saco6 semana de arte contemporรกneo contemporar y ar t week antofagasta / chile
SEXTA SEMANA DE ARTE CONTEMPORร NEO
AMOR: decadencia y resistencia
saco6 semana de arte contemporรกneo contemporar y ar t week antofagasta / chile
SEXTA SEMANA DE ARTE CONTEMPORร NEO
AMOR: decadencia y resistencia 1
SACO6 Sexta Semana de Arte Contemporáneo AMOR: decadencia y resistencia / julio - septiembre 2017 ARTISTAS EXPOSICIÓN INTERNACIONAL Fernando Foglino Uruguay Nicholas Jackson Chile Paz Castañeda Chile Oscar Pabón Venezuela Adriana Ciudad Perú Lucia Warck-Meister Argentina Ana Mosquera Venezuela
JURADO Rodolfo Andaur Chile Marcos Figueroa Argentina Alejandra Villasmil Venezuela / Chile Raquel Schwartz Bolivia Dagmara Wyskiel Polonia / Chile
ARTISTAS ALUVIÓN VISUAL Pilar Elgueta Santiago David Corvalán Calama Vania Caro Alto Hospicio María Inés Candia Iquique Catalina González Santiago Juana Guerrero Iquique Gabriel Navia Antofagasta Patricia Díaz Antofagasta Claudia León Antofagasta Francisco Vergara Antofagasta Antonieta Clunes Antofagasta Sebastián Rojas Antofagasta Julio Morales Antofagasta Pamela Canales Antofagasta Jordán Plaza Antofagasta
AUTORES TEXTOS Marcelo Mellado Chile Claudio Pereira Chile Alejandra Villasmil Venezuela / Chile ESPACIOS Muelle Histórico Melbourne Clark Centro Cultural Estación Antofagasta Sala de Arte Fundación Minera Escondida Museo Artequin / INACAP Biblioteca Regional de Antofagasta ISLA / Instituto Superior Latinoamericano de Arte Quillagua / El lugar más seco del mundo
EQUIPO dirección / Dagmara Wyskiel producción general / Christian Núñez comunicaciones, archivo y contenidos digitales / Francisco Vergara periodistas medios nacionales e internacionales / Elisa Cárdenas y Francisca Vargas medios locales / Christian Godoy mediación con colegios y comunas / Carmen Núñez asistente de mediación / Catalina Lobos plataforma web, base de datos y boletín / Juan Troncoso redes sociales / Francisco Bahamondes asistente de producción / Lilyan Pizarro registro audiovisual y video documental / André Salva registro aéreo / Cristian Arce fotografía / Cristian Ochoa traducción / Kevin Hagen y Eliana Olivares encargado de montaje / Héctor Valdebenito mediadores / Camila Díaz, Antiča Petricio, Gabriel Navia, Paulina Contador, Patricio Araya, Nicole Valdivia, José Hernández, Manuel Terraza y Andrés Eaton 2
SACO6 es organizada por el Colectivo SE VENDE, Plataforma Móvil de Arte Contemporáneo. Financia el Gobierno Regional de Antofagasta con recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, F.N.D.R., 2 % Cultura, año 2017. Instituto Superior Latinoamericano de Arte (ISLA) está financiado por el Programa Otras Instituciones Colaboradoras del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Presenta Minera Escondida, operada por BHP.
Agradecemos el apoyo de: Embajada de la República de Polonia en Santiago, Museo de Artes Visuales (MAVI), Dirección Regional Ministerial de Educación, Corporación Municipal de Desarrollo Social de Antofagasta, Radio Bío Bío, El Mostrador, Artishock, Antofagasta TV, El Mercurio de Antofagasta, CP Comunicaciones, mor.bo, r2tv, CNC Medios, Guillermo Chong, Romina González, Gabriel Navia, María Inés Candia, Vania Caro, Iñaki Uribarri, Rodrigo Jacob, Gisela Avaria, Christian Moni, Ana Mosquera, Adriana Ciudad y Lilyan Pizarro.
Proyecto acogido a la Ley de Donaciones Culturales.
edición / Elisa Cárdenas y Dagmara Wyskiel diagramación / Christian Núñez
Creado y producido por Colectivo SE VENDE, Plataforma Móvil de Arte Contemporáneo Antofagasta, noviembre 2017 www.proyectosaco.cl
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ÍNDICE AMOR: DECADENCIA Y RESISTENCIA / 7 El latin lover en los tiempos de crisis. Dagmara Wyskiel / 9 Artes visuales con sentido territorial e histórico. Elisa Cárdenas / 13 La cultura como capital social. Patricio Vilaplana / 26 Territorialidades, convergencias y desobediencia. Varinia Brodsky / 30
ARTE COMO EL SENTIMENTO MÁS ELEVADO / 33 Obras que cobran vida propia. Elisa Cárdenas / 35 Entrevista con: Ana Mosquera / 39 Adriana Ciudad / 43 Nicholas Jackson / 46 Paz Castañeda / 49 Oscar Pabón / 52 Lucia Warck-Meister / 55 Fernando Foglino / 57 Jurado: Raquel Schwatrz, Rodolfo Andaur, Marcos Figueroa, Alejandra Villasmil, Dagmara Wyskiel / 60
ARCHIVOS DE LA SEQUEDAD Y UMBRALES COMPLEMENTARIOS / 63 Paralelo de rebeldía. Dagmara Wyskiel / 65 Hablar de Amor. Marcelo Mellado / 68 Arte, desierto, convivencia. Alejandra Villasmil / 76 Pliegues de amor, despliegue de arte. Claudio Pereira / 89
EN EL LICEO / 105 Estímulos sostenibles: Encuentros con las nuevas generaciones. Francisco Vergara / 107
ALUVIÓN VISUAL / 123 El eterno anhelo de lograr la madurez. Dagmara Wyskiel / 125 Señales contemporáneas de lo local. Elisa Cárdenas / 130 Un espejo roto frente a la ciudad. Dagmara Wyskiel / 147 Efecto perimetral. Vania Caro / 152 Polvo eres. Dagmara Wyskiel / 155 1/8 por el todo. María Irene Alcalde / 158 La punta del iceberg en el desierto. Pilar Elgueta / 160 El baúl del pasado como llave a lo contemporáneo. Carolina Contreras / 163
EN EL MARCO DE SACO6 / 167 Anónima. Entrevista con Ximena Zomosa / 169 Siguiendo las huellas. Julia Popławska / 171 Pensando SACO como acto de resistencia. Marcos Figueroa / 175
COLECTIVO SE VENDE: UNA MEMORIA / 179
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AMOR: DECADENCIA Y RESISTENCIA
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El latin lover en los tiempos de crisis América Latina es la tierra de un sincretismo de afectos. Continente oficialmente católico, donde la mayoría de los niños nace fuera del matrimonio, donde las religiones originarias conviven pacíficamente con el pecado y la culpa, y el clímax patriótico se experimenta no en un debate ideológico, sino frente a un partido de fútbol. Cultura estigmatizada en el exterior por la imagen del latin lover, un polígamo compulsivo pero irresistible, y por un sinnúmero de sus variables, clichés culturales y sentimentales de exportación, como el mariachi, un obeso machista; el negro caribeño, rey de la salsa; el impecable y masculino bailarín de tango, entre otros. Se abren estructuras familiares alternativas. Lo que ayer se consideraba repudiable, hoy frecuentemente está de moda y atrae para experimentar, tanto en lo espiritual como en lo carnal. Los círculos conservadores y los transgresores se miran mutuamente con asco y a la vez con un poco de atracción. A veces el mirar conduce a algo más. Con el amor se sufre, dicen las viejas sabias, y es aquí donde la tasa de delitos con brutalidad y por razones pasionales es una de las más altas. Y es aquí también donde la lucha y la resistencia por la libertad, la igualdad y la tolerancia generaron cambios inimaginables hace medio siglo. Paralelo a la violencia, América Latina es la tierra de la devoción. Fiestas religiosas con sus bailes, ofrendas, ritos y estados de trance, hablan de experiencias del amor transcendental, que se oponen cada vez de manera más clara a la lógica de los sacramentos eclesiásticos, correspondiendo en su esencia a rituales chamánicos. Cosmovisiones politeístas en una procesión detrás de una cruz resultan coherentes dentro de la lógica latina. Lo mestizo resulta lo más puramente identitario. Gustavo Buntinx habla de “asociaciones ilícitas e insólitas, pero no ajenas a las que ofrece nuestra vivencia permanente de simultaneidades aparentemente inconexas.”1 Perplejidad provoca la convivencia omnipresente del mundo afectivo estructurado por el patriarcado - hoy ya en cierta decadencia - con la explosión simultánea de libertad y diversidad en las formas de relacionarse y amar. En ecosistemas sociales híbridos, todos los amores mutan: desde ése que nos relaciona con los más cercanos y define nuestra constelación cotidiana inmediata, o desde la identificación emocional con el territorio al cual pertenecemos, sea éste demarcado en el mapa, ideológico o virtual, hasta aquello que evoca algún más allá, ya sea el amor
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Lo impuro y lo contaminado III: Pulsiones (Neo)Barrocas en las rutas de Micromuseo. Catálogo Trienal de Chile 2009 p. 237.
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religioso, espiritual, pachamámico o al universo. Experiencias transformativas muy aceleradas y significativas nos permiten pensar que estamos frente a una revolución netamente latina, sin cortes de cabeza ni hogueras, pero sí irreversible y transcendental. Vemos que es posible mezclar el agua y el fuego, y generar un nuevo elemento, profundamente originario de aquí. Apostamos que este híbrido multidimensional conformara la materia prima de las obras para SACO6. ¿Cómo es el amor latino hoy? Dejamos abierta la pregunta, en forma de una convocatoria latinoamericana. La resonancia que ha provocado este llamado confirmó el acierto. En la época de la crisis de los afectos y las relaciones, un momento de reflexión sobre qué nos pasa con el sentimiento más elevado, se convirtió en un gesto natural de resistencia. Fundamentando su postulación, Nicholas Jackson en la entrevista, dice: “Una propuesta curatorial desde el Amor, al mismo tiempo me interesa como tema y desafía esta tendencia ascética de ciertos circuitos. Me parece muy interesante volver la vista sobre los temas personales, existenciales, de los cuerpos individuales en tensión social.” Fernando Foglino va por el más allá del cubo blanco: “La convocatoria de SACO me pareció una propuesta muy valiente. Celebro mucho además, cuando el arte gana espacios tan significativos para la ciudad y la gente por fuera de los tradicionales museos y galerías.” No menos relevante que el desafiar los sistemas establecidos de arte, generando gestos de valentía y ruptura, es establecer un vínculo fértil con los mismos artistas y sus procesos. “Me pareció que la intención curatorial resonaba con mi método de trabajo, enfocado en la dimensión emocional de temáticas sociales y políticas latinoamericanas”, relata Adriana Ciudad en este libro. Ana Mosquera enfatiza en la relación causa – efecto entre la crisis y la transformación en el campo sentimental. “La curaduría planteaba la pregunta de si los afectos están en crisis y esto me interesaba mucho, específicamente de cómo esa crisis parece ir de la mano con la transformación de nuestras relaciones con otras personas, en un mundo cada vez más dominado por la imagen y la inmediatez.”
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Los 287 proyectos recibidos de 17 países fueron evaluados en tres etapas: admisibilidad, viabilidad económica y espacial, finalmente coherencia y calidad. La última sesión del jurado fue presencial, duró tres días y se revisaron 54 carpetas de los finalistas. El compromiso y las convicciones de cada uno de los evaluadores, justamente el afecto por uno u otro proyecto, provocaron discusiones de largas horas, con argumentos y emociones. Finalmente, y aunque parecía difícil de lograr, el consenso convenció a todos, y la constelación de los siete ganadores representó la visión del jurado en su conjunto. Las obras que se elevaron durante la residencia en agosto del año 2017 en el Muelle Histórico de Antofagasta fueron de una relevante contundencia conceptual y a la vez gestadas en sintonía con el entorno y sus características. Atrayentes también a la mirada no entrenada, conscientes de la distracción múltiple en el espacio público, acertadas en establecer relaciones entre el volumen y el paisaje, inteligentes, seductoras. Con estas piezas se construyó la constelación afectiva de América Latina. El teórico Ignacio Szmulewicz, un atento observador de los procesos experimentados por el Colectivo SE VENDE durante le última década, así define los fantasmas del arte contemporáneo chileno, que la Semana de Arte 11
Contemporáneo ha logrado desmitificar: “SACO ha superado tres resquemores que por muchos años el arte chileno ha sostenido como pilares inamovibles. El primero tiene que ver con la idea de espectáculo. Lo cierto es que SACO es un evento de gran envergadura que involucra una gestión compleja, asociativa y de diversos actores, tanto locales como nacionales. Como sus primos hermanos, El SACFIC o Teatro a Mil, busca atraer y cautivar a un público masivo y heterogéneo, y para hacerlo no teme utilizar estrategias de difusión y posicionamiento tan propias de los espectáculos masivos. Para la envidia de muchos, esto no ha significado un decaimiento de la función crítica. Por el contrario, su posicionamiento mediático, la cautivación e inserción local y económica con la ciudad le han permitido discutir asuntos que muchas veces el arte ha pasado de largo. Un arte que casi siempre se aproximaba al desierto con la plena satisfacción de abordar ruinas de un pasado enterrado. En segundo lugar, para SACO ha sido central la mediación y la educación. Entendiendo los vacíos y necesidades de una ciudad sin educación artística, ha querido subsanar ese problema obligando y requiriendo de cada visitante una devolución en términos de charlas, talleres y workshops que dejen en la comunidad local un valor pedagógico perdurable. Por lo mismo, ha estado en la vanguardia respecto de las posibilidades que puede abrir el arte en el actual debate por la formación de las personas, cuestión que poco a poco ha permeado con mayor intensidad a todas las instituciones culturales del país. Así, SACO ofrece no solo un paliativo sino que se basa en la educación como una piedra angular para la producción de arte contemporáneo. Finalmente, frente a todo el malestar que la escena artística exuda respecto de la asignación de fondos, el centralismo, nepotismo y todos los ismos posibles, SACO ha sabido ir más allá de las autonomías que las escenas y los espacios independientes han querido instalar. Su perfil asociativo e integrador remueve los cimientos de las políticas culturales del país al no basar su funcionamiento ni en la infraestructura ni en la asignación directa.”2 Dagmara Wyskiel Directora SACO
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Fragmento de: El relato mítico de SACO, Ignacio Szmulewicz, La Panera nº 86, septiembre 2017, pag. 4 - 5.
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Artes visuales con sentido territorial e histórico En Chile, que un evento dedicado al arte contemporáneo logre congregar a un público masivo resulta muy improbable. Tradicionalmente regidas por los mandatos de la televisión abierta, las grandes masas no conocen y por tanto, tienen pocas alternativas de acceso a apreciar las formas que han desarrollado las artes de la visualidad en las últimas décadas. Los escasos minutos que la televisión destina a informar sobre noticias o eventos culturales, en general apuntan exclusivamente al mundo de la música popular o el cine venido de Norteamérica, en algunos casos propuestas de relevancia creativa y discursiva pero la mayoría de las veces, películas de extrema acción, autoconscientes de su carácter desechable, de mera entretención, distantes del arte, inmersas en la industria. Las películas chilenas, cada vez más valoradas en los festivales internacionales, no permanecen más de dos semanas en la cartelera metropolitana ni menos regional; las películas de autor no figuran en las grandes cadenas de salas de cine. Hace poco, cruzó a nuestro país desde Argentina - donde inauguró una gran exposición - el artista chino (disidente) Ai Wuei Wuei, conocido por su activismo político expresado en medios como las instalaciones y los actos performaticos, probablemente hoy
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en día el artista más “famoso” del mundo. No puedo asegurar que no haya sido anunciada por televisión su conferencia express en la sala cultural CorpArtes, pero sí que no hubo un solo programa o noticiero que lo persiguiese para obtener una entrevista o al menos una declaración suya, algo que constituiría un material fundamental para una potencial agenda de actualidad de las artes visuales. La televisión pública en Chile difunde, en micro espacios o cápsulas audiovisuales, generalmente pagadas, las actividades de los principales museos o salas, así como el quehacer de algunos artistas, músicos, fotógrafos. Es toda la programación cultural existente, emitida en horarios tan inverosímiles como un sábado a las 2 de la madrugada. Hoy el internet ha democratizado radicalmente el acceso a la información de todo tipo, incluida la cultural, pero hasta hace menos de dos décadas era la televisión el medio de mayor masividad para el tráfico de información, siempre sometido a los intereses y énfasis de sus respectivas direcciones editoriales. En los últimos decenios, la cultura en términos generales y las artes visuales en particular, han sido contenidos progresivamente excluidos de la televisión abierta, en parte por ello no se han integrado fácil ni fluidamente a las vidas cotidianas de los cientos y miles de personas que conforman esas grandes masas de público seducido por la pantalla o como se le denominó críticamente ya en los años ’60, “la caja idiota”. 14
Si bien la cultura vive y palpita intensamente en Chile, se produce siempre una escisión, un divorcio entre Cultura y Masividad; los gustos, preferencias y agendas más populares en la sociedad chilena se alejan de las prácticas que definimos como culturales. Lejos del afán moralizante de pretender definir qué es lo que debe o no debe elegir el pueblo dentro de la amplísima gama de la producción simbólica, cabe constatar que si es que existe en Chile esa latente distancia entre cultura y público masivo es, en gran y determinante medida, por desinformación. Nunca sabremos a ciencia cierta del interés o no interés de las grandes masas por la cultura, mientras dicha producción cultural no se dé a conocer, utilizando diferentes vehículos de información. Dado este contexto, el que un evento en Chile, dedicado a las artes visuales, reúna a 14 mil visitas en un plazo de dos meses es un dato alentador. Si eso ocurre en la provincia y no en la sobre congestionada Región Metropolitana, resulta más interesante aún detenerse en las dinámicas que están movilizando a nuestras sociedades, o a la expresión más masiva de ellas. Fueron meses de intensa actividad, y la Semana de Arte Contemporáneo de Antofagasta SACO 2017 concluyó con estas positivas cifras su sexta versión, la que
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tuvo una primera etapa -nacional- realizada simultáneamente en varios espacios culturales de la ciudad, bajo el título de Aluvión visual, y una fase central, en la que artistas latinoamericanos instalaron a lo largo del Muelle Histórico de Antofagasta sus obras inspiradas en la idea, o pie forzado, de AMOR: decadencia y resistencia. Energías regionales SACO se auto define como un proyecto interdiciplinario que vincula a las artes visuales con áreas del conocimiento como la etnografía, la astronomía, la historia, la geología, la sociología, la antropología, la mineralogía, la filosofía y la multiculturalidad. Convergen por tanto, una diversidad de profesionales, no sólo de las artes visuales, en una agenda de actividades que incluye exposiciones, como también paneles, conferencias en establecimientos educacionales, visitas guiadas, residencias de creación artística y acciones en el territorio. En la trama de SACO está, consiguientemente, incorporada la intención informativa y educativa que le es negada por otros medios a la disciplina de las artes visuales. Profesores de la región, alumnos de liceos municipalizados, estudiantes universitarios que ejercen como mediadores, familiarizan al público con las obras expuestas, motivándolos a la interpretación. Todos ellos son una parte crucial de este sistema, del modus operandi de este encuentro regional que está generando
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un espectador no extraído de la academia ni del reducto intelectual o estilístico, sino de la calle, de los cerros, del liceo, de las faenas mineras; también de las realidades burguesas y acomodadas, de las gerencias, de las distintas profesiones. En definitiva, un público de todas las procedencias, una audiencia plural, masiva. Es entonces cuando se manifiesta la utopía latente que es el motor de SACO, algo que se piensa inalcanzable pero que con la gestión de seis versiones y la gestión de seis versiones y la articulación de un equipo de trabajo sí parece ser posible. En una ciudad sin escuela universitaria de arte y sin salas dedicadas al arte contemporáneo, la manera alternativa que lleva a cabo SACO, ocupando la ciudad, tomando posesión del territorio y sobretodo, convocando a la gente, inspirados en su propia fórmula de “museo sin museo” se convierte en una opción abarcadora y efectiva para achicar aquella brecha cultura-masividad tan persistente en el país. Y el desafío es duro, en una ciudad absorbida y envuelta por la actividad minera, en donde industria, tecnología y prosperidad económica son las directrices, dejando poco espacio a la expresión cultural, al vuelo creativo; viéndose la reflexividad empapada por la praxis. Pero pareciera que esos obstáculos potencian la realización de la Semana de Arte Contemporáneo: es la alambrada que pone el contexto urbano; es también la lejanía de los grandes centros de producción (y mayor promoción) cultural; es la provincia y su particularidad lo que hace al evento persistir y fortalecerse, ganando nuevas y más audiencias. 17
El caso puede enmarcarse, a su vez, en una sincronía energética con otros proyectos regionales en el campo de las artes. Las ciudades de Chile comparten atributos y carencias, todas son afectadas de una u otra forma por el excesivo centralismo institucional, económico y cultural del Estado. Pero esa misma atención y beneficios focalizados en la metrópolis las libera en parte, generando un quehacer artístico menos competitivo y más colaborativo, menos ansioso por circulación y más reflexivo, menos calculado y más espontáneo. Así mismo, es su posición en este mapa chileno de la cultura lo que se cuela, inevitablemente, articulación de un equipo de trabajo sí parece ser posible. En una ciudad sin escuela universitaria de arte y sin salas dedicadas al arte contemporáneo, la manera alternativa que lleva a cabo SACO, ocupando la ciudad, tomando posesión del territorio y sobretodo, convocando a la gente, inspirados en su propia fórmula de “museo sin museo” se convierte en una opción abarcadora y efectiva para achicar aquella brecha culturamasividad tan persistente en el país. Y el desafío es duro, en una ciudad absorbida y envuelta por la actividad minera, en donde industria, tecnología y prosperidad económica son las directrices, dejando poco espacio a la expresión cultural, al vuelo creativo; viéndose la reflexividad empapada por la praxis. Pero pareciera que esos obstáculos potencian la realización de la Semana de Arte Contemporáneo: es la alambrada que pone el contexto urbano; es también la lejanía de los grandes centros de producción (y mayor promoción) cultural; es la provincia y su 18
particularidad lo que hace al evento persistir y fortalecerse, ganando nuevas y más audiencias. El caso puede enmarcarse, a su vez, en una sincronía energética con otros proyectos regionales en el campo de las artes. Las ciudades de Chile comparten atributos y carencias, todas son afectadas de una u otra forma por el excesivo centralismo institucional, económico y cultural del Estado. Pero esa misma atención y beneficios focalizados en la metrópolis las libera en parte, generando un quehacer artístico menos competitivo y más colaborativo, menos ansioso por circulación y más reflexivo, menos calculado y más espontáneo. Así mismo, es su posición en este mapa chileno de la cultura lo que se cuela, inevitablemente, en sus temas y formas de hacer creativo; es el territorio, es su situación, es la comunidad local lo que se encarna en las obras, por ejemplo, de la convocatoria Ven a mi casa, destinada a los artistas de la urbe, con nueve propuestas que, en la tradicional sala del Centro Cultural Estación Antofagasta, formularon en conjunto y sin proponérselo, un grito de alarma respecto a los desajustes, injusticias, excesos que están ocurriendo hoy en una de las ciudades más prósperas -y de hecho la que ostenta el costo de vida más alto- de Chile y uno de los más elevados de América Latina. El territorio con sus historias traumáticas, ese paisaje que casi nos habla también estuvo presente, elocuente, en la exposición Efecto perimetral de cuatro artistas mujeres residentes en el norte chileno. Sabemos que el arte desplazó hace siglos el ideal de la representación, sin embargo en la actualidad está más que nunca orientado a un realismo, ya no mimético sino más bien revelador y, ojalá, transformador: “El arte reflexiona en nuestros tiempos sobre las formas de habitar el mundo que hay; explora sus vacíos, exclusiones, contradicciones, a diferencia de las vanguardias que nos invitaban a la conformación de nuevos mundos. El arte ya no tendrá entre sus fines invitarnos a vivir -aunque sea en la fulguración de una mirada- en otros mundos imaginados, sino en promover formas de la alteridad en este mundo en que vivimos. Un intento probablemente no separable o distinguible de un ejercicio de resistencia frente a la actual colonización económica de la comunicación y de la experiencia de vida que domina nuestro tiempo” (Juan Martín Prada, Otro tiempo para el arte. Cuestiones y comentarios sobre el arte actual, 2012, Valencia, Sendema Editorial). Ejercicios de resistencia quizás. La palabra está siendo progresivamente acuñada en territorios de la visualidad contemporánea, y lo fue también en el sugestivo llamado a concurso de proyectos del Colectivo SE VENDE a los artistas de Latinoamérica. AMOR: decadencia y resistencia fue la primera convocatoria abierta que realiza SACO, que hasta la versión anterior confeccionaba su diagrama curatorial con invitaciones a artistas. Superando todas las expectativas, la respuesta contundente en cifras no se hizo esperar y, al final del proceso, el jurado seleccionó dos 19
propuestas chilenas (Paz Castañeda y Nicholas Jackson), dos de Venezuela (Ana Mosquera y Oscar Pabón), una del Perú (Adriana Ciudad), una de Argentina (Lucía Warck-Meister) y una de Uruguay (Fernando Foglino). Alrededor de diez días estuvieron todos ellos preparando sus montajes, conviviendo y compartiendo sus experiencias en el Instituto Superior Latinoamericano de Arte ISLA. La residencia es uno de los aspectos imprescindibles de SACO; como dice el escritor y crítico rumano Mircea Cartarescu: “Dentro de cada momento siempre hay la posibilidad de mil otros”, y fue esta instancia compartida y colaborativa, la presentación que cada artista hizo a los demás de su proyecto visual y los elementos claves de su trabajo, las conversaciones, los problemas técnicos, los cambios de planes, los imprevistos y hasta las risas, lo que terminó constituyendo –de esa y no de otra manera– la gran exposición central de SACO en el Muelle Histórico de Antofagasta. Se hablará en esta publicación, detallada y analíticamente, de cada obra, lo que vuelve más pertinente en este espacio escritural relevar la presencia regional -ahora en el sentido macro, continental- en el antiguo muelle salitrero, enclavado en el corazón del Norte Grande chileno. E insistimos aquí en la utopía o en la proyección posible de un arte latinoamericano, o un discurso latinoamericano a través de las artes. La teórica argentina Andrea Giunta recalcó que “La nueva historia del arte desde América Latina se centra en nociones y conceptos que 20
elaboran los artistas y los críticos en sus situaciones creativas específicas” (Andrea Giunta, ¿Cuando empieza el arte contemporáneo? Fundación arteBA, 2014). ¿Por qué no pensar, entonces, en explorar esa autonomía latinoamericana desde las artes? Sin son los artistas los llamados a revelarnos las fricciones de nuestra realidad que evitamos ver, utilicemos un tipo de instancia como SACO6, sus creadores, sus obras, sus espacios, para pensar América Latina y su realidad cultural desde un nuevo lugar, no desde el constructo que ya conocemos, asignado por la colonización que nos nombra y nos define. “Los artistas son cazadores de imágenes. Atrapan distintos mundos en el espacio de la obra”, escribe Andrea Giunta. Y en efecto, cada artista en SACO6 enunció problemáticas del amor en sus más diversas manifestaciones, desde lo carnal hasta lo trascendental. Hicieron uso del espacio, algunos comunicando desde la estructura y la materialidad misma del viejo muelle; otros desde su contexto urbano inmediato; otros desde su historia: “la inscripción de la contemporaneidad está continuamente enfrentada a lo irresuelto de la historia. El pasado se abre al presente”, dice también Andrea Giunta. Y ese trance al pasado se manifestó claramente cuando, de camino a Quillagua, el lugar más seco del mundo y un destino ya clásico en cada versión de SACO, los artistas y todo el equipo hicimos una breve parada en Chacabuco, la otrora oficina salitrera. Un lugar abandonado, con las huellas de un auge económico perdido en el tiempo. Chacabuco nos develó también los amargos rastros de su ocupación como campo de concentración durante la dictadura militar chilena. Allí resonaban internamente las voces de la emblemática obra de Luis Advis, La cantata de Santa María de Iquique, relatando la matanza perpetrada en 1907 a más de mil obreros chilenos: “Si contemplan la pampa y sus rincones, verán las sequedades del silencio, el suelo sin milagro y oficinas vacías, como el último desierto. Y si observan la pampa y la imaginan en tiempos de la industria del salitre, verán a la mujer y al fogón mustio, al obrero sin cara, al niño triste. También verán la choza mortecina, la vela que alumbraba su carencia, algunas calaminas por paredes y por lecho, los sacos y la tierra. También verán castigos humillantes, un cepo en que fijaban al obrero por días y por días contra el sol, no importa si al final se iba muriendo. La culpa del obrero, muchas veces, era el dolor altivo que mostraba; rebelión impotente ¡una insolencia! la ley del patrón rico es ley sagrada. También verán el pago que les daban, dinero no veían, sólo fichas: una por cada día trabajado y aquella era cambiada por comida. Cuidado con comprar en otras partes! De ninguna manera se podía, aunque las cosas fuesen más baratas. Lo había prohibido la Oficina. El poder comprador de aquella ficha había ido bajando con el tiempo, pero el mismo jornal seguían pagando. Ni por nada del mundo un aumento. Si contemplan la pampa y sus rincones verán las sequedades del silencio. Y si observan la pampa como fuera, sentirán, destrozados, los lamentos”. 21
La historia irresuelta se abre al presente. Lo sentimos en estos invaluables recorridos de SACO6, en Quillagua y su Valle de los Meteoritos, en los geoglifos de Chug Chug, en el abandonado Tranque Sloman, primera central hidroeléctrica de Chile, en pleno desierto. El arte nos llevó a este encuentro y nos mostró a gente sencilla que pone realmente en práctica aquello de la Resistencia, subsistiendo con sus trabajos en una zona de enorme valor cultural y geográfico entregada a la más absoluta desprotección por parte del Estado y la explotación histórica y actual de sus recursos por parte de la industria minera. La historia nos llama la atención nuevamente por estos días, en el otro extremo del país, con un grupo de compatriotas -nuestra gente originaria, la gente de la tierra- resistiendo con sus vidas. Actualmente, en el mundo entero, se realizan cada mes 200 eventos dedicados al arte contemporáneo, entre festivales, subastas, ferias, seminarios, etc. Cada dos años, las bienales de arte suman un centenar en distintas ciudades de los cinco continentes. Éstas son verdaderas vitrinas internacionales para los artistas, donde confluyen además prestigiosos curadores, críticos y otros profesionales estratégicos en las artes de la visualidad, para discutir y expandir formas de experimentación, libertad creativa y promoción del pensamiento crítico. Las bienales se caracterizan por ser encuentros independientes, sin fines lucrativos, y de carácter pluralista, donde fluye la discusión y la reflexión en torno a las potencialidades de las artes como transformadoras de la realidad. En un mediano plazo, SACO espera convertirse en la bienal de Chile ¿o más bien de Antofagasta? Se sabe que este tipo de encuentros son fuente de atracción turística y de ingresos para las ciudades y las comunidades donde se desarrollan. Utopía o no, es de esperar que esa bienal o encuentro que se realice a futuro, siga propiciando reflexión y acción con sentido en el territorio de Antofagasta, Chile. Elisa Cárdenas Periodista cultural
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La cultura como capital social Agradecemos la invitación a presentar, en conjunto con sus creadores y organizadores, la sexta versión de la Semana de Arte Contemporáneo de Antofagasta. Cuando iniciamos esta alianza hace cuatro años, existían muy pocas iniciativas vinculadas con el arte contemporáneo en la región, y si las había, estas se encontraban aisladas entre sí y con muy pocos lugares para visibilizar su quehacer. Esta realidad, junto a la necesidad de abrir espacios de diálogo y reflexión en torno a los profundos procesos de transformación y cambios culturales que se estaban viviendo en la región, nos impulsó a sumarnos a esta propuesta innovadora y vanguardista. En SACO convergen lenguajes y manifestaciones artísticas que buscan provocarnos y obligarnos a mirar, reconocer y entender realidades de las que tenemos que hacernos cargo como sociedad y que no podemos ignorar. La inmigración, la diversidad, la inclusión, la identidad más allá de los límites geográficos, son algunos de los temas en los que hemos podido profundizar en sus diferentes versiones. Nuestra alianza con este proyecto se enmarca dentro de una larga trayectoria de trabajo con el mundo de la cultura y al que nos hemos optado como un ámbito de diálogo legítimo y necesario entre la minería y su entorno. Desde hace aproximadamente 20 años, a través de diferentes actividades permanentes, contribuimos a promover el acceso, la participación y la difusión de bienes culturales de alta calidad en sectores amplios de la población de todo el país, con énfasis en la Región de Antofagasta. El Programa de Cultura de Minera Escondida / BHP nos ha permitido establecer alianzas y desarrollar iniciativas exitosas con distintos actores del mundo de las artes, la literatura y el patrimonio, complementando así las políticas públicas en este ámbito. Esta labor nos ha posicionado como la empresa privada líder en el apoyo al desarrollo cultural del país. Nuestro aporte en este ámbito se fundamenta en la convicción de que por medio de la cultura estamos realizando un aporte concreto al fortalecimiento del capital social, la generación de capacidades, el mejoramiento de la calidad de vida y la descentralización cultural de Chile. Gracias al esfuerzo de autogestión del Colectivo SE VENDE Plataforma Móvil de Arte Contemporáneo, y el aporte público y privado, SACO se ha convertido en uno de los encuentros de arte contemporáneo más importante del país, generando alianzas de colaboración con exponentes del mundo de la cultura. 26
Nos sentimos muy orgullosos de ser parte de este proyecto y participar de su crecimiento y consolidaciรณn. Los invitamos a encontrarnos en una prรณxima versiรณn, la que sin duda volverรก a cautivarnos y sorprendernos. Patricio Vilaplana Vicepresidente de Asuntos Corporativos Minera Escondida, operada por BHP
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Territorialidades, convergencias y desobediencia Pensar en amor, es hoy un acto de resistencia en medio de la decadencia. Si el arte contemporáneo es la respuesta que debe por auto compromiso interpelarnos, asumir esta posición desde lo grácil del muelle de Antofagasta se convierte en una obstinación que permite que año a año desde hace seis, desde esa obstinada perseverancia de la autogestión, se pueda desde la II Región de Chile, entre el desierto y el mar, con todo lo que ello reúne en términos simbólicos, geográficos, económicos y políticos, reflexionar y encontrarnos desde la tarea fundamental del arte, la creación y la crítica. Este año, SACO además consideró extenderse en varias exposiciones en otros puntos de la ciudad, generando un recorrido, y por tanto, ampliando el acontecimiento del arte. Si bien las obras de cada artista, o de cada práctica curatorial, son una propuesta teórico-estética, que cada año tendrá sus aciertos y desaciertos, todo ello transita desde la subjetividad que es justamente el valor que contiene la experiencia que se encuentra a disposición abierta, tanto para el encuentro de artistas, curadores y gestores, como para los diversos públicos que circulan. Lo interesante es que esta experiencia vaya solidificando la posibilidad de otra mirada respecto de la manera de entender el mundo, y es justamente allí donde radica la propuesta de SACO, como un espacio temporal, geográfico y estético que nos abre a la reflexión temática de acuerdo a conceptos atingentes a nuestra contemporaneidad. “Te ofrezco el centro de mí mismo que salvé de algún modo – el corazón central que no utiliza palabras, no trafica con sueños y está intocado por el tiempo, por la desdicha, por las adversidades”, dice Jorge Luis Borges, quien refleja con gran profundidad la naturaleza del amor, que es en sí mismo un acto de resistencia, de resistencia hacia el Yo en primera medida. El interés de este planteamiento está en la fortaleza que adquiere una instancia que a partir de una voluntad se ha ido sosteniendo e instalando como una acción relevante para la escena nacional. La autogestión radica en la porfía y el instinto que se arraiga a la posibilidad de que existe algo que se puede cambiar; hay un punto de inflexión, de entrega, de sacrificio y se convierte en un estilo de vida, que se ofrece -tal como Borges- como una ofrenda en la decadencia de un mundo trastocado, violentado, capitalizado. Como resisten obras que instaladas en un muelle hablan de amor. La Semana de Arte Contemporáneo pasa a ser entonces más allá de un evento que se pone en escena una vez al año, mucho más que obras que dialogan frente a una temática, es una acción de resistencia que nos convoca a reflexionar desde diversas miradas sobre la cuestión del arte, en territorialidades, en convergencias y también en desobediencia a lo establecido, a lo viable. SACO es una oportunidad 30
de cuestionamiento que a pesar del histórico abandono de políticas culturales en el que se sume la región, emerge e irrumpe para quedarse. Varinia Brodsky Coordinadora Área de Artes Visuales Consejo Nacional de la Cultura y las Artes
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ARTE COMO EL SENTIMENTO MÁS ELEVADO
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Obras que cobran vida propia Convocados bajo el desafiante título AMOR: decadencia y resistencia, los siete artistas seleccionados de la convocatoria SACO 2017, llegaron desde sus respectivos países a la residencia ISLA, a pasos del borde costero de Antofagasta. Compartieron alrededor de dos semanas de una camaradería que se hizo entrañable para todos. Las conversaciones, los almuerzos, las presentaciones de sus propuestas visuales y hasta los imprevistos que retasaron o conflictuaron sus respectivos montajes en el Muelle Histórico, fueron elementos que hoy ellos atesoran y que resumen un “tras bambalinas” determinante en lo que resultó ser esta nueva y exitosa edición de la Semana de Arte Contemporáneo. Los nombres de Paz Castañeda (Chile) Adriana Ciudad (Perú), Fernando Foglino (Uruguay), Nicholas Jackson (Chile), Ana Mosquera (Venezuela), Oscar Pabón (Venezuela) y Lucia Warck-Meister (Argentina) quedarán resonando en los nuevos públicos que germinan en la ciudad de Antofagasta. Sus obras involucraron de una u otra forma a la gente y al paisaje local, a veces produciendo devenires insospechados, como fue el caso de Oscar Pabón, único artista que no estuvo presente en el encuentro, pero quién supervisó vía medios digitales cada etapa de su montaje a los encargados para tal efecto, jóvenes inmigrantes venezolanos, es decir sus compatriotas. Esta acción que encarna la solidaridad entre venezolanos en uno de los periodos más crudos de su historia, se hizo parte de la obra misma, originalmente abocada al tema del despecho amoroso, y posteriormente representativa también del amor territorial herido de la diáspora venezolana. El día 17 de agosto, AMOR: decadencia y resistencia, la principal exposición de SACO6, fue inaugurada por sus organizadores del Colectivo SE VENDE y las autoridades que han incidido en la continuidad y éxito de este emprendimiento artístico. Abiertas las puertas del Muelle Histórico de Antofagasta, el público local comenzó a conectar con temas tan contingentes como el planteado por Ana Mosquera, que daba la bienvenida al recorrido. La joven artista venezolana residente en Perú se encontraba, antes de SACO, sumergida en una investigación sobre las aplicaciones que hoy nos permiten localizar, desde nuestros teléfonos, a gente para concertar una cita sexual o amistosa. Utilizando simplemente la tecnología del GPS, Ana Mosquera propuso en una serie de lienzos una posible cartografía de momentos y lugares específicos de la ciudad de Antofagasta, configurando una nueva idea de comunidad a partir de Gindr, una app utilizada esencialmente por el mundo gay. A partir de esta obra, que también abría la posibilidad al público de completar la información o “husmear” más allá utilizando el código QR, Ana Mosquera dio en el clavo al apuntar a transformaciones que están revolucionando a nuestras sociedades, modificando nuestra concepción de relaciones y afectos y que, por cierto, tienen algo que decir también sobre la estructura simbólica de las urbes en la actualidad. La siguió en el recorrido, la artista peruano-germana Adriana Ciudad, quién cumplió en SACO uno de sus grandes sueños: construir su propio picó, un enorme 35
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parlante que se utiliza habitualmente en zonas de El Caribe como una forma de recreación carnavalesca en la vía pública. Ana Ciudad hizo converger en esta obra-espectáculo varias de sus preocupaciones, como dejar en evidencia las líricas misóginas del reguetón, uno de los estilos musicales más populares hoy en Latinoamérica y el mundo, que fueron emitidas como parte de la programación de esté picó, con mensajes como “Azotarte-Dominarte-Ponte salvaje-A ella le fascina que en la cama la machuque con el bate-Le pego contra la pared y le digo que la voy a mandar a intensivo-Quiero una mujer bien bonita, callada que no diga nada”, frases que bien podrían diseñar un slogan invertido de la transversal campaña Ni una menos, para generar consciencia contra la violencia de género. Podría acaso la artista, haber integrado en esta pieza datos y cifras concretas de femicidios en nuestros países, complementando irónicamente el jolgorio reguetonero. Estos ritmos fuertes e invasivos, se entremezclaban con la voz de un locutor caribeño y con los sonidos de la naturaleza, como una suerte de nostalgia de aquel “ruido ambiente” propio y territorial que ya hemos dejado de oír. En esta, su primera obra en el espacio público, Adriana Ciudad expone el ruido como otra forma de comprender el espacio, algo que a ella la desconcertó a su regreso al continente, luego de residir una década en Alemania, donde la contaminación acústica parece mucho más normada. La resistencia en las relaciones amorosas, de todo tipo, fue la metáfora del chileno Nicholas Jackson, quién vivenció un preámbulo de obra aleatorio y performático al acudir personalmente a buscar a la caleta Coloso las rocas que instalaría sobre las bandejas de unos estantes de metal, emplazados en mitad del muelle. El montaje generó belleza en la combinación de lo industrial del mueble y la rusticidad de la roca, exponiendo el contrapeso que ¿quién sabe? terminará por echar abajo la instalación. Una alusión conectada a su profesión original de ingeniero quizás, pero sobre todo al agudo interés de Nicholas Jackson por los temas filosóficos. La obra es elocuente en la representación de las fricciones, la incertidumbre y el desafío que conllevan las decisiones radicales en la vida, como lo es el amor, como lo es también la opción por la carrera artística. Temas que dan vueltas en toda su obra, indisolublemente vinculada a su propia vida. Frente al material pesado de Jackson, se posó la intervención más liviana y evanescente de Paz Castañeda, con un trabajo sutil y de frágil materialidad que debió sortear las inclemencias del clima costero. Por días y días, la artista exploró soluciones posibles a su propuesta, inspirada en textos de Roland Barthes y motivada por la dicotomía que se da en el muelle, que tiene de un lado a los pescadores artesanales y del otro al Club de Yates de Antofagasta. Para ambos escribió en signos náuticos textos del libro Fragmentos de un discurso amoroso, en unas banderas que debieron ser amarradas a las vigas del muelle por buzos profesionales, añadiendo también esa insospechada condición performática integrada a la obra y sorprendiendo a la propia artista, acostumbrada a un trabajo solitario de taller, quién se sintió una espectadora más, frente a un despliegue casi cinematográfico para el óptimo emplazamiento de su obra. El trabajo de Castañeda debía estar en contacto directo con el mar, sin estar totalmente a la 37
deriva; expresa precisamente esos vaivenes de las relaciones afectivas o amorosas, a ratos en plena vigencia, y a la vez en permanente riesgo de disolución, figura muy bien expresada a través del movimiento del agua. Con el paso de los días las marejadas hicieron lo suyo; las obras terminan cobrando vida propia. El trabajo del venezolano Oscar Pabón refiere, en su materialidad, a las construcciones mínimas que pueblan los cerros de Antofagasta o las favelas de Caracas. Varias estructuras de cartón conformaron una especie de laberinto desde donde se oían las voces de los anónimos entrevistados de Pabón en torno a sus quiebres y traumas amorosos, expresados en canciones románticas de la cultura pop. A estos relatos de despecho se sumaron otros de venezolanos en el exilio, expresando sus sentimientos frente a la lejana y entrañable patria. Más allá, se instaló el trabajo quizás más cabalmente site specific, correspondiente a la argentina Lucía Warck-Meister, quién utilizó los tablones del propio muelle para hacer emerger un camino de ¿flores? ¿sangre? hecho de seda de un rojo intenso. La intervención de alto valor poético buscó representar aquello que aflora y se esconde; los sentimientos que a veces nos desbordan; las pasiones que se apoderan de nuestras voluntades; los conflictivos conductos del amor, inmiscuyéndose desde la estructura del muelle, un lugar que Warck-Meister concibe como de partida y regreso, de despedida y bienvenida. La estrategia de esta artista, quién ya había abordado vastamente el tema del amor en proyectos anteriores, resulta de una notable eficacia en su capacidad de síntesis. Rematando esta reflexión visual latinoamericana sobre el amor, la monumental obra de Fernando Foglino alumbró y cobijó el final del muelle, con una suerte de pirámide hecha de mantas térmicas plateadas y doradas. El artista quiso construir un punto referencial que se viera desde lejos y estableciera un diálogo con las diferentes luminosidades de la ciudad, encandilando la visión en ciertas horas del día. Este faro, capilla o refugio nació de un pensamiento que Foglino le dedica a los obreros del salitre, quienes entregaron su vigor y sacrificio bajo un sol castigador y a quienes el artista uruguayo les quiso restituir, en forma simbólica, el amor y la ternura que les fue negada por el condicionamiento laboral. Tras esta destacable manifestación de arte público está el interesante proceso de obra de Foglino, arquitecto y poeta -con cuatro libros publicados- quién por medio de las letras articuló su interiorización de la, hasta entonces, desconocida ciudad Antofagasta, su actualidad y su historia. Leyendo a Andrés Sabella y otras literaturas en torno al desierto y a ese territorio en particular, el artista construyó mentalmente su imaginario de la ciudad que lo instaba a reflexionar sobre las formas del amor. SACO6 fue una posible lectura panorámica del arte latinoamericano hoy, y fue sobre todo la expresión del aspecto vívido que aún define al arte contemporáneo, con contextos que impulsan, desvían, transforman los proyectos; con ese ingrediente de las aristas impensadas, inestimables que hacen aparecer y revelar significados. Elisa Cárdenas 38
ANA MOSQUERA (1983, Caracas, Venezuela) Estudia Fotografía y Media Arts en la University College of Arts, (2005) Kent/ Reino Unido y es nominada ese mismo año a las becas Ian Parry, por su trabajo documental sobre el sincretismo religioso en Venezuela. En 2009 ingresó a la escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, graduándose en 2015. Durante el curso de sus estudios participó en el concurso internacional Archiworld Academy, donde ganó una mención por su proyecto Granjas de Agua, una propuesta de espacio público para zonas en riesgo de deslizamiento por lluvias. En 2016 obtuvo el Primer Premio Nacional del 12° Salón de Jóvenes Artistas del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, con su obra Usted siempre está en control de su experiencia, que explora la vulnerabilidad de los usuarios en la red social Tinder. Ese mismo año participó en el 19° Salón de Jóvenes con FIA, donde la Fundación Cisneros le otorgó una beca para una residencia de artista en PIVO (Sao Paulo). Ha participado en distintas exposiciones colectivas, como Moving Light, Candid Arts Trust Gallery, Londres (2005); Ian Parry Scholardship, Tom Blau Gallery, Londres (2005); Puro Espacio, Centro de Arte Los Galpones, Caracas (2013); Cotidianidad Sublime, Museo Alejandro Otero, Caracas (2015); III Salón nacional de proyectos fotográficos, Espacio GAF, Museo de Arte Contemporáneo de Mérida (2015) y Galería de Arte Nacional, Caracas (2016). www.anamosquera.com.ve 39
Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. La curaduría planteaba la pregunta de si los afectos están en crisis y esto me interesaba profundamente, específicamente de cómo esa crisis parece ir de la mano con la transformación de nuestras relaciones con otras personas en un mundo cada vez más dominado por la imagen y la inmediatez. Las nuevas tecnologías han transformado profundamente el cómo de las cosas, pero quizás no han cambiado enteramente el por qué. Creo que las personas aún van al encuentro de otras como consecuencia de atracciones involuntarias, aquello que Octavio Paz denominó magnetismo secreto, solo que ahora lo hacemos en territorios mucho más distendidos, más globales y quizás eso nos va dejando un extraño sabor a soledad en la boca. La mayoría de las personas con las que conversé sobre las piezas de Tinder y Grindr daban cuenta en general de la misma sensación de excitación al saberse atractivos ante tantas personas, seguido de una imposibilidad de comprometerse totalmente con nadie cuando estaban abiertas aún tantas posibilidades. Quizás tener una fantasía por docenas disminuya su valor final y nos conduzca a la trampa de convertir los afectos en mercancía. Visitar Chile, Antofagasta y participar en SACO fue una locura de las buenas, de esas que te modifican y quieres recordarlas toda la vida. Para mi, que aún me siento un poco verde en esto de exponer fue un tremendo maremagnum de emociones, una alegría enorme ver el proyecto salir del dibujo y convertirse en realidad, gracias al apoyo de todo el equipo que está tras de SACO, siempre con una solución para todo, incluso antes de comenzar a imaginar el problema. Me traigo a casa mucho afecto, el gusto de haber conocido a tantas personas increíbles, un saco de risas y las memorias de un desierto que me ha llenado de ideas la cabeza. Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? Mi punto de partida siempre ha sido la ciudad, las dinámicas que en ella se suceden y cómo visualizarlas; al amor he llegado tangencialmente, como un agente que actúa en un lugar. Hace algunos años, durante un almuerzo una mujer me comentaba sobre las ventajas de utilizar aplicaciones geosociales como Tinder para encontrar pareja. Según ella, resultaba más fácil hacerse más atractiva a través de una imagen de perfil y la aplicación permitía escanear grandes volúmenes de individuos y descartar rápidamente aquellos que no llenaban sus expectativas. Para ello esta mujer tenía un método: abrir la aplicación sólo en ciertas zonas de la ciudad, zonas de alto nivel socioeconómico por lo general y jamás desde su casa. Ante mi incredulidad, ella me ayudó a instalar la aplicación en mi teléfono y muy poco tiempo bastó para que aparecieran en mi pantalla mis primeras 20 parejas compatibles, hombres de abdominales definidos, navegando botes, manejando carros del año o disfrutando de alguna playa en El Caribe. Así, el amor se había convertido en una variable numérica geográficamente condicionada, dentro de un proceso eficiente y ordenado. 40
Por algunos meses experimenté con la aplicación, me interesaba la relación entre el espacio geográfico y los tipos de interacción. Sin embargo, rápidamente entendí por qué la mujer me había recomendado no usar la aplicación desde mi casa, pues es relativamente sencillo que las personas con las que has compatibilizado en la red social puedan localizarte. Entonces, el amor se había convertido en una forma de supervisión por recreación. De esta experiencia surgió la pieza Usted siempre está en control de su experiencia, la cual buscaba mostrar la vulnerabilidad de la información que compartimos en redes sociales y su relación con la ciudad. Sin embargo, otras redes sociales, utilizan los mismos recursos de forma diferente, es el caso de la aplicación geosocial Grindr, destinada al público gay y donde los usuarios no temen ser localizados con precisión (la aplicación localiza hasta 0 metros de distancia) pues les permite mapear zonas de mayor actividad social en la ciudad y aumentar el número de interacciones posibles, articulando con ello un mapa digital de su comunidad. Para SACO6 me interesó trabajar una pieza que estudiara la posibilidad de generar la cartografía de un lugar, construida a través de las dinámicas de interacción de los usuarios de Grindr en Antofagasta. De esta manera, quise plantear al Amor convertido en un territorio. Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? Creo haber soñado o leído en alguna parte que el arte está enfermo, quizás por lo que algunos llaman exceso de retórica o por una supuesta falta de destreza técnica, pero este camino de simplificación sólo nos puede conducir a una definición única de arte y quizás no estemos muy interesados en eso. Hace poco iba en bicicleta por la Avenida El Ejército, en Lima, y en una pared alguien había escrito en letras blancas grandes “Arte Contemporáneo 993 863 950”. Por pura curiosidad, escribí al número desde Whatsapp y al otro lado me encontré con Maria Antonieta Zaldívar, una artista peruana interesada en el tema del arte y el mercantilismo. Para ella este grafiti es una manera alternativa de distribución de arte dentro de un contexto mercantilista, una forma de convocar al público a discutir qué es exactamente el arte contemporáneo. Para mi esta obra es un acto de resistencia, en un lugar donde acceder a los espacios culturales es excesivamente complejo y donde demasiadas cosas son exclusivamente por invitación. En Venezuela las condiciones adversas que enfrentan las instituciones culturales, en muchos casos sometidas por el Estado a una ideología política por su condición pública, ha llevado a los artistas a trabajar de forma precaria y poco convencional, desarrollando obra que desafía la adversidad. La verdad creo que hay hoy en día mucho arte en resistencia. Me parece pertinente volver sobre las ideas de George Orwell en su obra 1984, cuando avizora la posibilidad de un Estado que en nombre del amor fiscaliza la lealtad de sus ciudadanos. Es que, por alguna razón, cuando el amor y la política se embriagan nacen el autoritarismo y el populismo. Al menos entiendo que ése ha 41
sido el caso de Venezuela, donde el Estado y sus Instituciones se han transformado en herramientas de culto a un líder, distorsionando la realidad en nombre del amor hasta el delirio; supongo que también Ícaro voló con afán hacia el sol sólo para ver cómo sus alas se despedazaban antes de caer al vacío. ¿Es el arte un acto de amor? Ortega y Gasset definió al amor como una fuerza centrípeta que nos lleva hacia las cosas, un ir fluido y continuo hacia lo amado, sea lo amado la Madre, el Hijo, el Amante, Dios o la Patria. El amor es una fuerza vital que permite la unión de dos en uno, en este sentido es trascendente, pues nos empuja a salir, así sea por un instante, de nosotros mismos y encontrarnos en comunión con el otro. El arte es un acto de creación y todo acto de creación demanda de esa fuerza centrípeta que nos lleva hacia las cosas; toda obra antes de nacer verá muchos obstáculos, sólo el amor puede llevarla a feliz término.
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Adriana Ciudad (1980, Lima, Perú) Mitad alemana y mitad peruana. Nace y vive en Lima hasta los 20 años. A los 21 años partió a Alemania a estudiar en la Universidad de las Artes (UdK) en Berlín, donde residió y trabajó como artista por más de 11 años. Hace 3 años regresó a Sudamérica, estableciéndose en Bogotá (Colombia), para continuar desde allí su labor creativa. Utilizando los lenguajes poéticos y visuales, su obra se orienta a tratar las preocupaciones sociales, políticas y ambientales de América Latina. Esta búsqueda la ha llevado a crear piezas que incitan reacciones viscerales y reflexiones críticas sobre la complejidad del continente. Sus más recientes trabajos han sido exhibidos en la Casa del Lago, Ciudad de México, en Y Gallery, Nueva York y en NC-arte, Bogotá. Entre los reconocimientos que ha obtenido destaca la renombrada beca de proyecto del DAAD (Servicio Académico Alemán de Intercambio) el año 2012 para realizar su propuesta en Los Ángeles. También recibió la Beca de Pintura de la Fundación Dorothea Konwiarz en Berlín, entre los años 2010 y 2011. Ha realizado Programas de Residencia en Commonwealth & Council Gallery en Los Ángeles en 2012, y en 2011 en TUPAC, Centro de Creación Visual en Lima. www.adrianaciudad.com 43
Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. Me pareció que la intención curatorial Amor: decadencia y resistencia resonaba mucho con mi método de trabajo, que se enfoca en la dimensión emocional de temáticas sociales y políticas latinoamericanas. Me atrajo el reto de crear una pieza de espacio público. El contexto desértico de Antofagasta me incentivó a yuxtaponer paisajes sonoros: llevar el trópico más al sur. La experiencia en la residencia de Antofagasta ha sido muy enriquecedora. Por un lado, por la experiencia de la creación y recepción de Las Amazonas ¿amor o carne? y por otro lado el intercambio de ideas, experiencias y la vivencia misma de la residencia con los demás artistas y todo el equipo de SACO fue invaluable: compartir con todos los participantes, confrontarse a la crisis de inmigración y a la minería en Antofagasta, aprender sobre la historia política del desierto de Atacama, experimentar los paisajes monumentales de arena y sol, y presenciar el cielo estrellado de Quillagua, hicieron de esta residencia una experiencia maravillosa e inolvidable. Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? Las Amazonas ¿amor o carne? es una reflexión sobre los paisajes sonoros tropicales. Por un lado muestra el amor hacia la cultura afrocolombiana del picó y por otro, es una propuesta que reflexiona de manera crítica sobre el parlante tropical y como éste se torna en un retrato del paisaje actual. Un parlante es la puerta por donde sale el sonido al exterior y amplifica mundos interiores de deseos y amores. El parlante tropical es el tambor contemporáneo; es la forma de expresión que encuentran los pueblos tropicales para expresarse y estar en comunidad. El picó, por ejemplo, representa un legado cultural de El Caribe Colombiano. La música que se escucha en los picós es primordialmente música africana de los años 60’s y 70’s. El amor por la música sirve casi como un llamado ancestral en las comunidades picoteras, donde la gente se reúne a escuchar y a bailar. El volumen es tan alto que no hay espacio para conversar. Se trata de un encuentro de trance donde la música entra por la tierra y hace vibrar el cuerpo. Los bailes que se han desarrollado alrededor del picó son tan inéditos como su música y se asemejan a bailes ancestrales alrededor del fuego y el tambor. Es así como el parlante y el volumen de su música que retumba en el paisaje tropical, se vuelve parte primordial de su entorno y emana amor. Sin embargo, el parlante tropical no está exento de polémica; aunque es parte de la identidad tropical y contiene, en el caso del picó, un legado cultural importante, desde otro punto de vista, esta práctica tiene elementos controversiales. Por ejemplo, desde una perspectiva occidental, estos parlantes invaden e irrumpen de manera violenta el paisaje y transgreden el espacio personal. Los parlantes tropicales están en toda Sudamérica y la música que predomina actualmente (fuera del contexto picotero) es el reguetón, cuyas canciones, a mi parecer, invaden y trasgreden a la mujer. Sus líricas suelen camuflarse en canciones de amor, pero esconden conceptos que reducen a la mujer a un objeto de carne. 44
Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? Me parece importante centrarse en la resistencia. La resistencia es la capacidad de pensar por uno mismo. Es muy valioso el pensamiento crítico en contextos de sociedades decadentes, donde la falta de educación, la corrupción y la posverdad han llevado al individuo a una especie de somnolencia, donde ya nadie sabe pensar ni discernir por sí mismo. ¿Es el arte un acto de amor? Me cuesta darle una definición precisa a lo que llamamos arte y a lo que llamamos amor. Definir o limitar conceptualmente lo que es el arte o el amor, es negarlo. Para mí el arte está en el acto de hacer, en el acto de crear, en el acto de expresar a través de una mirada propia que se transforma y se redefine ante los ojos de un público.
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Nicholas Jackson (1984, Viña del Mar, Chile) Artista visual y docente. Titulado de Ingeniería en la Universidad Adolfo Ibáñez, Magister en Artes de la Universidad Católica de Chile y Diplomado en Docencia de Educación Superior por la Universidad Andrés Bello. Ha realizado exposiciones en Santiago, Valparaíso y Santa Cruz. Actualmente se desempeña como profesor en la Escuela Camaralúcida, el Instituto Arcos y en el Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello. El año pasado guió proyectos de título en la Facultad de Artes de la UNAB y acompañó la escritura de memorias a los fotógrafos profesionales de Arcos. En 2014 dirigió el proyecto Unco, iniciativa interdisciplinaria que integró el arte contemporáneo en una comuna rural de la sexta región, gracias al apoyo del FNDR. En 2015 participó como artista residente en las galerías Nekoe y Cancha de Santiago, donde lanzó su primer libro financiado por Fondart. Ese mismo año fue seleccionado por el CNCA para participar en una muestra de fotografía contemporánea en el Centro Cultural Palacio La Moneda y en un taller con Alfredo Jaar. El año pasado inauguró muestras individuales en Worm Gallery y Balmaceda Arte Joven de Valparaíso. También participó de talleres y visionados con los curadores Montserrat Rojas, Rodolfo Andaur y Carol Illanes. Recientemente, formó parte de una exposición colectiva en la Sala CCU y realizó una muestra individual en la Galería Tajamar. www.nicholasjackson.cl
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Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. Creo que existen prejuicios sobre temas curatoriales como estos; quizás tocar las afecciones en el arte es visto como algo básico. A veces incluso, representar cualquier tema de manera frontal puede provocar juicios como este. Esto tiene relación con una expectativa de mesura sobre el artista y sus propuestas, algo así como esperar que el artista tenga la capacidad y vocación de abstraerse del peso de la realidad para retirarse a sus reflexiones “elevadas”. Yo no creo en esa visión, me interesa mi vida, la calle, los conflictos que vivo como individuo de esta sociedad; me interesa todo lo que me afecta. Entonces, una propuesta curatorial desde el amor al mismo tiempo me interesa como tema y desafía esta tendencia ascética de ciertos circuitos. Me parece muy interesante volver la vista sobre los temas personales, existenciales, de los cuerpos individuales en tensión social. Sobre la experiencia misma en Antofagasta, estoy profundamente agradecido del equipo SACO y todos los que estuvimos desde ISLA aportando a este increíble proyecto. Siento que me traje de vuelta una vivencia muy intensa, el privilegio de conocer personas brillantes y la experiencia de trabajar en condiciones del más alto nivel. Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? El amor es un encuentro de fuerzas que fricciona, que genera resistencias, desgastes, pero sobre todo la posibilidad de sostén, de cuerpos sosteniéndose, donde hay entrega y apoyo, y la posibilidad de sobrepasarse. Acá el otorgar sustento se plantea como desafío al cálculo que define lo presupuestado. Me interesó mostrar un amor objetual que se presentara de manera honesta, sin trucos o artificialidades y para ello busqué una aproximación metafórica, pero creo alejada de los imaginarios comunes. Pensé cómo sería despojar de clichés la presencia de “cuerpos” resistentes y llegué al planteamiento de estructuras simples, que aludieran directamente a la acción (absurda) de poner piedras en un estante y que al mismo tiempo pudieran desnudar el esfuerzo de esa acción. Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? Pienso que, en general, el arte presenta síntomas decadentes. Con esto me refiero a la tendencia exitista, por una parte, y a la dificultad que reviste proyectar posturas más radicales para exhibirlas. Creo que son varias las realidades que aportan a este conflicto. Quizás la más difícil de combatir es la idea de que el arte debe capitalizar un retorno hoy, en el presente. Esto que menciono se ve inmediatamente evidenciado al momento de observar la fiebre del like presente en las redes sociales. Hoy todo tiene que rendir instantáneamente, todo debe funcionar en el presente y dirigirse para tal tiempo. De alguna manera el imperativo de las industrias por medir y cuantificar el performance de sus activos ha penetrado la conciencia de la mayoría, incluidos por supuesto nosotros, los artistas. Lo decadente, entonces, es la falta de crear cosas porque sí; lo decadente es estar pendiente de lo que pensarán otros o dar forma a la obra esperando que conecte y agrade a una mayoría. Lo que es decadente es el cálculo que llevan a cabo algunos artistas para lograr esos réditos, cosa que justamente diluye la potencia que más me atrae de esta profesión, la 47
posibilidad resistente, ambigua y contradictoria de presentar la propia visión de mundo por medio de imágenes. ¿Es el Arte un acto de Amor? El Arte tiene una relación particular con el amor, una bastante contradictoria. En primer lugar, el tipo de amor que pudiera darse en este campo parece asimétrico, en el sentido que el amor, en relación con los cuerpos o la carne -por ejemplo- no emergería, pues en el arte no hay dos individuos que se entreguen recíprocamente, entonces como artista no es posible sentir ese otro cuerpo. Sin embargo, sería posible una entrega sintonizada con el amor si se lleva a cabo desde un intento de trascendencia. Proponer un amor así, trascendente, sería indicar algo ingenuo: se vuelve honesto, porque sí; no sabe muy bien cómo, pues se reconoce contradictorio; tampoco entiende hacia dónde va. Más bien busca encontrar las condiciones para evidenciarse. Intenta, y casi nunca resulta. En este sentido y desde mi punto de vista, el arte deviene acto de amor mientras la trascendencia se dé de esa manera desinteresada y hasta “tonta”. El amor no se calcula, por lo que un arte no calculado creo podría convertirse en acto de amor, no hacia otro cuerpo individual, sino hacia el cuerpo de la cultura, de la sociedad presente, al de la historia del arte y solo desde ese lugar intuitivo, desinteresado y arrojado, construir una comunidad, un pueblo a lo mejor no presente. No una comunidad hoy, sino como dice Deleuze, un pueblo aun por venir.
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Paz Castañeda (1965, Lota, Chile) Licenciada en Bellas Artes de la Universidad Arcis (Santiago), con estudios de Periodismo en la Universidad de Chile (Santiago), actualmente vive y trabaja en Viña del Mar. Durante su formación universitaria, trabajó como ayudante de los artistas Alicia Villarreal y Enrique Matthey (en las cátedras de Dibujo y Pintura, respectivamente). Se ha desempeñado como docente en la Universidad Arcis, Universidad Católica, UNIACC, UVM y en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar. Ha expuesto en forma individual en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, Sala de la Universidad de Concepción, Centro de Extensión UC y Sala Gasco. Ha participado en exposiciones colectivas en el Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia, Galería Isabel Aninat, Galería Cecilia Palma, Centro Cultural Palacio La Moneda, Museo Histórico Nacional, Factoría Santa Rosa, Centex y salas de exposición en Lima, Mendoza y Santa Fe (USA), entre otras. Ha recibido el financiamiento de Fondart en cuatro oportunidades, una de ellas respaldando su exposición individual en Sala Gasco el año 2014. En noviembre de 2015 participó en la exposición internacional De madonna a Madonna. [De]construcciones de lo femenino en la sociedad contemporánea, curada por Paco Barragán en Matucana 100. El 2016 participó en diversas exposiciones colectivas y fue seleccionada para el Fondart 2017 con su proyecto Nuevas ruinas, a exponerse en Santiago, Valparaíso y Concepción durante el año 2018.
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Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. Me atrajo el desafío de hacer una intervención en un lugar histórico que además implicara trabajar la obra in situ. Ya en el territorio de trabajo, me impresionó la voluntad de poner todo el ánimo y el financiamiento para que las instalaciones resultaran y quedaran igual o mejor que lo planteado en los proyectos. SACO fue una experiencia tremenda a todo nivel, porque pude conocer a otros artistas y sorprenderme con otras maneras de hacer las cosas y con una seriedad para trabajar que no se da tan habitualmente. Me sentí motivada por estar constantemente conversando con mis pares, me di cuenta de que mis neuronas se estaban despercudiendo y haciendo conexiones nuevas o resucitando otras que se habían dormido a causa de mi voluntario aislamiento. Con todos ellos pude compartir no sólo ideas, sino también el sentido del humor, que es de lo más importante para mí, en unos días memorables también a nivel humano, porque uno ve cómo otras personas, que no son artistas, echan a andar un mecanismo enorme para que lo que uno tiene en su cabeza funcione en la realidad, entregando generosidad y compañerismo. Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? Es un proceso vivo, que se mueve permanentemente entre la vigencia y la decadencia y que pone a los sujetos del amor ante la posibilidad de rescatar o dejar ir. Siempre he trabajado mucho con las citas, desarrolladas de manera gráfica o pictórica. Reelaborar a través de la cita me permite siempre una mirada nueva, porque incorpora indirectamente a un interlocutor (el autor citado) con quien se dialoga a través de la nueva obra que uno produce. En este caso, hice una doble cita al trabajar con los textos de Roland Barthes (extraídos del libro Fragmentos de un discurso amoroso) y con un código de señales náuticas que me permitió hacer la traducción de la palabra a la imagen. En ese sentido, la entrada que busco está en armar una sintaxis nueva, con un discurso que no me pertenece y en un lenguaje que no me pertenece. Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? En mi caso, por dedicarme principalmente a la pintura mimética o realista, estoy en constante resistencia y decadencia de manera simultánea. Este tipo de pintura se recibe en Chile con bastante resistencia en los circuitos de arte contemporáneo, por ser considerada decadente. Y, por otro lado, mi manera de resistir es insistir en la pintura como lenguaje. Actualmente me encuentro trabajando con temas como los paisajes en ruinas, que constituyen una metáfora de la decadencia que se le atribuye a la pintura. En términos generales, creo que el arte contemporáneo está obligado a vivir en esa misma tensión de resistir y decaer. Se producen obras desde la resistencia a los criterios convencionales para explorar nuevas articulaciones de sentido, pero finalmente esas formas de creación terminan siendo absorbidas e institucionalizadas como maneras correctas de hacer arte contemporáneo, lo que implicaría su decadencia como creación alternativa. 50
¿Es el arte un acto de amor? Creo que el arte y el amor están relacionados por la pulsión que los origina, por el sentido urgente que en algún momento adquieren ambos, por el deseo de hacer real algo que antes no existía. Y también por el acto de fe que se hace al adentrarse en ellos: uno apuesta a que eso puede resultar, aun sin saber cómo y arriesgándose a las enormes posibilidades de fracasar. Además, en ambas cosas está la certeza de que hay una intensidad que se diluye en el tiempo, en que el deseo va desgastándose por el roce constante con la realidad. El sinsentido que une a ambos (amor y arte) es que sigamos poniéndonos en riesgo, pese a esa certidumbre.
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Oscar Pabón (1984, San Juan de Colón, Venezuela) Es arquitecto y artista visual. Su trabajo combina intereses en filosofía, historia del arte y el espacio público. Cursó estudios de Arquitectura entre los años 2003 y 2008 en U.N.E.T., Venezuela. De 2006 a 2011 estudió en el Taller de Arte Contemporáneo (T.A.C.) y actualmente, en el Master of Urban Design: Art, City, Society en la Universidad de Barcelona (UB), España. Sus investigaciones pretenden estructurar desde el arte contemporáneo una plataforma de estudio en torno a la arquitectura y la conformación del espacio público. Pabón traduce su preocupación por el detalle a gran escala, desarrollando diseños para espacios públicos a través de la sincronización de lo funcional con lo ornamental. Ha expuesto diversas muestras individuales. En el año 2004 Synthesis I y II, en 2005 Sensibilidad geométrica en Art Gallery Demetrio Silva, Cojedes, Venezuela. En el año 2016 presentó Double crochet project room, en WOW Amsterdam, Holanda y Representation of a piano, en el MAC Quinta Normal de Santiago, Chile. Actualmente vive y trabaja en Barcelona, España. www.oscarabraham.blogspot.com
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Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. Me atrajo mucho el carácter público del proyecto en relación a la dimensión privada de la idea de amor. El amor en este caso como sentimiento entre individuos, como acto privado que puede tener una materialización en el espacio público, más allá de una pintura o grafiti en las calles de la ciudad. Me interesó también resolver cuál sería la forma que puede tener el desamor, eso fue algo que me hizo tirar para adelante con el proyecto. Por eso en el proceso conceptual de la propuesta, lo inicio con el rombo que se encuentra en el grabado de Albrecht Dürer Melencolia I, que representa un estado de introspección y de arrebato presente en algunas personas. Ese fue un punto de partida que fue evolucionando y transformándose hasta el momento de construirse el proyecto en el muelle de Antofagasta. No pude estar para montarlo yo mismo, pero estuve muy atento al desarrollo de SACO a través de las redes sociales. Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? En la novela La montaña mágica de Thomas Mann, uno de los personajes clave es Settembrini, que representa la tradición humanista e ilustrada y funge como mentor del protagonista, Hans Castorp. Settermbrini colabora con la Ligue por l’organisation du progres, que desarrolla un diccionario de unos veinte volúmenes con el título Sociología del sufrimiento, mediante el cual proponen la ordenación y el análisis sistemático del sufrimiento humano, desde los más íntimos y personales hasta los más grandes conflictos de grupo, todo esto con el objetivo de cimentar la felicidad en la humanidad, o dicho de otra forma, combatir y eliminar definitivamente el sufrimiento humano. Aquel proyecto, que es la hipérbole de la ironía, nos puede servir como referencia a El pabellón del despecho, mi obra para SACO6, es decir, desde los antagonismos poder aproximarse al sentimiento más elevado. Pienso entonces que explorar de una manera muy subjetiva unas de las consecuencias del desamor -el despecho-, nos permite una aproximación colateral al objeto de atención. El Amor es, en esta propuesta, la consecuencia y no la causa. Considerando al despecho como el efecto del desamor, abordar el tema desde la ausencia, desde el no amor, desde la resaca, también como algo precario, transitorio, efímero -afortunadamente- que se materializa como un espacio de emociones y sentimientos. Son ejercicios de introspección y extrospección, se puede ver una primera parte del proyecto como un acto racional, aquel vinculado con la arquitectura efímera y el espacio circundante, donde se articula y se programa la circulación y recorridos temporales. Por otra parte, están las cajas de cartón que sirven como elementos de resonancia para los audios que hablan sobre las experiencias personales del despecho y el desamor. Estos audios son entrevistas a diferentes personas, la mayoría amigos y conocidos de Latinoamérica, quienes me dan sus recomendaciones de cómo superar el despecho a partir de sus experiencias personales. Al final de cada respuesta, suena una música o canción que la persona 53
relaciona y recuerda con su propia situación sentimental, al momento de haber vivido -o estar viviendo- dicha experiencia. Pensé también en mi país, Venezuela, que vive actualmente en una forma muy particular de dictadura. Esto ha llevado a que existan millones de venezolanos en la diáspora, generando una añoranza y una especie de melancolía por el país, y con ello una especie de “despecho territorial”, una consecuencia del amor por el territorio, que sin duda alguna es otra forma de amor, pero relacionando desde la relación amor-política. A partir de ello, decidí dedicarle una pequeña parte del proyecto SACO6 a preguntar a los venezolanos en el exterior cómo viven este “despecho territorial”. El proyecto original poseía seis parlantes y en cada uno, diferentes audios con respuestas vivenciales sobre el despecho. Uno de los seis parlantes o altavoces se destinó finalmente a hacer referencia a este tipo de amor por el territorio. Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? La decadencia y la resistencia son factores constantes y permanentes en todas las actividades y campos de la sociedad. Pero si pensamos estas categorías desde un enfoque moralista: la decadencia como algo negativo y la resistencia como lo positivo, tal vez no sería de gran ayuda para entender el arte de hoy. Estas dos categorías en nuestra condición contemporánea tienden a interactuar mutuamente. Pienso en la decadencia cuando se convierte en algo beneficioso y positivo para cierto grupo social, un ejemplo: la fragmentación y división del partido republicano en EEUU en las últimas elecciones presidenciales, donde grupos de poder incitaban al racismo y a la xenofobia, sucediendo que desde su propia decadencia y divisiones contribuyera en parte a que el partido lograra una victoria y esto a su vez generara una fuerte resistencia. La resistencia aparece como consecuencia de la decadencia misma, pero también puede suceder a la inversa: que la misma resistencia genere su propia decadencia y vuelva a entrar en un ciclo constante, creo que es muy próximo a las ideas de Zygmunt Bauman y su Modernidad líquida. Podemos reconocer y hablar de una resistencia en el arte de hoy, pero por un determinado tiempo ya que puede cambiar de estado y devenir en decadencia. De esta forma, en el arte hay una decadencia y una resistencia al mismo tiempo, puede suceder que una de ellas tenga mayor presencia, pero solo por un determinado tiempo, ya que la resistencia puede devenir en decadencia y viceversa. ¿Es el arte un acto de amor? Si, pienso que el amor forma parte importante de lo que tradicionalmente entendemos como arte. El arte conlleva en sí un acto, una acción y para eso es necesaria una voluntad que la preceda, ese acto previo a la acción es donde confluye una serie de emociones, deseos, sueños y voluntades. En el estadio previo a la acción es donde se puede relacionar el arte como un acto de amor, también es importante pensarlo como un proceso constante y continuo a través del tiempo, son actitudes que desembocan en acciones y que pueden terminar siendo textos, novelas, danza, acciones, arte y cultura entre otras muchas formas de expresión. 54
Lucia Warck-Meister (1962, Buenos Aires, Argentina) Titulada de Profesora de Pintura y de Escultura por la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, Argentina. Sus obras han sido expuestas en Imago Mundi Exhibition, Bienal de Venecia; DUMBO Arts Festival, Nueva York; Palm Beach International Biennial, Florida; Exposición de Escultura en Espacios Públicos Bellevue, WA; Museo del Barrio, NY; Museo de las Américas, Washington DC; Griffiss Sculpture Park, NY; Miura Art Museum, Matsuyama City, Japón; Briggens Museum, Bergen, Noruega; Deutsche Bank Foundation, NY; Bienal de Piamonte, Torino, Italia; Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires; Museo de Arte Tigre, Buenos Aires; MUMBAT, Tandil, Argentina; Museo Timoteo Navarro, Tucumán, Argentina. Ha recibido el Premio Ibermuseos 2014; Pollock-Krasner Fellowship, NY, 2009; Artista Visitante en la American Academy; Roma, Italia, 2007; Primer Premio en la Bienal de Escultura en Espacios Públicos, Palm Beach, Florida, 2006. Ha sido artista en residencia en el ArtCenter SF de Miami en 2016; Sculpture Space, Utica en 2007; School of Visual Arts: Public Art Residency, NY en 2005; CAMAC, Marnay-sur-Seine, Francia en 2008; Programa de Mentores de la NYFA – Fundación de Nueva York para las Artes, NY en 2008; Premio a la Creatividad, Fondo Nacional de Las Artes, Buenos Aires y Premio Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, Buenos Aires en 1999. www.luciawarckmeister.com 55
Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. Lo que más me atrajo de la propuesta de SACO6 fue volver a esta pregunta sobre el amor que he trabajado muchas veces en mi obra; junto con ello, la invitación a instalar las obras en un muelle le agregó especial interés para mí, pues un muelle es un lugar para escudriñar que hay más allá, qué viene o qué se va. ¡SACO fue una experiencia intensa y de efecto duradero, además de muy profesional y muy divertida! Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? Para mi instalación me interesó explorar desde esos lugares donde algo se escapa, se insinúa o se filtra. Intenté buscar una respuesta en los intersticios, entre lo dicho y lo no dicho; entre lo que se ve y lo que no se ve. En esta obra, el amor es encuentro y desencuentro; pasión-intensidad-rojo-seda; una fractura, un lugar, un espacio emocional que trasunta, que trasciende. ¿Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? Más resistencia. Como negativa a aceptar o cumplir con algo. El arte no está señalado para ser de alguna manera en particular, como tampoco lo está el amor. Ambos sólo deben ser. ¿Es el arte un acto de amor? Creo que si, cuando pensamos en el arte como una entrega y un compromiso total. Me encontraba una vez trabajando intensas horas para realizar una instalación y un amigo, al verme, dijo: “Cuánto amor!” Creo que la dedicación sin medir esfuerzos caracteriza a quien se entrega por completo. Al amor o al arte. O a ambos, si fuera posible.
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Fernando Foglino (1976, Montevideo, Uruguay) Poeta y artista visual. Estudió en la Facultad de Arquitectura UDELAR entre 1994 y 2006. En el 2004 publicó el libro de poemas Kate 500 Km (Editorial Artefacto). En 2007 apareció su segunda obra lírica, Vodka, obteniendo el Premio Casa de los escritores. En el 2009 recibió una beca para Berlín (Alemania) por sus Clipoemas, pieza audiovisual en el marco del 53 Premio Nacional de Artes Visuales. En 2011, obtuvo el segundo premio en el Grand Prix Paul Cezanne, residiendo en Paris durante dos meses del año 2012. Se desempeñó como jurado oficial del premio nacional de literatura Juan Carlos Onetti, edición 2012. En 2013 publicó La máquina del movimiento continuo, narrativa (Editorial Estuario). En 2014 regresó a la poesía con Link, (Una temporada en Isla Negra, Chile). Durante el año 2015, en un trabajo colectivo junto a Valentina Cardellino, expusieron la obra Relaciones bilaterales (Premio Intemperie, Museo Figari) en Montevideo y Beijing, realizando una residencia artística entre abril y mayo de 2016 en la localidad de Hunan, al sur de China. En el año 2016 obtuvo el Premio Mercosur de Artes Visuales. Desde 2008 ha realizado exposiciones individuales y colectivas en diferentes museos de Uruguay y el exterior. Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas. www.foglino.me
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Cuéntanos de tu interés en participar en la convocatoria de SACO6 y cómo fue la experiencia. La convocatoria de SACO me pareció una propuesta muy valiente. Celebro mucho además, cuando el arte gana espacios tan significativos para la ciudad y la gente por fuera de los tradicionales museos y galerías. Con mis amigos artistas en Montevideo lo vemos como una guerra silenciosa y de guante blanco. Cada lugar de exposición ganado a la ciudad, es un shopping menos, y yo quise ser parte de esta batalla a cielo abierto. Durante la realización de SACO se abrieron mucho los brazos para abrazar, contener, brindar, aplaudir y trabajar, que es la base de esta montaña. Todos pusieron mucho amor y resistencia, con generosidad y tiempo robado a sus proyectos personales para hacer posible este gran proyecto colectivo. Mi experiencia en SACO la siento como un éxito y es gracias a que todos tiramos para adelante. Dicen, que del sentimiento más elevado ya se ha dicho todo ¿Qué significa el Amor en tu obra para SACO6? Es el reflejo azul del cielo, también es el reflejo gris, blanco o el reflejo rojo del mismo cielo. También es un espejo que está por encima de nuestras cabezas, de nuestro cuerpo. Su materia es devolver lo que recibe, creo que la misma materia del amor. “Al final, el amor que recibes es igual, al amor que das” (John Lennon). Mi obra Infraestructuras para el amor (IPEA) tiene una escala monumental, frágil, una gran superficie exterior plateada, que espero refleje a toda Antofagasta. Tiene además, una función de refugio (hecho de mantas de emergencia); su interior dorado que se abre al océano servirá para la contemplación y para resguardo del sol en el lugar “más árido del planeta”, recuperando historias de calicheros cuya impronta de sacrificio aún deambula por el histórico muelle. IPEA es altar, es capilla contemporánea, es glorieta, es faro y reloj de sol, es una pirámide abstracta y esencial como creo es el amor. En el año 2013 realicé la obra El verdadero significado del amor (VSA), un título irónico y terminante que promete algo tan imposible como es el hallazgo de la respuesta definitiva a la eterna pregunta adolescente que sigue resonando toda la vida: ¿Qué es el amor?, ¿Esto que siento es amor? y toda esa cantidad de variantes a la interrogante de la que, creo, ninguno de nosotros ha escapado. EVSA fue un arduo trabajo de recopilación de definiciones de la palabra Amor, desde diccionarios de 1700 a la Wikipedia de hoy. Todas estas definiciones fueron pacientemente transcriptas y mecanografiadas en una vieja máquina de escribir Remington sin tinta. El golpe de la tecla sobre una delgada y continua hoja de metal repujó en un largo manto las más de 100 definiciones. Las copias en carbónico de este trabajo fueron quedando cada vez más decoloradas. La tercera “copia fiel” del documento ya era ilegible. El mensaje es justamente el de no insistir en definir al amor ni gastarse en preguntas ni dudas. Hablar/dudar, insistir tanto en definir algo que es una experiencia altamente vivencial es inútil y contraproducente, finalmente daña al amor. Una de las definiciones escritas decía: “el amor es eso 58
que sucede mientras estás pensando en otra cosa” (John Lennon). Ese manto plateado, ilegible, fue exhibido como una joya en una sala en penumbras, y por no poder leerla, nos tomamos de la mano para caminar alrededor de él. Ves decadencia o ves resistencia en el arte hoy? Por todo lo antes dicho, insisto en Resistencia. ¿Es el arte un acto de amor? Creo que Arte y Amor están muy relacionados. Siempre nos reímos de los comercios que usan palabras compuestas con “arte” para bautizar su emprendimiento y que abundan en Montevideo. ¿También los hay en Chile?... Superarte, Tamborilearte, Dedicarte e infinitas variantes más. Esta vez voy a reírme, planteando que están muy relacionados amor y arte, pero no uno al lado del otro, sino uno dentro del otro. En amor, arte. El amor está embarazado del arte y de vez en cuando, da a luz.
Este es el logo de una tienda que vende nada.
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Jurado Raquel Schwatrz (BO) Artista visual, curadora y gestora cultural. Directora de Kiosko Galería, espacio de arte contemporáneo independiente que promueve el intercambio de experiencias de artistas bolivianos con artistas internacionales. Es miembro del comité asesor de CIFO, Fundación Cisneros Fontanals, Miami, EE.UU. Reside en Santa Cruz, Bolivia. Rodolfo Andaur (CL) Curador de arte contemporáneo. Su trabajo de campo se ha enfocado entre la contingencia política y los conceptos que rodean la antropología latinoamericana. Además, ha organizado una serie de seminarios y talleres que reflexionan en torno a las artes de la visualidad y la práctica de la curaduría. Marcos Figueroa (AR) Artista visual, curador independiente, investigador. Conduce el TALLER C de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán, donde fue decano en los períodos 1999-2002 y 2002-2006. Curador de Antofagasta para la Trienal de Chile en 2009. Curador de los Foros de arte contemporáneo y políticas culturales en Tucumán, Argentina. Alejandra Villasmil (VE/CL) Fundadora y directora de Artishock, una plataforma editorial para la difusión del arte contemporáneo latinoamericano. Mediante la organización paralela de talleres, charlas, exposiciones y conferencias, Artishock apunta a la puesta en valor, promoción y circulación del arte chileno y de la región. Dagmara Wyskiel (PL/CL) Doctora en Arte, curadora y cofundadora del Colectivo SE VENDE. Directora de la Semana de Arte Contemporáneo, SACO. Fue editora de campo de la Trienal de Chile 2009. Su obra artística aborda la acción de arte, instalación, arte objetual, gráfica, video, intervención en el paisaje y el espacio urbano.
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ARCHIVOS DE LA SEQUEDAD Y UMBRALES COMPLEMENTARIOS
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Paralelo de rebeldía El Muelle Histórico Melbourne Clark de Antofagasta es una construcción patrimonial y simbólica, que se inscribe en la lógica de Chile, un país acostado de lado, con la espalda contra los cerros y las rodillas en el agua. En estas circunstancias de estrechez, surgen construcciones que le roban al mar un poco del territorio, convirtiéndolo en un lugar, si no terrestre, por lo menos alcanzable a pie. Caminar por un paralelo, cuando todo el poder y el orden, de Arica a Punta Arenas, están construidos acorde a los meridianos, es un acto artístico y es rebeldía. El recorrido por este muelle empieza en el borde de la calle de alta congestión, de costanera bulliciosa, en pleno casco histórico de la urbe, con palmeras importadas para cumplir con los estándares de un auténtico boulevard. Vagabundos que hacen su vida debajo del muelle, mientras nosotros arriba instalamos objetos sublimes; vendedores de paseo en lancha, perros vagos, bicicletas y todo el mestizaje que se suma en una imagen contemporánea, capturada por un fotógrafo sensible a la diversidad. Con este entorno de umbral se conjuga, perfectamente, la primera fase de la exposición AMOR: decadencia y resistencia, la carnal, invasiva e inmediata. La experiencia profundamente urbana de Ana Mosquera, con olor a cemento caliente y reflejos de vidrios de taxis, mirada cómplice con adrenalina al encontrar en la aplicación del celular la presa deseada, la elegida entre tantos. Frente a una caja sonora muy sexy, dominante y seductora de Adriana Ciudad, construyen en conjunto la zona donde el cuerpo del otro, es un mero objeto de deseo y uso, tanto en la relación homo, como heterosexual. Ritmos de reguetón unen a todo el continente. Las masas repiten sus mensajes, avalando la violencia. Paradójicamente, seguimos hablando de amor. En el segundo sector de la exposición, el ruido de la ciudad baja de intensidad, la urbe queda detrás de nuestra espalda y debajo del muelle vemos el azul profundo, un tanto contaminado, lo que nos mantiene en la conexión inmediata con la realidad, el territorio y las obras que vienen a continuación, con la resistencia que tiene un costo muy alto. Entramos en el territorio implícito de dolor, desilusión, soledad – aromas de la descomposición sentimental. Con las piedras del desierto de Nicholas Jackson vuelve la violencia. Pero ahora ya no es un golpe, sino que son años de intimidación. Huellas irreversibles, que con el tiempo deja uno sobre el otro. Deformaciones que se generan como resultado de largas y dolorosas cercanías, construidas por roces e imposiciones, omisiones, chantajes y finalmente resignación. No hay vía de escape, no existe me voy. Códigos herméticos unen la pareja gráfica de Paz Castañeda. Hablan el mismo colorido y geométrico idioma que, sin embargo, se diluye con la repetitividad de la 65
marea diaria. Se pierde el recado, es en vano todo este esfuerzo. Desde los bordes los dos mandan mensajes ilegibles en direcciones opuestas. No se miran, se dan la espalda, no comparten el horizonte, generando un profundo vacío en el medio. Desde allí surge el volumen de la cobija de la precariedad multidimensional. La irregular arquitectura de despecho de Oscar Pabón habla a las poblaciones, que de esta altura del muelle construyen un paisaje románticamente pegado en la falda de los cerros, siempre mirando desde lejos. Los andamios al aparecer habitualmente prometen el futuro esplendor, hasta que nos damos cuenta, que es lo que hay, y que no habrá más - conjugación de cajas, que suenan, como la ciudad, con canciones que nos ayudan a anestesiar la nostalgia. En la tercera zona, el mar le gana en volumen sonoro y olfativo a la urbe. Estamos llegando a la punta del dedo, metido hacia el Pacífico, cuando encontramos un extenso sendero rojo, construido por líneas de género brilloso. La huella contemplativa de Lucía Warck-Meister juega en el borde de lo material e intangible, de lo concreto y lo ilusorio, no tiene peso y sus dimensiones son dudosas. Podemos adentrarnos y atravesarla, pero debemos estar más conscientes ahora de nuestros pasos. ¿Queremos pisar lo que surge desde debajo de la superficie? Quizás no pasa nada, pero igual, mejor no. El dibujo minimalista entre las tablas desgastadas construye un vacío, un aire indispensable entre los dos volúmenes más grandes, aquel de Pabón y el que finaliza el recorrido, de Fernando Foglino. Llegamos al templo que absorbe y devuelve la energía del sol. Capilla de contención fugitiva, espacio resistente a cualquier contingencia insignificante. Refugio; pirámide cerrada hacia la ciudad y abierta al infinito. Faro, tan necesario para no perderse. La flecha y el espejo, dirigidos a conectarse con un algo más allá, al otro lado. ¿Cuantos amores hemos encontrado? Nos queda el camino de vuelta, de lo transcendental y espiritual, por el afecto existencial hacia la humanidad, el apego territorial, sentimental y pasional, para llegar hacia el aquí y el ahora, en el borde de la calle bulliciosa. Dagmara Wyskiel
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Hablar de Amor El informe El informe como género literario suele tener un profundo componente referencial, lo que puede incomodar a un operador de la ficción cuando es impelido a evacuar uno (expresión que siempre me provocó mucha hilaridad). Hay un lugar común en la crítica literaria que dice que cada obra es, o contiene, su propia teoría de la literatura. Eso podría homologarse a las artes visuales y, más concretamente, a SACO6 que, sin lugar a dudas supone, en sí mismo, el desarrollo de prácticas reflexivas sobre el arte contemporáneo, más aún, esa es una de sus improntas. Éste, sabemos, siempre en clave interrogativa, apela al sujeto, al otro, al público posible, en relación a los modos de su comparecencia en el mundo. Ahora, el sujeto artista, por su parte, ese uno que tiene vocación colectiva y que participa en iniciativas y proyectos comunitarios para restablecer continuidades rupturadas o para colaborar en operaciones de restablecimiento de nuevas conectivas que posibiliten el mejoramiento de sus condiciones de existencia. Como lo describe Ernesto Laddaga en Estética de la emergencia. Y en este contexto interrogativo, una de las apuestas de SACO (y del Colectivo SE VENDE) es, y ha sido, generar escuela sin escuela, es decir, paradigma académico sin institución académica, que es el modo tradicional en el sistema de las BBAA. Esta “anomalía” se agradece. Ese es uno de los caminos posibles del trabajo de arte hoy, sobre todo ese que circula en las zonas que están fuera de los grandes centros decisionales del poder y de los grandes diseños de políticas, las que permiten la visibilidad de las obras y de las prácticas. El Territorio La producción de arte, entonces, en esas condiciones de posibilidad, es capaz de generar un territorio propio y los paisajes correspondientes. Quizás esa sea hoy en día una de las búsquedas (o el encuentro) al que hay que aspirar, capitalizando de nuestras precariedades estructurales. “Yo no busco, encuentro.” Esta frase atribuida a Picasso, nos guste o no el personaje, nos da una pauta astuta de los caminos a seguir en la producción de arte. La apelación a la astucia es clave para desarrollar escenas artísticas en zonas alejadas de los grandes centros, como es el caso de este país, determinado por una condición irremediable de finis terra. Ahora, es fascinante cuando la provincia de la provincia, y algunos operadores artísticos que la habitan, utilizan el arte contemporáneo como recurso reflexivo territorial o cómo registro de otras subjetividades. Ahí, en ese punto, la cuestión, toma otro color u otro cariz. La experiencia estética surge como una alternativa epistemológica, por darle un nombre rimbombante, válida para señalar la decepción con respecto al modelo de desarrollo dominante o el simple juego de las (im)posturas ideológicas. 68
Por eso el título de esta muestra que parece citar a la lírica bolerística, clave en la construcción de la histeria amorosa latinoamericana, da cuenta de una crisis de la representación de los afectos. O, simplemente, el imperio de la odiosidad y la ruptura, como recurso de las relaciones interpersonales. Los operadores simbólicos o artistas tienen como hábito trabajar (problematizar) estos quiebres de la continuidad de los paisajes territoriales, tanto en la dimensión simbólica, como en la material, a partir de un instrumental analítico que proviene del caudal de la cultura crítica, y de diversas prácticas poético retóricas. Lo particular que aporta la mirada u observación artística sobre los territorios es una recodificación del sentido común y una mirada otra de los modelos de significación. La estrategia territorial, que podría coincidir con la corriente del land art, es bastante efectiva para proponer-promover sistemas reflexivos en comunidades conflictuadas por los flujos y reflujos de una economía extractivista y por los giros migratorios. Así como también revelar y valorar los modos endémicos de habitar de las comunidades, lo que implica recuperar otros sistemas de signos, y toda una trama comunicacional que cuenta con otras señas de identidad. La novela amorosa En el caso del evento SACO6 (Semana de Arte Contemporáneo), cuyo título referencial es AMOR: decadencia y resistencia, independiente del tema curatorial 69
o de las operaciones político culturales que le dan origen, podemos establecer que está cruzado por al menos tres ejes: el discursivo, el político cultural y el operacional. Hay un soporte espacial, constituido por el Muelle Histórico de Antofagasta, en el que se emplazaron siete obras de artistas latinoamericanos. El discurso de amor aparece como una ultrarreferencia que fundamenta el acontecimiento, flanqueado por dos conceptos que lo delimitan y le dan una configuración imaginaria de zona fronteriza, entre el deseo y la imposibilidad. Quizás SACO6 pueda ser leída como una novela cuyas unidades narrativas sean esas siete obras expuestas en el muelle, cuya trama se desenvuelve a partir del desarrollo de un conflicto afectivo, entre el desamor o los amores rupturados. Esos quiebres en la línea deseosa cargan de acontecimientos los modos afirmativos o decaídos de la emotividad de los cuerpos deseantes. Hay un narrador que ha definido a partir de criterios curatoriales un set de operaciones discursivas sobre un enclave patrimonial del territorio. El muelle como soporte simbólico de obra recibe una carga muy potente de intervención plástica. Es posible que SACO6 sea la demostración de que el arte contemporáneo es la afirmación de un trabajo colaborativo que hace funcionar otra dimensión
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cognoscitiva de lo humano, muy necesaria hoy como dispositivo, quizás, estético salvífico. Es probable que en algún punto del trabajo de producción e instalación de obra, sin querer queriendo, se esté invocando esa escena aurática originaria a la que aludía Benjamin, momento ya perdido, pero que siempre invoca, perturbadoramente la utopía que lo quiere reproducir. Todo esto frente al calculado fracaso de las vanguardias. Si hiciéramos un recorrido capitular podríamos contar que, aunque parezca reductivo y banalmente descriptivo, el episodio instalativo se presenta episódicamente, más o menos así: En primer lugar, el muelle es intervenido por una especie de farorefugio de los viajeros, como metáfora de la guarida afectiva, que corresponde a la instalación de Fernando Foglino. Un mobiliario estantería, metálico, burocrático, que soporta el peso material y simbólico de la memoria y de la certidumbre territorial más ruda, por otra parte, en el montaje de Nicholas Jackson. Luego, la cita amorosa erigida en reproche del que se va o del que viene, como crítica a la misma cercanía del cuerpo otro que amo: “Me amas allá donde no estoy.” Y “Me esperas allá donde no voy.” Cita barthesiana que cuelga en un paño como señal recodificada, en la lengua marinera de la lejanía, del cariño que sólo puede verse a lo lejos o en la ausencia del otro; en el caso de Paz Castañeda. Para Oscar Pabón 71
hay un correlato sonoro que responde y neutraliza los efectos del quiebre amoroso. Ruptura que el artista sufre en carne propia al no poder estar en cuerpo presente dirigiendo la instalación por culpa de un tema burocrático, propio de un país en estado crítico a nivel funcional. Unos compatriotas inmigrantes producen la continuidad afectiva del montaje a partir de sus instrucciones dadas a la distancia, lo que generó una doble nostalgia. El trabajo de Adriana Ciudad recrea una caja musical (picó), característica del espacio público caribeño, en un gesto irónico en relación al paradigma de género que representa esa caja de melodías machistas, produciendo una paradoja crítica, con ese dispositivo brutal del amor parlante. Lucía Wark-Meister indaga en cambio en la anécdota de los adioses y las despedidas, obturando el deseo en esos intersticios del tablao escénico que pisoteará el olvido. El muelle surge como ese lugar canónico de despedidas y llegadas, zonas de acogimiento y de la cita amorosa. Y la carga pesada de sobrellevar el relato de amor, ese que se cuela por las rendijas en que percibimos levemente el raso kitsch. Luego, el mapa georeferencial de la sexualidad como oferta de la posibilidad de los encuentros-desencuentros. Aquí Ana Mosquera indaga en la locación urbano digital del deseo. Todas estas obras apelan a una especie de embarcación que se carga con archivos simbólicos que leen la ciudad o la trama urbana a partir de sus señales.
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Quillagua Dancing o los archivos de la sequedad El protocolo del evento suponía que los artistas y diversos operadores culturales convocados, recorrieran ciertos hitos del desierto atacameño que tuvieran importancia histórica y patrimonial, como parte de un ejercicio estético que complementara el proceso de instalación de obras. En todo esto siempre hay algo de serendipia (ese paseo o viaje que no tiene objeto preciso de búsqueda y que está abierto a la oferta azarosa que surja). El viaje tenía como eje Antofagasta, pero la clave para mí era el desierto, territorio otro en donde la palabra cobraba un sentido verosímil, acotada por el mar. El desierto es una locación a la que el arte chileno recurre, quizás más que la de los bosques del sur, que era el lugar sagrado de Neruda, sur lluvioso y triste (“Nada más triste que un tren detenido bajo la lluvia”). Zurita utilizó el desierto como soporte de su escritura y derramó unos versos en la arena salina y Eugenio Dittborn grabó su video La mancha con alguna anterioridad, buscando en el desierto los signos de nuestro desamparo estructural. Cuando pasamos por los geoglifos de Chug Chug recordé esas intervenciones modernas y las homologué a los arcaicos dibujos que aludían, al aparecer, a actividades de intercambio de animales, como pretexto para los otros intercambios, incluido el de amor. Cuando visitamos la salitrera abandonada de Chacabuco, pueblo fantasma que además sirvió de campo de prisioneros, pensé (pensamos) en que la vida misma es una intervención territorial, con rasgos dramáticos. Y cuando el grupo de indagadores se detuvo en una hermosa ruina que alguna vez sirvió de central hidroeléctrica, el Tranque Sloman, en donde una laguna emergía en medio del desierto, incluido un salto de agua, la paradoja y el sobrecogimiento golpeó nuestra certidumbre. Esa microfluvialidad del río Loa se imponía monumental en un espacio del tipo locus amoenus (lugar ameno), levemente paradisiaco (o punto vegetal en medio del desierto, para no llamarlo oasis). Luego, un cráter que la mitología local atribuye a la caída de un meteorito, en donde practicamos juegos de corridas, tomas de fotografías y exhibición de obras (la artista Ximena Zomosa desplegó unos de sus trabajos de costura en el fondo del cráter). Finalmente, como cierre, un escenario en Quillagua, con el discurso de un dirigente Aymara que pretendía reproducir el modelo turístico del oasis de San Pedro de Atacama, y luego el baile de graduación final en donde las melodías de amor populares, incluso con harta carga tropical, nos ratificaron como operadores de una emotividad probable, irremediablemente festiva. No sin antes pasar por una especie de museo doméstico de cadáveres momificados. Uno quisiera pensar que siempre en Chile el arte contemporáneo está en crisis de dispositivos, formatos y soportes, conceptualizaciones de las que fuimos testigos en la capital del reino del arte, más aún, eso ha definido, creemos, los rumbos de 73
las políticas del arte y sus registros académicos, y los eventos que han determinado su visibilidad y sus relaciones internacionales. Realidades que hemos despreciado sistemáticamente, más que nada por deporte retórico y por resentimiento, es decir, por crisis de amor (falta de amor), lo que ha redundado en decadencia (y resistencia) como signo que se aloja en el metonímico corazón, órgano que representa la afectividad en crisis (problemas del corazón). En este caso el desierto es ese dispositivo escénico en que la palabra de amor es el agua que falta, la arena tiende a disolverse. Son las tramas metafóricas de la lucha político cultural. Quiero y necesito escribir sobre la posibilidad del territorio y de la irrupción del paisaje, no más que eso. Escribir la trama de un viaje al que soy invitado para intentar dar cuenta de una verificación, de un dato de amor y de existencia que nos hace decir que el arte está cerca, más de lo que pensamos. Recuerdo a unos artistas jóvenes que hablaban lúdicamente de “alarma de arte” cuando arreciaba la cercanía de lo insólito o paradojal, incluso lo que cierta cultura denomina lo freak. Lo concreto es que cualquier desplazamiento podría remitirnos a la barbarie de lo otro, a la diferencia práctica que nos tira para otro lado. Desde las prácticas textuales a las que tributo, siempre me ha sido más cómodo trabajar con artistas visuales, quizás porque siento debilidad por el land art, o porque mi comparecencia tanto escritural como agrocultural, siempre ha estado ligada a la intervención territorial y a las prácticas estéticas construidas a partir de recorridos sobre suelos vegetales o polvorientos. Y me pregunto: ¿Por qué los artistas están refundando territorios, simbólicamente hablando, cuál es su interés estratégico? La mirada de los operadores de arte parece ser clave hoy, porque ven lo irremediablemente otro. Cuando SACO6 nos hace esta invitación amorosa, lo que hace es buscar aliados para sostener una utopía descentrada de trabajo. Y los cómplices, obviamente, somos los que habitamos en las áreas decaídas del discurso. Como yo soy del sur, para mí, la dicotomía humedad-sequedad tenía una preponderancia a lo primero. Mi experiencia estética con el desierto me dice lo contrario. La sequedad mantiene mejor los cuerpos, y los cuerpos del arte necesitan buen mantenimiento y nada mejor que la sal del desierto. Por eso en el museo de Quillagua pudimos estar en tan buena comunicación con nuestros antepasados. Marcelo Mellado Escritor
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Marcelo Mellado Nace en Concepción, Chile, en 1955. Cursa en Santiago la enseñanza Básica y Media. Estudia Literatura y Pedagogía en Castellano en Valparaíso (UCV) y Santiago (UC). En la década de los ’80, vivió en Chiloé, dedicándose a labores agrícolas y ejerciendo esporádicamente como profesor. Posteriormente residió en San Antonio. Publicó su primera novela, El huidor, en los ´90, con la editorial Ojo de Buey, continuando con el libro de cuentos El Objetor (editorial Cuarto Propio); La Provincia (Editorial Sudamericana); Informe Tapia (Editorial Calabaza del Diablo); Ciudadanos de baja intensidad (Editorial Calabaza del Diablo) y La hediondez (Editorial Alquimia), todas obras publicadas en la década 2000. La editorial de la Universidad Diego Portales publicó sus crónicas con el título La ordinariez. Luego la Editorial Hueders publicó La batalla de Placilla y el libro de cuentos Humillaciones (entre el 2011 y el 2014). Ha obtenido el Premio de la Crítica, el Premio Municipal de Santiago el año 2014, y el mejor libro según el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el año 2015. Desde hace varios años, colabora como columnista en los diarios El Mercurio de Valparaiso y The Clinic. Su trabajo tiene un destino crónico y una mirada descriptiva del funcionamiento del campo artístico, cultural y político. Actualmente vive en Valparaíso.
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Arte, desierto, convivencia Una aproximación a la “experiencia SACO” Ya en su sexta edición, la Semana de Arte Contemporáneo (SACO) se ha convertido en una iniciativa ejemplar en la geográfica y culturalmente adversa región del Norte Grande de Chile; en un país donde los esfuerzos colectivos bien hechos en el sector de las artes visuales no son moneda común. En medio de este panorama hostil tanto regional como nacional, quienes lo llevan adelante, la artista polaca Dagmara Wyskiel y el productor chileno Christian Núñez, han sentado las bases de una sólida propuesta de vinculación arte/comunidad/educación/territorio que ya ha traspasado sus propias fronteras territoriales y limitaciones de toda índole. Como proyecto determinado a la puesta en valor de la mediación, la reflexión y la experiencia artística como herramientas de sensibilización y cambio social, SACO nació, crece y se infiltra en un lugar que, pese a su pujante economía basada en la minería, no posee museos ni escuelas de arte, lo que de manera poética Dagmara Wyskiel ha descrito como “un museo sin museo, una escuela sin escuela”. En el 2017 participé por segundo año consecutivo en SACO, observando el desarrollo de su exposición central, conviviendo con los artistas durante el período de residencia, viendo la creación de sus obras y la solución de los problemas que éstas enfrentan a lo largo de su producción. También asistí a algunas de las actividades paralelas –el programa En el marco de SACO, charlas, exposiciones y talleres– y fui al viaje de reconocimiento a Quillagua, El lugar más seco del mundo. Fui partícipe, en esencia, de un bonito intercambio profesional con casi 30 personas, del que fluyeron complicidades, colaboraciones y amistades. Mi primera visita a Antofagasta durante la Semana de Arte Contemporáneo había sido en el año 2016, en calidad de “observadora activa”. Me correspondía hacer un trabajo de reconocimiento de la escena local desde la mirada ajena, interactuar con artistas y gestores, con el paisaje, con otras formas de producción bajo otras condiciones, para presentar así a los lectores de Artishock una aproximación a lo que SACO tenía para ofrecer: una experiencia sobre arte y territorio desde la comunidad, en comunidad y para la comunidad de Antofagasta y sus alrededores. Quedé muy impresionada por la dedicación y el trabajo en equipo de sus organizadores, por el compromiso de los artistas y otros agentes culturales invitados, por las reflexiones que van surgiendo en el camino, la cantidad de trabajo que se genera y que llega a tanta gente. Se viven intensamente los días de SACO, y uno queda con ganas de volver. Este año, la invitación llegó para establecer una relación más estrecha entre Artishock y SACO a través de una alianza como medio asociado, siendo yo además parte del jurado de la primera convocatoria para artistas latinoamericanos, que se abrió para definir quiénes serían los participantes de la muestra central. También 76
me invitaron a escribir este ensayo. Entre todo esto transcurrieron varios meses, la muestra ya cerró, pero SACO sigue activando la escena local con residencias, exposiciones y programas de mediación, y consolidando o buscando alianzas con actores e instituciones del medio nacional e internacional. Si bien su cara más pública es la exposición en el Muelle Histórico de Antofagasta, SACO es un ente vivo, no un evento único, aunque lleve por nombre semana. Su próximo desafío es convertirse en la bienal de arte que Chile no tiene, abriendo así un marco de tiempo más amplio que permita realizar una exhibición mucho más abarcadora e internacionalizada, con varios hitos o activaciones en el campo de la mediación ocurriendo en el transcurso de esos dos años. Obras sobre el amor, para el amor y desde el amor Cada año, la exposición principal de SACO plantea un tema de carácter universal que es singularmente abordado por artistas de varias partes del mundo, desde los límites y pliegues del Norte Grande de Chile. El 2017, el tema curatorial fue AMOR: decadencia y resistencia, tres palabras que, juntas o en cualquier combinación, ampliaron el marco de posibilidades conceptuales y formales para los artistas convocados. Como curadora de la muestra, Wyskiel configuró entonces un recorrido expositivo por el muelle a partir de las ideas relacionadas con el amor,
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la decadencia y la resistencia en el que fue posible establecer una escala de intensidad que, desde la entrada, va de lo carnal a lo sublime, de la calle al refugio, del ruido al silencio, de lo invasivo a la contemplación. Apenas entrando al muelle se escuchaba el sonido del picó de Adriana Ciudad (Perú), un parlante portátil que reproduce, durante treinta minutos, sonidos recogidos por la artista en sus viajes por la selva amazónica, mezclados con beats y textos misóginos de canciones populares de reguetón, así como un relato de la cultura picotera, producido en colaboración con Dairo Barriosnuevo. La pieza, la primera escultura para un espacio público de la artista y “el primer picó femenino de la historia” es, según ella, un “símbolo de resistencia”. Seducidos por los sonidos del reguetón, los visitantes se acercaban para ir descubriendo en sus letras a la mujer abusada, víctima de la violencia verbal y psicológica. El título de la obra lo grafica bien: Las Amazonas ¿amor o carne? Y la exuberante estética del parlante tropical, con sus palmeras pintadas a mano y sus diseños en neón, atractivos e invasivos a la vez, no hacían sino poner en evidencia los clichés del Trópico y, con ello, cierta atracción hacia una iconografía popularizada. Tratando de responder a las interrogantes de si es posible pensar un lugar a través de la sexualidad y construir historiografías a partir del análisis demográfico, 78
Ana Mosquera (Venezuela) plantea en su obra Paisajes invisibles una cartografía del amor -duradero, furtivo, encubierto- de la ciudad de Antofagasta. Valiéndose del GPS de su teléfono celular, la artista ubicó seis zonas activas en la aplicación gratuita de realidad aumentada Grindr, mediante la que los usuarios -en su mayoría homosexuales- comparten su ubicación geográfica para comunicarse con otros miembros, en función de su proximidad. En este sentido, los usuarios podían de alguna forma mapear áreas geográficas para asegurar espacios de mayor interacción, generando con ello una cartografía digital de su comunidad y negociar un espacio común. Los resultados, seis diagramas radiales, fueron plasmados en telas que colgaban de un pasillo techado, ubicado a la entrada del muelle, acompañados de información digital de los usuarios de la aplicación a la que se podía acceder escaneando un código QR, pero protegiendo sus identidades a través de seudónimos (“Militar libre”, “Te hago oral”, “Oso gozón”). Mosquera descubrió que las relaciones personales que se establecen a través de Grindr van más allá de lo sexual o lo amoroso, detectando usos comerciales de la aplicación, como por ejemplo la compra y venta de productos y servicios. Así, mediante la tecnología, la artista elabora una cartografía de un espacio digital que
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está invisibilizado, mientras que a través de los nombres de los usuarios de Grindr revela códigos de identidad y ciertos patrones de conducta de una porción de los habitantes de Antofagasta. Mediante este trabajo, el amor carnal se nos presenta entonces como un paisaje o retrato puntual e irrepetible, toda vez que las cartografías son elaboradas a partir de datos tomados en un lugar y momento específicos. Una cartografía fluctuante, que se modifica y transmuta, así como el amor y la geografía. Nicholas Jackson (Chile) se aproximó al tema del amor a partir de la metáfora. Para el artista, muchas decisiones radicales en la vida son llevadas por el amor; decisiones en las que se hace presente la resistencia, una fricción entre la creencia y lo que es la realidad. Su visión del amor como ese encuentro entre dos entes distintos, y los ajustes y acomodos que esa relación implica, los simboliza a través de voluminosas rocas que recogió en la caleta Coloso, instaladas sobre anaqueles metálicos de fabricación industrial. La pesadez de las rocas hace ceder la superficie metálica, hundiéndola de forma leve pero insistentemente, en un claro ejercicio de “resistencia” de largo aliento, como ese amor que, pese a la adversidad y el desgaste, tiene el potencial de persistir. Como en sus trabajos anteriores, realizados con objetos encontrados, Soportar los golpes pone en tensión los opuestos, materiales y simbólicos, para dar con una resolución formal armónica, animada por la sutileza. 80
La instalación a piso de Lucía Warck-Meister (Argentina) toma como punto de partida su misma ubicación: el muelle como lugar de partida y de llegada. Un espacio intermedio -un “no espacio”- entre un aquí y un allá, entre el mar y tierra firme. Como el muelle, el amor es un lugar suspendido, abierto a la incertidumbre: sabemos cuándo llega pero no cuándo termina; es más, podemos intuir qué es y, sin embargo, nunca acabar por entenderlo del todo. La instalación Intersticios del amor habla justamente de lo inaprehensible, de aquello que nunca sabremos definir pero que sin embargo sucede y aflora. La artista representa el amor a través de delgadas líneas de tela roja que brotan de los intersticios del piso del muelle. Como un desierto florido, de lo árido nace una vida allí donde no podría surgir. Junto a esta obra, el Pabellón del despecho, de Oscar Abraham Pabón (Venezuela), nos lleva a un plano más palpable y vivencial del amor. Como su compatriota Ana Mosquera, Pabón busca cartografiar la experiencia del amor en Antofagasta mediante el registro de testimonios y sonidos relacionados a este sentimiento. De formación arquitecto, Pabón diseñó una estructura compuesta por andamios y material reciclado que, en apariencia, simulan las construcciones precarias de las zonas más pobres de la llamada “Dubái de América Latina”.
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El gran Pabellón del despecho de Pabón contiene cinco estaciones que sirven como cajas de resonancia para los archivos de audio que se reproducen en su interior, que no son sino las respuestas ante la pregunta: “¿cómo superar la melancolía producto del desamor?”. En el intervalo entre una y otra respuesta, el artista pidió a cada entrevistado que recomendara una pieza musical que se relacione con su propia experiencia. Apelando a los lenguajes pictórico, náutico y semiótico, Paz Castañeda (Chile) construyó una suerte de ficción en su obra Fragmentos de un discurso amoroso, título homónimo de un libro del pensador estructuralista francés Roland Barthes. El libro incluye las citas “Me esperas allí donde no voy a ir” y “Me amas allí donde no estoy”, las cuales son apropiadas por la artista y traducidas en señales náuticas. Como en el código náutico, las frases están “escritas” para ser leídas de arriba hacia abajo, y dispuestas en las barandas del muelle, de cara al mar, de manera que solo pueden ser leídas desde la caleta de pescadores o desde el Club de Yates que circundan el Muelle Histórico. Esta imposibilidad de descifrar un mensaje, esta codificación que solo entendidos comprenden es ya, de por sí, un elemento potente en la obra de Castañeda, si bien las claves para leerla se encuentran en el mismo muelle, o al reverso de las 82
telas que caen al mar. De este modo, sólo si entramos al espacio expositivo es que podremos descifrar el enigma. Pero la obra tiene una capa de lectura más: las telas están pintadas con colorantes para alimentos, lo cual vuelve vulnerables estas inscripciones al estar expuestas a la humedad, al posible borrado del agua. Una metáfora del amor como sentimiento en permanente riesgo, entre la disolución y el rescate. Al final del recorrido, al fondo del muelle, se encontraba Infraestructuras para el amor, de Fernando Foglino (Uruguay), una obra que nace en la literatura, de relatos, cantos y fragmentos de sol, sudor y trabajo del desierto salitrero, como Arriba quemando el sol de Violeta Parra o Infraestructuras para el amor de Andrés Sabella. Aludiendo a un refugio de las constantes “cachetadas de sol” nortino, Foglino construyó una “capilla contemporánea” capaz de albergar cualquier creencia. Su forma piramidal viene de la siguiente imagen: los obreros salitreros de Chile eran capaces de cargar 30.000 bolsas de salitre a diario, protegidos del sol solo por un saco de salitre de 100 kilos llevado a sus espaldas. Si la pirámide de bolsas no estaba perfectamente construida, los barcos podían naufragar en el Cabo de Hornos. Para el artista, la pirámide, símbolo de la unión entre cielo y tierra,
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es entonces sinónimo de salvación. Esta pirámide, zona de refugio, se erige en el Muelle Histórico con mantas de emergencia -material de una economía ideal para una obra de esta escala- que por la cara plateada (hacia afuera) reflejan con intensidad el sol antofagastino, y por dentro (la cara dorada) crean cobijo. Foglino erige un templo, un faro de luz, un espacio de protección, un refugio de amor que se abre hacia el infinito, hacia lo trascendental. Experiencias humanas del desierto Más allá de su exposición como el eje más visible, SACO es experimentación, es convivencia, es casi, diría yo, un modo de vida. En ISLA (Instituto Superior Latinoamericano de Arte), sede de todas las actividades de y en torno a SACO, el ritmo es arrebatado, y es siempre así, durante todo el año, cuando curadores hacen allí su residencia, cuando los artistas dan talleres o se incorporan en programas de mediación. Esta última versión de la residencia no fue la excepción: los artistas no solo produjeron obra, también compartieron sus conocimientos con alumnos de liceos y escuelas públicas, asistieron a charlas y visitaron espacios de la región que nutrieron de manera holística su experiencia humana en el desierto. Con diferentes antecedentes culturales, edades y trayectorias, estos artistas – seleccionados de un total de 287 postulaciones provenientes de 17 países de Latinoamérica– convivieron allí durante diez días, intercambiando experiencias e ideas para el adecuado desarrollo de sus proyectos. Expuestos a trabajar en otras condiciones geográficas, climáticas, culturales y sociales -a veces extremas-, los artistas debieron sortear el factor tiempo para dar forma a sus propuestas en cuestión de horas, con los recursos materiales disponibles, enfrentando fallas técnicas o errores de cálculo, repensando y reacomodando estrategias, combustionando las chispas de ingenio. Dos actividades en ISLA fueron especialmente relevantes para ellos y para quienes les acompañábamos (parte del jurado, invitados de otras iniciativas de arte, tanto nacionales como extranjeras, el equipo SACO): una fue una sesión de presentación de sus portafolios, la otra una cena comunitaria en la que ellos mismos debían preparar un plato inspirado en el tema de la convocatoria de este año. La presentación de los portafolios fue una oportunidad privilegiada para todos, porque permitió abrir ese espacio a la crítica y la reflexión que es cada vez menos usual en las prácticas artísticas hoy en día. La cena, por otro lado, fue una actividad comunitaria en donde el arte culinario y sus rituales sirvieron no solo de plataforma creativa, sino también como catalizadores de emociones y sensibilidades. Invitados por la organización de SACO, los artistas echaron a andar un procedimiento muy similar al de la creación artística, yendo desde la idea y la compra de insumos hasta la confección y presentación pública. Frente a la gran mesa, probando variados platos inspirados en los países de origen de cada artista, fuimos comensales, críticos, amigos, y sí, un poco sibaritas. 84
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Durante los días de la residencia los artistas iban y venían, de ISLA al muelle y del muelle a ISLA. Buscaban materiales, pensaban en soluciones, producían, volvían al muelle con todo, regresaban a ISLA con entusiasmo, o nerviosos. Procesos propios en la lógica de producción de obra que, pocas veces, uno tiene la ocasión de presenciar. Otra jornada en ISLA estuvo dedicada a entrevistas en video a cada uno de los artistas participantes, las cuales se incorporan al documental de SACO6. Participé de oyente para escuchar sobre los procesos, los avances, los contratiempos y las soluciones, y ser partícipe de cómo se develaban y transformaban en el tiempo sus ideas desde que fueron propuestas en el papel hasta su ejecución final. Algunos comentaron sobre la adversidad que conllevan las particulares condiciones climáticas y geográficas de Antofagasta -sobre todo en el área del muelle- en el proceso de montaje de la obra. Fernando Foglino luchó contra las fuertes ráfagas de viento, Paz Castañeda contra las mareas y las técnicas de anclaje (hubo que contratar a un equipo de buzos para fijar su obra al suelo marino). Otros se enfrentaron a la cotidianidad de la ciudad de Antofagasta, desde cómo conseguir un marcador con tinta especial -en el caso de Adriana Ciudad-, hasta dónde encontrar rocas voluminosas y cómo trasladarlas desde un árido cerro hasta el muelle, en el caso de Nicholas Jackson. El proceso de trabajo del artista Oscar Abraham Pabón fue bastante particular porque su obra cambió y de hecho se enriqueció justamente a partir de un importante imprevisto. Ante la grave crisis que atraviesa Venezuela, Pabón no pudo renovar su pasaporte a tiempo y por tanto no pudo viajar a Antofagasta para hacer el montaje. Fue crucial entonces la puntual capacidad resolutiva entre el artista y el equipo de producción de SACO. En conjunto, decidieron que un equipo de compatriotas venezolanos echara mano -ellos aceptaron con mucha amabilidad y orgullo el desafío de instalar la obra-, siguiendo minuciosamente los planos e indicaciones precisas del artista. Viéndolo dentro del contexto del tema curatorial planteado y, más ampliamente, en un momento histórico donde las migraciones y la xenofobia son asuntos delicados y urgentes, este trabajo colaborativo de un grupo de venezolanos afectados por las condiciones políticas de su país es, definitivamente, un gesto de amor, así como de resistencia. Por otra parte, la grave situación actual en Venezuela –una dictadura de facto que ha forzado a dos millones de venezolanos al exilio en los últimos 15 años– también llevó a Pabón a reformular su obra, incorporando un nuevo pabellón dedicado exclusivamente a entrevistas con venezolanos en la diáspora. El Pabellón 3, o Despecho territorial, es entonces una manifestación más de amor, en este caso, hacia un país que se deja atrás, como también una expresión de enamoramiento y encantamiento hacia un nuevo país y su cultura. De Antofagasta y Quillagua a todo Chile y Latinoamérica, y vicerversa Tras la inauguración de la muestra AMOR: decadencia y resistencia los participantes de SACO6 nos dirigimos a Quillagua. Nuestro recorrido en bus hacia la localidad hizo 86
una parada en Chacabuco, una de las oficinas salitreras del desierto de Atacama devenida pueblo fantasma, y que durante la dictadura de Pinochet fue centro de detención y tortura. El sitio es, dentro de las rutas por el desierto propuestas por SACO, uno de los más cargados de un pasado violento. El grupo invitado a Quillagua -artistas, curadores, críticos, periodistas, escritores y sociólogos- se alojó en Quillagua Space, el único centro vacacional de la zona, que ha buscado desde su apertura disparar el turismo de El lugar más seco del mundo. Los organizadores de SACO arman una agenda de visitas locales que incluye a la Escuela G-15 Ignacio Carrera Pinto –donde Manuel Félix Cortés, su director, es también el único profesor de 13 niños que, aunque de distintas edades, integran un solo curso–; los geoglifos de Chug-Chug; el abandonado Tranque Sloman; el Museo Antropológico de Quillagua –al cuidado de una mujer muy mayor, Felisa Albornoz, y cuyo acervo incluye varias momias recuperadas del desierto atacameño–; y el Valle de los Cráteres. Todas estas visitas estuvieron marcadas por el asombro del descubrimiento. Incluso para muchos chilenos, este recorrido por Quillagua resulta toda una revelación en suelo propio. En Quillagua, un lugar de resistencia y decadencia fluye, por encima de todo, el amor. Un amor que desde ahí se desborda para llegar a Antofagasta y luego a Latinoamérica, una región también con sus conflictos, con sus propias resistencias y decadencias y que, por un camino de doble vía, llegan a Chile con los artistas invitados, para nuevamente regresar a sus países -ya con otras capas de historia- en sus mochilas salpicadas con arena del desierto. Alejandra Villasmil Periodista especializada en arte
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Alejandra Villasmil Nace en Venezuela, en 1972. Es periodista, artista visual, fundadora y directora de Artishock, un sitio web sobre arte contemporáneo con énfasis en Latinoamérica. Es Licenciada en Comunicación Social, Mención Audiovisual, de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, Venezuela, 1994) y tiene formación libre en arte contemporáneo (teoría y práctica) en escuelas de Nueva York (1997-2007). En Nueva York trabajó como corresponsal para la revista Arte al Día International (2004-2007), como corresponsal de cultura para la agencia de noticias EFE (20022007) y como corresponsal principal en español para las agencias DPA (Alemania) y Notimex (México). Expuso su obra en galerías e instituciones neoyorkinas como El Museo del Barrio y el Queens Museum of Art. En Chile, en tanto, ha sido encargada de prensa y difusión para el Museo de Artes Visuales (MAVI), la Galería de Arte Gabriela Mistral, la Galería Moro y la Bienal de Video y Artes Mediales. Diseñó y coordinó el programa del Diplomado en Estudios Críticos y Curatoriales de la Universidad del Desarrollo (UDD), donde también dictó el Taller de Arte y Escritura (2012). Ha escrito para catálogos de exposiciones y sitios como el de la Fundación/ Colección Cisneros (Caracas/Nueva York). También ha dictado conferencias organizadas por el Jersey City Museum (Nueva Jersey, EEUU), Museo del Barrio (Nueva York), además de la Universidad Católica, Feria Ch.ACO y Antenna (Santiago, Chile). Fue jurado de la Feria Faxxi (Chile, 2014 y 2015) y del Concurso Entre Ch.ACO y Finlandia (2015), entre otros. Artishockrevista.com 88
Pliegues de amor, despliegue de arte “Traiciona, esto es, no ve, pero no ver, en cosas de amor, es traicionar.” Patricio Marchant Fui convocado a SACO6 desde mi actividad como sociólogo como un intento, a mi juicio, de abrir o establecer umbrales complementarios a la comprensión. Si el oficio sociológico es portador de ciertas artesanías y sutilezas, podemos intentar a través de nuestra formación, acceder a ciertas irrupciones de espacios de sentido que a veces insisten en ocultarse a sí mismos. Esquivos al análisis y a la comprensión consciente, su grito se oye, tenue en su afán. Agrandar el campo semántico, interpretando, analizando e intuyendo, es una gran motivación incluso en la crítica más racional. Si nos preguntamos las condiciones de existencia de aquello que se ha separado en el sujeto moderno, su propia razón sustantiva, como arte, ciencia, economía, ética y política, por nombrar algunas esferas, estas exigen poder sentarse a dialogar. Esta sería una de mis consignas. Arte contemporáneo Según el pensamiento crítico europeo del siglo XX, fue tarea de la filosofía o mejor dicho de los filósofos, dar cuenta de las mutaciones que sufría el concepto de arte en todas sus singularidades. Hoy en día no solamente serían las llamadas ciencias sociales las convocadas a dar cuenta de estos cambios, tanto en lo conceptual como en lo práctico, sino también a “descentrar” lo que por siglos apareció como monopolizado por el arte europeo, que en su versión más totalizante se tildó a sí mismo como “alta cultura”. Debo reconocer por mi formación en sociología política y posteriormente en socioanálisis, que el vehículo o lo leit motiv que me lleva es una idea de negatividad en relación a la función social del arte y donde la experiencia personal pasa a segundo plano. Negatividad para el que escribe, designa dimensiones de crítica a la realidad, es decir, su función como politicidad. Heredera del pensamiento marxista europeo, la idea del arte como función social y política asociada a la obra y a las relaciones sociales que la producen, parece estar atravesada por una forma no menos válida de experimentar el arte. Esta sería un tipo de experiencia individual o introspectiva que en el pasado fue menospreciada (“arte burgués”, “alienación”, etc.) La pregunta pareciera enlazar la epistemología (condiciones de emergencia de los saberes con respecto al arte) y la fenomenología (sensaciones que me provocan como experiencia de introspección). Hoy en día aparece como un acercamiento no menos válido. Según el pensamiento sociológico del siglo pasado, muchas veces es en el propio círculo íntimo de la vivienda, incluso en lugares relativamente modestos, donde mejor se expresa la fuerza de las preferencias y del juicio propio. Según Gadamer “allí no sólo se encuentran reproducciones, ese medio inaudito de expansión de la memoria y de adaptación de todos a lo que está de moda y se lleva más en el campo de las reproducciones. Hay fuerzas encontradas que actúan a la contra de los efectos homologadores de las actuales condiciones de vida, dominadas por la técnica.” 89
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Esto vendría a validar lo anteriormente expuesto, este descentramiento o desanclaje (un despegue de capitales) en este caso, de sentido del arte por una parte (que interrumpe la idea concéntrica de un arte “elevado” procedente de los países del llamado primer mundo y un despegue del capital de las obras en un sentido profano por decirlo de alguna manera), ya no orientando a clases sociales o culturas específicas, sino basado en su función política. Sea esta negatividad, sea esta experiencia introspectiva. Esto es a mi parecer lo que se logra en el proyecto SACO6. Desvío de sentido (función política o proceso de subjetivación), desvío de capital (descentralizar recursos), desvío de galería (ahora en el espacio público); triple desvío de SACO6, urgencia después de su emergencia. Tomo estas consideraciones preliminares, para fundamentar lo que se expone y no presumir de ese “saber experto” que dice “yo sé de esto, soy profesional en estos temas”. La cosa no es tan simple como eso. Más allá de entrar en dimensiones tediosas para algunos y separaciones odiosas entre teoría y práctica (que tan mal nos han hecho), estas apreciaciones servirían al lector afín con la mirada de las ciencias sociales y específicamente la sociología, para entrar de manera más amable según sus propias inquietudes e intereses. Amor: ¿decadencia o resistencia? Según ciertas perspectivas sociológicas, el amor de pareja estaría en crisis. Me inclino más por pensar que lo que está ocurriendo es una reconfiguración de la idea que sostuvo gran parte del pensamiento civilizatorio dominante y que también se manifiesta en el primitivo (grupos sociales de baja complejidad), es decir; un sistema de Ser en el mundo asociado a roles y en un segundo movimiento, a funciones. Si, por una parte, tenemos una nostalgia de los fuertes lazos que manifestaban las relaciones afectivas tradicionales, nos encontramos, por otro lado, con el llamado Amor líquido, a saber, relaciones y discursos afectivos limitados por su escasa extensión en el tiempo. La pregunta que SACO6 me plantea no deja de ser compleja, pues estamos asistiendo a un tránsito que no logramos visualizar en su totalidad (por su extensa temporalidad), aun teniendo algún tipo de sustrato empírico teórico a nuestro favor. La pregunta que SACO6 nos hace es una pregunta ingrata, incómoda, pues somos nosotros mismos los protagonistas de este tránsito histórico. Pero como problema, tenemos el deber ético de abordarlo. La pregunta que inmediatamente me hago es ¿dónde está la decadencia y dónde la resistencia? En un primer término y con cierto prejuicio hermenéutico, pensé que la resistencia era aquel ideal/platónico que heredamos de la metafísica occidental y que podría mostrarse a sí misma como una idea de amor puro que se resiste a los cambios epocales; la decadencia, en cambio, podría venir desde las llamadas perspectivas “posmodernas”, aunque odie un poco ese término en su vacuidad. Luego de mi experiencia en Antofagasta y especialmente en el Muelle Histórico observando las obras, me he inclinado a invertir los términos y esas proposiciones, jugando con ellas. De ser así, la decadencia podría emerger desde el amor tradicional romántico 91
en toda su violencia tanto simbólica como física y la resistencia sólo sería una cara del mismo problema. Invirtiendo los enunciados, podríamos arribar al muelle donde decadencia y resistencia son parte del mismo universo semántico que asesina a más mujeres por año que en muchos países, pero por otro lado podríamos también apelar a una idea de “amor puro” que habría que recuperar. No me inclino por esta segunda idea. Como ya tomamos partido, dejaremos de lado la visión idealista del amor y nos volcaremos a una visión más empirista, por decirlo de alguna manera. Creo que lo que nos convoca es “¿cómo se manifiesta el amor de pareja?” y no “¿qué es el amor de pareja?”. Las obras La artista visual y pintora Paz Castañeda en Fragmentos de un discurso amoroso, nos confronta, invitándonos a mirar desde su obra, lo efímero e inestable que puede ser una relación amorosa y la lucha constante que implica. Tomando como punto de partida a la semiótica, Castañeda instala una radiografía de las configuraciones y re configuraciones del Eros que habla. Como un barco que zarpa, haciendo analogía al fin de una relación, la obra establece el vaivén del amor de pareja contemporáneo. Ya no hablamos de relaciones de “toda la vida” sino un ir y venir donde la perdida, la elección y la partida están en presencia permanente. Barthes señala en Fragmentos de un discurso amoroso, que: Históricamente, el 92
discurso de la ausencia lo pronuncia la Mujer; la Mujer es fiel (espera), el Hombre es rondador… Se desprende aquí algo nuevo, dado que en algunas de las grandes ciudades chilenas son ellas las que ya no esperan y “zarpan” (siguiendo la metáfora de quién parte hacia el mar). Cabe señalar que Castañeda juega también con su saber inconsciente al situar su obra “dentro del mar”, dado que en el psicoanálisis más contemporáneo o tardío, el mar es un elemento arquetípico bastante usado como recurso de interpretación de deseos y temores reprimidos en todos nosotros; esto hace que la obra, para mí, se complete como una totalidad, se cierre de manera orgánica. La experiencia del arte es para todo el mundo justamente algo no habitual, más bien una apertura a lo insólito (Gadamer), que le tienta a uno no sólo a entrar en ello sino a vivirlo realmente. Este Umheimlich (algo familiar pero que es extraño al mismo tiempo), comporta la frontera o umbral por donde el psiquismo accede a lo que ya conoce, pero ya no sabe que conoce; “tú te vas y yo me quedo aquí…” (Rocío Durcal). Desde otro frente, Nicholas Jackson, ataca la orilla de la cotidianidad amorosa que soporta el peso del tiempo, el amor tradicional que dura para toda la vida y cómo este se moldea a sí mismo según su propio peso. Tomando a mi juicio, la concepción de amor tradicional, Jackson trabaja con la “distinción” que los amantes hacen de sí mismos con respecto a las demás personas. Basado en una
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construcción ideológica que separa lo humano del animal, el amor tradicional expresa la represión de los instintos selváticos en pro de una nobleza que habita en la idea. Esta represión (que es constitutiva de la cultura), se expresaría de la mejor manera en la conciencia desgraciada del “amor sufrido”. Soportar los golpes, título de la obra, expresa la paradoja o el dilema de un amor basado en una exterioridad de poder: por un lado la cultura y por otro el poder del hábito como necesidad naturalizada. El amor de toda la vida de nuestros abuelos, la violencia escondida en él, los maltratos y la resistencia a cambiar de rumbo sobre todo en el mundo femenino, viene a ponernos a reflexionar sobre si todo tiempo pasado fue mejor. Haciendo guiños con la filosofía y la física, Jackson realiza un inteligente juego al poner en circulación una multiplicidad, situando la resistencia desde una esfera crítica, como negatividad, por otro lado poniendo en suspenso la filosofía del sujeto de una manera cuántica, es decir, acabando con la separación entre sujeto y objeto al montar una obra sobre una “naturaleza alterada” (mueble de metal) y la piedra montada (naturaleza deshumanizada). Si el peso de la piedra altera la superficie del metal que la soporta, también altera la realidad del tiempo en honor a su materia. Pareciera hoy por hoy, que los intereses combinados de creación, son el ethos del momento como un nuevo sujeto creativo. El trabajo de artista visual venezolano 94
Oscar Pabón llamó inmediatamente mi atención. Por trabajar en arquitectura, vivo inserto en un campo donde la vivienda y el espacio público son materia constante de análisis y de reflexiones. La maqueta, llamada Melancolía: el pabellón del despecho, cuyo contexto de sentido se estructura en el campo del desamor y del duelo amoroso, pone en la palestra el fenómeno de codependencia de los amantes en Latinoamérica. En un continente donde el amor romántico es pan de cada día y parte del imaginario, y donde los femicidios están a la orden del día, Pabón con sus cinco estructuras metálicas que llevan al muelle un barrio típico de periferia pobre, nos permite hacer trabajo de terreno de manera metafórica. Al escuchar las canciones de amor trágico una y otra vez como respuesta a la pregunta de cómo superar la pérdida del objeto de deseo, quedamos ante una tautología, una encerrona, un callejón. Por una parte no podemos amar sin sufrir pero tampoco vivir el luto con serenidad, sino en el dramatismo absoluto. Heredero del pensamiento sociológico, el llamado marianismo, esa codependencia a una imagen idealizada de la mujer en Latinoamérica, que no es más que otra cara del machismo patriarcal. Sincretismos entre lo militar masculino y la virgen (patrona de Chile por ejemplo), expresarían en plenitud esta figura; pero algo está cambiando. De mis experiencias con personas en situación de calle, un alto porcentaje de hombres culpan a las mujeres de dicha situación, a diferencia de los discursos femeninos que han sido para mí igual a cero o de escasa cuantificación. La obra de Pabón remece, pues como alegoría de metafísico o abstracto no posee nada. Es el enfrentamiento directo con el problema, la casa, el oikos, el hogar. Una obra que, por los acontecimientos que ocurren en Venezuela, se transforma en un acto político en sí mismo al no poder Pabón asistir a SACO6 y que al ser socorrido en el montaje por sus propios coterráneos y de manera espontánea, le otorgan a esta entrega un carácter de irrepetible. En el reino de la imaginación, la metamorfosis del ser es ya una adaptación al medio imaginario, escribe Gastón Bachelard. El muelle, punto de partida y de llegada es también naturaleza intervenida. Lugar de sentimientos grabados en la madera, ya lugar de nostalgia, ya lugar de extrañamiento, como una dimensión con distintas temporalidades que se encuentran cara a cara pero sólo a veces dialogan. Cuando se medita sobre la libertad de las metáforas y sus limitantes, ciertas
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imágenes poéticas se superponen unas sobre otras sin discriminarse mutuamente. Lucía Wark-Meister de la hermana Argentina, con un estilo austero y de macabra y perspicaz dulzura, hace sangrar al muelle una vez más. Intersticios del amor nos invita a recuperar la memoria del viejo objeto, su sangre, su dolor pero también su florecer. Nuevamente más de un registro. Ora rosas de un mundo sin humanos, ora un lugar manchado por la penuria de quienes ahí estuvieron, están o estarán en su superficie. Lágrimas de sangre de amor romántico en ese gran objeto memorial que es el desierto de atacama. Debo reconocer que esta obra es la más difícil de abordar para mí, pues como leí una vez en algún lugar, es necesario desembarazarse de todos los libros para abordar una acción poética. Mi oficio se accidentó al encontrarse por primera vez con esta obra en el Muelle Histórico. Gracias a cierta formación que poseen algunos sociólogos en psicoanálisis y/o en literatura “proyectiva” (del inconsciente), se puede asir brevemente lo inasible de esta simulación. Te pone en jaque por su simpleza y por su profunda simbología, se filtra, como dijo la autora. Una obra estrictamente fenomenológica para la cual es mejor dejar el conocimiento en la casa. Siguiendo con la línea de sentido que el Muelle Histórico otorga, Fernando Foglino, charrúa, oriental, uruguayo, pone en convivencia no sólo lo poético, sino lo político pero con politicidad. Esto refiere y define algo así como el intento de modificar las 96
actitudes y relaciones al interior del campo popular, buscando reivindicaciones, educando y haciendo un rescate de la memoria histórica. Foglino construye una guarida, un cubil, una pirámide pero también remece, escandaliza. Doble registro para un lugar otrora espacio de sufrimiento, explotación del hombre por el hombre, pero también espacio de nostalgia, de epístola, de esperanza. Doble registro a su vez para su estructura. Por un lado, lugar que brilla y genera calor y lugar que produce cobijo y frescor del sol implacable del norte. Por una parte una investigación sobre las condiciones de trabajo y de vida del obrero del caliche y entrega de ese relato a los visitantes a SACO6 en el muelle. Doble estrategia político-estética pero a su vez un ritual. El sentido ritualista de la obra de Foglino y Valentina Cardellino, también funciona como un exorcismo. Al recuperar la memoria y hacer que se escuche el grito de dolor de los explotados que allí vivieron también transforma este lugar en un espacio de paz, de cobijo, de alivio y de amor. Ahora los amantes pueden protegerse del intenso y abrasador calor; el amor hará el resto. Cuando se forma una interacción entre una creación y su recepción en todos los parámetros de los círculos vitales de los individuos es porque son los propios cambios sociales y epocales los que obligan al artista a experimentar con cosas nuevas, nuevos lenguajes que incluyan fenómenos o realidades nuevas o aún difusas. En el caso del arte y los medios de comunicación, sabemos que estos han sufrido importantes cambios en los últimos cien años. Pasando por la estetización
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de la política (Benjamin) y el uso del arte y los medios de comunicación como aparato ideológico de propaganda (con fines en su mayoría funestos) el cine, la radio y el imperio de la televisión, hoy en día asistimos al reinado de la vida establecida con base en lo digital y la virtualidad. Desde Venezuela, Ana Mosquera con Paisajes invisibles se pregunta si la sexualidad es posible situarla en un lugar. A partir de una voluntad descentralizadora, Mosquera realiza un doblez a cierta crítica de corte europea, la que para el que escribe, adhiere a cierto esencialismo, que implicaría una supuesta deshumanización de la convivencia humana al establecerse a sí misma con bases en la utilización de las redes sociales. Curiosamente fue la propia racionalidad europea la que expandió los llamados “sistemas expertos” (Giddens) y donde el uso de la tecnología llegó al paroxismo. Doble doblez de Mosquera al intentar tomar distancia del ethos centralista y pensar la sexualidad/ tecnología/lugar desde la periferia, que deja de serlo y se cancela en su propio acto descentralizador y descentralizante. Triple doblez al tematizar la sexualidad gay fuera del seno de la esfera de lo privado, sino situándolo ya sin miedo en el espacio público. Vincularse por nuevos medios es tan polémico como fue el comienzo del uso de la epístola en los albores de la modernidad. No tengo dudas en que para el pensamiento medieval el uso de la carta y del yo como protagonista no fue vista con buenos ojos. Creo se hace necesario que pensemos desde nuestra región latinoamericana qué acogemos y que no, dejando atrás con ello que desde 98
otras latitudes nos digan qué es bueno y qué es malo. Captar lo inasible pareciera ser la consigna, lo que desborda a toda normalización de conductas, esa esfera de libertad con la cual el poder se vería a sí mismo en un instante de limitación; sí, porque este no posee rostro. En el origen de la tradición oral existiría ya una estrecha relación entre sexualidad y lenguaje. Ya en el acto mismo de nombrar las cosas, un nominalismo primigenio, ya encontraríamos un origen de la diferencia sexual. En cierta manera, el pensamiento falocentrico traduce aquello que le es ajeno, es decir, traduce a la mujer. El hombre sabe sobre “ese no saber, ese saber relegado a la esfera de lo inconsciente. Con ello administra, genera y proyecta deseo en ese otro.” Es paradójico que la obra Las Amazonas ¿amor o carne?, de Adriana Ciudad del Perú, se constituya en base a un artilugio llamado picó, tan parecido al nombre coloquial que en Chile se le otorga al órgano sexual masculino; ¿coincidencias?, no lo sabremos pues la coincidencia y la facticidad se llevan mal. Por un lado, el logos civilizatorio y por otro el pensamiento tribal se las han dado con la mujer como “acompañante del hombre” en la naturaleza; al servicio de él. En Latinoamérica, con ese caldo sincrético del cual somos herederos, ora caribe, ora sudaca, es pan de cada día la cosificación de la mujer a gran escala. En cierto sentido hemos dado un paso adelante en la democratización del cuerpo en el mercado de los afectos. Pero al
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mismo tiempo y constantemente, a mi juicio, damos tres pasos hacia atrás. No es mi objetivo ser majadero con algún tipo de pensamiento teleológico, como si fuéramos realmente hacia un mundo mejor, pero sí, no debemos cejar en intentarlo una y otra vez. Tampoco pensarlo desde una esfera como si los sureños (Chile, Argentina o Uruguay) estemos a la vanguardia en desobjetivar al cuerpo como mercancía. Pero sí existe una gran tendencia “más caribeña” a este tipo de discurso, como tecnología de apropiación no sólo del cuerpo femenino, sino también masculino. Adriana intenta hacer un escándalo, sutil pero agresivo y activo. Al exhibir el primer picó femenino en el Muelle Histórico de Antofagasta, te está restregando en tu propia cara tu propio objeto de deseo. Juega con tu goce, no como deseo, sino como ese artefacto que necesitas pero te genera miseria y lo ignoras. Pareciera ser que las cosas tampoco son tan así. De mi experiencia como observador, pude registrar algunos comentarios de muchachas en edad escolar. Comprendiendo rápidamente el sentido de la propuesta, estas niñas/ mujeres me confesaron que es necesario educar sobre todo en los colegios cómo ciertos tipos de música, son portadoras de un mensaje violento hacia las mujeres; bien por la obra. Pero el asunto pareciera inclinarse más a que no importa lo que digan las letras o cual mensaje tengan, sino a que está de moda y posee un ritmo muy atractivo. Adriana quiere politizar poniendo en tu propia cara lo que podría generar tu propia decadencia. Esta es su resistencia. Claudio Pereira Sociólogo
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Claudio Pereira Nace en Santiago, en 1971. Tras el Golpe de Estado de 1973 se trasladó a vivir con sus abuelos, a causa del viaje de sus padres al Amazonas Brasileño. Cursó su Enseñanza Media en el Liceo Nº 6 de San Miguel, comuna periférica donde fue testigo de la lucha contra la violencia estatal de las generaciones mayores. Como un joven de los ’80, comenzó a frecuentar los lugares donde convergía la vanguardia artística y la resistencia: las fiestas Spandex, el Trolley, el Teatro Esmeralda y el Garage de Matucana, y participó activamente en la campaña del NO a Pinochet. Viajó por Sudamérica, visitando el norte de Chile, Bolivia, Perú, Argentina y Brasil, donde se instaló por un tiempo. En Río de Janeiro se acercó a la sociología. Conoció a los miembros del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, conocido como MST. Participó como voluntario en un equipo de botánicos para la reforestación de Brasil (1999-2000), experiencia capturada en el filme La sal de la tierra, de Wim Wenders y Sebastião Salgado, donde se conjugan la belleza natural y la miseria en que viven muchos habitantes de ese país. De regreso en Chile, ingresó a la Universidad ARCIS, donde en 2011 obtuvo su título de sociólogo. Realizó su práctica profesional en estudios de mercado, pero rechazó el exceso de cuantificación de la vida social, así como las empresas de retail. Prefirió trabajar en terreno con la comunidad, primero en programas de capacitación para adultos mayores, mujeres y organizaciones en general y luego en una consultora de arquitectura, que lleva a cabo estudios sociales en comunidades de provincia, para mejorar sus entornos urbanos y calidad de vida. En la actualidad es jefe del equipo social de dicha consultora. 102
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EN EL LICEO
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Estímulos sostenibles: Encuentros con las nuevas generaciones Antofagasta es una ciudad que se encuentra avanzando a pasos agigantados hacia una metrópolis cosmopolita, por este motivo se hace necesario examinar la vinculación entre los programas educativos y las organizaciones culturales. La educación artística o los proyectos formativos se hayan requeridos de un sinfín de exigencias complejas de evidenciar a primera instancia. La insuficiencia de los recursos, la obligación de ser autosustentables y las demandas por mantener las organizaciones son factores que determinan transversalmente el sistema de la formación artística. Dentro de este contexto, el objetivo de las intervenciones en establecimientos educativos es otorgar las herramientas que fortalezcan la vida emocional y ubicar las conexiones vitales entre el mundo social, político, económico y por supuesto, el artístico. Entonces, a partir de esa necesidad surge la pregunta ¿qué es lo que debemos enseñar? Tenemos que mostrar una crítica y una reflexión acerca de cuál es el rol del arte y trabajar en resistencia a las condiciones que el sistema educativo formal propone. Esta atmósfera puede proyectar la sinergia de los gestores culturales, los artistas y los profesores junto a los estudiantes, quienes potencien un espacio propicio para acercar el conocimiento y generar las condiciones óptimas de ver el arte como una herramienta de transformación. Desde la primera edición de la Semana de Arte Contemporáneo el año 2012, el Colectivo SE VENDE ha maximizado los esfuerzos por acercar las artes visuales a la comunidad educativa, explorando en instancias formativas intensas, con clínicas, conversatorios y encuentros en diversos puntos del territorio y llegando a múltiples públicos. Este año 2017, gracias a la constancia y la planificación anticipada del programa de vinculación y mediación en establecimientos municipalizados de SACO6 AMOR: decadencia y resistencia, el equipo realizó exitosamente el ciclo de conferencias en liceos públicos de Antofagasta y Mejillones, involucrando a las direcciones de los establecimientos, el cuerpo académico, los medios de comunicación, los artistas y curadores visitantes.
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Conexiones virtuales y mundos paralelos Miércoles 9 de agosto La primera jornada fue el encuentro en el Liceo Mario Bahamondes Silva de Antofagasta, donde el artista uruguayo Fernando Foglino se reunió con un centenar de adolescentes de Enseñanza Media para ofrecer la conferencia Post Internet. Cercanía y complicidad logró la temática de la presentación, considerando que desde el comienzo de la actividad los alumnos indicaron que eran usuarios de tecnologías en su cotidiano. Participando con la visión próxima sobre el uso de los equipos electrónicos, los jóvenes rieron con algunos de los análisis sobre la masividad de los “memes” en las redes sociales o la facilidad de acceder a contenidos específicos sobre videojuegos, fútbol, animación o biología. Posteriormente Foglino ahondó en su metodología de trabajo, ilustrando los primeros experimentos con softwares a finales de los años noventa etapa en donde las redes ya comenzaban a presentar antecedentes de lo que vendría, una mezcla entre realidad y ficción.
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Según lo comentado por el artista, la comprensión del mundo de la abstracción en los medios de comunicación y el empoderamiento de las comunidades en la red, desde un principio ha movilizado el conocimiento. Esta dinámica permitió que se masificara el “remix”, un fenómeno que permite y fomenta el uso combinado o edición saturada de elementos provenientes de dos o muchas obras, remezclas en las cuales muchas veces se extraen sin previo aviso elementos de piezas con derecho de autor. En la jornada educativa también se explicó que el desarrollo y la creación de las sociedades híbridas en Latinoamérica forman parte de la integración cultural, término que destaca al establecimiento visitado, pues acoge la más alta tasa de alumnos extranjeros en Chile.
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La segunda presentación estuvo a cargo de Ana Mosquera de Venezuela, con la conferencia La ciudad después de Pokémon Go en el Liceo Técnico de Antofagasta. La artista contó como el videojuego de realidad aumentada opera por medio de la localización del sistema Google Maps. Este prototipo interactivo consiste en buscar y capturar los cientos de personajes de la saga de animación, lo que en la práctica ha sacado a los jóvenes a la calle, desplazándose físicamente por la urbe, promoviendo que los participantes en diferentes ubicaciones tengan puntos de referencias cercanos a sus hogares, conformando una comunidad que “caza pokemones” e interpreta los mismos códigos fundados en la referencia impuesta por las “pokeparadas” de la aplicación celular. Al describir el procedimiento de uso, Ana Mosquera explicó a los estudiantes de 1° y 2° Medio que la organización del juego obtendría información privilegiada al adquirir el registro de los movimientos, los intereses o los sitios de referencia de los jóvenes inscritos en la plataforma digital. En este contexto, la creadora de la obra Paisajes invisibles describió el método que aplicó al momento de identificar la georeferenciación de los usuarios de la aplicación Grindr (programa geosocial destinado al público gay), buscando exponer el modo en que, territorialmente, las relaciones sociales por internet generan cartografías capaces de interpretar el espacio y las rutas de los grupos que
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habitan la ciudad de Antofagasta. Se hablรณ sobre la identidad en el internet y el papel activo que debe tener la sociedad al crear contenidos educativos en pro del desarrollo de los usuarios.
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Observaciones del entorno Jueves 10 de agosto En el Liceo La Chimba de Antofagasta, Adriana Ciudad de Perú, realizó la tercera conferencia llamada Procesos creativos, reuniéndose con estudiantes de 3° y 4° Medio del establecimiento público. La conversación partió con una revisión de su carrera artística, su tránsito por Latinoamérica y Europa, y las motivaciones que tuvo para especializarse en artes, creando con la pintura ambientes ficticios o representaciones abstractas de la realidad. Adriana Ciudad dio una breve descripción de su bagaje, y comenzó a argumentar su propuesta para SACO6, Las Amazonas ¿amor o carne?, hablando sobre el rescate del patrimonio musical de El Caribe colombiano, el cual es recuperado por medio de una caja de resonancia llamada picó, instrumento que cautivó a la artista por la singularidad de sus colores y el estilo “carnavalero” impregnado en el aparato. Tras la proyección de un reportaje sobre la cultura picotera, la conferencia dio un vuelco, y frente a los estudiantes, Adriana Ciudad reprodujo canciones populares del reguetón latino para resaltar las letras, repitiendo los coros tan reconocidos por los estudiantes.
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Al interior del auditorio del recinto educativo, los jóvenes al escuchar las canciones integradas en el paisaje sonoro del picó, de inmediato se animaron sacudiendo con sus hombros en reacción a los diferentes ritmos. En este momento fue cuando la expositora internacional de SACO6 hizo el quiebre, deteniéndose en los contenidos de estas canciones que son parte de las fiestas y el diario vivir del grupo generacional visitado. “Las botellas arriba, el combo en la mesa, y salen fieras por naturaleza” o “yo soy el dueño de tu fantasía, nadie lo hace como yo” fueron algunos de los extractos analizados. Luego se les preguntó a las alumnas qué pensaban sobre esas letras, y ellas respondieron que les incomodaba la utilización de un lenguaje machista y misógino en el género reguetón, pero que a su vez estaban acostumbradas e ignoraban los mensajes tomando solo en cuenta la música pegajosa que sonaba con frecuencia en sus casas, fiestas o sitios de acceso público.
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La cuarta conferencia, La obra y el paisaje, fue desarrollada por la artista chilena Paz Castañeda en el Liceo Geraldo Muñoz Campos, ante alrededor de doscientos estudiantes de las especialidades comerciales de finanzas y administración. En la actividad, Castañeda comenzó contando que en primera instancia su formación la había iniciado con la carrera de periodismo, derivando luego de varias dudas vocacionales en las artes, especialmente orientando su interés en la fotografía y la pintura, retratando mujeres comunes, con el propósito de entender la feminidad real, caracterizando el cuerpo en sus diferentes edades, considerando los cambios físicos por la maternidad o el envejecimiento. Siguiendo con la presentación, la artista mostró diferentes paisajes de la zona central de Chile y de la ciudad de Antofagasta, describió ciertos lugares abandonados, ex industrias, ruinas, sitios eriazos, infraestructuras absurdas, grafitis o basurales, argumentando que también son parte de un lugar determinado, y que estos rincones del entorno urbano pertenecen al ambiente y por ende es posible apreciarlos al minuto de tener la intención de representar el contexto o ilustrar el paisaje contemporáneo. Después de haber explicado que en cada territorio existen particularidades que resaltan sobre otras, dependiendo de la visión que se tenga, la expositora en el
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salón continuó hablando de su labor en Antofagasta, en especial de la obra Fragmentos de un discurso amoroso, la que lleva pintada en leguaje náutico la frase “Me amas allí donde no estoy” y “Me esperas allí donde no voy a ir”. Tras revelar el significado personal que tenían estas palabras, ligadas al vínculo paterno de la artista, una académica presente en la jornada formativa, expresó la complicidad sentimental de la propuesta, detallando que la obra montada en el Muelle Histórico igualmente le recordaba a su padre quien habría sido pescador de aquel lugar tan típico de la cuidad, aspecto que conmovió a los estudiantes, quienes espontáneamente ofrecieron un aplauso cerrado ante la coincidencia.
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La contingencia creativa Viernes 11 de agosto El artista chileno Nicholas Jackson llevó a cabo la conferencia El arte como visión del mundo en la Escuela Armando Carrera de Antofagasta. Veinte alumnos de la especialidad de artes visuales tuvieron la oportunidad de conocer y departir con el creador. Esta quinta intervención del programa de conferencias de la Semana de Arte Contemporáneo planteó la postura de que el sistema educacional formal en ocasiones desvirtúa las necesidades de los estudiantes, y que la vocación artística puede abarcar la literatura, la danza, la pintura, entre otras disciplinas cercanas al universo imaginativo, a la intuición, a la certeza de querer expresar el mundo interior sin tener clara la forma de exteriorizar aquel planteamiento. En ese sentido, el autor de la obra Soportar los golpes, subrayó que cuestionar las reglas y las pautas de trabajo es parte del crecimiento personal, señalando que a menudo se encontró en conflicto por reconocer su capacidad creativa. Los presentes en la ponencia consultaron al artista ¿cómo calculas el peso de las rocas en los soportes? A lo que Jackson contestó “a veces no calculo, no mido, pero siento que ese elemento es el preciso, y así voy probando, abriendo el trabajo a la experimentación”.
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Al término de la conferencia volvió a surgir la pregunta ¿qué es un artista y cómo se inspira? La respuesta de Jackson fue que el creador es alguien que necesita mostrar una sensación sobre lo que está ocurriendo, lo que ve, piensa o incluso sueña, entendiendo que el objetivo del concepto o la obra es ser conceptualizada y configurada de manera visual.
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Por segundo año, las conferencias se trasladaron a Mejillones, visitando el Complejo Educativo Juan José Latorre Benavente. La sexta presentación se denominó La memoria del mar, haciendo alusión al perfil que definen las obras de la artista argentina Lucia Wark- Meister. La expositora de Intersticios del amor en SACO6, visualizó algunas líneas temáticas, proyectando imágenes de diversas residencias, intervenciones y aportes en proyectos colectivos. Destacó en las piezas mostradas el uso de esferas de cristal, objetos que ella ha instalado en espacios geográficos naturales, quebrando el paisaje primitivo con el reflejo y el juego óptico. El cielo en el mar y viceversa es lo que llamó la atención de los alumnos de la zona costera del norte de Chile. Los jóvenes escucharon y observaron muy atentos la conferencia, acercándose de esta manera a los lenguajes visuales contemporáneos. Así, la expositora explicó su narrativa artística, y el juego de lo irreal en una performance con bailarines y cantantes, que realizó en la ciudad de Nueva York. Lucía Warck-Meister profundizó en la línea argumental de su trabajo, que explora lo no dicho, lo que es, pero no se ve, lo insinuado e insinuante, los intersticios que se activan en cualquier situación y relación.
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Hackear el aula Miércoles 16 de agosto La séptima conferencia llamada Herramientas para la resistencia fue desarrollada por la artista y educadora de la Fundación Alumnos 47, Aisel Wicab, quien viajó desde México a la Semana de Arte Contemporáneo, junto a la gestora cultural Tamara Ibarra de Plataforma YEI, organización también proveniente del país azteca. En el Liceo Domingo Herrera de Antofagasta, Wicab, efectuó una breve introducción sobre arte contemporáneo, intentando explicar el concepto de “hackeo del sistema social”, es decir el ejercicio de identificar dentro del aula las problemáticas grupales que pueden tener mejoras, analizando las situaciones de conflicto, enfocando soluciones consensuadas y privilegiando la opinión colectiva. La estrategia metodológica aplicada consideró la opinión de cada estudiante y buscó canalizar las fuerzas de los jóvenes dentro de la comunidad educativa. Haciendo dos bloques: uno dentro del salón auditorio, donde se evidenciaron las estructuras jerárquicas al interior del establecimiento y se planteó la posibilidad de que entre todas las partes — estudiantes, administrativos, académicos y
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paradocentes — se diseñasen jornadas para optimizar la transmisión de conocimiento, junto con valorar el rol que cada uno cumple. Rápidamente en el segundo bloque, los asistentes se impregnaron del ánimo instalado, utilizando el patio del establecimiento con dinámicas de movimiento conjunto, incentivando al grupo a tomar decisiones intuitivas. Francisco Vergara Periodista
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El eterno anhelo de lograr la madurez Existen varias definiciones de una escena artística. Según la mayoría de ellas, las piezas claves en este mecano están constituidas en primer orden por una escuela y un museo, y en el segundo, por una masa crítica y una editorialidad/archivo. Los dos segundos elementos son naturalmente el resultado de los dos primeros. En el mapa latinoamericano hay pocas escenas con las cuatro patas firmes y parejas. Y son justamente estas cuatro patas las que aseguran la estabilidad y la utilidad hacia la comunidad de la estructura. Hay en este sentido muchas variables cojas entre Punta Arenas y Tijuana, escenas que logran avanzar resistiendo carencias de manera que podría denominarse un sello al mérito latino. Hay aquí también territorios culebras, desiertos culturales, zonas vírgenes y abandonadas, donde no subyace ninguna de las cuatro extremidades y donde simplemente el arte no existe, o se reduce a un circuito provinciano auto complaciente, conformado por un artista ermitaño, una profesora que aplica reciclaje, dos o tres pintores de retratos y paisajes, un fotógrafo de cuerpos desnudos, un grafitero, una dibujante rebelde y un gestor emprendedor, por dar un ejemplo configurativo, que puede variar según el contexto etnopolítico. Para un lector de una capital, este cuadro parecerá una caricatura, pero es una radiografía de la mayor parte del territorio latinoamericano. Mesa sin patas.
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Un extraño caso de una culebra Marcos Figueroa sostiene que hay ejemplos de estructuras incompletas -las sin escuela y con museo, como Salta, o sin museo de arte y con facultades, como Valparaíso- que han logrado desarrollar una plataforma local de arte de manera firme y duradera. Sin embargo, el hecho de que una encimera sin ni una pata haya conseguido generar una escena emergente, es un acto sin precedentes y tiene lugar en Antofagasta. Inspirada en esta reflexión del artista tucumano y jurado de SACO6, reconstruí el historial de accionar del Colectivo, iniciativas que tuvieron como consecuencia el brote de las extremidades: Escuela sin escuela Si entendiéramos a la escuela como un espacio académico y jerárquico, estructurado y fosilizado según las normas y cánones decimonónicos, no estaríamos en condiciones de operar, ya que el Colectivo SE VENDE es una organización independiente a las universidades y mantiene una visión crítica frente a lo que hoy significa la carrera. Pero si comprendemos y deseamos una plataforma de
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formación -como un espacio constante de traspaso de conocimientos y técnicas, desarrollo del pensamiento crítico, generación de conexiones interdisciplinarias, vinculación con el territorio, creación de vínculos humanos a través del trabajo y fines comunes, diálogo, reflexión y lectura- si, podemos establecer una escuela. Territorio El aprendizaje sin muros expande la absorción del conocimiento; el paisaje activa y exige interacción. La vinculación con los desiertos convierte a los acontecimientos -tanto de investigación, creación como pedagógicos- en sumamente locales y contextualizados a nivel de procesos y experiencias, siendo universales, en los contenidos. Interdisciplinariedad Escuchar desde las fuentes de contenidos significativos, como lo es en el norte de Chile la astronomía, geología, arqueología, historia o ciencias del mar, entre otras áreas de conocimiento, permite construir interrogantes realmente contemporáneas, transversales a los campos de investigación. En ISLA desarrollamos una red de intercambio con científicos, que nutre investigaciones de artistas locales y residentes. 127
Editorialidad SACO cuenta con su línea editorial anual, con un libro y una película documental con versión en español y en inglés, a la cual se suman publicaciones relacionadas con proyectos puntuales. El cruce de disciplinas esta igualmente presente en los proyectos editoriales del Colectivo, incorporando a pensadores de diversas áreas del conocimiento, para reflexionar sobre los múltiples contextos locales –el paisaje, la política, la industria, la multiculturalidad, el cielo más limpio del planeta, el consumo más alto del país, el clima, la historia oficial y la real– finalmente el desierto que nos engloba, con sus trascendencias y posibles puertas de lectura. Museo sin museo Todo espacio es potencialmente expositivo. Los ejercicios tanto interiores como exteriores de conversión y apropiación, expanden y democratizan el acceso al arte, no solamente desmonopolizando el circuito de museos y galerías convencionales, sino ante todo enriqueciendo y diversificando el uso y la lectura de los espacios urbanos, renovando las maneras de habitar, circular y mirar. Además, entran en diálogo fresco y único con el lugar y mantienen la autonomía nómade, de nunca dejar de buscar y replantearse. En el marco de SACO6 Todo lo que sucedió En el marco de SACO6 fue una materialización exuberante de museo sin museo. Abordó territorios urbanos y desérticos, vinculándose de manera asociativa con los principales recintos culturales de la urbe: el Muelle Histórico Melbourne Clark, Fundación Minera Escondida / Balmaceda Arte Joven, Centro Cultural Estación Antofagasta, Museo Artequin / INACAP, Biblioteca Regional, Instituto Superior Latinoamericano de Arte ISLA y El lugar más seco del mundo, Quillagua. Aluvión visual abarcó cinco exposiciones en la ciudad de Antofagasta, construyendo un recorrido alternativo a los círculos comerciales, ofreciendo una experiencia y un mapeo urbano diferente. Identificado gráficamente a través de las cenefas colocadas en las fachadas, con su coherencia curatorial, museográfica, de comunicación visual y mediación, construía efectivamente un museo que ya no necesitaba un edificio con una placa, ya que se expandió, tomando una buena parte de la ciudad (pag. 130). Al Aluvión visual se sumaron este año tres elementos más. La residencia de la cineasta polaca Julia Popławska inició SACO6 en julio, realizando el teaser para un documental en el desierto de Atacama, seguido como siempre en ISLA por instancias formativas: revisión de portafolios audiovisuales documentales y experimentales, y presentación de las dos últimas piezas de Popławska, acompañadas con un conversatorio abierto para la escena visual y audiovisual local (pag. 171). 128
El cráter grande del Valle de los Meteoritos (donde nunca ha caído ningún meteorito y a pesar de la respetable resistencia de los quillaguences, parece que debemos dejar de ocupar este nombre) fue intervenido por la artista Ximena Zomosa, quien, con Anónima, un uniforme femenino semi transparente, sobre escalado cinco veces, alude al rol de la mujer en la sociedad. Gigante, sin embargo subordinado y frecuentemente invisibilizado. La acción misma, realizada por siete mujeres, puede interpretarse como un gesto de la solidaridad de género, frente a los problemas históricos y de contingencia (pag. 169). En formato de una jornada intensiva, Marcos Figueroa, ahora en su rol de académico, propuso ampliar y actualizar los conocimientos del arte contemporáneo a un grupo de profesores de artes visuales de los establecimientos municipalizados de Tocopilla, Taltal, Mejillones y Antofagasta. La metodología de trabajo propuesta para esta sesión, organizada en conjunto con el Consejo Regional de la Cultura y las Artes, aprovechó las instancias expositivas de SACO6, para acercar a los docentes la producción contemporánea de manera empírica y de este modo incentivar réplicas en su quehacer docente cotidiano, dentro y fuera del aula (pag. 175). Dagmara Wyskiel
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Señales contemporáneas de lo local La Semana de Arte Contemporáneo de Antofagasta es más que una semana, en el sentido literal y en sus implicancias. La diversidad de actividades que involucra este encuentro organizado por el Colectivo SE VENDE, abarca tres meses del año y se irradia a Antofagasta y más allá, porque cada experiencia de montaje, exhibición, diálogos, coordinación y camaradería entre los distintos actores involucrados, constituye -y está comprobado- una transferencia de información a otras ciudades, otros países, otras escenas. Así, cada artista, curador, gestor u otro profesional de las artes que participe en SACO se tansmuta en una suerte de chasqui, esos corredores mensajeros que llevaban información de un lugar a otro en el periodo incaico. Es por eso que la noticia de este encuentro concebido desde la región ha llegado a muchos oídos y eso se ve reflejado en la impresionante respuesta latinoamericana frente al primer llamado por convocatoria de proyectos para la muestra central de SACO, AMOR: decadencia y resistencia. Este artículo, sin embargo, no refiere a esa instancia ni a esos desplazamientos territoriales, sino a las repercusiones locales que está teniendo el encuentro, tras su sexta versión. Este año, las actividades En el marco de SACO, que tuvieron lugar antes y durante la exhibición internacional, se concentraron desde el mes de julio
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en el conjunto de exposiciones que conformó Aluvión visual, un título evocativo de las inclemencias geográficas a que ha estado expuesta la zona norte de Chile en los últimos años, y que a la vez busca reflejar los movimientos y las corrientes que se suscitan en una ciudad cuando las imágenes se toman los lugares y ofrecen una alternativa o una respuesta a la avidez de conocimiento, de discusión y de reflexión. Cuatro salas culturales de Antofagasta inauguraron el mismo día propuestas visuales disímiles, conformando un recorrido que altera, y en cierta medida subvierte, los espacios y las dinámicas de esa ciudad. La Sala Artequin, que forma parte del centro educacional Inacap, ofreció un recorrido expositivo inserto en la temática central de SACO6, AMOR: decadencia y resistencia. Proponiendo una curaduría de carácter mediador, la educadora Carolina Contreras y su equipo seleccionaron imágenes de su propia colección de historia del arte universal, compuesta por reproducciones autorizadas de obras de todos los tiempos. Así, elaboraron una narración en torno a distintas manifestaciones del amor, como los afectos, las pasiones, la devoción religiosa, el misticismo o las ideologías, cruzando épocas, autores y líneas artísticas. La exposición, montada en paneles, fue organizada y conceptualizada para la enseñanza y transmisión de herramientas de apreciación y comprensión del devenir de la experiencia estética. 131
Como ganadora del Concurso X Premio Arte Joven del Museo de Artes Visuales MAVI, Pilar Elgueta expuso en la sala Balmaceda Arte Joven de la Fundación Minera Escondida su video-instalación 1/8 por el todo, titulo extraído de la definición deMetonimia, figura retórica por medio de la cual se designa un todo por una de sus partes, o viceversa, por relación de inclusión o contigüidad espacial, temporal o lógica. Pilar Elgueta apuntó a un problema fundamental del arte contemporáneo como es la representación, estableciendo una serie de metáforas sobre el quehacer, entre heroico y absurdo, de intentar asemejar la realidad a través de una imagen manufacturada por el oficio pictórico. Adentrándose en el escenario quizás más inabarcable e irrepresentable que podría escoger un artista, el paisaje austral, Pilar Elgueta documentó el recorrido en bote de una pintura suya que representaba un iceberg, y cómo ésta buscó infructuosamente dirigirse y alcanzar a su referente real. En la sala, elementos como el registro audiovisual de esa hazaña, una gran poza llena de agua sometida a un complejo mecanismo de irrigación y el propio lienzo, creación de la artista maltratada por las inclemencias del clima y el oleaje en su particular proeza, formaron parte de un montaje envolvente, cuya atmósfera se vio acentuada con elementos como la iluminación y el sonido. También trayendo consigo una exitosa participación en un evento metropolitano, la Feria de Arte FAXXI, el artista oriundo de Calama, David Corvalán, expuso en la
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Sala Mezanina de la Biblioteca Regional de Antofagasta, su serie escultórica Polvo eres, con figuras humanas hechas de palos y carbón de fósforo. Individuos en diferentes posiciones -acaso afligidos, apesadumbrados- coexistían con algunos elementos bidimensionales en la exposición donde, a través de la precariedad material conjugada al gran virtuosismo técnico, Corvalán buscó cuestionar los moldes para el amor, sean estos impuestos desde la sociedad, la religión, la familia o el estado. Materiales frágiles que hablan de la fragilidad de nuestras libertades y de qué manera las distintas etapas de la historia elaboran estructuras simbólicas o económicas que nos determinan y disponen nuestra forma de desenvolvernos. La localidad costera de Pisagua, como referente, como modelo e incluso como soporte de obra, cruzó la exposición Efecto perimetral en el Centro Cultural Estación Antofagasta, del colectivo que conforman las artistas visuales Juana Guerrero, Vania Caro Melo, María Inés Candia y Catalina González. Ellas representan cuatro generaciones de mujeres que por distintas razones han habitado o habitan en la Región de Tarapacá. Y ninguna de ellas pudo permanecer indiferente ante la potencia de ese territorio frente al mar, donde conviven conflictivamente la belleza y la amplitud del paisaje, con las diferentes y contradictorias etapas que ha atravesado ese territorio a través de la historia, desde el esplendor económico hasta el terrorismo de estado, el deterioro y el abandono. 133
Antaño ciudad de prosperidad salitrera, en otros periodos leprosario y cárcel, pero principalmente conocida como uno de los más grandes y brutales campos de concentración de la dictadura militar chilena, Pisagua está allí silenciosa y abandonada, como una zona fantasma que estas cuatro artistas reutilizan para generar tramas de significación. En un acto performático desgarrador, Juana Guerrero excavó a en la arena azotada por las olas sugiriendo una acción análoga a la de las familiares de detenidos desaparecidos que transitan el desierto buscando alguna huella, algún rastro del paradero de sus seres queridos. El título de su obra, Necia, enfatiza el tono desolador de esta acción repetitiva que Juana registró en video, instalando tres pantallas a ras de suelo, que muestran diferentes momentos y tomas en los varios días que ella acudió a la playa, pala en mano, a realizar esta utópica acción de rescate. Vania Caro Melo utilizó El sonido para evocar, en una pulcra caseta al estilo de los teléfonos públicos previos a la telefonía móvil, el rumor del mar grabado desde el interior del antiguo Teatro Municipal de Pisagua, que en un periodo duro de nuestra historia reciente albergó un centro de detención femenino. El espectador entraba al compartimento, ajustaba los audífonos a sus oídos e instantáneamente se trasladaba a ese espacio y se reposicionaba en el lugar de aquellas mujeres privadas de libertad, a través del lejano sonido del mar que habría acompañado su rutina diaria.
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En su instalación De cilicios y silencios, la artista María Inés Candia revisó parte de la historia de Pisagua, aportando con su propia investigación sobre las tinturas que utilizaban las mujeres del periodo salitrero para hermosear sus vestimentas. En el piso de la sala, elaboró un tablero de arena, polvos coloreados y diferentes texturas y elementos de esa zona que ella fue recolectando y que dispuso expuestos al trajín propio de una exposición, las pisadas de los espectadores, la brisa que se colaba por la ventana, como una metáfora del territorio de Pisagua, que carga una angustiosa historia y se presenta desnuda y expuesta a la ruina en tiempo presente. En forma complementaria, María Inés Candia instaló en el muro una serie de pequeñas cajas con un agujero para observar u oír, relatos, recuerdos, imágenes que ilustran y evocan la historia de Pisagua. Y por último Catalina González, quién instaló también en el suelo la bella imagen correspondiente al registro de Circunvoluciones, una performance que ella realizó junto a un grupo de mujeres de Tarapacá, todas víctimas o familiares de detenidos durante el régimen militar en Chile, desplazándose y deambulando en el territorio de Pisagua, circunscritas a líneas y círculos similares a los geoglifos, pero que en realidad son marcaciones de puntería militar que hasta el día de hoy pueden encontrarse en esa zona del norte de Chile. La imagen audiovisual se desarrollaba en loop, sobre una plancha de metal con cal y yeso, lo que proporcionaba una textura a la escena, encarnando también la sensación o idea de la arena desértica. 135
Paralelamente a su participación en Efecto perimetral, Catalina González expuso este y otros trabajos en torno al territorio en la Galería Patricia Ready de Santiago. Unidas por una necesidad espontánea de abordar, exponer y reflexionar desde la visualidad la aún conflictiva e irresuelta problemática del atropello a los derechos humanos en Chile, estas cuatro artistas siguen complementando sus procesos autorales individuales con este proyecto colectivo. El Aluvión visual de SACO6 expresa una irrupción de imágenes en una ciudad vertiginosa, de acelerado crecimiento demográfico, migratorio y también inmobiliario. Ciudad de lujos por una parte, donde se manejan capitales inestimables producto de la actividad minera, opulentos estilos de vida, edificaciones que reproducen la arquitectura de los más glamorosos balnearios del Mediterráneo o de millonarias zonas residenciales de Miami. Y del otro lado, la pobreza, la cesantía, la inestable situación económica y habitacional de cientos de inmigrantes provenientes de distintos países de Latinoamérica. Antofagasta es la ciudad más cara de Chile y ostenta también uno de los más altos costos de vida del continente, coexistiendo con ello la miseria y la basura, así como la desafortunada tasa de enfermedades letales producto de la contaminación atmosférica y marina. Una ciudad contradictoria, constituida en gran parte por la inmigración europea de fines del siglo XIX y convertida, con el pasar del tiempo, en ciudad de paso
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o ciudad-dormitorio para empresarios, ejecutivos y mineros; ciudad que no genera un orgullo de origen, pero que a la vez produce en sus habitantes una cierta altanería como representantes de la llamada “Dubái de Latinoamérica”. En esta ciudad, capital de la II Región, no existe una escuela universitaria de arte desde que fueron desarticulados los estudios superiores humanísticos y artísticos por la dictadura militar. Esta situación no impide que sean muchos los interesados, aficionados y más avezados en las diversas prácticas de la visualidad, desde las tradicionales pintura y escultura, hasta las expresiones actuales del arte experimental y los géneros conceptuales y procesuales. A esas varias generaciones de artistas auto-formados, quizás los principales encargados de reflexionar y generar pensamiento crítico en este gran territorio de contradicciones, apuntó la convocatoria Ven a mi casa que lanzó el Colectivo SE VENDE para la primera etapa de SACO6. Nueve propuestas fueron seleccionadas para conceptualizar una exposición colectiva que constituyó el primer trabajo curatorial de la directora del encuentro, Dagmara Wyskiel. En el Centro Cultural Estación Antofagasta, justamente en el ala del edificio contraria a Efecto perimetral, los nueve artistas de la región ocuparon la amplia sala con propuestas instalativas y audiovisuales que nos llevaron a elucubrar sobre cómo el arte contemporáneo se cuela en los lugares y en las sociedades, aún ante la precariedad formativa, aún ante la ausencia de referentes. 137
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Como si fuese una necesidad imperiosa en una ciudad que vive en emergencia, esta generación de “emergentes” talentos locales plantea sin tapujos sus propios conflictos y contradicciones con el lugar que habitan. La exposición complementó la estética de cada una de sus narrativas y soluciones formales con un afán documentalista como auténtica respuesta a la convocatoria de pensar la ciudad. Colgando desde el cielo raso, la obra Tapete de Gabriel Navia aparecía haciendo alusión a los telares decorativos tan característicos del mundo árabe. Eran cinco metros de imagen fotográfica del principal basural de Antofagasta, confundiéndose la trama de cientos y miles de elementos de desecho con la iconografía más emblemática del Action paniting norteamericano. La imagen aérea cautivaba al espectador en la búsqueda de nuevos detalles entre la basura, las aves que la sobrevuelan o el vagabundo que hurguetea con la esperanza de encontrar restos de comida o algún objeto de valor. Su título propuso una doble lectura entre los bellos tapetes ornamentales y la idea de tapar lo que la sociedad oculta o se niega a ver, expresado particularmente en el personaje perdido entre la basura, un sujeto sin casa, un ser invisibilizado, que la fotografía presentaba difícil de captar a primera vista. Avanzando en el recorrido, la artista Patricia Díaz nos dio la bienvenida a su Hospital vegetal, una especie de laboratorio in situ donde ella misma estableció un horario para dar tratamiento a diferentes plantas, que habitaban y desbordaban el 139
espacio. La obra propone una reflexión sobre los vínculos que establecemos con la naturaleza y, a su vez, acarrea un claro gesto de alerta, un grito de denuncia sobre la “enfermedad” que experimenta hoy el mundo verde, particularmente en una ciudad como Antofagasta donde la flora autóctona es reemplazada en lugares y espacios públicos por costosas vegetaciones externas, donde se está incentivando hace ya algunos años una progresiva especulación inmobiliaria, junto con la pavimentación de los espacios públicos. La acompañó en forma contigua la instalación Transacciones de la artista colombiana Claudia León, quién actualmente reside, estudia y trabaja en Antofagasta. Dado el alto costo de la vida en esta nueva etapa, se propuso anotar en un cuaderno cada uno de sus gastos diarios. Esas anotaciones de carácter personal y rutinario fueron exhibidas en el muro, enfrentando al cuaderno mismo, que para la artista cobró un valor sentimental-biográfico pues resumía, por medio de cifras, su aterrizaje en este país, y las costumbres, gustos, actividades, a las que consagra esta etapa de su vida. El cuaderno de Claudia León adquiere vida propia y da cuenta de los procesos de adaptación que esta inmigrante experimenta en la ciudad, su adopción de términos como “micro” (bus de la locomoción colectiva) o “chela” (cerveza) y el valor del dinero que constituye un registro de época del espacio y tiempo que representa. Continuando, se encontraba la video instalación de Francisco Vergara, proyectada en el piso, que aludía precisamente a la irrupción de un urbanismo cortoplacista y
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sin mucha lógica. La obra Maritorio surge de una audaz acción performática emprendida por Vergara, quién se sumergió a pocos metros del borde costero, cargando adoquines en sus espaldas para instalarlos sobre la arena, como una absurda intención de pavimentar el mar. El artista registró toda su operación submarina, que expuso desplegada en el piso con una narrativa evanescente, de un movimiento acuoso que nos retrotrajo a ciertas formas clásicas del video arte o video experimental y el cine abstracto. La obra de Francisco Vergara es una crítica directa al vertiginoso avance de las pavimentaciones en Antofagasta, que en efecto, han disminuido los alcances costeros, preguntándose y abriendo la pregunta ¿Quién es el dueño del mar? La artista Antonieta Clunes literalmente “se tomó” un rincón del antiguo edificio, colindante a la escalera de nobles maderas, para crear un fragmento de escenografía de una casa añosa, característica de una familia antofagastina burguesa de principios del siglo XX. Polvo al polvo se titulaba esta pieza en que muebles, objetos y papel mural se veían deteriorados por el paso del tiempo y el polvo acumulado. A través de esta escena, la artista articuló un guiño muy local, evidenciando uno de los graves problemas ambientales que por mucho tiempo han afectado a Antofagasta, con consecuencias devastadoras en términos de salubridad y calidad de vida, sin despertar la preocupación ni la disposición de medidas paliatorias o resolutivas por parte de las autoridades de ayer ni de 141
hoy. Por muchos años, el ferrocarril traía plomo a la ciudad, sin la más mínima regulación, lo que al mediano y largo plazo generó deterioros y enfermedades irreversibles en muchos de sus habitantes, recordándose con tristeza la muy local denominación de “los niños de plomo”, nacidos con limitaciones físicas debido a esta contaminación solapada. Dedicado de lleno al fotoperiodismo, que desarrolla como reportero del diario La Estrella de Antofagasta, Sebastián Rojas realizó, a modo de extensión de sus actividades, un taller de fotografía de retrato para un grupo de mujeres y hombres de distintas edades con algún tipo de discapacidad física o psíquica. En las clases revisaron libros de retratos de destacados fotógrafos nacionales y extranjeros; Sebastián Rojas les propuso a cada uno elegir el retrato que más lo identificara, y fotografiándose unos a otros, intentaron emular aquel referente fotográfico. Ese ejercicio lo trasladó a la sala del Centro Cultural Estación, instalando un muro de madera con pequeñísimas perforaciones, ubicadas a diferentes alturas. Los orificios fueron iluminados, dibujando un mapa horizontal lumínico de Antofagasta. A su vez, el público podía asomarse por estos agujeros, en algunos empinándose, en otros agachándose, y se encontraba en cada uno de ellos, con un retrato de los talleristas discapacitados. La obra Altura de miras nos hace ver de frente a esos “otros”, sujetos con capacidades diferentes, que nos generan distancia, que no sabemos si nos comprenderán o si los comprenderemos; una obra sobre amor y
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empatía, enmarcada en la invitación curatorial de repensar el territorio propio y también, en forma muy efectiva, en el tema macro de SACO6, AMOR: decadencia y resistencia. Pamela Canales se hizo cargo también de una problemática realidad de su ciudad, haciendo eco de los apelativos y usos populares que con ironía se van instalando en el habla, como “Antofa-pasta” o “Drogopilla”, que aluden a la proliferación del tráfico de drogas en esas localidades de la II Región, con sus consecuentes peligros derivados de la nomenclatura juventud-pobreza-delincuencia. La artista recogió durante un tiempo los papelillos que quedaban tirados tras contener la pasta base consumida por cientos de jóvenes a muy temprana edad. La gran mayoría correspondía a páginas de cuaderno, que fueron instaladas a modo de muestrario u objeto bidimensional en el muro de la sala. Con el título Jornada completa, alusivo a los horarios de clase de estos escolares consumidores, Pamela Canales instaló la evidencia del progresivo consumo no responsable entre la población adolescente e incluso infantil. Continuaba el recorrido Julio Morales con una gran estructura de calamina que hacía alusión al corte simbólico generado históricamente en Antofagasta por la línea del tren, diferenciando a la población más pobre de la parte alta de la ciudad con las familias de más estabilidad u holgura económica, en la planicie. Morales respondió a la convocatoria con la obra Ven a mi casa, vivo al frente de la cachimba 143
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del agua que rediseñó la geografía en forma plana, con estructuras encontradas como desecho, añadiendo pequeñas casitas básicas de cobre, el metal estrella de la industria minera nacional. La muestra colectiva Ven a mi casa, concluyó o comenzó, dependiendo del recorrido individual, con el video Livin´ de Jordán Plaza, que él mismo protagonizó envuelto en una especie de rutina del divagar, del darle vuelo a la imaginación o a los espacios muertos de la jornada diaria. Estudiante de ingeniería, Plaza se muestra en sus labores de aprendizaje o en su pasatiempo tocando la guitarra, y es interrumpido y a la vez acompañado por un personaje que parece extraído de la realidad virtual y que probablemente es su propio alter ego. A veces esta especie de cyber muñeco se presenta atormentado en un cuerpo cuya epidermis corresponde a la tabla química de los elementos, otras veces da paso a la estatuilla del Oscar, pero bastante menos esbelta, bailando con un contagioso ritmo, y vuelve el protagonista a sus rutinas en una proyección en loop que logró inquietar e incitar a una segunda mirada. Particulares y a la vez complementarias, estas nueve propuestas corresponden a individuos de distintas generaciones que, en su mayoría, no cuentan con estudios formales de arte. Sin embargo, todos van y vienen de este tipo de saberes, todos se conocen porque han coincidido a lo largo de sus vidas en toda suerte de talleres que se imparten en la región. Unidos por una vocación o por un intenso
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interés en las artes de la visualidad, se sometieron a este ejercicio colectivo que reflejó ciertos modos característicos del arte contemporáneo, como la edición de diversas materialidades externas, la práctica audiovisual, el site specific, la noción del espectador activo o la utilización de la arquitectura propia del espacio de exhibición. Todos reflejaban además las sensibilidades colectivas frente al territorio y al tiempo que les ha tocado habitar, transmitiendo, tal vez, a través del arte las demandas y la sensación de vulnerabilidad de muchos más, no necesariamente artistas, padres y abuelos, generaciones anteriores que han respondido a moldes sociales mucho más fijos e inmutables. Este Aluvión visual trajo el arte de la contemporaneidad a Antofagasta. Contemporáneos en tanto están en su propio tiempo, se imbuyen en el vértigo del cambio y a la vez, son capaces de percibirlo, estos artistas chilenos van sosteniendo la marcha de la Semana de Arte Contemporáneo de Antofagasta hacia los tiempos venideros, como una necesaria observación de las visualidades locales en el marco de la agenda de actividades transnacionales que contiene SACO. Elisa Cárdenas
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Un espejo roto frente a la ciudad Abrir la puerta Ven a mi casa convocó a nueve artistas locales, para reflexionar sobre la ciudad comprendida como el hogar en escala macro, la casa extendida. La urbe segmentada entre los lugares y los no lugares, barrios estigmatizados, ya no campamento ni puerto salitrero, sino un tejido diverso, ruidoso y con cambios acelerados, de los cuales todos quienes vivimos aquí somos parte. Subordinada a la industria y sus recursos, gustos, conceptos de belleza y bienestar, la “Dubái de Latinoamérica” es orgullosa y acomplejada, incómoda consigo misma y soberbia a la vez. Pero Antofagasta es también el espacio doméstico, íntimo, privado, espacio de la memoria y de los pequeños rituales diarios, de la cocina, del patio, del baño. ¿Habrá algún sello particular en la zona íntima aquí? ¿Algo autóctono?… Casas humildes, departamentos, mediaguas, casas tradicionales de clase media, casas grandes, campamentos, condominios. La Bonilla, Coviefi, Centro, Jardines de Sur, La Chimba, Playa Blanca, El Golf, Parque Inglés, La Favorecedora, La Miramar… Las casas construyen calles, tramas, barrios. La invitación consistía en reconocer y repensar de manera compartida la ciudad, como cuando uno abre sus puertas para decir: “Ven a mi casa – urbe que habito, con afecto”. En hacerlo hay siempre un gesto de confianza, claramente no a todos los invitamos adentro. Porque allí, en el interior, están a la vista nuestras debilidades, los sueños incumplidos, vicios y malas costumbres; la falta de aseo y la precariedad de soluciones momentáneas, que quedan para siempre. Todas las obras de Ven a mi casa hablan desde la incomodidad, precariedad o soledad, desde diversas llegadas y anclajes. Revueltos, pero no diluidos El proceso de conceptualización y materialización de las piezas contó con instancias colectivas claves, donde el intercambio de experiencias y convicciones, desde lo vivencial y cotidiano, relacionado con la urbe, hacia lo artístico y formal, relacionado con los lenguajes y los soportes, influyeron de manera significativa en la conjugación de la exposición y su museografía. Uno de los objetivos primordiales de este ejercicio fue generar espacios para el debate de una escena local emergente, con cuestionamientos inherentes a estas instancias, proponiendo plataformas concretas de colaboración, acercamiento e intercambio de conocimientos, que surgieron durante la producción. El antejardín Tres de las nueve propuestas enfatizaron en la contaminación, y ya no era un llamado, sino un grito de atención que históricamente fue ignorado o silenciado. 147
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Lo sucio, en su diversidad semiótica, atraviesa el agua, el aire y la roca; la piel, la calamina y el papel mural, todo se convierte en impuro por dentro y por fuera, lo privado, lo público y lo íntimo. Estamos contaminados, formamos parte impregnada en este paisaje. Este es el último momento en el cual puedes, sin consecuencias, arrepentirte de haberte acercado, y no seguir. Puedes cerrar la puerta por fuera; o entrar. Lo que callamos y/o lo que nos hace callar Gabriel Navia desplegó desde la altura de cinco metros un rollo de imagen continua, ofreciendo al espectador un papel mural cien por ciento local, con fotografía del basural de Antofagasta, repetida como un diseño pensado para grandes superficies. En Tapete, entre el llamativo colorido de acumulación sin forma, solo un ojo muy agudo encontraba a una persona. Una mancha, un cuerpo que, desde las alturas de la macroeconomía neoliberal, no es más que todo lo que lo rodea. Desde el fondo del mar urbano, explotado hasta la muerte, Francisco Vergara realizó su acción performática Maritorio, consistente en pavimentar la arena, colocando adoquines de cemento a la profundidad de unos dos metros y a pocos pasos hacia el interior desde el borde costero. El video, registro de esta acción y proyectado al nivel del piso, sugería ser un orificio en el parquet de la sala, por el cual podríamos sumergirnos, junto con Vergara, en las aguas posindustriales. Polvo al polvo, un rincón que podría ser una escenografía de una película de terror del cine clásico, instaló al fondo de la sala Antonieta Clunes. El tiempo impregnado en las capas del papel mural, de la mugre acumulada lentamente, una mezcla de ceniza, sudor, humo, respiración, sueños derrotados y quien sabe que más. Podría ser también un fragmento de una casa burguesa que quedó después de un bombardeo, de una catástrofe, o simplemente de un abandono. De alguien que nunca quiso hacerse cargo, o ser parte de, aprovechó el momento y se fue, como un dueño de una salitrera, por ejemplo. Lo que quedó, es lo que se logró impregnar en el muro, dejando huellas de lo ausente, lo frágil y lo destructible. Siguiendo la pista del derrumbe, nos encontramos con Jornada completa, collage de Pamela Canales, obra de papelillos de pasta base, extraídos de hojas de cuadernos y guías de colegio. La composición casi acromática, acumulación blanca de pequeños recortes, nos obliga a acercarnos, y es allí donde aparecen los restos del contenido final, las manchas y las huellas de la droga. Mirando los envoltorios de la substancia, que masacra a los jóvenes desaventajados en Chile, nos damos cuenta de cuál puede ser el uso final de varias fotocopias de los ejercicios para la PSU. Y sospechamos cual será la prueba final, la que la mayoría de ellos, no pasará. Otro grupo de invisibles en la sociedad, pero no por elección propia, son los que invitó Sebastián Rojas a realizar un taller de autorretrato. “La discapacidad 149
en términos visuales no está en quienes padecen un tipo de anomalía física o mental, más bien se encuentra en la ideología neoliberal, (…) construyendo un imaginario visible para algunos y marginando a quienes miran distinto, por esta razón la discapacidad no implica personas discapacitadas, sino a una sociedad discapacitante.”3 Con Altura de mira el fotógrafo instaló un muro en el cual, a través de una serie de pequeños orificios, que construía un sutil y lumínico mapa de Antofagasta, incrustó fotografías. Para poder verlas, debíamos estirarnos o agacharnos, para en un contacto íntimo con cada imagen poder descubrir y desestigmatizar al otro, que nos miraba escondido detrás de una pared - construida por esta sociedad - que nos separa. Hay varias incisiones que dividen, quiebran y fraccionan Antofagasta. De las físicas, la que históricamente ha marcado a la urbe y su desarrollo, es el corte horizontal generado por la línea del tren. Los sectores de “arriba” y de “abajo” impulsaron diferentes maneras en la vida vecinal y del barrio. Julio Morales, con Ven a mi casa, vivo al frente de la cachimba del agua, obra inspirada en un diorama museográfico, verticalizó la geografía, asemejándola a un dibujo sin perspectiva, donde las capas se sobreponen, una encima de la otra, subiendo por los cerros. Las casas, abajo, eran de cobre, y los cerros de calamina, dos metales inscritos en la lógica de la dualidad entre la firmeza y la precariedad. Vestigio de la microeconomía de un inmigrante expuso Claudia León. Un minucioso control de flujo de caja personal se convirtió en una herramienta de resistencia. Transacciones es a la vez un ejercicio de orden, autocontrol, un objeto caligráfico y minimalista. “Soy de un país donde el peso del dinero es cuatro veces menor al peso del dinero chileno. Sumado a esto, no solo decidí estudiar y vivir por un tiempo en este país -uno de los más costosos de nuestro continente- sino que además escogí la ciudad más cara de Chile: Antofagasta. Para cuidar el dinero que traía ahorrado, y comenzar a entender cuánto me costaría vivir en esta ciudad, decidí realizar el ejercicio de anotar en una libreta cada gasto que realizaba. En un primer momento fue un método de control, después se convirtió en un ejercicio de memoria, en un pequeño lugar en el que no solo se reflejan los intercambios de dinero que hago sino mis necesidades básicas, mis gustos, mis relaciones, mi vida, mi(s) casa(s).”4 En un acto performático Patricia Díaz diagnosticó y prestó cuidados de primeros auxilios a las plantas. Hospital vegetal es una utópica propuesta que nos hace reflexionar sobre los límites de nuestro real compromiso y empatía con estos seres vivos – ¿es la flora capaz de generarnos sentimientos, como lo provocan las
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Sebastián Rojas, Altura de mira, descripción del proyecto, 2017. Claudia León, Transacciones, descripción del proyecto, 2017.
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mascotas? ¿o nuestra relación con el mundo vegetal es más cercana a lo objetual? Díaz alude a la vez al futuro incierto de los espacios verdes en la ciudad y su progresiva degradación o pavimentación durante los últimos años. El pabellón de emergencia es precario y no todos los necesitados caben dentro, ocupando espacios aledaños, asemejándose a las actuales condiciones de la salud pública en Chile. Terminamos el recorrido con la obra más hermética y lúdica, freak, a la vez. En su espacio doméstico - Livin´- Jordán Plaza tenía citas con diferentes personajes ficticios, productos fusionados entre su fantasía, la televisión e internet. El acto de observarlos convertía al autor/personaje en un viajero introspectivo, que en realidad compartía con nosotros un momento pasajero, de aquellos cuando el cerebro deja de obedecer a la rigurosidad del pensamiento impuesto por la lógica y la necesidad, y se arranca para cualquier lado, haciendo un intro zapping. En estos lapsos terminamos de perseguir la coherencia y nos permitimos observar el caleidoscopio de nuestro imaginario. Nos negamos a nombrar y explicar, que es lo que se nos proyecta, porque sabemos que, al tratar de hacerlo, lo arruinaríamos todo. Dagmara Wyskiel 151
Efecto Perimetral Pisagua era una imagen en el inconsciente, una especie de símbolo del imaginario del terror en Chile que se aprende con la crianza. Algo que está en la casa junto con las miles de historias de las que hay que hacerse cargo. En cada una de nosotras estaba arraigada esa imagen, por eso a medida que nos íbamos conociendo, me parece que lo suponíamos. Fue de esa forma que nos fuimos invitando de a una a un recorrido que no sabíamos hasta donde iba a llegar ni en qué se iba a convertir. Como todo buen viaje, mientras más avanzábamos más nos costaba regresar, y así casi cuatro años... Los primeros recorridos nos dejaron ver mucho más que aquél fantasma de la dictadura. Un sitio en la periferia, como muchos en la región, una población en su mayoría errante a la siga de la extracción del huiro. Son pocos los que han visto pasar el tiempo en ese lugar. La geografía parece haberse ensañado con Pisagua, como varias de las caletas del norte, la cordillera de la costa se acerca peligrosamente al mar haciendo que se
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sienta una suerte de claustrofobia con la pampa arriba y el océano abajo. ¿O será la historia? Las idas son difíciles, hay que arrendar auto, disponer de todo un día o dos, el viaje no solo es largo sino que visualmente eterno. Por suerte entre las cuatro no falta de qué conversar. Así, empezamos a abordar todo, desde las imágenes, los sonidos, las ideas; Pisagua es una sobrecarga de información en sí misma, desde el Perú, el salitre, los esclavos chinos, la guerra, el tsunami, el abandono, los ejercicios militares, la cárcel que fue para pescadores, las tres veces que fue usada como campo de detención y tortura. La fosa. Me parece que cada una se obsesionó con hitos distintos, pero de la misma forma. Todo se dio de manera colaborativa, sin una fórmula y sin ser un colectivo quizás en toda su definición. Nunca nos definimos como tal, nos guiamos por un camino orgánico desde el cariño y el interés por lo que estaba haciendo la del lado, por mostrar lo que íbamos formando y por incluso cambiar hasta el último momento las decisiones en base a cómo ser más fieles a lo que necesitábamos crear. 153
Llegamos a SACO6 con la experiencia de dos intervenciones en ex estaciones ferroviarias de Tarapacá. La primera en Pisagua y la segunda en Iquique. Dos estaciones abandonadas y desmanteladas (la primera sólo resguardada por un absurdo y casi enternecedor letrero que pide no saquear). Ahora estábamos en un edificio propiedad de Ferrocarriles de Antofagasta, metidas en medio de la Semana de Arte Contemporáneo. Desde la mediación nos llegaron mil preguntas, incluso comentarios desafortunados que sólo nos forzaban a replantearnos el por qué; también bellas historias de relecturas de cada obra, que le daban más sentido a todo y que a medida que pasaba el tiempo nuestra mediadora Paulina Contador nos hacía llegar a través de todos los medios posibles. Parecía que aun estando cerca, Pisagua era un paisaje demasiado lejano. Efecto perimetral fue adquiriendo vida propia, se fue reafirmando la necesidad de ampliarlo hacia otros contextos, de debatir sobre violencias y periferias en todos los lugares posibles. Recién comenzamos a procesar lo que fue la participación en SACO6 y los otros caminos que surgirán a partir de esto, pero quedamos con la idea fija de seguir ampliando el símbolo que es Pisagua; seguir releyéndolo, cuestionándolo y reactivándolo. Vania Caro Integrante del Proyecto Efecto perimetral son: Juana Guerrero Catalina González María Inés Candia Vania Caro Melo
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Polvo eres Con una materialidad precaria, el escultor David Corvalán construye su serie Polvo eres, la que muestra por primera vez en SACO6. Después de Transparente desechable, un conjunto de formas de materiales sintéticos, atrayentes visualmente, llenas de colores y brillos, con las cuales ganó el concurso SACO FAXXI en 2016, conquistando al público y vendiendo varias de las piezas, en la feria de arte contemporáneo en Santiago, realizada en abril de 2017. En la Biblioteca Regional de Antofagasta, David Corvalán nos propone compartir una reflexión existencial, con esculturas hechas de fósforos quemados, materializadas con un notable oficio. En esta acertada búsqueda de profundizar en la reflexión existencialista, el artista enfrenta el amor, entendido aquí como una entrega absoluta, hacia un orden superior, lleno de dogmas, llevándonos hasta una auto anulación, a un sacrificio. A través de este montaje, Corvalán cuestiona el sistema de valores impuestos por la religión católica fundamentalista y el patriotismo de la guerra, donde el sufrir y entregar la propia vida constituyen el único camino hacia la gloria y el sentido 155
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transcendental de la existencia individual. Pero la amenaza de entregar la libertad personal para que otros la administren no pertenece solamente al pasado, permanece siempre actual, hoy en forma de una acelerada competitividad y consumismo. Nos quemamos corriendo detrás de las metas ilusorias. Somos frágiles, expuestos al dolor y a la destrucción. La metáfora de Polvo eres nos lleva a reflexionar sobre la vulnerabilidad de nuestros cuerpos y mentes, pero también a cuestionar a qué entregamos nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra vida. Dagmara Wyskiel
David Corvalán, artista visual chileno residente en la ciudad de Calama. Es diseñador de la Universidad de Antofagasta (2003). Dos años después, se recibió como Master en Teoría y Práctica de las Artes Plásticas Contemporáneas en la Universidad Complutense de Madrid, UCM, para luego cursar el Doctorado Espacio y Forma Escultórica en la misma universidad, obteniendo el Diploma de Estudios Avanzados de dicha especialidad en el año 2008. Se perfeccionó en escultura contemporánea y actualmente desarrolla un trabajo en torno a esa línea. El año 2009, ganó la beca Santander Europa. En 2011 participó con la obra Tres caracoles azules en una intervención urbana en la ciudad de Santander, España. Con todo el conocimiento captado en Europa, regresó a Chile en 2012, y desde entonces reside en Calama, donde ganó dos premios en el Salón de las Artes Alto Loa, los años 2014 y 2015. Recientemente, fue el ganador del concurso FAXXI-SACO 2017 con la serie escultórica Transparente y desechable, que ha sido exhibida en Calama y que fue parte de la Feria FAXXI 2017 en Santiago de Chile.
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1/8 por el todo La muestra 1/8 Por el todo apunta al octavo de un iceberg, que es la parte del bloque de hielo que se puede ver sobre el agua Lo que invariablemente nos estamos perdiendo, lo que no podemos abarcar a simple vista, marca desde el inicio nuestra aproximación a la obra de Pilar Elgueta. La idea de la limitación del espectador frente al entorno, la (in)capacidad humana de percibir solo fragmentos de la totalidad circundante, sabiendo que lo sustantivo muchas veces se encuentra oculto a los ojos, nos sumerge en el ámbito al que la artista quiere llevarnos. Su obra empieza por declarar desde su título, que lo que vemos no corresponde sino a una fracción de la situación y que ésta se encuentra, en el caso de la metáfora del iceberg que nos presenta, inmersa, alejada de nuestros ojos, pero no de nuestro conocimiento. Sabemos que hay mucho más, pero para adentrarnos en ella debemos realizar el ejercicio reflexivo que nos propone. Profunda y sencilla, como toda gran idea, la operación sugiere no quedarse en las formas de lo perceptible, sino experimentar en los bordes de nuestros propios límites, de los límites del arte, de los límites de la pintura. Comenzamos con el
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cuestionamiento acerca de la realidad visible, simple, como es el asunto iceberg, para movernos hacia un ámbito más profundo, el de lo perceptivo, ya en el ámbito de la ficción. Para enfocarnos en este proceso, la artista nos lleva a recorrer kilómetros detrás de su quimera. Quiere demostrarnos, (¿demostrarse?) que la dificultad de la tarea propuesta no es un obstáculo suficiente como para no ir tras de ella. Como una heroína evocando un film de Werner Herzog, la artista nos sumerge en la odisea de trasladar un iceberg, su propio iceberg de ficción pintado sobre una tela, desde el taller en el centro de la ciudad hasta el lugar donde pudo encontrar otro, gemelo, real, con el cual contrastarlo. Infructuosa tarea. Nada es como se espera o quizás todo es como ella espera: la imposibilidad de reconocer en la ficción más que algunos trazos menores de lo inmensa que es la superficie de hielo que se despliega ante sus ojos. Pero ¿espera algo distinto? La respuesta es no. Y entonces quizás nosotros, espectadores de esta gesta, nos planteamos que el éxito de su hazaña podría no estar en la consecución de un objetivo, determinado de antemano como un fracaso, sino en el quehacer. La siguiente imagen que nos golpea es la de la artista en un bote, frágil, expuesta, con su iceberg frente al iceberg. Extraordinaria metáfora visual de la inutilidad de la búsqueda de la representación en el arte. ¿Que hace que una persona arriesgue su integridad física para ir más allá de lo aparentemente cuerdo, para sortear toda clase de obstáculos y finalmente enfrentarse con esa majestuosa masa de hielo desde una precaria embarcación? Lo absurdo de la escena, las dimensiones desplazadas, el ejercicio de sumo riesgo para obtener lo que deducimos desde un primer momento, opera descolocando nuestra razón y es en ese acto subversivo donde la obra logra abrir la brecha y conducirnos directamente al lugar que quiere. Al igual que en la obra ganadora del Premio MAVI Arte Joven 2015, con el asombroso título Tres maneras de fracasar frente a un paisaje, desnuda la ocurrencia inminente del fracaso para develarlo como el motor de su quehacer. La limitación entendida como el impulso generador para poder retomar una y otra vez el cuestionamiento sin respuesta del artista contemporáneo frente a la realidad que lo rodea. El mito de Sísifo. María Irene Alcalde Curadora Museo de Artes Visuales MAVI
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La punta del iceberg en el desierto Este año tuve la oportunidad de estar presente con la muestra 1/8 Por el todo en el circuito expositivo que se hizo En el marco de SACO6 en Antofagasta, gracias a la alianza por segundo año consecutivo entre el Museo de Artes Visuales MAVI y el proyecto SACO. Fue un honor haber sido parte, junto a grandes artistas, de una iniciativa de tal envergadura, que año a año va creciendo, generando impacto a nivel internacional y potenciando la descentralización de los focos de arte contemporáneo en Chile. Agradezco muchísimo la invitación e interés por parte del Colectivo SE VENDE y el trabajo del equipo SACO, quienes abrieron su casa y la hicieron nuestra, teniendo que desdoblarse entre cuatro exposiciones simultáneas para llevar a cabo este proyecto. Destaco el esfuerzo de mediación y el protagonismo de los guías, guardianes de las muestras, junto con todos aquellos que colaboraron en montaje y desmontaje. Quiero agradecer enormemente también al equipo MAVI por apoyar mi trabajo, logrando el traslado de obras frágiles y de gran tamaño desde Santiago, y, sobre todo, por alargar la vida de mi primera muestra individual fuera de los muros de su museo y expandirla a otros territorios. El recorrido de exposiciones, llamado Aluvión visual reunió artistas y obras en diferentes lugares de la ciudad. 1/8 Por el todo estuvo en el espacio subterráneo de Balmaceda Arte Joven, presente en el edificio de la Fundación Minera Escondida. Las condiciones de la sala dieron cabida a un delicado y complejo montaje de una obra que jamás había mostrado en una sala de exposición, y que incluía 500 litros de agua en un sistema de caída permanente. La obra funcionó un mes y medio con agua que caía oxidándose al pasar los días, erosionando y encogiendo una pintura al óleo. 1/8 Por el todo, con su conjunto de instalaciones multimediales, buscaba hablar del paisaje y la representación, pero al ser trasladada a este contexto se activó también como un portal temporal: una ventana hacia el ambiente húmedo y glacial de la zona austral de nuestro país, desde el otro extremo, la región donde se encuentra el lugar más seco del mundo. Pilar Elgueta Artista visual
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Pilar Elgueta (1989), artista visual residente en Santiago de Chile. Estudia en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Chile, en la cual se desempeña como profesora ayudante en variadas ocasiones. Ha participado en residencias y pasantías de investigación artística dentro del país, en lugares como Tubul, Lota y Puyuhuapi. Ha expuesto en muestras colectivas dentro y fuera de Chile; fue seleccionada para el IV Concurso Universitario Balmaceda Arte Joven (MAC) y obtuvo el primer lugar en el Concurso X Premio Arte Joven / Minera Escondida (MAVI).
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El baúl del pasado como llave a lo contemporáneo Reflexión sobre la experiencia de la muestra Lazos Creativos: El Amor en el Arte Artequin es un espacio con pocos meses de vida en la ciudad de Antofagasta. Está aun gestándose y encontrando su identidad en este entorno tan diverso, en el cual no existen muchas experiencias permanentes en la educación artística. En este contexto, el museo busca ser un aporte concreto a la educación en las artes, tanto formal (escuela) como informal (museo), utilizando la mediación como clave para lograrlo y creando un puente entre el conocimiento, la idea y abstracción del arte, pensando en el diverso público que lo contempla. Desde esa perspectiva es que por primera vez participamos como una sede dentro del circuito Aluvión visual, montando una colección de reproducciones de obras de arte inéditas, en torno a la temática de SACO propuesta este año AMOR: decadencia y resistencia. Es así como la curatoria y diseño de talleres se centró en indagar, por medio del diálogo y la exploración visual de estas obras, cual ha sido el aporte de la pintura occidental en los lenguajes visuales actuales y las nuevas generaciones en el arte contemporáneo. ¿Cómo podríamos entender lo actual sin buscar significados en el baúl profundo del pasado, que nos permitan crear los nuevos dispositivos artísticos y creativos? La experiencia resultó ser más interesante de lo que esperábamos, ya que se pudo trabajar con la idea del amor en todos sus conceptos. La actividad destinada a los más pequeños (prekinder a 3° Básico) se centraba en el amor universal a la naturaleza, los animales y la familia, temáticas que nos sirvieron para gatillar una serie de reflexiones en torno a la diversidad de los núcleos afectivos, la importancia del medio ambiente y el valor simbólico del entorno en que crecen estos niños. Aquellos de niveles intermedios (4° a 6° Básico) experimentaron la temática del amor asociada a la cultura popular, específicamente al surgimiento de códigos de comunicación basados en la iconografía y la emotividad, y cómo estos se relacionan con los grandes relatos presentes en la tradición pictórica universal, destacando el taller más popular de la muestra, que buscaba desplazar los iconos de las obras tradicionales al lenguaje popular digital de los emojis. Los estudiantes mayores (7° a 8° Básico, Enseñanza Media y público adulto) exploraron las temáticas de la activación corporal, integrando la noción de performance y acciones de arte, en actividades realizadas mediante un recorrido audiovisual por obras contemporáneas de gran relevancia, instando a los participantes a identificar las relaciones discursivas con la curatoria de la muestra. Más de 500 estudiantes de diferentes colegios, tanto municipales como subvencionados y particulares, además de instituciones educativas y de acogida 163
independientes, participaron de la metodología activa y participativa del Museo Artequin, muchos de ellos visitándolo por primera vez (el 90% de los participantes). Se recalcó el gran valor del diseño dinámico de las visitas mediadas, teniendo una muy buena acogida el uso de material audiovisual, como complemento a las actividades y la modalidad discursiva/transversal de las mediaciones, además del profesionalismo y especialización de las colaboradoras del museo. Las visitas se gestionaron según el nivel escolar e intereses de los docentes, lo que permitió hacer un trabajo paralelo de fidelización y lazos con los mismos, poniendo un particular empeño en facilitar la venida de grupos del sector norte de la ciudad, junto a liceos y escuelas de escasos recursos y con problemas de movilización, para mellar la gran brecha de acceso a actividades culturales de estos públicos. Carolina Contreras Directora de Museo Artequin INACAP Antofagasta
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EN EL MARCO DE SACO6
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Anónima Intervención en el Valle de los Meteoritos Ximena Zomosa 18 de agosto de 2017 De acuerdo a tu performance en Quillagua ¿Qué te pareció la idea participativa? Lo que quise hacer fue un experimento, trayendo un objeto que ha estado en otros entornos, instalado en comunidades, en lugares donde viven personas. Esta vez fue en el espacio de la naturaleza extrema de Quillagua. Ha sido un trabajo que tiene cierta cercanía y distintas capas de lecturas. Las personas se han sacado fotografías y la han recepcionado bien. ¿Quién es la dueña de este delantal? ¿Qué buscas al aplicar la operación de sobre escalar el objeto? Esta obra es un uniforme que en su neutralidad, puede encarnar diferentes roles, no está tan claro como en otros delantales que he realizado. Por eso mismo me gusta su ambigüedad, puede pertenecer a una enfermera, a una peluquera, a una profesora. Lo titulé Anónima haciendo la relación con lo invisible de muchas
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mujeres, incluyendo a las artistas en la historia que han permanecido en el anonimato. Al escalarlo 1:5 precisamente hago visible esta condición, la hago inevitable de ver. El material en que está hecho, la gasa, tiene algo de prenda de lencería, deja ver y no deja ver. En la intervención en el cráter del Valle de los Meteoritos de Quillagua pediste colaboración solamente a mujeres ¿por qué? Bueno por lo mismo, somos las mujeres las que cargamos con ese anonimato muchas veces presente en nuestra historia personal o familiar. Entendemos ese fenómeno como algo que muy recientemente, recién en la segunda mitad del siglo XX, se ha abierto al reconocimiento de un lugar social e intelectual activo e influyente. Lo mismo en el campo artístico. ¿Qué proyectas hacer con este material? Creo que haré un trabajo similar con una pieza que tengo guardada, que no la he mostrado, entonces pienso que haré una intervención a nivel urbano o tratando de tener una colaboración con las mujeres que me gustaría llevar a la vía pública, creando una conversación y relación frente a qué les parece realizar algo con simbolismo o sentido. También se puede hacer un registro audiovisual para exhibir en otras circunstancias.
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Siguiendo las huellas Atacama es el desierto más seco de la Tierra, pero contrariamente es una fuente vivificante de inspiración para artistas, científicos y otros profesionales, así como un refugio de simpleza y felicidad para quienes lo habitan y exploran. Durante mi residencia artística, Paleontología de amor, visité muchos lugares en el desierto. Conocí a gente vinculada a través de la pasión y el oficio con este lugar tan particular en la geografía de nuestro planeta. Tuve la oportunidad de trabajar con la artista polaca Dagmara Wyskiel. Pude conocer los geoglifos del valle del río Loa junto con Romina González, una investigadora del pueblo de Chiu Chiu, y adentrarme en el desierto acompañada por Guillermo Chong, académico de Geología de la Universidad Católica del Norte. Todas estas experiencias me llevaron a pensar sobre la importancia de las huellas dejadas en el desierto y sobre la necesidad de dejarlas allí. A todos ellos los unía una cosa. Todos en Atacama estaban rodeados por las huellas del pasado. Algunos, los artistas, persiguen dejar tales huellas allí. Me sorprendí 171
por el hecho de que las huellas de autos, marcadas décadas atrás, pueden aún seguir legibles en la superficie. Esas huellas indican otra percepción del tiempo en el desierto. Todo lo abandonado allí permanece perfectamente conservado. Restos humanos, objetos, huellas que implican otras historias, otros relatos… Las capas geológicas completamente descubiertas en Atacama expresan con elocuencia la pequeñez de escala de la vida humana. Frente a estas huellas, surge el artista con su oficio y su necesidad de expresión. La creación en el desierto es exigente. Enfrentarse con la inmensidad del espacio es una condena al fracaso, pero el diálogo mismo con este territorio da alguna esperanza de expresarse artísticamente. Vine aquí desde Polonia, un país con un clima y paisaje completamente diferentes; conocido por su alta densidad de ciudades pequeñas, donde resulta difícil encontrar un espacio que no esté ocupado por industrias o asentamientos humanos. Esa es la razón por qué siento de una manera muy fuerte la intensidad del espacio abierto de Atacama. El experimentar con el cuerpo las inconveniencias: ardor en los ojos, sequedad en la boca y la garganta, producto de la falta de humedad, resulta una experiencia fuerte. Atacama se experimenta con todos los sentidos de manera diferente que otros paisajes. En el desierto, los sentidos funcionan de otra manera. La vista atrapa pequeños detalles. 172
El olfato huele olores mínimos, ya que no hay olor. El oído oye todo, porque hay un silencio completo. Tiempo atrás asistí a dos residencias artísticas en Marruecos, al borde del Sahara, un lugar completamente diferente, lleno de dunas de arena y de colores anaranjados. En cierto sentido es un espacio predecible. Atacama no lo es. A primera vista es gris. Y a la segunda… de nuevo es gris, y más tarde... aún más. Recién cuando uno ha pasado más tiempo en este paisaje, cuando se adentra, la paleta de colores pastel comienza a impactar. Recuerdo franjas verdes, púrpuras, azules y todas las tonalidades del café. Una vez me senté con una hoja de papel y traté de nombrar todos los colores de la “gris” Atacama. El listado fue largo, e incluía tonalidades de colores poco comunes, como índigo, sepia. En mi rol de cineasta documental fui traída a este lugar por mi curiosidad. Allí encontré un deseo por una sensación de libertad, muy presente en todos quienes encontré, personas vinculadas con Atacama por la pasión o el oficio. Se dedican a lo que desean. Están cerca de la tierra, y extraen energía de allí. Tienen también algún tipo de reducto de libertad dentro de sí mismos. Es lo que entrega Atacama a un artista.
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Seguí los rastros dejados por la artista Dagmara Wyskiel en forma de sus obras espaciales, entrando en un diálogo profundo con el paisaje del desierto, con las huellas, geoglifos que datan de hace varios miles de años, explorados por Romina de Chiu Chiu, y rastros geológicos de la historia de la Tierra, que analiza el académico Chong. Las huellas en el desierto crean un sentido del tiempo distinto. El tiempo se esconde en las capas geológicas, en la luz de las estrellas que ya hace tiempo no existen sobre el desierto. El tiempo se esconde entre los surcos dejados por los carros que transportaban hace mucho tiempo el salitre. El tiempo se detiene para nosotros -los que vivimos breve- en las piedras del desierto. Piedras que encontramos constantes, inconscientes de que solamente vemos fragmentos de las infinitas transformaciones de lava en roca y de roca en lava.
Las huellas en el desierto me conducen hacia el lugar más seco de la Tierra, el cráter en las cercanías de Quillaqua, al que quiero llegar en el futuro. El cráter tiene un trasfondo simbólico particularmente fuerte. Según Platón, en los cráteres se formaban las almas humanas. El cráter es la huella más evidente de la actividad de la naturaleza. Nuestros rastros artísticos, dejados en el desierto frente al cráter son insignificantes. El cráter como expresión simbólica de la acción de la fuerza de la naturaleza nos vence a nosotros, los artistas, creadores de huellas pequeñas. Julia Popławska Cineasta documental Polonia
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Pensando SACO como acto de resistencia La diferencia entre una idea y un proyecto es que este piensa cómo hacerlo. La primera queda en el plano de la imaginación, de lo ilusorio, y el segundo apunta a la lógica del acto. Cuántas veces hemos pensado en la interdependencia entre infraestructura y superestructura necesariamente dialécticas, de la que los sujetos somos parte. Sujetos y medios mutuamente imbricados, mutuamente determinados hasta que algo irrumpe y el círculo de reiteraciones genera una respuesta diferente abriendo una nueva instancia, proponiendo un nuevo paradigma. Un cambio que debe verificarse necesariamente en el tiempo. Entonces una pregunta que vuelve a tener vigencia es si los individuos pueden transformar sus entornos. Ahora bien, una escena en el campo del arte es una trama compleja, heterogéneamente constituida por actores que tienen en común un mismo espacio social de producción, distribución y consumo, con cierto grado de desarrollo institucional, sujeta a regulaciones y capaz de reproducirse a sí misma. Como sabemos, los desarrollos culturales provinciales en Latinoamérica estuvieron
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frecuentemente vinculados a factores de la economía, la política, interna y externa, y su ubicación estratégica con las grandes concentraciones de poder en las ciudades capitales. Esos procesos de centralización y concentración por un lado, y por otro el efecto de la exclusión y marginación propias del par centroperiferia marcaron rasgos comunes en nuestros países. Es el caso de ciudades como Antofagasta que hasta la última década mostraba grados de incompletitud que hacía difícil imaginar la emergencia de una escena en un ámbito dominado por la endogamia, la carencia de instituciones y políticas culturales capaces de producir un cambio significativo en el mediano plazo. Pero es justamente sobre esto que interesará comentar por qué resulta notorio el efecto constructivo y dinamizante que tuvieron las distintas acciones del Colectivo SE VENDE en estos últimos años. Es evidente que en esa ciudad hay una productividad que empieza a leerse y a tener cuerpo debido a que los proyectos en cuestión fueron pensados para incidir en el sistema del arte. Un conjunto de acciones articuladas que atienden problemáticas, largamente pendientes, referidas a la producción, la formación y la circulación. En efecto, lo que presenciamos allí en estos días de SACO6 no son acontecimientos ocasionales ni aislados. Por el contrario, el Colectivo concibe sus acciones
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entendiendo que una escena no puede conformarse, y menos consolidarse, si no se atiende a la formación de artistas -y otros actores con roles que inciden en aquel entramado- pero también la conformación de espacios de producción, circulación y consumo. Es por ello que ha desarrollado una cantidad de proyectos como ISLA (Instituto Superior Latinoamericano de Arte) y SACO (Semana de Arte Contemporáneo que ya va en su sexta edición) para conformar un plan estratégico. Dentro de ese plan se encuentran también las acciones articuladas en colaboración con el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Región de Antofagasta) y los Liceos municipalizados de Tocopilla, Taltal, Mejillones y Antofagasta, con el propósito de acercar el arte al público. Una tarea minuciosa de mediación entre el arte y la docencia, que tiene como objetivo colaborar en la construcción de masa crítica, interesar a la escuela en problemáticas estéticas actuales y analizar sus potenciales en los procesos educativos. En nuestro caso particular el taller ofrecido recientemente en ISLA, por quien escribe estas notas, estuvo dirigido a docentes de escuelas y liceos con esa finalidad: trabajar la relación del arte y los procesos de aprendizaje áulicos desde una estética de la recepción. Esto es, desplazar el concepto tradicional del espectador pasivo a protagonista empoderado en la construcción de sentidos, y considerar el arte no como un fenómeno clausurado sino abierto a ese proceso de co-producción en el que entran en juego fases dialécticas de operaciones sensitivas y cognitivas que resultan de vital importancia. El taller tuvo una primera etapa en aula, tras la cual continuaron visitas a las exposiciones permitiendo el diálogo y la reflexión sobre los temas expuestos. Finalmente es preciso aclarar que resultaría un fracaso cualquier pretensión de considerar escena la sola emergencia de acontecimientos puntuales. En realidad habría que ver de qué modo esos sucesos terminan enraizando en el tejido social y proyectándose en el tiempo. Nos animamos a pensar que lo que se viene haciendo en Antofagasta reviste enorme valor y sus efectos se podrán visualizar en el mediano y largo plazo. Marcos Figueroa Artista, curador y docente Argentina
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COLECTIVO SE VENDE: UNA MEMORIA
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El Colectivo SE VENDE, Plataforma Móvil de Arte Contemporáneo, es un grupo de trabajo que surgió en 2004 en Antofagasta, desarrollando proyectos en tres líneas de acción: formación, vinculación y territorio. Con un tipo de gestión en red, enfocado en la difusión y reflexión de nuevas prácticas artísticas, han impulsado diversas actividades, tanto en la cuidad como en localidades cercanas y en el desierto, marcando el desarrollo de la visualidad contemporánea en Antofagasta. A cargo del productor y gestor cultural Christian Núñez, junto a la artista Dagmara Wyskiel, Doctora en Artes Visuales de la Universidad de Bellas Artes de Cracovia, Polonia, SE VENDE busca constantemente nuevas plataformas para promover, profesionalizar y dinamizar el núcleo local. A través de exposiciones, conferencias, workshops, residencias, proyectos editoriales, actividades transdisciplinarias, más el ir y venir por la zona de diversos artistas, curadores y productores culturales, se han abierto espacios de diálogo y reflexión que han sido al mismo tiempo instancias colectivas o colaborativas. De este modo, han contribuido a levantar indicios de una escena local, visibilizando el norte de Chile en un mapa del arte latinoamericano incluso, insertando el Desierto de Atacama como foco de interés. Como colaboradores del Colectivo, han trabajado artistas regionales destacados, integrándose en el último tiempo una generación nueva, con autores como Pamela Canales, Antonieta Clunes, Francisco Vergara, Angélica Araya, Gabriel Navia, Luciano Paiva, Juan Troncoso, Camila Díaz, Cristian Ochoa y Sebastián Rojas, entre otros. Diversidad de acciones se han situado además en contextos tan distintos como Santiago, Concepción, Coliumo, Chiloé, Valparaíso, Villa Alegre, Iquique y Punta Arenas, así como en ciudades de Colombia, Argentina, México, Estados Unidos, Bolivia, Ecuador, Alemania, Polonia y Uruguay. SACO Una actividad que es eje de las operaciones de SE VENDE, es la Semana de Arte Contemporáneo de Antofagasta, SACO. El encuentro creado en 2012, ha propiciado situaciones locales claves, creciendo con el tiempo, profesionalizándose en la difusión e impulso de las nuevas prácticas, sumando el apoyo simultáneo del sector público y privado, y abarcando ámbitos que van desde el arte contemporáneo hacia las gestiones autónomas, los nexos internacionales y el terreno de la educación artística. Cada año, SACO ha involucrado además un trabajo de reconocimiento o en residencia en Quillagua, poblado aymara ubicado a unos 280 kilómetros al noreste de Antofagasta, a orillas del río Loa, en la comuna de María Elena. El programa El lugar más seco del mundo ha levantado un laboratorio de ideas y creatividad allí donde una pequeña comunidad ha sido afectada por la contaminación de la minería y venta de las aguas, así como por la emigración y el abandono de las políticas estatales. 181
Cada versión del evento en Antofagasta ha tenido distintos focos: la primera, fue una exposición en torno a temas contingentes, Arte + Política + Medio Ambiente, con obras de México, Chile, Argentina y Egipto, presentadas por la curadora argentina radicada en EEUU, Marisa Caichiolo y el museógrafo Jaime Delfín de Ensenada (México), en el Centro Cultural Estación Antofagasta. La siguiente, SACO2, en 2013, se instaló en el Parque Cultural Huanchaca, y apostó por reunir espacios y proyectos independientes de Concepción, Pedro Aguirre Cerda y Córdoba (Argentina), contando -respectivamente- con la participación del colectivo MÓVIL (Óscar Concha y Leslie Fernández), Galería Metropolitana (Ana María Saavedra y Luis Alarcón) y de Curatoría Forense (Ilze Petroni y Jorge Sepúlveda). En 2014, SACO3 abordó un tema problemático para la región: la relación entre Chile, Perú y Bolivia. Bajo el título Mi vecino. El otro, contempló la visita de artistas, curadores e investigadores (antropólogos e historiadores) relevantes de los tres países, y una serie de intervenciones en las ruinas de la ex refinería de plata, hoy Monumento Histórico Nacional. Participaron tres equipos comandados por los curadores Gustavo Buntinx (Perú), Lucía Querejazu (Bolivia) y Rodolfo Andaur (Chile), quienes invitaron, respectivamente, a los investigadores Harold Hernández, Juan Fabbri y Damir GalazMandakovic; así como a los artistas César Cornejo y Elliot Túpac Urcuhuaranga, Andrés Bedoya y Jaime Achocalla, Claudio Correa y Catalina González. 182
En 2015, y nuevamente en el Parque Cultural Huanchaca, SACO4 fue una instancia de creación donde artistas-docentes de Ecuador, Cuba, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Chile compartieron experiencias de enseñanza y aprendizaje mutuo, junto a 84 estudiantes de tercero y cuarto año de Enseñanza Media, seleccionados entre liceos municipalizados de las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta, Tarapacá y Atacama. El contexto sigue siendo una urgencia: la falta de escuelas de arte universitarias en todo el norte de Chile, y la crisis generalizada de la educación artística en el país. Los artistas-docentes invitados a SACO4 fueron: Roberto Huarcaya del Centro de la Imagen de Lima, Perú; Alejandro Turell de la Tecnicatura en Artes - Artes Plásticas y Visuales del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes, Universidad de la República, Rocha, Uruguay; Saidel Brito del ITAE, Instituto Superior Tecnológico de Artes de Ecuador, Guayaquil; Fernanda Mejía del Taller Multinacional de Ciudad de México; Marcos Benítez del Museo del Barro, Asunción, Paraguay; Luis Gómez del ISA, de la Universidad de Las Artes, La Habana, Cuba; y Tomás Rivas del Taller Bloc, Santiago, Chile. SACO5 fue una apuesta a otro tema de relevancia para el mundo contemporáneo y que traspasa especialmente a una ciudad como Antofagasta: la migración, ocupando un nuevo espacio patrimonial, esta vez el Muelle Histórico Melbourne Clark. El recorrido de intervenciones, One way ticket, reunió a seis artistas internacionales que a su vez son emigrantes: Ángel Delgado (Cuba/Estados Unidos), Bogdan Achimescu (Rumania/Polonia), Paula Quintela (Chile/Australia), Johannes Pfeiffer (Alemania/Italia), Alicja Rogalska (Polonia/Inglaterra), y Teresa Solar (España y de madre egipcia). Participaron además como curadores: Flavia Introzzi (Argentina/España), Krzysztof Gutfranski (Polonia) y Marisa Caichiolo (Argentina/EE.UU.). Por primera vez extendiendo una convocatoria abierta a toda América Latina, SACO6 se centró en la idea de AMOR: decadencia y resistencia, generando un interés que superó todas las expectativas. Entre más de 200 proyectos, el jurado especializado seleccionó a siete, que ocuparon entre agosto y septiembre de 2017 el Muelle Histórico de Antofagasta. Pero esta sexta versión se había iniciado ya en el mes de julio, con exposiciones simultáneas en cuatro emblemáticos espacios culturales de la ciudad, contenidas en el marco curatorial de Aluvión visual, que incluyó una convocatoria a artistas regionales titulada Ven a mi casa, dos exposiciones individuales, una selección pedagógica de pintura universal y un proyecto colectivo de artistas de la Región de Tarapacá. Un trabajo editorial en paralelo ya ha engendrado una verdadera colección, que comenzó con el catálogo de la exposición de SACO1, Arte + Política + Medio Ambiente, continuando con las publicaciones que condensan la experiencia de cada edición de SACO. Son libros accesibles en librerías especializadas y bibliotecas 183
públicas en Chile, y que circulan internacionalmente gracias a ediciones separadas en inglés. Se suma un amplio espectro de folletos de mediación y boletines, pensados en facilitar al público las experiencias de obras y recorridos, así como la gama de videos documentales filmados en cada edición, archivos audiovisuales que han sido emitidos por la televisión abierta en la Región de Antofagasta, además de estar liberados para su reproducción en internet. Ha sido posible financiar desde la autogestión un evento que es ya un hito en el panorama cultural del norte chileno y en la escena del arte contemporáneo nacional. Es una historia de trabajo arduo, constante, y de frutos sucesivos, que se venían dando desde antes, con SE VENDE, logrando nexos tanto con la institucionalidad cultural como con la empresa privada, y las colaboraciones en red. Llegamos así a la primera experiencia SACO, con apoyo compartido entre Ferrocarril de Antofagasta, a través de la Ley de Donaciones Culturales, y ADC & Building Bridges International Art Exchange, una fundación que promueve el movimiento e intercambio de arte entre Estados Unidos y otros países, aliada con una galería de arte en Los Ángeles, a cargo de Marisa Caichiolo. Mientras que SACO2 fue ciento por ciento autofinanciada, contando ya con la participación del Parque Cultural Ruinas de Huanchaca como sede. En SACO3 se logró un apoyo compartido entre la empresa privada (Minera Escondida, operada por BHP) y fondos concursables regionales de cultura (2% FNDR). Finalmente, SACO4, 5 y 6 hablan ya de un proyecto instaurado del Colectivo SE VENDE, siendo eventos presentados por la minera a través de la Ley de Donaciones Culturales, y la participación del Gobierno Regional de Antofagasta con recursos del FNDR, entre otros. LOS INICIOS Desde las primeras acciones, en 2004, el Colectivo SE VENDE provocó el encuentro del público con el desplazamiento hacia las prácticas objetuales, conceptuales, experimentales y efímeras. Las primeras intervenciones colectivas se ubicaron en edificios significativos para la ciudad, en patrimonios arquitectónicos o en las calles. Inseparable resultaba la realización de foros, donde se reflexionaba sobre temas de arte cruciales a nivel local, así como la participación de invitados, autores y académicos de ciudades como Santiago y Valparaíso. El primer proyecto, Se Vende 1, se instaló en una casona de avenida Argentina que estaba por entonces a la venta. En forma paralela a la muestra, se realizó un foro de arte contemporáneo. Por primera vez se reflexionaba en la ciudad de Antofagasta sobre ciertos temas fundamentales, comprobándose la necesidad de empezar a conversar al respecto. En la misma línea, siguió en 2006 Se Vende 2, ocupando un inmueble en pleno centro de Antofagasta. La tercera edición, en 2009, ocupó el espacio público y sitios emblemáticos de la ciudad, como el Balneario Municipal, el 184
Museo Regional de Antofagasta y el Sindicato de Estibadores. Contó además con la participación de un artista clave en la historia del arte chileno reciente, nacido en la zona y de reconocimiento internacional: Juan Castillo (ex integrante del grupo CADA), quien continuó aquí el proyecto itinerante Minimal barroco, con un camión que recorría las calles presentando videos con antofagastinos que relataban sus sueños. Por entonces, un cartel que llevaba la leyenda “SE VENDE” fue la intervención colectiva que irrumpió con ironía en varios sectores de la ciudad, activando una situación bien especial en la Plaza Colón, donde el aviso se repetía 400 veces a través del suelo: el acto fue considerado por la prensa local como protesta anónima contra un proyecto de estacionamientos subterráneos que dividía a la opinión pública. Otro País I y II, dos exposiciones que en 2005 y 2007, respectivamente, congregaron a artistas locales en el Centro de Extensión PUC, en Santiago, y en el Museo de Arte Contemporáneo, MAC, de Valdivia, fueron plataforma de construcción de redes y experimentación fuera de los márgenes regionales, situando al arte del Norte Grande en zonas distantes del territorio nacional. Se utilizó el eufemismo de “otro país” para simbolizar el aislamiento en el que se desarrolla el arte y la creatividad de Antofagasta. 185
Tras estas experiencias, el Colectivo logró cohesionar un formato de vinculación y asociatividad que le fue dando notoriedad. En 2009, Dagmara Wyskiel y Christian Núñez participaron, respectivamente, como editora y productor de campo de la Trienal de Chile, evento con que el país comenzó la conmemoración del Bicentenario y que tuvo como curador general al teórico y ex Ministro de Cultura de Paraguay, Ticio Escobar. Uno de los objetivos del encuentro de arte contemporáneo estuvo precisamente en potenciar y dinamizar escenas regionales, extendiéndose en Valparaíso, Concepción y Valdivia. Gracias a SE VENDE, Antofagasta fue tal vez la única zona donde trascendió el efecto de estas acciones, la temporalidad de un evento cuyas versiones siguientes jamás se realizaron. Para el encuentro, la exposición Otro eje norte-norte fue resultado de una clínica realizada por el curador argentino Marcos Figueroa, siendo considerada por el Colectivo como una tercera versión de Otro país. La muestra reunió en el MAC de Salta y en el Consejo de la Cultura y las Artes de Antofagasta a artistas independientes del norte argentino y chileno. Del eje vertical norte-sur, acostumbrado por nuestro centralismo, se dibujó una horizontalidad que traspasaba la Cordillera de Los Andes.
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EXPANDIENDO REDES El año 2012 fue para el Colectivo SE VENDE particularmente intenso, al abarcar líneas de trabajo desarrolladas anteriormente, como también nuevos formatos, espacios y estrategias. El proyecto Agenda de Artes Visuales para la Sala Multiuso Biblioteca Viva Antofagasta fue eje de la mayoría de las actividades de ese año, integrando conferencias, talleres, conversatorios y exposiciones, con invitados nacionales e internacionales. El libro SE VENDE 4 (SV4) fue un proyecto editorial que constituyó el registro de este conjunto de acciones. Las Cápsulas de formación fueron talleres para iniciativas emergentes que dieron como fruto seis exposiciones individuales, la participación en una muestra colectiva, un debate y una serie de intervenciones en sitios de acceso público. Se trató de un programa alternativo de profesionalización de artistas emergentes sin acceso a la formación tradicional. Dentro de las acciones destinadas a la generación de redes, al contacto con el público y la formación en arte contemporáneo, se realizó una exposición con artistas de La RED y Cuerpos rebelados: la performance en Concepción, donde participaron Natascha de Cortillas, Guillermo Moscoso, Luis Almendra y Alperoa, bajo la curaduría de Carolina Lara. Se sumó la conferencia del teórico y curador Justo Pastor Mellado sobre la obra Gran sur de Fernando Prats, que representó a Chile en la 54ª Bienal de Venecia, contando también con la participación del reconocido artista nacional radicado en España. En julio de ese año, la residencia de Fernando Prats en Quillagua fue inaugural y muy significativa; siendo además uno de los más grandes aciertos formativos con dos ayudantes-alumnos, Francisco Vergara y Pamela Canales. La residencia de Prats constituyó un antes y un después en el trabajo de SE VENDE con el territorio. Los resultados fueron expuestos en 2016 en Barcelona. Los nuevos tiempos Entre 2014 y 2016, un proyecto artístico de envergadura logró notoriedad a nivel nacional: Juego mixto, una intervención en paisajes extremos del país, consistente en una pelota de golf de formato monumental y material inflable, que activó relaciones conceptuales, simbólicas, metafóricas, que podían ir de lo onírico a lo metafísico, de lo histórico a lo político. El recorrido de este gran objeto rodando a la deriva por el Valle de los Meteoritos de Quillagua, por el observatorio astronómico ALMA, por la Patagonia y Valparaíso, llegó en menor formato a Inglaterra y como una exposición a Polonia, y constituyó en ese país el proyecto de doctorado de Dagmara Wyskiel. Cerró el periplo una exhibición por el Museo de Arte Contemporáneo en Santiago (2016), y el Museo de las Artes Universidad de 187
Guadalajara, MUSA (2016), dentro de la itinerancia de Arte + Política + Medio Ambiente, que comenzó en 2012 en México, y que ha continuado por espacios de Estados Unidos y Chile. En 2016, La RED, generada en el contexto de la única versión de la Trienal de Chile (2009) sigue viva y se potencia con otras iniciativas que actualmente trabajan en la vinculación norte-norte. Arte contemporáneo andino: Argentina, Chile y Bolivia, hoy se situó desde el 15 de octubre en el Museo Regional de Pintura José Antonio Terry, de Tilcara, Jujuy. La exposición –gestionada por la curadora Roxana Ramos de Salta, e impulsada por la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación– fue el resultado de una residencia creativa, realizada entre el 9 y el 15 de ese mes, en la que 14 artistas de Jujuy, Salta, Chile y Bolivia compartieron e intercambiaron experiencias junto a la comunidad tilcareña, incluyendo intervenciones en el paisaje y el espacio público, donde también participaron Wyskiel y Núñez. En los últimos tiempos, se han desarrollado en ISLA relevantes iniciativas de formación, como el taller Entre la forma y el molde, ciclo de más de cien horas de clases, focalizado en la actualización pedagógica y la estimulación creativa de profesores de arte de la región de Antofagasta. Residencias de formación y vinculación cognitiva y sensorial con el territorio, pertenecientes al programa 188
Desiertos intervenidos se realizaron en las localidades de Paposo, (a cargo de Bogdan Achimescu), Quillagua, (Guisela Munita) y Ayquina (Oscar Concha). El espacio para la reflexión y práctica del arte contemporáneo también ha acogido actividades como el 2º Seminario de artes mediales Norte Medial, dirigido por Antonieta Clunes, y el proyecto fotográfico Perla nortina: Programa de acceso y difusión de la fotografía de autor, gestionado por Angélica Araya, entre otros. Actualmente, ISLA es el lugar de residencias para los artistas ganadores de instancias de carácter nacional, como el proyecto Traslado 2017 (Loreto Sapiaín, Nicola Mazzuia y Mauricio Toro Goya) y del concurso bianual Balmaceda Arte Joven, categoría alumno (Josefina Mellado). En forma paralela, ISLA impulsa programas de intercambio de residencias de bajo costo, para gestores y artistas, como ha sido el caso La Paz, Fundación Cinenómada para las Artes, Joaquín Sánchez y Juan Carlos Valdivia. Como una continuidad del compromiso que ha manifestado la Embajada de la República de Polonia, se realizó en el marco de SACO6 la residencia de la artista audiovisual polaca Julia Popławska, quien recorrió registrando el Desierto de Atacama, junto a los especialistas de la Universidad Católica del Norte, el geólogo y Doctor en Ciencias Guillermo Chong, y el Director del Instituto de Astronomía Christian Moni. De esta manera, con el Instituto Superior Latinoamericano de Arte ISLA, se levanta en Antofagasta un espacio digno para la confluencia de este tipo de iniciativas y la activación de nuevos procesos, que han intensificado el trabajo con el contexto, la conformación de redes, y sobre todo el ámbito de la educación artística. En menos de dos años de trabajo -el espacio abrió en marzo de 2016- ya han circulado por allí artistas de diversas regiones de Chile, como de otros países de América y Europa; profesores de arte, creadores emergentes, curadores nacionales e internacionales, expandiendo de esta manera los límites de la ciudad y del arte mismo hacia acciones significativas con otros lugares y comunidades a través del desierto.
www.proyectosaco.cl www.colectivosevende.cl
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UN PROYECTO DE
PRESENTA
FINANCIA
PATROCINA
PRODUCE
COLABORAN
MEDIOS ASOCIADOS
ESPACIOS ASOCIADOS
ISLA ES APOYADO POR EL PROGRAMA OTRAS INSTITUCIONES COLABORADORAS
Esta iniciativa es financiada por el Gobierno Regional de Antofagasta con recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, F.N.D.R., 2 % Cultura, Año 2017 aprobados por el Consejo Regional de Antofagasta. Instituto Superior Latinoamericano de Arte (ISLA) está financiado por el Programa Otras Instituciones Colaboradoras del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
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Gestado en y desde el Desierto de Atacama, SACO es un proyecto interdisciplinario, que vincula las artes de la visualidad con las culturas ancestrales de la zona, sociología, ciencias del mar, astronomía, historia del altiplano andino, mineralogía, paleontología, antropología, filosofía y multiculturalidad contemporánea. Posee su lógica propia en cuanto a la exploración y vinculación con el territorio, junto a la constante mediación con el entorno educativo y comunitario. Pone el acento en el desarrollo del conocimiento, el pensamiento crítico y la responsabilidad colectiva. SACO presenta a la comunidad la escena artística local e internacional, a través de la poética generada con la inserción del arte contemporáneo en un espacio público y popular, donde prima el encuentro espontáneo y la experiencia no prediseñada con el arte. La sexta edición de la Semana de Arte Contemporáneo propuso AMOR: decadencia y resistencia como su tema central, comprendiendo América Latina como la tierra del sincretismo de afectos. 22 artistas latinoamericanos en 6 exposiciones y un diverso grupo de gestores culturales, críticos, periodistas, sociólogos, escritores y curadores de varios países, más alumnos de colegios y profesores de artes visuales de la región, fueron invitados a ser parte de este acontecimiento territorial urbano y de la intemperie, del lugar y del no lugar. La resonancia generada confirmó el acierto; para la convocatoria latinoamericana de SACO6 llegaron 287 proyectos de 17 países. En tiempos de crisis de los afectos y las relaciones, un momento de reflexión sobre qué nos pasa con el sentimiento más elevado, se convirtió en un gesto natural de resistencia. No menos relevante que el desafiar los sistemas establecidos del arte, produciendo gestos de valentía y ruptura, es establecer un vínculo fértil con los mismos artistas y sus procesos. Las obras que se elevaron durante la residencia entre agosto y septiembre del año 2017 en el Muelle Histórico de Antofagasta fueron de una notable contundencia conceptual y, a la vez, gestadas en sintonía con el entorno y sus características. Atrayentes a la mirada no entrenada, conscientes de la distracción inagotable en el espacio público, acertadas en establecer relaciones entre el volumen y el paisaje, inteligentes, seductoras. Con estas piezas se construyó la constelación afectiva de América Latina.