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Puede la alimentación mejorar el rendimiento de tus hijos?
¿Puede la alimentación mejorar el rendimiento escolar de tus hijos?
La importancia de la alimentación en el desarroll o cognitivo Y Calt u
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a alimentación y la nutrición son fundamentales para el crecimiento y desarrollo de nuestros niños y adolescentes. El alimento proporciona la energía necesaria para las funciones básicas del cuerpo, y en edades tempranas, es de suma importancia para que cada órgano alcance su desarrollo óptimo. Además, contribuye a su crecimiento, desarrollo intelectual, y a sus funciones cognitivas, emocionales y psicosociales; así como a su atención, memoria y capacidad para aprender. Por otro lado, brinda la energía necesaria para que los niños rindan de forma adecuada en la escuela. Por todo esto, el seguir una dieta balanceada de acuerdo con las necesidades personales y etapas de los niños, asegurará un mejor rendimiento escolar y evitará problemas de salud. La nutrición en el período prenatal y en los primeros siete años de vida es clave para el desarrollo de todo el organismo. Gran cantidad de estudios demuestran que los efectos de la desnutrición en la primera infancia pueden ser duraderos e impedir un buen desarrollo conductual y cognitivo a lo largo de la vida escolar, e incluso posteriormente. Los estudios recientes sobre nutrición y cognición señalan que la capacidad de aprendizaje, lenguaje, atención, memoria, funciones ejecutivas, rendimiento cognitivo, y hasta los estados de ánimo, están ligados al consumo de ciertas sustancias contenidas en alimentos específicos. Por ejemplo, la deficiencia de hierro afecta el coeficiente intelectual, los procesos de atención y memoria, cambios en el comportamiento y retrasos en el desarrollo psicomotor, mientras que la insuficiencia de yodo esta asociada con la reducción de la cognición y el rendimiento escolar. Está claro que una alimentación saludable, variada y equilibrada irrigará mejor el cerebro, permitiendo que los nutrimentos y el oxígeno lleguen a cada neurona y que se generen nuevas conexiones nerviosas. En las siguientes páginas, te explico qué nutrimentos debes ofrecerle a tus hijos, qué alimentos deben evitar, y qué costumbres recomiendo adoptar como parte esencial de su desarrollo:
Alimentos ricos en proteínas y hierro
Las proteínas se encargan de la formación de las neuronas y neurotransmisores, mientras que el hierro es el responsable de transportar el oxígeno hacia las células nerviosas. En conjunto, ayudan a mejorar el rendimiento intelectual, la concentración, y la agilidad mental, ya que las proteínas promueven las conexiones y el hierro, oxigena el cerebro. Algunos ejemplos de estos alimentos son la carne roja, los pescados, las legumbres, los lácteos, y el hígado.
Grasas, “pescados azules” y omegas
Más del 60% del cerebro está constituido por lípidos. Sin grasas, el cerebro no puede producir ni transmitir sus impulsos eléctricos. Los ácidos grasos mono o poliinsaturados (es decir, las grasas buenas que reducen el colesterol) proveen energía y aumentan la concentración y la memoria. Una dieta con bastante omega-3 (los llamados “pescados azules”, es decir, el salmón, la trucha, la sardina, el atún y el arenque) y suficiente omega-6 (aceites vegetales) es necesaria para el desarrollo del cerebro. Los omega-3 facilitan las conexiones nerviosas, favoreciendo el aprendizaje y la memoria. En estudios, se ha visto una mejoría al suplementar en grandes dosis con omega-3 a niños con Trastorno por Déficit de Atención (ADD, por sus siglas en inglés) o autismo. Algunos ejemplos de estos alimentos son los ya mencionados “pescados azules”, el aceite de hígado de bacalao, las nueces, los aceites vegetales, los frutos secos y el aguacate.
Hidratos de carbono y desayuno
Los hidratos de carbono se convierten en glucosa, que es energía para el cerebro. En los niños se busca que siempre tengan un nivel de glucosa estable para que puedan rendir en la escuela. Por ejemplo, los niveles de glucosa bajos afectan directamente al aprendizaje y al rendimiento cognitivo. De ahí la importancia de ofrecer un desayuno completo para que el cerebro pueda recuperarse del ayuno nocturno y tener suficiente energía para rendir durante las primeras horas de la mañana. Algunos ejemplos de estos alimentos son la avena, el arroz, el pan integral, la papa, el maíz, la tortilla, la quinoa, y la fruta.
Vitaminas y minerales
Las vitaminas y los minerales son nutrimentos que protegen y ayudan en el desarrollo neuronal, controlan el riego sanguíneo del cerebro, favorecen el impulso nervioso y ayudan a la formación de nuevas neuronas. En general mejoran la concentración y agilidad mental. Éstos se encuentran en la fruta, las verduras, los frutos secos y las algas marinas.
Complejo B
Las vitaminas del grupo B intervienen en la formación de los neurotransmisores. Además, fortalecen la memoria, la concentración, irrigan el sistema nervioso, y relajan. Por otro lado, la colina participa en la generación de mielina que recubre las neuronas, recupera funciones cerebrales, y es clave en el procesamiento y almacenamiento de memorias. Éstas se encuentran en los huevos (particularmente, en la yema), la fruta, las verduras, el hígado, la ternera, el pescado, las habas, los lácteos y los frutos secos.
Evitar los azúcares, el jarabe de alta fructosa, los alimentos procesados, las grasas trans, los edulcorantes artificiales, y los colorantes
Todas estas sustancias (en su mayoría sustancias químicas), si se consumen en exceso, pueden tener un efecto negativo en las sinapsis del cerebro y en las moléculas relacionadas a la memoria y el aprendizaje. Una dieta alta en azúcares puede provocar niños inquietos, que se distraen fácilmente, con poca capacidad para concentrase y dificultad para aprender. Estas sustancias se encuentran en los jugos, los refrescos, la comida chatarra, las galletas, los panes industrializados, los cereales de caja, los alimentos procesados, los dulces, y los pasteles.
Flora intestinal
La microbiota (es decir, el conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino) desempeña un papel fundamental en el desarrollo del cerebro. Por ejemplo, en estudios, se ha visto interacción entre el intestino y el cerebro a través de vías inmunológicas, endócrinas y neuronales. Así como tenemos neuronas en el cerebro, se han encontrado en el intestino, incluyendo neuronas que producen neurotransmisores como la serotonina (la cual está vinculada al estado del ánimo, promueve la sensación de bienestar, y ayuda a mantener la concentración y la calma). La flora intestinal se encuentra en los probióticos y prebióticos, los alimentos fermentados (como la col ácida o sauerkraut, o la col china o kimchi, por ejemplo), la kombucha, el kéfir, y la leche materna.
i existen tantas cosas que podemos hacer por la salud mental, el desarrollo cognitivo y el aprendizaje de un niño o niña sano, ahora imagina el impacto y mejoría que puede tener un niño con ADD, hiperactividad o autismo si cuidamos su alimentación.
He visto los cambios con mis propios ojos. Te invito a que pongas a prueba estos consejos, no me creas así nada más porque sí. Por cierto, es importante recordar que cada niño es único y diferente.
No temas el cambio, y si te caes, siempre puedes volverte a levantar. Éste es un camino de salud para la vida. Las costumbres alimenticias (buenas y malas) que heredes a tus hijos, las llevarán por siempre.