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FEBRERO: MES DE LA «PALABRA DE VIDA» «En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en El que me ha enviado, tiene Vida Eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la Vida.» (Juan 5:24) «PALABRA
DE VIDA»
PALABRA DE VIDA Y LUZ DE GOZO, DE PAZ Y AMOR CONSUELA, SANA EL DOLOR LA ETERNA PALABRA DE JESÚS VANA ES LA ORIGINALIDAD FRUTO DE LA HUMANA MENTE SEDUCTORA CUAL SERPIENTE, ADÚLTERA, DE LA VERDAD PALABRA DE CRISTO, ES VIDA CURA DEL TODO, LA HERIDA DEL QUEBRANTADO CORAZÓN PALABRA DE ETERNA VIRTUD DE LIBERTAD Y DE SALUD ¡AUTORA DE LA CREACIÓN! JUAN CARLOS HOVHANESSIAN
¿Qué es en realidad convertirse?
Benedicto XVI 21 Feb, 2007
La Cuaresma es una oportunidad para «volver a ser» cristianos, a través de un proceso constante de cambio interior y de avance en el conocimiento y en el amor de Cristo. La conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino que es un proceso, un camino interior de toda nuestra vida. ( ) la Cuaresma es la estación espiritual propicia para entrenarse con mayor tenacidad en la búsqueda de Dios, abriendo el corazón a Cristo. ( ) Es particularmente oportuna la exhortación de Jesús, referida por el evangelista Marcos: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Cf. Marcos 1, 15). ( ) Esta conversión del corazón es ante todo un don gratuito de Dios, que nos ha creado para Sí y en Jesucristo nos ha redimido: nuestra felicidad consiste en permanecer en Él (Cf. Juan 15, 3). Por este motivo, Él mismo previene con su gracia nuestro deseo y acompaña nuestros esfuerzos de conversión. Pero, ¿qué es en realidad convertirse? Convertirse quiere decir buscar a Dios, caminar con Dios, seguir dócilmente las enseñanzas de Su Hijo, Jesucristo ( ) Conversión consiste en aceptar libremente y con amor que dependemos totalmente de Dios, nuestro verdadero Creador, que dependemos del Amor. Esto no es dependencia, sino libertad. Convertirse significa, por tanto, no perseguir el éxito personal, que es algo que pasa, sino, abandonando toda seguridad humana, seguir con sencillez y confianza al Señor para que Jesús se convierta para cada uno, como le gustaba decir a la beata Teresa de Calcuta, en «mi todo en todo». Quien se deja conquistar por Él no tiene miedo de perder la propia vida, porque en la Cruz Él nos amó y se entregó por nosotros. Y precisamente, al perder por amor nuestra vida, la volvemos a encontrar.
«Transformemos la evocación de la memoria de nuestros mártires, en fuerza y fortaleza espiritual » Basados en la cita bíblica de los Proverbios 4:18 que enuncia «La senda de los justos es como la luz del día, que va en aumento hasta llegar al pleno día», estamos frente al Centenario del Genocidio Armenio con el fortalecido reclamo de verdad y justicia en nuestros espíritus. Cada día del año 2015 es para nuestro pueblo una jornada de evocación y de incienso, un viaje espiritual hacia los monumentos a los mártires erigidos en Armenia y en la Diáspora, rezando por las almas de cada víctima insepulta, que prefirieron la muerte a negar su fe y su nación. Un millón y medio de hijos de nuestra nación cayeron por las masacres, la hambruna y las epidemias en la Armenia Occidental y en núcleos armenios de Turquía. Saqueos, vandalismo y destrucción de los hogares, iglesias y conventos, escuelas y sedes comunitarias caracterizaron el crimen perpetrado. Hace un siglo era difícil confiar en el futuro del pueblo armenio. Por gracia de Dios, nuestro pueblo resucitó de la muerte; se reconstruyó el estado de entre las ruinas; se transformó en una patria de luz y esperanza; la armenidad exilada reconstruyó sus casas en distintos países; el fuego del hogar volvió a encenderse elevando su vida espiritual y nacional. Hoy, a pesar de todas las dificultades, nuestro pueblo afianza su estado independiente; construye su nueva vida en libertad, con la esperanza de un renacimiento y mira con optimismo y seguridad el futuro. «Con tu poder nos defendiste» (Salmo 5:13). Con el poder divino nacieron nuestros triunfos; vivimos, cuando nos quisieron hacer desaparecer. Dios, Señor nuestro, deseaste que nuestro pueblo se presente y defienda su justa causa ante el derecho internacional, contra la indiferencia de los Pilatos y el negacionismo criminal de Turquía. Por la justicia, hasta el triunfo de nuestra Causa, unidos la Iglesia, la Nación y el Estado, seguiremos nuestra lucha sin claudicar. Decenas de países, estados, organizaciones internacionales y personalidades, han reconocido el Genocidio Armenio. Junto a ellos, muchos más van a ayudar a establecer la justicia, que es la garantía de un mundo sin enemistad ni violencia. Nuevamente, dirigimos nuestra palabra de gratitud hacia quienes han condenado el crimen perpetrado, y les agradecemos haber recibido a los hijos de nuestro pueblo. Es un gran consuelo espiritual informar a nuestro pueblo, que el 23 de Abril de 2015, nuestra Santa Iglesia, durante el transcurso de la Santa Misa, con un rito especial, canonizará a los mártires que cayeron por la Fe y por la Patria, declarando el 24 de Abril como Día de Recordación de los Santos Mártires del Genocidio Armenio. Nación mártir, nación resucitada, que camina audaz con la vista dirigida al Ararat, donde se posó el Arca. «Porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre» «Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona» (Apocalipsis 3:8-11). Por los firmes caminos de la fe, Dios defenderá nuestro rumbo; que como una aurora naciente, disipa las tinieblas y aclara los horizontes de luz. Nuestro camino es con Dios, y nuestra vida de creyentes, nuestro triunfo. Transformemos la evocación *Dirección General: de la memoria de nuestros mártires, en fuerza y fortaleza espiritual, nacional, patriótica de nuestra vida, Juan Carlos Hovhanessian y frente a Dios y a los hombres, con nuestro justo proceder, e iluminemos nuestro camino hacia nuestros Diego Hovhanessian derechos, en la etapa de hacer realidad los consagrados deseos. Que en la vida de la humanidad reinen el amor y la fraternidad; la justicia y la verdad, y que el camino de *Asesor Espiritual: los justos, como una luz, nos guíe y nos ilumine, hasta que llegue el nuevo día de la paz y la felicidad del Monseñor José Guido Pesce mundo.
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S. S. Karekín II
Patriarca Supremo y Catolicós de Todos los Armenios
Miércoles 20:30hs.
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«Juan da testimonio de Él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.» Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.» (Juan 1:15-17). La Palabra de Dios nos presenta con suma claridad, como sólo Ella sabe hacerlo, la Voluntad del Todopoderoso y Eterno Señor: «NO AMEIS AL MUNDO...». El mundo tiene que ser evangelizado. Esto es concreto, pues es «comisión» de Cristo Resucitado a toda su Iglesia: «Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación...» (Marcos 16:15). Ahora, no es «coqueteando con el mundo» como el mundo creerá. Cuando nos movemos en una actitud similar a la del mundo, en relación con nuestra conducta, el mundo «nos considerará como más de lo mismo», si se me permite la ejemplificación. Lo digo porque hay como una sensación de «acercamiento al mundo», con los criterios del mundo, lo cual no hará que se convierta, sino que sea como de alguna manera «justificado» en su accionar equivocado con relación a «LA BUENA NUEVA DE JESUCRISTO». No es cuestión de hacer «prosélitos», sino de «llevar almas» a Cristo. Los planes humanos, los argumentos políticopartidarios, los ensayos psicológicos o filosóficos y tantas otras cosas, NO SON EL EVANGELIO DE JESUCRISTO. «Pues yo hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo y éste crucificado. Y me presenté débil, tímido y tembloroso. Y mi palabra y mi predicación no se apoyaban en persuasivos discursos de sabiduría sino en la demostración del Espíritu y de su Poder, para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de los hombres, sino en el Poder de Dios.» (1 Corintios 2:1-5). ¡Cuánto necesitamos líderes como Pablo! «Jugados» por el Evangelio. Dispuestos a ser tomados por locos, como él mismo dirá, mas esos cristianos «CON LA FÁBRICA ADENTRO», como le escuché decir al Reverendo Juan Carlos Ortiz, hace mucho tiempo. Líderes dispuestos a ser tenidos por «indoctos», por «débiles», por «anacrónicos»... ¿Por quiénes...? Por «los sabios de este mundo», que no sólo no pueden ayudar, sino que necesitan, aunque no lo sepan, ser ayudados; necesitan conversión. «¡Mirad hermanos quienes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios mas bien a los locos de este mundo para
confundir a los sabios. Ha escogido Dios a los débiles del mundo, para confundir a los fuertes.» (1 Corintios 1:26-27). La Iglesia necesita de éstos. ¡El Evangelio lo anuncian los TESTIGOS DE CRISTO! «Testigos del Resucitado», con sus mismas vidas de «resucitados», «nacidos de nuevo», por la Sangre Salvífica, Redentora de Jesús. El mundo necesita a éstos, sea que lo sepa o no, pues «no hay bajo el Cielo otro Nombre dado a los hombres, por el que nosotros debamos salvarnos. Viendo la valentía de Pedro y Juan y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían, por una parte, que habían estado con Jesús y al mismo tiempo veían de pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado; de modo que no podían replicar.» (Hechos 4:12-14). ¿Y si tratásemos de seguir su ejemplo? No va a «convertir al mundo», y lo digo con todo respeto, ni la ciencia, ni la política, etc. Ninguna cosa aprendida o «abrazada» por el hombre, sino el haber «¡NACIDO DE NUEVO!». El haber tenido «un encuentro personal con Jesucristo por la fe...» y continuar el camino parenético -IMITACIÓN DE CRISTOuna vez que por el KERIGMA -ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESÚS- teniendo «su misma vida de resucitados», somos testigos de Él. «Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo -por gracias habéis sido salvadosy con Él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús...» (Efesios 2:4-6). El Evangelio de Jesucristo, anunciado por los resucitados «por Él», «no necesita otra cosa», más que éstos den testimonio con sus vidas de lo que Dios ha hecho en ellas. Como una vez se dijo: la Iglesia -EL BARCO- en el mundo -EL AGUAnunca a la inversa, pues el agua en el barco... ¡Vamos con «EL BARCO EN EL AGUA» a navegar con Jesús, hacia la «Pesca Milagrosa»...! «Espíritu Santo, guía a tu Iglesia por el mar del mundo, pues estamos dispuestos, como pescadores de hombres, a servir con docilidad y valentía, fieles al Evangelio de Jesús y para la Gloria de Dios Padre...» ¡Amén! ¡Amén!
JUAN CARLOS HOVHANESSIAN
El Papa Francisco afirmó que el sufrimiento de los mártires armenios debe ser venerado «como las heridas del mismo Cuerpo de Cristo». Representa «una parte del mundo cristiano marcada profundamente por una historia de pruebas y de sufrimientos, aceptados valerosamente por amor de Dios. La Iglesia Apostólica Armenia se ha visto obligada a ser un pueblo peregrino, experimentando así, de forma singular, el propio estar en camino hacia el Reino de Dios». «La historia de emigración, persecución y martirio de tantos fieles ha dejado heridas profundas en el corazón de todos los armenios. Tenemos que considerarlas y venerarlas como las heridas del mismo Cuerpo de Cristo: precisamente por eso son también motivo de esperanza inquebrantable y de confianza en la misericordia que procede del Padre». (EXTRACCIÓN - VATICANO, 05-06-14) www.elpoderdelespiritu.org
Recordemos al Hijo Pródigo: «Jesús contó esto también: Un hombre tenía dos hijos, y el más joven le dijo a su padre: -Padre, dame la parte de la herencia que me toca. Entonces el padre repartió los bienes entre ellos. Pocos días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada. Pero cuando ya se lo había gastado todo, hubo una gran escasez de comida en aquel país, y él comenzó a pasar hambre. Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Y tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Al fin se puso a pensar: -¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra (pan en abundancia), mientras yo aquí me muero de hambre! Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus trabajadores-. Así que se puso en camino y regresó a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: -Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo-. Pero el padre ordenó a sus criados: -Saquen pronto la mejor ropa y vístanlo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a celebrar esto con un banquete! Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado-. Comenzaron la fiesta. Entre tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la música y el baile. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. El criado le dijo: -Es que su hermano ha vuelto; y su padre ha mandado matar el becerro más gordo, porque lo recobró sano y salvo-. Pero tanto se enojó el hermano mayor, que no quería entrar, así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciera. Le dijo a su padre: -Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás me has dado ni siquiera un cabrito para tener una comida con mis amigos. En cambio, ahora llega este hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro más gordo-. El padre le contestó: -Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero había que celebrar esto con un banquete y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado-». (Lc 15:11-32). Tierra de hambre y pobreza. Tierra de cerdos... y nada de comida. El hijo menor, pidiendo su herencia, se había marchado a un país lejano. Se separó de su padre, de su afecto así «huye» el pecador, de la Presencia de Dios y se pone «lejos» de Él. Todo esto le ocurrió por querer vivir sin reconocer autoridad alguna. La consecuencia de este estilo de vida es siempre la misma: « y él comenzó a pasar hambre» (vs.14). Por su propia voluntad (y libertad) dejó a su Padre por la compañía de extraños; su casa por el chiquero, las riquezas por la miseria, la abundancia por el hambre... Luego de su partida y de haber despilfarrado los bienes, comienza la lucha contra «el dueño de los cerdos». Espiritualmente, los cristianos debemos luchar contra «el dueño de los cerdos» (vs.15) «Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos». El dueño de los cerdos tiene autoridad, porque dice que al pródigo «lo mandó». Fue así como el hombre de aquel lugar tomó liderazgo y hasta posesión sobre el hijo pródigo. Dijo SAN AGUSTÍN: «Este ciudadano de aquella región es algún príncipe del aire, perteneciente a la milicia del diablo, cuyo cortijo (finca) se somete a su poder. Acerca de esto sigue: -El cual lo envió a su cortijo a guardar puercos-. Los puercos son los espíritus inmundos que estaban bajo su poder». El que se sale de la casa del Padre queda a merced del dueño de los cerdos. El dueño de los cerdos retiene al hijo pródigo en su dominio, en su jurisdicción. Lo satura de hambre. El dueño de los cerdos no le procura sustento pues sabe que, lejos de su padre, ese hijo, ya está como muerto... Tal es el engaño en este lugar que el hijo pródigo «tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos» (vs.16), o sea, un alimento que no sacia, ya que dice el diccionario acerca de la «algarroba» que es una legumbre indehiscente, o sea, un fruto que no se abre. La «algarroba» se emplea como alimento del ganado, no de los hijos. Las «algarrobas» son un
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género de legumbre vacía en lo interior y tierna en lo exterior, con la que el cuerpo no se alimenta, sino que se llena, sirviéndole más bien de peso que de utilidad. El pródigo quería comer algo que era para los cerdos, pero en realidad, no podía. Fíjate cuando dice: «Y tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba» (vs.16). No sólo el dueño de los cerdos no le daba lo mínimo para subsistir, sino que nadie de los que lo conocían se apiadaba de él. Tanto le influyó el dueño de los cerdos que al volver a casa de su padre, el pródigo decía «ya no ser hijo» (vs.18-19) «Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo ». El dueño de los cerdos le había metido al hijo, la «mentalidad de cerdo». Ese es el trabajo del dueño de los cerdos: anular el vínculo El pródigo trabajaba, se esforzaba, olía a cerdo, pero no podía conseguir nada porque estaba en el lugar del dueño de los cerdos y nada bueno se consigue allí. Pero Bendito sea nuestro Dios y Padre por la memoria ancestral, porque el hijo pródigo dice: «Al fin se puso a pensar: ¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra! » (vs.17). SE ACORDÓ de dónde había salido y dijo «Regresaré a casa de mi padre » (vs.18). El secreto es cambiar de lugar. La memoria de la prosperidad que había en la casa del Padre sacó al hijo de la casa del dueño de los cerdos. Así el pródigo «se puso en camino y regresó a la casa de su padre» (vs.20). Él conocía el camino a casa del Padre. JESÚS ES EL CAMINO!!! El padre mató el «becerro más gordo» (vs.23) para celebrar su regreso... Allá no le daban ni siquiera las «algarrobas». Si te alejaste de la casa de tu Padre la ropa te espera, las sandalias te esperan, el anillo te espera, el becerro gordo te espera. Pero comprende que si sigues en la casa del dueño de los cerdos, de nada te sirve la prosperidad que hay en la Casa de tu Padre. Todo eso está hecho a tu medida y es para que lo uses en tu casa que es la Casa de tu Padre. Fundamental aquí es el recuerdo y el arrepentimiento, para lograr luego el acceso, el cambio de ubicación, el cambio de casa. El pródigo no estaba pensando en anillos ni ropas ni nada, sino que estaba pensando en la «casa del Padre». El tema es la casa. La casa da seguridad, estabilidad, derechos (y responsabilidades). El pródigo estaba ubicado (en casa de su Padre), desaprovechando su lugar, lo dejó y cambió de ubicación (el chiquero); mas luego, recordando, regresó y allí estaba su Padre, esperándole. Nosotros estamos bien ubicados, en Cristo, en lugares celestiales (ver Efesios 2:6 // ver Juan 17:11). Esto es estar bien ubicado. No lo desaprovechemos, mantengamos una vida digna de hijos, no de esclavos, ni de cerdos La fe es la que te lleva de una casa a la otra. La Fe es la que te regresa con tu Padre. El dueño de los cerdos lo tenía «retenido», pero el hijo se acordó de la casa de su Padre; por eso el pródigo cambió su ubicación, cambió de «dueño», cambió de dieta, cambió de sastre, cambió de zapatería... Cuando volvió a casa del Padre, parecía cerdo y hasta olía como uno, pero era HIJO. Hermano, todo lo bueno te está esperando en la casa de tu Padre y recuerda que «ya no eres esclavo, sino hijo » (Gálatas 4:7)
EXTRAÍDO DE «ACCEDE A LA CASA DE LA ABUNDANCIA» DE DIEGO HOVHANESSIAN
JUAN CARLOS HOVHANESSIAN