REVISTA del INSTITUTO de CULTURA PUERTORRIQUEÑA ANTROPOLOGIA HISTORIA LITERATURA ARTES PLÁSTICAS TEATRO MÚSICA ARQUITECTURA
ENERO - MARZO. 1970
San Juan de Puerto Rjco
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COLABORADORES
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DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES Guillermo Silva, Presidente Enrique Laguerre - Aurelio Tió • Elías López Sobá Arturo Santana . Esteban Padilla Milton Rua
Director Ejecutivú: Ricardo E. Alegría Apartado 4184
SAN JUAN DE PUERTO RICO
AÑO XIII
1970
Núm. 46
ENERO-MARZO
SUMARIO Carlos Marichal (1923-1969)
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Carlos Marichal por Salvador Tió o.. ... ...
2
Carlos Marichal y la escenografía
4
Semblanza de Carlos Marichal a través del tiempo por Francisco Arriví
8
Marichal,
dibujante
13
Nuestros libros perdidos por Lidio Cruz Monclova
17
El color de las almas por Clara Cuevas
19
El Desnudo en el Arte Puertorriqueño
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Anglocomodismos en el vernáculo puertorriqueño por Tomás Blanco ... ... O"
22
La Primera Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano .....
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Carta del Rey Fernando El Católico al Cacique Agüeybana por Luis Llorbls Torres ......
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Exposición retrospectiva de Lorenzo Homar ... ...
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Piezas de Platería Puertorriqueña por Arturo Dávila .
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Exposición del Libro y el Cartel Puertorriqueños
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El debate sobre el origen de la actual Bandera Puertorriqueña por Carmelo Rosario Natal ... ... ... ...
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Exposición de pinturas de Rafael D. Palacios
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Bibliografía Puertorriqueña 1969 (Primera Parte) ...
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PUBLICACION DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑ:A Director: Ricardo E. Alegría Ilustraciones de Carlos Marichal Fotografías de Jorge Diana Aparece trimestralmente Suscripción anual Precio del ejemplar
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DEPóSITO LEGAL: B.
3343 - 1959
IMPRESO El': LOS TALLERfS GRÁFICOS DE MANUEL PAREJA BARCELO:\A - PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESP¡\j;¡,\
SALVADOR Tró MONTES DE OCA. Uno de los más destacados periodistas puertorriqueños del presente, también se ha dedicado al ensayo y a la poesía. Su prosa está enmarcada dentro de la trayectoria satírica y humorística. En 1954, la Universi· dad de Puerto Rico publicó su libro A fuego lento (Cien columnas de humor y una cornisa), selección de los artículos de crítica social y literaria de carácter polémico publicados en la prensa del país. Ha sido miembro de la Junta de Directores del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
FRANCISCO ARRIVÍ. Dramaturgo, director teatral y poeta, nació en San Juan. Becado por la Fundación Rockefeller cursó estu· dios de arte teatral en la Universidad de Columbia. Desde 1953 es Director de Programas de la radioemisora WIPR, adscrita a la Secretaría de Instrucción Pública. Su primera obra fué "Club de Solteros", montada por primera vez en 1940, a la que han seguido, entre otras, "Alumbramiento" (1945), "María Soledad" (1947), "Caso del muerto en vida" (1951) y "Vejigantes" (1957).
LIDIO CRUZ MONCLOVA. Nació en Río Piedras. Fue durante muchos años profesor de historia y literatura puertorriqueñas en la Universidad de Puerto Rico. Su obra principal ha sido la Historia de Puerto Rico - Siglo XVI, publicada en seis volúmenes aparecidos entre 1952 y 1964. Es también autor de las obras Historia del año 1887, Luis Muñoz Rivera: diez años de su vida política y Baldorioty de Castro. Con Antonio J. Colorado es coautor de Noticia y pulso del movimiento político de Puerto Rico (/808-1890), y con Reece B. Bothwell, de Los documentos, ¿qué dicen? Es compilador de las Obras Completas de Luis Muñoz Rivera, que viene publicando el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
CLARA CUEVA. ace en Rio Piedra . Obtiene u Bachillerato en Arte en el Colegio de Agricultura y Arte~ Mecánica~ de Mayagüez. Ha publicado dos poemarios: Canto al amor pro/wldo (1956) y Tríptico del amor, del dolor y de la /nuerle (1969). Tiene en prensa do libros: La cárcel del tiempo (cuentos) y Kaleidoscopio del amor (poemas). E autol'a de obras de teatro _ argumentos de cinc. Es redactora del periódico El Mundo.
ToMÁS BLANco. Ensayista, crítico de arte y literamra, novelista e histOriador, nació en San Juan. Ha colaborado en varias revistas del país y del extranjero, y es autOr de las siguientes obras: "Pronmario histórico de Puerto Rico (1955)", libro premiado por el Instimto de Culmra Puertorriqueña; "El prejuicio. racial en PuertO Rico (1942)", "Sobre Palés Matos", "los vates", "La Dragontea (1950)", "Los aguinaldos del Infante (1954)" y "Los cinco sentidos (1956)."
Carlos Marichal (1923-1969) E~ LA TARDE DEL DIA 29 DE DICIEMBRE FALLECIÓ EN HATO REY EL DISTINGUIDO
artista español Carlos Marichal. Nacido en las Islas Canarias, los azares de la guerra civil española le obligaron a abandonar la Península siendo aún adolescente, y residió sucesivamente en Francia y en Bélgica, donde continuó los estudios de arte iniciados en Madrid. Al estallar la Segunda Guerra Mundial pasó a México, en cuya capital se perfeccionó en las artes del dibujo y la pintura y extendió su actividad al diseño escenográfico. Para esta época requirió sus servicios profesionales la Universidad de Puerto Rico y pasa Marichal a la tierra que habrá de ser su segunda patria y a la' cual dará sin descanso, hasta su muerte, lo mejor de su talento y su trabajo. Dibujante, grabador, escenógrafo, ilustrador y diseñador de libros, la obra valiosa y muItifacética de Marichal enriquece bien pronto el ámbito puertorriqueño de las artes plásticas, en la que marcará una impronta indeleble, particularmente en los campos de la escenografía 'y de la ilustración y diseño de libros. En !"farichal se unían ~us relevantes dotes artísticas con prendas personales que le granjearon la estimación y cariño de cuantos tuvieron la oportunidad de tratarle. Casado con la notable declamadora puertorriqueña Flavia Lugo, y padre de seis hijos, arraigase así definitivamente en el país que quiso como propio, sin decaer por ello en su grande amor a España. El arte puertorriqu~ño experimenta un verdadero duelo en el tránsito de quien tanto contribuyó a exaltarlo y dignificarlo. En este duelo participa . de manera especial el Instituto de Cultura Puertorriqueña, al que Marichal prestó siempre valiosa y eficaz colaboración. 1
Carlos Marichal· Por
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S DEDE.R DE CRISTIANOS SEPULTAR NUESTROS MUER-
tOS. Pero es deber de hombres recordarlos si dejaron tré\s de sí la vida y la obra que merecen recuerdo. (Y aunque sólo me encomienda la familia de Carlos Marichal que agradezca en su nombre esta sincera demostración pe duelo) quiero, hoy que la muerte trunca demasiado temprano esta vida ejemplar, dedicarle el tributo que le debemos por su obra creadora. Sé que con estas breves y sentidas palabras de recuerdo comulgan todos los que sintieron sus amigos. Muchos sabemos de la vida esforzada de Carlos Marichal, de su dedicación al trabajo artístico ennoblecedor, de su adhesión a los más altos principios de la cultura occidental. de su lealtad inquebrantable a sus raíces hispánicas. . Casi un niño todavía se vio inmerso en el trágico remolino de la lucha armada que asoló a su España: conoció los mezquinos campos de concentración en los que. pueblos que se decían amantes de la libertad dieron trato villano a los defensores de la libertad que debieron recibir trato de héroes: conoció el exilio -que es más doloroso cuando lo llamamos destierro como debe llamarse con más propiedad-; desempeñó trabajo asalariado y penoso con sus manos de artista hechas para cosas más altas. y guardó siempre el decoro y la dignidad, que la nobleza, que es ideal de servicio. impone a los que son auténticamente nobles. Porq~e el destino lo echó a nuestras playas, en buen. día. y encontró aquí tierra acogedora e isleña como la suya proia; aquí cic~trizaron sus raíces
* Palabras pronunciadas por el autor en el acto hine· bre que celebró el Instituto de Cultura Puertorriqueña el día 30 de diciembre de 1969. 2
SALVADOR
heridas: y aquí encontró el amor grande de su vida -no la Dulcinea que acompaña al Hidalgo sólo en sus sueños-, la compañera hermosa, dedicada, abnegada, leal, que le llenó la vida de amor y de ternura; la vida plena que .dedicÓ enteramente a los suyos y al noble trabajo de la creación artfsti-
ca. Junto al querer de cariño el querer de creación. Hacer la América es frase de muchas acepciones. Para algunos, hacer la América era acumular... y llevarse lo que podían; para otros fue hacer patria nueva; luchar con ánimo esforzado y dejar en estas tierras lo traían: fuerza moral, . que sabían y lo que espíritu creador, sed de libertad y de justicia, hijos para ,seguir la obra de nobleza, y el cuerpo a la tierra que acabaron por amar como a la propia. De esta manera de hacer la América fue maestro ejemplar Carlos MarichaI. Epítome de hidalgos en tierras de hidalgos -que son España y sus hermanas de América, Carlos Marichal fue en su vida, y hasta el momento de su muerte temprana y cruel, depositario de las más altas virtudes de la raza. Propio de hidalgos es el desprecio del éxito, si hay que llegar a él con mengua de la honra. Propio de hidalgos es saber que "el hombre es hijo de sus obras" como señala Cervantes, y como hoy, cuatro siglos después señala Valdecasas -"Hay que estar por encima de la moral del éxito, siguiendo el ejemplo del hidalgo, que no se cuida del parecer sino, del ser, y que a solas consigo mismo es más hidalgo que nunca." El hidalgo no está hecho como el "gentleman" de maneras, que son signos exteriores: está hecho de convicciones que son símbolos del alma. Así era Carlos MarichaI. Podría decirse de él lo que leemos en los Claros Varones de Castilla -"era home esencial que no curaba apariencias... " O lo que dice Azorín -"ésta es la grandeza española; la simplicidad, la fortaleza, el sufrimiento largo y silencioso bajo serenas apariencias". En nadie vi como en Carlos Marichal este sufrir sin quejas, esta conciencia de que el dolor se hizo para aguantarlo; el sufrimiento para resistirlo. Fue, como mandaba Gabriela Mistral -otro espíritu hidalgo- "sencillo hasta la humildad y al· tivo hasta el orgullo". Supo temprano que la lengua española no se creó para decir palabras de
entrega, y no las dijo nunca; ni cayó jamás en el gesto servil que daña sin reparo a quien lo encierre. No pudo ser nunca ese' ser deleznable que execra Calderón y condena Cervantes: "eres villano, Sancho, y de los que viva quien vence", porque hubiese repugnado a su conciencia de la virtud -que viene de la misma raíz de viril- y no se concibe hidalgo sin virtud. Así fue Carlos MarichaI. Cuando encontró la mujer que habría de llenar su vida, esa admira· ble mujer que es Flavia no declaró su amor con dádivas y con promesas de un dorado futuro. "Si te casas conmigo te prometo seis hijos." Y ahí está la promesa cumplida. Seis hijos que son la mayor y la más alta obra de su sangre y su espíritu. Fla· vita, Poli, Tere, PHi, Margie, y otro Carlos que lleva su nombre. Todos los años, al llegar la fecha del aniversario de bodas, Carlos Marichal envía el más preciado regalo -una carta de amor dibujada o pintada por su mano, agradeciendo la felicidad que le trajo a a su vida. Cuando hace tres años, en su primera gravedad le llevé mi médico, le enseñé una de esas cartas, vi con sorpresa y emoción indecibles como a aquel hombre se le llenaron los ojos de lágrimas. y hace unas horas, en sus últimas horas de lucidez sé de estas palabras que no pueden ser más serenas en un hombre que estaba ya en el dintel de la muerte. "Flavia, léeme las cantigas de Navidad de Lope de Vega." y así como había vivido, con mesura y sosiego, con serenidad interior, con el mismo ánimo esforzado que tuvo para el trabajo creador; con el estoicismo de los claros varones de ayer, entregó su viCia al Señor este hidalgo del arte, este hombre ejemplar. Gracias Carlos Marichal por tus creaciones, por tus contribuciones a nuestro quehacer artístico y gracias por el ejemplo de tu vida.
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Carlos Marichal
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nATa. TAPIA Cartel para O casi el alma, de Luis Rafael Sánchez.
Todos [os ruiseliores cantan, de Luis Rechani.
Los soles truncos, de René Marqués.
Boceto para Ondina, de Carmen Natalia.
Boceto para C贸mo se llama esta flor ... Vejigantes, de Francisco Arriv铆.
La Feria, de Manuel M. Ballester.
Semblanza de Carlos Marichal a través del tiempo Por
195 1 MARICHAL CREA ESCENOGRAFIA . TRIDIMENSIONAL CARLOS MARICHAL, ANTES ESCENÓGRAFO DEL PALACIO
de Bellas Artes de Méjico, hoy del Teatro Universitario de Puerto Rico, ha resuelto el problema de presentar una obra de gran complicación mecánica con inereíble economía. de telones, esto, sin atentar contra la justa expresión de los valores temáticos del drama. Había yo pensado las transiciones de lugar a base de un cambio total del fondo escénico, 10 cual acarrearía gastos que el teatro no puede desembol'sar si le importa perder una suma respetable d~ dólares. Conocedor de la parálisis que han sufrido otras producciones de gran aparato escénico, y deseoso de nevar Caso' del muerto en vida a otras ciudades, buscaba una salida al laberinto de escenas retrospectivas, a la exposición simultánea de diferentes planos, al uso de términos profundos y aún de platea como término. Por razón de tales complejidades y propósitos, la nueva obra me producía desasosiego, angustia muchas veces. ¿Cómo integrar tanta escenografía en un dibujo orgánico y revelador del tema? ¿Cómo simplificar sin descartar? • Apareció Marichal, interesado como está en el teatro que plantea nuevos problemas escenográficos. Se llevó copia del drama. Pocos días después trajo consigo, abocetado a lápiz, un proyecto de escenografía tridimensional de aparente sencillez. pero en el cual resolvía de un golpe, no sólo el problema de las múltiples escenas, sino problemas de dirección y de funcioftamiento exterior, como 8
FRANCISCO
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el difícil de montar la obra en teatros pequeños fuera de San Juan. En lugar de cambios sucesivos en la escena, proponía Carlos tres áreas fundamentales de actuación: una de telones fijos y dos de telones cambiantes. La sala de Carola habría de permanecer sin alteraciones a lo largo de la función mientras las otras áreas sufrirían cambios dentro de un plan de realismo selectivo. Así, la oficina de Don Esteban, el salón de baile, la sala de Lidia y la terraza del mar, habrían de desfilar, en la misma área, a tenor de escasas, pero sugestivas modificaciones. El área dedicada a la escena en el campus uni· versitario se transformaría al final, para dar piso al gran movimiento de la obra, en un montículo de rocas desde el cual Rafael predicaría la maravilla de trascender la clase y la piel. Nada de corbplicaciones barrocas. Nada de gastos inútiles y deprimentes. Nada de morbosos subjetivismos. Marichal había trabajado con la con· ciencia de teatro moderno que tiene, buscando la i~tegración de línea y color en un fondo expresivo del impacto general de la obra, proponiéndose aligerar la fatigosa labor de tramoya, ajustándose a la idea de un teatro de experimento que busca remozar una escena "apatizada" de tanta literatu· ra ajena, atosigada de tanto snob, pies en Puerto Rico y la cabeza en el limbo de cómodas -por hechas- culturas, asfixiada por muchos voluntariosos sin sensibilidad y sin imaginaciÓn empeñados en exhibirse. Me entusiasmé, comencé a vivir el futuro de mi drama. Una semana después, junto a los actores, revisaba los planos de construcción -sucintos, maduros para las manos del carpintero- y contemplaba el boceto de color inspirado en la gama del violeta, de concepción a tono con la escena contem-
poránea, que integra luz, línea, color y movimiento en cambiante cuadro armónico. Fue el chispazo para iniciar la producción de
Caso del muerto en vida. Es inexcusable apuntar que nada ha influido tanto en la decisión de montar la obra, como el aporte de trabajo escenográfico de Marichal, revelador de un alto sentido profesional, testimonio desinteresado de simpatía y entusiasmo hacia un teatro que espera de más personas con la destreza, la honradez y la orientación de Carlos para dar fruto nuevo y permanente.
teatral de la última generación según florece en Areyto y fructifica en el Teatro Universitario, Tinglado Puertorriqueño y el Teatro Experimental del Ateneo, por nombrar las actividades más, consecuentes. Revela por medio de bocetos, planos, fotografías, programas y libretos, un potencial artístico, que salvado de la fragmentación y dispersión del momento, podría traducirs~ en una continua expresión teatral del peculiar ser antillano de la Isla.
Conciencia Puertorriqueiia al Teatro Puertorriqueiio 1952-1956
El Diario de Puerto Rico, abril 11 de 1951 195 6 1 9 52 EXPANSION DE LA CONCIENCIA TEATRAL PUERTORRIQUElilA El aliento que Carlos Marichal comunica a la escritora Carmen Natalia con la producción de Ondina y a Tinglado Puertorriqueño con la colabora· ción escenográfica para dos producciones nativas, le acreditan carta de ciudadanía en el teatro puertorriqueño. Marichal, nacido en Islas Canarias, ha madurado su arte escenográfico en España, Francia, Méjico y Estados Unidos. Lo pone al servicio de nuestras tablas con ciencia, esfuerzo y dedicación admirables. Requerido por el Teatro Universitario, el cual dirige durante la ausencia de Shajowicz, diseña y realiza impresionantes decorados que abarcan, en conjunto, modas escénicas desde la antigüedad clásica hasta de época actual. Estúdiense los bocetos de Hécuba, de Eurípides; Noche de Reyes, de Shakespeare; La dama duende, de Calderón de la Barca; El abanico, de Goldini; Los ciegos, de Maetterlinck, y Verano y humo, de Tennessee Williams. Carlos Marichal mira a Puerto Rico desde los muros universitarios y descubre que allende los mismos' existe una lucha por la creación y realización de piezas puertorriqueñas. Palpa el problema del autor abandonado a la enorme dificultad de producir su obra. Ofrece su concurso a Tinglado Puertorriqueño para el cual diseña, construye y monta los decorados del Caso del muerto en vida y Club de solteros. Solicita a Carmen Natalia, con destino al Teatro Infantil de la Universidad, la fantasía inédita Ondina, cuyo montaje propicia a través de generosa labor escenográfica. Ha comprendido sin vacilaciones la ineludible razón de Areyto, y se identifica plenamente con el espíritu que, pugna por un teatro nacional. . Conforme a esta idea, organiza una exposición de arte escénico (1952), en la cual muestra la obra
EL ARTE ESCENOGRAFICO DE CARLOS MARICHAL Carlos Marichal, a quien la causa republicana española llama de Tenerife, su tierra natal, y le asigna las trincheras de Zaragoza, opta por salir de la península ibérica, cuando sucumbe la resistenda militar de los leales, a peregrinar por Francia, Bélgica, Méjico y Estados Unidos. Desde el comienzo del exilio -apenas cuenta diecisiete años de edad- logra perpetuar su vida con las artes del dibujo y la pintura. A medida que se enriquece con las influencias de París, Bruselas, Ciudad de Méjico y Nueva York, aplica sus aptitudes básicas al grabado, la impresión tipográfica, la decoración interior y el diseño escenográfico. Incluso, aboceta trajes, corbatas, medias y joyas, pues le atraen todos los empleos de la línea y el color, como si la habilidad originaria de dibujo y pintura le creciera arbóreamente. Después de practicar el arte y oficio escenográfico en el Palacio de Bellas Artes de Méjico, donde le encomian entusiásticamente el diseño, la ejecución y el montaje del decorado para Sueiio de una Noche de Verano, enseña las disciplinas dramáticas en Mdidlebury College y recala, por vía de amigos puertorriqueños que descubren su capacidad profesional, en el Teatro Universitario. Sirve a dicha agencia en' calidad de escenógrafo y jefe técnico; luego, ocupa el cargo de director. Propone, y se le autoriza, una exposición de arte escénico demostrativo de la obra teatral del centro académico a la que suma la efectuadi, extramuros por Areyto, Tinglado Puertorriqueño y el Ateneo. Meses después, renuncia a la diré'cción del Teatro Universitario para dedicarse al libre ejercicio de sus múltiples talentos. De 1949 a 1955, tiempo en que echa raíces de carne y espíritu en Puerto Rico, se entrega a un fértil ciclo de creación escenográfica. Ha firmado, hasta el momento, un total de 150 bocetos, de los 9
EscenografĂa Marichal para Vejiga de Francisco Al
EscenografĂa de Marichal para la obra de Emilio S. Belaval, La Hacienda de los Cuatro Vientos.
recientes normas de construcción corpórea, de orquestación de formas y colores de acuerdo con el género, . tema y estilo de la fuerza dramática, de subjetivización artística de ambiente y época. Su obra de los últimos seis años abarca modos escénicos desde la antigüedad clásica hasta la époC2. actual. El boceto inspirado en Hébuca, de Euripides, por ejemplo, dispone el escenario para los móviles frisos del teatro griego. Los de La dama
boba, La dama duende, Noche de Reyes y El abani· ca, no obstante responder a diferentes máquinas de tramoya, sirven las complicaciones del doble argumento el cual enreda amores, simulaciones, disfra· ces, duelos, discreteas, sentencias, lágrimas y bufonerías. Los de Ondina y Los ciegos transportan al mundo difuminado del impresionismo. El de Caso del muerto en vida traduce los desdoblamientos psicológicos y la desarticulación del tiempo caracte· rísticos de la escena contemporánea. El de Club de solteros organiza escuetas estructuras funcionales para una mecánica acción de muñecos. Los recuro sos técnicos para motivar y enfatizar el juego es· cénico parecen no tener fin en el proteico escenó' grafo. Su erudición de la linea, el color y el ambiente brujulea con extraordinaria precisión al reclamo te· mático de cada nueva obra que se le ofrece con propósitos de escenificación. De la emotividad trá· gica que le ha requerido Hécuba, se traslada con alma infantil al risueño folklore de La Cucaracllita Martina. Del bosque legendario que ha soñado pa· ra Ondina, pasa a definir el salón realista de El fuego mal avivado. De las grotesquerías que pino torrea para El celoso farfullero, se sumerge en. el claroscuro psicológico de Caso del muerto en vida. Se abstrae de la profusión formal de Noche de Reyes, La dama boba. La dama duende y El abanico para fijar las rigideces verticales y horizontales de Club de solteros. Es evidente que su dibujo no extraña formas, que su sensibilidad cromática responde a todos-los registros emocionales del teatro. La incisiva flexibilidad que demuestra en la creación de ambientes escenográficos, le acompaña en el diseño de vestuario. Basta comparar la rica aro manía de cortes y telas que pavonean los trajes dieciochescos concebidos para La carroza del Santísimo con la flotante sencillez de las vestes míticas imaginadas para los seres fugitivos y perseguidores de Ondina. Obra nutrida, por necesidad, de tantas fonnas y colores, podría indicar el robotismo de una mente plagiaria de museos y enciclopedias, si en ella no aflorara el poder de una fuerza creadora que al absorber disuelve con acento peculiar. No hay duda que Carlos, al conjuro de su ágil linea sensitiva, de su ingrávido colorido de acuarela, de sus volúmenes en volátil tensión interna, de su gracia de luz, la exp..resa de una manera personal inconfundible que
obliga a situarlo entre los artistas auténticos. A Carlos Marichal quien ha rendido inestimable labor como escenógrafo, iluminador, figurinista y diseñador de carteles a los Festivales de Teatro Puertorriqueño, se lanza con Sandra Rivera y Rafael Acevedo a la aventura de promover los destinos de la compañía dramática La Comedia Puertorriqueña dentro de los Festivales de Teatro Internacional que se inician a principios de año bajo el patrocinio también del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Orfeo, junio de 1956. 1 966 CARLOS MARICHAL y LOS FESTIVALES DE TEATRO Carlos Marichal, en lo que quizás sea su momento más amplio y significativo como creador escenográfico, nos da en sucesión los decorados de
La Hacienda de los Cuatro Vientos, Mi Señoría, En el principio la noche era Serena, Un niño azul para esa sombra, El inciso hache, La Feria, Todos los ruiseiiores cantan, ¿Cómo se llama esta flor?, Vejigantes, Los soles truncos y La Cuarterona. Con los mismos se afinca en el corazón del teatro puertorriqueño al que entra progresivamente a partir del mundo escenográfico ideado para Caso de muerlO en vida en 1951. El proteico escenógrafo resulta fuerza decisiva en la instalación de un teatro nacional y en el desarrollo de su aspecto dramatúrgico, pues su gran imaginación para la ambientación escénica ayuda poderosamente al establecimiento de nuevos conceptos expresivos tanto para el autor como para el director, como para el actor. En la transición del realismo fotográfico de los treinta al realismo poético de los cincuenta Carlos Marichal pertenece al grupo que abre nuevos horizontes al 'teatro puertorriqueño. Su participación ahora en el Primer Festival de Teatro Internacional, augura nuevas conquistas en el orden escenográfico. Basta ver el concepto gráfico que ha propuesto para La zorra y las uvas pa· ra darnos cuenta de la genialidad de este dibujante que parece desconocer limites al arte de plasmar el espíritu a través de la línea.
Nota al margen del Primer Festival de Teatro 1ntemocional.
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1 970 CARLOS MARICHAL, CEIBA Carlos Marichal, nacido en Islas Canarias hace cuarentiséis años, arraiga en Puerto Rico los últimos veinte de su vida con la profundidad en tierra y la proliferación en los aires de la ceiba. Las dos banderas, fundida una en la otra, que lo acompa· ñan en el entierro de sus restos mortales en suelo puertorriqueño resumen simbólicamente la trayec· toria de su espíritu, la dación de su arte y su voluntad de futuro sobre la muerte a la que se enfrenta ejemplarmente para los aún vivientes y para la eternidad: la bandera tricolor de la República Es· pañola y la monoestrella del Borikén. Integral y solidariamente amigo, esposo, padre, maestro, artista, crece dentro de Puerto Rico en el afecto profundo de los que le conocen, en el cora· zón amantísimo de la amada puertorriqueña que lo multip~ica en hijos, de los incontables discípulos que aprenden de su proteica capacidad para el di· bujo y la pintura que traduce en grabados, pergeño e ilustración de libros, cuadros de acuerdo con los varios medios cromáticos, diseño de exposiciones, decoración interior y concepciones escenográficas. Ninguno de sus grandes afectos y dedicaciones encapsulan a Carlos quien apoyado en su acontecer familiar y magisterial aire en la atmósfera, traslada su pleno ser personal y artístico a la fun· ción de patria vía su enorme talento para fijar en líneas y gran latitud para abrir horizontes. Influye en las artes gráficas ~n y fuera de la Universidad de Puerto Rico. Enseña la ciencia de la- imprenta en la Universidad de Puerto Rico y funda un taller más allá de ésta para enseñarle a Puerto Rico. Abre el panorama de la escenografía dentro del Teatro
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Universitario y lo expande aún más cuando colabora en el Colegio de las Madres Tinglado Puertorriqueño, el Teatro Experimental del Ateneo, Arte Teatral, los Amigos del Teatro Español, Ballets de San Juan, los Festivales de Teatro Puertorriqueño e Internacional, por citar algunas de las empresas y organizaciones a través de las cuales deja crecien· te huella de su extraordinario arte escenográfico, de su genialidad para expresar ambientes de repre· sentación desde la tragedia griega hasta los varios teatros de vanguardia de nuestros días. El Instituto de Cultura Puertorriqueña a quien Carlos Marichal presta en su desarrollo, como a ninguna otra institución todas las potencias de su espíritu lo reconoce desde su misma fundación co· mo uno de sus adalides. Quedan para admiración e inspiración de la posteridad el pergeño e ilustración de la Revista del Instituto de Cultura Puerto· rriqueña y de incontables libros, el diseño de exposiciones fijas y rodantes, la vasta obra esceno· gráfica a través de los festivales de teatro con los cuales se ha generado el más significativo y amplio movimiento escénico que se conoce en la historia de Puerto Rico. Carlos Marichal sacó tiempo, del infinito tiempo de cada día que parecía poseer, para ayudar al desarrollo del teatro, no ya con su labor escenográfica específicamente sino con la fundación y aliento, junto a Sandra Rivera, de una compañía de teatro: La Comedia Puertorriqueña. Toca a la Comedia Puertorriqueña, para la cual concibiera los decorados de La zorra y las uvas, Lo. gata sobre el tejado caliente y Requiem para una muier, realizar y montar su último diseño escenográfico el que dibujara ya enfermo de muerte, acto una vez más revelador de la calidad espiritual de un ser humano, persona y artista, que vivirá siempre, como en el ánimo de tantas entidades, en 10 que llamara "la cruz del teatro puertorriqueño".
Marichal, dibujante
<=)TRA VALIOSA Y PERDURABLE APORTACIÓN DE CARLOS
Marichal a la cultura puertorriqueña la constituyó su obra como ilustrador y diseñador de libros. A partir del año 1950 sus dibujos figurativos, de 'línea ágil y suelta, comienzan a enriquecer los libros y revistas publicados en el país, y a ennoblecerse unos y otros bajo la influencia de su sobrio y fino gusto en el diseño de portadas y páginas interiores. Para el Instituto de Cultura Puertorri· queña diseñó e ilustró numerosas publicaciones, entre ellas nuestra Revista, las ediciones de nuestros Cuadernos de Poesia dedicados a José de Diego, Santiago Vidarte y Luis Muñoz Riverá, y varios nú· meros de la colección Libros del Pueblo. Ilustramos estas páginas con algunos de los di· bujos hechos por Carlos Marichal para el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Miguel Tovares Santiago Vidartc
-Grabado-.
Itustraciones para el Instituto de Cuttura Puertorriqueiia.
Luis Muiio".. R'rvera.
Ilustraciones para poemas de Santiago Vidarte.
Nuestros libros perdidos Por LIDIO CRUZ MONCLOVA
N o pocos,
EN VERDAD, SON LOS UBROS QUB AOut, EN
Puerto Rico, se escribieron y cuyo destino, sin embargo, nos es desconocido. De varios sabemos que estaban en preparación; de alguno que, en parte o totalmente, fue dado a conocer 'por c:l autor a sus amigos; de alguno que estuvo en manos del prologuista para estudio; y, de otros que estuvieron listos para la imprenta. Hacia mediados de diciembre de 1870 se anun· ciaba que don José S. Romero se proponía dar a la publicidad una obra compuesta de cuatro partes: la primera, de un paralelo entre el hombre social y el salvaje; la segunda, de artículos de coso tumbres; la tercera, de críticas literarias, y la cuarta. de poesías. ttLos trabajos del autor -comentaba por entonces un redactor del periódico La Ral,ón- son conocidos de muchas personas de esta Isla, y merecen toda estimación: por esto tenemos especial gusto en recomendar esta publicación a los que deseen dar realce al país, poniendo de manifiesto para estímulo de unos, el talento y aprovechamiento de los otros. La impresión no podrd, sin embargo, llevarse a cabo hasta no contar con un número suficiente de suscriptores. Al efecto queda abierta la suscripción en esta imprenta, costando sólo doce reales cada ejemplar, pagaderos al ponerse en prensa. Pór todo, esperamos de nuestros favorecedores que acogerdn gustosos nuestra recomendación.» El 13 de mayo de 1872, recibía la aprobación de la censura eclesiástica un tomo intitulado Apun. tes sobre el Protestantismo, escrito por el Presbítero don Enrique Mastre Bañón, Capellán Párroco del Batallón de Infantería, de servicio en San Juan. El 17 de mayo de 1873 aparecía en el periódico El Derecho, editado· en Ponce por don Román Bal·
dorioty de Castro el siguiente suelto, datado en Ma· yagüez: ttEn breve empezard a ver la luz pública, por entregas. una obra cuya "lectura no podrd menos que interesar al amante de este suelo y celoso de su nacionalidad. por el objeto y fin de la publicación que no serd otro que hacer la luz sobre un asunto que personas apasionadas (y mds mal in· tencionadas que apasionadas) han acogido y prohijado para herir impunemente a esta provincia, modelo de cordura y de amor hacia la Madre España. La obra se titulard: ttVerdadera Historia de la Insurrección de Lares o refutación de la escrita por Don José Pérez Moris, por un testigo y actor en los sucesos del 23 de septiembre de 1868». El autor se propone con datos y deducciones lógicas atacar en su base esa Babel del director del Boletín Mercantil.• En 1874 don Juan del Nido Segalerra, secretario del entonces gobernador, General don José Laurea· no Sanz, anunciaba la próxima publicación de un libro que había de llevar el título de La España Colonial. El 25 de noviembre de 1875, el gobernador Sanz dictaba una orden disponiendo que los centros administrativos del Gobierno Superior y las autoridades de los pueblos prestaran los auxilios necesarios a don Aurelio Aguayo. vecino de Ponce, para la recolección de los datos que había menester para concluir una obra intitulada Diccionario Topogrdfica, Estadístico e Histórico de la Isla de Puerto Rico, que era el fruto de muchos años de paciente labor y cuya publicación había de ser de suma utilidad, ya que contenía ttla topografía del país con extensos detalles, su estadística general y la particular correspondiente a cada localidad, su historia, desva17
neciendo errores cometidos en obras publicadas: noticias generales del país: hechos curiosos: tradi· ciones y creencias: etc., etc.» El 26 de diciembre de 1879, don José A. Fer· nández dedicaba y obsequiaba al Ayuntamiento de Ponce el manuscrito de una comedia original inti· tulada La. fuerza de la Ley. El 3 de octubre de 1882, don José Joaquín Rib6, periodista español domiciliado en San Juan, queda. ba autorizado para obtener en los archivos públicos de la Isla la información que considerase necesa· ria para redactar y publicar una Historia de Puerto Rico. En 1883 el director del periódico El Clamor del País, informaba que el Presbítero don Ramón F. Gandía, fallecido por entonces, había dejado entre sus papeles una obra intitulada Epítome de Derecho Público Católico. En 1886, el director del peri6dico El Buscapié, dirigía a los miembros de la Comisi6n encargada de organizar la Biblioteca Puertorriqueña de la Saciedad Económica de Amigos del País un suelto que rezaba así: -Don Nicolds Daubón posee un códice que sirvió de crónica o diario a un monge perteneciente a una de las órdenes religiosas que residían en esta Isla de Puerto Rico a principios del siglo actual. Dada la ilustración de los individuos que sollan desempeñar el encargo de cronistas en los Conventos y la escasez de noticias históricas de Puerto Rico respecto de la indicada época, creemos que algo útil pudiera hallarse en ~l citado códice y que su dueño actual no tendrd inconveniente en que la comisión copie lo que le parezca útil.» Un año más adelante, el propio don Manuel Fernández Juncos daba cuenta desde su periódico de que el 28 de agosto, don Francisco Olmedo había leído a un grupo de sus amigos, un drama original intitulado Tras la Culpa va la Pena. El 4 de septiembre de 1888, el Clamor del País anunciaba que don Pedro de Angelis se ocupaba de escribir un Dtt!cionario Geográfico, Estadístico, Histórico, Biográfico··)T Bibliográfico de Puerto Rico. En carta fechada el 31 de enero de 1892 don Francisco Cepeda Taborcías, director de la Revista de Puerto Rico, informaba estar a punto de termi· nar una obra sobre la Verídica Historia de los Horrores del 87, así como concluir las grabados que han de representar los /torribles suplicios del Cabo Ambrosio, Jordán, Defilló, y Cruz y otras escenas no menas increíbles. El 20 de enero de 1894 aparecía en el periódico
La Democracia, el siguiente suelto: «Se ha extraviado en un hotel de esta ciudad de Ponce, en poder de nuestro amigo y compañero don Rosendo Rivera Colón, una colección de poesías reunidas en un tomo con el titulo La Lira del Pirata. Empieza el libra con un prólogo manuscrito del autor y lleva en la primera página el retrato, en fotografía, de un conocido escritor de este país. Al que lo encuentre y lo presentare en esta redacción, se le gratificará como lo exija.» El 25 de mayo de 1895, La Democracia publicaba un suelto que rezaba así: «Nuestro amigo el joven escritor puertorriqueño don José Contreras Ramos publicará en breve en la Capital de Santo Domingo, donde reside, una novela titulada Nieblas de lo Alto.» A principios de octubre del mismo año don PI> dro Acevedo Rivera y don Alcides San Antonio publicaban en el propio periódico un suelto anun· ciando que estaban preparando una obra intitula· da: Calamidades Políticas, en la que habían de fi· gurar los hombres funestos que por su intransigen. cia y par su egoísmo particular habían sido obstáculo para el desarrollo del progreso de esta infortunada colonia. EllO de febrero de 1896 La Correspondencia de Puerto Rica una gacetilla que leía así: «Nuestro inteligente amigo de San Sebastián don Ramón Maria Torres se propone visitar estos días la Capital, con objeto de dar a la estampa un libro de poesías. Dicho libro llevard un prólogo de nuestro también amigo el inspirado poeta don José de Diego.» El 17 de octubre de 1897, el periódico El Diario Popular, reproducía de su colega El Eco del Sur, un suelto anunciando la próxima aparición de un voluminoso folleto intitulado Información Obrera, en el que había de tratarse extensamente sobre el pasado, presente y futuro de la clase proletaria puertorriqueña. Y, el 18 de agosto de 1898, el periódico La. Nue· va Era publicaba el siguiente suelto: «Nuestro amigo y compañero, don Evaristo /1.. Coa publicará en breve un libro titulada Mi Calva· rio en que relata, en forma dramdtica, los detalles de que fue víctima bajo la pasada dominación. Creemos que dicha obra tendrd gran resonancia en Puerto Rico./!) Otros muchos sueltos, semejantes a los reseña· dos, se publican antes y "después. Pero, a consecuen· cia de vicisitudes y accidentes conocidos o deseanacidos, dichas obras no alcanzan a ver la luz pÚo blica, con perjuicio quizás para el autor y para las letras puertorriqueñas.
El color de las almas Por
L
CLARA CUEVAS
AS ALMAS TIENEN COLOR,
pueden ser incoloras como el adiós. Pueden ser grises como la desolación, o blanco-tiza como el perdón. Las almas tienen pliegues, ropajes, y aliento ensordecedor. Viajan millas eternas o se anclan para siempre en el letargo de su corta visión. Pueden ser pequeñas, mezquinas, gigantescas o sublimes, o pueden ser cizaña que estrangula la vegetación. Algunas son tibias, siniestras, otras perversas, traicioneras, insidiosas o rastreras. Todas imprimen su aliento 1a cera de nuestra percepción. é onocido a todas, me a
El Desnudo en el Arte Puertorriqueño
E
L DESNUDO, TEMA PERENNE DEL ARTE, H A TENIDO,
inevitablemente, sus cultivadores entre los pino tares, grabadores y escultores de Puerto Rico, como se ha destacado en la exposición inaugurada el 7 de noviembre en el Instituto de Cultura bajo el título de El desnudo en el arte puertorriqueño. Como era lógico esperar, la muestra constituyó un corte seccional de muchas de las fonnas de expresión estética prevalecientes en la actualidad o dominantes en el país para principios del presen· te siglo y postrimerías del pasado, comprendidas las diferentes modalidades realistas, superrealistas,
Mujer,
por Ana M. Bassó Bruno.
expresionistas y constructivas. Estuvieron representadas las obras de los pintores Julio Acuña, Félix Bonilla, Fran Cervoni, Osi· ris Delgado, Ramón Frade, Domingo García, Manuel Hernández Acevedo, Víctor Linares, Carlos Marichal, Julio Medina, Rafael Rivera Rosa, Ra· fael Rivera García, Myrna Rodríguez, María Rodríguez Señeriz, Julio Rosado del Valle, Francisco Rodón y Rafael Tufiño. También figuraron esculturas de los artistas Ana Margarita Bassó Bruno, Tomás Batista, Luisa Géigel de Gandía, Rafael López del Campo y Compostela.
Aspecto parcial de 'la exposici贸n.
Desnudo, por Julio Acu帽a.
Desnudo. Ror Fran Cervoni.
Anglocomodismos en el vernáculo puertorriqueño" Por
H
AY UN NAIPE EN LA BARAJA INGIJESA -EL LLAMADO
jóker o comodín- que sirve para todo, sin verdadera función propia, pues se utiliza arbitrariamente para suplir la de otra carta cualquiera en cualquier lance. Incrustados . en el vernáculo puertorriqueño existen ciertos anglicismos que parecen tener un decidido carácter de comodines verbales. Sin pretender agotar -ni mucho menos- el tema, inten· taré hilvanar en las siguientes líneas algunas reflexiones y comentarios sobre la existencia y el uso de tales comodines que, a mi juicio, no carecen de importancia y trascendencia. Entre las alteraciones que la lenguas materna de un grupo humano pueda sufrir bajo la presión constante de un idioma extraño, la simple presencia de barbarismos en el vocabulario vernáculo no sería -creo yo- de las más graves. La imposición de un bilingüismo más o menos indiscriminado, más o menos real y efectivo, sobre la masa· de un pueblo suele producir males· peores, de mayor profundidad, más desquiciadores y de más difícil rectificación que la mera presencia en el habla vulgar de unos cuantos vocablos innecesarios y ajenos. Para justificar esa creencia bástame aquí aducir una sola cita: el trabajo del profesor español don Samuel GiJi Gaya, publicado en Revista de Pedagogía (Madrid, núm. 150, 1934) Y titulado "Valor educativo de las lenguas vivas". Cita que considero la que mejor viene al caso por su ecuanimidad, por reflejar -aparte matices individuales- la más aceptada tendencia general entre doctos y modernos conocedores del asunto y, además, por las dotes peculiares del autor, ~vezado, perspicaz y comedido, familiarizado sobre el terreno con el par• De la Miscelánea de Estudios dedicados al Dr. Fer· nando Orti;,; por sus discípulos, colegas y amigos. La
Habana, 1955.
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TOMÁS BLANCO
ticular problema puertorriqueño; pero con experiencia y estudios, especiales y anteriores, de los fenómenos derivados del bilingüismo impuesto al buen tuntún. En gracia de todo esto, permítaseme copiar algunas frases -quizás más de las son estrictamente necesarias- del citado trabajo. Dice Gili Gaya: ... No vacilaría en afirmar que para el conoci· miento profundo de la lengua propia es indispensable el estudio de una lengua extraña... No me he propuesto defender la enseñanza de las lenguas vivas, sino simplemente valorarla. Y por eso la exposición de las ventajas que con ella se obtienen debe ir acompañada de una estimación exacta de sus peligros. Yo mismo me ocupé una vez en Puerto Rico de los estragos que allí produce el bilingüismo prematuro en el desarrollo de la capacidad expresiva de los niños, especialmente en lo que se refiere a las activi· dades artísticas de la palabra. La adquisición de una lengua extranjera puede perjudicar la lengua propia y, lo que es más grave todavía, puede perturbar y desvitalizar en su raíz el mecanismo de la expresión individual. ... Evitemos el bilingüismo, pero hagamos hombres monolingües que sepan lenguas extrañas... ... A mi modo de ver, el aprendizaje de un idioma nuevo dará su máximo rendimiento favorable siempre que se haya contado con la con· ciencia reflexiva del alumno. Es decir, necesita el soporte de una cultura previa... Lo cual no está reñido, mediante sabias gradaciones y cautelas, con el comienzo del estudio de una lengua ajena durante la adolescencia y aun en la niñez. Pero volvamos al específico tema de estos párrafos: Los. comodines a que quiero referirme no son simples barbarismos -como decir celery por apio, marqueta por mercado, o copia por volumen y ejemplar. etc.-, sino que funcionan a la vez como núcleos generadores de más hondas e insidiosas corrupciones. Désele a un sediento una copa de agua bastante
buena, pero ligeramente teñida con inofensivos e inertes pigmentos vegetales; entúrbiese, si se quiere, con un poco de barro, libre de sales venenosas y gérmenes patógenos, y -a pesar del sucio aspecto y del mal gusto- nada grave o irremediable ocurrirá si la bebe. Sobo todo si el beberla turbia, maloliente y barrosa no se convierte en hábito o preferencia. Pero contamínese esa misma agua con microbios nocivos, capaces de reproducirse, inva· dir los órganos del cuerpo, destruir tejidos e intoxicar humores, y en seguida resulta peligroso apagar la sed con ella. ' Avisado estoy de que los ejemplos, comparaciones y paralelos tomados de un determinado orden de cosas son válidos tan sólo dentro de sus respectivas categorías y no pueden generalizarse, sin cierta arbitrariedad, a cualquier género de fenómeno con'que tengan similitud manifiesta o notable parecido. Pero el anterior párrafo, con su innegable paralelismo implícito, puede servir, cuando menos, como permisible ilustración que nos ayude a subrayar el fondo del asunto que nos ocupa, a percatarnos de que existen entre nosotros anglicismos de diversa índole, algunos que pueden funcionar como centros de perturbación con influencias dañosas o malsanas, bastante distanciados de la mera cuestión de vocabulario. No podría precisar la cantidad exacta de este tipo de anglicismo, de estos comodines, que circu· lan de boca en boca en nuestra tierra. Pero su número -desde el especial punto de vista en que aquí los consideramos- no es, en realidad, lo que importa, sino la frecuencia y extensión que han llegado a tener. Anotemos unos cuantos ejemplos en· tre aquellos que nos acudan más fácilmente a la memoria y que se cuenten también entre los más generalizados. He aquí unas cuantas muestras va· riadas: record, issue, reportar, supervisión, chequear... Fijémonos en record. Su simple carácter de ano glicismo no nos preocupa. Cuando la adopción de una palabra ajena viene a satisfacer una verdadera necesidad, a suplir una genuina carencia, y se le da un significado neto y claro o se le atribuye un determinado matiz de sentido preciso, no hay por qué esperar inevitables perturbaciones ni empobrecimientos de su adopción, sino más bien lo con· trario. Es algo que viene ocurriendo hace siglos en todas las lenguas al ponerse en letrado o verbal contacto con otras. Este justificado y útil proceso de asimilación que podríamos llamar natural o normal -y aun suludable, dentro de ciertos limiteses lo que, precisamente, da pie para que los puertorriqueños, con demasiada frecuencia, pero sin suficiente reflexión, usemos y abusemos de injustificables anglicismos, y presta, además, ciertos lejanos visos de razón a quienes, de vez en cuando, sin reparar en la desatinada confusión de ideas en
que caen, pretenden defender tal estado de cosas, lingüísticamente nada saludable en cualquier caso, pero, sobre todo, en las circunstancias de constante y directa presión extraña bajo la cual subsiste en la isla nuestra lengua materna. Sólo tendrían rae zón estos apasionados defensores de la invasión de barbarismo si deliberadamente quisiéramos po· nemas en camino de cambiar el noble idioma heredado, de difusión universal, por un papiamentoso dialecto provinciano apenas comprensible fuera de nuestros limites territoriales. Otra frecuente confusión nuestra que he observado es no distinguir con claridad entre la simple asimilación -por justificada y útil que sea- de un vocablo extranjero y la verdadera función creadora que plasma dentro de la idiosincrasia del propio idioma un neologismo necesario y acertado, elocuente, atinado y prosódicamente acorde con el resto del lenguaje. Es decir, se comete el error de equiparar la dúctil y pasiva capacidad de incorporación con el vigor imaginativo y la potencia creadora. No abundan -creo yo- en Puerto Rico, los verdaderos neologismos de acertada creación. Pero tenemos un feliz ejemplo en "vellonera", palabra con que nombramos esa desapacible invención estadounidense que los angloamericanos llaman jukebox. No pretendamos medir la distancia que me· dia entre haber bautizado nuestro modo y con gracia ese artefacto, y la posible alternativa de trae garse más o menos crudo el barbarismo juke·box; y volvamos a lo que sobre record veníamos diciendo. Nada de particular tendría si con la palabra record nos limitáramos a significar "proeza depor. tiva, comprobada oficialmente, y que excede en su tipo o cIase a cuantas se realizaron antes", o algo por ese estilo. Pero desgraciadamente no es así. Sin razón sensata para ello, record significa entre nosotros infinidad de cosas diversas que tienen adecuados nombres en español, algunos muy antiguos y todos suficientemente generalizados y san· cionados por el uso. Según los casos en que corrientemente lo utilizamos, este anglicismo puede ser substituido con ventaja y nitidez por un par de docenas de vocablos castellanos, entre los cuales se cuentan los siguientes: archivo, ficha, nota, hoja (como en hoja de servicio), documento o ducumentación, registro (com'o en libro de registro), historia (como en historia clínica), señas (como en señas generales), filiación, caso, datos, relación, protocolo (como en protocolo notarial),' actas, mi· nuta, autos, memoria, copia (como en copia autén· tica), testimonio, atestación, fastos, inscripción, lista, constancia (como en dejar constancia), informe, apunte, antecedentes (como en antecedentes penales, que aquí suelen llamar, con doble trastrueque leguleyo, "record criminal"), etcétera. Supervisión parece anglicismo algo más inocente
a
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e inofensivo, y tal vez pudiera serlo si hubiéramos definido y limítado su sentido previamente; pero no ocurre así. En determinados círculos donde predomina la afición a medir el valor de las palabras sólo por estrechas normas de utilitario "funcionalismo so· cial" es donde más se nota el uso de este anglicismo. Paradógicamente, es en tales círculos y con tal escala de valores que debiera su uso ser considerado caso de mayor peligro y gravedad. Porque si el ámbito ideológico en que se mueve la palabreja no es muy extendido, su incierto significado y su arbi· traria e indistinta aplicación en el texto de leyes y reglamentos oficiales, pongamos por ejemplo, causa una barahúnda inextricable de imprecisiones y vaguedades. Si para aclarar esta confusión y dilucidar el sentido del anglicismo en cuestión apelamos al análisis de la función que, en cada caso y en la realidad de la práctica, la palabra quiere nombrar, nos encontramos con que se aplica a tantas fun· ciones distintas y en tantos niveles diferentes que casi es imposible que defina, en verdad, función al· guna. Innumerables son los cargos a que se les atribuye función supervisora. Innumerables también son los casos en que nadie sabe exactamente en qué consiste esa función. La naturaleza de comodín que tiene la palabra estriba, precisamente, en eso: en que usándola pretendemos dar valor concreto y definido a un contenido inconcreto y casi irreal. Con ella simulamos deslindar algo indefinido; un algo sobre el cual no nos hemos tomado el trabajo de pensar en serio ni la molestia de ponernos de acuerdo previamente. Y todo esto en un terreno en que el lenguaje evocativo. indeciso y meramente sugeridor está fuera de sitio; donde la res· ponsabilidad y su deslinde sistemático son cuestiones primordiales. De hecho, hemos encontrado que a lo más que se aproxima el sentido de supervisión e-s a superintendencia. Pero no se trata de una sencilla substitución de la palabra nuestra por la palabra ajena, por muy irrazonable que esto fuera. Lo grave es que, sin calificativo alguno, se le aplica indistintamente a toda una serie de funciones, desde dirección superior e inspección general hasta la celaduría o simple vigilancia. Atañe lo mismo a directrices o pautas globales que al deber o la conducta individual. Dentro de un mismo escalafón, ministerio, negociado o despacho se le aplica, sin distingos ni graduaciones, igual al supre~o jefe administrativo, al consultor, al visitador o inspector, y hasta al último empleado sin más obligaciones que las de capataz. La resultante reduplicación. absurda de funciones no es inten· cional ni vol.untaria, se debe sólo al uso extendido del comodín. Y repito que esto ocurre usualmente en campos administrativos y gubernamentales donde es imperativo para la buena marcha del servicio una clara y neta diferenciación de incumbencias, 24
atribuciones y responsabilidades, y una distribu· ción inconfundible de funciones en escala de la autoridad y el mando. 1ssue es ya en inglés plurivalente y multifuncional. Ateniéndonos sólo a su forma substantiva quiere decir -según los casos- salida, brote, escape, emergencia, y también, vfa de egreso. Vale por emanación, emisión, derrame, desagüe, flujo. A la vez significa edición, publicación, entrega. y en otro orden de cosas, progenie, descendencia, sucesión, casta; así como frutos, productos, ganancias. Equivale a fuente en su doble sentido de ma· nantial u origen, y de úlcera artificialmente provocada. Además, puede traducirse por pérdida, consecuencia, resultado, evento, declaración, informe, envío. Por último, en frases más o menos hechas tiene otros distintos matices. En brought to an issue es equiparable a terminación, final, conclusión. To joilt ássues es zurcir voluntades. To make issue es tomar partido, abanderarse, afiliarse a una causa, decidirse por un bando, aliarse a una parte. To raise an issue es levantar una cuestión, formular un reparo, poner en tela de juicio... Desde luego que la mayoría del vulgo que a . cada rato habla de issues no tiene ni la menor idea del valor de la palabra en su idioma, original. Aquí issue se ha tomado de la jerga leguleya estadounidense, popularizada por abogados y políticos. Viene directamente de la frase il1 issue o at issue, que se dice de un punto o extremo legal o de una causa judicial que está para verse o sentenciarse, y en términos genéricos, del asunto de que tratamos, de la materia que está bajo estudio o consideración. La voz anda ya en boca de cualquier hijo de vecino. Su utilización entre nosotros no es un comodín por razón de los múltiples significados o:-iginales ingleses, que casi no conocemos, que el vulgo desconoce por completo, sino porque vamos cont.ra el genio de la lengua y la empobrecemos cuando decimos "poner en issue" o "estar en issue" o "hacer un issue" --con mayor vaguedad e imprecisión de lo que a primera vista nos parece- por no tener la' fatiga mental de buscarle la solución sintáctica castellana a la variedad de matices diversos que con esas híbridas frases apenas si que· remos expresar. Las frases tales resultan, pues, muletillas sustitutivas para expresar diferentes conceptos que fácilmente pueden indicarse con justas y castizas locuciones. Según los casos. el barbarismo lo usamos en vez de las siguientes frases: tomar a pecho; firmemente insistir, no transigir, hacer hincapié, fijarse en pelillos, levantar bandera, adoptar una posición definitiva o terminante, poner los puntos sobre las fes, mantener un punto de vista, convertir en grito de batalla o en banderín de enganche o en motivo de discrepancia o de lucha. tomar algo por irreconciliable diferencia, adoptar por lema o norma algo, tomarlo a pecho, eneasti-
liarse. También se usa como sustituto de estas otras posibles locuciones: es lo que importa, lo que tiene inmediato interés, es de actualidad, está en orden o está puesto a votación o sujeto a discusión o en disputa, es algo sobre lo que hay que pronunciarse (1 fallar, es asunto pertinente, no es extemporáneo, viene al caso o a cuento, está en la agenda o en el programa, no está en suspenso o relegado o pospuesto, no está fuera de lugar u ocasión, está en lítigiCJ o en controversia, es lo que urge o apremia, se trata de eso, constituye un problema o es el problema o la alternativa, ha lugar a ello, es el busilis, está en juego, es la cuestión candente o la cuestión batallona o la cuestión palpitante o cuestión de principios o cuestión de gabinete. O, sencillamente: "es la cuestión"; donde la palabra cClestión tiene el significado evidente de "proposición que se somete a votación o a discusión" o bien, "oposición o contraste de razones que exigen detenido estudio en la resolución de un asunto". El caso de reportar es algo diferente. Todos sabemos que es palabra castellana con diversas acepo ciones (reprimir o moderar, traer o llevar, lograr u obtener). Pero aquí es motivo de confusión y se abusa de ella como verdadero anglicismo, con sentidos diferentes. Así usada, vale entre nosotros por acusar o formular cargos, por avisar, por acudir o presentarse. Reportarse no quiere decir -como debiera- contenerse, sino hacerse presente. "Me han reportado" es que se ha trasladado al superior jerárquico una queja de mí. Un reporte no es siempre una simple noticia o novedad que se comunica, sino que indica el resultado de un estudio, de una investigación, y toma a veces el carácter de informe administrativo, de oficio o comunicación escrita entre funcionarios, y también de memoria o documento público. Pero el carácter de comodín, en este caso, se nota principalmente por la abundante freo cuencia con que se repite la palabra -o sus derivados- cuando al alcance del que habla hay llanas palabras nuestras para decir las mismas cosas con mayor precisión, claridad y sindéresis. De parecida clase es el comodín "chequear" que se oye a cada paso, aunque, a diferencia de reportar, no existe en castellano tal palabra. Chequear vale por marcar, inventariar, cotejar, comprobar, contar, probar, indagar, investigar, reconocer, etc. Un "cheque físico" es un reconocimiento médico. La mujer que "chequea" al marido es la que le vigila suspicaz. Y reflexivamente "chequéase" el marido que toma precauciones para desarmar esa suspicacia conyugal. En este último y particular caso chequearse y reportarse (con el sentido de acudir al quite, de curarse en salud, o de ponerse el parche antes de recibir el golpe) suelen ser exactamente sinónimos. Anotemos de paso que no faltan ejemplos de locuciones donde sería imposible utilizar la original
palabra de donde proviene el alglocomodín usado, al traducirlas al inglés. Podría aducirse que el uso de muletillas o como· dines verbales es cosa corriente en cualquier vernáculo; que, sin interferencia de factores extraños, algo parecido suele ocurrir con palabras de nuestra propia lengua en la conversación familiar. Aquí mismo se notan algunos ejemplos: cosa, cosiata, apara· to, vaina, usados con frecuencia en vez del vocablo adecuado. Pero cuando esto ocurre, el hecho tiene fundamentales diferencias de importancia capital con lo que sucede al abusarse del anglocomodín. La primera es que la muletilla de origen propio nunca obliga al rodeo o al desquiciamiento sintáctico, nunca va ni contra la sintaxis ni contra la prosodia del lenguaje nativo; tampoco contra el genio o la idiosincrasia del materno idioma. Lo cual no es siempre cierto cuando el comodín es un anglicismo. La segunda consiste en que, por lo general, la muletilla española se usa exclusivamente en la conversación, en el habla, mientras que el anglocomodín tiene la marcada tendencia de invadir, orondo y presumido el reino de las letras. Por último, existe también una importante diferencia que podríamos llamar de tipo sicológico: En el caso de la muletilla propia, tanto el que habla como el que oye saben muy bien a qué atenerse respecto a la palabra usada. No engaña ni confunde a nadie. Todos perciben con mayor o menor acuidad que se trata de un giro arbitrario, de una laxa manera de hablar. Todos comprenden que la muletilla está sustituyendo al vocablo genuinamente apropiado por mera viveza expresiva del que habla, por excesiva animación verbal, por chisporro· tea o por desgaire más o menos conciente y voluntario. O, en el peor de los casos, por sencilla pereza mental momentánea o por simple ignorancia u olvido -siempre implícitamente confesados, tácitamente admitidos- de la expresión precisa, de la palabra exacta. Detrás de este inofensivo triquitraque parlanchinero no hay problema lingüístico. Lo que casi siempre hay en su trasfondo es la sombra de una sonrisa. En cambio, lo que se recuece y rebulle muchas veces tras el anglicismo es una vacuidad casi siempre solemne. El que usa la palabra ajena es el primer engañado o confundido, pues usualmente cree de buena fe que está empleando un término casi técnico por su precisión y elocuencia, y cuyo significado exacto está al alcance de todos. Generalmente, al usar el anglocomodín no se reconoce o admite ignorancia o desconocimiento; no se presume de viveza, desgaire o buen humor, sino al revés. Se usa con entera seriedad y deliberación en los más casos. Con frecuencia se cree a pie juntillas, al tomar la palabra prestada de otra lengua, que no basta la nuestra propia para el necesario rigor y exactitud de la expresión, para la adecuada precisión del concepto. El elemento de pereza o vagancia que pueda haber en esto no es, 25
evidentemente, momentáneo o transitorio, y ello se confirma por la frecuencia con que pasa el ano glicismo innecesario del habla a la escritura. Quizás, muy probablemente, no esté todo esto pre· sente y claro en la conciencia al momento de ha· blar; pero no deja de estar subyacente, como el fantasma de una aberración. No son pocos los casos en que el anglocomodín obliga al rodeo o a las chapucerías de sintaxis, produce en el habla cierta premiosidad y altera los giros del lenguaje dándole un marcado sabor a traducción literal. El resultado no es un mero empobrecimiento del vocabulario, pues no sólo resta va· riedad y precisión de matices, sino también espontaneidad, agilidad y colorido. Afecta, en ocasiones. la concisión, la contundencia y la claridad. Tiende, además, a relegar los modismos propios, sustituyéndolos con idiomáticas construcciones ajenas que suelen resultar enrevesadas y hasta ininteligibles. Basta oír atentamente nuestra charla vulgar o escuchar la radio y leer la prensa diaria con asiduidad y cuidado para darse entera cuenta de todo esto. Recopilar aquí una larga lista de ilustraciones pertinentes y auténticas de cada uno de los posibles trastornos antedichos sería labor larga y penosa y fuera de los marcados límites de tiempo y espacio a que debe atenerse este escrito. Pero fácilmente podemos recurrir a la invención de un ejemplo sintético que ponga de manifiesto algo de 10 que venimos diciendo. Ejemplo fabricado, pero de riguroso acuerdo con la verdad esencial de los hechos. He aquí uno de los muchos que podríamos dar sin falsificar la realidad más de lo que cualquier síntesis puede falsearla: Están haciendo un chequeo para hacer un record de cada empleado. Como yo no tengo muy buen record y muchos días no me reporto a la oficina, no pongo en issue que tengan derecho a reportarme. Por eso quise chequearme en seguida, para ponerme en record con el supervisor. En Puerto Rico hay, desde luego, varios tipos de anglicismos. Existe, por ejemplo, el anglicismo semántico donde se usa una palabra perfectamente castellana, pero con significados extraños, propios del inglés. De este tipo, entre otros, son: emergen· cia, queriendo decir urgencia (medida de urgencia), socorro (cuarto de socorro), etc., y hasta freno o rctranca; ignorar para decir dar de lado, despreciar, no hacer caso, no dar importancia, no fijarse, sacar el cuerpo o escurrir el bulto, etc. (en vez de desconocer); contemplar para decir pensar, idear, planear, etc. (Los anterionnente mencionados "re· portar" y "copiar" son también de este tipo.) No faltan los anglicismos de construcción ni tampoco el trastrueque de las preposiciones y el abuso de los pronombres, sobre todos los posesivos, por influencia directa del inglés. Es, en realidad, la suma de todos estos vicios de dicción repetidamente usados lo que amenaza 26
al cuerpo vivo de nuestro idioma con destructivas perturbaciones. Se empieza por vulgarizar un anglicismo innecesario y darle un sentido más o me· nos nebuloso. Se acaba por amoldar la oración a las peculiaridades del anglicismo que ya se considera imprescindible, pero que no puede siempre enea· jarse dentro del nonnal fluir del habla. Así se llegan a parir extraños barroquismos, circunloquios inexplicables, frases que repugnan al buen sentido y al buen gusto. Así, pues, no me parece exagerado sospechar -recuérdense las palabras citadas de Gili Gaya-, que aquellas influencias anarquizantes del inglés aceptadas alegremente, sin ponderación ni discernimiento, lleguen a crear áreas de confusión mental, a violentar la lógica, afectando desfa· vorablemente no sólo la expresión, sino las fuentes mismas del pensamiento. También existe el caso en que la influencia del inglés nos lleva a frases de inesperada <;omicidad inconsciente, nada intencional. De esto último leí hace poco un peliagudo ejemplo en la prensa. Se trataba del dictamen médico sobre un accidente en que una señorita se expuso a perder la vida por haberle dado en calambre mientras nadaba en el mar. La gacetilla comentaba: "Dijo el facultativo que por poco se ahoga la señorita Fulana de Tal por haberle dado un calambre en sus brazos." He aquí hasta dónde pueden complicarse las cosas por el simple mal uso de un minúsculo pronombre posesivo. Para terminar, réstame aclarar un poco mi posición frente al asunto tratado. No soy lingüista ni filólogo, sino un interesado y preocupado observador. He dicho tal vez muchas perogrulladas, pero pienso que, algunas entre ellas, cuando menos, me· recen repetirse y recalcarse. Y no creo haber salido en defensa de purismos anquilosadores. Se tra· ta -a mi juicio- de algo muy diferente, de la conservación en sano y buen estado de nuestro más poderoso instrumento de comunicación y de creación: del habla materna, del lenguaje heredado, del bello. útil y noble idioma que poseemos casi gratuitamente. Lo cual, para nuestro pueblo, es cuestión de economía y supervivencia. Sr. Dr. Tomás Blanco Santurce, Puerto Rico
NEW YORK, 5 de agosto. 1956
Mi querido amigo: He leído con mucho interés sus .An~lomodismos en el vernáculo de Puerto Rico». Sus observaCiones no son solamente justas y acertadas, sino que están presentadas de manera que su lectura resulta particularmente amena y atractiva. Me parece que no se deberían quedar enterra· das en el volumen de homenaie a don Fernando Ortiz. Sería conveniente que lo que dice usted en este articulo y lo que puede añadir seguramente sobre otras expre· siones semejantes lo fuera dando a conocer en la prensa puertorriqueña. Estoy de acuerdo en que no se trata de la defensa de purismos anquilosadores, sino de lldver· tencías que merecen repetirse y recalcarse. TOMÁS NAVARRO Le saluda cordialmente.
La Pritnera Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano
Cartel de la Bienal, por Lorenzo Homar.
H
A CONSTITUIDO UN VERDADERO ACONTECIMIENTO AR-
tístico internacional la apertura en la capital de Puerto Rico de la Primera Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano. El acto de inauguración oficial, celebrado en la noche del 16 de enero pasado con la participación de destacados representantes del mundo cultural, tuvo una concurrencia de millares de personas, entre las que figuraron distinguidos artistas, críticos y conocedores de ·arte de América, Europa y otras partes del mundo. La Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano ha sido organizada por el Instituto de Cultura Puet:torriqueña, con la colaboración del Museo de Arte Moderno de Nueva York y del Museo de Arte de la ciudad de Ponce. Es el propósito de los organizadores promover el conocimiento del alto grado de excelencia y originalidad alcanzado por esta rama del arte en la América Latina, reu·niendo cada dos años, en ese punto céntrico del hemisferio que es San Juan, las obras de los más notables exponentes del Grabado en la vasta zona americana, sin excluir la región del Caribe. En esta primera muestra, y a modo de excepción, se exhibe un conjunto ilustrativo de la labor realizada por los grabadores latinoamericanos durante la década del 60. Ciento ochenta y un artistas de diecisiete países participan con 621 obras en esta Primera Bienal, que tuvo por sede el espacioso recinto del antiguo convento de Santo Domingo, de San Juan, construcción del siglo XVI recientemente restaurado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Integraron el jurado de premios los señores Samuel Paz, del Instituto Torcuato di Tella, de' Buenos Aires; Walter Koschatsky, director del Museo Albertina de Viena; Elaine Johnson, del Departamento de Grabados y Dibujos del Museo de Arte
Moderno de Nueva York; Umbro Apollonio, de la Bienal de Venecia; Chesehogo Yamada, director del Museo de Arte Occidental de Tokio; Zoran Krzisnik, de la Bienal de Ljubljana, Yugoslavia, y Arturo Dávila, de Puerto Rico. Otras figuras de relieve del mundo artístico internacional f~rman parte de la Presidencia de Honor y de la Comisión Consultiva de la Bienal.
Aspecto de una de las salas de la Bienal.
Los ocho premios de adquisición -de mil dólares cada uno- otorgados por el Jurado, han recaído en los artistas Jesús Rafael Soto, de Venezuela; Mauricio Lasansky, Liliana Porter y Antonio Seguí, de la Argentina; Arthur Luis Piza, del Brasil; Ornar Rayo, de Colombia; Luis E. Camnitzer, del Uruguay. y Marcos Irizarry, de Puerto Rico. Conjuntamente con la Bienal, y como parte de la misma, se inauguró también en la noche del 16 de enero y en el mismo edificio, una exposición homenaje a la memoria de José Clemente Orozco, en la que se reúne por primera vez la totalidad de la obra gráfica del insigne artista mexicano. Otra exposición individual adjunta a Bienal -inaugurada con gran brillantez la noche siguiente- es la nuestra restrospectiva de grabados. del distinIDJido artista puertorriqueño Lorenzo Homar, cuya in-
Retrato de una joven artista, de Mauricio Lasansky (Argentina).
El arón verd de Arthur Luis Piza (Brasil
La Verdura, de Antonio Seguí (Argentina),
fluencia en el desarrollo de las artes gráficas en Puerto Rico ha sido verdaderamente notable. Se han preparado catálogos ilustrados de las exposiciones, que permanecerán abiertas hasta el 30 de marzo próximo. Mientras tanto, crece el número de visitantes a las mismas, contándose entre los extranjeros que para verla han viajado a San Juan, a los artistas Mauricio Lasansky, Liliana Porter, Luis Camnitzer y Ornar Rayo, ya mencionados; An· tonio Frascony, del Uruguay; Alberto Bertrán, de México; Rodolfo Abularach, de Guatemala; Julio Le Parc y Norberto Chiesa, de la Argentina. y Carlos Ramos Gálvez, del Perú. También ha visitado la exposición el destacado crítico argentino Jorge Romero Brest. 28
Claustro del convento de Santo Domingo durante la Primera Bienal del Grabado Latinoamericano.
El 1tombre estd ausente, de Ornar Rayo (Colombia).
Forma ll. de Marcos Yrizarry (Puerto Rico).
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Sotomagie, de Jesús R. Soto (Venezuela).
Línea Ausente, de Luis E. Camnitzer (Uruguay).
Sala dedicada al artista mejicano Orozco.
Arbol, de Liliana Porter (Argentina).
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Carta del Rey Fernalldo El Católico al Cacique -AgüeybanaPor LUIs LLORÉNS TORRES
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RA
EL AÑO
1512.
HABlAN
TRANSCURRIDO VEINTE
años desde el descubrimiento de América y aún reinaba en España el rey católico Don Fernando, es· poso de Doña Isabel la Católica. Se empezaba a conquistar y colonizar la isla de San Juan (hoy llamada Puerto Rico), en la que imperaba el caciqt,te Agüeybana como jefe supremo de la población indígena. Ponce de León no había logrado aún so· meter a los indios, había algunas desavenencias entre los conquistadores: y el rey Don Fernando envió desde España a Juan Cerón y a Miguel Diaz con facultades para someter y gobernar la colonia. No era costumbre de los monarcas españoles dirigir cartas a los caciques indios de América. La historia no dice que Don Fernando el Católico dirigiera carta alguna a ningún indio americano, a excepción de la que escribió a nuestro cacique Agüeybana en estos términos: Tordecilla (España). - Julio 25 de 1512. El Rey, Al Cacique Agueybana. Isla de Sant Joan. Onrrado Cacique Agueybana: porque imbío a mandar a Xoan Ceron. Alcalde Mayor de la Isla. de Sant Xoan; e a Miguel Diaz, Alguacil Mayor de dicha Isla de Sant Xoan, para que de Mi parte vos fablen algunas cosas que de1Ios sabreis; por ende, Yo vos Encargo e Mando, por Servycio Mío, le deis entera feé e creencia, e aquello pongais en obra; quen ello plascer e servycio Me fareis de todo ello. - De Tordecilla a veinte e cinco dias del mes de Xulio -de mile quynientos e doce años. - Yo el Rey. - Por mandado de Su Alteza. - Lope Conchillo. Señalada del Obispo de Palencia.
* Esta Carta del Rey se publica originalmente en 11'1. Revista de las Antillas y más tarde en Lienzos del Solar en 1926.
La historia dice que el cacique no hizo gran caso de esa carta, ya que posteriormente se alzó a la cabeza de sus indios, y murió, a orillas del río Guayo de Collores, peleando contra las fuerzas de Ponce de León. El original de dicha carta se conserva en el Archivo de Indias de Sevilla -E.139·C.3-. El nombre del cacique, en la carta original, está erróneamente escrito, pues dice Guaybana en vez de Agiieybana. En la pág. 392 del tomo 32 de la "Colección de
Documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organizació't de las antiguas po:;esiQ+ nes españolas de América y Oceanía, sacados de los Archivos del Reyno y muy especialmente del de Indias", aparece una copia de la carta arriba transcrita y al pie una nota del compilador afirmando que se dieron otras cartas firmadas en blanco, Medite aquí el lector en la enorme distancia que media entre aquel bravo Agüeybana y algunos de los actuales políticos a quienes rinde culto buena parte de nuestro pueblo. No necesitaban los gobér. nantes de hoy traer alguna del rey Uncle Sam "Para. que de Su parte nos fablen" y para que hallen aquí políticos dispuestos a darles "entera feé e creencia quen ello les fagan plascer en servycio".
AGOEYBANA No aludo a aquel manso y bonachón cacique Agüeybana, jefe máximo de Puerto Rico en la fecha del descubrimiento de esta Antilla. No aludo, no, a aquel que inocentemente invitó, en 1508, al cau+ dillo Ponce de León a visitar la Isla y le acompañó y mostró sus riquezas. Aquel manso y bobo cacique murió al iniciarse la conquista, y le sucedió su her· mano, el rudo, el indomable, el patnot"a, el valien~ 31
El Rey Fernando el Católico.
te, el audaz Agüeybana el bravo. De Agüeybana el manso, la historia no se acuer~ da. Para Agüeybana el bravo, nuestro pueblo alzará en el porvenir su más gloriosa estatua. Sucedió que los conquistadores, después de ec;tablecidos en Puerto Rico, se apoderaron de las tierras y se repartieron los indios, sin excepción de los jefes o caCiques. De este modo fue que Agüeybana el bravo quedó bajo la servidumbre del conde
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don Cristóbal de Sotomayor. Pero nuestro bravo cacique soñó con la redención de su patria: predicó la guerra contra los españoles conquistadores; des· pertó la fibra patriótica en las tribus indias; mató él personalmente al conde don Cristóbal de Sotomayor; incendió la villa de Aguada y demás colo· nias españolas; practicó la guerra sin cuartel por la independencia de su pueblo; reunió a los indios, los arengó, los inflamó de ardor bélico, poniéndose siempre él primero a la vanguardia de su gente, y eran tales su audacia y su valor, que pudo un arcabucero de Ponce de León derribarle de un disparo, en momentos en que el cacique tenía ya gaa nada aquella batalla que, no obstante la muerte del indio, terminó con la pesadilla de los. españoles. Nuestro héroe indio murió así, defendiendo la libertad de su pueblo. 'Era hombre alto, fornido, corpulento. Cuerpo a cuerpo, ni el mismo Ponce de León hubiera osado desafiarle. Al caer muerto, ostentaba en su cuello el guanín o insignia de su suprema jefatura. Su residencia o señorío particular se extendía desde las orillas del río Guayo hasta las del Jaca· guas, hoy municipio de Juana Díaz. Allí, junto al río Guayo, mató al conde de Sotomayor; allí había nacido, y allí daba las órdenes de su supremo cacicazgo; allí congregó a sus huestes para la pelea; alli libró sus batallas contra los españoles, y allí le dio muerte el arcabuz del adalid hispano Juan de León. Los historiadores españoles hablan de él desdeñándole, calificándole de rudo, malvado, bravucón. Nuestros historiadores han seguido en esto a los españoles: le llaman cacique díscolo y bravucón, y en cambio se deshacen en elogios para el otro, el manso, el pacífico, el bueno. Pero la hora de las aquilataciones ha sonado. Ahora podemos franca y libremente escribir nuestra historia. Y a la luz de la moderna crítica, sea· mas piadosos con el manso Agüeybana. pero rindamos todo nuestro culto al que vibró y soñó y murió por la libertad de su pueblo, y que el laurel de la inmortalidad sea para Agüeybana el bravo.
Exposición retrospectiva de Lorenzo Hornar
COMO EXPOSICIÓN i\DJUNTA A LA PRIMERA BIENAL
Latinoamericana del Grabado, el Instituto de Cultura Puertorriqueña presentó en el Museo de Arte de San Juan una muestra retrospectiva de los grabados de Lorenzo Homar. Grabador, dibujante, pintor, escenógrafo e ilustrador de libros, Lorenzo Homar ha marcado con su obra una profunda huella en el devenir artístico de Puerto Rico. Natural.del barrio de Puerta de Tierra, en San Juan, se inició en el arte como diseñador de la Casa Cartier, en Nueva York, ciudad donde tuvo por maestros a Rutina Tamayo, Arthur Osver y Gabor Peterdi, entre otros artistas destacados. Años después realizó en Europa estudios especiales de caligrafía, tipografía, diseño e impresión de libros. Cofundador del Centro de Arte Puertorriqueño en 1959 y director -más tarde- del taller de artes gráficas de la división de Educación de la Comuni· dad, aceptó en 1957 -ocho meses después de serie otorgada una beca Guggenheim- la tarea de organizar el Taller de Artes Gráficas del Instituto de Cultura Puertorriqueña, que desde entonces dirige y desde el cual ha venido realizando una extraordi· naria labor como creador y como maestro. Integraron la exposición noveinta y una piezas, realizadas entre los años 1946 y 1969, e ilustrativas de las diferentes técnicas empleadas por el artista, quien siempre ha mostrado predilección por la serigrafía, el linóleo y la xilografía. Entre las serigrafías se incluyeron veinticuatro de los carteles que han contribuido a cimentar el prestigio de Hamar como artista en Puerto Rico y el extranjero.· A la apertura de la exposición, celebrada en la noche del 17 de enero de 1970, concurrió numeroso público.
Grabado autobiográfico.
Grabado.
A Susal1 María.
Juan Ramón Jimél1ez.
Nilios de Cangrejos.
Pablo Casals.
Una de las salas mostrando varios carteles de HOl1lar.
Piezas de PI atería Puertorriqueña Por
L
AS PIEZAS DE PLATA DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII CEDI·
das por la Iglesia de Puerto Rico al Instituto de Cultura Puertorriqueña para el Museo de Porta CoeH, son, en conjunto, un notable exponente de lo que fuera en un tiempo el grado de esplendor del culto en los templos de la Isla. Ya en el primer tercio del XVII don Bernardo de Valbuena l aludía a la esplendidez de la gente de la tierra en el ador~ no de sus personas y más aún en el de las igle· sias: " ... se tratan con superflua pompa, con buen lustre y autoridad en sus personas, acuden bien a sus obligaciones y en las del divino culto se extreman notablemente y no dudan de empeñarse para este fin más que para otra causa profana".2 A las puertas del siglo XIX, en la relación de su primera visita pastoral, fechada el 20 de septiembre de 1799, el ilustrísimo don fray Juan Bautista de Zengotita-Bengoa 3 decía así al rey: "Es lástima, Señor, el ver que estos pobres vasallos de Vuestra Majestad, que costean por sí mismos las fábricas de las Iglesias, la de los vasos sagrados y ornamentos... no puedan lograr el tener Iglesia y mi· nistro que les dé el pasto espirituaI.. .."· Entre estos l. Don Bernardo de Valbuena tomó posesión de su sede episcopal en enero de 1623 permaneciendo en ella hasta su muerte en 11 de noviembre de 1629, siendo el XI Obispo de Puerto Rico. - Cuesta Mendoza, Antonio: Historia Eclesiástica del Puerto Rico Colonial, V. l., Santo Domingo, 1948. Pág. 123. 2. O. c., pág. 116. No cita la fuente. 3. El I1ustrfsimo don Fray Juan Bautista de Zengotita Bengoa, del Celeste, Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced. Redención de Cautivos, nació en Bérriz, Vizcaya, el 13 de septiembre de 1731. Gobernó la Diócesis de San Juan de Puerto Rico entre los años de 1796 y 1802. Pérez. Fray Pedro Nolasco, O. de M.; los Obispos de la Merced en América. Santiago de Chile, 1927. Pág. 518 y ss. 4.
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Id., pág. 539.
ARTURO DÁVILA
dos textos, a más de un siglo de distancia, se en· cierra la historia de las piezas que estudiamos, sal· va algunas excepciones. Tan claros testimonios de la generosidad criolla son la clave de estos obje. tos, humildes los más en su factura por la mano ingenua que los labró, pero ennoblecidos, más que por el metal precioso de que fueron hechos, por la simplicidad del artífice y por el gesto de los donantes. Entre las piezas de mayor antigüedad, creemos poder clasificar los dos incensario~ procedentes, respectivamente, de San Germán y Cabo Rojo. La campana calada del primero, así como el brasero, muestran una típica decoración del XVII en su primera mitad: las tarjetas con espejos lisos -circulares u ovoideos-, decoración muy sencilla grabada a cincel. El de Cabo Rojo parece posterior -segunda mitad del XVII o primer tercio del XVIIIy, desde luego, de ejecución a buril menos fina que la anterior. En la campana se advierte un follaje abigarrado en torno a coronas de laurel, en cuyo interior se encierra una flor de corola explayada. El brasero, que ha debido sufrir más de una reparación, apenas deja ver unos trazos -muy tímidos- de cincel, que nos hacen pensar en una refundición del cuenco original. Procedentes de varias iglesias, una caja de hostias, una naveta y una concha bautismal de plata, de traza sencillísima, deben adscribirse también al siglo XVII. Motivos elementales -flores y hojasno exentos de belleza, decoran la tapa y los botdes. La caja de hostias -no menos simple- luce en la tapa una cúpula sobre ancho bocel del que la separa un sencillo estrangulamiento. Remata la cubierta una cruz con cabezas piramidales en los extremos de los brazos y troncos. La venera o concha bautismal sigue en sobriedad de formas a las dos
piezas anteriores. Fuera de los gallones del cuenco, de resaltes timidísimos, sólo se encuentra en los bordes interiores un corto adorno funicular que arranca de la agarradera para morir en el ensanche del recipiente. En el asa se adivina un intento de estilización del algún motivo vegetal. No dudamos en atribuir estas piezas a plateros locales, aún por descubrir, que ejercerian su oficio reiterando formas fáciles durante los siglos XVII y XVIII Y aun. entrado el XIX.5 Estas piezas son comunes a todo el mundo americano del Barroco, desde las misiones de California hasta el Biobío, donde no faltará sacristía pueblerina con objetos de igual factura. Siguen una pareja de candelabros de plata de la iglesia de San Germán. Sobre el astil, de cuerpos cilíndricos muy armoniosos y lindamente torneados, se abren dos casquetes semiesféricos achata· dos que terminan en un reborde liso. El pie (que luce en ambos bastante maltratado) consta de un reborde también liso al que se superpone un bocel, otro reborde y un breve tronco de cono. Relacionado con estas piezas sangermeñas por el torneado de pie y astil, está un copón de bella factura barroca. El astil se compone de un jarrón lotiforme abierto sobre el que asienta un nudo de toro moldurado. repitiéndose a la inversa el motivo del ja5. No debe olvidarse la tendencia arcaizante en las artes de los metales, máxime en países apartados del gran tráfico comercial, caso en el que se encontraba Puerto Rico para el tiempo a que nos referimos.
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Incensarios de plata, procedentes de San Germán y Cabo Rojo.
Caja de hostias y concita bautismal del siglo XVII.
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Candelabros de plata de la Iglesia de San Germán.
rrón inicial y el nudo -esta vez en disminuciónhacia la copa. Un anillo separa en la tapa la unión dol bocel con la cúpula. La cruz que corona esta pieza tiene aristas vivas en la parte media de los brazos, rematando los extremos en bolitas. Signo evidente del arcaísmo ya comentado en la nota número S, es el otro copón, fechado tardíamente (1771), respecto al estilo. Componen su base un bocel y un tronco de cono en cuya parte superior se lee a la redonda una inscripción que .reza así: "1771 SIENDO CURA EL P(ADRE) R(ECTOR) D(O)N. JUAQ(UI)N." La macolla o nuda del astil tiene forma de jarrón semiovoide y la copa, al igual que la del anterior, tiene un reborde de tamaño regular. En cuanto a la tapa, está formada por un bocel y una media naranja coronada por una cruz con remates en forma de balas, a todas luces posterior y datable muy avanzado el siglo XIX. De factura inferior al copón anteriormente descrito, este
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que nos ocupa tiene, sin embargo, el sabor de su ingenu-a inscripción, que una investigación en los papel~s de la parroquia a que perteneciera logrará enmarcar dentro de noticias más amplias. El primer copón, carente al parecer de punzones que nos ayuden a fecharlo con exactitud, debe ser contemporáneo (aunque no riguroso) del otro y tal vez anterior. Las dos piezas de mayor belleza -signos de una orfebrería superior- son dos lámparas de plata. Una rica decoración de temas vegetales -talIos que se cruzan y se separan para volverse a unir, flores y hojas- forman el bellísimo trazado del plato de la primera. Remata por debajo en un jarrón ovoide en cuyo extremo superior nacen unas hojas a modo de brácteas que constituyen el adorno inicial de esta hermosa lámpara. Tres cabezas de querubes sostienen los extremos inferiores de las cadenas mediante asas atornilladas. La belleza
excepcional de estas mismas cadenas de pura ~raza rococó, donde la rocalla :y las graciosas ondulaciones propias del estilo corren desde el baldaquino al plato y al cuello del lamparín, coloca a esta lámpara entre ]0 mejor que en su género puede verse aún en ]a Isla. Probablemente salida de manos del mismo orfebre, es la lámpara del Sacramento de la iglesia parroquial de Bayamón. El jarrón, las brácteas y los tallos (más estilizados aquO, las rosetas y ]a decoración foliada -también más fina en ésta que en la anterior- constituyen la decoración de la parte inferior del plato. En la banda central -muy abombada- unas guirnaldas ejecutadas a cincel forman el único adorno, quedando lisa la plata en el resto de la superficie. Unas estrías, menos distanciadas que en la otra, decoran el cuello del plato. La sensación de peso -nada grata- que deja el cuenco de esta lámpara se disimula un tanto con la graciosa solución de Jos ángeles tenantes, que sirven de agarraderas terminales a las cadenas. Las figurillas surgen de un soporte foliado adherido a la banda o toro central. Las cadenas, formadas por gruesas piezas de plata de simple lacería, no tienen la gracia leve de aquellas que sustentan
]a lámpara anteriormente descrita, donde rocallas y tornapuntas amenguan la pesadez del plato. Seis candelabros, distribuidos en parejas que nacen de un soporte igualmente foliado y bifurcado en dos brazos, afinan también el contorno de la pieza. . Una y otra lámpara corresponden a un mismo orfebre. La taza, las piezas de enlace, idénticas a las que forman las cadenas de la lámpara de Baya. món, en la que alternan con los rizados eslabones ya descritos, parecen indicarnos una procedencia común. Son piezas de transición, labradas con resabios barrocos evidentes, sin que puedan adscri· birse a un estilo determinado. Podrían fecharse alrededor de 1845, cuando nos consta que un hábil orfebre cincela el riquísimo cinturón de oro y pedrería de] Niño Jesús de las Carmelitas de San Juan. Las piezas más pobres y las más recientes son ]a puerta de plata de un sagrario de la iglesia de Cia]es, y dos incensarios de bronce. La primera no es más que ]a reproducción de una estampa fran· cesa, tal vez de la casa Boumard et fi)s, de París, cuyos grabados al acero y policromías fueron muy populares durante los pontificados de Pío IX y León XIII. Querubines, florecitas, espigas y raci·
Pareja de copones del siglo XVII. Encima de estas líneas la inscripción perteneciente al copón de la dereclla.
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Dos lรกmparas de plata. Ambas de tilia gran belleza. corresponden al mismo orfebre y se fec/zan alrededor del siglo XIX.
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mos constituyen el adorno en torno al tema ceno tral: un cáliz. Los círculos que interrumpen los rayos del resplandor de la hostia nos parecen la reproducción servil del calado de la estampa que sirvió de modelo. La fecha de esta pieza debe fijarse con posterioridad a 1850. No señalamos una más avanzada en espera de que un aporte documental confirme nuestras suposiciones. Los incensarios de bronce son trabajos industriales de fin de siglo, hacia 1890. Motivos vegetales y pequeños monstruos alternan en la campana del esférico. En el otro, el brasero se apoya sobre un pie lotiforme con curioso pedúnculo de gallones. Un friso de brácteas rodea todo el borde. Cabezas de serafines forman la decoración principal de la cam· pana. Esperamos incluir todas estas piezas descri· tas ahora en un estudio posterior donde se pueda precisar con mayor rigor su fecha de origen y ubio carlas en su ambiente.
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Incensarios de bronce de 1890.
Puerta de sagrario. Iglesia de Ciales.
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Exposición del Lihl"O y el Cartel Puertorriqueños
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NTRE LAS ACTIVIDADES ORGANIZADAS CON MOTIVO DE
la Primera Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano figuró una exposición especial del Libro y el Cartel Puertorriqueños, organizada por el Instituto de Cultura. La misma se inauguró el 19 de enero en nuestro domicilio en San Juan. La exposición se centró en el libro como exponente de arte gráfico destacándose las ediciones en cuyo diseño e ilustración han intervenido distinguidos artistas puertorriqueños. entre ellos Lorenzo Homar. Carlos Marichal, Carlos R. Rivera, Rafael Tufiño, J. A. Torres Martinó, Augusto Marin, Irene Delano, Samuel Sánchez, Alfonso Arana, Antonio Martorell, Antonio Maldonado, José Meléndez Con· treras, José Rosa y muchos otros. Se incluyeron libros y cuadernos de la División de la Comunidad del Departamento de Instrucción Pública. del Instituto de Cultura y de otras empre· sas editoriales privadas y públicas. Entre estas se destacan los Cuadernos de Poesía Puerto:-riqueña, colección de la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña e ilustrada por los más destacados artistas gráficos del país. La sección de carteles incorporó obras de nuestros más destacados artistas\, El montaje de la muestra estuvo a cargo de J. A. Torres Martinó.
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Varios aspectos de la sala de exposici贸n.
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El debate sobre el origen de la actual Bandera Puertorriqueña Por CARMELO ROSARIO NATAL
Un aspecto olvidado
EL 17
DE DICIEMBRE DE 1895 UN GRUPO DE PUERTOrriqueños en el exilio en la ciudad de Nueva York celebró una reunión en la oficina del distin· guido médico ponceño Julio J. Henna. En la misma se acordó celebrar una asamblea general de puertorriqueños para organizar un comité que diri· giera los trabajos destinados a lograr la indepen. dencia de Puerto Rico de la metrópolis española. Se fijaron el lugar y la fecha de la asamblea.! El sábado 21 de diciembre apareció en el periódico martiano Patria el siguiente anuncio: "A todos los Puertorriqueños: Mañana domingo, a las dos y me· dia de ]a tarde, se reunirán los Puertorriqueños en el salón principal de ]a casa n.O 57, al oeste de la Calle 25, esquina Sexta Avenida para tratar asuntos de patriótica trascendencia. Se invita por estas líneas a todos los Puertorriqueños amantes de la independencia antillana. "2 La asamblea se celebró en la fecha y lugar indicados y a ella asistieron cincuenta y nueve personas. Las deliberaciones concluyeron con la organización de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, órgano que estaría presidido por el doctor Henna. Se nombró al doctor Ramón Emeterio Betances, a la sazón residente en París, como Delegado General. Fue durante el transo curso de esta asamblea que se adoptó la bandera que serviría de consigna a la lucha libertaria. Oigamos la información que recogen las actas: "Terreforte, uno de los supervivientes del grito de Lares, presentó la nueva bandera que es de la misma for-
1. Partido Revolucionario Cubano, Memoria de los Tra· bajos Realizados por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, 1895·1898. New York, Imprenta de A. W. Howes, 1900, págs. 156-157. En lo sucesivo nos refe· riremos a esta obra como Actas. 2. Patria, no. 206, 21 de diciembre de 1895.
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ma de ]a cubana, con la diferencia de haber sido invertidos los colores: franjas blancas y triángulo azul en vez de rojo, con la misma estrella blanca solitaria en el centro,") Esta información es muy breve y no indica a quién se le ocurrió la idea de invertir los colores de la bandera cubana y de adaptar dicha inversión al mismo formato general de la consigna mambí. Por la forma en que está redactada e] acta, y por ]a evidencia que aparecerá más adelante, se demostrará que existía un acuerdo previo y que en la asamblea lo que ocurrió fue la presentación y la adopción de la nueva bandera. El debate sobre el origen de la actual bandera puertorriqueña se ha concentrado en un solo aspecto del problema. Se ha tratado únicamente de identificar a la persona que se le ocurrió invertir los colores de la bandera cubana. La investigación histórica debe insistir, desde luego, en hacerle justicia al patriota que ideó la bandera, pero en el proceso no debe olvidar, como lo ha hecho, aclarar cómo y por qué se adoptó la consigna. No conocemos ningún trabajo documentado que se plantee esta pregunta. Recientemente nos hemos topado con alguna evidencia nueva que, aunque no identifica al diseñador de la bandera, señala la finalidad que se perseguía al adoptarla. Se trata de una carta que escribió el doctor Henna al doctor Betances fechada el 28 de febrero de 1896 y de la cual existe una copia en el Centro de Investigaciones Históricas del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. En el párrafo pertinente, escribe el doctor Henna: "La bandera que se juró en la última asamblea de Pto.-Riqueños (sic) es ésta: (sigue un dibujo en tinta del diseño en que se indica la inversión de colores). El objeto fue demostrar más sentimien3. Actas, pág. 158.
to fraternal hacia Cuba, y sacar más partido. La de Lares nadie aceptó, y hubo que escoger la que la asamblea aclamó y juró públicamente según fué (sic) anunciado en la prensa. Le mando el escudo de armas escogido 'y en la semana entrante le remitiré dos (fotograbados) de diferentes tamaños para que se haga imprimir su papel oficial. Espero que nos dará su aprobación... "4 Ni en el acta oficial de la asamblea general de Chimney Hall del 22 de diciembre de 1895 ni en la carta del doctor Henna hay referencia alguna a la persona que ideó la bandera puertorriqueña. ¿Por qué? En el calor y el entusiasmo que generaron las deliberaciones de Chimney Hall el secretario de actas olvidó incluir el nombre clave, limitándose a registrar uno de los acuerdos i~portantes en que aquéllas desembocaron. Recuérdese que el propósi. to principal de la asamblea era organizarse para impulsar los trabajos revolucionarios. Henna le escribe a Betances dos meses después de los hechos que narra. Bien pudo incluir el nombre del diseñador de la bandera. Pero no lo hace. Debemos concluir que lo que realmente importaba, lo que constituyó el asunto central de las deliberaciones .de la asamble~ en cuanto a la bandera se refiere, fue la prudencia político-diplomática de atraer simpatizantes cubanos a la causa puertorriqueña. Henna le escribió a Betances lo importante, el asunto de fondo que quería comunicarle: se adoptó la bandera cubana con los colores invertidos porque "el objeto fue demostrar más sentimiento fraternal hacia Cuba, y sacar más provecho". Considerado desde esta perspectiva hay que admitir que el debate que se originó posteriormente sobre el origen de la bandera se centró en un asunto que, aunque de interés e importancia legítimos, fue de interés secundario para los protagonistas de Chimney Hall.s·A los patriotas de 1895 les preocupó definir la función que serviría la nueva bandera. Después de todo, se constituían en la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. Siendo ésta un brazo del Partido Revolucionario Cubano convenía fundir en un gesto simbólico lo que debía ser el esfuerzo con· certado de cubanos y puertorriqueños por liberar a Cuba y a Puerto Rico del yugo español. La necesidad diplomática le jugaba así una mala pasada a la bandera de Lares y por una ironía histórica, aunque comprensible, los hombres de Chimney Hall olvidaban involuntariamente registrar el nombre del diseñador de la consigna boricua.
4. Henna a Bctances, 28 de febrero de 1896.
. S. C:omo dato adicional señalamos que la asamblea acor· do envIar un cablegrama a Belances informándole sobre la constilución de la Sección Puerto Rico. Se reproduce el texto del cable. Tampoco se menciona la adopción de la bandera.
¿Fue Vélez Alvarado? La teoría que encendió la polémica en el siglo XX apareció en las columnas de La Correspondencia el 5 de marzo de 1927. La tesis propugnada en esa ocasión fue reiterada y ampliada por su proponente en El Mundo el 11 de junio de 1936. Se trata del alegato de Antonio Vélez Alvarado, natural de Manatí, quien se identificó a sí mismo como la pero sana que ideó la inversión de los colores de la bandera cubana. Antonio Vélez Alvarado se había distinguido en Puerto Rico por sus ideas de avanzada liberal, por las cuales tuvo que emigrar a Nueva York en 1887 a raíz del "año terrible" de los campantes. En sus veinte años de exilio Vélez Alvarado logró reputación de revolucionario entre las colonias cubanas y puertorriqueñas de la gran urbe. Fue íntimo colaborador de José Martí y se destacó como uno de los miembros fundadores del Club Borinquen, una de las células revolucionarias que más impulso le dio al movimiento liberacionista de Las Antillas.6 Según Vélez Alvarado, en junio de 1890 ó 1891, mientras se encontraba observando una bandera cubana en su oficina en Nueva York, le pareció ver los colores invertidos. Esta curiosa visión le sugirió la idea. Luego diseñó la nueva ban· dera y la mostró a Micaela Dalmau viuda de Carreras, quién se encargó de bordarla. Después de darla a conocer a algunos amigos, alega Vélez Alvarado que sometió el diseño al doctor Betances en París para que éste le diera su opinión. Betances le con· testó que lo importante era conseguir la independencia y que después .. cualquier trapo serviría de bandera".7 . El licenciado Roberto H. Todd había participado destacadamente en los trabajos de la Sección Puerto Rico desde sus inicios y a partir de 1896 había ocupado la secretaría de este organismo en sustitución de Gerardo Forrest. Fue Todd quien comenzó a cuestionar la tesis de Vélez Alvarado y a exigirle que presentara la evidencia documental que "apoyara" su alegato. La posición de Vélez Alvarado descansaba en la supuesta carta de Betances en que éste daba su opinión sobre la bandera. Ante la insistencia de Todd de que se presentara la carta de marras, Vélez señaló en enero de 1935 que en la obra de Luis Bonafoux, Belances (1901) había una carta del Delegado General acusando recibo del diseño. En la obra citada de Bonafoux no se reproduce tal carta. Sí aparece una carta de Betances a Vélez del 16 de diciembre de 1891 en la que Betances acusa recibo de una misiva de Vélez Alvarado con la cual éste le había enviado un tomo de versos de MarH. En la misma carta Betances da su opinión 6. Puerto Rico Ilustrado, 28 de abril de 1927. 7. Rafael Montañez. «La Génesis de una Bandera», El Mundo, 11 de junio de 1936.
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sobre un proyecto que a la sazón se fraguaba de levantar una estatua en honor de Román Baldorioty de Castro.8 En ningún momento pudo Antonio Vélez Alvarado presentar la supuesta carta que satisfaría a Todd y que habría terminado la controversia. Por otro lado, mientras Vélez Alvarado aseguraba que "el entusiasmo con la nueva bandera fue extraordinario" desde 1891 al extremo de que ésta "se popu· larizó tanto que en todas partes ya no se veía otra", Todd insiste en que a pesar de sus constantes relaciones con la colonia boricua en esa época nunca oyó hablar a nadie de la bandera.9 Y continúa Todd señalando "fallos en la memoria" de Vélez Alvarado,lD Ciertamente, la incapacidad de Vélez Alvarado para documentar su alegato, sus evasivas ante los acercamientos insistentes de Todd y los "fallos de la memoria" que éste demuestra sin lugar a dudas debilitan seriamente la tesis del insigne manatieño, tesis que algunos autores se han empeñado en en· tronizar como la verdad histórica antes y después de la crítica contundente de Todd. l1 Cabe indicar, no obstante, que la tesis de Vélez Alvarado ya no es admitida por autores más recientes como Julio Soto Ramos y Antonio Miraba}.l2 La carta de Henna a Betances del 28 de febrero de 1896 se refería al juramento público de la bandera "según fue anunciado en la prensa". Hemos se· guido esta pista. Por "la prensa" sólo puede enten· derse la prensa local; y los periódicos neoyorquinos más importantes de la época eran el Ne\v York Ti. mes, el New York Tribune, el New York World y el New York Journal. Para los efectos de la colonia cubano-puertorriqueña la revista Patria era el órga· no principal. No hay en estas publicaciones referencia alguna a Vélez Alvarado ni a ninguno de los puertorriqueños con cuyos nombres se ha asociado el diseño de la bandera. Hay otros datos que deben abonarse a la revisión de la teoría de Vélez Alva· rada. En 1964 sostuvimos una entrevista con doña Coral viuda de Vélez Alvarado en su viejo caserón a las afueras de Manatí. Esta respetable dama nos permitió examinar los objetos personales ya!gunos papeles que aún conservaba de su desaparecido esposo. No había entre ellos nada que sugiriera el recuerdo de un hecho tan importante para la vida de ambos como debió ser lo que reclamaba el prácer manatieño. En abril de 1917 la revista Puerto 8. La carta en cuestión aparece en las páginas 432434 del libro de Bonafoux. 9. Roberto H. Todd. Génesis de la Bandera Puertorri. queña, segunda edición, Madrid, 1967, págs. 22-23.
10. Ibid., págs. 23·24. 11. e. g., Rafael Montañez en el artículo citado; Juan Antonio Corretjer, Nuestra Bandera, San Juan, Editaría! Bohique, 1947. 12. Julio Soto Ramos, .Génesis de la Bandera Puertorri· queña», El Imparcial (edición sabatina), 20 de julio de 1968; Nydia Figueroa, .Teorías sobre el origen de la Bandera. Puertorriqueña», El Mundo, 27 de julio de 1968.
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Rico Ilustrado publicó un artículo que recogía una entrevista con Vélez Alvarado. Relataba éste su odisea política y sus trabajos periodísticos en el exilio. Curiosamente, como bien ha señalado Mira· bal, Vélez Alvarado no dijo nada en esta ocasión sobre la bandera puertorriqueña. "En una ocasión como ésta era absurdo .que dejase pasar la oportunidad para decir a su país por primera vez que él había sido el diseñador de la bandera, puesto que ya era ésta ampliamente conocida y su origen era ya discutido",u Por último, recuérdese que en la carta de Henna a Betances que hemos citado varias veces se le pedía a éste la aprobación del nuevo diseño. Se colige que la aprobación no tardó en llegar por la difusión que tuvo la bandera a partir de ese momento y por la fuerza del argumento de Todd, que sin duda era congruente con la postura ideológica de Betances,!4 Betances era al mismo tiempo Delegado del Partido Revolucionario Cubano y Delegado General de la Sección Puerto Rico. Si, como alegaba Vélez Alvarado, desde el momento en que diseñó y divulgó la nueva insignia a partir de 1891 ó 1892 ésta se popularizó de tal modo "que en todas partes ya no se veía otra", no habría sido necesario enviarle un dibujo de la bandera a Betances. Siendo tan popular desde una fecha tan temprana, es Jel todo probable que el propio Betances ya estuviese enterado del diseño. La carta de referencia es la mejor prueba de que no lo estaba. Por la eviden· cia directa que no pudo presentar, por la incongruencia de sus alegatos con los hechos conocidos y por las preguntas claves que sus planteamientos no contestan, la tesis de Vélez Alvarado debe ser descartada.
¿Fue Manuel Besosa? Mientras sacudía los fundamentos de la posición de Vélez Alvarado procedía Todd a elaborar sus propias conclusiones. Todd se había hecho cargo de la secretaría de la Sección Puerto Rico en septiem· bre de 1896. De inmediato le llamó la atención el que se hubiese omitido del acta de la asamblea de Chimney Hall el nombre del diseñador de la bandeo ra que se adoptó en esa ocasión. Sostiene el ex-secretario de la Sección Puerto Rico que la explica. ción que se le dio "fue escrita y guardada" por el secretario d!'! actas y que en la misma "se ponía de manifiesto" 10 siguiente: cEl Directorio (provisional) comprendió desde su fundación que era necesario que la Sección Puerto Rico adoptase una bandera revoluciona· 13. Nydia Figueroa, citando a Mirabal en su artículo ya mencionado. 14. Ada Suárez, El doctor Ramón Emeterio Betanees: su vida y su obra, San Juan, Ateneo Puertorriqueño, 1968, pág. 49.
ria al igual que lo habia hecho Cuba al levantarse en armas contra España. Al señor Terreforte se le OCUJTió que debía adoptarse la misma bandera que flotaron al viento los insurgentes de Lares en 1868. Discutida esta proposición fue derrotada, acordándose, por mayoria, que deberia adoptarse una bandera completamente nueva. Después de alguna discusión' propuso don Manuel Besosa que se adoptase la misma forma de la bandera de Cuba con 19S colores invertidos... Esta moción de Besosa prevaleció por unanimidad, aunque alguien sugirió que no teniamos derecho a usar como insignia una bandera similar, más o menos, a la de Cuba, sin la debida autorización del Delegado don Tomás Estrada Palma... El Dele· gado dio autorización amplia, verbalmente. El Directorio acordó entonces confeccionar una bandera que fue la que se mostró en la Asamblea (de Chimney Hall).»1S Según Todd, se instruyó al propio Manuel Besosa para que confeccionara la bandera. Este a su vez le encargó la tarea a su hija María Manuela (Mima) Besosa. Es en el testimonio citado y en el de doña Mima Besosa que descansa la principal contención de Todd. Una carta de doña Mima que ya se había publicado en febrero de 1936 parece confirmar la versión de que dos días antes de la Asamblea de Chimney Hall don Manuel Besosa le encargó a su hija que cosiera la bandera cuyo diseño conocemos. Afirma doña Mima, "con cierto orgullo, que fueron mis manos las que tuvieron el honor de coserla".16 Con la refutación de Vélez Alvarado y con esta evidencia en su poder, sometió Todd su tesis a una distinguida comisión de historiadores después - de exponerla en forma de conferencia en la noche del 10 de septiembre de 1937 en los salones del Ateneo de Puerto Rico. Tres meses y medio después la comisión rechazaba la tesis de Vélez Alvarado por considerarla "no respaldada por prueba documen· tal" y aceptaba la de Todd ya que éste había "proporcionado la documentación histórica en que se apoyan sus alegatos".11 Parece difícil refutar la posición de Todd. Su evidencia parece terminante. Contrario al caso de Vélez Alvarado, en éste se ha presentado una carta clave. Se ha argumentado a base de los testimonios de los supuestos protagonistas de los hechos. Por último, la tesis recibió la bendición de un respeta· ble grupo de historiadores compuesto por Adolfo de Hostos, Juan B. Soto, Víctor Coll Cuchí, Rafael W. Ramírez y Vicente Géigel Polanco.18 Pero examí· nese la evidencia con cuidado y se observará que hay algunos detalles que debilitan la aparente cohe· rencia de la argumentación. En primer término, no 15. Todd, Op. cit., págs. 19·20. Los papeles y cartas de Tomás Estrada Palma que hemos consultado no aluden a la autorización que se alega se le pidió en esta ocasión. 16. ¡bid., págs. 27·28. 17. ¡bid., pág. 42. 18. ¡bid., págs. 3944.
hay indicación directa o indirecta alguna en el texto mismo de las actas de la Sección Puerto Rico que asocie a Besosa con el diseño de la bandera. Por otro Jada, nótese que Todd, al manifestar su preocupación en septiembre de 1896 porque no se hubiese incluido el nombre del diseñador de la ban· dera en el acta del 22 de diciembre de 1895, indica que se le dio una explicación que fue .. escrita y guardada" por el secretario de actas y en la cual "se ponía de manifiesto" lo que hemos citado arriba. Todd no reproduce el documento que fue .. escrito y guardado" en septiembre de 1896. Solamente reconstruye de memoria lo que según el dicho docu· mento "ponía de manifiesto". Es evidente que el propio Todd no estaba exento de la posibilidad de haber incurrido también en "fallos de memoria". Por otra parte, Todd, apoyado en la carta de doña Mima Besosa, subraya en cuatro ocasiones 19 que esta dama cosió la bandera por encargo de su padre pero no comenta las dudas de que está plagada su propia evidencia. La carta de doña Mima, además de afirmar categóricamente que ella cosió la bandera por encargo de su padre, dice: "Mi padre don Manuel Besosa o bien originó la idea de que se adoptase la bandera cubana con los colores invertidos ... 0 fue (sic) comisionado por la junta para que preparara un modelo de bandera para ser sometida a la reunión que se llevó a efecto en la ciudad de Nueva York el día 22 de diciembre de 1895.» "Mi impresión es que fue él (Manuel Besosa) quien originó esta bandera.,.
"Tú, como miembro de aquella memorable Junta de patriotas desterrados, podrás aclarar el punto de si fue Terreforte o si fue mi padre quien presentó la bandera para que fuera adoptada."
"y aunque no me sea posible aclarar con toda seguridad si fue Terreforte o si fue mi padre quien originó la idea de la bandera... ,,20 Es obvio que la "documentación histórica" de Todd es por 10 menos cuestionable en cuanto tal. Signi. ficativamente, doña Mima no .puede asegurar que su padre diseñó la ban"era. ¿Es que debemos asumir que al comunicarle a su hija el encargo de coser la bandera Besosa ~no le haya dicho que él propuso el diseño? Si fue así, se comprende que ella manifestara sus dudas.21 Si Besosa le dijo a su hija que él ideó la bandera al encargarle a ella que la cosiera, doña Mima habría subrayado este hecho en su carta tanto como aseguró que ella la había 19. ¡bid., págs. 26, 34, 35 (dos veces). 20. ¡bid., págs. 27·28. Subrayado nuestro.
21. En ocasión de las ceremonias inaugurales del Estado Libre Asociado el 25 de julio de 1952 el periódico El Mundo publicó una entrevista con doña Mima Besosa, quien con· taba enlonces con ochenta años de edad. Señala la entre. vistada en esa ocasión que ella habia cosido la bandera
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cosido. Irónicamente, la honradez de doña Mima al expresar sus dudas no contribuyó a aclarar el misterio, y su carta a Todd sólo demuestra que·~Manuel Besosa fue comisionado por el Directorio Provisional para que confeccionara la nueva bandera y que éste a su vez pasó el encargo a su hija. La tesis de Todd, por lo tanto, se apoya en su parte esencial en su propio alegato, basado en la memoria, de que Besosa propuso la nueva bandera en una sesión del Directorio Provisional. Ciertamente, la comisión de historiadores que dio su aprobación a los planteamientos de este ilustre puertorriqueño debió exigirle que incluyera entre su "documentación histórica" el supuesto documento de septiembre de 1896 en que se señalaba que Besosa propuso la inversión de los colores de la bandera cubana poco antes de la Asamblea de Chimney Hall. No nos explicamos cómo la comisión concluyó que Todd había sustanciado su teor;a con documentación adecuada. En última instancia tanto Todd como ]a comisión de historiadores que le favoreció con su veredicto, más que demostrar definitivamente que fue Besosa el padre de la actual bandera puertorriqueña, han demostrado que no fue Vélez Alvarado. ¿Fue Pachín Marín?
Existe una tercera 'versión menos conocida que las anteriores y que surgió a raíz de la reclamación
original de Vélez A]varado en 1927. En el número de septiembre de 1927 de la revista Grdfico, que dirigia José Pérez Lazada, apareció un artículo de Domingo Collazo, corresponsal de La Democracia en Nueva York, con e] título: "La Bandera Puertorriqueña - SU autor, Francisco Gonzalo Mann". En este artículo Collazo reproducía dos cartas cursadas entre él y José de Matta Terreforte en 1923. En la carta a Terreforte del 18 de mayo de 1923, Collazo alega que el propio Terreforte le comunicó a él, un día después de la Asamblea de Chimney Hall, "que la idea de adoptar para nuestra bandera los colores de la cubana invertidos se debió a Francisco Gonzalo Marin, el poeta arecibeño, y que éste se la había sugerido (a Terreforte) desde Jamaica, donde se hallaba entonces errante y a punto de salir para Nueva York... " Collazo le recuerda el supuesto incidente a Terreforte y ]e pide que confirme los hechos. En su contestación del 20 de mayo de 1923 Terreforte escribe: " ...le digo que tiene usted razón. La adopción de ]a bandera cubana, para la puertorriqueña, con los colores inverticno dándole .mayor importancia que el cumplimiento de un deseo de mi cariñoso padre... Esto indica la posibilidad de que don Manuel no le haya dicho que él fue el diseñador, en cuyo caso se comprenden las dudas de doña Mima. En la misma entrevista ésta vuelve a señalar que tiene .la impresión» de que su padre originó la bandera. 48
dos me fue sugerida por el insigne patriota Francisco Gonzalo Marin en una carta que me escribió desde Jamaica. Yo hice la proposición a los patriotas puertorriqueños que asistieron al mitin de Chimney Hall y fue aprobada unánimemente". Esta es la evidencia en que se apoya Domingo Collazo, y con él el historiador Antonio Mirabal, para soste· ner que fue el poeta are~ibeño Pachin Marin el diseñador de ]a actual bandera puertorriqueña.22 A esta teoría se ]e ha prestado muy poca atención. Ciertamente no figuró en el debate Todd·Vélez Alvarado ni en las consideraciones de la comisión de historiadores que intervino en dicha controversia. Y es que ]a posición de Collazo· es insostenible por razones en parte similares a las que hemos aducido para rechazar la de Vélez /Uvarada. En esta ocasión también se menciona. una carta que nunca se presentó. Terreforte, quien estaba en una excelente posición para hacerlo, no menciona detalles ni fechas. No sabemos cuándo se recibió la supuesta carta de Pachín Marin ni la acogida que tuvo la idea entre sus compañeros de exilio. Por último, la versión contradice los hechos conocidos. El acta de la Asamblea de Chimney Hall, la carta de doña Mima Besosa a Todd y la carta de Henna a Betanc~s demuestran definitivamente que el acuerdo básico sobre la bandera se produjo poco antes de la asamblea. Terreforte le indica a Collazo que él transmitió la proposición de Pachin Marin "a los patriotas puertorriqueños que asistieron al mitin de Chimney Hall" y que ésta fue aprobada unánimemente. Esto no es correcto. El diseño ya se habia aprobado. Además, recuérdese que en Chimney Hall, Terreforte pre· sentó la bandera. Es decir, se presentó una bandera ya confeccionada y no una mera proposición. Todd recuerda que el doctor -Henna se quedó con la bandera después -de la asamblea. Doña Mima alega que su padre la conservó por un tiempo y que luego ella la perdió junto con todos sus muebles al desaparecer la goleta La Joven en e] ciclón de San Ciriaco.2J No importa quien tenga razón en este caso. Lo que sí es claro es que la bandera misma, y no una mera proposición del diseño, fue lo que se presentó y juró en Chimney Hall. Resulta inexplicable la actitud de Terreforte.
Conclusiones
No se ha presentado evidencia documental definitiva para apoyar ninguna de las tres teonas que se conocen sobre ]a identidad de ]a persona que ideó la actual bandera puertorriqueña. Desde la perspectiva de los conjurados de Chimney Hall 22. Nydia Figueroa, en articulo citado. 23. Todd, op. cit., págs. 2D, 28.
el propósito que servma la nue\'a insignia fue el factor decisivo en la adopción de la misma. La pregunta por el nombre del diseñador se la plan· tearon al percatarse de su olvido involuntario. De las tres contestaciones que se han intentado dar a esta pregunta la de Roberto H. Todd es la más probable; pero no por la cuestionable evidencia documental que somete, sino a la luz del cuadro que emerge de las circunstancias comprobadas. Todd ha demostrado convincentemente que nadie había oído hablar del nuevo diseño antes de 1895. La idea surgió a fines de ese año cuando se gestaba la Sección Puerto Rico. Aunque Todd no tenía en su poder el documento de septiembre de 1896 que aludía a las deliberaciones del Directorio Provisional en que supuestamente Besosa propuso la bandera, su recuerdo se ajusta mejor que las otras versiones a los datos que confirman las cartas de doña Minia y de Henna. Al informarle a Betances que nadie aceptó la bandera de Lares, Henna confirma de hecho que alguien la propuso. Todd alega que fue Terreforte, aunque esta moción fue derrotada. Esto le da mayores visos de credibilidad a su alegato de que Be'sosa propuso entonces el nuevo diseño, ya que fue a este último a quien se comi· sionó para confeccionar la insignia. No obstante, queda por contestar otra pregunta: ¿Por qué fue Terreforte y no Besosa mismo quien presentó formalmente la bandera? Quizás Terreforte, después de comprender y aceptar la conveniencia política de adoptar el diseño que aunaba simbólicamente los esfuerzos cubano-puertorriqueños y, a pesar de su preferencia personal por la bandera de Lares, recla-
mó y se le adjudicó el honor de presentar el nuevo emblema de la lucha libertaria. A Terreforte se le veneraba como uno de los sobrevivientes del Grito de Lares y su voz tenía mucho peso en la Sección Puerto Rico. Esto parece confirmarlo doña Mima Besosa al sostener que su padre "dejó que su íntimo amigo, el señor Juan de Mata Terreforte la presentara a la Junta (de Chimney Hall)". Terreforte podría .. dar más impulso y defender con más tesón la idea de que la misma fuera adoptada" en la asamblea del 22 de diciembre de 1895.24 Mientras no surja documentación terminante que la confirme o la desautorice, la teoría de Todd parece ser la favorecida por la evidencia circunstancial y la probabilidad histórica.
Reconocimiento Debo a la gentileza del doctor George N. Atiyeh, director de la Orientalia División de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, la información del periódico Patria que se cita en el texto y la in· vestigación correspondiente en los archivos de dos de los periódicos neoyorquinos que se mencionan. Los investigadores del Archivo ·Nacional de Cuba correspondieron prontamente a m~ solicitud de in· formación sobre el tema. Aunque los materiales textuales y bibliográficos que me remitieron no aportan evidencia nueva, hago expresión de mi agradecimiento por su disposición a contribuir con el autor de este modesto trabajo. 24. El Mundo, 2S de julio de 1952.
Exposición de pinturas de Rafael D. Palacios
EN ~
EL MUSEO DE ARTE DE PUERTO RICO SE CELEBRÓ,
el 5 de diciembre de 1969, el acto de apertura de la exposición de obras de Rafael D. Palacios, destacado pintor puertorriqueño residente hace años en los Estados Unidos. Palacios dio a conocer sus pinturas por primera vez en la Exposición Independiente de Arte Puertorriqueño organizada en 1936 por la Universidad de Puerto Rico. Tres años después exponía de nuevo en la Universidad, en Ponce y en Mayagñez, en estos últimos puntos bajo los auspicios de los Sociedades Pro Arte locales. En los Estados Unidos ha expuesto en varias ciudades. En 1938 presentó su primera exposición personal en los Estados Unidos, en muestra auspiciada por la Galería Delphic Studios, de Nueva York. En el mismo año concurrió a la Primera Ex· posición de Arte Periodístico de dicha ciudad. Desde el comienzo de su carrera como pintor Palacios ha trabajado casi' exclusivamente en la ilustración de libros para casas editoriales de los Estados Unidos. Se ha destacado de una manera especial como artist~ cartógrafo, y sus mapas han ilustrado numerosas obras de circulación univer· sal, entre ellas varios libros referentes a la última guerra mundial. Las primeras obras de Palacios, totalmente ejecutadas en blanco y negro, trataban casi exclusi· vam-ente el tema social y económico puertorriqueño. -Su arte actual, más abstracto y de mayor universalidad en los temas, presenta un amplio y certero uso del color y una técnica superior. Se recogen en estas páginas varios aspectos de la Exposición.
El pintor, junto a su !tija y su nieta.
so
Algunas de las obras presentadas por Rafael Palacios.
Bibliografia Puertorriqueña 1969 (Primera Parte)
DE DEL Río, Amelia: Por el camino de Manuel Joglar Cacho. - Puerto Rico, Cooperativa Artes Gráficas Romualdo Real, 21 págs. La escritora yaucana hace un estudio de la poesía del poeta puertorriqueño, desde Faena intima (1955) hasta La canción que va contigo (1967).
ACOSTINI
ACRAIT, Gustavo: Variaciones sobre temas obsesivos. Poesías. - San Juan, Biblioteca de Autores Puer· torriqueños, 54 pags. Primer libro del autor -actualmente Bibliotecario de la Universidad de Puerto Rico- en el cual recoge poemas escritos entre los años 1933 y 1966. AGRAIT-MARTY, Mario A.: De mi eterno yo. - San Germán, Tipografía Aguila, 81 págs. El autor incluye 30 poemas y un cuento inicial que titula "Una carta de amor". Es médico de profesión. ALEGRfA, Ricardo E.: Descubrimiento, conquista y colonización de Puerto Rico (1493-1599). - San Juan, Colección de Estudios Puertorriqueños, 179 págs.; ilustraciones: Mela Pons de Alegría; diseño tipográ. fico: Carlos Marichal. El autor, al hacer la narración del primer siglo de historia puertorriqueña, plantea la tesis de que ..al finalizar el siglo XVI ya estaban echados los cimientos y establecidos los elementos básicos de nuestra na· cionalidad, elementos que poco habrían de modificarse en el futuro".
- - - : Historia de nuestros indios. Versión elemental. San Juan, Colec'ción de Estudios Puertorriqueños, 8.5 págs.; ilustraciones: Mela Pons de Alegría; diseño tipográfico: Carlos Marichal. Sexta edición revisada. La obra, dedicada a los niños de Puerto Rico, es una exposición del origen, vida diaria, gobierno y.religión de los habitantes que encontró Colón al descubrir la Isla en 1493; termina con un capítulo sobre "La herencia de nuestro indios." - - - : The Three Wishes. A Collection of Puerto Rican Folktales. - Selección y adaptación de Ricardo E. Alegría; traducción de Elizabeth Culbert; ilustraciones de Lorenzo Homar. Colección de cuentos folklóricos puertorriqueños traducidos al inglés; al adaptarlos para niños, el re· copilador ha conservado los temas y detalles de las versiones tradicionales. 52
ARANA-SOTO, Salvador: Los desaflos y los médicos puertorriqueños y otros articulas afines. - San Juan, Puerto Rico, 126 págs. Además de los trabajos del título, incluye otros ensayos como: Los primeros médicos y abogados del Nuevo Mundo; Los primeros hospitales de Puerto Ri· ca; Historia del periodismo médico hasta 1903; Escuelas públicas que llevan nombres de médicos; El castellano de los médicos.
- - - : Los médicos y la medicina en la literatura puertorriqueña. - San Juan, Puerto Rico, 117 págs. La obra consta de dos ensayos: La medicina en la literatura puertorriqueña, y .Los médicos en la litera· tura puertorriqueña, que según el autor, "completan otros trabajos míos sobre la historia de nuestra medicina". - - - : Negro y amargo, Los últimos puertorriqueños y otros relatos. - San Juan, Puerto Rico, 149 páginas. Reúne el autor relatos publicados en revistas y pe· riódicos bajo el título de "Cuentos sin substancia". Su primera colección de narraciones fue La camisa volantona y otros cuentos politicos (1965). - - - : Nuestra Isla Mona. - San Juan, Puerto Ri· co, 82 págs. El autor registra el "pasado, presente y futuro" de la isla de unos 14,000 kilómetros cuadrados, pertenecientes a Puerto Rico y que queda en medio del Canal de la Mona, entre Borinquen y Santo Domingo. DE NAVARRO, M. Provita: Mi dlbum de recuerdos. - Puerto Rico, 85 págs. Primer poemario de la autora; trata temas de amor, familia y patria, y dedica algunos poemas a personajes públicos.
ARCHILLA
ARJONA, Gloria: Auto de Navidad. - Puerto Rico, Edi· torial Departamento de Instrucción Pública, 100 págs.; ilustraciones: Carlos Marichal. El auto está compuesto con poemas, canciones y escenas de piezas dramáticas antiguas y modernas, españolas e hispanoamericanas, que representan el tema y los asuntos de la Navidad; para representación escolaI'. BA.EZ, Yvette J. de: Lírica cortesana y lirica popular actual. - El Colegio de México, Jornadas 64,98 págs. La autora estudia los posibles orígenes de parte de nuestra lírica" popular actual en la poesía cortesana
de los siglos xv y XVI. Ha publicado un estudio sobre La décim~ popular en Puerto Rico. BARBOSA DE Jn.l~NEZ, Frances Belén: El manejo del deficiente mental superficial y el deficiente mental medio en Puerto Rico. - Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 123 páginas. La autora sometió esta tesis como requisito para obtener el título de Psícologo en la Universidad Nacional Autónoma de México. BERIO, Blanca Teresa: De 13 a 19. Poemas. - San Juan, Ediciones Rumbos, 79 págs. Primt'r poemario de la joven autora, donde incluye, según indica el título, poemas escritos entre los 13 y los 19 años. Hay poemas de sentir patriótico y de inspiración taína. BOTHWELL. Reece B.: Trasfondo constitucional de Puerto Rico (Primera parte: 1887·1914). - Universi· dad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 65 páginas, segunda edición. El estudio de una serie, cubre el periodo del cam· bio de soberanía y la implantación del régimen civil en Puerto Rico bajo la égida de Estados Unidos. BRASCHI, Wilfredo: Nuevas relaciones ptíblicas. Ensayos de teoría y práctica. San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, 234 págs. El autor se propone "reflejar, de manera fidedigna, el dinamismo de las nuevas relaciones públicas", en los campos del gobierno, la comunidad, los medios de comunicación y la empresa privada. CABALLERO BAL5BIRO, Pepita: TerrUlios. Barcelona, Manuel Pareja, 270 págs. La autora puertorriqueña, residente en Barcelona, recoge tres relatos: "Cuerito de Barrabás" (narración puertorriqueña fin de siglo XIX); "¡De aquella Rambla de las Flores y de los Ripperts!" (Barcelona en 1897); "Cuándo en la isla habrá calma" (Mallorca en 1894). CABRERA, Gilberto R.: Fundamentos del comercio internacional. - Universidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 408 págs. La obra, que parte de una historia del comercio internacional, analiza los diversos aspectos de este comercio en nuestros días. El autor es catedrático en la Universidad de ·Puerto Rico. . CAPILLA DE RUIBAL, Carmen Alicia: Tierras del alma. Poemas de amor. Ateneo Puertorriqueño, Cuadernos de Poesía 20, 123 págs.; prólogo: Nimia Vicéns. Obra en la cual, según la prologuista, la poetisa ofrece "su autobiografía amorosa". CAMACH O ARABIA, Francisco: Rosedales umbríos. . Utuado, Editorial UBEC, s. p. El autor dedica el poemario á su pueblo natal. Dividido en: Poemas para mi pueblo de Utuado; Pinceladas; Tríptico a la epopeya colombiana; Otros poemas. CENTRO CulTURAL DE MANATl: Nuevas voces de la Atenas - Antología. - Manatí, Centro Cultural José S. Alegría, 82 págs.; prólogo: Julio Machuca; introducción: Germán Laureano Ortega.
Incluye 17 poetas inéditos de Manatí, con el fin de dar a conocerlos. Otra antología incluirá poetas conocidos de la ciudad. CIBES VIAD~, Alberto: Cronólogos nativos. - Río Pie· dras, Universidad de Puerto Rico, Biblioteca Extramuros, Cuadernos de H,istoria 1, 21 págs. Ensayo sobre los géneros cronológicos cultivados en Puerto Rico: cronología erudita, la del criterio se· cular y la de los esquemas. COLLAZO, Josefina: Cuento y verdad (Narraciones de un viaje). - México, 128 págs. La autora, puertorriqueña residente en Nueva York, narra sus experiencias al contacto con la cultura maya en México. CORA VEGA, Néstor: El barbero trashumante. - Bilbao, Editorial Vasco Americana, 470 págs.; prólogo: Isabel Cuchí ColI. La prologuista describe la obra como "memorias noveladas", en las que el autor describe su vida en la práctica de su oficio por diversos pueblos, especial. mente Guayama, Patillas, Arroyo y Canóvanas. CORRETJER, Juan A.: Albizu Campos. - Montevideo, El Siglo Ilustrado, 121 págs. Contiene cuatro ensayos en torno alUder nacionalis· ta puertorriqueño: Hostos y Albizu Campos; Albizu Campos, hombre histórico; Albizu Campos y la masa· cre de Ponce; Insurrección del 30 de octubre de 1950.
- - - : Albizu Campos y las huelgas en los alias 30. - Santurce, Liga S.ocialista Puertorriqueña, 14 pá· ginas. Conferencia dictada en el Ateneo Puertorriqueño en septiembre de 1969; nueva adición a la serie de ensayos del autor dedicados a la figura de Albizu. - - - : La lucha por la independencia de Puerto Rico. - San Juan, Publicaciones de la Liga Puertorriqueña Socialista, 169 págs. Tercera edición de la obra de tesis política, publi. cada originalmente en 1949. CUEVAS, Carmen Leila: Lola de América. - Hato Rey, Talleres Ramallo, 102 págs.; prólogo de OIga Ra· mírez de Arellano de Nolla. Estudio sobre la vida y la obra de la poetisa san· germeña Lola Rodríguez de Tió (1843-1924). CUEVAS, Clara: Tríptico del amor, del dolor y de la muerte. - Mayagüez, Editorial J. lrizarry Rubio, 56 págs.; prólogo: I1eana Viqueira de Moreno. La autora centra su poemario en tres temas que, según la prologuista, "en ellos nos encontramos con la fuerza de una verdadera vida espiritual". La autora es periodista. DIEGO PADRÓ, J. 1. de: Un cencerro y dos badajos (Novela). - San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, 453 págs.; prólogo: Francisco Matos Paoli. El prologuista señala el tedio de la vida como tema principal; como tema subsidiario, la revolución nacionalista de 1950 en Puerto Rico. DuR..<N, Ana Luisa: Prometeo y El estreno. Cuentos. México, D. F., B. Costa·Amic, Editor, 114 págs. 53
Primer libro de la autora, quien reside en California, donde también cultiva la poesía. Ambos relatos se desarrollan en ambiente de Estados Unidos. FERNANDEZ MARINA, R.; VON ECHARDT, Ursula y MALDoNADO SIERRA, E.: The Saber Generation. A Topology of Competent Adolescent Coping in Modern Puerto Rico. - University of Puerto Rico, University of Puerto Rico Press, 798 págs. Es un estudio de veinte adolescentes puertorrique. ños, quienes expresan en sus propias palabras sus problemas, valores y esperanzas, en entrevistas grabadas desde sus años de escuela superior hasta que ingresan en la universidad. FIGUEROA, Loida: Breve historia de Puerto Rico. Tomo II (De 1801-1898). - Río Piedras, Editorial Edil, 467 págs.; prólogo: María Teresa Babfn. Segundo tomo de la obra que se 'inició en 1968, y en la cual la autora, al historiar el siglo XIX, llega hasta la terminación de la dominación española y comienzos de la norteamericana. La autora es profesora del Recinto Universitario de Mayagüez. FIGUEROA CHAPEL, Ramón: Poesia. - Bilbao, Editorial Vasco Americana, 79 págs.; prólogo: Francisco Lluch Mora. Primer libro de este joven poeta de Añasco, quien recoge aquí composiciones escritas entre los años 1955 y 1958. FREYRE, Jorge J.: External and Domestic Financing in the Economic Development of Puerto Rico. - Puer· to Rico, University of Puerto Rico Press, 202 págs. El autor, de nacionalidad cubana, analiza la políti. ca del gobierno de Puerto Rico de atraer capital del exterior para el desarrollo económico del país. Tesis doctoral sometida a la Universidad de Yale. FUSTER, Jaime B.: Los derecltos civiles reconocidos en el sistema de vida puertorriqueño. - San Juan, Comisión de Derechos Civiles, 232 págs. La obra va dirigida a "incrementar los conocimientos sobre derechos civiles de aquellos miembros de nuestra comunidad que sólo han tenido el beneficio de recibir educación al nivel primario y secundario". GARCfA·KUENZLI, Pablo: El proceso de americanización en Puerto Rico. Un problema ético. - San Juan, Editorial Análisis, 16 págs. El autor hace un análisis de la situación política de Puerto Rico a partir de la entrada de los norteamericanos en 1898. GARCfA DEL ROSARIO, Mariano R.: Cuentos y rimas. San Juan, Editorial Garda, 129 págs. El autor reúne en su primer poemario, publicado a los 75 años, poemas de diversa temática en décimas, sonetos y romances. GAROON FRANCESCHI, Margarita: Manuel Zeno Gandia. Vida y poesia. - San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Borinquen, 175 págs.; introducción: Emilio M. Colón. Vida del novelista y poeta puertorriqueño (18551930), con el primer estudio a fondo que se hace de su poesía. Tesis para la maestría en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico. Se publica conjuntamente con Poesias de Manuel Zeno Gandía-iv.).
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GARRASTEGUI, Anagilda: Abril en mi sangre. - Yauco, Colección Agüeibana, 23 págs. Nuevo poemario de la joven poetisa puertorriqueña, hoy residente en Nueva York, con el cual se inicia la Serie Poesía de la Colección Literaria Agüeibana. GAYA DE GARctA, María Cristina: Desde la hacienda. Barcelona, Ediciones Rumbos, 120 págs. Contiene una serie de siete relatos, en forma de memorias de niñez, reunidos bajo el título común Desde la ltacienda, y otras cuatro narraciones diversas al final. GEIGEL PaLANCa, Vicente: Anexión y puertorriqueñidad. Artículos de orientación política. San Juan, 10 pá. ginas. Incluye tres partes: Fórmulas irreconciliables; La unión de los puertorriqueños; La situación del país en 1969.
- - - : Palabras de nueva esperanza. - San Juan, Puerto Rico, 114 págs. Cuarta obra poética del autor, también ensayista, periodista y jurista. Sus anteriores poemarios son: Canto del amor infinito, Bajo del signo de Géminis y Canto de tierra adentro. GERENA BRAS, Gaspar: Trilogla lirica. - San Juan, Puerto Rico, 246 págs. ' Recopilación de la obra poética del autor lareño. Incluye tres poemarios: .41jibe, Los ~cmetinos del mar y Las cenizas tienen alas.
GONZÁLEZ CABALLERO, Antonio: Al garete (Cuentos y poesías). - Editorial S. S. Brasil, 62 págs.; prólogo: Hiram Lozada Pérez. Colección en la cual el joven universitario de Carolina incluye poemas y cuentos, entre los cuales figura el que da título al libro y que obtuvo tercer premio en el Certamen del Ateneo en 1969. GOULO, Lyman J.: La Ley Foraker. (Raíces de la política colonial de los Estados Unidos). - Universidad de Puerto Rico, Editorial Universital ia, 186 págs. El autor ve en la aprobación de la Ley Foraker pa· ra Puerto Rico en 1900, un paso decisivo en la historia constitucional norteamericana y, en el estatuto, los comienzos de la política colonial del país. Gould dirige el Departamento de Ciencias Políticas de la Universi· dad de Vermont. GUEVARA CASTAÑEIRA, Josefina: Voces de Hispanoamérica. - Ensayos. - Puerto Rico, 170 págs.; prólogo: Angel Luis Morales. Selección de ensayos de tema hispanoamericano, donde se recogen algunos ya publicados en dos obras anteriores de la autora: Del Yunque a los Andes y
Nuestra América. HERNÁNDEZ AOUINO, Luis: Diccionario de voces indigenas de Puerto Rico. - Bilbao, Editorial Vasco Americana, S. A., 359 págs. El diccionario reúne uel mayor caudal de voces indígenas puertorriqueñas, en que figuran vocablos históricos, geográficos, toponímicos, onomásticos y de la flora y la fauna", procedentes del taíno, al igual que voces hispanizadas procedentes del mismo.
HOSTOS, Adolfo de: Caribbean, Born and Bred. - New York, Vantage Press, 206 págs. Relatos, cuadros y estampas históricas del Caribe, con énfasis en Puerto Rico, escritas en inglés por el conocido historiador puertorriqueño. LAGUNA DlAz, Elpidio: Pablo. - Madrid, Editorial de Espiritualidad, 94 págs.; prólogo: José L. Morales. El joven autor ha querido captar en su primer libro "la vida sagrada de un niño", según el prologuista, mediante una serie de breves estampas. LLoRllNs, Washington: Transcu1turación en Puerto Rico. - Ediciones Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico, Cuarderno núm. IV, 39 págs.; prólogo: Cesáreo Rosa-Nieves. El autor refuta la tesis planteada en la obra Trans-
culturación e interferencia lingüística en el Puerto Ri· ca contempordneo, del profesor español Germán de Granda.
lebrada en México, sede de los Décimo novenos Juc· gus Olímpicos de 1968. MORFI, Angelina: Temas del teatro. - Santo Domingo, R. D., Editora del Caribe, C. A., 123 págs.; prólogo: Luis de Arrigoitia. La autora recoge ensayos sobre temas de teatro internacional y teatro puertorriqueño, incluyendo autores como Bertolt Bhecht, Eugene lonesco, Edward Albee, Tennessee Williams. Alejandro Tapia, Enrique A. Laguerre, René Marqués, Francisco Arriví y Piri Fernández. MUÑIZ DE BARBOSA, Carmen: Desde los indios días (Rela. tos puertorriqueños. - Editorial Departamento Instrucción Pública, 96 págs. La primera parte contiene relatos de tema indígena; la segunda, relatos bajo el título general "Como lo contó la abuela" y la última, "Vidas heroicas de puertorriqueños", incluyendo a Víctor Rojas, Morel Campos y l:larbosa, entre otros.
René: Sacrificio en el Monte Moriah (Drama en catorce escenas cinematográficas). - Editorial Antillana, 158 págs. La obra, basada en la leyenda hebrea de Abrahán, Sara e Isaac, viene precedida de un ensayo del autor sobre dicha leyenda, y de un trabajo titulado "El teatro de René Marqués", por F. Vázquez Alamo.
PALERM DE RINCóN, Catalina: Desde la valla. - Barcelona, Ediciones Rumbos, 166 págs. Colección de ensayos y artículos dividida en cuatro partes: El hombre, Los pueblos, El alma y Crónicas de viaje. La autora fue Secretaria Municipal de San Juan. .
MATOS PAOLl, Francisco: El viento y la paloma. - San Juan, Ediciones Juan Ponce' de León, 177 págs. El conocido poeta puertorriqueño, quien inicia su producción con Cardo labriego y otros poemas, en 1937, incluye en su nuevo libro composiciones escritas entre los años 1961 y 1963.
QUIÑONES, Magaly: Entre mi voz y el tiempo - San luan, Ediciones Juan Ponce de León, 62 págs.; prólogo: José A. Romeu. Primer poemario de la autora, nacida en 1945. El prologuista dice que "está muy dentro de las nuevas corrientes poéticas, los poemas responden al momento de inquietud, de crisis y de angustia que vive el mundo".
MARQU~,
MEnINA, Ramón Felipe: Cantos de Dios airado. - San Juan, Puerto Rico, 44 págs.; portada de Ernesto Alvarez. Este segundo poemario del autor, que incluye composiciones de 1962 a 1968, "representa un desahogo, por vía del arte, de mi conciencia como ente social". MIDiDEZ SANTOS, Carlos: Eugenio María de Hostos, sociólogo. - Ponce, Universidad Católica de Puerto Rico, Ciencias Sociales, Folleto núm. 3, 25 págs. Ensayo que se centra en el Tratado de sociologla y la Moral social del pensador puertorriqueño. MORALES, Angel Luis: Dos ensayos rubendarianos. Universidad de Puerto Rico, Biblioteca de Extramuros, Colección Breve, 50 págs. Incluye dos trabajos: "La angustia metafísica en la poesía de Rubén Daría" y "EI cristianismo en la poesía de Rubén Daría."
- - - : La naturaleza venezolana en la obra de Rómulo Gallegos. - Puerto Rico, Editorial Departamento de Instrucción Pública, 376 págs. El autor estudia la naturaleza en Gallegos en sus aspectos de paisaje, escenario geográfico, el hombre en cuanto condicionado por el medio, costumbres y folklore; además del estilo del autor. MORALES, Jorge Luis: Los rlos redimidos. - Universidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 54 páginas; ilustraciones: Liarte. Es el poema con el cual el autor representó a Puerto Rico en el Encuentro Mundial de Poetas, ce·
RAMfREZ DE AREtLANO DE NOLLA, OIga: Cundeamor (Cuentos). - San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, 63 págs.; ilustraciones por la autora. Pimer libro de cuentos de la poetisa mayagüezana, quien los dedica "a los niños de mi país y a los adultos que deseen sentir y ver la belleza en las cosas sencillas".
RIVERA, Mariana R. de: Añoranzas sagradas. - San Juan, Puerto Rico, 70 págs. La autora recoge versos "del otoño y el invierno" de su vida, inspirados en Dios, el hogar, los hijos y la patria. RIVERA DE ALVAREZ, Josefina: Historia de la literatura puertorriqueiia; Puerto Rico, Editorial Departamento de Instrucción Pública; Tomo I: 120 págs.; Tomo II: 198 págs. El Tomo I de esta historia literaria, destinada a las escuelas super.iores, va desde "Los siglos de orígenes (XVI, XVII Y XVIII)" hasta el "Modernismo (1911-1921)". El Tomo II va desde "La literatura de vanguardia (Década de 1920-1930)" hasta "Las últimas tres décadas (Hasta 1967Y. ROBLES DE CARDONA, Mariana: Observaciones sobre el estilo jurldico. - Río Piedras, Editorial Edil, 111 pá· ginas; prólogo: Hiram R. Cancio. La autora se propone promover entre los abogados de Puerto Rico "una tendencia depuradora y estética en el uso de nuestro vernáculo en los menesteres jorídico-legales". 55
RODRíGUEZ Bou, Ismael: Legislación de emergencia y competencia interuniversitaria improductiva. - Uni· versidad de Puerto Rico, Río Piedras, Biblioteca Ex· tramuros, 46 págs. El autor parte de la premisa de que "no existe en Puerto Rico un plan global, íntegral de la educación que cubra todos los niveles del sistema escolar". RODlÚGUEZ CARRI6N, Angel: MéJcico en el corazón y la raza en el alma (Estampas vivas). - México, Imprenta Depto. de Extensión Universitaria, Universi· dad de Nuevo León, 128 págs.; prólogo: Rafael Se· gura Vizcarrondo. La obra, ilustrada por la pintora puertorriqueña Ma· ría Rodríguez Señeriz, está dividida en dos partes: "Estampas vivas de México" y "Por la madre España". RODRíGUEZ IRLANDA, Rafael N.: Marginales del hom· breo - Puerto Rico, 64 págs.; prólogo: Roberto Díaz Nada!. El autor, natural de Orocovis, recoge aquí una serie de semblanzas, impresiones, reflexiones y cuentos. ROSARIO, Rubén del: La lengua de Puerto Rico. En· sayos. Río Piedras, Editorial Cultural, Inc., 43 págs. Sexta edición revisada. Contiene ensayos sobre la lengua que se habla en Puerto Rico bajo dos secciones: "Caracterización" y "Cocktail lingüístico". El autor ha puesto al día la obra que se publicó originalmente en 1955. ROSARIO RAMOS, Tomás: Los Bautistas en Puerto Rico. Apuntes históricos. Santo Domingo, R. D., Editorial Librería Dominicana, 175 págs.; prólogo: Rafael J. Rodríguez. Primera historia de la Iglesia Bautista en Puerto Rico -organizada en 1899- escrita por uno de sus ministros. SALGADO, Teresina: Por los caminos blancos. - Versos. San Juan, Puerto Rico, 57 págs. Tercera obra poética de la autora, que anteriormen· te habia publicado De mi ayer romdntico (1928) y Ri-
mas del sendero (1931). SApVA SACARELLO, Georgina: Como suave fulgor. Poe· mas. San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, S9 páginas; prólogo: OIga Ramírez de Arellano de Nolla. Primera obra de la autora, maestra y trabajadora social. Cultiva tres temas: el amor, la patria nativa y la religión. SANTA PINTER, J. J.: The Coats 01 Arms 01 Puerto Rican Catholic Bishops. - Neuchatel, Imprimerie Paul Al· tinger, S. A. Estudio de los escudos de armas de los obispos católicos de Puerto Rico. Separata de Archivum He· raldicum, n,O 1, 1969.
SANTOYO DI! MATAMOROS, OIga: Fantasía oriental. Cuentos y leyendas del Antiguo Oriente. - San Juan, Editorial Campos, 117 págs.; prólogo: Concha Me· léndez. La prologuista señala que estas narraciones expresan "las costumbres y refinamiento de los ambientes cortesanos de Japón y China y la profunda religiosidad de la India antigua". La autora, cubana, reside en Puerto Rico. SANZ, Angel: Reseña histórica de la banca en Puerto Rico. - Puerto Rico, Talleres de Artes Gráficas del Departamento de Instrucción Pública, 53 págs. El autor, conocido banquero, traza la historia de las instituciones bancarias en la Isla partiendo de la ges· tión del Intendente Ramírez en 1813. SCHAWAR1Z, Marvin: Puerto Rico. - New York, Grosset and Dunlap, Inc., Madison Square Press, s.p.; prólogo: Ernesto J. Ruiz de la Matta; epílogo: Ricardo E. Alegría. El autor, fotógrafo norteamericano que ha trabajado en la Isla durante muchos años, publica sus mejores fotografías sobre la tierra y la gente de Puerto Rico. SEDA BONIu.A, Eduardo: Interacción sOcial y personalidad en una comunidad de Puerto Rico. - San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, 190 págs. Es una segunda edición revisada de la obra antropológica publicada originalmente en 1964. SILVESTRI, Reinaldo: Poemas de un silencio azul. - Se· villa, ECESA, 46 págs.; prólogo: Oiga Ramfrez de Arellano de Nolla. Segundo poemario del autor, en el cual predomina el tema del amor. ·El poeta se dedica al periodismo en Mayagüez. SOMOHANO, Arturo: ¡Entre músicos te veas! - Madrid, Gráficas Arabi, 176 págs. Libro de memorias en las cuales el compositor y director de orquesta anota "algunas de las anécdotas que, en mi pintoresca vida de artista, he experimenta. do..... No guardan relación cronológica. SUAU OSTALAZA, Marian: Mis cien poemas y yo. Un libro para ti. - Puerto Rico, 126 págs.; prólogo: Héc· tor O. Ciarlo. Primer libro de la joven autora nacida en Lares. El prologuista destaca en ella el tema del amor. TAPIA, OIga Margarita: Alma puertorriqueña (Glosa y versos). - San Juan, 79 págs. El poemario, primero de la autora nacida en Ciales, está dividido en cuatro partes: Hogar y patria; Pensa· mientas y sueños; Versos de amor y Coplas y bombas. TAPIA LÓPEZ, Teodoro: "keflexiones en torno al pronom·
SANTOS TIRADO, Adrián: Isla intima. Verso y prosa. Puerto Rico, Editorial Departamento de Instrucción Pública, 86 págs.; prólogo: Ruth E. Cruz de Bechara; ilustraciones: Edgardo Iglesias y el autor. Colección que alterna trabajos en prosa y verso, di· vididos en cuatro secciones temáticas: Matices ínti· mos; Tradiciones; Isla pintoresca; Alma·naturaleza.
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bre español. Nociones generales de gramática española. - Rfo Piedras, Universidad de Puerto Rico, Biblioteca de Extramuros, Cuadernos Lingüísticos 2, 22 págs. El primero de estos dos ensayos es la part~ final de una tesis de maestría titulada: Concepto del pronombre en la lengua española.
TOVAR DB BURGOS, Gladys: Salomón. - San Juan, Puerto Rico, 93 págs.; prólogo: Arsilia Ríos. La autora, panameña que reside en Puerto Rico desde 1953, encama en el relato del sapo Salomón el "símbolo medular de la sabiduría humana", según la prologuista. TRiAs, Arturo y FLAX, Hjalmar: 144 poemas en 2 libros. - San Juan, Editorial Ahora, 117 págs. Este poemario conjunto contiene 44 poemas de Hjal. mar Flax y 100 de Arturo Trías. Este último se inició en la poesía en 1967 con Aunque quise el silencio. TUCK, Jay Nelson y VERGARA, Nonna Coolen: Heroes of Puerto Rico. - New York, London, Fleet Press, 141 págs. En cooperación con Elsie E. González Paz; prólogo: Herman Badillo. Incluye biografías en inglés de Rafael Cordero, Baldorioty de Castro, Betances. Ruiz Belvis, Ramón Marin, Hostos, Muñoz Rivera, Barbosa. De Diego y Muñoz Marín. UNIVERSIDAD CATÓLICA "DE PUERTO RICO: El problema de la verdad en la filosofía actual. - Universidad Católica de Puerto Rico, Departamento de Filosofía, 165 'págs.; prólogo: Andrés Rodríguez Rubio. Contiene los trabajos sometidos al Simposio de Filosofía celebrado del 5 al 7 de abril de 1968, en la Uni· versidad ponceña. VARGAS-TOllENTS, Herminio: Crisis. - Nueva York, Colección La Nueva Sangre, 36 págs.; prólogo: Isaac Goldemberg. Primera colección de poemas del joven autor, natu·
ral de Fajardo, quien cursa estudios postgraduados en la Universidad de Columbia, en Nueva York. V~LEZ-MoNTES,
Manuel A.: Public Policy tor Developing Universidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 1969, 119 págs. El autor, profesor de la Universidad de Puerto Rico, hace un estudio de la relación entre la acción del es· tado y el desarrollo económico. Tesis doctoral para el grado de doctor en filosofía, Universidad de Rutgers. Market Economies. -
VICENS, Nimia: Arcas. - Ediciones Madraza, s.p.; ilustraciones: Gloriela Muñoz Arjona; música: Ernesto Cordero. Este poemario es fruto de un viaje realizado por la autora y otros puertorriqueños al pequeño pueblo de Arcas, en España. Dedicado a Angeles Gasset y a su proyecto de la Casa de la Cultura de Arcas. WELLS, Henry: The Modernil.ation of Puerto Rico. A
Political Study of Changing Values and Institutions. - Cambridge, Mass., Harvard University Press, 440 páginas. Estudio del proceso de modernización de Puerto Rico, con énfasis en lo polftico, centrado en la era de Luis Muñoz Marín (1941-1964). ZENO GANDiA, Manuel: Poesfas. - Recopiladas y editadas por Margarita Gardón. San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Borinquen, 252 págs.; introducción: Emilio M. Colón. Se recopilan por primera vez las poesías de Zeno Gandía (1855-1930), que circulan conjuntamente con la obra Manuel Zeno Gandía. Vida y poesía, de Margarita Gardón Franceschi (v.)
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