Reflexiones sobre arquitectura
Carme Pinós
Rogelio Ruiz Fernández, dr. arquitecto
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Solo me interesa lo que es original, “original” en el sentido de origen, de refundación, de empezar de nuevo, de remontarse a la fuente, lo que implica la existencia de algo incontrovertible. Carme Pinós1
Todo nos imprime huella, me la imagino de niña acompañando a su padre, el doctor Pinós, al Hospital de Sant Pau, de Domènech i Montaner, donde trabajaba, y ella mirando hacia las bóvedas cerámicas cogiéndole de la mano. Dibujando otros días, quizá. ¡Cuántas cosas ofrece Barcelona para que empiece a volar una cabeza! Vería en su camino la Sagrada Familia y también, cómo no, las escuelas con aquel techo que abandonaba la rigidez de la caja de zapatos, que se ondulaba con superficies regladas (hechas con reglas), que atadas por la geometría escapaban a la propia frialdad de la matemática que paradójicamente las dictaba... Me la imagino también en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, viendo los muros cerámicos de Coderch hacerse blandos, curvos, agitar el espacio... La vislumbro trabajando en el estudio de Lluís Nadal. Me la imagino, es más, la veo en fotos, paseando con los Smithson, viendo seguro en Oxford el College de Santa Hilda... Para los que hicimos la carrera en los noventa, el cementerio de Igualada (Miralles-Pinós, 1982-1991) que visité emocionado con mi padre fue un revulsivo, un catalizador que desató multitud de seguidores. Yo estudiaba en Valencia y Enric vino varias veces a exponer la obra del estudio Miralles-Pinós e incluso llevaba algunos finales de carrera en nuestra Escuela. Era arrollador y así proyectos en los que colaboró en el estudio de Piñón y Viaplana aparecían en sus libros como suyos (me refiero al de la italiana Electa, donde, si no leías los pequeños créditos al principio, no existía nadie más que Enric). Del mismo modo explicaba aquellas maravillosas obras, el instituto La Llauna que visité, los umbráculos de Paret del Vallés, el Círculo de Lectores de Madrid (¡qué desafortunada decisión haberlo demolido!), el Tiro con Arco para la Barcelona ´92, la obra de Morella (Premio Nacional de Arquitectura 1995) y el gigante de Hockney. Hacía como si su enorme cuerpo, también gigante, estuviera tirando de aquellos cables del pabellón de Huesca que tantos problemas le dieron... Parace que el nombre que aparecía para recibir las críticas solo era el de Miralles: poco después del derrumbe, al terminarse el proyecto del pabellón deportivo de Alicante, un crítico de arquitectura en un artículo demoledor, página completa en periódico nacional en Enero del 1994, solo hablaba de él y decía
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4 1. Carme Pinós, Gijón, septiembre 2019. 2. Capilla Cementerio Igualada en construcción (foto LeonL,CC).
3-4. Tiro con Arco, Enric Miralles & Carme Pinós, Barcelona 1991 (fotos Judith Casas).