Comunicarnos Nº160

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REVISTA BIMESTRAL AÑO 17 - Nº 160 - MAYO/JUNIO 2017 - COSTO $45

Declarada de Interés Social por la Legislatura - Cdad. Bs. As.

Cambiar la

MIRADA

Y COMPROMETERNOS A FAVOR DE LA INCLUSIÓN, LA DIGNIDAD Y LOS DERECHOS

Tercera entrega de la Colección “La Patria al hombro – Iglesia y emergencia” documento sobre la Inmigración y el racismo - Sacerdotes de Villas de Emergencia y Barrios obreros de GBA y CABA - Argentina.


pastoral

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Editorial

Sumario .1.

Cambiar la mirada

.2.

No sé que espero… ¡pero espero algo!

.5.

Hoy vas a estar conmigo en mi Reino.

.9.

Cada pibe es un desafío para transformar.

. 12 .

Vincularse desde el corazón.

. 19 .

Tener un corazón atento…

. 20 .

La vida es Hoy.

. 21 .

La esperanza de los jóvenes no se construye con la persecución penal temprana.

. 24 .

Acompañar todas las realidades, ser luz, por más pequeña que sea.

. 26.

Las pibas y pibes SIEMPRE PRIMERO... Frente a la simplificación de las respuestas.

. 28 .

De miradas y puentes.

. 31 .

Cambio gomera por nido de verdad.

Esta edición va acompañada de la TERCERA entrega de la Colección “La Patria al hombro – Iglesia y emergencia”, sobre la Inmigración y el racismo - Sacerdotes de Villas de Emergencia y Barrios obreros de GBA y CABA - Argentina.

Cambiar la

MIRADA

“… Ir saltando las vallas de ese engaño social que cree que la seguridad y el orden solamente se logra encarcelando. Sabemos que no se puede volver atrás, sabemos que lo realizado, realizado está;… que quede en claro que eso no quiere decir que no haya una posibilidad de escribir una nueva historia, una nueva historia hacia delante” Papa Francisco, - Ciudad Juárez – México, febrero 2016

En uno de los salones de la parroquia, entre mate y mate, Ezequiel abre su corazón, “entré un montón de veces padre, la primera fue por robo, duré un día, después caí algunos meses, salí en noviembre y en marzo caí de nuevo. Estuve cuatro veces en el San Martín, una vez en el Agote y dos en el Rocca… y después, de grande, pasé por Marcos Paz, en el pabellón joven, y por Devoto. Los institutos te hacen remaldito padre, si no te haces respetar, perdiste padre. Cuando sos pibe, te verduguean por todo, y vos tenés que pelear… no pensás… Y ahí te endurecés. El corazón se te endurece, no sentís… Ahora siento”. Ezequiel hoy tiene 26 años, ya es papá, y su mirada cambia cuando habla de sus hijos. Él la lucha día a día para dejar atrás la historia de consumo. Forma parte de una comunidad de fe y vida, tiene una familia grande que lo acompaña. Pero ¿qué nos pasa para que un adolescente haya pasado, una y otra vez por los “institutos de menores”? ¿Qué nos pasa como sociedad? Con claridad el Papa nos dice “Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los pro-

blemas. Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la vida de las personas; sus vidas, las de sus familias, las de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de violencia”. “Los adolescentes que están privados de su libertad, e incluso las cárceles en sí mismas, son un síntoma de cómo estamos como sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte. Preferimos encerrar a mirar y afrontar”. Tenemos que aprender a mirar como Jesús. Él miraba con misericordia. Él miraba con ternura, su mirada primereaba e incluía. El otro ya no era un anónimo, no era un descartable. Su mirada hacia surgir lo mejor de los otros. Mirar como Jesús, ese es el desafío. Hay muchos problemas en el mundo, en el país, en nuestra sociedad, en nuestros barrios. Pero los niños y los jóvenes son nuestro presente y nuestro futuro y este futuro debe involucrar a todos. Nadie debe quedar afuera. Jesús es «el profeta de los ojos abiertos», «el hombre de Dios, amigo de delincuentes y prostitutas», «el Profeta de la compasión», «el Enviado de Dios que vivió en malas compañías». Él es el que nos marca el camino: «Yo he venido a buscar y sanar a los que estaban perdidos”. Su llamada es clara. Hay que construir la sociedad de otra manera: los «impuros» pueden ser tocados, los «excluidos» han de ser acogidos. No debemos mirarlos con miedo sino con amor acogedor. Como los mira Dios. Padre Adrián Bennardis

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Mons. Esteban María Laxague SDB, obispo de Viedma Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Penitenciaria.

No sé que ESPERO… ¡pero espero algo!

Inicio mi reflexión con esta expresión: “No sé que espero… ¡pero espero algo!”, de un joven en la cárcel. Esta expresión me cuestiona y me lleva a retrotraerme en el tiempo e imaginarme a ese joven cuando era niño, adolescente… ¿Esperaba algo?, ¿qué esperaba? ¿Alguien conoció y apoyó sus “esperanzas”?… Hace poco, una mamá que habita en uno de esos barrios muy olvidados y con mucha vida siempre en riesgo, me decía: “Tengo que estar agradecida a Dios porque mi hijo no ha matado a nadie y no lo han matado a él, pero ya no sé cómo cuidarlo”. Pocos días después de cumplir los 18 años ya estaba en la cárcel, allí lo encontré, y esa madre sigue angustiada por su hijo. Ciertamente no podemos ignorar, negar, ni ocultar esta realidad de niños y adolescentes en “la calle”. Los vemos en las esquinas de nuestros barrios, allí están, ¿qué esperan?, ¿qué sueñan para el mañana que en realidad es “ya, ahora”? A veces los vemos tomando cerveza o consumiendo drogas, y algunos a lo mejor con conductas violentas. Cuando existen esas conductas violentas recién reaccionamos, allí nos damos cuenta que existen, allí empiezan a ser tema de nuestras conversaciones y surgen nuestros reclamos a su familia, a la escuela, a las iglesias, a la junta vecinal, a la policía, al ministerio de desarrollo, al municipio... Antes nadie se daba cuenta, pero

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ellos estaban, existían, y no podemos negar que los vimos muchas veces pero como si no los viéramos. Ahora sí existen, y los tenemos como un problema urgente a resolver, molestan, son peligrosos... Digamos la verdad: son muchos los que viven en la calle,

Vemos en las esquinas “en la calle” niños y adolescentes de nuestros barrios, allí están, ¿qué esperan?, ¿qué sueñan para el mañana que en realidad es “ya, ahora”? pero los de conducta violentas y responsables de alguna muerte o violaciones o robo con armas son muy pocos. Pero esos poco existen y les tenemos miedo, no sabemos qué hacer... y ese miedo se contagia y lleva a generalizaciones, a pensar de que todo chico en la calle es violento, peligroso; y vemos posibles o reales agresores en todos los adolescentes de nuestros ba-

rrios “ocultos” y “olvidados”. Recuerdo un día, caminando detrás de unos adolescentes de esos barrios, presencié este cuadro: una abuela que estaba en la vereda con su nieto, al ver esos adolescentes algo así le debe haber dicho a su nietito: “Agarrá tu bicicleta, que esos te la van a robar”. Y qué lindo fue escuchar, cuando pasé junto a ese niño y su abuela, al nieto que le decía: “Viste abuela que no son malos, no me sacaron la bici”. ¡Cuántas veces, encasillando prejuiciosamente a tantos adolescentes! Estos prejuicios, y algunos hechos violentos que tienen a nuestros adolescentes como protagonistas, van generando cierto miedo colectivo y empuja a reclamos: “Hay que hacer algo”. Y con el propósito de acallar esos reclamos se instala el


“El Negro” Fernando Cáceres Creo que está bueno conocer el testimonio de Fernando Cáceres “El Negro”, futbolista que se desempeñó en varios clubes argentinos y del exterior. Él nos dice: “Saliendo de la Villa Carlos Gardel el 1º de noviembre de 2009, donde nací, crecí y fui feliz, cuatro adolescentes mayores de 15 años y menores de 18, quisieron robarme hace 8 años. Me dispararon. Y ese balazo me produjo la pérdida de un ojo, además de la perforación del cráneo, que me dejó internado varios meses, antes de una larga rehabilitación. Todo fue muy duro y doloroso, sí, pero no por eso contarán conmigo para apoyar una baja en la edad de imputabilidad, porque no soluciona nada y porque sólo contribuye a seguir obturando las vías que necesitan los chicos para desarrollarse. Lo sé, porque yo fui uno de ellos. No resolveremos la inseguridad encerrando niños de 14 años, ni modificando una ley que afecta una mínima parte del verdadero problema. Si realmente queremos vivir en una sociedad más tranquila, debemos vivir primero en una sociedad más justa, donde los mayores nos volvamos los padres de todos esos pibes que hoy están en peligro, asumiendo que nos corresponde. Sí, nos corresponde, porque nosotros también somos culpables de esa exclusión. A tan corta edad, es muy difícil que un chico pueda discernir sobre sus acciones y consecuencias, si nació sin demasiada suerte y el Estado no

debate, se avizoran soluciones que, lamentablemente, lejos de aportar algo válido tan solo nos distraen de buscar verdaderas soluciones, a corto y largo plazo, para esos pibes sin presente ni futuro. Entre las hipótesis de solución hay quienes proponen la baja de la edad de imputabilidad argumentando que traerá la seguridad para las víctimas y los victimarios. Sin ser simplistas, pero con el realismo que da la vida, esta medida sólo llevará

le dio oportunidades. Entonces, en lugar de caerles con este tipo de leyes, debiéramos caerles con alternativas de estudio, con ofertas de laburo y con todos los canales necesarios para hacerlos sentir queridos y contenidos. Seguramente así, podrán valorar la vida. Y seguramente así, no resulte atractivo salir a delinquir. La vara de imputabilidad es un tema sensible y tengo claro que mucha gente se pronuncia desde la bronca o la impotencia de haber sufrido alguna situación adversa. O simplemente, por estar cansada de dar una vuelta manzana con el auto, para evitar que le roben. Sí, los entiendo y sé que no es cómodo, porque nadie debe vivir así. Pero también es fundamental aceptar fríamente que ningún chico puede ser el responsable de la realidad que atravesamos y que la salida verdadera debe incluir, inexorablemente, a todos los que nacieron en un contexto menos favorable. Como ellos. Y como yo.”

a que adolescentes con causas probadas o simples supuestas causas por transgresión de la ley irán a centros de detención. En teoría podemos soñar que esos centros serán lugares de socialización, educación, salud, que posibilitarán descubrir y concretar habilidades, etc. Pero la realidad ya muestra todo lo contrario: la cárcel está muy lejos de ser un espacio positivo y de adquisición de conductas nuevas… y en realidad ¿lo será alguna vez?

Para pensar una respuesta válida habría que empezar preguntándonos: estos adolescentes, que hoy se manifiestan con conductas violentas, ¿por qué son hoy así?, ¿en su niñez han sido tenidos en cuenta?, ¿tuvieron un lugar en la sociedad?, ¿qué posibilidades tuvieron?, ¿qué modelo y proyecto de vida vieron?, ¿alguna veces pudieron elegir algo o vivieron siempre en la inmediatez del sobrevivir?... y se podrían multiplicar

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“Tu vida cambiará cuando tu cambies”, Centro de Atención a Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal de Castañares interrogantes. Tomar en serio estas preguntas es ciertamente el camino para salir al encuentro de tantos chicos que viven en la calle. Hacernos estas preguntas y buscar responderlas con honestidad, es el inicio para ir descubriendo caminos de vida plena para esos chicos de conductas violentas, como para tantos otros que felizmente no tienen esas conductas pero que, en su silencio, en su estar en la calle, en su deambular están diciéndonos: “Existimos, esperamos algo, necesitamos las manos amigas de la sociedad”. Muchas veces llegamos tarde para hacernos estas preguntas y unir esfuerzos para dar soluciones. El debate que hoy se instala puede ser la oportunidad para no llegar otra vez tarde. No hace mucho, un padre de familia, obrero del mundo de la construcción, padre de tres hijos me decía: “Cuando el párroco me invitó a la pastoral carcelaria descubrí cuánta responsabilidad

tenemos todos frente a esos jóvenes detenidos”. Y agregaba: “Al entrar en la cárcel vi que muchos me miraban como si me conocieran, y claro que me conocían y yo los conocía, ¿cómo no conocerlos si eran los chicos del barrio que a veces corríamos porque con la pelota o las piedras rompían un vidrio o rayaban un coche?” Los chicos del Barrio, son del barrio, son de las familias del barrio, son de la comunidad con sus instituciones: escuela, club… Son nuestros… pero cuántas veces no son de nadie. Concluyo invitándonos a

contemplar el actuar de Dios Padre con su hijo Caín. No sé qué edad tendría Caín, imaginémonos la misma que la de uno de esos pibes de la esquina. Caín tiene una causa, un crimen en su expediente. Genera miedo. Si fue capaz de matar a su hermano, ¿hasta dónde llegará? Aprendamos de Dios Padre no sólo no lo abandona ni le quita la libertad, sino que se compromete de cuidarlo para que sea un hombre de bien, tenga trabajo, forme su familia, sea alguien en la historia (no dejemos de leer Génesis 4,14-17).

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CASA LIBERTAD Espacio destinado a la acogida y acompañamiento integral de las personas en conflicto con la ley - Familia Grande del Hogar de Cristo.

Hoy vas a estar comigo

en mi

REINO

En el barrio de Flores, sobre Martínez Castro y cerca de Av. Eva Perón, se encuentra una casita que es similar a otras del barrio, pero nada más cruzar la puerta, uno intuye que algo de la vida se juega diferente en ella. Conocer la Casa Libertad fue una experiencia intensa y profunda… Fue descubrir nuevos rostros y voces de esta Familia Grande que es el Hogar de Cristo, y encontrarnos con otros, ya familiares, de vernos y cruzarnos en el camino compartido. “Desde que empezamos a acompañar a los chicos que tenían dificultades con el Paco vimos que la enfermedad y los problemas judiciales eran dos temas a los que teníamos que dar respuesta”, cuenta Gustavo Barreiro, el Hermanito, el día de la inauguración de la Casa; “y esta Casa busca, creativamente,

ser una respuesta. Cuando los chicos salen de los penales, de madrugada, sin nada, cuesta mucho arrancar; entonces que puedan venir a un lugar amigable, y empezar con el pie derecho, con una camita, un plato de comida, una SUBE para viajar en colectivo. Alguien que ya haya pasado por esa situación y los entienda, mejora mucho. Es buscarle jun-

de es el fruto d a t r e b li a L n y se vive e n ió c la e r a un d. comunida

tos la vuelta”. Agustina Osorio es una de las personas encargadas de Casa Libertad y nos cuenta un poquito más en detalle la idea del dispositivo. “El sentido más importante de la Casa es acompañar en lo inmediato a las personas que recuperan la libertad y que sea un lugar de acogida para los pibes que salen a la nada misma y que no tienen dónde ir. Que puedan estar acá unos días o un par de semanas hasta que se acomoden, que puedan empezar a armar su vida y se vayan poniendo de pie. Los chicos ya vienen con un vínculo con el Hogar de Cristo desde antes, y mientras estaban en la cárcel alguien -de alguno de los hogares- los estuvo viendo. Y nos vienen a ver las familias de los chicos que están en los penales y hay que acompa-

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PAPITO Papito es ya parte del equipo y un referente significativo de Casa Libertad. Pasó, entre cuatro condenas, 18 años en la cárcel, pero sin acompañamiento. La última vez que salió, en 2009, conoció el Hogar. “Yo al Hurtado llegué hace 8 años acompañando a mi hermano que estaba con problemas de alcohol y de sustancias, y me fui enganchando. Habían pasado cinco días que estaba libre y en el Hogar encontré un lugar que contiene, donde no te cierran las puertas, una familia. Hoy trabajo en la cooperativa desde hace seis años y eso me va ayudando, si no estaría preso, porque mi adicción era robar. No sabía hacer otra cosa. No sabía lo que era un trabajo”, nos dice Papito y remarca con firmeza: “sin el Hogar y sin los curas villeros, más de uno no estaríamos hoy acá, no seríamos nada”. ¿Y vos vas a los penales a visitar a los pibes que están presos? Sí. Cuando me lo propusieron, lo primero fue decir que no. No quería volver ahí después de haber estado tanto tiempo, porque yo sé como son las cosas en ese lugar, cómo te bardea la policía, la peleas internas que hay, la droga… Porque ahí adentro también hay mucha droga. Después me puse a pensar cuántas personas

ñar esa realidad también. No es solo la persona que queda adentro sino también la persona que está afuera, velar por ella, tratar de ayudarla en lo que se pueda con las necesidades que van surgiendo, y dejar un poco de tranquilidad para los dos lados. Y si bien es un lugar temporario, esperamos que, como en las otras casas, se dé un clima de familia. Como es el espíritu del Hogar de Cristo”, remarca Agustina. Rubén, que también es parte del equipo desde hace más

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me fueron a visitar a mí cuando estaba preso, tanta gente que no conocía… y si lo hicieron por mí, ¿por qué yo no lo podía hacer por otro? Es fuerte entrar con las dos manos adelante y no atrás esposadas; me encontré incluso con pibes que estuvieron presos conmigo y me dicen: “¿Otra vez estás preso? No, vengo a trabajar. Me gusta dar una mano, aprendí esto y me gusta. Hago lo que puedo. Papito también está ilusionado con este nuevo espacio que el Hogar de Cristo está abriendo para las personas en conflicto con la ley: “Estoy contento con esta Casa, va a ser un lugar donde los chicos que salen estén contenidos. Yo estuve en la calle y salí de estar en cana y volví a la calle. Me largaron a las cuatro de la mañana con una mano atrás y otra adelante. No tenía plata ni para pagar el boleto”.

tiempo, piensa en voz alta: “Las cosas que sucedan no las vamos a poder evitar, pero tal vez podemos armarnos con experiencias. Hoy mismo, los que estamos acá, transitamos momentos diferentes, algunos han entrado recientemente, otros hace mucho que han recuperado su libertad, otros por ahí no pasaron por ese tránsito, pero la situación los convida a que puedan tener esa complicación. Entendemos que lo que uno vivió de una manera y pudo encontrarle la vuelta y estar mejor, puede servirle a

otro. De hecho son los mismos muchachos y muchachas que han estado presos los que visitan las cárceles. Siempre rescato la experiencia que tiene Jorge, “Papito”, como lo conocemos todos, que ha estado de un lado y del otro. Y él, incluso después de haber pasado por esa experiencia es el que más visita los penales…, lo cual es muy raro, ¿quién quiere volver a entrar a un penal una vez que está libre?” Liliana es abogada y psicóloga social, hace cinco años empe-


zó a trabajar en el Centro barrial del Hogar de Cristo Padre Carlos Mugica en la villa 31, donde el padre Eduardo Drabble, que era el director en ese momento, le propuso empezar a hacer acompañamiento en cárceles. “La intención del Hogar es no desamparar a los jóvenes aún cuando caen presos, donde más vulnerabilidad hay, donde la soledad es muy grande. Para mí era algo nuevo, incluso siendo abogada nunca había visitado un penal, así que desde hace cuatro años visito a los chicos y chicas

en cárceles, desde la mirada del Hogar, donde tratamos que ellos sientan un momento de libertad, de amor y de acompañamiento, que se sientan hermanos junto con otros privados de la libertad que también son del Hogar de Cristo. Lili nos cuenta acerca de su ahijado David, quien salió de la cárcel a principio de diciembre: “Había estado dos años preso. Hicimos un buen acompañamiento mientras estuvo privado de libertad y pudo revertir mu-

chas cosas. Y en enero y febrero quería buscar trabajo, ‘alguna changuita’, no quería volver a hacer lo que hacía cuando estaba muy comprometido con la droga y con el delito, que era limpiar vidrios en una esquina. Él mismo nos decía ‘yo no quiero hacer lo que hacía cuando no estaba bien, para conseguir una moneda para ir a drogarme, quiero un trabajo que sea digno’ “. Los chicos llaman trabajo a cosas que para nosotros no son bajo, salir a cartonear o salir a

DANIEL Daniel también estuvo yendo a los penales y hospitales a ver a otros pibes hasta hace muy poquito, cuando lo atropellaron, justo cuando salía de visitar a uno de los chicos del hospital. Ahora tiene para un tiempo largo de rehabilitación, pero por suerte no perdió la pierna que tenía muy comprometida. “Durante seis meses fui los sábados al penal de Marcos Paz y los miércoles al penal de Ezeiza”, nos cuenta. Daniel llegó al Hurtado en 2012. “Llegué porque me tuve que ir de donde vivía por un allanamiento, empecé a ir al Hogar, pero durante mucho tiempo la verdad es que la piloteaba, porque en la semana íbamos con los pibes bardeábamos y conseguíamos droga. Siempre me querían hacer hablar con la psicóloga, pero era lo que menos quería hacer en mi vida; y recuerdo que un día, antes de mi cumpleaños, me fui al Hurtado para que me regalasen algo, mirá mi cabeza, yo vivía ahí en la villa, tenía mi nena de 3 años y ya había tenido problemas con la policía. Después de almorzar, Luciana, la trabajadora social, empezó a hacerme preguntas sobre mi nena y sobre Mayra, la mamá. Y me tocó por el lado de mi hija, ‘¿no te querés internar?’, me pregunta. Así que nada, voy y me interno por primera vez en mi vida. Estuve trece meses internado. Me fui a inter-

nar para guardarme y para que me sacaron adelante, me escapé tres veces de la internación, una vez fui a robar y consumí… Pero de a poco me fui blanqueando. Entendí que cuando salía no podía juntarme con los que me junté toda mi vida porque nunca me llevó a buen resultado. Empecé a bajar un par de cambios, terminé la secundaria que ya la había empezado; y me rehabilité de la cintura de un enfrentamiento que tuve en el 2012. Ahí ya estaba trabajando en el Hogar de Cristo. Y el 25 de abril del año pasado se me cerraron todas las causas, fue uno de los días más felices de mi vida. Cuando visito a los chicos que están presos siempre les digo que se puede salir. Yo lo entendí, estando en cualquier situación, si vos le ponés voluntad y querés salir, con el acompañamiento del Hogar y de otros podés salir adelante. Yo acompaño a todo el mundo porque sé lo que es estar solo, esperar una visita de un fin de semana al otro y que no llegue.”

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robar para ellos es un trabajo. Y no consiguió, y la frustración pudo más y volvió a delinquir. Hoy tiene 8 meses de condena. Estábamos en tratativas para que pudiera venir acá, a Casa Libertad y hacer algo. Seguimos trabajando y acompañándolo desde ahí. El acompañamiento es muy importante”. “Así de compleja y ambiciosa es la propuesta, nada está hecho, todo está por hacer y conocer”, afirma Rubén. “La experiencia en sí misma no es una experiencia que podamos sacar de otro lugar y replicar sino que la misma realidad nos va mostrando por donde caminar”.

La Misa, el día de la inauguración de Casa Libertad, fue celebrada por Toto de Vedia junto a los sacerdotes Charly Olivero y Adrián Bennardis; y la lectura del Evangelio elegida fue la del “Buen ladrón”, y fue el Padre Charly quien habló sobre la Palabra. “A ese ladrón que estaba condenado con Jesús, la tradición le

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puso el nombre de Dimas, San Dimas es el buen ladrón, el primero que entra al cielo. Es el primer acto de Jesús como rey “hoy vas a estar conmigo en mi Reino”, reflexiona Charly. “Y en ese momento se cortan las cadenas que a este hombre lo tenían preso. En este tiempo aprendimos que la libertad es el fruto de una relación, es un punto de llegada

y necesita una relación que te hace libre. La mamá que confía en el nene, no porque el nene sea confiable, sino porque en su acto de confianza el nene va a ser confiable. La libertad, es justamente la experiencia de poder elegir, porque soy confiable, porque soy digno de confianza. Se apoya en una relación, Dimas está compartiendo una relación con Jesús, son compañeros de crucifixión, son compañeros. En esa mirada, en esa relación, este hombre se hace libre. Y la Casa Libertad está pensada justamente así, como un lugar donde el amor nos haga libres, donde las relaciones entre nosotros nos den posibilidades de elegir; buscamos ir contra la corriente de una sociedad que te dice “tenés todo para elegir”, olvidándose de los contextos en los que crecemos y los condicionamientos que tenemos. Te dejan

solo y cuando metés la pata te dan con todo; y cuando salís del penal están ahí para dejarte solo. ESO NO ES LIBERTAD. La libertad es el fruto de la relación y se vive si hay comunidad. Por eso nosotros queremos hacer comunidad con los que son descartados por haber atravesado un tramo de su vida en el penal; como hacemos comunidad con los que son descartados por consumir paco, por estar en la calle. Hoy queremos dar un paso más, y ser comunidad, y ser parte de esta familia grande del Hogar de Cristo acompañándonos, justamente en el camino hacia la libertad”. “Estamos seguros que estamos caminando en Dios”, confirma el padre Charly finalmente. “Cuando empezamos, Bergoglio nos hablaba de recibir la vida como viene; y recibir la vida como viene es la espiritualidad del Hogar de Cristo. Es mucho más que un posicionamiento frente a la apertura de nuestros centros, es comprender que esa persona que llega es el mismo Dios que está tocando la puerta, que la voz de Dios se expresa en las cosas que van pasando. Desde el principio estuvimos abiertos y fuimos acompañando a pibes, pibas, hombres y mujeres que estaban privadas de su libertad. Acá llegamos también como fruto de un camino. Hoy le pedimos a Dios que no nos suelte la mano, que nos siga mostrando el rumbo, y que podamos, a través de esta herramienta nueva, caminar hacia la libertad. Hacia una comunidad más cariñosa, más cuidadosa, más cristiana y más libre”.


Entrevista a Ignacio González Director del Centro de Régimen Cerrado Manuel Rocca.

Cada PIBE es un desafío para transformar Me quedó grabado en el corazón la imagen de una de ellas, de unos 15 o 16 años, que venía a visitar al papá de su chiquito que era apenas un bebé. Espero un rato hasta que Ignacio me recibe en su oficina donde la charla surge espontá-

Es la esquina de Charcas y Darragueira, en el barrio de Palermo, una escalinata de pocos peldaños nos introduce en ese inmenso edificio casi centenario, de paredes altas y anchas que recuerda por su porte a las antiguas escuelas, pero no lo es. Allí funcionó durante muchos el Instituto Luis Agote. Viví 25 años a dos cuadras de este edificio y nunca había entrado en él. Es día de visita y mientras espero que me reciba Ignacio González, director del centro Rocca, comparto el pasillo de entrada con los familiares de los chicos aquí alojados. La mayoría son mujeres, muchas y muy jóvenes, madres, parejas…

Murales del Bicentenario- Belgrano

neamente, sin casi preguntas ni presentaciones… Me cuenta que durante mucho tiempo trabajó en la Colonia Gutiérrez, en Marcos Paz. La misma estaba compuesta por varias residencias de libertad restringida donde empezó como operador en el 2000, fue Coordinador Convivencial y llegó a director de la colonia en el 2012. “La institución penal es muy compleja”, nos cuenta, “y en un cargo directivo no podés estar por períodos muy extensos, no sólo porque es desgastante sino en función de

lo que podés brindar a una institución, nunca le vas a dar con la misma intensidad el primer año que el quinto”. El año pasado, después del trágico motín en el Centro Manuel Rocca, lo convocan y le ofrecen la dirección del mismo y el Rocca fue trasladado al edificio donde funcionaba antes el Agote. Hoy tiene una población de entre 38 y 40 pibes mayores de 16 y menores de 18 años. “Era una institución que estaba quebrada, venían de varias situaciones muy traumáticas,en 2015, a lo que se les sumó el motín en abril de 2016”, recuerda. “En unos pocos días de venir y hablar con los pibes entendimos cuál era la falencia del abordaje, la falta de escucha y la falta de respuestas. Había una ausencia muy clara de los adultos”. ¿Cuál es hoy tu mirada frente a la institución? Lo primero fue repensar la institución en función de los pibes, no de los adultos. Creo que en los últimos años con la gestión anterior se avanzó muchísimo desde el abordaje socioeducativo

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El Centro Rocca, junto al Centro San Martín, ubicado en el barrio de Flores, albergan a unos 40 pibes cada uno y en el Centro Belgrano, en el barrio de Balvanera, hoy hay unos 20 pibes. Estos tres Centros conforman lo que históricamente eran conocidos como “Institutos de menores”, y hoy se denominan Centros de Régimen Cerrado y, junto con las Residencias de Libertad Restringida Almafuerte Juana Azurduy y Simón Rodríguez, conforman las modalidades dentro del sistema penal juvenil.

dentro del sistema penal aunque hubo muchas cosas que se podrían haber hecho y no se hicieron. La delincuencia y los pibes son un tema que es difícil que el estado pueda visibilizar. Sale en agenda frente a un determinado hecho que se hace mediático y todo el mundo habla de eso, pero después el tema cae, muere, y seguimos igual. Nosotros creemos en romper la lógica carcelaria, no naturalizar malas prácticas que nos transformen en academias de preparación previas a una cárcel de mayores. Para nosotros estar en estos lugares es un desafío que nos compromete y nos convoca. Y los pibes, cuando los sacás de esa lógica, lo agradecen. La base de toda nuestra intervención es la accesibilidad de derechos, en la historización de los pibes te das cuenta que eso no estuvo nunca, nunca tuvieron ese acceso a los derechos que deberían haber tenido, entonces es una parte importante, porque al no estar, los pibes terminan involucrados en situaciones de riesgo o en cuestiones que son complicadas. Apostamos a que ellos tengan

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“Soy un convencido de que a estos lugares hay que llenarlos de contenidos y no quedarse en el reduccionismo de “si delinquiste, quedate encerrado”. escenarios socioeducativos donde puedan transitar el encierro desde otro lugar. Presentarles diaria y cotidianamente espacios de formación, de reflexión, de esparcimiento, y sobre todo desde la palabra y el diálogo, poniendo el acento en la escucha. Cuantas más personas y propuestas externas a las instituciones intervengan con los pibes, será mejor para ellos y para las instituciones. Acá, a veces, sin darte cuenta, te termina tomando la lógica del encierro, y el primer síntoma es cuando no dejas que nada entre. Por eso cuando el Padre Adrián se acercó a compartir el laburo que venían haciendo en el San Martín para poder replicarlo acá, le abrí las puertas desde el primer momento, sobre todo con esta idea que él tiene de que los pibes puedan contar con un recurso y un lugar de referencia una vez afuera. Algunos sufren más vulneración social y, por contexto y situación, terminan delinquiendo. Siempre digo que el pibe en calle que arrebata un teléfono y sale corriendo, claramente lo hace por un acto de supervivencia.

Otros están más implicados con el delito y te dicen: “Mirá Nacho, me encantan los talleres y todo, pero yo cuando salga necesito el mango…” Vienen de estructuras familiares que tienen que ver con esto y que es muy difícil romper. No son la mayoría, pero para mí el desafío más grande son esos pibes. Hijos de padres que caen en cana y le pasan la posta a los chicos, cuestiones que se van heredando. Son los que tienen los casos más complicados y son muy diferentes al pibe de calle. Todos viven en el mismo lugar y vienen de los mismos barrios. ¿Cómo es la mirada que el poder judicial y los jueces tienen sobre los pibes? Muchas veces criminalizan la pobreza, no contextualizan la historia de los pibes, sino que ven sólo un hecho cometido. Nuestra tarea es de un alto grado de responsabilidad, historizar a los pibes en función de sus recorridos y sus vidas. La justicia decide pero nosotros sugerimos, y en ese andamiaje, en los informes que mandamos, cumplimos un rol muy importante. Hay causas que no tienen solidez y no deberían seguir alojados acá, pero muchas veces la justicia tiene esta mirada tutelar donde se tutelariza lo penal, lo cual es un error terrible, por-


Un alto porcentaje de los pibes que cometen delitos lo hacen estando drogrados, el consumo atraviesa a los pibes más allá de estar o no en calle.

que a veces se tiene una mirada proteccional sobre dispositivos penales. Esto también es consecuencia de que no hay un sistema proteccional que aloje a estos pibes, porque cada institución se reserva el derecho de admisión y es difícil que tomen pibes que vienen del sistema penal. Es una deuda pendiente del sistema mismo y de la sociedad poder plantar en el territorio hogares que puedan absorberlos, pibes que quizás hayan tenido una o diez tentativas de robo o un robo o un hurto, y que deberían estar en un hogar proteccional donde se los acompañe, se los contenga, se los anote en la escuela y poder garantizar la accesibilidad de derechos. Estos pibes son, gene-

ralmente los pibes de calle, sus procesos son muy cortos, pero afuera no tenés opciones dónde alojarlos, dónde derivarlos, entonces terminan rápidamente volviendo a la situación de calle y al sistema penal. ¿Qué pasa con el consumo y el delito? La mayoría de las veces te encontrás con pibes que se inician en el delito a través del consumo, obviamente que hay disparadores y cosas que los encauzan hasta ese lugar; y no siempre es en la esquina, como se piensa, muchas cosas terribles empiezan en sus hogares o en instituciones donde hay una vulneración de derechos. Terminan en la esquina porque están solos, no van por elección propia.

Un alto porcentaje de los pibes que cometen delitos lo hacen estando drogados, el consumo atraviesa a los pibes más allá de estar o no en calle. Eligen la esquina como lugar de referencia y grupo de pertenencia, atravesado por el consumo. Y esto no se resuelve ni reprimiendo, ni bajando la edad de imputabilidad y metiendo a más chicos presos. Con la intolerancia y poniendo una muralla no se va a lograr nada. Necesitamos como sociedad poder ver otra cosa en los pibes más allá de un delincuente o de un hecho supuestamente cometido. Sin idealizarlos, pero un pibe no es el delito que cometió. El trabajo siempre es en pos del egreso. La preparación para el afuera es lo que interpretamos de estos lugares y ese es el mensaje que hay que darle a los pibes. Insisto, es fundamental transitar estos lugares desde el diálogo, la escucha y acompañando a los pibes en estos procesos. Que no se quiebren, como pasa generalmente en sitios como éste. No sacar pibes quebrados a la calle, al contrario. Transformar esos destinos que los pibes tienen tan marcados. Cada pibe es un desafío para transformar.

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Comisión de Niñez y Adolescencia en Riesgo.

VINCULARSE desde

el CORAZÓN

“El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad que afectan a todo el entramado. “La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando espacios de participación ciudadana, servicios sanitarios y acceso a los servicios básicos por nombrar sólo algunas medidas”. Francisco - Ciudad Juárez – México, febrero 2016. La realidad, difícil y compleja de los pibes y pibas que están en los centros de privación de libertad para menores de edad es una realidad que está muy escondida. Ya Don Bosco, en su época, cuando visitaba las cárceles de Turín, donde había muchos menores de edad reflexionaba: “Si alguien se hubiera ocupado de ellos, hoy no estarían aquí”. Del mismo modo hoy, como Iglesia, acompañamos esta realidad de tantos niños, adolescentes y jóvenes que la historia fue marginando. Joaquín Ledesma es seminarista y visita los “institutos” des-

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de el 2015: “Cuando estaba como seminarista en La Redonda de Belgrano, me acerqué a compartir con los chicos en situación de calle de esa zona, a escucharlos y acompañar lo que ellos iban viviendo. Son chicos que viven muy marginados y apartados de su familia, y la misma calle es la que los lleva a tener conflictos con el consumo y con la ley. Entonces terminaban presos en los penales para adultos los que eran mayores de edad y, una gran mayoría, que era más chicos, en los centros de régimen cerrado. Yo iba a trabajar a la villa 21 y siempre tuve claro que el llamado de Dios al sacerdocio era desde los más pobres y margina-

dos, porque en la villa descubrí esta realidad de los chicos, que por problemas de consumo, de violencia, terminan excluidos o en la calle, y pienso que el acompañarlos tiene que ser de manera integral, cuando cometían un

delito y terminaban presos, también ahí acompañarlos; y en esos momentos es cuando ellos más valoran que uno esté. Porque hay una situación límite que los atraviesa y hay una necesidad real y concreta de alguien que los pueda acompañar a la par, sin ningún interés de por medio; y llevarles a la vez una palabra de aliento que venga de parte de la Iglesia y de Dios. Macarena es parte del grupo de jóvenes misioneros marianistas, tiene 22 años, y empezó a visitar a los chicos y chicas que estaban detenidos hace dos, movida por la curiosidad y con el preconcepto de que si los chicos hacían las cosas mal estaba bien que estuvieran encerrados y lejos de la sociedad. “Cambió mucho mi mirada desde que empecé a ir, porque me encontré con chicos y chicas mucho más parecidos a mí de lo que me imaginaba, pero con una realidad limitante que los marginaba, los ponía como en cajas, como diciendo ‘vos tenés que pasar por esto’“. Y me encontré que tienen ganas de vivir, pero que les cuesta mantener esas ganas, les cuesta tener sueños y pensar que pueden realizarlos. Cuando voy me encuentro con pibes y pibas que son muy inteligentes, muchos,


muy piolas, que tienen ganas que les hagan propuestas con buena intención, desde el amor, que no los lastimen, que necesitan contención. Son chicos que hicieron algo mal, pero si ellos no se dan cuenta y no eligen hacer algo distinto, van a salir y va a ser lo mismo. Entonces es importante que ahí adentro se encuentren con ellos mismos y que sueñen ser algo distinto. Me motiva ir porque sé que lo único que nos queda de los demás es como nos hicieron sentir, y creo que hacer sentir bien a los chicos cuando vamos, es muy fuerte y ellos, sin darse cuenta, cada vez que voy, me hacen sentir bien a mí”. Fede, otro de los jóvenes que forma parte del grupo desde el año pasado, agrega: “Nos esperan nos dan lugar. Preguntan cuando uno de nosotros no va, para ellos no es lo mismo… Como a muchos del grupo, nuestros amigos o la propia familia nos cuestiona porqué vamos o a qué. Creo que les da miedo, porque no conocen. Pero cuando hablás con los pibes, ves que no tienen muchas

“A veces me da la sensación que todas las historias tienen este trasfondo común de chicos que no tuvieron oportunidades”. Joaquín oportunidades y no siempre pueden elegir lo que quieren, entonces dejás de juzgarlos. Yo empecé yendo al Almafuerte, que es de libertad restringida, y después al San Martín, que es de régimen cerrado. Al principio cuesta. Te ven distinto, te tratan de cheto, pero con el tiempo te van conociendo y por ahí van viendo que no somos tan distintos”. Joaquín vuelve a retomar la

palabra: “Lo más importante es vincularse desde el corazón con la otra persona, cosa que se logra cuando pueden tirar abajo esas barreras defensivas, que son fruto de la experiencia, de que nunca pudieron confiar en nadie, de que nadie les dio una oportunidad. Vamos porque creemos en la persona, creemos en que puede salir adelante y porque esa persona no es el delito que cometió. Y capaz que eso sirve también para que la persona crea en sí misma, en el valor que tiene como persona, en el valor que tiene como hijo de Dios”. Con la llegada del Padre Adrián Bennardis a la Comisión Niñez, Adolescencia y Familia en Situación de Vulnerabilidad Social, hace apenas un año, de a poquito otros jóvenes empezaron a involucrar el corazón y comprometerse con esta realidad. Desde la Comisión nos contactamos con Joaquín y con el grupo de jóvenes misioneros marianistas que ya iban a los centros, vinculándolos entre ellos junto con jóvenes de otras parroquias. Adrián visitó los distintos dispositivos y conversó en profundidad con los directores de los

mismos. “Hay que abrazar esta realidad, poner el corazón en esto, para poder transformarla del algún modo”, dice con convicción Adrián, “pero no podemos quedarnos sólo en el pibe que hoy está preso, nuestra tarea busca potenciar los espacios educativos y comunitarios y acompañar a las familias”. Y también mirar con ellos, con cada uno de ellos, apenas un poco más de cien son hoy los chicos privados de su libertad en Ciudad de BsAs, podemos, con cada uno de ellos, pararnos a su lado y estar ahí para cuando salgan. Y ser también Iglesia ahí, para que haya una propuesta de vida para el después que rompa con el círculo de pobreza y exclusión, que los conduce siempre a los mismos lugares”. La propuesta para este año tiene entonces dos partes, por un lado, formar un grupo de jóvenes más numeroso para poder visitar todos los centros, tanto los de régimen cerrado como los de libertad restringida de CABA, para poder acompañar y abrazar a todos los pibes y pibas que están sufriendo en estos lugares; y por otro lado, una vez afuera no soltarles la mano y conectarnos

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con Casa Libertad del Hogar de Cristo, para que los acompañe. El trabajo ahí nos llama a un compromiso mucho mayor en todos los niveles, no tiene que ver sólo con el dispositivo de encierro, sino con acompañar a cada pibe de manera integral en todos los contextos en los que vive. Convencido, Joaquín remarca: “Las personas que viven estas situaciones tienen las llaves

y todo el potencial para salir adelante, lo que pasa es que faltan las oportunidades para poder hacerlo, para poder caminar. Sólo basta con ver en nuestras parroquias en los barrios, cuando los mismos vecinos son los que tienen la oportunidad de construir la iglesia, son las iglesias que se llenan, las que le dan un aire a la misma iglesia. Ver cómo los jóvenes cuando se les

da ese lugar en la iglesia o tienen esa oportunidad no lo desaprovechan y son los que después se ocupan de los más chicos. Y creo que en ese mismo nivel, con los chicos presos, también se puede trabajar y confiar que los pibes pueden tener un protagonismo después en la Iglesia o en la sociedad, y la mayoría de ellos quieren tener esa oportunidad y salir adelante”.

Rivales, NO enemigos Bajo este lema, queremos presentar la primer campaña oficial llevada de manera conjunta entre varios equipos de la Primera. Christian Gribaudo Secretario general del Club La paz social, no es un estado. Atlético Boca Juniors y secretario La paz social es una construcción de la Fundación Boca Social comunitaria. Para alcanzarla, todos debemos, desde nuestro espacio, decidir y soñar alcanzarla, ponerla como meta, como objetivo a construir. Los clubes de Futbol, fuimos identificados por mucho tiempo como espacios donde la paz no la podemos vivir ni dentro de los clubes, ni en los encuentros deportivos donde nos enfrentamos. Dentro de los clubes, muchas veces se dice que “no hay paz…” porque los equipos pierden partidos, o pierden puntos, o por las decisiones que se toman… Pero eso, no es la verdad. La verdad, nunca es absoluta. Si bien la vida de los clubes se movilizan de acuerdo a los resultados deportivos, también es cierto que cientos de personas que allí trabajan, no se fijan en ese resultado parcial, del momento, sino que siguen su vida ordinaria construyendo lo mejor que puedan desde su lugar para que el club sea un espacio para disfrutar en familia, entre los socios y porque no, entre los vecinos que allí se acercan.

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También, en la vida ordinaria de los que participan de los encuentros deportivos, se dice que no hay paz en los alrededores al finalizar esos encuentros. Pero eso, tampoco es asi… al bajar las escaleras, muchas veces la bronca se termina al encontrarse de nuevo con sus amigos, familiares en el estadio o en la casa. Y ahí, continua la vida ordinaria… Por eso, creemos que la paz, la debemos mirar como ese camino que se construye en silencio cada día en el trabajo, en la escuela, en la familia, en la comunidad… en fin, la paz es un derecho y un deber. No podemos pedir paz, sino la construimos. Hoy, queremos continuar este camino, queremos dar otro paso para ayudarnos y ayudar a la sociedad a seguir en esta senda. Los Clubes, SOMOS RIVALES NO ENEMIGOS… porque nuestros enemigos deben ser la exclusión, la falta de solidaridad, la violencia en todas sus expresiones, la droga… Esa es la batalla. Los partidos, son solo encuentros deportivos donde cada uno querrá triunfar; pero la verdadera batalla la debemos dar todos juntos. En concreto, la experiencia de acercarnos al Centro de régimen cerrado San Martin ha sido para muchas de las personas que participaron, la primera vez en su vida. Por esto, creemos que la acción es una acción que da en la tecla porque logra unir la pasión del futbol y una necesidad puntual. De esta manera, sabemos que aportamos un granito de arena, pero suma a esta construcción y al trabajo silenciosos que tantos llevan adelante cada día.


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Escuelita CategorĂ­a 2004 a 2010

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Pbro. Juan Bautista Xatruch Párroco del Santuario de Jesús Misericordioso.

i pueblo

La fe de m

Tener un CORAZÓN atento… Desde hace pocos días estoy en el Santuario de Jesús Misericordioso, en el barrio de Villa Urquiza. Y justamente pude participar de las Fiestas Patronales donde fue mucha la gente se acercó para su Fiesta. Hubo misas cada dos horas. Nuestro Arzobispo, el Cardenal Mario Poli, presidió la de las 19 hs, y el Vicario de Devoto, Mons. Juan Carlos Ares, la de las 13, en las que administró los sacramentos de iniciación a adolescentes, jóvenes y adultos.

Es muy fuerte, en esta devoción, confesarse para disponerse a recibir la indulgencia, y también recibir una bendición especial a través de la imposición de manos individual. Quedé impresionado sobre todo por la búsqueda del perdón de Dios. Algunos esperaban pacientemente dos horas para poder confesarse. El lema que animaba la Fiesta

de este año fue: “Jesús Misericordioso, ayúdanos a caminar juntos”. Y pensábamos qué importante era pedirle esto a Jesús frente a tanto enfrentamiento y

división que se palpa en lo cotidiano en nuestras casas, en el barrio, en la Nación. Justamente en el recibir el perdón y el experimentar el servicio de tantos hermanos que ayudaban a que esto fuera una fiesta. Otra cosa que me conmovió, y que uno en realidad constata en tantos Santuarios, es la generosidad de tantos servidores que dan su tiempo para recibir al Peregrino. El cansancio se siente al final del día, pero lleno de haber compartido la alegría de la fe con tantos hermanos. Lo que nos ayuda, a los que participamos de la vida de los Santuarios, es justamente experimentar la

fe que nos anima a tantos y que nos hace tan bien compartirla y celebrarla. También es necesario, para uno, como servidor, tener el corazón atento para que la preocupación por prestar bien el servicio no nos haga perder de vista la fe del hermano. Cuánto llena el corazón detenerse y observar como expresa la fe el peregrino, con qué fuerza pone ante Dios sus intenciones, con qué alegría participa en la celebración, con qué confianza se acerca a tocar la imagen, y cómo en su mirada pone toda la vida. Poder ver todo esto, llena el corazón. Y también pensaba que era bueno tener el corazón atento para descubrir qué es lo que el Señor Jesús nos quiere decir con todo esto, qué nos querrá despertar en el corazón. No solamente estar pendiente de la tarea, sino que también pueda saber recibir lo que Él quiere sembrar en nosotros. Esto es lo que siempre me impresiona en los Santuarios, esa fe que se hace vida y oración, y alimenta mi propia fe y mi modo de acercarme a Dios, con una confianza que se alimenta en la grandeza y profundidad del amor que el Señor me tiene y nos tiene a todos. Agradezco esta nueva oportunidad que Él me dio para seguir caminando en la vida con esperanza. Y siempre haciéndolo junto al hermano que también peregrina. Que el Señor me dé un corazón atento…

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Pbro. Walter Machetti Párroco Nuestra Señora de Balvanera - Santuario de San Expedito

i pueblo

La fe de m

La vida es HOY

Desde la parroquia Nuestra Señora de Balvanera - Santuario de san Expedito Lo que era una pequeña capilla en honor a Nuestra Señora de Balvanera, al comienzo del S. XIX, se trasforma en la denominación de una gran zona de la ciudad que va creciendo constantemente y que le da identidad al barrio. Pero hubo un acontecimiento que marcó la historia de la Parroquia, en enero del 2004 se en-

Hace cuatro años que voy a agradecerle y muchas veces a pedirle favores a mi San Expedito. Empecé yendo sola y con el tiempo me siguió toda mi familia. Él hace que lo imposible sea posible y cada vez que estuve mal, ya sea anímicamente o económicamente Él estuvo siempre ahí dándome la fuerza y alumbrando mi camino para seguir adelante.

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cuentra detrás del altar mayor una imagen de san Expedito, se la restaura y se la presenta a la veneración. A partir de ese momento se dio una manifestación cada vez mayor de piedad popular, a tal punto que podemos decir con se-

tirse al cristianismo y le decía: “Cras… Cras… Cras… ”, que significa Mañana… Mañana… Mañana. San Expedito le contestó al cuervo: “Hodie… Hodie… Hodie…”, que significa Hoy… Hoy… Hoy… No lo dejaré para mañana, a partir de hoy seré cristiano. La vida es Hoy. San Expedito, Patrono de las causas justas y urgentes, es un

guridad que el 19 de cada mes visitan la parroquia entre 20000 a 30000 peregrinos. San Expedito fue un soldado romano que vivió en el siglo III de nuestra era cristiana, y murió el 19 de abril del año 303. Era una época de persecución a todo aquel que cumplía funciones en el estado romano y se convertía al cristianismo. En un enfrentamiento con su ejército los soldados estaban sin ánimo de ganar la batalla porque no tenían agua ni comida. Expedito intentaba darles esperanzas, esperaban el milagro. Todo el ejército comenzó a rezar. Llovió intensamente. Juntaron agua. Calmaron su sed, recobraron sus fuerzas y vencieron. Expedito se convirtió al cristianismo, consciente que esa decisión le costaría la vida. Un cuervo lo tentaba a no conver-

buen amigo e intercesor nuestro ante Dios. Cuando los peregrinos vienen al Santuario, piden justicia, si esa causa justa no es respondida rápidamente, no hay justicia. Conversando con los peregrinos, percibimos mucho dolor y sufrimiento en las familias, por eso, los laicos y sacerdotes del santuario, decidimos a lo largo este año pedir por las familias, acompañarlas en sus fatigas y adversidades y alegrarnos con las bendiciones de Dios en sus vidas. Por eso el lema que acompañó la Fiesta Grande de san Expedito fue: “Con San Expedito pedimos por las Familias”. Nuestro arzobispo, el cardenal Mario Poli, declaró a la Parroquia Nuestra Señora de Balvanera Santuario de San Expedito y, con el pueblo de Dios, pidió por las causas justas y urgentes.


Dr. Norberto Liwski Ex Vicepresidente del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas.

La esperanza de los jóvenes no se construye con la persecución penal temprana La Justicia Penal Juvenil, lejos de un enfoque reduccionista, debe sostenerse en una perspectiva integral respecto de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, consagrados jurídicamente en diversos Tratados y Convenciones y particularmente la destinada a los Niños e incorporada a la Constitución Nacional. Los principios generales de esta Convención nos recuerdan cuatro componentes fundamentales: La no discriminación, el Interés Superior del Niño, el Derecho a la Vida y el Desarrollo y, muy particularmente, para el campo que nos abarca en esta temática, el Derecho a la participación, es decir, a ser escuchado y tenido en cuenta en todas aquellas instancias judiciales, administrativas, tanto en los ámbitos privados como públicos, en los cuales se determinen circunstancias que abarcan la integralidad de sus Derechos. Desde esta perspectiva y valorando el espacio de debate, los adolescentes deben ser parte sensible de esta interlocución en la cual las voces que se escuchen sean precisamente las más susceptibles de ser incluidas en el

Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil. Con ello no estamos significando que esta sea la única palabra válida para alcanzar el objetivo buscado, sino porque seguramente ese objetivo logrará mayor impacto y mayor calidad si es escuchada la opinión de los adolescentes.

Comité de Derechos del Niño. Observación General N° 10 Cabe mencionar que, desde el inicio de la actividad del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas, el Examen Periódico a los Estados Partes ha fijado una especial atención a los criterios, normas e implementación de las políticas relativas a la Justicia Penal Juvenil. La adecuación a los principios generales de la Convención, y en particular a los artículos 37, 39, 40 y 41, fue exhibiendo a lo largo del tiempo una

marcada diversidad y en muchos casos contradictorias decisiones en este campo. Bajo estos antecedentes el Comité inició hacia comienzos del año 2003, la elaboración de un Comentario General definido como los Derechos del Niño en la Justicia Juvenil, siendo aprobado en febrero del 2007, coincidiendo con el mandato de quien les habla. Recordamos lo complejo y arduo del debate que expresaba a su vez la diversidad de enfoques distinguidos por aspectos jurídicos, culturales, políticos, que en muchos casos expresan la dinámica de las diferentes realidades nacionales en cada uno de los continentes. Sin duda, entre los 18 miembros, definir sobre la edad mínima penal representaba un esforzado camino en la construcción de consenso. Si bien la Observación General N° 10 es

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un documento que marca una direccionalidad en la definición de políticas sobre Justicia Penal Juvenil, cabe mencionar que, respecto de la edad mínima penal, estableció que la fijación de la misma deberá situarse en el nivel más alto, observando los 16 años como el óptimo de esa franja. Para concluir me permito fijar En la Provincia de Buenos Aires, de acuerdo a los últimos informes difundidos por la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia, se puede constatar que la participación de menores de 18 años en las Instrucciones Penales Preparatorias no alcanza al 5% del universo y de las cuales aproximadamente el 70% se encuentra en la franja entre 16 y 17 años. Este dato, a su vez, debe analizarse en el aumento de la pobreza que durante el año 2016, en el primer semestre, se incorporaron a esta condición más de 200.000 menores de edad en toda la Provincia y, al mismo tiempo, los registros de desgranamiento y abandono escolar se admite oficialmente que se encuentra en el 50% en la Escuela Secundaria.

tres conceptos principales desarrollados en la Declaración del Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata respecto al tema que nos convoca: 1) Rechazar las propuestas que propugnan la baja en la edad de punibilidad como medida tendiente a reducir los niveles de inseguridad pública. Dichos planteos conllevan una asociación infundada entre la impunidad del delito juvenil y los problemas de seguridad. Lejos de quedar sujetas a definiciones reduccionistas, la formulación de políticas públicas debe basarse en diagnósticos integrales que atiendan a la complejidad de los problemas involucrados. 2) Pronunciarse a favor de una legislación capaz de otorgar las garantías constitucionales de los/las jóvenes acusados de cometer delitos, que supere

La 21-24: una crónica de la religiosidad popular como sustento frente al desamparo. Caacupé: la patrona morena del Paraguay. Rezarle les permitía sentirse unidos y amparados. La 21/24 es una historia Esta es una crónica de inmicoral, contada por sus propios grantes que llegaron sin nada a protagonistas, que presentan la Ciudad de Bs As para ofrecerse la religiosidad popular como como mano de obra barata. sustento de una cultura y como En Barracas había un terreno fuerza frente a la desesperanza baldío pegado al Riachuelo y allí y la marginación. Considerado levantaron sus ranchos. No tenían el m s peligroso de la Ciudad cloacas, recolección de basura ni de Buenos Aires, el barrio tiene electricidad. Frente al desarraigo, una extraordinaria resistencia replicaron las tradiciones de sus gracias al trabajo comunitario pagos y levantaron una capillita y las creencias religiosas de sus para la Virgen de los Milagros de habitantes.

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“El Derecho, como instrumento de regulación en la sociedad debe responder a los valores de justicia y bien común, y ser un elemento integrador de las instituciones dentro de la sociedad sin convertirse en un elemento de control social para la sanción específica de determinados grupos sociales.” Alejandro Bonasso

la actualmente vigente, heredada de la última dictadura cívico- militar, sin supeditar su sanción a una medida regresiva en materia de derechos humanos como lo es la baja en la edad de punibilidad.

3) Exigir la implementación y puesta en funcionamiento de todos los Organismos, entidades y servicios provinciales y municipales que conforman el sistema de protección Integral de Derechos de los niños, niñas y adolescentes tal como lo establece la Ley Nacional 26.061. En el mismo ámbito del Comité de Derechos del Niño y en el largo proceso de elaboración de este importante Comentario General, los miembros latinoamericanos nos abocamos a estudiar la relación entre las edades mínimas de imputabilidad penal y la evolución de los índices de criminalidad. El resultado de este estudio permite afirmar que aquellos países que optaron por la reduc-

ción de la edad penal situándola en la franja entre 12 y 14 años son los que vieron aumentar sus índices de criminalidad y, en consecuencia, la decisión de recurrir a ese instrumento legal como mecanismo de ampliar y garantizar la seguridad ciudadana, lejos de satisfacer este anhelo derivó en una experiencia regresiva en la materia y simultáneamente ensanchando la franja de jóvenes “descartables” en lo social y como proyecto personal. El estudio en clave de derechos también permitió observar la desproporción entre el aumento presupuestario para el funcionamiento del sistema penal juvenil respecto del estancamiento en materia de financiamiento en educación del sector adolescente de los ámbitos más pobres de cada uno de los países. Entre los países que en nuestra región atraviesan esa experiencia podemos mencionar: El Salvador, Honduras, México, entre otros. Cada uno de estos países en sus respectivos exáme-

nes periódicos ante el Comité, a través de los representantes de los gobiernos, no pudieron dar satisfactoria respuesta a nuestros requerimientos respecto de la fundamentación en el descenso de la edad minima penal. La esperanza de los jóvenes se construye en gran medida en la incorporación de los valores de respeto a la dignidad y los derechos humanos, y cuando la pobreza los empuja hacia la marginalidad, necesitan de la mano solidaria de un Estado que le genere confianza, les garantice participación plena y promueva sus capacidades talentosas, espirituales, y les devuelva un sentido valorativo de su vida y la de sus semejantes.

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Entrevista a Matías De Martini y Pablo Rodríguez Alarcón Curas voluntarios de Pastoral Penitenciaria en la cárcel de Devoto.

Acompañar todas las realidades,

ser luz, por más pequeña que sea “Ninguna celda está tan aislada como para excluir al Señor, ninguna: Él está allí, llora con ellos, trabaja con ellos, espera con ellos. Su amor paterno y materno llega a todas partes. Rezo para que cada uno abra el corazón a este amor del Señor” (Francisco, Congreso Internacional de los capellanes de las cárceles italianas – Octubre 2013). La cárcel de Devoto es la única en Ciudad de Buenos Aires, paredones altos, imponentes irrumpen como un grito en la tranquilidad del barrio. Un grito que sin embargo parece ser un grito silencioso. Con una capacidad para mil ochocientos, ha llegado a albergar a más de tres mil personas; siendo su población hoy de aproximadamente mil seiscientos. A diferencia de otras cárceles, en Devoto no hay capellanes asignados. Pablo y Matías son dos sacerdotes jóvenes, Pablo está en la parroquia de San Antonio de Padua y Matías en la parroquia de San Ramón Nonato. Allí tienen muchas actividades, acom-

pañan a los jóvenes, Caritas, catequesis ministros de la Eucaristía y la pastoral propia de los Santuarios; y desde hace tiempo, acompañan voluntariamente a las personas privadas de su libertad que están en la cárcel de Devoto. Con ellos nos encontramos para conocer su experiencia en la pastoral penitenciaria. “Yo a la cárcel voy desde hace doce años”, cuenta el padre Matías, “siendo aún seminarista hubo un momento que me tocó una fibra íntima del alma, conectándome con el mundo de la cárcel de un modo en que no pude dejar de ir. Recuerdo ese día en que un hombre Todos los días a 21.30 de la noche, hay al borde del llanto me grupos de presos que se juntan a rezar un pide para hablar y nos Avemaría por los que estamos afuera. La fuimos a un rincón del invitación también es que a la misma hora pabellón para que punosotros recemos por ellos. Lo empezó un diera llorar tranquilo. Cuando ya estaba mejor preso de Devoto y son muchos los que ya y me despido, me dice: se han unido. Un Avemaría, nosotros por ‘¿Padre, puedo pedirle ellos y ellos por nosotros. algo, me puede dar un

Un Avemaría por los presos

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abrazo?’ ¡Y ese abrazo fue una mezcla tan grande de sentimientos…! Por un lado, en mi vida nunca se me ocurrió pedirle a alguien que me abrace, lo que no quiere decir que muchísimas veces no lo haya necesitado, y este hombre tuvo el valor de pedir un abrazo, porque lo necesitaba de verdad. ¡Que groso y a la vez que tremendo tener que llegar como un socorro a pedir ese abrazo! Tremendo porque muchos de ellos ya no tienen recuerdo de un contacto físico no violento… Y ese abrazo fue tremendamente transformador. Después de ese momento no pude dudar nunca más de que yo tenía que estar ahí”. Pablo nos cuenta su vivencia: “A me motiva mucho ser un instrumento de Dios en este lugar en particular, donde, incluso en la cárcel, Dios no te deja solo nunca, acompaña. Me gusta mucho la imagen de familia, cuando tenemos un familiar que está enfermo lo acompañamos y si tenemos un familiar que se mandó una macana también hay que acompañarlo. Desde ahí uno va al penal”. “Es encender un fósforo en un lugar muy oscuro”, piensa Matías, “...y Dios nos elige, para desde nuestra pequeñez, ser ese fosforito y llevar un poquito de luz”. “Hay muchas pobrezas donde la compasión surge de manera espontánea, reflexiona Pablo: “Es muy fácil compadecerte de


Las cárceles, síntoma de una cultura “La misericordia divina nos recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos como sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte. Son un síntoma de una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que ha ido abandonando a sus hijos”. Francisco, Ciudad Juárez 17-02-16

alguien que está dos años postrado en cama ahora, ¿quién se compadece de alguien que está dos años preso? Están estigmatizados. Matías concuerda: “Existe un rechazo hacia esta realidad y no siempre es evidente que tengo que acompañar a un preso, mientras que a nadie se le ocurre rechazar a un enfermo o a un pibe que tiene hambre”. Es muy importante la presencia de la Iglesia, no sólo de los curas, las voluntarias que van a escuchar, señoras mayores con las que ellos pueden experimentar, sobre todo los más jóvenes, como una mamá o una abuela que los acompaña. Y eso lo valoran mucho. La presencia. “Cuando van a la capilla es un cambio de aire para ellos, agradecen infinitamente el sacramento de la reconciliación, de poder experimentar el perdón de Dios”, nos dice Pablo. “Y que ellos tengan alguien que pueda escuchar sus problemas, sus preocupaciones, es muy sanante y necesario, porque entre ellos no hablan con profundidad, porque lo entienden como signo de debilidad y están siempre a la defensiva. Entonces, que haya alguien que los vaya a visitar y les brinde un momento de disten-

sión es algo que valoran mucho. La convivencia adentro es difícil para todos”, agrega, “...los que son nuevos, los que llevan más años, y también entre los que están detenidos con el personal que trabaja. Nosotros vamos por todos. También se da un lindo acompañamiento con la

gente del servicio que tienen, como todos nosotros, sus realidades familiares, humanas, personales”. Matías afirma: “Uno es cura para todos. Y en la cárcel costó mucho que entendieran eso, de los dos lados. Yo saludo al tipo que me abre la reja del mismo modo que al preso; y al director del complejo igual que al último hombre que entró a Devoto. Soy cura. Y me preocupo porque se den cuenta y vean que es así. Y en cada reja me pongo a charlar, saludo. Porque no puedo seguir de largo y no parar, darte un abrazo, preguntarte cómo estás,

cómo está tu familia. Tengo que hacerlo. Que hay gente que no labura bien, no hay duda, si no las cárceles no estarían como están. Pero hay gente maravillosa en el servicio penitenciario también. Y hay una cosa muy sanante en esos gestos sencillos que a uno no le exigen tanto”. Y continúa: “Uno tiene que tener claro que Dios nos llama a acompañar esta realidad, a ser hermano… y que el tipo que esta ahí adentro sienta, aunque sea una vez en la vida, que alguien lo trató como un hermano, sin juzgarlo, ‘tu delito lo va a juzgar un juez, tu corazón Dios’. Jamás le pregunté a nadie porque está preso, no me interesa. Mi misión es que sientan que hay un hermano que les dice ‘vamos juntos para adelante’. Tengo clarísimo que la cárcel es la consecuencia de una decisión errónea, pero siempre digo ‘vos no sos eso, no sos ese acto, ese delito que cometiste, yo confío en que vos podés tener una vida distinta y que la cárcel es el lugar donde tenés que empezar a ser libre, a recuperar tu libertad interior, si no el día que salgas vas a volver a cometer un delito’. Es el tiempo de reconstruir ese corazón”, nos dice Matías, “... empezar algo distinto”. Y como Iglesia estamos obligados a estar ahí acompañando eso. Dios está detrás de todo esto, ¿cómo no va a ser posible?

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María Lourdes Molina Doctora en Ciencias Penales, Licenciada en Psicología

Las pibas y pibes siempre primero... frente a la simplificación de las respuestas Estimadas/os lectores, ya desde el título de este artículo les quiero dejar planteadas algunas preguntas, a los fines de indagar acerca de las ambigüedades y contradicciones que en la República Argentina se vienen históricamente repitiendo en relación al acompañamiento y compromiso con nuestras/os chicas y chicos. En estas cortas líneas, no solo utilizaré los dos géneros para ya visibilizar la problemática de todas/os, sino que también para que se puedan cuestionar de que a la hora de pensar intervenciones y políticas públicas de ayuda a nuestros niños, niñas y adolescentes, lo que prima son las simplificaciones y reduccionismos, ya desde sus denominaciones. “Ellas/ellos están siempre primeros...” Ciertamente, pero no como pensamos. Primeros a la hora de responsabilizarlos y asignar un bajo presupuesto con respuestas fragmentadas. Primeros a la hora de pensar que la solución es bajar la edad de punibilidad y tenerlos en institutos de seguridad. Primeros en negar las altas cifras de desaparición y muerte de niñas, niños y adolescentes por las redes de explotación sexual y/o laboral y trata de personas. Primeros en negar las altas cifras de niñas, niños y ado-

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lescentes violentados y luego asesinados, en muchos casos por sus propias familias. Primeros en las listas de femicidios vinculantes o filicidios y así podríamos seguir y fundamentar cuáles son las prioridades para los chicos/as. Ya en el año 20021, esta revis-

ta me ofreció un espacio para reflexionar lo que en ese tiempo también se pretendía: la baja de edad de punibilidad como solución frente a los delitos en manos de chicos y chicas. Estas propuestas aparecen siempre ante hechos mediatizados y sin una continuidad en el reclamo y el compromiso por gran parte de la sociedad. En la mayoría de los hechos salen involucrados adolescentes varones, apareciendo más las adolescentes en ocasión de víctimas de delitos de abuso sexual, explotación sexual, trata de personas, secuestros con distintos fines, como así también en el tráfico de

estupefacientes, entre otras cuestiones. Por otra parte, a la hora de indagar sobre las condiciones en las cuales se dan estos hechos, se destacan la pobreza, las violencias, la exclusión del ámbito educativo, del trabajo, del deporte, la recreación y otras expresiones. Los documentos sobre Argentina donde aparece la relación entre niñez, adolescencia y pobreza, tanto de UNICEF, como del Observatorio Social de la UCA y el SIEMPRO (Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales), dan cuenta del alto índice de adolescentes en condiciones de vulnerabilidad. El impacto de la pobreza en el desarrollo de los niños/as y su incidencia en la salud, a la cual se suman las violencias transgeneracionales que atraviesan a muchos de ellos junto a historias de consumo de sustancias. Es claro que la política de protección integral hacia la infancia y la adolescencia no se puede hacer por fuera de las familias y del contexto familiar ampliado. Muchas personas tienen representaciones sobre “la adolescencia”, sus intereses y modalidades de expresión. Planteando categorías que no dejan de ser supuestos, representaciones, que se podrían aplicar a algunos adolescentes, pero no a todas/os. Como esos supuestos son fáciles de reconocer en nosotros, queremos en este acotado espacio de-


tenernos en lo que Emilio Romero (2005) define como los seis lugares existenciales que debe conquistar el adolescente. Toda/o adolescente: 1) Necesita conquistar un espacio en la vida productiva, en el trabajo. Sentirse útil. 2) Necesita conquistar un lugar en la jerarquía social, un rol y un status. En este punto, el grupo de pares cumple una función muy importante, ya que este determina en la interacción individuo-líder, el rol asignado a cada integrante. 3) Quiere conquistar un espacio en el interior de los otros. 4) Necesita conquistar un lugar en la vida pública como ciudadano. 5) Requiere un nuevo lugar en la familia, necesita “Reubicarse”. 6) Necesita habitarse a sí mismo, encontrando su lugar en la intimidad. Durante la adolescencia ensayamos respuestas frente a estos desafíos existenciales de pasar a otra etapa centrada en la autonomía y la independencia en todos los sentidos. De allí que muchos ya hablan -hace años- de que la adolescencia se ha extendido etariamente hasta los 25/28 años. Encontrar un lugar, encontrarse con pares, iniciarse en las primeras experiencias laborales, reubicarse a nivel familiar, habitarse en sí mismo y entrar en comunicación con otros, sin duda son procesos que requieren una profunda energía interna y apoyo. Y lo cierto es que muchos jóvenes se encuentran solos e incluso aislados de sus entornos. El Dr. Claudio García Pintos, propone un proceso de maduración de la capacidad auto-trascendente, como un continuo que va desde la vivencia centrada en

joven se adquiera gradualmente (...) Estamos frente a una persona en formación, que adquiere la responsabilidad gradualmente y de acuerdo al medio en que se desarrolla. En la adolescencia, la prohibición y la amenaza de castigo exacerban el impulso a transgredir. En los jóvenes de 14 o 15 años, el efecto preventivo de la pena es nulo y la amenaza penal llama más al desafío que a la inhibición de la conducta, jactándose de sus transgresiones. Tampoco puede abordarse seriamente el debate de la responsabilidad penal juvenil sin tener en cuenta en primer lugar la explotación de niños y adolescentes en el delito por parte de los adultos. De allí que la respuesta no debería estar centrada en represión ni sanción. Si en “responsabilización” e intervenciones educativas, constructivas y acompañando procesos a largo plazo. Y la Educación siempre es respuesta, una Educación con perspectiva formativa, con metodologías accesibles a los recursos e intereses de dichos jóvenes, con medidas articuladas de inclusión en territorio y disponiendo de servicios de salud acordes y flexibles a las problemáticas específicas que pudieren presentar nuestros jóvenes. Bajar la edad es poner la mirada en el final de la historia, eludiendo la responsabilidad de mostrar las reales causas de las violencias en la adolescencia y aceptando la impotencia del Estado en llevar adelante políticas públicas tendientes a su solución.

el YO = RECIBIR, en los niños y adolescentes, hasta alcanzar una vivencia centrada en el TÚ = DAR. La tarea existencial consiste en alcanzar una configuración de la identidad acompañando este proceso. La motivación al cambio en la adolescencia, solo puede darse a partir de sentirse querido y cuidado. Solo la inclusión abre al pensarse. Más allá de que esto solo no alcanza y que se necesitan recursos para acompañar a los jóvenes en sus búsquedas y necesidades. Recursos que estén cerca de ellos, en sus barrios y articulando con aquellos equipos que ellas/ellos sienten cercanos. Frente a una embestida similar en el año 20022, autoridades nacionales en infancia, en la persona de su presidente plantearon: Desde el punto de vista científico resulta equivocado establecer un régimen único de responsabilidad penal comprensivo de toda una franja etárea de 14 a 18 años que abarca dos momentos absolutamente distintos: la adolescencia inicial y la adolescencia media. Estamos frente a dos etapas claramente diferenciadas en el desarrollo de la personalidad del niño en virtud de las circunstancias que acompañan su madurez emocioNOTAS nal, mental e inte1 - Serie de cuatro artículos en Revista Comunicarnos del año 2002. Titulados: 1. Los lectual, haciendo niños ¿son los primeros?; 2. Los niños, ¿recluidos o incluidos?, 3. Y los niños... Algunas que el principio de propuestas y 4. Y los niños... Nosotros, ¿qué hacemos por ellos? 2- Escrito fechado el 18/4/02 y firmado por su presidente, Dr. Norberto I. Liwski. responsabilidad del

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Entrevista a Cecilia Vera y Ricardo Cotta Centro Educativo Comunitario Ramón Carrillo - Villa Soldati.

De miradas y

PUENTES Debemos tomar conciencia de que cada chico marginado, abandonado o en situación de calle, con deficiente acceso a los beneficios de la educación y la salud, es la expresión cabal no sólo de una injusticia sino de un fracaso institucional que incluye tanto a la familia como también a sus vecinos, a las instituciones barriales, a su parroquia y a los distintos estamentos del Estado en sus diversas expresiones. Papa Francisco

La mirada, el lugar desde donde miramos también construye la realidad, tanto como las acciones mismas. La mirada es una acción sobre la realidad, la mirada tiene el poder de transformar la realidad. Desde diciembre vemos con cierto asombro una mirada fragmentada y sesgada de algunos medios de comunicación sobre chicos y chicas que están involucrados en hechos delictivos. Tal vez, lo particular haya sido lo sistemático de estas notas periodísticas. El puntapié inicial se produjo, paradójicamente, en Nochebuena del año pasado, justamente la fecha en que los cristianos celebramos que el Dios de la Vida eligió hacerse niño. En la villa 1-11-14 fue deteni-

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do un muchacho menor de edad, extranjero, acusado de asesinar de un balazo, a otro menor, un crimen que derivó en una pueblada vecinal. A partir de ese hecho se sucedieron nuevos hechos delictivos con menores involucrados que fueron ampliamente cubiertos y expuestos en los medios gráficos

y audiovisuales. En ese contexto los ministros de Justicia y de Seguridad de Nación, lazaron la iniciativa de bajar la edad de imputabilidad a 14 años en el marco de una reforma del Siste-

ma Penal Juvenil. En el mes de marzo, se produce un nuevo hecho de violencia donde un joven es asesinado en el Sur de la ciudad y la noticia fue cubierta por los medios. El día 14 de marzo el diario La Nación publicó una noticia titulada “Aterroriza a Villa Soldati una banda de chicos que roban e, incluso, matan”, y desde ahí se replicó en muchos otros medios con la misma mirada. La nota fue presentada desde el dolor y el enojo de las víctimas. Dolor que no se puede negar, por el contrario, solo acompañar. Víctimas de la vio-


Es necesario deconstruir esa mirada donde se estigmatiza a los niños y adolescentes de los barrios mostrándolos como personas peligrosas a las que hay que temer.

lencia, pero el joven que podría estar involucrado sería un niño de ocho años. Sin lugar a dudas también víctima de una realidad. Las víctimas y los victimarios son jóvenes, adolescentes, niños… ¿Cómo llegamos como sociedad a esa realidad, y a esa mirada de la realidad? Tal vez esa, sea la pregunta más importante. El padre Gustavo Carrara, párroco de Madre del Pueblo en la 1-11-14 y Vicario de la Pastoral de las villas, dijo en su momento, refiriéndose al hecho de diciembre de 2016: “Acá hay muchos menores armados. Hay muchas armas en general. El problema es quién les da las armas a chicos de 12 o 15 años. Ese es el mundo del delito adulto, que usa a los pibes”. Y con la claridad de quien tiene los

pies en el barro, el padre Gustavo dijo en aquel momento: “Se dice que a estos pibes no les importa la vida y por eso matan. Pero si la vida vale poco afuera, acá en la villa vale menos”. Frente a la nota del diario y otras coberturas sobre los jóvenes de Soldati, se fue conformando en el barrio un colectivo de trabajadores de la educación y algunos/as vecinos/as, y juntos emitieron varias declaraciones. A partir de esta sucesión de hechos decidimos ir a visitarlos al Centro Educativo Comunitario, ubicado en el barrio Ramón Carrillo/Villa 3. Era el mediodía y bajamos del Premetro. En el barrio, la calles de tierra se hicieron de barro, porque las cloacas estaban más colapsadas que de costumbre, pero la vida sigue más allá del barro. En el CEC

nos reciben Cecilia y Ricardo. Rápidamente Cecilia nos recuerda el titular del diario y afirma: “La primera sentencia sobre este hecho ya está en el título mismo, incluso cuando la justicia no dio su veredicto sobre quién lo cometió. Lamentablemente, llama la atención de la población sobre un barrio de nuestra ciudad, un hecho duro y difícil de entender. Pero en Villa Soldati, Villa 3- Fátima, Los Piletones, el Carrillo y todos los otros barrios periféricos de la ciudad, “nuestras villas”, pasan muchas otras cosas distintas a ésta, todos los días y a cada momento, y que son justamente su contracara. Propuestas y apuestas a la vida de cada niño, niña, adolescente y joven. Parroquia, club, organizaciones barriales, centros educativos y de salud y la mayoría de las familias, todos los días apuestan a la vida de los más pequeños y construyen lazos solidarios, creativos y de trabajo colectivo”. En la declaración conjunta de trabajadores de la educación y organizaciones sociales de Soldati, se denuncia “la irresponsabilidad en la manera en que los medios toman un caso, donde nadie se pregunta qué pasó con estos chicos y con estas familias en todo este tiempo o qué está

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pasando en los barrios”. Y Cecilia, con la pasión propia de quien ama lo que hace nos dice: “En este momento en que se discute bajar la edad de imputabilidad, los medios de comunicación parecen utilizar las situaciones violentas e injustas que se viven en los barrios para legitimar dichos proyectos sin mirar más allá. Sin descubrir las personas que viven, sufren y se alegran en estos barrios. Nos vimos en la necesidad de decir otra cosa porque entendimos que este hecho puntual tiene que ver con algo más amplio, que sirve como argumento que avala la baja de edad de punibilidad, tema que resurge y se pone nuevamente en agenda”, nos comenta Cecilia. “Se mira al barrio destacando lo negativo pero también en los barrios pasan otras cosas que son para las que nosotros trabajamos”, afirma con firmeza, “en los barrios la mayoría de los pibes estudian, intentan conseguir un trabajo, lo consiguen, lo pierden por cuestiones que a veces escapan a sus posibilidades, porque cuando la accesibilidad a todos los derechos se complica la vida misma en todas sus dimensiones se complica”. “Una luz en esto”, dice Cecilia, “fue la mamá del pibe asesinado, que no acusa sin pruebas

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ni cree que la cárcel sea la solución para niños y niñas”. Siguiendo al diario, la mamá del joven dijo: “Es muy doloroso perder un hijo, pero pienso en esos chicos que están perdidos, que no valoran la vida porque ellos también la ponen en riesgo (…) Si los meten en la cárcel van a salir peores delincuentes, ellos tienen que poder transformar sus vidas, hay que buscar la forma de que aprendan cosas buenas…”(Diario la Nación 14 de marzo). Y Cecilia nos comparte lo que pasó después del hecho publicado en este medio escrito: “Algunos días posteriores a la publicación en el diario, sucedió un allanamiento donde detienen a un niño de 8 años, en un procedimiento inapropiado por tratarse de un niño rozando, tal vez, la ilegalidad, donde el nene terminó en la comisaría cuando la orden del juez no era esa. Producto de este arresto, surge una nueva nota en el diario: ‘Arrestaron a un chico de 8 años por matar a un joven durante un robo’. El camino que deberíamos buscar no es el sensacionalista del impacto que produce un niño de 8 años, aparentemente involucrado en un hecho delic-

tivo como sentencia la nota del diario, sino investigar cómo y por qué pueden ocurrir estas situaciones de dolor y violencia”. Tal es así que Ricardo insiste: “Quienes trabajamos cotidianamente en los barrios, podemos dar cuenta de lo que vivimos. Cuando hay necesidades básicas que han sido insatisfechas, cuando hay cuestiones estructurales que impactan en las familias, es muy difícil llegar. ¿Qué tuvo que haber pasado en la vida de ese pibe para llegar a esa situación? ¿Tomamos dimensión de cuál puede haber sido el recorrido que una persona de tan corta edad, porque ocho años es una vida muy corta, tiene que haber pasado para llegar a esta instancia?” “En todas las situaciones de punibilidad hay un antes y un después”, expresa Cecilia, “y en realidad más allá del hecho puntual con este pibe, hay que hacer algo hoy, en este momento. La pregunta esencial es ¿qué hacemos con ese niño que hoy tiene ocho años? Pensar juntos si las soluciones que existen ahora o esta idea de bajar la edad de punibilidad tienen sentido o sólo van a acrecentar los pro-


Hacer de puente blemas. Estas son problemáticas con múltiples aristas y sobre las cuales tenemos que trabajar en distintos niveles y pensando mucho; pero sabemos que para conocer en profundidad la realidad de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, hay que caminar los barrios, involucrarse y poner el corazón en lo que se hace”. Poner el foco en quienes deben evitar que un niño (víctima y victimario) esté expuesto a semejante abandono. Algo no está funcionando para que pasen estas cosas. Es necesario deconstruir esa mirada donde se estigmatiza a los niños y adolescentes de los barrios mostrándolos como personas peligrosas a las que hay que temer. Como dicen los docentes de Soldati, hay que involucrarse y poner el corazón tratando de construir un puente, tratando de construir nuevas miradas. .

“No hay tarea más hermosa que dedicarse a tender puentes hacia los hombres y hacia las cosas. Sobre todo en un tiempo en el que tanto abundan los constructores de barreras. En un mundo de zanjas ¿qué mejor que entregarse a la tarea de superarlas? Pero hacer puentes, y sobre todo, hacer de puente, es tarea muy dura. Y que no se hace sin mucho sacrificio. Y, lógicamente, sale caro ser puente. Este es un oficio por el que se paga mucho más de lo que se cobra. Un puente es fundamentalmente alguien que soporta el peso de todos los que pasan por él. La resistencia, el aguante, la solidez son sus virtudes. En un puente cuenta menos la belleza que la capacidad de servicio y la utilidad. Y un puente vive en la ingratitud. Los usamos para cruzar y, cuando alcanzamos la otra orilla, nos olvidamos de ellos. Incluso los puentes suelen ser lo primero que se bombardea en las guerras. A pesar de ello, amigos míos, ¡qué gran oficio el de ser puentes!” José Luis Martín Descalzo, (sacerdote jesuita)

Ceci y Marinés - Agosto de 2014 (los nombres de los chicos están cambiados)

Cambio gomera Contado a coro por Ceci y Marinés

Viernes de mañana… los hermanos José y Johana llegan al CEC. Como muchas otras veces, su arribo viene con “sorpresa”… esta vez, es una gomera que se disputan mientras los recibo. Con la casi certeza de que puede llegar a causar algún daño con ella (a sí mismos o a otros) comienzo la tarea de convencerla dé que me la dé. Le digo de una manera y de otra que es un ob-

por nido de verdad

jeto que no le sirve para jugar en el CEC, que pueden lastimar a alguien, etc., etc. Logro que me la entregue, pero a José no le gusta nada la claudicación de su hermana y muy enojado se va del CEC. Atrás salgo yo para decirle que se quede, que no se vaya así. La gomera, inmóvil en el bolsillo de atrás de mi pantalón. José, de seis años, y pillo, muy pillo, me dice que “dale, vamos a jugar”.

Ingenua, me doy vuelta y ¡zas!, me “zarpa” la gomera. Le digo que no está bien lo que hizo y lo dejo para ver qué hace. Agarra piedras, tira con la gomera y me dice: “a mí me gusta cazar pajaritos”. Inmediatamente se me vienen a la cabeza mil imágenes familiares y de novelas pero… mi escasísima conciencia ecológica me indica que no es una actividad que

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Staff una docente debe fomentar, incentivar o simplemente dejar pasar. Entonces me embarco en la complicadísima tarea de argumentar el por qué. José me escucha “relativamente” y de vez en cuando me lanza un “¿y?”… Me doy cuenta que ni yo me creo mis

ideas… que tengo que ir por otro lado que me convenza más a mí misma. Entonces le propongo que vayamos a jugar, aunque sin convencerlo con ninguna de las alternativas y, en ese momento, desde la ventana de la biblioteca una voz suave dice: “José… ¿querés venir a ver los nidos de pajaritos que tengo en la biblioteca? ¡Chan!, pienso… ¿justo nidos? José dice “sí” y camina hacia el CEC. Claudia, que estaba en la puerta y que había visto algo de la secuencia, dice algo de la gomera… José busca bolsillos, presillas de cinturón; algo donde guardar su preciado objeto… lo logra. En la biblioteca María Inés despliega en la mesa toda su caja de maravillas de la naturaleza… algo se modifica en José… algo me dice que

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haberlo dejado pasar, con gomera y todo, fue una buena decisión. Hace meses que no sacábamos los nidos de las cajas. Los solíamos mostrar a los chicos del jardín cuando venían de visita a la biblioteca y les proponíamos “leer” los nidos: de qué estaban hechos, cuánto pesaban, cómo eran sus formas y tamaños… María Inés confiesa que lanzó la propuesta hacia la calle sin esperar demasiado, ya que es difícil sostener el convencimiento cuando el historial de propuestas frustradas nos tienta a pensar que no hay manera de acercarse a este pibe y su mundo interior. Pero como somos tozudas, nunca dejamos de intentarlo. Y entonces... el milagro. No hay metáfora que alcance a explicar lo que se siente presenciar la transformación de su mirada tensa, desconfiada, a la defensiva, en una mirada de asombro y alegría. El viernes nos quedamos pensando con Ceci, en cómo trabajamos atentas a las oportunidades. Y qué relación existe entre lo planificado y lo espontáneo. Porque si bien el canje de nido por gomera no estuvo enmarcado en ninguna actividad planificada, tampoco fue improvisación pura. Creo que estamos paradas firmemente sobre lo que pensamos y en tal caso, desde allí nos movemos, caminamos, saltamos y volamos con sentido de la oportunidad. El viernes José trajo una gomera y se llevó un nido. Y un capullo de gusano de seda. Y un bicho canasto. Salió saltando y cantando: “Me regalaron un nido… me regalaron un nido”. Había que verlo, tan niño, había que verlo…

. director . Adrián Pablo Bennardis . secretaria de redacción . María Florencia Laje . colaboradores . Julio Bello Virginia Oliveira Marisa Echarte Olga Ovejero . agradecemos la colaboración de . Mons. Esteban Laxague Juan Bautista Xatruch Walter Marchetti Norberto Liwski Matías de Martini Pablo Rodríguez Alarcón Joaquín Ledesma Lourdes Molina Ignacio González Macarena Laviero Federico Lema Cecilia Vera Ricardo Cotta Christian Gribaudo

. propietario . Arzobispado de Bs. As. Venezuela 4145 - Capital Tel: 4982-4611 cadenya@pastoralfamiliar.org.ar www.pastoralfamiliar.org.ar En caso de reproducción total o parcial de las notas que aparecen en esta revista, citar la fuente. Registro de la propiedad Intelectual N° 5164821 Queda hecho el depósito que dicta la ley N°11.723. . diseño gráfico . Florencia Laje . corrección . Ricardo Rubio . impresión . Gráfica Pittelli Chivilcoy Provincia de Bs. As.



transformar la mirada y el

corazón

Comunicarnos busca ser espejo de tantas realidades injustas de las que son víctimas nuestros niños, niñas y adolescentes. Deseamos hacernos eco de la presencia de la Iglesia comprometida con transformar la mirada y el corazón, una Iglesia que es familia y abraza amorosamente a todos sus hijos.


tercera entrega - revista

La Iglesia y emergencia Sacerdotes de Villas de Emergencia y Barrios obreros de GBA y CABA - Argentina

y el racismo

En un contexto internacional donde hay un creciente deseo de levantar muros en lugar de tender puentes entre los pueblos, en un escenario local de declaraciones racistas y xenófobas de gran parte del arco político, replicadas hasta el hartazgo por los medios masivos de comunicación, surge un decreto de necesidad y urgencia que endurece las leyes de migración y de ciudadanía, salteando la discusión legislativa, espacio apropiado para el tratamiento de un tema tan delicado. Los sacerdotes que vivimos en las villas, barriadas y asentamientos de GBA y CABA (Gran Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires) estamos muy preocupados por las consecuencias discriminatorias de la medida implementada desde el gobierno nacional, y por su


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consecuente incentivación del racismo y la xenofobia en nuestro pueblo. Rechazamos la estigmatización del migrante, identificándolo con el delito, responsabilizándolo del problema de la droga, la inseguridad y de todos los aspectos negativos de la sociedad. El problema no es la inmigración, el problema es el delito. Advierte el Papa Francisco que “ningún pueblo es criminal o narcotraficante o violento. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”(1). ¿Cómo llamar “igualdad de oportunidades” a una medida que deporta a un extranjero sin condena, por el hecho de ser acusado de resistir a la autoridad, vender en la vía pública, ejercer la prostitución o ser protagonista de un accidente automovilístico grave? Enten-

demos que aunque el objetivo de la norma fuera el de dar celeridad a la deportación de narcotraficantes y delincuentes, en la práctica la medida lleva a una persecución de todos los inmigrantes, que ya no podrán ni sonreír delante de un policía por miedo a ser deportados. ¿Cómo hablar de “igualdad de oportunidades” cuando como sociedad escuchamos a diario el llanto de las niñas y niños, hijos de los migrantes, que en las escuelas sufren la discriminación y la violencia cotidiana; cuando vemos el modo en que muchos migrantes son explotados a causa de su situación aceptando trabajos indignos? Como sacerdotes católicos afirmamos que los posicionamientos discriminatorios son profundamente anticristianos. Como vecinos de las villas, barriadas y asentamientos en que vivimos somos testigos diarios del sufrimiento causado por la xenofobia y el racismo. Estamos convencidos de que la explotación que a menudo sufren los migrantes es causada por los muros invisibles de la discriminación, que nos separan de ellos como de los otros, insensibilizándonos e instalándonos en la defensa imaginaria de un miedo que sólo se justifica en el prejuicio. La Dirección Nacional de Política Criminal en Materia de Justicia y Legislación Penal publicó en 2016 el “Sistema Nacional de Estadística sobre ejecución de la Pena” (SNEEP) 2015. En el informe se indica que solo

el 6% de los privados de su libertad son extranjeros. Es casi la misma proporción que la de extranjeros en la población general. Es decir, de los casi 2.000.000 de extranjeros que habitan nuestra patria, solo el 0,2 están privados de su libertad. ¿De dónde nace entonces la identificación del inmigrante con el delito? ¿Cuál era la urgencia que instaló el tema en la agenda política y mediática? Vemos en este momento el inmenso riesgo de profundizar la fragmentación de nuestra patria, aniquilando nuestro sueño nacional de pueblo, y dejándonos con los horizontes fragmentados de grupos divididos y autorreferenciales. Esperamos que nuestros dirigentes, del espacio político que sean, nos ayuden a mirar más lejos, a vislumbrar el horizonte de Nación que como pueblo nos merecemos, superando la búsqueda cortoplacista del impacto mediático y el rédito político. Entendemos el dolor y la impotencia de quienes sufrieron algún hecho de inseguridad, pero queremos afirmar que una cosa es ser delincuente y otra muy distinta es ser inmigrante, y que la relación entre ambas situaciones solo se origina en posicionamientos públicos, políticos y mediáticos nacionales e internacionales que calan hondo en el pueblo, conduciéndolo a la división y el racismo. Estamos convencidos de que debemos recibir a los migrantes como recibiríamos al mismo Jesús. Que en lugar de los posicionamientos discriminatorios, xenófobos y racistas, nuestro pueblo tiene reservas morales que nos invitan a la solidaridad y a la hospitalidad. Por eso

“Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”. Francisco.


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Estamos convencidos de que debemos recibir a los migrantes como recibiríamos al mismo Jesús.

preferimos una legislación que no se enfoque tanto en castigos sino en tratar de dirigir todo el potencial de los migrantes para el bien común de nuestra Nación. Creemos necesario señalar que los narcotraficantes, los delincuentes de la trata de personas, los terroristas y criminales, no ingresan por los controles migratorios. La droga no ingresa por los controles oficiales, y si lo hace, es con la complicidad de funcionarios que lo permiten. El endurecimiento de las medidas migratorias no es contra los delincuentes, sino contra la familia trabajadora. Aproximaciones al tema desde la Sagrada Escritura, el Magisterio y la Historia Argentina La Biblia está llena de migraciones. A Abram, el padre de la fe, le toca vivir un momento muy difícil migrando al país de Negueb. Migraba buscando nuevas tierras donde establecerse. El pueblo de Israel estuvo esclavo en Egipto, y migró por el desierto rumbo a la tierra prometida, que estaba ocupada, viviendo la situación traumática de tener que instalarse precariamente en los alrededores de la ciudad. Luego, cuando el pueblo estuvo cómodamente establecido

y había perdido la memoria de sus sufrimientos pasados, Dios le recuerda su deber de solidaridad. “También ustedes amarán al extranjero, ya que han sido extranjeros en Egipto”(2). Era necesario que Dios lo recordara porque la comodidad adormece el corazón, y el satisfecho deja de percibir el dolor de su hermano. En el Antiguo Testamento los inmigrantes constituyen, junto con los huérfanos y las viudas, la trilogía típica del mundo de los marginados. Una y otra vez, se recuerda el deber para con ellos. En la actualidad, no están en una situación muy distinta. En sus normas de conducta, Israel tiene clara la prohibición de oprimir, de explotar, atropellar, defraudar el derecho del migrante: “No oprimirás al extranjero”; “No lo molestarás”; “No lo explotarás”; “No defraudarás el derecho del emigrante”; “Maldito quien defrauda de sus derechos al emigrante”. Porque es muy fácil aprovecharse del inmigrante, incluso hoy pareciera que queremos y buscamos su trabajo (en la albañilería, los talleres textiles, las quintas, etc.) pero a ellos no los queremos (3). Ya en el Nuevo Testamento María y José sufren la discriminación del migran-

te y son rechazados en Belén, llegando incluso a improvisar el lugar de nacimiento del niño Jesús en un establo. Jesús, el Señor, eleva al extranjero a signo de la acogida de su Reino y se identifica personalmente con el inmigrante: “Fui extranjero y me acogisteis” (Mt. 25,35). La tradición espiritual de la Iglesia recoge la identificación, y la regla de San Benito sentencia: “El huésped es Cristo”. San Pablo proclamará que la unidad es más profunda que la división: “Ya no hay judío ni griego, ni hombre ni mujer, ni esclavo ni libre porque todos sois uno en Cristo” (Gal. 3,28). El Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en su decreto Erga Migrantis Caritas Christi del 2004, denuncia que la globalización es del capital pero no del hombre (4). El tema aparece con mucha fuerza en el Papa Francisco, quien una y otra vez llama a la hospitalidad que nace de la fe y a la memoria familiar adormecida por la comodidad: “en la experiencia dolorosa de estos hermanos y hermanas volvemos a ver la del niño Jesús, que en el momento del nacimiento no encontró alojamiento y vio la luz en la gruta de Belén”(5); “las personas de este continente no le tememos a los extranjeros porque muchos de nosotros fuimos extranjeros. Lo digo como hijo de inmigrantes, consciente de que muchos de ustedes también descienden de inmigrantes”(6). “Es, en verdad, un problema del mundo. Nadie debería verse obligado a huir de su Patria. Pero el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias terribles, el emigrante se ve arrojado a las garras de los traficantes de personas para cruzar las fronteras y es triple si al llegar a la tierra donde creyó que iba a encontrar un futuro mejor, se lo desprecia, se lo explota e incluso se lo esclaviza. Esto se puede ver en cualquier rincón de cientos


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de ciudades.”(7) En nuestro país desde hace más de un siglo que el porcentaje de inmigrantes se ha ido reduciendo poco a poco. En 1917 el 30% de los habitantes era extranjero. Hoy apenas el 4% por ciento lo es. Sin embargo nos presentan una realidad ficticia donde estamos “invadidos de extranjeros”. Desde el punto de vista cultural e histórico, nunca hemos considerado “extranjero” a un boliviano, a un peruano, a un uruguayo o a los latinoamericanos en general. ¿Cómo considerar extranjero a un boliviano si el primer Presidente de nuestro territorio fue Cornelio Saavedra, nacido en Potosí, titular de la Primera Junta en 1810? ¿Cómo considerar extranjero a un peruano, si Ignacio Álvarez Thomas, nacido en Arequipa, fue Director Supremo

de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, cargo equivalente a Presidente de la Nación? ¿Cómo considerar extranjero a un paraguayo, si fue Asunción la fundadora de Buenos Aires? ¿Cómo despreciar a los inmigrantes si históricamente muchos argentinos han debido emigrar por motivos políticos, laborales y de otra índole? ¿No fue José de San Martín el Libertador de Sudamérica? En nuestra declaración del año 2007 sobre la urbanización de los barrios obreros habíamos señalado que: “Valoramos la cultura que se da en la villa, surgida del encuentro de los valores más nobles y propios del interior del país o de los países vecinos, con la realidad urbana. La cultura villera no es otra cosa que la rica cultura popular de nuestros pueblos latinoamericanos. Es el cristianismo popular

P. José María Di Paola: Villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San Martín. P. Gustavo Carrara, P. Eduardo Casabal, P. Ignacio Bagattini: Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires. P. Lorenzo de Vedia, P. Carlos Olivero, P. Gastón Colombres: Villa 21-24 y Zavaleta. Arquidiócesis de Buenos Aires. P. Guillermo Torre, P. José Luis Lozzia: Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires. P. Domingo Rehin: Villa Lanzone, Villa Costa Esperanza. Diócesis de San Martín. P. Juan Manuel Ortiz de Rosas: San Fernando. Diócesis de San Isidro. P. Basilicio Britez: Villa Palito. Diócesis de San Justo.

que nace de la primera evangelización; el pueblo siempre lo vivió como propio, con autonomía, y siempre desde su vida de cada día. Es un cristianismo no eclesiástico, ni tampoco secularista, sino con auténticos valores evangélicos”. Ya señalábamos el aporte de los migrantes. Ellos no se llevan nada. Llegan con sus manos llenas de experiencias, vivencias, historias y culturas que no hacen más que enriquecernos como personas y como sociedad. Incluso los jóvenes que vienen a estudiar nos aportan también sus conocimientos y mantienen nuestra amistad e influencia social y cultural. Los migrantes aportan una fuerza económica insustituible y dignificadora: el trabajo. La construcción de nuestras casas, la ropa que usamos, las frutas y verduras que consumimos, incluso el cuidado de nuestros enfermos y de nuestros mayores… todo está relacionado al trabajo de inmigrantes que nos ofrecen su cuidado y dedicación. Que la Virgen de Guadalupe, patrona de toda América, nos enseñe el camino de la inclusión y la hospitalidad. Que no sea el miedo el que nos conduzca, sino el amor a todas las personas que pisan nuestro suelo argentino.

P. Nicolás Angellotti: Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San Justo. P. Sebastián Sury, P. Damián Reynoso: Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires. P. Eduardo Drabble. Santuario San Cayetano. Arquidiócesis de Buenos Aires. P. Pedro Baya Casal, P. Adrián Bennardis: Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires. P. Juan Isasmendi, P. Joaquín Giangreco: Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno. P. Nibaldo Leal: V. Ballester. Diócesis de San Martin. Carlos Morena, Ángel Tissot, Mario Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín: Salesianos. Villa Itatí. Don Bosco. P. Hernán Cruz Martín: Barrio Don Orione - Claypole. Obra Don Orione. P. Dante Delia: Villa Borges. Diócesis de San Isidro. P. Antonio Mario Ghisaura: Villa Tranquila. Diócesis Avellaneda-Lanús. P. Eduardo González, Vicario general. Diócesis de San Martin. P. Luciano Iramain, B° Los Polvorines. Diócesis de San Miguel.

NOTAS 1 - 1. Papa Francisco, mensaje a los participantes del Encuentro de los Movimientos Populares celebrado en Modesto (California), Estados Unidos entre el 16 al 19 de febrero de 2017. 2. Deuteronomio 10, 19. 3. Ex. 23,9; Lev. 19,33; Dt. 23,16; 24,17; 27,19. 4. Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. Decreto Erga Migrantis caritas Christi Nº 4. 5. Papa Francisco, 9 de diciembre 2016 con motivo de la inauguración del pesebre de la Plaza de San Pedro. 6. Papa Francisco en el Congreso de los Estados Unidos, 25 de setiembre 2015. Papa Francisco III Encuentro de los movimientos populares.


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