LA SAGRADA FAMILIA [Revista Digital]

Page 1


Buenos Aires, Argentina

www.elpoderdelespiritu.org



«El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia Porque el yugo que les pesaba y la pinga de su hombro la vara de su tirano has roto Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se le llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz». Grande es su señorío, y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia. Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahvé Sebaot hará eso.» (Isaías 9:1-6). Muchos quieren «distraer» o «distraerse» de la Navidad con otros mensajes pero la gran noticia es que EL PADRE ENVIÓ A SU HIJO ÚNICO Y LO HIZO PARA SALVARNOS. Que nadie te aparte de esta poderosa Verdad: JESÚS ES LA GARANTÍA DE TU LIBERTAD Y DE TU VICTORIA. Y como es tiempo en el que se hacen regalos, quiero compartir contigo acerca de un regalo muy especial. Un regalo es recibir algo gratis. Es un don, es Gracia, justamente lo que hizo Dios con nosotros: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él» (Juan 3:16-17). Dios nos dio en Cristo la oportunidad de ser SALVOS y vivir -aquí y ahora- con Su bendición. No la desaproveches. Este es el mejor regalo de la historia, no habrá otro como este; por eso es el mejor de todos, es «El Regalo Perfecto». Las razones por las cuales Jesús es «El Regalo Perfecto»: 1) Porque ÉL ES LO MÁS VALIOSO. Jamás a nadie le costó lo que al Padre le costó darnos al Hijo. Debes comprender que Dios no sólo lo vio en el pesebre, sino que Él ya lo veía muriendo en la Cruz. Al que nunca pecó, al que no tendría que haber estado ahí... pero qué hubiera sido de nosotros mi hermano, si Jesús no aceptaba el Sacrificio. Cuando uno crece aprende a valorar los regalos de otra manera y mide el sacrificio que le costó a quien te dio ese regalo. Hermano querido, el valor de un regalo se imprime por el sacrificio que costó EL VERDADERO AMOR ES SACRIFICIAL. Dios nos dio a Su Hijo y con Él nos dio todo. Esa entrega fue un Sacrificio. Sólo aquel que no cree se priva de esta bendición. El Padre nos dio Su posesión más preciada, ¿lo vas a rechazar?... ¿Vas a pasar la Navidad mirando hacia otro lado?... NADIE TE AMÓ COMO ÉL, NADIE TE AMA NI TE AMARÁ COMO EL PADRE DEL CIELO. Cuando uno habla de hacer un buen regalo, de seguro piensa en no escatimar en gastos; bueno, Dios no escatima: «El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con Él toda clase de favores?» (Romanos 8:32 - El Libro del Pueblo de Dios). JESÚS ES EL REGALO PERFECTO PORQUE SU COSTO FUE SUPERLATIVO. Nada tan caro... NADIE TAN VALIOSO COMO JESUCRISTO. 2) Porque ES ÚNICO. ¿Quién hay como Cristo? El Padre hizo el regalo único en todo el universo, porque « tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito ». NO HAY OTRO SALVADOR, NO HAY OTRO MESÍAS, NADIE ES COMO ÉL. « El Señor todopoderoso es el único Dios y no hay más salvador que Él.» (Eclesiástico 24:24). Si tú aceptas el regalo del Padre, entonces tienes todo el Poder de Dios sobre tu vida, disponible en el Nombre de Jesús. Él es el Único Salvador: «Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.» (Hechos 4:12). 3) Porque ES PARA TODOS. « para que todo el que crea en Él no perezca, sino que


tenga vida eterna». La promesa no es para algunos. La promesa no es «para la mayoría» o «para una minoría». Nadie es tan rico como para comprar esto, pero nadie es tan pobre como para no recibirlo. ES PARA TODOS SIN EXCEPCIÓN. No para «algunos preferidos» sino para todo el que CREA. Pero hay que creer A ti te pueden dar un regalo y tú nunca recibirlo... Creer es poner la fe en Él y en lo que la Biblia dice que Jesús es para tu vida. Más aún, creer implica FIDELIDAD. Jesús es el regalo SUFICIENTE para tu vida: Ninguno puede llenar tu vida, ninguno puede satisfacer tu necesidad, SÓLO CRISTO. Tú jamás te beneficiarás de un regalo que no quieras recibir. Si yo tuviera que hacer algo, como por ejemplo escalar el más alto monte para ser salvo, ya estaría fuera de carrera. Pero NO, nosotros SOMOS SALVOS POR GRACIA MEDIANTE LA FE. Recibe en esta Navidad al Hijo que te ha sido dado, que nació para salvarte. ¡Es tan simple como eso! Es una decisión y es una entrega total a Aquel que se entregó totalmente por ti. 4) Porque ÉL SUPLE TU MAYOR NECESIDAD. El Padre pensó y planeó todo para que Jesús sea el regalo perfecto. Y satisfizo todas nuestras necesidades. « tanto amó Dios al mundo » del gr. mundo: «cosmos». Esta palabra tiene muchos usos en el Nuevo Testamento, pero en esta ocasión cosmos se usa para la humanidad. En Jesús está suplida la necesidad para el mundo pecador, para el mundo rebelde a Dios. Dios nos entregó a Jesús porque lo necesitábamos, qué grande es Su Amor que nos dio la oportunidad (y hoy la sigue dando a todos los que le buscan) de vivir libres del pecado y ser felices. 5) Porque NOS ES DADO EN EL MOMENTO OPORTUNO. Esto es: justo cuando más lo necesitábamos. «Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la condición de hijos.» (Gálatas 4:4-5). Un rescate no es eficaz si no se da EN EL TIEMPO OPORTUNO. Jesús ya pagó el precio. Para qué sirve el rescate si no es a tiempo por eso NUESTRO RESCATE ES Y SERÁ SIEMPRE EFICAZ. 6) Porque TE PROPORCIONA LO QUE NADA EN ESTE MUNDO. Cualquier regalo se desgasta y pasa pero ÉL ES PARA SIEMPRE. Siempre te guiará con Su Palabra, siempre estará contigo, siempre te amará. ¿Alguien puede regalar vida? « para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida ». No muerte, sino vida. «Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la Vida; quien no tiene al Hijo de Dios, no tiene la Vida.» (1 Juan 5:11-12). No busques en otros caminos, ¿tienes al Hijo? Disfruta la vida. 7) Porque ES PARA TODA LA VIDA. Te da vida, te da lo que el mundo no puede dar y por si fuera poco gloriosamente- es para siempre, para toda la vida. Querido hermano, tal vez haya cosas que aún no están resueltas en tu vida, pero LO IMPORTANTE SÍ ESTÁ HECHO: LA SALVACIÓN. Y con ella, Dios nos bendice real y concretamente: « Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con Él graciosamente todas las cosas?» (Romanos 8:31-32). Primero SALVACIÓN. Luego: SANACIÓN, LIBERACIÓN, BENDICIÓN FAMILIAR, PROSPERIDAD, CAMINOS ABIERTOS. Hoy y cada día, por lo que ya te dio en Jesucristo. Tu vida en Él, está segura. Recibe el mejor regalo: a Jesucristo, EL REGALO PERFECTO. ***Extraído de la Prédica «EL REGALO PERFECTO»









«"Hallaste gracia delante de Dios". ¿Cómo puede encontrar esta gracia cualquiera que sea, sino por medio de la humildad? Pues Dios da la gracia a los humildes.» San Juan Crisóstomo

Y el Ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande,se le llamará Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y Su reino no tendrá fin.» LUCAS 1:30-33


SE LLAMA «ANUNCIACIÓN» AL MOMENTO EN QUE EL ARCÁNGEL GABRIEL, ENVIADO POR DIOS, VISITA A LA VIRGEN MARÍA PARA DECIRLE QUE DIOS LA HA ELEGIDO COMO MADRE DEL SALVADOR. SERÁ LA MADRE DEL VERBO POR LA GRACIA DEL ESPÍRITU «En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.» (Lucas1:26-27).

María era una joven muchacha judía, de un pequeño pueblo llamado Nazaret. En el momento en el que el ángel Gabriel es enviado por Dios para llamarla a tan grande misión, ella estaba comprometida (desposada) con José, un hombre justo, descendiente de la casa de David. Pero todavía no habían hecho vida en común. San Lucas se dirige a María diciéndole «Virgen» y «comprometida (o «desposada», según las diferentes versiones bíblicas)». Al decir «Virgen», no queda la menor duda, que ella no conocía ninguna unión con un varón. Cuando dice: «comprometida», indica cual era su situación legal con José, que ellos aún no habían hecho vida marital. María confirma estas dos palabras al responder al ángel: «¿Cómo será esto puesto que no conozco varón?» (Lucas 1:34). LA TRADICIÓN JUDÍA Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas, edad a partir de la cual podían desposarse. El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el desposorio era un compromiso, cuyo valor era normalmente definitivo; era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era posterior. En el matrimonio propiamente dicho, el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él y allí comenzaba su vida en común.


«Y habiendo entrado el Ángel donde estaba María, le dijo: «Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres»: Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.» (Lucas1:28-29). Y el Ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: he aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y se llamará Hijo del Altísimo, y le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino». (Lucas 1:30-33)

«Dijo María: he aquí la esclava del Señor; hágase en mi según Tu Palabra». (Lucas 1:38). « cada uno de vosotros, si permanece unido a Cristo, puede realizar grandes cosas. Por eso, queridos amigos, no debéis tener miedo de soñar, con los ojos abiertos, en grandes proyectos de bien y no debéis desalentaros ante las dificultades. Cristo confía en vosotros y desea que realicéis todos vuestros sueños más nobles y elevados de auténtica felicidad. Nada es imposible para quien se fía de Dios y se entrega a Dios. Mirad a la joven María. El ángel le propuso algo realmente inconcebible: participar del modo más comprometedor posible en el más grandioso de los planes de Dios, la salvación de la humanidad. (...) ante esa propuesta María se turbó, pues era consciente de la pequeñez de su ser frente a la Omnipotencia de Dios, y se preguntó: ¿Cómo es posible? ¿Por qué precisamente yo?. Sin embargo, dispuesta a cumplir la Voluntad Divina, pronunció prontamente su «sí», que cambió su vida y la historia de la humanidad entera.» S. S. Benedicto XVI ENSEÑANZAS SOBRE LA VIRGEN MARÍA (III)










María tuvo un llamado extraordinario: ser la madre en la carne del Mismo Dios Encarnado: Jesús. Su misión, sin lugar a dudas, fue única, pero no deja por ello de ser un modelo en la fe del que todos podemos aprender, pues era tan humana como cada uno de nosotros. María, como madre, respetaba y enseñaba a su hijo junto con José- a cumplir con las leyes de Dios. Así lo podemos ver en el Evangelio según San Lucas, capítulo 2. El evangelista narra tres episodios en los que se ve cómo la Sagrada Familia observó el culto: la circuncisión de Jesús, la presentación del Niño en el Templo luego de haber cumplido María con los días de purificación prescriptos por la Ley de Moisés, y la subida a Jerusalén para la Fiesta de Pascua, como lo hacían todos los años.

EN SU ROL DE MADRE TAMBIÉN CONOCIÓ

LA PREOCUPACIÓN, LA ANGUSTIA Y EL DOLOR María, como madre de Jesús, conoció también la preocupación y la angustia. Por ejemplo, en el episodio en que Jesús, teniendo doce años, se queda en el Templo de Jerusalén enseñando a los maestros y sus padres no le encuentran al llegar a Nazaret (Lucas 2: 41-50). «Al verlo en aquel lugar, sus padres se quedaron asombrados, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? ¡Tu padre y yo hemos estado buscándote por todas partes, llenos de angustia!» (Versículo 48). Experimentó también uno de los dolores más extremos, como es el ver la muerte cruenta de un hijo. Ya Simeón, un hombre justo y piadoso en el que estaba el Espíritu Santo, al ver a Jesús a los pocos días de haber nacido, le profetizó a María: «Dios envió a este niño para que muchos en Israel se salven, y para que otros sean castigados. Él será una señal de advertencia, y muchos estarán en su contra. Así se sabrá lo que en verdad piensa cada uno. Y a ti, María, esto te hará sufrir como si te clavaran una espada en el corazón.» (Lucas 2:34-35). Pese a ese gran dolor, ella estuvo presente junto a la Cruz de su Hijo Amado, y siguió confiando en Él, esperando la Promesa del Padre, de que les enviaría el Espíritu Santo. Por eso la vemos unida en oración a la naciente Iglesia, luego de la Ascensión de Jesús a los Cielos. «Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.» (Hechos 1:13-14).


María NOS ENSEÑA QUE PODEMOS SER FELICES AQUÍ Y AHORA Ella se sabía dichosa, feliz, por el gran Amor de Dios que había obrado en ella maravillas. Estando embarazada de Jesús expresó: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!...» (Lucas 1:46-55) «María es una criatura como nosotros, con un corazón como el nuestro, capaz de gozos y de alegrías, de sufrimientos y de lágrimas ( ) somos criaturas de Dios, como ella, y basta que nos esforcemos por ser fieles, para que también en nosotros el Señor obre cosas grandes. No será obstáculo nuestra poquedad: porque Dios escoge lo que vale poco, para que así brille mejor la potencia de Su Amor.» (San Josemaría Escrivá de Balaguer. Es Cristo que pasa-Homilías, 1973).

NOS ENSEÑA A ATESORAR LA PALABRA

Cuando Jesús cumplió los doce años, María y José fueron como de costumbre a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos, vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.» (Lucas 2:40-52). Como podemos leer en este pasaje, María no comprendió todo, sin embargo, aunque no entendía algunas cosas, ella era fiel a Dios y guardaba con amor todas estas palabras en su corazón y las meditaba. «Y Su madre atesoraba todas estas cosas (las palabras) en su corazón.» Del mismo modo, es bueno que nosotros guardemos, como María, todas las Palabras de nuestro Señor Jesús, conservándolas en nuestros corazones como el más precioso de los tesoros.


NOS ENSEÑA A ORAR Y NOS INVITA A CONOCER LA PALABRA DE DIOS María era una mujer de oración y adoración. Ya desde su juventud demuestra un espíritu de alabanza y gratitud al Dios Admirable. En el Magníficat, ella manifiesta tener un conocimiento profundo del Antiguo Testamento. «Esta poesía de María -el Magníficat- es totalmente original; sin embargo, al mismo tiempo, es un «tejido» hecho completamente con «hilos» del Antiguo Testamento, hecho de Palabra de Dios. Se puede ver que María, por decirlo así, «se sentía como en su casa» en la palabra de Dios, vivía de la palabra de Dios, estaba penetrada de la palabra de Dios. En efecto, hablaba con palabras de Dios, ( ) sus pensamientos eran los pensamientos de Dios; sus palabras eran las palabras de Dios. Estaba penetrada de la luz divina; por eso era tan espléndida, tan buena; por eso irradiaba amor y bondad. ( ) Al estar inmersa en la palabra de Dios, al tener tanta familiaridad con la palabra de Dios, recibía también la luz interior de la sabiduría. Quien piensa con Dios, piensa bien; y quien habla con Dios, habla bien, tiene criterios de juicio válidos para todas las cosas del mundo, se hace sabio, prudente y, al mismo tiempo, bueno; también se hace fuerte y valiente, con la fuerza de Dios, que resiste al mal y promueve el bien en el mundo. Así, María habla con nosotros, nos habla a nosotros, nos invita a conocer la palabra de Dios, a amar la palabra de Dios, a vivir con la palabra de Dios, a pensar con la palabra de Dios.» (Benedicto XVI, 15-18-2005, en ocasión de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Extracción).

Y dijo María: «Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como había anunciado a nuestros padres en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.» (Lucas 1:46-55)


¡Modelo de

fe!

María

«ENGRADECE MI ALMA AL SEÑOR MI ESPÍRITU SE GOZA EN MI SALVADOR»... ¡DIJO LA VIRGEN EN AQUEL DÍA! LA DONCELLA SANTA DE ISRAEL QUE SIEMPRE A DIOS FUE FIEL... LA «LLENA DE GRACIA»... ¡MARÍA! NIÑA DE LA ANTIGUA ALIANZA SEÑORA DE LA ESPERANZA QUE «CREYÓ ANTES DE HABER VISTO»... LA LEAL SERVIDORA DEL SEÑOR, MADRE DE JESÚS, «MI SALVADOR»... ¡LA QUE DIO A LUZ A CRISTO! «FELIZ DE TI, MARÍA, POR CREER» QUE DIOS TODO LO PUEDE HACER EN EL ALMA CUYA PALABRA SIGA... JUNTO A TI, AL PIE DE LA CRUZ QUIERO CONTEMPLAR A ... JESÚS... ¡Y HACER SIEMPRE LO QUE «ÉL, ME DIGA»!

JUAN CARLOS HOVHANESSIAN

NOS ENSEÑA QUE LA VIDA DIARIA DEBE SER SANTA Y LLENA DE DIOS San Josemaría Escrivá de Balaguer comentaba en una de sus homilías: « ha puesto Dios en mi corazón el ansia de hacer comprender a personas de cualquier estado, de cualquier condición u oficio, esta doctrina: que la vida ordinaria puede ser santa y llena de Dios, que el Señor nos llama a santificar la tarea corriente, porque ahí está también la perfección cristiana. Considerémoslo una vez más, contemplando la vida de María. No olvidemos que la casi totalidad de los días que Nuestra Señora pasó en la tierra transcurrieron de una manera muy parecida a las jornadas de otros millones de mujeres, ocupadas en cuidar de su familia, en educar a sus hijos, en sacar adelante las tareas del hogar. María santifica lo más menudo, lo que muchos consideran erróneamente como intrascendente y sin valor: el trabajo de cada día, los detalles de atención hacia las personas queridas, las conversaciones y las visitas con motivo de parentesco o de amistad. ¡Bendita normalidad, que puede estar llena de tanto amor de Dios!» (Es Cristo que pasa-Homilías, 1973).


PORTADA JOSÉ



En esta familia José es el padre: no es la suya una paternidad derivada de la generación; y, sin embargo, no es «aparente» o solamente «sustitutiva», sino que posee plenamente la autenticidad de la paternidad humana y de la misión paterna en la familia. A pesar de no haber «engendrado» José ejerció en relación con Jesús la función de padre, gozando de una autoridad a la que el Redentor libremente se «sometió» (Lucas 2:51), contribuyendo a su educación y transmitiéndole el oficio de carpintero. El Evangelio según San Mateo (1:18-25) nos cuenta que María se encontraba desposada con José, (lo que se asemeja a un estado de noviazgo con más obligaciones legales para la cultura judaica), cuando recibe la noticia de parte de Dios que sería la Madre del Salvador. José al enterarse, de que María está encinta decide repudiarla en privado, y no públicamente como lo establecía la ley judaica. Sin embargo, no lo hace, porque el Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer; porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.» Desde ese momento, José permanece junto a María, y cumple excepcionalmente con todos sus deberes de esposo y padre. «Al despertar José de su sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado» (Mt 1:24). «Hizo». José, al que conocemos por el Evangelio, es hombre de acción. Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra suya. En cambio, ha descrito sus acciones: acciones sencillas, cotidianas, ( ) obras llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura.» (Beato Juan Pablo II).



En la Sagrada Familia, José actua como protector del Verbo Encarnado Jesús- y de María, su esposa. « acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.» (SS. Francisco).

«¿No es éste el hijo del carpintero? » (Mateo 13: 55). «Expresión cotidiana de este amor en la vida de la Familia de Nazaret es el trabajo. El texto evangélico precisa el tipo de trabajo con el que José trataba de asegurar el mantenimiento de la Familia: el de carpintero. Esta simple palabra abarca toda la vida de José. Para Jesús éstos son los años de la vida escondida, de la que habla el evangelista tras el episodio ocurrido en el templo: «Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos» (Lc 2, 51). Esta «sumisión», es decir, la obediencia de Jesús en la casa de Nazaret, es entendida también como participación en el trabajo de José. El que era llamado el «hijo del carpintero» había aprendido el trabajo de su «padre» putativo. ( ) Gracias a su banco de trabajo sobre el que ejercía su profesión con Jesús, José acercó el trabajo humano al misterio de la redención.» (Juan pablo II, Redemptoris Custos).

A lo largo del Evangelio, José no pronuncia palabra alguna. Pero su total entrega al plan redentor de Dios se hace visible a través de sus obras, plenos actos de amor que se encuentran regados en el Evangelio, sobre todo durante la infancia de Jesús.


«Su marido José, que era justo » (Mateo 1:19). «La palabra «justo» evoca su rectitud moral, su sincera adhesión al cumplimiento de la ley y su actitud de total apertura a la voluntad del Padre celestial. Incluso en los momentos difíciles, y a veces dramáticos, el humilde carpintero de Nazaret nunca se arrogó el derecho de poner en tela de juicio el proyecto de Dios. Espera la llamada de lo alto y en silencio respeta el misterio, dejándose guiar por el Señor. Una vez recibida la misión, la cumple con dócil responsabilidad » (Juan pablo II).

«y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.» (Mateo 1:16). «La figura de este gran Santo, aún permaneciendo más bien escondida, reviste en la historia de la salvación una importancia fundamental. Ante todo, al pertenecer a la tribu de Judá, unió a Jesús a la descendencia davídica, de forma que, realizando las promesas sobre el Mesías, el Hijo de la Virgen María puede llamarse verdaderamente «hijo de David.» (Benedicto XVI, 19/3/2006, Vaticano).

«El Evangelio de Mateo, de manera especial, pone de relieve las profecías mesiánicas que hallaron cumplimiento mediante el papel de José: el nacimiento de Jesús en Belén (2,1-6); su paso por Egipto, donde la Sagrada Familia se había refugiado (2,13-15); el sobrenombre de «Nazareno» (2, 22-23). En todo ello él se demostró, como su esposa María, auténtico heredero de la fe de Abraham: fe en el Dios que guía los acontecimientos de la historia según su misterioso plan salvífico »(Benedicto XVI, 19 de marzo de 2006, Cdad. del Vaticano). «El, por tanto, se convirtió en el depositario singular del misterio «escondido desde siglos en Dios» (cf. Ef 3, 9), lo mismo que se convirtió María ( ) » (Juan Pablo II, Redemptoris Custos).




Jesús Jesús es la segunda Persona de la Santísima Trinidad. Él es el Hijo Único del Padre, Él mismo es Dios, Jesús es la Palabra. Así lo expresa el Evangelio según San Juan: «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.» (Juan 1:1). El Nombre de Jesús significa «Dios salva». El Niño nacido de la Virgen María se llama «Jesús» porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. El Nombre de Cristo significa «Ungido», «Mesías». Jesús es el Cristo porque «Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder» (Hechos 10: 38). Jesús el único que trae la salvación a los hombres y de ahora en adelante puede ser invocado por todos porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación. «Porque no hay bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos» (Hechos 4:12).

La Encarnación En el momento establecido por Dios, el Hijo Único del Padre, la Palabra Eterna, es decir, el Verbo, se hizo carne: sin perder la naturaleza divina asumió la naturaleza humana. Jesucristo es Verdadero Dios y Verdadero Hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón Él es el Único Mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo posee dos naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la Única Persona del Hijo de Dios. La Encarnación es, pues, el misterio de la admirable unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única Persona del Verbo, para llevar a cabo nuestra salvación


Yo Soy Jesús dijó: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. (Juan 6:35). Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8:12). Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.» (Juan 10:11). Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.» (Juan 11:25-26). Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.» (Juan 14:6) Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.( ) Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Juan 15:5,7). soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» (Juan 18:37).

Juan Bautista dijo de Jesús: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: «Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.» (Juan 1:29-34)




Más de 30 años PREDICANDO EL EVANGELIO



Isabel era descendiente de Aarón (Lucas 1:5) y pariente de la Virgen María (Lc. 1:36). Vivía en una ciudad de Judá en la región montañosa (Lucas 1:39), hoy «Ain Karim». Estaba casada con un sacerdote judío llamado Zacarías. Ambos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor (Lucas 1:5-6). Isabel era estéril y de avanzada edad (Lucas 1:7) pero Dios escuchó la oración de su esposo (Lucas 1:13) y quedó encinta. A los seis meses de su embarazo fue visitada por la Virgen María y al recibir el saludo el niño saltó de gozo en su seno e Isabel quedó llena de Espíritu Santo (Lucas 1:39-42). Al cumplirse el tiempo de dar a luz tuvo un hijo al que llamaron Juan (Lucas 1:60) como le había dicho el ángel a su esposo (Lucas 1:13), conocido como el profeta Juan El Bautista.

«...concibió Isabel, su mujer, y estuvo escondida cinco meses, diciendo: «Porque el Señor me hizo esto en los días en que atendió a quitar mi oprobio de entre los hombres». (Lucas 1: 23-25)

«SE

ALEGRA DOBLEMENTE, PORQUE

DIOS

LE QUITA LA FAMA DE

ESTÉRIL Y PORQUE SE LE OFRECE UN PARTO HONROSO .

NO

INTERVIENE SOLO LA UNIÓN CONYUGAL COMO EN LOS DEMÁS QUE

ENGENDRAN, SINO QUE LA GRACIA DEL CIELO FUE EL PRINCIPIO DE ESTE NACIMIENTO.» (San Juan Crisóstomo - Cátena Áurea).




Esposo de Isabel, la prima de María

Según narra el evangelista Lucas, Zacarías era un sacerdote de la época de Herodes cuya esposa, Isabel, era estéril. « los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor.» (Lucas 1:6). Sirviendo un día en el templo, a Zacarías se le apareció el Ángel del Señor, comunicándole que sus ruegos habían sido escuchados y que serían padres de un niño, al que debían llamar Juan: « será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y convertirá al Señor su Dios a muchos de los hijos de Israel » (1:15-16). Pero Zacarías dudó, entonces el ángel le dijo: « por no haber creído mi palabras, que se cumplirán a su tiempo, vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas.» (1:20). Y así ocurrió, Zacarías quedó mudo hasta el momento del nacimiento de su hijo. Todos los familiares y vecinos se alegraron por la gran misericordia que Dios había mostrado para con ellos, quitando el oprobio que tantos años habían padecido. Al octavo día -en el cual el niño debía ser circuncidado- se reunieron y propusieron llamarlo Zacarías, como su padre. Pero Isabel se opuso con firmeza diciendo que su nombre debía ser Juan, lo cual extrañaba a todos porque no había nadie con ese nombre entre los parientes. Entonces, le preguntaron al padre. La Escritura afirma que lo hicieron a través de señas, lo cual nos muestra que Zacarías tampoco podía oír: «Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.» (1:62). Él escribió en una pizarra: « Juan es su nombre » (1:63) y en ese mismo momento recuperó el habla y comenzó a alabar al Señor. Lleno del Espíritu Santo, profetizó que su hijo sería llamado «profeta del Altísimo» y que iría delante del Señor para « preparar sus caminos y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación mediante el perdón de sus pecados » (1:67-79).


«HUBO

UN HOMBRE, ENVIADO POR

DIOS:

JUAN. ESTE VINO PARA UN TESTIMONIO, PARA DAR TESTIMONIO DE LA LUZ, PARA QUE TODOS CREYERAN POR ÉL. NO ERA ÉL LA LUZ, SINO QUIEN DEBÍA DAR TESTIMONIO DE LA LUZ.» JUAN 1:6-8

SE LLAMABA


Hijo de Zacarías e Isabel El ángel había encargado a Zacarías ponerle por nombre «Juan» al hijo que iba a nacer. Zacarías manifiesta la misión de su hijo Juan cuando este es llevado a circuncidar, dice que ese niño «será llamado Profeta del Altísimo porque irá delante del Señor a preparar sus caminos, para anunciar a su pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados». (Lucas 1:76-77). Juan Bautista es el Precursor, es decir, el enviado por Dios para prepararle el camino al Salvador. Por lo tanto, es el último profeta con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador. Cuando llegó el momento, anunció la venida del Salvador; predicando el arrepentimiento y la conversión, y bautizando en el río Jordán. Juan vivía en el desierto, iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Juan Bautista enseñaba que los hombres tenían que cambiar su modo de vivir para poder entrar en el Reino de Dios, que ya estaba cercano. Predicaba el arrepentimiento de los pecados y la conversión de vida, para lo cual es necesario hacer un esfuerzo constante para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Bautizaba en el río Jordán y la gente se arrepentía de sus pecados. Esto serviría de preparación para la venida del Salvador. Hacia él venían los habitantes de Jerusalén y Judea y los de la región del Jordán. «¿Quién eres?», le preguntaban los religiosos de ese tiempo, y Juan les decía: «Yo soy la voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.» (Juan 1:23). Juan reconoció a Jesús como el Mesías al pedirle a éste que lo bautizara en el Jordán. En ese momento se abrieron los cielos y se escuchó la voz del Padre que decía: «Éste es mi Hijo amado...». Juan dio testimonio de esto diciendo: «Éste es el Cordero de Dios...». (ver Juan 1:1-34) El Bautista reconoció siempre la grandeza de Jesús, del que dijo no ser digno de desatarle las correas de sus sandalias, «Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que Él crezca y que yo disminuya». (Juan 3:29-30). Muerte de Juan el Bautista: Herodías, la mujer ilegítima de Herodes -pues era en realidad la mujer de su hermano- no quería a Juan el Bautista y deseaba matarlo, ya que Juan repetía a Herodes: «No te es lícito tenerla». La hija de Herodías, en el día de cumpleaños de Herodes, bailó y agradó tanto a su padre que éste juró darle lo que pidiese. Ella, aconsejada por su madre, le pidió la cabeza de Juan el Bautista. Herodes se entristeció, pero, por el juramento hecho, mandó que cortaran la cabeza de Juan el Bautista, que estaba en la cárcel. (Ver Mateo 14:1-12).




Estando María embarazada, salió un edicto de César Augusto (Emperador Romano), que ordenaba que todos se empadronasen, entonces cada familia debía ir a la tierra de sus parientes para ser empadronados. José fue a la Ciudad de David, llamada Belén (porque él era de la familia de David); este viaje lo hizo con María, su esposa. Belén quedaba a 130 Km de distancia de Nazaret, donde vivían José y María. El viaje -largo y muy agotador- se hacía a lomo de burro. Además, el camino estaba rodeado de grandes rocas donde se escondían muchos ladrones, por esta razón los viajeros siempre iban en grupos para evitar ser sorprendidos entre las montañas. En ese entonces, dada la gran cantidad de gente que había llegado a la pequeña ciudad de Belén a causa del censo, no encontraron sitio en el alojamiento.

(Ver Lucas 2:1-7)

«Camina Burrito» CAMINA BURRITO, MONTES CRUZANDO NO TE DETENGAS, VAMOS LLEGANDO A LA CIUDAD DE DAVID, EL REY HAY UN PORTAL DONDE DESCANSARÁS PASTOS FRESCOS Y AGUA TENDRÁS JUNTO AL CABRITO, LA OVEJA Y EL BUEY CAMINA BURRITO, NO TE DETENGAS SOBRE TU LOMO, VAN «BUENAS NUEVAS» VIAJA SOBRE TI, «UN DIOS ESCONDIDO» LO ESPERA ANSIOSA LA HUMANIDAD ÉL ES «LA BANDERA DE LA LIBERTAD» ¡EL HIJO DE DIOS! MI HIJO QUERIDO VAMOS BURRITO, LA VIRGEN DARÁ A LUZ NO TE DETENGAS, BELÉN YA SE VE MARÍA ES SU MADRE, YO SOY JOSÉ ¡VAMOS! ¡ESTÁ PRONTO A NACER! JUAN CARLOS HOVHANESSIAN





Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la Gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor pero el Ángel les dijo: No temáis pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor. Lucas 2:8-11

N lu d c to n A p v

(S


«

Noche Buena»

CIELO ESTIVAL DE NOCHE SERENA QUE AL ALMA INVITA A SOÑAR HACE TIEMPO, EN AQUEL LUGAR LA NOCHE SE HIZO ¡NOCHEBUENA! EL AMOR VIENE EN UN PORTAL, RESPLANDECE EN EL CIELO SU LUZ VOCES DEL CIELO, GOZO CELESTIAL ¡NACE DE LA VIRGEN EL NIÑO JESÚS! VUELAN CAMPANAS, CANTA EL GRILLO, CIELOS ABIERTOS, ÁNGELES, BRILLO. SE ABRAZAN VERDAD, PAZ Y AMOR IRRUMPE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DIOS «SE HACE HUMANO», ¡NAVIDAD! HA NACIDO, HOMBRE, ¡TU SALVADOR!

Juan Carlos Hovhanesian

Nuestro Salvador ha nacido hoy; alegrémonos. No puede haber, en efecto, ugar para la tristeza, cuando nace aquella vida que viene a destruir el temor de la muerte y a darnos la esperanza de una eternidad dichosa. Que nadie se onsidere excluido de esta alegría, pues el motivo de este gozo es común para odos; nuestro Señor, en efecto, vencedor del pecado y de la muerte, así como no encontró a nadie libre de culpa, así ha venido para salvarnos a todos. Alégrese, pues, el justo, porque se acerca la recompensa; regocíjese el pecador, porque se le brinda el perdón; anímese el pagano, porque es llamado a la vida.

SAN LEÓN MAGNO, Sermón 1, en la Natividad del Señor).




¿Dónde podría nacer un corderito...? Uno de esos lugares, sería en un portal, en una pesebrera. Jesús, «EL DIVINO CORDERO», nace en Belén, en un «casi olvidado» portal y su cunita es un pesebre, lugar donde comen los animales... Hasta aquí, es como una «tarjeta navideña», que millones de personas en el mundo saben enviar o recibir. Es también la imagen que muchos tienen de Jesús: «la de un bebé en un pesebre...». ¡Preciosa imagen! Mas si se queda sólo en eso y lamentablemente ocurre cada vez con más frecuencia, es nada más que una «circunstancial emoción»; tal vez hasta «ternura». Más insisto, es sólo la primera «imagen» que debería llevarnos al «final»: JESÚS ES NUESTRO SEÑOR!!! La «indefensa criatura», el «Cordero», es también el «León de Judá». Veamos: «Pero uno de los Ancianos me dice: No llores; mira, ha triunfado el León de la tribu de Judá, el Retoño de David; Él podrá abrir el libro y sus siete sellos. Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. Y se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo diciendo: Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra.» (Apocalipsis 5:5-10). Glorioso pasaje del Libro de la Revelación que nos muestra al León y al Cordero... Al Cordero y al León... Podríamos decir que el Cordero del Pentateuco, el del Libro del Éxodo: «Decidle esto a toda la comunidad israelita: El día diez de este mes, cada uno de vosotros tomará un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa» (Éxodo 12:3), es presentado a Juan en el Cielo, como «EL LEÓN DE JUDÁ». Juan se vuelve y ve «UN CORDERO COMO INMOLADO»... Revelador, ¿verdad? Volviendo al Éxodo, ¿por qué se le ordena a los hebreos cautivos en Egipto, sacrificar un cordero? Al matar un cordero, los israelitas estaban derramando sangre inocente. Era un sacrificio, un sustituto de la persona que se suponía, debía morir -en este caso- en la plaga. Un cordero sin defectos y con su sangre, debían cubrir los marcos de las puertas de cada casa. A partir de ese momento, el pueblo hebreo iba a tener entendimiento claro de que ser salvados de la muerte, significaba que otra vida se sacrificaba en su lugar (ver Éxodo 12:3-14). La SANGRE DEL CORDERO los libró de la muerte y la CARNE DEL CORDERO, les dio salud... ¿Qué nos dice esto a nosotros, cristianos?


¡Por supuesto! «CUERPO Y SANGRE DE CRISTO»... ¡EUCARISTÍA! «Una Palabra tuya, bastará para sanarme». A aquellos, lo que era «sombra y figura» (ver Hebreos 8:5), los libró de la muerte y los sanó, pues «sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y nadie desfalleció entre sus tribus» (Salmo 105:37). Un pueblo vejado, esclavizado, castigado con pesados trabajos, mal alimentado... ahora SALE DE LA ESCLAVITUD con ORO, PLATA y VIGOR. Si la SOMBRA y FIGURA hace esto, ¿cuánto más hará LA SUSTANCIA: JESUCRISTO, EL SEÑOR? Aquel que VINO COMO CORDERO... ¡EL INOCENTE! ¡ES EL GLORIOSO SALVADOR Y SEÑOR! Mira hermano y amigo: «Como un cordero al degüello era llevado...» (Isaías 53:7). También dijo Juan Bautista: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29). Jesús murió por nosotros en la Cruz del Calvario, «en lugar nuestro»... ¡Él, el Cordero! Resucitó de entre los muertos, venciendo a la muerte, al pecado, a Satanás... ¡Subió a los Cielos, está sentado a la Diestra del Padre! ¡El León de Judá! ¡¡¡EL CORDERO!!! Aquel a quien contempla Juan: «Y en la visión oí la voz de una multitud de Ángeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: DIGNO ES EL CORDERO DEGOLLADO DE RECIBIR EL PODER, LA RIQUEZA, LA SABIDURÍA, LA FUERZA, EL HONOR, LA GLORIA Y LA ALABANZA. Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: AL QUE ESTÁ SENTADO EN EL TRONO Y AL CORDERO, ALABANZA, HONOR, GLORIA Y POTENCIA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. Y los cuatro Vivientes decían: AMÉN; y los Ancianos se postraron para adorar.» (Apocalipsis 5:11-14). Aquel a Quien contempla su Iglesia y le adora aquí en la tierra, como es en el Cielo... Aquel que en la Nochebuena vino a nosotros, los hombres, para salvarnos, como el «CORDERO DE BELÉN». A Él sea... ¡AL QUE ESTÁ SENTADO EN EL TRONO Y AL CORDERO, LA ALABANZA, LA GLORIA Y EL PODER, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS! ¡AMÉN! ¡AMÉN!

¡FELIZ NAVIDAD!

facebook.com/JuanCarlosHovhanessian




La Familia

El nacimiento de Jesús en el pesebre nos lleva a contemplar a la Sagrada familia. Es la voluntad Divina que las personas vivamos en familia. Es Dios mismo quien nos une en familias. Que formemos parte de una familia no es un accidente; es una decisión Divina más allá de lo que podemos comprender humanamente. El cuidado, la protección y el amor que uno recibe en la familia es tan esencial para la vida humana, que Dios prometió intervenir personalmente a favor de las viudas y los huérfanos que pierden la protección de un padre y un esposo. Por eso, ante los disgustos e inclusive los sufrimientos que se presentan en la vida diaria, contemplemos a Jesús, el Emanuel, que significa «Dios con nosotros». Él es Dios con nosotros siempre. Nunca nos abandonará ni nos dejará. El bienestar de nuestras familias descansa en las Promesas y el cuidado de nuestro Padre de los cielos, que siempre intervendrá a favor de sus hijos.


LA ESPOSA es el sol de la familia La esposa viene a ser como el sol que ilumina a la familia. Oíd lo que de ella dice la Sagrada Escritura: Mujer hermosa deleita al marido, mujer modesta duplica su encanto. El sol brilla en el cielo del Señor, la mujer bella, en su casa bien arreglada. Sí, la esposa y la madre es el sol de la familia. Es el sol con su generosidad y abnegación, con su constante prontitud, con su delicadeza vigilante y previsora en todo cuanto puede alegrar la vida a su marido y a sus hijos. Ella difunde en torno a sí luz y calor; y, si suele decirse de un matrimonio que es feliz cuando cada uno de los cónyuges, al contraerlo, se consagra a hacer feliz, no a sí mismo, sino al otro, este noble sentimiento e intención, aunque les obligue a ambos, es sin embargo virtud principal de la mujer, que le nace con las palpitaciones de madre y con la madurez del corazón; (...) La esposa es el sol de la familia con la claridad de su mirada y con el fuego de su palabra; mirada y palabra que penetran dulcemente en el alma, la vencen y enternecen y alzan fuera del tumulto de las pasiones, arrastrando al hombre a la alegría del bien y de la convivencia familiar, después de una larga jornada de continuado y muchas veces fatigoso trabajo en la oficina o en el campo o en las exigentes actividades del comercio y de la industria. La esposa es el sol de la familia con su ingenua naturaleza, con su digna sencillez y con su majestad cristiana y honesta, así en el recogimiento y en la rectitud del espíritu como en la sutil armonía de su porte y de su vestir, de su adorno y de su continente, reservado y a la par afectuoso. Sentimientos delicados, graciosos gestos del rostro, ingenuos silencios y sonrisas, una condescendiente señal de cabeza, le dan la gracia de una flor selecta y sin embargo sencilla que abre su corola para recibir y reflejar los colores del sol. ¡Oh, si supieseis cuán profundos sentimientos de amor y de gratitud suscita e imprime en el corazón del padre de familia y de los hijos semejante imagen de esposa y de madre! (Pío XII, Alocución a los recién casados )





Regalos Espirituales













Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.