APTHAPI Encuentro de Arte Contemporรกneo en la Frontera Bolivia - Chile 2016
APTHAPI
APTHAPI / Es un encuentro de arte contemporáneo en la frontera Chile - Bolivia. En la localidad de Colchane entre Pisiga Carpa - Pisiga Bolivar. Específicamente en el Hito que divide a ambas naciones. Septiembre, 2016.
Edición: Colectivo Chungungo, Iquique. Diseño: Camilo Ortega Textos: Loreto González, Nannet Liberona, Rodolfo Andaur, Rodrigo Castillo, Nelly Tapia, Jaime Achocalla. Impresión: Salviat Impresores Tiraje: 300 ejemplares
Encuentro de Arte Contemporรกneo en la Frontera Bolivia - Chile 2016
APTHAPI
APTHAPI, pertenece a una acción performática donde apróximadamente 30 agentes del arte visual abordan los conflictos geopolíticos y sociales que atraviesan la historia de Chile y Bolivia. Lo cual, ha de ser visibilizado por las sensibilidades políticas del Colectivo Antiarte de Oruro, Bolivia. Siendo capaces de traspasar las fronteras administrativas para enfrentar las tensiones históricas que imparte aquella línea imaginaria que divide el territorio. Los mismos proponen el encuentro entre artistas visuales de Chile y Bolivia mediante una práctica contemporánea que permita el ejercicio creativo, simbólico y crítico desde la experiencia situada, específicamente en la frontera de Colchane. Desde luego, la región de Tarapacá en su incesante historia por conseguir el intercambio con Oruro, a raíz de cuestiones económicas, acepta la invitación. Promocionando así una memoria viva sobre las caravanas de la amistad realizadas entre ambas regiones en 1958 (González, Sergio. 2012. PP 33-42). Una vez interpuestos los lazos a raíz de conexiones virtuales, ambos grupos dan pie al encuentro artístico, social y político durante tres días. Condicionando un ambiente inquieto donde sea posible un cruce de lenguajes desde las disciplinas. En busca de modos y expresiones propicias a un clima interdisciplinario. La acción nace con la expectativa de intercambiar miradas, acciones, gestos, conocimientos y alimentos de cada zona, a fin de discutir, bajo el signo del conflicto sobre las distancias que crea el ser humano a partir de sus propias fronteras. Lo cual, como vecinos, ha logrado desintegrarnos social y culturalmente, concretando problemas de discriminación y formulaciones sobre los otros. En tanto, el plan trascendental debía coexistir con la metodología de trabajo colaborativa e integral que abarca un “encuentro”. Por consiguiente, se propone la reunión desde la comida, según tradiciones Aymaras. Cultura en común que habita en el territorio de Pisiga, localidad andina que fue dividida al momento de construir una frontera llamada Colchane. La que se ha separado en Pisiga Carpa (Chile) y Pisiga Bolivar (Bolivia). Pero que contradictoriamente a estas fuerzas externas, se convive en un entorno familiar producto de la antigua unión territorial, pero que siempre se enmarca dentro de la compleja cultura que se vive en una y otra nación, fruto de la conmemorada guerra del pacifico. APTHAPI, en Aymara, es la acción comunitaria de compartir alimentos, los cuales consten de ser propios del lugar de origen de cada persona o grupo. Desde aquello, el encuentro en sí, refiere a una mecánica experimental, donde ha de ser posible el cruce de experiencias en relación a la mirada política y social de Bolivia y Chile en torno al conflicto territorial entre naciones. Lo cual es compartido mediante una acción cotidiana, comunitaria y ancestral como lo es la alimentación. Esto sugiere, en tiempos antagónicos, capitalistas y neoliberales, un gesto de unión y reflexión. Un proceso enfocado en transformar esa mirada colonizadora, hacia una integración de las comunidades mediante las tradiciones y costumbres del sur - sur y las experimentaciones globales. Dejando de lado las interpretaciones históricas de ambas partes, para dar lugar a la creación de nuevos relatos desde el acontecer. Estableciendo el intercambio y compartimiento de alimentos y saberes como una acción revolucionaria. Por consiguiente, el APTHAPI, ha de promover una acción política, la cual grafica el pensamiento de Josep Beuys, quien estipula que, toda acción política es arte político en el momento en el que el arte es igual a la vida (López, María. 1995. PP 372-378). En ello, podemos visualizar el intercambio de alimentos como un acto cotidiano enfocado en los ejes arte y vida. Encaminados en la experiencia del proceso por sobre la dualidad entre teoría y práctica. Comprendiendo así que la comida es más que un acto material, sino también un acto simbólico dinámicamente social. Lo que según el manual “Aprendiendo Nuevos Protocolos: El Apthapi. El “Banquete Indígena” en la Diplomacia de los Pueblos” (Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, Pág. 62, Dic. 2009) enseña que: APTHAPI
“… como una comida comunitaria, es base de la comprensión recíproca entre sus miembros. Entonces, como en todo acto de sociabilidad intermediado por un alimento, el Apthapi tiene un sentido comprensivo no sólo en el Qamaña (vivir), sino en el Chuymampi (con el corazón). La comida que es preparada y compartida por ellos/as mismos/as, refleja el cariño de quienes la prepararon. …Igualmente, el Apthapi es una práctica comunitaria no transables con dinero, expresión del Suma Qamaña, donde ofrecen generosos el alimento que les da un bien vivir, que es, para la comunidad, la verdadera riqueza, ya que el motivo último de una economía no reside en la adquisición capitalista de dinero sino en la reproducción organizada de la vida en común”.
El compartir alimentos para la cosmovisión Aymara, radica en el punto de encuentro social y religioso en que los sujetos se unen en muestra de unión y convivencia. Tal cual un acto de fe que acontece desde la praxis del arte contemporáneo, en tanto es la interacción la presencia del arte. En este sentido, según Stourdze-Plessis (1980) la comida y su socialización consisten en que: “La comida crea lugares donde se entablan relaciones sociales que buscan generar una continuidad a través de experiencias compartidas. La inclusión a un banquete hace posible la comunicación entre aquellos que comparten la mesa, independientemente del bagaje cultural de los comensales. …Comer es esa actividad que recrea y atraviesa el conjunto de la vida social, es el enfrentamiento del hombre con su cuerpo y con su ambiente social”
En este sentido, el haber compartido diversas especias de papas, maíces, productos marinos; pescados, cholgas y almejas. Limones y alfajores de la zona andina de Chile y salsas relacionadas a la tierra Boliviana han permitido una conversación danzante en torno al convite. Presentándose así la diversidad de alimentos como una representación de las distintas visiones sobre gustos, pensamientos y decisiones de cada persona. Donde, además, se rompe con la cultura occidental de la comida. La cual consta de una jerarquía de acuerdo a las porciones de plato y de status sobre la posición en la mesa. En cambio, el APTHAPI, consiste de una mesa formulada por un aguayo montado en el piso, cosa que pueda vincularse directamente con la tierra. En donde son sobrepuestos los artículos alimenticios, en pro de una visión estética y dinámica de los productos. Pudiendo hacer visible la cosecha de las partes para la nutrición de todo/as con el afán de compartir las ganancias de cada lugar. Sin cabida a prejuicios. Promoviendo una estética natural de las cosas, lo que sin duda está vinculado directamente a la realidad del suceso. En tanto APTHAPI, deviene de una mirada políticamente horizontal, en donde la composición de una ética-estética es fundamental para la elaboración de procesos creativos abiertos a la interacción pública, donde se establecen lazos y se generan diálogos entre los cuerpos, las imágenes y las acciones mediante la experiencia del compartir. Tratando de fomentar un pensamiento crítico que identifica el contexto desde el ser y la acción. Convirtiendo una mezcla entre una estética coherente a una política y a una ética, gestada desde el territorio en cuestión, para acceder a una acción transformadora que nos sugiere detenernos en el acto y reflexionar sobre el mismo, con la intención de decidir y responsabilizarnos sobre aquellos hechos que nos dividen como comunidad. De tal manera que intentemos romper o destruir con sistemas impuestos, y disponernos a activar expediciones colectivas-territoriales como una manera de vincularnos con actos pertinentes a nuestros orígenes. En este caso, desde el intercambio de alimentos como una obra contemporánea en sí misma, capaz de relacionar acciones paradiplomáticas con una visión decolonial del arte occidental eurocentrista. Y de esta manera, permitirnos reconfigurar los espacios desde los desplazamientos de la percepción. LORETO GONZÁLEZ BARRA Curadora
APTHAPI
invitados
Chile
APTHAPI, UNA OPORTUNIDAD DE OBSERVAR LA FRONTERA EN TANTO FRACTURA SOCIAL Participar en un Encuentro de Arte Contemporáneo en la frontera chileno-boliviana significó tener la oportunidad de observar las interacciones que producen intencionalmente artistas, cuya inspiración es, a mi parecer, reivindicar una historia y un presente invisibilizado. Me refiero, por un lado, a la necesidad de visibilizar la existencia de un espacio compartido, “el territorio ancestral de Tarapacá” y, por otro lado, a la denuncia de una historia de abusos e imposiciones jurídico-administrativas hacia quienes traspasan las ilusorias líneas fronterizas, poniendo en tensión los conceptos de ciudadanía y soberanía de los Estados. Es interesante observar por ejemplo cómo en la zona fronteriza, compuesta por Pisiga y Colchane, el ciudadano boliviano o chileno aymara transita a uno u otro lado de la frontera sin ser considerado extranjero. Pero al llegar a las ciudades de la zona costera de la región de Tarapacá, las fronteras sociales procuran recordar la alteridad que representa este indígena, sin importar su nacionalidad. Sin embargo, a través de las intervenciones artísticas y las interacciones que su exposición conllevaron durante el encuentro, emergió una alteridad en la zona fronteriza, la de otros que en este contexto si son considerados extranjeros: los negros –colombianos, dominicanos, otros -, cuyos cuerpos portan las fronteras simbólicas que se erigen fruto del orden colonial racista, que nunca ha dejado de estar presente. Pero así como hay tensiones, hay también lazos y en esto se centra la interesante propuesta de Aphtapi, que puede ser considerada como una iniciativa de integración fronteriza y hasta de Paradiplomacia de los Pueblos, desde el punto de vista de las Relaciones Internacionales. El Hito Cerrito Prieto se convirtió en un momento en un espacio supranacional, en la que la ciudadanía nacional no tenía sentido, lo que importaba era el intercambio entre pueblos hermanos, que reivindican culturas e intereses comunes. En esto, podemos afirmar que el arte siempre ha ido muy por delante en cuanto a la integración…ya es hora de que otras dimensiones de la integración fronteriza se pongan a la altura.
NANETTE LIBERONA CONCHA
APTHAPI
Juan Solíz CONDOR Instalación
La obra realizada en el encuentro Apthapi da a conocer el transcurso natural de la flora y la fauna en la frontera. En este caso se utilizó la imagen del cóndor en un geoglifo, representándolo con recursos naturales como las piedras halladas en Colchane, las que luego fueron impregnadas con carbón molido de la Huayca, para que el viento lo esparciera por el epacio se la llevaría empleando el vuelo por todo el espacio. El condór representa y simboliza la naturaleza del espacio geografico. Utilizando la cordillera de los Andes como su hogar, develando su majestuosidad, libertad y armonía en los aires, como si la naturaleza nos mostrara una lección de vida.
Juana Guerrero - Luna Acosta HACERNOS INVISIBLES PARA LA FRONTERA Performance
La acción ocurre en la frontera de Chile y Bolivia. Existe en este sitio un espacio de cruce, fuera del control migratorio, que utilizan la mayoría de los comerciantes que concentran su actividad entre Pisiga Carpa y Pisiga Bolivar. En medio de este espacio, fuera del control obligatorio, es donde ambas performer se sitúan, cada una descalza, con un saco de tierra de hoja de 50 kg y arena de la frontera que van arrastrando con las manos cruzando desde territorio boliviano hasta el chileno. Este peso que cargan va dejando un camino de tierra que va quedando a medida que avanzan, se marca un ruta de tierra que termina por convertirse en un montículo donde se puede leer “Hacernos invisibles para la frontera”. El paso por el control migratorio chileno es para los extranjeros un proceso rudo y tenso donde deben lidiar con las políticas discriminatorias de migración que mantiene Chile desde la dictadura. El uso y mal uso de estas políticas no termina con la entrada al país sino que sigue cuando el migrante llega a la ciudad y se enfrenta a múltiples controles de identidad y hostigamiento por el hecho de no “parecer” local. Fijando en ellos diferencias racistas que los obliga a hacerse invisibles.
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Francisco Alcayaga Motta AUTOCONTROL FRONTERiZO Performance
Obra realizada desde la frontera, la que busca criticar el control de acceso al país chileno. La acción nace a partir del texto “La frontera cedazo y el desierto como aliado. Prácticas institucionales racistas en el ingreso a Chile” de N. Liberona, más conversaciones con diversos migrantes de la región de Tarapacá, concretando una instalación consistente en una mesa de autocontrol donde todo aquel que pasaba debía hacer fila, rellenar una ficha y sin esperar el consentimiento de nadie podía cruzar la frontera. Algo totalmente opuesto a lo que sucede en la realidad de una política de control, donde se entreve que el criterio de entrada al país chileno, queda a merced del funcionario de turno. Tal cual como lo explica el texto citado y las conversaciones descritas. Desde luego la ironía se hace presente a través del juego, dándole cáracter dinámico y autónomo a un lugar que es burocraticamente estricto y discriminatorio.
Iván Peirano TRANSHISTÓRICO Instalación
Relato físico que unifica nuestra historia común. Dos naciones vinculadas por territorio, humanidad, conflictos, encuentros y desencuentros, vida, muerte y lo que transita más allá de la historia. Límites que no coinciden con la espiritualidad del territorio común, la cosmovisión ni el alma humana. Las barreras no interrumpen nunca el desarrollo ni el destino compartido entre naciones vecinas.
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Catalina González ZAPATOS Intervención
Zapatos desechados en los márgenes de Alto Hospicio fueron llevados como símbolo y objeto de intervención en el lugar de tránsito y corredero alternativo que cruza la frontera, utilizado por los habitantes de Pisiga Carpa y Pisiga Bolivar. Se instalaron los zapatos para generar un diálogo con las personas que se trasladan a la feria realizada cada 15 días. El efecto y reacción de la gente con la irrupción de estos zapatos sucios y abandonados dispuestos de diferentes maneras en el lugar, permitió la interacción constante y entender algunas problemáticas, costumbres y particularidades de la vida en la frontera.
UTOPÍAS POR FALTA DE AIRE Testimonio No es una casualidad que nuestros aguayos hayan tapado la línea fronteriza. A eso vinimos desde Iquique y Oruro, a confundir las cosas ¿Has ido alguna vez a una fiesta celebrada en el límite de dos países? En el apthapi los de Iquique tuvimos la posibilidad de tomar el caimán en Bolivia y los de Oruro de tomar un vino en Chile en cuestión de segundos. Celebramos en la frontera y nos olvidamos si pisamos Chile o Bolivia mientras comemos y bebemos alrededor de los aguayos cargados de alimentos. La fiesta crece y atrae a más personas que se acercan por los caminos que se pierden en lo agreste. Algunos provienen de Pisiga Carpa y otros de Pisiga Bolivar, cruzando a diario la frontera para vender sus productos y abastecerse de otros en cada uno de estos pueblos. Todos ellos son aymaras, antes dueños de esta tierra y hoy convertidos en acreedores. Se sientan con nosotros luego de presentarnos y comparten sin dejar de mirar la vigilancia detrás de la alambrada, sin embargo, sonríen sin pudor y nos cuentan sus historias olvidándose un rato de la frontera. Imagino que así debió ser en su pasado remoto, mucho antes de existir el nombre de los países que dividieron sus pueblos y por donde intercambiaban sus productos sin ser hostigados. Horas después nos levantamos, el viento de la tarde ya es una tormenta que va desolando los alrededores. La gente que vino se marcha. Todos ellos además son vecinos, pero regresan a sus casas ubicadas en países distintos. La frontera vuelve a imponerse y establece una desagradable paradoja en la realidad de sus vidas.
A solas por el altiplano Camino por enormes arenales al borde de una carretera desolada. El atardecer asoma. Corre un viento frío y cortante que silba en los oídos y levanta la arena. Detrás de mí se aleja Colchane, Pisiga vuelve a acercarse. Sus pequeñas casas en la distancia se esconden y reaparecen detrás del calor que brota del suelo. A esta hora nada parece vivir en el extenso altiplano. Siento la piel seca y la falta de aire. Levanto la vista y aparecen los Mallkus erguidos sobre la llanura: Tata Sabaya y Mama Huanapa en cada flanco y al fondo Sajama. Hace mucho que estas montañas se distanciaron debido a la intromisión de Sajama en sus amoríos, sin embargo ahora la delimitación de sus tierras establecidas entre Chile y Bolivia los separó para siempre. De este modo Sabaya y Sajama quedan con nacionalidad boliviana y Huanapa se convierte en chilena, sus raíces aymaras se pierden… Resulta Sabaya que ahora tu enemigo es también tu compatriota, mientras que la infiel se desmarca… La vida jamás ha perdido su ironía…. Continúo mí recorrido y pienso en la época donde el mito reinaba por estos alrededores, mucho antes del advenimiento de las naciones ellos debieron caminar libres y sin imposiciones, autónomos en sus tierras que hoy han alambrado y segmentado con leyes que no son las suyas… De pronto una pirca me señala una calle, finalmente llego a Pisiga. Entro al pueblito seguido por un remolino de arena.
Emboscada Un integrante del colectivo orureño pide mi apoyo para realizar su performance: debo caminar por el territorio de Chile hacia la frontera mientras él hará lo mismo desde Bolivia tocando una zampoña. Una vez que nos encontremos él me pondrá un poncho y me dará otro instrumento para que toquemos juntos. Le aclaro que no se tocar la zampoña, pero me responde que no importa. Su idea es simbolizar la unión de ambos países. Sin tener muchas ganas acepto por cortesía y le damos curso. Todo bien hasta que el encuentro llega a su fin y al despedirnos me aclara que me ha escogido para demostrar el robo extranjero y por ser una persona sin tradiciones. Su falsedad me molesta y me hace entender que durante los tres días de fraternidad su rencor estuvo muy bien simulado. Las fronteras se hacen reales a partir de estas odiosidades y hacen que la rivalidad de los gobiernos adquieran sentido entre las personas, pero intento avanzar un poco más para sacarme la molestia y es ahí cuando entiendo el aborrecimiento de mi amigo: después de la guerra el norte de Chile tomó otras tradiciones que son con las que ahora se viste y simula una identidad de la que carece. Comprendo entonces el modo en que ve al extranjero que usa sus prendas como clichés al turistear por sus calles o toma sus bailes para llevarlos a su provincia. Si algo auténtico pudimos tener en las costas de Iquique se fue con el último de los Changos que no pudo contarnos sus historias, pero al menos nos queda la etnia de nuestro vecino que ha sabido sobrevivir a los exterminios y al nacionalismo, dándonos la oportunidad de apreciar su cultura como si se tratara del primer día que miró sus orígenes.
RODRIGO CASTILLO
APTHAPI
Carlos Vargas - Mauricio Rodríguez CAIMÁN Intervención
Re-programación de patrones culturales a través de la dimensión lúdica. Es decir, el juego como carta de presentación y la primera aproximación con el vecino, dejando de manifiesto que el volver a jugar (no competir) como niños elimina todo tipo de prejuicios y desconfianzas construídos e implantados a lo largo de nuestra conflictiva relación histórica. El soporte de la obra es un panel de ocho piezas móviles que conforman un puzzle, pintado a modo colaborativo entre artistas chilenos y bolivianos. La temática aborda la gráfica de los tarros de lata del alcohol de caña de azúcar marca Caimán (Cocoroco, Pusitunga) de 96° graduación alcohólica. El cual es introducido de manera ilegal a territorio chileno, y utilizado para la Chaya y otros rituales de la cosmovisión Andina, incluyendo el Apthapi.
Vania Caro Melo ¿QUÉ ENTIENDES POR FRONTERA? Ejercicio de relaciones desde el no estar
Invitar a personwas de otros lados de Chile a generar preguntas para quienes viven en la frontera entre nuestro país y Bolivia, se produce como un intento un tanto desesperado de comprender el espacio desde el otro. La ignorancia (propia) de lo que ocurre allí todos los días, de la dinámica socio política, económica y familiar en un territorio fronterizo, es algo que se asume y desde donde se trabaja. Las personas que hacen las preguntas, están lejos, en otro Chile, y desde allí, intentan escoger qué les gustaría saber, así, surgen inquietudes como “¿se acuerda de su abuelita?”, “¿qué traería usted del otro lado?”o “¿ crees que realmente existían las fronteras?” y estas a su vez, son respondidas por quienes cirulan por Colchane, para posteriormente enviar vía correo las respuestas a cada persona que preguntó, en un juego que si bien, es muy simple, provoca una lectura de ciertas realidades, sobre todo de aquella que me permite reafirmar lo relativo que es estar lejos y cerca en un territorio tan diverso. Preguntas efectuadas por: Leslie Fernández (artista visual, Concepción) Natasha de Cortillas (artista visual, Concepción) Diego Hernández (docente de artes, Alto Hospicio) Osvaldo Caro (escritor, Concepción) Claudio Guerrero (teórico de artes, Santiago)
APTHAPI
Florencia Marinetti “BYSSUS” Instalación
Una ofrenda de la costa se traslada al encuentro en los andes y se entrega como regalo que simboliza la mar. El gesto busca despertar la concordia entre ambos países, a través de la generosidad del mar. Mediante conchas que intentan resguardar seres vivos ante situaciones complejas, la acción se instala como una metáfora sobre la entrega en un acontecer conflictivo.
Luna Acosta PASOS DE AGUA Instalación
En un pequeño poblado abandonado en el territorio fronterizo chileno se instaló un paño bordado en el que se leía “En lo que va del año 486 familias afrocolombianas han dejado sus casas por miedo” y un parlante con sonido de marimba chonta, instrumento oriundo del territorio afropacífico colombiano desde donde llegan la mayoría de las personas inmigrantes colombianas a Chile y que entran en su mayoría por la frontera de Colchane, en la que fue emplazada la obra. El territorio afropacífico es uno de los más asolados por el conflicto armado colombiano, lo que implica que una gran cantidad de personas se vean obligadas a dejar sus casas y sus tierras y deban desplazarse a otras ciudades del país o a otros países, lo que en los últimos años ha hecho que lleguen a Chile miles de migrantes afrocolombianos que al llegar, deben enfrentarse con las irregularidades de las leyes migratorias chilenas que permiten un gran número de rechazos para pasar el control migratorio, obligando a muchas personas a cruzar de manera ilegal al territorio chileno. El territorio pacífico colombiano es uno de los más lluviosos del mundo, poseyendo entre la selva tropical cientos de ríos y recursos hídricos. La marimba, se dice, es el sonido del agua del río y del mar juntos. Instalar el sonido del pacífico colombiano en el desierto que linda con el pacífico chileno, es un modo de traer esa agua colombiana que se viene con su gente a vivir al territorio chileno.
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Camilo Ortega Prieto DOS CABEZAS, UN MISMO CUERPO Intervención
La relación entre Chile y Bolivia ha estado llena de conflictos y divisiones, muy similar a la pelea entre un perro y un gato, un tigre y un león… Desde aquella analogía, la obra se presenta como una acción comunitaria in situ. Donde las personas que transitaban por el paso fronterizo jugaron a unir cabezas de animales con cuerpos de otros animales. Creando seres híbridos, mezclados, cruzados. Seres con distintas cabezas que comparten un mismo cuerpo. No exentos de diferencias, tensiones y combinaciones, que finalmente señalan al encuentro de las partes como un punto de origen. Similar al estado de una frontera, el cual aparece desde el acontecer como un lugar común a partir del tránsito fluido de ambas partes. Sin embargo, se construye en el imaginario político territorial de las naciones sólo como un punto de conflicto y diferencias, y no también de compartimientos. La instalación de la obra toma los carteles carreteros como símbolo de las distancias que separan un país del otro, siendo estos utilizados como dispositivo para encarnar aquellos cruces construídos desde los no límites de los cuerpos, amplificando la cultura del sentir a través de los encuentros.
DESMORONAMIENTOS Las tierras que rodean el altiplano nos presentan una serie de paisajes que sin duda nos conmueven. Por cierto, el panorama es intenso y afecta, excita y angustia a quienes somos testigos de su inmensidad. Es así como todos estos sentimientos son interceptados sobre el mismo borde que exacerba la identidad chilena en relación con los otros “paisajes orgánicos” que rodean todo el borde de una frontera que es denominada Pisiga-Colchane. Es sobre este milenario punto estratégico de los Aymaras que al recorrerlo una y otra vez reflexionamos acerca de un territorio coaptado por una frontera política. Un asunto que es abordado por la curadora Loreto González Barra y la artista visual Catalina González para organizar Apthapi, desde Chile. Todo esto provocará un desplazamiento físico e intangible a través de estos límites que también expanden otras fronteras. Desde lo alto del cerro en conjunto a la evidente falta de oxígeno fuimos testigos de aquellas vehemencias con las cuales son expuestas las miradas de los artistas invitados a esta experiencia. Artistas chilenos y bolivianos que habían explayado un sin número de inquietudes que están sujetas a la geografía así como también a los planteamientos étnicos visibles en el lugar. Ahí sus argumentos plásticos y visuales generaron una lectura que fue más allá del contorno de este límite archiconocido por sus conflictos dentro del contexto geopolítico latinoamericano. Por otro lado un territorio de frontera es el tránsito de las intensidades sociales y culturales que vivimos en la actualidad. Hoy en día millones de personas son desplazadas a través de diferentes fronteras marcando nuevas territorialidades. Además estas formas de desplazamientos atraviesan los propios límites políticos que provocan pequeños y grandes desmoronamientos de la visión que poseemos de una frontera como un territorio político. En este caso, si voy a puntualizar sobre la colisión de ideas que aparecen dentro de estos parajes desterritorializados comparto, por sentido común, con el conjunto de vivencias que han sido construidas en Pisiga-Colchane y que ha desbordado flujos estéticos y culturales que han sido validados por su atmósfera desde hace mucho tiempo. La frontera explaya una precariedad. La frontera parece siempre estar vacía, un asunto que una residencia puede alterar en mayor o menor medida. De esta manera todos los participantes de Apthapi sucumbieron a la imagen más residual de un lugar emblemático que específicamente no cautivó por su grandilocuencia estética, sino más bien por su decadencia. En síntesis los desmoronamientos de un territorio también afectan a las resistencia que han marcado el real conocimiento de su realidad local. Ésta puede ser un tipo de conocimiento que se resiste a las intensidades de un mundo cada vez más mutilado por la indiferencia y la negación, en este caso, de los territorios compartidos.
RODOLFO ANDAUR
APTHAPI
A P T H A P I
APTH
HAPI
A P T H A P I
invitados
Bolivia
LAS FRONTERAS NOS DIVIDEN EL ARTE NOS ACERCA EL APTHAPI NOS UNE
Las fronteras son producto de la política, por que marcan límites de organización, poder y dominio sobre las personas y la naturaleza, son líneas imaginarias que componen base de la estructura de una construcción de identidad, porque para reconocernos a nosotros mismos necesitamos diferenciarnos de los demás, de esta manera las fronteras son escenarios de frixion, interesantes para explorar posibilidades estéticas y conceptuales de nuestra contemporaneidad. En este contexto se desarrolló el encuentro internacional de arte en la frontera denominado “Apthapi”, la concreción de este sueño trajo consigo la reunión de una treintena de artistas que desde sus diferentes ópticas y expresiones interpretaron la frontera, desde visiones políticas, históricas asta religiosos espirituales, lúdicos y musicales. Sin duda Apthapi se convirtió en caldo fértil donde se compartieron son solo alimentos sino también ideas y sentimientos de un puñado de artistas que negando el patriotismo chauvinista de sus países de origen, eligieron en actitud rebelde el camino del encuentro y dialogo a través del arte. JAIME ACHOCALLA QUISBERT
En un acuerdo mutuo, dos colectivos de artistas se concentraron para compartir sus reflexiones en torno a la producción artística sin sospechar que las gaviotas abrieron el ritual antes que los visitantes; la basura era su bocado y los huesos de llama le daban el ajayu a la zona. Así inicio APTHAPI. Pienso: ¿Quién soy? Y aun: ¿soy?* Aun soy boliviano, aun soy chileno, ¿nada ha cambiado?. El cuerpo como territorio de un individuo no es transitable sino desde los permisos que cada uno se asigna, es su frontera. El territorio colectivo transita desde su cuerpo político, social, imaginario e identitario. Somos parte de estas dos geografías, quebradas, rotas e intransitables, que avanzan juntas desde el control de sus colectivos humanos. La frontera en ese sentido es un muro imaginario, traspasar esta línea desordena, impacta, transgrede, hiere y enfrenta a lo desconocido. El otro está en el yo: el yo es otro. Una humanidad separada, es cierto, pero que vive de y la separación.* APTHAPI, el encuentro realizado entre artistas bolivianos y chilenos en la frontera boliviano-chilena, desnudo la carga emotiva que ensombrece el presente, nuestros muertos, los propios y los ajenos. En un acto de placer invitamos a nuestra lengua saborear a las banderas, alimentarnos de almeja y chuño, “aceptar” lo inaceptable, mar y tierra juntos en el paladar, entre lo digerible y lo indigesto, probar sabores, reducirnos. Domesticar nuestros sentidos, jugar como niños buenos y malos: piedra, papel o tijera; mar, tierra o muro. Limitarnos a lo mínimo del hombre. Entonces el otro se convierte en el fantasma que puede construir o destruir su imaginario cultural e identitario del otro. Traspasar las fronteras colectivas e individuales de nuestros propios fantasmas, desplazarlos y evidenciarlos conlleva enfrentarlos, visibilizarlos. Se trata de inventar nuevos significados a las palabras utilizadas, mercantilizadas, saboteadas en nombre del hombre; de crear o recrear nuestras corporalidades; de otorgar significado a este momento; de desfragmentar nuestro cuerpo; de unir nuestro territorio; de hacer arte…de MANIFESTARNOS. (Kristeva, Julia. 1985.)
NELLY TAPIA LOPEZ
APTHAPI
Mónica Navia - Juan Carlos Canaviri CRISTAL Performance
Esta performance reflexiona sobre la posibilidad de horadar los grandes discursos que ha trazado la memoria colectiva. ¿Dónde situar la frontera si no en nosotros mismos? Es nuestra forma de resistencia: diluir la frontera y transformarla, para hacer de ésta nuestros propios cuerpos.
El artista usa una pala para cambiar de forma a un montón de tierra que yace en frente a la montaña Carabaya y Cabaray. Al día siguiente, “decapita” el montón, tomando tierra y colocándola en yutes blancos. Pala, picotilla y 11 yutes blancos; Pisiga, Bolivia; 2016
Santiago Contrerss Soux SINTESIS PARA UN EXTRACTO DE TIERRA Performance PARTE 1: Acopio PARTE 2: Reforma Video y registro fotográfico Duración: Pt1: 45 min Pt2: 25 min
Me interesan particularmente los desplazamientos, así que para el proceso de la residencia realice una serie de deambulaciones, recorridos y caminatas que hilvanan el recorrido del cuerpo y el transporte de materia a medida que se desplaza. El proyecto hace énfasis en las dimensiones telúricas y titánicas de las montañas; es un testimonio del movimiento de tierras y de los límites racionales de las intervenciones humanas sobre el paisaje, supone igualmente un replanteo total de la lógica extractivista y suponer, que, dada la feminidad aparente de la Madre Tierra, es territorio virgen para la conquista del progreso y la tecnología. APTHAPI
Yhomara Muñoz SUTURA Perfomance
La noción que existe de Frontera, es un límite que divide a un país de otro, sin embargo existe ligado a esto una fuerte identidad separadora, el hablar de un “otro” que se encuentra en un “no territorio”, se crean sentidos de pertenencia pero no de integración. A lo largo de la historia se abrieron muchas heridas en pro de defender un territorio, es tiempo de entender que la tierra es una sola, es tiempo de cerrar heridas...
Franz Ramos S/T Acción
Demarcación de la línea fronteriza que se transforma en espiral para anular la línea de la frontera.
APTHAPI
Jaime Achocalla ABRAZO Intervención en el paisaje
La relación política de nuestro país con nuestro vecino Chile siempre ha sido tensa y hostil, por lo cual se plantea una visión surreal de fraternidad, fantasía donde los soportes de identidad política y territorial se despojan de sus colores nacionalistas y se entrelazan rompiendo su firme esencia material y simbólica.
Pedro Seda Salinas NUBE DEL DESIERTO Escultura móvil
La obra fue construída en base a las características del lugar, en medio del desierto. La nube del desierto es un estambre tejido a mano con hierbas, ramas, espinas. Para que pueda romper la frontera gracias al viento, arrastrada por la tierra de un lado a otro, con una libertad natural.
APTHAPI
Alejandro Valdez LINEA IMAGINARIA
Instalación
Nuestros países están divididos por fronteras, líneas imaginarias que nos separan no solo físicamente, si no ideológicamente. Tradiciones, cultura, acentos, perspectivas, desarrollo, sociedades fragmentadas y muchas veces confrontadas por nacionalismos. Bolivia y Chile enfrentados polítiquera e históricamente, separados por una línea imaginaria muy tángible que nos lastima y nos hiere en lo profundo de nuestros ideales.
Mauricio C. Michel FRACTURA Acción
Con el uso de una piedra el artista fractura un hueso encontrado en el lugar sobre la línea fronteriza. La acción reflexiona sobre la discontinuidad o fractura de territorio generada por fuerzas externas. El dolor de una fractura expuesta que se oculta bajo discursos de pertenencia. La negación del otro para negarse a uno mismo.
APTHAPI
Jimena M. Gutiérrez Quispe BOLIVIA TE AÑORO ATTE: EL MAR Instalación
La obra gira entorno a la idea del deseo de que el mar vuelva a poder de Bolivia, no sólo como un impulso de la “política de estado de Bolivia” y la “democracia de los pueblos”, no por la “razón o la fuerza”, tampoco “la fuerza de la razón”, sino más bien la expresión de la naturaleza que como ente superior reintegrará la costa marítima del océano pacífico con los territorios mediterráneos que son ahora Bolivia… esto encarnada en la vivencia de la cultura arraigada en la creencia de la tierra como naturaleza, como Pachamama, como el arte de la vida y los seres que desean vivir en la naturaleza sin fronteras, entre la vida suprema y la vida aún ínfima del ser humano, energía misma.
Sergio Fernández Equiza LINEA, COLOR, EXPLOSIÓN Acción
En la obra se explora las posibilidades plásticas de la frontera expresadas mediante una línea de pintura en plena línea imaginaria que divide Bolivia y Chile, sobre una tela blanca se realiza un línea por la mano del artista, luego dejando a la libre influencia de los elementos naturales como el agua, el aire, viento, la tierra y sus relieves, se va regando la pintura dejando que los elementos tracen un mapa con los colores y formas resultantes por estos…la tela luego es expuesta sobre un carga de dinamita, elemento fuego, para ser explotada, previamente se colocaron dentro de la carga de dinamita decenas de llaves (esas que abren puertas). Al final la explosión provoca una serie de perforaciones en el mapa que se realizó en la tela blanca. La frontera como línea imaginaria pero muy real impuesta por la concepción del hombre, la tela blanca y los colores que con los elementos de la naturaleza realizan a su capricho el dibujo de un nuevo mapa libre de ser y hacer, la explosión acto que niega, interroga y contrapone las visiones de la conveniencia o no de las fronteras, su bien su mal. Las llaves al perforar este nuevo mapa analizan más posibilidad de la permanencia de las fronteras o su eliminación, su cierre o apertura.
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Junior Ojeda Guzmán ENCUENTRO Performance Con la colaboración de Rodrigo Castillo Naves
Una conversación sin palabras sostenida por las notas de un par de sikus (arca e ira) que atraviesan la frontera para llegar a un encuentro en el abrazo. *instrumento musical formado generalmente por dos hileras de tubos de caña de diferentes longitudes.
Ediberto Chintari Juárez MARCO DE LA CONCIENCIA Intervención
Un segmento enmarcado de línea fronteriza, división irreal de una conciencia llena de rencores y odios. Chile y Bolivia “retratadas” en una porción del espacio fronterizo.
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Rubén Villaroel Heredia OBSEQUIO - PRESENTE Intervención
En papel de regalo, siluetas de compañeros dibujadas, simulando el espíritu “ajayu”; pegadas en las rejas del límite fronterizo de Chile – Bolivia, regalando libertad a todos.
Nelly Tapia López OBSERVATORIO CLIMÁTICO Instalación
Se invitó a artistas chilenos y bolivianos a moldear con arcilla un barco, que rememore algún recuerdo vivido en el mar, los mismos fueron instalados en la línea divisoria de la frontera. Así como la arcilla es maleable de la misma manera la memoria moldea un recuerdo, una historia. Ese día hice un llamado al cambio climático impuesto por los hombres a esta tierra para que, mediante el viento, la sequía, la lluvia disuelva la memoria retenida en los barcos mimetizándose entre la tierra, fundiéndose en un sólo terreno fértil o tal vez el mar trague la tierra de retorno al fondo del mar donde el silencio tiene otro sonido o el final del planeta tierra termine abortando al hombre enterrando su crueldad. Sin fronteras, renacer.
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Verónica Laura Vargas MACHAKA MARKA Instalación
En medio de tanto discurso político, social e histórico amanece un “pueblo nuevo”. Unidas las banderas y la silueta de un ave en símbolo de hermandad. Endulzar la tierra y la memoria de mis abuelos. Olvidando las fronteras y esas líneas que nos dividen.
APTHAPI Encuentro de Arte Contemporáneo en la Frontera Bolivia - Chile 2016 Participantes:
Chile
Bolivia
Juana Guerrero Luna Acosta Vania Caro Melo Florencia Marinetti Iván Peirano Carlos Vargas Mauricio Rodríguez Juan Solíz Francisco Alcayaga Catalina González Rodrigo Castillo Camilo Ortega Rodolfo Andaur Loreto González Barra
Mónica Navia Juan Carlos Canaviri Santiago Contreras Soux Yhomara Muñoz Franz Ramos Jaime Achocalla Pedro Seda Salinas Alejandro Valdez Mauricio C. Michel Jimena M. Gutiérrez Quispe Sergio Fernández Equiza Junior Ojeda Guzmán Ediberto Chintari Juárez Rubén Villaroel Heredia Nelly Tapia López Verónica Laura Vargas
Agradecimientos: Eunice Ruíz, Servicio País, Gisella Stevens, Fernando Ossandón. Autoridades Pisiga Bolivar: Don Edwin Colque Veliz,Don Kennedy Colque Mamani, Don Franz Colque Flores, Don Daniel Colque Alanoca, Doña Margarita Poma de Colque, JJ.VV Pisiga Carpa. Organizadores: Colectivo Antiarte Colectivo Chungungo
Proyecto APTHAPI financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, ámbito regional de financiamiento.
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