EDITORIAL
Por John Halford
Un buen Viernes Santo Mientras preparábamos este número de Odisea Cristiana, tuvimos noticias de las zonas inundadas de Australia, del terremoto en Christchurch, Nueva Zelanda y luego el noreste de Japón fue devastado por un terremoto que fue 8 mil veces más fuerte que el de Nueva Zelanda, seguido por un tsunami con inundaciones que, aunque no tan extensas como las de Australia, fueron mucho más destructivas. Y esta misma mañana, la noticia de otro terremoto en Myanmar. Sé que la muerte es parte de la vida, pero momentos como estos de verdad nos hacen pensar en todas sus implicaciones. Siempre supe que este año traería un aleccionador recordatorio de mi propia mortalidad, eso es porque cumplo 70 el 22 de abril. Pero no había previsto tantos casos de desastre en tantos lugares. Como todos, sé que la muerte es parte de la vida, pero en momentos como estos nos hacen pensar en la muerte y todas sus implicaciones. Llegar a la edad de 70 años es preocupante en sí mismo. El salmo 90 nos recuerda que "vivimos setenta años o menos", y agrega que "con suerte podríamos llegar a ochenta" (Salmo 90:10-11 Biblia El Mensaje). Hoy en día, llegar a 80 ya no es inusual, al menos en los países desarrollados. Yo solía pensar que alguien de 70 años era muy viejo. Recuerdo cuando pensaba que alguien de 40 años era muy venerable. Ahora mis hijos tienen esa edad, y todavía son "mis niños". No obstante, llegar a los 70 pone la vida en una nueva perspectiva sobria. Según la Biblia, el 22 de abril llego oficialmente a la sala de espera, aunque parece que el vuelo se ha retrasado. Pero no fue sino hasta que miré en mi calendario del 2011 que me di cuenta con sorpresa que mi cumpleaños 70
Odisea
c ri sti a n a
NÚMERO 36 2011 Odisea Cristiana es publicada por Comunión Internacional de la Gracia / Grace Communion International, PO Box 5005, Glendora, CA, 91740; Copyright ©2011.
Staff:
Editor Ejecutivo: J. Michael Feazell. Editor: John Halford. Editor Adtivo: Michael Morrison. Editor emérito: Paul Kroll. Editor edición en español: David Agreda. Traductores voluntarios: Ming Hui, Selena Venegas, Juan Manuel y Blanca Silvia Galvan, Antonio Rodriguez. Presidente: Joseph Tkach. Misiones en Latinoamérica: Héctor
coincide con el Viernes Santo, día en que la mayoría de los cristianos conmemoramos la muerte de Jesús. La coincidencia fue a la vez interesante y reconfortante. La muerte y resurrección de Jesús, por supuesto, altera todo. Por un lado, redefine completamente la muerte. La muerte todavía nos puede llevar, pero ya no puede sostenerse en nosotros, porque el Hijo de Dios asumió la muerte en sí mismo y la destruyó, nos dice 2 Timoteo 1:10, con su resurrección y vida. Las palabras: "Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna" adquieren un nuevo significado cuando tu cumpleaños número 70 coincide con el Viernes Santo, así como los anuncios en la sala de espera atraen la atención de los que esperan el avión. Curiosamente, el 22 de abril también es el Día de la Tierra, que tiene la intención de inspirar conciencia y aprecio por el medio ambiente natural de la tierra. Para los cristianos, es un recordatorio de que somos mayordomos de la creación para cuidar de ella. No hemos hecho un trabajo muy bueno, y el medio ambiente está dando muestras de nuestra mala administración. Pero una vez más, Dios no nos ha abandonado. Es bueno que el Día de la Tierra y el Viernes Santo coincidan. Porque Dios se complace en tener toda su plenitud habitar en él, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las cosas en la tierra o las cosas en el cielo, haciendo la paz por su sangre, derramada en la cruz" (Colosenses 1:1920). De una forma u otra, el 22 de abril de 2011, es un recordatorio de que aún en medio de la muerte y la destrucción hay una buena noticia, no sólo para este nuevo septuagenario, sino para todos y todo. Barrero. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. Contribuciones: Odisea Cristiana acepta con agradecimiento las contribuciones para ayudar con los costos de publicación y llevar a otros la buena noticia del evangelio. Para comunicarse con nosotros puede dirigirse a cualquiera de las siguientes direcciones: Argentina: Iglesia de Dios Universal, Olavarría 4543, (1842) Bo Las Flores, Monte Grande- BA. email: iduarg@gmail.com Tel. (011) 4295-1698. Colombia: Iglesia de Dios Universal, Calle 49 #26-11 Galerías, Bogotá. Teléfono: 3142825. Costa Rica: Iglesia de Dios Universal, Apartado 7700,
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CONTENIDO 3 Lázaro y el rico, una historia de incredulidad
6 Permaneciendo firmes en la esperanza mientras continúa la miseria en Haití
8 Dios trajo mi corazón a San Francisco
15 La vieja iglesia de mi abuelita COLUMNAS SECCIONES 5 Reflexiones Libre de toda culpa 5 Paráfrasis El gran baile, los policías y tú 10 Amor y matrimonio Vístanse de amor Preguntas 10¿Quiénes son los "144 mil" 13 Quiénes son los "dos testigos" 11 Así son los miembros Calabazas, por George 13 El turno de Tammy Él nos conoce bien 14 El Dios sorprendente Por qué ya no creo en la aniquilación eterna 16 Por el amor de Dios La teología del vaso medio lleno 1000 San José. Chile: Iglesia de Dios Universal, Casilla 11, Correo 21, Santiago. El Salvador: Comunión de la Gracia, Res. Los Girasoles, Senda 3 Ote 23, Santa Tecla. España: Iglesia de Dios Universal, Apdo. 185, 28600 Navalcarnero, Madrid. Tel. 91 813 67 05 ó 626 468 629 www.idue.es Estados Unidos: Comunión de Gracia Internacional, P.O. Box 5005, Glendora, CA 91740-5005. Guatemala: Iglesia de Dios Universal, Apartado 2489, Guatemala. Honduras: Iglesia de Dios Universal, Apartado 20831, Comayagüela. México: Comunión Internacional de la Gracia en México, sitio web: http://www.comuniongracia.org.mx/blog/ Perú: Iglesia de Dios Universal, Email: josekasum1@yahoo.es
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Lázaro y el rico:
Una historia de incredulidad por J. Michael Feazell
escuchado a alguien decir que Dios ¿Has no puede salvar a aquellos que no creyeron en Él antes de morir? Esa es una doctrina cruel y destructiva, y su ―prueba‖ es un solo versículo en la parábola conocida como ―Lázaro y el rico‖. Pero como todas las cosas en las sagradas escrituras, la parábola del rico y Lázaro pertenece a un contexto específico dentro del cual debe entenderse. Nunca es una buena idea basar una doctrina en un solo versículo, especialmente si éste es un versículo dentro de una historia cuyo propósito es enseñar un concepto totalmente diferente. Jesús contó la parábola de Lázaro y el rico por dos razones: 1) para exponer y condenar a los líderes de Israel que se negaban a creer en él, y 2) para confrontar las creencias populares de que las riquezas son una señal del favor de Dios y que la pobreza es una prueba de su rechazo.
La revelación esencial de esta historia es que existe alguien que cruza los abismos para salvar a los pecadores. Lázaro y el rico es la última de cinco parábolas que Jesús contó en respuesta a un grupo de fariseos y escribas quienes, siendo amantes del dinero y de la presunción, estaban enojados por el hecho de que Jesús les daba la bienvenida a los pecadores y comía con ellos (Lucas 15:1 y 16:14). Primero, Jesús contó tres parábolas: la oveja perdida, la moneda perdida, y el hijo perdido. Al contar estas parábolas, Jesús quería que los recolectores de impuestos y los pecadores, así como los fariseos y escribas disgustados quienes creían que no tenían necesidad del arrepentimiento, supieran que ―así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse‖ (Lucas 15:7). Pero aún hay más.
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El amor al dinero, un obstáculo entre Dios y el hombre Jesús pasa a la cuarta historia, la parábola del administrador astuto (Lucas 16:1-14). La lección es ésta: si usted ama al dinero, como lo amaban los fariseos, entonces usted no ama a Dios. Jesús entonces les dijo claramente a los fariseos: ―Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios‖ (versículo 15). Jesús les dijo que la ley y los profetas eran testigos de que el reino de Dios había llegado y que todos se esforzaban por entrar en él (versículos 16-17). Lo que quería decir era: ―ya que ustedes aman las cosas de los hombres y no las cosas de Dios, ustedes están rechazando el llamado urgente de Dios a entrar a su reino, lo cual solo puede hacerse por medio de mí‖. Luego, en el versículo 18, Jesús insinuó que los líderes religiosos judíos se habían ―divorciado‖ de la ley y los profetas, que daban testimonio de Jesús, y al hacerlo habían rechazado a Dios. (Compare con Jeremías 3:6). Enseguida, comenzando en el versículo 19, dentro del contexto de las cuatro parábolas previas, Jesús contó la historia de Lázaro y el rico.
Una historia de incredulidad En esta historia hay tres personajes. Primero está el rico, quien representa a los fariseos que aman al dinero. Después sigue Lázaro, el miserable pordiosero quien representa a una clase de personas despreciadas por los fariseos. Finalmente está Abraham, cuyo seno o regazo era un símbolo judío de consuelo y paz en la vida después de la muerte. En la historia, el pordiosero Lázaro muere. Pero Jesús sorprende a quienes lo escuchan al decir que ―fue llevado por los ángeles al seno de Abraham‖ (versículo 22, versión Reina-Valera 1960). Esto es exactamente lo contrario de lo que los fariseos esperaban que pasara con un hombre como Lázaro. Ellos creían que las personas como Lázaro eran mendigos pobres y enfermos porque estaban bajo una maldición de Dios, y por lo tanto creían que tales personas serían atormentadas en el Hades cuando murieran.
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Jesús les estaba diciendo: ―Así no son las cosas, su mundo está al revés. Ustedes no saben nada del reino de mi Padre. No sólo están equivocados sobre lo que siente mi Padre por este mendigo, sino que también están equivocados sobre lo que mi Padre siente por ustedes.‖ Jesús termina de sorprenderlos al decirles que el rico también murió y fue sepultado, pero él, y no el mendigo, fue quien encontró tormento en el Hades. El rico levantó su vista y a lo lejos vio a Abraham con nada más ni nada menos que Lázaro en su regazo. El rico gritó: ―Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego‖ (versículos 23-24). Pero Abraham tenía otra sorpresa guardada para el rico. Le dijo, en esencia: ―Toda tu vida amaste las riquezas y no tuviste tiempo para las personas como Lázaro. Bueno, ahora yo tengo tiempo para aquellos como Lázaro, y él está aquí conmigo, y tú no tienes nada.‖ Y sigue el versículo que tan frecuentemente es arrancado de su contexto: ―Además de eso, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieren pasar de aquí para allá no pueden, ni tampoco pueden los de allá para acá‖ (Lucas 16:26).
Allá y acá ¿Te has preguntado alguna vez como alguien podría pasar de ―aquí para allá‖? Es claro por qué alguien quisiera cruzar de ―allá para acá‖, pero ―de aquí para allá‖ no tiene sentido. ¿No es así? La primera palabra que Abraham le dijo al rico fue ―hijo‖ (versículo 25), para luego decirle que ni siquiera quienes quisieran llegar a él podían hacerlo ya que existía un gran abismo que los dividía. Pero la revelación esencial de esta historia, de hecho, es que existe alguien que cruza los abismos para salvar a los pecadores.
El Puente que cruza el abismo Dios dio a su Hijo por todos los pecadores; no solamente por los pecadores como Lázaro, sino también por aquellos como el rico (Juan 3:16-17). Pero el rico, quien es un símbolo de los fariseos y escribas quienes se unieron para condenar a Jesús, no quería al Hijo de Dios. El rico quería lo que siempre había querido: su propia comodidad a costa de los demás. La historia de la condenación de la incredulidad de los fariseos por Jesús concluye con el hombre rico pidiendo que alguien avise a sus hermanos para que no vayan al lugar de tormento donde él está. Pero Abraham le aclara que ―Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos! (Ver versículos 1617) ya que la Ley y los Profetas son un testimonio de Jesús, un testimonio que decidieron rechazar (compare Juan 5:45-47 y Lucas 24:44-47).
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―No les harán caso, padre Abraham‖ respondió el rico, ―en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí se arrepentirían‖ (Lucas 16:30). Abraham le respondió: ―Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos‖ (versículo 31). Y así fue; no se convencieron. Los fariseos, escribas, y sumos sacerdotes quienes conspiraron para hacer crucificar a Jesús también conspiraron para hacer que los soldados mintieran sobre su resurrección (Mateo 27:62-66), y procedieron a perseguir y matar a los creyentes.
Perdiendo de vista la revelación principal Jesús no contó esta parábola para darnos una imagen del cielo y el infierno. Más bien es una parábola de juicio contra los líderes incrédulos de su tiempo así como para las personas ricas de todos los tiempos que son crueles y egoístas. Jesús usó las creencias judías comunes sobre la vida después de la muerte (el Hades para los malvados y el ―estar con Abraham‖ para los justos) como un fondo literario para enseñar esta lección. En esta parábola Jesús no estaba comentando sobre la validez o precisión de las creencias judías sobre la vida después de la muerte; simplemente estaba usando tales creencias como un escenario para su historia. El enfoque de Jesús no era el satisfacer nuestra curiosidad sobre cómo pueden ser el cielo y el infierno. Su prioridad es compartir con nosotros los secretos de Dios (Romanos 16:25); Efesios 1:9, etc.), el misterio de los siglos (Efesios 3:4-5) de que Dios ya está reconciliando al mundo en Él, en Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado. Nuestra preocupación por los detalles de la vida después de la muerte solamente nos aleja del concepto que el hombre rico de esta historia no podía entender: Creer en Aquel que resucitó de entre los muertos.
Comunión Internacional de la Gracia
REFLEXIONES
Rubén Ramírez Monteclaro que vivamos la eternidad libres de culpa, llenos de la gracia de nuestro Dios, envueltos en ese amor ágape, que no tiene fronteras y que sólo Dios nos lo puede dar como un don inefable.
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e entrada, cuando escuché hace unos días al presidente de Comunión de la Gracia Internacional, Joseph Tkach sugerirnos como propósito de este año 2011 tener todo un año libre de culpa, me impresionó bastante ya que esta condición es algo que resulta necesario y vital para nuestra vida terrenal puesto que todo lo que vivimos y manifestamos rigurosamente tiene repercusión en la vida eterna, porque fuimos creados, engendrados y adoptados para vivir eternamente en el mismo seno del Dios Trino que nos ama con un amor incomprensible para nuestra mente carnal. Al ir digiriendo y saboreando esta expresión: ―libre de culpa‖ me puse a pensar y llego a la conclusión, que como propósito de año nuevo está bien para quienes de alguna manera no han comprendido el gran amor de Dios, pero también esta expresión debe ser parte de nuestra mente, una actitud de un corazón renovado ya que toda la vida es ―libre de culpa‖ en Cristo, puesto que para esto el Hijo encarnó en el humano Jesús, para
En y por Cristo estamos viviendo una vida nueva, llenos de la justicia y la paz que sólo Jesús es capaz de darnos y en su gran misericordia nos ha hecho sentir que como humanos tenemos límites para expresar ese amor, pero con el Espíritu de Dios mi mente no llega a comprender hasta dónde somos capaces de amar. Por esto, como humanos debemos poner nuestra confianza solo en el Señor Jesús, el autor y consumador de nuestra vida en Dios; sólo Él nos puede llenar de lo que nos hace falta, sólo Él llena nuestro tanque emocional (expresión tomada del Dr. Ross Campbell en su libro ―Si amas a tu hijo‖) para poder extender ese amor hacia otras personas. Sólo Él nos cambia nuestro perverso corazón de piedra (Jeremías 17:9) en un corazón no de carne, sino del Espíritu de Dios “puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17:28) Dios quiere que seamos exactamente como Cristo, ya que fuimos hechos a su verdadera imagen, tal como Dios tuvo su propósito para nosotros desde antes de la creación del mundo (Efesios 1:3-5). Dios quiere que cualquier persona que nos vea, a quien realmente debiera ver es a Cristo y no a cualquiera de nosotros (Juan 14:6-10) ya que el mismo Dios en la persona de Cristo se está formando en cada uno de los seres humanos. Así que me pongo a pensar y usted estará de acuerdo conmigo (bueno, eso espero) que sentirnos libres de culpa no sea un propósito de año nuevo, sino una condición para siempre. Quiera Dios que cuando llegue el mes de diciembre de 2011, podamos decir: “he aprendido a vivir toda una vida libre de culpa”
PARÁFRASIS
El gran baile, los policías y tú
O
Romanos 13:1-5
bedece la ley, porque toda verdadera autoridad nace de la vida de sumisión mutua compartida por el Padre, el Hijo y el Espíritu. Únete a este baile con los que te gobiernan. Ámalos dándoles tu cooperación. Ellos son a los que papá les ha dado la difícil tarea de gobernar. (2) Si les dificultas hacer un buen trabajo, te opones a lo que Dios les ha ordenado hacer, y eso no es bueno para ti. (3) El buen gobierno es una amenaza sólo para quienes se dedican a un comportamiento inapropiado. ¿Quieres vivir en paz con la policía? Entonces haz lo correcto.
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(4) Los policías están ahí para servir en nombre de papá. Si haces lo malo, te advierto que tienen armas y saben cómo utilizarlas, ya que participan en el trabajo de la Trinidad de hacer a las personas responsables de sus acciones. (5) Así que obedece la ley, no sólo porque te metes en problemas si no lo haces, sino porque es lo correcto de hacer.
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Permaneciendo firmes en la esperanza mientras
Continúa la miseria en Haití
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n el 2010, la empobrecida nación caribeña de Haití fue azotada por un terremoto atroz seguido de un desvastador huracán que dió como resultado un brote de cólera. Todo esto, acompañado del siempre presente malestar político y un colapso general del orden social. La Comunión Internacional de la Gracia tiene varias congregaciones pequeñas en Haití y administra una escuela pequeña en la ciudad capital de Puerto Príncipe. Hablamos con el pastor Joseph Franklin acerca de cómo iban las cosas con nuestros miembros y con la agobiada nación.
Odisea Cristiana: ¿Podría describir ese momento de las 4:55pm de la tarde del 12 de enero cuando azotó el terremoto? Joseph Franklin: El suelo se sacudió por alrededor de 30 segundos. Mi esposa, mi ayudante y yo fuimos bendecidos de poder salir de la casa. Billy, nuestro hijo menor, se encontraba en una calle cercana. Gracias a Dios, él se las arregló para regresar a casa después de unos minutos. Pasamos dos noches durmiendo a la intemperie. Vivimos en una área en donde las casas no están adyacentes una de otra y tenemos patio delantero y trasero, así que estuvimos comparativamente menos expuestos al peligro. Desafortunadamente, en el centro de Puerto Príncipe las construcciones están adyacentes. Cuando cayeron, no dejaron espacio para que la gente pudiera escapar. Esa fue la causa principal de que tuviéramos una alta pérdida de vidas. Desde la cima de la colina en donde vivimos, podíamos ver sobre la ciudad que parecía una pila de cajas de cartón aplastadas. El primer estimativo calculó el número de muertos en 300,000. Pero esa cifra estaba fuera de la realidad. Llegó a ser evidente que tal vez tanto como medio millón de habitantes de Puerto Príncipe perecieron bajo los escombros. Podemos predecir un huracán—y aún darle un nombre y determinar su trayectoria. Pero un terremoto es diferente. No puedes saber si va a ocurrir y cuándo la tierra temblará bajo tus pies.
OC: ¿Cómo están las cosas hoy, a un año del terremoto? JF: No ha habido gran mejoría. En menos de un año hemos experimentado un huracán, la epidemia de cólera, un aumento en la actividad criminal, y malestar
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Aunque fue sacudido, el viejo edificio de nuestra iglesia permaneció en pie. El interior tuvo que ser demolido y remodelado. Las otras construcciones de la escuela sólo sufrieron daños menores. político. Aún no son confiables los servicios públicos esenciales. Cada una de las instituciones existentes en este país ha recibido su parte de las adversidades. La condición general se ha vuelto más agonizante tanto para las personas como para las instituciones por igual. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, iglesias, escuelas, la universidad—todos están batallando por continuar con sus actividades.
OC: ¿Es desesperante la situación en Haití? JF: Todo depende de cómo lo mires. Puedes ver dificultades en cada oportunidad o ver oportunidades en cada dificultad. Los visionarios dicen que no tiene sentido el rendirse, pero sí hay sentido en permanecer firmes y de no ceder. Por la gracia de nuestro fiel Señor, nuestra pequeña iglesia local es fuerte. En francés a menudo usamos este proverbio: “C’est par la tete que pourrit le poisson.” (“Es por la cabeza que se pudre un pescado”). El Cuerpo de Cristo permanecerá sano siempre y cuando esté unido a su cabeza, Jesucristo. Desafortunadamente, a veces los cristianos somos tentados a rendirnos ante la frustración. La frustración es humana, pero el rendirse ante ella, nos puede guiar a olvidarnos de la abundancia de la gracia de Dios. El secreto es no permitir que las frustraciones oscurezcan nuestra visión del reino.
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Una de las paredes que rodean a la escuela colapsó. Afortunadamente, nadie fue lastimado. Nuestra escuela fue una de las pocas de Puerto Príncipe que no sufrieron daños extensos. Muchas fueron destruídas en su totalidad.
Para ayudar a los niños a recuperarse del trauma y volver a tener un sentido de normalidad, actividades rutinarias tales como el izar la bandera cada día, se han vuelto muy importantes.
David expresó que cuando el caminaba en el valle de la sombra de la muerte, él no tenía miedo, porque el fiel pastor (Jesús) caminaba con él (Salmo 23:4). Esto es especialmente reconfortante porque en el versículo 6 dice que caminar con el Señor en el valle de sombra de muerte conduce a la gracia y a la felicidad. ¿Quién nos puede apartar del camino de la gracia y de la felicidad? Los miembros han perdido sus posesiones, pero han permanecido fuertes en espíritu. Ellos no han perdido la esperanza. Han aprendido a permanecer en las promesas de Dios y contar de una en una sus bendiciones.
OC: Nuestra escuela fue una de las pocas de Puerto Príncipe que escaparon de daños mayores. ¿Han podido reabrirla? JF: Las construcciones de concreto de nuestra escuela estaban bien hechas. Fueron dañadas parcialmente, pero no tanto como el edificio de madera en donde se reúne la iglesia. No obstante, hemos podido reparar el edificio de madera, gracias a la ayuda financiera de nuestros hermanos y hermanas de alrededor del mundo quienes lo hicieron a través de la oficina matriz en Glendora, California. A fines de marzo, lanzamos un programa de cuatro meses para los niños de la comunidad de alrededor de la escuela. Fue una sesión especial de asistencia sicosocial para ayudar a los niños a recobrarse del trauma y a prepararlos para cuando las cosas vuelvan a la normalidad. El año academico 2010-2011 empezó en octubre 11 a pesar de la incertidumbre política pre-electoral. Abri-
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Aunque los salones no sufrieron daños serios, muchos niños aún están temerosos de estar bajo techo. La mayoría de las clases y otras actividades de la escuela toman lugar al aire libre o bajo carpas. mos con 80 niños de una lista de 134. Esperamos que la mayoría del resto de ellos regresen para el segundo cuatrimestre. La situación es todavía muy inestable. Tenemos que tomar las cosas un día a la vez. Oramos por una pacífica atmósfera política para el próximo año. Confiamos todo en la mano todopoderosa de Dios. Pedimos a todos en nuestras iglesias alrededor del mundo que no descuiden el orar por nosotros en Haití. Las oraciones de nuestros hermanos y hermanas de todas partes ya han producido fruto abundante, y alabamos y agradecemos a Dios por ellos.
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Dios trajo mi corazón a San Francisco por Richard Roberts
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e vine de Trinidad y Tobago a vivir a los Estados Unidos en 1975. Mi esposa Renee es de las Filipinas. Nos conocimos en Connecticut cuando ambos asistíamos a una escuela militar, y llevamos 28 años de casados. Hace ya bastante tiempo que dejamos el ejército y ahora trabajo para la Secretaría de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, soy jefe de ingeniería en sistemas en la Guardia Costera. En este momento vivimos en San Francisco, California. Nos mudamos aquí con el propósito de plantar una iglesia. No creo que esta haya sido idea mía. Más bien creo que Dios escogió esta ciudad para mí, y yo seguí lo que Él puso en mi corazón. Asistía a la congregación de Comunión Internacional de la Gracia (entonces llamada Iglesia de Dios Universal), y comencé a ver cómo algo más se necesitaba en nuestra área. Leí un artículo en la revista de nuestra iglesia acerca de la necesidad de comenzar nuevas congregaciones en nuestras comunidades. En 1997 nuestra iglesia participó en las cruzadas de Billy Graham en San Francisco y Oakland. Fue entonces que me di cuenta que estos nuevos creyentes necesitaban lugares donde congregarse para poder continuar aprendiendo de Jesús y creciendo en él. Las iglesias establecidas y tradicionales podían no tener lo que estas personas necesitaban. Ellos y ellas necesitaban un ambiente donde pudieran sentirse integrados y cómodos. Como Isaías, dije: ―¡Aquí estoy! ¡Envíame a mí! ¡Por favor, envíame!‖ (Isaías 5:8). Me iba a dormir pensando en eso. Despertaba pensando en eso. Era algo que tenía que hacer. No tenía experiencia en hacer nada parecido, pero decidí confiar en que Dios me daría lo que necesitara. Siempre
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me había gustado enseñar sobre Jesús a los nuevos cristianos y a los no-cristianos. Había tanto que quería compartir. Ahora, cuando la gente me pregunta qué se necesita para plantar una iglesia, yo les digo que lo más importante es amor. Amor por Dios y amor por los seres humanos. Jesús dijo: ―De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros‖ (Juan 13:35). Los seres humanos somos atraídos por el amor. El amor rompe barreras entre culturas e idiomas. Es una experiencia increíble el ver a un grupo tan diverso reunirse en la ciudad de San Francisco y orar juntos, cada persona en su idioma materno, leyendo juntos de diferentes traducciones de la Biblia, en comunión, comiendo y sirviendo a Dios juntos como un solo Cuerpo. El 5 de diciembre de 1998 tuvimos el primer servicio en nuestro hogar, al cual asistieron siete personas: mi esposa, nuestra hija adoptada, su esposo y su hija, y mis dos sobrinas. Los primeros años fueron difíciles. Había miembros de la Guardia Costera que asistían con nosotros, pero algunos de ellos fueron transferidos a otros lugares. En ocasiones solo asistíamos tres personas. Era entonces cuando yo recordaba la parábola de Jesús sobre ser fiel en lo poco. Supongo que sería más fácil el ser fiel en lo mucho, pero, ¿cómo podía ser fiel en lo poco con el mismo entusiasmo? Las palabras de Pablo a Timoteo: ―Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno‖ (2 Timoteo 4:2) me animaban. Las escrituras me daban energía y me mantenían en marcha, así que me levantaba y les predicaba a esas tres personas como si les estuviera predicando a vein-
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te. El día de hoy tenemos a 36 personas en la lista, con una asistencia regular de 25 a 30, y nuestra asistencia sigue aumentando. Sabemos que Dios la hará crecer de acuerdo a sus planes. Nuestra labor es bella, sin importar los números. Cuando nuestra congregación creció demasiado para reunirse en nuestro hogar, le pedimos sabiduría a Dios para encontrar un nuevo lugar donde reunirnos. Dios respondió a nuestras oraciones con un local comercial en una esquina, cerca de las rutas de autobuses urbanos, con acceso fácil a las autopistas, y a menos de un kilómetro de nuestro hogar. Nos reunimos cada domingo a las 11:30 de la mañana, luego comemos juntos, nos damos a conocer más los unos a los otros, platicamos acerca de la semana que acaba de pasar y nos animamos mutuamente. Nunca tenemos prisa por irnos a casa. A mi esposa y a mí nos encanta conocer personas de diferentes etnicidades y culturas. Queremos alcanzarlos a todos: ricos, pobres, mujeres, hombres, y de todas las culturas. Nuestro barrio es un lugar ideal para esto, y creemos que aquí es donde Dios quiere que estemos. Cuando se trata de levantar una iglesia, hemos aprendido que la gente responde mejor a una invitación simple y personal. Usted llega a conocer a las personas y, cuando el momento es el indicado, las invita a que vengan a la iglesia con usted. Es así de fácil. A lo largo de los años hemos distribuido muchos volantes en nuestra comunidad, pero todos nuestros nuevos miembros comenzaron a asistir como resultado de una invitación personal, no después de leer un volante. Si pudiera comenzar de nuevo, lo haría mucho antes, sin dudar. Yo sabía que ésta era la obra de Dios antes de que comenzara a hacer algo, pero de hecho había personas que me disuadían, quienes estoy seguro que tenían buenas intenciones. Pero si hubiera sabido lo que ahora sé, definitivamente comenzaría mucho antes de lo que lo hice. Por supuesto, el buscar a otros en amor no es algo
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que solamente sucede en las iglesias nuevas; esto puede suceder en cualquier iglesia. Pero hay una necesidad de nuevas iglesias en los lugares donde no las tenemos. Me di cuenta que el plantar una iglesia requiere trabajo arduo, y tiempo. Pero siempre he sentido que Dios está junto a mí, animándome, dándome tranquilidad, y llenándome de gozo mientras trabaja por medio de mí para abrir puertas y corazones humanos.
Recordaba la parábola que Jesús contó sobre el ser fiel en lo poco. Supongo que sería más fácil el ser fiel en lo mucho, pero, ¿cómo podía ser fiel en lo poco con el mismo entusiasmo? El verano de 1992 fui guiado a comenzar una iglesia en una base militar, después de que los capellanes se mostraron renuentes a conducir el culto regular. Tomé esa responsabilidad y dirigí un estudio bíblico durante la comida y un servicio de adoración cada tres meses mientras llevaba a cabo mi trabajo regular de apoyo a sistemas de cómputo. No sabía entonces que Dios me estaba preparando para plantar una iglesia dentro de nuestra denominación. El día de hoy, cuando Renee y yo vemos cómo nuevas personas llegan a experimentar por primera vez lo mucho que Dios las ama, nos renovamos en gozo, y sabemos que valió la pena cada obstáculo y dificultad que enfrentamos en esta jornada. Es tan emocionante el tener el privilegio de mostrarles a los nuevos creyentes lo que la Biblia en realidad dice sobre su vida y su futuro, y el observar como Dios las lleva a Él. Yo nunca hubiera experimentado ese gozo si no hubiera actuado sobre lo que Dios puso en mi corazón: el plantar un árbol en un lugar donde de verdad hace falta y disfrutar al verlo crecer. Eso es lo que hemos vivido al plantar una iglesia. Si alguna vez vienes a San Francisco, nos encantaría que nos visitaras y adoraras a Dios con nosotros. Pero aún si no vienes en persona, puedes disfrutar de nuestra página web en www.sfcf.org.
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AMOR Y MATRIMONIO
Vístanse de amor Colosenses 3:1-19 Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira (la mente) en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con El en gloria. Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas, en las cuales ustedes también anduvieron en otro tiempo cuando vivían en ellas. Pero ahora desechen también todo esto: ira, enojo, malicia, insultos, lenguaje ofensivo de su boca. Dejen de mentirse los unos a los otros, puesto que han desechado al viejo hombre con sus malos hábitos, y se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de Aquél que lo creó. En esta renovación no hay distinción entre Griego y Judío, circunciso e incircunciso, bárbaro (uno que no era Griego, ni por nacimiento ni por cultura), Escita, esclavo o libre, sino que Cristo (el Mesías) es todo, y en todos. Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (tolerancia); soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad (de la perfección). Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espiritua-
les, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre. Mujeres, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amen a sus mujeres y no sean ásperos con ellas.
Tu antiguo yo no era tan bueno como cónyuge como tu nuevo yo. Este pasaje nos desafía a dejar de lado los malos comportamientos que se interponen en el camino de un matrimonio saludable y vestirnos del carácter de Cristo. Aunque este pasaje lo hace ver tan fácil como ponerse un abrigo, léelo con tu pareja en voz alta y presten atención a ese comportamiento pecaminoso que es el más difícil para cada uno de dejar, y en la característica de santidad que es la más difícil de vestirse de ella. Confiesa a tu pareja las cosas en las que has fallado en vestirte del carácter de Cristo y pídele que te perdone. Oren juntos para que Dios les dé la determinación de vestirse de su carácter todos los días.
PREGUNTAS PREGUNTA: ¿Quiénes son los "144 mil" que se mencionan en el libro de Apocalipsis? RESPUESTA: En visión, Juan vio a 144 mil personas que fueron sellados con el nombre del Padre en sus frentes. ―Y oí el número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil de todas las tribus de Israel‖. (Apocalipsis 7:4). ―Luego miré, y apareció el Cordero. Estaba de pie sobre el monte Sión, en compañía de ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban
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escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre‖. (Apocalipsis 14:1). Este número (12 veces 12 veces mil) es smbólico, el grupo que Juan vio representa a todos los que son fieles, y el "sello" simboliza que cada creyente está seguro en las manos de Dios. Los fieles se describen como "vírgenes" (―Ellos se han mantenido tan puros como vírgenes‖ Apocalipsis 14:4), lo que denota fidelidad espiritual en el sentido de no alejarse de Dios.
Comunión Internacional de la Gracia
ASÍ SON LOS MIEMBROS
¡Calabazas, por George! Por George Denn
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o nunca había tenido aspiración alguna de escribir, y mucho menos cultivar calabazas pero, ya lo ven, aquí estoy haciendo ambas cosas.
Hace veinte años, yo luchaba por salir adelante en la granja de Minnesota donde nací y crecí. Las explotaciones familiares, tal y como yo las conocí, estaban cambiando rápidamente. Pero yo había sido agricultor toda mi vida y la verdad es que no tenía muchas ganas de dejar de serlo y de comenzar algo nuevo. Así que le pedí a Dios que, si era su voluntad, me podría ayudar a encontrar algo aquí mismo en Minnesota que me permitiera ganarme la vida y al mismo tiempo servirle. En esa época reconozco que también me encontraba luchando conmigo mismo. Aquel viaje me condujo a la Iglesia de Dios Universal el 17 de junio de 1995. Comencé un negocio cultivando y vendiendo heno bajo el lema, "¡Heno por George!‖ Entonces una idea comenzó a formarse. Si yo cortara algunos tallos de maíz y los atara en fardos, pensé que la gente los compraría para decoración de viviendas. Entonces compré una vieja agavilladora de maíz, una máquina que había sido usada a principios del siglo XX (1900) para cortar y atar los tallos de maíz en fardos. Pensé que si mi idea tenía éxito, entonces, de algún modo, tendría que producir masivamente los fardos, y esta máquina anticuada eran el único modo que tenía para hacerlo. Vendí nueve fardos de tallos de maíz el primer año por un importe de 45 dólares. Transcurridos un par de años, añadí balas de paja a los fardos de tallos de maíz y comprobé que transportándolos en mi viejo camión hasta la entrada de la granja, mis ventas aumentaban. Un día, por causalidad, estaba en la ciudad en un almacén de madera, cuando me encontré con un viejo amigo, Tony Foty. En el curso de nuestra conversación me enteré de que Tony estaba cultivando calabazas. Le dije a Tony que posiblemente me pondría en contacto con él el próximo otoño, porque pensé que las calabazas compaginarían bien con los fardos de paja y maíz. Cuando llamé a Tony el otoño siguiente, todo lo que le quedaba eran 41 calabazas. ¡Me las traje por $1 la pieza y las vendí por $2 cada una! ¡En dos días habían desaparecido todas! Tony y yo seguimos en contacto después de eso, y por la primavera Tony me dijo que su socio en el negocio de las calabazas le iba a abandonar. Le dije a Tony
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que yo tenía toda una granja donde probablemente se podrían plantar calabazas y, que si no le importaba que yo fuera su socio, a mi no me importaría intentar sembrar calabazas. En el año 2000 cultivamos cuatro hectáreas de calabazas. Durante el primer año que trabajamos juntos, tuve la oportunidad de compartir mi fe con Tony. El pudo comprobar de primera mano como Jesucristo había cambiado mi vida, hasta el punto de pedirme si le podría bautizar. Después de hablar con mi pastor acerca de ello, el día 4 de julio del 2000 bauticé a mi amigo Tony. La superficie sembrada de calabazas creció constantemente desde las cuatro hectáreas del primer año hasta las 60 hectáreas que hoy en día tengo plantadas. Y eso ya es suficiente; 60 hectáreas de calabazas dan un montón de trabajo y ¡yo ya no soy tan jovencito! Desde el inicio de la actividad de las calabazas, opté por vender bajo el sistema de la honradez. La gente elige sus calabazas y luego ponen el dinero en una caja de pago. Nadie les está vigilando para asegurarse de que si pagan o no o de que si pagan el precio correcto. Eso lo dejo a la honradez de mis clientes. La mayoría de las personas no consiguen entender como puedo manejar el negocio que tengo mediante el sistema de la honradez, pero les puedo asegurar que ahora que el año llega a su fin, ¡este parece que va a ser el mejor año de todos! Para mí, el punto culminante de todo esto de las calabazas son las personas, aquellos que han trabajado conmigo durante estos años y todos los que he conocido a través del negocio. Mi amigo y pastor, Doug Johannsen, me dijo: ―George, sin lugar a dudas has extendido un montón de alegría con estas calabazas.‖ ¡Desde entonces les digo a todos los que trabajan en la granja que están involucrados en el ministerio de la alegría! Así que supongo que difundir la alegría es mi ministerio, o mejor dicho, el ministerio de Dios con el cual me bendijo en dirigir. El asunto de las calabazas Un momento culminante de cada año es la recaudación de fondos para nuestro campamento de invierno de Comunión Internacional de la Gracia patrocinado por el distrito, llamado ―SnowBlast‖ (Gozando en la Nieve). El asunto de las calabazas está ya en su sexto año y ha crecido hasta el punto de tener que celebrarlo durante dos fines de semanas alternativos. Muchas personas viajan por más de seis horas con tal de estar ahí. Este año pudimos recaudar $2,500 para el ―SnowBlast.‖ Todo esto va más allá de solo recoger calabazas. Redunda mucho en el compañerismo, y eso para mí es la parte más importante. He de reconocer que Dios está usando este asunto de las calabazas para cosas venideras mucho más grandes. Al igual que una vid de calabaza extendida, ¡nunca sabes real-
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mente hasta donde puede llegar! Cada año alguna cosa interesante aparece en las cajas de pago y este no fue ninguna excepción. Justo la otra noche me encontré esta nota en la caja de pago de mi terreno de Lago del Águila. Me imagino que es de una madre joven, pues escribe a continuación: ―Siento muchísimo no tener dinero para poder pagar las dos calabazas. Tengo dos niñas pequeñas que quieren una, y han tenido una vida muy difícil. Solo quiero ver una sonrisa en sus caras, y si unas calabazas pueden conseguirlo, entonces estoy dispuesta a pagar por ellas de cualquiera manera en el futuro. Siento no tener el dinero para pagarlas. No soy una ladrona. En otras circunstancias no haría esto ya que si hubiese tenido el dinero las habría pagado.‖ Esa fue probablemente la carta más conmovedora que había recibido en las cajas. Me alegro de que se llevase las calabazas. ¡Siempre he dicho que si las personas están en necesidad solo deseo que se sirvan a si mismos! También oré por ella y sus dos hijas para que Dios las colmase de bendiciones. Son cartas como esta, cartas sencillas expresando gratitud por unas grandes calabazas color naranja, que me animan a seguir haciendo lo que hago. Eso junto con la alegría de observar las caras sonrientes, de jóvenes y de mayores, de ver a todas aquellas familias, cerca de dos mil a estas alturas, ahí en medio de las calabazas tomando fotos, divirtiéndose y pasándoselo en grande todos juntos. ¡Realmente puedo ver a nuestro Dios trino interviniendo en todo esto! Y tengo la certeza de que por el momento, Dios me ha puesto ahí donde el quiere que yo esté. Supongo que, hasta que Él me quiera mover a cualquier otro lugar, aquí es donde me quedaré. ¡Así que a Dios sea la gloria!
George Denn ha escrito dos libros sobre sus aventuras con las calabazas y los campamentos juveniles: ¡Eh por George! y ¡Eh por George II! Publicados por Xulon Press
Comunión Internacional de la Gracia
EL TURNO DE TAMMY
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por Tammy Tkach
Él nos conoce bien
reo que conozco bastante bien a mi hija. Pasamos mucho tiempo juntas y disfrutamos mutuamente de nuestra compañía. Cuando le digo que la entiendo, ella replica diciendo: ‖Tu no me conoces tan bien como te crees‖. A lo que yo le digo que sí la conozco muy bien porque yo soy su madre. Pero tal vez tenga razón. A menudo juzgamos a los demás basándonos en lo bien que creemos conocerlos, con lo cual no dejamos lugar para el crecimiento y el cambio. Situamos a las personas en cajas con lados y esquinas bien definidas. Y con Dios hacemos lo mismo. Del mismo modo con que solemos tratar a las personas de acuerdo a nuestras expectativas de cómo pensamos que van a actuar, así tratamos a Dios con la complacencia que viene de pensar que sabemos cómo Él va a responder a la oración, cómo se ocupa de la gente y cómo piensa. Tenemos la tendencia de convertirlo a nuestra propia imagen, imaginando que es como nosotros. Nosotros no conocemos a Dios tan bien, y está bien que sea así. Como escribió el rey David en el Salmo 139: ―Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí‖. Nuestras mentes se sobrecargarían. Dios, en su infinita gloria y poder, va mucho más allá de nuestra capacidad de comprender. Y es por eso que Jesús vino. Jesús es uno de nosotros, y al mismo tiempo es la revelación perfecta del Padre. Podemos relacionarnos y entender a Jesús, y lo que sabemos de él es que nos ama y nunca nos dejará, lo que significa que el Padre nos ama y tampoco nos abandonará. El Espíritu Santo nos da testimonio de ello en lo más profundo de nuestros corazones y mentes. No podemos saber todo acerca de Dios, pero de lo único que si podemos estar segu-
ros es de que él nos ama. Y aun cuando no conozcamos a Dios muy bien, lo que si es cierto es que él nos conoce perfectamente. El nos conoce en los lugares más secretos e íntimos que nadie más puede ver. Él sabe por qué cada uno actúa de forma única. ¿Te pone esto nervioso? No debería, al fin y al cabo, Dios no es como nosotros. Él es como Jesús. A veces, nosotros damos la espalda a las personas cuanto más llegamos a conocerlos, cosa que él nunca hace. Todos queremos ser comprendidos, ser escuchados y hacernos notar. Supongo que por eso tantas personas tienen su propio blog en internet. Todo el mundo tiene algo que decir, aunque nadie le escuche. Pero comunicarse atraves del blog nunca sustituye a la comunicación cara a cara. Uno puede tener el blog más visitado en Internet y ser una persona solitaria e incomprendida. Jesús nos hace uno con él, conduciéndonos a la comunicación eterna del amor que comparte con el Padre y el Espíritu. En él somos escuchados, entendidos, conocidos y nuestra presencia hecha notar. Solo Dios Padre, Hijo y Espíritu – puede profundizar en nuestros corazones y conocer todos nuestros pensamientos. Y nos ama a pesar de lo que ve. Cuando el mundo parece frio e impersonal y me siento sola e incomprendida, me consuelo sabiendo que alguien me conoce bien.
Tammy Tkach vive en California. Ella viaja regularmente como oradora en conferencias, y visitando las congregaciones de la Comunión Internacional de la Gracia por todo el mundo con su esposo, el Pastor General Josehp Tkack.
PREGUNTAS PREGUNTA: ¿Quiénes son los "dos testigos" en Apocalipsis 11? RESPUESTA: A lo largo de la historia de la iglesia, los comentaristas han interpretado los dos testigos de Apocalipsis 11 de varias maneras, incluso como dos personas reales que profetizan antes del regreso de Jesús. Figuras similares de Zacarías 4 los describen como siervos de Dios.También pueden ser simbólicamente modelados como Moisés y Elías,quienes exhibieron poderes similares históricamente.
bra de Dios y por haber sido fieles en su testimonio." (Apocalipsis 6:9). Lo mismo puede decirse de los dos testigos, queson martirizados por su testimonio (―Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará.‖ Apocalipsis 11:7). En este sentido, los dos testigos son símbolo del testimonio de toda la Iglesia. Su invulnerabilidad hasta el tiempo señalado para su muerte, resurrección y reivindicación denota el triunfo final del evangelio sobre todos los obstáculos.
Apocalipsis figura a la iglesia como una iglesia mártir. Son las almas bajo el altar, representando a la iglesia, quienes murieron "como mártires por causa de la pala-
En esta columna, Odisea Cristiana responde preguntas bíblicas cortas y de interés general. Puedes enviar tus preguntas por correo electrónico a comunion.gracia@gmail.com
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EL DIOS SORPRENDENTE
Por qué ya no creo en
La aniquilación eterna por Jonathan Stepp
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or muchos años creí que el destino final de aquellos que no confiaran en Jesús sería la aniquilación eterna. No podía creer que un Padre amoroso pudiera permitir que ningun ser humano experimentara los tormentos del infierno para siempre. Creía que simplemente los destruiría para siempre, que los aniquilaría. Ésta no es la creencia de la mayoría de los cristianos, nunca lo ha sido, pero en algunos círculos la aniquilación eterna es una creencia común. Pero cambié de opinión cuando tuve un mejor entendimiento de quién es Jesús como el Hijo de Dios en unión con la humanidad. La humanidad entera, y la creación entera, están unidas al Hijo de Dios. El Padre nos creó por medio del Hijo, él mantiene nuestra existencia; vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser en él. ―El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas‖.Hebreos 1:3. ―Puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos‖. Hechos 17:28. Aún más, el Hijo de Dios se convirtió en carne y sangre, encarnó y vive en cada parte de la humanidad, sin importar que tenebrosa o pecaminosa ésta sea. ―Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad‖. Juan 1:14. ―Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios‖. 2 Corintios 5:21. ―He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí‖. Gálatas 2:20. Así que, si el Padre aniquilara a
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un ser humano tendría que deshacer la creación y la encarnación. Tendría que hacer que Jesús retirara su presencia de una persona creada y dejara de vivir en tal persona por medio de su encarnación. Sin embargo, esto es imposible, ya que el Padre no miente. Cuando él hace un pacto con la humanidad, lo guarda, aún cuando nosotros lo quebrantemos. En Jesús, el Padre, Hijo y Espíritu Santo nos han prometido ser Dios con Nosotros, nunca dejarnos ni abandonarnos, y adoptarnos dentro de su vida para siempre. Esto nos trae a la mente el temor de que haya seres humanos que sufran eternamente. 1 Corintios 15:22 nos dice que, en Cristo, todos serán resucitados. ―Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir‖. Así que todos los seres humanos vivirán para siempre en el cuerpo incorruptible, no perecedero de la resurrección. Pero las escrituras no nos prometen que todos serán felices después de eso. Algunos se sentirán para siempre miserables por ser los hijos del Padre en Cristo. Sin embargo, aún cuando esto nos cause temor, la resurrección de toda la humanidad en Cristo también incluye el potencial glorioso de que todos vivan para siempre para poder arrepentirse. Si usted existe para siempre y nunca es aniquilado entonces siempre existirá la posibilidad de que usted cambie de opinión y comience a sentirse feliz de ser un hijo de Dios. Como padre, esto es algo que puedo entender. Aún cuando mis hijos me puedan llegar a odiar, dejen de hablarme, y vivan una vida de sufrimiento, ¡yo nunca mataría a alguno de ellos! Yo, como el Padre de la parábola del hijo pródigo, siempre estaría esperándolo y orando por su arrepentimiento.
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La vieja iglesia de mi abuelita por Bill Hall
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uando viajamos fuera del continente americano, la definición de ―viejo‖ toma un significado totalmente diferente. En la parte del oeste canadiense donde vivo, cuando encuentras un edificio que fue construido hace más de cien años, puedes decir que tal edificio es ―viejo‖. No es así en Inglaterra, donde ―viejo‖ puede referirse a estructuras construidas hace más de mil años. Recientemente estuve en Inglaterra y tuve la oportunidad de visitar la aldea de Shurdington cerca de la ciudad de Cheltenham. Shurdington fue el hogar de mi abuelita Evelyn antes que ella emigrara a Canadá alrededor del año 1900. Fue tan emocionante para mí el caminar por la misma vereda donde ella caminó cuando era niña. De hecho, tuve la oportunidad de visitar la casita en Primrose donde ella nació y creció. Pero quizás el evento más destacado durante mi visita ocurrió dentro de la iglesia de la aldea donde mi abuelita asistía cuando era niña, la misma iglesia a la que asisten mis familiares ingleses hoy en día. Uno puede ver como las cosas no han cambiado mucho en la iglesia de San Pablo en Shurdington desde los tiempos de mi abuelita. La iglesia fue construida durante el siglo XIII sobre los cimientos de otra iglesia que a su vez fue construida alrededor del año 900. Mientras me mostraba su interior, mi primo señaló una placa cerca de la entrada, la cual nombra a todos los pastores de la iglesia desde su fundación hasta el día de hoy. Apenas puedo imaginarme a alguien comentando: ―¿Recuerdas al Reverendo Smith? ¡Sus sermones eran bastante aburridos en 1493!‖
La iglesia de San Pablo. Shurdington, Gloucestershire, Inglaterra.
Fue conmovedor el sentarme en la misma banca donde mis antepasados pudieron haberse sentado cualquier domingo por la mañana o durante la misa vespertina. Esto me llevó a preguntarme sobre aquellos que vinieron antes de mí, cuyos cuerpos están ahora sepultados en las tumbas alrededor de la iglesia. ¿Qué tipo de vida llevaron estos creyentes? ¿Qué tipo de esperanzas tuvieron para sus familias? ¿Cuántos amigos tuvieron? ¿Qué tipo de trabajo hacían? ¿Hasta qué edad vivieron? Y lo más importante: ¿cómo se relacionaban con Dios y cómo era su vida de fe en Él? ¡Si tan sólo estas paredes de piedra pudieran hablar, estoy seguro que revelarían detalles tan interesantes sobre la historia de mi familia!
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Aunque como cristianos tenemos una relación personal con Dios, todos pertenecemos a la comunidad de fe a la cual Jesús nos ha traído. ―En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes‖ (Juan 14:20). Ninguno de nosotros está nunca solo; somos uno con Dios y somos uno los unos con los otros (Juan 17:22-23). La comunidad de fe a la cual hemos sido integrados es mucho más grande que la congregación donde nos reunimos. Tal comunidad, además de ser global, también se expande a lo largo de las arenas del tiempo. El estar en la iglesia de mi abuelita esa mañana me recordó las palabras que se encuentran en el libro de Hebreos: ―Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del POR EL AMOR DE DIOS
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pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios‖ (Hebreos 12:12). Se nos ha dado la bienvenida a la comunión de fe eterna creada por el gran Dios de amor; hemos sido incluidos en la gran nube de testigos del gozo eterno al ser parte del único Cuerpo de Cristo formado por el Espíritu Santo. Estamos unidos por la misma fe con todos aquellos que han pasado antes de nosotros, quienes son parte de nosotros hoy en día, y quienes estarán juntos con nosotros para siempre y por toda la eternidad.
por Rick Shallenberger
La teología del vaso medio lleno
ú conoces el viejo proverbio de ver el mismo vaso ya sea medio vacío o medio lleno. La idea es que si eres optimista, verás un vaso medio lleno, pero si eres pesimista, verás un vaso medio vacío. Yo tiendo a ser el tipo de persona que ve un vaso medio lleno. Pero no siempre fui de esta manera, especialmente cuando se trataba de mi vida espiritual. Cuando era más joven, me inclinaba a ver mi vida con Dios como un vaso medio vacío. No importaba lo que hiciera, o que tan bueno intentaba ser, nada era suficiente. Siempre me sentía condenado ya que sabía que era un pecador. Mi perspectiva era simple: Dios era bueno y santo; los seres humanos éramos malos. Memoricé unas cuantas escrituras que me recordaban que nadie es bueno, que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, que el corazón humano es desesperadamente malvado, etcétera. Estos versículos, separados del resto de la Biblia, formaban mi razonamiento sobre Dios, sobre Jesús, y sobre mí mismo. Yo creía que, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, Dios Padre le había dado la espalda a la humanidad, y que el Hijo había tenido que renunciar a su igualdad con el Padre para restituir esa relación. Jesús vino a la tierra y vivió una vida perfecta, solamente para morir en una cruz y así pagar la condena de mis pecados. Sabía que lo único que yo podía hacer era pasar el resto de mi vida haciendo el bien y que nunca podría pagarle a Jesús por el sacrificio que hizo por mí.
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Mi enfoque del vaso medio vacío me mantenía centrado en la penosa situación humana: el fracaso de la humanidad. De pronto un día, mientras leía el libro de Romanos, Dios comenzó a abrir mis ojos a su amor y su gracia. Comencé entonces a ver el vaso medio lleno, no medio vacío. Por primera vez vi que la Biblia se enfoca en la salvación, la redención y la liberación, no en el pecado y la debilidad. Los grandes temas de la Biblia no se centran en la debilidad humana, sino en el amor y fidelidad inmutables de Dios para redimir y liberar. Dios quitó mi mente y mi enfoque de mí mismo y los puso en Cristo. El vaso entonces se convirtió en un vaso medio lleno cuando comencé a ver lo que Cristo me había dado: perdón, aceptación, amor, adopción e inclusión. Ver a Cristo en el centro de todo incrementó mi fe en el Dios que nos da la dádiva de la salvación simplemente porque nos ama. Mi vaso bíblico, teológico y espiritual ahora está medio lleno. Como pastor, me regocijo cuando veo cómo los vasos de otras personas se convierten en vasos medio llenos cuando comienzan a ver cómo la palabra de Dios no es condenación sino una constante afirmación de su amor, aceptación e inclusión. Con la certidumbre de la fidelidad de Dios hacia nosotros demostrada por Cristo, testificada en las escrituras, y administrada por el Espíritu Santo, ¡ansío el día cuando el Cristo ascendido reaparezca, y entonces todos finalmente veremos nuestros vasos ya no como vasos medio vacíos o medio llenos, sino totalmente llenos!
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