Consejo Editorial: Bernal Vargas Prendas Edwin Segura Bermúdez Andrea Castellón Sossa
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Índice
Abordaje de la criminalidad en redes sociales
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Análisis criminológico sobre la relación del Maltato Animal con las diferentes formas de violencia en Costa Rica
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Ficciones Pablo y Jimena
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Sé parte de nuestro Colegio Profesional
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Ciencias Forenses Breve análisis de la “Función del Coordinador en el Lugar del Hecho”.
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El Colegio de Profesionales en Criminología de Costa Rica se complace en presentarles la segunda edición de la revista Criminología y la Sociedad. Para esta entrega se han seleccionado ponencias con las cuales el lector tendrá la oportunidad de informarse de manera confiable sobre diversos temas de interés para la sociedad costarricense.
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Abordaje de la criminalidad en redes sociales Por: Andrea Castellón Sossa Licenciada en Criminología www.criminologiacr.com
Hoy en día, las redes sociales juegan un papel importante en la forma en que las personas interactúan con otras, permitiendo que sea más fácil comunicarse con familiares, amigos o conocidos, sin importar la distancia en que se encuentren. La universalización de estos medios, también ha permitido que redes criminales, detrás de perfiles falsos o anónimos, las utilicen para cometer delitos, lo que dificulta la labor de las autoridades a la hora de detectar a los culpables, y que implica un reto nuevo para la criminología actual, en la búsqueda de información que permita conocer con profundidad este fenómeno y reducir su incidencia.
Riesgos Cuando se comparte cualquier tipo de información personal a través de internet, la persona se expone a que ésta sea divulgada por terceros y se vea comprometida su intimidad, dándole a la delincuencia información que podrá utilizar para escoger víctimas potenciales. Para un criminal, conocer dónde está ubicado su objetivo, cuándo está sola la casa, si tiene hijos, pareja o dónde trabaja, es de mucha importancia porque le permite saber cuál es el momento perfecto para actuar. Los menores de edad son la población más vulnerable, la ingenuidad y el temor hacia los adultos, hace que oculten las amistades que conocen en línea, exponiéndolos de esta forma a muchos riesgos, sin embargo, esto no significa que los adultos no puedan llegar a ser víctimas de estos delincuentes.
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Hay una considerable lista de delitos que se pueden realizar utilizando las redes sociales, por ejemplo, las fotos de menores pueden ser utilizadas por redes criminales para la distribución de pornografía infantil, del mismo modo, las fotos de los usuarios se pueden usar para perjudicar su imagen con difamaciones o calumnias en su contra. La información que se comparte a terceros puede ser robada para usurpar la identidad de la víctima, acosar o chantajear a cambio de dinero, beneficios o favores sexuales, y en el caso de empresas, se usa para cometer es-
tafas, fraudes, robos, difundir información confidencial o violar la propiedad intelectual. Además, uno de los efectos de mayor impacto en redes es el ciber bullying, que se define
como el uso de las redes sociales para intimidar, chantajear, agredir y ridiculizar al individuo, un acto que transgrede la moral y la integridad de quienes sufren este tipo de acoso y que ha
llevado a algunas de sus víctimas al suicidio. Al utilizar los sitios en línea, no solo se está expuesto a ser víctimas, sin intención o por ignorancia, se pueden cometer acciones con consecuencias legales, se han dado casos de personas que han perdido sus trabajos o negocios, por publicaciones o comentarios indebidosEs claro que la solución al problema no es prohibir o restringir su uso, lo que se necesita es crear una cultura responsable para que los usuarios puedan navegar y utilizar sus redes de forma segura, y es aquí donde el criminólogo debe intervenir, previniendo estas conductas delictivas.
Uno de los efectos de mayor impacto en redes es el bullying.
Educación
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La creación de un programa de seguridad integral para centros educativos. La educación es el primer paso para prevenir la delincuencia, desde edades tempranas, se debe orientar y educar a los menores para reducir el riesgo de ser víctimas del hampa o desarrollar conductas criminales en edades más adultas. Durante muchos años, se ha delegado la responsabilidad de abordar esta problemática en psicólogos, trabajadores sociales y profesores, no obstante, la seguridad y la prevención del delito, es un tema que compete al criminólogo, por lo que es necesario que este trabajo se haga de manera conjunta y
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que además del personal docente, también se involucre en este proceso de educación a los familiares. La creación de un programa de seguridad integral en los centros educativos, en la que se impartan charlas y guías a padres de familia y estudiantes, permitiría que los adultos estén más alertas a las conductas de riesgo de sus hijos y se involucren en su proceso de educación y formación, e igualmente se podrían detectar a través de estos programas, menores en situaciones de vulnerabilidad.
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Este programa debe abordar diferentes enfoques de la seguridad, como la seguridad vial, seguridad ciudadana, drogadicción, bullying, violencia intrafamiliar, y por supuesto, el tema que nos atañe, el uso de redes sociales y sus riesgos. Los centros educativos que imparten la carrera de criminología, también deberían optar por incluir programas de este tipo como proyectos finales que permita a los estudiantes participar en estas charlas, incentivando el acercamiento del ciudadano con el criminólogo y a la vez, formar profesionales más capacitados para enfrentarse al mercado laboral.
Medios de Comunicación Los medios de comunicación juegan también un pa-
pel muy importante en esto, sus espacios, artículos y publicaciones, deben evitar noticias donde se pueda vulnerar la intimidad de otros, como el caso de imágenes de figuras públicas o conocidos del medio desnudos, o la divulgación de videos con menores de edad en peleas o actos sexuales que surgen a menudo por redes sociales. Estos medios, deberían adoptar una política de responsabilidad social cuando reciben imágenes o videos privados y proceder de inmediato a coordinar con las autoridades correspondientes o con las personas afectadas para que se tomen las medidas del caso, y de requerir publicar la noticia, abstenerse de difundir dichas imágenes o videos, así como enlaces a donde estén almacenados. No estaría de más que igualmente los medios de comunicación consideren consultar siempre a expertos en seguridad y se informen antes de realizar sus publicaciones, con el fin de reducir el impacto negativo que suelen tener en redes las noticias sobre sucesos. Además, el poco conocimiento sobre el modo de operar de bandas delictivas, hace que la prensa exponga a las víctimas o testigos frente a cámaras, lo que pone en riesgo la vida de estas personas que pueden llegar a ser identificadas por los delincuentes. En la medida en que los medios vayan cambiando el enfoque de sus noticias, se va a ir modificando la cultura de los lectores, es indispensable comenzar a promover noticias que informen y eduquen sin necesidad de caer en el morbo.
Licda. Andrea Castellón Sossa www.criminologiacr.com
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Hábitos de Seguridad Individualmente, los usuarios pueden ejercer medidas de presión sobre esta problemática, denunciando publicaciones que promuevan el odio, bullying, ataques ideológicos o de cualquier índole y dejando de compartir o comentar las noticias basura que a diario se ven publicadas hasta en sitios de noticias que se suponen, son serios. Al final, estos medios dependen del usuario para continuar, por lo que se puede exigir el tipo de contenidos que se desea ver en ellos. Es importante recordar, que la mejor forma para evitar exponerse en la web, es abstenerse de compartir información que no desea que se sepa. Aun así, no se trata de privar a los usuarios de subir sus fotos o publicaciones personales, pero si se hace, se debe revisar periódicamente las configuraciones de privacidad de las redes, e igualmente, cuidar los comentarios o contenidos que se comparten públicamente. Esto también incluye reducir las publicaciones de fotos con hijos u otros menores de edad, que como se mencionó anteriormente, es la población más vulnerable en redes sociales. De igual forma, se debe tener mucho cuidado al acceder a enlaces desconocidos y mantener actualizadas las aplicaciones y antivirus instalados en los dispositivos que se usan, para evitar virus que roben la información. No está de más recordar que por más configuraciones de seguridad que existan, una vez que se sube la información, siempre existe el riesgo de ser expuesta públicamente, de ahí la recomendación de no subir material comprometedor.
Conclusión
La universalización de las redes sociales nos obliga a estudiarlas y analizar su participación en el desarrollo de conductas delictivas, para esto es necesario la creación de programas preventivos que fomenten la divulgación de los riesgos a la hora de utilizar estos sitios y que permita a la población estar alerta y mitigar esta problemática. Las mismas redes sociales facilitan la transmisión de ideas a través de blogs, foros o páginas que se pueden adquirir gratuitamente, y también se pueden crear materiales audiovisuales por medio de podcasts o videos. Otros espacios aprovechables, son las columnas de opinión en los periódicos.
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La profesión cada vez es más conocida y comentada entre la población, algunos aún ignoran la labor del criminólogo, pero es posible encontrar hoy en día más personas que conozcan un poco sobre temas criminológicos que hace 10 años, lo que demuestra que si se ha logrado abrir camino y que es posible ir creciendo aún más.
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Referencias bibliográficas De Cea Jiménez Andrea, 2012. Trabajo Final: Los delitos en las redes sociales: aproximación a su estudio y clasificación. España. Rodríguez Arbeláez, Juan David (2011). Análisis de los delitos informáticos presentes en las redes sociales en Colombia para el año 2011 y su regulación. Colombia. Alianza por la Seguridad en Internet, ASI (2010). Revista El Efecto Internet, año 0, número 0, México
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Análisis criminológico sobre la relación del maltrato animal con las diferentes formas de violencia social en Costa Rica. Por: Valery Contreras Steller Criminóloga
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Las voces que nadie escucha
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pesar de que en la actualidad existen varias asociaciones en Costa Rica que luchan a favor de los animales, estas entidades no cuentan con el suficiente apoyo del gobierno, y pocas son las personas que se interesan y toman conciencia con respecto al problema del maltrato a los animales domésticos, ya que las pocas campañas que se realizan no llegan a tener un gran alcance. La defensa de los animales se basa en un principio de tolerancia y respeto hacia la vida tanto humana como no humana. En el caso del maltrato animal es aún más delicado por el solo hecho de que los animales no pueden expresarse de una manera entendible para el entendimiento de los humanos. No tienen voz, por lo que se torna necesario interpretar su sufrimiento y de esta manera poder protegerlos. “Ser la voz de los sin voz”. La investigación, se basa principalmente en la importancia de contribuir a que la sociedad tome conciencia de que los animales también merecen respeto y tienen derechos que se deben hacer valer, es necesario que las personas sean conscientes de que la violencia genera más violencia, ya que según estudios se dice que la violencia hacia los animales es el primer paso a otro tipo de violencia hacia los seres humanos, lo que se pretende es despertar en las personas un sentimiento de reflexión hacia el sufrimiento de los animales, para que de esa manera tomen conciencia de sus actos y entiendan que el maltrato animal tiene una gran relación o más bien es uno de los primeros pasos relacionados con las distintas formas de violencia social, además de crear un trato ético para con los animales.
Amigos peludos en peligro. Las personas siempre hemos reconocido a algunos animales con un sentimiento especial, como por ejemplo un gato, un perro o un hámster y por cultura, por trato ético o bienestar animal se considera que los animales merecen derechos tradicionalmente reconocidos solo en los humanos, pero a pesar de estos tratos se encuentran aún en nuestra sociedad grupos de ciertas personas que no han tomado conciencia de lo injusto y absurdo que es causar sufrimiento a los animales.
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En la actualidad vivimos, en un clima de inseguridad e incertidumbre. La violencia se expresa de formas relacionadas entre sí, diariamente nos vemos sacudidos por hechos dramáticos que nos preocupan y conmueven. El maltrato animal es, a la vez, un factor que predispone a la violencia social y, al mismo tiempo, una consecuencia de la misma. Forma parte de la cascada de violencia que nos va alcanzando a todos como individuos y como sociedad.
Escalera de la violencia. En las familias en las que hay violencia, ésta es más frecuentemente dirigida hacia los más débiles, lo que incluye ancianos, mujeres, niños y animales de compañía. El maltrato hacia los animales es tolerado por aquellos que lo observan; se minimizan sus causas y sus efectos, y los padres, maestros y comunidades que no dan importancia al abuso animal en realidad incuban una bomba de tiempo. Se debe hacer énfasis en que la detección, prevención y tratamiento de la violencia hacia los animales es un acto de humanidad en sí mismo. Los animales son criaturas que se encuentran, en relación al ser humano, en un nivel de inferioridad dentro de la escala de la evolución; esto nos hace responsables de su bienestar, ya que tener un liderazgo en esta escala, lleva consigo una obligación y una responsabilidad, que es la de cumplir como guardián de las especies inferiores en términos intelectuales. Si realmente queremos combatir la violencia, una parte de nuestra lucha consiste también en erradicar el maltrato a otros seres vivos.
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Maltrato animal, raíz de la violencia social El maltrato a los animales comprende una gama de comportamientos es por esto que según Adams, 1995, lo define como “aquella acción que causan dolor innecesario, sufrimiento o estrés al animal, que van desde la negligencia en los cuidados básicos hasta el asesinato malicioso e intencional”.
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La protección de los animales ya es un asunto de interés público, de ética y de responsabilidad social; está vinculado a los objetivos que persigue el Plan del Buen Vivir y a los preceptos constitucionales que promueven los Derechos de la Naturaleza donde se incluyen a los animales. Se ha analizado que los abusadores comparten un historial de castigo brutal y rechazo, así como de crueldad hacia los animales y violencia contra personas. Un mejor entendimiento de estos enlaces puede ayudar a la protección de víctimas. Así mismo, su reconocimiento permitiría acciones para promover su bienestar.
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El maltrato hacia los animales constituye un aviso sobre la posible existencia de otras formas de violencia. Los actos violentos hacia los animales han demostrado no ser únicamente reflejo de una psicopatía exclusiva hacia los animales. Según Robert K Ressler quien desarrolló algunos de los perfiles de asesinos en serie para el FBI, 1970; “Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente, está en peligro de menospreciar también la vida humana”. Un asesino co-
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mienza matando y torturando animales cuando es menor de edad. Los estudios realizados por Robert K. Ressler; han convencido a los sociólogos, legisladores y a las cortes de que los actos de crueldad hacia los animales merecen su atención. Estos pueden ser la primera alerta de una patología violenta que incluirá víctimas humanas. El abuso hacia los animales no es simplemente un “detalle más” en la personalidad del individuo, sino un gran síntoma de desorden mental.
Las investigaciones realizadas por psicólogos y criminólogos demuestran que los individuos que cometen este tipo de abusos con los animales no se detienen allí, muchos de ellos continúan con sus congéneres humanos. El FBI determinó que el maltrato a los animales es una característica común en violadores y asesinos y los procedimientos de diagnóstico y tratamiento de psiquiatría enlistan esta práctica dentro de desórdenes de la conducta.” Los estudios realizados demuestran que los criminales agresivos tienen mayores posibilidades de haber maltratado animales cuando eran niños que los delincuentes cuyas faltas no tienen relación con la violencia a otras personas; como los estafadores u otros delincuentes. Un examen practicado a pacientes psiquiátricos que repetidamente habían torturado a perros y gatos mostró como resultado que todos ellos eran agresivos hacia los seres humanos. Para los investigadores, el gusto por la crueldad hacia los animales es una alarma que los pone sobre aviso ante posibles violadores y asesinos en serie. La violencia hacia los animales nos puede servir como detector y señal de alerta hacia las distintas formas de violencia social, ya que la crueldad hacia los animales y la violencia humana tienen una relación directa. Debemos saber que los niños que maltratan a sus animales de compañía pueden ser testigos de actos crueles contra seres humanos o ellos mismos ser víctimas de abuso por alguien mayor y con más poder. Estos niños, a la vez abusados y abusadores, están aprendiendo e interiorizando la violencia que ellos mismos perpetuarán al ser mayores y al momento de tener sus propias familias. Este maltrato puede ser el único signo visible de una familia en la que existe el abuso, y esto puede ayudar a descubrir al responsable de la violencia en esa familia. Una persona que abusa de un animal no siente empatía hacia otros seres vivos y tiene mayor riesgo de generar violencia hacia otras personas. Es por eso que se considera que si un niño, expresa o habla sobre el maltrato a su animal de compañía, podría estar hablándonos también de su propio sufrimiento.
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La crueldad origina violencia, y la violencia, delincuencia. La gran mayoría de los niños puede vivir una etapa en la cual pueden lastimar insectos como parte de la exploración del mundo; sin embargo, con el correcto asesoramiento de sus padres, consiguen comprender que los animales son sensibles al dolor. La educación que se les da a los niños les ayuda a establecer sus valores y patrones de comportamiento. Ellos adquieren sus principios morales y éticos imitando a los modelos que tienen a su alrededor.
Por unas patitas felices Mientras más casos de maltrato animal y de seres humanos se reporten y cuanto antes la sociedad y las autoridades involucradas en la toma de decisiones puedan intervenir para romper los ciclos de violencia, mayor será el factor de éxito en la búsqueda de una cultura de paz. Tratar de normalizar el maltrato animal y tipificarlo como
un delito grave es una tarea prioritaria teniendo en cuenta que los mecanismos de prevención se basan en la tipificación de conductas no aceptadas socialmente”. En ese momento la sociedad empezaría a reconocer que existen sanciones frente a la misma y se evitaría incurrir en ella. Los estudios realizados por Ressler, demuestran que “muchos de los niños que maltratan a los animales sufren algún tipo de maltrato en sus hogares”. Es por eso que se piensa que entender el por qué los niños pueden abusar de los animales es la clave para aplicar estrategias de intervención adecuadas. Se sabe que el abuso suele ser cíclico y que la única manera de detener el ciclo es la intervención, lo que implica regular, educar y sancionar, para evitar conductas que promueven otros tipos de violencia.
Referencias Bibliográficas Adams, C, 1995: 55-57. “La mujer, el maltrato y daño a los animales”. Ascione, F, 2001: 21. “El abuso de los animales y la violencia juvenil. Oficina de Justicia Juvenil y Prevención de la Delincuencia Washington, DC”. Blumer H; 2002: 34. “Las Masas, el público y la opinión popular”.
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Bromm D. 1986: s.p. “Bienestar Animal UACH”. DeGue, S, 2009: 34-37-45-47. “¿Es la crueldad animal una “bandera roja “ para la violencia familiar? Diario de la violencia interpersonal”.
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Ficciones Por: Fabiรกn Meza Picado
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Comunicador Social
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Pablo y Jimena
Pablo acaba
de atropellar a Jimena. Un “descuido”. Iba rápido. Había tomado siete whiskeys de más. Pensó que, en esta madrugada, de cielo que comienza a clarear, nadie tiene por qué estar cruzando la calle. Se impacienta, parque al borde de la acera. Mira los retrovisores. Al frente, el resto de la ciudad. No ve testigos. Puede quedarse a ver si el cuerpo que le reventó el parabrisas aún respira. Puede irse a casa a esperar que se le baje la borrachera. Tiembla. Siente como si el efecto del alcohol, por el improvisto del
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accidente, los segundos de confusión, las llantas zigzagueando, hubiese desaparecido. Decide marcharse. Dejar a su víctima ahí, sin que nadie la auxilie. De por sí, fue un accidente. Él no quería arrollarla, solo probar los dos mil doscientos centímetros cúbicos de su motor de seis válvulas. Pablo, ahora, es el que va muerto, pero de miedo. Igual de rápido. Menos mareado. Como que la borrachera se le bajó.
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Qué le va a decir a sus padres, se siente inmerso en uno de los capítulos de Relatos Salvajes, solo que no tiene el dinero para sobornar a un pobre con tal de que se haga pasar por el resposable de sus actos. Conduce de forma temeraria. Pasa los semáforos en rojo. Siente que lo vienen persiguiendo. Antes de abrir el portón eléctrico de su casa, una vecina ve el carro chocado. Él entra. Comienza a pensar cuántas cámaras lo habrán grabado. Si algún guachimán lo vio. Espera que amanezca bien para comentarles a sus padres. Piensa, piensa, piensa y de tanto pensar cae dormido. Los gritos de su papá lo despiertan. “Vagabundo”, “borracho”, “irresponsable”, “asesino”. ¿Asesino? Jimena ha muerto. Las televisoras así se lo han hecho saber al país. Pablo despierta de pronto. No era un sueño. Está atontado. Se limpia los ojos. Terrible olor a alcohol. Se sienta en el colchón de su cama, escuchando los insultos de su padre, medita qué hacer. El tío abogado está al celular de su mamá. Le explica que lo mejor es que vaya a la Fiscalía hasta que se le baje bien la borrachera. Que no se preocupen de más, con las cárceles llenas, es improbable que le den algunos meses a la sombra. Si acaso, firmar cada quince días, mientras se celebra el juicio. Además, es estudiante universitario, eso le ayudará para que el juez vea que no se trata de una rata inculta, sin oficio, ni beneficio, ni familia, ni vivienda. El juicio será en algunos años, tres o cuatro, con mala suerte, Los tribunales están colapsados, además, la deuda que podría generar el accidente se volvería incobrable y si él no quiere firmar la autorización del seguro, los familiares de la muertita no recibirían ni un cinco. Es más, cuando se avecine el momento del debate, podrían intentar una conciliación a cambio de una suma que a ellos les convenga y que el Instituto de Seguros quiera pagar. “¿Pablo a la cárcel? Ni que hubiera matado a una turba. Quédate tranquila, María.” se oyen las palabras del tío jurista al teléfono. A esa misma hora, los familiares de Jimena estaban esperando el cuerpo, en Medicatura Forense, San Joaquín de Flores, Heredia. Son de Tibás. No tienen carro.
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Ella se dirigía a cubrir un turno en el Hospital de Niños. Era enfermera. Acababa de bajarse del autobús. Una vez que le den sepultura, deberán presentarse a la Fiscalía a denunciar. Ahí, imprimirán una caratula con el número de expediente, comenzará un proceso de tejer y destejer folios con denuncias, pruebas, notificaciones, y otros papeles, por algunos años.
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Se alistan para dar, por lo menos, unas cinco declaraciones acerca del día de la muerte de su hija, antes de que se sienten, frente a los jueces y cerca del imputado, a rendir testimonio. Al principio, levantarán temprano, llegarán a la Fiscalía a preguntar: “¿cómo va el caso de mi hija?”, decenas de veces, y la respuesta de algún asistente será “nada nuevo”, “tiene que esperar”, “estamos esperando una diligencia”, hasta que el hartazgo los canse y las visitas a mendigar justicia comiencen a darse, si acaso, una vez al mes. Si todo sale bien, si ningún funcionario se equivoca, por negligencia o dolor, puede que Pablo vaya a juicio y, ahora sí, la justicia cumpla todo lo que su tío abogado le explicó a la madre del culpable por teléfono.
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Ciencias Forenses Breve análisis de la “Función del Coordinador en el Lugar del Hecho”. Prof. Lic. Javier Pachamé Prof. Médica Nora Sotelo Docentes Responsables del curso de Postgrado “Capacitación en Ciencias Forenses” – Universidad Nacional de La Plata – Facultad de Ciencias Médicas
Dondequiera que se para, lo que sea que toque, lo que deje detrás, aunque sea inconscientemente, servirá como testigo silencioso contra esa persona. No sólo sus huellas dactilares o de zapatos, pero también su pelo, las fibras de su ropa, el vaso que rompa, las marcas de herramientas, la pintura que rasguñe, la sangre o semen que deposite o colecte”. Profesor Edmond Locard (1877-1966)
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Cómo saber si una persona fallecida mu-
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rió de forma natural o violenta, cómo determinar el lugar donde ocurrió el hecho, cuándo se produjo la muerte, cuál fue el arma utilizada, quién cometió el delito... Estos son algunos de los interrogantes que hoy desde la Ciencia y la Tecnología son posibles responder cuando estamos frente a la investigación de un hecho punible o sospechoso de criminalidad. Se trata de la parte criminalística es decir, técnico científica de la investigación del delito. Basados en el principio de que cada contacto deja una pista, la Criminalística resulta ser la disciplina que se nutre de los conocimientos científicos para analizar los indicios dejados en el Lugar del Hecho, y de esta manera poder reconstruir los hechos punibles y establecer la identidad de su autor. Resulta entonces que la naturaleza de la Criminalística implica que se fundamenta en hechos y no en meras especulaciones, es decir, se basa en la observación científica. Cada detalle es importante. De tal modo, el análisis del Lugar del Hecho tiene un papel decisivo en el éxito de la investigación criminal y por ello requiere del trabajo metódico, ordenado y prolijo de un equipo multidisciplinario de especialistas convocados para tal fin. En este sentido y acorde nuestra experiencia, desarrollaremos un breve análisis tangible sobre la función del coordinador de peritos en el Lugar del Hecho.
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Introducción La investigación criminal básicamente comprende las actuaciones orientadas a determinar la existencia de un delito e identificar a sus autores. Mediante procedimientos que cuentan con la debida verificación científica de las más diversas áreas forenses es posible obtener resultados a partir de la recolección de indicios existentes en el Lugar del Hecho, aún si éstos se encuentran degradados o haya transcurrido tiempo de ocurrido el delito. El día a día demuestra la importancia de la aplicación del método racional en el proceso de la investigación del delito haciendo fructífera la relación entre ciencia y justicia, la cual no solo ha permanecido en el tiempo sino que evoluciona a través de la difusión del conocimiento. El análisis del Lugar del Hecho también experimentó una importante evolución, no sólo en lo que respecta a la interpretación de lo que allí ocurrió sino también en la búsqueda de indicios que puedan relacionar al autor con el hecho punible.
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En la actualidad las Ciencias Forenses, y en particular la Criminalística, son una herramienta de trabajo eficaz, no obstante si se aplican de manera defectuosa, pueden llevar a gastos excesivos sin obtener resultados ciertos. En este contexto advertimos que en nuestro país, el estado de situación respecto a la Criminalística y Ciencias Forenses es desigual y/o deficiente, existiendo lugares en los que no se dispone de los elementos básicos y del recurso humano necesario para el ejercicio de la especialidad. Asimismo observamos que en la elaboración de protocolos y guías de trabajo interviene personal no competente ni conocedor cierto del trabajo de campo, y así reconocemos algunos protocolos de trabajo criminalístico que están realizados tomando como base contextos y circunstancias distintas a nuestra realidad, ya sea desde lo técnico como desde lo jurídico. Es interesante notar que existe cierta “moda” en establecer paradigmas en todo quehacer social del hombre, y como la Criminalística es una actividad humana, observamos cierta tendencia en proponer enunciados y establecer reglas innovadoras en los procedimientos y realizaciones técnicas propias. Tal es así que, hace aproximadamente unos diez años, en nuestro país comenzó a implementarse la figura del “Coordinador del Lugar del Hecho”. En realidad lo que se pretendía era presentar un responsable de los peritos, alguien que llevara la imagen y autoridad de la institución, conteniendo al grupo pericial y siendo su soporte en el Lugar del Hecho. Sin embargo no sabemos cómo ocurrió, un buen día eran los coordinadores los que ingresaban inicialmente al Lugar del Hecho, recorrían el lugar de punta a punta con el fin de evaluar las labores a desarrollar; posteriormente lo hacían en compañía de un fotógrafo, y así, en esta escala de toma de autoridad eran los coordinadores los que le indicaban a los peritos, las tareas que debían hacer, qué indicios recolectar, y cómo hacerlo. A nuestro modo de pensar, proceder de esta manera representa un abuso en las funciones de los coordinadores del Lugar del Hecho, de las cuales realmente no hay nada escrito ni normado. Decimos esto porque entendemos que el Lugar del Hecho es un ámbito “sagrado”, y en función de ello se debe trabajar a conciencia, con experticia, lucidez y lógica. Dada la importancia que tiene esta tarea, debe ser efectuada con una metodología adecuada, con profesionalismo y conforme lo establecido por Ley, evitando en el actuar la nulidad probatoria en la etapa del juicio oral.
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El Lugar del Hecho: Reflexiones metodológicas del trabajo pericial
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De acuerdo a la definición sugerida por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de la Secretaria de Justicia y Asuntos Penitenciarios, Subsecretaria de Política Criminal de la República Argentina (2004) el Lugar del Hecho es “… el espacio físico en el que se ha producido un acontecimiento susceptible de una investigación científica criminal… se caracteriza por la presencia de elementos o indicios que puedan develar las circunstancias o características de lo allí ocurrido.” Entendemos así que el Lugar del Hecho representa un evento dinámico, donde los indicios contenidos en él cambian antes, durante y después de lo ocurrido. Por mucho que se parezca a otro, cada lugar del hecho siempre será distinto. En este contexto el Lugar del Hecho es sumamente significativo siendo que los indicios dejados allí proporcionan la información necesaria para demostrar la existencia del delito, respondiendo a las preguntas de quién lo ha cometido, cuándo, dónde, cómo y con qué lo ha llevado a cabo. Cuando se inicia una investigación en el Lugar del Hecho se deben sistematizar los conocimientos técnicos y científicos con el propósito de aplicarlos en el hallazgo de los indicios. Para lograr este objetivo y evitar errores es necesario emplear técnicas metodológicas para la observación y registro del lugar. Esta parte de la Criminalística, conocida como Criminalística de Campo, es el pilar del equipo de trabajo que bajo las órdenes del Ministerio Público inicia los primeros estudios en el Lugar del Hecho. Así, un equipo de peritos es convocado al lugar para efectuar los exámenes técnicos con el fin de captar información indiciaria y suministrarla a los laboratorios para estudios ulteriores. Independientemente de cómo se organice la estructura pericial, el equipo básico de trabajo de campo debe estar conformado por un Perito en Fotografía, un Perito en Levantamiento de Huellas Papilares y un Perito Planimétrico; además, de acuerdo a las características del hecho deberán integrarse un Perito Médico, un Balístico, un Perito Químico, un Perito en Accidentología Vial, entre otros.
El Lugar del Hecho representa un evento dinámico, donde los indicios contenidos en él cambian antes, durante y después de lo ocurrido.
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La metodología de trabajo de campo establece cinco procedimientos a llevar a cabo en el Lugar del Hecho: la delimitación y preservación del lugar, la observación, el registro, la recolección de indicios, y su envío a los laboratorios. En función de ello, el resultado final de toda esta labor depende de los primeros pasos que se den en el Lugar del Hecho. Sin embargo hemos advertido que en ocasiones suelen intervenir otras personas que no efectúan estas actividades y cuyas funciones en el lugar de los hechos no se encuentran delimitadas. A su vez la actuación pericial debe ajustarse en todo momento a lo exigido por la Ley en cuanto a la licitud de los procedimientos seguidos para obtener la prueba vinculante.
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Este requisito legal sirve como base sólida para que la práctica de estas actividades esté rodeada de las debidas garantías. Razonamos así que la labor pericial requiere como fundamentos dos aspectos básicos:
Formalidad legal Rigor técnico - científico.
Basados en estos argumentos y volviendo a la figura del coordinador planteamos que si el coordinador ingresa al Lugar del Hecho y lo recorre solo, o si entra acompañado por un perito fotógrafo, no estaría incurriendo mínimamente en una alteración del lugar por más cuidado que se le otorgue?.
En tal sentido recordamos lo enunciado por el Principio de Intercambio, siendo éste uno de uno de los preceptos que rigen a la Criminalística al establecer que siempre que se entra a un lugar o interactuamos con alguien o con un objeto, “algo” de nosotros dejamos en ese lugar o sobre esa persona, por ejemplo cabellos o saliva, y también algo se lleva nuestro cuerpo como señal, como indicio de contacto con ese lugar o persona. Del mismo modo tenemos en cuenta los principios correspondientes a las “Garantías de Ley” del debido proceso y así entendemos que existe una inmediata relación para con el resguardo de las pruebas objetivas En consecuencia entendemos que dichas garantías se ven vulneradas si el coordinador - solo o en compañía del perito fotógrafo – ingresa al lugar de los hechos sin la presencia de al menos un testigo y del Instructor Judicial. Y es nuestra opinión que actuar de esta manera representa una “estampida pericial” siendo que previo al ingreso de los peritos, circulan por el lugar de los hechos dos, tres, cuatro o más personas; sumado a esto que algunos de ellos no poseen la pericia necesaria para cumplir con el rigor técnico–científico que la cuestión amerita. También hemos presenciado en el Lugar del Hecho al coordinador recibiendo instrucciones y tomando conocimiento de las cuestiones a resolver de forma verbal por parte del Agente Fiscal. Y así retransmitirlo a los peritos convocados. Ante esto nos preguntamos, tiene el mismo valor legal que un perito reciba una orden directa de un Fiscal en relación a los puntos periciales a investigar, que recibirla por intermedio del coordinador, el cual no deja de ser un compañero de trabajo? Obviamente razonamos que no es lo mismo. Más aún, entendemos que ante esta circunstancia podría devenir el llamado “teléfono descompuesto”, habida cuenta que si bien el coordinador puede llegar a ser, por ejemplo, Licenciado en Criminalística, no domina una especialidad técnica, es decir, no es perito en determinada especialidad como para indicarle al experto lo que debe hacer o cómo proceder en el ejercicio de su disciplina.
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Referimos lo anterior en el contexto de que vivimos en una etapa de la ciencia en la cual se propende a que el profesional científico posea una especialización dentro de su campo de conocimiento.
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En este sentido el Abogado se especializa en Derecho Penal, el Médico se especializa en cirugía, y así podemos ofrecer distintos ejemplos. Si una persona requiere una cirugía cardiovascular, cuál es el profesional que lo va a intervenir? el Médico Generalista, el Médico Clínico, el Médico Traumatólogo? O el Médico especializado en
Cirugía Cardiovascular? Será éste último el especialista interviniente porque es quien es el experto en ese campo. Trasladando esta idea a la Criminalística consideramos que en el Lugar del Hecho, la función del coordinador deberá ser una especie de “facilitador”, representando así a aquella persona que colabora con los peritos en el curso de la investigación pericial. Su trabajo radicará en prevenir las eventualidades que puedan surgir en el trabajo de campo como por ejemplo, reparar en las condiciones climáti-
En conclusión, habida cuenta de las cuestiones planteadas, consideramos que el procedimiento de la investigación criminalística tiene que estar actualizándose y modificándose permanentemente para adecuarlo a los nuevos tiempos. Asimismo es necesario someter el trabajo forense a una evaluación rigurosa y en períodos cortos de tiempos, que contrasten los resultados obtenidos a los fines de contribuir al fortalecimiento de la investigación criminal y en pos de lograr el nivel de calidad que la sociedad merece. Evaluar no es una mala palabra, evaluar es buscar excelencia, y es la meta que deberíamos implementar en la práctica forense.
Red Border Magazine • Issue 285
cas para que éstas no afecten los indicios, cuidar la iluminación del Lugar del Hecho para realizar una correcta labor, asegurar la sectorización perimetral y que no sea el perito quien esté atento a ello, sino que el perito se dedique a su labor específica; por otro lado el coordinador podrá estar pendiente de las necesidades de los peritos en cuanto a los materiales de trabajo, habida cuenta que en estos procedimientos se utilizan distintos elementos que durante su desarrollo se terminano se rompen, o bien se necesitan otros y hay que ir a buscarlos por fuera del lugar del hecho; en estos casos debería ser el coordinador el que se retire del lugar para conseguirlos y así el especialista seguirá enfocado debidamente en su actividad. En virtud de ello creemos imprescindible redefinir la actuación de cada uno de los que formen parte del equipo pericial, teniendo en cuenta que cada perito tiene su propio enfoque y analiza la situación desde su campo de competencia. En ocasiones esto produce luchas internas fundadas en las diferentes capacidades o incumbencias periciales, interfiriendo así en los resultados finales. De este modo proponemos que en el Lugar del Hecho los peritos se concentren en llevar a cabo las tareas periciales y el coordinador sea la persona que facilite dichas actividades. Este pensamiento está basado en lo que llamamos la “sana lógica”, algo difícil de encontrar hoy en día, al menos desde la óptica resultante de nuestra experiencia en el trabajo de campo.
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Bibliografía “Manual de Procedimiento Para la Preservación del Lugar del Hecho y La Escena Del Crimen”. (2011). Ministerio de Justicia. Argentina Francisco de Antón y Barberá y otro (2004) “Policía Científica”. Tirant Lo Blanch. Valencia Caravalho Dorrea, Luiz Eduardo Stumvol, Víctor Paulo y Quintela, Víctor. (2010) “Criminalística.” Criminalística Mileniun. Brasil Guzmán, Carlos A. (1997). “Manual de Criminalística.” Ediciones La Roca. Buenos Aires I.C.I.T.A.P..(1991) “Panorama de Técnicas Investigativas. Programa Internacional para el adiestramiento en la Investigación Criminal.” Miranda Associates. E.E.U.U.
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