EL PODER DEL ESPÍRITU [Marzo 2017]

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N° 196 - MARZO DE 2017


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Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. ( ) Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. ( ) Y entrando en sí mismo, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre ( ) Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta. (Lucas 15:1132). Así como aquel hijo de la parábola de Jesús que dijo: Volveré a mi padre y le diré , así todo aquel que se hubiere alejado de Dios, tiene la maravillosa oportunidad de Volver al Padre . Este tiempo de Cuaresma se nos ofrece como un tiempo de reflexión, de discernir a la luz de la Palabra de Dios, por qué camino anda nuestra vida. Haber fracasado en algún momento no significa que seamos fracasados . Fracasado , sería aquel que se dio por vencido, dejándose arrastrar en el camino del fracaso. Volveré a mi Padre dijo el que había fracasado. Esta vuelta ha de ser sincera, valiente.

Dispuesta a aceptar el cambio; dispuesta a todo, como fue el planteo del hijo de la parábola: Trátame como a uno de tus jornaleros ¡Tremenda disposición! Es que el alma sabe muy bien que no hay realización posible fuera del Hogar Paterno . Ningún tesoro, herencia, bienes, lujos, fama, placeres, influencia, poder pueden saciar el alma. Sólo en Cristo hay PLENITUD. Sólo en la Casa del Padre . La fidelidad de Dios es para siempre. SU PALABRA ES PARA SIEMPRE Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! (Mateo 7:11). Tremenda decisión: VOLVER AL PADRE , ¿verdad? Especialmente sabiendo que tenemos un Hermano Mayor , CRISTO, que nos viene a buscar para que regresemos al Hogar Paterno , sin importar lo que hayamos hecho, con tal de que, arrepentidos, anhelemos el regreso a la Casa Paterna . Tanto es así que hasta Su misma Vida dio en rescate por nosotros. ¡Nos compró a muy alto precio! Y no nos reprochó nuestra mala conducta, sino que nos amó y nos ama incondicionalmente. En esta Cuaresma, en este tiempo especial, así como lo hace siempre, Jesús nos dice: ¡YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MI! (Juan 14:6).¿Puedes oírlo ? ¡Acepta hoy Su amorosa invitación de VOLVER AL PADRE ! ¡Amén! ¡Así sea!

JUAN CARLOS HOVHANESSIAN



14:3).

16)



Les quitó su poder a las autoridades del mundo superior, las humilló ante la faz del mundo y las llevó como prisioneros en el cortejo triunfal de su cruz. (Col 2:15 Biblia Latinoamericana) Y, una vez despojados los principados y las potestades, los exhibió públicamente, en su cortejo triunfal. (Col 2:15 Nueva Biblia de Jerusalén). Para el ojo de la razón, la cruz es el centro de la aflicción y la vergüenza, Jesús muere la muerte de un malhechor, teniendo por compañeros a unos ladrones. Para el mundo, la cruz es siempre el emblema de la vergüenza, como dice el Apóstol Pablo: nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los gentiles (1 Cor 1:23). ¡Cuán diferente es el panorama que se presenta a los ojos de la fe! La fe ve la aflicción, ciertamente, pero ve al Salvador trayendo vida e inmortalidad para nosotros. La Cruz fue el campo de batalla del triunfo de Jesucristo. Allí luchó y allí también conquistó. Veamos dos maravillosas revelaciones en este versículo: 1) Y, una vez despojados los principados y las potestades . El Espíritu Santo nos lleva a contemplar, por la fe, a Cristo despojando a los poderes del mal. Satanás, en el Edén, encontró a nuestros primeros padres y los tentó para que renunciaran a su obediencia al Señor, y al instante ellos se convirtieron en sus esclavos. Pero el Señor vino para rescatarnos. Llegado el momento, Jesús hizo su presentación pública y comenzó a predicar el Reino de Dios. El maligno muchas veces intentó matarlo (Herodes mando matar niños, los judíos tomaron piedras para apedrearlo; trataron de despeñarle desde la cumbre de un monte, etc.), pero Su hora no había llegado. Al fin llegó el día. Jesús dijo: esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas. (Lc 22:53). Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será derribado. (Jn 12:31). El Señor se levantó de la Mesa Eucarística aquella noche y marchó a la batalla; la Cruz fue el centro de la batalla. Allí, en la cima del Calvario, se debía pelear el combate de la eternidad. Hermano, trata de imaginar la escena. El pecado está allí, la muerte se abre paso rasgando el Cuerpo de Jesús. El infierno se aproxima con todos sus dardos encendidos. Como jefe y cabeza de todos ellos está Satanás . Los principados y las potestades avanzan y Jesús se enfrenta a todos ellos. Al principio silenciosamente, pero al fin se escucha el grito de combate. Jesús que lucha y finalmente da un gran grito que lo proclama Conquistador: Todo está cumplido (Jn 19:30). Consumado es , dice Jesús, declarando a viva voz . Su Victoria y la derrota definitiva sobre todos los poderes del mal: el Plan Redentor halló su cumplimiento. ¡Bendito sea el Señor!


En las antiguas batallas -especialmente entre los romanos- era costumbre que el vencedor quitara las armas y las municiones del enemigo vencido. Luego eran despojados de su armadura y sus vestiduras; se los sujetaba y se los hacía cautivos . ¡Esto mismo es lo que hizo Cristo con el pecado , con la muerte y con el mismo infierno ! Además, el vencedor tomaba el botín de guerra y lo dividía entre los suyos. Satanás nos había despojado de todas nuestras posesiones en el Edén: el gozo, la felicidad, y la paz del hombre. Pero ahora, el Salvador nos ha devuelto nuestra herencia perdida: Cristo la recuperó para nosotros en la Cruz. Ahora Satanás está derrotado; puede tentar pero no puede forzar; puede amenazar pero no puede avasallar. Hermano, no temas!!! Permanece firme en el Señor que tú te enfrentas con un enemigo que ya ha sido vencido por Nuestro Señor Jesucristo. ¡Aleluya! Y regocíjate, regocíjate aún en el día de la batalla , pues para ti es el comienzo de una eternidad de triunfo. 2) los exhibió públicamente, en su cortejo triunfal. La segunda revelación se trata del triunfo. Antiguamente cuando un general romano lograba grandes hazañas, las puertas de Roma se abrían de par en par, las casas estaban decoradas, la gente permanecía en las calles. Los guerreros que regresaban marchaban por esas calles. Pero uno era el centro de toda la atracción. Era el conquistador , subido en un carro tirado por caballos blancos, llevando en su cabeza una corona de laureles. Encadenados a su carro, iban los reyes y hombres fuertes que habitaban las regiones conquistadas por él. Iban todos ellos -literalmente- como cortejo triunfal . Inmediatamente después venía parte del botín. Luego desfilaba el resto de los soldados, una larga caravana de hombres valerosos compartiendo los triunfos de su capitán. Un día inolvidable para Roma Hermano querido, con esto quiero mostrarte que evidentemente, el Apóstol Pablo conocía bien esta costumbre y tal vez había visto estos triunfos; por ello se vale de esas imágenes para mostrar lo que Cristo -el Vencedor- hizo en la Cruz: los exhibió públicamente, en su cortejo triunfal . La Cruz es la escena del triunfo. El Señor reinará por siempre y para siempre. Es el Rey de reyes y Señor de señores. En la Cruz el pecado y la muerte fueron vencidos, las cadenas de nuestra cautividad hechas pedazos; el Cielo abierto para los creyentes y el mismo Rey Conquistador viniendo por Sus redimidos. En una larga y triunfante procesión, todo Su pueblo entrando en la Ciudad de la felicidad y del gozo para reinar con Dios, Nuestro Padre, por los siglos de los siglos. Amén. Si quieres disfrutar de esta victoria, debes creer en el Señor Jesucristo y poner en Él toda tu confianza. Si le has dado tu corazón a Jesús podrás caminar de Su Mano en cada momento y situación de tu vida; hasta que tus ojos lo vean en el día de Su Gloria. Y mas aún: Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su Trono. (Apo 3:21). Que la visión de la Cruz haga rebosar nuestro corazón de las bendiciones, con las que Dios nos ha colmado en Jesucristo. ¡Amén!

DIEGO HOVHANESSIAN



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