Comunicarnos Nº 154 Mayo/Junio 2016

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REVISTA BIMESTRAL

Declarada de Interés Social por la Legislatura - Cdad. Bs. As.

la cultura

del encuentro Un camino de esperanza requiere

una cultura del encuentro, del diálogo, que supere los contrastes y el enfrentamiento estéril. Francisco.

AÑO 16 - Nº 154 - MAYO/JUNIO 2016 - COSTO $20


pastoral

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editorial

Sumario .1.

Para que los niños tengan vida y la tengan en abundancia.

.2.

La cultura de la alteridad: encuentro, conflicto, diálogo, construcción.

.5.

Reflexiones en torno al Bicentenario.

.8.

Celebrar los 200 años.

. 10 .

La vivienda como derecho.

. 17 .

Hacia una Cultura del Encuentro.

. 20 .

Atender lo urgente, sin olvidar la meta.

. 22 .

Las deudas educativas del Bicentenario.

. 24 .

El otro Bicentenario. . 25 . Protegernos del dengue con solidaridad y derechos.

. 26 .

Querer es poder.

. 28.

Reflexiones sobre la Patria.

Nuestra Misión La promoción humana de niños, niñas, adolescentes y familias en situación de vulnerabilidad, para que, en un marco social y comunitario descubran sus fortalezas y potencialidades.

Para que los niños tengan VIDA y la

tengan en abundancia

En este año del Bicentenario, desde la Comisión de Niñez y Adolescencia en Riesgo, queremos seguir aportando como siempre la construcción del diálogo con los distintos actores que trabajan con niños y adolescentes en situaciones vulnerables. Necesitamos continuar fortaleciendo un diálogo sincero y profundo, para poder seguir construyendo espacios de debate y reflexión que puedan aportar en la construcción de políticas sociales a favor de los niños, jóvenes y sus familias. La Iglesia, desde el inicio de la Nación, viene construyendo a través de sus congregaciones religiosas y sacerdotes diocesanos junto a muchos laicos, la contención y asistencia de los niños a través de la historia argentina. A partir del compromiso de la Iglesia y trabajando en conjunto con el Estado, se sumaron diversas iniciativas y programas. También la sociedad civil, desde las diversas organizaciones, fue dando respuesta a millares de niños en aquellos espacios en que el Estado estaba ausente, durante las distintas gestiones, a tal punto que se plasmaron leyes a favor de la protección de la infancia y la familia como telón de fondo de los Derechos del Niño. Hoy la sociedad exige, cómo dice el Papa Francisco: “Es más necesario ahora que nunca que los líderes políticos se distingan por su honestidad, integridad y compromiso con el bien común”. Por eso debemos construir entre todos el diálogo, la comprensión, la tolerancia y el aprendizaje buscando juntos la unidad, aceptando las diferencias. “En el diálogo, que debe ser sincero, verdadero y profundo, se da

el conflicto, lógico y esperable. Junto a esta constatación (“si yo pienso de un modo y vos de otro –dice el Papa– y vamos andando, se va a crear un conflicto) se encuentra la exhortación a no tener miedo del conflicto, y mucho menos ignorarlo. El conflicto existe, corresponde asumirlo, pero hay que procurar resolverlo hasta donde se pueda, con miras a lograr una unidad que no es uniformidad, sino unidad en la diversidad. Es decir, hay que asumir el conflicto y de allí en más abrir a la cultura del encuentro”. Tenemos que superar esta división en la estamos inmersos en la cual, por pensar o creer distinto, sos un enemigo; donde a tal extremo se polariza esta intolerancia, como sucede en otros países con el tema religioso, que pierden la vida muchos cristianos y otros creyentes. A través de todos estos años en que tuve la oportunidad de ser el responsable de la coordinación de la Comisión de Niñez y Adolescencia en Riesgo, siempre el objetivo del trabajo que llevamos a cabo fue la creación de programas y proyectos que apuntaran a la promoción y el desarrollo de los niños y sus familias para que pudieran crecer en una sociedad más justa y más fraterna. Agradezco a la Iglesia por su confianza en estos dieciséis años a cargo de la Comisión, a partir de la muerte del Padre Juan de Laurentis, de cuya entrega y vocación aprendí muchísimo; al Cardenal Jorge M. Bergoglio, quien me confió esta responsabilidad y a las personas con las que en todos estos años compartí la vocación y el trabajo a favor de los niños. Pbro. Gustavo Mascó

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cultura del encuentro Texto: Dra Alicia Pierini - exdefensora del Pueblo de la Ciudad. Abril 2016

Lacultura de la

ALTERIDAD: encuentro,

conflicto, diálogo, construcción Aunque los argentinos hayamos recuperado y sostenido el sistema democrático desde hace casi 33 años, y hayamos logrado avances considerables en cuanto a la afirmación de las instituciones y de los derechos, seguimos viviendo una crisis ética y ciudadana de la que aún no nos hemos podido recuperar. La gravedad de la situación suele adjudicársele al sistema económico-financiero que no garantiza -entre otras cosastrabajo ni calidad de vida para el conjunto de la sociedad.

desencuentro, la que define a algunos como amigos, a otros para confrontar y a muchos más otros para ningunear o utilizar o comprar. Sin embargo, la cultura del desencuentro no es nueva, sino parte de nuestra Historia. También de la de la Humanidad. Por ello es necesario razonar

nuestro pasado, ya sea por no querer investigar las verdades o la adulteración de los acontecimientos o la omisión de razones, motivos y contextos. En síntesis, al no nutrirse ni multiplicarse la cultura del diálogo, cada sector ha ido construyendo su propia lectura del pasado a la que considera “legítima y

sobre la Cultura del Encuentro, comenzando por aprender de nuestra propia experiencia como pueblo; se ha pagado demasiado cara la polarización entre colonizadores y colonizados, unitarios y federales, peronistas y gorilas, progresistas y oligarcas, militares o civiles, y muchos más binomios de confrontación histórica. Al mismo tiempo se desperdiciaron -por maniqueísmo- los saberes que da el estudio de

verdadera” y a las demás lecturas, “falsas o tendenciosas”.

Y también se le atribuye a los partidos políticos la responsabilidad de haber perdido credibilidad, no favorecer a los dirigentes más idóneos sino a los que se suman a los aparatos de poder, al clientelismo o la figuración. La realidad en la que vivimos es profundamente compleja, y en los últimos tiempos tanto la sociedad como los gobernantes han descuidado los compromisos constitucionales de “constituir la unión nacional, consolidar la paz, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad”, como dice el Preámbulo. Es porque se ha instalado, y muy hondo, una cultura del

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Ese desperdicio de la integralidad de los saberes, de la multiplicidad de situaciones y de la miríada de prójimos con los que interactuamos, sólo produce pobreza interior y debilidad racional. La riqueza está en la diversidad, en la proximidad con los otros pensamientos, y en la mirada situacional. Hay perspectiva de poder o de cla-


cultura del encuentro

se como la hay de género o de edad: se mira la realidad desde un lugar, de poder o de subordinación, de vulnerabilidad o fortaleza, de salud o enfermedad, de vejez, madurez, infancia o juventud. La experiencia del encuentro es precisamente la riqueza que se encuentra en el otro, al entenderlo y sentirlo. Lo que brinda ese otro -prójimo- desde su situación y contexto me enriquece si soy capaz de escuchar y entender. No hay necesidad de juzgar ni aceptar su punto de vista, a sabiendas del propio punto de vista que tampoco tiene por qué ser dogmáticamente aceptado. El encuentro es para enriquecerse, no para cotejarse. El encuentro genera energía positiva, amplía el conocimiento, destierra la idea de que el propio espacio es el mundo. Abre las puertas a otras verdades. No es fácil lograr encuentro entre muchos -o varios- que no se complique. Permanece la fragmentación entre las utopías vigentes y los diversos relatos sobre la historia de la que provenimos. Y difícil es -para todos- no hacer la apología de lo propio y rechazo de lo no propio. Requiere voluntad, pero sobre todo un esfuerzo racional y sanador que permita diagnos-

ticar el conflicto que perturba el diálogo y que empuja al desencuentro. La enfermedad que mina la utopía de la convivencia en paz, equidad social y dignidad cotidiana es EL CONFLICTO, un tumor social que está siempre

latente y soterrado hasta que erupciona, irrumpe, crece y genera polarización. Prevenir, diagnosticar y abordar un conflicto con ecuanimidad es el primer paso para lograr ENCUENTRO CON OTROS, a través del DIÁLOGO que es el método y el instrumento que puede transformar el conflicto en convivencia. Hay un Eterno Desencuentro argentino que ha desarrollado metástasis en todas las estructuras y ha enfermado a nuestra joven democracia. Sanarla es la

tarea más importante que tenemos pendiente Sabemos que no alcanza con proponer, insistir o predicar, además tendríamos que evaluar nuestros propios desencuentros internos, meditar cada uno -o cada grupo- sobre lo suyo, sin hacer autopsicoanálisis, sino tan solo desnudar en privado la veracidad interior. Entonces quizás será más posible ser comprensivo con el otro -mi prójimocomo soy comprensivo justificándome conmigo mismo. Es que al Otro lo hago mi Prójimo a partir de mi propia conducta. Cuando el Buen Samaritano encuentra en su camino al necesitado, lo “hace su prójimo” a partir de la conducta solidaria con él. Para los que antes habían pasado de largo, no contó el “prójimo”. No hubo “encuentro” ni “diálogo”. Los que pasaron de largo no aprendieron nada, no dieron ni recibieron. Para revertir la Cultura del Desencuentro y poder inocular en nuestra democracia la cultura de encuentro, nos hará falta mucha paciencia y astucia, prédica y prédica de acción, mucho diálogo, mucha insistencia. No basta con palabras si no hay “efectividades conducentes” que den vuelta la taba del egocentrismo y se inicie una era de convivencia abierta y en paz. Hoy día, toda la sociedad (o mayoritariamente) valora y glorifica los Derechos Humanos. Es

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cultura del encuentro

oportuno recordarle a nuestro pueblo que no hay Derechos Humanos sin Democracia, ni Democracia sin Derechos Humanos. Que estos últimos tienen como ejes principales tres valores irrenunciables: La Vida, la Dignidad y la Paz. Que los métodos y herramientas para todos esos ejes son el diálogo, la convivencia, el respeto, y el cuidado de unos a otros. No son acciones ahistóricas, sino que están en este tiempo y este lugar. En esta realidad, y no olvidemos que la Realidad es superior a la Idea. La ética de la alteridad, el encuentro con el otro, está presente en el comienzo de los tiempos en nuestra América, cuando Fray Bartolomé de las Casas percibe el Conflicto: Con-

Mientras unos predican la lucha contra otros, hay quienes predicamos (si nos dejan) la construcción con otros y el encuentro entre todos. quistador europeo vs. Indígena oprimido, y opta -desde su cultura- por comprender al Otro al que reconoce en su identidad, dignidad y derechos. Y porque lo reconoce persona cuestiona que haya una única verdad (la que venía de España) y acepta que ese Otro (el indígena) tenga otra vía para llegar a su Dios, porque la Humanidad es una sola y Dios también. Desde entonces a la actualidad, en esta América Latina saqueada desde hace cinco siglos, la actual presencia universal del

Papa Francisco nos invita a construir el futuro desde el presente, con memoria y respeto por las raíces que nos dan identidad. Y desde allí, “amasar solidaridad” no por la vía del consenso “que nivela hacia abajo” sino la del diálogo que enriquece. Diálogo entre personas, en las familias, diálogo entre generaciones, entre los pueblos. La política no es ajena a estos desafíos. Por el contrario, mientras unos predican la lucha contra otros, hay quienes predicamos (si nos dejan) la construcción con otros y el encuentro entre todos, aunque sea de a uno por vez. Para que en algún momento -cuando lo cuantitativo se transmute en cualitativo- y el pensar, dialogar y construir con otros se convierta en cultura.

Familia - Adicciones - Parejas - Crisis Vitales Orientación del Desarrollo Personal

dtantucci@hotmail.com

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Tel. 2057-6738 Cel.15-61332412


200 años Texto: Entrevista a Oscar Graizer – Doctor en Sociología – Investigador en Sociología de la Educación. Secretario Académico de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS).

Reflexiones en torno al

BICENTENARIO

¿Cuáles considera que serían los principales temas desde donde pensar el Bicentenario? En Argentina vivimos una constante oscilación pendular del poder entre un grupo que distribuye el ingreso y otro que se propone acumular riquezas; cuando en realidad lo que necesitamos es desarrollo. No puede ser todo simplemente redistribución de ingresos sin desarrollo y tampoco puede ser sólo desarrollo sostenido en la base de que algún día quizás haya un efecto derrame que llegue a todos; el desarrollo debe considerar la inclusión de los sectores más desfavorecidos, porque si arranca el tren del desarrollo argentino no puede pasar que

La democracia y la República no son posibles sin instituciones. un vagón quede desenganchado en la estación, porque cuando el tren pegue la vuelta se va a dar de frente con ese vagón. Y creo que eso ha sido una dificultad, aún en los períodos de la historia argentina en donde ha habido desarrollo, éste no significó la inclusión de todos los sectores, y eso hace que el desarrollo mismo sea poco sustentable. Me parece que el desafío más grande en vistas al Bicentenario de la Argentina, y que de hecho es el que viene planteando Francisco, tiene que ver con la

cultura del encuentro, donde el encuentro pasa por lograr determinadas síntesis que no hemos conseguido; una síntesis que podría basarse en que quienes alientan la distribución del ingreso planteen cómo hacer crecer la economía, o bien que los que creen tener soluciones para los problemas del crecimiento den respuestas creíbles sobre la distribución del ingreso. ¿Qué lugar ocupa la institucionalidad en este dilema? La democracia y la República no son posibles sin instituciones. En este movimiento pendular que mencioné, los gobiernos que llevan a cabo una distribución del consumo, por lo general

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200 años

parecen no saber responder a la pregunta por el crecimiento económico y, a menudo, en nombre de la justicia social arrasan con el marco institucional. Por otro lado, quienes se plantean como alternativa prometen el marco institucional adecuado para el crecimiento económico, pero sin dar demasiadas garantías de la sustentabilidad social de su proyecto. Todos estamos de acuerdo en que los países desarrollados requieren instituciones fuertes, que sin reglas de juego todo es un caos y en el caos no hay desarrollo. Las reglas de juego suponen principios y valores que las definen. A veces se apela a las instituciones como si fueran absolutamente imparciales. También suponen contenidos. Entonces, no puede ser que se acuda a las instituciones violando los propios contenidos que éstas significan. Uno escucha sectores que reclaman por las instituciones y la Constitución, pero la Constitución por ejemplo incluye el derecho de los trabajadores a participar de las ganancias de la empresa, y eso a veces no se lo reconoce como un reclamo institucional porque no conviene. Prendemos y apagamos a la Constitución y a las instituciones según nos convenga. En Argentina, muchas veces se apela a un discurso sobre las instituciones sin tener en cuenta la realidad y los contenidos que suponen esas instituciones, por lo cual las instituciones constituyen muchas veces un ariete contra el sistema que no les permite ganar como quisieran, pero no es necesariamente un fin en sí mismo.

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forma parte del colectivo no lo lleva a anular sus intereses de sector; el movimiento obrero tiene que defender a los trabajadores, el empresario tiene que conseguir que su empresa crezca, pero entendiendo que tiene que ser dentro de un colectivo, que no puede ser a costa de hacerle un agujero al bote, uno dentro del bote puede defender sus propios intereses, pero no puede agujerar el bote porque nos hundimos todos.

¿Cómo se consigue esta síntesis? Sólo se consigue con el Estado, es el Estado el que brinda el marco para que esto sea posible; y ahí debería haber un acuerdo entre sectores: el sector productivo, empresarios, sindicatos, pero tiene que hacerse necesariamente con el marco del Estado y políticas públicas. Hoy debe haber políticas públicas que recuperen la cultura del trabajo y eso supone que haya oportunidades y capacitación para que los que están fuera puedan incorporarse al mundo del empleo. Y eso requiere una mirada a futuro, que cuando cada sector defienda sus intereses no solo tenga en cuenta el hoy sino que piense en el largo plazo. Apostar a la inclusión es también apostar al propio sector porque tarde o temprano, si el colectivo no funciona, el propio sector también se va a desarrollar en un ambiente adverso y va a ser más pobre. La comprensión de que uno

¿Estamos tan divididos como parece que estamos? Buena pregunta, sí, creo que definitivamente hay una división, no creo que sea tan inédita en nuestra historia, pero es indudable que si uno supone que el otro es el enemigo, no somos viables como sociedad, confundir la parte por el todo hace que el todo no sea posible. Sigue faltando la síntesis, la capacidad de los distintos sectores de ceder; y entender que los sectores que tienen que ceder no son los que más sufren, sino justamente los que tienen más posibilidades. En algo de esto soy optimista, creo que desde los distintos sectores después de determinadas crisis surgen líderes que son los que finalmente tienen que empujar este tipo de acuerdo, y mostrar que la jugada a corto plazo que perjudica al colectivo, a la larga también impide el crecimiento propio. Creo que empieza a haber conciencia, uno ve grupos de empresarios que entienden que hay que movilizar a todo el mundo productivo, y eso incluye al movimiento obrero. Y


200 años

uno ve líderes en el movimiento obrero que entienden que no se puede dejar a la masa de informales afuera y desentenderse, porque eso quita legitimidad a cualquier proyecto. Todavía falta para que cuaje en un proyecto de bicentenario sólido, estable y definitivamente en marcha, pero la preocupación y el interés en algunos sectores está presente. ¿Qué pasa con la pobreza? ¿Se avanzó en políticas estructurales en materia social? En la última época hubo un esfuerzo de redistribución del ingreso, se ha puesto la Asignación Universal por Hijo, las pensiones no contributivas, pero no se han superado las barreras estructurales para superar la pobreza, sobre todo en cuanto a oportunidades de trabajo digno, de calidad. La Argentina no lo ha superado, y ahí está el desafío. Y hay ciertos bolsones de pobreza donde la gente no tiene oportunidades de desarrollo; y en vistas al Bicentenario uno

se pregunta ¿cuáles fueron las oportunidades que, como país, dimos a esta familia, a estos chicos? La respuesta es que les dimos pocas. Uno desearía la presencia de un Estado que no fuera arbitrario, clientelar, discrecional, en todos los lugares del país, pero especialmente donde hay pobreza. Lamentablemente, muchas veces el Estado no dispone de estos recursos, entonces tie-

ne que encontrar cómo salir al encuentro del más excluido, al que no siempre es fácil acceder justamente por ser el más excluido. Pero se debe encontrar cómo llegar y muchas veces se acude a los agentes territoriales, que a veces son la Iglesia, las ONG’s o los punteros políticos. ¿La respuesta está bien? Idealmente tendría que estar el Estado, pero dado que no está, tal vez es mejor eso a que no haya nada. El dilema es ¿qué preferimos?, ¿que el Estado llegue de esa manera o que no llegue?, ¿que los medicamentos lleguen a través de una parroquia o que no lleguen? Lo ideal sería que ahí hubiera un hospital o una sala médica. La responsabilidad es del Estado, y la solución tiene que venir del Estado que construyamos. La política pública que permite salir de la pobreza es función del Estado. Y es hacia ahí adonde hay que apuntar, a que las políticas sociales lleguen a los que las necesitan, sin arbitrariedad.

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independencia argentina Texto: Comisión de Niñez y Adolescencia en Riesgo.

CELEBRAR los

200 años

La conmemoración del Bicentenario es una oportunidad que nos motiva a repensar nuestra historia, nuestro presente y la proyección de futuro. A lo largo de 200 años, se han producido importantes transformaciones en el ámbito político, económico y social. La democracia se ha ido consolidando, acompañada de un crecimiento cuantitativo de las intervenciones públicas a partir de un conjunto heterogéneo de planes, programas y proyectos. Sin embargo, dicho proceso se ha visto opacado por las persistentes desigualdades que aún subsisten en nuestro país. Creemos que esta fecha nos provee el marco adecuado para reflexionar sobre el contenido social de la democracia, la construcción de una patria inclusiva para todos -sustentada en los valores de la libertad y la independencia-, invitándonos a repensar el concepto de desarrollo como plan estratégico a largo plazo. Si bien la Iglesia tiene fundamentalmente una misión religiosa, la de anunciar el mensaje liberador de Jesús y de mantener la llama sagrada que vive dentro de cada persona que es su dimensión espiritual, más allá de esta dimensión esencial, la Iglesia (y las religiones en general) poseen una misión social: enfatizar la verdad, hacer valer el derecho, defender los derechos sagrados de cada persona, ponerse al lado de los más débiles contra la opresión de los poderosos. Estos son valo-

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Sólo habrá logros estables por el camino del diálogo y del consenso a favor del bien común, si tenemos particularmente en cuenta a nuestros hermanos más pobres y excluidos. res que favorecen una sociedad más humana, justa y fraterna. Es en nombre de esta misión que el Papa Francisco, en sus pronunciamientos, hace duras críticas al sistema idolátrico del dinero, la voracidad de acumulación que implica devastación de la naturaleza y una injusticia social. Francisco habla de política desde el Evangelio, que denuncia errores y propone ideales. Como viene de la periferia del mundo, ve y siente más cercanas las inequidades ecológicas y sociales que este sistema produce. Los obispos han propuesto como Prioridad del Bicentenario erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral. Hoy, al cumplirse los seis años, sus palabras están más vigentes que nunca: “Avanzar en la reconciliación entre sectores y en la capacidad de diálogo. Una amistad social que incluya a todos, es el punto de partida para proyectarnos como comunidad, desafío que no hemos logrado construir en el transcurso de nuestra vida nacional. Es necesario educar y favorecer en nuestros pueblos todos los gestos, obras y caminos de reconciliación y amistad

social, de cooperación e integración. Todos debemos ser co-responsables de la construcción del bien común para no desviarnos del gran objetivo: contribuir a erradicar la pobreza y la exclusión. Por eso, soñamos con un Bicentenario de la reconciliación y de la unidad de los argentinos”. En este sentido Francisco en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares el año pasado, dejó en claro las tres T: “Techo, Tierra y Trabajo”, ejes para articular las luchas sociales en todos los continentes. Básicamente, lo que dice es que no puede haber una familia en este mundo sin casa, ningún campesino sin tierra y ningún trabajador sin derechos. “Esto implica las tres T, pero también acceso a la educación, la salud, la innovación, las manifestaciones artísticas y culturales, la comunicación, el deporte y la recreación”, dijo el Papa en Bolivia. Abordó como temas prioritarios la desigualdad y la exclusión; y cómo los movimientos sociales se sobrepusieron a la desesperanza abrazando la solidaridad “que crece desde abajo”. “Pueden hacer mucho. Us-


independencia argentina

tedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!” los alentó el Papa en esa ocasión. En nuestra realidad más cercana, el documento de la Vicaría para las villas de emergencia “Celebrar el Bicentenario en la Ciudad de Buenos Aires (2010/2016)” expresa: “Al tratar de pensar en los sucesos de hace ya doscien-

La gran deuda de los argentinos es la deuda social. tos años, que todos conocemos, buscamos recoger con el pensamiento y traer a la memoria las cosas ocultas, descuidadas y dispersas. Es necesario que la memoria de un pueblo que celebra busque en sí misma lo que se ha escapado, pero no se ha perdido, sino que sólo está oculta. Cuando leemos, escuchamos o vemos relatos sobre nuestra historia solemos encontrarnos con nombres de un grupo muy reducido de la población. (…) Por eso, si se tiene en cuenta sólo a quienes hoy tienen calles que llevan sus nombres, se está centrando la atención nada más que en una minoría ilustrada. Y queda afuera el grueso de la

población, lo que en la época se llamaba “el bajo pueblo”. Pero si no contemplamos la acción de ese bajo pueblo no entenderemos la historia en su plena verdad. Queremos destacar entonces la influencia del “bajo pueblo” en los acontecimientos que celebramos (…) Hoy en día el pueblo que habita las periferias de la ciudad también puede recibir este nombre de “bajo pueblo”. Y nosotros creemos firmemente que está llamado a tener un rol protagónico en la celebración del Bicentenario. (…) Este es el Bicentenario de todos. (…) Sería muy bueno que pensemos a los años que vienen como una oportunidad para la integración; que sea el Bicentenario de la integración. Dicen nuestros Obispos: “La gran deuda de los argentinos es la deuda social. Podemos preguntarnos si estamos dispuestos a cambiar y a comprometernos para saldarla. ¿No deberíamos acordar entre todos que esa deuda social, que no admite postergación, sea la prioridad fundamental de nuestro quehacer? Anhelamos poder celebrar un Bicentenario con justicia e inclusión social. Estar a la altura de este desafío histórico, depende de cada uno de los argentinos”.

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asentamientos humanos Texto: Entrevista a Pedro Passerini - Director Regional de Buenos Aires en TECHO - Argentina y Francisco Usmel Director regional - Argentina.

La vivienda TECHO es una organización presente en Latinoamérica y El Caribe que aborda la problemática del acceso justo al suelo y al hábitat, trabajando en asentamientos precarios para superar la pobreza promoviendo el desarrollo comunitario. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a vivienda digna? Nosotros tomamos la definición de ONU-Hábitat que habla del derecho a una vivienda adecuada, donde tratamos cada vez más de salir del concepto físico de la vivienda y tomar un concepto más complejo de lo que es el hábitat adecuado, que , tiene que ver con la vivienda física y con la posibilidad de pagar esa vivienda pero también con la tenencia del suelo, con la disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura: acceso al agua potable, instalaciones sanitarias adecuadas, energía para la cocción, calefacción y alumbrado, conservación de alimentos o eliminación de residuos. Con la facilidad de un transporte público para llegar hasta el lugar de trabajo, a la escuela o el hospital. Muchas veces cuando se habla de déficit de vivienda o de

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como derecho pobreza, se usa mucha el término de vivienda como elemento físico, pero una vivienda digna debe brindar más que cuatro paredes y un techo. ¿El acceso a una vivienda digna es una problemática presente en Argentina? Sí, hoy el gran problema que tiene Argentina, en esta idea de hay que “construir viviendas”, es el suelo, no la vivienda. Porque

hay que ver dónde se construye, si son tierras de Estado, si hay que comprarlas. La ubicación es esencial para asegurar el acceso de los niños a guarderías, escuelas, atención sanitaria y otros servicios. Si están lejos de las escuelas, o si no hay transporte o es demasiado caro, resulta difícil que los niños reciban educación o atención sanitaria, y por lo cual no es menor

el tema de la disponibilidad de servicios. A veces se terminan eligiendo tierras periféricas a las que hay que llevar servicios, y esto resulta más caro para toda la ciudad, se hace un barrio que está lejos de todo. Entonces la vivienda existe y está en buenas condiciones, pero igualmente se necesita todo lo demás que no se contempla y muchas veces se termina marginando más a la gente.

Es un problema muy complejo que no se puede reducir sólo a construir viviendas. Más que nunca hay que validar la producción y los procesos comunitarios existentes, y lo que es la producción social del hábitat. ¿Hay intención de resolver esta problemática? Es difícil posicionar la pobreza y cómo viven miles de fami-


asentamientos humanos

lias, porque mucha gente ya lo naturalizó, un importante porcentaje de la población piensa que la gente elige vivir en un asentamiento en las condiciones que vive; hay que generar conciencia social e incidencia en política.

El Derecho a una vivienda está consagrado en el art. 14 bis de la Constitución Nacional y Tratados Internacionales. Es fundamental mejorar la intervención del Estado en términos de planificación y ejecución de políticas públicas, para que, partiendo desde una perspectiva de derecho, éste garantice el justo acceso a un hábitat digno, con prioridad en aquellos sectores que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Los derechos a la salud y a la educación dieron lugar a nuevos servicios públicos y a un reconocimiento institucional a través de la conformación de Ministerios respectivos. Esta discusión ha estado ausente respecto a la vivienda. Existieron los proyectos FONAVI (Fondo Nacional de Viviendas) en los años 70; está el PROMEBA (Programa de Mejoramiento de Barrios) que tiene fondos de nación, y que también se ejecuta en cada provincia pero no alcanza a las clases más bajas, no apunta a la base de la pirámide, quienes están en el foco de nuestro trabajo. Argentina, recién a fines de 2014, crea la Secretaria de Hábitat, que ahora se retomó con otro nombre y se generó una Subsecretaria de Hábitat y una Subsecretaría de Vivienda que trabaja bajo el paraguas de la Secretaría, pero en la

las

il Urbanizar las v

¿Acaso urbanizar no sería más bien crear situaciones positivas donde se den las mismas posibilidades a los que viven en la villa que a los que viven en Belgrano o cualquier otro lugar de la ciudad? ¿No será urbanizar garantizar el acceso escolar para todos los niños y jóvenes de la villa, o que cuando se inauguren las salitas de salud cuenten con el mínimo indispensable como son las cloacas? ¿No será urbanizar el día que los médicos, sacerdotes, abogados, profesores o capata-

ces surjan de las villas para que imbuidos de la solidaridad de la cultura villera pongan su vida al servicio de su barrio, de la ciudad, del país? Más que urbanizar nos gusta hablar de integración urbana, esto es, respetar la idiosincrasia de los pueblos, sus costumbres, su modo de construir, su ingenio para aprovechar tiempo y espacio, respetar su lugar, que tiene su propia historia”. Reflexiones en torno a la urbanización y el respeto a la cultura villera. – 2007

medida que no tenga una agenda clara, un presupuesto claro y objetivos claros, no termina haciendo prioridad y foco. ¿Y cómo interviene en esto TECHO? El desarrollo comunitario es el eje transversal de nuestra intervención. TECHO trabaja en comunidades, no con familias aisladas. En un primer momento se hace un relevamiento y se identifican las condiciones de vulnerabilidad de hogares y asentamientos que tienen las problemáticas sobre las que nosotros trabajamos y priorizamos. Ahí vamos a hablar con la comunidad, les explicamos qué es TECHO y ahí la comunidad decide si quiere trabajar o no. Desde el inicio impulsamos la organización, participación y corresponsabilidad de la comunidad. La precariedad habitacional es uno de los problemas prioritarios y urgentes de los asentamientos, por lo que TECHO empieza este proceso de desarrollo comunitario construyendo viviendas de emergencia, con la participación masiva de voluntarios y familias de la comunidad. Las viviendas que construimos desde TECHO son transitorias, porque entendemos la vivienda como un concepto mucho más amplio, pero frente a una urgencia habitacional donde tenés familias que viven en un piso de tierra, o se inundan, cosas básicas como tener paredes de madera, un piso seco, o una ventana que da ventilación y luz significan un montón.

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asentamientos humanos

La salud, el progreso educativo y el bienestar general de los niños están profundamente influidos por la calidad de la vivienda que habitan. Cuando no estás en esa situación es difícil dimensionarlo pero esa es la realidad de muchas familias todos los días, donde el desarrollo y la salud se ve perjudicada, especialmente la de los niños, por el hacinamiento y la contaminación de lugares cerrados producida por la mala calidad de las cocinas, la ventilación insuficiente y el contacto con el suelo directo. Esta vivienda es una solución concreta y realizable a corto plazo, que impacta en la calidad de vida de las familias y genera los primeros vínculos de confianza entre los voluntarios y la comunidad, a partir de este trabajo conjunto. Posteriormente, TECHO conforma una Mesa de Trabajo, entre líderes comunitarios y

voluntarios, a partir de la cual se identifican otras necesidades prioritarias y se desarrollan programas para enfrentarlas. Los principales programas que TECHO desarrolla son de educación con apoyo escolar y alfabetización; capacitación en oficios; fomento y desarrollo de emprendimientos y proyectos comunitarios, y acciones de prevención y promoción de la salud. Promovemos el trabajo en red para la búsqueda de soluciones integrales que potencien las capacidades individuales y colectivas de autogestión en la comunidad para generar cambios en relación a la pobreza y sus causas. Y el fin último es lograr soluciones definitivas como la regularización de la propiedad, servicios básicos, vivienda, infraestructura comunitaria y desarrollo local. En junio de este año, TECHO va a presentar el relevamiento de asentamientos informales, que empezamos en 2011, con la información que tenemos

Escuelita Categoría 2002 a 2009

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en territorio, pero articulando también con dependencias del Estado para ver qué políticas públicas hubo, su aplicación y si fueron o no efectivas; entonces, de alguna manera, empezar a ubicar los procesos que llevan adelante cada estado municipal, provincial o nacional con respecto a estas prácticas. El relevamiento abarca aproximadamente el 63% de la población argentina, más de 1800 asentamientos. Quedaron muchos centros urbanos afuera. Ese es nuestro granito, dar una herramienta que no está y que constituye una información clave para los gobiernos. Con la Ley de Acceso Justo al Hábitat, creemos que si un municipio adhiere a la ley, este relevamiento es una herramienta fundamental. A las puertas del Bicentenario de la independencia, es el momento histórico para poner el problema de acceso al suelo y al hábitat en la agenda pública, mediática y política con la importancia y magnitud que la problemática requiere.


CURSO INTENSIVO

Catequesis Buen Pastor

Para catequistas de niños menores de 6 años modalidad atrio. 13 AL 27 DE JULIO DE 2016 - Buenos Aires

Si queremos ayudar al niño a acercarse más a Dios debemos buscar con paciencia y coraje, ir siempre al núcleo más profundo de las cosas. Sofía Cavalletti

Fecha y horario

- Fecha inicio: Miércoles 13/7/2016 - Horario: Lunes a Sábados de 8:00 a 17:00hs - Finalización: Miércoles 27/7/2016

Objetivo:

- Diplomado en Catequesis del Buen Pastor para catequistas de niños menores de 6 años o personas que empiezan su proceso de Iniciación cristiana - Primer Nivel. - Otorgado por la Asociación Colombiana para la Formación Religiosa Católica (ACOFOREC) y avalada por la Fundación Universitaria Unimonserrate de la Arquidiócesis de Bogotá, Colombia.

Brindar a los participantes formación en la Catequesis del Buen Pastor para que ofrezcan en sus comunidades parroquiales, diocesanas o educativas, la catequesis a niños menores de 6 años en proceso de iniciación cristiana con la modalidad de atrio.

Formadora

Metodología:

Título obtenido

Sra. Bettina Von Arnim de Soto, catequista y formadora de ACOFOREC, Colombia http://acoforec.org

Requisitos para obtener el título

- Asistencia y puntualidad al 80% de los encuentros. - Realizar al menos 8 observaciones de catequesis en atrio 1er Nivel - Rendición y aprobación de la instancia evaluativa - Presentación de su carpeta en fecha y forma.

INFORMES E INSCRIPCIONES HASTA EL 31 DE MAYO: buenpastorbuenosaires@gmail.com

- Exposiciones temáticas. - Meditaciones de los textos bíblicos y litúrgicos, a nivel adulto. - Lecturas y trabajos personales y en grupo. - Talleres de presentaciones prácticas.

Lugar:

- Parroquia San Isidro Labrador. Av. San Isidro Labrador 4640 Barrio Saavedra, CABA. 13


otra mirada


12 de junio

Día mundial contra

el trabajo infantil El trabajo infantil alimenta el círculo vicioso de la pobreza. La inclusión social y el trabajo decente para los adultos previene que los niños trabajen.

sus manos son para jugar y aprender.

Comunicarnos Revista Bimestral - Suscripción anual $150 - 4982-4611 - comunicarnos@pastoralfamiliar.org.ar


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conferencias para la vida Texto: Padre Ángel Rossi. - Creador de la Fundación Manos Abiertas - Síntesis de la conferencia “Hacia una Cultura del Encuentro”.

Hacia una Cultura del ENCUENTRO El teólogo Von Balthasar decía que el amor es sinfónico, es decir: Es la suma de muchos instrumentos que en la medida que se encuentran gestan esa maravilla. Hay quien dirige, hay primeros violines, segundos violines, que a veces quedan medio tapaditos pero si no estuvieran los primeros violines no podrían hacer lo suyo. Me acuerdo una vez, en una de las idas al Colón, hace años, Bergoglio nos mandaba al Colón de vez en cuando para que nos cultiváramos un poco, y en una de esas idas me quedé viendo a los músicos desde el palco y había uno que tenía tres tambores grandotes, y que, más o menos a las dos horas y cuarto lo despertaban para que diera tres golpes, y esa era toda su actuación. En una época yo pensaba: Este hombre vino, está acá hace tres horas para dar esos tres golpecitos. Y sí, es así, y esos tres golpecitos son necesarios en el conjunto de aquella maravilla de ópera. Esto es de alguna manera lo que decimos cuando hablamos de cultura del encuentro, pasa por esto y no hay que complicarla mucho. Y si le vienen siguiendo el tranco al Papa Francisco, ya se darán cuenta que no es algo nuevo, en realidad es una de la tesis fuertes de Romano

Guardini del cual el Papa Francisco es un discípulo intelectual y ha mamado mucho. Hay una expresión de Romano Guardini

que concentra todo esto: “Hay encuentro con el otro cuando soy herido con el rayo de su ser, cuando el otro me vulnera, cuando soy tocado por su acción; y esa relación con el otro se consuma cuando el otro también encuentra a alguien y ese alguien soy yo”. La primacía del encuentro es que es específicamente humano. Somos seres de encuentro, seres que viven la vida personal a través del encuentro. Puede haber distintas variantes para definir nuestras vidas, pero una muy justa y certera sería definir nuestra vida por encuentros y

desencuentros. En el encuentro las realidades concretas se nos aparecen en todas sus implicaciones, con su capacidad de vibrar otras muchas, por eso es que de los encuentros salen muchas veces cosas creativas. Somos seres de encuentro: Dice Guardini “mientras más vital es un hombre, mientras más originaria su relación con el mundo, con más frecuencia vive encuentros y más tiempo le dura la facultad de tenerlos hasta la vejez” es decir un signo de madurez es alguien que sabe sostener los encuentros; lo contrario de esa facultad es la costumbre, la indiferencia, el snobismo, que va picoteando cosas nuevas… y acá Francisco, charlando en confianza con alguno, decía que su primera intuición cuando lo hicieron Papa, la primera gracia que sintió del Espíritu Santo fue que primero tenía que acercarse a la gente de la plaza; y después ir a los problemas del Vaticano, adentro. Y esto es lo que Él recomienda cuando habla de la ayuda y la caridad; “si miramos a los ojos al que ayudamos, si le tocamos la mano, si sólo le soltaste la moneda no te encontraste con él”. Antes de ser Francisco, siendo Jorge Mario y hablándole a los educadores, hablaba de esta Cultura del Encuentro; es un

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conferencias para la vida

tema que, como todos los temas que menciona, ya ha tocado anteriormente, ahora los universaliza, lo que antes era más doméstico ahora los ha sacado al mundo. Permítanme abrir una propuesta, decía Bergoglio “necesitamos generar un cultura del encuentro, ante la cultura del fragmento como algunos la han querido llamar, o de la no integración, se nos exige aún más en los tiempos difíciles no favorecer a quienes pretenden capitalizar el resentimiento y los olvidos de nuestra historia compartida o se regodean en debilitar los vínculos”. Todos, y acá salto con Dolores Aleixandre, todos en medio de la hostilidad y la despersonalización de las relaciones andamos buscando un lugar en el que sentirnos aceptados incondicionalmente, pues solo ahí podemos recuperar confianza y perder miedos, donde podemos convalecer y cuidar nuestras heridas; la experiencia del encuentro, de que alguien nos busca y nos espera nos hace sentir seguros y a salvo, nos hace sentir en casa.

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Todos estamos convidados a este construir la cultura del encuentro. Por otro lado, debemos comenzar por reencontrarnos con nuestra dignidad, con nuestra sabiduría, con nuestras reservas culturales, y acá vuelvo a citar a Bergoglio: “No hay que hacerle caso a aquellos que pretenden destilar la realidad en ideas, que no nos sirven los intelectuales sin talento ni los eticistas sin bondad, sino que hay que apelar a lo hondo de nuestra dignidad como pueblo, apelar a nuestra sabiduría, a nuestras reservas culturales”. Es una verdadera revolución interior, de memoria y de ternura. Memoria de las grandes gestas fundantes heroicas, y de los gestos sencillos que hemos mamado en familia. Ser fieles a nuestra misión es cuidar, es reencontrarse con este rescoldo del corazón, cuidarlo de las cenizas tramposas del olvido o de la presunción de creer que nuestra patria, nuestra ciudad o nuestra familia no tienen historia o que la han comenzado con

nosotros. Todos estamos convidados a este construir la cultura del encuentro, a realizar y compartir este fermento nuevo que a la vez es memoria revivificante de nuestra mejor historia de sacrificios solidarios, de luchas contra esclavitudes varias y de integración social. ¿Qué es lo opuesto al encuentro? Dos cosas remarca el Papa: la primera es la conciencia aislada que provoca y fortalece los desencuentros, quien aísla su conciencia de la marcha de la gente sufre una metamorfosis de distancia y de involución, gente que puede ser tu familia, tu barrio, el mundo en que nos toque vivir. Se nos pide asumir el desafío de ser continentes del amor, y como buen samaritano ir al encuentro de las necesidades de los pobres, se nos pide que ese encuentro se establezca y perdure; es esencial al encuentro el estar y quedarse, de ahí el final del documento de Aparecida “Buen Pastor quédate con nosotros”, no es sólo encontrarse sino es un encuentro perseverante, es el quedarse. A veces nuestros encuentros son muy fugaces. Se nos pide instaurar una cultura del encuentro que implica una cultura del compartir, en todos los niveles, en contraposición de la cultura dominante de acumulación egoísta, asumiendo con seriedad la virtud de la pobreza como estilo de vida sobrio, para ir al encuentro y ayudar a las necesidades de los hermanos que viven en la indigencia. Se nos pide salir al encuentro que nos salva de esa forma de aislar la concien-


conferencias para la vida

cia constituida por las autorreferencias, las autocomplacencias, las ideologías elitistas que siempre son excluyentes. Salimos al encuentro a través de acciones, de gestos, de actitudes y procesos que dan vida. ¿Cuáles son? El agradecimiento, el acompañamiento de los procesos, la inclusión, la escucha y la conversión. El agradecimiento porque la vida es don, es un modo de pararse frente a la vida; el acompañamiento de los procesos porque la vida tanto personal como comunitaria es proceso, y hacerse cargo de ella implica acompañamiento En todos los rostros que nos duelen se habla de acompañamiento, se nos pide acompañamiento. Se constata muchas veces en el mundo el escaso acompañamiento dado a la gente. Y finalmente, la inclusión contra cualquier forma de exclusión, la opción preferencial por los pobres. Jesús enfrenta la exclusión incluyendo en la vida digna, porque los excluidos no son solamente explotados, sino sobrantes y desechables, dice Francisco. La inclusión acoge, nos pone en situación de projimidad, de entrar en la dinámica del buen samaritano, en situación de cercanía. La escucha, porque el discípulo escucha al Jesús del buen pastor y también escucha a los otros, a los pobres; y esa escucha lleva siempre a la conversión: de un trabajo de conservación, a un servicio misionero, haciendo de la Iglesia que se manifiesta como una madre que sale al encuentro, como una casa acogedora, como una escuela permanente de comunión misionera. Este es el desafío.

¿A quiénes salimos? A los que están en las periferias existenciales, dice el Papa, donde la vida y las personas están más vulneradas, las periferias más hondas de la existencia. Se nos pide, no ser peinadores de ovejas seleccionadas, sino pastores del rebaño grande, peinando las ovejas que nos andan cerca diríamos”, como nos solicitaban a los seminaristas. Cada uno, en nuestra vida y misión, tenemos ese pequeño rebaño gratificante que nos escucha, nos respeta y nos quiere. Hay que agrandar el horizonte de la mirada, porque más allá hay un rebaño grande y necesitado, muy indiferente, no gratificante, no bien “educado”, y muchas veces les cerramos la puerta. Salimos a ellos, ¿cómo salimos? Con humildad, en una escucha atenta. Este modo de salir a los otros tiene que estar preñado de alegría; es totalmente distinto al tono de los exitistas, de los quejumbrosos, de los temerosos. Contrario a cualquier tono moralizante o ideológico. ¿Con quienes salimos? Es una salida comunitaria, comunidad de discípulos ¿Para que salimos? Para dar vida a nuestras obras. Una forma de desencuentro es la conciencia aislada, la otra forma es el autismo. “Urge recuperar la alteridad, y liberarnos de los autismos”

-dice Francisco- “que clausuran la memoria histórica, el compromiso comunitario del presente y la capacidad de utopías hacia el futuro”. Los autismos aprisionan y nos llevan a los desencuentros. Nuestro Dios es un Dios que se aproxima, se hace cercano, que comenzó a caminar con su Pueblo y después se hizo uno de su Pueblo en Jesús para hacerse cercano. Jesús no hizo proselitismo, acompañó, enseñó y escuchó. Y con esa cercanía, con ese caminar, crea esa cultura del encuentro que nos hace hermanos, nos hace hijos. Francisco habla de la cultura del encuentro contra la cultura del enfrentamiento, del conflicto, del rechazo, de la fragmentación, del descarte, de la exclusión, del desencuentro, del eficientismo. Es decir, vivimos en una cultura del desencuentro, de la fragmentación, del descarte, donde lo que no me sirve lo tiro, y sobre este punto nos invita a pensar en los ancianos, que son la sabiduría de un pueblo, y en los niños. Nosotros debemos ir al encuentro y debemos crear con nuestra Fe una cultura del encuentro, de la amistad, donde hallarnos hermanos, donde podamos hablar con quienes tienen otra Fe, con quienes no piensan como nosotros. Ésta es la propuesta.

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desarrollo y niñez Texto: Facundo Manes - Neurólogo y neurocientífico argentino creador del Instituto de Neurología Cognitiva, (INECO) presidente de la Fundación INECO y rector de la Universidad Favaloro. Publicada con autorización del autor – 11 de julio de 2014.

Atender lo urgente, sin

olvidar la meta

La clave del desarrollo está en la educación. Por eso en nuestro país, la política debe cuidar a los niños y favorecer su inserción en una sociedad del conocimiento. La principal riqueza de un país es el capital mental de quienes lo habitan. Hace siglos, la prosperidad estaba basada en la posesión de la tierra; luego, en la explotación de minerales y la producción industrial. Hoy la clave del desarrollo está en la capacidad de pensar, de crear, de innovar. Muchos países más pobres en recursos naturales que la Argentina se han convertido en naciones fecundas gracias a la inversión en educación, investigación, conocimiento. Ese capital mental abarca tanto recursos cognitivos como emocionales de las personas. También sus habilidades sociales y la capacidad de afrontar desafíos. Este capital trae consigo el valor de permitir una mejor calidad de vida al individuo y, a la vez, contribuir de manera efectiva a la de su comunidad. La capacidad de imaginar, de reflexionar, de recordar, de proyectar, de elaborar las estrategias para llevarlo a cabo es lo que permite la transformación de lo dado en lo deseado y novedoso. Los seres humanos somos seres sociales capaces de forjar un entramado comunitario muy complejo. Tanto es así que se han postulado diversas teorías

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que sostienen que el tamaño del cerebro se relaciona mayormente con el alcance del contacto social de cada especie. Es por esta complejidad que los seres humanos inventamos las bibliotecas, las escuelas, los Estados. Y es por esta necesidad de estructuras que trascienden a las familias y las pequeñas comunidades que el ser humano también inventó la política. La política es una gran herramienta de transformación social, que hace posible la organización comunitaria y que aquellos proyectos que se imaginan puedan concretarse. Por supuesto, no todos los que formamos parte de una comunidad imaginamos lo mismo. Por eso existe la posibilidad de proponer, elegir, discutir, ponernos de acuerdo. Esa oportunidad de transformación está dada a través de diversos resortes, pero, sin

dudas, el que resulta fundamental es la convicción del propio pueblo sobre aquel objetivo al que se quiere llegar y de cuál es el mejor camino. La idea del camino permite reflexionar sobre dos elementos clave de los proyectos sociales: uno es lo urgente, lo que no puede esperar, y otro, la meta deseada. Esto puede ser definido también a partir de los múltiples sentidos que tienen ciertas palabras. En esas dos estrategias de abordar un recorrido están las dos acepciones que otorgan los diccionarios al término “emergencia”: la situación de urgente peligro, y lo que emerge, lo que brota, lo que sale a la luz. Una comunidad que se organiza debe considerar que, en primer lugar, tiene la obligación de atender las necesidades más urgentes. Y qué mayor emergencia -aunque no la única- que la de cuidar a sus niños. No hay política más prioritaria que proteger su integridad física y mental. La falta de estímulos adecuados, la carencia de afecto y el hambre de un chico constituyen una inmoralidad y un crimen, además de un suicidio social. La carencia nutricional produce un impacto tremendamente negativo en el desarrollo neuronal de los niños. La ciencia ha determinado que la malnutrición y la desnutrición están asociadas con alteraciones cerebrales. Sin buena nutrición y sin estímulo afectivo y cogni-


desarrollo y niñez

tivo, el cerebro se vuelve débil y vulnerable. Es decir que cuando el Estado desprotege a un niño, estamos vedándole el presente y arrebatándole el futuro a alguien que necesita como nadie de su comunidad y de las instituciones públicas. Esto lo sabe la ciencia, pero lo resuelven las políticas públicas, y ahí tenemos que estar los médicos, los abogados, las amas de casa, los albañiles, para pensar, decidir, llevarlas adelante y aceptar como propias esas decisiones. Si hablamos de la Argentina, es un escándalo que exista el hambre en un país que produce

Cuando el Estado desprotege a un niño, estamos vedándole el presente y arrebatándole el futuro. alimentos para 400 millones de personas, es decir, para varias Argentinas. ¿Seguiríamos ocupados en cualquier otra cosa si tuviésemos un hijo con hambre? ¿Qué sucedería con la política y la sociedad si actuásemos pensando que ese chico de cualquier rincón de la patria fuese nuestro hijo? Esto, que en sí mismo resulta intolerable, tiene un impacto social mayúsculo. Como señala la Unicef, la desnutrición crónica elimina oportunidades a un niño, pero también al desarrollo de una nación. El doctor Abel Albino, compatriota que batalla desde hace décadas contra la desnutrición infantil, dice bien que debemos primero preservar el cerebro de nuestros niños y luego educarlos. El hambre es una emergencia social, una urgencia. El conocimiento, la meta. Y aquí pasamos a la Argentina emergente. La estrategia de desechar el

largo plazo por la necesidad de atender lo inmediato constituye una política que se muerde la cola: porque existen necesidades, debemos pensar en las causas que llevaron a esa situación y atacarlas. Cuando observamos la historia de nuestro país, nos damos cuenta de que aquellos proyectos más provechosos son los que fundaron nuevos paradigmas porque supieron ver más allá y trascender, así, a su puñadito de tiempo. Somos un país que no puede darse el lujo de echar por la borda tantos proyectos de tantos argentinos que no tuvieron “miopía del futuro”. La pobreza, la discriminación y la ignorancia restringen el crecimiento. El fomento de la educación, de las nuevas ideas y de la investigación científica y tecnológica no sólo desarrolla las sociedades, sino que crea trabajo. No se trata de lujos de los países ricos, sino de los cimientos de los países que quieren desarrollarse. El futuro no perdonará a las políticas que abdiquen del conocimiento. El crecimiento económico por sí solo no erradica la pobreza, a menos de que vaya acompañado de una mejora en la calidad educativa. En el siglo XXI, la revolución educativa es el gran programa de lucha contra la pobreza. La política del conocimiento requiere la convicción social de que nuestros talentos son nuestro principal capital. Y los líderes deberán entenderlo también. Para esto se requiere una política que lleve adelante esta revolución en la educación, en el desarrollo científico e innovación tecnológica. El conocimiento ofrece un potencial invalorable de los países para fortalecer

su desarrollo económico y social, para la inclusión, la igualdad de oportunidades y el bienestar (no sólo en un sentido económico, sino también en un sentido afectivo, intelectual y emocional) de sus hombres y sus mujeres. Asimismo, el conocimiento fortalece el vínculo entre las personas y, a través de esto, la conformación armónica de su tejido social. De algún modo, la política es un deber. El compromiso político de las personas debe entenderse como una señal valiosa del interés por su comunidad. A esto se refirió el Papa Francisco: “La política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad. ¿Por qué? Porque lleva al bien común, y si una persona, pudiendo hacerlo, no se involucra en política por el bien común, es egoísmo, y el que use la política para el bien propio es un corrupto”. Cuanto más próximos estén los intelectuales, los profesionales y los obreros de la actividad política, cuanto más desdibujadas estén esas fronteras entre “el palacio y la calle”, más cerca estaremos de una sociedad democrática, moderna y desarrollada que desea emerger. Para lograrlo, no importan los nombres propios ni las candidaturas de una u otra persona, sino la sociedad que lo promueva. Martin Luther King concluyó un recordado discurso de esta manera: “Al igual que Moisés, pude subir a la montaña y ver la Tierra Prometida. No importa qué pase conmigo. Lo importante es que como pueblo llegaremos”. Ese mismo deseo es lo que nos llevará al futuro. Más Información: www.facundomanes.com Twitter (@ManesF).

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educación Texto: Por Pablo Gentili - Doctor en Educación. Profesor de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ). Secretario ejecutivo adjunto de CLACSO y director de FLACSO/Brasil. El texto es una versión editada del artículo publicado en el Informe sobre Tendencias Educativas y Sociales 2010. (www.siteal.iipeoei.org).

Las

DEUDAS educativas del Bicentenario

El acceso a la escuela se realiza en condiciones de extrema desigualdad entre los niños y niñas latinoamericanos.

Durante los últimos doscientos años ha habido grandes avances y conquistas democráticas en América Latina. Una de ellas ha sido, sin lugar a dudas, la expansión de los sistemas educativos y la universalización del acceso a la educación básica, sumada a la significativa ampliación de la enseñanza media y superior en buena parte de los países de la región. Sin embargo, a doscientos años de las gestas revolucionarias que dieron inicio a nuestra independencia, podemos observar que muchas de las aspiraciones de libertad y emancipación que guiaron las luchas del siglo XIX no siempre cristalizaron en políticas educativas a la altura de los desafíos que enfrentaron y enfrentan las naciones latinoamericanas. A doscientos años de

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nuestra independencia, muchas deudas educativas se acumulan, alimentando un inventario de inequidades que parece resistir al tiempo y a las demandas de justicia social y ciudadanía que formulan amplios sectores de la sociedad. La situación puede parecer paradójica. ¿Cómo es posible que el fracaso educativo de las naciones latinoamericanas sea tan insistentemente mencionado si los sistemas escolares no han parado de crecer e, inclusive, la inversión en educación ha aumentado en muchos países de la región? En materia educativa, universalizar un bien significa no sólo garantizar su acceso, sino también generar condiciones para que quienes accedan a él lo hagan en condiciones de

igualdad. La expansión de los sistemas escolares ha sido, por este motivo, una gran conquista democrática. Sin embargo, la enorme diferenciación y segmentación institucional que hoy caracteriza los sistemas escolares latinoamericanos constituye una recurrente deuda y una persistente injusticia social. Así, el acceso a la escuela se realiza en condiciones de extrema desigualdad entre los niños y niñas latinoamericanos. Una desigualdad generada por las marcas de origen que carga la población infantil (pobreza, discriminación étnica y racial, inequidades de género, precariedad en las condiciones de vida, de acceso a los bienes básicos, a los servicios de salud, etc.) y a la propia fragmentación de los sistemas educativos nacionales. De tal forma, la misma cantidad de años de escolaridad no supone la misma oportunidad educativa cuando se compara dos niños de cualquier ciudad latinoamericana. Para saber a qué oportunidades educativas los niños y niñas tienen acceso, es necesario saber en qué barrio viven, cuál ha sido el nivel educativo alcanzado por sus padres, cuál es la


educación

ocupación de ellos y los ingresos de que disponen, entre otros datos. La enorme pulverización del sistema hace que, en un mismo barrio, las diferencias entre las instituciones educativas se hayan tornado tan enormes que una misma cantidad de años de escolaridad no llegue a ser hoy un indicador útil. A doscientos años de nuestra independencia, en América Latina no existen sistemas nacionales de educación, sino circuitos educativos diferenciados a los que accederán casi todos los niños y niñas en edad escolar. Para unos, los más pobres, una escuela pobre y sin condiciones para tornar efectivo su derecho a la educación. Para otros, los que disponen de mejores condiciones de vida, circuitos educativos que abrirán oportunidades y espacios para su desarrollo personal y profesional. Es en este sentido que debemos reconocer que el grado de universalización de la educación, en una sociedad democrática, se mide por los niveles de expansión de su red escolar, por los años de escolaridad de los niños, niñas y jóvenes, y también por el grado de justicia educativa que esa sociedad es capaz de construir, contrarrestando los procesos de exclusión, discriminación y desigualdad que se producen no sólo afuera sino también dentro mismo del sistema escolar. La universalización del acceso a la escuela es una extraordinaria conquista democrática que debilita y amortigua sus efectos cuando se produce en contextos de profunda injusticia educativa, donde reinan la desigualdad de oportunidades

La universalización de la escuela y la igualdad de oportunidades y condiciones educativas para todos forman parte del mismo proceso.

y de condiciones para revertir la herencia de inequidades que cargan sobre sus espaldas los más pobres y excluidos. Para universalizar la educación no sólo es necesario que haya más niños y niñas en las escuelas. Es necesario también que las escuelas sean cada vez mejores para todos, disminuyendo la brecha que separa a los que acceden a una educación de calidad y los que tienen como única oportunidad una escolaridad sin recursos, pobre y, muchas veces, abandonada a su suerte. En materia democrática, la universalización de la escuela y la igualdad de oportunidades y condiciones educativas para todos forman parte del mismo proceso. Durante buena parte de estos últimos doscientos años, lo que se ha hecho es “Universalizar” un sistema pobre

para los pobres y preservar inalterado un inventario de privilegios y oportunidades para los sectores más ricos Los desafíos son enormes e ineludibles. En este sentido, resulta auspicioso el acuerdo logrado por todos los gobiernos latinoamericanos en la Cumbre Iberoamericana de Ministros de Educación de El Salvador, en mayo del 2008. El evento dio origen a la formulación y aprobación de las Metas Educativas 2021, luego de un proceso de movilización y consulta liderado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y apoyado por diversas organizaciones sociales, sindicales y políticas de todo el continente. Las Metas Educativas 2021 señalan y alertan sobre los puntos nodales de nuestros sistemas escolares. Ponen el dedo en llagas que no han cicatrizado después de doscientos años de grandes avances, pero también, de notables retrocesos. Las Metas nos interpelan, dejando una vez más al descubierto una realidad insoslayable; brindan horizontes de salida, alternativas y propuestas, indicadores y datos, costos y oportunidades, posibilidades y desafíos. Las Metas aspiran a revertir esta situación, presentando un resumido conjunto de indicadores y logros para hacer de este desafío una realidad efectiva. Si las alcanzamos, no deberemos esperar otros doscientos años para cumplir los ideales de justicia y libertad por los que lucharon los héroes y las heroínas de nuestra independencia.

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pueblos originarios Fuente: Secretaría de Comunicación pública de la Provincia de Tucumán.

El otro

de los pueblos originarios fue marginada e invisibilizada, y en algunos casos eliminada. (…) La Argentina que festeja el Centenario de la Independencia en 1916 se concibe como un “crisol de razas”. De ahí surgen mitos como “los argentinos venimos de los barcos”. (…) Sin embargo, estudios genéticos recientes demuestran que más del 50 % de la población actual tiene sangre indígena y cerca del 10 % cuenta con ancestros de origen africano. Actualmente, asistimos a la consolidación de un nuevo pensamiento que recupera el reconocimiento a los pueblos originarios presente en la Declaración de la Independencia impresa en quechua y aymará y en la propuesta política de Belgrano. En ese proceso de reparación cultural y política la reforma a la Constitución de 1994 establece: “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería Jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan”. En definitiva, los argentinos descendemos tanto de los toldos como de los barcos. Somos mestizos, no sólo en el sentido étnico, sino en el sentido más amplio y rico, que es el cultural. Pensar el Bicentenario permite, entre otras cosas, recuperar en los gestos iniciales de la Independencia aquello que nos constituye y, al mismo tiempo, reencontrarnos con nuestro destino sudamericano.

Bicentenario

Unos cuantos años atrás, salvo los historiadores, muy pocos sabían que en julio de 1816 la Declaración de la Independencia no sólo se imprimió en castellano sino también en lengua quechua y aymará. Originariamente, también se tradujo al guaraní, pero no se mandaron las impresiones porque el litoral estaba en conflicto con Buenos Aires y no había congresales de esa región. En vísperas de la celebración del Bicentenario de la Independencia, podemos preguntarnos ¿por qué muchos desconocemos este hecho? En el momento de la Declaración de la Independencia, la presencia de los llamados pueblos originarios era insoslayable. Las Provincias Unidas en el Sud, que menciona la Declaración de 1816, abarcaban un territorio muy distinto al de la actual República Argentina. El Alto Perú -hoy Bolivia- no solo era parte del Virreinato del Río de la Plata sino una parte importante. Esto explica porqué se eligió traducir al quechua y al aymará y no a otras lenguas más propias del actual territorio argentino como el diaguita, algún idioma mataco o incluso mapuche. En ese marco, también adquiere sentido que el Gral. Manuel Belgrano, en sintonía con San Martín y con Güemes, llevara la propuesta de adoptar una monarquía parlamentaria como forma de gobierno de las Provincias Unidas. Dicha monarquía tendría

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su capital en el Cuzco y su corona sería entregada a un príncipe inca. (…) Desde esa perspectiva, resulta interesante conocer la composición étnica del Tucumán en el que se realizó el Congreso que concluyó con la Declaración de la Independencia. Según los padrones de 1812: 40% de blancos o españoles; 30% de indios o naturales; 30% de castas (pardos y mulatos) y negros esclavos. Ahora bien, ¿qué pasó a lo largo de los casi 200 años transcurridos con esa fuerte presencia de población indígena y de origen africano en nuestro país? A la par de los grandes cambios demográficos sufridos como consecuencia de las distintas oleadas inmigratorias, básicamente, la población


salud Texto: Dr. Norberto Liwski - Médico - Pediatra Social - Presidente de “Defensa de los Niños Internacional” (DNI) Sección Argentina.

Protegernos del DENGUE con

solidaridad y derechos

La presencia del Dengue en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre otras regiones del país, ha generado un estado de inquietud en vastos sectores de la población y una lógica demanda a los Poderes Públicos para que se adopten todas las medidas necesarias tanto de carácter preventivo, como de diagnóstico y tratamiento. El mosquito transmisor del virus no discrimina por la diversidad social y cultural, por con-

secuencia los factores de protección deben estar en igualdad de acceso para toda la sociedad. Sin embargo, es preciso destacar la necesidad de reforzar desde el Sistema de Salud, articulado con otras áreas de las políticas públicas locales, sus acciones sobre los sectores más vulnerables de la población. En tal sentido, el Ministerio de Salud de la Nación, oportunamente señaló: “Otras condiciones que pueden requerir un manejo

diferente de los pacientes con dengue sin signos de alarma son la de riesgo social, incluyendo aquellas causas que dificultan el seguimiento del paciente ya sea por las condiciones de su residencia, vivir sólo o en condiciones de pobreza extrema”. Dentro de esta última realidad se encuentran aquellos barrios en los cuales se combinan inadecuadas condiciones de hábitat, dificultad de acceso a los servicios de atención integral y una condición de precariedad laboral que hace que resulte virtualmente imposible cumplir con la totalidad del tratamiento indicado, particularmente en lo que respecta al reposo prolongado. Hacia estas familias se deben movilizar con prioridad los recursos técnicos y humanos capaces de garantizar el mecanismo de prevención, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y promoción de la salud. Para hacer efectiva esta movilización de recursos estatales es preciso que los mismos se apoyen en la capacidad solidaria de las organizaciones sociales, las iglesias, y puedan conjugar una estrategia basada en la propia comunidad. Bajo estos criterios es posible enfrentar exitosamente la presencia del dengue, reconociendo que la misma no se agota en la atención médica, sino que representa un auténtico desafío para que el Estado asuma el intransferible rol de actuar como garante de los Derechos individuales y colectivos, poniéndolos en mayor plenitud.

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historias de vida Texto: Comisión de Niñez y Adolescencia en Riesgo.

Querer es poder La historia de Evelina Cabrera

Era apenas una adolescente. Mientras muchas chicas sueñan con una fiesta de 15, Evelina a los 13 años se escapaba de su casa en la localidad de Virreyes, porque no encontraba en su hogar un espacio de contención. Sus padres se divorciaron y ella quedó en un segundo plano, sin mucha atención. “Existía muy poca comunicación con mis papás, y muchas veces ni sabían a donde me encontraba”, recuerda. Desde los 13 a los 17, vivió en las calles del municipio de Tigre, donde después de un tiempo comenzó a hacerse amigos y a formar parte de un grupo. “En la calle sentía que compartíamos las mismas carencias afectivas: el día consistía en revisar la basura, pedir a las panaderías la comida que sobraba. Pero creo que eso es lo que va moldeando la personalidad, y no me arrepiento. Primero lo tomé como un juego, y después me fui mimetizando con lo que tenía alrededor. Mis amigos me cuidaban, en la calle era una más”. Evelina trabajaba para subsistir. Trabajó de trapito en el Puerto de Frutos, repartió volantes y hasta cuidó una parada de prostitutas. Todo mientras terminaba el secundario y dormía en una plaza. “Pasé de todo, incluido ser una mujer golpeada, porque tenía un novio que me pegaba, y fue así que un día me harté de todo y dije “la culpa es mía”, gran error que tenemos los humanos, listo, me voy, me quiero

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“Lo que más me gusta es que en la cancha somos todos iguales. No importa religión, raza, ni color.” morir, e intenté suicidarme tomando todo lo que había, pero sobreviví, y ahí fue cuando me vi enfrente de todo y de una gran culpa de la que me sentía responsable. Y fue en ese momento, que un día yendo a un lugar de estos a los que iba que me daban de comer, en la tele estaba una nena con un respirador y en silla de ruedas pidiendo alguna ayuda. No me pregunten qué fue lo que sentí, yo sólo sé que vi a esa nena llorar angustiada y me dije “¿qué estoy haciendo, yo tengo cosas que quizás esa nena nunca va a tener y no quiero vivir?; y ahí pensé “quiero cambiar mi vida”. Volví a vivir con mi papá y me

fui poniendo metas a corto plazo. Dejé a mi novio que me golpeaba porque me di cuenta que no valía la pena y mi primera meta fue tocar en un grupo de cumbia, y lo logré al cabo de un año. Y de a poco empecé a tener mejores trabajos. Evelina terminó la secundaria y decidió hacer el instructorado de gimnasia en San Fernando, recibiéndose de personal trainer. Trabajó dando clases particulares y así nació su amor por el deporte que le devolvió las ganas de seguir adelante. Buscando una disciplina grupal se encontró con el fútbol, deporte que -según ella- le salvó la vida. “Una compañera me vio jugando al fútbol, pero podría haber sido voley, handball. Al principio era un desastre… Como era instructora me tocó entrenar al equipo, que andaba muy mal. La capitana no quería saber nada. Entonces se me ocurrió la idea de armar mi propio equipo, y salimos campeonas”. Así comenzó a reclutar chicas que ni sabían tocar una pelota, pero lentamente y con mucha práctica mejoraban. “Desde un comienzo me gustó el rol de capitana o ayudante de campo, me gustaba alentar a mis compañeras y transmitirles valores”. Llegó al Club Atlético Platense en 2012, hasta que su cuerpo emitió una alarma: le descubrieron un tumor que resultó benigno, pero que la imposibilitó


historias de vida

para seguir en las canchas. Desde ese momento se vio obligada a dejar de entrenar, aunque lejos de abandonarlo todo decidió empezar a organizar torneos y a estudiar para ser directora técnica de fútbol en la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (AFTA). El mismo año fue coach de la selección femenina argentina en el Mundial de personas sin hogar, (Homeless World Cup) en México. “Fue una experiencia inolvidable”, remarcó sobre el premio para jóvenes en situación de calle y problemas de adicción que lograron recuperarse a través del deporte. “Entrenaba a las chicas del equipo de fútbol de personas en situación de calle ad honorem, debajo del puente de Constitución, pero eso me motivaba, y a la larga creo que la vida te recompensa”. Hoy no solo se desempeña en el club Defensores de Florida, sino que también es Presidenta de la Asociación Femenina de Fútbol Argentino (AFFAR), que surgió a partir de una situación que la marcó de cerca. “Una jugadora amiga, cuyo papá era cartonero, fallece el día del padre. Como el municipio donde vivía no se quiso hacer cargo, nos llamó a las doce de la noche y las chicas del equipo pagamos todo. Ahí dijimos: ‘Esto no puede pasar más’. Me parece injusto que algunas instituciones para las que una juega 14 años no se hagan cargo de las jugadoras”; de allí nace la AFFAR, con la idea de ayudar a las jugadoras en la parte social, además de capacitarlas. Por supuesto; también hay competencias, y es por eso que cada año se lleva a cabo el

“Creemos que la inclusión es el camino, hay que darles la oportunidad a todas. El fútbol también permite inculcar valores solidarios”. torneo de FUTSAL, del que participan veinte clubes como Nueva Chicago, Racing, Platense y Defensores de Belgrano, entre otros. Actualmente, AFFAR es administrada a pulmón por siete personas. Proyectan convocar a otras mujeres y cobrar una mínima cuota social. “Estoy muy orgullosa de la asociación que construimos. Una no toma conciencia de las cosas hasta que las va haciendo. Al principio éramos dos locas”. “Las argentinas somos hinchas del fútbol muy apasionadas. En la cultura general está la creencia muy arraigada de que el hombre juega al fútbol y que la mujer tiene que jugar a las muñecas. Va a costar años sacarla, pero con el tiempo se que va a ir cambiando”. “Hasta hace cinco años, hablar de fútbol de mujeres no estaba bien visto. No existían los

torneos, no había espacios. Algunos lo empezaron a ver como un negocio y, mal que mal, eso sirvió porque comenzaron a habilitar lugares. Todas las chicas que estaban escondidas comenzaron a encontrar un espacio, y de a poco se comenzó a popularizar en distintas clases sociales. De a poco, vamos ganando la cancha”. “Desde los clubes se ponen exigencias pero no observan la situación de las chicas. Su realidad es otra. La mayoría de las jugadoras, además del fútbol, trabaja, estudia o tiene que cuidar a sus hijos. Claramente, el rendimiento va a ser otro. Hay que tomar conciencia y noción de lo que hay detrás de la mujer en el deporte”. “No tengo una meta a largo plazo, voy haciendo en el camino. Cuando una piensa que está todo mal, a veces es necesario ampliar la mirada y ver que hay otras puertas y problemas peores. No conozco personas que hayan triunfado siéndoles todo fácil. Mi consejo es que hay levantarse y seguir. Lo peor que puede pasar es lamentarse por no haberlo intentado, por miedo a fracasar”.

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Reflexiones

PATRIA ORACIÓN POR LA PATRIA Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, Aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, Cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén. 28

La Patria no es la tierra. Los hombres que la tierra nutre son la patria. Rabindranath Tagore La Patria no es un ideal vacío de contenido, es una construcción colectiva donde cada uno es responsable del destino común. Es un barquito de papel cruzando en cada charco los sueños y promesas de su pueblo, viajando siempre hacia el horizonte en busca de un lugar mejor para la vida, latiendo en el corazón del humilde, del excluido, del que vive al ras del suelo. Es de quienes la defienden, la escuchan entre todos los silencios, le lamen sus heridas. Amada por aquellos que claman y denuncian sus dolores, sus maltratos e injusticias cotidianas, la Patria es la entrega plenamente a la causa humana.

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La editorial Santa María colabora con la distribución de la revista Comunicarnos en el interior del país.




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