaja en un poema titulado Carntina Nova, o Nueva Canción. En este poema hace un elogio de la nueva poesía, la poesía modernista; pero al mismo tiempo nos dice que "la escncia será siempre esencia, y las alas serán siempre alas", a pesar de las nuevas foro mas y temas. Por eso exclama al final del poema con los siguientes versos: 6
y tú, deidad que adora el alma mía,
¡siempre
s~rds
Poesía!
En resumen, cabe la afirmación de que en Viviendo y Amando el balance es favorable al Virgilio Dávila patriótico y criollo. Cinco poemas representativos destacan estas últimas actitudes: El gallo, El cafetal, Musas, ¿A qué esperar? y Resurrección. En el poema La Jibarita, de 1904, y recogido ahora,· hay para un estudio sociológico del jíbaro puertorriqueño, que se toca con los personajes de La Charca, de Zeno Gandía y que anticipa al Jiliarito de los años 3D, que canta Rafael Hernández en su canción, y donde la jibarita es símbolo de la patria oprimida. ¿A qué esperar? es un soneto de rebelo día en que pide a su patria no esperar más para ser libre: ¿A qué esperar? Ya es hora de que intentes llenar de asombro a las extrañas gentes negando al César victoriosas palmas. y lo mismo es el poema Musas, donde ante el
problema de su país se dirige a la musa de blanca vestidura y pide que: "¡Suene tu voz como la voz del trueno! ¡Musa de redención! ¡Surge, ya es hora!" En el poema Resurrección es el poeta de la esperanza y la fe en las conquistas de la patria, se identifica como el "adalid denodado" y hace una defensa de la lengua:
Puede el hombre de climas bien distantes e idioma diferente clavar aquí su pabellón ingente: pueden nuestras c"-l1lpÍlias deslumbrantes suyas ¡,acer la majestad del oro: mas no Ilabrd fuerza Ilumana suficiente a arrancar este tesoro de las almas nativas: ¡el culto hacia ese verso tan sonoro y esa prosa galana que forman de la lengua castellana la más brillante de las lenguas vivas! Una carta y un reto
Ninguno de los dos libros publicados por Virgilio Dávila hasta la fecha le define totalmente como el poeta de la criollidad. Todavía falta algo esencial. ese "no sé qué", que le establezca como el poeta definitivo. Me parece que el precipitante ha de ser una carta de otro poeta considerado mayor, quien "eía las cosas de la patria en forma distinta a la de Virgilio Dávila, y quien inclusive tenia una opinión muy pobre acerca de la juventud literaria puertorriqueña y las tradiciones. En 1913 envió Virgilio Dávila unos poemas al
doctor Rafael del Valle Rodríguez, quien ocupaba altos cargos administrativos en el gobierno del país. Se había distinguido el doctor del Valle por su pr~ americanismo y su falta de fe en la independencia de Puerto Rico. Esperaba don Virgilio conocer la opinión que tenía el doctor Del Valle de su poesía. La respuesta no se dilató en llegar. Siempre me ha parecido que a esa respuesta se debe el que contemos con el mejor libro de Virgilio Dávila, porque después de ella es que el poeta trnbaja constantemente, se compenetra con profundidnd mayor con la tierra, percibe con sensibilidad despierta los problemas del país y ofrece su Aromas del Terrwio tres años más tarde, un libro capital de afirmación, de protesta, de sentimiento patrio, hecho con belleza y sencillez: arca de la tradición puertorriqueña. Un resumen de las ideas expuestas en la carta del doctor Del Valle nos permiten llegar a la conclusión que hemos expuesto. Decía el doctor Del Valle a su amigo que en Puerto Rico se carecía de una crítica razonada; que él se había retirado de toda actividad literaria y del anarquismo y decadentismo trasnochados que llevaban el nombre de modernismo; criticaba las formas métricas m~ demistas y se pronunciaba en favor de las formas clásicas de ]a poesía. Hasta aquí, al parecer, va bien el doctor Del Valle. Lo que sigue, no se justifica. Decía el doctor Del Valle al criollo Virgilio Dávila, que los puertorriqueños no creamos nada, que carecemos de tradiciones, y que somos, por temperamento, poco dados a conservar lo nuestro. Hacia una defensa de la juventud literaria venez~ lana, a la que conocía por haber convivido y servido a dicho país. De esta juventud hacia altos el~ gios porque, según él, había sa.bido crear una escuela nacional en literatura, puesto que en Vene. zuela había grandiosidad de paisaje y naturaleza. y finalmente, que nuestros arrestos de independencia se desarrollaban en un plano astral, por lo cual la actitud del puertorriqueño tenia que ser pasiva, encomell;dando su pleito a la ajena v~ luntad. Yo creo que Aromas del Terrwio es una respuesta a muchas de las cosas que nos echaba en cara el doctor Del Valle a los puertorriqueños. Criollismo, tradición, nacionalidad, protesta, entrañable amor patrio, paisaje y espíritu, cuajan en término de tres años en este maravilloso libro que sitúa a Virgilio Dávila entr~ los grandes poetas de aquel momento: José de Diego y Luis Lloréns Torres. Poetas de entonces y de la posteridad, juntos con el criollo Virgilio Dávila. . Aromas del Terruño, que el poeta subtituló Ver· sos Criollos, tiene como pórtico el poema La Tierruca, escrito en otros tiempos y en ocasión en que Virgilio Dávila colaboró con su maestro Femández Junc~s y Braulio Dueño Colón para la creación de
canciones quc utilizarían las escuclas públicas dcl pnís. Admirabn don Virgilio a Dueño y Fernández Juncos, a quienes en su primer libro había dedicado un poema con motivo dcl primer libro Canciones Escolares. El pocma es del 1901. y celebra que sus compañeros hagan patria, quicran al pueblo y pongan sus esfuerzos para la libertad dc la tierra. No se contaba don Virgilio en el trío; pero es 10 cierto que la poesía dc Dávila llevada a las canciones escolares, dejara huella profunda en las generaciones sucesivas de puertorriqueños. Toca· rán hondo en la fibra sentimental de su pueblo y se proyectarán hacia el futuro incógnito. Siguc Virgilio Dávila en La Tierruca la concepción edénica de la patria. Esa concepción que desde mediados de siglo pasado echaron al vuelo literario nue.etro primer poeta lírico, Santiago Vidarte, y los jóvenes puertorriqueños que estudiaban en Barcelona y fueron autores del Cancionero de Borínquen. La concepción edénica ha sido una constante en nuestra poesJa hasta el presente. Además del elogio idilko de la patria, una es la idea fija de Virgilio Dávila en la canción poema. Idea que se concreta en la estrofa siguiente: De mis padres fue la cuna y ella encierra . las mds santas afecciones de mi ser. Yo no cambio por ninguna esta tierra donde tuve el privilegio de nacer.
Se desborda el criollismo de Virgilio Dávila en Aromas del Terruiio, pisa terreno firme el poeta en cantar las tradiciones, el paisaje y el paisanaje rural puertorriqueños. Algunos títulos de la pri· mera sección del libro dan una idea cabal de los temas criollos que trata el poeta: Los Reyes, Amor Criollo, Para el tiple, El jíbaro, El cafetal. Un problema Fundamental preocupaba a Virgilio Dávila en estos años: el de la venta de la ticrra puertorriqueña a manos extranjeras. En otro poema titulado Lo que dice la Tierruca, expone esta idea en una especie de diálogo entre la tierra y el poeta. Con tono modernista cuenta )0 que la tierra le va diciendo sobre la personalidad del puertorriqueño y cala hondo cuando le habla de mantener la tradición, las costumbres, y a. ella misma: Jamds por necia moda reniegues del pasado, ni a cuanto da el presente le brindes tus loores.
¡Fulgores y negruras Espal;a nos lIa dado! ¡De América nos vienen negruras y fulgores! ¡Haz que conserven puras sus almas mis doncellas, para que siempre brillen con resplalldor de estrellas; que el fuego en los llagares no extin~an mis matronas, para que brillen siempre sus fúlgidas coronas! No vendas al extraiio ni un jeme de mi suelo, porque vender mi suelo será venderme a mí; y cuando el alma luya remonte a Dios el vuelo, la fosa que le guarde cobijela mi cielo, para que me devuelvas lo mismo que le di.
7
Respondía el poeta a la ideología Y' prédica de otro gran puertorriqueño que apenas unos años antes de aparecer Aromas del Terruño había hecho oír su voz de protesta por la venta de la tierra puertorriqueña al capital norteamericano. Me re· fiero a Rosendo Matienzo Cintrón, quien antes de su muerte rundaba con otros compatriotas el Ila· mado Partido de la Independencia. Un simple párraro expositivo de las ideas de Matienzo Cintrón nos la da el historiador Luis Díaz Soler, autor del libro Rosendo Matiel1zo Cintrón . Orientador )' Guardián de una Cultura. He aquí esas palabras:
Dos maneras existen para arrebatar a los habitantes de un país su propia tierra en violación del derecho natural... por medio de la espada y de la bolsa. La primera es más odiosa, estrepitosa y difícil, la segunda más eficaz, práctica, silenciosa, rápida, sin duras amenazas ni agresivos modales. El tributo y la explotación que se impone al de aquí por el de afuera, es nuestra ley de Ilierro, la esclavitud de nuestro sustento. Los trusts 110rteamericanos acaparaban la tierra para imponer tributos de se,lorío, regresando al régimen feudal. Cada venta y cada Ilipoteca que se imponía sobre la tierra puertorriqueña, reafirmaba la condición de coloniaje. Para evitar 10 expuesto, el Partido de la Independencia deseaba poner en manos de la Cámara de Delegados el poder imponer tributos y aranceles, asi como todos los poderes económicos que garantizasen al país la posesión y se,lorío sobre su propia tierra, defendiéndola de las usurpaciones silenciosas pero tenaces del monopolio privado.
La idea de la venta de 1a patria a los extranjeros vuelve a repetirse en uno de los más famosos poemas de Virgilio Dávila, que aparece en la se· gunda sección de Aromas del Terruiio. Lleva por título No des tu tierra al extra'lo, y está construido a base de la décima, tipo clásico de estrofa, culto y popular al mismo tiempo, del que decía Lope de Vega en su Arte de ,hacer comedias, que era bueno para quejas:
No des por ningún dinero tu pedazo de vergel que eres tú patriota fiel y de legítimo cwl0, y el que vende su terru,10 vende su patria con él.
Como expresión máxima de la advertencia, el poeta reta al paisano que vendió su tierra, con un soneto viril, que viene a ser la expresión máxima de su protesta por la venta de la patria: 8
RESPONDE
Te lo dijo Matienzo, y no quisiste oír del prócer el consejo sallO, y poco a pOCO en extranjera mano cayendo va la tierra -en que naciste. Si el alma del criollo no resiste la tentación del oro americano, etl un futuro por demás cercano llegará un día doloroso y triste.
Llegará el dia triste y doloroso en el que de este suelo primoroso ni un solo palmo quedará al isleño. y cuando tal enormidad suceda, si nada ~'a de Borinquén te queda, di: ¿Cuál será tu patria, borinqueño?
Hay otras dos notas cimeras en Aromas del Terruño. Una es la de la nostalgia del puertorriqueño que se aleja de su solar nativo, y tras un futuro mejor marcha a la gran urbe neoyorquina, donde ve un panorama extraño, de desolación e in· comprensión, y herido su espíritu por la lejanía de la patria, se tiñe de añoranza por su lengua y los suyos, por su aire y su cielo: Mamá, Borinquen me llama, este país no es el mío, Borinquen es pura flama y aquí me muero de frío.
La otra nota es la de la nostalgia de la tradi· ción. Todo cambia. El paisaje físico de la tierra, las costumbres, se traba la lengua, casi cambiante, y el poeta se va sintiendo un ser extraño en su propio suelo: Ahora es igual que los otros el que fue nuestro gran día. ¡Ay, Madre Melancolía, que ya no somos nosotros!
Hoy se habla mucho de poesía social y de protesta. Virgilio Dávila se anticipó a este tipo de poesía. Dejó constancia de ellos en dos pequeños poemas en que contrastaba el pasado idílico y feliz del jíbaro, con un presente turbio y doloroso. Se titulan Ayer y Hoy: AYER
En el monte o la llanura su terrón y su bailía; en el terrón, su plantío: café, tabaco, verdura.
y su vaquita lechera, y sus aves ponedoras, y sus puercas paridoras,
y su yegüíta ligera.
Como ninguno frugal, con ese débil caudal, ágil, alegre y morocho, nuestro jíbloro vivía antes de aquel turbío día del a,io novCIlta y ocho.
HOY ¡Y 10 que Ila vellido a ser
en este tiempo taca/io! ¡!:Jo es el jíbaro de Ilogai;o lIi una sombra del de ayer! Huér/ano de su terrón, cuando lo llama el pitirre aULa Guállica" o "La Aguirre", ,'ase a dejar el pulmón.
y el hambre siempre en su acoso, enfermo, triste, Ilaraposo, va muriendo lentamente, v en tallto a la bolsa extra,ia corre el oro de la caña con ímpetu de torrente.
Termina ese minero patrio de Aromas del Terruño con cuarenta y unas coplas sueltas en que Virgilio Dávila hace derroche de gracia y donaire, pero también de ironía punzante. La copla es una fonna estrófica popular, la canta el pueblo, pero también la escriben los buenos poetas: Lola Rodríguez de Tió, Luis Lloréns Torres y hoy Juan Antonio Corretjer. Don Virgilio era del pueblo y cantaba para el pueblo, según atestiguaba él mismo. Una muestra de esas coplas: Ni el ministro protestallte el día que tú me quieras, se Iza de quedar en el barrio ,sin coger su borrac/lera. Al morirme que me entierren en la tierra e,t qlle lIací, pues quiero darle a la tierra lo que ella me ha dado a mí. Tengo mi mujer, mi tala, lIIi puerquita tostoneá, cinco gallinas y un gallo. ¡Para qué quiero yo más! No me venga con fostroses, que nunca los he pasado: vellme con el seis de Andino y con las danzas de Campos. Cualldo del pobre boricua más que los I,uesos queden, los que hoy fabrican azúcar lIarán botones y peines.
110
Así cierra Aromas del Terruño con esta nota de profunda ironía sobre el destino del ser puertorriqueño nuestro poeta. Al año siguiente da Virgilio
Dávila otro tesoro poético a sus compatriotas: Pueblito de Antes, libro que ha tenido hasta la Cecha tres ediciones sueltas, una traducción al inglés, y una edición en conjunto en las Obras Completas de Virgilio Dávila, que ha publicado el Instituto de Cultura Puertorriqueña en su vasta y loable labor de diCusión cultural. Yo tengo mi propia interpretación de Pueblito de Antes. del que se ha dicho que el poeta tuvo influencias o reminiscencias de Julio Herrera y Reissig, o de tal o cual poeta español o norteamericano inclusive. Si se va a hablar de zonas de influencia habría que pensar en otro poeta hispanoamericano, Luis Carlos López, autor del poemario Mi Villorrio (l908), y Hongos de la Riba, donde el barbero del pu~blo, el alcalde y otros tipos pueblerinos desfilan como en Pueblito de Antes. Pero no es hora de pasar juicio sobre influencij\s. Es la hora de la verdad de un gran poeta que se llamó Virgilio Dávila. Pueblito de antes es, para mi, nada más ni nada menos que una elegía del poeta. Una elegía en que se canta al pasado, a veces con ironía, con desenCado, o en forma incisiva, pero con una ternura subyacente en que el poeta echa de menos todo lIn mundo tradicional, en que las viejas costumbres cuajaban vivas y en que la tradición era la razón de ser del hombre puertorriqueño. Criollismo urbano tituló el crítico Antonio S. Pedreira ese trozo de patria que da el poeta en su.libro: el pueblito de Toa Alta del último tercio del siglo pasado, dorado por el recuerdo, donde vivió y pasó su adolescencia el poeta. Siguió don Virgilio Dávila la tradición de nuestros grandes costumbristas, iniciada por el doctor Manuel Alonso Pacheco en El Gíooro, donde figura una galería de tipos parecidos a los de nuestro poeta. Eran los que constituían la sociedad puertorriqueña, definida ya e inmersa en la historia, que habría de cerrar el ciclo del costumbrismo decimonónico. Esta galería de tipos que se inicia con la descripción del "pueblito chiquito y pintoresco", constituida por el cacique, el alcalde, la cacica, el boticario. la alcaldesa, el cura, las comadres, el médico, el maestro, el poeta, el sabio y en que también figura como personaje el poeta mismo en varias ocasiones memorables como fiestas de guaro dar y fiestas campesinas, es el pueblo que desaparece con el nuevo tiempo o con la nueva vida que marca el paso a los puertorriqueños desde el año 1898. Un crítico perspicaz, el escritor don Emilio S. Belaval, supo ver en un estudio de dos sonetos de Pueblito de Antes, cómo ahondaba Virgilio Dávila en la vida de su pueblo y ofrecía una visión, la visión de desesperanza que hemos querido subrayar en esta conferencia que ofrecemos de su poesía. 9
Citemos las palabras de Belaval: "Es la hora muerta, una hora de inercia en nuestros pueblecitos de antaño. Mediodía, sol, expulgo casero. Ambos sonetos; Mediodla en la Plaza y Mediodia en el Hogar, son voces muertas de un pueblito que se ha echado a dormir confiado en su historia. Despiertan esta hora de mansedumbre caldeada una cabrita blanca que pone su blanco manchón en el zócalo del templo, y una gallina clueca que llama a sus polluelos "porque en un palo viejo encontró un alacrán". Has~ el alacrán muere en esta hora fermentada, de trópico· avieso, en que el criollo siempre ha creído que la historia se detiene en lo que él acaba de dormir la siesta. Por el mediodía de este pue.blecito que dormita confiado en su destino, pasa un signo agorero: es un guaraguao, ágúila de nuestra maleza, que como todas las águilas tiene puesta su esperanza rampante en los pueblos dormidos". Decía don Virgilio Dávila que el trabajo hecho por el escritor Belaval era la mejor interpretación que se hacía de su libro Pueblito de Antes. Este trabajo fue leído en un homenaje a don Virgilio. el año 1939.
Epilogo Creemos que el ciclo de producción poétiéa homogénea y unitaria en cuanto a temas y actitudes vitales en el terreno de lo patriótico y telúrico de Virgilio Dávila se cierra con Pueblito de Antes. Hacemos este epílogo interpretario porque hacia el año 1928 apareció un pequeño volumen de nuestro poeta titulado Un libro para mis nietos, donde figura un poema cuyos últimos seis versos dieron base a una interpretación espectacular de la poesía aludida. El año 1946 un intérprete de la poesía virgiliana vio en el cantor de la patria un caso de regresión en sentimientos e ideales. Citamos del aludido intérprete: "Pide en este poema que surja un nuevo astro en la constelación de las cuarenta y ocho estrellas de los Estados Unidos. Termina pidiendo al pueblo una bendición para el que creyó su pastor. A esta nueva orientación en lo político es a lo que hemos llamado regresión. Es ciertamente un viraje brusco en lo que concierne a su credo patriótico anterior." El volumen Un libro para mis nietos consta de cuatro secciones tituladas Versos sencillos, Cantos Escolares, Siempre Vivas y Apéndice (uso de las letras de dudosa escritura). Propiamente versos para sus nietos son los de las secciones Versos sencillos y Apéndice, porque Cantos Escolares eran versos para los niños puertorriqueños, a los que Braulio Dueño Colón puso música, y eran cantados en las escuelas de Puerto Rico en lustros anteriores a la publicación del libro. Entre ellos figuraban 10
La Tierruca, ya comentado, El Mangó, La Vuelta a la Escuela, Las Vacaciones y el poema Himno Re· gional que cierra con los versos siguientes: No importa que aferrado a mi bandera pueda la muerte recibir, que dar la vida en aras de la patria. eso no es muerte... Eso es vivir. La última sección del libro, Siempre Vivas, es en la que aparecen los seis versos que dieron margen al comentarista de don Virgilio para calificarlo como poeta regresivo en patriotismo e ideales. Esta sección de Siemprevivas había sido publicada casi íntegra en el primer libro del poeta en 1903, bajo el título de Semblanzas, porque consistía de sonetos donde elogiaba a figuras admiradas por él: Lola Rodríguez de Tió, Federico Degetau, Manuel Femández Juncos, José de Diego, Luis Muñoz Rivera, Salvador Brau, José Severo Quiñones y José Celso Barbosa. El poeta añadió algo a las semblanzas de Muñoz Rivera y Barbosa, próceres de su admiración, en el nuevo libro. Muñoz y Barbosa habían muerto, el primero en 1916, y el se.gundo en 1921. La adición a la semblanza de Barbasa resultaba curiosa, porque consistía de dos partes: una titulada Lápida y un romance eneasílabo titulado La Estrella. El romance era alegórico y en él aparecía Barbosa como un pastor de almas, enamorado de una constelación de cuarenta y ocho estrellas, que pedía a Dios que hiciera surgir un nuevo astro para su pueblo. Dios le concedía al pastor la merced de buscar los elementos del nuevo astro, así como la lumbre, que conseguía después de un largo peregrinaje y sacrificios, re· tomando a Dios para entregarle la lumbre que constituiría la nueva estrella. Ahí termina la leyenda del pastor, leYl:uda objetiva, bella, pero impersonal. Donde vio el comentarista el pecado de la regresión de don VirgiJio fue en los seis versos siguientes, que aparecen después de dos líneas de puntos de espaciación:
¡Eleva el alma, borinqueño! ¡Bendice, pueblo, a tu pastor! ¡Gracias a él, verds alzarse el refulgente. y nuevo sol que dard luz a tu sendero, desde la gran constelación! No creemos que don Virgilio claudicara sus ideales de toda una vida con la estrofa antes dicha. Seis simples versos dedicados a un amigo entraña· ble, versos también alegóricos, no pueden derrum· bar cuatro libros de poesía excelsa, que constituyen toda una vida en defensa apasionada de la patria, la tradición, la lengua y la identidad puertorriqueña. Después de Un libro para mis nietos, obra he· terogénea, casi de ocasión y poca creación artísti-
ca, enmudece la lira de Virgilio Dávila. El silencio sella sus labios, que' solamente se abren para solazarse en decir un largo poema autobiográfico en la. reuniones familiares y de amigos: He escrito cuatro libros de versos, unos buenos, y los otros mejores, si vale mi decir:
Patria, Pueblito de Antes, Aromas del Terruño, y Viviendo y Amando, que ruedan por ahí.
Pero ya no hago versos ni malos ni peores, porque como diria un poeta ramplón, "ya se han mustiado todas las ilusiones mías; el ave de mis sueños sus alas ya plegó". Hoy vivo retirado del mundo, donde sólo alegrías y puros afectos coseché.
y segUIré andando contento mi camino hasta que Dios me llame a su regCJl.o. Amén.
Dios le llamó a su regazo en la madrugada del domingo, día 22 de agosto del año 1943. Por lo que toca al mensaje total de su poesía, me parece que es hora de que la sintamos y meditemos. Si he titulado esta conferencia La. Actualidad de Viro gilio Dávila, es porque creo finnemente en que vivimos unos tiempos similares a los tiempos de que Virgilio Dávila habla en ella. Que su lectura despierte nuestros sentimientos y nuestro entendimiento. Es el mensaje de uno de nuestros gran· des poetas, poeta puro y sincero. incapaz de claudicaciones y venalidades.
Elegía de Reyes POR VIRGILIO D.(VlLA
Ahora es igual que los otros el que fue nuestro gran día. ¡"Ay! ¡"Madre Melancolía! ¡Que ya no somos nosotros!
TIEMPOS ATR.(S, AlI ACENTO
del tiple y de la maraca, saltaba yo de la hamaca entusiasmado y contento. Mas ahora salir no intento ni en el mejor de mis potros; que el reyar para nosotros no es lo que enantes solía. ¡Ay! ¡Nuestro clásico día ahora es igual que los otros!
-
{Q.. .: .
lE I{--
¡Llora! ¡Llora, corazón que ves pasar al olvido lo que en nosotros ha sido encanto, dicha, ilusión!. ¡Ya se fUe la tradición que más nuestros nos hacía! ¡Ay! ¡Madre Melancolía!' ¡Que ya no somos nosotros! ¡Ahora es igual que los otros el que fue nuestro gran dial Ya en el batey no me espera para ser mi cumarracha la decídora muchacha fresca, linda y sandunguera.
:12
Ya la copla lisonjera no bulle en la mente mla. Ya no fulgura este día como en los años que fueron ... ¡Ya los Reyes se murieron! ¡Ay! ¡Madre Melancolía! Asoma ya el seis de enero que antaño aguardé impaciente para montar diligente en mi chiringo jobero. ¿A qué salir al sendero si en él no piafan los potros? ¿Si ahora, es igual que los olros el que fue nuestro gran día? ¡Ay! ¡Madre Melancolía! ¡Que ya no somos nosotros! De Aromas del Terru;¡o
13
POR V,IRGILIO DÁVILA
Es
L P EDLO eH IQUITO, y ALEGRE Y PINTORESCO.
SU treintena de casas de antigua construcción y algunas nuevas. Todas pintaditas al fresco, y unas, con antepecho; las otras, de balcón. En el medio, la iglesia, de ligeros perfiles, con su media nOlranja de subido punzó, ostentando orgullosa en dos torres gentiles, en una, las campanas; en la otra, el reló. A compás de la iglesia, la placita cuadrada, que simula por mayo una alfombra floreada. (En el centro, ella tiene un viejo f1amboyán.) ¿Lo demás? Los bohíos, hogar del desconsuelo, por detrás de las casas, pegaditos al suelo, como si en ocultarse vincularan su afán ... Del libro Pueblito de Antes
14
Funeraria POR VIRGILIO DÁVILA
M 1 CADÁVER NO QUIERO LO ENCIERRE Ataúd de nogal ni de pino; Que en los bosques que tiene mi patria, Esos árboles nunca se han visto. Aserrad Aserrad un ¡Yo quiero De
la caoba o el cedro; árbol que aquí haya nacido... una caja hecha de madera los bosques míos!
¡Yo quiero que todo lo que me circunde De la muerte en el triste recinto, Provenga del suelo, del suelo adorado Que da a mis pulmones el aire que aspiro!
15
Nostalgia POR VJRGILIO DÁVlLA
"¡Mamá! ¡ BorínqllelZ me l/ama! ¡Este país no es el mío!
¡ Borínquen es pura flama, y aquí me muero de frío!"
TRAS UN FUTURO MEJOR
el lar nativo dejé, y mi tienda levanté en medio de Nueva York. Lo que miro en derredor es un triste panorama, y mi espíritu reclama por honda nostalgia herido el retorno al patrio nido. ¡Mamá! ¡Borinquen me llama! ¿ En dónde aquí encontraré como en mi suelo criollo el plato de arroz con pollo, la taza de buen café?
¿En dónde, en dónde veré, radiantes en su atavío, las mozas, ricas en brío, cuyas miradas deslumbran? ¡Aquí los ojos no alumbran! ¡Este país no es el mío! 16
,
I I
Si escucho aquí una canción de las que aprendí en mis lares, o una danza de Tavárez, Campos, o Dueño Colón, mi sensible corazón de amor patrio más se inflama, y heraldo Que fiel proclama este sentimiento santo, viene a mis ojos el llanto... ¡Borinquen es pura flama! En mi tierra, ¡qué primor! En el invierno más crudo ni un árbol se· ve desnudo, ni una vega sin verdor. Priva en el jardín la flor, camina parlero el río, el ave en el bosque umbrío canta su canto arbitrario, y aquí... ¡La nieve es sudario! ¡Aquí me muero de frío! De Aromas del Terruño I
, I
/,
,
, 1/
No des tu tierra al extraño POR VIRGILIO DÁVILA
No des tu tierra al extraño por más que te pague bien. El que su terruño vende vende la patria con él.
DIOs,
EL MUNDO CONCLUIDO,
tiróle un beso al azar; y el beso cayó en el mar, y es la tierra en que has nacido. En ella formas tu nido, de amor rendido al amaño; ella un año y otro año te brinda con su tesoro; ella vale más que el oro. ¡No des tu tierra al extraño! Mira sus campos. Arriba es ornato de la loma la breve y fragante poma del café, púrpura viva. Fruto que la mente aviva y es del criollo sostén al par que orgullo. Si hay quien, extraño, quiera tu suelo, que no se colme su anhelo por más que te pague bien.
18
De sus llanos la grandeza admira la gente extraña. En ellos canta la caña la canción de la riqueza. Como una enorme turquesa. allá el tabacal se extiende. ¡La imaginación se enciende ante ese cuadro admirable! ¡Qué bajo y qué miserable el que su terruño vende! En la playa el cocotero, con su penacho elegante, es asombro al navegante y tentación al logrero.
,/
./
/f '/ ...-../ .,//../ ./
.--~
No des por ningún dinero ./...-/ tu pedazo de vergel. ' ./'~ que eres tú patriota fiel -;::/,/ Y de legítimo cuño, ,. y el que vende su terruj).e'" vende la patria con él.
e
Carta jíbara a Virgilio Dávila Por
GUILLERMO GUTU!RREZ
una cosa es ser joven y otra muy distinta dejar esa tú sabes lo atareado que estoy poniendo en juventud (y los huesos) en nuestras carreteras. Si orden las cosas del espíritu. , tú me preguntaras, yo te dlría que la única razón Ya tú debes de saber que la Feria del Ubro (que para proceder asl, es que ellos no tienen algo "natodavía se celebra en Puerto Rico) ha sido dedicada ble" en que canalizar esa fuerza avasalladora que , poseen. a ti. No sI! por qué no se le dlo más despliegue a tus No voy a tomar mucho de tu tiempo, pero quieobras en una Feria que precisamente se dedicaba a ro dejar algunas cosas "en claro". Cosas a las que recordarte. tú le has dedlcado tu existencia. ¿Recuerdas los palNo es que no se te hiciese justicia, es, simplemares de nuestras playas? Fueron arrancados. ¿Sao mente, como que no se le "podía" dar a tu figura bes por qul!? Porque temían que un coco fuera a la dimensión que realmente tienes en nuestro país. caer sobre la cabeza de algún turista. Atlemás, ha· Como hace tiempo que no estás por acá, quiero bía que "hacer espacio" para esos hoteles que tanto contarte algunas cosas. aire de gran ciudad nos están dando. Perdona si no uso el lenguaje de nuestra monta· Otra cosa que extraftarás es que ya no tenemos ña (el jíbaro), pero es que ahora los literatos lo bohíos. Esas cosas antiguas ya no "se usan". ¿Para qué? Ahora estamos urbanizados. usan para demostrar nuestra cultura y la forma en que nosotros hablamos. Quizás te alegre saber que hoy mi vieja me rePor eso te hablo en esta lengua, que aunque es cordó que ella me dormía con el arrullo de tus can· la nuestra, no se lleva en los labios con el mismo ciones y todavía las recuerda como el día en que tú fervor que la llevüon nuestros ab~elos. las escribiste. IY pensar que hoy no se escuchan El "progreso" en nuestra Isla sobrepasa el cálcucasi, porque "están pasadas de moda"l lo de todos los políticos. La música de ahora es distinta. Si vienes "por Tenemos millares de "drogadictos", muertes en acá" no se te ocurra hablar de décimas ni de aguI. las carreteras, robos, asaltos, y una entrada "per. naldos. "Esas son cosas de jíbaros," Y los jíbaros cápita" que sobrepasa la cuenta del siquiatra.. de esta tierra ya no son lo que tú conociste. Quiero que sepas que existen nuevas autopistas Espero que con esto no te sientas nostálgico. Sin -resplandecientes lenguas de concreto- donde el embargo, Virgilio, esta es la verdad. Mira, a tal grao hombre puede correr hasta la muerte. Si es que la do ha llegado la descomposición de valores, que ya paz eterna se logra de este modo, los autos son el niegan la tierra que les vio nacer. mejor medio que se usa en tu tierra para conseSi estuvieses aquí, escuchadas a uno de tus jí· guirla. baros decir: "yo no soy puertorrlquefto". Lo dice, Si tú vieras, Virgilio, cómo corre nuestra juven. Virgilio, en la lengua que mamó de la noble Espa. tud. Son unos ases de las autopistas. (Cuidado, imña. "Parado en un sol antillano" que le quema el presor, que dije ases y no asesinos). No es que yo espíritu. Y así y todo, niega el origen de su ser. ¿Te les critique, como sé que tú tampoco lo harias, mas lo explicas? VIRGIUO, PERDONA QUE NO TE ESCRIBIBSB ANTES, PBRO
20
Si viviese el bardo de Collares, el sran Llort!nl Torres, diría: ¡Qué ver¡Uenza, Vlr¡Ulo, qut! ver· gUenzal Tú siempre quisiste ser un hombre "de letral", hombre de patria, yo creo que 10 has lo¡rado. Sino, que recuerden tu "Puebllto de Antes", tu "Aromas del Terrufto" y tUI dt!clmas olorolu a tierra, a vida, a mujer. Tu obra ;es arande, Vir¡ilio, pero es más srande la falta que nos haces. ¿Por qu6 no te alzal, como antes, para darle a tu pueblo la razón de su ler? A veces yo repito contl¡o: "Ay, madre melancoHa, si ya no lomos nosotros." Esto me pasa cuando escucho elal co..s que no entiendo, que nadie en· tiende, pero que aun alí van minando la musicall· dad de nuestra len¡ua. Ya t\\ sabes 10 de "Santa CIó". Lo ponen en "Speclal" en el mel de diciembre para hacerle una competencia desleal, deshonesta, a nuestros "Reyel Ma¡os". Triste, muy triste, Vir¡illo. En cuanto al problema poUtico de nuestra lila, ya está resuelto. A uno de nuestros líderes, con una aran visión momentánea de la realidad del día, le le- ocurrió implantar un Heltado" que ha Citado en estado desde entonces. Arrles¡4ndome a que no las publiquen, pero la· blenda con el carlIio que t\\ las rec:lblrfas, te envio unas dt!clmal jíbaras. Dt!clmal que Ion de un jíbaro a otro jíbaro. Si estas letras lle¡an a ti, podemol asradecerlo al Instituto de Cultura Puertorrlquefta, que, como t\\ labes, Virgtllo, es el ¡uardlán de nuestra voz y canto. No quisiera terminar esta carta lin Incluir ela cuarteta tuya que tanto nos inlpira y que dice:
Y aquí van l.s ddclmas que te ofrecí, Vlr¡llIo: Coml,nzo a Jublr la loma que .1 coraz6n m. J.#lala 1 vúlumbro alld ,n la tala un eJp./úmo qu, lUoma. Cruta .1 aire una paloma '1 dútra. al camlnant. y 10, qu, "0'1 un conltant. lnda,ador d, caminoJ m. d.t.n,o ante 101 trlnol d.l IJqu.,.to dutant•• Cantan pdlarol atraflol ,n la rama d" I.n,ua/,. ¿Y qu~ Jlrd d,' paúa/. que J' duma'1a ,n los aflol? Cuando lUcl.ndo 101 p.ldaP/os d, mi bosca/. querido pl,nso que lo r~eorrldo peJa mdJ ,n mi I,ntir. Vlr,lIlo, /'1 por qu~ morir a la dlclma y al nido? Ll,vo .n mu 0101 d, hombre .1 palsal' maP/anero 1 ,1 cdntleo d.l lucero qua tarareaba tu nombre. No es I.ttra#fo que m. lUombra al "er tu campo 1 pradera rotol por la ca",t.rtl dond, .1 hombra JI limita. Vlr,lllo, ¡t. ",ealttl ."t,' pu.blo y su banderal
Halta el ,cielo, Virsilto, y que Dios te bendiga. Te recuerda, GUILLBRMO NUABZ
¡Bres td lo que adoro, lo que d,lflco,
f.o qua con toda ,1 alma da mi ser v,neral
¡Yo nG t,n,o mds patria qu, Puerto Rico, Ni quiero mds bandera qu, su banderal
San .Juan, Puerto Rico. S de mayo de 1969
21
El
~'Pueblito
de Antes" en tres etapas de la vida de Virglio Dávil~ Por CARLOS
E DICE OUE LO QUE MÁS PERDURA EN LA IMAGINACIÓN
S del hombre es la impresión captada durante los
primeros siete años de su vida. Esta afirmación cobra realismo en la vida del gran poeta telúrico Virgilio Dávila quien nació en el pueblo de Toa Baja el día 28 de enero de 1869. La aldea nativa, con su Iglesia y el montón de casitas acurrucadas a su alrededor, se adhirió tanto al recuerdo del niño que le dio el tema para el libro que es hoy un clásico de nuestra literatura, el bello y sugerente Pueblito de Antes en cuyas páginas palpita nuestra· herencia cultural y desde las cuales nos llega la voz pura del espíritu de la raza. Esa impresión de la niñez alborozada de los primeros siete años del Poeta se reafirma con la impresión de Gurabo, aldea noble del ejercicio pedagógico y de Bayamón, el escenario definitivo donde cuajó la recia personalidad del cantor criollo. y en donde se n:alizaron sus más caros sueños. Los pueblos de América surgieron con motivo de los nuevos cultivos. según el decir de JOS(: Vascancelas y así. a lo largo de nuestra cordillera central, florecieron al margen de los grandes cafe· tales y en la costa, como consecuencia del cultivo de la caña. Cerca del trapiche se file alineando el caserio y según el trapiche evolucionó hasta con· vertirse en poderosa central aJ'llcarera, fue creciendo el pueblo y luego la ciudad. Toa Baja, que desde el año de 1797, según Pierre Ledrú, en su libro "Via· je a la Isla de Puerto Rico", tenia una población de 2,597 habitantes que vivían de la pesca que obtenhm en la desembocadura de sus ríos, se prdyectaba ya como un gran fundo cañero. Tenia una población mayor a la de Bayamón y sus tierras fértiles y Banas prometían tiempos mejores en las cosechas del nuevo cultivo. 22
ORAM,\
PADILLA
Siguiendo la evolución histórica de la aldea que meció la cuna del cantor de nuestras tradiciones es de orden recordar aquí lo que nos dice el historiador Abad refiriéndose a la misma en su "Historia Geográfica. Civil y Natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico": .. Siguiendo el curso del río, a poco trecho, se entra en la ribera de Toa Baja. que es una de las más desmontadas, llanas y hermosas de toda la Isla: se extiende hasta la bahia de Puerto Rico, cuasi tres leguas de tierras excelentes para la cosecha de todos frutos; pero sólo siembran maíz, frijoles y otras legumbres; tie· nen algunos trapiches, y el ingenio de don Agustín de Losúa en que se saca el mejor azúcar yaguardiente de la isla, bien sea por la inteligencia del sujeto o por la mejor calidad de la tierra". Más adelante dice el mismo historiador. Fray Iñigu Abad: "La iglesia de Toa Baja es decente y.la más bien alajada de toda la isla". Invilamos al oyente a no olvidar este detalle de la riqueza de esta iglesia la que el historiador llama además· la más antigua de la isla. A juzgar por las informaciones que anteceden y por las que nos suministran otros historiadores. don Salvador Brau entre cHus. ya para el 1869 Tua Baja ofrecía en su aspecto físico la estampa del plleblito de antes que Virgilio Dávila inmortalizó en su famoso libro. Tenía Toa Baja su ingenio azucarero. su iglesia, su treintena de casitas y su vistoso f1amboyán en plena floración. En un ligero análisis que de esta captación del poeta hace don Emilio S. aelaval especula sobre cual es realmente el plleblito que Virgilio Dávila describe en su soneto inicial. Indudablemente impera ahí la. siluda de Toa Baja pero no ·se debe descartar la idc:l de que el poeta incorporara al mismo algún pl:rf1l de
las otras dos aldeas que fueron el escenario de su "ida posterior a la captación del cromo original, la estampa del caserio perdido entre el verde de la vega ondulante que circunda el Toa. Dice así el soneto que sirve de pórtico al libro de r~ferencia: Es el pueblo chiquito y alegre y pintoresco: su treintena de casas de antigua construcción, y algunas nuevas. Todas pintaditas al fresco, y unas, COn antepecho; las otras de balcón. En el medio, la iglesia con su media naranja de y ostentando orgullosa en en una, las campanas; en
de liguas perfiles subido punzó, dos torres gentiles la otra el reloj.
A compds de la iglesia, la placita cuadrada, que simula por mayo una alfombra floreada. (En el centro ella tiene un viejo Ilamb·oyán.) ¿Lo demds? Los bohios, hogar del desconsuelo. p:Jr detrds de las casas. pegaditos al suelo como si en ocultarse vincularan su alán...
La primera edición, publicada en el año de 1917, lleva en la carátula un dibujo de Julio Raimundi. un humilde pintor de la época y de quien me ocupé en una crónica que apareció hace algunos años en el periódico El Mundo. El dibujo, un poco rus· tico, revela la falta de técnica del pintor, pero recoge con fidelidad la estampa rural de nuestros pue· bUtos del último tercio del siglo diecinueve. Recoge la estampa que captó el niño que a los siete años de edad le dijo adiós para ir de la .mano del padre hacia campos más úberrimos, hacia tiempos más prometedores en sus ansias de superación. Segura. mente que allí, en la aldea nativa, conoció el niño a los personajes que alientan en sus versos como el cura, el barbero, el médico, el sacristán y otros. El maestro es su padre y sabe de su tragedia como objetivo de la intolerancia del Gobernador Laurea· no Sanz que descargó sobre el magisterio nativo todo el odio de su mal gobierno. Un tío del poeta, según apunta don Emilio S. Belaval, encabeza una lista de mambises del gobierno castrense que padecíamos. El padre del poeta, don José Ricardo Dávila, nació también en Toa Baja en el año 1834 y fue, como hemos dicho, maestro de vocación. Trabajó como tal en San Juan, Vega Alta, Vega Baja y Toa Baja y fue, mientras se desempeñaba como maestro en la escuela pública del régimen español, que sufrió bajo la tiranía del General Sam. Al dejar la escuela gubernamental pasó a enseñar en un colegio de su propia regencia en el pueblito de Toa Baja en donde procreó toda su familia de la que Virgilio era el único varón. Al mudarse a Bayamón, llevan· do de la mano al futuro cantor de Puerto Rico, te· nía en proyecto establecer su colegio en este pueblo que por su riqueza y cercanía a la capital
ofrecía un .mejor porvenir para su familia. Su coleo gio, establecido en la calle La Palma (hoy Dr. José Celso Barbosa) funcionó hasta el año de 1882 y en él estudiaron algunos compatriotas que más tarde se distinguieron en distintas disciplinas del saber como don Manuel Fernández Umpierre y los hermanos Manuel y Guillermo Fernández Mascaró, este último. combatiente de la Guerra de Independencia de Cuba y diplomático al servicio de la vecina repú. blica antillana. Años más tarde recibieron también instrucción del viejo maestro el Dr. Manuel Dueño Colón y el Ledo. José Pesquera Dávila, quien ocupó la Comisaría de Puerto Rico en Washington. Tal como hemos informado, al arribo del i1us· 1re educador a Bayamón, acompañado de su fami· lia, éste era sencillamente una aldea un poco más grande que Toa Baja con una situación geográfica más ventajosa. Fundada en el año de 1772 había progresado muy poco al arribar al primer centena· rio. De acuerdo con la historia de la aldea, escrita por el Dr. Agustín Stahl, su extensión se limitaba a la iglesia levantada cerca del Alto del Embarca· dero que iniciaba la salida hacia San Juan por las aguas del Río Bayamón, unas cuantas casas a su alrededor y la plaza que seguía el patrón de todas las plazas de Puerto Rico. Hacia el norte se extendía la inmensa vega que surcaba el río y eran, tal como en el caso de Toa Baja. terrenos afectados por las inundaciones. A la margen de los ríos y muy especialmente por el Barrio Flor del Valle, se levantaban algunos trapiches que producían aguardiente y el azúcar crudo, que era el producto de la época. Los lanchones, que subían con mercaderías de la capital, luego de cruzar la bahia, bajaban cargados de frutos menores, casabe, carbón, leña, aguardiente, azúcar y frutas tropicales. También había, a la margen del río, fábricas de ladrillos que llamaban tendales. Los demás terrenos, los que yacían al sur especialmente, eran terrenos llanos y fértiles. Los primeros pobladores de la comarca, agricultores y comerciantes, eran asturianos, gallegos y canarios que junto a los nativos crearon una agricultura rica y un comercio próspero que probó ser de gran eficacia en el porvenir de la aldea. Nuestro poeta y toda su familia se integraron muy eficazmente a la nueva sociedad y fueron puntal de importancia en el progreso cultural y económico de Bayamón. Al· gunos de los Dávila fueron agricultores y otros comerciantes. Virgilio Dávila en su mocedad y. en los años maduros, fue también agricultor y comer· ciante habiendo sido tenedor de libros en algunas casas comerciales de su nueva residencia. Pero el Señor le tenía reservado otro destino, el de salvador de nuestra cultura como cantor de costumbres y tradiciones nuestras y captor de la imagen del pueblito de antes, la estampa polícroma del caserío 23
que va delde la aldea nativa hasta Sayamón y Gu· rabo. Luelo de estudiar primeras letraa con su padre, el Poeta pasó a estudiar en Santurce en el lnstltuto de Segunda Enseftanza que alU dlrl¡ian 101 Padre. Jelultal, colello en el que le matriculó en el 1880. Del colello le tralladaba todol los ftnes de .emana a Gurabo, la nueva relldencia patema. Fue en este pequefto pueblo en donde ae despertó la vocación literaria de nuestro compatriota por su contacto con don Matias Gonz'lez Garda, el es· forzado novelista cOltumbrlsta que nOI dejó en Carm,la y otrol Ubrol, el alma del paisaje puertorrlquefto y la alonia del jíbaro con IUS anlias, IUS problemaa de la ruraUa y IU vivir crlltlano, humll. de y fataUata. Con el elcrltor gurabefto VlrlUlo D'vlla Inicia proyectol literarios, forman una pefta pueblerina y realizan una labor de intlma latiltac· clón ya que a ambos lel llama y IUleatlona el ml.mo tema de la tlerra, el airo puertorrlquefto y IU deltlno. En el afta de 1885 obtuvo el poeta IU bachllle· rato en Artel y Ciencias y tres aftol mál tarde. en en el U88, alcanzó el ¡rada para ejercer el mali.te. rlo en Ja. elcuelas póbllca. de Puerto Rico. Hizo Ja pr4ctlca junto al padre en Gurabo y la herencia t'n el arte apoltóllco de la Enleftanza le alrandó Junto al viejo maeltro que vio con .atl.facclón al.....r.e en el hijo la profellón que tanto amaba. Ambo. mae.trol, eJ padre y el hijo, dejaron tanto en Sayamón como en Ourabo, ¡ratol recuerdol de IU habilidad, de IU alta dedicación en Ja tran.ml. Ilón del Saber. Ambol hicieron buenal Jas palabra. de don JaleS de la Luz y Caballero y ellal Je .Irvle. ron de lema a lo laflo de .u fecunda carrera como maoltroa: "Instruir puede cualquiera, educar lólo aqu'J que Jea un evanleUo vivo". Luelo que don Jo.' Rlcudo D'vlla preparó a .u hiJo debidamente planteó a la autoridades elcolarea de Gurabo IU deleo de fO,rOlar a Bayamón a IU viejo colelio, a empezar de nuevo IU mi.lón educativa al puebJo que le había aco Ido tan amabJemente al abandonar IU pueblo de Toa Baja. Era el afta de 1889, cuando el viejo maeltro entreló a IU hijo Vlral1lo la elcuela de Gurabo y con Ja elcuela, el alma de otro que con Toa Baja y Bayamón forma· rian la trllo,'a del luefto, el motivo de un canto de ¡Iorll que pJ.lmaría para 101 aftol del porvenir la eleena bucóUca de nueatro quehacer de ftnes de 11,10. Hay dOI poemal de Vlrllllo D4vUa que pertene· cen a elta eSpoca de IU formación podtlca que es forzado citar, uno por lo bloF'ftco y revelador de la vena humorJltlca del poeta, y el otro, porque delpunta en di al apallonado cantor de Ja mujer puertorrlqueftl, poema del amor puro, una tenden· cia conltant. en toda IU obra. Rl primero de eatol poemal lo elcrlbló en Bayamón y le eJcenlfica en
pu,""'o
24
parte en el viejo Puente de Hierro. lusar de cita de la muchltansa de la ~poca. Como apunt~ ante· riormente el poema blo¡r4ftco, eacrlto con Iraela y campea en el mismo la elesancla literaria que a toda au obra Imprimió el poeta de nuestros anhe. los. El otro el el poema del amor, Inllplraclón de la mujer que fue en Gurabo el motivo de los desvelos del blsofto maestro de escuela. Se llamó dofta Caro men Morales, IU primera esposa y Ja que le dio la mayor!a de IUI hljol. Desde el afto de IU nacimiento Ja vida de Viril· lio DávlJa transcurriÓ en un clima a¡ltado no sólo por 101 anhelol de libertad de nueltro pueblo, sino por la Introducción en Puerto Rico de Instrumen· tOI neceaarlos para su Implantación. Nació nuestro poeta unos mesel despulfl del Grito de Lares, nues· tra primera expresiÓn de rebeldia colectiva, que si no cuajó en realidad Ilrvló como elUmuJo a nue· val amblclonel Ubertarlal y hacia una proyección mál realllta en el último tercio del 11110 dleclnue· ve. Para la milma l!pOCI le Introdujo la imprenta y 8e empezaron a publicar 101 primeros periÓdicos. La Ubertad de los elclavos se hizo una reaUdad y mlentralla palabra Impresa Iba de un punto a otro de la lila con el mensaje de 101 hombres libres, ce· liaba en 101 barracones de los latifundios eJ lamen· to de una raza dlsna de mejor deltino. Se¡undo Rulz BeMI y Emeterlo Betaneel, dOI esforzados pa· ladlnel de la Justlcla, se hacían lentlr en el 'mbl· to IIJefto y en Elpalla, que a la vez relpondía a reformal de IU r6¡lmen 'lera mál propicia a ofr el llamado de los que bUlcaban nuevas rutaa en el delarrolJo poUtico· de la hlltorla. Para el afta de 1887, ya para terminar su carre· ra como mentor en el Cole¡lo de Jelultas en San. turce, VlraiUo D4vlla fue testlao del movimiento autonoml.ta en la lila. Rn Bayamón este movlmlen· to, que lacudlÓ la conciencia libertarla de 101 puer· •torrlqueftol, ya que era el ,rito de protesta de un pueblo Inerme frente al delpotllmo de unol malol ,obernantel, tuvo el relpaldo de ftsural promlnen. tel. Para dar una Idea de la mUltancla de elte movimiento en Bayamón el bueno copiar, del Ubro Hbtorla del Arlo 1887, del profelor Lydlo Cruz Mon· clava, la Ilsulente InformaciÓn del relato que él hace de lal expreliones y mlUtancla de algunos al· caldea de la lila en relación con 101 Uderes y actol localel del movimiento autonomilta: "Más hOltU aÓn fue el Informe del alcalde de Bayamón. don Eu¡enlo SantaeIJa, quien calificaba la poUtlca autonomllta de aer contraria al ¡obierDo: al partldo, de dílcolo e Irrelpetuoso: y de alquerolos· repUlel dedlcadol Ilempre a toda clale de maquinaciones contra nueatra querida madre Patria a IUI Uderes localel, don Antonio Fem'ndez Umplerre, don Fl·an. claco Muftoz, don Antonio Tlvó, don Hermólenea Barbosa, don Jo.6 Antonio Puentel, don Manuel
Maria Hidalgo, don Manuel Benito León, don Euclides Jiménez Moreno y don Agustín Stahl Stamm." Aunque para esos años de su formación profesional Virgilio Dávila no era político militante, conviene resaltar hechos y personajes de ese último tercio del siglo diecinueve para hallar así la razón de muchos de los cantos de rebeldía del distinguido cantor puertorriqueño. Se ha querido dar la impresión de que Virgilio Dávila fue un político in· condicional que pasó desapercibido frente a los desmanes de España y más tarde frente a los errores iniciales durante el cambio de soberanía. Nada más lejos de la verdad. No podía ser de esa ma· nera quien fue templado ffente a la injusticia y quien estuvo en contacto con espíritus rebeldes, hombres de avanzada en la lucha autonómica del país, como don Luis Muñoz Rivera, el Dr. José Celso Barbosa, el Dr. Agustín Stahl, don Román Baldorioty de Castro y don Manuel Femández Juncos. Eran hombres que admiraba el poeta y estuvo en contacto personal con la mayoría de eUos como hemos dicho por convivencia en Bayamón o Gurabo, por asociación de ideas o por colaboración directa en la brega intelectual, como en el caso de don Manuel Femández Juncos, el distinguido escritor asturiano que realizó en nuestro país una admirable labor cultural y política que conquistó para él el cariño y el respeto de todos los puertorriqueños. Virgilio Dávila hizo amistad con don Manuel Fernández Juncos a través de Matías González Gar· cía durante su residencia como estudiante y luego como maestro en Gurabo. El viejo periodista publicaba en San Juan El Buscapié, un semanario de tendencia autonomista y a la vez literaria que circulaba a través de toda la isla. En este semanario colaboraban los más sobresalientes escritores del país, entre ellos don José Pablo Morales, de Toa Alta, y otros que desde hacía tiempo venían impul. sando en el país las ideas liberales reformistas tan· to en las campañas por los pueblos de la isla como en- la asamblea de Ponce en el año 1887. Virgilio Dávila en realidad no fue un politico activo hasta principios de siglo. En esos días de la agitación autonomista estaba atento al estudio y a hacer es· bozos literarios, que consultaba con sus compañeros de tertulia en Gurabo y más tarde con el maestro asturiano. Pero nadie puede negar que la inquietud de la época y el pensamiento liberal de sus mejores amigos influyera" en muchos de sus versos, cantos de rebeldía, estrofas admonitivas y un camino claro de salvación de una cultura en crisis. La mayor parte de sus versos de fines de siglo los publicó en El Buscapi¿ como hemos dicho. Su asociación con el distinguido escritor astur-boricua la propició González García y fue una amistad larga y fecunda. El bisoño cantor fue su frecuente consultor literario y la orientación del maestro probó
ser buena. Virgilio Dávila guardó los más altos elogios para el maestro y la amistad profunda y sincera entre ambos, tuvo los fuertes lazos de la fa· milia, pues como tal se estimaban ambas, la del poeta y la del maestro y escritor español. Eran muchas y variadas las anécdotas de esa amistad que Virgilio Dávila gustaba de referir en sus días pos. treros. El maestro seria colaborador con Virgilio DáviJa y Braulio Dueño Colón de un volumen de canciones escolares, elaboradas con trozos de ópera, danzas puertorriqueñas y otros aires nativos y que sirvieron para moldear el alma de varias generaciones que en dichas canciones hallaron inspiración y perennidad en el recuerdo de los días escolares. Los dos poetas escribieron la letra y el musicólogo ilustre les puso la orla musical. Eran los días en que Bayamón se proyectaba en la isla como un gran centro cultural de faena iluminadora. Tres acontecimientos históricos se operan en Puerto Rico en el año en que Virgilio Dávila abandona la escuela para dedicarse a la agricultura y el comercio. En ese año de 1898, Puerto Rico goza por primera vez de un efímero régimen autonómico en el que figura, con el cargo de Ministro de Ha· cienda, don Manuel Fernández Juncos, el viejo amigo y consejero del poeta. Meses más tarde ocurre la invasión de Puerto Rico por las tropas ame· ricanas y el país pasa a desarrollar su vida bajo un régimen esencialmente republicano y bajo una nueva cultura. Virgilio Dávila atiende su finca en el barrio Santa Rosa de Guaynabo y, como hemos dicho antes, lleva los libros en una tienda que en la calle La Palma de Bayamón operan sus primos, Sebastián y Gaspar Dávila. Tiene treinta años de edad y es ya el poeta del verso de factura impeca. ble en el que alienta el amor acendrado a la tierra que le vio nacer, al paisano, que perdido en el agro cultiva sus tradiciones, y espera del Creador tiempos mejores. Es el poeta que deja oír la voz de profesta, que apunta la duda del futuro, que interroga a Dios sobre el destino de la Patria. Es, y él no lo sabe, el cruzado de la cultura, el hombre providencial puesto en medio de la historia para cantar las glorias de la raza y salvar, para las generaciones que se suceden, todo lo bello, todo 10 grande, lo inmortal y lo sublime que hay en la herencia hispánica. Es el destello de su libro Patria, el pri. mero de su fecunda obra y que aparece en el año de 1903, cinco años después del cambio de soberanía. A los treinta y cinco años de edad y en las pri. meras elecciones celebradas en Puerto Rico bajo el nuevo régimen, Virgilio Dávila fue electo alcalde de Bayamón rompiendo así la vieja tradición de mantener en ese puesto a hombres de edad madu· ra, figuras de barba luenga y porte majestuoso. El nuevo alcalde venía con el prestigio del poeta y 2S
del hombre dinámico que ejercía el noble queha. cer de la Enseñanza y que además era comerciante, agricultor y ciudadano que sabía proyectarse en varias disciplinas del deber ciudadano, entre ellas la de la sencillez, el espíritu democrático de la con· vivencia y un deseo sincero de servir a su pueblo de adopción. Lo había postulado' para el alto puesto el Partido Republicano fundado por el Dr. José CeJso Barbosa, el aguerrido autonomista de fines de siglo que buscaba a su pueblo una trayectoria nue· va a la luz de los nuevos gobernantes. Tanto los archivos municipales como los testi· gos presenciales de la época en que nuestro poeta sirvió como alcalde de Bayamón dan fe de la dinámica del hombre público y del buen servidor que fue el cantor de nuestras costumbres. Bajo su administración Bayamón dio los primeros pasos ha· cia un progreso que se materializó años más tarde. Virgilio Dávila gestionó para su pueblo la instala· ción de la luz eléctrica, se construyó una Casa Alcaldía que 60 años después sigue ·prestando servi· cios al gobierno municipal como sede de sus oficio nas y, además, gestionó para su pueblo las primeras industrias. Fue también, y ello por militancia propia, un gestor de la cultura plasmada en obra fecunda en libros, veladas y certámenes que hicie· ron historia en la vieja aldea. En Bayamón, y ,para esa época, se empezaron a construir grandes edificios para albergar las oficinas y talleres de las poderosas compañías america· nas elaboradoras de tabaco que dieron riqueza y esplendor a este pueblo en donde la clase tabaque. ra fue una aristocracia del trabajo por 10 fabuloso de sus salarios, el gusto refinado de su vida y su actividad en las nuevas corrientes políticas que agio taban al mundo. Bayamón comenzó a crecer al llegar a la vieja aldea tabaqueros y despalilladores de la isla y fue así como surgió la Calle Comercio, la Calle Toa Baja y Vista Alegre. Miles y miles de obreros hallaban el sustento en los talleres y el ambiente fue testigo de muchas y variadas agitaciones sociales y un afán del elemento obrero por ir imponiendo nuevos principios ideológicos bajo el liderato de don Santiago Iglesias Pan Un, un gallego cuyo nombre y militancia es parte iluminadora de nuestra historia política y social. Fue surgiendo también para esos años la que fue luego industria rica y de gran aprovechamiento para Bayamón, la industria empacadora de citrosas. Agricultores de los Estados Unidos, muchos de ellos soldados que habían llegado con las tropas invasoras, fueron comprando pequeñas fincas en Bayamón y pueblos aledaños y sembrándolas de too ronjas, chinas y piñas que, empacadas, eran vendi· das en los centros distribuidores de Philadelphia, Nueva York, Baltimore y Boston. Bayamón era en· lonces una aldea enclavada en medio de un gran 26
predio perfumado, de una inmensa arboleda cuaja. da de frutas y de flores. Ningún escenario mejor para la actividad de un alcalde poeta. En su visión del porvenir, y como adelantándose a la implanta· .ción de una modalidad' de la exención contributiva para las nuevas industrias, Virgilio Dávila como alcalde gestionó para que se cediera a la Puerto Rico Railway Light and Power Co., una compañía cana· diense que explotaba la fuerza hidráulica del Salto de Comerío, el uso del terreno en donde hoy están enclavadas las oficinas y las instalaciones generadoras de fuerza eléctrica de la Autoridad de las Fuentes Fluviales. La parcela, por gestión administrati· va y deseo suyo de colaborar en el progreso de Ba· yamón, fue cedida por don Ricardo Vela. La única condición exigida fue que en los trabajos de la como pañía se usara solamente fuerza trabajadora de Bayamón. Como dato curioso quiero señalar que por la mitad de ese terreno y con miras a usarlo en los proyectos de mejoramiento del Bayamón del futu· ro, el gobierno Municipal pagó el pasado año la cantidad de $350,000. Virgilio Dávila fue reelecto en el año 1908 y su incumbencia como alcalde de Bayamón duró hasta el 1911 en que hubo una disidencia dentro del Partido Republicano y fue electo el Lcdo. Manuel Gae· lán Barbosa. Nuestro biografiado pasó entonces a ocupar el cargo de Presidente de la Junta Escolar, lo que habla elocuentemente de su calidad como servidor público y la estima que por él sentía su pueblo. Hay dos anécdotas de esa época de su vida, una como propagandista político y la otra como alcalde. La segunda tuvo resonancia en los tribunales de justicia de Puerto Rico y entran en ella como actores los más ilustres escritores y poetas del país. La campaña en que Virgilio Dávila gestionó su puesto de alcalde, se desarrolló principalmente en los campos, ya que era allí en donde estaban los votos y en donde estuvieron hasta hace unos años atrás, antes de surgir las nuevas urbanizaciones y materializarse la gran concentración urbana. Se celebraba un meeting en el barrio Minillas de Ba· yamón y el tipo de campaña era poco más o menos como el de hoy: comida y bebida para todo el mundo, música jíbara para alegrar el ambiente y efusión en los abrazos con promesas de mejoramiento de la vida con nuevos caminos, medicinas y trabajo para los hombres de la ruralía. El día había transcurrido sin incidentes con el poeta como atracción mayor con su juventud, su disposición para el baile, su charla amena salpicada de anécdotas y su historial de autor de versos bellísimos y buen maestro de escuela. En medio de la algarabía de los discursos y los cohetes, Virgilio Dávila soñaba con que Ilegartl la hora del descanso luego del almuerzo y el café.
Llevaba el poeta en el bolsillo superior de su chaqueta un hermoso tabaco elaborado especialmente para él, una de aquellas fumas que los taba· queros elaboran para ellos con el mejor tabaco del Pflís. Ya terminado el almuerzo y en los labios el sabor y el perfume del café prieto, el poeta busca· ba la salida de la vieja casona para caer en el bao tey y realizar su sueño de sibarita. Un jíbaro saltó de un rincón y metiendo dos dedos en forma de tijerilla en el bolsillo indicado, sacó de allí el codi· ciado tabaco mientras decía: .. Don Velgilio, éste no se lo fuma usté." Y con una frescura natural y asombrosa le pegó fuego mientras esparcía en el aire el aroma embriagante. A los dos años de haber sido electo para un se. gundo término como alcalde de Bayamón, en mayo de 1910 para ser más exactos, se celebraron unas fiestas patronales que se consideran las más fastuosas en toda la historia de la ciudad. Entre otros actos se celebró un concurso literario que incluía Poesía, Ensayos Literarios y además, una biografía de don Román Baldorioty de Castro. Concurrieron los más connotados poetas y escritores de Puerto Rico, llevándose el premio de la biografía el escritor Pablo Morales Cabrera, de Toa Alta. La reina de las fiestas era Fellita Giménez, una joven de belleza extraordinaria, hija de don Alfredo Giménez, Administrador de Correos. Cuando las fiestas esta· ban en su apogeo se le ocurrió a unos presos que estaban en la Cárcel Municipal elevar una petición de indulto a la soberana, a 10 que ella accedió. Como la política es elemento que no pierde oportunidad, inmediatamente alguien informó al Procurador General del caso y éste, ni corto ni perezoso, ordenó el arresto de los presos fugitivos e incoó proceso contra el alcalde poeta, a cuya sombra la belleza, en la persona de la reina, había dado la libertad a unos infelices. Muchos de éstos, al saber de su inminente captura, habían huido a los cam· pos, así como el alcaide de cárcel Durelio Costoso. El proceso fUe de corte en corte hasta llegar al Tri· bunal Supremo y en las distintas etapas del mis· mo intervinieron intelectuales de la talla de Nemesio Canales, Luis Lloréns Torres, el Padre Juan Rivera Viera, de Humacao, y Rafael López Landrón. tres abogados y un cura. Los artículos literarios y poemas referentes al caso aparecieron en varios números de la Revista de las Antillas. de Canales y LJoréns Torres. una de las mejores revistas' de cuán· tas se han publicado en Puerto Rico. No sabemos el final del célebre proceso, pero nos parece que por respetable y grande que sea un alcalde poeta y por lo obligado que nos sintamos ante una belle· za de nuestro suelo, coronada reina. hay que recor. dar el viejo a(orisma, HLa Leyes dura, .pero es la Ley". Luego de la publicación de su libro Patria en
1903 hay un receso largo en la producción literaria de Virgilio Dávila. Es en el año de 1909 en que concurre por primera vez a un concurso literario y conquista la Medalla de Oro en las justas de la gaya ciencia auspiciadas por el Casino de Maya· güez. Su poema, La Canción del Pálido, subyuga por el encanto de su exaltación de la isla nativa, su belleza, su mar y su cielo, sus mujeres amorosas y nobles y. sobre todo, el tesoro de la herencia culo tural hispánica. Este poema, conjuiuamente con Embajada, dedicado a VilIaespesa, y Diciembre, se consideran los poemas más bellos del poeta. En la década del diez publicó sus libros Pueblito de Antes, Viviendo y Amando, y Amores del Terruño. Fue la época de su mayor vendimia, época de su consagración como el gran poeta de la tierra. el cantor de nuestros anhelos, de nuestra cultura y tradición. Es bueno anotar que al finalizar su in· cumbencia como alcalde, Virgilio Dávila pasó a ocu: par el cargo de Presidente de la Junta Escolar. un ambiente propicio para la buena labor que hizo dan· do a su poesía la fuerza educadora que tuvo éxito en la plasmación de un tipo de puertorriqueño soñador. orgulloso de su origen y firme en su trayec· toria hacia su mejoramiento social y político. En el 1927 publicó Virgilio Dávila su último libro, el cual tituló' Un Libro para Mis Nietos. En él hace ejercicios elementales de gramática para los niños y además, en forma sencilla. una exaltación poética de los' valores literarios y políticos del país. Es un libro que revela al maestro que había en el cantor puertorriqueño. Luego de este su postrer libro. regalo a los niños puertorriqueños, Virgilio Dávila entra en lo que podemos llamar su consagración como poeta. cantor y maestro, guía de su pue· blo, salvador de una cultura y prototipo de hombre cabal. ejemplo a seguir por quienes buscan el ca· mino recto de un vivir honesto y fecundo. Durante la segunda mitad de la década del treinta se hicieron nuevas ediciones de sus libros, Aromas del Terruño y Pueblito de Antes, con unas traducciones al inglés hechas por su hijo José Antonio Dávila, el fino poeta que nos dejó en Vendimia la espiga dorada de su inspiración. Durante esa época de su consagración, Virgilio Dávila recibió el homenaje de varias instituciones cívicas y culturales, como las escuelas de Bayamón, el Ateneo Puertorriqueño, la Universidad de Puerto Rico, la Asociación de Maestros de Puerto Rico y de los niños de Puerto Rico. en homenaje lírico inolvidable que el poeta atesoró como el más hermoso y conmovedor. Virgilio Dávila agradeció. en la intimidad con sus mejores amigos, el tributo que le había rendido Puerto Rico a través de diversos actos organizados, como hemos dicho, por distintas entidades representativas de la cultura y el patriotismo puertorriqueño. El poeta habia dicho en uno 27
de d~
l'oUS primeros poemas y que figura en cl pórticu su libro Patria:
Yo
puedo aspirar a que lu fuma "imllos; Gloria l'" su áureo templu me reserve un sit;o; más quiero que al murir quede ell el mundo, siquiera entre lus míos, tl/~o que obli~ue a recordar mi nombre... ¡Tenf;O I/orror al olvido! llU
t,
l'ollsa~re mí sus illmortales YIJ 'lO puedo aspirar a que la
Nu tuvo que morir el poeta para promover su con· 1>ugración y la realidad de quc nuestro pueblo sabe agradecer a quienes le sirven con fc y entusiasmo. Su verso sencillo, su orientación pcdagógica, su \'ida llena dc la gracia dc Dios, fue ese algo que él invoca y lo que no ha permitido que su nombrc sea ulvidado. A poco de morir el poeta cl 22 de agosto de 1943, se publicó una biografía suya y más tarde otra, salvando así para la posteridad la obra y la vida del ilustre cantor. Su nombrc figura en el pórtico d~ varios edificios escolares y un cascríu, en donde
28
residen lus humíldes a los quc él cantó con amor y fe patriótica, lleva también su nombre ilustre. En el 1964, una editorial puertorriqueña, la Editorial Curdillera, hizo una recopilación de su obra y la publicó, desde Patria hasta Un Libro Para Mis Nie· tus, para dclcitc dc los amantes de la buena lectu· ra y aún más para los que gustan de hurgar en la historia los orígenes de nuestro ser como pueblo, lo que hemos sido, lo que somos y lo que hemos de ser a la luz de esa trayectoria. Dos cosas altamente encomiables suceden con la hcrmosa exaltación de Virgilio Dávila: Puerto Rico se engrandece recor· dándole con el cariño, con el afecto y la admiradón de un pueblo agrndecido. No hay dudas de que se· gún pase el tiempo y haya más necesidad de hacer perdurar la esencia de nuestro ser como pueblo, más a menudo se irá al encuentro de Virgilio Dávi· la, como el hombre que Dios puso en medio de hi historia en una hora de crisis cultural. El hizo una ubra fecunda y toda ella obliga a recordar su nomo breo El horror al olvido había sido disipado en la mente del pacta cuando aún alentaba en nuestro parnaso. ¡Gloria a los pueblos agradecidos!
La tierruca POR VIRGILtO DÁVILA
E S EL MÓVIL OCEANO gran espejo donde luce como adorno sin igual el terruño borincano, que es reflejo del perdido paraíso terrenal.
Aquí nace el puro ambiente que respiro, y se asienta la morada en que nací, y ese sol resplandeciente que yo admiro, aquí nace, aquí brilla, y muere aquí.
Son de fáciles pendientes sus colinas, y en sus valles de riquísimo verdor van cantando bellas fuentes cristalinas, como flautas que bendicen al Creador.
De mis padres fue la cuna y ella encierra las más santas afecciones de mi ser. ¡Yo no cambio por ninguna esta tierra donde tuve el privilegio de nacer!
Primavera sus mejores atributos muestra siempre generosa en Borinquén. En los campos siempre hay flores, siempre hay frutos: ¡Es Borinquén la mansión de todo bien!
Es el móvil Oceano gran espejo donde luce como adorno sin igual, el terruño borincano, que es reflejo del perdido paraíso terrenal.
'NÚM. 22.
LA TERRUCA.
V'....... J)b...
""~/tpN"""'" ••
¡. \al • na
..
D. ... ~ . _
r.. ...
......
c.-_
JW por.
...
'1'
:¡¡.
==-•
p ¡.
\al
Do! por.dI .... JIll. n· r ¡Ea . . ·rloo .._ &II.ftelJIII. wt.Io~
,.,. DIe·"
..
.. ..
" le.
m·....
1 ...
t·':
Análisis de la crítica sobre Virgilio
D~vila *
Por MAIÚA ARROYO DE COLóN
1. Críticos de Virgilio Dávila
D ESputs DE RASTREAR TRABAJOSAMENTE POR LIBROS, revistas, periódicos, álbumes y almanaques para dar con la critica de la obra de Virgilio Dávila, nos sentimos inclinados a admitir 10 que, en tono quejoso, nos dijera su hijo José Antonio, sobre el estado general de la crítica nuestra. Cojeamos en esto todavía. En la obra de nuestros críticos. Su más estimable labor fue dedicada al estudio del arte forastero, y si alguna vez se dedicó al nuestro, fue' sin un plan premeditado y definido o sin una visión consistente de nuestro destino artístico. I
Cadilla de Martínez, sólo han reseñado alguno de sus libros o han lanzado con prisa de proyectil alguna opinión personaUsima.2 Significamos a En· rique Laguerre y a Emilio S. Belaval, por haber intentado un estudio más totalizador el primero, má's unilateral el segundo, ya que su fin excbJsivo fue el de estudiar la poesía de su poemario, Pueblito de antes. Vamos pues a encaramos con la crítica tal cual es.
lO
H
En consecuencia, preciso resultó que nos equipá. sernas de lupa para ayudamos en la tarea. Hemos tenido que echar mano de los prólogos, que no siempre punzan en lo más hondo. Si hiciésemos un recuento de los que de algún modo o de otro, se han ocupado de su poesía, quizás podríamos dar la impresión de que han sido muchos. Pero nos equivocaríamos, ya que algunos como Manuel Martinez Plés, despachaba el asunto en el limitado espacio de dos o tres Uneas; Matías González García recoge más visiones de su tiempo que de su obra: Romualdo Real se muestra más apologético que crítico; y los demás, con la excep.ción de Enrique Laguerre, Emilio S. Belaval, Cannen Rosa Díaz y María
..* Capitulo III de la obra .Vida y Obra
1'11.2-. 1.
d~
Virgilio Dd·
José Antonio Dávila. - ..La critica como orientadora de nuestra cultura-o en Ateneo Puertorriqueño, vol. IV, núm. 4, San Juan. P. R., octubre, noviembre y diciembre de 1940, p. 257. 30
2. Sobre lo regionalista u Estamos, según afinnación de Laguerre, frente a nuestro mejor representante de la poesía sencilla, regionalista, con anécdota."] Por otro lado nos topamos con una opinión en parte distinta en 10 que respecta el regionalismo. Cesáreo Rosa Nieves lo vio de esta manera:
"Al llegar al siglo xx, y al calor de nuevas corrientes modernistas del verso, se vislumbran anotaciones al paisaje puertorriqueño en las obras de Virgilio Dávila y Luis L10réns Torres, pero ninguno de los dos da la nota de completa objetivación hacia lo cual vamos encaminados."· Los aciertos que en esta apreciación pudiera tener Cesáreo Rosa Nieves parecen malograrse con el uso del término vislumbran, para señalar el paisaje 2. Todavfa no se ha publicado la obra de Carlos Orama Padilla. Aquf hay un intento de J'CQ)ger el consenso de la critica sobre la obra del poeta. (Este capitulo fue escrito cuando aún no se había publicado la obra de Orama Padilla. Ya se publicó.) Véase bibliógraffa. 3. Enrique Laguerre. - Ob. cit., p. 91. 4. Cesáreo Rosa Nieves. - Ob. cit., p. 167.
puertorriqueño en Virgilio Dávila, y en segundo término, por exigirle más objetivación de la que nos ha dado; aparte de que creemos que la objetivación completa estorba al logro del arte. Para opinar con !.aguerre o con Rosa Nieves, vamos a apoyarnos primeramente en la opinión del resto de sus críti· coso Emilio S. Belaval destaca el hecho de que el poeta. "está cómodamente situado dentro de su medio; más aún, forma con dos literatos más de su tiempo, con Miguel Meléndcz Muñoz y con Matias Gonzálcz Garcfa, una sólida trilogfa de nuestro tema criollo".' " aún añade: que- se puede concretar (con ellos) un ciclo de puertorriqueños".' ji
Recogemos los dos vocablos: criollismo 'Y puertorriqueñismo que fundidos nos parecen dar la mejor fórmula de regionalismo definido. No es posible que exista eso con sólo anotaciones al paisaje. Antonio S. Pedreira y Concha Meléndez indican sobrada objetividad en el regionalismo de la poesía de Virgilio Dávila, no sólo en lo folklórico sino además en sus descripciones y en la anécdota. Veámosle confimado por sus palabras: "Virgilio Dávila, cuidadoso y huraño, y Matías González Garcia, desaliñado y festivo, se sitúan frente a los temas jíbaros con un caudal de experiencias atesoradas en pleno campo que vinculan su producción en forma amena de recuerdos, en incidentes (olklóricos, anécdotas y descripciones que dan sentido histórico y documental a todo cuanto escriben," T
punto, a un solo sentir, al sentir de la región",' se acentúa al llegar a Aromas del terruño de la que nos dice en su reseña Rafael Montañez que • "que es una ofrenda más de Virgilio Dávila a la tierra amada, rendida en forma de honda inter·· pretación de sus valores étnicos, de fervorosa dedicación al esclarecimiento de entrañadas poten· cialidades"; • En síntesis, la obra le ha parecido al reseñista, "un jugoso cofre de ambrosía criolla. "10 Queremos participar de la manera de considerar este poemario, insistiendo en que lo criollo, siendo uno de los aspectos que mejor definen nuestra región, nos hace creer su regionalismo objetivo a todas luces. Este libro es ciertamente un pebetero de perfumes regionalistas. Ahí está el paisaje y el paisa. naje, sin demarcaciones de tiempo. Es de ayer y de hoy. Ahí está la jibarita y el jíbaro, el cafetal, el tlamboyán, la zafra, la central, las fiestas patronales, el bohío, el guapo del barrio. Escuchamos el cantar del pitirre, nuncio de la aurora, como de alegría, el del coquí, y hasta el choclá de la guinea. Por otro lado Pueblito de antes, desde el umbral de la obra, con ese pueblito de la treintena de casas" desflecadas por los bohíos arrivistas de los del inicio de nuestro éxodo. Sus tipos representativos del paisanaje siglo XIX bien podrían servir de reclamo constante a los pinceles de acuarelas o a los jóvenes del drama puertorriqueño. Veamos ahora un cuadro impresionista a la vez concreto de una vista parcial de nuestro bohío en Aromas del terruño. .. Al pie de la montaña, junto al rio, que le manda sus cantos a la brisa, de un platanar en medio se divisa el muy humilde y rústico bohío." IZ
He ahí una evidencia más de lo que intentamos esclarecer. Los adjetivos históricos y documental son a nuestro juicio, acertados epítetos para la clasificación de su regionalismo. Mayor objetividad no cabe dentro del marco de lo poemático, que eficacia y precisión de historia y documento. Nosotros habíamos tenido hasta aquí la opinión, y aún la sostenemos, que nuestro poeta, a fuerza de andar tanto por las vecindades de la realidad, irrumpe en lo prosaico, en algunos poemas. Ese regionalismo pal· pitante ya desde su primer obra, según apunta Ma· tías González Garda al prologarla, cuando se refiere a su particular estilo como convergiendo" a un solo
Mucha razón reconocemos que tuvo don Manuel Fernández Juncos cuando lo confirmó como
.5. Emilio S. Belaval. - Visión de un Pueblito de antes en la poética de Virgilio Dávila <critica mínima), en Ate~ neo Puertorriqueño, vol. IV. núm. 4, octubre, noviembre y dicicmbrc de 1940. págs. 296-305. Este trabajo sirve de prólogo al libro • Pueblito de antes-, en su segunda edición. 6. Ob. cit. 7. Antonio S. Pedreira )' Concha Mcléndez. - .Luis L10réns Torres, el poeta de Pucrto Rico_, publicado en El Mllndo, San Juan, P. R., 20 dc agosto de 1933, p. 6.
8. Matlas González Garcia. - .Prólogo dcl libro Patria-, de Virgilio Dávila, San Juan, P. R., 1903, págs. 34. 9. Rafael Montañez. - .Notas Bibliográficas., Puerto Rico Ilustrado Inc., San Juan, P. R., 13 de abril de 1940, vol. 31, núm. 1.569. p. 12. 10. Ob. cit. 11. .Pucblito de antes-, 3ra. cdición, p. 15. 12. Aromas del terruño. - p. 60. 13. Aromas del terruño. - 2da. edición, p. 102.
y este otro:
"lA palma real es un adorno en el solar puertorriqueño: luce la forma de un paraguas que tiene un mango gigantesco • columna hermosa y elegante (Obra del Mdximo Arquitecto) con un eÁtremo fijo en tierra y un verde toldo al otro extremo, de donde su saludo al día dice el pitirre mañanero." n
31
"el verdadero trovador de la campiña puertorriqueña n •14 En consecuencia, convencidos de haber encontrado el sentido auténtico de nuestra región en Virgilio Dávila, nos solidarizamos con Emilio S. Belaval y con Enrique Laguerre en sus respectivas apreciaciones: "En Virgilio Dávila el afán de pintar su tiempo es superior al afán poético." 11 de Virgilio Dávila, artística· mente logrado en Aromas del terruño y Puebli· to de Antes es su característica más notable." 11
"El
regjonali~mo
3. ¿Urbanismo o Ruralismo?
Emilio S. Belaval nos llama la atención hacia el hecho que le parece por demás curioso de que Viro gUia Dávila"se anticipa a una última modalidad de la literatura, de hacer lo que podríamos llamar una literatura urbana".17 Enrique Laguerre nos sale al paso con una ase· veración diametralmente opuesta. Sintetizando todo lo que había dicho sobre Pueblito de antes, con· cluye: "Virgilio Dávila es un poeta ruralista; conscien· te de que es en el campo donde está la mejor esencia puertorriqueña." 11 y aún con más claridad agrega: "El pueblito de Dávila es pequeño, con aspecto
rural más que urbano."'· Sólo estos dos de sus críticos han tratado ese aspecto de la obra de Dávila, razón por la cual recu· rrimos al texto para hacer las aclaraciones sobre este matiz de su creación en el que indicamos diversidad de opiniones. Con titulo de Portada, nos fran· quea Virgilio Dávila la entrada a su pueblito. Y con una advertencia que nos orienta sobre lo que vamos a encontrar, nos deja el umbral expedito para las confidencias. "Si por IlUmilde y franca mi musa borinqueiia,
la charla que te brinda tu corazón desdeiia, ya estás junto al bohío, no pases el dintel," ~ 14. Manuel Fernández Juncos. - .Juicio sobre Aromas del terruño-, Tip. San Germán Diaz Hno., 1916. p. 3. 15. Emilio S. BclavaJ. - .Prólogo del libro Pucblito de antes-, 3ra. edición, p. 4. 16. Enrique !.aguerre. Ob. cit.. p. 33. 17. Ob. cit., p. 1. 18. Ob. cit.• p. 93. 19. Ob. cit., p. 94. 20. .Pueblito de anles-, 3ra. edición. p. 13.
32
Ese último verso nos hace detener frente al bohío. No nos parece que el poeta haya seleccio, nado ese exponente de nuestro ruralismo, con el fin de enfatizar la característica de humildad de su musa, sino más bien, muy consciente de la concepción ruralista de su pueblito. Pero si hubiese duda alguna, aparece este pueblito, definido en sus ele· mentas más conspicuos en el segundo soneto. Para la captación total, lo copiamos integro: "Es el pueblito chiquito, y alegre y pintoresco. Su treintena de casas de antigua construcción y algunas nuevas. Todas pintaditas al fresco, y unas con antepecho,' las otras con balcón. En el medio, la iglesia, de ligeros perfiles, con su media naranja de subido punzó, ostentando orgullosa en dos torres gentiles, en una las campanas; en la otra, el reloj. 'A compds de la iglesia la placita cuadrada, que simula por mayo una alfombra floreada. (En el centro ella tiene un viejo flamboyán.J ¿Lo demds? Los bohios, hogar del desconsuelo, por detrás de las casas, pegaditos al suelo, como si en ocultarse vincularan su afdn." 1I
Ya lo hemos visto. Es ese un pueblito de una iglesia, una placita, treinta casas, y los bohíos que las rodean. Si vamos a la historia, no podemos menos que irnos del lado de Laguerre en lo de lUralis· mOr La descripción de San Juan, que para 1600 se llamaba ciudad, nos pinta un cuadro que aun teniendo .. 200 casas de piedra, de tapia y de madera, y con unos cien bohíos" con "dos hospitales y tres ermitas" no dejaba de tener, como indica el historiador, "un aspecto verdaderamente campestre".22 En llegando al siglo XIX a su último tercio, un pueblito como el de Dávila, no podía tener categoría ni apa· riencia urbana. Esa hora de sol recrudecido del poema Mediodía en el hogar 23 en que como afirma Belaval: "el criollo siempre se ha creído que la historia se detiene en lo que él acaba de dormir la siesta" 24 no puede ser copia fiel de un mediodía urbano del siglo XIX, cuando ya el tranvía había hecho rechinar sus rui· dos en su ir y venir; el espíritu del magisterio insular andaba desvelado con las cesantías del gobernador Sanz; el estímulo intelectual se difundía con rapidez de contagio, y aún algún pueblo ano daba en trámites secretos por darle el golpe de gracia a la colonia. Sólo en ámbito aldeano pode· mas concebir tanta quietud. Añadiendo a lo dicho lo que todos hemos ya acordado y es que c.on la excepción de San Juan, 21. .Pueblito de antes-, p. 15. 22. Paul G. Miller. - -Historia de Puerto Rico-. Rand Mc. Nally y Compañia, Nueva York, 1922, págs. 129-130. 23. .Pueblito de antes_, p. 79. 24. .Prólogo de Pueblito de antes-, 3ra. edición, p. 8.
Ponee, Mayagüez, Arecibo y quizás Caguas, el resto de nuestros pueblos tienen un aspecto totalmente ruralista. Si aceptamos, como ya lo ha aceptado la crítica general y lo adelantó el propio Emilio S. Belaval, que el pueblito de Dávila es una tipificación de nuestros pueblos, tiene que ser más ruralista que urbano. Los dos sonetos últimos recogen dos aspectos sensiblemente rurales; el amanecer en nuestra mono taña y el hábito arraigado en nuestro campesino de tomar prestado. Damos sólo un ligero pincelazo de cada uno de ellos: "Cuando del dormitorio se lanza la gallina, despierta Sinforiano, mi antiguo y fiel peón, y va por una puerta de las de la cocina en pos de la .Berrenda», que está en el corralón." lS
No obstante esa condición de nuestro poeta de rebatir "las pequeñas argucias de una escuela o de una teoría o de la moda literaria que propala el tiempo,2!l pueden reconocerse con bastante certidumbre algunas influencias literarias. Entre los que se han ocupado, aunque no todos con un plan predeterminado, en la busca. de estas veredas, figuran Enrique Laguerre, en primer término y María Cadilla de Martínez y Carmen Rosa Díaz en segundo ténnino. Los demás lo que han hecho es insinuar alguna ligera semejanza o alguna que otra asociación. En este particular Laguerre nos ha dicho lo siguiente: ..Aquí se notan sus influencias de Hugo, Díaz Mirón, Amado Nervo y Gustavo Adolfo Bécquer."JO
y ..La jeringa de Minga no paraba un momento... ¡No contaba con otras aquella vecindad!" JO
No negamos totalmente el que ese pueblito ten· ga leves.atisbos de urbanización; pero creemos que se impone lo agreste. Ha ido muy lejos Belaval en su excelente ensayo al darnos la noticia de que ya teníamos en poesía nuestra literatura urbana. La expresión de ese género aquí está todavía por hacer. 4.
"Virgilio Dávila también pertenece a esa familia independiente, pintor de ideales y de la natura· leza..." 2J
Técnica e influencias
En lo concerniente a influencias, sus críticos han hecho algo por trazar el rastro de autores en su obra. Todos han salido del estudio, contestes en lo de reconocerle el logro de una manera personal, en la fonna y fondo de su orbe poético. Desde 1903, al prologar su primer libro, nos había dicho Matías González estas palabras como in· tento de definir su estilo: "Dávila tiene su carácter poético. su forma propia, su estilo peculiar." n Manuel Martínez Plés, en su afán por hacer una clasificación de nuestros poetas en una u otra escuela literaria, confronta una ligera perplejidad en llegando a la obra de Virgilio Dávila, porque no puede encuadrarla entre los fieles seguidores de tendencias, que tanto abundan aquí. Su solución fue la de contarlo entre los eclécticos, como veremos: 25. Ob. cit., p. 81. 26. Ob. cit., p. 83. 27. Matfas González Garcfa. - En el prólogo menciona· do para el libro • Patria., págs. 3-10.
De Pueblito de antes, en particular, añadió que "es más del modo de Herrera Reissig de los Exta· sis de la montaña".J! Hay pocos reparos que hacerle a estas afinnaciones. De Víctor Hugo, ya habíamos sido enterados que estuvo convertido en un ídolo de los que cultivaban nuestras letras a fines del siglo pasado y a principios del presente. Virgilio Dávila parece haber tomado de él también parte del tono fogoso y retumbante que aparece en Patria. No es necesario tampoco repetir aquí las ma.rcas de lo mironiano en él. Este pareció en su primer tiempo ser su guía predilecto. La forma perfecta de su verso puede tener su entronque en el Dfaz Mirón de antes de Lascas, ya que posterionnente, como hemos visto. las simpatías de Dávila se negaron a quien antes se dieran completas. Desde 1912 ya se hablaba de esta influencia que hoy podemos vislumbrar clara· mente. Eulogio Harta. indicó entonces, al hacer sus comentarios sobre el segundo libro de nuestro poeta, Viviendo y amando, que en el poema Religio se advierte la influencia de Díaz Mirón.J2 Nos parece un tanto difícil precisar con toda exactitud en qué consiste la influencia becqueriana. Creemos bastante justificada la aseveración de Felipe Sassone en lo de hallar la influencia de Bécquer en casi todos los poetas de América, pero a la vez vemos la dificultad que él encuentra en lo de puntualizar con toda exactitud en qué determinados 28. Manuel Martínez Plée. - En el .Libro Azul de Puerto Rico., p. 772. 29. Emilio S. Belaval. - En .Critica mfnima-, ob. cit., p.3. 30. Enrique !.aguerre. - Ob. cit., p. 92. 31. Ob. cit., p. 92. 32. Eulogio Horla. - cEI libro de un poeta· Virgilio Dávila_, en La Democracia, 18 de marzo de 1912.
33
'poetas puede verse de primera intención diáfana y decisiva.)) No obstante esta circunstancia, creemos que en el Virgilio Dávila de la época gestativa, se observa una melancolía en el amor que puede tener mucho de becqueriana. Además, hemos sorprendido en él, el mismo modo romántico de Bécquer de atribuirle al paisaje el sentimiento sombrío o regocijado de acuerdo con las emociones amorosas por que va pasando el alma del poeta. Citamos un ejemplo de calla uno a manera de comparación: De Bécquer: "Hoy el cielo y la tierra me sonríen: Hoy llega al fondo de mi alma el sol. Hoy la he visto. La he visto y me ha mirado... Hoy creo en Dios.")O
De Virgilio Dávila: "El cielo estaba como nunca triste triste como un amante sin consuelo, pero a mi amor la recompensa diste y yo vi alegre como nunca el cielo." lO
Esla manera de atribuirle al paisaje el animismo emocional del poeta no es exclusiva ni original de Bécquer, sino una manera que generalizaron los -románticos; pero ese tono sutil y sin estridencias que observamos en ambas estrofas, eso lo trajo Bécquer a América. Creemos oportuno indicar que Bécquer fUe uno de los autores favoritos de Virgiliu Dávila.36 Veamos además las semejanzas formales del poema Esclavo de su libro Patria con otras de las rimas becquerianas: De Virgilio Dávila: "Desde que falta de tus almenas el orgulloso pendón hispano, cuando derramas tu luz bermeja por otros mares, por otros campos, ¿qué decir oyes, sol esplendente, sobre este bello rincón hispano? ¡Que hoy, como antes, jardin del trópico, gimes esclavo! Desde que ondula sobre mis valles et pendón rojo, y azul y blanco, la ardiente huella del sol, tu amado ¿qué decir oyes, cándida luna, sobre este bello rincón indiano? ¡Que hoy, como antes, jardEn del trópico, gimes esclavo!" 31 33. Felipe Sassone. - .EI infiujo de Bécquer en Améri· ca-, en Brújula, revista cultural puertorriqueña. San Juan P. R., julio, diciembre, 1936, vol. IJ núm. 778, p. 170. ' 34. .Becquerianas-. en Brújllla, cit., p. 173. 35. • Viviendo y Amando-, p. 62. 36. Poseemos el testimonio de María Inés Dávila. hija del poeta. 37. Ob. cit.• págs. 71-72.
34
De Bécquer: "Cendal flotante de leve bruma, ritada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, cenda de luz eso eres tú." l.
Estos decasílabos de Virgilio Dávila parece que se escribieron entonando el ritmo de la rima de Bécquer. Observemos cómo ese amor doloroso de Bécquer ha entrado hasta en su modo de tratar el tema patriótico, en forma tal, que le ha puesto sordina a los tonos fuertes de Surswn Corda y Redención, para citar sólo dos de sus poemas de ese tipo. La influencia de Amado Nervo, indicada por Laguerre y por Carmen Rosa Díaz, está clara especialmente en el libro Viviendo y Amando. Ninguno se· ñaló la época de Nervo que influyó en nuestro poeta. Por medio de la comparación de motivos en ambos poetas, encontramos un paralelismo estrecho entre algunos de los poemas del libro citado con la poesía de la última época de Nervo. Nos referimos a la época a la que se refiere Jorge Cuesta cuando dice que "el hombre allí acabó por destruir al artista" porque de acuerdo con razones que explica antes. "el progreso de la poesía en Amado Nervo termina en la desnudez", de tal modo que nos obliga a un cierre de ojoS.39 Virgilio Dávila dio temo prano acceso en sus gustos literarios a esa poesía con fines consoladores. En su poema filosófico La Canción de la Vida, se inspiró en un poema de Amado Nervo para consolar el corazón del triste de la manera siguiente: "El hombre no debe jamás estar triste. La pena es un traje que el gozo viste. La cáscara amarga que encierra el placer.....
Como lema de este poema citó unos versos de Amado Nervo: "y no estés triste nunca
que es pecado estar triste.....
El fuerte parecido señalado entre Pueblito de antes con el libro Extasis de la montaña de Julio Herrera Reissig, no nos pareció al principio cosa de influencias. Con toda franqueza declaramos que estuvimos muy próximos a rechazar esa afirmación. Las diferencias entre ambas obras eran tan marca· das que las semejanzas de forma que eran las no38. Gustavo Adolfo BécQuer. - .Obras escogidas-, tomo
U, Barcelona, Compañia de publicaciones Iberoamericanas
S. A., sin fecha, R. 184. . 39. Cuesta, Jorge. - AntolOgía de la Poesía Mexicana Moderna, p. 45. Casa Editora Contemporáneos, México, 1928. 40. .Viviendo y Amando-, p. 15. 41. Ob. cit
torias no bastaban para la convicción, ya que Virgi. lio Dávila habia escrito un soneto alejandrino anterior a la fecha de componer todo su libro en treinta y cuatro sonetos de ese tipo, del mismo modo que Herrera Reissig hizo con su Extasis de la montaña. El fondo del Pueblito de antes es totalmente histórico y como ya quedó indicado por Belaval en su Critica minima, y muy poco lírico. Esta expresión de la escasez de lirismo en el libro de Dávila lo vamos a escuchar dicho por el primer crítico de la obra: "Cuando, sin embargo, su musa borinqueña pa· sea por las calles silenciosas de su pueblito parece que esta musa pierde todo su lirismo, cierra los labios para que no brote del pecho el fuego generoso de la poesía, y abre bien los ojos como si dirigiera una postrera mirada a un pueblo de antes llamado a desaparecer.<J
Extasis de la montaña no tiene ni un ápice de ese realismo. Sólo existe en la imaginación de su autor. Es realismo que nada tiene que ver con lo que le circunda. Ha sido puro arte. El que ha estudiado esta obra con más detenimiento, Y. Pino Saavedra, tiene la siguiente opinión: lo esencial es que el ambiente de aldea y de campo es un ambiente imaginario en que bien nada o poco importan los trasuntos de la reali· dad circundante, si es que éstos aparecen. Una atmósfera de encanto y de misterio se apodera del supuesto realismo con que comienza el soneto para terminar generalmente con una nota del subjetivismo que refleja diferentes estados del alma del poeta"." H
Así hemos considerado esta poesía y acertadísimo por cierto ese criterio del subjetivismo que aparece como nota final de cada soneto. Ese subjetivismo está ausente en Pueblito de antes. Hay una diferencia fundamental que estriba en la influencia helenizante que ha señalado en Exta· sis de la montaña Francisco González Guerrero, indicando que en esta obra "se puede notar la influen· cia decisiva de los idilios helenizantes de Aux Flanes du Vase, así como de los cuadros rurales, subrayados con un dejo de ironía.'" Ese exotismo no se asoma en ningún poema de los de Pueblito de antes. Ahí no conviven ni Cloris, ni Luth, ni Cloe, ni ningún personaje que no sean los que palpó la reálidad del último tercio del siglo XIX nuestro. La expresión en uno y otro también son puntos de contraste. Queremos aclarar que es~ opinión 42. Ob. cit., en ..Pueblito de antes_, p. 4. 43. Dr. Y. Pino Saavedra. - ..La poesfa de Julio Herrera Reissig_, p. 15; 44. Francisco González Guerrero. - ..Critica sobre He· rrera Reissig (Extasis de la montaña)-, en Antología lirica de Julio Herrera Reissig, por Carlos Sabat Ercasty, 1939, p.34.
la comparte Laguerre. En Julio Herrera Reissig, el barroquismo y el afán por metaforizar es excesivo. En Virgilio Dávila, la sencillez llega al extremo a que puede llegarse en la poesía. En Extasis de la montaña está presente la nota irónica. En Pueblito de antes abunda el humorismo. ¿En qué consiste el parecido que señala Lague. rre? No vamos a negarlo totalmente. Hay tangencias que provocan reacciones asociadoras en ambas obras. Ambos escribieron en sonetos alejandrinos. Ambos tomaron como fondo la vida ruralista con tipoficación. En ambos hay anécdota. Más marcada por cierto en Virgilio Dávila. La temática en ambos libro~ es muy parecida. Esto puede ser bastante evidencia de que hubo algunfl influencia. Los repa· ros que hicimos al principio estuvieron cimentados en esos marcados contrastes; pero aceptando que hay las semejanzas indicadas; y habiendo sido con. vencidos de que una vez descubiertas estas semejanzas, el propio poeta aceptase, como lo hizo,45 que había leído a Extasis de la montaña con antelación a la época de componer su Pueblito de antes, con. fesamos la derrota de nuestros últimos atisbos de duda. En lo referente a parecidos encontrados entre Pueblito de antes y el libro Spoon River Anthology, de Edgar Lee Masters,* y con De las Asturias simbólicas, de Alfonso Camín,47 este último señalado por Carlos Orama Padilla, queremos también dejar expresados nuestros hallazgos. Con el primero la semejanza, si la hubiere, es demasiado imperceptible. La obra de Masters está cuajada de filosofía de la vida, hecha con preocupación fija en el continuo pasar de lo que es eterno, con el empeño marcado de mostramos lo efímero de nuestra estada en la tierra. Aquí el autor tiene un total de 211 personas que han muerto en la aldea. Desde el cementerio, en una colina, por medio del soliloquio de cada personaje, nos hace explícito el sentimiento ante lo que se fue. Apena!> hay tificación. Tampoco puede fijár. sele límite histórico a ]a etapa en que vivieron. Es la filpsofía de todos los tiempos. Leamos dos pasajes como medio de comprobar ·10 anotado. Copiamos a continuación parte del poema Chase Henry: 11'. lite 1 was the town drunkard. When 1 died the priest denied me burial In holy ground. The which redounded to m~ good tortune; H
45. Laguerre nos contó como una vez indicadas estas semejanzas, Virgilio Dávila le confesó personalmente Que habia lefdo .. Extasis de la montaña_ antes de escribir su .Pueblito de antes_o 46. Edgar Lee Masters. - ..Spoon River Anthology_, New York, The Mae Millan Ca., 1919, 310 págs. 47. Alfonso Camino - ..De las Asturias simbólicas y Nuevo poema_, Madrid. Renacimiento. 267 págs. (Este pan:cido fue señalado por Carlos Onlma Padilla en la p. 156 de su obra citada.)
35
For the Protestants bought this 101, And buried my body here, Close to the grave 01 the banker And to his wile Priscilla. Take note, ye prudent and pious souls, O/ the cross currents in lile Which bring honor lo the dead who Uve in shame. n41
Ese es el tono de todo el libro. Ahí sobresale el tema de la muerte como la gran igualadora, lo que podríamos llamar la decretación del cementerio. En Pueblito de antes no está presente esa filosofía de: "Conquer Ihy hour Sleep not but strive So shall Thou Uve. "49
El parecido indicado en la obra de Alonso Camín es más aceptable. Hay en ambas obras igualdad de motivos en la evocación de esa vida ruralista más que urbana, de la aldea de Camín y del pueblito de Dávila. El tono en ambos libros es narrativo y pictórico. Coinciden en los cuadros del cura, de la es· cuela, de la aldea, y hasta en lo del paisaje. Queremos aclarar que al hablar de estos últimos parecidos, no hubo la intención de ver influencias de estos autores en la obra de Virgilio Dávila, sino lo contrario. Ambos libros son posteriores en época de publicación a Pueblito de antes. 5O En el pri. mer caso, estamos seguros que Laguerre quiso in· dicar un parecido coincidencial más bien en el jugueteo humorístico, más o menos filosófico en Masterso El nos confesó que en cuanto al parecido con Spoon River Anthology, hizo la afirmación sabien·· do que Virgilio Dávila no conocía dicha obra y que menos podía presumir que Masters conociera la del nuestr:o.51 Laguerre nos contó cómo al indicar esta semejanza, José Antonio Dávila hizo la decisión de traducir al inglés los treinta y cuatro sane· tos de Pueblito de antes. Esta comparación de Laguerre fue fructífera. . Hay una influencia que sus críticos olvidaron mencionar. La doctora Cadilla de Martínez la indicó de esta manera: "La más directa influencia es la ambiental: voces, giros, temas, son extraídos del mismo." 52 Conociendo el realismo y regionalismo de nuestro poeta, esto no admite discusión. 48. Ob. cit., p. 11. 49. Ob. cit., p. 310. SO. Véase estas Cechas de publicación: .Pueblito de An· tes», 1917; .Spoon River Anthology», 1919; .De las Asturias simbólicas-, no tiene la Cecha en que fue publicado, pero el prólogo que 10 acompaña es de 1925. Siendo ésta la primera edición, es de suponer que fue esa o una fecha posterior la fecha que se publicó. 51. Entrevista personal con EnFÍque Laguerre en la que aclaramos lo del parecido con la obra mencionada de Edgar Lee Masters. 52. Dra. María Cadilla de Martfnez. - .La obra de Viro gilio Dávila-, ensayo publicado en El Mundo, aparece en el álbum particular preparodo por Virgilio Dávila, pero no aparece la fecha en que fue publicado. La autora nos indio có varias fechas pero no pudimos localizarlo.
36
Carmen Rosa Diaz afinria que las preferencias de Dávila estuvieron del lado del trío americano: Rubén, Nervo y Chocano.Sl De cada uno de los tres hemos hallado algo en nuestro poeta. En el capítu. lo sobre fomías y estilo, notaremos lo rubeniano en él. De Chocano no tomó tanto la chocdnica estrofa o quizás casi nada de esa estrofa, como la actitud de tornar los ojos a nuestro paisaje y cantar a lo puertorriqueño, como lo hizo el llamado "poeta de América"
5. Lo Modernista Higinio 1. Medrano expresó en la revista Pétalos de Cuba su criterio sobre la poesía de Virgilio Dávila. Hay en su juicio muchos puntos acordes con lo que han puntualizado sus críticos tIe aquí con la diferencia de la limitación de estudios que su obra le impuso. Sólo lo pudo estudiar en su libro Viviendo y amando. Medrana se fijó con más detenimien· to, primero en el grito patriótico en contra de Es. paña y en contra de los Estados Unidos y después en su poesía de la naturaleza puertorriqueña. Afortunadamente en este poemario aparecían sus poemas La jibarita y Bodas florales. En la primera no pareció haberse fijado. Más le atrajo la canción rítmica del trópico con el amane~er antillano que la felicidad malograda de nuestra .montañesa. Unas cuantas citas de su interpretación mere. cep anotarse: "Muerto Marin en los campos de Cuba heroica con la pluma convertida· en fusil; y desaparecido más tarde aquel trovador festivo, exquisito y sentimental que se escudó bajo el pseudónimo . de "Memo n , ha sido necesario que yo esperase el paso tibio y tardo del tiempo para descubrir mi poeta de In dulce y riente tierra borinqueña. n y
"No es de dudar que aIU hoy, hallase mi poeta y que este fuese Virgilio Dávila,- autor de un manojo de rima~ tituladas Viviendo y amando. Seduce por su suavidad, encanta por la sencillez amable de sus cantos. No es una musa wlgar ni sata de su óJrcano las flores artificiales del modernismo al uso."" Hasta esa apreciación final, estuvimos de acuerdo con Medrana, pero ya eso de que no se haya fijado en el modernismo de las formas de su poesía en Viviendo y amando es algo que necesita revisión; aparte de que no creemos en el valor negativo de artificialidad que le atribuye al "modernismo en 53. Carmen Rosa Dfaz. - Ob. cit. en El Mundo, 17 de julio de 1935. 54. Higinio J. Medrano. - Un poeta. de la revista .Pétalos- de Cuba, publicado en Puerto Rico Ilustrado, San Juan, P. R., 17 de enero de 1914.
u o". Si este momento americano en la literatura es, como lo ha visto Marinello, "el instante en que América quiere hombrearse con Europa y superarla";» no coincidimos en razón por los que miran con desdén esa hora amel ¡cana dentro de lo eterno literario. Este intento logrado de superación conti~ental, aunque se valga de motivo!. exóticos y superficiales, si se quiere, tiene, no cabe duda, valor positivo porque en su tronco fundamental está la flor nativista, la aspiración nacional. Pero volvamos a lo que cree de Virgilio Dá\·ila dentro de ese momento. Si Medrana no le vio en este libro acogerse al modernismo en gran parte de sus poemas, fue porque quizás se fijó exclusivamer'te en el fondo conceptual de su poesía sin toma!" en cuenta las formas. Aunque ya hemos reconocido su ecIesticismo. Virgilio Dávila recibió con agrado y usó con éxito las formas modernistas. Precisamente donde más se destaca su modernismo es en Vivien· do y amando. En esto se ha fijado Laguerre cuando estudia la poesía modernista en nuestro parnaso. Hemos comprobado totalmente la certeza de su observación que citamos: "En sus metros (r~firiéndose a Virgilio Dávíla) es claramente modernista. Lo fue desde el albo· rear del siglo."". ¿ Qué convenció a Laguerre de que Virgilio Dávila acogió el modernismo en sus metros desde los al· bares del siglo xx? Esa convicción la enconlró en las páginas de El Carnaval. En el 1904 se publicó el poema La jibarita que oého años más tarde incluyó Virgilio Dávila entre los otros poemas de Viviendo y amando. La jibarita está escrita en el alejandrino renovado por Rubén cuando éste estaba en la cúspi~e de su arte. Está escrito en el mismo metro de La sonatina y con ritmo flexibilizado. De ese cam· bio en metro y ritmo de la poesía de Rubén nos ha dicho Diaz Plaja lo siguiente:
"-Rubén Daría ha sabido salvar el duro escolIo. ¿De qué manera? Destruyendo la unidad rígida de los alejandrinos. Estableciendo cesuras insospechadas, gratas rimas internas, sonoridades magníficas-".ll
55. Juan Marinello. - .Literatura Hispanoamericana_, Méltico, Ediciones de la Universidad de México, 1937, p. 119. 56. La poesía modernista en Puerto Ri,co, p. 92. 57. Guillermo Díaz Plaja. - Rubén Darío: La obra: .Notas críticas_, Barcelona, Sociedad General de Publica· ciones, S, A., 1930, p. 137
Virgilio Dávila acogió con agrado desde 1904, o antes quizás, ese metro sin el "duro escollo" para damos a la manera de La sonatina su visión de la felicidad malograda de nuestra jibarita. La diferencia de estos dos poemas (nos referimQS a l~ forma únicamente) estriba en que en la de Rubén el rito mo se establece con un acento sostenido de tres sí· labas, mientras que en la de Dávila el acento fijo está en la sexta y en la penúltima sílaba con otro acento que aparece en la cuarta en unos versos y en la segunda en otros. En ambos poemas triunfa la flexibilidad sin la única cesura obligada de los hemistiguios de aquel antiguo verso de la cuaderna vía. En Bodas florales, poema en el que se fijó Me· drano para deCir que en Dávila"aparece igualmente el culto idólatra de la tie· rra natal y en esta poesía, en su primera estrofa, los clarores de la mañana despiertan al leyente y la visión del pájaro tropical salta de ra· ma en rama; el cocotero que indolentemente columpia sus penachos, - y la cresta montañesa, que despunta en los confines del monte, es una amable realidad, sentida profundamente por quien conozca el amanecer risueño en las tierras antillanas". Ese amanecer de trópico más genérico antillano que. particular puertorriqueño, no se h,ubiera escrito si antes no le- preceden los primores modernistas de las fiestas galantes dieciochescas de Rubén. Hasta en la adjetivación, Bodas ftorales es de en· tronque modernista. Podríamos con Virgilio Dávila, agregar una excepción más (la otra es la de José Santos Chocano) a la justa valoración del modernismo que hiciera Juan Marinel10 cuando dijo que los modernistas cultivan"Una gran poesla americana sin americanidad."!· Fuera de Medrana, no conocemos ningún otro critico de mares afuera que se haya ocupado de la obra -de nuestro poeta. La antología de don Federico de Onís sólo se fijó en dos de nuestros poetas: Luis Lloréns Torres y Vicente Palés Matos. La obra de Virgilio Dávila no traspasó las colindancias insulares. A nosotros toca hacer que se conozca.
.58. Ob, cit., p. 119.
31
I
os poetas enjuician ~.obra de Virgilio Oávila
~~
Carta de Luis Muñoz Rivera
Junio 9 de 1916. pañero y amigo: Gracias. Conoda todos sus versos. Algunos de ~ aria. Volví a leerlos, a releerlos. ¡Qué sencillez I ~é hermosura! Usa usted el lenguaje contempo"" /:, q , el de ahora, el de la hora presente. Y es un lfll~ir lio tropical superior, para mí, al Virgilio de las églo~as romanas. . e gustan sus estrofas, y los pensamientos que 'L)eipesan, y las costumbres que describen, y los I li os que pintan. Nuestro país tuvo su trova jibar con los octosilabos de don Manuel Alonso y ,Su anta épico en las octavas de don Pepe Padilla. ~Lo poetas de su alma campesina los tiene en' Lloré s Torres y en usted. .' Este libro Aromas del terruño, vivirá, durará. / ....._~,.... gozado con él·un placer suave y puro: el de evooar mis montañas, las casitas de mis paisanos, el enanta de mis paisanas: toda mi juventud, militante, asi detonante; pero un poco selvática y agreste. Yo i -gran honor- uno de esos jíbaros. Creo que lo soy y quiero serlo todavía. Y mi ambición más ulce es la de volver a mi suelo que no olvidé nun· a: a la de morir allá arriba en la calma y en la oledad de mi aldea. Hacía falta en la literatura regional el tributo que usted aporta. Usted, desde sus primeros pasos, dio con su género. Siga cultivando y seguirá triunfando. Y su página en nuestros anales adquirirá mayor precio, mejor brillo, cuanto más tiempo corra y cuanto más se esfume en el crepúsculo de mi pueblo infeliz la sombra DE LO QUE FUE, DE LO QUE TODAV1A ES, y de 10 que NO SERA, en el porvenir. Acepte un pláceme mío sincero y un apretón de manos mío robusto y cordial. Fdo.:
LUIS
MuÑoz
RIVERA
Carta de José P. H. Hernández
Río GranQe, Puerto Rico Agosto 1919 Sr. D. Virgilio Dávila. Bayamón. Mi querido Maestro: mi buen amigo: Seguro estoy de que me perdonará, por lo tarde que correspondo a sus sinceras palabras de aliento. Me perdonará, pues de treinta días que el mes tiene, veinte los paso enfermo. Así estaré hasta que llegue la hora definitiva. Pero, en fin, eso no vale la pena. Escribamos, pues, palabras de vida. Pennítame decirle, mi buen amigo, que no se enoje porque le llame mi maestro. Quiero honrarme con ello. Lo siento así, y tiene Ud. que conformarse, porque de ello no desisto. Los culpables son sus dos últimos libros. En el mes de julio estuve en Hatillo, mi pueblo natal, a ver a mi querida madre, y en la pequeña biblioteca que allí tengo, comencé a releerlos. Lo exclamé, ¡rotundamente! -Es usted el poeta puertorriqueño. Yo quiero seguirlo. ¡Ah, pero en este desgraciado país, todo pasa desape~cibido! Tarde, nos vendremos a dar cuenta de la obra de Virgilio DáviJa, que en forma perfumada, clara, sobria y sonora, ha hecho la verdadera poesía de nuestro país, tierna, picaresca, consoladora y llena de desconsuelos. Y hágame el favor de permanecer mudo, a éstas mis manifestaciones. No está Ud. autorizado para poner peros de ninguna especie. ¡Qué sabe el ruiseñor de sus propias canciones! ~I canta. Nada más. La verdadera poesía brota inconscientemente. Quizás en un instante de lucidez, pueda usted juzgar sus propios partos, pero no, no es posible, -usted no se da cuenta de que es nuestro poeta, pese a quien pese, etc. Y este fallo mío es inapelable. No es que yo me crea un tremendo crítico. En cambio sí me creo un verdadero "sentidor",
Jos~
P.
H. HERNÁNDEZ
39
Segundo Ruiz Belvis: su actuación en la junta de información POR LUIS
M. DtAZ
SOLER
INTRODUCCIÓN
AL CUMPLIRSE
UN SIGLO DE LA CELEBRACIÓN DE LA
Junta Informativa (1866-67), el Instituto de Culo tura ha querido rendir justo homenaje a un puertorriqueño ejemplar que dedicó su corta pero elocuente y fructífera vida a la causa de la libertad de su patria. Se trata de Segundo Ruiz Belvis, que precisamente en el mismo año (1867) en que regresó de participar en la Junta de Información, rindió la jornada de su vida en la lejana República de Chile, adonde le llevó su interés por la independencia de Puerto Rico en el momento en que sufría el exilio que le impuso una orden del Teni~nte General José María Marchesi Oleaga.
Niiiez. y juventud
El 13 de mclYO de 1829, en la hacienda "Luisa Josefa" del Barrio Guanajibo, que en aquella época formaba parte de la jurisdicción de Mayagüez, nació un niño que fUe bautizado con el nombre de Segundo, hijo de los esposos José Antonio Ruiz Gandía y Manuela Belvis Carda. Trece días después, recibía las aguas bautismales en el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate, apadrinado por don Pascasio Cardona y doña Luisa Belvis, actuando el Presbítero Manuel Salvador Amat. Al segregarse las tierras que habrían de integrar la nueva municipalidad de Hormigueros, fundado en 1911. el barrio Guanajibo quedó dentro de la ju. risdicción del nuevo pueblo.
40
En aquella heredad pasó sus primeros años de infancia el niño Segundo. rodeado úc bienestar. de esclavos que labraban las tierras y servían en la casona. rodeado de mimos y cariños que le dispensaban los suyos. Cuando alcanzó la edad de asistir a la escuela, tuvo que hacerlo en la ciudad de Mayagüez; allí recibió su instrucción -primaria. Cuando alcanzó la madurez necesaria para cursar
sus estudios de bachillerato, fue enviado por sus padres a Caracas, capital de la reciéll fundada República de Venezuela. En tierras venezolanas se recibió de Bachiller cuando apenas contaba 18 años de edad. Deseoso de continuar el estudio de las Leyes, pidió a su progenitor que lo enviara a la capital española. En el momento en que abandonaba la patria del Libertador con rumbo a España, abordó en La Guaira una nave en que viajaba Ramón Emeterio Betances, joven que se trasladaba a Francia con el propósito de iniciar estudi"os de Medicina. La coincidencia del destino juntó a estos dos personajes, cuya entrañable amistad quedó sellada por la comunidad de ideas con referencia a los graves problemas que aquejaban a Puerto Rico. Mientras Betances se dirigía a la capital francesa, Ruiz Bel· vis ingresó en 1848 en la Universidad Central de Madrid, con el propósito de cursar la carrera de Derecho. En la capital española habría de coincidir con Román Baldorioty de Castro, José Julián Acosta, Alejandro Tapia y ~amón Nadal Cuebas. Este último era hijo de Mayagüez y fue compañe· ro de hospedaje de Ruiz Belvis durante los años en que ambos permanecieron en las aulas matritenses. Colaboró con los jóvenes mencionados en la tarea de fundar la "Sociedad Recolectora de Documentos Históricos de la Isla de Puerto Rico", que se dedicó a rescatar documentación referente a la Isla que obraba en los archivos españoles. El resultado de aquella patriótica tarea se dio a conocer en 1854 con la publicación de la Biblioteca His· tórica de Puerto Rico que apareció bajo el rubro de Alejandro Tapia y Rivera, quien se hizo cargo de la edición. La Universidad Central de Madrid otorgó a Ruíz Belvis el grado de Licenciado en Derecho y Letras con calificación de sobresaliente; el examen final de carrera quedó certificado el 13 de marzo de 1857; el 6 de abril fue investido con el grado mencionado. Tenía en ese momento 28 años de edad.
Inicia su vida profesional De regreso a Puerto Rico, el joven abogado fue a ejercer su profesión al pueblo de Mayagüez. Hombre enérgico y de sólida ilustración, se distinguió prontamente por su rectitud en el cumplimiento de sus deberes profesionales, cívicos y politicos. En 1859, aceptó el cargo de Juez de Paz de Mayagüez; al año siguiente fue designado Síndico del Consejo Municipal de aquella ciudad, que 10 convertía en defensor de los intereses procomunales. En aquel pecho se anidaba un corazón generoso como pocos; su cerebro encerraba una integridad ideológica a prueba. Los infelices veían en
él un ángel protector; a la primera oportunidad había libertado más de 40 esclavos de la Hacienda "Luisa Josefa" donde el joven abogado había vis· to la luz primera. Aprovechando el decreto emitido en 1848 por el gobernador Juan de la Pezueta, que ofreCÍa libertad a todo niño esclavo que pudiera aportar 25 pesos en el momento de ser bautiza· do, Ruiz Belvis y Betances se apostaban en el atrio de la iglesia de Mayagüez y pueblos limítrofes con dinero suficiente para hacer el pago correspondiente por los niñitos esclavos cuyas madres se disponían a cumplir con el sacramento del bautismo. Aquella era una forma efectiva de liberación de esclavos que los dos patriotas no podían dejar pasar por alto.
Un triunvirato independentista Pero los esfuerzos de Betances y Ruiz Belvis iban más allá. El doctor Betances, cuya labor médica durante la epidemia del cólera morbo en 1855 le ganó una condecoración de S. M. Isabel II, había fundado en Mayagüez una sociedad secreta que laboraba activamente por la emancipación de los esclavos de Puerto Rico. Con José Francisco Basora se completaba el triunvirato que además de reunir fondos para liberar negritos esclavos en la pila bautismal, laboraba febrilmente por la independencia de Puerto Rico. Pero el eficiente servi· cio de espionaje del gobierno descubrió las activi· dades de los tres compatriotas subversivos. Una orden de destierro envió a Betances a la Península. Al enterarse Basara que se habría de proceder en contra suya se trasladó a Nueva York. Desde el destierro, Betances mantenía contacto con Basara y Ruiz Belvis, insistiendo en que se continua· ra colectando fondos para levantar un movimiento revoludonario en Puerto Rico. Para 1864, el gobierno levantó el castigo impuesto a Betances y éste se apresuró a volver a su patria. El momento parecía propicio para dar un golpe que posiblemente recibiría el apoyo de patriotas dominicanos, que por aquellos días deseaban liberarse del yugo español que les había impuesto el Presidente Pedro Santana cuando colocó a la República Dominicana nuevamente bajo el dominio de los peninsulares. Con Betances de regreso no le fue difícil al gobierno determinar la procedencia de la propaganda re· yolucionaria; el distinguido galeno caborrojeño volvió al destierro. Sabiendo que Ruiz Belvis era el más ferviente colaborador de Betances, procedió el gobernador Félix María de Messina a destituirle del cargo de Síndico del Ayuntamiento de Maya. güez. También decomisó el libro de Hostos titulado La Peregrinación de Bayoán y persiguió a quie. nes creyó enemigos del gobierno. 41
RUIZ BELVIS ~LEGIDO A LA JUNTA DE INFORMACIÓN
El 17 de noviembre de 1865, aITibó el nueyo gobernador José María Marchesi, quien venía a sustituir a Messina; al nuevo incumbente le correspondió promulgar el Decreto emitido a' instancias del Ministro de Ultramar, don Antonio Cá· novas del Castillo el 25 de noviembre de 1865, convocando a los representantes de Cuba y Puerto Rico a una Junta de Información. El propósito de la Junta era ilustrar a los dirigentes peninsulares sobre los apremiantes problemas de las posesiones ultramarinas. Una vez discutidos los problemas se sentarían las bases para otorgar las prometidas Leyes Especiales que habrían de garantizar la mayor felicidad dentro de la unidad nacional. La Junta Informativa estaría compuesta de 44 miembros: 22 provendrían de las colonias y 22 serían designados por el Ministro de Ultramar. El decreto produjo regocijo entre las personas de ideas liberales y aprehensión en el sector conservador. Fueron tales las esperanzas e ilusiones creadas por aquella sensación de consulta que los separatistas parecían adoptar medidas más moderadas, menos agresivas, alentados porque todo indicaba que se iban a oír las quejas coloniales luego de treinta años de vejámenes. Celebradas las elecciones para comisionados a la Junta Informativa, resultaron electos: por San Juan, don José Julián Acosta, de reconocidas ideas liberales, y el conservador don Manuel Valdés Linares; por Ponce resultó triunfante la candidatura del conservador don Luis Antonio Becerra Delgado; Manuel de Jesús Zeno Correa; Mayagüez estaría por San Germán iría el liberal don Francisco Mariano Quiñones; por Arecibo el conservador don representado por don Segundo Ruiz Belvis, exaltado a la candidatura por propuesta del doctor Ramón Emeterio Betances, recién llegado del destierro que se consideró tan ligado a la idea separatista que difícilmente resultaría triunfante y optó por recomendar a su querido y admirado amigo. Los conservadores impugnaron la elección de Ruiz Belvis, pero el general Marchesi sostuvo su legalidad y proclamó su validez. Cuando el Gobernador General le transmitió al Ministro de Ultramar el resultado eleccionario y le rendía informe sobre las personas electas, creyó conveniente señalarle que el licenciado Segundo Ruiz Belvis era abogado, propietario de San Germán .. de ideas exageradas en política, de carácter impetuoso, muy poco adicto a la Madre Patria, ligado en estrechas relaciones con las personas más sospechosas de Mayagüez, que es el pueblo de esta Isla donde más resaltan las ideas antiespañolas". En materia de reformas, el gobernador lo calificaba de ideas muy avanzadas, un su42
jeto de pensamientos que contravenían la legalidad y la justicia, ideas que había logrado propagar entres los ignorantes. El gobernador Marchesi le aseguraba al Ministro de Ultramar que las gentes sensatas de Mayagüez, amantes del orden y la lega. lidad, habían recibido con evidente desagrado su elección. En resumen, apuntaba Marchesi, Ruiz Belvis representaba el radicalismo político entre los comisionados liberales elegidos. Al quedar oficialmente sancionada el acta de aprobación de la elección, un grupo de sus amigos y correligionarios mayagüezanos -Ramón Emeterio Betances, Eladio Ayala, Francisco Adsuar, Esteban y Ramón Nadal, Belisario del Valle y otrosobsequiaron al elegido con una serenata que estu· va amenizada por la orquesta del maestro TizoI. A tal gentileza reciprocó Ruiz Belvis con un banquete. Al finalizar el acto, el anfitrión presentó a los comensales a un esclavo de su propiedad a quien acababa de otorgarle la carta de manumisión. Lo hacía público para que constase a todos que aquella era su voluntad en caso de que le sorprendiese la muerte fuera de la Isla. Pasados los actos que naturalmente suceden a un triunfo, Ruiz Belvis se comunicó con José Julián Acosta para exponerle sus ideas sobre lo que debía realizarse en Madrid. Consideraba que Cánovas del Castillo era acreedor a reconocimiento por el buen juicio de establecer el derecho de las colonias antillanas a intervenir en la formulación de las bases para las ansiadas reformas. Le preocupaba no quedar a la zaga de Cuba en las demandas correspondientes. Para Ruiz Belvis la misión por delante era demostrar a la opinión pública y oficial, que los delegados puertorriqueños eran legítimos exponentes de los deseos y aspiraciones de su país. Debían aprovechar la oportunidad, no para informar, sino para pedir y .. gestionar poderosamente la realización de pensamientos útiles que no entren en el plan de las reformas. Esto creo, esto pienso, esto estoy pronto a hacer", le aseguraba a Acosta. Sugería a éste consultar a su vez a Baldorioty, Goyco y demás amigos, para presentar un frente unido y sólido, conjuntamente con un programa de acción sin perjuicio de futuras modificaciones.
UN NUEVO GABINETE ENTENDERlA CON LA INFORMACIÓN
A mediados de julio de 1866, llegaron noticias de la caída del Ministerio Q'Donnell y el estableci· miento de uno presidido por el general Narváez, figurando en la cartera de Ultramar don Alejandro de Castro, quien reemplazaba a Cánovas. El nuevo grupo en el poder no tenía interés en la Junta de Información convocada por el gabinete anterior,
pero no podía suspenderla a aquellas alturas. Comenzaron a correr rumores en el sentido de que se pensaba aplazarla indefinidamente. lo que desmin· tió rápidamente el Mini~tro de Ultramar. apresurándose a convocar la Junta con fecha de 19 de octubre de aquel año. El 30 de ese mismo mes, se celebró la sesión inaugural de la Junta de Información en los salones del Ministerio de Ultramar a puerta cerrada y sin la presencia de la prensa. Del grupo conservador de Puerto Rico, sólo se pre· sentó a cumplir con su cometido el delegado por Arecibo, don Manuel Zeno y Correa. El grupo libe· ral estuvo dignamente representado por los tres comisionados elegidos; don José Julián Acosta ha· bría de actuar de portavoz del grupo.
LA
JUNTA INFORMATIVA: PLANTEAMIENTO
DE LOS PUERTORRIQUEÑOS
La primera actuación de los tres jinetes del li· beralismo puertorriqueño fue plantear la necesidad y discutir la conveniencia de la abolición 'de la esclavitud en Puerto Rico. En esa ocasión, anun· ciaron que habrían de preparar un documento como pleto relacionado con el planteamiento. El Informe sobre la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, presentado a la Junta Informativa ellO de abril de 1867, solicitaba la inmediata emancipación de los esclavos que aún existían en suelo puertorri· queño. El Informe es en gran medida la contribu· ción de Ruiz Belvis a aquella memorable reunión; fue redactado a tono con las idea" e instrucciones recibidas de Betances y sus colaboradores. Así lo aseguró don Francisco Mariano Quiñones al escribir sobre Ruiz Belvis y sus actuaciones en la Junta Informativa. El Informe sobre la abolición de la esclavitud queda en la Historia de Puerto Rico como el más elocuente y bien pensado documento escrito en el siglo XIX. De acuerdo con el Informe aludido, la abolición habría de constituirse en un bien no sólo para Puerto Rico, sino para la Nación. La esclavitud permanecía en las posesiones ultramarinas de España en contravención del derecho natural, como sím· bolo de la negación de la personalidad humana, opuesta y afrentosa a la sociedad. Luego de trazar magistralmente los orígenes y trayectoria históri· ca de la esclavitud africana, pasaban a un estudio detenido de la institución dentro del reducido ámbito insular destacando la situación ventajosa en que se encontraba la Isla para dar al traste con ella sufriendo los menores perjuicios posibles. La población esclava del país era relativamente pequeña; se utilizaba preferentemente el trabajo li· bre y se daba el loable espectáculo de trabajadores libres y esclavos en franca colaboración y camara-
dería mientras cultivaban los campos, limándose todas las asperezas que podrían surgir del contacto de razas distintas. De ahí que Puerto Rico no presagiase la más mínima alteración del orden ni conflictos raciales, y hasta se aventuraban a asegu· rar que la gran mayoría de los dueños de esclavos verían con agrado la desaparición de aquella mancha del suelo puertorriqueño. Luego de discutir las inconveniencias de la abolición gradual, la descartaban como fórmula preferente. La libertad humana no admite puntos medios; cuando éstos existen, más bien son engendradores de nuevos problemas que surgen de las limitaciones que naturalmente encierra una abolición gradual. En la realidad, apuntaba el Informe, "no hay ni puede haber estado intermedio entre la esclavitud y la libertad". y cuando esta última se concede, hay generosidad en el pecho del liberto para con sus libertadores y aprecio por haber sido rescatada su dignidad de ser humano al sentirse dueño de su voluntad. Hay en su nuevo horizonte respeto para lo que le perte· nezca, seguridad de su persona y normalidad para vivir una vida familiar. Esas ideas iluminan la mente sin estimulo de aquellas pobres criaturas nacidas para ver sus vidas consumidas lentamente bajo el sol ardiente del trópico. Los tres comisiona· dos reformistas esperaban que ocurrieran algunos inconvenientes y quebrantos, los naturales cuando se decreta una abolición inmediata, pero en el caso específico de Puerto Rico el país r.ecobraría prono tamente la normalidad, abonado por lo doblemente fecundo que resulta el trabajo libre comparado con el trabajo esclavo. Ellos proponían la indemnización para los dueños de esclavos porque ello era un acto de prudencia, de buena política. altamente conveniente y una cuestión de justicia. Pero si la indemnización no fuera posible, si hubiese que optar entre la abolición sin indemnización o la continuación de la esclavitud, no quedaba sino un solo camino: suprimir la esclavitud. Crefan en las ven· tajas de la reglamentación del trabajo de los li· bertas por un perfodo que no debía exceder de cinco años. En suma, conclufa el Informe, "queremos y pedimos a nombre de la honra y del porvenir de nuestro país, la abolición inmediata, radio cal y definitiva de la esclavitud... Esta petición, que aun siendo individual fuera digna de ser tenida en cuenta, recibe aquí autoridad ilimitada, porque con más que merecimientos somos en esta ocasión los elegidos por "el voto de algunas poblaciones y además los representantes, no tan elocuentes como fieles de las opiniones, sentimientos y doctrinas de la mayor parte de los naturales de Puerto Rico". Comentando en 1870 sobre la extraordinaria labor de los comisionados puertorrigueños, don Emilio Castelar reconocía que aquel dictamen "será su honra y su gloria; dictamen que en el porvenir
43
será colocado junto a la Declaración de los Dere· chos del Hombre de la Revolución Francesa".
RUlz
BELVIS SUSCRIBIÓ EL INFORME pOLíTICO:
BASES PARA LAS REFORMAS
Segundo Ruiz Belvis y Francisco Mariano Qui· ñones suscribieron con su firma el Informe sobre el problema político que preparó el cubano José Morales Lemus y que fuera aprobado por una comisión en que figuraba José Julián Acosta. En dicho documento los comisionados calificaron el régimen colonial vigente de "absoluto, despótico e injusto", cerrando con una extensa propuesta de reformas que iban encaminadas a modificar la ad· ministr~ción ultramarina. Se pedía la igualdad de condiciones para españoles peninsulares y ultramarinos: garantías de los derechos individuales; derecho de los puertorriqueños a ocupar cargos públic09 en paridad de condiciones con los peninsulares; concesión de los derechos políticos reconocidos treinta años atrás por la Constitución Nacional e inherentes a todos los españoles. Treinta años habían esperado las Antillas las reformas; los antillanos sencillamente pedían el disfrute de sus derechos. Los comisionados procedieron a foro mular las bases que servirían de fundamento para la aplicación en las dos Antillas de los derechos personales conforme al espíritu y la letra de la Constitución nacional: libre expresión de ideas, de· recho de petición, libre ejercicio de profesiones, aro tes y oficios sin obligación de agrerniarse y sin trabas de ninguna especie, admisión a empleos públicos de acuerdo con méritos y capacidad de los aspirantes, libertad de contratación, respeto a la propiedad con arreglo a las leyes, derecho de re· unión lícita para discutir pacíficamente sobre asun· tos públicos. seguridad de vida y domicilio. Si hubiese necesidad de suspender las garantías consti· tucionales citadas, ello sería determinado por la Junta Provincial y la Diputación Insular; jamás por el Gobernador Superior. Los comisionados proscribían a perpetuidad el desafuero, los tribunales especiales y las facultades omnímodas, y se expresaron contra toda forma de servidumbre. Jamás se procedería a coñfiscar bienes, la falta de cumplimiento de contrato sólo daría derecho a reclamar indemnización, nadie seria privado de su propie. dad sino por causa justificada de utilidad pública y previa indemnización justa y equitativa. Esos derechos estarían garantizados con la organización política, en el hogar, en las relaciones humanas, en el municipio, en la provincia y en la nación. Las "leyes especiales" que necesitaban las An· tillas españolas debían garantizar un gobierno ci· vil para Puerto Rico consistente en un Goberna-
44
dor Superior Civil, una Diputación Insular y un Consejo Provincial, tres Diputaciones de Distritos (San Juan, Ponce y Mayagüez) con sus respectivos gobernadores de distrito, y Ayuntamientos en los pueblos. Los Ayuntamientos serían base del régimen: alcaldes y tenientes de alcaldes debían ser consecuencia de elección popular directa. Los ofi· ciales municipales entendían con los asuntos locales, formulaban un presupuesto de gastos que sería objeto de revisión y examen por una Junta de Pre~ supuestos. Esta Junta debía quedar establecida in· mediatamente que quedaran instauradas las "reformas", ya que era un organismo que entendería con toda legislación de tipo fiscal. Sin embargo, no debía entender en enajenación o gravámenes de propiedades inmuebles sin previo acuerdo de la Dipu. tación del Distrito Provincial. del Consejo Provino cial y del Gobernador Superior. Los municipios convendrían con los ayuntamientos limítrofes las cuestiones· relativas a caminos vecinales que empalmen con otros de municipios colindantes, cuestiones de límites y obras de común conveniencia. Las corporaciones municipales podían tomar empréstitos y contraer obligaciones sobre la futura recaudación municipal previo acuerdo de la Junta de Presupuestos; pero no tendrían autoridad para establecer contribuciones indirectas. Podían acordar con los contribuyentes reunidos en Junta de Pre· supuestos, toda clase de impuestos o derrama que estimaren necesarios para cumplir con sus obliga· ciones. Los ayuntamientos estarían obligados a rendir cuentas de su gestión públicamente; sus cuen· tas quedarían a disposic~ón del Departamento de Contabilidad insular. Los miembros del cuerpo municipal emn responsables mancomunadamente de inversiones ilegales de fondos; sólo la protesta de un concejal contra acuerdos o abusos lo absolvería de responsabilidad, estimándose su acción como acción meritoria. La formación de los organismos municipales se ajustaría a las bases orgánicas que debían con· sagrar el derecho electoral a los vecinos mayores de 2S años que pagaran 2S pesos fuertes de contribuciones anuales. Vecinos serían los jefes de familia con residencia dentro del término municipal por más de un año y un día, y los que hubiesen obtenido vecindad de acuerdo con las leyes. Se expli· caba el concepto de bienes propios y se hacía cla· ro que todo vecino siendo mayor de 2S años tenía derecho al voto; también les reservaban igual derecho a los miembros de academias literarias y científicas de la Isla y de España, a doctores y li· cenciados, miembros del Cabildo Eclesiástico, curas párrocos y sus tenientes; abogados, médicos, cirujanos y farmacéuticos en ejercicio de su profesión; magistrados, jueces de primera instancia y promotores fiscales, arquitectos, pintores y escul-
tares reconocidos, notarios, escribanos y procuradores en ejercicio; profesores y maestros de ense· ñanza con título; gerentes de sociedades comandi· tarias que paguen la contribución correspondiente y los condueños o socios colectivos. No podían ser ¿lectores los que se hallasen procesados al momento de las elecciones, los inhábiles a consecuencia de sentencias judiciales de cualquier tipo: los incapacitados física, mental o moralmente; los que se hallaren apremiados, con sus bienes intervenidos, los deudores a fondos municipales o a la hacienda pública y los que se hallaren bajo vigilancia por orden judicial. Estas disposiciones no cubrían a los ordenados il1 sacris, a los empleados públicos en servicio activo, los que percibían sueldos de fondos municipales o provinciales, los diputados provinciales, los arrendatarios de propios. arbitrios y abastos de los pueblos y sus fiadores. El cargo de concejal se desempeñaba por cuatro años; quedaban excusados de ocupar dicho empleo los mayores de 60 años y los físicamente impedidos. Los Diputados a Cortes. a la Diputación Pro\·incial o a la Diputación de Distrito Provincial no podían desempeñar dichos cargos hasta pasado un año de haber cesado en los mencionados oficios. Los cuerpos municipales se renovarían por mitad cada bienio y ello se determinaría por suerte. Los cun~e.iales podían ser reelectos siempre que estuvieran dispuestos a continuar con el cargo. Alcaldes y sus tenientes eran elegidos por dos años, con derecho a reelección; la elección podría recaer entre los concejales disponibles al renovarse el cuerpo. Por cada dos años, las corporaciones municipa· les elegirían de entre sus miembros al Síndico o Síndicos Protectores de Esclavos mientras subsistiese la esclavitud. así como de emancipados y colonos contratados. La Junta de Presupuestos la compondría el Ayuntamiento reunido con los contribuyentes, pero si el número de éstos excediese a más del cuádru· plo de los concejales, el Ayuntamiento procedería a citar a los electores para que en una reunión al efecto se designaran los contribuyentes que habían de formar dicha Junta para el siguiente bienio económico. Cuando el número de contribuyentes hiciese incómoda la reunión en un determinado local, podría fraccionarse por parroquias o barriadas. Los contribuyentes quedarían divididos en tres clases: los de primera clase tendrían 4 votos; los de segunda tendrían 3 votos y 2 los de tercera. El Ayuntamiento convocaría la Junta de Presupuestos. que presidiría el alcalde o sus tenientes. Los proyectos de presupuestos serían de conocimiento público y cualquier persona podría exami· narlos y objetarlos dentro de un término de 15 días. Transcurrido el período. se llevaba a la Junta de
Presupuesto para su aprobación y de allí pasaba a la Diputación de Distrito Provincial. En todo presupuesto eran obligatorias las partidas para establecer y sostener escuelas o institutos para todos los sexos y razas; para construir y conservar calles y mercados, para mantener limpieza y alumbrado públicos; para conservar caminos vecinales, para sueldos de empleados y repar"ción de casas consistoriales. para el sostenimiento de una policía municipal, p'ara lo que le corresponda proporcionalmente al Municipio para sostener la Diputación de Distrito Provincial, para amortizar empréstitos y satisfacer sus intereses; para 10 que proporcionalmel1'te le corresponda para la construcción y conservación de vías de comunicación del Distrito Provincial y para obras de carácter provincial acordadas por la Diputación del Distrito Provincial; para lo que le corresponda separada o de acuerdo con otros municipios para erección de talleres de vagos y correccionales para menores de 17 años; para mejoras de utilidad pública y oro nato acordado por la Junta de Presupuestos. La propuesta reforma estipulaba que cualquier caserio que contara con 200 ó más vecinos y que estuviese aislado de otras poblaciones, tenía derecho a constituir una Corporación Municipal para entender con asuntos locales. Se hizo claro que un Ayuntamiento podía acordar segregarse del Distri· to a que estaba ligado para unirse a otro que fuera más conveniente. Si los vecinos aspiraban a constituirse en una Municipalidad, lo harían constar en un acta donde además explicaban las razones que tenían para ello y el número de concejales que estimaban necesario incluyendo alcalde y teniente, empleados y sus correspondientes asignaciones, edificios que destinan para Ayuntamiento, iglesia, es· cuela o recursos para construirla. la suma que pagaban al municipio de que dependían, la riqueza con que contaban en el último ejercicio fiscal. Con dicha acta daban cuenta a la Diputación del Distrito Provincial correspondiente, la que procedía a autorizarlo dando cuenta al Gobernador Superior para que dispusiese lo que estimara pertinente. Si la Diputación de distrito creía inconveniente su creación haría constar su oposición, elevando la documentación al Consejo de Distrito Provincial que a su vez 10 elevaba al Gobernador Superior. Si hubiese discrepancia de criterios entre los contribuyentes, se haría constar en acta, así como la cuota que correspondió a cada contribuyente en el último ejercicio fiscal. Una vez consignados los fundamentos del régimen municipal -medula del sistema propuestopasaron los comisionadQs a exponer las bases para el gobierno de las tres Diputaciones de Distritos Provinciales -San Juan, Ponce y Mayagüez- en que quedaría dividida la Isla. Cada Diputación de
45
Distrito estaría integrada por un gobernador, nombrado por el Superior de la Isla a base de una terna que le sería sometida por la Diputación Provincial del Distrito; un Consejo de Distrito Provincial de cinco miembros también nombrado por el Gobernador Superior a base de una lista enviada por la Diputación del mismo distrito usando igual sistema que para elegir Diputados a Cortes en España. Estos puestos eran incompatibles con el estado eclesiástico y con cualquier otro empleo del gobierno. Una recomendación interesante era la que disponía que el gobernador de Distrito no tendría autoridad militar; esa autoridad quedó reservada a los jefes que para esa función nombrase el Capitán General del Ejército en la Isla. El gobernador de Distrito Provincial ejercía su cargo a nombre y en representación del Gobernador Superior. En casos urgentes tenía autoridad para suspender cualquier empleado nombrado para su distrito por el Gobernador Superior, a quien dará cuenta de inmediato. El Consejo de Distrito Provincial consultaría al gobernador sobre las medidas en que tome iniciativa; también consultará al gobernador sobre medidas que proponga la Diputación del Distrito Provincial con el objeto de fomentar el adelanto de su territorio. ~olverfa en primera instancia los expedientes contencioso-administrativos y propon· dría al gobernador de Distrito Provincial lo que estimara conveniente a la buena administración, régimen y fomento del territorio, así como sobre el adelanto moral e intelectual de sus habitantes. La Diputación de Distrito Provincial elegiría de entre sus miembros un presidente y un secretario; propondría en terna al gobernador todos los empleados del Distrito Provincial que derivaban sueldos de fondos provenientes de dicho distrito. Re· partiría las contribuciones generales de la Isla que correspondían a su Distrito; nombraría individuos de su seno para visitar los establecimientos sostenidos con fondos del Distrito, dando cuenta del es· tado de los mismos. Comisiones integradas por sus miembros inspeccionarían obras y reparaciones que se efectuasen con fondos del Distrito, dando cuen· ta de ello a la Diputación para que ésta acordase 10 que procediese; acordaría el modo de administrar propiedades del Distrito Provincial: la compra, venta y cambio de dichas propiedades, entendiéndose que para ello oiría al Consejo Provincial y obtendría aprobación del Gobernador Superior; acordaría uso y destino de edificios pertenecientes a la provincia; deliberaría sobre creación o supresión de establecimientos del Distrito; acordaría sobre la construcción de carreteras cpn fondos del Distrito y sobre los litigios que conviniese sostener; deliberaría acerca de aceptación de donativos. le·
46
gados y mandas; dictaría reglas de policía sanitaria, aprovechamiento de aguas, establecimiento de penitenciarías, cárceles y hospitales; calificaría presupuestos municipales dentro de su distrito; informaría sobre traslación y creación de municipalidades; formaría los presupuestos del Distrito con intervención de delegados que al efecto nombra· ran los municipios comprendidos en el Distrito; acordaría sobre establecimiento de ferias y mercados; elevaría al Gobernador Superior y demás corporaciones insulares las exposiciones que creyera convenientes sobre asuntos que afectaran o interesaran al Distrito. El gobierno general de la Isla estaría integrado por la Diputación Provincial (especie de Cámara de Diputados) y el Consejo Insular (parecido a un Senado). La primera, resolvería por sí y en defini· tiva la aprobación o desaprobación de los presupuestos anuales de la Isla que le presentara el Gobernador Superior. En caso de que la Diputación los rechazase, continuaría en vigor el presupuesto del año anterior. Para Cánovas del Castillo esta atribución de la Diputación era la independencia misma realizada. Al Consejo Provincial correspon· dería acordar en escrutinio secreto y por mayoría absoluta, la tema que habría de presentarse al gobernador para el nombramiento de Jefes de Conta· bilidad y Estadísticas. Las sesiones de ambos cuerpos serían públicas, con excepción de aquellas que por acuerdo tomado por mayoría absoluta de votos fuesen secretas. Todo proyecto que no cayese dentro de las atrio buciones de una de estas corporaciones sería trasladado al Gobernador Superior con 10 dictaminado, quien lo pasará a la otra para que tome acción dentro de un término de diez días. Si hubiese discrepancia entre los dos organismos, se podría nombrar una comisión mixta para lograr acuerdo. De no haber acuerdo se desecharía el proyecto, pero si lo hubiese, el proyecto pasaría al gobernador. Si el gobernador desaprobase un proyecto que hubiese tenido el visto bueno de la Junta y la Dipu. tación Insular, podría elevar el asunto al Supremo Gobierno. Este último tendría un año para tomar acción, sin efecto retroactivo en caso de desaprobación. Si pasado el año no desaprueba, el proyecto se convierte en ley. Resulta ~teresante señalar que los acuerdos de la Diputación' Insular sobre los presupuestos insulares serían siempre ejecuti. vos y no estarían sujetos a veto ni a la aprobación o desaprobación de ninguna otra autoridad o corporación. Las bases orgánicas de la Diputación Insular y del Consejo Provincial estipulaban que la primera se renovaría cada cuatro años; sus miembros eran reelegibles. En caso de muerte, renuncia o impedimento de cualquier miembro de la Junta Pro-
vincial, el gobernador nombraría sustituto entre candidatos que le someterán los Ayuntamientos. Dicha Junta también era renovable cada cuatro años y también eran reelegibles sus miembros. Las elecciones para la Diputación Provincial y las ternas para la Junta Provincial serían simultáneas con la elección de concejales la una y con el examen de presupuestos municipales la otra. Ambas corpora· ciones se reunirían cada año el 1;0 de febrero y cada una adoptaría su propio reglamento interno y el modo de nombrar sus empleados. El Gobernador Superior sería nombrado por el Gobierno Supremo, que representa al Rey en el poder ejecutivo; no ejercía el mando directo e .in· mediato del Ejército estacionado en la Isla. Era la autoridad responsable de publicar, circular, cum· plir, hacer cumplir y ejecutar las leyes, decretos y disposiciones a nombre del Rey, mantener el orden público y proteger las personas y sus propiedades. Debía reprimir todo acto contrario a la religión, a la moral y a la decencia pública, faltas de respeto y desobediencia a la autoridad y aquellas que cometan funcionarios en el desempeño de sus encaro gos; propondría a la Junta Provincial o a la Dipu· tación Insular todo 10 conducente al adelanto intelectual y moral de la provincia y al fomento de sus intereses materiales. Velar por la salubridad, mantener y proteger la libertad de discusión y la inviolabilidad de los miembros de la Junta Provino cial y de la Diputación Insular. Hacer cumplir las leyes y reglamentos, mejorar los servicios públicos, remediar abusos, nombrar Secretario del Gobier· no Superior y empleados superiores con excepción de los Jefes de Ejército y Marina, que son de nombramiento real. Propondría a los organismos mencionados cualquier declaración de estado de guerra o alarma, así como el cese de estado excepcional. Quedaba reservado al gobernador la conmutación de la pena de muerte, dando cuenta de ello al Gobierno de Madrid; continuaría en el ejercicio del Vicepatronato Real y tendría reservado el derecho de indulto en casos de penas menos graves. Los comisionados dejaron sentado el derecho de Puerto Rico a representación en las Cortes españolas -un diputado por cada 45,000 habitantes; uno más si hubiese fracción de más de 25,000. En la elección de Diputados participarían todos los vecinos mayores de 25 años, con un año y un día de residencia, que pagara contribuciones anuales de no menos de 25 pesos. Para ser candidato a Diputado a Cortes se requería residencia de más de tres años en la Isla, salvo el caso de que fueran naturales del país. Debían tener rentas anuales montantes a 3,000 pesos o pagar la contribución que correspondiese a su profesión o industria. El que fuese Diputado a Cortes inhabilitaba al individuo para ocupar cargo alguno dependiente de Ma-
drid o de la Isla dentro de un período de dos años después de concluido su encargo. Las Antillas abogaban por igualdad de derechos y deberes con los españoles; deseaban ser parte in· tegrante de la unidad nacional -contribuir a las cargas generales, al reemplazo del Ejército, a la comÚD nacionalidad, a compartirlo todo. Los asuntos de interés insular no habrían de ser de la in· cumbencia de las Cortes. La unidad no quedaba ex· cluida por la variedad; la amalgama de diversos intereses constituye el vínculo más fuerte de las grandes nacionalidades. Si la Madre Patria estaba representada en la Provincia, era justo que la Provincia estuviese representada en España. La representación antillana era de justicia, necesaria, con· veniente; aseguraba el robustecimiento de la uni· dad. El informe político sobre reformas vislumbra· ba un intendente nombrado por !=l Gobernador Su· perior que vigilaría la recaudación de impuestos, sería custodio de los fondos del Tesoro público, atendería y regularizaría la inversión de fondos de acuerdo con los presupuestos; atendería y reglamentaria los gastos y pagos gubernamentales. Se proveía también para la creación de una Comisión de Contabilidad y Estadística, cuyos jefes serían nombrados por el Gobernador Superior a base de una tema que le enviaría la Junta Provincial. Esta agencia llevaría cuentas, formularía cargos y reparos, reuniría datos estadísticos y formaría las estadísticas anuales de la Isla. Tendría a su cargo la dirección del catastro, el Registro Civil, el de la Propiedad y el Archivo Público. Los comisionados cerraron el citado Informe con extensas e interesantes consideraciones que explican los motivos del proyecto. Aseguraban que las islas de Cuba y Puerto Rico ..han seguido con ansiosa solicitud la marcha de los acontecimientos de la Madre Patria. han ... estudiado ... las convulsiones de las repúblicas hispanoamericanas, la contienda de la vecina Federación de los Estados Uni· dos; y no les son desconocidos los trastornos ni las causas del progreso de unas y el atraso de otras. La situación excepcional y anómala en que por tantos años han gemido esas provincias, hizo como prender a la mayoría ilustrada de sus habitantes que semejante situación no podía perpetuarse, que debía ... llegar el día en que se les llamase a participar en la gestión de sus propios negocios y que debían prepararse para ejercitar sus derechos cuan· do se les hiciera justicia. Las islas de Cuba y Puerto Rico conocen hoy su situación, sus intereses, los males que les aquejan y sus causas, los obstáculos que se oponen a su progreso... Pero ese sistema [han dicho otros] no puede establecerse desde luego ni por completo. Es pre-
47
ciso irlo planteando por partes y mesuradamente." Este argumento, que los comisionados libera-. les llamaron el sofisma de la prudencia reaccionaria", ha causado ya inmensos males y desacredi· tado a todos los sistemas. ..Adoptar por partes un sistema no es establecerlo, sino mutilarlo: es destruir la armaDÍa del conjunto, ... es, en resumen organizar el desorden y la confusión y falsear los mismos principios que se pretende sostener ... ... donde no existen instituciones de ninguna especie, donde en realidad no hay otra máquina de Gobierno que la centralización de todos los poderes y las facultades discrecionales de una Autoridad omnímoda, ¿cómo puede concebirse la idea de reformas parciales? ¿Cómo limitarse a montar al· guna que otra rueda del gran aparato guberna. mental? .. ... preciso es crear ... porque mal puede refor·marse lo que no existe. Tal vez las islas de Puerto Rico y Cuba son los territorios más adecuados para plantear de momento un sistema liberal y completo de Gobierno. por la misma razón que en ellos no ha habido ja. más ninguno que merezca ese nombre. [A eso habrá quien diga que quedan de hecho segregados de la común nacionalidad"... ]; a esos se les contesta que: "En la misma Península hay provincias que conservan fueros especiales y no por eso dejan de ser tan españolas como las demás... La unidad nacional no excluye las variedades en el modo en que cada entidad individual o colectiva atienda a sus necesidades o arregle sus particulares negocios... No hay quien desconozca en el presente siglo que esa nivelación absoluta, esa centralización absorbente, considerada por algunos en otras épocas como un gran desideratum de los gobiernos, no es en la esencia otra cosa que el socialismo disfrazado, el anonadamiento de los derechos individuales y lá creación de una entidad ficticia, que so pretexto del bien general. perjudica a todas las partes como entes de esa generalidad cuya tutela se abroga. Los habitantes de Cuba y Puerto Rico ... resino tieron profundamente que sus diputados fueran repelidos de aquellas -Cortes [1837 y 1845] ... [y que se les h~yan prometido leyes especiales]." ... "el objeto del artículo adicional [a la Cons· titución española] ... que ha dado origen a esta Información. no era privar a aquellas provincias de un ápice de sus derechos, sino por el contrario. facilitándoles su ejercicio con arreglo a sus circunstancias..... .. Españoles son los que nacen o vienen a residir en la Peninsula y españoles son también los que ven la luz o van a establecerse en las Antillas; 11
H
11
48
idénticos son sus derechos como lo es también su nacionalidad. Las circunstancias de los países en que habitan exigen alguna variante en el modo de ejercitar aquellos derechos; pero esa modificación no autoriza el despojo. no supone privación. sino por el contrario. significa que ha de realizarse sin perjudicar aquellos mismos derechos y sin que los intereses de la provincia respectiva dejen de ser completamente atendidos al ejercitarlos... '" Cuba y Puerto Rico no pueden superar los obstáculos que se oponen a su progreso ... sin corporaciones insulares autorizadas para deliberar, acordar y proponer todo lo concerniente a sus negocios locales, y que esto no impiC1e, sino antes por el contrario, facilita que los negocios generales de la Nación. esto es. aquellos de interés común a todas las provincias, se traten en el Congreso general en que al efecto estén representadas de la misma manera que las demás partes integrantes de la Monarquía... Los verdaderos partidos -las agrupaciones paclficas formadas por hombres que profesan ciertas doctrinas para sostenerlas y discutirlas con otros que consideran las mismas cuestiones bajo distinto punto de vista-. nunca han sido ni son perjudiciales. al contnuio, deben estimarse como agentes legitimas de gobierno o al menos auxiliares indirectos de los gobernantes... No son ... los verdaderos partidos los que perturban la marcha de las naciones y de los gobiernos. Lo que en todas partes perjudica ... son las banderías determinadas por afecciones. odios y otros vinculas personales; son aquellas agrupaciones que no tienen por enseña una doctrina, sino un hombre; ... ... los dos partidos que por desgracia existen hoy en las Antillas, desaparecerán con el estableci· miento propuesto, porque igualados todos en derechos y en modo de ejercitarlos ... aquella ... di· visión no tendrá ya razón de ser. Vendrán quizás otros partidos ... politicos ... de doctrina o principios ... que propendan al bien público... [También desmienten el argumento de que] la coexistencia de individuos de distintas razas ha de impedir ... el ejercicio de los derechos que la Constitución les garantiza ... No es la diversidad de ra· zas, sino la injusticia. la opresión o el abuso de las ventajas de la situación de los unos respecto de los otros. lo que engendra y sostiene el antagonismo... '" en el sistema propuesto no puede prescindirse de los Diputados sin faltar a la justicia y debilitar los vinculas de nacionalidad... y así quedaron compendiadas las razones fundamentales para justificar que la administración de cada pueblo fuese desempeñada por sus propios hijos o por personas en él arraigadas ... lo que sobre este punto proponemos no es una nove-
dad, sino ... la observancia de 10 que desde muy antiguo se ha reclamado, obtenido y practicado por las municipalidades españolas. Creemos. haber contestado a los principales argumentos que suelen aducir los contrarios a las reformas de Puerto Rico y Cuba..." No escapaba a los comisionados ... que u algunos [se] aventura[sen a hacer] calumniosas acusaciones y atribuir embozados y dañinos intentos a los comisionados por Puerto Rico y Cuba". Desde los primeros momentos que allí mostra· ron deseos de reformas, hubo quien lanzara acusaciones que habían venido repitiéndose... y Uno es extraño que ahora se reproduzcan con mayor empeño... Conocemos y confesamos la insignificancia de nuestra personalidad; mas a pesar de ella miramos con desdén semejantes imputaciones, que no nos han retraído ni nos retrotraerán de cumplir concienzudamente un encargo que aceptamos y de ex· presar en honor y conciencia, y con leal y enérgica franqueza, cuanto estimamos conveniente para alcanzar las elevadas miras del Gobierno nacional, o 10 que es lo mismo, para el progreso y felicidad de aquellas provincias. Fuertes en nuestras convicciones y en la recti· tud de nuestro propósito, confiamos en la del gobierno ... en la imparcialidad de los hermanos de la Península y sobre todo en la justicia de la causa que defendemos. Los act.os de esta Información serán apreciados por nuestros conciudadanos y nos basta para tranquilizarnos la aprobación de ellos y de nuestra propia conciencia... ... si tuviéramos la desgracia de ver desatendidas las justas aspiraciones de nuestras provincias y torcidamente interpretada y calificada nuestra patriótica solicitud, lo sentiríamos profundamente, no ya por nosotros mismos, sino porque así se re· tardará el bienestar de aquellos países con perjuicio de la gran nacionalidad a que pertenecen; y como miembros de ella deploraremos que por tal motivo vengan tal vez los hechos a demostrar que hubiera sido más conveniente examinar nuestras respuestas con menos prevenciones." El bien pensado Informe revela que el criterio que 10 fundamenta iba dirigido hacia una mayor autonomía. Tanto Pérez Moris, como Cueto, españoles sin condiciones, lo calificaron de autonomía "perfectamente calculada para llegar en cortísimo plazo ... a la independencia", lo que obviamente constituía una opinión tergiversadora de la realidad. Como era de esperar, el comisionado conser· vador Manuel de Jesús Zeno y Correa no estuvo de acuerdo con los planteamientos y recomendaciones liberales en lo político y en lo social; concurrió en sustancia con lo relativo a la cuestión económica.
La Cédula de Gracias de 1815, inspirada en la doctrina económica del libre cambio había sido reconocida por la clase acomodada como un sistema que ofrecía mayores ventajas a sus particulares intereses que la tradicional política mercantilista. Aunque coincidían fundamentalmente con los reformistas en 10 económico, en lo político y social, 105 conservadores hicieron una defensa del statu qua en una exposición que enviaron a Madrid. Tal acción obligó a los liberales puertorriqueños a preparar un documento justificando la posición de 10:t comisionados. Una Memoria escrita por José Pablo Morales a instancias de Baldorioty no pudo imprimirse porque el gobernador Marchesi no le dio la requerida autorización, previniéndole de que toda manifestación sobre el particular "podía ser considerada un desacato a las autoridades constituidas y resultar funesta para sus autores". El 27 de abril de 1867, tras 36 sesiones, clausuró sus trabajos la Junta de Información. En la se· sión final el Ministro de Ultramar despidió a los comisionados con la promesa de que iría hasta el fin del camino de las reformas y promulgaría las Leyes Especiales ofrecidas 30 años atrás y prescritas por la Constitución. Pero el Gabinete Narváez hizo caso omiso del mandato constitucional y se burló de las esperanzas del liberalismo puertorriqueño. Contraviniendo las recomendaciones de conservadores y liberales, decretó el 13 de mayo de 1867 un tipo contributivo de 6 % sobre el producto neto de la propiedad real e industrial. Procedió a autorizar a los gobernadores a fijar recargos adicionales que considerasen necesarios para cubrir las necesidades de los Ayuntamientos; se les facultaba para imponer cargas adicionales hasta un 12 % si los tributos esta· blecidos no bastaran para cubrir los presupuestos de gastos. Todo ello sin suspender la contribución indirecta de aduanas. Contra tal disposición, los comisionados liberales presentaron sólidas y juiciosas impugnaciones. Pero el gahinete Narváez no sólo impidió que la protesta se hiciese pública, sino que aprobó los informes que le fueran enviados por el intendente don Gabriel AIvarez, quien trató de hacer creer que los datos que provocaron el decreto fueron originalmente suministrados por los Ayuntamientos, cuando realmente éstos desconocían totalmente lo que estaba ocurriendo. En Puerto Rico reinaba el descontento; en el momen to en que el país se veía amenazado por una próxima crisis económica, el gobierno aumentaba en 600,000 escudos la contribución insular. Comenzaron a circular hojas y pasquines de protesta que el gobernador Marchesi se dispuso acallar con la persecución. Pero nada le vino tan al pelo como el llamado HMotín de los Artilleros".
49
RUIZ BELVIS y EL "MOTíN DE LOS ARTILLEROS"
Segundo Ruiz Belvis había sido iniciado en la masonería en la Respetable Logia Unión Germana n.O 8, de San Germán, que laboraba bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Santo Domingo desde el 26 de julio de 1866, en que recibió carta constitutiva. En aquella logia también trabajaba Betances; quien fundó más tarde la Logia Yagüez n.O 10. La masonería era perseguida por España, y estos dos personajes eran de los más "peligrosos" que tenía la Isla. No se hizo dificil al gobernador Marchesi conectar a estos dos patriotas con un motín que ocurrió en el Cuartel de Artillería de San Juan en la tarde del 7 de junio de 1867. El llamado "motín" era una protesta de los artilleros por beneficios extendidos a sus compañeros estacionados en España que no eran extensivos a Puerto Rico. La algarada fue prontamente sofocada y se ordenó la investigación correspondiente, que estuvo a cargo del coronel Nicolás Rodrfguez de Cela, quien actuó de presidente del Consejo de Guerra. El dictamen de este cuerpo fue archivar el asunto por considerarlo de menor importancia. En este momento intervino el gobernador Marchesi, quien obligó al coronel a imponer penas severas, pero con la promesa de Marchesi de que en el momento oportuno procedería a indultar a los culpables. A base de aquella promesa, el coronel Rodríguez de Cela precedió a imponer pena capital al cabo Benito Montero, efectiva el 2 de julio de 1867. En vano espero el coronel la orden de indulto; ejecutado el cabo Montero, optó el coronel Rodríguez de Cela por suicidarse, ya que había asegurado al cabo que el gobernador le indultarla antes de la fecha de su ejecución. Ahí no quedó el asunto. Marchesi conectó el "Motín de los Artilleros" con la polftica liberal del país y procedió a promulgar entre el 25 de junio y el 5 de julio de 1867, una serie de órdenes de destierro contra Betances, Pedro G. Goico, Julián Blanco, Carlos E. Lacroix, Vicente Maria Quiñones, Calixto Romero Togores. José de Celis Aguilera, Luis de Leiras, Vicente Rufino Goenaga, Félix del Monte y Segundo Ruiz Belvis. Este último acababa de arribar a la Isla procedente de España. Mar~ chesi hizo saber a todos que ninguno de los desterrados estaba bajo acusaci6n de delito alguno; aquellas eran "simples medidas gubernativas". Tanto Ruiz Belvis como Betances rehusaron acatar la orden de exilio en España y furtivamente escapa· ron del país. EL DESTIERRO DE RUIZ BELVIS
Por el puerto de Mayagüez y con la ayuda del presbítero don Antonio González, cura párroco de
50
aquella ciudad, auxiliados por don José y Eduardo Arenas, que consiguieron un bote propiedad de don Mathías Mussenden, salieron furtivamente Ruiz Belvis y 'Betances. Tomaron el bote en una rada de la finca de don Valentfn Quiñones en la costa de Guánica con rumbo a Saint Thomas. Por accidente tuvieron que detenerse en el islote de Caja de Muerto; varios amigos llevaron a Ruiz Belvis y Betances nuevamente a la hacienda de Quiñones. Allí abordaron otro bote facilitado por don Fernando Calder, llegando luego de un viaje bastante azaroso a las costas de La Montalva, de la Provincia de Seibo, en Santo Domingo, el 9 de julio de 1867. Esa es región seca, estéril, arenosa, cubierta de áridos peñascos, árboles secos y habitada de mosquitos. El calor era sofocante, el agua de beber estaba tibia, el queso que les quedaba a los desterrados estaba rancio y el moho cubría las galletas. La fiebre hizo presa en Betances; una taza de café que bebieran en aquellas tierras inhóspitas les parecía delicioso néctar. Mientras los dos patriotas luchaban por subsistir, el gobernador Marchesi circulaba una requisitoria en la Gaceta de Puerto Rico informando que Habiendo desaparecido de Mayagüez don Segundo Ruiz Belvis, licenciado en Jurisprudencia, y don Emeterio Betances. doctor en Medicina, los cuales debían ser remitidos a disposición del Gobierno de Su Majestad, he dispuesto que se proceda por las Autoridades locales a practicar las más activas diligencias para descubrir su pa· radero, y conseguido que sea, los envíen a este Superi~r Gobierno sin la menor demora. La orden no detuvo a los desterrados, quienes salieron 'inmeditamente de- Santo Domingo rumbo a Nueva York. En esta última ciudad se enteraron de la requisitoria del gobernador Marchesi por despachos procedentes de La Habana publicados en el New York Herald. Con tal motivo, Ruiz Belvis y Betances dirigieron una comunicación el 3 de agosto de 1867 al director del periódico mencionado, recalcando que "Sin la menor intención de sincerarse ante el Gobierno español, ahora ni nunca, declaramos que es enteramente falso que tengamos nada que ver con la conspiración a que se refiere el corresponsal. El Gobierno de la Isla, procediendo arbitrariamente, como es su costumbre, sin forma alguna de proceso, decretó la expulsión de varios individuos de buena posición social, entre ellos los infrascritos, a quien se pidió una palabra de honor de presentarse en Madrid al Ministro de Ultramar. Hemos rehusado dar nuestra palabra de honor por varias razones que a su tiempo serán conocidas y porque sería perder tiempo, trabajo y dinero confiar en la buena fe de tal Gobierno". Esta carta señala el regreso del doctor Ramón Emeterio Betances y del licenciado Segundo Ruiz Belvis a la
posición radical sustentada antes de la Junta de In· formación.
SE PERDIÓ UNA VIDA DEDICADA A LA LIBERACIÓN DE PUERTO RICO
Convencidos de que la acción revolucionaria era el úriico recurso de acción para poner fin al régimen colonial establecido por España en Puerto Rico, Ruiz Belvis y Betances habrían de dedicar el resto de sus vidas a tan laudable causa. En Nueva York entraron en contacto, por conducto del doc~ tor José Francisco Basara, con los núcleos revolucionarios antillanos. Existia por aquellos tiempos una Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico que hacía propaganda separatista a través de La Voz de América, órgano periodístico que contaba con el respaldo de don Benjamín Vicuña Mackenna. Este último, escritor y político chileno, había sido enviado a Nueva York a raíz de la guerra chileno-española con el propósito de ofrecer colaboración a la mencionada Sociedad Republicana. Ruiz Belvis y Betances se entusiasmaron con el programa y fines de aquella organización y juramentaron entregarse de lleno a la causa revolucionaria que debía desembocar en la independencia de Puerto Rico. Se decidió que el doctor Basara permanecería en Nueva York para mantener contacto con los grupos revolucionarios organizados; Betances trataría de buscar un lugar cercano a Puerto Rico desde donde pudiera diseminar su propaganda revolucionaria y organizar el golpe; Ruiz Belvis partiría para la República de Chile con el propósito de buscar apoyo para la emancipación política de su querida Isla. El clima político de aquel país, que acababa de luchar contra la recont¡uista de aquellas tierras planeada por España, parecía lugar propicio para los propósitos de Ruiz Belvis. El domingo 27 de octubre de 1867, a bordo del vapor inglés Santiago 1I, arribó Ruiz Belvis a Valparaíso. Había abordado la nave en la Isla de Ta· boga. en Panamá, el 30 de septiembre, haciendo escala en Perú yen puertos chilenos al norte de Val~ paraíso. Al desembarcar se sentía enfermo; tomó una habitaciÓn en el Hotel Aubry. localizado cerca del puerto de Valparaíso. Allí permaneció recluido por una semana, falleciendo súbitamente el 3 de noviembre de 1867. Su muerte estuvo rodeada de circunstancias que aparentan la precedencia de un hecho de violencia con fines de robo. El médico que le examinó dictaminó que había fallecido como consecuencia de "contusiones internas". Ruiz Belvis llevaba consigo unos 1,000 pesos, una sortija de diamante que usó siempre, cuyo valor se estimaba en otros 1,000 pesos, y ,un reloj de oro con
un valor estimado de 200 duros, donde guardaba' un retrato y pelo de su amada esposa. Lejos de su tierra aherrojada, solo, moría a la temprana edad de 38 años un hombre que Puerto Rico necesitaba vivo. El periódico de Valparaíso, El Mercurio, dio la reseña de su fallecimiento en su edición de 5 de noviembre de 1867. Fue sepultado el 4 de noviembre por orden del propietario del Hotel Aubry. don Antonio Cruz, quien sufragó. los gastos del entierro. La exhumación de sus restos ocurrió en el Cementerio de Playa Grande, siendo depositado el rústico ataúd de segunda clase en un nicho que fue arrendado por un año. Con su inesperada y misteriosa muerte quedaron desvanecidas las posibilidades de obtener colaboración chilena. Aunque la República de Chile estaba dispuesta a ofrecer ayuda a la causa, la presión diplomática de los Estados Unidos le hizo desistir del empeño. La noticia del fallecimiento de Ruiz Belvis llegó a conocimiento de Betances cuando se encontraba en Saint Thomas; desde la vecina isla dirigió a los puertorriqueños una proclama en que lamentaba el fatal suceso que separaba para siempre de su tierra a la excelsa figura del patriota que excitaba a sus hermanos a la lucha por la independencia. Betances se dirigió al pueblo puertorriqueño para' anunciarles que El cielo de Chile ha recibido en su seno el alma esclarecida de Segundo Ruiz Bel~is. víctima del colonial despotismo español; ha muerto lejos de la patria, en el triste aislamiento del destierro, sin encontrar siquiera al lado de su lecho de dolor Ulla mano amiga en que apoyar la suya trémula para bajar a la sepultura. Ocupado con más interés que nunca en abreviar el tiempo de nuestra libertad, se dirigió a aquella república, llevando en su corazón de hermano todos nuestros gemidos. . El destino, empero, siempre cruel con los que sufren, se apresuró a helar en sus labios la voz del patriota que había vibrado con toda elocuencia en aquel santuario de la independencia hispanoamericana al revelar la lenta agonía de los hijos de este pueblo tiranizado. Betances utilizaba. el momento luctuoso para arengar a su pueblo a la lucha por su libertad. Señalaba que "otros dignos compañeros de tan ilustre como desventurado compatriota. unidos a él en el pensamiento y no con menos interés y abnegación, están igualmente consagrados a la misma noble causa, y se hacen oir de a'lgtlllas repúblicas que en su oportunidad nos prestarán apoyo. ¡Puertorriqueños!, los hombres pasan, pero los principios quedan y triunfan". Desafortunadamente para la causa de la inde- . pendencia, físicamente se había malogrado la figura cimera de Segundo Ruiz Belvis. Pero aquel "verdadero mártir de la santa causa de nuestra libertad, nos ha legado a'l morir sus ideas que inflama-
51
Ton su espíritu y las e~peranzas que henchían su corazón de republicano y héroe. Su sombra veneranda". aseguraba Betances. "vaga de uno a otro extremo de la Isla invitándonos a destrozar las cadenas de servidumbre que tienen a nuestra patria encorvada a los pies de sus mismos opresores. ¡Puertorriqueños! No más dominio español en el bello mundo de Colón. Alcemos la frente. esta frente de hombres americanos, nunca más noble y altiva que cuando ha sido tostada al sol de los combates y al santo grito de ¡bdependencia! Volemos al campo del honor a conquistar los laureles que nos ha de ceñir la victoria. ¡Guerra al ibero! ¡Viva la independencia!" , Triste era la ocasión, pero el gran Ruiz Belvis no tuvo que atravesar por el dolor de ver la derrota infligida en 1868 a la causa que animaba su existencia. Murió sin saber que no había pueblo capaz de seguirlo en la hora decisiva de trazar los derroteros del porvenir. Entretanto. tres de los desterrados -Julián Blanco, Luis de Leiras y Romero Togorés- llegaron a Madrid e informaron a las autoridades nacionales sobre la conducta arbitraria observada por el gobernador Marchesi. El nuevo Ministro de Ultramar, don Carlos Marfori, expidió un decreto de amnistía general para los desterrados. A ese decreto siguió otro de 17 de noviembre de 1867, en que
.-
52
se relevaba a Marchesi del mando de la Isla. Aquel déspota conocido también por "Gobernador Calamidades" y por "Marroquin" a1bandonó la Isla el 17 de diciembre de 1868, cuando arribó el nuevo incumbente mariscal Julián Juan Pavía Lacy, a quien correspondió sofocar la Revolución de Lares que estalló en Puerto Rico el 23 de septiembre de 1868 y que coincidía con la Revolución de 17 de septiembre en España acaudillada por Prim, y con el Grito de Yara que inició la primera guerra por la independencia de Cuba. . En tierra chilena, frente a un mar que le era ajeno, se convirtieron en polvo los huesos que pertenecían a Segundo Ruiz Belvis. En vísperas del centenario del suceso fatal, un grupo de puertorriqueños distinguidos, en cooperación con el Instituto de Cultura Puertorriqueña, enviaron al señor Martín Gaudier a realizar una investigación con el propósito de recuperar los despojos mortales del malogrado patriota. El señor Gaudier realizó 10 realizable; no había restos, pero pudo localizar el nicho donde reposó su féretro y descansaron sus huesos. Y de aquel nicho tomó tierra que fue colocada en una urna y traída a Puerto Rico para que simbólicamente pudiese reposar S~gundo Ruiz Belvis en la tierra donde nació.
Universidad de Puerto Rico.
Estampa Sangermeña Por ANA LUISA DURÁN
EL
PERSONAJE DE ESTA ESTAMPA BEB(A. SU VICIO NO era resultado de desilusiones sentimentales, ni hoscos complejos laboriosamente trazables hasta los primeros años de su niñez. Bebía porque sí. Se llamaba Ramón Pérez y trabajaba en una bombonera norteamericana en el pueblo de San Germán. En San Germán, el pueblo amarj]]o, las calles parecen enlazarse todas en su comienzo a una principal que cae desde lo alto de un cerro. En este cerro está el Instituto Politécnico, mal llamado, porque no es politécnico. Como decfa, las calles parecen irradiar todas del cerro. Son estrechas y empinadas y por ellas transitaba Ramón Pérez los sábados y los domingos, en camisa a rayas y calzones pardos. Diríase que las canes necesitaban de él para ser sangermeñas y que él precisaba de aquel barro amarillo y de la plaza central. No se sabe por qué razón Moncho, como le llamaba el pueblo, la tarde de los domingos, puntualmente visitaba el .cerro. Por aquellas calles iba, a rayas y de pardo, en la mano una fina vara extraída de uno de los árboles de la plaza, tomaba la vía principal, franqueaba hacia la derecha' y ya se encontraba en terrenos del instituto. Allí mismo, a la entrada, hay un puesto donde venden limonada y unos salchichas salados que presumen de quitar el hambre a los estudiantes cuando regresan del pueblo. Mancho entraba en él. Dábase varios tragos, que no eran de limonada, ni los proporcionarían en el puesto, mientras un pequeño grupo jugaba al dominó sobre un tablón que, destinado a tal propósito por largo tiempo, muestra aún marcas de velas de cera y en algún rincón una concavidad negruzca. Mancho hacía un breve intercambio de pa· labras con los jugadores, se despedía e iba hacia los
edificios escolares iba, probablemente sin que hubiera en su visita de rigor explicaciones de naturaleza complicada, ni menos inconscientes reminiscencias de niñez. Allá iría también porque sí. A pesar de andar tomado, no daba traspiés. Pasaba frente al edificio de los profesores, rodeaba la Curva de los Suspiros, dejaba atrás el primer edificio de señoritas y el chato comedor escolar. Bajaba una escalera casi vertical y entonces aflojaba el paso. AlU está. el lago en el que por razones de tiempo y de estética tradicional no circulan las corrientes y se adorna por aquí y por allá con unos dos o tres botes también estancados. Mancho paseá. base por las orj]]as, quebraba su vara y echaba unos trocitos en el agua, ladeaba a la izquierda, e indefectiblemente, con la punta del zapato daba unos golpes leves en el costado de un bote, que sonaba hue· ca y extraño. Miraba hacia más allá del lago, y las malezas verdes que ascienden le inspiraban un grito largo y atiplado: "¡Monchoo... ! Afinaba el oído y no en vano. Pronto le devolvía el monte un "¡Moonchooo... ," lejano y distinto. Este lago llamaríase lago aun sin tener aguas, pero lago dejaría de ser cuando Ramón Pérez detuviera sus visitas y desde su orilla dejara de subir al monte su atiplado grito. Del segundo edificio de señoritas, que lleva un nombre congruente con la historia de la escuela, pero incongruente con el ambiente y el carácter del lugar, del último cuarto en el último piso, una joven trigueña sacaba la cabeza y miraba hacia el lago. Sin saber por qué, sentía un fluir fuerte y penoso de cosas inexplicables. Volvíase al interior y desde la puerta de su habitación anunciaba a las demás compañeras: .. iDon Mancho a babor'" Esta era la señal que las señoritas estudiantes esperaban para
53
interrumpir sus ocupaciones. Ya Moncho había dejado el lago y estaba enfrente del edificio. Cuatro o cinco jóvenes salían a los balcones. -Buenas tardes, don Moncho. -Buenas. Las "ees" de Ramón Pérez eran anchas y llenas. Y ya las señoritas callaban y Moncho comenzaba a hablar en lo que las jóvenes habían dado en llamar "donmonchés". -Spiki inglis. Era el comienzo y lo más claro. El resto resultaba indescürable, aunque contenía cláusulas notorias por la articulación y otros accidentes. Acaso el eco del monte y el alcohol que había ingerido daban la certidumbre a Mancho de que era necesa· rio comunicarse con aquellas jóvenes por idioma extraño; pero, que pese a lo que creyeran ellas y el mundo, él podía hablar. Lo cierto es que abundaban las vocales cerradas y los manoteos sublimes. El resto de la vara extraí& al árbol de la plaza central subía hacia los balcones en movimiento cierto y fulminante. Interminable algarabía. Las jóvenes sonreían. En alguna de aquellas cláusulas, sutil, llena de sentimientos, se ahogaba la voz del orador que, moviendo las manos y munnurando el último decir, proseguía su marcha interrumpida. Las niñas lo veían perderse en el camino estrecho. Moncho Pérez pasaba la curva mayor y un poco más adelante hacía el signo de la cruz. El árbol de mango grande al que se acercaba ya, tiene su leyenda. Llámanle el árbol del ahorcado. Hacia la salida del instituto hay una casita pequeña donde habita algún empleado de campo de la escuela. Mancho se acercaba. En la escalera un niño tocaba un aire conocido en una diminuta armónica. Su hermana, mientras hacía u café con leche", para lo cual resulta siempre insuperable el barro amarillo sangermeño, lo acompañaba: Doña Panchí·vida se cortó un dé-vida•.•
Mancho ejecutaba unos pasos de bailé, que mediaban entre la jota y la danza, y así, seguido de las risas provocadas, terminaba su visita al cerro.
* * * El domingo que vio por última vez a Ramón Pérez subir al cerro fue un domingo cualquiera. Hubo de lanzar su grito entonces, como de costumbre. A la ventana asomó la cabeza trigueña. Mancho estaba allí, a la orilla contigua del lago, separadas las piernas, el pecho echado al frente en posición de hierática espera. Hasta que el monte devolvióle el grito. Y complacido hubo de estar, porque se alejó en seguida del lago y fue a detenerse enfrente del edificio de señoritas. Su discurso fue largo, con pausas marcadas. Hubo ademanes lentos, interrogaciones misteriosas, gritos dramáticos. La joven trigueña escuchaba absorta. Su alma parecía comunicarse directamente con el orador. Aquellas frases tremendas tenían para ella especial mensaje. Sintió que el visitante dominical decfa un postrer discurso. Virtuosa dialéctica donmonchesca. Ritmo de entonación y crípticas frases maduras, de conocimiento misterioso. Fluir fuerte y penoso de cosas inexplicables. Las niñas volvieron a verlo partir por la estrecha vereda. Mancho pasó por el árbol del ahorcado, hizo el signo cristiano y fue a dar al final de la casa campestre, donde jugaban los niños mientras la madre recogía de una cuerda unas piezas de ropa. Se detuvo unos minutos. Luego partió, seguido de alegres risas, alejándose por la arteria principal a cada lado de la cual se extienden casas bajas de balcones. Por allí partió Ramón Pérez en camisa a rayas y calzones pardos. Ya no volvió a verse más por las calles sangermeñas. En el inclinado declive de la calle desdibujábase lentamente su figura, mientras en el próximo recodo un niño morenucho se orinaba placenteramente sobre el guardalodos 'de un "Ford" del '38.
ss
y
,
hoy, la primavera próxima, el año que amaneció lloviendo sangre. Ayer, hoy, la hora en que tu cara se desprendió de mis ojos, el vaso que contenía la hora roto, roto contra el susurro de mi voz. Ayer, hoy, la primavera próxima, el dolor de mis células, el oleaje de palabras cayendo sobre mi espíritu, inyect.ándose dentro de mi memoria, el viaje interminable de la muerte dentro de mis venas. .....~~---e·l ronco sonido del dolor instalándose en las grietas.
Cervantes y el idioma de Puerto Rico· Por
I. América en el pensamiento de Cf:rvantes
EL
INGENIOSO HIDALGO DON MIGUEL DE CERVANTES
Saavedra, marcado heroicamente con el signo de Lepanto, maltrecho y humillado por el cautive· rio en Argel, retomó a su patria encendido de prometedora esperanza, ilusionado con la idea de América, pero no pudo lograr que Felipe II le concediese un destino en Indias... Cervantes era entonces un hombre joven de treinta y tres años y la negativa lacónica y fría que le impidió trasladarse al Nuevo Mundo para buscar fortuna sumó un nuevo eslabón a la cadena dolorosa de los innumerables infortunios de su existencia... Cervantes no pasó a Indias físicamente, pero su obra inmortal perpetuó en el Nuevo Mundo el culto al quijotismo, a la justicia, a la libertad, a la caridad y la igualdad humana. Los eruditos afirman que la primera edición del Quijote -la del año 1605- se colocó casi íntegramente en América, y en un año pasaron 1,500 ejemplares a manos de lectores americanos... La potente magia de las tierras que al nacer Cervantes en 1547 ya estaban descubiertas y pobladas y que para fines del siglo XVI contaban con un desarrollo civilizador impulsado por las oleadas de tres poderosas savias étnicas que habían amalgamado su sangre y su espíritu durante todo un siglo, perdura y retoña en varios pasajes de su obra, en su lenguaje y en su imaginación andante de poeta, dramaturgo y novelista. Alusiones frecuentes a los peninsulares que pasan a las Indias y retornan a España con riquezas -los famosos •
196~.
Fiesta de la Lensua." Ateneo Puerlorrlquello, 23 de abril de
MARtA TERESA BAB(N
indianos-, la referencia al Potosí, al Perú, al indio americano, a las aves --como el papagayo- y el uso de algunos vocablos incorporados al castellano durante el siglo XVI por influjo del paisaje, el clima, la fauna y la flora del Nuevo Mundo, demuestran algunos rasgos característicos de la presencia de América en el pensamiento cervantino...' Ahondando un poco más en el sentido de los textos que compuso, vemos la preponderancia del viaje, de la aventura y del huracán -voz indígena que Cervantes adoptó con verdadero entusiasmoy no es menos llamativa en la urdimbre de su es· . tilo la presencia fantasmagórica de ínsulas, barcos encantados, naufragios y batallas, visiones de mundos ignotos, piratas, salvajes, y extraordinarios encantamientos por arte de brujería, que si bien tienen antecedentes en la magnificencia de las gran· des obras de la cultura clásica grecolatina y en las lecturas eruditas del humanista Cervantes, no dejan de tener también una raíz en el tiempo y en la circunstancia vital de un hombre que había vivido varios años en Sevilla, donde conoció y frecuentó en humildes y azarosos empleos toda clase de gente -marineros, traficantes, aventureros, indianos ricos, como Felipe de Carrizales, El Celoso Extremeño. Desde que nace hasta que muere está situado en una realidad española saturada de noticias y de influencias creadoras sobre el descubrimiento, la conquista, la colonización y las fabulosas leyendas del Dorado. Cervantes vivió y conoció a fondo las intrigas y esperanzas de aquel Siglo de Oro fastuoso cuyo protagonista sin par fue nuestra América, esbozada y retratada en mapas y cartas de marear, adornada con dibujos y jeroglíficos emplumados, servida en la jícara con chocolate, trasladada al libro y al lienzo por ero57
nistas, geógrafos y gentes de mar, con sirenas entrevistas por la fantasía, monstruos' surrealistas y hombres de hierro que aparecen e'l las estampas, en el teatro, en la poesía épica, el relato legendario y la historia de las ideas. Cervantes fue para la novela moderna lo que habia sido el intrépido marino, el cronista letrado y 'el sacerdote misionero eu la forja acrisolada de un Nue\'o Mundo: hombre que descubre lo oculto y desconocido para acrecentarlo con su genio, impulsando hacia el futuro el quehacer sin desmayo del presente.
n.
Horas de pesadumbre y de triste"a pasa mi soledad. Pero Cervantes ts huen amigo. Endulza mis instantes ásperos y reposa mi cabeza.
Subsuelo existencial de la obra Cervantina
El nombre de Cervantes había aparecido por primera vez en la literatura a fines del siglo XVI, cuando tenía 22 años de edad... Fue su maestro, don Juan López de Hoyos, catedrático de Huma· nidades en la Villa de Madrid, el que incluyó varias poesías de "su amado y caro discípulo", en una Relaciól1 publicada en ocasión de los funerales de Isabel de Valois en 1569, (En particular una elegía sobre la muerte de la reina Isabel de Valois, que el jovencito había dirigido al Cardenal don Diego de Espinosa "en nombre de todo el Estudio", Hasta el momento de su muerte en 1616 Cer\'antes viviría dedicado a las armas y a las letras, en perenne y trágico ir y venir de un sitio para otro. La guerra, el cautiverio, los enredos de triste desenlace por cuestiones turbias de índole familiar, la humillación y la injusticia acosándole sin misericordia. sometido a circunstancias adversas. disgustos, castigos y encarcelamientos inmerecidos, marcaron su paso por el mundo. Su capacidad de rehacerse después de cada fracaso y superar la sordidez del ambiente en que tuvo que pasar la ma)'or parte de su vida andariega, el bre\'e tiempo sosegado y provechoso que \'ivió en Italia y los años aciagos de Argel, además de su experiencia \'ital en tierras andaluzas y castellanas -sobre todo en Valladolid, Se\'ilIa y Madrid- constituyen el subsuelo existencial de su obra creadora, cuya miÍ· xima expresión está consagrada en Do" Quijote y en los cientos de personajes que pueblan su uni\'erso poético. La Galatea: 1585... Primera parte de El Quijote: 1605... Novelas Ejemplares: 1613... Viaje del .Parnaso: 1614... OC/lO Comedias ." Oc1lO En(remeses Nue\'os: 1615 Segunda parte ue El Quijote: 1615... Persiles Segismflllda... obra póstuma ... "puesto ya el pie en el estribo". La existencia de aquel hidalgo heroico y ejemplar cuya grandeza exaltamos todos los 'tños en la Fiesta de la Lengua, el 23 de abril, se incorporó a la cultura hispanoamericana como si Cen'antes en persona hubiera pasado a Indias, ya que no hay ningún pueblo que desconozca su genio y su obra.
58
Desde el siglo X\'II se le levantó al autor y al personaje manchego un montimento de amor y de reverencia 'que se manifiesta en )a vida, en la prosa, en la poesía, en el refranero, en el habla popular y en el lenguaje culto. Cervantes ha sido inspiración para novelistas. poetas, dramaturgos, ensayistas y filósofos de América, y en la lírica de todos los tiempos se le ha rendido el homenaje fervoroso de los que han reconocido en el genio cervantino la cabal y perfecta imagen de las esencias insobornables de nuestro humanismo integral.
El es la vida y la naturale"a, regala un yelmo de oros y diamantes a mis suelios errc.ntes. Es para mi: suspira, rle y reza. Cristiano y amoroso y caballero. parla como un arro.vo cristalino. ¡Asi le admiro y quiero, viendo cómo el destino hace que regocije al mundo entero la tristeza inmortal de ser divino!
Así le cantó Rubén Darío en los albores del siglo xx. un poco antes de escribir aquella Letanía de nuestro Señor don Quijote ... que seguiremos repitiendo como una oración: ¡Ruega por Ilosotros, hambrientos de vida, el alma a tientas, COIl la fe perdida, llenos de congojas y faltos de sol, por aclvclledizas almas de manga al1c11a, que ridiculizan el ser de la Manclla. el ser generoso), el ser e.'ipaliol! COI!
A lo largo dc su vital deshacimiento. la existencia cervantina había ido convirtiéndose en obra tangi· ble de purísimos quilates, hasta que el día 23 de abril dc 1616, la muerte troqueló en perfecto oro el inmarcesible perfil de su esencia. Por obra del mismo escultor, acompañaron a Cervantes en este último viaje hacia el ser definitivo William Shakespeare, el coloso de la literatura inglesa, y el Inca Garcilaso, el peruano orgulloso de su mestizaje y el primer gran humanista de Hispanoamérica. La fe· cha, pues, tiene para el Viejo y el Nuevo Mundo alta significación. IIJ.
Lengua y Trallsculruración
El Cervantes nuestro, el Cervantes de todos los días del año se recrea en la maravillosa historia dc
la lengua que él levantó a la cúspide. Llega este idioma al Nuevo Mundo cuando agonizaba el siglo xv; en unos cien años navega' océanos, penetra selvas, escala los Andes, se habla desde las de Esteban Gómez descritas por nuestro Lloréns Torres -tierras gélidas de nortear- hasta el pico de la Tierra de Fuego que amenaza al polo Sur, y se enseña en las Universidades de Santo Domingo, "de Lima, de Méjico... Hoy, lo hablamos en una veintena de naciones unos 200 millones de almas. Dentro de 30 años lo hablarán más de 400 millones de seres. Hoyes todo un mundo quien responde con un gran eco a cada puertorriqueño que dice: Hombre, amigo, hermano. ¿Diremos en Puerto Rico esas mismas ideas, con esas mismas palabras, de forma que podamos comprendemos con el resto de los 400 millones de hispanohablantes en nuestro orbe, dentro de 30 años?... ¿O no seremos, para entonces, más que una pequeña voz lejana, sola, un eco perdido en el Caribe? Las polémicas consagradas a exteriorizar las perplejidades y miserias cotidianas en el ambiente de Puerto Rico, según se ha manifestado en algunos comentarios suscitados por la obra de Germán de Granda, Transculturacíón e Interferencia Lingüística en el PuertQ Rico Contemporáneo, son a veces un desquite por el sentido de frustración y de confusión que acosa a muchos puertorriqueños de nuestros días. Ante los desafueros de la crítica he vuelto a reconocer el valor ético del mensaje encamad~. en las palabras de mi maestro de filología don Tomás Navarro Tomás, mensaje que no ha caducado, y por eso resurge en medio del tumulto creado por las apasionadas y destempladas voces que nos circundan. cEn cualquier país -me enseñó mi maestroel cultivo del idiOma necesita ser objeto de constante atención. No hay planta más delicada ni más sensible que la palabra para denotar las alteraciones del ambiente. Basta como empresa lingüística el esfuerzo que en cada pueblo requiere el cuidado y desarrollo de la lengua propia. Es vano empeño el de obligar a los habi· tantes de un territorio en definida y elaborada cultura a hablar dos idiomas con igual perfección. Dentro de su tradición hispánica, Puerto Rico ha desarrollado un laborioso esfuerzo en la creación y adaptación de los elementos correspondientes a su propio ambiente lingüístico; pero su problema actual sobrepasa el volumen de todas sus experiencias anteriores.• y sigue don Tomás hablando en este tono:
cPor supuesto, muchos puertomqueños saben considerar la complejidad del problema en que su tierra se encuentra; pero otros muchos favorecen la desorientación con su indiferencia, frivolidad y dejadez.• cEs error poner confianza en que la lengua, por su propia virtud, salvará obstáculos y difi-
cultades, para cumplir, como suele decirse, el destino que le está reservado. La lengua no tiene otro destino que aquel a donde la conducen las gentes que de ella se sirven. Aunque sea cierto que el idioma ocupa lugar principal en la formación de la personalidad, los hombres son en defi· nitiva los que hacen y deshacen las lenguas. El puertorriqueño necesita tener clara conciencia de que la suerte del español de su país depende del interés, cuidado y esmero con que los mismos puertorriqueños lo hablen."z • Estas advertencias, unidas a otras de ilustres poetas y ensayistas como Pedro Salinas, Samuel Gili Gaya, Juan Ramón JimJnez, Mariano Picón Salas, Gabriela Mistral, Angel Rosenblat, América Castro, Dámaso Alonso y tantos más, hacen pensar en las lecciones de lengua que Cervantes nos dio en el Quijote. Graciosas y variadas son las ocasiones en que el Caballero de la Triste Figura interviene para corregir, at:larar o enmendar los vocablos y las expresiones vulgares o incorrectas que usan Sancho o el cabrero Pedro... Hay, pues, un propósito docente, y una conciencia alerta a las formas aceptadas, a la propiedad y a la fijeza gramatical en estas incursiones... Pero también se revela el profundo respeto de Cervantes por el matiz popular y pintoresco del habla del pueblo, y la elevada opinión que tiene de la conversación amena y culta, de la plática conceptuosa, del chiste oportuno, del virtuosismo y la elegancia en el hablar con donaire. Entre las múltiples ocasione:; en que amo y escudero dialogan en el curo so de la historia quijotesca, aparece la insinuante confabulación de ambos al prepararse la tercera sao lida, que sería la segunda en compañía de Sancho. Ocurre el siguiente intercambio de palabras, llenas de jugosas consecuencias.] -Señor, ya yo tengo relucida a mi mujer a que me deje ir con vuesa merced adonde qui· siere llevarme. -Reducida has de decir, Sancho -dijo don Quijote-; que no relucida. -Una o dos veces -respondió Sancho--, si mal no me acuerdo, he suplicado a vuesa merced que no me enmiende los vocablos, si es que entiende lo que quiero decir en ellos, y que cuan· do no los entienda, diga: cSancho, o diablo, no te entiendo.; y si yo no me declarare, entonces podrá enmendarme: que yo soy tan fócil ... -No te entiendo, Sancho -dijo luego don Quijote-; pues no sé qué quiere decir soy tan fácil...
-Tan fácil quiere decir -respondió Sancho-soy tan así... Don Quijote disfruta a plenitud de la jocosa conversación, pues le dice a Sancho que habla "hoy de perlas", y manifiesta haber "penetrado el último de sus pensamientos y saber al blanco que tira con "las innumerables saetas de tus refranes ..... , magnífico ejemplo de la gracia, de la espontaneidad y del humanísimo aprecio del lenguaje vivo que Cervantes 59
·
tenía. Prudente lección. Ni purismo ni dejadismo. Ni sacramentalización ni anarquía. En otro pasaje, cuando don Quijote le da los consejus a Sancho para el gobierno de la Insula Barataria, además de advertirle que hable con reposú, .. pero no de manera que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala", surge otra vez el uso de palabras en su fonna culta y en su fonna vulgar, pero ahora es Sancho el que no comprende cuando su amo emplea la palabra "erutar" en vez de " regoldar", que es el concepto conocido por el labrador... Don Quijote explica que la gente culta "se ha acogido al latín", y al "regoldar", dice "erutar", terminando la lección con una afirmación rotunda: "y cuando algunos no entienden estos términos, importa poco; que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.-
Estas sutilezas manifiestan una inteligencia alerta a las corrientes que fecundan una lengua viva: de una parte, el caudal erudito, elemento de gran significación al cual contribuyen los poetas y los prosistas de más autoridad en todas las épocas. ¡Cuántas palabras hoy en uso corriente le debemos a la poesía de Góngora, a la poesía de Rubén Darío y a la novela de Cervantes!... Pero a ese caudal heredado por medio de la obra creadora, se une en indisoluble corriente la lengua de los analfabetos, de los miles de seres que en el campo, en los poblados y en las ciudades de nuestro universo múltiple y variado han hablado y siguen hablando una lengua común a 200 millones de personas en el presente, fuertemente unificada en su estructura esencial y en su vocabulario genérico, pero bellamente enjoyada con las piedras preciosas de cada región del mapa que le añade un acento, un sesgo, un matiz particular. Riqueza y diversificación, el caudal común a todos. Personalmente creo que la sinonimia mental es una de las fuerzas más hennosas en nuestro idioma. Y me encanta saber, por ejemplo, que para mencionar una cosa específica, puede haber en diversos países de nuestra América múltiples vocablos. Decir aquí guagua y en otro sitio camión; decir aquí café negro y en otro país café solo; decir aquí ¡Ay bendito! y en otro sitio 10 que corresponda emocionalmente, es creación y originalidad expresiva. Lo ideal sería llegar a conocer todos estos sinónimos verbales para adquirir una extensa variedad de maneras de hablar sobre las cosas, los sentires y los pensamientos. Posiblemente una de las contribuciones más significativas de la literatura narrativa hispanoamericana contemporánea ha sido precisamente poner en circulación infinidad de venezolanismos, chilenismos, argentinismos, puertorrique-
60
ñismos, etc. ¡Cuántos conceptos, cuántos vocablos, hemos aprendido en la literatura gauchesca y en la novela de Rómulo Gallegos! Pero esta breve digresión se debe a mi propósito de indicar que el puertorriqueño ha demostrado sin desmayo su lealtad al idioma de Puerto Rico en su total plenitud: tanto al idioma literario de don Quijote como al idioma sazonado con refranes, arcaísmos y fonnas jíbaras de extraordinario significado de origen Sanchesco. Nadie que haya escrito para expresar su inquietud patriótica o su perplejidad ante la amenaza del bilingüísmo pedagógico, fuente de tantos dislates en la educación del país, ha caído en la torpeza del fanatismo casticista que suelen imputarle los que pretenden soslayar el verdadero problema por razones a veces turbias y casi siempre deformadoras de la verdad. Aprender lenguas extranjeras es de vital urgencia cultural en todos los pueblos del mundo moderno. Aquí en Puerto Rico ninguna persona de las muchas que han estudiado la problemática de nuestra vida histórica ha expuesto ideas retrógradas ni ha condenado la enseñanza ni la importancia de idiomas universales, que, como el nuestro, gozan en todas partes del mundo civilizado de un gran prestigio. Lo que en Puerto Rico hemos dicho reiteradamente los escritores, los profesores responsables y los estudiantes y estudiosos de la transculturación que ha dominado el destino de la lengua vernácula, es otra cosa muy distinta: se trata de mantener la dignidad del idioma de Puerto Rico en alto, de repudiar la falacia de que el inglés pueda suplantar al español como lengua de cultura vital en Puerto Rico, de condenar la propaganda en pro del idioma de los Estados Unidos de Norteamérica mientras se rebaja el idioma nacional de Puerto Rico, pretendiendo convencer a los niños de escuela y a los adultos en sus respectivos menesteres en el trabajo y en el ocio de que el español es una lengua inferior y el inglés es una lengua superior. Paralelamente hemos in· sistido, pese a algunas voces discrepantes, en que Puerto Rico debe mantenerse alerta para evitar la corrupción y la alteración del idioma vernáculo por contaminación con el inglés, conscientes de que en nuestra circunstancia política estamos mucho más expuestos a las, influencias que afectan zonas profundas del vocabulario, de la morfologfa y de la sintaxis... La influencia del inglés, del francés, del italiano y del alemán en el lenguaje de Buenos Aires, de Chile, de Colombia, o de España, no se da ni en el mismo grado ni con las mismas consecuencias con que se da la influencia del inglés en el idioma de Puerto Rico. Puerto Rico está más indefenso para protegerse de la invasión, y además de su indefensión, está más expuesto y es a la lar-
ga una presa que representa un bocado más sao brasa para las fuerzas asimilistas. Por eso mismo hay que oponer resistencia a esa invasión que podría terminar por convertir a Puerto Rico en una isla idiomática, separada de su familia hispanoamericana, si la interferencia lingüística estudiada por los sociólogos, humanistas y filólogos del presLigio de Gili Gaya y Navarro Tomás, y reciente· mente por Germán de Granda, se deja prosperar impunemente. Al preguntársele hace un par de se· manas a Dámaso Alonso sobre la cuestión que nos atañe, contestó 10 siguiente: 4 cEn Puerto Rico el peligro del anglicismo es especialmente grave, puede romper la forma in· terior del lenguaje, y al cabo de algunos decenios separar relativamente el habla de Ja isla, de la del conjunto hispánico, es decir, convertirla en una especie de papiamento. Sena lamentable." Esta observación del actual Presidente de la Real Academia Española me recuerda una carta que recio bí de mi maestro don Tomás Navarro el año 1946 -hace vein titrés años- en la cual. me decía: 5 -Creer que el dialecto hispanoinglés que pudiese formarse en Puerto Rico tendría probabi· Iidades para llegar a ser lengua general de América, me parece que es estar en la luna. Lo más seguro es que el babia de la isla cayera en el concepto social y lingüístico en que se encuen· tra el papiamento de Curazao... Ni Navarro Tomás ni Dámaso AJonso pueden ser tachados de intransigentes puristas. Tampoco puede lanzarse este epíteto para rebajar a los que en Puerto Rico han señalado los males del bilingüísmo. Rubén del Rosario ha llegado a escribir en la revista Educación (febrero de 1969), que "En el fondo lo que quieren los críticos del lenguaje es echarle la culpa al régimen colonial del que toda· vía no hemos salido". Y añade muy ufano de su sabiduría: "pero yo no comparto tales prejuicios", y siento autoritariamente una regla: "El anglicis. mo lo que hace muchas veces es llenar una laguna del idioma." Lo malo, pensamos nosotros, es que la laguna se desborde y nos inunde. Mientras tanto, la profesora Laura Gallego indica el constante error ortográfico, el desaliño, la vacilación sintéctica, la carencia de concordancia y otros males observados por ella en las clases que visita. En Viaje del Parnaso Cervantes simula que ha· bla con Apolo, a quien le dice con voz sobriamente medida lo que su genio artístico ha aspirado a crear:
Yo he dado en Don Quijote pasatiempo al pecho melancólico y mohíno en cualquiera SQ4Ón, en cualquier tiempo ...
Yo he abierto en mis Novelas un camino por do la lengua castellana puede mostrar con propiedad un desatino. Ese camino abierto por Miguel de Cervantes des· de el Siglo de Oro ha ido creciendo a medida que la lengua castellana ha evolucionado, aumen· tanda su caudal de voces, adquiriendo matices renovados, perdiendo algunos vestigios ortográficos o fonéticos ya en desuso, pero sin desvirtuar su carácter peculiar definitivamente plasmado en la obra cervantina... En nuestra patria se manifestó muy pronto en el siglo XVII la preocupación por el lenguaje. Don Bernardo de Balbuena, que vivió en Puerto Rico desde 1623 a 1627, pocos años des· pués de morir Cervantes, dispuso que los clérigos de su obispado pasasen ante un tribunal de examinadores el cual revisase su instrucción, idoneidad, buena lectura, y distinta y clara pronunciación, aparte de sus costumbres y conducta. La intención del ilustre prelado en el siglo XVII con relación a la lengua de los clérigos en Puerto Rico se manifiesta también en los testimonios históricos y literarios a través de los siglos XVIII y XIX, los cuales siguen dando evidencia del esmero con que en Puerto Rico se atendía a la educación lingüística... Pasado el trauma del 98, oradores como don losé de Diego, gramáticos como don Felipe laner, lexi· cógrafos como don Augusto Malaret, y otros maestros del bien decir y escribir han enaltecido la cátedra, el foro, la tribuna política y el periodismo en los anales bibliográficos de nuestra nación. Las cosas empiezan a complicarse a medida que avanza el siglo xx. Primero, la enseñanza mediante una lengua extranjera y la lucha incesante por la educación en el vernáculo, con las conocidas oposiciones de .legisladore~. gobernadores, presi. dentes del pueblo dominador, y de algunos puertorriqueños. Desde hace unos 20 años, se decreta la enseñanza en español, pero sin haberse llegado todavía -jen el año 1969!- a fijar las lecturas ni los textos adecuados para el estudio del español en Puerto Rico, por razones complejas y arriesgadas. El temor a la propaganda independentista, el recelo por cuestiones partidistas, los prejuicios de índole moral, y la resistencia a aceptar sin reservas las consecuencias de revelar la verdadera historia de Puerto Rico y su problemática múltiple, ha erigido una censura solapada contra varias obras importantes de la literatura puertorriqueña. Un poeta de nuestra lengua nos dijo el año 1944 que "todo intento áe confusión, de evasiva, sería cobarde: Tenemos que mirar las cosas como son, y son de tal manera que conducen a la regla si· guiente: Pueblo que gesee mantener su lengua en un nivel de autenticidad y originalidad, debe cuidarla él, defenderla él; el porvenir de esta lengua 61
dependerá de lo que el pueblo quiera hacer con ella. Pero sólo puede cuidarla y defenderla si tiene conciencia de 10 que es y de lo que vale, si no la considera como un regalo que le hicieron al na· cer y del cual ya no tiene por qué preocuparse". Cuando ese poeta dijo esas palabras en la Universidad de Puerto Rico, y cerró el pensamiento ad· virtiendo que "por la inconsciencia es por donde el hombre ha desembocado en sus mayores desastres", hacia tiempo, mucho tiempo, que los puertorriqueños estábamos lidiando con el problema de la educación bilingüe...' Salinas añadió su voz poética al clamor del siglo en Puerto Rico, clamor que tuvo el año 1915 la voz redentora de José de Diego a su servicio, y que desde entonces hasta ahora cuenta con una honrosa representación en la bibliografía de nuestras letras insulares... Las cuestiones planteadas por esta realidad cultural en Puerto Rico, parecen tener un eco en la extraordinaria novela del colombiano Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad. En una página vigorosa el autor presenta dramáticamente el proceso desintegrado del olvido y sus efectos sobre el destino del idioma vernáculo. Busquemos en estas palabras de sabor alegórico el entronque con nues· tra presente situación cultural en Puerto Rico, ya que se describe el minucioso y trágico caos, de la memoria, y la pérdida del lenguaje por el olvido. Es un delei te el arte de García Márquez en este pasaje: -Fue Aureliano quien concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria. La descubrió por casualidad. Insomne experto, por haber sido uno de los primeros, habia aprendido a la perfección el arte de la platería. Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar l,?s metales, y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: -tas-. Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con goma en la base del yunquecito: taso Asf estuvo seguro de no olvi· darlo en el futuro. No se le ocurrió que fuera aquella la primera manifestación del olvido, roro que el objeto tenfa un nombre difícil de recor· dar. Pero pocos dfas después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba leer la inscripción para identificarlas. Cuando su pa· dre le comunicó su allirma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso a todo el pueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuen· ta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se rl:cordara su utilidad. Entonces fue más ex-
pUcito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que . produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café. y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita.•' IV. Libertad y Lenguaje
Las raíces puertorriqueñas están en Puerto Rico mismo y van de viaje con nosotros. Ni España, con todo 10 que trajo y dejó en la tierra borincana, ni ningún país o grupo de gentes que haya contribui· do a su historia tiene la clave misteriosa de lo que somos. Cuando el proceso educativo es un trato leal entre una vida y una cultura se logra la identificación de lo que nace con el dánde nace, produciendo el quién nace, el hombre concreto de su contorno, única forma de ser hombre real y de enaltecer la autenticidad de la cultura propia. La educación desviada de ese trato leal entre una vida y una cultura, más que ese nombre merecería el de anulación, el de pérdida de la existencia, pues solamente merece llamarse proceso educativo el que tienda a conseguir un hombre más y más concreto, más y más de una circunstancia, de una tie· rra, y de un destino histórico. El· trato con dos culturas durante el. período germinal del hombre tiende a desquiciarlo: esa ambivalencia de ideas y de creencias lo distensiona, lo divide, lo lleva a la esquizofrenia ontológica, lo deshumaniza, y lo de· salma... que es a la par... desarmarlo, puesto que el alma es el arma suprema del hombre... Poner al educando en contacto con dos culturas cuando aún no está hecho, el intentar que esa biculturalización se haga en dos idiomas heterogéneos en fonética, mecanismo mental, peso axiológico, tiempo y emoción, es precisamente el drama de la escuela de Puerto Rico desde el año 1898. El idioma es algo mds que el vehículo de una cultura. Es cultura esencial, comprimido cultural, síntesis de una estructura de vida en un nivel histórico, fórmula de un modo de ser. Aprender en el idioma propio es el único modo. de hacerse consustancial con las dos facetas de la unidad lingüístico-cultural que 'nos asegura el ser que debemos ser: claro, concreto, seguro, arraigado, consistente... En psicología humana y zoológica es ya un axioma que se puede causar una conducta neurótica con sólo cambiarle reiteradamente al sujeto de la experiencia lo que se asocia a cada señal o símbolo. Aprender en dos idiomas, por ser no solamente un cambio de lo que se asocia a la señal,
sino también de los propiQ5. signos, lleva a la división anímica y vital del. homlire'a la constante amo bivalencia y la duda que" anulan para el ser el pensar yel hacer, y llevan irremediablemente a la ano gustia del no ser, a la pantofobia y al escapismo... ¡Cuántas y cuántas dolorosas pruebas tcnemos cn el Puerto Rico del presente de esta realidad! Nuestro sistema educativo ha sido en lo que va de siglo el más delicado y el más peligroso de todos los resortes en la gran maquinaria política que ha dominado el destino de este pueblo desde el 1898! No obstante, en Puerto Rico nunca ha habido duda con relación a la lengua nacional. Nuestro pueblo ha mantcDido una fidelidad sin tacha al idioma de Puerto Rico, y a pesar de la interferencia lingüística en el Puerto Rico contemporánco, es digno de reconocimiento cl csfuerzo de más dc tres millones de compatriotas quc aquí y fuera dc las fronteras insulares han -8Dstenido orgullosamente su idioma vernáculo... Germán de Granda ha dicho al resumir 19S factores psicológicos, socioeconómicos y culturales que analiza en su docu. mentado libro, algo que me parece exagerado, pues no creo que se dcba colocar a Puerto Rico en la categoría de "zona hispánica periférica... ". Puerto Rico no está aislado culturalmente del resto de Hispanoamerica de ningún modo, y aunque exista la "presión de una sociedad tan poderosa e influyente como la norteamericana", tanto la obra literaria de los escritores de Puerto Rico como la expresión de los puertorriqueños en el campo y en el pueblo después de setenta años be influencia directa del idioma inglés, revela que aquí pensamos y hablamos en nuestra lengua vernácula. Tampoco comparto la actitud desorbitada de algunos eruditos que se indignan con alardes filológicos y lanzan acusaciones injustas a los educadores, escritores y estudiosos de la cultura puertorriqueña, sean naturales del país o procedentes de otras naciones. 9 Escritores de la talla de Samuel Gili Gaya, Navarro Tomás, Rosenblat y Juan Ramón Jiménez, han expuesto en diversos estudios, ensayos y conferencias, los peligros y los males que el llamado bilin. güísmo representa para la supervivencia del idioma de Puerto Rico. Pero sobre todo me interesa insistir en un punto: el libro de Germán de Granda, aunque haya suscitado polémicas de gran in. tensidad y merezca la debida reflexión critica, no debe ofuscarnos y desviarnos del quehacer primordial que nos incumbe a los puertorriqueños. La cuestión palpitante no es el libro del señor Granda, como no lo es el libro de Gordon Lewis o el libro de Oscar Lewis, La Vida. Estos tres autores han sido en los últimos años la piedra de toque para el debate y la discusión... Queda siempre pendiente lo que al fin de cuentas debe realmente preocupar a nuestro pueblo: su integridad cultural, su soberanía nacional, su sistema educativo
público y privado, los postulados de la instrucción universitaria, y el devenir de su idioma nacional. La libertad de nuestro pueblo es inseparable de su idioma nacional. Defender su entereza y proclamar los peligros a que está sometida la lengua his· tórica, la lengua materna, la lengua española que hablamos en esta realidad nuestra de cada día, es defender nuestro derecho a ser y a existir como pueblo libre. Ante el Congreso de Instituciones Hispánicas celebrado en Madrid, en junio de 1963, se presentó una ponencia sobre El Español hablado en Colom· bia, enviada por el Instituto Caro Y Cuervo, en la cual se afirma lo siguiente: 10 l'
n""
"f
t
.Uno de los hechos más nofables'en el español actual de Colombia es la innuentra~el inglés norleamericano. Hay muchos anglicismos en la lengua hablada y en la escrila, anglicismos tota· les, formas híbridas de inglés y español, anglicismos sintácticos y anglicismos semánticos en el uso de las ciudades y de la gente joven, especial. mente. lOEn la prensa y la radio es mucha y constanle la influencia del inglés norleamericano y de los Estados Unidos en genera!. Influencij que no se limita a dichas actividades, sino que llega a multilud de aspectos de la vida del país y se puede hallar en todos los niveles y ramas de la educación naciona!..
Esto coincide con los datos que aporta Rafael Lapesa en un ensayo publicado en la Revista de Occidente sobre la lengua desde hace cuarenta años, en el cual describe el gran auge del anglicismo en España. ¿ Quiere decir entonces que nosotros en Puerto Rico debemos aceptar pasivamente la cuestión df' la interferencia del inglés en el idioma nacional, ya que tenemos evidencia de que la lengua inglesa ha aumentado su empuje y ha penetrado en otros paises que tienen asegurada su soberailía polftica y gozan de una sólida cultura?.. Naturalmente que no... El caso de Puerto Rico no es el mismo de· España ni es el mismo de Colombia. Lo que los fi· lólogos y lingüistas hayan investigado y estudiado acerca de los cambios ocurridos en el idioma por influencia del inglés de los Estados Unidos, ayuda a entender el fenómeno de los préstamos y de la vitalidad del lenguaje, pero de ninguna manera anula ni desvirtúa la preponderancia y la amenaza del inglés en el ambiente politico, social, económico y educativo del Puerto Rico actual. España y Colombia aceptan o rechazan las influencias y los extranjerismos sin comprometer para nada la esencia de su patriotismo y de su integridad culturaL España y Colombia no son colonias de los Estados Unidos de América. p,.ro en Puerto Rico, desde el 1898, se yergue sobre nosotros la espada de Damoc1es. Y a medida que el siglo xx avanza, vemos con zozobra la ambivalencia de nuestra con·
c1ición política. La pugna se hace cada vez más dolorosa, y a pesar de que el pueblo siga en el 1969 hablando español, y a pesar de que los escritores escriban en español, y sus obras se divulguen, la duda y el desaliento empiezan a horadar las voluntades y a exigir acción para contrarrestar los efectos nocivos de una política lingüística que ha empezado a manifestar agresividad y voluntad asimilista a otra cultura. Puerto Rico ha sido hasta ahora una frontera, un bastión de defensa para el idioma vernáculo. Lo que se haya perdido obedece en gran medida a un proceso natural en la evolución de la lengua, pero lo que se haya conservado merece admirasión y es un signo de resistencia y de esperanza. El hecho de ser Puerto Rico desde el 1898 un país dirigido hacia la total y completa absorción por las formas de vida y de pensamiento encarnados en el idioma inglés, siendo nuestro país una isla dominada por los Estados Unidos, cuyo sistema educativo es una mera proyección de la educación norteamericana, y cuya vida económica está regida absolutamente por los intereses de la economía de los Estados Unidos, hace más
dramático el esfuerzo de nuestro pueblo por mantenerse en la órbita de la cultura hispanoamericana. La libertad de nuestro pueblo es inseparable de su idioma nacionaJ.ll Los peligros que puedan acechar a los idiomas de otros pueblos sólo afectan a una manera de ser; pero a nosotros los puertorriqueños nos va el ser en el idioma. El forma parte nuclear de lo que somos por ser la base de nuestro ensimismamiento, de nuestra persistencia. Lo contrario es el camino de la enajenación. En nuestro idioma nos dejó Cervantes la consigna de su voluntad: Yace aquí el Hidalgo fuerte que a tanto extremo llegó de valiente, que se advierte que la muerte no triunfó de mi viJa con su muerte. Los puertorriqueños sentimos la presencia viva de Cervantes en la médula de nuestra cultura ancestral. Que en esta hora se afirme en nosotros la fe en esas raíces. La lengua de Puerto Rico significa el triunfo de la vida para nuestra Patria.
NOTAS BIBLlOGRAFICAS
Refiero al inte. ;sad en el tema del lenguaje con relación a Puerta "ico ... los siguientes trabajos: 1. Véase el ir..ere~. nte libro del autor puertorriqueño Angel Franco, El Tema de América en los Autores Españoles del Siglo de Oro, Madrid, 1954, especialmente la Cuarta Parte, "Perfil Cervantino de América», págs. 442-474. 2. Véase la obra de Tomás Navarro Tomás, El Español en Puerto Rico, Editorial Universitaria. Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1966. (Primera edición, 1948.) Al redactar el prólogo para la segunda edición el año 1966, escribió el autor, refiriéndose a la encuesta original de su estudio efectuado el año 1927-28: «La influencia del inglés en aquella fecha no había llegado aún a las personas examinadas, con excepción de las tres más jóvenes, de unos 20 años de edad. La mezcla de palabras inglesas entre las españolas, relativamente frecuente en los círculos urbanos, era rara cn el ambiente campesino.» 3. Citamos por la edición de Don Quijote de la Mancha con texto y notas de Martín de Riquier, Editorial Juventud, Barcelona, 1966. 4. Dámaso Alonso expresó estas ideas en una entrevista para el periódico El Mundo durante su visita a la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez, durante el mes de marzo de 1969.
64
5. La carta mencionada aparece citada en mi ensayo Alrededor del Lenguaje en Puerto Rico, revista Asomante, 1946. 6. El famoso ensayo del poeta Pedro Salinas, Aprecio y Defensa del Lenguaje, que data del 1944, se ha difundido mucho y se estudia en las escuelas superiores y en el curso de primer año de español en varias de nuestras universidades insulares. 7. Gabriel García Márquez: Cien Años de Soledad. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, abril 1968, pá· ginas 47-48. 8. Véase Germán de Granda Gutiérrez: Transcultu: ración e interferencia lingüística en el Puerto Rico contemporáneo (1898-1968). Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1968. 9. Véanse los artículos publicados recientemeJlte por el Profesor Rubén del Rosario en el periódico . Mundo (29 de marzo de 1969) y en la revista Educa( (febrero de 1969) y los de Washington L!oréns recogí ~v. en el Cuaderno Número 4 de las Publicaciones de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico (1969) con el título Transculturación en Puerto Rico. 10. Véase Rafael Lapesa: La lengua desde hace cuarenta años. En Revista de Occidente, nov.-dic. 1963. 11. Véase José A. Balseiro: Puerto Rico y la lengua española. En Expresión de Hispanoamérica (se.gunda serie). Instituto de Cultura Puertorriqueña. San Juan de Puerto Rico, 1963. (El autor me hace el honor de dedicarme el ensayo.)
~
-.
•