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Qué es un antibiótico?
QUÉ ES UN
ANTIBIÓTICO
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( } L o s a n t i b i ó t i c o s s o n m e d i c a m e n t o s q u e u t i l i z a m o s p a r a e l t r a t a m i e n t o d e i n f e c c i o n e s b a c t e r i a n a s . S i n e m b a r g o , s u u t i l i z a c i ó n i n a d e c u a d a c o n s t i t u y e u n a s e r i a y c r e c i e n t e a m e n a z a p a r a l a s a l u d p ú b l i c a .
as resistencias antibióticas son un problema de salud mundial. En Europa existe un gradiente norte-sur, donde el menor índice de resistencias se encuentra en los países escandinavos y Países Bajos y los mayores en Grecia, España y otros países del sur de Europa. Probablemente la causa principal de esta circunstancia sea el sobreuso de antibióticos. Las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros. En el caso de España, la cifra anual de muertes atribuibles a infecciones por bacterias resistentes a antibióticos asciende a 3.000 millones de euros. La mortalidad y los costes sanitarios que origina este problema han hecho que en los últimos tiempos hayamos sido testigos de campañas de concienciación desarrolladas por los organismos públicos responsables de la salud. En este sentido, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha lanzado recientemente la campaña: “Los antibióticos NO valen para todo”, como parte del Plan Nacional frente a la Resistencia de los Antibióticos (PRAN) que va a tratar de concienciar a la población sobre el uso prudente de los antibióticos. L
¿Qué son las bacterias y los virus? Las bacterias son los organismos más abundantes del planeta. Están formados por una sola célula y se encuentran en todos los hábitats terrestres y acuáticos. Se encuentran ampliamente distribuidos en la naturaleza y también dentro de nuestro organismo. Tenemos bacterias en la boca, en la piel y en el tubo digestivo, donde encuentran un equilibrio entre especies que tiene sus funciones, como la de la flora intestinal. La mayoría de las bacterias no son perjudiciales, pero hay algunas que normalmente no lo son y pueden llegar a serlo en determinadas condiciones como por ejemplo una alteración en la cantidad o en la proporción de las mismas. Los virus son todavía más pequeños que las bacterias, y están formados por ácidos nucleicos (ADN o ARN) y rodeados de una envoltura constituida por proteínas y en algunas ocasiones lípidos, pero no forman una célula. Los virus no son capaces de vivir ni reproducirse fuera de un organismo mayor pero sí de originar enfermedades. Los virus adquieren capacidad para reproducirse al entrar en una célula a la que invaden.
¿Qué es un antibiótico? Son sustancias que luchan contra las infecciones bacterianas en el ser humano y en los animales. Lo hacen, bien destruyendo directamente la bacteria (bactericidas) o bien debilitándola y evitando que se multiplique y así nuestro sistema inmune puede acabar con ella (bacteriostáticos). Los antibióticos no tienen ningún efecto sobre los virus. Los antibióticos no solo han salvado la vida de pacientes con infecciones, sino también han permitido avances en el campo de la cirugía, el trasplante de órganos y los tratamientos con quimioterapia para los tumores.
El manejo de las infecciones microbianas se conoce desde el antiguo Egipto, sin embargo, la era moderna de los antibióticos comienza con el descubrimiento de la penicilina en 1928 por Alexander Fleming. Desde
entonces los antibióticos han transformado la medicina moderna y han salvado millones de vidas. Los antibióticos fueron prescritos con éxito para controlar las infecciones bacterianas en 1940. La penicilina fue utilizada ampliamente en la II Guerra Mundial para controlar la infección entre los soldados.
Sin embargo, el problema de las resistencias no es nuevo, pues poco después de su introducción en la clínica, las resistencias a la penicilina se convirtieron en un problema, y en 1950 se vio que muchos de los avances de la década anterior estaban en peligro. Ya en 1945, Sir Alexander Fleming alertó sobre el efecto del sobreuso de los antibióticos, ya que lo relacionó claramente con la aparición de resistencias. En respuesta a ello, se fueron desarrollando nuevos antibióticos, como los betalactámicos que restauraron la confianza en el tratamiento de las infecciones. Sin embargo, al poco tiempo algunas bacterias también se hicieron resistentes a éstos.
Desde entonces se han descubierto y conocido mecanismos de resistencia conforme se van descubriendo nuevos antibió-
ticos. Además, las bacterias comparten mecanismos de resistencia y se hace cada vez más difícil para nosotros el tratamiento de las bacterias resistentes a antibióticos. Por desgracia, se han descrito resistencias a casi todos los antibióticos desarrollados hasta ahora.
¿Qué es la resistencia antibiótica? La resistencia antibiótica significa que una bacteria desarrolla la habilidad para resistir a antibióticos que previamente sí eran eficaces contra ella. Cuando las bacterias se hacen resistentes, los antibióticos no pueden luchar contra ellas y las bacterias siguen multiplicándose en nuestro cuerpo. Las infecciones originadas por microorganismos resistentes son difíciles y veces imposibles de tratar, y pueden precisar de ingreso hospitalario.
La resistencia antibiótica no significa que nuestro organismo se hace resistente a antibióticos, sino que una bacteria concreta lo es. Una infección por una bacteria resistente a antibióticos puede afectar a pacientes de cualquier edad, pero es particularmente frecuente en las infecciones bacterianas que se adquieren en el ambiente hospitalario, dado el amplio uso de antibióticos que se hace en los hospitales. Este sobreuso de antibióticos sucede también en veterinaria y en industrias agrícolas. Se trata pues, como hemos comentado, de un problema de salud pública. Nadie se encuentra a salvo de las infecciones por microorganismos resistentes pero existen algunos pacientes particularmente sensibles, como son los pacientes con enfermedades crónicas y los ancianos. Las infecciones por microorganismos resistentes aparecen en diversas localizaciones dependiendo del paciente y del ámbito en que se han adquirido. Son frecuentes las infecciones urinarias, las neumonías, infecciones de la piel, diarrea. Los pacientes hospitalizados son más propensos a presentarlas por diversas razones, por su condición de enfermos, que en muchas ocasiones tienen heridas quirúrgicas, se encuentran debilitados por su propia enfermedad y además porque en el ambiente hospitalario, el uso de antibióticos hace que los microorganismos hospitalarios (llamados en lenguaje médico “nosocomiales”) sean con frecuencia resistentes a muchos antibióticos.
¿Por qué aparece la resistencia a antibióticos? El sobreuso y mal uso de los antibióticos permite a las bacterias desarrollar resistencias. Cada vez que una persona toma un antibiótico, las bacterias sensibles (aquellas que son eliminadas con el antibiótico) son eliminadas, pero las resistentes crecen y se multiplican, y por ello aumenta su número.
Las bacterias se hacen resistentes de muchas maneras. Algunas pueden “neutralizar” al antibiótico alterándolo y haciéndolo inofensivo para ellas, otras desarrollan unas bombas en su membrana que expulsan al antibiótico de dentro de la bacteria y así no la puede lesionar. También hay bacterias que cambian su estructura externa y así el antibiótico no puede atacarlas porque ha sido diseñado para atacar la estructura previa. Tras la exposición al antibiótico, una de las bacterias presentes en la infección puede sobrevivir porque encuentra el mecanismo de resistir al antibiótico. Esta bacteria puede multiplicarse y reemplazar a todas las bacterias que han sido eliminadas por el antibiótico. Esto significa que la exposición a antibiótico puede proporcionar una presión selectiva y hacer que sobrevivan las bacterias más propensas a hacerse resistentes. También pueden hacerse resistentes gracias a una mutación en su material genético.
Las bacterias pueden transferir genes de resistencia a otras especies.
Aunque la aparición de resistencias bacterianas a los antibióticos es un hecho natural, el uso indiscriminado de antibióticos ha hecho que se extiendan las resistencias y se conviertan en un problema de salud pública.
¿Cómo prevenir y mejorar el uso de antibióticos? En primer lugar, debemos de tener en cuenta que la mayor parte de las infecciones respiratorias están originadas por virus y no por bacterias, y que los antibióticos no tienen ningún efecto sobre los virus, por lo que, da lo mismo que los tomemos que no. Estas infecciones son las que aparecen habitualmente en los meses de invierno: catarro común, gripe y la mayoría de las inflamaciones de vías respiratorias altas (faringitis, amigdalitis, traqueítis). Debemos tener en cuenta también que los antibióticos no tienen ningún efecto sobre los síntomas originados por las infecciones ni por cualquier otra enfermedad, es decir, no mejoran el dolor, ni la tos, ni reducen la fiebre ni ningún otro síntoma. El autoconsumo de antibióticos en casos de infecciones víricas como la gripe o el resfriado es uno de los comportamientos erróneos que pueden provocar el desarrollo de resistencias y comprometer, por tanto, la eficacia terapéutica de estos medicamentos en futuros tratamientos.
Además, todos los fármacos, incluso los que podemos pensar que son más “inofensivos” como el paracetamol tienen sus efectos secundarios, y este es el caso de los antibióticos. Los antibióticos no solo pueden producir reacciones alérgicas, o intolerancias digestivas, sino que en raros casos pueden afectar al hígado, riñón y otros órganos fundamentales. Esto no quiere decir que debemos de asustarnos a la hora de tomar un antibiótico, sino que esta toma siempre tiene que estar indicada y supervisada por un médico. Nosotros disponemos de un sistema inmunitario, que en personas sin una enfermedad que lo altere, es capaz de actuar contra la mayoría de las infecciones leves, ya sea víricas o también bacterianas sin la necesidad de tomar antibióticos. El uso responsable de los antibióticos es una de las claves para el control de las resistencias y para conseguir que los antibióticos sigan siendo eficaces.
A continuación se exponen unos consejos para optimizar el uso de antibióticos, que todos podemos aplicar: 1. No tomes antibióticos para una infección vírica, pues no tienen ningún efecto sobre los virus. 2. Toma antibióticos únicamente bajo prescripción médica. Si te sobran comprimidos, no los uses en otro momento sin prescripción. 3. Tómalos conforme te los prescriba el médico. No te saltes dosis. No reduzcas el tiempo ni tomes menos dosis. Si lo haces favoreces la aparición de resistencias. 4. Sigue las vacunaciones recomendadas. 5. Lávate las manos frecuentemente. 6. No mediques a tu mascota sin supervisión de un veterinario.
Un saludo a todos.
Maria José Forner, madre de Blanca Talamantes Médico Internista