REVISTA BIMESTRAL - AÑO 21 - Nº 182 - MARZO - ABRIL 2021 - COSTO $85
Foto: Paula Conti
Declarada de Interés Social por la Legislatura - Cdad. Bs. As.
20va ENTR EGA
SUP
EL CLLEMENTO D UB D E E MI PORTIVO BARR IO
Con la Colección “Curar el mundo” - América Latina. Igleisa, papa Francisco y escenarios de la pandemia // La economía de Francisco. Los jóvenes, un pacto, el futuro // Jueces y juezas integrantes de los Comités por los Derechos Sociales de África y América.
Editorial
Sumario .1.
El kerigma rejuvenece a la Iglesia...
.2.
Apuntes para una pastoral de jóvenes…
.4.
La cara invisible de la pandemia
.7.
No balconeen la vida.
. 11 .
Juventud Misionera Francisco.
. 13 .
Abrir el corazón a todos.
. 15 .
¡Vamos los pibes y las pibas!
. 17 .
Los derechos de las niñas y niños víctimas de violencia: aportespara su real protección.
. 19 .
Desafíos.
. 20 .
Encontrar a Dios cada día.
Esta edición va acompañada de la 20va entrega del Suplemento Deportivo EL CLUB DE MI BARRIO y la tercera entrega de CURAR EL MUNDO
e c e n e v u j e r a m El kerig
a la iglesia...
Este número de la revista tiene como centro el tema de los jóvenes. A su vez, caminamos interiormente hacia la Semana Santa, cuando los jóvenes tienen la hermosa oportunidad de recibir un gran anuncio. Es, en realidad, un anuncio que puede rejuvenecer la Iglesia, si le abrimos el corazón: Jesús nos amó y nos salvó, Él vive y nos quiere vivos. En la exhortación Christus vivit, Francisco lo expresa así: «Ante todo quiero decirle a cada uno la primera verdad: “Dios te ama”. Si ya lo escuchaste no importa, te lo quiero recordar: Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida. En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado… La segunda verdad es que Cristo, por amor, se entregó hasta el final para salvarte. Sus brazos abiertos en la Cruz son el signo más precioso de un amigo capaz de llegar hasta el extremo: “Él, que amó a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Jn 13,1). San Pablo decía que él vivía confiado en ese amor que lo entregó todo: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Ga 2,20)… Pero hay una tercera verdad, que es inseparable de la anterior: ¡Él vive! Hay que volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Eso no nos serviría de nada, nos dejaría iguales, eso no nos liberaría. El que nos llena con su gracia, el que nos libera, el que nos transforma, el que nos sana y nos consuela es alguien que vive. Es Cristo resucitado, lleno de vitalidad sobrenatural, vestido de infinita luz. Por eso decía san Pablo: “Si Cristo no resucitó vana es la fe de ustedes” (1 Co 15,17)… En estas tres verdades
–Dios te ama, Cristo es tu salvador, Él vive– aparece el Padre Dios y aparece Jesús. Donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu Santo. Es Él quien está detrás, es Él quien prepara y abre los corazones para que reciban ese anuncio, es Él quien mantiene viva esa experiencia de salvación, es Él quien te ayudará a crecer en esa alegría si lo dejas actuar. El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo resucitado y desde allí se derrama en tu vida como un manantial. Y cuando lo recibes, el Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza» (CV 112.118.124.130). Es conmovedor encontrarse con el testimonio de chicas y chicos que recibieron el anuncio de un Cristo vivo y resucitado, que no ha querido que desaparecieran de su cuerpo sus llagas santas y gloriosas. Así descubren que sólo podemos entrar en el corazón de Dios a través de las llagas de Cristo. Y, como consecuencia de ello, se ponen al servicio de Cristo, que hoy está llagado en los niños, niñas y adolescentes que sufren la pobreza, en los ancianos olvidados, en los enfermos, en los jóvenes huérfanos de amor. Como enseña Francisco: “El kerigma tiene un contenido ineludiblemente social: en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros. El contenido del primer anuncio tiene una inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad”(EG 177). Que el soplo del Espíritu rejuvenezca la Iglesia y la impulse a proclamar el kerigma con tonada y gestos de misericordia. Padre Gustavo Carrara. Obispo auxiliar de Buenos Aires. Vicario para la Pastoral de las Villas CABA.
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Monseñor Alejandro Benna. Obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia.
APUNTES para una
pastoral de jóvenes... Al cambio de época nos sobreviene una situación mundial como la pandemia… Los caminos (quienes los buscan) para responder a los desafíos de la evangelización del tiempo presente y, en particular, a los diferentes grupos
de jóvenes y a cada joven, creo que van “por donde siempre se fue, y por otros lados”, conscientes de que el que hicimos hasta ahora puede no responder a la situación de vida de muchos y muchas, ni a lo que el Espíritu inspira a las iglesias. ¿Cómo llegar al encuentro con la persona de Cristo? ¿Qué camino pedagógico recorrer? Una luz es el modo como el papa Francisco va invitándonos a hacer el camino pastoral para nuestro tiempo. Él se reconoce con un pensamiento incompleto, que entra en diálogo con otros pensamientos. Leemos en FT 3: Hay un episodio de su vida (hablando de san
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Francisco de Asís) que nos muestra su corazón sin confines, capaz de ir más allá de las distancias de procedencia, nacionalidad, color o religión. Es su visita al Sultán Malik-el-Kamil, en Egipto, que significó para él un gran esfuerzo debido a su pobreza, a los pocos recursos que tenía, a la distancia y a las diferencias de idioma, cultura y religión. Este viaje, en aquel momento histórico, marcado por las cruzadas, mostraba aún más la grandeza del amor tan amplio que quería vivir, deseoso de abrazar a todos. La fidelidad a su Señor era proporcional a su amor a los hermanos y a las hermanas. Sin desconocer las dificultades y peligros, san Francisco fue al encuentro del Sultán con la misma actitud que pedía a sus discípulos: que sin negar su identidad, cuando fueran «entre sarracenos y otros infieles […] no promuevan disputas ni controversias, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios». En aquel contexto era un pe-
dido extraordinario. Nos impresiona que ochocientos años atrás Francisco invitar a evitar toda forma de agresión o contienda y también a vivir un humilde y fraterno “sometimiento”, incluso ante quienes no compartían su fe. FT 5: Las cuestiones relacionadas con la fraternidad y la amistad social han estado siempre entre mis preocupaciones. Durante los últimos años me he referido a ellas reiteradas veces y en diversos lugares. Quise recoger en esta Encíclica muchas de esas intervenciones, situándolas en un contexto más amplio de reflexión. Además, si en la redacción de la Laudato si’ tuve una fuente de inspiración en mi hermano Bartolomé, el Patriarca ortodoxo que propuso con mucha fuerza el cuidado de la creación, en este caso me sentí especialmente estimulado por el Gran Imán Ahmad AlTayyeb, con quien me encontré en Abu Dabi para recordar que Dios «ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos». No se trató de un mero acto diplomático, sino de una reflexión hecha en diálogo y de un compromiso conjunto. Esta encíclica recoge y desarrolla grandes temas planteados en aquel documento que firmamos juntos. También acogí aquí, con mi propio lenguaje, numerosas cartas y
documentos con reflexiones que recibí de tantas personas y grupos de todo el mundo. El modo como aprende cada joven es distinto… (sería interesante abrirnos para entender el nuevo modo epistemológico). Por lo tanto, nos invita a una actitud más contemplativa, a una profunda actitud de escucha, que nos pone más en actitud de aprender y también de compartir una buena noticia. Leemos en AL 296: El Sínodo se ha referido a distintas situaciones de fragilidad o imperfección. Al respecto, quiero recordar aquí algo que he querido plantear con claridad a toda la Iglesia para que no equivoquemos el camino: «Dos lógicas recorren toda la historia de la Iglesia: marginar y reintegrar [...] El camino de la Iglesia, desde el Concilio de Jerusalén en adelante, es siempre el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración [...] El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero [...] Porque la caridad verdadera siempre es inmerecida, incondicional y gratuita». Entonces, «hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos al modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición». La consulta hecha a tantos jóvenes de todo el mundo por Francisco para el sínodo de los jóvenes (creo que más de 10.000) nos muestra ese salir de esquemas y límites convencionales. Intuyo que para evangelizar hoy, la escucha, con actitud de admiración y contemplación,
que despierta en nosotros una nueva comprensión del Evangelio, son importantes… al modo de Jesús en el encuentro con la samaritana. Creo que la fascinación que genera el encuentro con el otro, la aceptación incondicional de su persona, de su historia, de su situación, es en lo que tenemos que seguir creciendo. Abrirnos
al misterio del Evangelio y de cada joven para pedir la gracia de aprender cómo anunciar el kerigma a niños, a preadolescentes, a adolescentes, a jóvenes, a jóvenes adultos. El documento de Aparecida nos desafiaba a ke-
rigmatizar las pastorales, a cada joven en la situación concreta en que se encuentra, sin repetir fórmulas ni frases hechas. Las certezas del camino que muchos recorrieron, la fuerza vitalizadora del encuentro con la palabra de Dios, el “sistema preventivo”, el gozo de Dios que nos inhabita, expresado tan bellamente por Teresa de Ávila, el “ven y verás” de ponerse al lado del que necesita o sufre, y muchísimas otras experiencias, tienen una vigencia enormesi se tiene la percepción de que algo de todo esta está en el otro y que hace falta despertarlo, para lo cual es fundamental establecer un vínculo, para que se redescubra y salga del propio encierro. El modo de hacer, vivir la pastoral… quizá sea nuevo y antiguo. El modo de incluir quizá tenga que ver con el “pensar de otro modo” los espacios y los tiempos… La mirada de sí mismo que podemos aportar tiene que ver con haberse dejado mirar por el Señor, que nos ama de un modo único, que nos demuestra que somos dignos de amor y de una misión que hace de nuestras vidas algo apasionante. Juan Bosco vio lo que vivían, observó lo que les gustaba, supo recoger sus llantos y angustias, la exclusión que soportaban, las necesidades que pasaban… y los amó, y amó lo que ellos amaban… para que terminen amando a aquel a quien Él amaba… al final del camino, se admira que “Ella (la Auxiliadora) lo hizo” (¡qué descentrado de sí mismo estaba!).
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Claudia Cabrera Periodista, Parroquia Cristo Obrero, Villa 31
La
cara invisible de la andemia
Pandemia: oportunidades, crecimiento y solidaridad. Tiempo de prueba y elección Durante los meses de a la temporada de verano de 2021, los medios masivos describieron a los jóvenes como irresponsables, peligrosos, como los principales culpables de que la curva de contagio creciera y de que los centros turísticos se desbordasen de gente. También los señalaron como responsables de las famosas fiestas clandestinas que se multiplicaban y de las reuniones con grupos de amigos, sin barbijos, en las que se compartían mates, vasos y botellas. Siguiendo esta línea de pensamiento,el organismo de la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó que no se puede descartar una segunda ola de COVID-19 en la región, especialmente porque “los jóvenes están presentando una incidencia `desproporcionada´ en la pandemia”. Asimismo, en una conferencia de prensa, su directora, Carissa Etienne, señaló: “Los jóvenes son los principales impulsores de la propagación en nuestra región”. Sin embargo, poco se habló de los jóvenes y su compromiso social. Repensar la juventud en esta pandemia nos llevó a encontramos con siete jóvenes de distintos lugares y con diferentes realidades, pero con las mismas ganas, el mismo compromiso y dispuestos a ayudar al otro. A través de una reunión virtual, que nos recordó lo difícil que suele ser la conexión
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(a veces sin escucharnos, por momentos sin vernos, de a ratos con eco, sin tiempo), logramos más de dos horas de charla, testimonios y experiencias. Jazmín Morales, de Salta; Caren Galván, de Santiago del Estero; Victoria Chaparro, de Trelew (Chubut); Sofía Ganz, de Monte Castro (Buenos Aires); Brisa Gutiérrez, de Villa La Carcova, de José León Suárez (Buenos Aires); Darwin Dylan, de Villa 31 (CABA), y Ezequiel Alfonso, de la Villa Zavaleta, en Barracas, al sur de CABA, son claros ejemplos de que sí podemos salir mejores. La llegada de la COVID-19a nuestro país fue algo que nos afectó a todos de diferentes formas. El inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio, decretado el 20 de marzo de 2020, no sólo nos obligó a quedarnos en nuestras casas, a compartir más tiempo con nuestras familias, sino también a estar más atentos a quienes tenemos a nuestro lado. Victoria tiene 18 años, es parte del equipo de exploradores y trabaja en el Hogar de Cristo en
la capilla Virgen Peregrina. Reconoce que la desesperaba no saber cuándo terminaría todo esto, pero que fue un aprendizaje y que descubrió nuevas habilidades. “Viví la pandemia en mi casa, con mi mamá y mi hermano de 24 años. Rescato el tiempo que pasé en familia porque antes teníamos distintas actividades y era difícil coincidir los tres”. Por su parte, Claudia Jazmín Agustina Morales, de 21 años, finalizó los estudios de Tecnicatura en Familia y Niñez. Recuerda que “cuando el 16 de marzo decretaron cuarentena estricta, nos paralizó tanto a mí como a mi familia. Fue bueno para reencontrarnos, ya que la rutina que teníamos no nos daba lugar para compartir ciertos momentos”. La joven asegura que trató de optimizar el tiempo: “Realicé cursos, aunque me costó hacer los de manera virtual; no sé si descubrí nuevas habilidades, pero tuve que trabajar mucho la paciencia”. Sofía, de 20 años, estudia Psicología en la UBA y trabaja en Villa Soldati, donde forma parte de la comunidad de la Parroquia
Virgen Inmaculada. Ella asegura que “la pandemia nos abrió nuevas puertas”, por ejemplo, espacios para brindar apoyo escolar. “Yo nunca hubiese dado apoyo escolar, me creía muy burra, pero la pandemia fue mucho de mirarnos para adentro”. Los jóvenes pasaron por muchas sensaciones. Entre ellas, primó el miedo, la angustia, la incertidumbre y el asombro. Darwin, de 26 años, estudia Comunicación Social, es fotógrafo, camarógrafo, genera contenidos en las redes sociales del Club Padre Múgica y trabaja en un canal comunitario, Urbana TV.“La pandemia nos cambió a todos, fue algo nuevo. En el estudio se te complicaba, te cansabas. Encontrar un lugar para imprimir en el barrio era difícil y se complicaba seguir el ritmo de las clases”, asegura. Sofía se movilizó a partir del miedo por la falta de bienestar de los demás. Comenzó a sumarse en distintas actividades, incluso con la preocupación de llevar el virus a casa y exponer a sus padres. “El sentimiento que me invadió fue estar enojada con el país, la injusticia y con todo lo que falta, como educación y agua, que son necesidades básicas, y esto se hizo visible durante la pandemia. Como país, como sociedad, deberíamos estar todos indignados por esto”, dice, y resalta una frase que aprendió de muy chica: “De nada sirve la protesta sin propuesta. Me parece positivo que se visibilice, pero habría que hacer algo”. El trabajo social de Sofía también está reflejado en el espacio de primera infancia del Hogar de Cristo: “Estamos con les hijes de las personas que están tratando de recuperarse de las adicciones”. Hace 11 años forma parte de la Pa-
rroquia Virgen Inmaculada, en Soldati, en el grupo de jóvenes de exploradores, del cual hoy ya es dirigente. Además, colabora en una granja de adicciones que pertenece a la iglesia Madre del Pueblo, del barrio 1-11-14, en actividades para los niños. Ezequiel Alfonso, de 24 años, estudia el Profesorado de
Educación Física. Educador comunitario en Fundación TEMAS, comunicador comunitario @di 21 24 y profe de fútbol 11 en el Club de la Iglesia Caacupé, asegura: “La virtualidad me hizo sentir miedo a perder el año de estudio y me mudé porque no tenía internet. La pandemia nos movió de la zona de confort, nos obligó a quemar etapas. La virtualidad nos abrió nuevas oportunidades, nos hizo ser mejores, más solidarios, a las personas que tenemos buen corazón, pero también hizo que otras personas se cerraran y sean más egoístas, al menos en la parte estudiantil. Calculo que todos tenían sus problemas, tenían sus vidas, sus tiempos, pero con la mitad de mis compañeros hablábamos, compartíamos apuntes, fotocopias, resúmenes, y, de repente, nada”. El joven agrega que tuvo miedo de “en lo frío que te convierte la virtualidad”. Y dice que, al no poder trabajar,
sobretodo, con los niños, la virtualidad era una barrera, hasta que, finalmente, con protocolos, pudieron abrir espacios, hacer las tarea. “Pero, sobre todo, necesitaban hablar y reencontrarse con otros, con sus amigos, jugar, caerse, disfrutar”, cuenta. La primera infancia no era la única preocupación de Ezequiel. A medida que avanzaba la cuarentena, las organizaciones de su barrio comenzaron a organizarse para hacer un relevamiento de las personas mayores. ”Se hizo una campaña de comunicación, luego un censo, para relevar a todos abuelos, saber la situación de cada uno, lo que necesitaban, principalmente medicamentos, y les hacíamos las compras. Cuando llegaba la mercadería del Gobierno nacional, la dividíamos con las organizaciones, ya que el barrio es muy grande. Logramos transformar el miedo en fuerza de voluntad y solidaridad, y pensar en los que menos tienen”. Claudia Jazmín, desde Salta, asegura: “Sí, tuve miedo y mucho. Más que nada por el riesgo de contagiar a mi madre. Las noticias a veces te generaban aún más temor. Por eso dejamos de mirar televisión”. Victoria, en cambio, desde Trelew, afirma no tener miedo. “Por lo menos en mi ciudad los conta-
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gios fueron reduciéndose”. La joven comentó que trataba de estar tranquila porque era su familia la tenía miedo, y su mamá es factor de riesgo. “Considero que fue un punto muy importante y que, en cierto modo, lo necesitaba. Descubrí que soy mi mejor compañía y que es valioso hacer cosas por nosotros mismos”. Brisa Gutiérrez, de 20 años, es soldado voluntario en el Ejército y está en la Parroquia San Juan Bosco, en la Villa de José León Suárez. Reconoce haber sentido más asombro que miedo. “Sentí asombro por la solidaridad de mis vecinos y por lo lindo que es ser parte de una comunidad organizada y ver todo lo que se puede hacer juntos como vecinos”. Sin embargo, no es un punto de vista lejano. Desde los 14 años, colabora en la capilla, que depende de la Parroquia Virgen de los Milagros, donde se abrió un comedor y se llegaron a entregar más de 2000 raciones diarias. Si bien, como consecuencia de la pandemia y la virtualidad, abandonó la carrera que había comenzado, eso no detuvo su deseo de hacer algo más. En septiembre, se anotó en el Ejército como soldado voluntario. Actualmente, forma parte del taller automotor, recorre diferentes lugares y colabora en los comedores. Comenta con
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orgullo: “Pasé de ser una persona común, de civil, a ser soldado, todo en menos de un año. Hoy sé que es esto lo que quiero”. Ezequiel Alfonso recuerda que también tuvo su momento de negatividad: “La pandemia fue un quilombo, no me sirvió para nada, se sintió horrible”.Extrañaba sus actividades, en especial trabajar con chicos, porque de manera virtual se hacía muy difícil. “Había un hueco entre los profes y los chicos porque la comunicación terminó siendo más con los padres, ya que se conectaban desde sus teléfonos y, en la mayoría de los casos, no tenían internet y se quedaban sin datos”. Caren Galván, de 18 años, expresa: “No teníamos miedo, en el campo la pandemia no se sentía y, al principio, no había llegado el virus a nuestra ciudad. Sentí la pandemia por el tema de la educación. Nosotros nos internamos en la escuela porque es un colegio técnico y era muy preocupante porque no teníamos conexión, nos llamaban del colegio para buscar materiales y llevarlos a nuestra casa, pero no teníamos quién nos explicara”. Cuenta que se dispuso que, aquellos alumnos que estaban cursando el último año, podrían
quedarse internados en el campus estudiantil de la iglesia; pero mucha gente se opuso a este proyecto a través de denuncias. “Decían que nosotros seguramente propagaríamos el virus”, dice Caren, pero resalta que “no lo vivimos tan de cerca, no lo sentimos tanto”. ¿Y si, en vez de depositar la responsabilidad sobre los jóvenes, apuntamos a ver cómo les afectó esta pandemia? El virus crece, sus niveles de contagiosidad son muy altos, pero la solidaridad también se multiplica y se contagia. Como expresó el papa Francisco: “Alimentemos lo bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común”. Cientos de jóvenes hicieron propias estas palabras. La joven de José León Suárez expresa que, en su barrio, se abrieron lugares específicos para los abuelos donde realizan controles más integrales, de salud física y mental. “A mí me asombró mucho la solidaridad de la gente, que no se quedó encerrada en su mundo pensando en su familia, sino que también vio al otro, al vecino, para tratar de cuidarnos entre todos”. Y agrega: “Desde la parroquia se abrieron varios comedores en
todo el barrio, la comunidad se comprometió ayudar, todos quisieron dar su granito de arena”. Sofía recuerda: “Comenzamos a colaborar en comedores, ya que la pandemia trajo eso, colaborar en familia, y lo vivimos con alegría”. La Veredita es uno de los comedores que abrieron en familia, que, además, ofreció un espacio de apoyo escolar. “Los papas no lograban ayudar a sus hijos porque no entendían los cuadernillos. No tuvieron clases por zoom; era casi un año sin educación. Al apoyo se empezaron a sumar los jóvenes de exploradores, y se hacía la actividad en una de las capillas, tres veces por semana, con protocolo. El apoyo escolar no es simplemente eso, la educación es fundamental, es una herramienta para la vida”. El joven integrante del club Padre Carlos Múgica cuenta: “Inten-
mayores, a quienes les llevamos mercadería, y, además, logramos abrir dos merenderos”. A su vez, resalta que, trabajando en un canal comunitario y desde su experiencia “lo preocupante fue la poca visibilidad que se le dio a lo que realmente pasaba en los barrios, en la 31 no había agua y una de las medidas era lavarse las
hoy compartimos espacio y tareas para y por los demás”. Claudia Jazmín, por su parte, reflexiona: “Este punto me lleva a que, justamente hoy, vi por televisión que se culpabiliza a los jóvenes. Si bien es cierto que las fiestas clandestinas fueron organizadas en su mayoría por jóvenes, también está esa otra parte de la población que no respetó y no respeta los protocolos, y la otra parte que no cree o no creía en esta pandemia. Pienso que no se trata de edades, de si sos joven o adulto. Creo más bien que tiene que ver con la responsabilidad y el razonamiento de cada uno”. Recordando su experiencia, Ezequiel comenta: “Muchos de manos con agua y con jabón. Se nosotros fuimos aprendiendo vio mucha hipocresía, puesto que valores en clubes, en organizaesto pasaba en pleno centro de ciones, en la iglesia, el hogar o CABA. Muchas vecinas y vecinos algún espacio, a ser solidarios y murieron por esta negligencia y, empáticos con los demás. Lo tenemos internalizado y ya es una forma de vida que pracUn estudio que impulsó la Fundación Vivir Agradecidos con ticamos todos los días; nos profesionales de la salud y la educación, sobre la situación emocional pone felices ayudar, crear rede los adolescentes en el contexto de la cuarentena y la distancia des de sostén hacia los que social, arrojó los siguientes resultados: siete de cada diez adolescentes menos tienen o más sufren; manifiestan signos de depresión y, de ellos, el 40, 3% la experimentan empatizamos con las comude forma grave. Además, más de la mitad desarrolló problemas de nidades en las cuales vivimos ansiedad, y el 61% no muestra resiliencia, es decir, la capacidad de y agregamos nuestro granito sobreponerse y transformarse para seguir adelante en la crisis. de arena para que la realidad Ya a comienzos de la pandemia, distintos estudios habían alertado cambie para mejor”. sobre el impacto que la cuarentena estaba teniendo en el bienestar Victoria dice que, en el emocional de los adolescentes y mostraban que los menores de 25 Sur, particularmente en su años experimentaban con mayor frecuencia cuadros de depresión ciudad, nunca escuchó a naprofunda, incluso más que los mayores de 65 años. die culpar a los jóvenes, al menos ella no lo sintió de esa manera. tamos ayudar, somos casi 500”.Y desde el canal, tratábamos de reComo expresó el sumo pontíresalta que “es justamente es flejarlo”. fice: “No se olviden que de una estos tiempos cuando se ve que La joven soldado Brisa, expresa: crisis no se sale igual: salimos la solidaridad siempre va a estar “La juventud esta muchísimo más mejor o peor”. De nosotros deentre los vecinos, entre la gente comprometida. Yo tuve la suerte pende, como estos jóvenes que que se organiza. Nosotros, lo jó- de conocer a muchos jóvenes con siguen eligiendo ser mejores día venes del club, relevamos adultos quienes me cruzaba en el barrio y a día.
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n e e n o c l a b No Francisco incita a los jóvenes a no “vegetar” ni “hacer de la vida un sofá que nos adormezca”. ¿Para qué están los jóvenes? “Para dejar una huella”, nos dice. En nuestro inmenso país, la Pastoral de Juventud tiene distintos matices. Así, desde el Norte hasta el Sur, pasando por Buenos Aires, quisimos dar cuenta un poco de esa diversidad, compartiendo las vivencias de los jóvenes de algunas de las distintas regiones de nuestra patria. En esta oportunidad, nos dan su testimonio la Vicaría de jóvenes de Bs As. y las regiones NOA y Patagonia.
Región del NOA Emilse Bonifacio
Nuestra región se caracteriza por su fuerte religiosidad popular. María y los santos, a los que el pueblo les rinde una especial devoción, son centrales. Es una región muy alegre, llena de talentos, a veces tímida, con mucha sabiduría desde las raíces. El Equipo de Pastoral de Juventud,integrado por las diócesis de la región del NOA, es agradecido, ama con mucha sinceridad y entrega a los jóvenes. Quienes lo conforman son creativos y les encanta la siesta. Está integrado por once diócesis y prelaturas: diócesis de Añatuya (Santiago del Estero), prelatura de Cafayate (Salta y parte de Catamarca), diócesis de Catamarca, diócesis de Concepción (Tucumán), prelatura de Humahuaca (Jujuy), diócesis de Jujuy, diócesis de La Rioja, diócesis de San Ramón de la Nueva Orán (Salta), Arquidiócesis de Salta, diócesis de Santiago del Estero y la
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A D I V LA
Ser jóvenes católicos es un arquidiócesis de Tucumán. Este tiempo tan particular estilo de vida; la pandemia que nos toca vivir es de incer- es una circunstancia. Elegir tidumbre, de mucha introspec- seguir y amar a Jesús ción y hasta de desilusión por proyectos de vida truncados,por es elegir un camino a la ejemplo, los estudios univer- santidad, es poder ver a sitarios. Sin embargo, vimos Dios en todos los momentos la alegría de los jóvenes que de la vida y pensarse pusieron sus dones y talentos para sostener a sus comunida- siempre en salida en una des. Para muchas de nuestras vida entregada a otros. parroquias y movimientos, la migración de la presencialidad durante la pandemia. Cada una a la virtualidad fue sostenida por de las diócesis sumó sus esfuerzos nuestros jóvenes. para realizar un CorpusChristi joven y la novena de Carlos Acutis. Además,hizo comunión con la Pastoral de Juventud Nacional en la Asamblea de escucha y lineamientos pastorales en encuentros regionales e interregionales. Siempre nos han costado las distancias. Al ser una diócesis grande, son pocos los espacios para encontrarnos acompartir la vida y, con la pandemia, nos costó aún más. Pero aprendimos a potenciar el uso de las redes sociales y entendimos que nuestras vidas dependen de Dios, de su hermoso plan. En muchas situaciones, la vida nos sacudió, Por lejos, me parece admirable pero, al entregarla, entendimos su creatividad, aun con los días fu- que somos de Dios.. turoscolmados de incertidumbre Para el futuro, nos deja la sabiy con muchos dolores por laspér- duría de que con Jesús podemos. didas de familiares o por familia- Entendimos que, en cualquier sires enfermos. Nuestros jóvenes, tuación, pese lo que pase, tenecon la mirada en Jesús, siguieron mos algo para ayudar y dar. Socompartiendo el evangelio. mos meros instrumentos. La Pastoral de Juventud del El año pasado, la Cuaresma NOArealizó encuentros virtuales y la Pascua la vivimos en una
iglesia doméstica, en familia. Motivamos en las redes para conectar con nuestros jóvenes y propiciamos espacios virtuales para que puedan vivir este tiempo junto a Jesús. Hoy, como región, estamos en un período de transición de coordinadores. Vamos a vivir este tiempo de Cuaresma juntos a través deencuentros virtuales para garantizar espacios de oración entre nosotros. Facebook: Pastoral Juventud Región NOA
Vicaria de Jóvenes de Bs As.
M. Lourdes Ruiz Torres La Ciudad de Buenos Aires se caracteriza por la pluralidad en los modos de caminar la vida y de vivir la fe. El caso de los y las jóvenes no es distinto. Ser joven en la Ciudad de Buenos Aires hoy se presenta con miles de rostros distintos. Así de plural también hemos vivido el aislamiento y sus consecuencias. Aunque en las noticias los y las jóvenes hayamos sido protagonistas de escenas que no hablaban del cuidado, durante todo el año ha sido buena noticia al modo de Jesús la presencia cercana de muchos y muchas de nosotros en los centros comunitarios, en las Cáritas parroquiales, en las misiones barriales de las comunidades y en el sostenimiento de las celebraciones digitales de las misas, aportando nuestro co-
nocimiento tecnológico. En este comienzo de 2021, aún con la incertidumbre de cómo se vivirá este año, los y las jóvenes vamos construyendo algunas certezas fruto de la experiencia de un año atravesado por el aislamiento preventivo, los barbijos y el alcohol en gel. En medio de este mar tormentoso, nos descubrimos en la misma barca, intentando remar juntos y juntas para dar respuesta a las circunstancias, buscando acompañar la vida de las comunidades creativamente para recrear los modos de seguir a Jesús y anunciarlo. El 2020 nos mostró que los lazos comunitarios van más allá de un espacio físico compartido, que siempre hay maneras para tender una mano y estar al servicio de quienes más nos necesitan. Aprendimos que las redes sociales pueden ser una oportunidad para encontrarnos, pero que un like no reemplaza el calor del abrazo. Reconocimos que la pandemia vino a revelarnos muchas otras enfermedades que ya estaban naturalizadas y para las que también necesitamos unirnos para curar, cuidar y compartir. Durante el 2020, desde la Vicaría de Jóvenes, hemos querido acompañar a las comunidades y a cada joven con propuestas concretas de oración y de reflexión en Pentecostés,
en Corpus, cercanos a la fiesta de San Cayetano y a la Peregrinación Juvenil a Luján. Hemos estrechado lazos con Jóvenes en Cáritas, entendiendo que nuestra fe debe estar sostenida con gestos concretos para los y las que más sufren. Hemos comenzado un camino de fortalecimiento de los equipos zonales para dar respuestas más ajustadas a la realidad territorial: fogones virtuales, jornadas de formación, vivos en Instagram, propuestas solidarias que dieron a conocer lo que las comunidades ya estaban realizando, y acercamientos concretos a los referentes de las comunidades para buscar caminos de comunión. Además, propiciamos la formación de los animadores de estos equipos gracias a los talleres del Instituto Pironio. Así nos encuentra el 2021. Con la incertidumbre de cómo transitaremos este año, pero con la certeza de que Jesús nos llama a renovar la esperanza y a seguir buscando el modo de anunciarlo. El tiempo de Cuaresma nos encuentra volviendo a la presencialidad con formas cuidadosas, buscando estar comprometidos y comprometidas con las realidades sufrientes de nuestra ciudad y queriendo reafirmar la alegría de encontrarnos en nuestras comunidades chocando puños, sin el delay de las videollamadas, pero con el compromiso de cuidar la vida propia y la de los
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pudimos reconocer y destacar que venimos haciendo en estos tres últimos años una experiencia de familia regional, donde el equipo coordinador anima la pastoral, pero en conjunto vamos soñando, pensando, rezando, discerniendo y optando por la pastoral de queremos vivir… de esta manera emprendimos un camino que resumimos con la frase “del encuentro a la misión”… que comenzó demás en lo simple y concreto de nuestros barbijos. Nos encuentra con deseos de celebrar la Pascua, de encontrarnos con Jesús, que parte el pan para quedarse cerca y que viene a iluminar con su Resurrección cada uno de los sepulcros propios, comunitarios y sociales. Con María, siempre joven y cercana, queremos estar al pie de tantas cruces de nuestra ciudad. Con ella, queremos correr la mañana de la Resurrección y encontrarnos con la vida que siempre encuentra el modo de abrirse paso. Facebook: Vicaria de Jóvenes Bs As
Región Patagonia
Fiamma Tapia / Juan Pablo Zulli La Pastoral de Juventud en clave vocacional de la Región Patagonia está compuesta por 6 diócesis (Neuquén, Alto Valle del Río Negro, Viedma, Bariloche, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos) y una prelatura en Esquel. Cuando pensamos la Región Patagonia, gráficamente nos encontramos con media Argentina. Por eso, uno de los rasgos característicos y esenciales de nuestra región es la gran distancia que nos separa entre una diócesis y otra y que se extiende en el interior de cada una de ellas. Además, es una tierra donde la diversidad impera, las realidades tienen rasgos de ciudad, pueblos, ruralidad y comunidades originarias, que se
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sumana la interesante movilidad poblacional, principalmente de jóvenes que, año tras años, se presentan en cada una de las diócesis. A la hora de pensar la Pastoral de Juventud en clave vocacional, estos rasgos no son menores. Si bien, como dice el papa Francisco en Christus Vivit, “la juventud no existe, existen los jóvenes con sus vidas concretas” (ChV. 71), nuestros planes pastorales no solo consideran al joven, sino que son desafiados a encarnarse y abrir el corazón para salir al encuentro. Mucho nos falta respecto a esto, y le hemos dedicado este fin de semana (19 y 20 de febrero de 2021), en nuestro Encuentro Anual Regional de Agentes Pastorales, junto con todos los obispos de la región, tiempo a la reflexión y a dejarnos interpelar por qué identificando siempre la necesidad de salir al encuentro nos cuesta dar el paso a concretarlo; iluminando y haciéndonos eco de Fratelli Tutti. Hemos llegado así a pensarnos en tres desafíos, que llegan para revisar, sumar, sacar o afirmar las orientaciones pastorales, que como áreas después de dos años de trabajo en febrero del 2020 hemos podido rezar. En el proceso de discernimiento para la nueva coordinación que arrancamos en diciembre pasado,
con un tiempo de encuentro con Jesús Palabra, profundizar en ella, conocerla, animarla en nuestras diócesis, teniendo como centralidad el kerygma para reunirnos en mayo del 2020 en un Encuentro Regional de Animación Bíblica, “Shekinah”, que luego diera paso a la profundización de la Doctrina Social de la Iglesia. Y aquí aparece la pandemia… Con el corazón de fiesta y soñando con el encuentro, primero creímos que se trataba de 15 días u otros 15 días más… así que avanzamos y seguimos trabajando… pero luego tuvimos que posponer. Esta decisión no fue fácil para los jóvenes, algunas diócesis, optando por esta participación, habían suspendido otras actividades… La diócesis del “fin del mundo”, en Río Gallegos, suspendió la fiesta
de los 500 años de la primera misa en territorio argentino; y esta serie de actividades que solo quedaron en el calendario comenzaron a ser desafíos para los Equipos Diocesanos… los jóvenes, de apoco, fueron sintiendo la soledad, la necesidad de estar con otro. El cansancio de la cámara, entre otras cosas… En este sentirnos familias, nos sentimos y sabemos corresponsables las 7 diócesis unas entre otras, así que como región nos juntamos al principio de la pandemia, nos escuchamos… nos propusimos un challenge que incluyera a los jóvenes sobre la búsqueda del tesoro, descubrir lo bueno de lo que nos estaba pasando… activamos las redes sociales, y allí nos propusimos que la Palabra fuera nuestra compañera. Cada miércoles y domingo, jóvenes de diferentes puntos de las diócesis realizaban la reflexión del evangelio en videos corto. Por primera vez, Pentecostés fue una fiesta regional.Realizamos actividades simultáneas durante una jornada y, a la noche, compartimos un fogón junto a Filocalia. También nos dimos espacio para que cada diócesis hiciera su proceso sobre lo planificado. Los equipos, junto conotros agentes pastorales, comenzamos, de apoco, a emprender el camino sobre lo social, compartiendo un espacio de formación y de reflexión sobre DSI, y, desde mediados de septiembre, hemos compartido muchos espacios como Pastoral de Juventud en clave vocacional regional, donde hemos ido haciendo opciones para el año 2021 y 2022. A finales del año pasado, en nuestras reuniones nos pre-
guntamos sobre la pandemia y sus efectos. Las comunidades parroquiales ya no son las mismas, tampoco los movimientos.Si antes nos sentíamos desafiados a salir al encuentro de algunas realidades, hoy son muchos más los jóvenes que están fuera de la Iglesia. Creemos que la pandemia sigue, pero ya conocemos el encierro, no nos agarra como antes, así es que comenzamos el año preguntándole a Jesús: ¿Qué querés que hagamos con y desde la Pastoral de Juventud en clave vocacional? ¿Qué querés que hagamos juntos? Estamos en un tiempo de discernimiento de nuestras op-
ciones y, mientras trabajamos en soledad orante, nos preparamos para juntarnos nuevamente a mediados de marzo con el deseo de poder pensarnos cómo acompañar y fortalecer caminos diocesanos para seguir vivenciando lo regional y, sobre todo, seguir creciendo en la vocacionalización de la Pastoral de Juventud que, en 2018, nuestros pastorales nos propusieron y emprendimos en el trabajo conjunto entre ambas pastorales, dando lugar al servicio de la Pastoral de Juventud en clave vocacional. No tenemos dudas de que la vivencia de este tiempo de Cuaresma y Pascua, en cada una de nuestras comunidades, será de mucha ayuda para hacer opciones y para el servicio pastoral. Es un tiempo de desierto, de oportunidad, de escucha, de dialogo para dejarnos atravesar por el misterio que nos invita, cada día, a salir al encuentro de los jóvenes, en especial de los más necesitados. Instagram: @past.juventudpatagonia
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Lucas Pedró Movimiento Misioneros de Francisco
Betty y adrian lares ientos Popu
a r e n o i s i M d u t n e v Ju o s i c n a de Fr e los Movim sd e d a d a ir Una m
El movimiento misioneros y misioneras de Francisco es una organización social que nuclea a más 40 comunidades en todo el país. Acompañando la religiosidad y la cultura popular, misionamos nuestros barrios para cultivar la fe y el espíritu comunitario. Dentro de la gran heterogeneidad del movimiento, la Juventud Misionera de Francisco está conformada por jóvenes organizados. Somos energía y ganas de transformar, somos la respuesta al llamado de Francisco cuando nos pidió “hagan lío”.
Francisco nos señala con firmeza el lugar destacado de la juventud al decirnos: “Ustedes no son el futuro, son el AHORA de Dios”. Desde esta perspectiva, nos involucramos y participamos en la vida comunitaria construyendo el bien común en nuestros barrios. A diferencia de los 90, cuando la indiferencia fue lo cotidiano, crecimos escuchando y sintiendo un proceso de participación social que aumentaba. Entonces, de a poco, fuimos volviendo a espacios de reflexión y de acción que habíamos abandonado. Somos una generación que sintió la
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invitación e hizo propia la vuelta de los jóvenes a la política. Encontrándonos y organizándonos comunitariamente, descubrimos también un profundo sentido transformador en nuestras prácticas, integrando e interviniendo activamente en el tejido social. Los pibes y las pibas tenemos el gran desafío de encontrar un proyecto de vida en medio de este sistema que nos excluye y nos descarta. Luchamos contra las drogas que adormecen nuestra sed transformadora, luchamos contra la violencia institucional, contra la discriminación y el miedo al pobre, y la colonización cultural, que nos quiere en cautiverio frente a una pantalla. Por eso, sentimos tan importante el mensaje de Francisco, que nos pide ser protagonistas. Siempre acompañados por un Cristo vivo, eternamente joven, que entregó vida y corazón al servicio de sus hermanas y hermanos. Es brillantemente gráfico Francisco cuando nos indica no ser jóvenes jubilados, o nos invita a no ver el mundo como turistas o desde un balcón. Creemos que la exhortación apostólica “Cristo Vive”, dedicada a los jóvenes, así como “La alegría del Evangelio”, “Laudato Si” y “Fratelli Tutti” son documentos imprescindibles para la lectura y el análisis de la coyuntura. Desde este humilde lugar, recomendamos a todos y a todas: ¡lean a Francisco! Las juventudes no somos un grupo aislado dentro de la socie-
dad con sentires y problemáticas específicas. Tratamos de intervenir “en medio” de la vida comunitaria de nuestra organización y de nuestros barrios, atendiendo los dolores que nos aquejan. Sabemos que nuestras luchas no comenzaron con nosotros ni hace 15 años. Por eso, entendemos que solo podremos construir una propuesta superadora en la medida que seamos capaces de recuperar la memoria de las luchas que nos precedieron. Es nuestra tarea capitalizar las conquistas del pasado en virtud de construir una realidad más humana, donde el dinero y la exclusión no estén en el centro. Actividades como el apoyo escolar, las expresiones artísticas y culturales, las ollas populares y los encuentros de formación en consumo o violencia nos dan las herramientas para estar activos y activas en nuestras comunidades. También participamos en proyectos productivos y cooperativas, en los que encontramos la oportunidad del primer trabajo, que tantas veces nos fue negada. Así es como intentamos crear un círculo virtuoso de liderazgo social que nos lleve al buen vivir. Por último, tenemos también el URGENTE desafío del cuidado y la preservación de la casa común. Quizás seamos la última generación capaz de hacer algo frente al colapso ambiental; luego, será tarde y habremos perdido la última oportunidad de detenerlo. Las juventudes somos presente que participa, reflexiona, lucha e interviene para que el mañana sea con Pan, Paz, Techo, Tierra y Trabajo. Instagram: @misioneros.francisco
Pbro. Matías Viñas Parroquia Santo Ildefonso, Diócesis de Lwena, Angola (África).
ABRIR el corazón Matías Viñas tiene 38 años y se ordenó como sacerdote en 2013. Fue vicario parroquial en San Antonio de Padua y luego en San Judas Tadeo, en el Bajo Flores. Durante estos años, hizo su formación misionera en paralelo con el trabajo pastoral de la parroquia, con el equipo de Iglesias Hermanas, para ir a misionar a África.
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En Angola (África), el porcentaje más alto de la población es joven, entre 0 y 24 años. La expectativa de vida es baja, y las familias son muy numerosas. La edad promedio de las jóvenes que comienzan
a ser madres es de 16 años. Allí se encuentra la Parroquia San Ildefonso, en Lumeje-Cameia, una de las zonas más pobres y olvidadas del país. Como la gran mayoría de los lugares de Angola, sufrió mucho la guerra. Primero, la de descolonización; después, una guerra civil de las más crueles que se vivieron en África. Durante más de 40 años, hasta la llegada de la misionera laica Alba Comán y del padre Ignacio Copello, actual párro-
co, no contaba con ninguna presencia sacerdotal, religiosa o misionera. Junto con ellos, luego de un camino de varios años de discernimiento, el padre Matías Viñas hace un año que está misionando en Lumege como parte del equipo de Iglesias Hermanas de Buenos Aires. Es muy hermoso tener la oportunidad de escucharlo sobre su vocación misionera. “Siempre sentí el llamado de Jesús a ir a aquellos lugares de cruz, donde están los olvidados, pero que Dios no olvida. En el diaconado fui enviado por el cardenal Bergoglio como misionero en la diócesis de Añatuya (Santiago del Estero), y, en mi primer año de cura, el cardenal Poli me propuso ir pensando en África como
nuevo destino de misión. Son muchos los desafíos: encontrarse con otro lugar, otra cultura, otro idioma. El idioma oficial es el portugués, pero también se hablan unas cinco lenguas originales, de las cuales predomina el tchokwe. Así que tuve que aprender a leer en tchokwe para poder celebrar la misa y, de a poquito, entenderlo y hablarlo. Y, si bien el lugar tiene lo propio de la cultura africana, en el encuentro con los más pobres y su sabiduría de vida, en muchos aspectos es parecido a lo que he vivido en el Bajo Flores y en algunas partes de Santiago del Estero”. “En ese encuentro, el camino es el de la pedagogía de Jesús, que va rompiendo las barreras: ser el blanco, el extranjero, y así poder entrar en las casas, compartir las charlas, la cultura, hablar en confianza, llevar el consuelo y el perdón de Dios. Lleva su tiempo, hay que tener mucha paciencia, pero es lindo cuando la gente va abriendo las puertas de las casas y del corazón, y uno puede compartir lo más preciado: la buena noticia del Reino”. La parroquia de San Ildefonso queda a unas cinco horas de la capital de la provincia, en un pueblo de unos 30.000 habitantes y unas 25 comunidades rurales, algunas de las cuales llegan a estar a tres horas de viaje. En el pueblo hay varias capillas y un centro social donde se dan cursos de informática, cocina, electricidad. Hay apoyo escolar
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para los chicos y todas las actividades parroquiales: Cáritas, infancia y adolescencia misionera, la catequesis, la pastoral de los chicos y el grupo san Damián, donde se atiende a unos 80 leprosos de distintas aldeas. La parroquia también tiene una escuela primaria que llevan adelante cuatro religiosas que viven allí y que tienen también una residencia para chicas. Matías nos comparte del trabajo de evangelización que hacen: “La mayoría aquí no son católicos, con lo cual la parroquia tiene una impronta totalmente misionera y de primera evangelización, de salir continuamente para acercar la palabra de Dios a todas las personas. Es un trabajo de mucha presencia, de acompañamiento, que se va haciendo despacio y con mucha paciencia. También hay trabajo con la gente local, sobre todo con la iglesia ministerial, de manera que es toda una comunidad misionera que sale al encuentro de las personas. Y la verdad es que las personas que se bautizan y quieren seguir el camino de Jesús, lo hacen con mucha fuerza y dedicación. La catequesis es fuerte, ya que no hay ninguna raíz católica en la población. Hay un trabajo de inculturación de la fe y de buscar los medios para que
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vaya penetrando en la cultura del pueblo”. En este sentido, Matías recuerda cómo el año pasado se comenzó en las aldeas con las fiestas patronales: “Conseguimos imprimir algunas imágenes de los santos patronos, hacer las primeras procesiones y bendiciones. Es ir sembrando de a poco, pero son cosas que la gente va asumiendo, y la fiesta y la alegría son propias de su cultura”. Con la pandemia, la cuarentena es casi imposible de respetar por la forma de vida de la gente, aunque por varios meses se pidió cumplir las normas, como en todo el mundo: el uso de barbijo, el lavado de
manos, el distanciamiento. Durante un tiempo no se pudo celebrar la misa con las personas presentes, pero en febrero se contempla el comienzo de las clases. En el país se hacen pocos testeos, con lo cual los datos no son muy certeros. Y hay otras enfermedades que siguen día a día afectando a la mayoría
del pueblo: la fiebre tifoidea y la malaria. “Tenemos un sueño”, nos cuenta Matías con emoción. “Si el coronavirus nos lo va permitiendo, está el proyecto de empezar a armar un club con todo el acompañamiento deportivo para la niñez, la adolescencia y la juventud. Sabemos que niños, niñas y jóvenes son un porcentaje muy alto con respecto a la población total, con lo cual hay un trabajo muy fuerte con ellos. Hay muchos chicos que durante mucho tiempo están todo el día solos en la calle, algunos empiezan
a robar, a tomar alcohol y a consumir algunas drogas propias del lugar. Algunas chicas, desde los 13 años comienzan a prostituirse. Y creemos que las actividades deportivas ayudan a que los chicos y las chicas puedan crecer en un ambiente sano, acompañados por gente sana, y los motivan a tener pasión por la vida. Un club es un ambiente evangelizador y educativo desde donde acompañar la vida y la fe de los más pequeños de nuestro pueblo”. Instagram: @iglesiashermanasbsas
Juan Bernal Educador popular, coordinador del Área Juventudes y Derechos de la Fundación La Salle Argentina.
¡Vamos los pibes
y las pibas!
Desde los primeros días de marzo del año pasado, hemos ia en los y las jóvenes vivido, en nuestro país y en el s y perspectivas de la pandem cto Efe mundo entero, una situación cuidar de que no transmitiera para los jóvenes. ¿Qué pasaría si inédita en todos los niveles de la vida social, económica, polí- el virus a personas mayores; o los mismos jóvenes hubiéramos tica, cultural. La pandemia de bien que había que “entretener” sido los convocados y encargaCOVID-19 ha puesto “patas para a este grupo social, dada la si- dos de pensar las políticas para arriba” el mundo antes conoci- tuación del aislamiento social y el cuidado y la prevención para ante el cierre de la escuela do. El foco, naturalmente, se co- y otros centros de partilocó en la prevención del conta- cipación, formación y sogio, en minimizar los riesgos, en cialización. En contadas oportutratar de amortiguar la escalada de casos. A esta altura, cabría nidades fuimos convopreguntarnos: ¿Qué papel nos cados como sujetos potocó y nos toca jugar a tantos líticos, ciudadanos, parte jóvenes de nuestro país (sobre de una sociedad que bustodo de nuestras barriadas) en caba modos distintos de este escenario tan complejo? hacerle frente a algo des¿Cuál es nuestro rol indiscutible conocido, inédito. En segundo lugar, y en esta hora, cuando todas las como correlato de lo ancertezas parecen derrumbarse? Revisando un poco los me- terior, es imprescindible ses pasados, debemos reconocer revisar críticamente las que, en no pocas oportunidades, miradas sociales que se la población infanto-adolescen- arrojan sobre la poblate-juvenil ha quedado colocada ción juvenil. Durante el en algunos “lugares” que nos verano, hemos sido testiparece importante mirar críti- gos de cómo los medios camente para hacernos algunas de comunicación han carpreguntas que nos habiliten gado las tintas sobre los jóvenes, nuestros mismos compañeros nuevos modos de pensarnos, culpabilizándonos de generar de rango etario? La complejidad del tiempo de cara al presente y al futuro focos de contagio a propósito de ciertas “fiestas” o “juntadas” que estamos atravesando no próximo. En primer lugar, hay que re- (más o menos clandestinas y nos permite, para quienes soconocer que, desde el inicio, no con la complicidad del mundo mos educadores y educadoras, fuimos considerados una po- adulto). De nuevo, la población caer en el privilegio de la desblación interlocutora en esta adolescente-juvenil fue puesta esperanza. Es preciso y urgente encrucijada mundial. Todos los en el ojo de la tormenta como organizar la esperanza, organidiscursos (o la mayoría de ellos) “chivo expiatorio”. En definitiva, zar el protagonismo, dar lugar al fueron dirigidos a la población no hacían más que visibilizar compromiso. Por eso, comparto adulta. Recién en una segunda dos cosas: a) lo que gran parte algunas pistas que nos pueden etapa, algunos gobiernos co- de la sociedad adulta venía ha- ayudar a preguntarnos sobre el menzaron a hablarnos directa- ciendo más solapadamente; b) presente y el futuro próximo de mente a nosotros como ciuda- la falta de participación efectiva los y las jóvenes (y, sobre todo, danos que también sufrían los de los jóvenes para pensar polí- para repensarnos como societicas públicas de cuidado y pre- dad adultocéntrica). embates de esta pandemia. 1. Urge pensar a los y las jóLa primera mirada que pre- vención para la población juvevaleció sobre este colectivo fue nil. Adultos pensando políticas venes como sujetos políticos. Es
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imprescindible, en este tiempo, contar con nuestra voz, nuestro protagonismo, con nuestra capacidad de ser interlocutores en la construcción de políticas públicas inclusivas. Sobre todo que, desde nuestro lugar de jó-
venes, podamos mirar a los y las jóvenes para dar respuesta a nuestros problemas más acuciantes, para escuchar nuestros reclamos, para amplificar nuestra voz. Sería muy positivo poder contar con la presencia de niños, niñas, adolescentes y jóvenes convocados a una actoría social, política, cultural, para sumar nuestra voz desde el lugar de los y las jóvenes. Incluso para pensar las mejores políticas públicas que habiliten la participación, el protagonismo y el ejercicio de la ciudadanía plena para niños, niñas y adolescentes (así como en los equipos técnicos hay médicos, infectólogos e investigadores). 2. Los y las jóvenes (sobre todo en nuestras barriadas populares) hemos sido verdaderos protagonistas del cuidado social, de la causa común de la preven-
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ción, del sostenimiento de lo colectivo. Hemos sido también quienes hemos estado en la primera línea de la solidaridad en comedores, parroquias, centros de salud, proyectos educativos y culturales. Urge pensarnos y sostenernos como sujetos de transformación social. 3. Es imprescindible reconocernos y hacernos lugar como verdaderos sujetos de producción y recreación cultural. Los y las jóvenes hemos sostenido los intentos de
recreación de la cultura ante el cierre, sobre todo, de la escuela (nunca de la educación, que se sostuvo por el tremendo esfuerzo de miles de educadores). He-
mos sido, en muchas ocasiones, verdaderos promotores educativos en los barrios, acercando tareas escolares, ayudando en la entrega de alimentos y bolsones, haciendo un increíble esfuerzo para que nadie se “caiga” de los centros educativos cuando la brecha digital se hizo más notoria. 4. Es acuciante reconocernos como sujetos de sostenimiento económico. Muchos y muchas adolescentes y jóvenes hemos tenido que dejar de lado otras obligaciones para seguir reforzando el débil tejido económico familiar. Muchas veces resignando el compromiso con los estudios, muchas veces colaborando en tareas que hicieran, en este tiempo, la vida un poco más sostenible. ¡Qué alejadas estas perspectivas que ofrecemos cuando se contrastan con lo que, en numerosas ocasiones, los medios de comunicación hegemónicos intentan construir sobre “la juventud” o los y las “adolescentes”! Todos y todas estamos convocados a un nuevo pacto intergeneracional. Eso siempre es una tarea ardua pero necesaria, imprescindible para sostener la idea de un nosotros. Nosotros, educadores, nos hemos animado a ese diálogo intergeneracional, a esa conversación del mundo juvenil con el mundo adulto, que sepa poner entre paréntesis los privilegios de nuestra sociedad adultocéntrica. Siempre decimos: “Nada para ellos, sin ellos”. Estamos llamados a un pacto intergeneracional que solemos llamar de otro modo: co-protagonismo. Ojalá estemos a la altura. Organicemos juntos, jóvenes y adultos, la esperanza.
Martiniano Terragni, Magister en Derecho Penal (UBA), docente de la Cátedra de la Prof. Dra. Mary Beloff (Facultad de Derecho, UBA).
Los derechos de las niñas y los niños víctimas de violencia: n ió c c e t o r p l a e r u aportes para s
Algunos temas claves a considerar para una protección de derechos efectiva que contemple la amplitud de pruebas y otros elementos que ayuden a acreditar las violencias contra niñas, niños y adolescentes en un proceso penal, y evitar la revictimización. Puede afirmarse que, hoy en día, en la Argentina y con respecto a la situación de niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia y, en particular, de violencia sexual, existe un acuerdo entre la comunidad y los operadores judiciales acerca de cuáles son los mecanismos que en un proceso penal hacen efectiva la protección especial de derechos que las normas internacionales y la jurisprudencia de la Corte Interamericana1 y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación2 le han reconocido a ese colectivo especialmente vulnerable. Sin embargo, y por diferentes motivos, ese acuerdo no siempre se traduce en el desarrollo de los procesos judiciales. Este consenso refleja lo ocurrido en los últimos veinte años en el país: una marcada evolución en las reglas y los principios aplicables en el derecho argentino, ya sea mediante la modificación de normas procesales o a través de la incorporación de formas de protección especial de acuerdo al derecho internacional (por ejemplo, la participación de
forma efectiva de las víctimas en un proceso penal caracterizado por la actuación multidisciplinaria y coordinada de las agencias estatales de protección y apoyo psicosocial, investigación y juzgamiento3, y la obligación de crear “entornos educativos seguros”4). La investigación del juzgamiento de los delitos que tienen como víctimas de violencias a niñas5 y niños presentan algunas singularidades probatorias, no exentas del “modelo patriarcal” ni de “estereotipos de género” cuando se trata de las niñas6. Otro punto significativo para señalar tiene que ver con la importancia de la declaración de la víctima que, en términos históricos, ha sido la pieza probatoria fundamental debido a la dificultad de que presten declaración otros testigos directos de las violencias ejercidas sobre NNyA. Para sortear estas dificultades probatorias es relevante la intervención de profesionales
de otros saberes (de la salud física, de la salud psíquica, incluso desde el trabajo social como acompañamiento multidisciplinar a la víctima mientras dura el proceso penal y también luego de su culminación). En la amplitud probatoria necesaria para acreditar las violencias contra niñas y niños, hay que considerar otros elementos que ayuden a corroborar (o incluso suplir) la declaración de la víctima. En este caso, nos referimos, por ejemplo, a los posteos o las actividades de la víctima en las redes sociales7; las pericias psicológicas o psiquiátricas para detectar indicadores de victimización sexual; la información que pueda recabarse en el ámbito educativo; la historia clínica de la víctima; las declaraciones de testigos que permitan acreditar cambios de conducta de la víctima luego de sufrir la violencia; dibujos; fotografías; etc. La normativa internacional, en especial la Convención sobre los Derechos del Niño, dispone y regula en algunos de sus artículos los deberes estatales hacia los niños y las niñas víctimas de violencias (arts. 3, 12, 19, 34 y 39). De estas normas convencionales pueden extraerse tres lineamientos generales. Por un lado, una interpretación de las normas en términos de poder
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concretar la protección especial a la infancia; por otro lado, la especial atención que el derecho internacional le ha prestado al derecho a la intimidad de niñas y niños víctimas de violencia, especialmente la sexual, y, finalmente, la relación que existe entre la intimidad de las víctimas, el trato judicial y administrativo y el evitar la estigmatización en cualquier instancia.
NOTAS:
Este esquema básico internacional debe completarse con las directrices sobre la justicia en asuntos concernientes a los niños víctimas y testigos de delitos8. En ellas, además de extender la protección especial a las víctimas de cualquier delito (declaración en Sala Gesell, intervención de profesionales especializados, acompañamiento estatal multidimensional, etc.), se incluye a las y los testigos menores de edad, dato muy relevante cuando la violencia se produce en el ámbito intrafamiliar. En términos concretos, estas directrices guían la actuación estatal para utilizar los procedimientos más idóneos y accesibles para los NNyA, para el diseño de salas de entrevistas concebidas para NNyA, el diseño y la intervención de servicios interdisciplinarios en un mismo lugar físico y salas de audiencias y de juicios,
modificadas teniendo en cuenta las especiales condiciones de los NNyA. Finalmente, uno de los rasgos que se ha ido consolidando en el último tiempo en este tipo de procesos tiene que ver con una mayor participación de la víctima en el proceso judicial9.
A modo de conclusión La protección especial para los niños y las niñas víctimas de violencia es un deber estatal reconocido por la normativa nacional e internacional y por la jurisprudencia regional y nacional. Estas condiciones especiales de asistencia y participación a NNyA víctimas de delitos también se extiende a las y los testigos de delitos. Por último, los mecanismos por los cuales se plasma la protección especial a la infancia en un proceso penal no terminan cuando la víctima cumple los 18 años, sino que se extiende hasta que el proceso penal haya concluido.
1- Ver en extenso, Beloff, Mary, Derecho de los niños. Su protección especial en el sistema interamericano, Buenos Aires, Hammurabi, 2da edición, 2019. 2 - “En el marco de la causa en la cual se investiga la posible comisión del delito de abuso deshonesto del que habría sido víctima S. T., y autores su padre y otros, la juez de instrucción resolvió citar al niño para recibirle una nueva declaración testimonial y someterlo a un examen psicológico con el fin de establecer la verosimilitud de su relato. En lo atinente al primer aspecto, mencionó las diez ocasiones en que su hijo había debido someterse a revisaciones y declaraciones testimoniales, la última hacía apenas dos meses atrás, y destacó las consecuencias que para la salud mental del niño podría acarrear la reiteración de pericias y declaraciones (…) De lo antes expuesto, resulta entonces que para la querellante la convocatoria efectuada por la magistrada significa revictimizar a un niño que a la época de los hechos tenía 4 años, y al momento del cuestionado acto procesal 8 años, en abierta contradicción con el art. 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, incorporada con rango constitucional a nuestro ordenamiento jurídico (art. 75, inc. 22, de la Ley Fundamental).”, Corte Suprema de Justicia de la Nación, Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por B. N. (querellante) en la causa M., A. y otros s/ abuso deshonesto -causa N 42.394/96-”, del 27/06/02. 3- Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Caso V.R.P., V.P.C.* y otros vs. Nicaragua”, Sentencia de 8 de marzo de 2018 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas), del párr. 164. 4-z “Las niñas y niños, tienen, entonces, derecho a un entorno educativo seguro y a una educación libre de violencia sexual.”, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Guzmán Albarracín y otras vs. Ecuador, sentencia de 24 de junio de 2020 (Fondo, Reparaciones y Costas), del párr. 118. 5- “Las medidas especiales de protección que el Estado debe adoptar se basan en el hecho de que las niñas, niños y adolescentes se consideran más vulnerables a violaciones de derechos humanos, lo que además estará determinado por distintos factores, como la edad, las condiciones particulares de cada uno, su grado de desarrollo y madurez, entre otros. En el caso de las niñas, dicha vulnerabilidad a violaciones de derechos humanos puede verse enmarcada y potenciada, debido a factores de discriminación histórica203 que han contribuido a que las mujeres y niñas sufran mayores índices de violencia sexual, especialmente en la esfera familiar.”, Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Caso V.R.P., V.P.C.* y otros vs. Nicaragua”, ya cit. del párr. 156; “Estereotipos de géneros perjudiciales, tendientes a culpabilizar a la víctima, facilitaron el ejercicio del poder y el aprovechamiento de la relación de confianza, para naturalizar actos que resultaron indebidos y contrarios a los derechos de la adolescente.”, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Guzmán Albarracín y otras vs. Ecuador, ya cit., del párr 131. 6- “Es necesario resaltar que el proceso penal por casos de violencia sexual lleva ínsito una serie de dificultades técnicas propias que hacen difícil su enjuiciamiento. Es común que existan escasas pruebas sobre lo sucedido, que el acusado afirme su inocencia, y que la discusión se circunscriba a la palabra de una persona contra otra. A ello se suman los prejuicios e ideas preconcebidas y estereotipadas propias del sistema patriarcal que existen en el imaginario social en torno a la violencia sexual.”, Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Caso V.R.P., V.P.C.* y otros vs. Nicaragua”, ya cit. del párr. 264. Ver además Beloff, Mary, La protección de los derechos de las niñas en la justicia juvenil en Dossier sobre Género y Derecho de la “Revista Electrónica del Instituto Gioja”, Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, n° 19, 2017, págs. 55/81. 7 -Sobre esta cuestión el Comité de Derechos del Niño dictó en febrero de 2021 su Observación General N° 25 sobre Los Derechos del Niño en entornos digitales, en procese de publicación oficial. 8- Aprobadas por la Resolución 2005/20 del Consejo Económico y Social. 9 -Incluso desde antes de la sanción de la ley 26.061 en cuanto a la actuación del “abogado del niño” la jurisprudencia le reconoció a las víctimas de violencias menores de edad un rol protagónico en el proceso: “Debe acudirse a las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, de rango constitucional conforme el art. 75, inc. 22 de la C.N., que otorga a los menores - a criterio de esta Sala - amplias facultades para ser oídos en sede judicial (art. 12).”, Cámara Nacional de Apelaciones en el Criminal y Correccional de la Capital Federal, Sala I, causa n° 22.475, “ S., L. P. s/ denegatoria de ser tenida por parte querellante”, del 18/03/04.
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s o í f a s e D La inesperada realidad de la pandemia del COVID-19 y las medidas sanitarias adoptadas tras el primer caso el 3 de marzo del 2020, basadas en el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, llega a nuestras comunidades y las golpea con vehemencia. Testeos, hisopados y rastreos comienzan a instalarse en el cotidiano acontecer. Nada más inequitativo que una gran ciudad, que desnuda de manera obscena la desigualdad y acentúa, en muchos, extremas condiciones de desvalimiento. La pérdida del escaso y precario empleo, el hacinamiento, la contaminación ambiental y la limitación de servicios esenciales, como agua y saneamiento, habilitan al virus a la estocada perfecta para aquellos a quienes el déficit alimentario o sanitario resulta lo histórico habitual. En este contexto, referentes recorren, una vez más, las calles y los pasillos, y dejan en las se-
des improvisadas ollas para ir al alcance, especialmente, de niños y mayores. Insumos, viandas y barbijos se acercan al vecino más aislado. Nada más cerca de lo solidario que la dignidad de un barrio con memoria, que desaloja el miedo para auxiliar a otros. Nada impidió que, mientras tanto, la violencia uniformada deje sus huellas. Nada cesó las detenciones. Nada impidió que la pande-
Susana Slamovich Psicóloga social
mia nos dejara sin Bachi y sin Ramona. Sin duda, esta experiencia de vida a cada uno nos deja un impacto diferente: la pérdida de seres queridos, el miedo por la propia, el sinsabor y el sin saber. No sabemos aún cuánto tiempo nos queda de pandemia, sin embargo, sabemos y entendimos, una vez más, cuánto nos tenemos a nosotros. Ese “nosotros” colectivo que supo organizar la tarea escolar para difundirla en una radio, también comunitaria, o el que nos permitió instalar a diario el merendero en la vereda. El que nos hace porta voces de nuestros propios acuerdos y nos propone, diariamente, un camino a construir. No somos los mismos que cuando todo esto ha comenzado, nos hemos transformado junto a otros y, con ello, el desafío de profundizar hoy para aportar aún más a un futuro digno y solidario.
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S O I D a r a r t n Enco cada día
“Seguir a Jesús no es una decisión que se toma de una vez por todas, es una elección cotidiana. Y al Señor no se lo encuentra virtualmente, sino directamente, descubriéndolo en la vida. De lo contrario, Jesús se convierte en un hermoso recuerdo del pasado. Pero cuando lo acogemos como el Señor de la vida, el centro de todo, el corazón palpitante de todas las cosas, entonces él vive y revive en nosotros”. Papa Francisco, Jornada Mundial de la Vida Consagrada, 2 de febrero de 2019.
CAROLINA
Soy Carolina, tengo 26 años y vivo en Mataderos (CABA), en la Casa de Formación de las Hermanas Agustinas Misioneras. Hace 3 años comparto la vida con las hermanas, abrazando el llamado que siento que Dios me hace a la vida consagrada, que no es más que un “modo” de seguirlo. Hace unos años, trabajaba ejerciendo mi profesión, Trabajo Social, y, además, dedicaba tiempo para estar en la parroquia, en retiros, misiones y encuentros. Moviéndome en estos dos ámbitos, trabajo y parroquia, me tocó estar cerca de la realidad de muchas personas en situación de vulnerabilidad. Esta realidad me inquietaba y cuestionaba, y, además, sentía que Dios me estaba dando mucho y que era necesario compartirlo, sobre todo con los más frágiles. Sentía que tenía que hacer algo y, en mi interior, empezó a surgir una pregunta: ¿Qué pasaría si Dios pudiera usar las 24 horas de cada uno de mis días, si pudiera disponer de mis días
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como Él quisiera, sin que yo le esté poniendo excusas o trabas? Empecé a soñar con esta posibilidad, de que mi vida sea como un “cheque en blanco” para Él, que pudiera pedir de mí lo que quisiera. Sentía el deseo de entregarle todo: lo que soy, lo que tengo… Y cada vez que estos pensamientos aparecían, sentía cómo mi corazón vibraba, y sabemos que el corazón vibra cuando se conecta con lo más profundo de uno mismo, ahí donde habita lo que realmente somos y estamos llamados a ser. La vocación, el sueño de Dios para cada uno, habita ahí. Por eso, cada vez que vibraba el corazón con esa pregunta, era para mí una señal, una pista. Poco a poco, la
vida consagrada empezó a hacer eco en mí. Claro que también sentía miedo, sobre todo cada vez que pensaba en las renuncias de mi opción. ¿Qué pasaría con mi carrera profesional, con mi autonomía económica, con mi “libertad”? Y, sobre todo, ¿qué pasaría con los sueños y el amor? Me costaba renunciar al amor de pareja y a la posibilidad
de formar una familia. En definitiva, los miedos me corrían por ese lado. ¿Vas a renunciar al amor? ¿Vas a renunciar a tu libertad? ¿Vas a renunciar a tus sueños? Amor, libertad, sueños… nada toca más a un joven que estas tres palabras. Pero, donde los miedos corren, el Espíritu habla. Solo hay que intentar escuchar en un mundo que aturde con propuestas que parecen ser “más atractivas” que la idea de dejar todo por Jesús. Es verdad que Dios lo pide todo, pero también lo da todo. En estos años, me lleno de historias, de rostros, nombres y muchísima vida. Seguir a Jesús no me priva de nada, porque su amor no es excluyente. No excluye mis sueños, mis deseos, mi libertad, mi profesión, mis amores, mi juventud. Al contrario, su amor lo integra todo de una manera nueva, más plena, más auténtica, con más sentido.
JONATHAN
Buenas, mi nombre es Jonathan Romani, me dicen Joni y tengo 25 años. Soy seminarista de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Estoy en 4.° año del seminario. Actualmente, estoy realizando el A.R.P (Año de Residencia Parroquial) en la Parroquia San Nicolás de Bari, vicaría centro. Voy a intentar, brevemente, contarte cómo fue surgiendo mi vocación. Desde que tengo 7 años que voy a una parroquia, Nuestra Señora del Rosario, en Palermo. Crecí siendo monaguillo, fui catequista y “comodín” parroquial (hacer lo que se necesite cuando se necesite). A los 7 años, aproximadamente, me surgió
la idea de ser sacerdote. Cuando fui más grande, no di importancia a esta idea, ya que para mí era un mambo de chico. Entonces seguí con una vida “normal”, es decir, novia, salir a bailar, juntarme a pavear con amigos y demás. Junto con esta vida “normal”, tenía otra cara en mi vida: la vida parroquial, la cual me encargaba de que no se mezclara con la otra cara de mi vida (salidas y demás). Es más, cuando un amigo me preguntaba algo sobre la parroquia, me daba vergüenza tocar el tema y salía rápido de esa conversación. A pesar de todos estos escapes en las conversaciones, a pesar de todas mis idas y vueltas, mis acercamientos y alejamientos de Dios, nunca dejé de ir a la parroquia. A los 18 años empecé a trabajar. Tenía novia y cursaba en el profesorado de Educación Física “ISEF” (Romero Brest). A su vez, seguía yendo a la parroquia, pero muy de vez en cuando. Estaba un poco alejado. A los 19 años, mi noviazgo
finalizó. Este hecho fue el puntapié inicial (hacia esta maravillosa locura) para poder empezar a escucharme interiormente. Ese fue el empujón que necesitaba para darme cuenta de que, por más que yo lo tenía todo (novia, trabajo, auto, estudio), no estaba siendo plenamente feliz. Algo me faltaba, algo en mí necesitaba ardientemente ser planificado, transfigurado. Necesitaba ser feliz. En este tiempo de lágrimas, dudas, ansiedades, dramones y
pocas respuestas, fui a ver a un cura amigo (cuando lo conocí,era seminarista) para hablar con él acerca de este tema porque, ahora que me estaba escuchando, veía que tenía una pregunta en mi corazón que requería una respuesta: ¿Por qué no cura?Esta simplona pregunta de cuatro palabras derrumbó mi mundo; la llenó de dudas… En ese interín, progresivamente, hice un click interior. A esta pregunta, en
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un principio, la quería ignorar, tapar, quería directamente fingir que no existía en mí tal duda e intentaba convencerme de que así estaba bien, que era más fácil todo, que buscar una respuesta a esta pregunta requería un montón de tiempo y esfuerzo, que ser cura no era para mí, ya que me gustaban mucho las mujeres y salir a bailar… Sin embargo, ya la había escuchado y resonaba en mi cabeza y en mi corazón con frecuencia, y no la podía ignorar. Me decidí entonces a comenzar un discernimiento con Ezequiel (este cura amigo del cual te hablé antes) para ver si esto era algo de Dios o alguna cosa mía solamente. Gracias a este discernimiento pude darme cuenta de que Dios me quiere por acá. Gracias a que escuché la voz de Dios en mi corazón pude tomar coraje y seguirlo de esta forma maravillosa. Hoy me siento feliz de estar donde estoy, caminando donde estoy caminando. Siguiéndolo en este camino, cada día me descubro pleno, siento paz y agradezco a Dios por ser un privilegiado de su amor misericordioso. Ahora a vos te pregunto: ¿Ya te hiciste esa pregunta? Si no te la hiciste, ¡animate, no perdés nada! Al contrario, ganás mucho. Te lo aseguro. “El hombre le respondió: -Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud. Jesús lo miró con Amor y le dijo: -Solo te falta una cosa: ve vende
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todo lo que tienes y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme“ (Mc 10, 20-21).
MARINA
Mi nombre es Marina Guzman, soy de la Ciudad de San Miguel,provincia de Tucumán, (Argentina). Tengo 35 años. En la actualidad vivo en Villa Luro, CABA, y soy religiosa en la congregación de Hermanas de Caridad de Nuestra Señora del Buen y Perpetuo Socorro. Pienso que todos, sin excepción, tenemos una vocación, es decir, una razón de ser, de existir, un llamado de Dios único e irrepetible. Yo les contaré
cómo descubrí este sueño de Dios en mi vida. En mi infancia, crecí en una familia que me inculcó buenos valores, sobre todo el de ayudar a los demás. Tal vez porque éramos pobres y gracias a Dios recibíamos ayuda en todo, mi mamá siempre deseaba que hiciera el bien y ayudara al que necesitaba, como un modo de retribuir lo que recibíamos. Al poco tiempo de tomar la primera comunión, conocí a un sacerdote misionero que venía de Angola (África), quien nos contó todo lo que por allá hacían los misioneros. Desde ese momento quedé encantada, maravillada por lo que un misionero podía hacer, y se despertó en mí un gran deseo de ser como él y poder llevar a todos, desde lo cotidiano de mi vida, una ayuda, el amor que todos necesitamos. Luego, comencé a prepararme para la confirmación y así poder avanzar en el camino de un misionero, según lo imaginaba en esos momentos. De este modo, en mi adolescencia pasé por varios grupos juveniles y enseñando en la catequesis de la parroquia a la que pertenecía, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Pasado ya un tiempo trabajando en la parroquia, comencé a sentir que algo me faltaba, que no era suficiente lo que estaba viviendo. Sentía que quería algo más, que la vida de misionera podía extenderse mucho
más. En las cercanías de la parroquia había unas religiosas (Hermanas de Caridad de Nuestra Señora del Buen y Perpetuo Socorro),quienes, en esos momentos, ayudaban en un hogar de niños de la calle. Comenzamos a dar una mano con el grupo de jóvenes al que pertenecía. Pero luego empecé a concurrir con las hermanas por cuenta propia y me contaron de una misión que hacían en un pueblo de la provincia de La Rioja. Así entré en contacto con otras realidades, ya no era solamente mi vida, mis cosas. De repente, se abrió un nuevo horizonte y descubrí de un modo especial el amor de Dios para cada uno de nosotros. Fue cuando hice un alto en el camino que tomé consciencia de mi vida y empecé a preguntarme qué quería Dios para mí. Desde aquí, el camino fue un constante discernir, pero sin dejar de lado mi vida cotidiana. Sentía que el corazón cada vez estaba más inquieto y pedí a las hermanas poder hacer una experiencia en la congregación, ya que me sentía identificada con la Fundadora Madre Agustina, quien en mi interior me hacía resonar el lema que anima a la congregación de las Hermanas de Caridad de Nuestra Señora del Buen y Perpetuo Socorro “DIOS ES AMOR”. Y fue así que inicié este seguimiento de Jesús en su camino de hacer la voluntad del Padre. Descubrí en mis hermanos más sufrientes el rostro de Jesús, que me invita siempre a seguirlo, sirviendo a Dios en mis hermanos más pobres, los enfermos, los niños y los jóvenes. Día a día siento que voy creciendo con la gracia de Dios como persona y, sobre todo, en esta vocación, buscando apasionadamente que todos mis hermanos, especialmente los
más necesitados, sientan y vean cómo los ama Dios, y desea que todos tengamos las mismas oportunidades, ya que para Dios somos todos dignos hijos suyos y muy amados. Para terminar, creo que la vocación a la vida religiosaes el llamado profundo que Dios nos hace para vivir una relación de amor apasionada con él, quien nos amó primero, y, en consecuencia, experimentar el gozo de la entrega, del servicio de caridad a nuestros hermanos.
PEDRO
Me llamo Pedro Ravarotto, tengo 25 años y estoy en 6.° año del seminario, donde me preparo para ser sacerdote. Hace un año estoy en la parroquia Santa María (Almagro). ¿Cómo llegué a este camino? La primera vez que sentí este llamado fue a los 14 años. Desde chico, mi familia me acercó a la fe, íbamos a misa los domingos y fui a un colegio católico. Pero, en ese momento, había dejado de rezar, tenía dudas sobre la fe. ¿Existe Dios? ¿Hay algo después de la muerte? ¿Vale la pena vivir lo que dice la Iglesia? En medio de todo esto me fui a confesar con el padre Santiago, que era el cura de mi colegio (San Isidro Labrador, en Saavedra). Me preguntó si rezaba… ¡dio en el clavo! Con tantas dudas, me había olvidado de rezar. Cómo no dudar de la existencia de Dios si ni siquiera hablaba con Él. Entonces, empecé a rezar algunos avemaría antes de irme a dormir. Luego a pedir, a
agradecer, a rezar el rosario… y, en algo que para mí era “aburrido”, encontraba mucha paz, una felicidad que nunca había sentido. Por medio de María, me había vuelto a encontrar con Jesús. En realidad, Él nunca se había ido, sino que yo me había alejado. Y ahora Dios no era algo abstracto, sino que tenía un rostro, se volvió cercano, amigo. Quería que llegara la noche para rezar y poder hablar con Dios, ¡me parecía fascinante poder hablar ni más ni menos que con Dios! Así fue como un día me hice la pregunta: ¡Qué lindo sería vivir para Dios! ¿Y si me está llamando a ser sacerdote? Sentí mucho miedo ante esa opción, ya que mi idea era formar una familia… pero, al mismo tiempo, mucha alegría… pensarlo me encendía el corazón. El segundo paso fue a los 16 años, cuando arranqué el Grupo Misionero. Al visitar el Cottolengo, misionar en La Adela (La Pampa),descubrí que esa paz que me traía Jesús ¡había que compartirla! Entonces, al deseo de ser cura para vivir para Dios, se sumó otro: ¡vivir para anunciarlo! ¡Trabajar con Él para construir el reino! Una frase que me marca mucho es Lc 12, 49: “Yo he venido a traer fuego sobre la tie-
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rra, ¡y como desearía que estuviera ardiendo!” Jesús nos da su Espíritu para encender el mundo con su amor. ¡Qué hermoso compartir esta misión como sacerdote! Al terminar 5.° año, le conté al cura mis inquietudes. Sentí que me había sacado una mochila de 30 kilos. Y, luego de dos años de discernimiento fuerte, mientras estudiaba Geología y trabajaba de cadete, decidí entrar al seminario. En ese tiempo, había participado más en la parroquia, conocí mejor a los curas, ibamás a misa, organizaba retiros, visitaba el hospital y me sumaba a varias misiones. Con todo eso,el deseo se hacía irresistible. Figuras de curas como el Santo Cura Brochero, San Francisco Javier, o el padre Opeka me cautivaban y me hacían pensar: ¡Qué lindo dedicar toda la vida a eso! En el medio, hubo momentos de miedo, de entusiasmo, de dudas y certezas, ¡para que la confianza esté solo en Dios! El sacerdote está en todos los momentos de la vida: bautismo, muerte, confirmación, casamiento, comunión, confesión. En un mismo día, pasa por muchas cosas distintas. Dedica toda su
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vida a anunciar a Jesús, estar con los que más sufren, con los más pobres, con los que están solos. ¡Una vida para no aburrirse nunca! Hoy, habiendo caminado seis años de seminario (son nueve en total), Dios me sigue sorprendiendo y nunca se deja ganar en generosidad. Como dice la Beata Chiara Luce: “La vida es una sola y vale la pena vivirla bien”. ¿Vos pensaste en que gastar tu vida? Cuando uno es joven, se pregunta por el futuro: ¿En qué invertir mi vida? A veces, aparecen muchas opciones; otras, ninguna, y no sabemos qué hacer. Pero lo importante es que para cada uno Dios tiene preparada una misión única que solo puede hacer esa persona. Un camino de plenitud y felicidad. ¡Qué valioso es cada ser humano!
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transformar la mirada y el
corazón
Comunicarnos busca ser espejo de tantas realidades injustas de las que son víctimas nuestros niños, niñas y adolescentes. Deseamos hacernos eco de la presencia de la Iglesia comprometida con transformar la mirada y el corazón, una Iglesia que es familia y abraza amorosamente a todos sus hijos.
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